MÉXICO HACE CIEN AÑOS
Y
MÉXICO HOY
La pandemia que
atravesamos nos ha llevado a tomar nuevas medidas de comportamiento, tanto
entre los ciudadanos como en nuestra dinámica de habitar la Ciudad de México. Si bien es cierto que aún no todas
las actividades están operando, ninguna de las que sí han reabierto está
funcionando como se hacía antes de la Covid-19.
La nostalgia nos llevó a rescatar una publicación de
1906 del semanario El Mundo Ilustrado, donde destaca la crónica de un día en la
vida de un capitalino, en una ciudad muy distante a la que
hoy conocemos, donde aún transitaban los tranvías, se escuchaba la llegada del
ferrocarril en Buenavista y los citadinos acaudalados hacían recorridos en los
denominados “paseos” a bordo de sus transportes particulares.
En ese entonces se
decía que la ciudad tenía más de “100 máscaras” para conocerla, la crónica nos
regala detalladas narraciones de quienes practicaban los oficios de primera
necesidad y su relación con sus clientes:
“Esas máscaras, las horas del día y de
la noche, en las cuales se condensan los varios episodios de su vida arrancados
a la zona de vuestras costumbres y de vuestras ocupaciones habituales y,
manejando un automóvil que por rápido pueda burlar el
tiempo y la distancia, cruzar calles y avenidas, jardines y plazuelas y así
tendréis en un gigante cinematógrafo a la ciudad toda; sentir el latido de su vitalidad
intensa y veréis en la cara de las horas de su vida un rastro móvil y fugitivo,
pero intenso y lleno de expresión”.
El autor, cuyo nombre no aparece en la
crónica, escribió que desde antes de que amaneciera, ya había personas en las
calles que empezaban a darle vitalidad a la “gran y moderna ciudad”, se encontraban con aquellos que
salían de un espectáculo o sitio de entretenimiento.
La gente
transitaba teniendo como fondo sonido de las campanas de las iglesias, el periodista
decía que cada hora del día estaba marcada por el estrato social de quienes
andaban por la calle.
http://www.mexicomaxico.org/zocalo/zocaloEV.htm
Foto: Facebook de la Autoridad del Centro
Histórico.
Madrugar en los
mercados
https://mxcity.mx/2018/01/como-era-la-ciudad-de-mexico-de-los-anos-20-fotos/
Los mercados estaban entre los establecimientos que
abrían sus puertas muy temprano, en palabras del autor gozaban de una “energía
robusta y colectiva” imposible de encontrar en otros sitios; ahí los gendarmes apagaban sus linternas para
después perderse entre olores de la comida y los animales que solían estar al
interior.
Los insumos llegaban desde las milpas al oriente y sur de la capital, a través de los canales; los trenes traían mariscos de las
costas e iban dejando a su paso el aroma característico de los productos del
mar. Todos estos colores, texturas y olores se combinaban con el de los puestos
de flores.
La energía aquí
descrita sigue siendo una característica de los más de 300 mercados
capitalinos, que si bien no todos abren por la madrugada, en la gran mayoría
hay un ambiente de camaradería.
El tráfico de
carruajes y tranvías de mulitas
El cronista anónimo explica cómo era el
encuentro entre peatones, carruajes, tranvías y trenes: los primeros chocaban entre ellos
por la necesidad de llegar temprano para abordar sus medios de transporte.
La zona de Buenavista en la actualidad es un entronque entre peatones,
el Tren Suburbano, el Metro, las líneas de Metrobús, algunas rutas de
transporte concesionado y automóviles personales. Archivo EL UNIVERSAL.
La central termoeléctrica de Nonoalco en una postal de los años 20.
Este complejo fue construido a finales del siglo XIX, y el edificio principal
aún existe frente a la calle de Aldama, en la colonia Buenavista; con el
proyecto de la Biblioteca Vasconcelos fue adaptado como invernadero. Colección
Villasana-Torres.
Los paseos
Al momento de hablar de parques, el
autor se refería a los grandes “paseos” haciendo hincapié especial en Chapultepec, con sus frondosos ahuehuetes, donde
se practicaban deportes como tenis, baseball o polo.
Mientras tanto, en la Alameda se podían distinguir parejas,
padres y madres que llevaban a sus hijos a la escuela; hombres y mujeres en su
camino hacia talleres, oficinas y escuelas; por las mañanas era silenciosa pero
por las tardes se llenaba de vida a la salida escolar al término de la jornada
laboral.
El Kiosco Morisco alrededor de 1900, cuando se encontraba en la Alameda
Central, donde ahora está el Hemiciclo a Juárez. Esta estructura fue creada por
José Ramón Ibarrola para una Exposición Universal de Nueva Orleans. En la
actualidad en este sitio se encuentra el Hemiciclo a Juárez. Foto: INAH.
Según el escritor, para el entretenimiento del citadino estaba el Teatro Arbeu y para contemplar la belleza
total de la capital mexicana recomendaba caminar por la avenida Juárez o el Palacio Nacional con destino al Alcázar de
Chapultepec, "el bosque secular y legendario que en un principio fue sitio
de recreo de los emperadores aztecas, luego de los cacomixtles, y por fin, de
toda la gente de buen gusto, es el único lugar hermoso de México".
En tanto, el actual Paseo de la Reforma era la avenida de la modernidad
capitalina, con hoteles y residencias menos "depresivas que las
coloniales", llena de carruajes que tenían como punto final un hermoso
lago debajo del Castillo, donde se podía disfrutar de un paseo en lancha
mientras se escuchaba música o una buena conversación.
https://carteldeventurita.wordpress.com/2011/06/02/el-duque-y-su-novia/
Los jóvenes conservadores de los años 20
pasaban sus tardes en Chapultepec. Se paseaban por
los jardines con cierto aire burgues. Las parejas católicas se sentaban en las
bancas a hablar mientras sus familias organizaban días de campo y
hablan con nostalgia de Don Porfirio. En tanto, los jóvenes intelectuales iban
en las tardes a una librería en el Alameda; hablaban
de filosofía, de literatura y de la Revolución Rusa. En las noches
estos rebeldes, escuchaban Jazz en la Juárez, y cuando la madrugada llegaba
bailaban Charleston.
En nuestra visita por la Alameda Central, se pudo constatar que el disfrute
del parque sigue siendo del gusto de los capitalinos; sin embargo, no todos los
que se encontraban ahí practicaron el uso del cubrebocas.
https://mxcity.mx/2018/01/como-era-la-ciudad-de-mexico-de-los-anos-20-fotos/
Los ricos se la pasaban en el Autódromo
en la Condesa apostando. Los de menos recursos iban a
las carpas a ver a los actores del momento mofarse de la
vida política de México. Los más tímidos se la vivían en los cines –recién
inaugurados–, iban a ver películas del cine mudo. Los padres de familia ponían
hora de llegada a las “señoritas” y los más ancianos decían que todo se estaba
pervirtiendo.
Era común ver en las calles a los adolescentes
vendiendo periódicos. Estos pubertos, con
gorra y barros, fueron los encargados de anunciarle a los mexicanos que
Plutarco Elías Calles había llegado a la presidencia. Ellos gritaron frente al
Ángel los pormenores de la Guerra Cristera y les anunciaron a los mexicanos: la
crisis de 1929 y la llegada de Hittler.
Peinadoras, boleros y choferes, los
oficios destacados
Entre los oficios que destacaban en esa
época, según la misma crónica, estaban las peinadoras, los boleros, los
choferes, obreros, soldados o "papeleros" (hoy en día los conocemos como voceadores), observados desde las oficinas
de El Imparcial, donde recogían el periódico para
vender.
Una vez con los diarios en sus manos,
los papeleros se dispersaban por las calles y así empezaba el pregón de las noticias.
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia:166617
Trabajadores de limpia de inicios del siglo XX y
XXI. Para protegerse por la pandemia, el trabajador actual debe de portar
cubrebocas y careta. Foto: EL UNIVERSAL.
En El Mundo Ilustrado se observa a
una vendedora de
jaletinas, palabra que se
sigue utilizando, especialmente por adultos mayores, para referirse a quienes
venden gelatinas; para el autor, la presencia del "jaletinero" y del vendedor de hojas de naranjo, marcaban el inicio de un nuevo día.
Según el escritor,
el primero guardaba en su pequeña vitrina “la panacea para los estómagos
virtualizados por el alcohol", mientras que la mesa del segundo se
convertía en el punto de encuentro de todos los veladores que habían terminado
su turno a las cinco de la mañana.
https://mediateca.inah.gob.mx/islandora_74/islandora/object/fotografia:177323
En la crónica de El Mundo Ilustrado se
hizo una mención sobre los puestos ambulantes que complementaban la comida del trabajador o
persona que estuviera en las calles; los puestos ambulantes de comida siguen
siendo parte del día a día de la Ciudad de México.
https://www.excelsior.com.mx/nacional/todo-lo-que-debes-saber-sobre-los-carteros-en-su-dia/1277814
https://www.sinembargo.mx/15-11-2014/1166295
“La ciudad se aletarga en esta división
soporosa de la mañana y de la tarde. Las calles son de los desorbitados, de los
retardados que en el ‘bar’ han olvidado que hay que comer, de los papeleros
errantes, del cartero afanoso, del gendarme inmóvil”.
A cierta hora se mezclaban todas las
etapas de la capital: entre las 11 y las 12 de la mañana las iglesias tocaban
sus campanas para llamar a la misa en iglesias con un aspecto interior un tanto
teatralizado, ya que había muy poca iluminación, además del aroma envolvente
del incienso y de la cera de los cirios. Afuera, en las calles todo se movía a
la velocidad del moderno automóvil.
La ciudad hoy y la “nueva normalidad”
En un recorrido por algunas calles del
Centro Histórico preguntamos a los transeúntes qué es lo que más extrañan de
las calles de la ciudad, antes de que comenzara la pandemia de la Covid-19. Algunos mencionaron que ya están
haciendo sus actividades normales y procuran tener todos los cuidados
necesarios para evitar contagiarse; sin embargo, el miedo persiste.
Un joven que iba saliendo del Museo
Nacional de Arte dijo que para él visitar este recinto fue otra experiencia,
pues todo es sumamente cuidadoso y ya no se notan las aglomeraciones al
interior de las salas: “me atrevería a decir que hasta me gustó más de esta
forma, con espacio para ver las cosas a detalle, aunque claro que me gustaría
que no existiera el virus”.
Una mujer de nombre Laura Ruiz comentó que extraña salir “sin miedo” a “hacer
algo”, por ejemplo, comer a un restaurante, dar la vuelta en un parque o
comprar algo en el centro comercial: “hasta ir al súper, ¿sabes? Los primeros
meses me las tuve que ingeniar y solicitar apoyo para que alguien me echara la
mano cuidando de mi hija para ir rápido al súper que me queda a dos cuadras de
mi casa, porque nunca me han dejado pasar con ella”.
“Las compras espontáneas
se tuvieron que ir de mi lista. Ahorita las cosas están muy limitadas y pues
hay nuevas dinámicas que tenemos que cumplir y que mucha gente parece no querer
adoptar… Creo que más que nada, se extraña la libertad de elegir en qué momento
quieres salir y no tenerlo todo planificado”, detalló.
Un grupo de amigos
dijo que extrañan salir de fiesta e incluso ir a la oficina, porque en sus
tiempos de comida aprovechaban para salir a caminar o comer.
Aún con ello, en la Alameda se siguen viendo a las parejas
platicando o bailando, grupos de familias disfrutando de las fuentes mientras
comen alguna botana o nieve de los carritos que hay sobre los pasillos del
parque más antiguo de América.
Así lucían
las calles de la ciudad durante los primeros meses del confinamiento, en las
que “las miles de personas y automóviles que estábamos acostumbrados a ver han
"desaparecido"”. Archivo EL UNIVERSAL.
Imágenes cotidianas de la “Nueva Normalidad” de la Ciudad de México en
semáforo epidemiológico naranja. Archivo EL UNIVERSAL.
https://planeteando.org/2020/03/31/el-ozono-en-la-region-mas-transparente-durante-la-cuarentena/
https://mxcity.mx/2018/03/por-que-la-semana-santa-es-la-mejor-epoca-en-la-ciudad-de-mexico/
La fotografía principal muestra una escena de la vida cotidiana en el
Zócalo alrededor de 1897. A la derecha destaca la terminal del tranvía, con un
par de unidades de tracción animal; el servicio eléctrico llegaría hasta 1900.
La plaza aún lucía arbolada, en el fondo se observa la Catedral. Colección
Southern Methodist University.
https://mxcity.mx/2018/01/como-era-la-ciudad-de-mexico-de-los-anos-20-fotos/
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia:166617
https://carteldeventurita.wordpress.com/2011/06/02/el-duque-y-su-novia/
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