domingo, 28 de noviembre de 2021

 

Historia del Tabaco

En esta sección de tabacopedia, vamos a hablar de la historia del tabaco y del origen del tabaco.

Los primeros europeos que llegaron a América observaron que los indígenas fumaban unas hojas de tabaco secas, y llevaron esta práctica a Europa a mediados del siglo XVI.

 

LA PLANTA DEL TABACO, ORIGEN DEL TABACO | HISTORIA DEL TABACO

El tabaco o planta del tabaco pertenece a la familia de las solanáceas y al género Nicotiana como se describe en la sección de TEMÁTICAS / BOTÁNICA.

La planta del tabaco ha mantenido siempre una estrecha relación con el desarrollo de la humanidad y se sabe que por lo menos se cosechaban dos especies diferentes de tabaco en el Nuevo Continente, una era la Nicotiana Rústica (América del Norte), un tabaco cuya hoja tenía un alto contenido de nicotina y que por ser muy amarga era fumada en pipa para fumar y también mezclada con otras hierbas, la otra variedad, la Nicotiana Tabacum (América Central y del Sur), era mucho más suave. 

Esta última en concreto, la  Nicotiana Tabacum, parece tener su origen en las tierras de la cultura maya sobre el año 2000 a.C. abarcando Guatemala, Honduras y los estados mexicanos de Chiapas, Campeche y Yucatán; estos pueblos eran grandes marinos y comerciaban por todo el Golfo de México y las islas del Caribe. Esto hace pensar que todas estas islas tengan en común el tabaco de México, lo que denominaban los mayas como "CIKAR" que en maya significa FUMAR. Fue en estos viajes como llegó a Cuba, donde lo denominaban los aborígenes "COHIBA".


El Fumador, sacerdote maya fumando y Talla sacerdote fumando (Templo de Palenque en México) | Origen del tabaco  

De la Nicotiana Rústica, otro de los nombres científicos del tabaco, se tienen pruebas de su utilización desde antiguo, ya que arqueólogos en Marana y el Valle de Santa Cruz (Arizona, EE.UU) han encontrado importantes piezas arqueológicas recuperadas en el yacimiento de LAS CAPAS entre las que hallaron pipas de piedra que aún contienen residuos de tabaco. 

Pipa de piedra (yacimiento de LAS CAPAS, Arizona. EEUU) | Origen del tabaco


Ceremonia de la pipa (indios América del norte) | Origen del tabaco

Dentro de la historia del tabaco, hay que comentar que el hombre fumaba tabaco, como hemos visto, desde mucho antes del descubrimiento de América. Desde hace mucho tiempo, el tabaco era utilizado en rituales religiosos y se le concedían poderes mágicos en el continente americano. La primera descripción completa que se realiza de la planta del tabaco fue en 1535 por Gonzalo Fernández de Oviedo, que era en ese momento el gobernador de Santo Domingo (La Española), en su Historia General y Natural de la Indias, si bien el médico sevillano Nicolás Monardes fue quien divulgó las propiedades curativas del tabaco en su obra "La Historia Medicinal" de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales (1565-1574), editada en Sevilla en 1580. Encabezando la segunda parte de esta obra, Nicolás Monardes hace una rigurosa descripción botánica de la planta del tabaco y aporta el primer grabado conocido sobre la planta del tabaco. 


Grabado que muestra a Nicolás Monardes y libro de Monardes con ilustración sobre tabaco | Origen del tabaco

Sigamos hablando de la interesante historia del tabaco. Francisco Hernández de Bóncalo, médico de la corte de Felipe II, fue enviado para estudiar las distintas plantas de tabaco del Nuevo Mundo y especialmente las que tenían carácter medicinal o con propiedades terapéuticas. Hernández de Bóncalo permanece allí desde 1570 a 1577 y escribe un buen número de volúmenes (posiblemente 17) que se pierden al ser devorados por las llamas en el incendio del Monasterio del Escorial en 1671. Solamente conocemos parte de su obra gracias a dos obras providenciales: un compendio publicado en 1625 que Felipe II encomienda a otro médico de la Corte, el napolitano Nardo Antonio Rechi: Rerum Medicarum Novae Hispaniae y otra obra más extensa que se publica en  1615 por Francisco Jiménez (discípulo de Bóncalo), se trata de cuatro libros de naturaleza y virtudes de los árboles, plantas y animales de la Nueva España. En ambos se describen las propiedades terapéuticas del tabaco en el tratamiento de diversas enfermedades, por ejemplo el asma.

Hernández de Bóncalo sembró por primera vez tabaco en unas tierras denominadas los cigarrales, porque solían ser invadidas por plagas de cigarras, y situadas en los alrededores de Toledo. Por este motivo algunos historiadores han asociado, que el nombre de cigarro pudiera proceder de esta denominación, donde el tabaco vio por primera vez  la luz en el Viejo Mundo.

El nombre que los aborígenes daban a la planta de tabaco es distinto dependiendo de cada zona, así en la descripción del tabaco que hace Hernández de Bóncalo en su segundo libro habla de que los aztecas la llamaban picietl o quauh iyetl, según la variedad de tabaco, pito en Brasil, patoun o petún, o finalmente cohiba, que realmente era la ceremonia de fumar y no la propia planta de tabaco.

Igualmente se piensa que la palabra tabaco dado a nuestra planta de tabaco solanácea, pudiera proceder (equivocadamente) del tubo bifurcado en forma de "Y" que los indígenas taínos usaban para aspirar el humo, que denominaban tobago, aunque también utilizaban otro instrumento o pipa de tabaco más sencillo que consistía en un solo canuto de caña con el cuál aspiraban el humo aplicando una de sus extremidades a la nariz.

Con el paso del tiempo se intercambiaron los nombres, pues el vocablo maya CIKAR que significaba FUMAR se asignó al CIGARRO o CIGAR y el TOBAGO o utensilio en forma de "Y" con el que lo aspiraban lo asignaron a la propia planta de TABACO, lo cual se puede leer en las crónicas de Gonzalo Fernández de Oviedo.

Utensilio usado para fumar llamado por los indios "tobago" | Origen del tabaco

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LOS EUROPEOS DESCUBREN EL TABACO

 

Como todos sabemos, una de las cosas importantes en la historia del tabaco se produce cuando el Almirante Cristóbal Colón emprende el viaje que le llevaría a descubrir América, realmente el objetivo principal del primer viaje fue la quimera del oro de Cipango (antiguo nombre dado por los europeos y chinos a Japón en la Edad Media). Era un proyecto complejo, en él se mezclaban intereses comerciales, políticos y religiosos. Se deseaba encontrar una nueva ruta hacia los mercados de Oriente y establecer relaciones con las Indias, el Gran Khan de la China y la isla de Cipango (Japón).

Animado por las leyendas, el sueño del almirante Colón era encontrar esas tierras extraordinariamente ricas de las que Marco Polo hablaba en su "Libro de las Maravillas", escrito en 1298. Colón, siguiendo a Toscanelli, creía que las primeras tierras que se encontraban por el Atlántico, navegando hacia el Oeste, serían precisamente las de Catay y el imperio del Gran Khan y la isla de Cipango (Japón). Por eso solicitó a los Reyes Católicos una carta para aquel soberano oriental. 

El 12 de octubre de 1492 al amanecer, en un lugar cercano de la actual Cuba en el litoral nordeste, el Almirante Cristóbal Colón tomó por primera vez contacto con el Nuevo Mundo en una isla a la que los pobladores indios (los arawak) llamaban Guanahani, bautizando el lugar como la Isla de San Salvador. Guanahani es una de las islas del archipiélago de las Bahamas (las Antillas más orientales). 

Cuadro que representa la llegada de Cristóbal Colón al nuevo mundo | Origen del tabaco


Retrato de Cristóbal Colón | Origen del tabaco

Se sigue dudando cuál fue la primera isla a la que llegara Colón en su primer viaje. La National Geographic Society mantiene desde 1986 que Cayo Samaná es el sitio más probable del primer desembarco de Colón, y por lo tanto de la ubicación de la isla Guanahani. La isla estaba habitada mayoritariamente por los Taínos. Cristóbal Colón fue muy bien recibido por los indios, que le hicieron ofrendas con frutos y unas toscas hojas secas en señal de amistad entre los nativos y sus hombres, que fueron despreciadas por los españoles al entender que no tenían ninguna utilidad.

Dentro de la historia del tabaco los españoles tienen una gran repercusión porque fueron los que dieron a conocer el tabaco en Europa. La versión más aceptada se basa en el análisis de las crónicas del viaje del descubrimiento, éstas afirman que fueron los propios compañeros de Cristóbal Colón, quienes observaron por primera vez a la población nativa hacer uso de la aromática hoja de tabaco, y por lo tanto serían los descubridores de las primeras plantas de tabaco en la parte oriental de la isla de Cuba en las márgenes del río Caunao en presencia de dos de sus hombres de confianza, Rodrigo de Jerez y Luís de Torres. 

Ilustración que representa Rodrigo de Jerez junto un indio que le entrega hojas de tabaco | Origen del tabaco

 

Luís de Torres médico e intérprete del viaje de Colón | Origen del tabaco

 

Menciona Cristóbal Colón en sus crónicas del viaje, que han llegado hasta nosotros a través de transcripciones del padre Bartolomé de las Casas: "los nativos nos trajeron frutas, lanzas de madera y ciertas hojas secas que emitían una fragancia especial". Insatisfecho con lo encontrado, tomó rumbo directo hacia Poniente sin detenerse en otras pequeñas islas que divisaba. 

Primer viaje a América de Colón | Origen del tabaco 

En el anochecer del 27 de Octubre avistó una enorme costa. Había recorrido 17 leguas (unos 82 Km.) desde que dejó los cayos de las Bahamas, y el día 28 al amanecer arribaba a tierras de la actual Cuba, nombrando a este lugar San Salvador. La isla estaba habitada entonces por diferentes tribus indígenas: Guanajuatabeyes, Ciboneyes, Taínos, Arawaks, así como por tribus antropófagas, los Caribes.

Parte de nuevo con sus naves el 29 de Octubre y llega a su segundo lugar de desembarco en la Isla, que el mismo Colón denomina Río de Mares y que se cree está localizado cerca de la actual ciudad de Manatí, a unos 30 Km. de la bahía de Puerto Padre.

El lunes 12 de noviembre abandonan Río de Mares y Cuba definitivamente, ya que Colón no volvería a estas costas. Colón, en algún momento de su estancia en Cuba (San Salvador), decide enviar a dos hombres de su confianza con la misión de contactar con el Gran Khan y entregarle unas cartas de los Reyes Católicos; envía a Luís de Torres (judío converso) como intérprete ya que sabía castellano, hebreo, mozárabe y árabe y a Rodrigo de Jerez a título de embajador a reconocer el interior de la isla para informar de sus recursos y sus gobernantes, convirtiéndose así estos dos onubenses en los primeros occidentales en pisar tierras cubanas. Ambos hombres pasan varias jornadas reconociendo la isla y son recibidos amigablemente por algunos de sus aborígenes que les mostraron unas hojas secas que desprendían una peculiar fragancia, y les enseñaron la costumbre local de secarlas, meterlas en unas especies de cañas hechas con hojas de palma y maíz "a manera de un mosquetón hecho de papel", quemarlas e inhalar el humo que emanaban. A su vuelta, describieron esta escena en la que por primera vez observaron el uso de unas peculiares hojas. Iban pues muchos indios con tizones encendidos en la mano y ciertas yerbas secas que hacían un rollo o canuto, lo encendían por un lado y se ponían en la boca el otro, chupaban el humo y lo echaban después al aire". Luís de Torres y con Rodrigo de Jerez, protagonizaron el primer contacto europeo con el tabaco.

El 5 de diciembre de 1492 Colón descubre la isla de Santo Domingo, y fue precisamente en su costa atlántica norte, en la zona que llamó Puerto Plata por el color de sus aguas, donde se hundió la embarcación Santa María, en la Nochebuena de ese mismo año. A la nueva tierra se le asignó el nombre de La Española. Con los restos de la carabela se construyó un asentamiento al que llamaron Fuerte Navidad, donde Cristóbal Colón dejó al mando a Luís de Torres con 38 hombres, de quienes se pierde el rastro tras la destrucción del fuerte por los ataques indígenas. Colón pone rumbo de regreso a España a bordo de La Pinta.

En su segundo viaje, el 10 de diciembre de 1493, regresó al fuerte encontrándolo destruido. Se reconstruyó de nuevo y fundó una ciudad a la que llamó La Isabela, en honor a su reina Isabel, sería la primera ciudad del continente americano. 


Casa del Almirante y placa conmemorativa de la primera ciudad de América | Origen del tabaco 

Rodrigo de Jerez, vuelve a la península a bordo de la carabela La Niña, trayendo consigo el hábito de fumar, que enseña enseguida a sus vecinos Ayamontinos. El humo que echaba por la boca y nariz asustó a los habitantes de esta localidad, que acusan a Rodrigo de Jerez de brujería, diciendo que "sólo el diablo podía dar a un hombre el poder de sacar humo por la boca", llegando estas noticias al Tribunal de la Inquisición, lo encarcela por este rito endemoniado. Sin embargo cuando siete años después Rodrigo de Jerez es puesto en libertad, esa insólita costumbre ya estaba bien vista y se extendía irremediablemente por toda Europa.

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DIFUSIÓN Y USOS DEL TABACO

La planta de tabaco, junto con otros muchos productos descubiertos en el Nuevo Continente, se difundieron por todo el mundo con una gran rapidez. El tabaco en concreto siempre estuvo rodeado de una impronta mágico-religiosa y de distinción social, consecuencia directa del uso propio que los mismos indígenas hacían de ella en sus ceremonias y rituales.

Ciertos elementos como el fuego, el humo y el aroma, se añadían a su atractivo natural, además de un cierto adormecimiento de los sentidos, que lo hacían singular entre todos los productos y experiencias halladas en América. Pero, lo más importante eran sus propiedades curativas o terapéuticas, que los caciques indios se encargaban de enseñar y propagar dentro de sus funciones de sacerdote, curandero y adivino. Ese carácter mágico y curativo del tabaco, sumado al componente exótico que adornaba en general a todo lo que se importaba del recién descubierto Nuevo Continente Americano penetraba con fuerza en las supersticiosas e ignorantes sociedades europeas, colmadas de leyendas, mitos, historias y cuentos.

Su hermosa apariencia y lo exótico, un uso realmente exitoso, un aroma agradable e intenso, y sin olvidar su conocida fama de estimulante en situaciones de esfuerzo, recogido ya por los primeros cronistas españoles, hacían del tabaco una planta realmente interesante, tanto que un siglo después del viaje de Colón, el cultivo del tabaco ya se había extendido además de por España, Italia, Inglaterra, Bélgica y Suiza, y al terminar el siglo por las Filipinas, China, Japón, India y África Occidental. Desde China es llevado por los mercaderes a Mongolia y Siberia.

A mediados del siglo XVI dicha planta era objeto de cultivo en diversos jardines botánicos de España, Francia y Holanda. Aparece en los jardines reales de Bélgica hacia el 1550.

En 1560, en Portugal, donde ya se conocía el tabaco a través de las tribus indígenas del actual Brasil, el embajador de Francia en Portugal Jean Nicot (1530-1600) descubrió en la Farmacia Real de Lisboa una planta de las Indias que curaba enfermedades, era el tabaco. Manda traer plantas de tabaco para aplicar a Catalina de Médicis, quien lo consumía en forma de rapé para tratar sus migrañas y ulceras, y que aplicadas convenientemente hacían sanar con gran rapidez. Esto contribuye a aumentar aún más la fama del tabaco como poderosa medicina. El tabaco recibió el sobrenombre popular de "hierba de la reina". Jean Liébault bautizó la planta del tabaco con el nombre de Nicotiana, en honor a Nicot. No obstante, parece haber sido realmente el monje que además era geógrafo y astrónomo real André Thevet (1502-1590) el primero en introducir y cultivar tabaco en Francia, al regreso de la expedición del almirante francés Villegaignon a Brasil, en 1555. El monje André Thevet en su obra "Les Singularitez de la France Antartique" (1558) reproduce grabados alusivos al tabaco y sus usos.

 

El cardenal Próspero se encargó de introducir el tabaco en la península italiana en 1561. En Italia lo denominaron "Hierva de la Santa Cruz", en honor a los cardenales Tornabora Y Santa Croce, que se encargaron de generalizar su uso.  

Un capitán de la Armada Real Inglesa, sir John Dawkins, fue quien llevó el tabaco a Inglaterra en 1564. Además tuvo el dudoso honor de ser el primer mercader inglés de esclavos. A finales del siglo XVI el consumo se había extendido por toda Europa. De mano de los portugueses el tabaco llegó a la India, China y Japón. Y siguió extendiéndose.

Para hacer frente al monopolio español del tabaco, en 1612 John Rolfe comenzó a cultivar tabaco en Jamestown (Virginia) para la corona inglesa. Su producción igualó en pocos años la española.

Prueba del interés despertado por la planta de tabaco en pleno siglo XVI es la gran cantidad de autores que la describen en libros monográficos o en capítulos de otras obras. En 1554 Rembet Dodoens, en su libro "Sruvboeck", muestra por primera vez un grabado reproduciendo la variedad Nicotiana rústica. Pietro Andrea Mattioli en su "New Kreuterbuch", Praga 1563, inserta su grabado de la planta del tabaco y hace referencia también a la misma. Girolamo Benzomi, autor de "La Historia del Mondo Nuovo" (Venecia, 1565), describe el tabaco y el modo como lo usaban los indoamericanos para la cura de sus dolencias. Fierre Pena y Matthias de Lobel, en su obra "Stirpium Adversaria Nova" (Londres, 1571), hablan profusamente del tabaco, reproduciendo grabados de la cabeza de un indio fumando un  tabaco de forma cónica y el primer grabado conocido de la variedad Nicotiana Tabacum, que es la cultivada en Cuba.

Nicolás Monardes en su obra sobre el tabaco La Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales (1565-1574), escribió a mediados del siglo XVI una frase que demuestra que el interés por el tabaco en aquel momento se debía en exclusiva a su empleo ornamental y medicinal del tabaco. Él dedicó en esta obra un extenso relato al tabaco, en que narra la manera en que cómo los indoamericanos cultivaban y empleaban la planta del tabaco, a la que dicho autor no le atribuye virtudes extraordinarias, ofreciendo en su relato una larga lista de las dolencias que el tabaco podía aliviar y aún curar por completo (...). Su libro fue pronto traducido a los idiomas inglés, francés e italiano, y su lectura, en extremo curioso y plena de interés, trajo sin duda la atención de los hombres de ciencias sobre dicha planta de tabaco que sirvió de base para otras obras referentes a la misma publicadas por aquellos días y posteriormente.

Posterior a esta obra, el francés Jacques Gohory publicó un libro que está considerado el primero dedicado exclusivamente al petum, nombre por el cual lo conocían los aborígenes del Brasil, país de donde, como comentamos antes, la había traído el monje André Thevet, y que fue como se denominaba en Francia en aquel momento.

Todo esto es prueba del interés que en Europa se tenía por la nueva planta de tabaco. Se indagaba sus orígenes, propiedades y sus múltiples usos.

Ya desde el inicio de su conocimiento, la planta del tabaco es objeto de selección botánica por los españoles, que distinguían entre el tabaco de las Antillas y otra especie hallada en el continente americano. En 1535 en las Antillas se realiza la primera elección de la historia, trayendo de Yucatán la especie Nicotiana tabacum (flor roja y corola gamopétala con cinco puntas), en lugar de optar por la Nicotiana rústica (Común en Cuba, de tamaño menor, amarga, con flores de bordes ondulados y de color amarillo verdoso).}

 

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AUGE, DECLIVE, LEYES Y NORMAS DEL TABACO

Como otros remedios medicinales de aquella época, el tabaco tuvo una evolución similar, con tres periodos diferenciados:

En una primera etapa, se usa y aplica de forma profusa para combatir multitud de dolencias, dada el ansia de aquellos médicos por encontrar remedios a tantas enfermedades y sufrimiento de la gente, diríase la panacea a todas estas dolencias. Dura hasta mediados del siglo XVII.

En una segunda etapa, se produce una gran estabilidad. No se producen avances, hay desconcierto con los efectos terapéuticos contradictorios que presentaba el uso de la planta de tabaco de forma continuada. Dura hasta finales del siglo XVII.

Finalmente en una tercera etapa, las propiedades curativas que se presuponían comienzan un rápido declive, y coincidiendo con ello es cuando penetra con fuerza su uso más conocido y popular, el del placer, aprovechando su efecto narcótico enlaza con los usos originales que los indios hicieron de él. La sensación de agrado y bienestar es lo que mueve al europeo a consumir tabaco. De esta forma el consumo de tabaco (fumar), poco a poco se va imponiendo con un sentido social mucho más amplio e intenso, sin duda más popular, y cada vez menos ritual y solemne, que finalmente se hace y se convierte en hábito, imponiéndose como moda que reforzaba los vínculos sociales. Esta etapa comienza al principio del siglo XVIII.

Aunque en España su primer uso fue como tabaco fumado a modo de "torcido", su consumo no se generalizó hasta principios del siglo XIX, coincidiendo con el declive del tabaco aspirado (rapé), que fue el primero en usarse profusamente en toda Europa y en América durante los siglos XVII y XVIII. El rapé era la hoja de tabaco seco y a veces aromatizado, que se convertía en polvo después de rallado o raspado (de ahí su nombre) por medio de raspadores o pequeños molinos.

En 1520 el Padre de las Casas condena el consumo del tabaco en su "Historia General de las Indias".

Aparecen las primeras restricciones y prohibiciones al uso del tabaco, siendo su primer gran opositor en 1603 el rey Jaime I de Inglaterra (Jaime VI de Escocia) que publicó "Diatriba contra el tabaco" y creó el impuesto del tabaco y elevó las tasas aduaneras para su importación en un 4.000%. Finalmente prohibió el consumo del tabaco en todo el país "cuyo humo negro y apestoso evoca el horror de un infierno lleno de pez y sin fondo". Esta prohibición duraría poco debido al perjuicio económico que provocaba.

En Rusia penaban con cortar la nariz a los que usasen “petún” (rapé).

El Papa Urbano VIII prohibió el consumo de tabaco en todas las iglesias de la diócesis de Sevilla bajo amenaza de excomunión, en una Bula de 1642, ya que los eclesiásticos solían aspirar el rapé mientras celebraban la misa, y les culpa de usar "una sustancia tan degradante para el alma como para el cuerpo". Si bien, en 1732 el Papa Benedicto XIII, que era fumador, dejó sin efecto los edictos que prohibían su uso. Esta normativa sólo era válida para zonas cristianas, por lo que a principios del siglo XVII, mientras Europa central comenzaba a explorar los efectos terapéuticos que se atribuían al tabaco, otros países como Rusia, Turquía y China aún castigaban a los fumadores con amputación o pena de muerte.

Los monarcas europeos contrarios al tabaco emitieron normas o leyes que limitaban su consumo, venta o importación. España, dado su carácter de principal productor en sus colonias de Cuba, México o Filipinas, intentaron sacar el mayor beneficio de la planta de tabaco. Con la imposición en 1606 de la Corona de España, de que el tabaco sólo podía exportarse a través de determinados puertos, provoca la aparición del contrabando con ingleses, franceses y holandeses que ofrecían mejores condiciones. Como reacción, Felipe III emite una cédula de 26 de Agosto cuyo decreto ordena la prohibición de la siembra por 10 años (hasta 1616) en varios lugares, entre ellos Cuba, Venezuela,  Puerto Rico, Santo Domingo). El decreto intenta conseguir que los nativos trabajasen en las minas de oro y otros cultivos más rentables para la corona Española.

Los ingleses ven un gran negocio en el tabaco y por ello pretenden romper el monopolio de España. John Rolfe, colono inglés en Norteamérica, famoso por su matrimonio con Pocahontas (hija del jefe de la tribu india powhatan), lleva semillas de tabaco de las Antillas a Virginia. En 1631 se realiza la primera plantación de tabaco en Maryland.

La reacción del monarca español, Felipe III es la derogar el decreto de 26 de Agosto de 1606 y autoriza que pueda sembrarse libremente el tabaco, pero con la disposición de que todo el tabaco producido en el Nuevo Mundo sea transportado hasta Sevilla donde se centralizará su comercialización por parte de la Hacienda española, concentrando toda la manufactura y elaboración en las fábricas de España, siendo la primera fábrica de tabaco europea la fábrica de tabacos de Sevilla (1620). También impone la pena de muerte para contrabandistas e impone los primeros impuestos a la introducción del tabaco.

Se construyen molinos en la Habana, molinos para producir rapé (tabaco en polvo) viendo el consumo generalizado que se hace en Europa de él, y es que durante todo el siglo XVIII, el tabaco no se fumaba sino que se inhalaba por la nariz pulverizado, particularmente entre las clases altas. Fue la época dorada del rapé. Carlos II de Inglaterra lo puso de moda entre la aristocracia.

El rey Felipe IV decide por medio de concesiones periódicas a particulares crear la figura del Estanco del Tabaco. Con la Real Cédula de 28 de Diciembre de 1636, estableció las normas para la puesta en práctica del Estanco de tabaco. Se establecía el Estanco del Tabaco únicamente para los territorios del reino de Castilla, pudiendo realizarse ventas al por mayor, o por menor, pero sólo en Castilla. Las rentas del citado Monopolio se destinarían a obras públicas y objetivos sociales y culturales. La fábrica de Sevilla quedaba como centro productor en exclusiva de las diferentes labores: manufactura de cigarros y polvo para aspirar. Esta forma de administración de concesiones de arrendamiento privado sucesivas llegaría hasta 1701 con un breve periodo de monopolio directo de la Hacienda Real entre 1684 y 1687, en el que la fábrica de tabacos de Sevilla pasa a depender directamente de Hacienda. Es el comienzo de la instauración del Monopolio del Tabaco.

Una vez extendido el cultivo de tabaco, en el 1838 se produce una crisis de precios debido a la gran producción en las diferentes colonias de América. Sólo queda excluida Cuba, cuya producción, por ser de calidad muy superior al de Virginia y el resto, siguió creciendo sin verse afectados sus precios.

Ya con los Borbones reinando en España, Felipe V ordenaba el cese de los arriendos privados, devolviendo a la Administración del Estanco a la Real Hacienda. Desde 1701 hasta 1730 se fueron dictando órdenes con la intención de mejorar y reforzar el negocio tabacalero, con penas al contrabando, disposiciones anti-fraude y otra serie de medidas que garantizaran las compras en La Habana. La Fábrica de Sevilla queda como pieza fundamental de la Renta. Estas medidas proporcionaron grandes beneficios a la Corona, hasta el punto que en 1714 su aportación superaba la tercera parte del total de ingresos por concepto de rentas.

El 11 de abril de 1717 se promulga otra Real Cédula, en la cual se dispone que todo el tabaco producido en Cuba fuera comprado por cuenta de la Real Hacienda para el abastecimiento de la fábrica de Sevilla. Desde ese momento, la Monarquía Española ejerció un control total sobre todos los negocios asociados al tabaco, obligando a los cosecheros a vender toda su producción al estado, creándose a tal efecto la Real Factoría de Tabacos de la Habana.

Siendo tan colosal el negocio, el Estado español debe asegurarse el abastecimiento de la península y controlar la competencia del comercio extranjero, lo que aseguraría la gran Renta que el Tabaco producía. Sin embargo, desde los primeros años del siglo XVIII, el aumento de la demanda y de forma paralela del contrabando, tanto en España como en Cuba, afecta al abastecimiento de las "fábricas reales" de la península. Esta situación se prolonga, pero sin reacción por parte del Estado español, obligando a los productores de tabacos a destruir las cosechas de tabaco que las fábricas no compraban y provocando revueltas a lo largo de todo el siglo y especialmente en 1792.

Con el Real Decreto de 20 de diciembre de 1730 se constituye la administración directa del Estanco por el estado. Se van dictando y aplicando paulatinamente nuevas instrucciones para mejorar la coordinación entre los distintos agentes de la Administración de la Renta del Tabaco. Para conseguir su funcionamiento se estableció un sistema de control de consumos y de recaudaciones de cada unidad productiva.

El proceso de reforma de la Hacienda concluye en 1749. El tabaco queda administrado de forma independiente por la Dirección General de Rentas Estancadas junto con el resto de monopolios fiscales como aguardientes, naipes, pólvora, etc.

Se van estableciendo más leyes y reglas encaminadas todas a la centralización comercial del tabaco, que ha pasado a la historia con el nombre de Estanco del Tabaco, llegando a nuestros días la denominación de estanco para aquellos establecimientos dedicados a su venta minorista de tabaco. Se van estableciendo desde 1740 un sistema de Monopolios empezando por el Estanco Peninsular, en 1760 Estanco de Cuba, y así paulatinamente en las diferentes posesiones de América.

El rey Carlos III en 1760 establece el Estanco de Cuba y la segunda Factoría de Tabaco de La Habana cuya misión principal era almacenar en La Habana todo el tabaco cosechado en la Isla comprándolo a sus productores. Se pretendía combatir el contrabando y garantizar el abastecimiento de las fábricas sevillanas. En 1762 los ingleses ocupan La Habana y parte de la isla de Cuba a lo largo de un año. Queda suspendido durante un año el Estanco Cubano.

Carlos III en 1764 establece el Estanco de México estableciendo de este modo el Monopolio del Tabaco e instaurando la Real Renta del Tabaco para su explotación y control. El estanco prohíbe la siembra de la planta en todo el territorio (Nueva España) a excepción de las zonas de Córdoba, Jalapa y Orizaba, siempre bajo control. También prohibió la venta de puros y cigarros en las tiendas y se construyeron grandes fábricas de elaboración, abriéndose estancos para la comercialización. La explotación del comercio del tabaco en México se convierte en un gran negocio para la corona española.

Sin embargo, otras zonas sufren el declive económico del tabaco. Esto lleva a Carlos III a decretar la liberalización del cultivo de tabaco y comercio del tabaco en toda Cuba. Las guerras con Inglaterra y Francia dificultan la navegación entre España y sus colonias, evitando en parte la efectividad de esta decisión. Aun así, estimularon la producción de tabaco y dotó a la Isla de una continua fuente de ingresos, que, además de garantizar la compra de todas las cosechas, estimuló la economía cubana.

Entre 1772 y 1781 se construye en la Habana la Real Factoría del Tabaco de la Habana. Es la sede de la Administración Central del Monopolio y su finalidad era almacenar, clasificar y procesar la hoja de tabaco antes de ser exportada a Sevilla. Era un gran almacén con salas para clasificar las hojas de tabaco por su calidad y azoteas que permitían secarlas.

El Real Decreto de 23 de junio de 1817, hace desaparecer el Estanco del Tabaco en las colonias permitiendo a las colonias vender su tabaco no sólo en España sino a cualquier otro país. Esto permite incrementar considerablemente las ventas del tabaco cubano. El 24 de abril de 1816 se había ya inhabilitado oficialmente la Factoría de Tabacos de la Habana. A pesar de querer imponer leyes parecidas en España, éstas no tienen éxito, y mientras en algunas colonias como Cuba se nota la abolición del estanco y proliferan pequeñas empresas dedicadas a la elaboración de cigarros y cigarrillos, que son la base de importantes empresas tabaqueras con el tiempo.

En los años 1831 en adelante, la reconocida calidad del tabaco de Cuba, hace que se produzca un espectacular incremento de la exportación de cigarros elaborados en la Isla. Al principio se envasan a granel, pero para evitar la falsificación y fraude se comienzan a empaquetar mazos o en cajas de madera de cedro de no más de 50 ó 100 unidades. También se decide poner en el interior de las cajas etiquetas bellamente diseñadas o estampas litografiadas, para dar mayor garantía y seguridad y contribuir a una mejor presentación. Aparecen en la segunda mitad del siglo las primeras vitolas o anillas.

Años después, en 1868, la primera guerra de independencia de Cuba contra España (Guerra de los 10 años), provoca  la emigración a Estados Unidos de muchas personas vinculadas con el mundo del tabaco. Pequeños empresarios tabaqueros y trabajadores se destinaron sobre todo hacia Florida. Crean fábricas que elaboraban cigarros con materiales de gran calidad importados de Cuba. También emigraron hacia México y otros lugares propicios para el cultivo de tabaco.

El año 1881, en Filipinas como en otras colonias se produce el desestanco del tabaco la industria del tabaco filipino se ve extraordinariamente beneficiada. La consecuencia más inmediata sería la creación de la Compañía General de Tabacos de Filipinas el 21 de noviembre de ese mismo año.

También en este año se decreta que Cuba se convierta en provincia española de hecho y de derecho, dejando de ser colonia, con lo que logró mejorar ostensiblemente su situación, aunque no se hizo lo mismo con Filipinas.

El Monopolio del Tabaco en España acaba en 1887, ante la imposibilidad de hallar una figura tributaria capaz de gestionarlo eficazmente.

Con la ley de 27 de abril de 1887 el Banco de España recibe el arriendo por parte del gobierno del antiguo Monopolio de Tabacos de España, que crea la Compañía Arrendataria de Tabacos C.A.T. que perduró hasta el año 1944. Su misión era por un lado, la privatización tanto de la fabricación como la venta de tabacos, y por otro, mejorar la gestión y reducir los costes de producción.

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PRODUCCIÓN A ESCALA INDUSTRIAL

En la segunda mitad del siglo XIX, aun habiéndose generalizado la costumbre de fumar, el cigarro era todavía un artículo de lujo. Esto se debía a que éstos se hacían a mano. Fue necesario que se iniciara la fabricación en cantidades industriales para que esa circunstancia cambiara definitivamente.

En la última década del siglo XIX aumentan los consumidores en Estados Unidos.  Este aumento se debió en buena medida a los agricultores de Carolina del Norte, que habían desarrollado un proceso de fermentación de tabaco, curado de tabaco y secado del tabaco que elevaba el contenido de azúcares en las hojas de la planta. Se le denominó "Tabaco Rubio" por el color que adquiría, y al fumarlo producía un humo que era mucho más suave y fácil de inhalar.

En 1875 los empresarios de Richmond (Virginia) Lewis Ginter y John Allen fundaron Allen & Ginter Tobacco Factory, y   convocan un concurso público con un premio de 75.000 dólares a quien inventara una máquina con capacidad para elaborar miles de cigarrillos al día. El concurso lo gana un estudiante universitario, James Bonsack, que dejó sus estudios para dedicarse de lleno a inventar una máquina para fabricar de forma automatizada los cigarrillos de tabaco. Lo consigue tras 5 años, pero no hay datos de la razón por la cual, Allen y Ginter no utilizaron la máquina. Este invento transformaría radicalmente la fabricación de cigarrillos y su comercialización a gran escala más adelante.  

James Bonsack y su Máquina automatizada para cigarrillos, James Buchanan Duke | Origen del tabaco

El empresario del tabaco y de la energía eléctrica James Buchanan Duke adquirió los derechos de la máquina automática de cigarros inventada por James Bonsack, y de esta forma se convirtió en el primer fabricante que consiguió elaborar miles de cigarrillos al día (unos 12.000 a la hora).  Fue el propio Buchanan quien convenció a sus 4 competidores a unirse y crear una gran empresa. De esta forma los fabricantes Allen & Ginter (Richmond), William S. Kimball & Co. (Rochester), Washington Duke, Sons & Co. (Nueva York y Durham), Kinney Tabaco Co. (Nueva York) y Goodwin & Co. (Nueva York) crean la American Tobacco Company (ATC) en 1891 convirtiéndose en la mayor empresa de fabricación de tabaco del mundo. Más adelante también se unen los fabricantes de Baltimore Marburg Bros, y Gail y Ax. La ATC acapararía el mercado tabaquero hasta entrado el siglo XX. También se convierte en el principal proveedor de tabaco a Europa y Asia, monopolizando la producción de todas las labores del tabaco, exceptuando los cigarros puros, donde Cuba seguirá siendo el mayor exponente de calidad.

Los fabricantes europeos con más tradición como España, Alemania e Inglaterra reaccionaron también, realizando sus propias irrupciones en la automatización de la industria tabaquera, a la que fueron sumándose otros países, como Rusia, Japón y China.

Son la última década del siglo XIX y la primera del Siglo XX cuando se realizan las vitolas (anillas) más preciadas por su mayor calidad artística. La vitola distinguía y daba un toque de exclusividad al cigarro, por lo que se llegaban a personalizar para entidades o personajes en particular.

Con la producción masiva de cigarrillos mecanizados, comienzan las grandes campañas publicitarias para comercializar los cigarrillos producidos en grandes cantidades.

En 1901 James Buchanam Duke fusiona dos de sus empresas, la Continental Tobacco y la American Tobacco en la poderosa Consolidated Tobacco Company. Compra también fábricas de cigarros. Habiendo adquirido alguna pequeña empresa en Gran Bretaña comienza a comercializar en el mercado británico marcas por debajo de su precio de coste. La reacción no se hace esperar, y un grupo compuesto por los 18 fabricantes más importantes de tabaco británicos constituyeron un mini Trust con la denominación de Imperial Tobacco Company. Finalmente llegan al acuerdo en 1902 entre Imperial Tobacco y la ATC, de modo que ni Buchanam puede vender en Reino Unido ni las empresas Británicas en Estados Unidos.

En 1911 la ATC fue declarada monopolio en los Estados Unidos y se deshace en cuatro empresas, obligada por el tribunal supremo de los Estados Unidos al aplicar la ley anti trust Sherman que consideraba que toda restricción al libre comercio constituía un delito.

La ATC logra perfeccionar por medio de Rufus Lenoir Patterson en 1929 la primera máquina torcedora capaz de producir puros hechos a máquina, con la que tendría tanto éxito como lo tuvo con la máquina James Bonsack con los cigarrillos. En poco tiempo la mitad de la producción de tabacos torcidos de Estados Unidos se realizaba 100% de forma mecanizada (torcido, despalillado, escogido, etc.) creando la asfixia económica de las empresas de torcido artesanal.

James Buchanan Duke, además de ser el creador del cigarrillo moderno, también fue el precursor de la comercialización, distribución, propaganda y publicidad que hicieron posible su rápida expansión por todo el mundo.

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TABACO Y CONFLICTOS BÉLICOS

Es indudable que desde que se conoce el tabaco y se fuma, los diferentes conflictos bélicos "ayudaron" a difundir su consumo.

Cuando los ingleses ocuparon durante un año La Habana y una parte de la isla de Cuba en 1762, los soldados tomaron el hábito de fumar cigarros habanos. Al abandonar la isla se llevaron este hábito a Inglaterra y a las colonias del Norte de América.

El éxito de la producción tabaquera en las colonias inglesas de América consiguió un logro económico que influyó en la Guerra de independencia estadounidense (1775–1783). Francia peleó junto a los rebeldes contra Gran Bretaña, a partir de 1778, y lo hizo con dinero, munición, soldados y fuerzas navales que fueron esenciales en la victoria estadounidense sobre los británicos. Además, Francia aceptaba ser "pagada" con tabaco, el dinero y ayuda prestada a los insurrectos estadounidenses al mando de George Washington.

La Guerra de la Independencia de España contra las tropas de Napoleón que se desarrolló entre los años 1808 y 1814, da a conocer el cigarro y el hábito de fumar durante la permanencia de los franceses en la península. Aunque Napoleón no fuma puritos, sí consume rapé, y sus oficiales aprenden a fumar cigarros al modo español. El cigarro lo fuman las clases pudientes, y el cigarrillo lo consumen las clases bajas. Ambos salen fuera de nuestras fronteras, cambiando rápidamente los hábitos europeos por el cigarro en detrimento del rapé.

En este cuadro anterior a la invasión Francesa, podemos observar como fuma el personaje tumbado en primer término en el suelo y que inmortalizó Goya en 1778. Posteriormente Francisco de Goya plasmó el horror de la Guerra de la Independencia en algunos de sus cuadros mundialmente conocidos.

"La cometa", Francisco de Goya, 1778 (Museo del Prado, Madrid) | Origen del tabaco

Los mercenarios y voluntarios ingleses e irlandeses que apoyaban a los rebeldes que combatían en las distintas guerras por la independencia que se desarrollaron entre 1808 y 1811 en las diferentes posesiones españolas contribuyeron a difundir el consumo de cigarros.

La participación de los ejércitos europeos en la Guerra de Crimea (1854-1856), hace que éstos adopten la costumbre de fumar cigarrillos de los turcos. Franceses e ingleses adoptaron rápidamente esta nueva forma de consumo que difundieron por Europa.

En América tuvo lugar un proceso similar durante la Guerra Civil Americana (1866), cuando los soldados de ambos bandos fumaron las existencias de las fábricas tabaqueras. Su uso se popularizó y el consumo de cigarrillos se disparó en todos los Estados Unidos al término de la guerra.

Tras la automatización en la elaboración de cigarrillos el consumo de tabaco se disparó.

La actitud de la sociedad en general era permisiva ya que entendía que el tabaco aliviaba tensiones y no tenía efectos nocivos (se desconocían).

Fumar en los frentes de guerra durante la I y II Guerra Mundial se convierte en indispensable. Los mandos militares lo consideraban esencial para la moral de los soldados. Durante la II Guerra Mundial los médicos recomendaban enviar cigarros a los soldados, por lo que se incluyeron en sus lotes de raciones. Esto fue posible porque las compañías tabaqueras regalaban el tabaco. Consecuencia de ello es que los soldados volvieron a sus hogares con el hábito a fumar. Es en la II Guerra Mundial cuando se consume más tanto en los frentes de combate como entre la población en general.

Marines de EEUU en el frente del Pacífico (S.G.M.) | Origen del tabaco


Winston Churchill, primer ministro Británico durante la S.G.M. | Origen del tabaco

General Douglas MacArthur, Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en el Frente del Pacífico Sur (S.G.M.) | Origen del tabaco 

También influyó en el consumo, la publicidad de las marcas de tabaco y el efecto imitación que la gente hizo de los actores y actrices que fumaban en los filmes.

Fumar cigarrillos está de moda, y es aceptado por la sociedad como hemos dicho. El consumo de los cigarros desciende a favor del cigarrillo. Muchas mujeres decidieron unirse al ejército al declararse la II Guerra Mundial. Esto significó la incorporación de la mujer al mundo del tabaco. La American Tobacco Company aprovechó la contienda bélica para incrementar sus ventas con estudiadas estrategias de publicidad, cambiando el diseño de sus cajetillas haciéndolas más atractivas tanto para los hombres como para las mujeres. En Gran Bretaña durante esos cuatro años de contienda, el consumo de tabaco se duplicó entre los hombres, y cuadruplico entre las mujeres. En Estados Unidos en 1949 más de la mitad de los hombres eran adictos y casi un tercio de las mujeres también.

Por contra, en la Alemania nazi, durante la II Guerra Mundial, no fumar era un “deber nacionalsocialista”. Alemania tuvo un fuerte movimiento de lucha contra el tabaquismo en la década de los años 30 y 40, que consiguió prohibir fumar en espacios públicos, prohibir la publicidad de cigarrillos, restringir las raciones de tabaco para las mujeres (se decía que provocaba abortos) y terminó por establecer por primera vez el estrecho vínculo entre fumar y desarrollar cáncer de pulmón.

Pocos años antes de la II Guerra Mundial, durante la Guerra Civil Española, también se repartían cigarrillos entre los soldados, incluyéndolos en sus raciones reglamentarias de campaña. Entre las anécdotas con referencias al tabaco, figuran las treguas que ambos bandos pactaban en mitad de la batalla para permitir su suministro a las posiciones en vanguardia. Incluso en algunos momentos los "enemigos" se intercambiaban tabaco por otros productos como chocolate. El número de fumadores al final de la guerra en España aumentó de una manera significativa.

Algunos combatientes revolucionarios como el "Che" Guevara dice en su "Manual de Guerra de Guerrillas", un complemento habitual y sumamente importante en la vida del guerrillero es la fuma, ya sean tabacos, cigarros o picadura para la pipa, pues el humo  de tabaco que puede echar en momentos de descanso es un gran compañero del soldado solitario".

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INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Y NICOTINA

Los primeros estudios pseudo-científicos sobre los principios activos del tabaco se realizaron en 1648 por el médico y filósofo francés Juan Crisóstomo Magnen y posteriormente en 1671 por el médico italiano Francesco Redi. Ambos analizaron químicamente el tabaco. En él hallaron en proporciones muy pequeñas, una sustancia muy fuerte, venenosa y de olor vomitivo, que llamaron magneno en honor a su primer descubridor. Volviendo a Jean Nicot, de él se toma el nombre para denominar nicotina al famoso alcaloide contenido en el tabaco. Nicot no descubrió la nicotina, y de hecho, hay que esperar hasta 1828 para que se logre aislar este agente del tabaco. Fue el equipo del químico alemán Karl Louis Reimann con el fisiólogo W. Posselt quienes logran aislar el poderoso alcaloide y estudian sus efectos en animales, publicando los resultados obtenidos. Este equipo de científicos fue el primero en documentar los efectos de la nicotina del tabaco en el ser humano. Estas conclusiones fueron confirmadas y ampliadas a lo largo del siglo XIX. Fue su compatriota y también químico Adolf Pinner quien, en 1893, determinó la estructura de la nicotina del tabaco.

Junto al científico norteamericano Morton Levin que publica en 1950 un artículo científico en el que por primera vez vincula la correlación entre el hábito de fumar y cáncer de pulmón, se realizan otros estudios negativos sobre la relación entre consumo y graves enfermedades. Estas señales de aviso dan comienzo a las campañas antitabaco. A partir de ese momento van a sucederse una serie de normas y prohibiciones hasta llegar a la situación actual: prohibición de la venta de tabaco a menores, campañas antitabaco, prohibición cada vez más general de fumar en sitios públicos, etc. 

 

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LAS REALES FÁBRICAS DE TABACO DE ESPAÑA

Otras de las cosas más interesantes en la histoira del tabaco es que el gran incremento del consumo de tabaco en el siglo XVII propició la necesidad de fabricarlo a escala industrial al no poder satisfacer ya, la demanda de la forma artesanal tanto del tabaco en polvo como más adelante los cigarros. De esta forma fueron apareciendo las distintas fábricas de tabaco, que funcionarían según las normas que fijaba en cada momento el Estado. 

La fábrica de Sevilla fue la primera de tabacos de España (¡y de Europa!). A Sevilla llegaban los productos provenientes de América, y la hoja de tabaco era uno de ellos. Lo hacían por barco navegando por el Guadalquivir. 

La construcción de la Real fábrica de Tabacos de Cádiz fue ordenada en 1741 por Felipe V, y tenía por objeto complementar a la de Sevilla.

En la primera década de 1800 se construyó una serie de fábricas de tabaco: Alicante, La Coruña y Madrid, y se reorganizaron las de Sevilla y Cádiz. Para la fábrica de tabaco de Madrid, se reutilizó un edificio construido en 1790 para fábrica de manufacturas reales de todo tipo. Para la conexión con las otras fábricas de tabaco se emplea el ferrocarril como medio de transporte. Al no estar ubicada en la costa, genera una conexión en forma de red radial de transporte entre fábricas.

De 1830 a 1840 se construyen una segunda serie de fábricas de tabaco en Gijón, Valencia y Santander. La fábrica de tabaco de Valencia estaba muy bien conectada con la fábrica de tabaco de Madrid.

En 1876 se extiende el monopolio al País Vasco con una nueva ley de 21 se julio de 1876, y dos años más tarde se instalan las fábricas de tabaco de San Sebastián y Bilbao. En esta última existían hornos donde se molía y cocía el tabaco procedente de Virginia, Kentucky y Barbados, que llegaba en barcos con pabellón inglés, francés u holandés. Las conexiones entre ellas las fábricas de tabaco se hacían por vía marítima.

En 1890, se construye la fábrica de tabaco de Logroño. Las dos últimas fábricas de tabaco fueron la de Málaga y la de Tarragona. La fábrica de tabaco de Málaga se construyó entre 1923 y 1928, y se utilizó más como Centro de Experimentación del cultivo de Tabaco.

También se crean Depósitos de tabaco distribuidos en diferentes zonas de España:

-Depósito de tabaco Centro de Madrid en 1895, en la calle General Lacy. Se accede por ferrocarril y abastecía a las fábricas de tabaco de Madrid y La Coruña.

-Depósito de tabaco Norte en Santander en 1901, que abastecía a las fábricas de tabaco de Gijón, Santander, Bilbao y San Sebastián.

-Depósito de tabaco Sur en Cádiz en 1910, que abastecía a las fábricas de tabaco de Sevilla, Cádiz, Alicante y Valencia.

A excepción de Cádiz y Palazuelo donde secaderos y campos de cultivo de tabaco están en zonas cercanas, el resto de las zonas de producción del tabaco y las fábricas de tabaco no se ubican en el mismo lugar. Esto es debido a que el proceso de obtención del tabaco tiene dos fases principales, el proceso primario y proceso secundario.

En el proceso primario, la hoja de tabaco se seca en los secaderos, el clima es decisivo en el caso del secado del tabaco al aire. En otros métodos de secado, no.

En el proceso secundario, el tabaco llega ya tratado a las fábricas, por lo que el clima es indiferente.

Todas las fábricas de tabaco elaboraban inicialmente cigarros y picaduras, y Sevilla también rapé. Posteriormente se especializaron en las diferentes labores. De cigarros se encargaban Gijón, Santander, Bilbao, Málaga y las antiguas fábricas de tabaco de Logroño y Cádiz. De la elaboración de Cigarrillos (San Sebastián, Logroño, Tarragona y Alicante). De la elaboración de Picaduras y Cigarrillos (Valencia), y de la elaboración y fabricación de cigarros, cigarrillos, picaduras y filtros La Coruña y Madrid. La fábrica de tabaco de Cádiz nueva se dedicó a Planta de Preparación de Ligas (PPL.) de tabaco rubio, expandido y reconstituido, y como almacén de añejamiento. La de Palazuelo también se dedicó a PPL de tabaco negro, Planta de Preparación de Rama (PPR) y almacén en general. Hoy en día, la mayoría de estas fábricas de tabaco ya no existen o están cerradas, otras han cambiado de utilidad, además de sufrir modificaciones en su estructura según el nuevo uso dado, los menos han adaptado su uso a las necesidades actuales.

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Las fábricas de tabaco según orden de creación:  Sevilla (1620), Cádiz (1741), Alicante (1801), La Coruña (1808), Madrid (1809), Gijón (1823), Valencia (1828), Santander (1835), Bilbao (1878), San Sebastián (1878), Logroño (1890), Málaga (1923), Tarragona (1932), Navalmoral de la Mata (1931) y Palazuelo (1991), estas dos últimas en la provincia de Cáceres.

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 REAL FÁBRICA DE TABACOS DE SEVILLA

La antigua fábrica de Tabaco que estaba ubicada en la que hoy es plaza de San Pedro y que databa de 1620 se queda pequeña a comienzos del siglo XVIII lo que lleva a planificar la construcción de un nuevo edificio que albergara la nueva fábrica. El proyecto de la nueva fábrica de tabaco, se presentó el 25 de enero de 1728, y después de pensar en varias ubicaciones finalmente se eligió el lugar llamado de las Calaveras, (fue un enterramiento en épocas romanas). En previsión de las posibles avenidas del río, se elevó un pie más alto que la riada del 1684 y dos más que la del 1728. La construcción se realizó con piedra de cantería de Carmona. El emplazamiento elegido para la fábrica de tabaco crea una nueva área de expansión para la ciudad, (hoy en día está en pleno centro). El diseño y la construcción de este edificio fueron debidos a los ingenieros militares procedentes de España y Países Bajos; Ignacio Sala, Diego Bordick Deverez y Sebastián Van der Bosch, quienes tras 16 años de obras junto a otros arquitectos y aparejadores locales, consiguieron finalizar el edificio.

Es un gran edificio, ejemplo de la arquitectura industrial española del siglo XVIII, solamente superado en tamaño por El Escorial.


En la fachada principal estaban las viviendas para los jefes. Delante de esta fachada, la capilla y prisión complementan el edificio principal. La parte trasera era la zona industrial.

Era la única fábrica de tabaco del momento. El monopolio aseguraba los grandes ingresos. La materia prima venía principalmente de las colonias españolas y de Virginia. Empleaba a unos mil trabajadores y utilizaban unos 200 caballos para mover unos 170 molinos.

Con el cambio de hábito del tabaco en polvo a cigarrillos al comienzo del Siglo XIX trajeron consigo la necesidad de dar empleo a numerosas mujeres para la elaboración de las labores. A comienzos del siglo XIX llegó a tener 12.000 trabajadores, en su mayoría cigarreras, influyendo en los usos y costumbres de la ciudad donde llegaron a constituir un prototipo de comportamiento femenino, inmortalizado por Merimée y por Bizet en la famosa ópera Carmen. En este comienzo del Siglo XIX la Real Fábrica  de tabaco de Sevilla ya no puede abastecer la demanda y se crean diversos centros de este género en España.

En 1953, la fabricación de las labores del tabaco se traslada a la factoría en Los Remedios. De esta forma y tras finalizar su actividad como fábrica de Tabacos el edificio se reforma para adaptarse a su nueva utilidad universitaria. Estas obras de acondicionamiento se llevaron a cabo en 1953. Hoy día es la sede del Rectorado de la Universidad de Sevilla y de algunas de sus Facultades.


Óleo de Gonzalo Bilbao “las cigarreras”, Museo Bellas Artes de Sevilla | Origen del tabaco


Óleo de Gonzalo Bilbao “las cigarreras”, Museo Bellas Artes de Sevilla | Origen del tabaco

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REAL FÁBRICA DE TABACOS DE MADRID

Con diseño del arquitecto Manuel de la Ballina, fue construido entre 1781 y 1792 como edificio industrial en tiempos del rey Carlos III. La fachada principal está situada en la calle de Embajadores, frente al antiguo Casino de la Reina, si bien se extiende por las calles Miguel Servet y Provisiones ocupando casi 30.000 metros cuadrados.


Inicialmente el edificio se dedicó a fábrica de producción de naipes, aguardientes, licores, papel sellado y depósito de efectos plomizos. José Bonaparte ordenó en 1809 que el edificio se convirtiese en la Real Fábrica de Tabacos (cigarros y polvo de tabaco). En 1945 se convirtió en la sede de la Tabacalera Española, hasta su cierre en el año 2000, pasando el edificio a pertenecer al Estado.


Aunque inicialmente fueron unas ochocientas, en la época de mayor producción llegaron a trabajar en sus instalaciones más de 3.000 trabajadoras, "las cigarreras". Contaban en el propio edificio de una escuela y de una guardería que les permitía dejar a sus hijos mientras realizaban su trabajo.

Real Fábrica de tabacos de Madrid | Origen del tabaco


Real Fábrica de tabacos La Coruña | Origen del tabaco



















































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