martes, 29 de octubre de 2024

 

Las Cosmogonías Mesoamericanas

y la Creación del Espacio,

el Tiempo y la Memoria

 

 

Estoy convencido de qu hay un sistema religioso

común a todos los pueblos mesoamericanos. Este sistema tomó forma mucho tiempo antes

de que se expesara en el arte monumental olmeca

y sobrevivió mucho tiempo  después de que

los españoles conquistaran  los principales centros

políticos y religiosos del Nuevo Mundo.

Como todos los sistemas mitológicos,

propone una interpretación de la realidad. Por una parte  explica los orígenes y la organización del cosmos, el nacimiento de los dioses y la creación de la humanidad. Por otra parte, establece las relaciones entre los dioses y los seres humanos, entre éstos y  sus semejantes, y éntrelos seres humanos y la naturaleza.

 

PETER D. JORALEMON, The Olmec Dragon

 

 

ANTES QUE LA HISTORIA fue el mito. Antes que el relato histórico, los mitos cosmogónicos que narraban el comienzo de una nueva era, y el ordenamiento del cosmos fueron los medios que utilizaron los pueblos mesoamericanos para fabular sus orígenes y definir sus ideas del espacio y el tiempo.

         Se creía que antes de esa acción ordenadora el universo estaba expuesto a las potencias destructoras del caos, rodeado de fuerzas inestables que provocaban vataclismos que daban al traste con los planes creadores de los dioses. Los mayas pensaban que antes de la creación definitiva hubo tres intentos de crear seres humanos inteligentes, seguidos por otras tantas catástrofes: Primero los dioses le dieron vida a unos seres que no pudieron articular el nombre de sus creadores, y éstos acordaron que se convirtieran en los animales que habrían de poblar la extensión de la tierra. En el segundo intento los dioses crearon unos seres de barro, pero como resultaron flácidos y carecían de fuerza y de habla, decidieron desbaratarlos. En el tercer ensayo los dioses hicieron unos muñecos de madera parecidos a los seres humanos. Sin embargo, no tenían alma ni entendimiento y desaparecieron anegados por un diluvio. (1)

            La tradición nahua recuerda también una serie de creaciones que fueron destruidas antes de que los dioses lograran una fundación duradera. La primera edad, llamada Sol de Tierra, estuvo habitada por gigantes que no sabían cultivar las plantas, y acabó cuando unos jaguares devoraron a sus pobladores. La edad llamada Sol de Viento fue arrasada por un vendavalque destruyó los animales y los seres creados. La tercera se llamó Sol de Fuego y terminó cuando ardió el sol y llovió fuego del cielo y los seres y las cosas fueron consumidos. La cuarta edad, Sol de Agua, fue destruida por un diluvio que convirtió a las criaturas en peces e hizo que el cielo se desplomara y se pegara a la suoperficie terrestre.

         Esta sucesión de fracasos hace notar la dificultad de establecer un orden y el lado ominoso de las fuerzas de la naturaleza, capaces de fulminar las construcciones de los dioses cuando no son contenidas. Por eso la creación de la última edad se describe como un apoteosis que celbra el triunfo de las fuerza creadoras sobre las destructoras y se presenta como el principio de la vida civilizada y el modelo de las fundaciones futuras. La última creación del cosmos es la demostración del poder de las fuerzas ordenadoras sobre las caóticas, de la permanencia sobre la vida leve.

         Uno de los valores que destaca el mito cosmogónico es el de la fundación primera, que es una creación a la vez original y completa. La creación primordial tiene el sentido de una fundación y de un modelo. Al dividir y nombrar el cosmos, el acto creador lo funda, describe sus características y lo vuelve un espacio conocido. El primer acto que relatan los mitos cosmogónicos es el de la división del cosmos en tres niveles verticales: el inframundo, la superficie terrestre y el espacio celeste.

         Mirceal Eliade decía que una regla universal de los mitos de creación era el propósito de dividir y ordenar las regiones del cosmos. (2) Las cosmogonías mesoamericanas sihuem puntualmente este modelo: los actos inaugurales que concentran la atendión de los dioses creadores son la división del cosmos en los tres niveles verticales, el señalamiento de las cuatro esquinas del universo y la definición del centro del espacio cósmico. Esta división es un ordenamiento desl cosmos y la fundación de una geografía. Acada región se le asignan dioses, potencias, colores, símbolos y cualidades propias.

         Una vez demarcadas las regiones del cosmos, los dioses procedieron a establecer el punto de unión de los distintos niveles y partes del universo. La primera colina o montaña sagrada que surgió del mar primordial era el lugar que unía las tres regiones esenciales del cosmos: el cielo, la tierra y el inframundo. La colina primordial era el lugar terrestre más cercano al cielo y la entraña fértil, pues en su interior había cuevas colmadas de agua y semillas nutricias.

         Imitando a esa primera montaña sagrada, los seres humanos construyeron la pirámide, una de las primeras metáforas cósmicas, el símbolo de las fuerzas concentradas en el espacio vertical del cosmos y el escenario donde actuaban los dirigentes del mundo terrestre. En las fechas que celebraban la creación primordial, el comienzo del año agrícola o el nacimiento de los dioses protectores del reino, el gobernante ejecutaba en lo más alto de ese axis mundi las ceremonias que mostraban su manejo de las fierzas cósmicas y la protección que le otorgaban los antepasados. (3)

            Otro diagrama cósmico que recorrió el área de Mesoamérica es el de los rumbos o direcciones del universo, que según los mitos cosmogónicos fueron establecidos desde el principio de la crackión. El Popol Vuh dice que cuando comenzó la creación de la era actual y se formó el cielo y la tierra, el mundo fue “repartido en cuatro partes”: se trajo la cuerda de medir y fue extendida en el cielo y en la tierra, en los cuatro ángulos, en los cuatros rincones” del cosmos. (4) Esta división del universo en cuatro partes o esquinas es una de las concepciones cósmicas más arraigadas en el pensamiento de los pueblos mesoamericanos; es la concepción que manejaron para ubicarse en el espacio y orientar sus reinos, ciudades, templos, palacios, chozas y campos de cultivo. Así como en el momento de la creación primordial el espacio fue dividido en cuatro partes orientadas hacia los cuatro rumbos del universo, todas las fundaciones humanas reprodujeron esa división y se construyeron vinculadas a esos puntos espaciales.

         A su vez, las cuatro partes del espacio estaban integradas a un punto central, el ombligo del cosmos, representado por una piedra verde preciosa o por un árbol cósmico. El espacio horizontal del cosmos se figuraba en la forma de un cuadrado y se pensaba que todas sus partes confluían en un centro que congregaba las fuerzas provenientes de las cuatro direcciones del universo y era el área más cargada de energía, el cogollo del mundo. Los pueblos mesoamericanos ubicaron en ese ombligo cósmico la capital del reino. El templo o el recinto santo y lo consideraron como una suerte de imán que concentraba las fuerzas que habían participado en la fundación inicial del cosmos.

         Los olmecas, los zapotecas, los teotihuacanos y los mayas construyeron sus primeras ciudades como una réplica de la organización fundamental que percibían en el cosmos: orientadas hacia los cuatro rumbos del universo, conectadas verticalmente con el inframundo, la tierra y el cielo, e imaginaron que las creaciones humanas estaban reguladas por un tiempo semejante al que regía el ciclo de la naturaleza. Estas ideas eran una concepción común a los pueblos de Mesoamérica, un núcleo de creencias compartidas en el que asentaron su interpretación del origen del cosmos, el comienzo del tiempo y el desarrollo de los grupos humanos.

         Desde el principio de la vida civilizada el mundo terrestre se construye imitando el modelo cósmico. Los olmecas fundaron los primeros conjuntos urbanos y en su parte central edificaron una gran pirámide que nacía en el inframundo, tocaba luego la superficie de la tierra y se levaba hasta alcanzar el cielo. En el corazón de ese espacio sagrado levantaron plataformas y  comnstruyeron una gran plaza hundida, rodeada de paredes de barro, que simulaba una alberca donde reposaban las aguas primordiales. En el interior de esa réplica del inframundo depositaron como ofrenda unos enormes mosaicos de serpentina orientados hacia los cuatro puntos cósmicos. Los olmecas fundaron los primeros conjuntos humanos y en su parte central edificaron una gran pirámide que nacía en el infraundo, tocaba luego la superficie de la tierra y se elevaba hasta alcanzar el cielo. En el corazón de ese espacio sagrado levantaron plataformas y construyeron una gran plaza hundida, rodeada de paredes de barro, que simulaba una alberca donde reposaban las aguas primordiales. En el interior de esa réplica del inframundo depositaron como ofrenda unos enormes mosaicos de serpentina orientados hacia los cuatro puntos cósmicos (fig. 1).

Figura. 1. Vista reconstruida del centro ceremonial  de La Venta. Circa 1450.

  1. Pirámide de adobe, símbolo del volcán Pajapán, probable origen mitológico de la cultura Olmeca
  2. Plataformas, incipiente campo de pelota.
  3. La plaza cercada y abierta.
  4. Montículo donde se levantaba la pirámide.

http://5artes.com/historia/Arteprecolombino/Olmecas/Olmecas-01.htm

Corte de la ofrenda masiva de La Venta

https://equiponaya.com.ar/articulos/arqueo02.htm

 

Frente a la gran pirámide y a lo largo de las plazas fijaron las primeras estelas, que los mayas llamaron árboles de piedra, con la efigie grabada de sus dioses y gobernantes. Las estelas, que perpetuaban la imagen de los dioses y del gobernante, eran una imitación de los árboles cósmicos y, al igual que estos, se erguían en el centro mismo del cosmos (fig. 2). (5)

Figura 2. Efigie de un gobernante olmeca, rodeado de personajes que llevan en sus manos bastonesde mando. Estela 2 de La Venta.

https://x.com/YasnayaEG/status/1069024400299708416

 

         Así, desde los orígenes de la civilización, la pirámide que representaba los tres niveles del cosmos y la división cuatripartita del espacio aparece asociada con el poder sobrenatural que emanaba de la efigie del soberano. Entre los olmecas de la costa del Golfo de México el mismo soberano se representaba como un árbol cósmico: de su cabeza brota una planta de maíz (fig. 3), el primer árbol que en este caso simboliza el centro sagrado del cosmos y el alimento precioso que los dioses le otorgaron a los seres humanos en los inicios de la creación del mundo.

         El momento fundador en que todo fue creado por primera vez y gozó de la plenitud de los orígenes se asoció con el comienzo del tiempo. Los mitos que declaran que la ceación del cosmos fue seguida por “el comienzo del tiempo” subrayan que ambos acontecimientos son los ejes articuladores del orden cósmico y del transcurrir humano. Antes de esa creación domonaba el caos. A partir de ella y del comienzo del tiempo el universo adquiere un orden, sus diversos componentes trabajan en armonía, y la sucesión de los días, las estaciones y el movimiento del sol transcurren de manera ininterrumpida, animando la regeneración continua de la vida.

Figura 3.

 

https://x.com/Colmixe/status/1311022443792945153

 

         En jun estudio comparado de los sistemas calendáricos mesoamericanos, Munro S. Edmonson estableció que tuvieron una matriz única y un desarrollo común: “No sólo tuvieron un origen único, sino que a pesar de su uso por más de 100 grupos étnicos que hablaban otros tanto idiomas diferentes, este sistema conservó su unidad a través de más de 2 600 años”. (6) El calendario mesoamericano se concetró en la predicción de la astronomía solar y, desde el periodo formativo o preclásico (1500-100 a.C.), calculó la duración del año trópico en 365 días, con una exactitud absoluta. Éste vino a ser el “rasgo distintivo, el mayor logro y el atributo que define a la más avanzada civilización americana”. (7) Es decir,  una de las características de esta civilización es su sentido del tiempo. Aún cuando esta idea del tiempo fue compartida por los principales reinos mesoamericanos, lo curioso es que cada uno de ellos concibió el descubrimiento del calendario como un acontecimiento sagrado que se realizó en el propio reino.

         Mediante l procedimiento de cambiar el día del comienzodel año y atribuirle un nombre distinto, los reinos asumieron un calendario que los distinguía entre sí. Esto dio lugar a la existencia de varias familias de calendarios a lo largo de la historia, comenzando por el olmeca en el siglo VII a. C., del cual se derivaron otros calendarios en el preclásico (entre ellos el calendario teotihuacano, el zapoteca y los de Kaminaljuyú y Tikal), hasta llegar a 38 calendarios en la época de la conquista española. (8)

            Las grandes culturas mesoamericanas elaboraron tradiciones orales o escritas similares sobre la creación del cosmos y del comienzo del tiempo, pero cada cultura atribuyó esos acontecimientos al propio reino. Por ejemplo, los nahuas de la época de la Conquista refirieron a los españoles relatos que afirmaban que la era que ellos vivían había comenzado muchos años atrás, en Teotihuacán, la ciudad sagrada dobnde los dioses crearon el sol y la luna, organizaron el cosmos y tuvo lugar el comienzo de una nueva era. Apoyados en estas tradiciones míticas, en la división espacial de Teotihuacán en cuatro partes orientadashacia los cuatro rumbos del universo y en la arquitectura sagrada que domina los edificios y el majestuoso conjunto urbano, los arqueólogos han aventurado la idea de que esta ciudad probablemente se concibió a sí misma como el lugar “donde comenzó el tiempo” y nació una nueva era de la historia. (9) El hecho de que los teotihuacanos tuvieran su propio calendario solar desde el año 165 a.C. (10) fortalece esta presunción.

         Los calendarios, como sabemos, no se reducen a contar y dividir el tiempo; son una interpretación de la formación del cosmos y el transcurrir humano. Los mesoamericanos manejaron tres tipos de registro del tiempo. El calendario  sagrado de 260 días, llamado por los mayas tzolkin, y tonalpo por los aztecas, es el más antiguo de los sistemas de computar el tiempo. Según interpretaciones recientes, este calendario no estaba vinculado a fenómenos agrícolas o astronómicos, sino  que tuvo su origen en lo que dura la gestación de un ser humano; más tarde se adoció a la adivinación del destino de las personas y a la celebración de las fiestas religiosas. (11) En cambio, el calendario de 365 días, llamado haab por los mayas, es un calendario solar basado en observaciones astronómicas y dedicadas a registrar los cambios estacionales a lo largo del año. (12) La combinación del calendario sagrado de 260 días con el solar de 365 días produjo la llamada rueda calendárica: un periodo que comprendía 18 980 días, o 52 años de 365, tiempo en el cual concluía un ciclo y comenzaba una nueva rueda calendárica, que entre los aztecas se celebraba con la famosa ceremonia del Fuego Nuevo. Esos dos tipos de calendario eran cíclicos: una vez terminados los periodos de 260 y 365 días, o de 52 años, la rueda del tiempo comenzaba otra vez, en una rotación infinita.

         Un tercer tipo de registro del tiempo fue conocido con el nombre de cuenta larga. Este cómputo de tiempo se inició el el periodo formativo, en algún lugar  del Itsmo de Tehuantepec, y fue perfeccionado por los mayas en la época clásica (250-900 d.C.). La cuenta larga registraba el número de días transcurridos desde un mitológico punto de partida, un principio imaginario del tiempo que los mayas situaron en el año 3114 a. C. A diferencia cde las anteriores, ésta es una cuenta lineal y progresiva del tiempo, que probablemente tuvo su origen en el interés de los grupos dirigentes de registrar su ascendencia genealógica y vincular las hazañas de sus antepasados conlña situación presente de sus herederos. (13)

            Estas primeras imágenes sobre el origen del cosmos, sus divisiones verticales y horizontales, la creación del ombligo del mundo, la aparición de los dioses protectores y el comienzo del tiempo soin recutrrentes en todos los mitos de creación. Son las concepciones primarias que doitaron de unidad al pensamiento mesoamericano y las veremos repetirse, con ligeras variantes, a lo largo de los siglos que contemplaron el desarrollo autónomo y  original de los pueblos de esa región.

 

 

COSMOGONÍA MAYA

 

Los pueblos mesoamericanos conocieron la obsesión por los orígenes.Sus teogonías y mitologías se centran en el misterio de la creación del mundo. ¿Quién trazó los contornos del cielo, el ámbito terrestre y las cuatro esquinas del cosmos? ¿Cómo surgió la vida en la Tierra? Las preguntas sobre los orígenes del mundo, o sobre la relación de los seres humanos con los dioses y con la naturaleza, hicieron brotar una caudalosa literatura oral, que de la boca al oído pasó de una generación a otra, bajo la forma de cantos, ritos y mitos legendarios. En las diferentes regiones de Mesoamérica hay huella de esa tradición. Unas veces la encontramos congelada en el tiempo, grabada en estelas  y monumentos, por medio  de símbolos y jeroglifos. Otras las hallamos cifrada en la arquitectura de sus centros ceremoniales, o narrada en códices pintados en fibras vegetales y pieles de venado, o dispersa en la multitudinaria memoria oral y ritual de sus descendientes, quienes siguen reproduciendo ese código ancestral en los objetos más diversos, bajo símbolos y ritos que a veces escapan a nuestra comprensión.

         Gracias a esos variados testimonios podemos reconstruir la concepción del cosmos que elaboraron los mayas y rastrear su desarrollo a lo largo de muchos siglos, pues su cultura se ha prolongado hasta nuestros días. Presento aquí dos interpretaciones de la creación maya del cosmos y de los seres humanos. 1. Esta basada en la versión contenida en el Popol Vuh, texto escrito en lengua K´iche´cuya última redacción se escribió en caracteres latinos en la segunda mitad del siglo XVI. 2. Combino esa interpretación popular del origen del cosmos con la versión culta que escribieron los reyes y  sacerdotes mayas en textos y pinturas de la época clásica (siglos III al IX). Ambas comparten la misma obsesión: perpetuar la memoria del acto maravilloso que festejaba el amanecer del mundo civilizado.

 

Los dioses creadores y  sus primeras tareas

 

Los mitos que narran el origen del cosmos sitúan este acto en un escenario presidido por los dioses creadores. En los mitos mesoamericanos estos dioses están presentes en forma de una pareja primordial omnisciente y omnipotente. Un canto náuatl llama a esa pareha “Madre de los dioses, padre de los dioses”. (14) El Códice de Viena contiene la versión mixteca de la creación del cosmos, enriquecida por la representación plástica de la pareja primordial (Figura 4):

 

         Señora 1 Venado y Señor 1 Venado, los gemelos primordiales. Sahumaban con copal y esparcían el tabaco molido (un acto de culto, para purificar y dar fuerza). Eran la Madre y el Padre Divinos, que procrearon a los siguientes seres diversos. (15)

 

            Los mayas de Guatemala resumieron su conocimiento sobre el origen y desarrollo de los seres humanos en el Popol Vuh, el libro sagrado donde se asienta que el mundo actual fue creado

 

         por el hacedor, Formador, madre-padre de la vida, de la humanidad, dador del aliennto, dador del corazón, dador de la vida, criador en la luz eterna de los nacidos en la luz, engendrados en la luz; pensador, sabedor de todo […] (16)

 

            Las tareas iniciales de los dioses creadores consisitieron en ponerle fin al innfructuoso caos, ordenar el cosmos y fundar una nueva era del mundo, habitada por seres esforzados e inteligentes. Cuando los dioses comenzaron su tarea el mundo era un lugar  desolado:

 

         Todo estaba en suspenso, todo en calma; en silencio; todo inmóvil, callado y  vacía la extensión del cielo. Ésta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal […] piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía. No se manifestaba la faz de la Tierra. Sólo estaba el mar en calma y el cielo en toda su extensión. (17)

Figura 4. La pareja primordial de dioses, según el Códice de Viena: Señor 1 Venado (izquierda) y Señora 1 Venado (derecha) en el momento de ofrendar tabaco e incienso e iniciar la creación del cosmos.

Códice Vindobonensis Mexicanus I, lám. 51.

https://www.facebook.com/arqueomex/photos/los-dioses-credores-en-el-c%C3%B3dice-vindobonensislos-ancianos-intervinieron-en-la-c/805401904946857/?_rdr

La Lamina 52 dividida en los 8 periodos de la creación.

Arriba a la izquierda los creadores: el Corazón del Cielo, Abajo a la izquierda, el Corazón de la Tierra

Codex Vindobonensis Mexicanus I, lám. 52

https://arkeopatias.wordpress.com/2023/05/01/de-la-casa-186-venus-en-la-creacion-del-mundo-mixteco-segun-la-lamina-52-del-codice-vindobonensis-jggc/

         El Popol Vuh narra los esfuerzos desplegados por los dioses para instaurar un cosmos armonioso. Una y otra vez, en tres ocasiones sucesivas, los dioses fracasaron en su intento de crear seres capaces de infundirles vida al mundo y reverenciar a su sprogenitores. En su primera fundación los  dioses crearon los animales, los cuales se multiplicaon por la faz de la tierra. Entonces los dioses les pidieron que hablaran y  alabaran el nombre de sus creadores. Pero los animales ólo emitieron chillidos, voces desarticuladas, y los dioses decidieron que sus carnes fueran comidas.

         En su segundo intento los dioses quisieron hacer unos “seres obedientes, respetuosos, que nos sustenten y alimenten”. Formaron entonces unos seres de lodo; pero éstos eran blandos, se deshacían al contacto con el agua y no tenían entendimiento. Al ver esto los dioses destruyeron esa creación.

         Consternados por esos fracasoslos dioses consultaron a Xpiyacoc y Xmucane, la abuela y el abuelo sabios, diestros en la cuenta del tiempo, quienes tenían la capacidad de ver a través de las edades. Los adivinos les aconsejaron que hicierann un hombre y  una mujer de madera, y éstos se multiplicaron y su progenie se extendió por los cuatro rumbos de la tierra. Pero carecían de entendimiento, no reconocían a sus creadores e ignoraban cual era su tarea en el mundo. Frustrados, los dioses provocaron un diluvio que inundó la superficie terrestre y acabó con los seres de madera.

         El obstáculo que impide a los dioses crear seres capaces de reproducirse por sí solos y  de sustentar y alabar a sus creadores es el tema de esas tres creaciones fracasadas. A la dificultad de formar seres inteligentes se unió la acción incontrolada de las fuerzas naturales que habitaban las distintas regiones del cosmos. Como se ha visto, los mitos cosmogónicos nauas narran que las creaciones inciales terminaron arrasadas por cataclismos naturales.

         El Popol Vuh no alude a esos cuatro cataclismos, pero relata la acción destructiva de las fuerzas naturales al final de la tercera creación, cuando los hombres de madera fueron aniquilados. Dice el libro sagrado de los k´iche´ que entonces los dioses desencadenaron un diluvio que anegó la tierra, provocó el desplome del cielo e hizo que éste se pegara con la superficie terrestre. Al narrar ésta catástrofe, el Popol Vuh refiere otros disturbios que pusieron en riesgo la estabilidad del cielo y del inframundo, las dos regiones cuyo concurso era indispensable para hacer de la tierra un mundo habitable.

         Narra el Popol Vuh  que los promotores del desorden en la región celeste fueron tres personajes ostentosos. El primero se llamaba Siete Guacamaya y se vanagloriaba de ser el sol, la luna y el tiempo. Decía”Yo soy su sol y soy su luz y también soy sus meses”. (18) Los otros dos personajes eran sus hijos, Sipakná  Kabrakán. El primero presumía ser el hacedor de las grandes montañas; el segundo decía que podía remover llos montes más encumbrados. Los tres se arrogaban atributos propios de los dioses y por eso los creadores demandaron su destrucción.

 

La aparición de los Gemelos Divinos y su lucha

Contra Siete Guacamaya, ipakná y Kabrakán

 

         Al llegar a esta parte del relato, el Popol Vuh introduce otros actores y se concentra en episodios que aparentemente  suspenden el advenimiento de la cuarta y decisiva creación, la del mundo actual, que es el nudo sobre el que gira el relato. Sin embargo, los estudios sobre la epigrafía, la astronomía, los mitos y los símbolos religiosos muestran que esos episodios tienen una vinculación directa con la creación  del cosmos y la aparición del sol, los seres humanos y los alimentos esenciales. El Popol Vuh narra esos acontecimientos a la manera de las grandes epopeyas, mezclando los actos de los dioses con las hazañas de los héroes. (19)

Itzamná con la cabeza de Hun-Hunahpú y los gemelos Divinos

https://www.americaindigena.com/popol_vuh/2_popol_vuh/2.nacimiento_hunahpu_ixbalanque.htm

Figura 5. Hunahpú e Xbalanké

A la izquierda, Xbalanké, el Yax Balam de la época clásica, se distingue por los pedazos de piel de jaguar adheridos a sus brazos y piernas. A la derecha, Hunahpú (Uno Ahaw) se reconoce por las pintas negras de su cuerpo.

 

            Lo que primero sorprende en esta parte del Popol Vuh es el desdibujamiento de los dioses creadores como actores centrales de la narración y el ascenso de una pareja de dioses menores, Junajpú (Hunahpú) y Xbalanké, conocidos como los Gemelos Divinos, quienes adquieren el rango de protagonistas del relato (Figura 5).

Figura 6. Representación de la lucha entre Siete Guacamaya y los Gemelos Divinos en una vasija funeraria maya. Aquí se ve a Junajpú disparándole con su cerbatana a Siete Guacamaya, que está parado en un árbol. Junajpú lleva vestido y sombrero de cazador.

https://popol-mayab.org/2017/09/28/los-gemelos-heroes/

 

Siguiendo un procedimiento literario propio del cuerpo maravilloso, el Popol Vuh no explica quienes eran esos Gemelos Divinos y se limita a deir que ambos fueron llamados por los dioses creadores para combatir los designios de Siete Guacamaya y sus dos hijos Sipakná y Kabrakán. Así, recurriendo a los ardides del relato maravilloso, el Popol Vuh cuenta cómo Junajpú y Xbalanké valerosamente decidieron enfrentar  al orgulloso Sietye Guacamaya, quien con el cuerpo  cubierto de plumas brillantes y el rostro ornado de plata y piedras preciosas resplandecía en lo alto de un árbol de nance. Junajpú y Xbalanké discurrieron atacar a Siete Guacamaya cuando comía en el árbol de nance y ahí le dispararon sus  cerbatanas (Figuras 6 y 7). El tiro de Junajpú le pegó  directamente  en la mandíbula y lo derribó el árbol. Junajpú trató entonces de rematarlo, pero Siete Guacamaya le arrancó un brazo de un tirón y  se dio a la fuga (figura 8).

Figura 7. El Plato Ceremonial en Cerámica que vemos en la fotografía fue encontrado en la Bahía de Chetumal, Quintana Roo y se le ha datado entre el 600 y el 850, durante el periodo denominado Clásico Tardío,  el Centro INAH Quintana Roo lo tiene bajo su resguardo y se le nombra Plato Blom, actualmente se exhibe en el Museo Maya de Cancún.

http://literaturaymundomaya.blogspot.com/2013/09/los-heroes-gemelos-mayas-y-las.html

FIGURA 8. Estela 25 de Izapa, que muestra otro episodio  de la batalla entre Siete Guacamaya y los Gemelos Divinos. Aquí Hunahpú contempla al gran pájaro que le ha arrancado el brazo.

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         Estas y otras escenas de la lucha entre los Gemelos Divinos y el gran pájaro Siete Guacamaya están grabadas en estelas que datan de los primeros años de la era actual y  se reprodujeron más tarde en innumerables vasijas y pinturas de la época clásica (siglos III al IX).

         El meolo de este episodio es la serie de ingeniosas estratagemas imaginadas por los Gemelos Divinos para vencer a sus enemigos. Una de las más festejadas es la que cuenta cómo los Gemelos, disfrazados de ayudantes de un curandero, llegan hasta el refugio de Siete Guacamaya, prometen aliviarle  el dolor causado por la herida en la boca y con ese pretexo le van quitando uno a uno sus brillantes prnamentos. De este modo, al ser despojado de los objetos externos que le daban apariencia de grandeza, Siete Guacamaya quedó literalmente vacío y murió. Luego de reimplantarle el brazo a Juanjpú los Gemelos se dieron a la tarea de enfrentar las fuerzas descomunales de Sipakná y Kabrakán. Este episodio es narrado a través de otra serie de aventuras maravillosas que confirman el talento de los dos héroes, quienes con argucias sutiles vencen a titanes que  parecían imbatibles.

         Una vez conjurado el peligro del falso sol y la falsa luna que amenazaban dislocar el orden de la región celeste, el relato rompe otra vez la secuencia narrativa y retrocede al pasado, con el propósito de dar cuenta de los progenitores de los Gemelos. Como se verá adelante, la explicación del origen de los Gemelos es crucial para  comprender sus hazañas y el sentido de la misión que se les había encomendado.

 

El sacrificio de Jun Junajpú, el Pimer Padre,

y la venganza de los Gemelos Divinos

 

Dice el Popol Vuh en su tercera parte que los primeros auxiliares de los dioses creadores tuvieron para construir la nueva  edad del mundo fueron una pareja divina, Jun Junajpú y Siete Junajpú, el padre y  el tío, respectivamente, de l



os Gemelos Divinos. Antes de procrear a los Gemelos Divinos, Jun Jupajpú tuvo dos hijos, gemelos también: Uno Mono y Uno Artesano, quienes “se volvieron flautistas, cantantes y escritores; escultores, joyeros y orfebres También”. (20) Jun Junajpú y Siete Junajpú son presentados comop pensadores y sabios notables y como hábiles jugadores de pelota. En una ocasión en que practicaban su  deporte favorito fueron escuchados por los señores de Xibalbá, quienes habitaban en el interior de la superficie terrestre, en el inframundo. Los regentes de Xibalbá, con el pretexto  de que los Gemelos hacían mucho ruido al jugar y no manifestaban respeto por su investidura, los conminaron a descender al inframundo y los retaron a jugar a la pelota.

         El descenso de los Gemelos a las profundidades del inframundo da ocasión para describir esa región inédita, que se presenta como un lugar acuoso donde dominan la oscuridad y el frío. Es una región habitada por seres fantásticos y gobernada por dioses terribles, que tienen el poder de desencadenar enfermedades mortíferas (fig. 9) Cada uno de esos dioses, encabezados por sus jefes, Uno y Siete Muerte, tenía  asignados una región de Xibalbá y un tipo de afliciones. En su camino a ese lugar erizado de púas los Gemelos  cruzaron un río de sangre. Llegaron así a una encrucijada de la que partían cuatro caminos: uno era rojo, otro negro, otro blanco y otro  amarillo, los clores e las cuatro direcciones del cosmos. El camino negro habló y dijo: “Soy el camino que tomarán […] Éste fue el camino de Xibalbá”.

FIGURA 9. Personajes de Xibalbáel inframundo maya, en una escena de decapitación. Dibujo basado en Robicsek y Hales, 1981, vaso 24.

https://reader.digitalbooks.pro/book/preview/87345/cap02

 

 

            Desde ese momento el texto repite que los gemelos fueron ya vencidos por los señores de Xibalbá, porque irremisiblemente van cayendo en las sucesivas trampas que éstos les tienden. Cada encuentro con los dioses de Xibalbá se convierte en una pérdida y una humillación para los Gemelos. Más tarde son encerrados en la Casa Oscura para pasar  la noche, con un ocote y un cigarro para  alumbrarse, bajo la exigencia de que no los consuman y los devuelvan enteros al amanecer. No pasan esa prueba y los señores de Xibalbá deciden sacrificarlos. “Fueron enterrados en el lugar del Sacrificio del Juego de Pelota, como se llama. La cabeza de [Jun] Junajpú fue cortada; solamente su cuerpo fue enterrado con su hermano menor”. Luego ordenaron colocar la cabeza de Jun Junajpú en un árbol que nunca había fructificado, cerca del Juego de Pelota. Pero, inesperadamente, “cuando  colocaron su cabeza en la bifurcación del árbol, el árbol dio fruto”.

         La noticia del árbol maravilloso llegó a  oídos de una doncella de Xibalbá llamada Sangre Luna, quien impulsada por la curiosidad se acercó al árbol florido. “¿Qué es la fruta de este árbol?”, dijo. Al oír esto la calavera de Jun Junajpú, que estaba escondida entre los jícaros del árbol, preguntó si la doncella quería uno de ellos. Al responder la joven afirmativamente, la calavera lanzó un chisguete de saliva que fue a  caer en la palma de la mano de Sangre Luna. Dijo entonces la calavera que en su saliva le había dado su descendencia y le ordenó  subir a la faz de la tierra (21).

            Esta fecundación milagrosa en el interior del inframundo es el origen de la segunda pareja  de gemelos, los hijos de Jun Junajpú y Sangre Luna. Según el mito, Sangre Luna logró huir de la región de Xibalbá y dar  vida a Junajpú y Xbalanké en la superficie de la tierra. Como saben los lectores del Popol Vuh Junajpú y Xbalanké enfrentaron diversos desafíos durante su niñez y juventud y padecieron la envidia de sus hermanos mayores, a quienes finalmente convirtieron en monos. Luegotuvieron que ganar la confianza de su abuela y el afecto de su madre. Más tarde fueron solicitados para combatir a los usurpadores Siete Guacamaya, Sipakná y Kabrakán. Por último, cuando habían recuperado los arreos de jugar a la pelota que sus padres ocultaron antes de partir al funesto viaje al inframundo y empezaban a  disfrutar esa diversión, fueron escuchados por los  regentes de Xibalbá. La aceptación de ese reto formidable, que los ponía frente a frente con los matadores de sus padres, es el episodio, más dramático de esta saga.

         Para nuestra  fortuna, los momentos culminantes de esta parte del mito están ilustrados acon abundantes pinturas de la época clásica, que enriquecen los episodios narrados por el Popol Vuh. El viaje a Xibalbá de la segunda pareja de gemelos es la versión contraía del viaje de sus antecesores, Junajpú y Xbalanké eluden las artimañas en que habían caído sus padres y sobreviven a los desafíos de pasar la noche en la Casa Oscura. Haciendo gala de inteligencia, los Gemelos se anticipan a las trampas de los señores de Xibalbá y los frustran y desesperan (fig. 10 y 11).

Itzamná, señor del inframundo, sentado en su trono a la izquierda y a los gemelos a la derecha. Este sencillo mito recoge en su final una lección moral de vital importancia: el triunfo del bien sobre el mal. Además, también refleja la eterna lucha entre ambos lados del poder, ya que para los antiguos mayas cada día en que se ponía el Sol y Venus le precedía, Hunahpú y Xbalamqué volvían a descender al Xibalbá, y nuevamente se enfrentaban al mal. Por otra parte, esta historia pretende recopilar en su contenido diversos mitos mayas, con lo cual su significado más profundo escapa a nuestra comprensión.

https://pueblosoriginarios.com/meso/maya/maya/gemelos.html

Escena del iframundo, previa al juego de pelota, entre los Gemelos y los señores de Xibalbá. En el centro, frente  a una pirámide escalonada, que se ha levantado a un lado de  la cancha, dos personajes se saludancon la pelota  en la mano. A la izquierda  se ve a los Gemelos Divinos, y  a la dercha un árbol donde reposa la  gran ave Siete Guacamaya.

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Cuando los retan a jugar pelota, los gemelos  ganan la primera  partida. Luego, cuando son  alojados sucesivamente en las tenebrosas casas llamadas Oscura, de las Navajas, de los Jaguares, del Fuego y de los Murciélagos, escapan esos peligros. Sin embargo,, convencidos de que el propósito de los señores de Xibalbá era darles muerte, aparentaron sacrificarse en una hoguera, para renacer milagrosamente poco más tarde.

         En su renacimiento adoptaron la figura de dos pobres que se ganaban la vida danzando y haciendo prodigios  que divertían a la gente de Xibalbá. Lo que más admiraba a los de ibalbá era un acto en que los Gemelos se mataban uno al otro y un instante después resucitaban. La noticia de esos hechos asombrosos llegó a los oídos de los señores de Xibalbá, quienes los mandaron llamar  para que  actuaran delante de ellos.

Maravillados, los señores de Xibalbá contemplaron los  actos transformistas de los Gemelos, el momento espeluznante de su propio sacrificio y luego el de su renacimiento glorioso. Entusiasmados, pidieron a los Gemelos que hicieran lo mismo con ellos. Los  Gemelos procedieron a sacrificarlos pero ya no los resucitaron. Entonces revelaron a los pobladores de Xibalbá su verdadera identidad y se proclamaron vengadores de sus padres, quienes habían sido sacrificados por los regentes de Xibalbá. Luego fueron al lugar donde sus padres habían sido enterrados, pero  sus esfuerzos por resucitarlos resultaron vanos. A cambio  de ello Junajpú y Xbalanké les prometieron la inmortalidad a través de su recuerdo permanente y la  continuidad de su linaje. Estas acciones muestran que el viaje de los Gemelos tenía por fin acabar con el desorden existente en el inframundo y rescatar (resucitar) a sus padres.

         De este modo, al vencer a las potencias del inframundo, cuyo apetito desmesurado consumía a los seres vivos, las plantas y los astros, los Gemelos Divinos pusieron un freno a las fuerzas destructivas del inframundo. Establecidos  esos nuevos ppactos con las ptencias del cielo y  del inframundo, los dioses creadores comenzaron la tarea de dar forma al cosmos y vida a llos seres humanos.

 

 

El amanecer de la vida

 

La cuarta y última parte del Popol Vuh está consagrada al momento exultante de la creación del mundo actual. Dice el Popol Vuh que Cuando Junajpú y Xbalanke abandonaron Xibalbá, ascendieron en apoteosis al cielo, donde se transformaron en el sol y la luna. Luego de este acontecimiento los dioses iniciaron la obra de hacer a los seres humanos. Del interior de la montaña colmada de semillas nutricias extrajeron el maíz amarillo y el maíz blanco, que fueron molidos nueve veces, y con esa masa preciosa hicieron la carne y el cuerpo de los primeros hombres, los progenitores del pueblo K´iché.

         A partir de ese momento los textos cosmogónicos cambian de tema y de personajes. El  tema que ahora se impone en los relatos de creación es la aparición de los distintos grupos étnicos, la historia de su formación, desarrollo y migraciones, bajo la guía de sus dioses tutelares, quienes los conducen a la tierra prometida, donde instauran reinos poderosos. En el Popol Vuh hay una continuidad perfecta entre los orígenes de la creación del cosmos y la historia terrestre de los grupos surgidos de esa génesis fundamental. Lo mismo se advierte en los textos y  códices que narran el origen del pueblo palencano, mixteco o nahua. En todos ellos se subraya el vínculo que une el origen sagrado del cosmos con la historia terrena de los reinos. (22). Lo que sorprende en el Popol Vuh y en los otros mitos de creación mesoamericanos es la amplitud del horizonte temporal que abarcan. Son textos que dan cuenta del origen del cosmos y del sentido último de la vida humana en la tierra. Como se ha advertido, el Popol Vuh comienza “en la oscuridad, con el mundo habitado sólo por los dioses, y continúa desde el amanecer hasta la época de los seres humanos que lo escribieron”. (23)

         Aún cuando el mito parece concentrarse en los ingentes esfuerzos de los dioses para dominar a las potencias que producen el caos, su relato abarca el conjunto de los asunyos sobrenaturales y humanos que sustentan la vida y danrazón de ella. El tema del mito cosmogónico es el origen y ordenamiento del cosmos, el nacimiento y destino de los seres humanos, la descripción de la naturaleza que los rodea y el relato de los acontecimientos que tejen la vida de los pueblos y construyen la historia de los reinos. El mito  cosmogónico es el modelo de todos los mitos de origen.

         La necesidad de almacenar, ordenar y transmitir en forma según esa memoria colectiva es el fin último del mito. En su versión oral o escrita, el mito cosmogónico es una suerte de enciclopedia inventada por los pueblos antiguos para preservar su identidad u asegurar su sobrevivencia. Para cumplir esa función social, el lenguaje del mito tiene que satisfacer dos requisitos: por una parte debe cautivar a su auditorio y, por otra, tiene que ser un compendio de los conocimientos indispensables que aseguran la sobrevivencia del grupo. Cuando una comunidad logra plasmar ese objetivo en un relato, su máxima ambición es darle estanilidad a ese mensaje y transmitirlo incesantemente a las generaciones futuras. (24)

Esto es lo que hicieron los mayas con el Popol Vuh, un relato que empezaron a contarse una y otra vez desde los albores de su civilización, en cantos y en figuras granadas en lápidas, en vasijas pintadas, en las portadas de sus templos y palacios, en ceremonias teatralizadas y en ritos que conmemoraban los actos fundacionales de su historia.

         El Popol Vuh es la versión popular de la gran enciclopedia de conocimientos que los mayas elaboraron para sobrevivir como pueblo civilizado. Utiliza un lenguaje narrativo y se concentra  en episodios protagonizados por personajes bien definidos (los dioses creadores, los Gemelos Divinos, los señores de Xibalbá, los hermanos enidiosos). La trama y el desenlace del relato expresan los valores más altos del pueblo k´iché, loscuales son transmitidos con las técnicas del cuento maravilloso o de la dramatización teatral, formas de comunicación que hoy siguen en uso entre sus  descendientes. Como sabemos, la traducción española de esta obra procede de un texto k´iché, que a su vez fue copiado de un códice antiguo. Los k´iché se asentaron en las tierras altas de Guatemala a principios del siglo XIII y allí conocieron los fundamentos de la cultura maya que les precedió. En la época de su esplendor, los mayas de Tikal, Kalakmul, Cop´+an o Palenque contaban una historia del origen del cosmos muy parecida a la del Popol Vuh aunque más elaborada.

         El reciente desciframiento de los glifos mayas y los nuevos estudios sobre la religión y  sus símbolos descubrieron un mundo cargado de sorpresas.  Por ejemplo, la  lectura de losglifos permitió leer el más antiguo mito de creación grabado en las ciudades mayas de la e´póca clásica. El mito inscrito en los templos de Palenque dice que en el lejano año de 2113 a.C. nació el Primer Padre, quien es llamado Hun Nal Ye, Uno Semilla de Maíz. Según esta cosmogonía, cuando aún no había sol y reinaba la oscuridad, Hun Nal Ye creó una casa en un lugar llamado Cielo Levantado y la orientó hacia los cuatro rumbos cardinales. Desde entonces, este cuadrado fundador se convirtió en la figura geométrica por excelencia del mundo maya. En el mismo lugar ubicó las tres piedras que señalaban el centro del cosmos y levantó el árbol que simbolizaba los tres niveles verticales del mundo (figura 12) (25).

            Luego de estos hechos prodigiosos, Hun Nal Ye protagoniza el acto central de la cosmogonía: su resurrección del inframundo en la forma de un joven de belleza extraordinaria que transporta a la superficie de la tierra las semillas preciosas del maíz, rescatadas de Xibalbá (fig. 13).

En la imagen se aprecia en el centro la gran ceiba cósmica, un símbolo maya del centro del mundo, y a sus lados está representada la gran pareja divina. Páginas 76-75 del Códice Madrid.

https://masdemx.com/2016/04/los-arboles-sagrados-del-mexico-antiguo-2/

(figura 12)

https://apromeci.org.mx/blog/post/75/El_%C3%81rbol_Cosmico

 

LAMINA 1. En el lado derecho, los llamados “Dioses con diadema” contemplan al dios del maíz, rodeado de tres mujeres desnudas que se aprestan a vestirlo. El dios parece renacer del agua.

https://www.nexos.com.mx/?p=28461

FIGURA 13. Hun Nal Ye renace del interior de la tierra, representada en esta escena por un caparazón de tortuga. Lo reciben Xbalanké (derecha), quien derrama un cántaro de agua en la hendidura de la tierra y Junajpú a la (izquierda

 

Luego de estos hechos prodigiosos, Hun Nal Ye protagoniza el acto central de la cosmogonía: su resurrección del inframundo en la forma de un joven de belleza extraordinaria que transporta a la superficie de la tierra las semillas preciosas del maíz, rescatadas de Xibalbá (fig. 13). La maravillosa historia de la resurrección del dios del maíz no está narrada en textos, sino pintada en tiestos de cerámica y en las paredes de los monumentos de la época clásica. Estas imágenes narran la historia del primer viaje al inframundo y muestran que Hun Nal Ye es Jun Junajpú (el Primer Padre), cuyas aventuras había comenzado a contar el Popol Vuh. Las pinturas inclyen episodios de esa saga que ignorábamos: describen el encuentro de Hun Nal Yu con unas mujeres hermosas y desnudas que lo ayudan a vestirse en las profundidades del inframundo y la búsqueda de las semillas nutricias en el interior de la montaña de los mantenimientos (lám. 1). Un vaso pintado muestra a Hun Nal Ye en una canoa transportando una bolsa llena de granos de maíz.

FIGURA 14. Vaso funerario maya que representa tres episodios del viaje de Hun Nal Ye por el inframundo. El la parte inferior

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            Al comparar las aventuras de los Gemelos narradas en el Popol Vuh con los textos y las pinturas de la época clásica, se tiene la impresión de haber recorrido un tramo muy largo de la historia humana y tocado algo profundo de esa historia. De pronto percibimos que durante más de 15 siglos los mayas se contaron una misma historia acerca de los orígenes del cosmos y los funfdamentos de la vida civilizada. El relato cosmogónico que los mayas clásicos grabaron en los monumentos de Copán, Quiriguá, Bonampak y Palenque indica que en sus orígenes éste fue un mito agrícola, una narración centrada en el brote de la planta del maíz de las profundidades de la tierra. El hecho de que la cvosmogonía maya se refiera a la presente creación del cosmos como un alumbramiento agrícola y haga brotar  a la nueva humanidad de la masa del maíz revela que para los pueblos más antiguos de Mesoamérica la  civilización nació con los orígenes de la agricultura y  el cultivo del maíz. (26)

         La resurrección del dios del maíz, al vincularse en los mitos de creación con el origen del cosmos, estableció los paradigmas teogónicos y las imágenes primordiales sobre las cuales los pueblos de Mesoamérica concibieron la fundación de todas las cosas humanas y sobrenaturales. El trazo incial del  cosmos, su  división en tres niveles superpuestos y cuatro rumbos espaciales, el levantamiento del árbol cósmico en el centro de ese espacio, el nacimiento de los dioses, los seres humanos, las plantas y los bienes sustentadores de la vida, la creación del tiempo, el calendario y  la escritura, son todos actos primordiales que nacieron con el comienzo del cosmos y  desde entonces y para siempre marcaron la hechura de todos los actos humanos. “Para los antiguos mayas –lo mismos que para los demás pueblos de Mesoámerica-, la creación primordial estaba  en el corazón de todo lo que representaban en su arte y arquitectura. Cuando contemplamos sus templos, juegos de pelotas, esculturas, pinturas y cerámica a la luz de nuestros nuevos conocimientos, quedamos sorprendidos al ver que esos objetos reflejan una visón única de la realidad.” (27) Esta visión unitaria de la vida tan estrechamente vinculada a la fundación primordial ha podido ser recuperada y explicada en un libro admirable que se refiere precisamente al cosmos maya (28).

 

 

 

NOTAS

Flores Cano, Enrique, Memoria Mexicana, México, FCE, 2004, pp. 676.

 

1.- Popol Vuh. Las antiguas historias de Quiché (1961), trad.del texto original con intod. Y notas de Adrián Recinos, México, FCE, pp. 24-30.

2.-Eliade, Mircea (1972), El mito del eterno retorno, Madrid, Alianza Editorial, pp. 20-25.

3.- Una primera interpretación del sentido cósmico de la pirámide mesoamericana puede verse en Westheim, Paul, (1950), Arte antiguo de México, traducción de Mariana Frenk, México, FCE, pp. 95-112.

4.- Popol Vuh, p. 21.

5. - Reilly, F. Kent, (1990), The Ecological Origin of Olmec Symbols of Rulership, tesis de maestría, Austín, The University of Texas at Austin, y del mismo autor, “Olmec Iconographic Influences on the Symbols of Maya Rulership: an Examination Of Possible Sources”, en Merle Greene Robertson, y Virginia Fields (comps.), Sixth Palenque Round Table, 1986, Norman, University of Oklahoma Press, pp. 143-166.

6.- Edmonson, Munro S. (comp.) (1988), The Book of the Year, Middle American Calendar Systems, Salt Lale City, University of Utah Press, p. 4.

7. - Edmonson, The Book of Year, p. X.

8.- Ibíd., p. 97. Marcus, Joyce (1992), Mesoamerican Writing Systems. Propaganda Myth, and History in Four Ancient Civilizations, Princeton, Priceton University Press, p. 142.

9.- Millon, René (1981), “Teotihuacan: City, State and Civilization”, e eremy A. Sabloff (comp.), Handbook of Midd

American Indians, Austin, University of Texas Press, Suplemento 1, pp. 198-243, Nota 4, y (1988), “The Last Years of Teitihuacan Dominance”, en Norman Yoffee, y George Cowgill (comps.), The Collapse of Ancient States and Civilizations, Tucson, The University of Arizona Press, pp. 102-175.

10.- Edmonson, The Book of Year, pp. 26, 121-122 y 124.

11.- Telock, Barbara (1992), Time and the Higland Maya, Alburquerque, University of New Mexico Press; Earle, Duncan M. y Dean R. Snow (1985), “The Origin of the 260 days Calendar: the Gestation Hypothesis Reconsiderad in Light of Its Use  among the Quiche Maya”, en Fifth Palenque Round Table, 1983, San Francisco, Pre-Columbian Research Institute, pp. 241-244; Earle, Duncan M. (1986), “The Metaphor of the Day in Quiche: Notes on the Nature of the Everiday Life”, en Gary H. Gossen (comp.), Symbols beyond the Closed Community, Albany, Nueva York, Institute for Mesoamerican Studies, pp. 155-172.

12.- Justeson, John S. (1988), “The Non-Maya Calendars of Southern Veracruz-Tabasco and the Antiquity of the Civil and Agricultural Years”, Journal of Mayan Linguistics, vol. 6, pp. 1-21.

13.- Un resumen actualizado de estos sistemas de cómputo puede verse en Miller, Mary E., y Karl Taube (1993), The Gods and Symbols of Ancient Mexico and Maya Zone, Nueva York, Thames and Hudson, pp.  48-53. Una explicación de las características de los sietemas de cómputo y los calendarios de los zapotecas, mayas, mixtecos y nahuas puede verse en Marcus, Mesoamerican Writing Systems, pp. 95-142.

14.-Leander, Birgitta (1979), IN Xóchitl cuícatl.  Flor y Canto. La poesía de los aztecas, INI, p. 211.

15.- Anders, Ferdinand, Maarten Jansen y Gabina Aurora Pérez Jiménez (coords.) (1992), Origen e historia de los reyes mixtecos. Libro ilustrativo del llamado Códice Vindononensis, México, FCE, p. 84.

16.- Popol Vuh, edición de Tedlock, pp. 65-66.

17.- Popol Vuh, edición de Adrián Recinos, p. 66.

18.- Popol Vuh, edición de Tedlock, pp. 78-79.

19.- Coe, Michael D. (1989), “The Hero Twins: Myth and Image”, en Kerr, Justin (comp.), The Maya Vase Book, Nueva York, Kerr Associates, pp. 161-184. Este artículo es el major studio sobre la personalidad, el simbolismo y el significado de los Gemelos Divinos.

20.- Popol Vuh, edición de Tedlock, p. 97.

21.- Popol Vuh, edición de Tedlock, pp. 104-107.

22.- Florescano, El mito de Quetzalcóatl, pp. 175-176.

23.- Popol Vuh, edición de Tedlock, Introducción, p. 59.

24.- Sobre los inicios de la formación y  conservación de la memoria colectiva y su plasmación en textos orales o escritos, véase Havelock, Eric A. (1994), Preface to Plato, Harvard University Press, pp.42-49 y 291, y del mismo autor The Muse Learns to Write, pp. 54-77.

25.- Freidel, David, Linda Schele y Joyce Parler (1993), Maya Cosmos Three Thousand Years on the Shaman´s Path, Nueva York, William Morrow and Company Inx, pp. 69-72; y Garza, Mercedes de la (1987), “Los Mayas. Antiguas y nuevas palabras sobre el origen”, en Mitos cosmogónicos del México antiguo, INAH, pp. 15-86.

26.- Florescano, El mito de Quetzalcoatl, pp. 204-2191.

27.- Freidel, Schele y Parker, Maya Cosmos, cap. 3.

28.- Idem..

 

 

FIN DEL CAPÍTULO 1.

APÉNDICE

Estos gemelos son siempre antropomórficos y son nombrados así por las elaboradas bandas de tela nudosa que usan. (Ilustración de Schele and Miller 1986:51)

 

Junajpu

Este nombre está compuesto de jun “uno”, aj– ocupacional, y posiblemente pub’, «cerbatana», resultando “un cerbatanero” en k’iche’. En yucateco, p’uj es un verbo para “cazar” (pero no un término para «cerbatana»), mientras ajp’uj significa “cazador”. Junajpu es uno de los veinte días de la versión k’iche’ del calendario adivinatorio de 260 días. Dado que los hablantes k’iche’ no notan al cerbatanero contenido en este nombre al igual que los hablantes de español no notan más a Júpiter en jueves, nunca es traducido en ninguna versión ni traducción del Popol Wuj. El jun está tan incrustado en Junajpu, que tanto en k’iche’ antiguo como en el moderno, el día Junajpu particular que tiene el número uno, es llamado Jun Junajpu. El nombre yucateco correspondiente es Ajaw “Señor” sin el número incrustado, pero el nombre del dios relacionado (llamado Dios S por los iconógrafos) era escrito prefijando la variante de la cabeza del glifo del nombre del día con el número uno, produciendo Jun Ajaw. En el arte maya clásico este dios, como Junajpu, caza con una cerbatana y juega pelota.

 

Los papeles astronómicos de Junajpu incluyen el del planeta Venus, el cual aún lleva su nombre cuando aparece como estrella de la mañana, y el del sol que apareció en el primer día de la presente era.

 

 

Xb’alamq’e

La sílaba final de este nombre está escrita de forma ambigua en el manuscrito del Popol Wuj, donde hay una tendencia a usar «qu» para cualquiera de los cuatro distintos sonidos de k. El sonido correcto es revelado por el nombre que los hablantes q’eqchi’ contemporáneos dan al sol cuando pasa debajo de la tierra por la noche, el cual es b’alamq’e. En la actualidad, no tienen palabra para el sol en general, pero el significado original de –q’e es dejado en claro por saq’e, su palabra para el sol del día, el cual combina saq (blanco, luz) con q’eB’alam significa tanto “escondido” como “jaguar” en q’eqchi’, mientras xb’alam (con un posesivo pre consonante para tercera persona) significa «su parte (o aspecto) escondida”. De esta manera Xb’alamq’e significaría “el aspecto oculto del sol”, y la forma correcta de la versión del Popol Wuj para este nombre sería Xb’alamq’e. La existencia de una versión prefijada de b’alamq’e es confirmada por Las Casas (1967:330, 619), quien reporta una tradición en la cual un dios llamado Exbalanquen entró al inframundo a través de una cueva cerca de Cobán (el cual es territorio q’eqchi’).

En el libro, el carácter específico del inframundo de Xb’alamq’e es revelado por escenas en las cuales él y su hermano Junajpu se apartan de su hábito de actuar al unísono. Junajpu toma la batuta únicamente cuando están en la superficie de la tierra mientras Xb’alamq’e lo hace solo cuando están en Xib’alb’a. El nombre de la deidad yucateca (Dios CH) correspondiente a Xb’alamq’e, era escrito perfilando la variante del glifo de cabeza para el número nueve con yax, “primero”, produciendo yax b’olon, como una lectura literal. La cabeza en perfil siempre se muestra con un parche de manchas de piel de jaguar en la quijada, indicando que la lectura intencional es b’alam, la cual juega con b’olon y significa “jaguar”.

Sobre Xb’alamq’e, los pueblos mayas (incluido el k’iche’ contemporáneo) generalmente ponen la luna al cuidado de una diosa, pero hay ejemplos de deidades lunares masculinas en el arte maya clásico (Schele y Miller 1986: 306, 309; Taube 1992: 65-68). La naturaleza del papel lunar de Xb’alamq’e está predicha por el hecho de que está cara a cara con Junajpu cuando arden juntos, siendo esta la posición de la luna cuando está llena. El k’iche’ contemporáneo usa q’ij, “sol”, como una figura retórica para la luna llena, saludando así su brillo y redondez, y esto puede ayudar a explicar el sol (-q’e) en el nombre q’eqchi’ de Xb’alamq’e. La imagen completa se ajusta a la descripción azteca de la primera aparición del sol y la luna actuales, en la que la luna sale cuando el sol se pone y parecen similares entre sí. (Sahagún 1950–69, libro 7:8).

Los papeles astronómicos de Xb’alamq’e, incluyen el de la noche o sol del inframundo, además del de la luna llena que se alzó cuando el sol se puso en el primer día de la era presente.


Jun Junajpu y Wuqub’ Junajpu

Estos nombres son de los padres de los gemelos héroes, en el cual Junajpu es uno de los veinte días del calendario adivinatorio (véase arriba). El manuscrito del Popol Wuj deja afuera a Wuqub’ Junajpu, pero todo lo demás en la oración está en plural y ambos hermanos son nombrados juntos dos oraciones después. Como lo muestran sus números,  Jun (uno) y Wuqub’ (siete) Junajpu representan los trece días posibles que llevan el nombre Junajpu.

 

Bibliografía

 

Casas, Bartolomé de las 1967.  Apologética historia sumaria. 2 volúmenes. Editado por Edmundo O’Gorman. México: Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Coe, Michael D. 1989. «The Hero Twins: Myth and Image.» In The Maya Vase Book: A Corpus of Rollout Photographs of Maya Vases, vol. 1, editado por Justin Kerr, pp 161-84. New York: Kerr Associates.

 

Sahagún, Bernardino de. 1950–69. Florentine Codex: A General History of the Things of New Spain. Translated by Arthur J. O. Anderson and Charles E. Dibble. 12 vols. Santa Fe: School of American Research and University of Utah.

 

Schele, Linda y Miller, Mary Ellen 1986   The Blood of Kings: Dynasty and Ritual in Maya Art. Fort Worth: Kimbell Art Museum.

 

Taube, Karl 1992   The Major Gods of Ancient Yucatán. Studies in Pre-Columbian Art and Archaeology 32. Washington, D.C.: Dumbarton Oaks.

 

Tedlock, Dennis 1996. Popol Vuh: The Mayan book of the Dawn of Life. Edición revisada y expandida. A Touchstone Book. Simon and Schuster, Inc.

 

 

https://popol-mayab.org/2017/09/28/los-gemelos-heroes/




















 





 











 






 





 

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