jueves, 24 de enero de 2019


SAA BIGU
(Son de la Tortuga)

GUENDANABANI SICARÚ
(Cuán hermosa es la vida)
(Cultura Zapoteca)



Quizá podemos afirmar que la música permea todos los ámbitos de la vida; acompaña el amor, el desamor, las fiestas, la vida y la muerte, y así mismo evoca lugares y costumbres. De eso quiero platicar en este texto, pues hay música que además de su contenido sonoro y literario posee características que nos brindan información sobre su lugar de origen. Es decir, existe música con detalles culturales que nos indican en donde nació, por ejemplo, es el caso de los sones. Cuando escuchamos un son y ponemos atención a la instrumentación, podemos descubrir de dónde es. Si escuchamos un son veracruzano, por sus rimas y los instrumentos podremos descubrir si es del Puerto, de Tlacotalpan, de la región de los Tuxtlas, etc. Aquí un tip: si es un son veracruzano con arpa, pertenece al Puerto; si logramos distinguir un pandero, es de Tlacotalpan; si solo usa jaranas (guitarra de varios tamaños), es de los Tuxtlas, etc.
            Aquí pondré énfasis en dos sones de la cultura zapoteca, específiamente de la región del Itsmo de Tehuantepec, el son Bigu y el Guendanabani. Antes de continuar, quiero explicar que la cultura zapoteca, perteneciente al Estado de Oaxaca, se divide en cuatro regiones: la Sierra, el Valle, el Centro y el Itsmo, esta última región se ha caracterizado por una intensa difusión de su lengua y de sus costumbres, que y que desde 1484 han conformado una cultura peculiar combativa “conservando a la vez su lengua nativa, sus costumbres y tradiciones en el nacimiento, la vida y la muerte”. (1)
                Los binnizá o zapotecas del Itsmo, como todas las culturas, contiene una peculiaridad que le permite crear sones distintos de los del resto de la región y del país. Los binnizá son los que descendieron de la nube, poseen una cosmovisión politeísta y por eso encuentran, en distintos elementos de la naturaleza, mensajes y elementos que los vinculan directamente consigo mismos y con el mundo.
            Entonces, como el mundo les habla o les dice cosas, los animales también les dicen cosas; estos animales que transmiten mensajes sobre la vida son nombrados guenda la esencia de las cosas, lo que existe, el espíritu o la sustancia. Éstos representan en sí  mismos, vida, fertilidad o abundancia, tal es el caso de la tortuga, bigú; el lagarto, be´ñe ´; y el tigre, beedxe´.
            Podemos recordar que las letras de las canciones sirven para educar, generalmente mezclando cosas de la vida cotidiana. Sucede que la música es importante en todas las culturas, y los binnizá, no son la excepción, por ello hablaremos de un son dedicado a las tortugas, pues no solo son animales sagrados, también son animales que alimentan a la comunidad.
            Antes de seguir, hablaremos un poco sobre las características de eso que llamamos son:
            Durante la colonización llegaron a México los instrumentos de cuerda: guitarra, jarana, violín, arpa, etc., y los instrumentos de aliento-metal: trompeta, saxofón, clarinete, etc.; con ellos también llegaron las formas musicales para usar con esos instrumentos, por ejemplo las polkas, marchas, valses y, por supuesto, el son.



En su definción más básica un son: es todo aquello que se puede bailar o una “pieza musical que tiene como características, un patrón rítmico-armónico recurrente y que forma un complejo musical, cultural, poético y coreográfico”. De esta manera, las antiguas danzas y melodías se fueron transformando en sones y, en el caso de los binnigula´sa´ o antiguos zapotecas, se puede ver cómo las danzas precolombinas conservaron sus creencias y adoptaron los nuevos ritmos.
            El caso del son itsmeño, a diferencia de los distintos sones (jarocho, huasteco, calentano, jalisciense, etc.), tiene como peculiaridad el uso del instrumento de aliento, pues las danzas zapotecas se interpretaban usando flautas de carrizo y de barro, por eso se adaptaron fácilmente a la banda de viento, aunque, hoy en día, estos sones también se interpretan con instrumentos de cuerda y con marimba. Fin de las características.
            Como decía, las antiguas danzas zapotecas o música binnizá se interpretaban con flauta y algún instrumento de percusión, podía ser un tambor o la concha de algún animal, generalmente de tortuga; también existían los casos en que se cantaba o se recitaba durante la ejecución musical. Aún quedan algunos intérpretes que amenizan la “cocida del tamal” o “la levantada de la enramada” con flauta de carrizo y tambor o caparazón, estas piezas musicales fueron transmitidas desde los binnigula´sa´, es decir, los antiguos zapotecas.
            Entre los sones istmeños provnientes de las antiguas danzas zapotecas, se encuentra el Saa bigu, o también conocido como Bigu huiini´ (bigu significa tortuga y huiini es una palabra que se utiliza como diminutivo: tortuguita). Como ya mencioné, la tortuga, bigu, es un animal sagrado que sólo alimenta el cuerpo con su carne, también simboliza la longevidad, la abundancia y la fertilidad.
            Hoy en día, este son se interpreta en fiestas o velas, en la fiesta en que inicia la recolección de huevos de tortuga o en la época de mayor pesca. Cuenta la historia que la letra se compuso en el pueblo tehuano para el pueblo huave, puede escucharse la referencia a ello en los versos del son, como se muestra en los versos del siguiente verso.



Zapoteco
Nase huadxi guyáa neza yóo,
Dxi na yendaya ma peca zeu,
Ma beeda nda lu ¿xhi beeda néu?.
Ti bigu huinii de San Mateo

Ay, ay, bigu xhi pé scarú
Jma pa ñaca me guiiña dó,
Jma pa ñoo me ndanni zunquii
Nabixha ñahua laame ena dxi.

Ti bigu huiini ti bigu ró,
¿Paraa nga biia lu laame lu ró?
Ye guuya laame uriá nisa do
Ora biree me numba sedó.

Ay, ay, bigu xhi pé scarú,
Jma pa ñaca me guiiña dó,
Jma pa ñoo me ndaani zuquii
Nanixha ñahua laame ena dxi.

Ti huavi huiini, ti huavi róo
Zendee ca bigu guriá nisa dó
Zeeda ca mama né dxumi zúu
Zicaa ca dxita para gutóo.
Español
Anteayer pasé por tu casa,
cuando  llegué ya te habías ido,
ahora que regresaste ¿qué trajiste?
Una tortuguita de San Mateo.

Ay, Ay, tortuga que hermosa es,
mejor aún si estuviera en un molito,
mejor aún si estuviera en el horno
sabroso me la comería hoy.

Una tortuga chica, una tortuga grande,
¿adónde la viste señor?
Fui a verla a la orilla del mar
Cuando salió al amanecer.

Ay, Ay, tortuga que hermosa es,
mejor aún si estuviera en un molito,
mejor aún si estuviera en el horno
sabroso me la comería hoy.

Un huave niño, un huave adulto
fueron a cazar tortugas a la orilla del mar
y viene la huave con su canasta
a recoger los huevos para vender.



Si bien parecería que la letra de la adaptación de este son se refiere únicamente a la recolección de huevos y caza de tortuga, éste nació como una danza de recolección y abundancia en homenaje a un animal guenda, un animal sagrado que nos vincula directamente con la madre tierra y recuerda el ciclo de la vida.
            Hoy en día, este son se utiliza en el rito para pedir matrimonio: mientras los músicos interpretan con flauta de carrizo y concha de tortuga; esta danza simboliza la prosperidad y el trabajo en conjunto del nuevo matrimonio. Es una promesa de vida juntos, que nace de la muerte de un animal sagrado, o sea, es un son para vivir que se origina de una muerte, aunque para los zapotecas, la muerte es sólo el tránsito o cambio de morada, tal como lo veremos en el siguiente poema.


Zapoteco
Guendanabani xhianga´sicarú
ne gastiru´ ni ugaanda laa.
Diuxi biseenda´laanu guidxi layú
ne laa cuidxi laanu ra nuu.

Guendanabani xhianga´ sicarú
ne gastiru´ ni ugaanda laa,
guiranu napanu xhi gatinu
ne guiranu zabiinu ra ba´.

Napu´ que gapu´, zie lu´
cadi ti nápu´zianuu´,
nahuiini´, naro´, guirá´zabii
cadi guixhi huidxe guuyu´laa
ma´zedabi´ti bisaana sti´,
nga huaxa qué ziuu dxi;
laanu ma´ziuunu guiba´
Xhunaxhidó ´nga gapa laanu ndaani´ná.

Ma´ziuu un, nacahui riaana
ndaani´ yoo
huadxí siado´,
ni biaana ruuna´re´nisa lu xpido´
ne ruxhuí´lu
zuhuaa lu galaa bato´ti nisado´
canaba´lu Xhunaxhi do´
cu laabe ndaani´ladxido´.

Guiruti´ná qui zie,
guira´napa xhi che´,
ne ora ma guidxiña dxi
zaduuna né un ne guira´mi ma´zie.
Español
La vida es muy hermosa
y no hay nada que se le compare.
Dios nos mandó a la tierra
y él mismo nos llamará a su lado.

La vida es muy hermosa
y no hay nada que se le compare,
todos tenemos que morirnos
y todos iremos a la última morada.

Tengas o no tengas (riquezas), te vas a ir
y no porque tengas te vas a quedar,
niños, adultos, todos irán a casa
y no mañana o pasado los verás regresar
porque hayan dejado algo,
eso jamás sucederá;
nosotros ya nos vamos al firmamento
donde la Diosa nos cobijará entres su brazos.

Cuando partamos, oscura quedará la casa
tarde y día,
el que se quede
llorará ante el altar
y se imaginará
estar parado a la mitad del mar
pidiéndole a la Diosa
lo guarde en su corazón.

Que nadie diga que no se va a ir,
todos tenemos que partir,
y cuando se acerque el día
nos reuniremos con los que ya partieron.


Una magnífica muestra del maridaje entre lo precolombino, lo colonial y lo poscolonial en un son que desde hace unas décadas ha rebasado las fronteras de lo tradicional. La música del son-mazurca compuesto por Daniel C. Pineda, “La última palabra”, poema en español que nos brinda la imagen de una despedida ante la muerte del ser amado, (2) por lo que suele usarse como título para ambas piezas y se acostumbran mezclar en la interpretación, tal como se ha popularizado en las grabaciones de las últimas décadas. Este son se interpreta sobre todo como parte del ritual mortuorio, es una promesa de reencuentro con aquél que murió y una reflexión sobre el propio estar en el mundo. Las últimas grabaciones han colocado este son istmeño a la par del famoso vals “Dios nunca muere”, quedando como estandarte de la identidad oaxaqueña. (3)
                Los binnizá se enorgullecen de su peculiaridad y defienden sus costumbres; sin embargo, y como proceso natural, la hispanización la permeado la ideología, la lengua y las costumbres; encontramos en el Guendanabani palabras que muestran la asimilación de otras lenguas y la transformación del significado de la propia. Veamos los versos “Diuxi biseenda´laanu guidxi layú” y “canaba´lu Xhunaxhi do´”.
            Por un lado, tenemos: Diuxi, que literalmente significa Dios. Hoy en día, al escuchar este vocablo se piensa en el dios judeo-cristiano y, seguramente se pensaba en este dios al escribir la letra, sin embargo, en el vocabulario de los biinigula´sa´, esta palabra no existía, se trata pues de la adaptación de un vocablo hispano traducido a la cosmovisión diidxazá.
            Por otra parte, nos encontramos con el término Xhunaxhi, que es caso inverso del Diuxi, es decir,  Xhunaxhi o xhunaxhidó, es un término diidxazá que significa Diosa; no obstante, en el panteón cristiano que es monoteísta, no existe una diosa madre, pero si una madre divina que es la virgen, por lo tanto, hoy por hoy,  Xhunaxhi se ha convertido en La Virgen. Una madre divina que abraza, protege y consuela.
            En estos sones encontramos la vigencia de una cultura que ha rebasado los umbrales del tiempo y de la institucionalización en la que se denosta lo indígena, ahora llamado pueblo originario; los sones istmeños, en general, se siguen bailando en las fiestas, y estos dos sones, en particular, siguen conservando la importancia ritual de los binnigula´sa´. Al ser interpretados salen de la visión ecomuséica, no sólo son los “bailables” que se interpretan para recordar la mexicanidad el 15 de septiembre.
            El Saa Bigu se transforma en el vínculo entre la diosa madre y el hombre, es quien lo alimenta, le permite vivir y amar; la tortuga como guenda proporciona al binnizá el medio para este diálogo que es su mismo cuerpo, su caparazón. Este son representa la alegría de vivir y de morir para seguir dialogando con el otro. Mientras que, por su parte, el Guendanabani nos permite ver como el diidxazá, el zapoteco como lengua, camina al compás del tiempo, de la historia, y muestra la cosmovisión guidxizá en donde la vida, como existencia en el mundo, es transitoria y contingente, existe un lugar que es el hogar, del que se espera el eterno retorno. A diferencia de otras cosmovisiones mexicanas y mesoamericanas, los zapotecas del Istmo tienen el mismo inframundo para todos, quizá porque su origen como pueblo originario (antes del 700 a.C.) relata que la población del Istmo se mezcló con soldados aztecas y huaves que pretendían llegar al Soconusco en Chiapas.
            La teoría dice que si la mayoría eran soldados que se convirtieron en pescadores, cazadores, ceramistas, artesanos, entonces, es probable que no hubiera necesidad de dividir el inframundo por castas. Quizá, tengamos aquí el ejemplo de una nación.
            Para concluir, podemos decir que en el Istmo oaxaqueño se guarda una profunda espiritualidad por la vida y respeto a la muerte, como parte de su reflexión sobre la existencia y veneración del ser zapoteca. En cada momento de su cotidianidad, sueños y anhelos, la música está presente.



Citas
(1)     Jiménez López, Guillermo, Juchitán, testimonios de un pasado mágico, México, CONACULTA, 2005.
(2)     Mis labios enmudecieron ya
al intentar decirte adiós;
y, ¿qué será de mi alma, si al fin
voy a vivir lejos de ti. Ven a mi lado ingrata
ven vida de mi mismo ser,
quiero verme en tus ojos
y embriagarme en el aliento
que tu boca expira,
con la dulzura innata de tu amante alma;
que el destino indestructible
me obliga con pena a dejarte marchar.
Ausente de ti voy a vivir mujer, pero con fe;
vives en mi triste corazón, tuyo es;
eres el ángel que del cielo vino, a esta vida de pesares
a endulzar mi amarga juventud.
Pero si por desgracia
mueras o muero yo,
allá en la otra mansión
ante el creador me uniré a ti.

(3)     Se recomiendan estos dos videos en los que se podrán escuchar algunos de los iconos zapotecas. http://goo.gl/nHgQzN y htto://goo.gl/JA6WWa



Bibliografía

Cruz, N., “Sonidos de la nación zapoteca”, en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos, 2012.
Gómez, Beleguí, “Sonidos de la tierra para vivir y morir, dos ejemplos: Saa Bigu (Son de la Tortuga) y Guendanabani Sicarú (Cuan hermosa es la vida), en Palabrijes, México, UACM, núm.  12 julio-diciembre 2014.
Maza, M.G.B., Compndio de Sones Huastecos: Método, partituras y canciones, México, CONACULTA-FONCA, 2008.
Pineda, I., “La literatura de los Binnizá. Zapotecas del Istmo”, en De la oralidad a la palabra escrita. Estudios sobre el rescate de las voces originarias en el Sur de México. Chilpancingo, El Colegio de Guerrero, A.C., 2012, pp. 293-310.

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