sábado, 18 de julio de 2020

LITERATURA  CATALANA

 

Primeros textos

Los primeros textos en lengua catalana proceden del siglo XII. Se trata de documentos que no estaban escritos en latín, sino en catalán. Originalmente se trataba de correspondencia personal, así como de escritos mercantiles y jurídicos, o bien de tema científico, traducciones, etc. Entre los primeros documentos en catalán se encuentra el Liber Iudicum, de la primera mitad del siglo XII. Se trata de una traducción del latín del código de leyes visigóticas si bien podemos considerar como uno de los primeros textos en catalán con importancia literaria las Homilies d’Organyà, que datan de finales del siglo XII y principios del XIII. Las homilías son extractos comentados del evangelio que forman parte de un conjunto de nueve sermones, de los cuales se han conservado únicamente seis. A pesar del considerable número de palabras en lengua occitana que podemos hallar en este texto, la base es ya catalana.

Trovadores

A partir del siglo XII surge toda una serie de textos creados por un público culto que cultivan el arte del trovar. La lengua utilizada para la elaboración de estas composiciones poéticas solía ser el provenzal, variedad occitana hablada en el sur de Francia. Era la lengua de la poesía, no de la prosa, que en el siglo XIII todavía seguía escribiéndose mayoritariamente en latín. Entre los trovadores más célebres se encuentra Cerverí de Girona, Jofre de Foixà, Ramon Vidal de Besalú o Guillem de Berguedà.

Las 4 grandes crónicas

A finales del siglo XIII y durante el siglo XIV se escriben cuatro crónicas relacionadas con la historia de Cataluña.

La primera de ellas es la crónica escrita por el rey Jaume I, llamada el Llibre dels Feits. Se trata de una obra autobiográfica donde se explican algunos de los actos más importantes de este monarca, son particularmente importantes los pasajes donde describe la conquista de Mallorca y Valencia. Tal y como solía ser habitual, se trata de una crónica dictada por el rey, no escrita por él. Las dudas que a menudo surgen sobre la autoría de esta crónica quedan aclaradas por el gran número de detalles íntimos que explica el rey y que, de hecho, sólo podría conocer y atreverse a escribir él mismo. Si bien no se dispone de ningún ejemplar original, se conserva su traducción al latín y dos manuscritos en catalán derivados de esta traducción. La obra cuenta con una evidente dimensión didáctica y justificadora de las acciones más polémicas del rey.

La segunda crónica es la que escribió Bernat Desclot entre los años 1283 y 1288. En su texto Desclot se dedica principalmente al período de gobierno de Alfonso I el Casto y Pere II el Grande. La obra de este autor es importante desde el punto de vista documental, ya que Desclot se basa en numerosos documentos de la época que ofrecen una gran precisión de información y multitud de detalles. La intención del autor, sin embargo, no es otra que la de glorificar el reinado de Pere II.

La crónica de Ramon Muntaner es la más extensa de las cuatro. Recoge el período de reinado de Jaume I y hasta la coronación de Alfons III en 1328. Al igual que Desclot, Muntaner basa su relato en fuentes historiográficas, pero hay una gran aportación de su experiencia propia como soldado al servicio de la monarquía catalana. Muntaner deja claro en su crónica que hay tres elementos que caracterizan a la sociedad catalanoaragonesa: la sangre, el destino común y la lengua, en lo que podría llamarse un claro sentimiento patriótico catalán. Desde el punto de vista historiográfico, la crónica de Ramon Muntaner es especialmente importante por su valor histórico y literario.

La crónica del rey Pere III incluye el período de su gobierno y el de su padre, Alfons el Benigno. El motivo principal por el cual el rey Pere III escribe esta crónica no era otro que el de justificar su política. La crónica tiene, como en el caso del texto de Jaume I, forma autobiográfica y constituye una recopilación de documentos de todo tipo, incluyendo recuerdos del monarca. La lengua utilizada no se caracteriza por su riqueza, tampoco cuenta con la épica de las crónicas anteriores, tan típica de la Edad Media.

Las cuatro crónicas mencionadas tienen una clara intencionalidad política. Es decir, sus autores no tenían intención de crear una obra de arte, sino de agrandar la figura de sus protagonistas, explicando sólo aquellos detalles que les sean favorables. En cualquier caso estas crónicas constituyen un claro testimonio de cómo se vivía en la época. Se describen situaciones cotidianas y hechos históricos, como la coronación de príncipes. Gracias a ellas podemos conocer también la indumentaria de los soldados o las estrategias militares de importantes batallas que condujeron a la expulsión de los moriscos de tierras catalanas.

Ramon Llull


http://www.musicaantigua.com/el-ultimo-peregrinaje-cronica-del-viaje-musical-de-ramon-llull/

Ramon Llull está considerado como uno de los escritores más grandes de todos los tiempos. Principalmente por el gran número de obras escritas que se le atribuyen (más de 300) y la diversidad de temas sobre los que versaban sus libros. Ramon Llull vivía en la corte del rey Jaume II. Después de varias apariciones de Cristo, decidió dedicar su vida a la religión con tres objetivos en mente: crear escuelas para futuros misioneros donde pudieran estudiar los textos religiosos y aprender idiomas que les permitieran difundir estos conocimientos, escribir libros para difundir el cristianismo y convertir a los infieles a la que consideraba la única y verdadera religión. La consecución de esos tres objetivos implicaba una gran erudición, especialmente en lenguas y en conocimientos de todo tipo que le ayudaran en su labor misionera. Entre su obra más importante se encuentran las de carácter filosófico, didáctico, religioso y místico, así como su narrativa y poesía. Escribía en cuatro lenguas: latín, catalán, árabe y provenzal, en función de los destinatarios de sus obras. El gran número de obras que escribió implicaba, asimismo, la creación de nuevas palabras para hacer referencia a elementos nuevos de la ciencia y la técnica, así como el establecimiento de unas normas gramaticales y ortográficas en catalán que dieran coherencia lingüística a su obra. Es por este motivo que Ramon Llull es para muchos el creador del catalán literario, ya que creó un modelo de lengua que se mantuvo vigente durante muchos años. Entre sus numerosas obras destacan, por ejemplo, en el campo de la filosofía el Arbre de Sciencia, o el Art d’atrobar veritat. En lo que respecta a obras de carácter didáctico y religioso destacan, por ejemplo, el Llibre de l’orde de cavalleria, una guía para la adecuada formación de los caballeros cristianos, o Doctrina pueril, dedicado a la educación de los niños. En narrativa es Ramon Llull un pionero europeo, gracias a su obra Lo romanç d’Evast e Blanquena, una novela utópica formada por cinco libros y en la que aparecen toda una serie de personajes alegóricos como la Fe, la Vedad, la Religiosidad, etc. La obra, que el propio Llull denominaba “Romanç” podría considerarse una de las primeras novelas de carácter burgués. En sus páginas, el joven Blanquerna inicia un viaje iniciático hasta conseguir la máxima perfección espiritual que le llevará por los cinco estados de la vida religiosa: monje, abad, obispo, Papa y ermitaño. Otra de las obras más imponentes de Ramon Llull es el Llibre de les meravelles o Félix, nombre del protagonista principal que viaja y establece toda una serie de diálogos con sabios y filósofos. La obra mística de Ramon Llull tiene algunos de sus máximos exponentes en textos como el Llibre de contemplació en Déu, el Llibre d’Amic e Amat o l’Arbre de filosofía d’amor. En lo que respecta a la producción poética de Ramon Llull destacan obras como el Cant de Ramon, Plany de la Verge o Lo Desconhort, quizás la obra poética más importante de este autor.

Ausiàs March

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La obra poética de Ausiàs March es importante por lo que supone de ruptura con la lírica trovadora y por el abandono definitivo del provenzal para la escritura de este tipo de obras. El amor constituye uno de los principales temas tratados por March. En la obra del poeta la mujer deja de ser abstracta para convertirse en una persona con nombre y apellidos, una característica más que supone un cambio fundamental con la tradición poética de la Edad Media. Su obra suele dividirse en cuatro ciclos temáticos: cantos de amor, cantos de muerte, cantos morales y cantos espirituales. El primer grupo corresponde a poemas cuya temática gira en torno a las experiencias amorosas exaltadas, insatisfactorias y desafortunadas de Ausiàs March, los cantos de muerte son un total de seis composiciones cuyo eje central es el dolor causado por la muerte de la dama, los cantos morales desarrollan toda una serie de motivos de carácter más teórico, donde el objetivo final es la búsqueda de la virtud. En los cantos espirituales el poeta entabla un diálogo con Dios para expresar su arrepentimiento por los errores cometidos y la necesidad de obtener el perdón. La poesía de March gozó de gran popularidad entre algunos autores del siglo de oro español, como Garcilaso, Lope de Vega o Juan Boscán.

Novelas de caballería

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Entre las primeras obras en prosa de la época destaca la novela de caballerías escrita por Joanot Martorell y llamada Tirant lo Blanc. La novela está dividida en 487 breves capítulos interconectados por la presencia de un único protagonista principal, Tirant, que vive numerosas peripecias y recorre prácticamente todo el mundo conocido en la época. Una de las características principales de esta obra es el hecho de que el personaje adquiere un carácter mucho más humano, carente en las novelas de caballería previas. La influencia de esta monumental obra de la literatura catalana se hace patente en autores de renombre como William Shakespeare o Miguel de Cervantes, quien hace mención a la misma en el Quijote al salvarla del fuego que consumía los libros de caballeros andantes de Alfonso Quijano. Otro de los aspectos más importantes de la obra de Martorell es la inclusión de diálogos, humor y de numerosos capítulos de carácter erótico que la convierten en una obra moderna. Otra de las novelas de caballería más importante de la literatura catalana es el Curial e Güelfa, una obra anónima escrita a mediados del siglo XV. La novela está dividida en tres partes y explica la historia de un joven Curial que se forma caballero y que pasa por toda una serie de vicisitudes hasta contraer matrimonio con Güelfa. Asimismo, muestra el proceso por el que una persona de origen humilde consigue la fama y el honor propios de un caballero convertido en héroe moderno.

La Decadencia

La literatura entre los siglos XVI y XIX suele denominarse con el nombre de decadencia. El desplazamiento hacia Castilla del centro de poder implicó, asimismo, un uso más significativo del castellano como lengua de la corte, además del desplazamiento de la actividad comercial del Mediterráneo al Atlántico. Con la emigración de una mayor parte de la aristocracia catalana al centro de la península también de disiparon muchas de las posibilidades de financiar obras y autores en lengua catalana. Este largo período también estuvo caracterizado por diversos conflictos bélicos con España que dejaron a Cataluña en una situación económica y política muy degradada y poco adecuada para la producción literaria. En cualquier caso fue una época propicia para la literatura popular que, sin duda, contribuyó a la supervivencia de la lengua catalana. Uno de los autores quizás más destacados del renacimiento catalán son Pere Serafí, Joan Timoneda o Miquel Comalada. En el siglo XVI destaca el género historiográfico, de la mano de Cristòfol Despuig, ya había constatado la visión castellanocèntrica de la historia elaborada por muchos historiadores castellanos de su tiempo. A Los coloquios de la insigne ciudad de Tortosa, escrito en 1557 pero no publicado hasta el siglo XIX.

Por otro lado, el barroco catalán siguió las pautas del barroco español, donde los autores catalanes buscaban la inspiración y la modernidad que a menudo no encontraban.

El representante más destacado del barroco catalán es Francesc Vicenç Garcia, también conocido con el seudónimo de Rector de Vallfogona. Es, sin duda, el escritor más reconegutt del siglo XVII.
Lo que más destaca de la sevs producción es el ingenio con que sabe construir los sonetos, Género en el que alcanzó una gran maestría y que llevó a la madurez en nuestra tradición poética. El rigor del soneto le permite establecer el proceso de contradicción barroco y su predilección por la literatura entendida como juego y artificio. En esta sesión, formularemos propuestas de trabajo en el aula sobre una decena de sonetos, desde perspectivas muy diversas y con especial atención a aspectos lúdicos y definitorios de la época.

Pere Serafí

https://educacionlibreencasa.wordpress.com/2019/10/15/juan-de-timoneda/

El clasicismo catalán está representado por dos autores, Joan Ramis i Ramis, autor de obras dramáticas y poéticas y Rafael d’Amat, conocido también como el Baró de Maldà. La obra de este último, el Calaix de sastre, puede considerarse como una importante crónica de la vida barcelonesa a caballo entre los siglos XVIII y XIX.

Rafael de Amat y de Cortada (Barcelona 1846-19), conocido popularmente como varón de Maldà.

https://www.museudebadalona.cat/es/cycle-of-lectures-about-the-baron-of-malda-and-his-time/

 

La Renaixença

La Renaixença es un movimiento de recuperación de la lengua y la cultura catalanas que tiene lugar en el siglo XVIII. Además de ello, la Renaixença supone una renovación total de la percepción de la realidad catalana y abarca un amplio abanico de campos de acción, desde la historia a las instituciones jurídicas, la política, las tradiciones, el arte, el teatro, la prensa …  Igualmente conlleva una revalorización del pasado nacional y de la cultura de los pueblos, ideas propias del romanticismo. Se considera como inicio de la Renaixença la publicación del poema La pàtria de Bonaventura Carles Aribau (1833) y su culminación en 1877 con el galardón en los Juegos Florales a Jacint Verdaguer y Àngel Guimerà. La calidad y la intensidad de las obras catalanas de la época dejaban entrever claramente que la literatura catalana podía emprender el camino de la normalización equiparándose al resto de literaturas europeas después de tres siglos de parca producción. Uno de los elementos más importantes en el campo de la literatura de esta época son los Juegos Florales. Uno de los máximos representantes literarios, Joaquim Rubió i Ors, propuso la creación de un concurso literario que fomentara la redacción de textos catalanes y que tuvo su primera edición en 1859 con el lema de Patria, Fe y Amor. Las obras presentadas a concurso debían responder a alguno de estos tres temas y los autores optaban a tres premios: la mejor poesía patriótica, la mejor poesía religiosa y la mejor poesía amorosa. Quien obtenía estos tres galardones era considerado Mestre en gai saber. Al frente de este concurso había personalidades del ámbito cultural y social, que se esforzaron por crear una literatura en catalán en todos los géneros posibles y que buscaban la creación de una nueva generación de escritores y, particularmente, poetas que continuaran con la tradición de autores como Ausiàs March.

Fue una época de reconstrucción de la historia catalana y de florecimiento del sentimiento nacional, de traducción de los clásicos de Grecia y Roma y de la Edad media, así como de recopilación de poesías y leyendas basadas en la tradición oral. Todo ello acompañado de la creación de un modelo de lengua a partir de su codificación y del renacimiento de instituciones que debían velar por su conservación y fijación. La aparición de los primeros periódicos en lengua catalana y el incremento en el consumo de literatura escrita en catalán implicó, asimismo, la creación de nuevas imprentas. El ideario de la Renaixença se transmitía también a través de revistas como El Vapor, el Propagador de la libertad o el Europeo.

Jacint Verdaguer i Santaló

https://www.elnacional.cat/es/cultura/47-dias-el-confinamiento-de-jacint-verdaguer-delante-del-canigo_503799_102.html

Uno de los autores más importantes de la segunda mitad del siglo XIX es Jacint Verdaguer. Su influencia en el campo de la poesía y de la lengua es comparable a la influencia que tuvo en su día Ramon Llull. Participó en diversas ocasiones en los Juegos Florales con un éxito abrumador, llegando a convertirse en Mestre en gai saber, es decir, vencedor de las tres modalidades de poesía. En 1870 fue investido sacerdote y después de dos años de viaje por el Atlántico entre América y Cataluña, escribe l’Atlàntida (1877), una de sus obras más conocidas. Otra de sus obras poéticas cumbres es Canigó, en la que busca las raíces de Cataluña sobre la base de motivos mitológicos y épicos en la Edad Media. Verdaguer era principalmente poeta, aunque también escribió obras en prosa que se hicieron muy populares, en particular sus Excursions i Viatges (1887). La obra de Verdaguer supone un pilar sobre el que futuros autores construirán su obra.

Àngel Guimerà i Jorge

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/guimera.htm

Si bien este poeta y dramaturgo de origen canario inició su obra en castellano, no tardó mucho tiempo en abrazar el ideario de la Renaixença y dedicar parte de su obra a contribuir a los objetivos de restauración de la lengua y la literatura catalanas que planteaba. Guimerà estaba comprometido políticamente con el nacionalismo catalán y fue miembro del Institut d’Estudis Catalans. Junto a Jacint Verdaguer se le considera como uno de los autores literarios más influyentes del siglo XIX. Su obra poética posee un tono patriótico que impregnan sus versos y que quedó recogida en dos antologías. Pero Guimerà se hizo realmente popular, principalmente, por su obra dramática, a la que dio inicio cuando su obra poética ya se había hecho un camino claramente definido. Entre sus obras dramáticas más conocidas se encuentra Mar i Cel (1888), Terra baixa (1897) o La filla del mar (1900). Una de las características principales de la obra dramática de Guimerà es la tensión creada por sus diferentes personajes y que explota en las últimas páginas con una enorme carga emocional.

Naturalismo

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/oller.htm

La prosa catalana de inicios del siglo XIX estaba caracterizada por las obras costumbristas, la novela realista y la novela histórica. La novela catalana había estado en clara decadencia durante los tres siglos anteriores y prácticamente había que remitirse a las obras de la Edad Media para encontrar una novela que marcara las generaciones posteriores. La escena cambiaría con Narcís Oller. La obra de Oller tiene varios hitos, algunos de ellos caracterizados por la gran influencia del realismo francés, como la obra La papallona, gracias a la cual Oller consiguió el reconocimiento internacional. Prueba de ello es que la introducción a la edición francesa fue escrita por Émile Zola. Entre el resto de novelas escritas por uno de los prosistas catalanes más internacionales de la época se encuentra L’escanyapobres, Vilaniu, La febre d’or, La bogeria o Pilar Prim, obra esta última en la que pueden apreciarse ya rasgos modernistas.

Modernismo

El modernismo es un movimiento que tiene lugar a caballo entre los siglos XIX y XX y caracterizado por su amplia base cultural. Su inicio suele fecharse en 1892, coincidiendo con la primera Fiesta Modernista de Sitges organizada por el artista Santiago Rusiñol. En Cataluña este movimiento influyó en todos los aspectos de la vida civil, desde la arquitectura hasta la pintura o literatura. El modernismo implica un rechazo radical del romanticismo, fue un movimiento muy complejo y contradictorio en cierto sentido. Su intención era transformar la sociedad a través de la cultura. Una de las características principales es el abandono del pasado y el intento de crear una cultura nacional autosuficiente, moderna y europea.

La industrialización de Cataluña conllevó toda una serie de cambios relacionados con la organización de la sociedad. La burguesía barcelonesa se había ido modernizando progresivamente, pero de forma insuficiente en comparación con el nivel de modernización europea, un aspecto duramente criticado por los artistas modernistas que consideraban que la sociedad catalana arrastraba un retraso cultural considerable.

En el terreno cultural y artístico, revistas como L’Avenç, Catalònia, Els Quatre Gats, Pèl i Ploma o Joventut, entre otras, jugaron un papel decisivo en la propagación del ideario modernista en Cataluña. Recogían las sentencias europeas y servían de escaparate del nuevo espíritu creativo y rompedor, caracterizado por dos corrientes estéticas y de pensamiento bien diferenciadas, el regeneracionismo y el esteticismo. Los partidarios de la primera criticaban de forma contundente el conservadurismo de la burguesía y luchaban por la regeneración del país desde un punto de vista cosmopolita y nacionalista. Los esteticistas, a menudo referidos también como simbolistas, se consideraban víctimas de la sociedad materialista de la época y se refugiaron en el arte, a menudo obtuso, desde el cual intentaban dar respuesta a los problemas a los que se enfrentaba la sociedad de la época.

Uno de los aspectos en los que el modernismo destacó de manera excelsa en Cataluña es la arquitectura, especialmente a través del genio de Antoni Gaudí, creador de un estilo propio de gran originalidad y modernidad. Entre las obras más conocidas de este famoso arquitecto se encuentra la Sagrada Familia, la Casa Batlló, la Pedrera o el Parc Güell.

Joan Maragall

https://es.wikipedia.org/wiki/Joan_Maragall

Joan Maragall está considerado como uno de los principales representantes del modernismo literario en Cataluña. Además de poeta, Maragall ejerció como traductor del alemán de algunas de las obras de Goethe o Nietzsche, introduciendo en el país estas corrientes alemanas de pensamiento. Maragall basa su poesía en el vitalismo de este filósofo alemán y adopta una actitud muy crítica contra el estamento burgués, del que forma parte. Sus temas apenas se diferencian de los propios del romanticismo, la naturaleza, el paisaje, la tradición… la diferencia radica en la manera de afrontarlos, mucho más intensa en la obra de Maragall. Su obra se caracteriza por lo se conoce como la teoría de la “palabra viva”. Esta peculiar manera de escribir tiene como base la espontaneidad de los versos, frente a la artificiosidad propia de otros autores, es decir, una escritura natural utilizando la lengua del pueblo, sin retórica ni adaptaciones posteriores. Si bien esta teoría dejaba claro el pensamiento de Maragall con respecto a cómo debía desempeñar su labor el escritor, en la práctica su obra no puede considerarse en absoluto espontánea y es evidente el trabajo de perfeccionamiento realizado con posterioridad sobre la misma. Entre las obras más destacadas de Joan Maragall destaca El Comte Arnau, inspirada en una leyenda romántica del siglo XIX, Elogi de la parula y Elogi de la poesia donde desarrolla su teoría de la palabra viva. Durante el modernismo la obra dramática jugó un papel muy importante. Se representaban obras de los grandes clásicos dramáticos con un especial énfasis en la música y la escenografía, no únicamente en el texto. Entre los autores más destacados de este género destaca Santiago Rusiñol, Adrià Gual, Felip Cortiella o Ignasi Iglesias.

Santiago Rusiñol  i Prats

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Está considerado como uno de los principales representantes del simbolismo catalán, gran conocedor de la cultura y el arte francés. Fue también uno de los precursores del modernismo en Cataluña, especialmente a través de las Fiestas Modernistas, celebradas en la población costera de Sitges. Entre sus obras dramáticas destacan, por ejemplo, L’alegraia que passa o Cigales i formigues, donde realiza una dura crítica a la sociedad de la época. Una de las obras más conocidas de Rusiñol, sin embargo, está escrita en prosa, L’auca del senyor Esteve, donde se hace latente el conflicto del artista con la burguesía a través de la historia del protagonista principal que no quiere continuar la tradición mercantil de su padre y prefiere dedicarse al arte, ante el descontento y la incomprensión de su familia.

La novela modernista trataba, igualmente, de reflejar el conflicto existente entre la sociedad y el individuo. La nueva narrativa debía hacer frente a la crisis de la novela naturalista y poco a poco los nuevos elementos estéticos fueron abriéndose camino en un período considerado de transformación y concretización de la actitud del artista. En cualquier caso, la novela modernista no conllevó cambios significativos en el género de la novela. La novela La bogeria de Narcís Oller puede considerarse el fin del naturalismo y Croquis pirinencs de Jaume Massó el inicio de dicha transformación. La novela modernista no cambió radicalmente las directrices marcadas por el naturalismo, aunque sí que es cierto que adoptaron una actitud diferente. Un ejemplo de ello es la obra de Josep M. Folch i Torres, donde trata la problemática social en la relación individuo y sociedad, del individuo asfixiado por la masa, todo ello en un entorno claramente urbano. Otro conocido novelista de la época es Prudenci Bertrana.

En el contexto de la novela catalana modernista cobra una especial relevancia la novela rural, cuyas raíces hay que buscarlas en el romanticismo. La novela rural había estado caracterizada por la visión idílica que representaba la vida alejada de la ciudad y en plena harmonía con la naturaleza. Los modernistas, sin embargo, rechazaban esta visión y trasladaron a este entorno originalmente idílico el conflicto entre el individuo, caracterizado por su ánimo de cambiar las cosas, y una sociedad pasiva, representada por la tradicionalidad campesina, equiparable a la burguesa, que lo paraliza y ahoga. La naturaleza representa, asimismo, los instintos y las bajas pasiones, un elemento más desestabilizador del individuo, a quien arrebata la libertad y la fuerza creativa. Los representantes más destacados de la novela rural catalana son Raimon Caselles, Joaquim Ruyra, Marià Vayreda y la escritora ampurdanesa Víctor Català.

Raimon Casellas

https://www.escriptors.cat/autors/casellasr/castellano

Su novela Els sots feréstecs aparecida en 1901 cambia el panorama de la novela rural escrita hasta entonces, gracias a la manera en que trata la realidad. Puede considerarse, quizás, la primera novela modernista, al menos cronológicamente hablando, pero también una de las que marcará un nuevo estilo y que servirá como referencia. El protagonista de la novela es un sacerdote que debe enfrentarse a sus feligreses con la intención de despertarlos del letargo en el que viven. No es otra que la postura regeneracionista de los propios modernistas que pretendían cambiar la sociedad inerte en la que vivían. El fracaso del protagonista simboliza, asimismo, el fracaso del intelectual ante la sociedad. También escribe narrativa corta, como Les multituds (1906), traducida al castellano en 1921 bajo el título Las multitudes. Novelas breves y Llibre d'històries (1909). Colabora con artículos sobre estética y crítica de arte en L'AvençLa VanguardiaL'Esquella de la Torratxa i Cucut!, entre otros. En 1899 pasa a ser el redactor jefe de La Veu de Catalunya, y con sus artículos influye decisivamente en el mundo artístico catalán de la época. Se quita la vida en plena madurez artística, y deja inédito una recopilación de artículos publicados en La Vanguardia, que edita póstumamente Eugeni d'Ors en 1916.

Víctor Català

 

https://www.ecomuseu-farinera.org/es/comunicacion/agenda/dia-internacional-de-la-poesia-descubriendo-a-victor-catala/10/409

Caterina Albert i Paradís, o Víctor Català, nombre con el que se dio a conocer en la literatura, escribió poesía, prosa y teatro, pero fueron sus relatos cortos y sus novelas las que la hicieron más célebre. En su primera etapa como escritora destaca Drames rurals, una obra que causó polémica por la intensidad con la que se describe la violencia y por el secreto que escondía el pseudónimo de Víctor Català. Es en estos primeros años de consolidación de su carrera literaria cuando publica una de sus obras más conocidas, Solitud. Es sin duda, la etapa más importante de Víctor Català, tanto en lo que respecta a la cantidad de obras publicadas como a la calidad de las mismas. El modernismo permite a la autora dar rienda suelta a su imaginación en un entorno de personajes que luchan continuamente por encontrar su lugar en una sociedad que no entienden y que tampoco les comprende. Víctor Català se convierte en una de las representantes más significativas de la narrativa rural, no sólo por el número de obras publicadas ambientadas fuera de las grandes urbes, sino también por la originalidad en el tratamiento de las historias, que puede resumirse en dramatismo y crueldad. Entre las obras posteriores de Víctor Català cabe destacar Un film (300 metres), Contrallum o Jubileu.

Noucentisme

 El noucentisme parte del modernismo, movimiento con el que comparte toda una serie de rasgos. La diferencia básica está en que el noucentisme contará con el apoyo del poder político que facilitará su implantación. El noucentisme prioriza la razón y el intelecto por encima de los sentimientos, el instinto, prefiere la artificiosidad al genio y la contención a la exaltación. Asimismo supone la condena definitiva del romanticismo y la renuncia expresa a la resistencia y el comportamiento decadente que respiraba el Modernismo, a la vez que exalta el clasicismo, representado por la perfección formal y el idealismo de la vida comunitaria. La oposición entre naturaleza versus cultura, el mundo rural frente al urbano, la anarquía en contraposición al orden… son elementos presentes en el pensamiento y la obra noucentista que marcan un momento de ruptura con el modernismo. El pragmatismo de los noucentistas, donde prevalece el sentido común, implica un deseo de codificación absoluto y, principalmente, la normalización lingüística del catalán. Esta labor se encargó a Pompeu Fabra, cuyas Normes ortogràfiques se convirtieron en el modelo de catalán a utilizar en la literatura. La obra de Fabra continuó posteriormente con la Gramàtica catalana y el Diccionari general de la llengua catalana.

Se trata, por tanto, de un movimiento político-cultural que recoge las aspiraciones de los grupos más activos de la burguesía catalana y que tiene como finalidad explicar la realidad a la vez que establece unas pautas de comportamiento social con el objeto último de producir reformas. La conexión entre cultura y poder político posibilita la institucionalización del movimiento a través de la creación de un aparato ideológico, la fijación de la lengua literaria y la construcción de infraestructuras culturales que permitirán la difusión de la cultura catalana. Entre los logros más destacados de principios del siglo XX y atribuibles a esta nueva corriente de pensamiento identitario se encuentra el Institut d’Estudis Catalans, la Biblioteca de Catalunya y la red de bibliotecas populares que poco a poco van apareciendo a lo largo y ancho de la geografía catalana. Entre los impulsores del Noucentisme cabe destacar la figura d’Eugeni d’Ors y la publicación de su Glossari, donde, bajo el pseudónimo de Xènius, comentaba la situación actual política y cultural del país.

Entre los géneros más destacados de la literatura noucentista destaca la poesía, con nombres como Josep Carner o Guerau de Liost, entre otros muchos. La poesía era la forma más idónea de presentar su ideario estético, por lo que la novela quedó en un claro segundo plano, a diferencia de lo que había ocurrido en el modernismo. La poesía noucentista partía del principio de que el poeta no nace, sino que se hace. El trabajo y la buena disposición son dos de los requisitos necesarios del hombre de letras, que tiene la obligación moral de escribir en interés de la cultura de la comunidad.

La muerte del político catalán Prat de la Riba en 1917, así como la crisis económica derivada de la Gran Guerra, entre otros acontecimientos, debilitaron la posición de la política catalana que vio como en 1923 se implantaba en España la dictadura de Primo de Rivera, que puso punto a final al activismo nacionalista y cultural catalán.

Eugeni d’Ors  i Rovira

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El papel de este escritor barcelonés fue principalmente el de verbalizador del Noucentisme. En 1906 inicia una colaboración con el diario La Veu de Catalunya donde escribe sus populares Glosses, a través de la cuales ejerce una verdadera labor de ilustración, con un lenguaje plástico y sugeridor que establecerá los límites y el alcance del proyecto transformador iniciado por la burguesía. Mediante este lenguaje delimitará claramente los rasgos de la nueva estética, empezando por el término que daría nombre posteriormente a este movimiento, el noucentisme, es decir el rechazo absoluto al romanticismo y a la exaltación del papel tradicional que desempeña la naturaleza, el imperialismo, entendido genéricamente como un proyecto de expansión cultural, no política, el arbitrarismo, la exclusión de todo aquello que no tiene sitio en el nuevo ideario noucentista, es decir desnaturalizar la realidad a través de la abstracción con el objetivo de alcanzar el ideal, el civilismo, que va más allá de la polémica entre entorno rural y urbano y que tiene como finalidad la supresión de los conflictos básicamente obreros mediante un modelo social propio, y que aparecía representado por un modelo de ciudad que imitara el mundo clásico griego y romano, y por último el clasicismo, que en comunión con lo mencionado anteriormente, debería aportar a la burguesía el orden, la tradición, la harmonía de los que carecía en una simbiosis perfecta entre estabilidad social y dinamización de la cultura.

Entre sus obras más destacadas se encuentra La Ben Plantada, publicada en checo con el nombre de Ztepilá, que es sin duda la obra mejor valorada y más conocida de Eugeni d’Ors, en lo que sería un compendio de la estética noucentista y donde Ors llevó a la práctica la teoria noucentista expuesta a través de sus glosas.

Guerau de Liost 

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Jaume Bofill i Mates, su nombre real, escribió primordialmente obra poética, entre la que destaca La muntanya d’ametistes, y que se convirtió en uno de los manifiestos teóricos más importantes del noucentisme. Fue uno de los primeros autores en defender y difundir a través de su obra las normas gramaticales y ortográficas promulgadas por Pompeu Fabra. El ideario noucentista, perfectamente planificado ya desde los inicios de su producción literaria, irá perdiendo fuerza y variando de rumbo según pasan los años, con una poesía más humanizada y menos programática, que reincide en elementos satíricos e irónicos. Su andadura noucentista terminaría en medio de grandes diferencias con los principales ideólogos como Eugeni d’Ors.

Josep Carner

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La carrera literaria de Josep Carner se inició con la publicación de algunas obras en drama, aunque no tardó excesívamente en publicar sus primeras poesías, género en el que tuvo un amplio reconocimiento y que cultivó hasta el final de sus días. La obra de este “príncipe de los poetas” como en ocasiones se le conoce es muy voluminosa. Sus primeras obras en verso como Llibre dels poetes seguía la tendencia propia de autores literarios de la restauración, como Bécquer en la literatura española, o Verdaguer y Guimerà en la literatura catalana. El contacto de Carner con la poesía modernista fueron en un principio escasos y Verdaguer se convirtió, en este caso, en uno de sus grandes referentes. Carner se opuso en un principio al pensamiento simbolista del modernismo que abogaba por la artificiosidad del texto, pero no muchos años después abrazaría el papel del poeta como contrario a la sociedad, que utiliza el artista para después destruirlo. No sería hasta 1906 con la publicación de su tercer libro de poesías Els fruits saborosos que Josep Carner parece haber encontrado su lugar como poeta, entrando a formar parte del reducido pero selecto número de poetas noucentistas. Con el libro Els fruits saborosos se lleva por primera vez a la práctica en poesía la estética noucentista, es decir el arte arbitrario del que hablaba Eugeni d’Ors en sus glosas. Con esta obra se inicia también el período más conocido y más idealizado de Carner, un escritor que empezaba a cultivar una imagen de dandy al más puro estilo Oscar Wilde. La necesidad de emanciparse de su yo verdadero le permitía teoretizar sobre una sociedad urbanita ideal ocupando un lugar periférico. La recopilación de poemas de Els fruits saborosos tiene como motivo principal la pérdida de la juventud y el carácter engañoso y feliz de la infancia, ignorante de la realidad. La madurez y la vejez, por el contrario, representan la asunción del paso del tiempo con juicio y cordura, sin tensiones, una estabilidad basada en recuerdos. Carner perfeccionaría su estilo y estética con dos libros publicados a partir de 1914, Auques i ventalls, de temática plenamente noucentista donde el civilismo de Barcelona y sus barrios son protagonistas, y La paraula en el vent, donde emprende una aventura de temática amorosa que sigue los pasos de los trovadores y poetas como Ausiàs March. Los años de madurez de Carner, años 20 y 30, están caracterizados por un cambio profundo en su manera de crear y concebir la poesía. Su obra es mucho más reflexiva y meditativa. El hecho de vivir en el extranjero como diplomático provoca también un sentimiento de añoranza que tendrá su punto álgido en la obra Nabí, donde además de la nostalgia se pregunta por el papel del hombre en el mundo. Después de haber ejercido como diplomático del bando republicano después de 1939, trasladó su residencia a Bruselas.

La actividad creativa de Carner se extiende durante más de cincuenta años en los que el escritor intentó reflejar los aspectos esenciales de su país, su gente, su historia. Este amplio campo temático le obligó, asimismo, al cultivo de la lengua catalana, convirtiéndose junto con Jacint Verdaguer en uno de los renovadores modernos del catalán.

Carles Riba

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El inicio de la obra poética de Carles Riba está caracterizado por la indecisión entre las tendencias modernistas o noucentistas. Con su primera obra Primer llibre d’estances, Riba se aleja claramente de las directrices marcadas por Joan Maragall y crea según el ideario noucentista. La primera etapa poética de Riba está caracterizada por la alegría que el amor provoca en el ser humano y que sirve de inicio para el proceso literario creador. Esta alegría, sin embargo, conlleva también una lucha interior entre el espíritu y la carne, entre los sentidos y la mente que dificultan la labor del poeta. En su segundo libro, Estances, el autor abandona el tema de la alegría de amar y se vuelca hacia senderos menos idealistas donde el amor físico y libre de emociones gana terreno.

Una de las obras más destacadas de Carles Riba son las Elegies de Bierville escritas en 1943 durante su exilio en Francia. Está considerada una de las obras más significativas de la poesía catalana. En ella Riba funde de manera magistral la experiencia autobiográfica con la literaria, sobre el fondo de un espíritu metafísico con una clara connotación religiosa. La recopilación de poemas Salvatge cor, de 1952, escrito en un período de madurez difícil debido a su situación fuera de su tierra natal, es un libro dedicado al amor en todas sus vertientes.

Pero Carles Riba destacó también por su labor como traductor de autores clásicos griegos y latinos, autores hebreos y de lengua alemana, entre ellos Franz Kafka, autores ingleses, franceses e italianos. En este sentido la labor de Carles Riba es excepcional, no sólo por la calidad de sus traducciones, sino también por la posibilidad de que autores todavía no traducidos al catalán pudieran ser conocidos de primera mano por sus compatriotas.

La literatura catalana después de la guerra civil española estaba condenada a la extinción. Después de tantos esfuerzos durante el período de la Renaixença, el Modernismo o el Noucentisme podrían haber quedado en nada si un grupo de intelectuales y políticos no se hubiera interpuesto en el camino de la férrea dictadura española. Es difícil hablar de un movimiento cultural o literario de resistencia, sino más bien de individuos comprometidos con su país que intentaron en la medida de lo posible, ya fuera desde el exilio o desde Cataluña, proseguir con una actividad literaria reducida pero continua a la espera de tiempos mejores. La literatura posterior a 1939 puede dividirse en varias etapas, la primera daría inicio al acabar la guerra en 1939 y finalizaría con el armisticio de la segunda guerra mundial en 1945. Se trata de un período de silencio literario, con publicaciones en el extranjero o de carácter ilegal. Si bien la mayoría de exiliados durante la guerra se marchó a Francia, hubo un nutrido grupo de escritores que se trasladaron a países sudamericanos, como México, Chile o Argentina. Muchos de ellos continuaron allí su labor literaria en catalán y en la lengua del país que les acogió. Una prueba del afán normalizador de estos exiliados es la considerable cantidad de libros en catalán publicados fuera de Cataluña y de revistas (más de ciento cincuenta). En una segunda etapa, a partir de los años 50 del siglo XX, la literatura catalana empieza a salir poco a poco de la ilegalidad y llegar al público en general. Aparecen las primeras editoriales, como Barcino y Moll y los primeros premios literarios. Durante estos años reaparecen autores que habían estado silenciados y que renuevan sus publicaciones (Riba, Carner…) después de sufrir el drama de la guerra civil y que queda bien reflejado en sus obras. Por otro lado surge una nueva generación de escritores con una clara intención ideológica y de normalización lingüística después de muchos años de represión de la lengua y la literatura catalanas. No hay que olvidar que desde el final de la guerra hasta el final de la dictadura en 1975 el catalán no se enseñaba en las escuelas. La tercera etapa corresponde a los años 70, caracterizada por la aparición de autores nuevos que tienden a la profesionalización. Se dirigen principalmente a un público joven y tratan temas relacionados con muchos de los tabúes todavía existentes en la sociedad catalana y que, con sus textos, pretenden derrumbar.

Josep Maria de Sagarra

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Sagarra fue un escritor que cultivó prácticamente todos los géneros literarios hasta el inicio de la guerra. Su profesionalización se produce a través del periodismo, como corresponsal en Berlín. Entretanto escribe numerosas obras de teatro que le otorgan gran popularidad, como por ejemplo L’hostal de la glòria o El café de la Marina. En poesía tiene dos referentes claros, Carner y Maragall. Escribe numerosas recopilaciones de poemas como Cançons de taberna i d’oblit, donde refleja el desengaño y el escepticismo frutos de su estancia en Alemania, o Cançons de rem i de vela con eje en la descripción del paisaje ampurdanés y a través del mismo la presentación de un estado de ánimo. Además de estas y otras obras líricas, Sagarra escribe también poesía épica, como es el caso del extenso poema de nueve mil versos El Comte Arnau. La experiencia narrativa de Sagarra tiene como objetivo definir una sociedad, algo que ya se había hecho en las literaturas europeas, pero que según Sagarra todavía no se había llevado a cabo suficientemente en la literatura catalana. Entre las obras en prosa más destacadas de Sagarra están All i salobre, Vida privada o Paulina Buixareu.

Josep Pla

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Son muchos quienes consideran a Josep Pla como uno de los representantes más importantes de la prosa catalana moderna. Lo cierto es que su extensísima obra no puede pasar desapercibida y se ha convertido en un referente a menudo citado por el público en general. Pla trabajó como corresponsal periodístico en varios países. Si bien su carrera literaria se inició en español, las obras más importantes de su amplio catálogo fueron escritas en catalán una vez se restauró la libertad de publicar en esta lengua. Pla quiso reproducir en papel una imagen total de la Cataluña contemporánea, un testimonio de lo que percibían todos sus sentidos. Todo ello recogido con una lengua propia de las gentes y los lugares que visitaba. Este es uno de los motivos por los que Josep Pla ha sido y continúa siendo un autor cercano al lector. Pla consiguió hacer que en una situación de extrema dureza para la lengua catalana, tanto en lo que al uso cotidiano como literario se refiere, el público volviera a interesarse por la literatura escrita en catalán. Para ello Pla utiliza un lenguaje cercano, cómodo y fácil que no provoque rechazo en su primer contacto con el lector que había perdido la costumbre de leer en catalán. Para él la literatura es un espejo de la sociedad de la época, de ahí su afán por recogerlo todo. Entre las obras más conocidas de Josep Pla se encuentra Quadern gris, un dietario de carácter autobiográfico, La vida amarga, Homenots o literatura de viajes como Viatge a la Catalunya vella, Sobre París i França, etc. La obra de Josep Pla ha sido publicada ya prácticamente en su totalidad y cuenta hasta el momento con 46 volúmenes.

Llorenç Villalonga

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/villalonga.htm

Villalonga fue principalmente novelista, aunque escribió también cuentos y obras de teatro. Está considerado como uno de los grandes autores de la literatura de postguerra. Su formación francesa le hizo asimilar su obra a la de autores como Anatole France, Marcel Proust o Voltaire. Tras la guerra fue un autor próximo al régimen de Franco y hasta 1952 escribió en castellano. Su primera novela en catalán fue Mort de dama en 1931. Con ella da inicio a lo que sería uno de los temas presentes en prácticamente toda su producción, la crítica a una aristocracia venida a menos económica y culturalmente de la isla de Mallorca. Esta primera novela sentó las bases de la que sería su obra más conocida, Bearn, novela con la que puede decirse que Villalonga llenó el vacío existente en la novelística catalana entre los siglos XVIII y XX.

Mercè Rodoreda i Gurguí

http://joanponc.cat/es/merce-rodoreda

La obra clave de Mercè Rodoreda es, sin duda, La plaça del Diamant (1962), traducida al checo con el nombre de Diamantové náměstí. También está considerada como la obra más importante del período de postguerra y es una de las obras más traducidas de la literatura catalana. Rodoreda escribió este libro durante su época de exilio en Suiza y marca la madurez de la escritora. La protagonista de esta novela es una mujer, como en la mayoría de sus textos, y la guerra civil que trunca todos sus sueños. La primera época literaria de Rodoreda está caracterizada, principalmente, por su novela Aloma (1938), quizás la novela psicológica más importante de la autora y que trata la atormentada relación entre un hombre maduro y una mujer joven. La Plaça del Diamant se encuadra en la literatura de postguerra y recoge la situación de la protagonista, Natàlia, antes, durante y después del conflicto bélico. De su tercera etapa destaca Jardí vora el mar (1967) o Mirall Trencat (1974), donde Rodoreda describe la vida de tres generaciones de una familia imaginaria de Barcelona. Uno de los elementos claves de la narrativa de Mercè Rodoreda es el tratamiento de sus personajes femeninos, unas mujeres explotadas hasta límites insospechables y de una solidez emocional que les permite superar los numerosos obstáculos a los que deben enfrentarse por circunstancias ajenas a ellas.

Pere Calders

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La mayoría de la obra escrita por Pere Calders son cuentos y su obra novelística se considera complementaria. Estuvo 23 años exiliado en México tras el desenlace de la guerra civil y regresó en 1962 a Cataluña. Durante todo el tiempo que Calders pasó en el extranjero no dejó de escribir. Entre las obras más importantes destaca, sin duda, la recopilación de cuentos Cròniques de la veritat oculta (1954) y las novelas L’ombra de l’atzavara (1964) y Aquí descansa Nevares (1966). En sus cuentos Calders recrea la realidad a través de la imaginación y la fantasía, de manera que el mundo real e irreal se confunde en uno solo. Los personajes de Calders se enfrentan a situaciones inverosímiles, pero creíbles en el contexto en el que aparecen. Dibuja unos personajes que asumen la condición del ser humano con condescendencia, aceptando unas convenciones que no acaban muy bien de entender.

Manuel de Pedrolo

La Generalitat declaró el 2018 como Año Pedrolo

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Pedrolo fue uno de los novelistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Su obra cuenta con más de sesenta títulos de narrativa muy diversa: novelas policíacas, políticas, ciencia ficción… La situación política no le permitió publicar sus novelas hasta diez o quince años después de redactarlas, un hecho que influyó considerablemente en que su obra apareciera ante el público con la cohesión necesaria. Una de las características de la novela de Manuel de Pedrolo es la técnica diversa con la que afrontaba cada título. Un ejemplo de ello es el ciclo de once novelas Temps obert, donde cada novela parte de una situación idéntica: el protagonista vive con sus padres y hermanos en una casa de Barcelona que sufre un bombardeo durante la guerra civil. A partir de aquí cada novela explora caminos narrativos totalmente diferentes con técnicas diferentes. Entre sus obras más destacadas se encuentran Estrictament personal (1955), Les finesters s’obren de nit (1957), Joc brut (1965) o Totes les bèsties de càrrega (1972), donde Pedrolo describe de forma simbólica el mito de la patria sometida, pero que todavía está viva y mantiene su carácter combativo, y Mecanoscrit del segon origen (1974), quizás una obra menor pero sin duda una de las más populares. Pedrolo escribió también obras de teatro, entre las que destaca Cruma (1958) y Darrera versió per ara (1963). Acumuló reconocimientos como el Premio Joanot Martorell, el Premio Mercè Rodoreda de Cuentos y Narraciones, el Premi Sant Jordi de novela, varios Premios Crítica Serra d’Or y el Premio de Honor de las Letras Catalanas, entre muchos otros galardones. El 26 de junio de 1990, víctima de cáncer, Manuel de Pedrolo encontró la muerte en Barcelona.

Baltasar Porcel

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La calidad de sus novelas hacen de Baltasar Porcel uno de los novelistas más destacados de la segunda mitad del siglo XX. La temática de su obra está centrada en el mito mallorquín de Andratx. Una de sus obras más importantes es Cavalls cap a la fosca (1975), donde el autor retorna a su infancia y describe el mundo de su Andratx natal y sus antepasados. Otras novelas destacadas son Les pomes d’or (1980) y Cada castell i totes les ombres (2008).

Montserrat Roig

http://loquesomos.org/monserrat-roig-la-memoria-historica/

Alternó la escritura de cuentos y novelas con su trabajo periodístico. Roig continuó en parte la tradición realista del siglo XIX de Narcís Oller y describe la pequeña burguesía barcelonesa a través de historias que van más allá del realismo para adentrarse en mundos simbólicos muy cercanos a la narrativa de Mercè Rodoreda. Roig también cultivó la novela psicológica, como en su novela L’hora violeta (1980), donde recoge personajes de novelas anteriores que explican la misma historia desde tres puntos de vista diferentes que acaban siendo uno solo. Montserrat Roig murió, muy joven, a la edad de 45 años en la última década del siglo XX (ésa que jodió ya de inicio a nuestro siglo XXI), en plena Guerra del Golfo, 1991. Luchadora hasta el final, ya muy enferma, asistió acompañada de una amiga que la ayudó a caminar a una manifestación contra aquella guerra.

Quim Monzó

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El género preferido por Quim Monzó es el cuento y constituye la mayor parte de su obra. Una de las características principales de su obra es la ironía oculta y la reinterpretación de textos propios o ajenos en circunstancias diferentes a las originales. Sus protagonistas, a menudo, parten de situaciones cotidianas que sin saber ni cómo ni por qué acaban en grandes dramas, acompañados de unas dosis de ridículo que no dejan indiferente al lector. Entre sus obras más destacadas se encuentra El perquè de tot plegat (1993), Guadalajara (1996), Mil cretins (2007), o la novela Benzina (1983).

Albert Sánchez Piñol

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Sánchez Piñol inició su carrera literaria con un ensayo satírico llamado Pallassos i monstres (2000) donde describe con humor e ironía la vida de varios dictadores africanos y la crueldad con la que gobernaron. La popularidad, sin embargo, le llegó con la novela La pell freda (2002), traducida al checo como Studená kuže y una de las obras catalanas más traducidas de todos los tiempos. La novela es la primera parte de una trilogía todavía no terminada, cuyo segundo título es Pandora al Congo (2005). Sánchez Piñol es también un excelente escritor de cuentos, entre los que destaca Les edats d’or (2001) o Tretze tristos tràngols (2008). En 2012 publicó Victus, novela escrita originalmente en español que trata sobre la Guerra de Sucesión y el asedio de Barcelona de 1714.

Traducciones

 Según el informe CAT 2013 elaborado por Plataforma per la Llengua, la lengua catalana era en 2013 la 22ª lengua más traducida del mundo, con un peso muy superior al que le correspondería por número de hablantes. El catalán ocupa el puesto número 26 en lo que respecta al volumen de traducción de otras lenguas.

https://digilib.phil.muni.cz/bitstream/handle/11222.digilib/130442/Books_2010_2019_024-2014-1_6.pdf?sequence=1

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https://www.poemas-del-alma.com/blog/biografias/manuel-de-pedrolo

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 



 


 

 








 

 


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