MAYAS,
ORIGEN Y COLAPSO
https://www.mexicodesconocido.com.mx/origenes-de-la-cultura-maya.html
Introducción
Antes que la historia fuera el mito. Antes que el
relato histórico, los mitos cosmogónicos que narraban el comienzo de una nueva
era y el ordenamiento del cosmos fueron los medios que utilizaron los pueblos
mesoamericanos para fabular sus orígenes y definir sus ideas del espacio y del
tiempo.
Los mayas pensaban que antes de la
creación definitiva hubo tres intentos de crear seres humanos inteligentes,
seguidos por otras tantas catástrofes. Primero los dioses le dieron vida a unos
seres que no pudieron articular el nombre de sus creadores, y éstos acordaron
que se convirtieran en los animales que habían de poblar la tierra. En el
segundo intento los dioses crearon unos seres de barro, pero como resultaron
flácidos, y carecían de fuerza y de habla, los desbarataron. En el tercer
intento los dioses hicieron unos seres de madera parecidos a los humanos. Sin
embargo, no tenían alma ni entendimiento y desaparecieron anegados por un
diluvio.
Mircea Eliade decía que una regla
universal de los mitos de creación era el propósito de dividir y ordenar las
regiones del cosmos. (1) Las cosmogonías mesoamericanas siguen este modelo: los actos inaugurales que concentran la
atención de los dioses creadores son la división del cosmos en los tres niveles
verticales, el señalamiento de las cuatro esquinas del universo y la definición
del centro del espacio cósmico. Esta división es un ordenamiento del cosmos y
la fundación de una geografía. A cada región se le asignan, dioses, potencias,
colores, símbolos y cualidades propias.
Una vez demarcadas las regiones del cosmos, los dioses procedieron a
establecer el punto de unión de los distintos niveles y partes del universo. La
primera colina o montaña sagrada que surgió del mar primordial era el lugar que
unía las tres regiones esenciales del cosmos: el cielo, la tierra y el
inframundo.
Imitando a esa primera montaña sagrada,
los seres humanos, construyeron la pirámide, el símbolo de las fuerzas
concentradas en el espacio vertical del cosmos. En las fechas que celebraban la
creación primordial, el comienzo del año agrícola o el nacimiento de los dioses
protectores del reino, el gobernante ejecutaba en lo más alto de ese axis mundi las ceremonias que mostraban
el manejo de las fuerzas cósmicas y la protección que le otorgaban los
antepasados.
Otro diagrama cósmico que recorrió el área de Mesoamérica es de los rumbos o direcciones del universo, que
según los mitos cosmogónicos fueron establecidos desde el principio de la
creación. El Pool Vuh (2) dice que
cuando comenzó la creación de la era actual y se formó el cielo y la tierra, el
mundo fue repartido en cuatro partes: se trajo la cuerda de medir y fue
extendida en el cielo y en la tierra, en los cuatro ángulos, en los cuatro rincones
del cosmos. Esta división es una de las concepciones cósmicas más arraigadas en
el pensamiento de los pueblos mesoamericanos; es la concepción que manejaron
para ubicarse en el espacio y orientar sus reinos, ciudades, templos, palacios,
chozas y campos de cultivo.
Las cuatro partes del espacio están integradas a un punto central, el
ombligo del cosmos, representado por una piedra
preciosa o por un árbol cósmico.
Fuente: http://leomizuki.blogspot.mx/2011/02/los-arboles-mayas-ooo.html
El espacio
horizontal del cosmos se figuraba en la forma de un cuadrado y se pensaba que
todas sus partes confluían en un centro que congregaba las fuerzas provenientes
de las cuatro direcciones del universo. Los pueblos mesoamericanos ubicaron en
ese punto cósmico la capital del reino y la consideraron como una especie de
imán que concentraba las fuerzas que habían participado en la fundación
inicial.
El
México Antiguo y sus divisiones
Nuestro presente histórico es como un flujo
alimentado por diversas corrientes que, próximas, distantes o remotas, integran
y dan cuenta de la compleja realidad que es el México actual. Cada una de las grandes etapas de este
devenir pervive en nosotros; por más lejanas que parezcan, no dejan de
proyectarnos su sombra. El México antiguo nunca existió como unidad histórica.
Las tres superáreas a las cuales nos referimos, comprendían:
I.
Aridoamérica al noreste y la Península de
Baja California;
II.
Oasisamérica al nordeste y
III.
Mesoamérica a la mitad meridional de
México.
José Luís Lorenzo llamó a este larguísimo
periodo la Etapa Lítica y lo
subdividió en dos horizontes: Arqueolítico
(33000-12000 aC) y Cenolítico
(12000-5000 aC). (3)
Las sociedades del horizonte Arqueolítico,
al igual que sus antepasados provenientes de Asia, no poseían un equipo técnico
especializado, se limitaban a dar unos cuantos golpes con una piedra sobre
rocas, guijarros o lascas para obtener bordes cortantes y ángulos agudos. El
resultado eran instrumentos grandes, burdos, con una o dos caras trabajadas,
que tenían múltiples funciones: raspar, rayar, cortar, machacar y golpear.
El horizonte arqueolítico queda comprendido en la parte final del
Pleistoceno. El hombre de esos tiempos conoció un paisaje más húmedo y frío que
el actual. Las lluvias llegaban a zonas hoy día áridas, los lagos eran más
profundos, en los pastizales se alimentaban caballos, mastodontes, mamuts,
camélidos y bisontes.
Según Lorenzo (4) hacia el año 12000 aC tuvieron lugar innovaciones en
la tecnología de la piedra para establecer un nuevo horizonte: el Cenolítico,
en los nuevos modelos destacan las puntas de proyectil, cuchillos, navajas y
raspadores. El hombre dedicaba mucho tiempo a la cacería de presas de todos
tamaños, aunque no más que a la recolección.
El Cenolítico se ha dividido en dos fases: Inferior (12000-7000 aC) y Superior
(7000-5000 aC).
Los artefactos típicos del Cenolítico Inferior son las puntas de
proyectil en forma de hoja, trabajadas por ambas caras y con acanaladuras para
facilitar el enmangado. Las puntas tipo Clovis, con una longitud de cuatro a
doce cm.
El paso del Pleistoceno al Holoceno marca la separación entre las dos
fases del Cenolítico, debido a que la transformación del clima, la flora y la
fauna repercutió en las formas de vida de los recolectores-cazadores. El fin
del Pleistoceno estuvo marcado por la aridez que hizo desaparecer bosques,
pastizales y buena parte de la fauna. En
el Cenolítico Superior, aparecen los concheros, asentamientos permanentes de
poblaciones costeras que se dedicaban a la recolección y consumo de mariscos. Los
bordes de las puntas de proyectil fueron retocados con punzones blandos, para
que fueran más agudos. Destacan las puntas foliáceas del tipo Lerma.
Entre el 33 000 y 5 000 aC los hombres se agrupaban en bandas que raras
veces rebasaban cien miembros. Las relaciones internas descansaban en el
parentesco y el reconocimiento de un antepasado común. Al parecer estas
sociedades eran igualitarias, aunque en lo que toca a las actividades
productivas, existía diferenciación por sexo y edad. Así, los varones
realizaban intensas actividades de cacería, mientras que las mujeres, se
ocupaban de las faenas de recolección. Ancianos y niños se ocupaban de tareas
auxiliares. Los traslados del grupo no se daban al azar. La existencia giraba
en torno a patrones de trashumancia, se desplazaban de acuerdo a las estaciones
a fin de aprovechar los recursos naturales y lugares idóneos.
Por causas aún no determinadas, con el paso hacia el sedentarismo
agrícola, la vida comenzó a transformarse, cambiaron las relaciones entre el
hombre y su entorno vegetal. Este proceso tiene una doble importancia en
nuestra historia: constituye uno de los grandes acontecimientos de la evolución
humana y gesta la diferenciación de las tres superáreas culturales del México
antiguo.
José Luís Lorenzo llamó Protoneolítico a esta prolongada transición. Sus
límites extremos son difusos. Comienza hacia 5 000 aC y tiene su fin en 2 500
aC, época aproximada del nacimiento de Mesoamérica. Según Christine
Niederberger, la contigüidad de varios ecosistemas ricos en recursos, entre
ellos el lacustre, hacia innecesario los desplazamientos, de los habitantes del
sitio ribereño de Zohapilco. (5)
En el caso opuesto, los recolectores-cazadores que, en sus pausas
estacionales, cultivaban algunas plantas. Por ejemplo, en la cuenca de Guila
Naquitz, Oaxaca, Kent V. Flannery y Joyce Marcus descubrieron restos de
calabaza domesticada en un refugio nómada de 8 000 aC. (6)
Hay que tener en cuenta para entender el horizonte Protoneolítico, el
paso del simple cultivo a la agricultura. El cultivo implica la intervención
del hombre en el ciclo vegetativo con el fin de producir alimentos. Esta acción
repetida, puede provocar la domesticación de las plantas. Las sociedades pueden
definirse como agrícolas cuando adquieren un patrón de subsistencia en el que
predominan la producción y el consumo de alimentos cultivados. Esto significa
que la agricultura no es solamente una técnica, sino una nueva forma de vivir y
de pensar con ventajas y desventajas.
Durante los 2 500 años del Protoneolítico
se observa el paulatino aumento de la población, señalado por el número e
importancia de asentamientos en una misma región. A lo largo de este horizonte
siguen habitándose campamentos, abrigos y cuevas; pero para el año 3 000 aC,
existe en el valle de Tehuacan una pequeña casa casi semisubterránea de planta
ovalada. Los restos descubiertos en México, permiten afirmar que el guaje y la
calabaza son dos de los cultivos más antiguos del Nuevo Mundo, hacen su
aparición a finales del Cenolítico. Les seguirán especies como el frijol, maíz,
maguey, nopal, coyol, yuca, tomate, aguacate, amaranto, chile, zapote negro y
blanco, ciruela y algodón. En lo que toca al maíz, el principal cultivo, se ha
estimado su domesticación entre 5 000 y 4 000 aC. Nuevos fechamientos de los
restos del maíz de las fases Coxcatlán y Abejas de Tehuacán los sitúan en el
año 3 000 aC.
Como una derivación del XXVII Congreso
Internacional de Americanistas (1939) se creó con este propósito el Comité
Internacional para el Estudio de Distribuciones Culturales de América, órgano
que encomendó el caso particular de las mitades meridionales de México y
Occidente de Centroamérica al antropólogo: Paul Kirchhoff. Comenzó por
identificar a la superárea cultural con el nombre de Mesoamérica y reconocer a
las sociedades que la integraban como “cultivadores superiores”. Estas
sociedades eran muy diversas desde el punto de vista lingüístico, y las dividió
en cinco grupos.
La definición de Mesoamérica
debe partir de tres elementos entrelazados:
a) Un
patrón de subsistencia basado principalmente en las técnicas del cultivo del
maíz;
b) Una
tradición compartida creada por los agricultores en el territorio estudiado y
c) Una
historia también común, que hizo posible que dicha tradición de agricultores se
fuera formando a lo largo de los siglos.
Como lo señala Kirchhoff, (7) la diversidad
de los pueblos mesoamericanos arranca de su origen mismo: arribaron en muy
diferentes épocas y hablaban distintas lenguas. Los mesoamericanos pueden
agruparse en 16 familias lingüísticas:
1) Hokano-coahuilteca,
(tequistlateco o chontal de Oaxaca)
2) Chinanteca,
(chinanteco)
3) Oaxaqueña,
(zapoteco, mixteco, mazateco, chatino, papabuco, cuicateco, trique, amuzgo,
popoloca y exixcateco)
4) Otopame,
(otomí, mazahua, matlatzinca, ocuilteco y matlame)
5) Mangueña,
(chiapaneco, chorotega, dirián, maribio, oritina y nagranda)
6) Huave,
(huave)
7) Tlapaneca,
(tlapaneco y subtiaba)
8) Totonaca,
(totonaco y tepehua)
9) Mixe,
(mixe, zoque y popoluca)
10) Maya,
(huasteco, cotoque, maya yucateco, lacandón, mopan, chol, chontal, tzeltal,
tzoltil, tojolabal, man, chuj, kanjobal, kekchí, pokonchí, ixil, quiché,
cakchiquel, pokoman, rabinal, tzuntuil, aguacateca, chortí, etc.)
11) Yutoazteca,
(cora, huichol, tecual, Huaynamota, teúl, náhuatl, pochuteco, pipil y nicarao)
12) Tarasca,
(tarasco)
13) Cuitlateca,
(cuitlateco)
14) Lenca,
(lenca)
15) Xinca,
(xinca) y
16) Misumalpa,
(Matagalpa y cacaopera).
Gracias a los
estudios glotocronológicos (técnica para calcular la separación temporal entre
dos lenguas que se suponen emparentadas. Está basada en el porcentaje de
palabras o cognados que son substituidos por otras palabras a lo largo del
tiempo), de Leonardo Manrique (8) hoy es posible aproximarse al difícil
problema de la progresiva penetración de las corrientes lingüísticas al
territorio mesoamericano. Estos pueblos de tan distinto origen fueron capaces
de crear una unidad fundada en torno al cultivo del maíz. Estos dos grandes
hitos históricos –sedentarismo agrícola e irrupción europea- son los límites
temporales de Mesoamérica, que se inicia hacia el 2 500 aC para desaparecer
como tradición cultural autónoma a partir de 1 521 dC. (9)
Puede afirmarse que buena parte de los elementos comunes de lo
mesoamericano, de los componentes del núcleo duro de la tradición, es conocido
como Preclásico Temprano, que duró trece siglos, que arranca desde el inicio de
la vida sedentaria agrícola hasta el nacimiento de las primeras sociedades
jerarquizadas.
Fuente: http://es.slideshare.net/sector6/durango-las-lenguasyculturas
Características
y límites cronológicos aproximados de cada periodo
Preclásico
(2 500aC-200 dC)
Reconociendo las variantes de cada área,
puede dividirse en:
·
Temprano (2 500 aC al 1 200 aC)
·
Medio (1 200 aC al 400 aC)
·
Tardío (400 aC al 200 dC)
Inicio del
sedentarismo agrícola y de la cerámica. Incremento demográfico constante.
Perfeccionamiento de la cerámica. De sociedades igualitarias hasta las
jerarquizadas. Sitios que van de los caseríos y aldeas originales a las
capitales protourbanas derivadas de centros regionales. Desde el intercambio de
bienes, con largas rutas comerciales. Gran importancia de la talla de piedra,
del jade pulimentado a la escultura monumental. Al final de Preclásico algunos
pueblos poseen un calendario y una escritura compleja y llegan al gigantismo
arquitectónico.
1.a Protoclásico
Algunos
autores usan este término cono sinónimo de
Preclásico
Tardío (400 aC al 200 dC) y otros como
Segunda
Mitad (100 aC al 200 dC)
Se
considera que esta época se practica una agricultura intensiva que permite un
crecimiento rápido de la población. Más sitios y sitios más grandes.
Rivalidades y conflictos bélicos entre los centros regionales. Arquitectura
monumental. En ciertos lugares el calendario, la escritura y la numeración
compleja.
2.
Clásico (200 dC al 650/900 dC)
Se
puede dividir en:
Temprano
(200 dC al 650/750 dC)
Tardío
(650/750 dC al 900 dC)
Diferenciación
entre campo-ciudad; en el campo se producen los bienes de subsistencia,
mientras que en la ciudad, concentración de actividades artesanales,
administrativas (políticas y religiosas) y los servicios. Incremento notable de
la población, que produce grandes concentraciones. Desarrollo de la agricultura
intensiva. Metalurgia al final del periodo. Notable diferenciación social.
Consolidación de las élites en el gobierno, con control político e ideológico.
Institución religiosa incluida en las esferas de gobierno. Comercio a larga
distancia. Las grandes capitales controlan a las ciudades de su región.
Urbanismo desarrollado. Guerras frecuentes. Esplendor del calendario,
escritura, numeración y astronomía. Florecimiento de las artes. Panteón
cristalizado. Al final, muchas de las capitales del Clásico, declinan y se
colapsan.
2ª.
Epiclásico
Clásico Tardío (650/750 dC al 900/1 000 dC)
Segunda Mitad (895 dC al 1 000 dC)
Auge de ciudades que se benefician con el
colapso de las grandes capitales clásicas. Las de comercio se fragmentan y se
establece una importante competencia regional. Arquitectura y urbanismo
defensivos. Sociedades con marcada pluralidad étnica.
3.
Posclásico
(900/1 000 dC al 1 520 dC)
Temprano (900 dC al 1 200 dC)
Tardío (1 200 dC al 1 520 dC)
Movilidad de grupos humanos. Tras el
abandono del área Norte por los agricultores, contingente de éstos y de
recolectores-cazadores penetran en Mesoamérica. Difusión de elementos culturales.
Desarrollo de la metalurgia con elaboración de objetos de oro, plata y cobre.
Distribución de mercancías hacia todos lados y Oasisamérica. Inestabilidad
política, con surgimiento y caída de estados agresivos. Militarismo.
Expansiones por conquista. Tributación de los vencidos. Urbanismo de carácter
defensivo. Nuevas formas de culto con tintes bélicos y políticos. Incremento de
sacrificios humanos. Arte bélico con referencias a la muerte y al sacrificio.
El fin del Posclásico y de Mesoamérica, es producto
de la conquista española. La fecha de 1 520 que aparece como límite corresponde
a la realidad mexicana. El último rincón de Mesoamérica no colonizada, Tayasal,
subsistió libre hasta 1 697.
El
Sureste en el Preclásico (10)
El creciente interés por el Preclásico y la
consecuente proliferación de exploraciones arqueológicas en los últimos años
han permitido una visión global del área y el surgimiento de teorías que
pretenden explicar la génesis de las culturas olmeca y maya. Uno de los rasgos
que más influyó en el desarrollo de las sociedades del Sureste fue la
diversidad geográfica.
Durante el Preclásico, los principales focos culturales se dieron en
cuatro ambientes totalmente distintos:
1. Las
planicies costeras meridionales de Chiapas y Guatemala,
2. Las
tierras altas guatemaltecas,
3. La
región selvática del Petén y
4. Las
extensas llanuras calcáreas de la Península de Yucatán.
Fueron estos los escenarios de dos grandes
complejos que los especialistas adscriben a las familias lingüísticas
Mixe-Zoque y Maya.
El complejo mixe-zoque
La Gran Tradición del Itsmo ha sido estudiada
recientemente por John E. Clark y Michael Blake. (11) De acuerdo con su
polémica propuesta, el complejo se generó en territorio chiapaneco, para más
tarde pasar del Sureste, hasta llegar al sur de Veracruz y el occidente de
Tabasco. En el Preclásico Temprano entre 1 800 y 1 325 aC (fases Barra, Locona
y Ocós) habitaron en las fértiles planicies costeras del Soconusco y Guatemala
pueblos aldeanos dedicados a la agricultura, pesca, caza y producción alfarera.
Las cerámicas decoradas con pigmento iridiscente y por impresión de cuerda y
concha, han hecho suponer que estos pueblos tuvieron contactos con Ecuador.
Altamira, La Victoria, Salinas la Blanca y Paso de la Amada son sitios de esta
época.
Durante el Preclásico Medio (1 200 al 400 aC), en una franja que va
desde México hasta El Salvador, la Gran Tradición del Istmo floreció en sitios
como Tzutzuculi, Pijijiapan, Chapa de Corzo, La Blanca; Bilbao, Calchuapa y
Quelepa. Eran al parecer unidades políticas independientes con influencia
cultural olmeca, que se puede observar en montículos de más de 20 metros de
altura y monumentos escultóricos.
El segundo complejo, la Tradición de las Tierras Bajas, se comenzó a
integrar entre 1 200 y 900 aC en las aldeas tropicales de Guatemala, Belice y
Yucatán. Las aldeas más antiguas estaban habitadas por cultivadores de maíz.
Destacan los entierros descubiertos en el grupo 9N-8 de Copán, estaban
acompañados de vasijas decoradas con motivos similares a los de Tlatilco,
Tlapacoya y San José Mogote.
Fuente: http://www.mappery.com/map-of/Copan-Ruins-Map
En la actualidad
también se debate el origen de la Tradición de las Tierras Bajas. Autores como
E. Wyllys y Andrews V. suponen una doble ascendencia. Hacia el año 1 000 aC, al
sur del Petén estaba habitado por un grupo no maya que produjo la cerámica Xe.
El segundo grupo eran hablantes de maya y se concentraban en el Norte de Belice.
Hacia 600 aC, estos mayas comenzaron a expandirse por todo el Petén, llegando
incluso hasta El Salvador. Aparece otra cerámica muy diferente, la conocida con
el nombre de Mamon.
Fuente: http://www.mayasautenticos.com/Central%20peten.htm
Los sitios mayas mejor
estudiados del Preclásico Medio son la aldea igualitaria de Cuello, en Belice,
y los más complejos –con varios templos de piedra y mayor diferenciación
social- de Nakbé, y El Mirador de Guatemala, y de Calakmul en Campeche. En la
Península de Yucatán han sido descubiertos caseríos que datan de esa época en
Dzibilchaltún, Aké, Manú, Dzibilnocac y Edná.
Fuente: http://www.correodelmaestro.com/pruebas/anteriores/2005/octubre/2anteaula113.htm
La civilización maya se desarrolló en
una área de aproximadamente 325000 kilómetros entre México y Centroamérica, que
se divide en tres zonas geográficas o naturales: las Tierras Altas del sur,
entre el Océano Pacífico y la cordillera del istmo centroamericano; las Tierras
Bajas del sur, o zona central, en la cuenca interior del altiplano del Petén,
en la actual Guatemala, y sur de la península de Yucatán, Tabasco y Chiapas, y
las Tierras Bajas del norte, en el extremo septentrional de la citada
península.
Simon Martin y Nicolai Grube, Crónica
de los reyes y reinas mayas, Planeta, México, 2002.
Otro elemento son las
obras arquitectónicas, que implicó el trabajo de miles de hombres con la
coordinación de especialistas. Entre los ejemplos más notables se encuentra el
conjunto de 55 metros de altura conocido como El Tigre, en El Mirador; la
Estructura II de Calakmul, de la misma altura; la Acrópolis norte de Tikal; la
pirámide de 33 metros de Lamamí; el foro defensivo de 2 km, que encierra Becán
y el muelle del canal de Cerros.
En cambio, en los
centros yucatecos, como Dzibilchaltún y Komchén, en las tierras bajas centrales
los templos estuvieron bellamente decorados con grandes mascarones de estuco,
imágenes adoradas de las deidades. Entre ella se encuentran el Sol y el planeta
Venus. Sus imágenes se plasmaron en altares de piedra y estelas. Aparece la
representación de figuras míticas, como la del árbol sagrado, que comunica el
cielo, con la tierra y el inframundo. Estos centros son un eslabón entre la
tradición olmeca y maya que tuvieron su origen en las costas del Pacífico,
entre México y Guatemala.
El término “Clásico”, sirve para designar una época de gran esplendor cuando las
artes de Mesoamérica, y sobre todo el urbanismo y la arquitectura, descollaron
al lado del bienestar superlativo de las élites, la prosperidad del comercio,
la incuestionable potestad de los gobernantes y la gran evolución del
calendario, la escritura y la observación del cielo.
El inicio del periodo puede fijarse en el año 200 dC; pero a partir del
400 aC, se encuentran sus gérmenes n el aumento demográfico, la concentración
de la población, la división del trabajo y su especialización, la producción de
bienes destinados al intercambio regional y capitales proto urbanas.
Este final del Preclásico es llamado Protoclásico, en el tuvieron lugar
procesos sociales, políticos y económicos que sentarían las bases para el
Clásico:
I.
La profundización de las diferencias de
clases,
II.
El desarrollo de las redes de intercambio,
III.
La aparición de los regímenes señoriales de
linaje y
IV.
El nacimiento de sistemas complejos de
numeración, calendario y escritura.
Los mayores escenarios del auge son Kamininaljuyú e Itzapa en la zona
meridional del sureste; El Mirador y Uaxactúm en el Petén; San José Mogote y
Monte Albán en Oaxaca; Tres Zapotes en el Golfo, y Cuicuilco y Teotihuacán en
el centro de México.
El clásico fue lo más alto de este proceso, el cambio mayor fue la
polarización ciudad-campo. Las capitales llegaron a tan altos niveles de
concentración humana que fueron incapaces de producir sus propios alimentos
–hoy día nos vamos a cercando-. El campo fue la fuente del sustento y la ciudad
donde se concentraba todo y donde se distribuía la riqueza.
En el clásico se dieron las condiciones para esta transformación:
a) Cosechas
abundantes;
b) Vías
adecuadas para el flujo de recursos de la periferia a los centros;
c) Manufactura
especializada;
d) Integración
de sistemas productivos regionales;
e) Solidez
del intercambio interregional,
f) Control
de redes mercantiles y
g) Existencia
de complejos aparatos administrativos y burocráticos capaces de impulsar y
organizar la producción, dirigir y proteger el comercio y redistribuir los
bienes que llegaban a las capitales.
Para el progreso
extremo de las ciudades eran necesario los recursos naturales estratégicos. Las
ciudades además de ser centros de producción y distribución manufacturera,
fueron sede de las decisiones políticas de mayor relevancia para la sociedad y
de las principales actividades religiosas.
Los especialistas han supuesto una amplia utilización de huertos,
terrazas de cultivo, irrigación por cabales y por inundación, represas y
chinampas.
En la zona maya, se han estudiado con detalle campos levantados,
terrazas en las laderas, parcelas encerradas por muros de piedra y pequeños
huertos elevados. Pese a los recientes avances en el campo de la epigrafía
maya, el tipo de mensajes contenidos en los textos jeroglíficos es demasiado
limitado para responder a la variada gama de las dudas históricas. Se hace
difícil entender cuáles fueron las unidades sociales básicas mayas, como se
integraban sus cuerpos de gobierno y que relaciones existían entre las
distintas sociedades, el lector puede imaginar nuestras lagunas sobre los
teotihuacanos, quienes NO poseyeron una escritura semejante a la maya.
Dos sistemas hay de registro, el del calendario y el del pensamiento:
1. En
lo tocante al calendario, conservó los sistemas más sencillos de cómputo del
tiempo, tenía como parte medular la combinación del ciclo de 365 días
(agrícola-religioso) y el de 260 días (adivinatorios). El calendario de 360
días (histórico-adivinatorio) se valía de la cuenta larga.
2. En
lo tocante al pensamiento, la primera recurrió a las representaciones mentales
simbolizadas; en tanto que la otra vertiente simbolizó las expresiones
verbales. Esto quiere decir, que en la primera el símbolo representaba la
(idea), en la segunda el símbolo representaba (la palabra), que a la vez
representaba a la idea.
En lo tocante a la numeración, los guarismos empleados no tuvieron valor
posicional, pero al dar valor posicional a los guarismos, tuvo que crear uno
equivalente a “posición ocupada” o “cero”.
En el periodo clásico destacan los avances mayas en la escritura y el
cómputo del tiempo. Es interesante comprobar, que el pueblo más poderoso del
clásico, el teotihuacano, no utilizara ni la escritura, numeración ni
calendario semejante a los mayas.
Otra diferencia entre las tradiciones del Centro de México y el Sureste,
durante el clásico es el ejercicio de las armas. Ni los teotihuacanos ni los
mayas fueron pueblos pacíficos. Pero según estudios recientes vivían en un
clima de tensión bélica constante.
En el urbanismo Teotihuacán es única por su modelo ortogonal, con
calles espaciadas. Monte Albán se yergue majestuosa en las alturas, dominando
la amplitud del valle, y a partir de su gran plaza desciende por las terrazas
de las laderas. Las ciudades mayas siguen por lo común los contornos del
terreno, pero conservan siempre su armonía arquitectónica: plazas, templos,
palacios y juegos de pelota. En las distintas áreas de Mesoamérica, todas las
ciudades se erigen según los modelos cósmicos y los movimientos marcados por
los astros en el horizonte.
El proceso se emprende a partir de centros arquitectónicos masivos,
propiamente administrativos y ceremoniales, con grandes zonas residenciales.
También resuelve los requerimientos de depósito y abastecimiento de agua, de
conductos pluviales y de salida de deshechos. Los caminos y los acueductos se
combinan con decoración profusa –esculturas de bulto, mosaicos, aplanado de
estuco bruñido y pintado y en murales fastuoso-.
Las ciudades fueron los centros de producción de bienes de prestigio que
eran ostentados por los nobles. En sus talleres se elaboraban tallas de piedra
semipreciosas, tocados de plumas, prendas finas de algodón, adornos de concha,
cerámicas de lujo muy variadas, fundiciones y decoraciones. También se
manufacturaban, bienes utilitarios, de cerámica y de piedras como obsidiana y
pedernal.
La religión tiene una especial importancia durante el Clásico,
adquiere muchas características que persistirán hasta la Conquista. Los dioses
personificados aparecen en representaciones pictóricas y escultóricas con
atributos y atavíos que permiten reconocerlos a partir de la iconografía de
épocas posteriores. Las divinidades relacionadas con la lluvia, fuego, tierra y
la sucesión temporal alcanzaron suma importancia. El clero monopolizaba todas las ideas y sabidurías. El clero quedó
adscrito como el auxiliar más útil del poder.
La extensión cronológica del Clásico se fija entre 200 dC y 650/900 dC.
Pero al analizar la historia de cada área, los límites varían de:
200 dC – 650/750 dC en el Centro de México;
292 dC – 810/909 dC en el Sureste.
En el Clásico Temprano, se inscribe el más poderoso impulso cultural de
los mayas. Entre todas las capitales clásicas, ninguna tuvo las dimensiones
físicas, urbanísticas y políticas de Teotihuacán. En su esplendor llegó a tener
125 000 habitantes.
El sureste fue durante el Clásico el escenario del surgimiento de
múltiples ciudades-estado que fueron
la cuna del mayor esplendor artístico de Mesoamérica, y los centros donde el
calendario, la numeración y la escritura llegaron a una complejidad
incomparable.
En los últimos años las investigaciones
sobre los mayas no sólo han sido excepcionales por su volumen, sino por la
diversificación de su enfoque, por los avances alcanzados y por el impulso que
han dado al intercambio académico tanto entre los mayistas como en el más
amplio contexto mesoamericanista.
Estudiosos como Joyce Marcus y Jeremy
Sabloff, (14) al evaluar los resultados de las últimas publicaciones, hacen
hincapié en el total abandono de la visión idealizada de los mayas como un
pueblo pacífico, gobernado por sabios sacerdotes que se entregaban a la
observación de los astros y a la filosofía del tiempo, y que desconocían casi
por completo la práctica del sacrificio humano.
Durante décadas, autores como Sylavanus G.
Morley y J. Eric S. Thompson (15) habían popularizado un hipotético escenario en
el cual sitios como Tikal, Palenque o Copán eran menos centros ceremoniales a
los cuales confluía la población campesina los días de fiestas religiosos y de
mercado. Hoy por fortuna, se desmorona la idea de un mundo monolítico,
excepcional y aislado, con lo cual se potencian las perspectivas de estudio y
los mayas recobran su fisonomía humana.
El área del Sureste mesoamericano fue
señaladamente maya. Englobó a todos los pueblos de dicha tradición y fueron
pocos sus habitantes que cultural y lingüísticamente no pertenecieron a ella.
El área se divide en tres partes geográficas y culturales contrastantes:
1) La
zona Sur comprende territorios de Chiapas, Guatemala, El
Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica; es una franja que va de la
confluencia de las montañas del Norte de Chiapas al Golfo de Nicoya. Aquí
convivieron los pueblos NO mayas con los mayas. En la zona predominan las
tierras altas 1 200 m, sobre el nivel del mar, frescas o frías, relieve
accidentado, con valles aislados y cuencas lacustres. Pero en el Pacífico la
altitud desciende, formando una faja costera, de clima tórrido y ricos suelos
aluviales.
2) La
zona Central va del Golfo de México al Caribe, tierras
bajas, calientes y húmedas, de selva densa, alta y lluviosa, Abundan, los
lagos, pantanos y ríos de amplios meandros. Su centro es el Petén, la región de mayor florecimiento;
al oeste la cuenca del Usumacinta que
desemboca junto al Grijalba en la
exuberante región tabasqueña; al oriente la cuenca del río Belize; al sur, la del río de la
Pasión, y al sureste, entre montañas, la región del Motagua.
3) La
zona Norte es poco más de la mitad septentrional de la
Península de Yucatán. Es área de tierras bajas, con muy poca lluvia, selva
baja. Es una gran extensión calcárea plana, su superficie está casi desprovista
de ríos superficiales; los antiguos habitantes se abastecían en los –chultunes,
excavaciones en forma de botella-, y en los cenotes. En la zona se distinguen,
al oeste la región campechana; al sur, colinda con el Petén del río Bec; al centro, Chenes; al noroeste la región serrana del Puuc y al este, la costa Oriental.
De
acuerdo con las fechas calendáricas de cuenta larga, el Clásico se inició en
292, y concluyó en 909 y quedó dividido en Temprano 250 al 600 dC y Tardío del
600 al 900 dC. La división establecida en el 600 no es artificial pues en dos
hitos:
·
La interrupción temporal de la práctica
político-religiosa de elección de estelas y dinteles y
·
La notable diferencia de los vestigios
pertenecientes a cada una de estas mitades.
A grandes rasgos el Clásico Temprano, se
distingue por la influencia teotihuacana. El Clásico Tardío, por el
considerable aumento demográfico, con grandes concentraciones urbanas y
florecimiento económico, político y cultural. El fin del Clásico se estableció
a partir de un colapso que provocó la decadencia en numerosas capitales mayas.
https://lahistoriamexicana.mx/antiguo-mexico/cultura-maya
Proceso
histórico del área
En la zona sur estos tres
siglos y medio están marcados por la suerte de Kaminaljuyú, un antiguo y
próspero centro comercial, que siguió con exactitud los cánones arquitectónicos
de Teotihuacán en sus construcciones ceremoniales. En esta ciudad guatemalteca,
se construyeron y ampliaron, entre los años 450 y 500, dos grandes templos
piramidales con el característico talud-tablero
teotihuacano. Al pie de dichos edificios fueron inhumados importantes
dignatarios con objetos de estilo teotihuacano, ya procedentes del centro de México,
ya imitados localmente. La hipótesis puede ser que fueron conquistadas estas
zonas.
Por ejemplo, se reprodujeron en la
poderosa Tikal los clásicos tableros y taludes de Teotihuacán. Además, los
soberanos de la ciudad maya, Nun Yax Ayin
(Morro Rizado) y Suyab Chan K´awil (Cielo Tormentoso) fueron retratados con
atuendos y divisas teotihuacanas. Especialmente en la época en que aparece en el
Petén la cerámica Tzakol 3. Simultáneamente,
la población de la zona central aumenta notablemente, y se generalizan los
rasgos culturales que han sido peculiares de los mayas clásicos: el par estela-altar, en el cual se narran
los acontecimientos más significativos de la vida de los gobernantes; el
llamado arco maya y la bóveda de él derivada; la escritura compleja, y la bella
cerámica croma. Se construyeron ciudades populosas con altos templos y
suntuosos palacios de piedra caliza, revestidos con estuco y en forma
irregular.
El Clásico Tardío ha sido definido como la época de florecimiento por
antonomasia en el área del Sureste. En la zona sur, en el valle de Guatemala,
al decrecer la influencia teotihuacana se produjo un clímax demográfico y
constructivo que culminó hacia el 800-900 dC. Por su parte, la costa del
Pacífico guatemalteco fue durante el Clásico Tardío el escenario de una cultura
muy diferente a la maya: la de los pipiles.
Estos eran hablantes de una lengua
nahua, ocuparon la región de Cotzumalhuapa, óptima para el cultivo del cacao, y
construyeron varios sitios, entre ellos El Baúl. Las imágenes escultóricas
revelan una obsesión por la muerte, la decapitación, el culto a los dioses
astrales y la planta del cacao.
En ese entonces se construyeron en la selva cientos de ciudades y
pueblos con los edificios y los monumentos pétreos más suntuosos de la historia
maya. Tikal y Calakmul fueron las
capitales más poderosas del Petén. Al occidente tenían primacía Palenque Y Yaxchilán, y al sureste Copán, ciudad cercana a las minas de
jade. Cada una de estas ciudades, ejerció, por medio de las armas y del
matrimonio, entre las élites, un dominio sobre las demás.
Uno de los grandes problemas de los mayistas es relativo a la población
tan numerosa como la que se calcula para el Clásico Tardío; se utilizó el
sistema de roza; pero cuando la densidad demográfica se aproxima a 320 personas
por km2 es necesario identificar los cultivos. La población calculada para
Tikal era de 600 habitantes por km2, por lo que lo mayas recurrieron a reducir
el descanso de la tierra, a técnicas agrícolas intensivas y a la diversificación
de los cultivos, sobre todo tubérculos y hortalizas. Esto implicó el
terraceado, recuperación de tierras de pantano, canalización y uso de bajos
depósitos de agua en épocas secas.
Los habitantes de la zona central se dividían en nobles y plebeyos. Dentro
de cada uno de estos dos grandes grupos existieron numerosos niveles sociales,
reflejado en el bienestar y la riqueza. Las familias eran complejas, compuestas
por dos o más parejas conyugales, con varias habitaciones sobre una misma plataforma,
en torno a un patio central común.
El número de capitales calculado está de 10 a 100. Por lo tanto no
existía un Imperio, sino una variedad de ciudades-estado, con redes de
subordinación militar, social, política, económica y ritual. Las familias
nobles tenían cargos muy diversos que se transmitían por medio de estrictas reglas
sucesivas. Debido a que la figura principal del poder era un personaje semi
divino, las inscripciones jeroglíficas y representaciones se centran en él y su
consorte. La legitimidad del poder deriva
de la relación entre una divinidad y un grupo humano a través de un eslabón
sagrado: el Soberano. El nexo dinástico con la sobrenaturaleza debía
revitalizarse. De aquí resulta la necesidad ritual de las grandes efusiones de sangre del rey y su consorte. Por medio
del autosacrificio, perforándose la lengua de lado a lado. La penitencia
conducía al extásis, y el pacto del orden
político quedaba renovado en el encuentro místico con el primer antepasado.
Fuente:
http://idd0073h.eresmas.net/maya4u.htm
La importancia de la
organización en linajes hizo que las dinastías se mantuvieran en el poder
durante siglos: los gobernantes de Tikal se remitían al fundador Yax Moch Xoc, del siglo III,
mientras que los de Copán hablaban de Yax
Kuk Mo, quien instauró una línea que perduró desde el siglo V al año
820.
La guerra no fue un fenómeno esporádico, como lo creyeran los
idealizadores del mundo maya. La antropología física descubre sacrificios
masivos y mutilaciones; las imágenes escultóricas y pictográficas muestran
batallas y trato cruel a los vencidos; los textos hablan de enfrentamientos,
conquistas, triunfos y señores enaltecidos por las victorias.
A los registros calendáricos, estaban unidos los de la palabra. El
sistema es básicamente logográfico, pues sus signos registran palabras, y éstas
siguen la secuencia sintáctica del discurso. También es mixto, ya que se
compone tanto de elementos semánticos, como fonéticos. Por ejemplo, una palabra
monosílaba que tenga la fórmula consonante-vocal-consonante
(por ejemplo cuch=carga, destino,
cargo) se escribe con dos sílabas, cv+cv
(cu+chu), pero se pronuncia cvc
(cu+ch) ya que se omite la vocal final.
Los elementos semánticos y fonéticos, combinados, se ordenan
sintácticamente en columnas. Las columnas se leen por regla general de
izquierda a derecha y de arriba abajo, por pares, esto es, tomando dos columnas
en forma paralela para ir leyendo el par que queda en la misma línea.
El
Epiclásico mesoamericano (16)
La caída de Teotihuacán , repercutió en toda Mesoamérica. Caen
grandes capitales clásicas y surgen efímeros centros de poder. Se eclipsan una
a una ciudades tan prestigiadas cómo La Quemada, Monte Albán, Palenque y Tikal.
Sobreviene, un proceso de desintegración sociopolítica que anuncia una nueva
época.
Sus límites pueden fijarse entre los siglos VII y IX. Se registra una
clara ruptura de las refinadas tradiciones culturales propias del Clásico.
Además estas capitales, pierden cuando menos la mitad de sus habitantes e,
incluso algunas de ellas son abandonadas. Las poblaciones campesinas, tienden a
emigrar a nuevos territorios.
En el Sureste, en aproximadamente un siglo, entre 810 y 909, la élite gobernante desaparece por completo.
·
Las principales edificaciones
administrativas y palaciegas son abandonadas definitivamente;
·
Dejan de construirse templos y de
enterrarse en ellos a dignatarios acompañados de bellos vasos polícromos y
ricos adornos de jade;
·
Cesa la erección de estelas labradas con
textos dinásticos y fechas en el sistema de cuenta larga.
A todo lo anterior se suma, la irrupción de
cerámicas anaranjadas y grises de pasta fina, lo que nos habla de la llegada de
nuevos grupos provenientes de las planicies de Tabasco.
Gordon R. Willey y Dimitri B. Shimkin nos
ofrecen uno de los mejores ejemplos de estos modelos complejos. (17)Esquematizando
sus ideas, podemos señalar que el climax de las culturas del Clásico habría
conducido a un inusitado crecimiento de la población y a la multiplicación de
centros competidores. Como producto de esto, se originaron duras presiones
tanto de carácter interno como externo, entre las primeras ideas destaca, la desmedida explotación agrícola de la
selva con el objeto de responder a una demanda siempre en aumento. También se
ampliaron las ya de por sí grandes diferencias que separaban a nobles y
plebeyos. Mientras que la élite se reproducía y se volvía cada vez más
poderosa, el campesinado se enfrentaba cotidianamente a enormes demandas
tributarias, siendo presa de la malnutrición y las enfermedades contagiosas.
Todos estos factores reflejaron un
descenso de la producción agrícola y en la competencia entre centros para
controlar el mayor número posible de recursos. Entre las presiones externas
sobresale el influjo desestabilizador de
grupos de comerciantes de las planicies costeras de Tabasco. El proceso
concluyó con el colapso de dicho
sistema, la declinación de la población y la involución a formas de integración
política menos complejas.
El Epiclásico está enmarcado, por las
fechas extremas de 650/800 y 900/1 000 dC. Los principales signos fueron una mnovilidad social, reorganización de los
asentamientos, un cambio de las esferas de interacción cultural, inestabilidad
política y revisión de las doctrinas religiosas.
En el Epiclásico se encadenan de una manera aún no comprendida el
Altiplano Central, la costa del Golfo, La Península de Yucatán y quizá los
territorios que hoy día ocupan Chiapas y Guatemala. SE convierte en un enorme
crisol donde entran en contacto y se fusionan pueblos étnicos y culturalmente
distintos:
1) Los
agricultores, liberados de los yugos centralizadores,
vuelven la espalda a sus lugares de origen para asentarse no muy lejos en tierras
más benignas;
2) Los
artesanos, especializados en la producción de bienes
de prestigio tienden a recorrer distancias mucho mayores en busca de élites que
puedan auspiciar sus actividades y
3) A
estos se suman comerciantes, guerreros, sacerdotes y gobernantes.
Los nonoalcas, los olmecas-xicalancas y los itzaes son algunos.
Con un contexto marcado por la competencia y el bajo nivel de
integración, con un clima incierto, buscando el éxito en las disputas por los
recursos, la producción especializada, rutas comerciales nuevas y el control
social, se incrementa el aparato militar, que permea todos los ámbitos
de la vida social.
Por ello buena parte de las ciudades fueron establecidas en lugares
estratégicos y construidas con base en una estricta planificación defensiva. Murallas, fosos, palizadas, bastiones y
fortalezas, indispensables para la subsistencia de cualquier núcleo urbano de
la época. Se empezó a hacer un monumento al sacrificio y la muerte.
Fuente: http://www.panoramio.com/photo/44788180
La distinción entre el Clásico y el
Posclásico era sumamente precisa hace un par de décadas. Al concebirse en
primero como una época de paz y clímax cultural, y el segundo como de
inestabilidad política y guerra, los hombres del Posclásico, contrastaban con
los del Clásico.
Los gobernantes de las sociedades clásicas aparecían como sacerdotes
entregados a las especulaciones filosóficas, al registro del tiempo y a la
observación de los astros; en contrapartida los líderes posclásicos eran
concebidos como valientes guerreros obnubilados por la obligación de entregar a
los dioses la sangre de sus enemigos de guerra.
Las diferencias entre ambos periodos, aunque se siguen reconociendo, son
ahora menos nítidas, sobre todo si se toma en cuenta que la principal
característica del Posclásico fue el militarismo. Por si esto fuera
poco, la exacerbación del aparato bélico y otros elementos definitorios del
Posclásico, como la gran movilidad
demográfica, la inestabilidad política, la difusión de elementos culturales y
los procesos de expansión hegemónica, tienen sus primeras manifestaciones
en el llamado Epiclásico.
Para el estudio del Posclásico no sólo se cuenta con la arqueología y la
antropología física, sino con los documentos en español, en lenguas indígenas,
y en menor escala, en latín. Esto hace que conozcamos el Posclásico, con una
precisión muy superior a la que podemos lograr al aproximarnos a periodos
anteriores.
Un factor que debió de tener mucho peso en
esta cadena de movilizaciones fue la afluencia de sociedades septentrionales.
Estas movilizaciones se debieron en parte al éxito de su capacidad militar. (18)
Los documentos del siglo XVI se refieren a
órdenes de guerreros profesionales,
ataviados como animales fieros (águilas, jaguares, coyotes), que se
agrupaban en torno a grupos religiosos propios. Los cuerpos militares se
desplazaban a territorios extranjeros en calidad
mercenarios o guardias de corps. La
carrera castrense otorgaba prestigio y era el camino más idóneo para el ascenso
social. A esta ideología militarista estaban unidos con frecuencia el culto
al Dios Serpiente Emplumada, cuyo fuego divino creían portar los gobernantes de
los nuevos regímenes; así encontramos a soberanos que llevaban el nombre de Quetzalcoatl en el Centro de México, Kukulcán en el Norte de la Península de
Yucatán y K´ucumatz en los altos de
Guatemala. El mito del Quinto Sol, daba un sentido sagrado a las campañas de
conquista, impulsando a los guerreros a capturar enemigos que debían ser
conducidos a la piedra del sacrificio.
En el Epiclásico proliferaron los sitios erigidos en las alturas y
defendidos por fosos y murallas. Durante el Posclásico se acentuó más; así como
Tenochtitlán y Tlatelolco lograron la ventaja estratégica por su insularidad. Tulum lo alcanzó por sus acantilados y K´umarcaaj e Iximché por sus barrancos, murallas y parapetos.
El Posclásico abarca del año 900/1 000 dC, al momento de la Conquista
española. SE divide en dos periodos:
I.
El Posclásico Temprano, de 900/1 000 al 1
200 dC y el
II.
Posclásico Tardío, de 1 200 al 1 521 dC.
El hilo intermedio está fundado en
acontecimientos políticos muy significativos, pues en el:
i.
Altiplano Central, Tula cae hacia 1 150 dC
y en la
ii.
Península de Yucatán, Chichén Itzá es
vencida hacia 1 250 dC.
En el Posclásico del Sureste tuvo
coincidencias trascendentales en las tierras bajas y en las tierras altas. El
motor globalizador de su historia fue la toma
del poder por parte de poseedores de una ideología militarista que les sirvió
de apoyo para aglutinar a los distintos pueblos de cada región.
En la Península de Yucatán algunos de estos grupos están representados
en la pintura, escultura y en las láminas
repujadas metálicas, con armas y atavíos semejantes a los de los Toltecas del
Centro de México. Bajo el régimen implantado entonces, Chichén Itzá, se
situó al frente de los estados hegemónicos hasta mediados del siglo XIII,
cuando fue derrotada por Mayapán su antigua aliada. Mayapán la sustituyó hasta
1 450 dC. (19)Vino después una era de fragmentación y pugna entre los numerosos
reinos, situación que aprovecharon los conquistadores españoles para someter a
los mayas yucatecos.
En las Tierras Altas hubo durante el Posclásico
un ascenso político y militar de Quichés, Cakchiqueles y Rabinales, quienes por
medio de las armas, fueron acrecentando sus dominios hasta convertirse en los
estados hegemónicos. La alianza entre los pueblos poderosos tocó su fin al
concluir el siglo XV, con la caída del rey quiché Q´uikab.
El
Sureste en el Posclásico (20)
El parentesco lingüístico, la contigüidad
territorial y su trato permanente produjeron en los mayas una homogeneidad
cultural que no tiene parangón en los pueblos de Mesoamérica. Los largos siglos
del Posclásico fueron vividos en forma diferente por los habitantes de la plana
Península Yucateca, por los serranos de Chiapas y Guatemala, y por los hombres
de las selvas del Petén. Baste recordar que para estos últimos la conquista española
llego mucho más de siglo y medio después de la caída de los reinos del Norte y
del Sur.
No se puede utilizar un nombre étnico para definir un fenómeno en el que
participan un gran número de grupos, incluyendo pueblos mayas. Port lo tanto
tenemos que acuñar un término nuevo. Estos pueblos decían que sus remotos
antepasados procedían de un mismo y lejano lugar mítico: Zuyua o Siwán.
Y ya que precisamente esta creencia fue uno de sus pilares ideológicos, los
llamaremos zuyuanos o siwanos.
Desde finales del Clásico y durante varios
siglos muchos pueblos emigraron en oleadas desde la Costa del Golfo hasta
territorios de Chiapas y el Petén. J. Eric Thompson (21) ubicó el punto de
partida en la franja fronteriza entre Tabasco y Campeche, e identificó a los
invasores como putunes-chontales
permeados por una ideología procedente del Centro de México. Las oleadas
siguieron diversas rutas:
b) Hacia
el Norte de la península yucateca y
c) Hacia
el curso del río Chixoy rumbo a los valles elevados de Guatemala.
Ya de manera paulatina, estos hombres
impusieron un orden político militarista, por medio del cual unas
cuantas capitales pretendían englobar a todos los pueblos indígenas
circundantes. Se dice que hablaban una lengua mayance extraña,
predicaban ideas religiosas exóticas, y sus costumbres eran escandalosas. Tanto
en el norte como en el sur, los gobernantes se ostentaban como representantes
de un personaje llamado Serpiente
Emplumada.
Empecemos con el difícil problema de cronología de la zona norte, es
decir, de la mayor parte de la Península de Yucatán. Ésta es, sin duda, la zona
más favorecida en cuanto a la cantidad y riqueza de fuentes documentales. La
falta de correspondencia deriva de una historiografía vaga y confusa en la datación
de los hechos. En efecto, en el Posclásico quedó en desuso el preciso cómputo
maya de la cuenta larga. Ya no era preciso registrar la historia por un medio
tan complejo, pues el poder derivado de otro tipo de relaciones con los dioses.
En su lugar se empleaba un sistema simplificado, llamado rueda de los katunes.
Fuente:
http://www.lasnibat.com/2012_12_01_archive.html
Es la denominación
de un calendario vigesimal mesoamericano no repetitivo, empleado por varias
culturas de Mesoamérica, incluyendo
la Maya. Este sistema de registro calendárico identifica los días ocurridos
desde el 11 de agosto de 3114 a. C. en el calendario
gregoriano. La cuenta larga empieza en el 0.0.0.0.0 y se desarrolla variando estos
valores entre 0 y 19 (por eso es vigesimal), siendo así el primer día denotado
como el 0.0.0.0.1, destacando que cuando se llega al 19
(0.0.0.0.19) se sube un nivel hasta el 0.0.0.1.0. De esta forma, una
de las posibilidades es que esta cuenta termine el 13.0.0.0.0 (el
número trece para los mayas era bastante importante ya que 13
son las articulaciones principales, donde se creía que residían las
enfermedades, como a su vez existía la creencia de que los dioses se repartían
en los cielos en trece niveles), lo
cual representa 5126,36 años (1.872.000 días) desde su comienzo, es
decir, el 21 de diciembre de 2012.
Fuente: https://www.academia.edu/15260874/EL_LIBRO_DEL_VATICINIO_DE_LOS_13_KATUNES
Algunos investigadores actuales, señalan que
el Posclásico Temprano comprende desde la llegada de los invasores –supuestos
toltecas- en el siglo X, hasta la caída de la capital Chichén Itzá, a mediados del siglo XIII. En ese momento se inicia
el Posclásico Tardío y termina con la llegada de los españoles en el siglo XVI.
De
criterio diferente es Miguel Rivera Dorado, (22) quien distingue para esta zona
tres periodos y una transición:
I.
Posclásico Temprano (1 000-1 200), se fusionaron la
tradición de los invasores –toltecas- con la de la región peninsular del Pucc, predominó políticamente Chichén
Itzá y prevaleció la cerámica de Sotuta;
II.
Periodo de Transición (1 200-1 300), con tipos cerámicos
del complejo Hocabá;
III.
Posclásico Tardío (1 300-1 450), la ciudad de Mayapán
sustituyó a Chichén Itzá como centro hegemónico y proliferó la cerámica Tasés.
i.
Decadencia Cultural (1 450-1 524), con la destrucción de
Mayapám, con la definitiva fragmentación política que llevó a los numerosos
reinos a un permanente conflicto bélico.
Con base en
los contradictorios documentos coloniales, se estima que hacia finales del
siglo X llegó a la región del Pucc,
una primera oleada de zuyuanos que se
estableció en la otrora poderosa ciudad de Uucil
Abnal (después llamada Chichén Itzá). En las pinturas y esculturas de la
urbe se ven los invasores con morriones
cilíndricos, protegidos con pectorales en forma de mariposa estilizada, armados
con lanza dardos y decorados con discos dorsales. Son personajes ataviados a la
usanza de los guerreros de Tula. En las escenas bélicas los dirige la Serpiente
Emplumada y, por si esto fuera poco, la tradición los asocia a un gobernante
llamado Kukulkán, nombre que, como el de Quetzalcoatl, significa “Serpiente
Emplumada”.
Al vencer a los zuyuanos a la población
autóctona, la ciudad quedó como rectora política del Pucc. Al parecer, mucho tiempo después de la primera oleada de
zuyuanos llegó a Uucil Abnal una segunda, compuesta por hombres que las fuentes
llaman Itzaes. Se les atribuye el
cambio de nombre de la ciudad como Chichén
Itzá. Su gobernante se hace llamar Kukulkán. Tiempo después, otros
zuyuanos fundaron Mayapán. Y aquí
surge otra de las grandes incógnitas de la historia maya del Posclásico, la
existencia de la famosa Liga
de Mayapán, (que significa Bandera de los mayas), entre varias regiones
mayas, la cual se integró netamente con fines militares para enfrentar las
invasiones mexicas que sufrían.
Fuente: http://alef.mx/fundacion-de-la-liga-de-mayapan-para-defenderse-de-las-invasiones-mexicas-2-de-mayo-de-1027/
Poco antes de la fecha de fundación de la
liga, llegaron procedente de la zona del altiplano los toltecas guiados por el
príncipe Quetzálcoatl ó Kukulcán, a quienes algunos autores referencian como
pacificador y fundador de la Liga de Mayapán, de cualquier forma la cultura
maya fue ampliamente influenciada en ese período por la cultura tolteca.
El objetivo de la liga era regir
conjuntamente la región, defendiéndose de la invasión de grupos de origen
mexica que habían tratado de entrar a la Península.
Ah Mekat Tutul Xiu, es considerado el
gobernante que inició y fundó la Liga de Mayapán en los años 987 –1007 d.
c., la liga se formó por las tres principales casas sacerdotales de los itzáes
de Chichén Itzá, los tutul xiúes de
Uxmal, y los cocomes de Mayapán, sin
embargo otros señoríos como los de Itzamal, Zamá (Tulum), Ichpatún, también se
unieron a la liga.
La consolidación de la Liga de Mayapán
representó un periodo de prosperidad, durante el cual las ciudades mayas
Chichén Itzá y Uxmal se convirtieron en las más importantes.
La liga se disolvió por conflictos bélicos
entre las partes. Los itzaes de Chichén, fueron derrotados, emigraron al sur, y
a finales del siglo XIII el poder pasó a manos de los cocomes de Mayapán. Esta ciudad, conservó la hegemonía durante casi
dos siglos.
Fuente: http://centzuntli.blogspot.mx/2011/05/cocomes_18.html
A mediados del siglo
XV, el colapso de Mayapán trajo aparejada una acusada fragmentación política.
Las fuentes documentales narran que los tutul
xiúes de Uxmal se alzaron contra los cocomes,
y que Mayapán fue derrotada. El régimen político de la Península cambió
radicalmente, dividiéndose en 17 reinos independientes en guerras constantes.
La decadencia cultural se generalizó. Fue lo que encontraron los españoles.
A este momento
histórico fue lo que describió fray Diego de Landa de la sociedad maya. En su
Relación de las cosas de Yucatán (23) habla de una costumbre ajena a muchos
pueblos mesoamericanos: el uso del apellido.
Aké Ay Baas Bacab Balam Caamal Cahum Calam Can Canché Catzín Cauich Celis Cemé Cetz Cetzal |
Chan Chel Cherrez Chi Chim Choc Chooc Chuc Ciau Cimé Cituk Cob Cobá Collí Dzib Dzuc Dzul |
Ek Hoil Huchim Itzá Itzincab Luit Kansoc Keb Kem Kim Kinil Koh Kú Kuyoc Maas Matú May |
Mex Mis Moo Mukul Mut Nabté Oy Pech Pisté Pool Poot Puch Simá Sulú Sulub Tah Tamay |
Tamayo Tec Tuz Tzab Tzec Uc Ucán Uch Uicab Uitz Uitzil Xix Xool Xulux Yam Yamá Yeh |
|
|
|
|
|
En apellidos mayas la C junto con la e y i suena Q y la H como J.
Cuadro elaborado
en base a: http://www.slideshare.net/joseisidorotahtuz/lista-de-apellidos-en-maya
El apellido
era doble: materno y paterno. A partir de esto último sabemos que al tiempo de
la conquista había aproximadamente 250
patrilineajes en Yucatán, cada uno integrado por personas de muy distinto rango
y condición.
Al
patrilineaje se ligaba el derecho comunal de explotación de las tierras de
cultivo. El apellido paterno funcionaba también como regulador del matrimonio,
pues estaba prohibida la unión entre dos personas que llevaran el mismo
apellido: Por otra parte, todo individuo podía esperar ayuda de quien tuviera
igual apellido que él, independientemente de que no se conocieran o vivieran
muy separados.
La población se dividía en nobles,
plebeyos y esclavos:
Los nobles, ocupaban los cargos públicos más importantes, eran los guerreros
y sacerdotes de mayores rangos, se dedicaban al comercio a gran escala y se
beneficiaban de las mejores tierras. Algunos cargos, pertenecían a determinados
linajes.
Los plebeyos, eran agricultores libres, con derecho
a la explotación a las tierras del patrilineaje, pero obligados al pago
tributario, parcialmente en mano de obra.
Los esclavos, a cuya condición se llegaba por delito, por captura en
guerra o por herencia.
En vísperas de la conquista española el
poder continuaba en manos de una élite hereditaria. Casi todas las
entidades políticas estaban gobernadas por un soberano o halach vinic
(hombre verdadero), que había recibido su cargo por vía del patrilineaje.
Su potestad era muy grande, aunque atemperada por un consejo de ancianos nobles.
Vivía en la capital, sostenido por la tributación de sus súbditos y por los
productos de sus tierras, algunas de ellas plantaciones de cacao.
El halach vinic, ejercía el poder sobre las poblaciones dependientes a
través de funcionarios nombrados por él, pertenecientes a patrilineajes
próximos al suyo. Estos funcionarios eran los bataboob (los del hacha), y cada uno estaba auxiliado por consejos
de hombres poderosos.
El batab (militar), tenía el mando militar de su
territorio, aunque lo compartía con un funcionario que duraba en su cargo tres
años, durante los cuales se sujetaba a tantas restricciones sexuales y
alimentarias que es posible imaginar que se trataba de un hombre-dios de poderes transitorios, llamado macom.
En algunos casos un batab ejercía las
funciones propias del soberano halach vinic, como sucedía con Cupul y Ah Canul.
El lenguaje utilizado contaba con un código de elegantes adivinanzas
con las cuales el halach vinic ponía a prueba a sus bataboob. Por medio de este
juego se demostraba la educación dentro del ámbito cortesano y los
conocimientos de las raíces míticas de la nobleza de origen zuyuano, este
código se llamaba, lenguaje de zuyuá.
El comercio, la Península de Yucatán nos revela su intenso tráfico
comercial a través de fuentes arqueológicas y documentales. La costa oriental,
que en este entonces formaba parte de los reinos de Ecab, Uaymil y Chetumal, y las islas de Cancún, Mujeres y Cozumel, tuvieron una activa vida mercantil. Lo
atestigua la prosperidad de sitios como Tulum,
Ichpatún, Tancah Xelhá, Akumal, Xcaret y San Gervasio. Por otra parte,
conquistadores como Francisco de Montejo y Alfonso Dávila fueron testigos de la
riqueza de Chetumal y Bacalar. Eran sitios de intercambio beneficiados por la
antigua ruta costera del Caribe que comunicaba por cabotaje Xicalanco y los puertos del Golfo de Honduras. Yucatán fue el gran
productor de sal marina en Mesoamérica. Exportaba, además, algodón, miel,
copal, hule, pescado seco y ahumado y esclavos. A cambio recibía joyas de oro y
plata, objetos de cobre (cascabeles, hachas, platos), estambre de pelo de
conejo; piedras y plumas preciosas de las tierras altas mayas y conchas marinas
del Pacífico nicaragüense. La mercancía más usada como moneda era el grano de
cacao.
La ideología zayuana
se observa en la arqueología yucateca.
Arquitectura, en la configuración de sus edificios y en la
iconografía, que debían de responder a concepciones del cosmos, pautas rituales
y prácticas de organización política muy particulares. Pero, ante todo la arquitectura
y la iconografía imitaron elementos propios de Tula del centro de México.
Paralelamente a esta arquitectura, se multiplicaron las representaciones de las
serpientes emplumadas, del ser mítico compuesto por partes humanas, de ave y de reptil; del chacmool y de los atlantes que
sostenían el cielo o la superficie de la tierra sobre sus cabezas.
El poder militar, convertido en símbolo sagrado reprodujo ataques, armas
y divisas llegadas del Occidente, rengleras de cráneos, porta estandartes y
figuras de águilas y jaguares devoradores de corazones humanos.
Las tres
principales ciudades de la época son:
Chichén Itzá, es la más excelsa expresión de la arquitectura zuyuana,
incluida Tula, combina armónicamente las formas exógenas con las autóctonas. Su
corazón es el templo que Landa (24) identificara como el dedicado al dios
Kukulkán, y en el confluyen los elementos estilísticos del Pucc con las efigies
zuyuanas. Llamado hoy El Castillo es una pirámide con escalinatas por sus
cuatro lados con alfaldas serpentinas. El juego de pelota es el mayor y más
impresionante de Mesoamérica. El Templo de los Guerreros descansa en una
plataforma de corredores hipóstilos.
Mayapán, es una ciudad residencial cuyo núcleo
está totalmente rodeado por un muro. De sus estructuras sólo 15% es ceremonial;
el resto es una aglomeración de viviendas que van decreciendo en calidad
conforme se avanza a la periferia. El muro no es de defensa, fue para marcar
una barrera social. En el centro está el Templo de Kukulcán, pobre imitación de
Chichén Itzá.
Tulum, es una buena muestra del ecléctico estilo llamado Costa Oriental, su centro ceremonial
está protegido por el este por los acantilados del Caribe, y por los otros tres
lados, por una muralla baja. Las pinturas murales de su Templo de los Frescos
parecen inspirarse en los códices mixtecos, aunque los dioses son del antiguo
panteón maya.
La religión posclásica de la zona norte cuenta con excelentes
fuentes documentales de origen nativo. Existen cuatro códices pictográficos
dibujados en papel de amate y doblados a manera de biombo, cuyo contenido es
ritual y astronómico. El más célebre, el Códice
de Dresde, es una copia de documentos del Clásico Tardío.
Fuente: http://despiertaalfuturo.blogspot.mx/2013/10/el-codice-de-dresde-un-documento-maya.html
El Códice de Dresden incluye una tabla
elaborada por los mayas para la predicción de eclipses, que da muestra de sus
notables avances en el conocimiento astronómico, señaló Jesús Galindo Trejo,
miembro del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.
En su
artículo "La astronomía prehispánica en México", publicado en la
revista Ciencia, órgano de difusión de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC),
expuso que el calendario mesoamericano, resultado de la práctica astronómica
prehispánica que estuvo vigente por casi tres milenios, tenía dos cuentas.
Una de ellas
constaba de 365 días divididos en 18 periodos de 20 días, más cinco
adicionales, por otro lado, se encontraba la cuenta ritual de 260 días,
organizada en 20 trecenas, detalló.
Por otra parte, se
encuentran los documentos coloniales que consignan buen número de creencias y
prácticas de la época prehispánica. Destacan los grandes libros de Chilam Balam y Popol Vuh. (25)Otro de los manuscritos es el Ritual de los Bacabes, (26) llamado así
porque en su conjunto menciona a los cuatro dioses, de cuatro colores, que
fueron colocados en los extremos del mundo para levantar el cielo.
Fuente: http://literaturaymundomaya.blogspot.mx/2009_11_01_archive.html
El cotejo de estos
documentos con la información recabada por los historiadores españoles nos
permite reconstruir la base de un panteón presidido por el dios celeste Itzamná y su esposa Ixchel. Como fusión de todos los dioses, se encuentra Hunab Ku, el dios unitario.
Religión de síntesis, la zuyuana muestra
unos cultos mortuorios a los nobles, ya que practicaban la cremación. Los cocomes, conservaban las cabezas
descarnadas de sus gobernantes muertos, fabricaban artificialmente la
encarnadura y les rendían culto. Un valor religioso son los santuarios,
que congregaban a los fieles a pesar de las continuas guerras. El más conocido
es el Cenote Sagrado de Chichén Itzá.
Otros son las grutas de Balam Kanché
dedicadas a Chaac, el dios de la
lluvia y el de San Gervasio, en
Cozumel, donde pedía el oráculo de la diosa Ixchel.
El katún, era una unidad de 20 ciclos de 360 días, lo que da a la
cuenta mayor un total de 93600 días, cantidad insignificante si compara con los
antiguos cómputos.
La zona central selvática, fue de gran
significación histórica. En la mitad occidental, los arqueólogos fijan el
inicio del Posclásico con la aparición de la cerámica de Jonuta, caracterizada
por recipientes negros y por figurillas antropomorfas moldeadas.
Fuente: http://todosobrelahistoriadelperu.blogspot.mx/2015/06/ceramica-de-la-cultura-maya.html
Habitaron
allí los chontales o putunes, grupo étnico maya, pueblo zuyuano más importante.
Durante siglos los putunes monopolizaron el comercio terrestre, fluvial y
marítimo en el Sureste. Su centro de operaciones fue Xicalanco, en la Laguna de Términos, entre los ríos Usumacinta y
Candelaria. Xicalanco, servía de punto de enlace entre la ruta
terrestre de la excantlatoloyan,
procedente del Centro de México, y la marítima del Caribe, que llegaba hasta Nito y Naco en el Golfo de Honduras. Las familias nobles residían en Xicalanco, Acalan y Nito.
El Oriente
lo ocupa el Petén guatemalteco y
Belice. El inicio del Posclásico Temprano, está marcado por las fases New Town
en Belice y Cabán en Tikal, y termina con la fundación de Tayasal. El
Posclásico tardío, caracterizado por su arquitectura monumental en las islas de
los lagos Petén y Yaxhá, va hasta la conquista española.
La historia del Petén y Belice fue distinta a la del resto del área. Al
ser expulsados de Chichén Itzá por los cocomes, los itzaes se fueron al sur y
poblaron varias islas entre los dominios de los cehaches y mopanes. En
una isla del lago Petén, sobre el siglo XIV, fundaron Noh Petén también llamada Tayasal.
Esta isla mide 13 ha., y en su tiempo pudo tener unas 200 casas, aparte de los
templos y palacios.
Los dioses de los itzaes del Petén son los de los peninsulares; pero las
fuentes documentales afirman que también rendían culto a una columna de piedra que representaba el árbol cósmico central, Yaxcheelcab. A pesar de que Cortés llegó a Tayasal en 1 524,
los mayas de la selva pudieron resistir. Fue vencida el 13 de marzo de 1 697.
Por último, nos referiremos a la zona Sur, habitada por pueblos que en
su gran mayoría hablaban diversas lenguas de la familia maya. Así, en
territorio chiapaneco predominan el chol,
tzeltal, tzotzil, tojolabal y chuj; en Guatemala se habla man, aguacateco, ixil, chuj, achí, quiché,
pokomchí, cakchiquel, tzutuhuil, kekchí y pokoman. Y en la frontera entre
Honduras y Guatemala el chortí. Entre
las pocas excepciones estaban la chiapaneca
y la pipil, esta última de la
familia yutoazteca, hablada en la costa del Pacífico.
John Fox, (27) quien
considera que los elementos se encuentran en la zona desde el Clásico, define
una primera fase,
Pre-Acrópolis (800/1000 y 1100),
como una época en la cual continuas oleadas de grupos putunes llegan de la
región del Golfo de México, siguiendo los cauces del Usumacinta y de su
afluente, el Chixog. Estos putunes se establecieron en el fondo de los valles,
donde levantaron edificios alargados, templos de planta circular y juegos de
pelota con canchas cerradas en forma de H.
Acrópolis (1000-1250) a
la segunda fase, se construyen templos piramidales con escalinatas en sus
cuatro lados. El nombre de esta fase obedece a que los asentamientos se
trasladaron a lugares protegidos en las cimas, de las montañas, donde era más
fácil la defensa militar.
Protohistórico (1250-1524)
es la tercera fase, equivalente al Posclásico tardío, se generalizaron las
casas largas, edificios cuyas fachadas tienen múltiples columnas y vanos.
Concluye con la conquista.
Según Fox, la
intrusión de grupos procedentes de Occidente fue aumentando en intensidad en
cada fase. Por tanto, podemos pensar que en la 1ª fase la presencia de zuyuanos
no repercutió demasiado en las poblaciones locales, sino que se asimilaron a la
tradición clásica de las tierras altas. Esto no quiere decir que los zuyuanos
perdieran los vínculos con el que había sido su territorio de origen, puesto
que mantuvieron contacto a través de la vía natural por donde llegaron. En su
2ª fase, la historia de las tierras altas cambió de tono. No sólo la influencia
zuyuana se hizo más patente, sino que las relaciones entre los distintos
pueblos dejaron de ser pacíficas.
Entre los bienes más preciados que se producían estaban, la obsidiana,
jadeíta, serpentina, nefrita, ámbar, alfarería fina, maderas, cacao, plumas de
quetzal y de cotinga, pieles, conchas del Pacífico, y la de sal, tanto la
marina como la de tierra adentro.
Y la 3ª fase corresponde a la consolidación de los procesos anteriores.
Los pueblos aparecen en sus propios relatos como originarios de un portentoso
lugar místico del que habrían salido.
El pueblo quiché y sus aliados son los
protagonistas del altiplano guatemalteco, el cual extendieron sus dominios por
medio de las armas, del establecimiento de confederaciones y de la asimilación
de comunidades. Los quichés crearon un estado centralizado en el cual
conservaron la organización sociopolítica y económica propia de los linajes
segmentarios. Durante todo el siglo XIII y la mitad del XIV, estructuraron
un enorme poder territorial desde una de sus capitales: Jakawitz.
María Josefa Iglesias Ponce de León y
Andrés Ciudad Ruiz denominan un “patrón triádico”. (28) El nuevo orden se
impuso bajo la idea de la existencia de tres grandes capitales: la Jakawitz de los quichés, la Paraxoné de
los cakchiqueles y la Tzameneb de los rabinales. Con esta fuerza inusitada
la conquista llegó hasta el Soconusco, el valle de Motagua y las tierras
colindantes con los itzaes del Petén. Tiempo después, los quichés trasladaron
su capital a Ismachí desde terminaron
de controlar la Meseta Quiché. Hacia 1420 fundaron la más célebre de sus
capitales, K´umarcaaj, conocida por
su nombre náhuatl Utatlán. Allí
alcanzó su cúspide la efímera gloria quiché. El declive fue inmediato, durante
el reinado del temido Q´uikab,
provocó la rebelión de sus propios hijos, quienes al derrocarlo en 1493,
disolvieron la alianza entre los cakchiqueles y rabinales. A la desaparición,
siguió el estado de guerra. Cuando los españoles llegaron, existían en la zona,
cuatro grandes reinos: el quiché, el
cakchiquel, el rabinal y el tzutuhil.
La estructura básica de la
sociedad quiché estaba en la división de 24 casas grandes, cabezas de patrilineajes, que organizaban tanto
la distribución de los grupos humanos como sus interrelaciones sociales,
económicas y políticas. Cada casa grande o nimja,
daba nombre y gobernante a varios barrios menores llamados chinamit. Curiosamente el término es náhuatl (chinamit) y se
refiere no a un barrio social, sino al espacio en que podía habitar un grupo
humano. Sabemos que los miembros de un chinamit llevaban un mismo apellido. El
chinamit tenía autoridad jurisdiccional sobre sus miembros, dirigía el culto
religioso, formaba una unidad militar y organizaba el pago de tributos. Algo
parecido a la “encomienda” o “intendencia” con los españoles.
Las fuentes sostienen
que el chinamit comprendía tanto a los nobles como a los plebeyos qué habitaban
dentro de la misma jurisdicción; pero, ¿pertenecían nobles y plebeyos al mismo
patrilineaje? Robert Carmack (29) sostiene que no era así, pues supone que
varios patrilineajes de vasallos estaban sujetos a un patrilineaje noble,
dentro de un mismo chinamit. Argumenta Carmack que “los linajes plebleyos o azanas (amak) no pertenecían al mismo
linaje de una casa grande o nimja. (Amak o araña, deriva de la dispersión de las
casas de los agricultores en el campo). Los documentos coloniales aclaran que
el –amak- era una parentela o –calpul-.
El sustrato inferior estaba ocupado por los esclavos (alabil), gran parte eran guerreros extranjeros, plebeyos
capturados en combate. Los nobles vencidos, eran sacrificados a los dioses.
Política.
Las 24 casas grandes quichés estaban agrupadas en 4 linajes mayores y estos a su vez en dos mitades. Los cakchiqules,
estaban agrupados en 10 casas grandes.
Los principales de las casas grandes quichés se distribuían hereditariamente
los cargos de gobierno milicia y clero.
Así, por ejemplo, el Rey o ah
pop, pertenecía al linaje mayor
de los cawek; el consejero atzij
winek, al de los sayi ly el oráculo a K´alel
al de los Nijaib.
El ah pop o Rey gobernaba
con la colaboración de un alto dignatario, el ah pop c´amjá; lo
auxiliaban los cuatro jefes de los linajes mayores y el consejo compuesto por
los representantes de las 24 casas grandes. Si bien todos los reyes eran
sagrados, el principal llevaba el nombre de Q´ucumatz, Serpiente Emplumada en
quiché.
Arquitectura,
Carlos Navarrete ha puntualizado (30) que las reformas arquitectónicas que
pasan del Centro de México a las tierras altas guatemaltecas, sobre todo en el
Posclásico Tardío y siguiendo la vía comercial mexica del Soconusco. Estas
formas eran templos piramidales con doble escalinata, los de doble capilla, los
de planta circular o semicircular, los dados que rematan las alfardas, las
salas hipóstilas, los techos planos de vigas y morteros, los monoztlis o plataformas rituales en el
centro de las plazas, las bases en talud de algunos paramentos, el téchcatl o piedra de sacrificio
empotrado frente a los templos, el estilo de pinturas murales, etc., y la
simetría bilateral de las capitales.
Capitales, Q´uma´r
kaaj de los quichés, Iximché de los cakchiqueles, Zaculeu de los mames o Chinanta Viejo y Mixco Viejo de los pokomanes, son algunas de las capitales de
la época. Casi inexpugnables, se levantaron entre barrancos, laderas y
profundas quebradas, protegidas por murallas y parapetos. A K´umarcaaj sólo se
podía llegar por una calzada natural modificada por la mano del hombre. En esta
ciudad se yerguen todavía el templo a Tohil
(Tempestad), señor del linaje de los Cawek, el de Hakawitz (Monte Abierto), el de la Serpiente Emplumada de planta
circular, el Juego de Pelota y el
edificio de las Casas Grandes.
Ixinché, al noreste del lago Atitlán, posee cuatro enormes plazas y dos más
pequeñas, todas rodeadas de templos y plataformas y un juego de pelota de 40
mtros de largo.
Fuente:http://www.mayaexotic.com/web/index.php?option=com_content&task=view&id=65&Itemid=65
Fuente:
http://socialesjaiensec.blogspot.mx/2011/03/las-grandes-civilizaciones-americanas.html
Los
mayas fundaron sus primeras poblaciones siguiendo los patrones establecidos en
los mitos de la creación cosmogónica. Por lo menos en el año 600 aC, los mayas
levantaron montañas sagradas en El Mirador y Uaxactún, ciudades edificadas en
la selvas del Petén guatemalteco. Hacia el año 300 aC, estas moles artificiales
de piedra, comenzaron a ser decoradas con grandes mascarones de estuco que
transmitían imágenes cósmicas. Es decir, en tiempos anteriores a la escritura
el diseño arquitectónico y la escultura fueron los primeros mensajes sobre el cosmos,
los dioses y los seres terrenos.
Los mayas organizaron el espacio terrestre. En Uaxactún, construyeron
triadas de edificios porque según el relato de la creación ésta comenzó cuando
se pusieron las tres piedras en el centro del cosmos.
Una característica de la cosmovisión maya
es la unidad entre el tiempo y el espacio. La dinámica del cosmos tuvo su origen cuando nació el sol
y comenzó a moverse, este movimiento creó a su vez un orden en la sucesión del
tiempo y un orden en el espacio. Es una concepción que aparece desde el
Preclásico: en Cerros, Uaxactún y El Mirador. (32) En la época clásica esta
concepción del tiempo y el espacio se expresa en casi todas las manifestaciones
de la vida maya.
Al sur del accidentado territorio
zapoteco, desde las montañas de Chiapas hasta las planicies del Petén y las
tierras altas de Guatemala, se multiplicaron los reinos mayas desde el periodo
Formativo hasta la época clásica (300 a 900 dC). En la época Clásica los mayas
consideraban que los conceptos de orden,
creatividad, bondad y energía
estaban ligados al poder benéfico del sol. Esta centralidad del astro solar en
la cosmovisión maya motivó el traslado de sus cualidades al universo de los
valores humanos. Orden, regularidad, luz
y energía vital, cualidades
solares, se convirtieron en aspiraciones humanas supremas. (33)El ideal de
someter al inestimable proceder humano a una regularidad semejante al
ordenamiento que imponía el sol en la naturaleza puede apreciarse en el
esfuerzo de infundir a las ciudades mayas un orden semejante al que sus gobernantes
contemplaban en el cosmos.
Tikal, Palenque,
Copán, Uxmal y las numerosas ciudades que florecieron en la época clásica están
orientadas de tal modo que se registran los desplazamientos del astro solar y
en su interior contienen conjuntos de edificios y templos que reproducen las
divisiones del espacio vertical: el
inframundo o región de Xibalbá, la superficie terrestre y el espacio celeste. (34)
Por otra parte a través del ritual y el ceremonial religioso, el calendario
solar se convirtió en el regulador de los trabajos y los días de los hombres en
la tierra, en el señalador de las ceremonias que tenían que ejecutar en el año
para propiciar las fuerzas sobrenaturales y coadyuvar con ellas en el
mantenimiento del orden cósmico.
Nada expresa mejor la trasposición de las cualidades ordenadas del sol a
las actividades humanas de la concepción maya del transcurrir temporal. Para
los mayas cada momento y día del año implicaba la participación de varios
dioses, de tal modo que el paso del tiempo se convirtió en un proceso regulado
por potencias favorables o nefastas.
Los antiguos mayas
identificaban lo alto a la bondad con el sol en ascenso. Las potencias
benéficas habitaban en lo más alto, donde residían los dioses creadores. En esa
región se hacían los ritos que festejaban el ordenamiento del cosmos y allí se
ubica el sitial reservado a los gobernantes. Lo bajo, por el contrario, era el
espacio sembrado de amenazas por donde transitaba el sol en la noche, el reino
de los númenes que provocaban enfermedades, dolor y muerte, un lugar de frío,
destrucción y regeneración. Arriba dominaba la luz, el calor y la vida,
mientras que abajo prevalecía la oscuridad, el frío, el sacrificio y la muerte
concebida como un tránsito hacia la regeneración. (35)
Las
cualidades solares sirvieron también de modelo para establecer la primacía
masculina y definir la circulación de derecha a izquierda. La principal
institución política maya la realeza,
fue concebida como una suma de las
cualidades del sol. La presencia del símbolo Kin, sol-día y tiempo, en el templo para escenificar los actos del
soberano, identifica el poder real con la energía y creatividad del astro
solar. (36)
En la época clásica
la asociación entre la deidad solar y el gobernante supremo está presente en
los actos presenciales del ejercicio del poder real: la ascensión al trono, la sucesión dinástica y la legitimidad del
linaje real. En los textos mayas el dios sol es llamado el
que accede (el que brota) como gobernante.
En los primeros años de la época
clásica los fundadores de la poderosa dinastía de Tikal tomaron el nombre del
dios Sol Jaguar como emblema de los
reyes de esa ciudad. Asimismo, los rasgos más destacados del Jaguar, se
transformaron en símbolos del poder real. En la iconografía de los reyes mayas
de la época clásica muchos rasgos del jaguar están presentes en: el tocado, la máscara, el pectoral, la barra
ceremonial, el vestido, el cinturón, el escudo y los adornos que porta el
soberano. El trono del rey es casi siempre un trono en forma de jaguar, o un
asiento cubierto con la piel de este animal. El contraste entre el día y la
noche produjo un par de dioses: la
deidad luminosa del día y el dios Sol Jaguar Nocturno.
Fuente:
https://mitologiasdemexico.wordpress.com/tag/dioses-mayas/
Hacia
el fin del siglo III los mayas del Petén guatemalteco ya habían adoptado el
calendario sagrado de 260 días, la llamada “cuenta larga”, y la escritura, y comenzaron a perfilar las
características de su civilización.
Los mayas adoptaron un diseño urbano maestro, que impusieron en sus
ciudades con ligeras variantes. Sus principales edificios: los templos dedicados al ancestro fundador y a los dioses protectores y
el palacio de gobierno y el juego de pelota, ocuparon el área central,
alrededor de una gran plaza que servía de escenario ceremonial y mercado.
https://rivieramaya.mx/10-ruinas-mayas-espectaculares
Y en sus alrededores se asentó la
población campesina. En numerosas ciudades levantaron pirámides de gran altura
que remataban en un templo dedicado a los dioses y ancestros fundadores:
Fuente:
http://lineasdetiempoelsalaos.blogspot.mx/2012/05/ubicacion-temporal-de-los-mayas.html
Muchas
de ellas, cubiertas de estuco polícromo, sirvieron de mausoleo a sus
gobernantes. Otros edificios, llamados “palacios” se destinaron a las funciones
públicas y administrativas.
Con el uso de la columna y de la falsa bóveda los espacios interiores
pudieron ampliarse. Las salas y recámaras, llamados aposentos reales, se
convirtieron en el escenario de los actos del gobernante:
·
La designación del heredero al trono,
·
La ceremonia de coronación y entronización
·
El culto a los antiguos fundadores y
·
La entrega del tributo al soberano por los
jefes de las aldeas y provincias subyugadas.
Para comunicar los barrios con los conjuntos de edificios trazaron
calzadas llamadas sacbé (caminos blancos), que en ocasiones unían ciudades
enteras. Hábiles arquitectos y talladores de piedra, construyeron templos,
juegos de pelota, estelas, altares y escalinatas con glifos y bajorrelieves,
con un simbolismo preciso de la geografía política y sagrada del conjunto
urbano.
En contraste con el poderoso estado teotihuacano, los estados mayas se
multiplicaron y fundaron ciudades como Tikal
y Kalak´mul, que dominaron a
otras ciudades y aldeas, formando una especie de confederación política. Cada
uno de estos estados recibió un nombre, un emblema, tuvo uno o más dioses
protectores y se hizo de cantos, banderas, estandartes y símbolos que lo
identificaban ante los demás. La importancia del estado maya y algunas de sus
características, fueron señaladas por Tatiana Proskouriakoff y Heinrich Berlin (37)
Más tarde, Linda Schele y David Freidel, en un libro que ha cambiado la imagen
política que se tenía de los mayas, describieron la formación de los reinos
mayas y registraron las continuas guerras, invasiones, pugnas dinásticas,
alianzas y conquistas, que enfrentaron a los estados que se disputaban el
territorio.
Gracias al desciframiento de la escritura maya, ha sido posible
reconstruir por primera vez la historia de esos reinos a partir de la versión
que dejaron registrada sus propios creadores. En las estelas, tableros, muros y
escalinatas de sus monumentos, los gobernantes grabaron la fecha de su
nacimiento, la genealogía que legitimaba sus derechos al trono, su ascensión al
poder, sus matrimonios, alianzas con otras familias, sus triunfos guerreros y
la captura de guerreros importantes.
Fuente:
http://timerime.com/es/evento/391676/Primeras+evidencias+de+que+los+mayas+empleaban+el+Cero/
La primera inscripción
glífica conocida es la llamada Estela de Huberg. Procede del 199 d. C. y
corresponde al período de la escritura maya clásica. Se trata de una estela que
describe al sucesor de un soberano, en un ritual en el que hay derramamiento de
su sangre, y que predice su ascensión al trono.
Otra famosa inscripción
maya es la placa de Leiden (figura inferior), procedente de Petén y portadora
de la fecha 8.14.3.1.12, 1 Eb, G5 o Yaxkin, correspondiente al 16 de septiembre
del 320 d. C. según el calendario juliano y conmemora la entronización de un
gobernante del linaje de Tikal.
Fuente: http://www.proel.org/index.php?pagina=alfabetos/maya
En el sarcófago del
soberano maya de Palenque se nos dan las respuestas sobre su nacimiento, muerte
y años de reinado. Incluso allí encontramos su nombre.
·
2 es la fecha 13 Pop
·
3 es el glifo para
nacimiento. Lo cual indica que el rey nació el 8 Ahau 13 Pop, equivalente al
603 de nuestra era.
·
4 es la fecha 6 Etz'nab
·
5 es la fecha 11 Yax
·
6 indica cuatro ciclos
de 7.200 días, o sea unos 80 años, edad del monarca al morir.
·
7 es el glifo para
muerte.
·
8 es el nombre del
soberano, que significa "Escudo
de mano".
Desde
que John L. Stephens publicó en 1841 y 1843 los libros de sus viajes a
Centroamérica y Yucatán (38) sucesivas generaciones de arqueólogos
desenterraron monumentos que muestran la figura del soberano en el centro de
los actos de la escena pública. La efigie del soberano preside los actos
importantes de la vida maya:
Fuente:
https://sites.google.com/a/coinsuy.com/a7n28/inah
·
La designación del heredero al trono,
·
El momento de su entronización,
·
Los festivales anuales que festejaban el
inicio del año agrícola,
·
La fiesta que recuerda la fundación del
reino,
·
Las ceremonias dedicadas a celebrar a los
dioses creadores y
·
Los triunfos militares.
Esos monumentos enfatizaban
las famosas tres funciones que según Georges Dumézil desempeñaban los reyes en
el mundo indoeuropeo: función política, militar y agrícola. (39)
Fuente:
www.revistadelauniversidad.unam.mx
En estos momentos el soberano es
distinguido como la encarnación física del reino, el representante de los
dioses y el intermediario de las fuerzas sobrenaturales y los antepasados. Es
la cabeza del reino, y por eso sus diversos nombres son una enumeración de las
cualidades del territorio, del poder incomparable de los dioses que lo
protegen, de la potencia de sus antepasados y de las campañas victoriosas
contra los enemigos del estado. El soberano maya es el principal ejecutante de
las ceremonias religiosas y de los festivales públicos; es el máximo ejecutante
de los sacrificios consagrados a los dioses, y en su carácter del hijo del dios
del maíz, es el primer cultivador, el conservador de la antigua sabiduría.
La unidad de los reinos se basó en una
lengua común. Debemos a los mayas de la época clásica el primer texto escrito
en que se relata un mito de origen, un elemento fundamental de cohesión étnica
entre los pueblos de la antigüedad. (40)
La
tercera parte del Popol Vuh, está
consagrada al momento de la creación del mundo actual. Dice el Popol Vuh (41)
que “cuando Xhunahpú y Xbalanqué, cuando ya habían vencido a todos los de Xibalbá, subieron en medio de
la luz y al instante se elevaron al cielo. Al uno le tocó el sol y al otro la
luna. Entonces se iluminó la bóveda del cielo y la faz de la tierra. Y ellos
moran en el cielo. Entonces subieron también los cuatrocientos muchachos a
quienes mató Zipacná, y así se volvieron compañeros de aquellos y se
convirtieron en estrellas del cielo. He aquí, pues, el principio de cuando se
dispuso hacer al hombre, y cuando se buscó lo que debía entrar en la carne del
hombre.
Y dijeron los Progenitores, los Creadores y Formadores,
que se llaman Tepeu y Gucumatz: “Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se
termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar y nutrir, los
hijos esclarecidos, los vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la
humanidad, sobre la superficie de la tierra.” Así dijeron….Poco faltaba para
que el sol, la luna y las estrellas aparecieran sobre los Creadores y
Formadores. De Paxil, de Cayalá, así llamados, vinieron las mazorcas amarillas
y las mazorcas blancas. Así entró en maíz (en la formación del hombre) por obra
de los Progenitores.
Y de esta manera se llenaron de alegría, porque habían
descubierto una hermosa tierra, llena de deleites, abundante en mazorcas
amarillas y mazorcas blancas, y abundante también en pataxte y cacao, y en
innumerables zapotes, anonas, jocotes, nances, matasanos y miel. Abundancia de
sabrosos alimentos había en aquel pueblo llamado Paxil y Cayalá.
Había alimentos d todas clases, alimentos pequeños y
grandes, plantas pequeñas y plantas grandes. Y moliendo entonces las mazorcas
amarillas y las mazorcas blancas, hizo el Abuelo Ixmucané nueve bebidas, y de
este alimento provinieron la fuerza y la gordura y con él crearon los músculos
y el vigor del hombre. Esto hicieron los Progenitores, Tepeu y Gucumatz, así
llamados.
A continuación entraron en pláticas acerca de la
creación y la formación de nuestra primera madre y padre. De maíz blanco se
hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre.
Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro
hombres que fueron creados: el primer hombre fue Balam-Quitzé, el segundo
Balam-Acab, el tercero Mahucutah y el cuarto Iqui-Balam.”
A partir de este
momento los textos cosmogónicos cambian de tema y de personajes. El tema que
ahora se impone en los relatos de creación es la aparición, desarrollo y
migraciones, bajo la guía de sus dioses tutelares, quienes los conducen a la
tierra prometida, donde instauran reinos poderosos. Lo que sorprende en el
Popol Vuh es la amplitud del horizonte temporal que abarca. Es un texto que da
cuenta del origen del cosmos y del sentido último de la vida en la tierra.
Aun cuando el mito
parece concentrarse en los ingentes esfuerzos de los dioses para dominar a las
potencias que producen el caos, su relato abarca el conjunto de los asuntos
sobrenaturales y humanos que sustentan la vida y dan razón de ella. El tema del
mito cosmogónico es el origen y ordenamiento del cosmos, el nacimiento y
destino de los seres humanos, la descripción de la naturaleza que los rodea y
el relato de los acontecimientos que tejen la vida de los pueblos y construyen
la historia de los reinos. El mito cosmogónico es el modelo de todos los mitos
de origen. La necesidad de almacenar, ordenar y transmitir en forma segura esa
memoria colectiva es el fin del mito.
El lenguaje del mito tiene que satisfacer dos requisitos:
1. Debe
cautivar a su auditorio y
2. Tiene
que ser un compendio de los acontecimientos indispensables que aseguran la
sobrevivencia del grupo.
Esto es lo que hicieron los mayas con el Popol Vuh, un relato que
empezaron a contarse una y otra vez desde los albores de su civilización, en
cantos y en figuras grabadas, en lápidas, en vasijas grabadas, portadas de sus
templos y palacios, ceremonias teatralizadas y ritos.
Los K´iché se asentaron en las tierras altas de Guatemala a principio
del siglo XIII y allí conocieron los fundamentos de la cultura maya que les
precedió. En la época de su esplendor, los mayas de Tikal, Kalakmul, Copán y
Palenque contaban una historia del origen del cosmos muy parecida a la del
Popol Vuh, pero más elaborada.
La lectura de los textos grabados en una estela de Quiriguá, junto con
la de los glifos del conjunto de la Cruz de Palenque, revelaron que en ellos se
narra la historia de la creación del cosmos, un acontecimiento que los mayas
remontan al lejano año de (3 114 ó 2113?) aC, nació el primer Padre, quien es
llamado Hun Nal Ye, uno semilla de maíz.
Según esta cosmogonía, cuando aún no había sol y reinaba la oscuridad, Hun Nal
Ye creó una casa en un lugar llamado Cielo
levantado y la oriento hacia los cuatro rumbos cardinales. Desde entonces
este cuadrado fundador se convirtió en la figura geométrica por excelencia del
mundo maya. En el mismo lugar ubicó las tres piedras que señalaban el centro
del cosmos y levantó el árbol que simbolizaba los tres niveles verticales del
mundo. (42) El árbol cósmico llamado Wakan-Chan, representa los tres niveles
cósmicos:
1) En
la parte inferior se ve la casa del monstruo que simboliza el inframundo,
2) La
parte media corresponde a la superficie terrestre, está representado por
foliaciones de la planta del maíz y
3) La
parte superior, por símbolo un pájaro celestial, el cielo.
Fuente:
http://abakmatematicamaya.blogspot.mx/2011/07/bak-matematica-maya-venus-maya-ii.html?view=classic
Luego de estos hechos, Hun Nal Ye,
protagoniza el acto principal de la cosmogonía: la resurrección del inframundo en la forma de un joven de gran belleza
que transporta a la superficie de la tierra, las semillas preciosas del maíz,
rescatadas de Xibalbá. Hun Nal Ye es Xhunahpú.
Hun Nal Ye es el héroe que vence a las potencias destructivas del
inframundo, el creador del cosmos, el generador de alimento para los primeros
seres humanos y el antepasado protector de los primeros reinos y dinastías.
Percibimos que durante 15 siglos los mayas
se contaron una misma historia acerca de los orígenes del cosmos y los
fundamentos de la vida civilizada. El hecho de que la cosmogonía maya se
refiera a la presente creación del cosmos como un alumbramiento agrícola y haga
brotar a la nueva humanidad de la masa del maíz revela que para los pueblos más
antiguos de Mesoamérica nació con los orígenes de la agricultura y el cultivo
del maíz. Se estimó su domesticación entre 5 000 y 4 000 aC., nuevos
fechamientos del maíz de las fases Coxcatlán y Abejas de Tehuacán los sitúan en
el 3 000 aC. Se destaca por su gran solidez la hipótesis que afirma que fue el Tocintle (zea mexicana) la planta que
generó, por mutación, el maíz doméstico
(zea mays). (43)
Como otros estados que se desenvolvieron
en territorios circunscritos, los reinos mayas vivieron en guerra permanente
con sus vecinos, disputándoles cada palmo del territorio, los recursos y sus
habitantes. Siguiendo la tesis de Robert Carneiro, puede decirse que los
estados mayas encararon un doble desafío:
·
La delimitación natural que los constreñía
a ocupar un área de la selva o las montañas, impidiendo la expansión
territorial; y
·
La limitación social que los forzaba a
competir encarnizadamente con los reinos y cacicazgos vecinos por la supremacía
política de la región. (44)
Sus reyes, más que
apacibles filósofos del tiempo, eran guerreros consumados, hábiles
concertadores de alianzas y expertos manejadores de la propaganda política. Su
mayor preocupación era la defensa y la estabilidad del reino, la transmisión
del poder y la garantía del apoyo de sus gobernantes.
Para alcanzar esas metas unificaron el mando político, religioso y
militar, y se presentaron ante su pueblo como descendientes de los dioses
fundadores del cosmos. Los reyes de Palenque, conforme al mito fundador,
hicieron construir grandes templos, que declararon ser la residencia permanente
de los dioses creadores. Quizá su mayor preocupación era ver cómo se
desmoronaban los estados cuando no se daba una sucesión estable, y por eso la
actividad política a crear gobiernos permanentes. Cuando se fundaron los
primeros reinos, la arquitectura y la escultura identificaron a los gobiernos
con las fuerzas creadoras del mundo humano y del sobrenatural, en especial con
la fertilidad.
Como reveló Linda Schele en un brillante análisis según un tablero de Pakal y Kan Balam (45) Los textos que acompañan los bajorrelieves señalan
con claridad que las imágenes registran la designación del heredero al trono y
las ceremonias de ascensión al cargo.
Fuente:
http://abakmatematicamaya.blogspot.mx/2010/10/2012-isla-maya-16-kan-balam-el-legado.html
1. Grupo Norte
2. Templo del Conde
3. Juego de Pelota
4. Gran Templo
5. Palacio
6. Templo de las Inscripciones
7. Templo de la CRUZ
8. Templo del SOL
9. Templo de la CRUZ FOLIÁDA
El
complicado proceso de descifrar los glifos mayas condujo al descubrimiento de
los diversos nombres de los dirigentes y a develar los símbolos que los
representaban.
Fuente:
http://abakmatematicamaya.blogspot.mx/2010/10/2012-isla-maya-16-kan-balam-el-legado.html
Genial Tablero de la CRUZ FOLIADA, a la
izquierda, K’INICH JANAAB’ PAKAL y a la derecha, KAN BALAM
https://www.facebook.com/photo/?fbid=146333380398377&set=pcb.146333513731697
Conocido también como; CHAN BAHLUM II,
KAN BALUM, KAN BALAM, KAN BAHLAM, K’INICH KAN BALAM.
Título
dinástico; Décimo en la Línea.
Nació: 9.10.2.6.6
2 Kimi 19 Sotz (20 de mayo de 635).
Subió al
TRONO; 9.12.11.12.10 8 Ok 3 K'ayab (7 de enero de 684).
Murió: 9.13.10.1.5
6 Chikchan 3 Pop (16 de febrero de 702).
Reinó: entre
los años 684 y 702.
Padre: K'INICH JANAAB PAKAL I.
Madre: SEÑORA TZ'AKBU AJAW.
Hermanos: KAN XUL, KAN-HOK-XUL
II, K'INICH K'AN JOY CHITAM II, ¿Batz Chan Mat? Y su Hermana: Lady Ci-Mu-Wi.
Michael Coe ha concluido que esos
registros históricos multiplicados desde
el siglo III de la era actual, hacen que la cultura maya sea “la
única civilización verdaderamente histórica del Nuevo Mundo”. (46)
Los notables
hallazgos de la escritura y la epigrafía llevaron a una nueva interpretación de
la organización política de los reinos mayas. La idea de que un Estado
concentrado en el poder carismático del soberano, con escaso desarrollo
administrativo y poca fuerza sobre las ciudades y reinos vecinos, fue
modificada poco a poco por la presencia de grandes agrupamientos políticos
encabezados por reinos como Tikal y Kalak´mul, que tenían una compleja
administración central y considerable influencia política en un área extensa.
Las investigaciones centradas en el
estudio de las estelas y monumentos de Kalak´mul, arrojaron nueva luz sobre la
organización política de los mayas. Asimismo; Simón Martín y Nikolai Grube
revisaron los datos sobre la genealogía de los
gobernantes, el control político del territorio, los términos para la ascensión
al poder, la jerarquía entre un reino y otro, y las guerras entre varios
estados. Así llegaron a nuevas conclusiones sobre el desarrollo político de
los reinos de la época clásica. Según las evidencias, Kalak´mul y Tikal fueron
los dos grandes estados que predominaron sobre las decenas de pequeñas
ciudades. Kalak´mul fue la potencia
más importante del escenario político durante la parte media y final de la
época clásica, y a él estuvieron supeditados El Perú, Dos Pilas, Cancuen,
Naranjo y Caracol. Por su parte, Tikal
impuso su dominio al principio y al final del mismo periodo, y bajo su esfera
de influencia estaban los reinos de El Zapote, Uaxactún, Yaxchilán, Caracol,
Xultún y quizá Río Azul. (47)
La estela fue el monumento
idóneo para el retrato de los gobernantes mayas, como antes lo había sido para
los zapotecos. El labrado de los dinteles, produjo obras maestras en Yaxchilán,
como las famosas tallas en que el rey Escudo
Jaguar y la señora Xoc realizan
el ritual del sacrificio de sangre real.
Desde finales del siglo VIII y a lo largo
del IX, esas refinadas ciudades cayeron; se interrumpieron las construcciones;
los monumentos y las obras de arte, y los sitios quedaron abandonados. Fue una
catástrofe política y social sin precedentes: no han faltado hipótesis para
explicar este desastre; las siguientes parecen ser las más probables.
Hay evidencias desde el siglo VIII de un desequilibrio
entre la cantidad de los recursos naturales y el número de los pobladores:
·
se estima
que en las tierras bajas había un promedio de 200 a 300 personas por km2, una
densidad de población muy alta.
·
Otros
estudios registran un incremento de la deforestación y la erosión del suelo,
que degradó el ecosistema de la selva húmeda.
·
Restos
humanos han consignado un aumento de enfermedades por falta de alimento y de
una dieta equilibrada.
·
Un
crecimiento constante de la nobleza y de su ambición por apropiarse del lugar
reservado al soberano y el peso de esa clase agravara las cargas del trabajo
campesino y de los sirvientes, agudizando así el desequilibrio entre la demanda
de la población y los recursos disponibles y
·
Los reinos
se hicieron más numerosos e independientes, pero también más débiles, y se
vieron forzados a continuar las guerras. (48)
La
aprehensión matemática del orden temporal hizo necesario un sistema particular
de registro numérico. De carácter posicional, sólo contaba con tres signos
(barra, punto y concha), aunque estos podían tener variantes muy complejas
(rostros de dioses, y cuerpos completos). La numeración mesoamericana fue vigesimal.
Fuente:
http://timerime.com/es/evento/391676/Primeras+evidencias+de+que+los+mayas+empleaban+el+Cero/
Las
unidades representaban un punto (●),
y cada cinco unidades una barra (–).
De tal manera que tres barras y cuatro puntos indicaban el número 19, como
puede apreciarse el cuadro superior, el máximo que podía aparecer en dicha
posición. Para escribir el n° 20 había que pasar a la segunda casilla o
posición, la de las veintenas, donde su representación era un punto (●).
En esta segunda casilla había igual posibilidad de llegar a un máximo de 3
barras y 4 puntos. La tercera casilla, la de la cuatrocentenas, tenía como n°
más bajo el 400, representado por un punto (●).
Y así sucesivamente, las casillas iban aumentando en múltiplos de 20.
TABLA 1: Números
Mayas del 0 al 109.
TABLA 2: Números Mayas del 110 al 209.
TABLA 3: Números Mayas del 210 al 309.
TABLA 4: Números
Mayas del 300 al 1290.
Fuente: http://web.comhem.se/~u87640650/MayaNumTab1.htm ; carlos.alfaro-aldana@comhem.se
En estos registros se
necesitaba un guarismo que cumpliera la función específica del cero (0). Uno de
sus signos más característicos fue la concha.
¿Cómo
se lee esto? La parte inferior es un 5, y la superior equivale a 20 (el punto
equivale a 1 y se multiplica por 20 por estar en el 2° nivel.
Cuando
se usa el 3° nivel, la cifra allí ubicada se multiplica x 400 (20 x 20). Cuando
se usa el 4° nivel, la cifra ahí ubicada se multiplica por 8000 (20 x 20 x 20).
Aquí encontraran 3 ejemplos de cómo se escriben este tipo de números:
Fuente:
http://sobrehistoria.com/sistema-de-numeracion-maya-y-numeros-mayas/
Por otra parte, deben
quedar muy claras dos particularidades del sistema: primera, que sólo manejó
números enteros; segundos, que en los cómputos de tiempo, se utilizó
como unidad el año tun, de 360 días.
El sistema posicional permitía combinar en
varias series numerosos ciclos calendáricos de muy diferentes mediciones.
Cuando menos mencionaremos las combinaciones de los tres ciclos principales que
eran:
a) el
agrícola y de las principales ceremonias religiosas, de 365 días, con 18 meses de 20 días
cada uno, más 5 días aciagos complementarios haab o año común;
b) el
adivinatorio,
de 260 días, compuesto por la combinación de 20 signos y 13 numerales, hoy
llamado Tzolkin y
c) el
histórico,
de 360 días tun, cuyas cinco unidades
menores son el día kin, el mes de 20
días uinal, el año de 18 meses tun, la veintena de años katún y la veintena de veintenas de años
baktun.
Por si fuera poco,
éste no era el único sistema de numeración maya, sino que tenía una segunda
manera de representar los números. En este caso se trataba de representarlos
por medio de glifos. Este sistema de numeración es conocido como sistema de numeración de cabezas, porque
los números se representan con las cabezas de diferentes divinidades. El
sistema también es vigesimal y toma como principal el número 20. (50)
Sin
embargo, el número de deidades que se pueden representar son solo 14,
por tanto solo llegarían para cubrir los números del 0
al 13. ¿Cómo hacer para cubrir los 6 números restantes hasta el
19? Muy sencillo, se coloca la parte del mentón de la deidad número de 10 debajo de los números 4 al 9 para así
obtener de los números 14 al 19.
De todas formas, este
sistema no era el habitual dentro de los mayas y la mayoría de los pueblos que
confirmaban esta cultura utilizaban el método de los puntos, las rayas y la
concha.
Fuente: http://web.comhem.se/~u87640650/calendarios_mayas_I.htm
El elemento más importante de la cultura mesoamericana
al momento de la conquista española era el calendario gobernaba la religión, la
política, el destino de las gentes y de las naciones, la periodicidad de
mercados y comercio, la asignación de nombres de personas y lugares, la
comprensión de los movimientos aparentes de los cuerpos celestes y el
comportamiento de los dioses.
El
sistema calendárico era compartido por todos los pueblos de la región desde el
nordeste de Costa Rica hasta Nayarit y Tamaulipas y todos coincidían con el
ciclo básico y sagrado de 260 días basado en una cuenta doble; de trecenas
(llamadas con los números 1 al 13) y veintenas (nombradas por animales y
plantas de 1 al 20). Este ciclo se denominaba Tonalpohualli, en
náhuatl, y Tzolkin, en maya yucateco. Llegado el día 7flor n Technotitlán, era el 7flor
en toda el área. Por ejemplo, 7Xóchitl,
flor en náhuatl, correspondía siempre a 7Ahau,
señor en maya de Yucatán.
La
combinación de los ciclos de 260 y 365 días trae consecuencias numerológicas.
Dividir un año de 365 días en trecenas implica que el coeficiente numérico del
día tiene que adelantarse uno por cada año. Dividiéndolo por veintenas implica
que el nombre del día se adelantará por cinco. En el calendario clásico maya de
Tikal, si un año dado comienza con 1
viento, el año siguiente será 2
venado. Inevitablemente tomará 52 años (de 365 días) volverá a 1 viento. Con esto ya hemos creado otro
ciclo. Se llama la rueda calendárica en español, xiuhmolpilli en náhuatl y
hunab
en maya.
Los días
que daban nombre al año eran sus cargadores. En el calendario de Tikal, los
cargadores eran, Viento, Venado, Diente y
Temblor.
A pesar de la variación de los calendarios
mesoamericanos en la ubicación del año nuevo, sus puntos de partida (cero o
uno) y el nombre del año (inicial o final) constituyen un sistema
intercambiable. Una determinada fecha de un calendario puede traducirse a la
fecha correspondiente de cualquier otro. La distribución del sistema doble del haab y
tzolkin
o xihuitl
y tonalpohualli
en náhuatl, es el mundo conocido.
Para
ilustrar la cuenta de la rueda calendárica podemos dar el ejemplo del año 1 Ik n el calendario clásico de Tikal,
comenzando con 14 de julio (juliano) o
24 de julio (gregoriano) de 1549 dC.
La cuenta era:
7
Akbal 1 Pop |
8
Kan 2 Pop |
9
Chikoan 3 Pop |
10
Cimi 4 Pop |
11
Manik 5 Pop |
12
Lamat 6 Pop |
13
Muluk 7 Pop |
1
Oc 8 Pop y así hasta llegar a: |
12
Imix 19 Pop |
13
Ik 0 Uo |
La gran mayoría de los pueblos mesoamericanos no
tenían cuenta larga, era tradicional sólo entre los olmecas (hablantes de
idiomas mixe-zoqueanos de Veracruz, Oaxaca y la costa sur de Guatemala) y los
mayas yucatecos y choles de Tabasco, una parte de Chiapas, Campeche, Yucatán,
Quintana Roo, El Petén, Belice y la región de Copán y Honduras.
La
cuenta larga era una magnificación del sistema de ciclos de tiempo. Se basó en
un ciclo de 360 días llamado en maya una
piedra (tun). Dio lugar a una cuenta vigesimal, de:
Días (kin) |
20 días (uinal) |
18 veintenas (tun) |
20 tunes (katún) |
20 katunes (baktun) |
Es
probable que la cuenta larga pueda haberse iniciado el 13 de junio (juliano) o el 18
de junio (gregoriano) de 355 aC., fecha en la cual coincidieron el fin del hunab y la terminación del último tun del sexto baktun. Tal coincidencia puede repetirse una vez en 936 años.
Sin
embargo, la fecha más temprana documentable es la de la Estela 2 de Chiapa de
Corzo, Chiapas, indicando una fecha en la cuenta larga de 7.16.3.2.13.6 Ben 16 Xul (baktun
7, katún 16,tun 3, uinal 2, 13-6 Caña en el tzolkin y 16
fin en el haab. Este corresponde al 8
de diciembre (juliano) o 10 de
diciembre (gregoriano) de 36 aC.
Los zoques, choles y yucatecos continuaban el uso
de la cuenta larga hasta el siglo XII ó XIII dC., fechando los reinos de sus
monarcas. Después tan sólo quedaba el
mayo o cuenta corta, el ciclo de 13
katunes aproximadamente 256 años.
La
numerología dicta que todos los katunes tienen que terminar en un día ahau
(señor) con coeficientes que siguen el orden 13.11.9.7.5.3.1.12.10.8.6.4.2.
Se sabe
por ejemplo que la conquista española de Mérida tuvo lugar en un katún
12 ahau ¿pero cuál? Se cree que era 11.16.0.0.11 ahau 7 xul n
el calendario clásico de Tikal. Esta fecha confirma que el punto inicial de la
cuenta larga era 0.0.0.0.0.4 ahau 6 cumku,
11 de agosto de 313 aC (gregoriano), fecha de la fundación de Mérida. (n°
del día juliano 584 283). La fecha es mítica puesto que la cuenta larga se
inventó milenios después.
1) Cuenta larga, baktun, ciclo de 400
katunes o 5 128 años
(olmeca-maya).
2) Cuenta corta, may, ciclo de 13 katunes o 256 años (yucateco).
3) Rueda calendárica, xiuhmelpilli, hunab, ciclo de 52 años (universal).
4) Ciclo de los días, tonalpohualli, tzolkin, ciclo de 260 días, complicado por la cuenta de 2 a 14 teotihuacano y tlapaneco.
5) Año vago sin bisiesto, sihuitl, haab, ciclo de 365 días que varía:
a)
Por contar de 0 a
19 o de 1 a 20.
b)
Por nombrar el año
en forma inicial o final.
c)
Por cambiar la
fecha del año nuevo.
Los calendarios
prehispánicos constituyen un recurso fundamental para la arqueología
mesoamericana. En el caso de los mayas de las Tierras Bajas, los éxitos
recientes en la lectura de los glifos han convertido 1 300 años de prehistoria
en plena historia, fechable en la cuenta larga.
Los calendarios precolombinos de Mesoamérica
constituyen un éxito de los pueblos de la región a nivel mundial. La creación
del calendario es quizás el triunfo máximo de su civilización. No sólo llegaron
a trazar el movimiento de los planetas más visibles y a predecir eclipses, sino
que lograron medir la moción aparente del Sol con la misma exactitud del
calendario moderno gregoriano. Sólo que los mesoamericanos llegaron a la
solución correcta, que el año solar dura 365.2422 días en 433 aC, mientras que nuestro calendario
gregoriano no se promulgó hasta 1 584 dC.
La
importancia del calendario para la civilización mesoamericana no se puede
exagerar. Gobernaba la vida de los pueblos en casi todos sus aspectos. Hizo
posibles, no sólo estupendos logros científicos, sino que era el centro de la
ideología; dictaba suerte, vida, enfermedad y muerte, además del comportamiento
de los dioses. En su forma básica la rueda calendárica sobrevive hoy entre los
mayas quichés de Guatemala. (52)
El origen del poder político se basó en los
siguientes elementos:
I.
En la aparición de
poblados estables sustentados en la agricultura (cultivos de maíz, frijol,
chile y calabaza). La producción continua de maíz produjo dos fenómenos nuevos:
a) La disposición anual de alimentos suficientes para
sostener a grupos de población relativamente grandes, y
b) Un tiempo libre de las tareas agrícolas.
Los procesos de
cultivos del maíz, exigían de promedio, seis meses de trabajo al año, de modo
que la población disponía de un lapso grande de tiempo ocioso. La autoridad
política se dedicó en sus orígenes a organizar el trabajo colectivo de la aldea
sedentaria en beneficio propio y a reglamentar el uso y la dirección del tiempo
libre de los pobladores. Monopolizar, o adquirir el máximo de recursos, fue un
requisito que se impuso al gobernante apremiado por ejecutar, las acciones
políticas de manera constante y segura. (53)
II.
La autoridad
política, fue la presencia de un linaje real y de un cuerpo administrativo que
dependía directamente del soberano. Los grupos dirigentes afianzaron su poder a
través de la sacralización del linaje y la familia gobernante, cuyo origen se
hizo descender de los dioses creadores del cosmos y su poder se atribuyó a la
posesión de fuerzas sobrenaturales. El culto a los antepasados y al fundador de
la dinastía fue una de las tradiciones conspicuas de estas sociedades. Uno de
los cultos más importantes era el dedicado al templo del dios primordial (la Primera Montaña Verdadera). Otra de sus expresiones más vigorosas fue la
divinización de la persona del gobernante y sus atributos. (54)
En estas sociedades
el elemento más importante en la legitimación del Estado fue la creencia en las
cualidades sobrenaturales del soberano. El origen divino y el aura sagrada que
rodeaba al supremo gobernante, amparó también a sus descendientes directos y a
los parientes más próximos a la rama real. Entre los mayas, los familiares
cercanos del ahau tenían a su cargo los altos oficios administrativos,
religiosos y militares del reino.
Con el crecimiento del linaje real y la
mayor complejidad de los reinos multiétnicos aparecieron otros requisitos para
legitimar al grupo gobernante. El más común fue el que sumó al halo
divino, los méritos propios, la
aptitud y la capacidad de gobernar. Ya no fue suficiente el haber nacido en
la familia destinada al gobierno, sino que se debía validar ese derecho
mediante méritos evidentes de la habilidad de gobernar. Estos nuevos requisitos
se pueden apreciar en las dinastías de
los reinos mayas de la época clásica. Los elegidos a los altos cargos eran:
Las artes marciales y |
|
El calendario |
Las tareas administrativas |
Los cómputos cronológicos |
|
La adivinación |
|
El ceremonial religioso |
|
Los escribas y
administradores más diestros pertenecían a la familia real, pues habían
dedicado gran parte de su juventud a aprender las tareas del gobierno. (55)
Mesoamérica gozó de una historia común nacida en
las remotas épocas de la sedentarización agrícola. Durante los 1 300 años
anteriores a los primeros procesos de jerarquización social, los cultivadores
de maíz construyeron los principios fundamentales, de lo que sería a la postre
una de las tradiciones más creativas del continente antes de la ocupación europea.
Se erigieron poco a poco las historias y culturas locales y regionales, y todo
este complejo se entretejió con la acción globalizadora de sociedades. La
historia de la tradición mesoamericana se caracterizó por ser de muy larga
duración; fue un proceso ininterrumpido que duró cuatro milenios. Durante ese
enorme periodo todos los habitantes participaron creando y recreando la misma
base cultural. Su núcleo estuvo sujeto a un ritmo de transformación que hoy día
nos parece inmune al paso del tiempo.
La globalización
zuyuana tuvo otras características a diferencia de los teotihuacanos, lucharon
por un dominio político, más discreto y su medio cohesivo por excelencia fue el
ejercicio de las armas. La difusión o imposición de sus formas de poder, de sus
creencias, religiones y de sus manifestaciones artísticas formó parte de la
ideología hegemónica. En cuanto a la centralización, los zuyuanos no
pretendieron la integración de un periodo encabezado por una metrópoli
terrenal, sino la formación de sistemas regionales de tributación.
En
cuanto a las periodizaciones, las revaloraremos, no para abogar por su
congruencia o para justificar su terminología, sino para hacer notar que han
funcionado como herramientas prácticas y que los costes temporales que proponen
tienen correspondencia con hitos históricos reales, aunque de muy distinta
naturaleza. Hay un acuerdo generalizado en que existen cuatro periodos
fundamentales:
I.
De 2 500 aC a 1 200 aC Preclásico Temprano
II.
De 1 200 aC a 200 dC Preclásico Medio y Preclásico Tardío
III.
De 200 dC a 900 dC Clásico y
IV.
De 900 dC a 1 500 Posclásico
i.
La adopción de un modelo de subsistencia agrícola
sedentario, que se ubica arqueológicamente hacía 2 500 aC.
ii.
Se toma en cuenta las relaciones de producción, el
paso del igualitarismo aldeano y la jerarquización social hacía el 1 200 aC.
iii.
La diferenciación campo-ciudad, surgida de las
necesidades impuestas por las grandes concentraciones humanas, muy
diversificadas, pero incapaces de producir por sí mismas los bienes de
subsistencia, sobre el 200 dC.
iv.
Fundamento político; la aparición de sistemas que
pretenden el control regional a partir de principios supraétnicos, hacía el 900
dC.
Hay
otros hitos históricos intermedios que, sin tener la importancia de los
anteriores, señalan cambios muy notables:
A.
De 2 500 aC a 1 200 aC Preclásico Temprano
B.
De 1 200 aC a 200 dC Preclásico Medio y Preclásico Tardío
C.
De 400 aC a 200 dC Preclásico tardío
D.
De 200 dC a 900 dC Clásico
E.
De 650 dC a 900 dC Epiclásico
F.
De 900 dC a 1 500 dC Posclásico
G.
De 1 450 dC a 1 500 dC vísperas de la Conquista.
a. Hacía 400 aC,
periodo de competencia y conflictos bélicos entre los centros regionales,
marcado por la transformación de ellos en capitales proto urbanas.
b. Hacía 650 dC,
fragmentación del sistema de control económico muy centralizado.
c. Hacía 1 450 dC,
resquebrajamiento de la ideología política del equilibrio supraétnico. Nace una
ideología que propugnaba la supremacía de etnias particulares. (56)
La búsqueda incesante
de amenazas políticas capaces de contener y organizar la diversidad social y
resistir al mismo tiempo, los embates del cambio histórico y las presiones
externas, puede verse en la variedad de los edificios políticos imaginados por
los pueblos mesoamericanos.
De la
primera ciudad mesoamericana a la última, todas llevan impreso un mapa cósmico
que según sus mitos se definió de una vez y para siempre en el momento de la
creación primordial.
Una
función del mito cosmogónico es definir
las relaciones entre los dioses creadores, el cosmos y los seres humanos.
La acción principal de los dioses fue crear el mundo, organizar sus partes y
asignar a cada región sus propiedades, símbolos y dioses, de modo que cada una
pudiera vincularse a las otras y entre todas formar una unidad armónica. Lo que
es universal en los actos de creación es el reconocimiento
de la diversidad del mundo natural y el propósito de imprimirle unidad mediante
su ordenamiento. También es común en
esos mitos la concepción naturalista del cosmos: Tierra, Aire, Fuego y Agua,
que son las fuerzas que intervienen en los diversos intentos de formar el
cosmos.
Las
potencias creadoras, antes que apariencia humana, tienen rasgos zoomorfos y
características propias de la flora local. (57) Por esta razón se ha dicho que
la religiosidad mesoamericana comienza por un culto a los fenómenos naturales. (58)
Junto a las
relaciones de los seres humanos con la naturaleza y los dioses, los mitos
cosmogónicos se esforzaron por definir las relaciones entre los mismos seres
humanos y los gobernantes. Relatan que cuando comenzó la creación del cosmos
nacieron los dioses protectores del reino, de cuyo linaje se dice los reyes
proclaman así una ascendencia divina. Esos mitos señalan que el resto de los
mortales, las mujeres y hombres comunes, tuvieron un origen terrestre y
nacieron para nutrir y reverenciar a los dioses y a sus representantes en la
tierra. (59)
Entre los mayas de la
época clásica la representación realista de la
mazorca y las hojas de maíz se convirtió en una banda real cuyo motivo
central ostentaba los símbolos del brote
de la planta de maíz en la forma estilizada de 3 picos.
De
pronto con el nacimiento del poder dinástico en las sociedades del periodo
clásico, estos cánones simbólicos y estilísticos cambiaron. El arte público,
hasta entonces dedicado a celebrar las fuerzas que propiciaban la armonía del
cosmos, se concentró en la persona del soberano y surgieron nuevos símbolos
dedicados a exaltar su poder y describir sus hazañas, que en esos años se
convirtieron en la memoria histórica del reino.
Entre
los mayas existían dos instituciones políticas:
I.
El Ahau o supremo gobernante, jefe que acumula el poder
político, militar y religioso, ejercía el poder de manera centralizada e
imponía a su sucesor a través de un orden dinástico. En el Posclásico
sufrió un cambio radical. En Chichén Itzá y Mayapán la figura del gobernante
supremo fue sustituida por un “consejo integrado por varios individuos”, del
mismo linaje, que presidían un gobierno conjunto, el Mul Tepatl. (60)
II.
El Estado Teocrático, desde los
orígenes el poder político marcha unido con el religioso, como se advierte con
toda claridad en los mayas y zapotecos de la época clásica. La religión y sus
funcionarios son una parte del aparato de legitimación y gobierno, pero nunca
un poder autónomo. Por lo tanto es la organización política gobernada por el
sacerdocio.
El
diseño de las ciudades sufrió una transformación profunda: al lado de los
monumentos y plazas consagradas al culto religioso, se erigieron los palacios
dedicados al poder real, los edificios destinados a la nobleza y a la
administración y se construyeron nuevas montañas sagradas para albergar los
restos de los gobernantes. Las plazas de las ciudades se poblaron de estelas
como la efigie del gobernante, como en Tikal, Copán y Quiriguá donde los
árboles de piedra parecen formar un “bosque de reyes”. (61)Uno de los más
eficaces trasmisores de esa memoria fue la escritura
que se sumó a la memoria oral y a los medios visuales.
Fuente:
http://www.proel.org/index.php?pagina=alfabetos/maya
Su
escritura era del tipo mixto (como la cuneiforme, los jeroglíficos egipcios y el chino), es decir, usaban pictogramas, ideogramas y fonogramas. Aunque los glifos egipcios son mixtos, los mayas son mucho más complejos,
porque la misma palabra puede escribirse de varias formas, no sólo de dos o
tres. Además, los glifos individuales estaban con frecuencia
"soldados" entres sí, como en la escritura china, pero cosa que nunca
sucede en el egipcio; sin embargo, en maya lo están tan íntimamente que sólo un
experto consigue separar visualmente las partes de que se compone. La figura
inferior muestra un ejemplo de lo que decimos: dos glifos que se leen "chum tun",
conjuntados de tres formas distintas, siendo las cuatro formas de la palabra
correctas. Las minúsculas son fonogramas, las mayúsculas, logogramas.
Fuente:
http://www.proel.org/index.php?pagina=alfabetos/maya
Fuente:
http://www.proel.org/index.php?pagina=alfabetos/maya
En todos los reinos se establecieron normas
de legitimidad para tener acceso al poder. A veces sucedía como el caso de
Pakal, que ascendió de manera anómala al trono de Palenque en el año 615 dC,
pues su derecho a ocupar esa posición, no provenía del linaje paterno, como era
la tradición, sino de su madre Zac Kuk, una de las pocas mujeres que gobernaba
un reino maya.
Las ceremonias de transmisión del poder muestran que la designación del
heredero a una edad temprana, su posterior nombramiento oficial y su ascensión
en una ceremonia pública se habían vuelto requisitos indispensables para poder
tener el más alto rango político de los reinos mayas.. Indican que cada una de
esas ceremonias obligaba a realizar un proceso complicado de negociaciones en
todos los niveles del reino, a fin de obtener el consenso necesario para
sustentar al nuevo gobierno. Actualmente por medio del cabildeo y posterior
voto.
Desde el siglo VII los mayas hicieron coincidir el nacimiento de sus
reyes con la aparición de la estrella vespertina, transformándolos en seres
divinos y radiantes, de la misma manera que siglos más tarde los aztecas transformaron la desaparición
del legendario rey Ce Ácatl Topiltzin
Quezatcoatl en el nacimiento de la Estrella
de la Mañana.
La
protección de los ancestros, particularmente en el momento transcendental de
asumir el mando del reino, era otro requisito indispensable para consagrar la
ascensión del nuevo soberano. Si Kam
Balam invoca en su entronización al Primer
Padre, al dios del maíz creador del cosmos, del mismo modo procede en el
siglo VIII Yax Pac en el momento de su
ascensión al trono de Copán. (62)
Otra
representación del soberano en la época clásica es la del guerrero de la defensa y expansión del reino. Cuando aparecieron
los cacicazgos en el periodo
formativo (1500-100 aC) se generalizaron los asaltos y ataques sorpresivos para
saquear las aldeas y tomar cautivos. Más tarde, al desarrollarse los reinos (150 aC a 500 dC), los
asaltos se transformaron en guerras que implicaron la presencia de ejércitos
formales. En esta fase los objetivos de la guerra fueron:
i.
La expansión territorial,
ii.
La adquisición de fuerzas de trabajo esclavo,
iii.
La supresión de grupos rebeldes,
iv.
La imposición de tributos,
v.
Las defensas de las fronteras del reino y
vi.
El rechazo de las amenazas ejercidas por los
estados rivales. (63)
La
guerra se convirtió así en una parte constitutiva de los estados, en el
instrumento necesario para definir las fronteras del reino y en el aparato
disuasorio para rechazar las amenazas del exterior y las oposiciones internas.
El éxito o el fracaso de un gobernante en el manejo del reino dependió,
principalmente de sus habilidades como
capitán de los ejércitos, estratega de la guerra y concertador de alianzas
políticas. De ahí que esta función, al mismo tiempo declaraba la capacidad
efectiva del gobernante para dirigir el reino, se convirtiera en uno de los
principales instrumentos de propaganda política.
La abundancia de imágenes con acciones
guerreras, indica que este era uno de los medios más efectivos de propaganda
política. En la mayoría de los casos los mensajes eran previamente
seleccionados y manipulados por los gobernantes: declaraban victorias y ocultaban derrotas, nombraban a los cautivos
capturados y escondían las pérdidas propias y, en general hacían de las
acciones más insignificantes del rey-guerrero, actos grandiosos y memorables
(64) El grupo gobernante estaba
formado por una élite de guerreros.
En el momento de su entronización, uno de
los actos más importantes del heredero, era presentarse con el vestido y la parafernalia de los guerreros,
escogía el uniforme más prestigiado de sus antepasados. Como vemos la
guerra, es un rasgo distintivo de estas sociedades, y una de las más efectivas
para alcanzar prestigio y rango.
La
guerra era una actividad que se ejercía en la estación seca, después de la
cosecha, cuando la mayoría de la población no se ocupaba en las tareas
agrícolas. (65)Entonces
movilizaba al conjunto de la sociedad, además de los guerreros, intervenían en
ella las mujeres encargadas de hacer los vestidos, armaduras y preparar los
alimentos. Participaban los sacerdotes que debían predecir los signos
favorables y hacer las rogativas y ceremonias para obtener la victoria; los
artesanos que fabricaban los emblemas militares y los utensilios defensivos y
ofensivos; los músicos, bailarines, oradores y bufones cuya misión era
enardecer los ánimos mediante el canto, la danza y las arengas guerreras.
La función del soberano como mediador
entre el mundo terrestre y el sobrenatural se muestra con gran fuerza en el
acto estremecedor llamado Visión de la
Serpiente. Este rito, que tenía como objetivo el derramamiento de la sangre
del soberano, ratificaba que sólo él podía establecer contacto con el mundo
sobrenatural y conseguir, mediante este sacrificio, que los dioses se
manifestaran y derramaran sus dones en el mundo terrestre. La sangre derramada
se acumulaba en unas tiras de papel colocadas en un recipiente con copal, que
al quemarse, provocaban ondulaciones de humo que simulaban el movimiento de una
serpiente. (66)
Estudios
recientes han señalado que el sacrificio del derramamiento de la propia sangre
era uno de los ritos principales de los soberanos mayas, de la época clásica, y
su función última era hacer presentes a los dioses del mundo terrestre.
Joyce Marcus observa que el gran despliegue de propaganda política
transmitida a través de la arquitectura, la escultura, pintura, escritura,
cantos escenografía y otros medios se canalizó hacia dos tipos de público. Lo
que Marcus llama:
·
Propaganda
vertical o jerárquica, se
difundía desde los centros del poder político hacia el conjunto de la población
y transmitía mensajes capaces de ser comprendidos por grupos numerosos y
diversos.
·
Propaganda
horizontal, dirigida a los miembros más altos de la jerarquía política y social
del reino, procedía
también del centro del poder político pero utilizaba medios como la escritura,
el discurso cosmogónico y político, o las consignas militares, que por su
naturaleza eran mensajes cifrados y sólo destinados a la élite que dirigía el
reino. (67)
En conjunto estos
tipos de propaganda difundieron los mensajes que dotaron de coherencia e
identidad y unidad al universo social. Una identidad que podemos calificar de
especial, si consideramos que desde el preclásico hasta el fin de la época
clásica pasaron más de 10 siglos y durante ese tiempo los diversos grupos
étnicos y lingüísticos de Mesoamérica y los múltiples reinos que se
desarrollaron mantuvieron una unidad notable, en sus concepciones míticas y
religiosas, en su organización política y social y en el conjunto de
expresiones culturales que hoy llamamos civilización mesoamericana.
La invasión europea puso fin a la vida
autónoma de las sociedades indígenas. Algunas de ellas fueron aniquiladas
durante el proceso de conquista. Pero con el devenir de los tiempos, las
memorias locales y étnicas que resistieron los dictados hegemónicos fueron
constantes. La conquista española impuso la concepción cristiana de la historia
y la idea de un proceso histórico lineal. Durante tres siglos, los frailes, la
iglesia secular y las instituciones del estado se esforzaron por imponer en los
distintos grupos étnicos mesoamericanos la concepción cristiana de la historia.
La
memoria indígena había sido desquiciada por la conquista española. El mundo
americano dejó de ser un mundo centrado en los valores indígenas y se
transformó en una sociedad multiétnica, regida por los valores de la cultura
occidental, pero en la cual sobrevivieron las antiguas tradiciones de los
pueblos nativos.
Dice el historiador J. G. A. Pocok que “una sociedad puede tener tantos pasados y tantos modos de dependencia
con esos pasados como tiene relaciones efectivas con el pasado, y debe ser
importante para el análisis de la historiografía, como para el estudio del
pasado tener en mente que la conciencia de la sociedad acerca de su pasado es
plural, no singular, y está condicionada de muchas maneras.
La
preservación de la memoria del pasado tiene la función de asegurar la
continuidad de valores y tradiciones arraigadas en el pasado, y que esta
conciencia del pasado, es de hecho, la conciencia de la sociedad sobre su propia
continuidad y sobrevivencia.” (68)
NOTAS
1Eliade, Mircea, Imágenes y Símbolos, Madrid, Ed.
Taurus, 1965; El mito del eterno
retorno, Madrid, Alianza Editorial, 1972; Mito y Realidades, Madrid, Ed. Guadarrama, 1973. 2Popol Vuh, Las antiguas historias de Quiché,
trad. del texto original con introduc., y notas de Adrián Recinos, México,
FCE, 1961, Introducción, p. 21. 3Lorenzo, Jose Luís, La etapa lítica, México, INAH, 1967; López Austin, Alfredo y
Leonardo López Luján, El pasado
indígena, México, El Colegio de México, FCE, 2005, pp. 19-27. 4Lorenzo,
op. cit. 5Niederberger, Christine, Zohapilco. Cinco milenios de ocupación humana en un sitio lacustre de la Cuenca
de México, México, INAH, 1976. 6Flannery,
Kent V. y Joyce Marcus, Guilá Naquitz:
Archaic Foraging and Early Agriculture in Oaxaca, México, Nueva York,
Academic Press, 1985. 7Kirchhoff, Paul,
“Mesoamérica: sus límites geográficos, composición étnica y caracteres
culturales”, en Acta Americana,
vol. 1, n° 1, 1943, pp. 92-107. 8Manrique Castañeda,
Leonardo (coord.), “Lingüística”, en Atlas
Cultural de México, México, SEP, INAH, y Ed. Planeta, 1988. 9López Austin, Alfredo y Leonardo López Lujan, El pasado indígena, México, El Colegio
de México, FCE, 2005, pp. 63-79. 10López Austin, op.
cit., pp. 95-98. 11Clark, John E. y
Michael Blake, “El origen de la civilización en Mesoamérica: Los Olmecas y
mocayas del Soconusco de Chiapas”, en El
Preclásico o Formativo: avances y perspectivas, Martha Cardona (ed.),
México, INAH, 1989, pp. 385-405. 12López Austin, El pasado indígena, op. cit., pp. 109-115. 13López Austin, op.cit.,
pp.148- 14Sabloff, Jeremy A, The New Archaeloy and the Ancient Maya, Nueva York, Scientific
American Library, 1990. 15Morley, Sylvanus G., La civilización Maya, México, FCE,
1972; Thomposn, J. Eric S., Historia y
religión de los Mayas, México, siglo XXI, 1984. 16López Austín, El
pasado…, op. Cit., pp. 174,177,178. 17Willey, Gordon R., y Dimitri B. Shimkin,
“The Maya Colapse: A Summary View”, en Essays
in Maya Archaeology, Gordon R. Willey (ed.), Alburquerque, University of
New Mexico Press, 1987, pp. 19-58. 18López Austin, El pasado…., op.cit., pp. 194-195. 19López Austin, Idem,
p. 200. 20Idem, pp.
237-287. 21Thompson, J. Eric S., Historia y religión de los mayas,
México, Siglo XXI, 1984. 22Rivera Dorado, Miguel, Los mayas en la antigüedad, Madrid,
Editorial Alhambra, 1985, pp. 5-63. 23Landa, fray Diego de, Relación de las cosas de Yucatán,
México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1994. 24Landa, op.
cit. 25El Popol Vuh, “El Libro
del Consejo” y El Chilam Balam de Chumayel, en Gran Colección de la Literatura Mexicana, Literaturas Indígenas,
estudio introductorio, selección y notas de Miguel León Portilla, México,
Promexa, 1985, pp. 325-484. 26Arzápalo Marín, Ramón,
editor, El ritual de los Bacabes,
México, UNAM, UA de Yucatán, 2007. 27Fox, John, “Lowland to Highland
Mexicanization Processes in Southerm Mesoamerica”, en American Antiquity, vol. 45, n° 1, 1890, pp. 43-54; Maya Postclassic State Formation,
Cambridge, Cambridge University Press, 1987; Quiche Lonquest Centralism and Regionalism in Highland Guatemalan
State Development, Alburquerque, University of New Mexico Press, 1978. 28Iglesias Ponce de León,
María Josefa y Andrés Ciudad Ruiz, “Las tierras altas de la zona maya en el
Posclásico”, en Historia Antigua de
México, 3 vols., Linda Manzanilla y Leonardo López Luján (Coords.),
México, INAH, UNAM y Porrúa, 1944-1995, vol. 3, pp. 87-120. 29Carmack, Robert M, Historia social de los quichés,
Guatemala, Ministerio de Educación, 1979; “La estratificación quicheana”, en Estratificación social en la Mesoam´rica
prehispánica, Pedro Carrasco y Johanna Broda (eds.), México, CISINAH,
1976, pp. 245-277; Quichean
Civilization: The Ethnohistoric, Ethnographic and Archaeological Sources,
Berkeley, University of California Press, 1973; The Quiche Mayas of Utatlan, Norman, University of Chicago Press,
1982. 30Navarrete, Carlos,
“Algunas influencias mexicanas en el área maya meridional durante el Clásico
Tardío”, en Estudios de Cultura Nahuatl,
vol. 12, 1976, pp. 345-382. 31Florescano, Enrique, Etnia, Estado y Nación, ensayo sobre las
identidades colectivas de México, Ed. Aguilar, 1997, pp. 61-81. 32Freidel, David y Linda Schele, “Symbol an
Power. A History of the Lowland Maya Cosmogran”, en Elizabeth Benson y Guillett Griffin (comps.), Maya Iconography, Princeton, Princeton
University Press, 1988, pp. 444-493. 33Florescano, Memoria Mexicana, op. cit., pp- 55-56. 34Ashmore, Wendy, “Construction and
Cosmologgy: Politics and Ideologgy in Lowland Maya Setlemerit Patterns”, en
WWillians Hanks y Don Rice (comps.), Word
and Image in Maya Culture: Explorations in Language, Writing, and
Representation, Salt Lake City, University of Utah Press, 1989, pp.
272-286. 35Florescano, Memoria Mexicana…, op. cit., pp. 59-60. 36Schele, Linda, y David Freidel, A Forest of Kings. The Untold Story of the
Ancient Maya, Nueva York, William Moow, 1990, p. 113. 37Proskouriakoff, Tatiana,“Historical
Implications of a Pattern of Dates at Piedras Negras, Guatemala”, en American Antiquity, 25, 1960, pp.
454-475; Berlin, Heinrich, “El Glifo, emblem en las inscripciones mayas”, en Journal de la Societé des Americanistes,
47, 1958, pp. 111-119; y Schele, Linda y David Freidel, A Forest of…., op. cit. 38Stephens, John L., Viaje a Yucatán, edición de Juan Luis
Bonoz Villarejo, México, APP Editorial, 2016, t. I y II (30 México en tres
tiempos: Virreinato). 39Dumézil, Georges, Mythe et épopée. L´idéologie
des trois functions dans les épopées des peoples indo-européens, París,
Gallinard, 1986. 40Garza, Mercedes de la,
“El mito de origen como principio de identidad comunitaria: un ejemplo en el
mundo maya”, Barbro Dahlgrem (comp.), en Historia
de la religión en Mesoamérica y áreas afines, II Coloquios, México, UNAM,
1990, pp. 59-70. 41Popol Vuh, “El Libro
del Consejo”, en Gran Colección de la
Literaruta Mexicana, Las Literaturas Indígenas, México, PROMEXA, 1985, 3ª
parte, cap. 1°, pp. 382-384; la X de ambos denota el diminutivo en quiché. 42Schele y Freidel, A forest of Kings, op.cit., pp. 244-261; Garza, Mercedes
de la, el mito de origen…., op. cit., pp.15-86. 43López, Austin, El pasado indígena…op.cit., p. 27. 44Carneiro,
Robert, “A theory of the Origen of the State”, en Science, 169, 1970, pp. 733-738. 45Linda
Schele, A Forest…., op. cit., pp. 237-261. 46Coe, Michael, The Maya, Londres, Thames and Hudson, 1993; Coe, Michael, Breaking the Maya Code, Nueva York,
Thames and Hudson, 1992. 47Martin, Simón, y Nikolai Grube, “Maya
Superstates”, en Archaelogy 48, 6,
1995, pp. 41-43; y el ensayo de los mismos autores “Evidence for Macro
Political Organization Maya Lowland States”, 1994. 48Culbert, T. Patrick, The Classic Maya Collapse, Alburquerque, University of New
Mexico, 1993. 49López, Austin, El pasado….., op. cit., pp. 162-165. 50 http://sobrehistoria.com/sistema-de-numeracion-maya-y-numeros-mayas/
51Edmonson, Munro S.,
“Calendarios mesoamericanos”, en México
Antiguo, México, Ed. Enigma, Antología de Arqueología Mexicana, vol. 1,
pp. 36-40. 52Edmonson, Munro S.,
Calendarios mesoamericanos”, en México
Antiguo, op. cit., pp. 36-40. 53Monjarás-Ruiz, Jesús, La nobleza mexicana: surgimiento y
consolidación, México, Edicol, 1981; Florescano, Etnia…, op. cit., pp. 174-176. 54Filds,
Virginia, The Origins of Divine
Kingship Among the Lowland Classic Maya, tesis de doctorado, The
University of Texas at Austin, 1989. 55Claessen, Henri, J.M. y Peter Skalnik,
(edits.), The Early State, París,
New York, Mouton Publishers, 1978, pp. 598-613. 56López Austin, El pasado indígena, op. cit., pp. 303-304. 57Florescano, Memoria…., op. cit., p. 65. 58Muse, Michael y Terry Stocker, “The Cult of the Cross: Interpretations
in Olmec Iconograhy”, en The Journal of
the Steward Antropological Society, vol. 5, pp. 69-98. 59Forescano, Enrique, El mito de Quetzalcoátl, México, FCE, 1993. 60Schele,
Linda y Mary Ellen Miller, The Blood of
Kings. Dinasty and Ritual in Maya Art, Fort Worth, Kimbel Art Museum,
1986, pp. 63-132. 61El nombre que los mayas
dieron a la estela de piedra era Te-Tum
“árbol de piedra”. Schele
y Freidel, A forest of kings…, op.
cit., p. 71. 62Idem, op.cit., pp. 326-327. 63Marcus,
Joyce, Mesoamerican Writing Systems.
Propaganda Myth and History in Four Ancient Civilizations, Princeton,
Princeton University Press, 1992, pp. 353-355. 64Marcus, op.cit.,
pp. 357 y 360. 65Idem, pp. 430-433. 66Schele
y Miller, The Blood…., op. cit., cap.
I,II,IV y VII, p. 184. 67Marcus,
Mesoamerican…, op. cit., pp. 11-12. 68Pocok, John G.A., “The Origins of the Study
of the Part a Comparative Approach”, en Comparative
Studies in Society and History, 4, 1962, pp. 209-406.
|
|
http://leomizuki.blogspot.mx/2011/02/los-arboles-mayas-ooo.html
http://es.slideshare.net/sector6/durango-las-lenguasyculturas
http://www.mappery.com/map-of/Copan-Ruins-Map
http://www.mayasautenticos.com/Central%20peten.htm
http://www.correodelmaestro.com/pruebas/anteriores/2005/octubre/2anteaula113.htm
http://idd0073h.eresmas.net/maya4u.htm
http://www.panoramio.com/photo/44788180
http://www.lasnibat.com/2012_12_01_archive.html
http://calendario-cultura-maya.blogspot.mx/2015_07_01_archive.html
https://www.academia.edu/15260874/EL_LIBRO_DEL_VATICINIO_DE_LOS_13_KATUNES
http://centzuntli.blogspot.mx/2011/05/cocomes_18.html
http://www.slideshare.net/joseisidorotahtuz/lista-de-apellidos-en-maya
http://despiertaalfuturo.blogspot.mx/2013/10/el-codice-de-dresde-un-documentomaya.html
http://literaturaymundomaya.blogspot.mx/2009_11_01_archive.html
http://www.mayaexotic.com/web/index.php?option=com_content&task=view&id=65&Itemid=65
http://todosobrelahistoriadelperu.blogspot.mx/2015/06/ceramica-de-la-cultura-maya.html
http://socialesjaiensec.blogspot.mx/2011/03/las-grandes-civilizaciones-americanas.html
https://mitologiasdemexico.wordpress.com/tag/dioses-mayas/
http://socialesjaiensec.blogspot.mx/2011/03/las-grandes-civilizaciones-americanas.html
http://lineasdetiempoelsalaos.blogspot.mx/2012/05/ubicacion-temporal-de-los-mayas.html
http://timerime.com/es/evento/391676/Primeras+evidencias+de+que+los+mayas+empleaban+el+Cero/
http://www.proel.org/index.php?pagina=alfabetos/maya
https://sites.google.com/a/coinsuy.com/a7n28/inah
www.revistadelauniversidad.unam.mx
http://abakmatematicamaya.blogspot.mx/2011/07/bak-matematica-maya-venus-maya-ii.html?view=classic
http://abakmatematicamaya.blogspot.mx/2010/10/2012-isla-maya-16-kan-balam-el-legado.html
http://abakmatematicamaya.blogspot.mx/2010/10/2012-isla-maya-16-kan-balam-el-legado.html
http://web.comhem.se/~u87640650/MayaNumTab1.htm ; carlos.alfaro-aldana@comhem.se
http://sobrehistoria.com/sistema-de-numeracion-maya-y-numeros-mayas/
http://web.comhem.se/~u87640650/calendarios_mayas_I.htm
http://www.proel.org/index.php?pagina=alfabetos/maya
Arzápalo Marín,
Ramón, editor, El ritual de los Bacabes,
México, UNAM, UA de Yucatán, 2007.
Ashmore, Wendy, “Construction and Cosmologgy: Politics and Ideologgy in
Lowland Maya Setlemerit Patterns”, en WWillians Hanks y Don Rice (comps.), Word and Image in Maya Culture: Explorations
in Language, Writing, and Representation, Salt Lake City, University of
Utah Press, 1989.
Carneiro, Robert, “A theory of the Origen of the State”, en Science, 169, 1970.
Coe,
Michael, The Maya, Londres, Thames
and Hudson, 1993; Coe, Michael, Breaking
the Maya Code, Nueva York, Thames and Hudson, 1992.
Berlin, Heinrich, “El Glifo, emblem
en las inscripciones mayas”, en Journal
de la Societé des Americanistes, 47, 1958.
Culbert, T. Patrick, The Classic
Maya Collapse, Alburquerque, University of New Mexico, 1993.
Claessen, Henri, J.M. y Peter Skalnik, (edits.), The Early State, París, New York, Mouton Publishers, 1978.
Carmack, Robert M, Historia social
de los quichés, Guatemala, Ministerio de Educación, 1979; “La
estratificación quicheana”, en Estratificación
social en la Mesoamérica prehispánica, Pedro Carrasco y Johanna Broda
(eds.), México, CISINAH, 1976; Quichean
Civilization: The Ethnohistoric, Ethnographic and Archaeological Sources,
Berkeley, University of California Press, 1973; The Quiche Mayas of Utatlan, Norman, University of Chicago Press,
1982.
Clark, John E. y Michael Blake, “El
origen de la civilización en Mesoamérica: Los Olmecas y mocayas del Soconusco
de Chiapas”, en El Preclásico o
Formativo: avances y perspectivas, Martha Cardona (ed.), México, INAH, 1989.
Dumézil, Georges, Mythe et épopée.
L´idéologie des
trois functions dans les épopées des peoples indo-européens, París, Gallinard,
1986.
Eliade, Mircea, Imágenes y Símbolos, Madrid, Ed. Taurus, 1965; El mito del eterno retorno, Madrid, Alianza Editorial, 1972; Mito y Realidades, Madrid, Ed.
Guadarrama, 1973.
El Popol Vuh, “El Libro del Consejo”
y El Chilam Balam de Chumayel, en Gran
Colección de la Literatura Mexicana, Literaturas Indígenas, estudio
introductorio, selección y notas de Miguel León Portilla, México, Promexa,
1985.
El Popol Vuh, Las antiguas historias de Quiché, trad. del texto original con
introduc., y notas de Adrián Recinos, México, FCE, 1961.
Edmonson, Munro S., “Calendarios
mesoamericanos”, en México Antiguo,
México, Ed. Enigma, Antología de Arqueología Mexicana.
Flannery, Kent V. y Joyce Marcus, Guilá Naquitz: Archaic Foraging and Early
Agriculture in Oaxaca, México, Nueva York, Academic Press, 1985.
Fox, John, “Lowland to Highland Mexicanization Processes in Southerm
Mesoamerica”, en American Antiquity,
vol. 45, n° 1, 1890; Maya Postclassic
State Formation, Cambridge, Cambridge University Press, 1987; Quiche Lonquest Centralism and Regionalism
in Highland Guatemalan State Development, Alburquerque, University of New
Mexico Press, 1978.
Florescano, Enrique, Etnia, Estado y Nación, ensayo sobre las
identidades colectivas de México, Ed. Aguilar, 1997.
Freidel, David y Linda Schele, “Symbol an Power. A History of the
Lowland Maya Cosmogran”, en Elizabeth
Benson y Guillett Griffin (comps.), Maya
Iconography, Princeton, Princeton University Press, 1988.
Florescano, Enrique, Memoria mexicana, México, FCE, 2004.
Filds, Virginia, The Origins of
Divine Kingship Among the Lowland Classic Maya, tesis de doctorado, The
University of Texas at Austin, 1989.
Garza, Mercedes de la, “El mito de
origen como principio de identidad comunitaria: un ejemplo en el mundo maya”,
Barbro Dahlgrem (comp.), en Historia de
la religión en Mesoamérica y áreas afines, II Coloquios, México, UNAM,
1990.
Iglesias Ponce de León, María Josefa y
Andrés Ciudad Ruiz, “Las tierras altas de la zona maya en el Posclásico”, en Historia Antigua de México, 3 vols.,
Linda Manzanilla y Leonardo López Luján (Coords.), México, INAH, UNAM y Porrúa,
1944-1995, vol. 3.
Kirchhoff, Paul, “Mesoamérica: sus
límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales”, en Acta Americana, vol. 1, n° 1, 1943.
Landa, fray Diego de, Relación de las cosas de Yucatán,
México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1994.
Lorenzo, Jose Luís, La etapa lítica, México, INAH, 1967.
López Austin, Alfredo y Leonardo López
Luján, El pasado indígena, México, El
Colegio de México, FCE, 2005.
Marcus, Joyce, Mesoamerican
Writing Systems. Propaganda Myth and History in Four Ancient Civilizations,
Princeton, Princeton University Press, 1992.
Manrique Castañeda, Leonardo
(coord.), “Lingüística”, en Atlas
Cultural de México, México, SEP, INAH, y Ed. Planeta, 1988.
Martin, Simón, y Nikolai Grube,
“Maya Superstates”, en Archaelogy 48,
6, 1995, pp. 41-43; y el ensayo de los mismos autores “Evidence for Macro
Political Organization Maya Lowland States”, 1994.
Monjarás-Ruiz, Jesús, La nobleza mexicana: surgimiento y
consolidación, México, Edicol, 1981.
Morley, Sylvanus G., La civilización Maya, México, FCE, 1972;
Thomposn, J. Eric S., Historia y religión
de los Mayas, México, siglo XXI, 1984.
Muse, Michael y Terry Stocker,
“The Cult of the Cross: Interpretations in Olmec Iconograhy”, en The Journal of the Steward Antropological
Society.
Navarrete, Carlos, “Algunas
influencias mexicanas en el área maya meridional durante el Clásico Tardío”, en
Estudios de Cultura Nahuatl, vol. 12,
1976.
Niederberger, Christine, Zohapilco. Cinco milenios de ocupación
humana en un sitio lacustre de la Cuenca de México, México, INAH, 1976.
Pocok, John G.A., “The Origins of the Study of the Part a Comparative
Approach”, en Comparative Studies in
Society and History, 4, 1962.
Proskouriakoff, Tatiana,“Historical Implications of a Pattern of Dates
at Piedras Negras, Guatemala”, en American
Antiquity, 25, 1960.
Rivera Dorado, Miguel, Los mayas en la antigüedad, Madrid,
Editorial Alhambra, 1985.
Sabloff, Jeremy A, The New
Archaeloy and the Ancient Maya, Nueva York, Scientific American Library,
1990.
Schele, Linda y David Freidel, A
forest of Kings. The Untold History of the Ancient Maya”, New York, Willian
Morow and Company, 1990.
Schele, Linda y Mary Ellen Miller, The
Blood of Kings. Dinasty and Ritual in Maya Art, Fort Worth, Kimbel Art
Museum, 1986.
Simon Martin y Nicolai Grube, Crónica de los reyes y reinas mayas,
Planeta, México, 2002.
Stephens, John L., Viaje a Yucatán, edición de Juan Luis
Bonoz Villarejo, México, APP Editorial, 2016, t. I y II (30 México en tres
tiempos: Virreinato).
Thompson, J. Eric S., Historia y religión de los mayas,
México, Siglo XXI, 1984.
Willey, Gordon R., y Dimitri B. Shimkin, “The Maya
Colapse: A Summary View”, en Essays in
Maya Archaeology, Gordon R. Willey (ed.), Alburquerque, University of New
Mexico Press, 19.
No hay comentarios:
Publicar un comentario