EL HIJO DEL
AHUIZOTE
La historia del
Hijo del Ahuizote nos recuerda el poder que puede llegar a tener el periodismo
en los procesos políticos y sociales.
“Era su instrumento para hacer la Revolución”, dice Diego Flores Magón,
bisnieto de Enrique, hermano de Ricardo, quien dirigió El Hijo del Ahuizote
cuando Daniel Cabrera ya no podía hacerlo debido a las enfermedades que
adquirió como consecuencia de sus encarcelamientos.
Diego califica a
los Flores Magón como “revolucionarios” y no como activistas.
“Activistas no es el término, sino revolucionarios. En el caso de los Flores
Magón son de manera esencial unos revolucionarios cuyo instrumento de
revolución es el periodismo. En el caso de Daniel Cabrera es un periodista que
no tiene madera de revolucionario claramente”.
En torno al Hijo
del Ahuizote, se formó el primer movimiento revolucionario en México en el
Siglo XX.
Pero para llegar a este punto, primero hay que ver cómo se dio la alianza entre
Cabrera y los nuevos liberales cuando ambos cayeron en la cárcel en 1893. De
ese año a 1900, los Flores Magón estuvieron callados, hasta que fundaron su
primer periódico, Regeneración, en 1900.
Aquel semanario era “jurídico-independiente” y se dedicaba a exponer las
prácticas jurídicas corruptas del México del porfiriato.
Ese proyecto dura
sólo dos años, y como Jesús Flores Magón ya era abogado de Cabrera, le propone
a Daniel arrendar su diario a Ricardo, lo cual acepta.
“Para Daniel Cabrera El Hijo del Ahuizote se convierte en su vida, no puede
renunciar a ello. A mí a veces me da la idea de que se convierte en una especie
de cruz que no puede no llevar”, comenta Diego.
A Cabrera, El Hijo
del Ahuizote lo mandó a la cárcel “cinco o seis veces”. En la época del
porfiriato, la segunda de tres etapas de la dictadura de Porfirio Díaz, y en la
que se consolidó el régimen, la represión hacia los periodistas opositores era
mediante la vía legal, inventando delitos.
“Había ciertos mecanismos que dejaban abiertas las leyes para hostigar a los
periodistas. Por ejemplo, el gobierno alentaba a un quejoso que iba a poner una
demanda contra El Hijo del Ahuizote por difamación por un artículo o por una
caricatura.
“El juez, que
estaba coludido con el poder político, iba a inmediatamente a efectuar un
arresto preventivo del periodista, un decomiso de los instrumentos del taller
como garantía para esto y aquello, y lo que resultaba era un hostigamiento
sistemático y realmente muy duro contra los periodistas”, platica el rescatador
de la Casa del Hijo del Ahuizote, ubicada en la calle República de Colombia 42,
en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Hoy en día, la
represión hacia los periodistas no es tan amable como en el pasado. Si
incomodas, simplemente te desaparecen, no te meten a la cárcel. En la época en
la que Cabrera era encarcelado, no existían cárceles modernas. La primera fue
Lecumberri en 1900, antes las condiciones de insalubridad eran lamentables, lo
que hacía de cada estancia una tortura.
Los reos estaban
hacinados y por lo tanto las enfermedades se transmitían rápidamente. En
aquella época, fuera de las prisiones, había un índice de mortalidad alto por
la tifoidea y en las cárceles eso se multiplicaba por lo que “se morían como
moscas”.
Por si fuera poco, se decomisaban las imprentas que eran enormes, así que el
proceso para recuperarla era una odisea. Además, se llevaban los archivos en
donde guardaban las listas de los suscriptores, que aparentemente era la única
manera en la cual se conseguía el semanario.
Algunas veces
también se llevaban a los miembros de la familia, aunque a ellos los soltaban
más rápido. Pasar un día en una cárcel antigua era una experiencia desgastante,
tanto física como mentalmente. El final de la salud mental de Cabrera se dio
como resultado de las tantas veces que fue encarcelado.
“En 1899 lo sacan
de su casa. Él en esta época vivía en la Villa de Guadalupe, lo llevan al
juzgado, pero era tal la pesadilla de verse envuelto nuevamente en un proceso
judicial que iba a desembocar en la prisión llena de piojos que le da un
infarto cerebral.
“Desde entonces
Daniel Cabrera va a ser el enfermo para sus propios parientes. Alguien
incapacitado físicamente de una manera muy severa y alguien que va a buscar
quién lo apoye con las tareas editoriales y administrativas del Hijo del
Ahuizote que para siempre va a ser su periódico”, cuenta Diego.
Fue entonces que los Flores Magón entraron al quite.
En 1901 Cabrera recluta a Jesús Flores Magón, quien había estudiado en la
Escuela Nacional de Jurisprudencia, para ser su apoderado legal.
1892 fue el año en
que los nuevos opositores aparecieron en el mapa y empezaron a labrar, en torno
al Hijo del Ahuizote, el primer movimiento revolucionario.
En el 92 Díaz iba por su cuarta presidencia, la tercera de manera consecutiva.
“Es un año
importante, se organizan todos los porfiristas, Justo Sierra a la cabeza, para
darle una legitimidad al régimen, organizar elecciones, formar un partido, que
postula a Díaz como presidente, dar una base intelectual, legitimadora de la
dictadura, digamos en la cúpula del poder, pero en los márgenes del poder están
desde el 85. El Hijo del Ahuizote y otros, como El Diario del Hogar y otros
periodistas de oposición (la vieja guardia), y digamos todos estos están
tocando la nota de la oposición durante todo este periodo (de la segunda y la
tercera presidencia de Díaz), y son los mismos sospechosos problemáticos
que en el 92 están nuevamente en oposición a que Díaz se reelija nuevamente”,
recuerda Diego.
Y sin que nadie se lo esperara aparecieron los insurgentes estudiantiles,
principalmente de la Escuela Nacional de Jurisprudencia y de la Escuela
Nacional de Preparatoria.
Primero se
manifestaron y luego crearon un medio comandado por un famoso pintor que en ese
momento no lo era, Joaquín Clausel.
En aquel grupo de rebeldes se encontraban Jesús Flores Magón, estudiante de
jurisprudencia, y Ricardo Flores Magón, quien estaba en la Nacional de
Preparatoria.
1892 fue un año de
prueba para Porfirio, ya que a lo largo del país se dieron movimientos y
revueltas campesinas, revolucionarios en la frontera del Sur de Texas que se
levantaban contra el régimen, y en la Ciudad de México hubo protestas
estudiantiles y huelgas obreras que se unieron para hacerle frente al dictador.
Todo era caos, pero Díaz sale avante y
consolida su régimen.
Porfirio mete en la cárcel a los Flores Magón (Jesús y Ricardo) y a los
cabecillas de aquellas revueltas. Sin embargo, cuando salen en 1893 ponen
su primer periódico junto con los demás estudiantes llamado El Demócrata.
Sin embargo, fue clausurado y vuelven a la prisión. Y entonces conocen al
creador del Hijo del Ahuizote, Daniel Cabrera.
“A partir de entonces,
entre 1892 y 1893, surge una alianza muy estrecha, como es natural, entre los
viejos periodistas de oposición como el Hijo del Ahuizote o como el Diario del
Hogar y estos nuevos y mucho más jóvenes que aparecieron de repente”, cuenta
Diego.
Los Flores Magón
no vuelven a dar señales de vida hasta 1900, pero Cabrera, durante ese
transcurso, entra y sale de prisión y fue en 1899 cuando le sucede la tragedia
como consecuencia del estrés.
Fue entonces cuando en 1900 sale Regeneración, que era un periódico diferente
al Hijo del Ahuizote, pero no eran competencias, sino que aliados. Cabrera,
cuando lo Flores Magón eran enjuiciados, les hacía cobertura.
A la clausura de
1902, y luego de pláticas, Cabrera acepta que le rente El Hijo del Ahuizote,
pero Daniel siguió participando en los procesos editoriales.
El único cambio
significativo fue la primera y única foto que salió en El Hijo del Ahuizote en
1903, pero todo lo demás era lo mismo. Se seguían publicando caricaturas
satíricas, versos con un lenguaje denso y no fácil de entender para la
población en general.
Era periodismo del Siglo XIX, en el XX fue cuando entra el mercantil, que es el
que conocemos hoy en día, y el que sale diario y busca más volumen que calidad
y no ser opositores a la gente del poder. Así lo describe Diego: “Era una
prensa de convicciones ideológicas y posiciones políticas claras y un discurso
literario denso y complejo”.
Aunque eso no
quiere decir que El Hijo del Ahuizote no era rentable.
“Daniel Cabrera llegó a ser un hombre próspero, compró casas, etc. Era también
un proyecto empresarial hasta cierto punto. No hay que perder de vista que las
convicciones políticas de Daniel Cabrera jamás las puso subordinadas a un
interés comercial. Perdió todo, hasta la vida”, comenta Diego.
Según el bisnieto
de Enrique, El Hijo del Ahuizote publicaba entre 4 mil a 6 mil ejemplares por
semana, un número considerable para esa época; sin embargo, no era influyente
por el tipo de contenido.
“El Hijo Ahuizote tenía anuncios, que se llamaba camisa comercial. Venían en
los pliegos del periódico y al final venía uno de un color distinto y vistoso y
ese pliego era comercial. Venían anuncios de mesas de billar y luego en los
interiores también había anuncios. Lo fundamental eran las suscripciones.
Daniel Cabrera tenía a gentes en las capitales de la República que vendían
suscripciones”.
COLEGAS POTOSINOS
En 1901 se empezó
a gestar el primer movimiento revolucionario del Siglo XIX, cuando unos liberales
opositores de San Luis Potosí, encabezados por Camilo Arriaga, convocan a crear
un partido opositor a Díaz que se llamaría Partido Liberal Mexicano, e invitan
a Regeneración.
“En aquel congreso
participa Ricardo Flores Magón, pero es un proceso muy raro porque también
invitan a ministros porfirianos liberales, pero no dejan ser gente del
ejército. Uno de los que habla con mayor vehemencia contra el Porfiriato es
Flores Magón y ahí conoce a este núcleo de opositores en torno a Camilo Arriaga
y personajes interesantes como Juan Sarabia, Librado Rivera, Antonio Díaz Otto
y Gama, entre otros”, cuenta Diego.
La razón de su
unión fueron unas declaraciones de un obispo mexicano en París, en las que
decía que “las leyes de Reforma ya no existen”, y eso molesta a estos jacobinos
juaristas que dicen que la Constitución del 57 aún está vigente.
Todos ellos fueron reprimidos y además les clausuraron sus periódicos.
“Pensando en la
brutalidad de la represión contra los periodistas, me da la impresión que, en
los estados, era mucho más terrible porque eran caciques muchos menos amables”,
cuenta Diego.
Al final todos ellos vienen a la Ciudad de México y se reúnen en torno al Hijo
del Ahuizote, para ahora sí planear su revuelta.
Se reparten los puestos en el ex periódico de Cabrera, y Sarabia queda como el
director.
La línea que marcó
Cabrera continuaba, seguían firmando las notas con pseudónimos. El único cambio
que se dio fue la foto antes mencionada en la que salían los integrantes del
semanario con la leyenda de “la Constitución ha muerto”, en referencia a que
Díaz había hecho actos inconstitucionales de la sacada en 1857.
Fue la primera vez
que ponían su cara, ya no dejaban al anonimato lo publicado.
La foto, que también marca el fin del semanario, también es un punto y aparte a
la manera de rebelarse de los antiguos liberales como Cabrera.
“Daniel Cabrera, con todo lo mal que le fue, no dejaba de entender cómo
funcionaban los márgenes de la tolerancia del régimen a los opositores y de
jugar un juego más o menos predecible. Estos jóvenes están rompiendo con los
moldes de la antigua disidencia. Son más rebeldes y algo de eso se muestra en
la foto de 1903”, comenta Diego.
En el mismo año
que la foto, sacan un manifiesto y preparan una candidatura para 1904.
Sin embargo, no lo logran ya que son encarcelados. En noviembre de 1903 salen,
pero con la prohibición de publicar en algún medio impreso.
“Cuando salen de
la cárcel está claro que salen con el propósito de buscar el exilio para poder
continuar con su proyecto editorial ligado a su proyecto político desde el
exilio y cruzan la frontera norte rumbo a Texas, en 1904. Más tarde, en ese
año, consiguen un préstamo de Francisco I. Madero para volver a poner la
imprenta, que es cara, en San Antonio, y se reanuda la publicación de
Regeneración”, narra Diego.
Fue hasta julio de 1906 que logran publicar un proyecto llamado “Manifiesto del
Partido Liberal”, y clandestinamente vuelven a organizar su movimiento
revolucionario.
http://reversos.mx/el-hijo-del-ahuizote-el-peso-de-una-publicacion-revolucionaria/
https://culturacolectiva.com/historia/el-hijo-del-ahuizote-en-la-revolucion-mexicana
https://porfiriato.wordpress.com/2012/05/12/el-hijo-del-ahuizote/
https://porfiriato.wordpress.com/2012/05/12/el-hijo-del-ahuizote/
https://porfiriato.wordpress.com/
La policía porfirista
allana el local de la revista "El Hijo del Ahuizote".
Abril 16 de 1903
El motivo es una caricatura
alusiva al dictador aparecida en esta publicación semanal de corte político y
de caricaturas, opuesta al gobierno de Porfirio Díaz. Ricardo y Enrique Flores
Magón, Juan Sarabia, Alfonso Cravioto y seis personas son aprehendidos bajo el
cargo de “ultraje a oficiales públicos” y son llevados a la prisión de
Belén. El director de la prisión, amigo de Ricardo Flores Magón, “le indicó
privadamente que tenía orden superior de hacerlo desaparecer si no cesaba de
escribir”.
La revista apareció en
agosto de 1885 y al morir Manuel Pérez Bibbins, uno de sus fundadores, Daniel
Cabrera la adquirió. En julio de 1902, Ricardo Flores Magón la arrendó. Jesús
Martínez Carrión con agudo ingenio hacía caricaturas muy expresivas y en una de
ellas dibujó a Porfirio Díaz representando a la Suprema Corte de Justicia, la
publicación de esta caricatura fue la causa de la detención y allanamiento de
este día. Al respecto, Enrique escribe: “El hijo del Ahuizote fue asesinado
por Díaz; pues aunque estábamos presos, escribíamos desde nuestros calabozos
como cuando estuvimos en la prisión militar. Excélsior, nuestro periódico serio
y en el cual cada uno firmaba sus artículos, para dar aliento con nuestro
ejemplo de valor civil, sólo alcanzó a publicarse hasta el cuarto número.
Muertos nuestros dos periódicos, publicamos El alacrán, que al tercer número
murió. Entonces publicamos El padre del Ahuizote, y muerto éste, El nieto del
Ahuizote; después El bisnieto del Ahuizote; todos ellos con vida efímera, pues
pronto eran suprimidos. Hasta que Porfirio Díaz decretó que ningún periódico o
escrito nuestro podría ser publicado en México, so pena de severos castigos a
los impresores que lo hicieran y decomisación de imprenta”.
En mayo, la redacción será
clausurada y la imprenta y la litografía confiscados. El 9 de junio de 1903,
los tribunales prohibirán la circulación de cualquier periódico en el que
hubiera escrito Ricardo Flores Magón. La Suprema Corte de Justicia de la Nación
confirmará el fallo y en 1904 se prohibirá la publicación de periódicos
contrarios al régimen.
Al salir de la cárcel, los
Flores Magón irán a Estados Unidos “creyendo encontrar allá más libertad
para continuar nuestra labor revolucionaria contra la dictadura; […] nos
encontramos con la poderosa hostilidad del capitalismo norteamericano y su
aliado el gobierno. Con el más simple pretexto éramos perseguidos, encarcelados
y despojados de toda clase de papeles, imprentas, etc., por donde pudo el
gobierno de México conocer los nombres y direcciones de nuestros mejores
amigos, persiguiendo y asesinando a muchos de ellos. ¡Dos gobiernos con todos
sus recursos se aliaron para perseguirnos y acabar con nuestros anhelos de
libertad para todo un pueblo esclavizado! Desde entonces muchos de nuestros
amigos fueron arrestados y entregados a las autoridades mexicanas en la frontera
sin cubrir ningunas fórmulas legales, y asesinados de este lado de la línea”.
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