Orígenes del monacato cristiano
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Contenido:
2. Antecedentes y orígenes del monacato
cristiano
2.1 Orígenes del monacato cristiano
2.1.1 Egipto: cuna del monacato
cristiano
2.2 Variedad de formas del monacato
2.2.2 Las colonias de solitarios
2.2.4 San Antonio y el Anacoretismo
2.2.5 La vida del monje en el desierto
3.1 Pacômio, el hombre y el monje
3.2 El monasterio pacomiano y la vida
dentro de el
3.3 Ejemplo de la jerarquía dentro del
monasterio
3.5 Basilio y la reforma del
cenobitismo
3.6 Principios fundamentales de la
reforma del cenobitismo
3.6.1 La obediencia ha de ser franca,
generosa
4. Fundadores del monaquismo cristiano
5. Cronología del monacato primitivo
1. Introducción
El monacato aparece como una
clase dentro del cristianismo solo a fines del siglo III. Antes era solo un
grupo de hombres dedicados a la vida solitaria, elección hecha por voluntad
propia. El monje (palabra del griego monos, que quiere decir solo o solitario)
era el hombre que vivía apartado de los demás.
El surgimiento del Monacato Cristiano es
sin duda alguna una cuestión disputada, ya que el motivo que originó su
aparición no está claramente establecido. Ante esto es preferible dar a conocer
todas las hipótesis para así tener una visión de conjunto sobre el posible
móvil que dio origen al surgimiento del monacato cristiano:
Fundamentación Bíblica: Mateo 19:29 "
Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o
hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredara vida
eterna".
El movimiento monástico surge como una
incompatibilidad entre el cristianismo y el mundo, como protesta ante el relajamiento
de la vida cristiana.
Se atribuye el inicio del movimiento
monástico a los cristianos que se refugiaron en los montes y desiertos durante
las persecuciones.
La vida monástica surge como sucedáneo del
martirio. Se cambia el martirio físico por un martirio general contenido en la
forma de vida monástica, practicando la abstinencia y el ayuno.
Otras razones más bien alejadas de lo
cristiano serian: liberarse de la servidumbre, de las deudas etc.
Ante esto lo más razonable es no dar una
sola causa todo el peso que implica el origen del monacato cristiano ya que lo
más probable es que sea producto de muchas razones. Sin embargo si hubiese que
atribuir el origen del monacato a una razón más específica e imperecedera, esta
razón seria el ansia de seguir a Cristo.
2. Antecedentes y orígenes
del monacato cristiano
2.1
Orígenes del monacato cristiano
El monacato surge principalmente en las dos últimas décadas del
siglo III y lo hace a raíz de que algunos cristianos se desligan de su vida
cotidiana, es decir de su familia, de sus pertenencias, etc. Y se retiran a la
soledad para llevar una vida de austeridad voluntaria. Austeridad que se
refiere a lo económico, alimentario, vestimenta, castidad, etc. En fin, normas
impuestas por ellos mismos con el objetivo de seguir el ejemplo de Cristo.
Por lo tanto el monacato cristiano representa un paso en la
evolución de la vida perfecta.
La vida monástica (en su forma inicial) aparece en varias de las
más importantes religiones del mundo civilizado, lo que nos demuestra que es
una reacción humana y normal ante las aspiraciones morales y espirituales, ya
que fue la enseñanza de Jesús la que dio forma a esas aspiraciones, engendrando
así la existencia del monacato.
«Históricamente, la vida monástica y las
actividades próximas y dependientes de ella en la Iglesia cristiana, se
presenta desde principios del siglo IV hasta nuestros días como un impulso
vocacional de aquellos que desean dedicarse enteramente a una comprensión más
profunda y una observación más completa de los mandamientos y consejos de
Cristo de las que se exigen a los que profesan simplemente la religión
cristiana. Este concepto de la vida cristiana vivida en diferentes
intensidades, es decir, por grupos o clases reconocidos, aunque nacida de la
experiencia en otros aspectos de la vida humana, ha sido y es aún materia de
discusión.»
Es por tanto necesario hacer hincapié en que los orígenes del
monacato cristiano no obedecen a una sola causa, sin embargo el primitivo
monacato identifica en gran medida la imitación de Cristo encarnada en la idea
del martirio.
El antiguo monje cree que con la imitación de Cristo puede
cumplir de mejor manera algunos de los imperativos del Evangelio como son la
genuina aspiración a la perfección y el verdadero amor a Dios. Siendo así
resulta claro ver que el monaquismo cristiano en sus orígenes se entendía a sí
mismo como la realización de ideales cristianos de perfección y representa un
paso importante en la evolución de la vida perfecta que se practicaba en la
iglesia.
Cuando en las dos décadas finales del siglo III algunos
cristianos de Egipto y de Siria Oriental se desligaron de sus anteriores formas
de vida en común en la familia y en la comunidad cristiana y se retiraron a la
soledad, lejos del contacto con los hombres, para llevar una vida de voluntaria
pobreza y de continencia sexual, quedo dado el primer paso que, desbordando el
temprano ascetismo cristiano, había de conducir al monacato propiamente dicho.
Por otra parte hay que comprender que desde el principio de la
vida cristiana, las comunidades mostraban su respeto por los que elegían la
virginidad y la castidad. Esta opción se basaba en el ejemplo y en la enseñanza
de Jesús:
Mateo 19: 21-30.
Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto,
anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y
ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas
posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que
difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que
es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el
reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera,
diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los
hombres esto es imposible; más para Dios todo es posible. Entonces respondiendo
Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido;
¿qué, pues, tendremos? Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la
regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria,
vosotros que habéis seguido también os sentareis sobre doce tronos, para juzgar
a las doce tribus de Israel. Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o
hermanas, o padre, o madre, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien
veces más, y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros, y
postreros, primeros.»
Jesús exhorta a sus seguidores a dejarlo todo, a llevar una vida
pura.
Para el siglo II y III, los testimonios son cada vez más
numerosos sobre hombres y mujeres que escogen el camino del ascetismo y de la
castidad. A la motivación cristiana de dejarlo todo por el reino de los cielos
habría que añadir a los que escogen la castidad por disgusto ante la
inmoralidad del ambiente; para las mujeres, la virginidad podía ser una manera
de liberarse de la sujeción social que era el matrimonio.
Hay que tener presente que el monacato no se puede separar de la
vida social, lo esencial es tener noción de las reales razones que movieron a
gran número de personas a practicar algunas formas de ascetismo para satisfacer
sus aspiraciones religiosas a partir del año 270 aproximadamente.
Con la paz de la Iglesia, desaparece el martirio. El ser
cristiano no conlleva ningún riesgo y muchos empiezan a relajarse. Es así como
algunos hombres desean llevar una vida cristiana más fervorosa y alejada de las
preocupaciones del mundo. Y se van al desierto, es el origen del monaquismo.
2.1.1 Egipto: cuna del
monacato cristiano
Casi no hay duda acerca del momento y el lugar de aparición del
monacato en Oriente. El lugar fue el bajo Egipto y el momento a finales del
siglo III; específicamente la Iglesia egipcia del año 271.
«En Egipto aparecieron las primeras
grandes de figuras de monjes, universalmente admitidas y propuestas como
modelo. En Egipto se especificaron relativamente pronto las principales formas
de vida monástica –el anacoretismo y, sobre todo, el cenobitismo- , con
perfiles nítidos, perfectamente determinados. Por su número, sus proezas
ascéticas, su discreción, su doctrina y sus virtudes, los monjes de Egipto
alcanzaron pronto gran celebridad: se escribe sobre ellos; se emprenden largas
y penosas peregrinaciones para visitarlos; se recogen avaramente sus dichos y
hechos. A fines del siglo IV es Egipto el país clásico del monacato, el paraíso
de los monjes.»
Por consiguiente se podría decir que el monacato es una
auténtica creación del Egipto cristiano. Ahí mantuvo con mayor rigor su total
separación del mundo y casi no intervino en el curso de la historia, salvo en controversias
doctrinales, pero en lo que se refiere a la vida política o económica el
monacato no tuvo influencia.
Pero ¿por qué surgió el monacato precisamente en Egipto?
El clima y el terreno, en el sentido del desierto y la soledad
son favorables. Por otra parte hay que tener presente que en Egipto permanecía
una cultura milenaria, esto hace que los cristianos aburridos de esa cultura
huyan del mundo.
Pero si queremos dar una razón más positiva ésta tendría que
estar enmarcada en el ámbito de la creencia o expectativa del más allá, esta
actitud espiritual y religiosa básica, de la que tantas generaciones se habría
nutrido, era altamente apropiada para albergar y hacer fructificar las
vocaciones cristianas.
En pocos decenios, regiones del alto Egipto muy alejadas de los
grandes asentamientos humanos (llamadas más tarde la Tebaida por referencia a
su centro geográfico, Tebas) y la zona del desierto de Nitria al sudoeste de
Alejandría, se vieron pobladas por numerosos hombres que construían chozas o
alojaban en cuevas, demostrando así que el desierto de Egipto era el ambiente
propicio para el inicial desarrollo del monacato cristiano.
Por otra parte la situación económica y política contribuyó de
cierta manera al éxito del monacato en Egipto. Pero la vida monástica en el
desierto es demasiado dura para que resulte soportable a hombres sin fe. Lo que
realmente explica este éxito es el misticismo ardiente y el modo heroico de
soportar el sufrimiento. «Resulta natural que en un pueblo cristiano de tales
características floreciera exuberante la vida religiosa. El monacato fue en
Egipto no sólo un fruto de la sabia y helenista Alejandría, sino del sencillo y
ardiente pueblo copto. Fueron estas gentes rústicas, sin educación, las
creadoras de las formas monásticas más probadas, los que proporcionaron a la
Iglesia el paraíso de los monjes que fue Egipto a lo largo de los siglos IV y
V.»
Es así como Egipto a partir del siglo III se va transformando en
la cuna del monacato no, las condiciones naturales son propicias, los hombres
buscan la soledad.
Egipto y su desierto logran entregar lo que los hombres anhelan. ![]()
2.2
Variedad de formas del monacato
Sería imposible representar la vida monástica en Egipto como un
todo homogéneo. Surge sin duda alguna como una manera de seguir a Cristo, pero
esa manera no es uniforme.
El monacato cristiano en Oriente se dará de diversas formas: ![]()
2.2.1
El ascetismo primitivo
Este ascetismo está
caracterizado por la exagerada austeridad que se imponían los cristianos,
tanto hombres como mujeres. Estos ascetas no se alejaban de su comunidad, sino
por el contrario, permanecían en medio del mundo, con sus familias y
participaban en la vida común de la sociedad. Solo a fines del siglo III los
ascetas empezaron a retirarse al desierto.
Es importante tener en cuenta que la espiritualidad de este
grupo está enmarcada en el valor que ocupa la persona de Cristo. Jesús no es
para estos hombres un ideal abstracto, ya que la estrecha unión con El y su
presencia entre ellos las permitirá perseverar en la humildad, en la perfecta
pureza; con la ayuda de Jesús rechazarán todo el mal que se encuentre en este
mundo.
Los ascetas practicaron austeridades que conducían a la más alta
mortificación, el ayuno estaba establecido para los días miércoles y viernes,
pero muchos ascetas aumentaron dichos ayunos y agregaron otros tipos de
abstinencias. La oración tenía una especial preponderancia en las Vigilias;
estas tenían lugar cada semana en la noche del sábado al domingo. Estas
vigilias estaban compuestas de lecturas bíblicas, homilías, salmos y oraciones.
Ascetas y vírgenes, siguiendo la costumbre Judía se hacían el deber de orar en
la mañana, al mediodía y por la tarde. Habitualmente oraban de rodillas, salvo
en Pascua que lo hacían de pie como signo de gozo por la resurrección del
Señor.
Hay que recordar que durante los tres primeros siglos las
persecuciones fueron casi permanentes y esto hacia que la vida cristiana fuera
dura y penosa, por lo cual debían fortalecer la "paciencia".
Paciencia en el sentido etimológico de la palabra es la capacidad de padecer, patior , los males y sufrimientos de
esta vida, con constancia y resignación, ya que la recompensa será una gloria
incomparable. Mediante la paciencia se prueba la fe, el hombre se desprende de
los bienes del mundo y se es capaz de soportar las injurias; la paciencia
mitiga el dolor de las penas y apaga el deseo de venganza, a la vez que da
fuerza y coraje. ![]()
2.2.2
Las colonias de solitarios
Contrario a lo que podría creerse, lo normal era que los
solitarios vivieran cerca unos de otros ya que la vida en el desierto era
penosa y difícil, algo tan elemental como los alimentos no es fácil
procurárselos, por lo cual permanecían estos hombres relativamente cerca para
así poderse ayudar.
Lo habitual entre este grupo de hombres era reunirse en torno a
un hombre que estuviese más preparado en lo espiritual y así era como se
convertían en una hermandad de solitarios, en la que celebraban juntos la
Eucaristía. Tal es el origen de las colonias de ermitaños, de las que hubo muchas
en Egipto.
«Las más celebres se encontraban en el
norte, no muy lejos de Alejandría. Eran las de Nitria, Escete y las Celdas. En
buena parte, eran famosas por ser las más fáciles de visitar y, de hecho, las
más visitadas. Es muy posible e incluso probable que en otras partes del
inmenso país hubiera otras colonias eremíticas tan virtuosas y edificantes, de
las que nada o casi nada sabemos. Pero es muy cierto también que en las tres
colonias mencionadas vivieron anacoretas dignos de todos los elogios, como
Ammón, los dos Macarios, Pambo, Pablo el simple, Poimén, Sisoes, Arsenio,
Evagrio.»
Es interesante ver como la vida de Macario, conocido también
como San Macario de Egipto o Macario el viejo fue ejemplo para muchos otros
solitarios.
Al poco tiempo de retirarse e iniciar su vida de solitario, sus
virtudes le atrajeron imitadores y fue así como se formó la primera agrupación
monástica de Escete, bajo la dirección de Macario. Macario se distinguía por su
discreción, sus sermones e instrucciones. Él era sacerdote, lo cual no era
imprescindible para llevar una vida de solitario, pero esto le valió para tener
gran llegada con sus seguidores. Macario organizo la primera colonia de Escete
y luego se marchó a unos veinte kilómetros de distancia, en donde murió al poco
tiempo. Lo que no impidió que en ese lugar se juntaran muchos solitarios y
formaran otra colonia.
Esta forma de monacato estaba basada en la concepción
anacorética y constituía una comunidad cooperativa de solitarios.
En el centro de las colonias generalmente se levantaba una
iglesia, cuyo sacerdote, anacoreta como los demás, gozaba de cierta autoridad.
Lo más conveniente para los solitarios era agregarse a una de
tantas colonias anacoréticas que existían en Egipto, ya que les solucionaba
muchos problemas tanto de orden material como espiritual. ![]()
2.2.3
Las ermitañas
Las mujeres no estuvieron ajenas a este tipo de vida. Ellas
dejaban la ciudad y su familia para encerrarse en algún sepulcro, recibiendo
por una ranura los alimentos necesarios para su subsistencia.
Otras mujeres, asustadas por los peligros del desierto
permanecían encerradas en sus casas. De más resta decir que su ideal era la
virginidad, mediante esta y la oración permanente pretendían seguir a Jesús. ![]()
2.2.4
San Antonio y el Anacoretismo
La forma temprana y más concreta del monacato cristiano en
Oriente fue realizada por los anacoretas, aquellos cristianos que a partir de
la segunda mitad del siglo III, en número rápidamente creciente, añadieron al
ascetismo practicado hasta entonces dentro de la comunidad cristiana la
separación permanente de la familia y la comunidad.
También se debe mencionar la existencia de un grado intermedio
entren ascetismo y anacoretismo, es decir, el caso de ascetas que se retiran
pasajeramente a la soledad, es así como el ascetismo cristiano primitivo
condujo a la anacoresis en las cercanías del pueblo natal, pero en el fondo se
luchaba por una forma todavía más rigurosa de eremitismo en el desierto
egipcio.
Una vez que en algunas zonas se fueron acumulando residencias de
ermitaños, fueron surgiendo agrupaciones de anacoretas, uniones algo débiles en
la que los solitarios se reunían en torno a un monje de prestigio que fuera su
consejero y padre espiritual, aunque sin que le correspondiera tal cargo, este
monje asumía el papel de superior o Abad. Estas agrupaciones de anacoretas, que
generalmente eran un número considerable, vivían cada uno en su propia casa o
habitación.
— No se puede hablar del anacoretismo sin hablar de Antonio:
Antonio nace al sur de Menfis el año 251 aproximadamente.
Perteneciente a una familia cristiana, a los 20 años siente el llamado de Dios:
vende todo y su fortuna la reparte entre los pobres. Se pone bajo la dirección
de un anciano asceta quien le entrega las "armas" necesarias para
llevar una vida según el ejemplo de Jesús.
Antonio en la primera fase de su existencia anacorética, en la
que moraba todavía en las cámaras sepulcrales del cementerio próximo a su
pueblo natal podemos encontrar rasgos esenciales del monaquismo egipcio:
oración, trabajo manual y lectura de las Sagradas Escrituras.
Esto era como lo básico, pero a los monjes de mayor experiencia
se les planteaba una cuestión difícil de eludir: la lucha con el demonio. Que
era en definitiva una lucha contra los poderes hostiles a Dios, que debe
superarse mediante la fe.
Ya que en la terrible soledad del desierto está el hombre
expuesto con mayor rigor al asecho del diablo y es ahí donde se enfrenta a él y
da la mejor prueba de su monaquismo.
Luego Antonio se internó en el desierto y vivió durante veinte
años en un fuerte abandonado.
«Cuando se decide a salir del largo
retiro, la vida eremítica se desarrolla en torno a él. Un gran número de
"monasterios" (o sea, de celdas, habitada cada una por un solitario)
se fundan y él es como su "padre". Realiza curaciones físicas y
morales. Y da a sus monjes una enseñanza que consiste sobre todo en saberse
guardar del demonio, su táctica y engaños.» (5)
Como vemos la lucha contra el demonio es algo permanente en el
desierto y pone a prueba la preparación y fe del monje, ya que es un asunto de
fe combatir las tentaciones demoníacas.
Antonio murió a los ciento cinco años, el 17 de enero del 356.
Antonio es el padre y modelo de los anacoretas del desierto.
Hay que tener en cuenta que en Egipto el desierto está al
alcance de todos y es lógico que se retiren a él los que quieran separarse de
la sociedad, ya que el desierto es la dura realidad que sirve de teatro al
ideal monástico, el desierto es el lugar en donde no solo físicamente se junta
el cielo con la tierra, es el lugar donde el ser humano se hace ángel o
demonio, y además ofrece la "infraestructura" necesaria, como son las
sepulturas de la época faraónica, es ahí donde se van los hombres que quieren
llevar una vida alejada del mundo.
Estos hombres pertenecían mayoritariamente a las clases bajas de
la sociedad egipcia, pocos eran los procedentes de la clase media, y todavía
menos los salidos de las capas superiores.
Estos monjes pertenecían a un mundo rudo, ingenuo, talvez un
poco inculto. La mayoría no conocía el griego, hablaban, leían y escribían en
copto, claro que muchos ni siquiera sabían leer y escribir, por lo tanto no es
extraño que estos monjes sintieran desconfianza ante discursos intelectuales,
aunque tuvieran una base teológica.
Para ellos su religión, su forma de vida era simple, practica.
Ellos daban mayor importancia a la vida cotidiana que a las especulaciones
sobre esta, deseaban avanzar en el camino de la perfección más que analizar
estas etapas. Esta era la manera en que pensaban y actuaban la mayoría de los
anacoretas egipcios.
Otro aspecto que hay que dejar bien claro al tratar sobre la
identidad de los anacoretas es su condición de laicos, el sacerdocio entre
ellos era algo poco común ya que significaba abandonar la soledad, su estado
monástico. Por lo tanto el sacerdocio no era masivo entre los monjes, por las
razones anteriores y porque solo se dedicaban al sacerdocio los monjes más
instruidos. ![]()
2.2.5
La vida del monje en el desierto
No es una vida de completo reposo, es una lucha, una vigilancia
continua contra las agresiones del demonio. Los espíritus del mal están
esparcidos por todas partes y son como los seres humanos en el sentido que cada
uno tiene su propio carácter y sus intenciones. Además como todo hombre tiene
su ángel bueno, debe cuidarse de su ángel malo, el cual está esperando el
momento propicio para hacerlo caer.
Por lo tanto el monje, el cual está en el camino de la
perfección debe luchar contra los ataques del demonio, el cual se manifiesta en
forma de tentaciones.
En la bibliografía se hace mención al llamado "demonio del
mediodía", quien representa a la tentación que surge precisamente a esa
hora del día, es en el fondo la tentación más fuerte para los monjes,
representada por una ansiedad terrible que hace que el monje reniegue contra su
forma de vida.
«Cuando este demonio se apodera del alma infortunada, le inspira
horror por su vida, disgusto por su celda, desprecio y desestima de los
hermanos que habitan con él o cerca de él, teniéndolos por negligentes y poco
espirituales. Lo vuelve flojo y perezoso para todos los trabajos que debe hacer
en su celda. No le permite ni permanecer en la celda ni aplicarse a la lectura.
El monje se lamenta frecuentemente del poco progreso realizado después de tanto
tiempo que habita en ella, de los magros frutos espirituales que puede esperar
mientras esté en compañía de tan mediocres hermanos… podría dirigir, servir a
otras almas ¡y no forma a nadie, no consigue beneficiar a nadie con su
dirección y su ciencia!
Alaba a los monasterios que están lejos del suyo. Habla de ellos
como de lugares donde el progreso y la salvación son mucho más fáciles de
obtener; describe el encanto el provecho espiritual que se siente viviendo con
los que los habitan. Por el contrario, todo lo que tiene a mano está lleno de
amargura.»
En esta cita se ve en forma clara lo que representa el demonio
del mediodía, y hace que el monje pierda toda esperanza incluso puede hacer
surgir pensamientos pecaminosos en él.
Para estas manifestaciones demoníacas o tentaciones el monje
debía estar preparado. Conocer las Sagradas Escrituras y practicar
fervorosamente la oración eran formas de combatir estos embates del mal. Pero
eso no es tan fácil ya que el camino que ha de recorrer para lograr la
perfección, la similitud a Jesús, es muy largo y duro.
Está en las manos del monje procurarse la defensa contra las
agresiones demoníacas, el monje con la pureza de corazón que ha ido
adquiriendo, con la tranquilidad de espíritu puede ir aplacando las
tentaciones.
Otra forma de mantener las tentaciones alejadas son mortificando
el cuerpo, la vía más común eran los ayunos excesivos, con los cuales
pretendían una prudencia en todo sentido, aunque fuera atentando contra su
propia salud.
Así se daba la vida del monje en el desierto durante los
primeros siglos del monacato cristiano. Diversas formas de alcanzar la
perfección, pero todas encaminadas hacia un único objetivo, que era lograr una
vida parecida a la de Jesús. ![]()
3. El Cenobitismo
3.1
Pacômio, el hombre y el monje
Hombre de origen pagano, Pacômio, cuyo nacimiento se sitúa en la
Tebaida superior hacia el año 292, es sin duda alguna el fundador del
monaquismo cristiano, al ser el inaugurador de la vida cenobítica, de la vida
común.
Pacômio como es lógico no nace con la idea de crear una
institución innovadora, ni con un espíritu cristiano, por el contrario, Pacômio
era un egipcio común, reclutado por el ejército Romano, a quien gracias a este
hecho la vida en adelante le sería muy distinta.
«Tenía unos veintitrés años cuando fue
alistado a la fuerza en el ejército imperial. En la ciudad de Tebas, primera
etapa del convoy en el que iba, conoció a unos hombres que acudieron a
avituallar y consolar a los reclutas que tan de mala gana se veían obligados a
servir bajo estandartes extranjeros. Profundamente conmovido por tanta caridad,
Pacômio indaga que sus bienhechores son cristianos. Este hermoso ejemplo le
inspira una decisión muy generosa: hace voto de consagrarse al servicio de sus
semejantes si logra librarse de la milicia. Poco después y contra toda
esperanza fue licenciado. No olvido Pacômio su promesa. En Shenesit o
Chenoskobion (Kar-es-Sayad en la actualidad), población profundamente
cristiana, se hizo instruir y bautizar.» (7)
El bautizo e instrucción de Pacômio, como es de suponer no eran
suficientes para transformarlo en el Padre del cenobitismo, el camino se había
iniciado, pero era un largo y no menos difícil camino.
Años más tarde, tal vez dos o tres, Pacômio se pone bajo la guía
de Palamón, quien dirigía espiritualmente a un grupo de anacoretas, de él
recibe las primeras enseñanzas: oración, lectura de las santas Escrituras,
trabajo etc.
Pacômio y Palemon llevaron una vida muy austera, solo comían pan
y sal, y otros alimentos ligeros. Su tiempo estaba dedicado a la oración en
forma casi exclusiva, llegando a no dormir.
Luego de permanecer siete años con Palamon, Pacômio decide
abandonarlo.
«Dotado de una gran intuición y sentido
práctico, se dio cuenta muy pronto de los peligros y arbitrariedades a que se
encontraban expuestos los eremitas. Sintió en su alma una clara inspiración que
le arrastraba a dedicarse a ayudar a esos buenos monjes, llenos casi siempre de
la mejor voluntad, pero con una inexperiencia y carecía de medios superlativa.
Había que trabajar las almas humanas para presentarlas puras a Dios. Esa era su
vocación.» (8)
Su vocación era servir, ayudar a los demás, y durante los años
de estadía con Palamon se dio cuenta que su misión no iba a ser posible en su
totalidad.
Así fue como inicio su caminata, la cual finalizaría en
Tabennisi, una aldea abandonada, en donde decide construirse una celda para
vivir. Aquí iniciaría su primera comunidad.
Aunque él animo de Pacômio fuera elevadísimo, hay que entender
que los comienzos de esta vida no le serían tan fáciles, hay que imaginar que
el solo hecho de la construcción de una celda era tarea complicada para un solo
hombre.
¿Cómo iniciaría su comunidad Pacômio? Sería fácil pensar en
Pacômio reclutando gente, tal vez sirviéndose de un discurso cristiano sobre
salvación, bondad, los beneficios espirituales de una vida comunitaria u
ofreciendo su ayuda para la salvación de las almas. Pero realmente no fue así.
El primero en unirse a Pacômio fue su hermano Juan, con el cual
inició la ampliación general del local.
Poco a poco comenzaron a llegar hombres de poblados cercanos
para unirse a esta incipiente comunidad. Los primeros en llegar no eran los
candidatos adecuados, eran soberbios, insolentes, no acataban las normas de la
vida común y Pacômio se vio enfrentado a la decisión de expulsarlos.
Luego del primer intento Pacômio no desiste, recibe nuevos
discípulos, pero a estos les exige aparte del bautismo la renuncia total de
todos sus bienes, para evitar así cualquier conflicto.
La idea es que todos estén en igualdad de condiciones y los
bienes que pudiesen poseer no fueran motivo para problemas dentro de la
comunidad. Todo debe ser de todos.
Así Pacômio inicia a tientas su organización. De ahora en
adelante se verá enfrentado a todos los problemas que implica una organización,
ya que en la vida comunitaria todo deberá ser reglamentado para evitar
conflictos y arbitrariedades.
El primer problema fue la mantención de la comunidad. En los
inicios fue necesario que los monjes salieran a trabajar fuera del recinto en
que vivían para lograr su sustento, Pacômio se limitaba a administrar los
salarios para que nada faltara en la comunidad y hacer las tareas propias de
aquella vida, de la vida doméstica que él debía manejar.
«Pero este sistema – Pacômio no tarda en
verlo- es incompatible con el recogimiento y la disciplina. Cuando la afluencia
de los monjes aumenta en proporciones insospechadas, la organización resulta
prácticamente insostenible, impracticable. Hay que pensar en un nuevo régimen.
El Apa comenta las dificultades con los ancianos de la colonia, y se decide a
implantar en su organización un sistema autárquico. Tres monjes se comprometen
a observar las Reglas que redacte. Y comienza la segunda etapa. Esta nueva
estructura es más lograda, mucho más perfecta.» (9)
Debido a los problemas e inconvenientes que producía el trabajo
de los monjes fuera de la comunidad, Pacômio opta por cambiar el sistema de
trabajo y es así como instaura los gremios de trabajo dentro del monasterio o
cenobio, equilibrando el trabajo con las horas de oración y lectura divina.
Así por fin Pacômio inicia la reforma del Anacoretismo, tratando
de establecer una verdadera comunidad monástica, en que todo está dividido
equitativamente apoyándose en la Regla, la cual ira redactándose poco a poco,
según las necesidades que él vea.
En todo esto Pacômio no podía estar solo, la dirección y
manutención de este tipo de vida era imposible que estuviese a cargo de un solo
hombre, es por tanto que Pacômio se hace asesorar por los hombres más ancianos
de la comunidad, el no pretendía ser un dictador, sino un buen guía para todos
sus hermanos.
La experiencia le había enseñado que un grupo de gente llevando
una vida común no lo era todo, se necesitaba más y es por eso que Pacômio
comienza a escribir su Regla, con el objeto de ordenar y reglamentar esa vida
común.
Pacômio condujo a los hombres que se reunieron en torno a él a
una alta perfección, sobre todo dándoles un ejemplo de fervor.
Hacia el año 320 Pacômio dio comienzo al primer gran cenobio o
monasterio de vida común.
«Dos rasgos del pacomianismo que
fácilmente podían representar un peligro para el propio ideal, llaman ya aquí
la atención. En primer lugar lo numeroso de la comunidad, que seguramente
comprendía algunos centenares de monjes. Esto no podía menos que dificultar o poner
en contingencia a la larga el quehacer del abad, que debía ser padre y director
espiritual de todos sus monjes. En segundo lugar, la planificación económica de
la gran explotación conventual conducía como por su propio peso a la
adquisición de importantes posesiones y finalmente a la riqueza y al poder
económico, que acabaría por poner en peligro el ideal de la pobreza.» (10)
Pacômio vino a ser el fundador del cenobitismo, no exento de
problemas en su organización y dirección no ha dejado dejar de existir desde
entonces y seria precisamente el que habría de proporcionar al monaquismo
cristiano su profunda influencia religiosa y cultural.
3.2 El monasterio
pacomiano y la vida dentro de el
Tabennisi fue el primero, pero no el único monasterio Pacomiano,
el grupo de hombres inicial con el tiempo fue creciendo de una manera
insospechada, motivo por el cual se vio la necesidad de crear otros
monasterios.
«Este tipo de monasterio estaba formado
por un vasto recinto, rodeado por un alto muro de clausura. En él estaban
diseminadas una serie de casas y cada una de ellas comprendía una veintena de
religiosos. Cada religioso tenía su celda. Más tarde, tres monjes compartirían
de ordinario la misma celda. Una iglesia, un refectorio, una cocina, una
despensa, un patio o un jardín, una hospedería para los forasteros, completaban
la disposición del monasterio.» (11)
Esto nos demuestra que el monasterio era un lugar sencillo, con
las dependencias necesarias para vivir y atender a los que lo requiriesen en
forma cómoda.
Todo el recinto estaba rodeado por un muro de clausura, lo cual
no era nada extraordinario para la época ya que la bibliografía hace mención a
que todos los poblados estaban rodeados por una valla con una sola puerta, por
lo tanto los monasterios (en el contexto del paisaje) no se veían tan distintos
de los pueblos, lo que los tornaba un lugar accesible para forasteros y hombres
que deseaban iniciar una vida retirada.
Todos los monasterios Pacomianos estaban supeditados a un
superior, el cual tenía por misión organizar la vida dentro del monasterio,
cada casa de monjes tenía una labor especifica que cumplir dentro del
monasterio, por lo cual ninguna actividad quedaba al azar y así se aseguraba el
integro funcionamiento de la comunidad. ![]()
3.3
Ejemplo de la jerarquía dentro del monasterio
• Superior local
• Vicario o Segundo
• Ecónomo local (a cargo de la economía doméstica)
• Prepósito o Prefecto (en cada casa y luego un Segundo)
• Nebdomarios (semaneros elegidos por turnos)
Bajo esta jerarquía el monasterio no tendría ningún problema de
administración y además desaparecía "la polémica" por la necesidad
del trabajo para el monje. Ya que antes de la institución Pacomiana algunos
guías espirituales afirmaban que la vida del monje era como la de los ángeles, basada
en la oración permanente y el ayuno, alejándose de los problemas terrenales
(como lo sería el trabajo).
La función de cada uno de los superiores era definida, su labor
esencial era servir, ser servidores de sus hermanos, no imponer disciplina sin
amor, ya que la idea del monasterio Pacomiano era la comunión fraterna de todos
sus integrantes.
El ingreso al monasterio no significaba grandes pruebas a los
postulantes, generalmente eran pocos los hombres rechazados, solo se les pedía
la renuncia total al mundo y desear fuertemente la vida comunitaria, no se
requería un largo noviciado ni nada parecido, ya que Pacômio tenía por objetivo
acercar a los hombres a Dios.
Con esto se demuestra que el ingreso y la vida en la comunidad
no presentaba grandes dificultades debido a que Pacômio con su experiencia
había planificado y posteriormente reglamentado la vida en la comunidad.
Como se ha expuesto anteriormente, la planificación de la
comunidad y sus edificaciones eran sencillas pero funcionales, ya que así se aseguraba
el adecuado funcionamiento del monasterio.
(12) «En líneas generales, Pacômio había organizado así su
congregación:
Instalaciones :
Cada monasterio estaba cercado de una empalizada. Dentro de ella se levantaba
la colonia monástica, "el poblado". En el centro se construían las
grandes dependencias comunes: iglesia, sala de reuniones, cocina, refectorio,
hospedería. Entorno a ellas se veían otras muchas construcciones más pequeñas.
Eran las "casas", las habitaciones de los cenobitas.
Comunidad :
Estos se encontraban repartidos en equipos de trabajo. Cada casa correspondía a
un gremio diferente: casa de los agricultores, de los tejedores, de los
zapateros… En cada una vivían de 10 a 20 monjes. Cada uno ocupaba su celda.
(Cuando la comunidad aumento insospechadamente, cada celda era habitada por
tres religiosos). Al frente de cada "casa" había un jefe de equipo
–el prepósito- y un "segundo". Cada tres o cuatro "casas"
formaban una tribu.
Administración :
En cada "poblado" había un ecónomo que sobre visaba el material y el
rendimiento del trabajo. La "casa" de los barqueros – individuos
seleccionados por su fidelidad y virtud - aseguraba las relaciones comerciales,
las ventas y compras. Las compras consistían, sobre todo, en sustancias y
hierbas medicinales, y en materias primas para el trabajo. Como elemento de
producción tuvo gran éxito el trenzado de cestas y esteras con juncos del Nilo.
Régimen interno : Los servicios
domésticos- cocina, limpieza, portería, dar las señales para el rezo,
transmitir órdenes…- se hacían por turnos. Cada tres semanas una
"casa".
Vestido :
El vestido de los monjes consistía en una túnica blanca –el rathou- un
cinturón, una piel curtida de cabra y un mantelete con capuchón.
Gobierno: Al frente de cada
"poblado" había un superior, el apa. Y el archimandrita gobernaba
toda la congregación. La koinonia. La residencia generalicia estuvo primero en
Tabennisi, pero más tarde fue trasladada a Pbow, aunque siguió llamándose:
"Koinonía de Tabennisi".
Es así como Pacômio organiza su comunidad, luego de su primer
intento ya posee la experiencia necesaria, por eso va creando las dependencias
requeridas para vivir y trabajar en forma adecuada, el monje debe ser un
verdadero guía y educador para los otros monjes y para los hombres en general.
Debido a esto el primer paso del monje recién ingresado a la
comunidad era el bautismo, considerado la puerta de ingreso a la vida
monástica, luego vendría la educación, aspecto de suma importancia para la
trayectoria del monje en la comunidad. El saber leer era fundamental, ya que el
monje se formaba con la meditación de la Biblia. El hombre analfabeto que sé
hacia monje era sometido a un largo proceso de aprendizaje, además cada
monasterio tenía una biblioteca, donde los monjes más ancianos se encargaban de
instruir a los analfabetos.
La vida diaria del monje Pacomiano se dividía entre la oración,
meditación, trabajo y descanso. El sistema instaurado por Pacômio era
totalmente factible de efectuar, ya que dejaba de lado todas las
mortificaciones innecesarias, comúnmente practicadas por los anacoretas de la
época.
En su sistema estaba todo previsto, incluso las comidas, las que
según la bibliografía eran por lo menos una al mediodía que consistía en
verduras crudas, queso, pescado, higos, dátiles, y otra más escasa en la noche.
La comida del mediodía era en el edificio principal y era compartida por todos.
Todos ayunaban dos veces a la semana, los miércoles y los
viernes, salvo los más austeros que hacían ayuno voluntario otros días de la
semana.
En el monasterio sé tenia especial consideración con los
enfermos y con los huéspedes. Para ellos disponían de dependencias especiales
para atenderlos, enfermería y hospedería contaba con monjes para atender a
quien lo necesitara.
Una característica del monasterio Pacomiano era que los trabajos
no eran asignados de manera obligatoria a los monjes recién ingresados, por lo
general se les respetaba el oficio que tenían y en eso trabajaban dentro del
monasterio.
Luego de conocer las características del monasterio es fácil
comprender el porqué del gran número de adeptos.
«Los miembros de la koinonia llegaron a
ser una multitud que pesaba enormemente sobre los hombros del Santo. Cierto que
las cifras que nos dan los diferentes autores no concuerdan, ni la mayor parte
corresponde a los años en que vivía Pacômio. En vida de éste se llegaron a
fundar nueve monasterios, uno de los cuales, Pbow, contaba con unos seiscientos
monjes hacia 352, es decir, seis años después de la muerte del santo. El mismo
documento que nos ofrece la cifra anterior asegura que, para la celebración de
la Pascua se reunieron más de dos mil pacomianos. El imaginativo Paladio afirma
que San Pacômio fue archimandrita de tres mil monjes; en otro lugar de la misma
obra, calcula era unos siete mil; Casiano nos habla de cinco mil; Sozomeno
también de cinco mil, y San Jerónimo nada menos que de cincuenta mil… Ante tal
variedad de cifras, parece que la única conclusión que se pueda sacar es que la
Koinonia llego a ser muy numerosa y que ya lo fue en la vida del fundador.»
(13)
Estos antecedentes, aunque no concuerdan quizás con la realidad
numérica de la Koinonia Pacomiana, dan una muestra de lo numerosa que llego a
ser esta institución, el original Tabennisi tuvo que crecer y expandirse a
otros lugares, ya que eran muchos los interesados en pertenecer a esta
comunidad.
Pacômio tal vez no dimensionó cuando decidió convertirse al
cristianismo y dedicarse a la vida solitaria la magnitud de las repercusiones
de su decisión en la vida de muchos hombres y mujeres.
Así Pacômio sin tener la idea original de crear una institución
de tal envergadura, fue el iniciador de una comunidad que quizás se convertiría
en la institución madre de muchas otras.
La comunidad de los Pacomianos no consistía solo en la
separación del mundo y en la renuncia a los bienes, implicaba máximas más
elevadas: "Todo deben ser una ayuda para ti, tú debes ser de provecho para
todos", ahí radicaba la esencia de la Koinonia, una verdadera comunidad de
hermanos, por lo cual eran severamente castigadas las faltas contra otros
miembros de la comunidad.
La propiedad del monasterio, asunto importante para la
mantención de la comunidad, venía a ser "propiedad de Cristo", por lo
cual los monjes no disponían libremente del terreno, sino conforme a la
obediencia, a las leyes emanadas de un superior, las cuales iban en beneficio
de todos.
3.4 La Regla Pacomiana
La Regla es una compilación de normas, preceptos o leyes que
tiene por finalidad reglamentar la vida de la comunidad. La Regla escrita por
Pacômio tiene netamente ese objetivo, regular mediante ciertas normas la vida
dentro del monasterio, esta idea en Pacômio no surge inmediatamente, sino que
poco a poco, ante la visible necesidad de mantener el orden y la buena
convivencia.
«Es una regla bien curiosa la de San
Pacômio. Su comparación con cualquiera de las reglas monásticas siguientes, el
mismo desorden en que se suceden sus preceptos, prueba que nació de la
práctica, de la vida. Lejos de haber sido dictado por un ángel, como pretende
cierta tradición, representa la acumulación de preceptos emanados de un
superior en el decurso de una larga experiencia, y es claro que diferentes
secciones representan añadiduras al cuerpo primitivo, como lo prueban, entre
otras cosas, las frecuentes repeticiones. Esto hace pensar que tales reglas son
una compilación de ordenaciones dadas por varios superiores, esto es, no sólo
por San Pacômio, sino también por sus sucesores inmediatos» (14):
Esta regla tiene muchos objetivos, aparte de los ya mencionados
también está el terminar con las atrocidades que cometían los anacoretas y
cenobitas para lograr una mejor vida o una consagración.
Estos hombres llevaban vidas rigurosas, donde el frecuente y
casi permanente ayuno era cotidiano.
Pacômio con su regla pone fin a todo esto, es en cierta manera
una renovación de las antiguas costumbres de los monjes. Pacômio en su regla
dicta normas para todo, desde la vida cotidiana dentro del monasterio hasta el
castigo para los monjes desobedientes.
La regla no era tan austera ya que Pacômio debía evitar todo
tipo de exageraciones dentro de su comunidad, pero aunque mantuviera una cierta
austeridad, dejaba un margen de libertad a los monjes, por ejemplo en el caso
de las comidas, a los más ancianos se les permitía ayunar en forma más
frecuente. Así la regla va cumpliendo dentro del monasterio una función
ordenadora, reguladora y legisladora, para así poder lograr el objetivo de
Pacômio, ser una verdadera comunidad de hermanos.
Según Paladio en su obra Historia Lausiaca, la regla fue dictada
a Pacômio por un ángel, el cual instruye a Pacômio para que dejara la vida
solitaria y se convirtiera en padre de otros monjes.
Esto como es de suponer es parte de la tradición y no de la
realidad, ya que la regla debió ser escrita durante el transcurso de los años y
a medida que se veían nuevas necesidades de normar y regular la vida común.
La regla fue escrita en Copto, en su versión original.
Posteriormente, en la segunda mitad del siglo IV San Jerónimo realizó una
traducción al latín, la que sirvió para que la regla de Pacômio perdurara y
pudiese servir de guía a reglas posteriores.
Es así como Basilio hace uso de ella para elaborar su propia
regla.
Este código se fue componiendo de a poco, los preceptos ahí
establecidos se fueron acumulando a lo largo de la experiencia práctica de
Pacômio.
La importancia de la regla de Pacômio consiste en haber colocado
una base económica y espiritual para la vida común, la cual es sustentada por
la obediencia, castidad y pobreza. ![]()
3.5
Basilio y la reforma del cenobitismo
La vida religiosa comunitaria en la soledad pasa de Egipto a
Palestina y Siria y fue sobre todo Basilio el Grande quien mediante su
actividad y sus reglas aseguró su victoria definitiva en Oriente frente al
ascetismo libre y personal.
Basilio nació en Cesaréa de Capadocia en el año 329
aproximadamente, recibió una educación profundamente cristiana.
En el año 357 inició un viaje a través de Oriente con la
intención de visitar a los más famosos solitarios y estudiar la vida monástica
donde quiera que surgiese.
Al regresar a su patria se instala cerca de Neocesarea frente a
Annesi, donde en compañía de algunos ascetas agrupados al redor de él llevo una
vida de mortificación.
Durante esos años comprobó y perfecciono las ideas que se había
formado a lo largo de sus viajes de investigación sobre la vida monástica.
Basilio luego de su viaje por Oriente logra un conocimiento sino
total, parcial de la situación que viven los monjes o mejor dicho los diversos
grupos de monjes.
Al no ser Basilio monje de una determinada agrupación mantiene
una cierta imparcialidad ante lo que conoce y estudia, por lo tanto sus
reformas tienen el peso natural que implica un estudio serio sobre la forma de
vida que están llevando los monjes de Oriente.
«Por otra parte, las organizaciones
pacomianas exigían, según él, profundas enmiendas. Cada monasterio contenía un
número excesivo de monjes. Excesiva era también la libertad otorgada a las
mortificaciones particulares, lo cual favorecía las proezas vanidosas y
complicaba terriblemente el común régimen alimenticio. Los praepositi,
colocados entre el superior y los monjes acaparaban una porción muy grande de
autoridad. Por último, las sanciones que amenazaban a los monjes culpables - el
látigo, régimen a pan y agua...- le parecían demasiado brutales.» (15)
Así Basilio, al conocer el funcionamiento de los monasterios
pacomianos decide hacer cambios para evitar excesos. Por lo tanto se podría
decir que Basilio hace lo mismo que Pacômio en el sentido de reorganizar las
instituciones existentes. Para Basilio el monje es un cristiano integro, es el
cristiano autentico, el monje según Basilio debe practicar la observancia total
del Evangelio y cumplir íntegramente los mandamientos, si no es así, ese hombre
no puede considerarse un monje.
«Para Basilio la vida monástica era
comunal, pues era el marco adecuado para seguir fielmente la vida cristiana
perfecta de amor fraterno, junto con el ascetismo propio del servicio y la
humildad, y la penitencia por los pecados. Las jornadas se dedicaban al trabajo
y a la meditación y estaban enmarcadas por plegarias litúrgicas similares a las
ordenadas por Pacômio. Los monjes se dedicaban a la agricultura y a otros
oficios, pero también había anexo al monasterio un orfelinato, un hospital y
talleres para los pobres sin empleo. Basilio no escribió ninguna regla ni fundó
ninguna orden comparable a la de Pacômio. Sus llamadas reglas no son más que
consejos espirituales y comentarios a las Escrituras. Sin embargo, su
influencia fue muy grande y duradera. Al separarse de la vida eremítica y de
los aspectos individuales del ascetismo, Basilio dio lugar a una vida monástica
que encaja perfectamente con el temperamento de las tierras griegas, y todos
los monasterios del Imperio Bizantino y todos los monasterios rusos posteriores
le consideraron su patriarca, igual que los monjes occidentales consideraron a
San Benito.» (16)
De esta manera podemos captar la importancia que ha tenido
Basilio en el desarrollo de la historia del monacato cristiano.
Sus críticas y aportes perduraron y fueron un sólido ejemplo
para las siguientes generaciones de monjes.
3.5.1 El Aporte de Basilio
La reforma basiliana se llevó a cabo en el sentido de dar un
claro norte a la obediencia, la cual se convirtió en la virtud primordial del
monje, virtud en que se sustentaban las otras. Obediencia, pobreza y castidad
eran las bases de la vida monástica que Basilio se había preocupado de poner en
estrecha relación con los preceptos bíblicos, era por medio de estas virtudes
que según Basilio se lograba la más estrecha unión con Dios.
Basilio no deja nada al azar, al estudiar la estructura del
monasterio pacomiano ve, que lo realizado por Pacômio en términos generales
constituye un gran aporte ya que el cenobitismo, en el sentido que se deja de
lado la vida solitaria y el interés personal, llegando a una vida común. Así
mismo Basilio ve lo que es necesario reformar para llegar a constituir una
ordenada familia monástica. Sus conclusiones podrían ordenarse de la siguiente
manera:
El número de monjes que habita dentro de los monasterios
Pacomianos Basilio lo encuentra excesivo, ya que es de la opinión de que
difícilmente se puede infundir el espíritu de familia en un grupo de 300 ó 400
personas.
El sistema de gobierno a grados o en orden jerárquico dentro de
la Koinonia para Basilio tiende a suscitar conflictos entre los monjes.
El hecho de que los monjes habiten en viviendas separadas debido
a la clanización del trabajo, para Basilio representa una falta de cohesión
dentro de la comunidad.
Para Basilio el APA de la Koinonia representa un administrador
más que un padre, lo cual no es lo correcto.
Hay demasiada libertad dentro de la comunidad para las
penitencias privadas, lo cual favorece a la vanidad de cada monje.
Con estas claras observaciones Basilio pretende organizar la vida
dentro de los monasterios, manteniendo lo bueno y extrayendo o modificando lo
planteado antes por Pacômio. ![]()
3.6
Principios fundamentales de la reforma del cenobitismo
El monje no es un solitario, se debe apartar del mundo, de sus
parientes y amigos para encontrar nuevos hermanos en el monasterio.
El monasterio es una familia cristiana, gobernada por la
caridad. Por lo tanto: El abad es el padre de los monjes y por consiguiente
todo el poder de la familia está concentrado en él y su única limitación es la
ley de la caridad.
El número de monjes debe ser pequeño con el fin de que se pueda
mantener el espíritu de familia: viviendo bajo el mismo techo y comiendo en la
misma mesa.
Ningún castigo debe ser excesivo. El abad y la Regla están para
regular la vida monacal. No deben existir iniciativas privadas de carácter
penitencial.
La virtud más necesaria en el monacato es la humildad porque de
ella se derivan todas las demás, ante todo la obediencia ya que el monje debe
renunciar a su propia voluntad. ![]()
3.6.1
La obediencia ha de ser franca, generosa
Para Basilio el trabajo sirve para conservar el equilibrio moral
del cenobita. El trabajo manual debe ser reglamentado por el abad y los
trabajos que se realicen deben ser útiles para el monasterio como la agricultura,
carpintería etc.
El trabajo intelectual está compuesto por la lectio divina que es el estudio de la
Biblia y por otros estudios dirigidos a la formación de la persona del monje.
El trabajo y la vida del cenobita han de desarrollarse en un
ambiente de oración.
La oración monástica está distribuida a lo largo de la jornada
del monje para que no pierda su contacto con Dios. La oración matutina es para
que el primer pensamiento del día sea para el Señor.
Durante cuatro veces interrumpe su tarea cotidiana para
santificar sus actividades: a las horas de tercia, sexta, nona y al fin del
día. La noche tiene también su tiempo para Dios: al comienzo del descanso
nocturno y a la media noche los monjes se reúnen para orar.
Estos principios no se encuentran codificados sino esparcidos a
lo largo de sus Regulae . Las Reglas de Basilio
son un conjunto de normas prácticas en que se expone el ideal de monasterio,
así él redacta dos tipos:
Regulae Fusius Tractae: que son reglas de mayor
extensión, en las que expone los principios de la vida monástica.
Regulae Brevis Tractae: son reglas más
precisas, con mayores especificaciones.
Finalmente, luego de conocer lo expuesto por Basilio, se puede
concluir que en comparación con la legislación Pacomiana Basilio muestra un
marcado carácter de moderación y prudencia, no pretendiendo convertirse en un
legislador monástico, logra con sus reformas informar e influir en todo el
monacato.
Transcendencia del Cenobitismo Sin lugar a dudas la creación del
Cenobitismo como nueva forma de vida monacal es una obra iniciada por Pacomio y
acabada por Basilio, obra que perdura hasta nuestros días debido a sus sólidos
planteamientos, los cuales se han mantenido a pesar de los avatares de la
historia.
El cenobitismo entendido como una unidad religiosa logra su
forma ultima con Basilio ya que él logró sacar a los monjes de la soledad de
las montañas y los destinó a hacer obras de asistencia social, consiguiendo así
una integración entre la ciudad y el monje, y estos por su parte convirtieron
al cristianismo en una religión de masas.
«Así pues, en algo más de un siglo,
Egipto y los países ribereños del Mediterráneo oriental dieron a la Iglesia la
vida monástica en sus rasgos esenciales y en todas sus diversas formas desde la
vida solitaria y ascética, a través de los lavra y de las casas shenouiticas
"reformadas", hasta la laboriosa y moderada institución de Pacomio y
las obras caritativas de Basilio. Durante este breve período de tiempo se
construyó el armazón interior de la vida monástica, el esquema detallado de las
plegarias públicas, la guía práctica y ascética y el mecanismo de cualquier
orden, y en los dichos de los padres y los escritos de Evagrio y Casiano
quedaban trazadas las líneas fundamentales de una teología mística que iba a
convertirse en tradicional.» (17)
El monacato se fue extendiendo por toda la mitad oriental del
Imperio Romano, y no fue llevado a occidente por nadie en particular, sino que
se fue extendiendo poco a poco. Quizás uno de sus agentes podría ser San
Atanasio que luego de haber estado exiliado, ya de vuelta en su tierra se
dedicó a hablar sobre los monjes egipcios. Luego Jerónimo en Roma dio a conocer
la vida monástica.
De esta manera la vida monástica de oriente se fue introduciendo
en occidente y de ahí la trascendencia esencial del cenobitismo. Ya que
surgieron muchos seguidores de este tipo de vida por toda Europa, los cuales
pretendían crear una comunidad perfecta, fueron realizando cambios
estructurales al cenobitismo oriental de manera de adaptarlo al lugar y a la
realidad en que Vivian.
La trascendencia del cenobitismo radica en su forma material en
la creación de monasterios o cenobios, tanto femeninos como masculinos lo que
fomento sin duda la masificación de esta forma de vida. Ya que los monasterios,
aparte de su misión eclesiástica representaron una alternativa de educación y
trabajo para hombres y mujeres, que dedicando su vida a Dios y a los demás,
realizaron grandes obras en beneficio de sus comunidades.
Los monasterios dejaron de estar apartados de las ciudades y
pasaron a formar parte de ella. Los monjes ya no Vivian en completa soledad,
sino que interactuaban con sus comunidades ya fuera mediante relaciones
comerciales (las que evidentemente tenían por objetivo fundamental la
manutención económica del monasterio), educacionales o de beneficencia. Así los
monjes dejaron de ser ajenos al mundo y con su forma de vida dirigida a Cristo
lograron aportar al mundo con su ejemplo y sus enseñanzas.
4. Fundadores del monaquismo cristiano
4.1
San Antonio (251-356)
Nació en Quenam, al sur de Menfis el año 251. Es el fundador de
la vida monástica. Tras de sus padres vendió sus y renunció al mundo, lo
distribuyo entre los pobres y comenzó a practicar la vida ascética no lejos de
su casa.
Formó la primera agrupación de hombres que habían decidido
renunciar al mundo y seguir a cristo en la soledad. Con Antonio se inició lo
que se podría llamar la "edad de oro" de la vida eremítica, que va
desde el año 330 al 440. Es la época de los llamados "padres del desierto". ![]()
4.2
Ammonas
Después de la de Antonio, la colonia de ermitaños de Pispir se
hallaba bajo la de Ammonas, uno de sus más antiguos discípulos, el cual era
alabado por su inmensa bondad de A Ammonas se le conoce por sus, las cuales
demuestran un misticismo genuino en el que no se observan indicios de un o una
por la cual se guiase. En él destaca la antigua idea del largo viaje del alma
al cielo, pero no después de, sino aplicada a una ascensión mística ya en este
mundo. ![]()
4.3
San Pacômio (292-346)
Es el primer maestro de la vida común o cenobítica. Pacômio
sintió el llamado de poner al alcance de toda la vida monástica, para lo cual
tenía grandes dotes de organizador. Llegó a tener cientos de adeptos, los
cuales pertenecían principalmente al campo y a pequeñas ciudades.
Pacômio elaboró una regla en la que dando por supuesta la
castidad y , añadió la obediencia como forma específica para la vida común. ![]()
4.4
San Basilio (329-379)
Basilio estudio en Atenas y luego viajó visitando a los monjes
de, Siria y Palestina. Fue que llevó la vida monástica a las tierras griegas. ![]()
Nombrado obispo, continuó siendo monje y fundo un monasterio en
los terrenos de su. El monasterio Basiliano era de forma cenobítica, logrando
equilibrar el ascetismo individual con fraterno. En sus reglas exige a los
monjes que vivan en una verdadera; animándolos en intelectual y en el cuidado
hacia los pobres.
La obediencia hacia el abad es la principal virtud monástica. El
superior no debe hacer más que interpretar y aplicar en la vida de cada día la
regla suprema que es el evangelio. Todos los monasterios del de Oriente
(Bizantino) , lo consideraron su patriarca y adoptaron la forma de vida del
monasterio que fundó en sus tierras.![]()
4.5
Orsieso
Antes de morir Pacômio nombro como su sucesor a Petronio. Pero
este le sobrevivió solo dos meses, por lo tanto la asumió Orsieso. El continúo
con la obra sin mayores dificultades, pero en el año 350 aproximadamente
surgieron dentro de la Koinonia, Orsieso nombró como su ayudante en la
dirección a Teodoro.
A Orsieso se le atribuyen los escritos denominados Doctrina de institutione monachorum en la que se demuestran
los elevados ideales religiosos y monásticos que lo inspiraban. ![]()
4.6
Teodoro
Como asistente de Orsieso fue una de notables, a la vez que
logró poner fin a la rebelión que amenazaba con destruir en parte a pacomiana.
Fundó varios monasterios nuevos y murió luego de haber cogobernado durante
dieciocho años. ![]()
4.7
Macario
Macario el Egipcio, también conocido como el Viejo o el Grande,
ocupo un gran lugar dentro de la del monaquismo Egipcio. Nació en el año 300
aproximadamente en una aldea de superior, a los treinta años se retiró al
desierto donde vivió sesenta años como ermitaño. Pronto se vio rodeado de
discípulos y estos lo llamaban "el joven viejo" debido a su forma de
pensar y actuar. Con su ejemplo se ganó la confianza de mucha gente. Fue
invitado muchas veces a hablar a los anacoretas de las montañas de Nitria. ![]()
4.8
Macario el alejandrino
Fue contemporáneo de Macario el egipcio, y era conocido también
con el nombre del de la ciudad, por el lugar de su nacimiento. Nació el Egipto
superior y posteriormente se estableció en el desierto de celia y destaco por
su heroico ascetismo. ![]()
4.9
Evagrio Pontico
Fue discípulo de los dos Macarios, y se le llama Pontico porque
nació en Ibora, en el Ponto.
Se destacó por ser hábil en las discusiones contra las herejías
y al marcharse al desierto de Celia entró en contacto con los dos Macarios y
ahí decidió imitar el modo de vida de estos. Fue el primer monje en escribir
extensas obras que ejercieron notable influencia en la de la piedad cristiana.
De hecho es el fundador del misticismo monástico y el autor espiritual más
interesante del desierto Egipcio. Los monjes de Oriente y Occidente estudiaron
sus escritos como clásicos y como de incalculable. ![]()
4.10
Paladio (363-¿?)
Nace probablemente en Galacia y se dirigió siendo mayor a
Alejandría con el deseo de conocer a los virtuosos ascetas. A los treinta y
seis años fue elegido obispo en Bitinia, pero extraño demasiado la vida en
soledad y decidió partir nuevamente.
Permaneció tres años en el monte de los Olivos y luego cuatro
años con los monjes Antinoe en la Tebaida.
Entre los años 419 - 420 escribió sus recuerdos es una serie de
relatos dedicados a Lauso, chambelán de Teodosio II: la Historia Lausiaca. En
ella describe el monástico de Egipto, Palestina, Siria y Menor. Aquí combina
sus recuerdos con la que recibiera de otros en una serie de. No pretende
escribir una defensa del monaquismo ni vacila en dar a conocer las debilidades
de los monjes.
Fue el historiador más eminente del monaquismo Egipcio y
discípulo de Evagrio Póntico.
5. Cronología
del monacato primitivo
|
FECHA |
ACONTECIMIENTO |
LUGAR |
|
251 |
Nacimiento de San Antonio |
Egipto, en Quam. |
|
250-270 |
Ascetas cristianos se retiran a Egipto vivir en
cabañas no lejos de las ciudades |
|
|
270-275 |
San Antonio se instala en soledad |
Egipto |
|
292 |
Nacimiento de Pacômio |
Egipto |
|
305-306 |
San Antonio organiza la vida monástica, gran
número de ermitaños se agrupan alrededor de él, pero permaneciendo aislados. |
Egipto |
|
314 |
Pacomio es monje en Schenesit |
Egipto |
|
323 |
Pacômio funda un monasterio en Egipto |
Tabennisi, en el alto Egipto |
|
340 |
María, hermana de Pacomio, funda el primer
convento femenino. |
Egipto |
|
346 |
Muere Pacômio |
Egipto |
|
346 |
Petronio y Orsieso suceden a Pacômio |
Egipto |
|
356-357 |
San Basilio visita a los ascetas Menor |
Egipto, Palestina y el Ponto. |
|
360 |
San Basilio funda un monasterio Asia Menor |
En Neo Cesarea del Ponto. |
|
370 |
San Basilio publica sus reglas |
Capadocia, en Cesarea. |
|
399-400 |
Carta de Ammón al patriarca Egipto |
|
|
419-420 |
Teófilo sobre Pacomio y Teodoro |
|
|
|
Paladio publica la Historia Bitinia. |
Lausiaca |
|
529-530 |
Benito de Nursia funda el monasterio de
Montecassino. |
Italia |
6. Conclusión
Hemos visto como los Orígenes del Monacato Cristiano en Oriente
son sin duda alguna la más hermosa y duradera creación del cristianismo, ya que
se trata de una obra realizada por hombres para el servicio de Dios. Hombres
como Pacomio que huyen de la vida común para dedicarse en la soledad y
contemplación a imitar la vida de Cristo.
Sus primeras manifestaciones son sin duda a lo largo de la
historia tentativas de un proyecto final, el cual irá logrando su forma última
con las reformas de Basilio, ya que el insta a los monjes a realizar una labor
social y no solo contemplativa.
Fueron muchos los hombres que siguieron este tipo de vida y
realizaron según sus convicciones, modificaciones a la forma monástica
original, todos sin excepción aportaron algo a esta gran creación cristiana,
que llegó a su forma última con Benito de Nursia, el cual es considerado el
Padre del Monacato Occidental debido a que es precisamente el quien realiza los
cambios dentro de el monacato para adaptarlos al lugar y a las necesidades.
En el prólogo de su Regula Benito de Nursia dice:
«Escucha, hijo, los preceptos de un
maestro e inclina el oído de tu corazón, acoge con gusto la exhortación de un
padre bondadoso y ponla en práctica, a fin de que por el trabajo de la
obediencia retornes a Aquel de quien te habías apartado por la desidia de la
desobediencia. A ti, pues, se dirige ahora mi palabra, quien quiera que seas,
que renunciando a satisfacer tus propios deseos, para militar para el señor,
Cristo, el verdadero rey, tomas las potentísimas y espléndidas armas de la
obediencia.»
Son estas palabras dichas por Benito, que quizás fueron dichas
por otros hombres y en otros tiempos anteriores las que escucharon tal vez
estos hombres en su interior y decidieron dejar todo e imitar el ejemplo de
Cristo, ejemplo que logró crear una enorme y notable institución que perdure
hasta el día de hoy.
7. Referencias (Revisión bibliográfica) 
(1) El Monacato Cristiano. David
Knowles.pp. 9-10
(2) El Monacato Primitivo I. Hombres,
Hechos, Costumbres, Instituciones. García M. Colombas, O.S.B. pp. 45
(3) El Monacato Primitivo I. Hombres,
Hechos, Costumbres, Instituciones. García M. Colombas, O.S.B. p. 50.
(4) El Monacato Primitivo I. Hombres,
Hechos, Costumbres, Instituciones. García M. Colombas, O.S.B. pp.70.
(5) Historia de La Iglesia. Fliche-Martin. Volumen III. Pp. 354.
(6) Historia de La Iglesia. Fliche-
Martín. Volumen III. Pp. 355.
(7) El Monacato Primitivo I. Hombres,
Hechos, Costumbres, Instituciones. García M. Colombas, O.S.B. pp.92-93
(8) El Hombre que Creo Europa. Carlos
María López. pp.97.
(9) El Hombre que Creo Europa. Carlos
María López. Pp.98.
(10) Manual de la Historia De La
Iglesia. Hubert Jedin. Tomo II. pp.473.
(11) Historia de la Iglesia. Vol. III.
Fliche-Martin.Pp.362
(12) El Hombre Que Creo Europa. Carlos
Maria López. pp.99-100.
(13) El Monacato Primitivo I. Hombres,
Hechos, Costumbres, Instituciones.García M, Colombas. O.S.B. pp.97.
(14) El Monacato Primitivo I.Hombres,
Hechos, Costumbres, Instituciones. García M, Colombas. O.S.B. pp.95-96.
(15) Historia de la Iglesia. Fliche-Martin. Volumen III. pp.365.
(16) El Monacato Cristiano. David
Knowles. pp.22.
(17) El Monacato Cristiano. David
Knowles. pp.22.
https://www.ecclesia.com.br/biblioteca/monaquismo/origenes_del_monacato_cristiano.html

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