martes, 5 de noviembre de 2019


Convento de Santa Clara de Astudillo, Palencia

Estimados amigos, ya os digo así porque, sois mis asiduos lectores, muchos o pocos, pero los justos, ahora podré un artículo sobre este convento para que cuando vayáis a España os animéis y lo visitéis.



Historia

El Convento de Santa Clara de Astudillo fue una fundación de María de Padilla (ca. 1334-1361), la primera mujer de Pedro I de Castilla (1350-1366), que era natural de esta villa. La historia del cenobio comienza en 1356, cuando se otorgó la bula papal que autorizaba la fundación, aunque las obras habían comenzado unos años atrás. De hecho, para esa fecha el templo ya debía estar terminado, pues entre 1353 y 1356 se realizó la sillería del coro, que se encuentra repartido entre diferentes instituciones de Estados Unidos, y el Museo Arqueológico Nacional, en donde se conservan cuatro sitiales.

El conjunto monumental está formado por la iglesia, las dependencias conventuales que se sitúan al norte del templo, la vivienda de María de Padilla, y el palacio de Pedro I. Los reyes dotaron al cenobio de grandes rentas y privilegios, pero las obras debieron paralizarse de forma temporal en 1361, tras la muerte de su promotora. En esta primera época fundacional es donde debe situarse la construcción de la iglesia, la residencia de María de Padilla, y el palacio real.

Durante los reinados de Enrique II y Juan II se otorgaron algunos privilegios, que mantuvieron su prosperidad económica. A comienzos de la segunda mitad del siglo XV se emprendió una nueva fase constructiva, en donde debe situarse el claustro que se encuentra al norte de la iglesia, y las dependencias anejas, entre las cuáles destaca la sala capitular, cubierta con un alfarje de madera policromado.

Durante el Antiguo Régimen el convento se mantuvo a flote sin grandes avatares, aunque en el siglo XVII sufrió una grave crisis, y el número de religiosas se vio reducido de forma drástica.


En 1835 sus rentas disminuyeron debido a la desamortización de Mendizábal, pero la comunidad consiguió sobrevivir, e incluso llegó a acoger a otras comunidades de clarisas en el último tercio del siglo XIX, y de esta forma ha llegado a nuestros días.
En la actualidad este insigne monumento bajomedieval castellano es visitable y guiado por las amabilísimas monjas que lo habitan y que ofrecen al visitante un ameno recorrido por la iglesia y el Palacio de Pedro I con su museo. También ofrecen en una pequeña tienda innumerables y deliciosos dulces artesanos elaborados por ellas mismas.

La iglesia

El templo tiene una sola nave, que remata en un ábside poligonal, reforzado en el exterior con contrafuertes. El cuerpo de la iglesia se cubre con una armadura de madera policromada, y la cabecera con una sencilla bóveda de crucería.


En el coro de la iglesia se realizó el panteón de María de Padilla, cuyo cuerpo fue enterrado allí durante el breve periodo de tiempo que transcurrió entre su muerte en julio de 1361, hasta que sus restos fueron trasladados a la Capilla Real de la Catedral de Sevilla, al año siguiente, siguiendo el mandato de Pedro I.


Las dependencias conventuales

En la segunda mitad del siglo XV la familia de los Tovar-Enríquez patrocinaron la construcción de un claustro al norte de la iglesia, en torno al cual se situaron diferentes estancias conventuales, y que se encuentra comunicado con la residencia de María de Padilla. El claustro original fue demolido en la segunda mitad del siglo XX, debido a su mal estado de conservación, siendo sustituido por la recreación actual. Del original tan sólo se ha conservado el alfarje de las pandas norte y este, que se corresponden con los lienzos de la iglesia, y de la antigua sala capitular.

La residencia de María de Padilla

La residencia de María de Padilla se adosa al lado occidental del convento, y tiene diferentes estancias articuladas en torno un patio con dos pisos, conocido como el Patio Castellano. En las estancias que se abren alrededor del mismo es donde habita en actualidad la comunidad de clarisas.

El palacio de Pedro I

La fachada de la residencia de Pedro I recuerda a la del convento de santa Clara de Tordesillas, cuya construcción fue prácticamente coetánea. Sigue el mismo esquema de puerta adintelada y un cuerpo superior con una doble ventana con arcos polilobulados. Sin embargo, la fachada de Astudillo es mucho más ruda. Los arcos están realizados en ladrillo, Y sobre el dintel hay un arco de descarga de medio punto en lugar de la decoración de Lacería finamente trabajada que se observa en Tordesillas. También ha desaparecido la decoración de sebka que hay en la parte superior de la fachada de aquel.


El zaguán se cubre con un alfarje de siete tramos, profusamente decorado, y en donde pueden verse los escudos reales. Bajo el mismo hay un friso con yeserías decoradas con motivos geométricos.



La estancia contigua, de un tamaño mucho mayor, se cubre con otra armadura de madera, bajo la cual también hay otro friso con yeserías.

El museo

En las salas del palacio de Pedro I se localiza el museo, en donde se exponen destacadas piezas artísticas, que fueron atesoradas por la comunidad de monjas a lo largo de la historia, o que se han localizado en las diferentes campañas de restauración y en las excavaciones realizadas en los últimos años.


Entre estas piezas, destaca una colección de vestimentas litúrgicas, piezas de orfebrería, y numerosas pinturas y esculturas. Otra de las salas está dedicada a una colección de belenes. Las estancias del piso superior del palacio albergan fundamentalmente mobiliario de comienzos del siglo XX.














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