LA
ZARZUELA
Es una forma de música teatral o género musical escénico surgido en España que se distingue principalmente
por contener partes instrumentales, partes vocales (solos, dúos, coros...) y
partes habladas, aunque existen excepciones en las que estas últimas, las
partes habladas, están completamente ausentes. El término «zarzuela», aplicado
al género musical y teatral, procede del Palacio
de la Zarzuela, palacio real
español situado en las proximidades de Madrid y en el que se hallaba el teatro que albergó las
primeras representaciones del género.
De tal forma reductora y errónea se ha asimilado la
zarzuela a la opereta, género de origen francés, principalmente por contener
partes habladas o declamadas, pretendiendo así que «la zarzuela es la opereta
española». Pero la zarzuela es históricamente muy anterior y esa característica
ya se encontraba en otros géneros europeos, también muy anteriores a la opereta
y no necesariamente anteriores a la zarzuela. En realidad en ese sentido la
zarzuela sería más bien el equivalente español del opéra-comique francés o del singspiel alemán. Dichos géneros de Francia y del
mundo germánico se caracterizan por producir representaciones teatrales y
musicales en las que, a diferencia de la ópera propiamente dicha, se alterna música con partes
habladas o declamadas. La flauta mágica de Mozart, por ejemplo, no es una ópera sino
un singspiel y, por consiguiente, tanto sentido tiene decir
que «la zarzuela es la opereta española» como decir que «el singspiel es
la zarzuela vienesa». A pesar de todo, ha habido zarzuelas del género grande que por no tener partes habladas
son parecidas al grand opéra francés o a la ópera seria italiana. Por lo tanto la
zarzuela se definiría de una manera más adecuada, y más simple, como el
arte lírico y escénico propiamente hispánico, pues
aunque naciera en España, al poco tiempo de su aparición se extendió a la casi
totalidad del mundo hispánico.
Parece ser que los primeros autores que aportaron a
este nuevo estilo de teatro musical fueron Lope de Vega y Calderón de la Barca. Según las investigaciones, Calderón de la Barca es el primer dramaturgo que adopta el término
de zarzuela1 para una obra suya titulada El golfo
de las sirenas que se estrenó en 1657 y que representaba la vida de un joven
aventurero que emprendía un largo viaje lleno de misterios y peligros.
Lope de Vega.
Lope de Vega escribió una obra que tituló La selva sin amor, comedia con orquesta. Según el autor era «cosa
nueva en España». En el prólogo de la edición de 1629 se lee: «Los instrumentos
ocupaban la primera parte del teatro, sin ser vistos, a cuya armonía cantaban
las figuras los versos en aquella frondosa selva artificial, haciendo de la
misma composición de la música las admiraciones, quejas, iras y demás
afectos…». Sin embargo, sólo se conserva la música suficiente en la obra Los celos hacen estrellas de Juan Hidalgo de Polanco y Juan Vélez de Guevara, que se estrenó en 1672. Con esta obra se puede
tener una idea de cómo era este género en el siglo XVII y como marcó la
diferencia para las siguientes doctrinas del género.
Busto de Ramón de la Cruz en Madrid (L. Coullaut, 1913).
Con el advenimiento de la dinastía de los Borbones, desde principios del siglo XVIII, se pusieron de moda los
estilos italianos en diversas manifestaciones artísticas, incluida la música y la
danza en los centros de convivencia de la plebe. Las zarzuelas se convirtieron
en obras estilísticamente parecidas a las óperas italianas, como por ejemplo las obras de Antonio de Literes. Pero al llegar el reinado de Carlos III, amante de las buenas representaciones teatrales,
los problemas políticos provocaron una serie de revueltas contra los ministros
italianos llevando el conflicto a la toma de ayuntamientos y disturbios
frecuentes (como, por ejemplo, el motín de Esquilache) (i.e. Squillace), hecho que repercutió en las
representaciones teatrales y de nuevo se volvió a la tradición popular española
representada, en esta ocasión, por los sainetes de don Ramón de la Cruz, cuya primera obra representada de este género
fue Las
segadoras de Vallecas (1768), con música de Rodríguez de Hita.
El auge de la zarzuela y su fama le llegó en el
siglo XIX, a partir de 1839, con varios músicos entre los que destacan Francisco Barbieri y Emilio Arrieta. Muchas veces el éxito de la obra se debía a una o
más canciones que el público aprende y da a conocer oralmente a los demás por
medio de representaciones acústicas, como ocurría con los cuplés. La estructura de la obra siguió siendo la misma: números hablados,
cantados, coros, que se aderezan con escenas cómicas o de contenido amoroso
que, generalmente, son interpretadas por un dúo. Abundaba el género costumbrista y regionalista y en los libretos se recogía
toda clase de modismos, regionalismos y jerga popular para asegurar que la
interpretación fuera un éxito.
Al contrario que las escenas españolas, ambientadas
en la Corte o en aldeas, la zarzuela cubana describía imágenes y costumbres
coloniales, utilizando las suaves cadencias musicales que dan a Cuba tanto reconocimiento mundial. Tema popular era el señorito rico,
hijo del dueño del ingenio, que aunque comprometido con una joven de su clase,
cortejaba a la joven mulata, zalamera y atrevida, con quien tenía amores
prometiéndole matrimonio. El final era por lo general truculento, con
desengaños, pasión, celos y lágrimas. Estos impresionantes finales no restaban
un ápice a la belleza de la música, antes bien ponían énfasis en las
habilidades y talentos histriónicos y musicales de los artistas de la
interpretación teatral y musical del Divino Maestro.
Pan y toros, zarzuela de Barbieri (1864). Relieve del Monumento a los
Saineteros Madrileños (Madrid, L. Coullaut, 1913).
Hacia mediados del siglo se adoptan temas
costumbristas, populares, cómicos y bailes españoles; algunos músicos
respetados de este período son Emilio Arrieta, Federico Chueca, Fernández Caballero, Tomás Bretón y Ruperto Chapí.
Después de la Revolución de 1868, el país entró en una profunda crisis (sobre todo
económica) que se reflejó también en el teatro: el espectáculo teatral se
convirtió en un entretenimiento caro, al alcance de pocos bolsillos. Fue
entonces cuando el Teatro Variedades de Madrid tuvo la idea de reducir la duración
de la representación, para abaratar el precio del espectáculo: la función teatral, que hasta entonces duraba unas cuatro horas, se
redujo a una hora, lo que se llamó teatro por horas. La innovación tuvo un gran éxito y los
compositores de zarzuelas se acomodaron al nuevo formato, creando obras mucho
más cortas cuyo verdadero triunfo tardó diez años, hasta 1879. A las zarzuelas
de un solo acto se las clasificó como género chico y a las de dos o más actos, género grande. La zarzuela grande se mantuvo en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, aunque con poco éxito y poco
público. A pesar de esto, en 1873 se abrió un nuevo teatro Apolo de Madrid, que compartió los fracasos con el anterior, por
querer hacerle un lugar para el drama y la comedia, hasta que no tuvo más
remedio que cambiar el espectáculo al género chico en el que triunfó durante
decenios.
Siglo XX
En los primeros años del siglo XX se componen obras de mayor
calidad musical como El
puñao de rosas, La alegría del batallón, El trust de los tenorios en
el género chico y Doña
Francisquita de Amadeo Vives, La calesera o, un poco
antes (en 1898), Gigantes
y Cabezudos2 del maestro Manuel
Fernández Caballero, que supo ganarse muy bien a la crítica componiendo una obra muy del
"gusto popular".
Paralelamente, se empieza a dar el apelativo de género
ínfimo a las representaciones conocidas como revistas. Son obras musicales con conexión a
algunas ideas de la zarzuela pero más ligeras y atrevidas, con números
escénicos que, en la época, se calificaron de «verdes», es decir, pícaros para
los tiempos de hoy, que hablaban o ponían sobre la mesa la evolución de la
sociedad sobre temas sexuales y con letras de doble intención, en casi todas
hay "cuplés". Una de estas obras fue La
corte de Faraón, basada en la opereta francesa Madame Putiphar. La música
se hizo tan popular que algunos de sus números acabaron siendo verdaderos
cuplés difundidos por el público.
En el primer tercio del siglo, la zarzuela se va
manteniendo con producciones que, a veces, se ajustan a la estructura musical de
una ópera italiana, gracias a autores de la talla de Francisco Alonso, José
Padilla, Pablo Sorozábal, Federico
Moreno Torroba, Tomas
Barrera Saavedra, Rafael Calleja, Pablo Luna, José Serrano
Simeón y Jacinto Guerrero.
La Guerra
Civil abre un
paréntesis nefasto que acaba por agravar el mismo problema de los años
anteriores, y en la posguerra la decadencia es casi total. No existen apenas
nuevos autores de este género y no se renuevan las obras por no cuajar los
estrenos como lo hicieron en otras épocas. Por otro lado, la zarzuela
preexistente es difícil y costosa de representar y sólo aparece de forma
esporádica, por temporadas, durante unos pocos días o semanas.
La zarzuela fuera de España
La zarzuela se cultivó con muchos aciertos al trasladarse
a Cuba, donde destacaron los
compositores Gonzalo Roig y Ernesto Lecuona, y Rodrigo Prats, Eliseo Grenet, Argentina, en cuya capital hasta en 3 teatros se
representaba La
verbena de la Paloma el año de su estreno y a Venezuela, con José Ángel
Montero y Pedro
Elías Gutiérrez.
En Argentina, la zarzuela, el sainete y el tango conformaron un nuevo género
peculiar de gran éxito popular conocido como sainete criollo.3
En Filipinas, la popularidad de las zarzuelas cedió a la
indigenización de este género. Durante la colonización norteamericana,
las sarswelas (la forma indígena) fueron una forma
mayor de mostrar resistencia a fuerzas extranjeras. Honorata 'Atang' de la Rama
fue conocida como la Reina de la Sarswela Filipina. Esta forma de arte se llama
también zarzuelta en varios lugares del país.
Expansión en Hispanoamérica
Los siglos XIX y XX fueron épocas de gran producción de
zarzuelas en la Hispanoamérica, en especial en Venezuela, Cuba, México y Argentina, de donde salieron grandes obras que
todavía son presentadas internacionalmente como El cumpleaños de Leonor, de Montero que era la historia de una mujer
mayor que al descubrir la traición de su marido buscaba una vida mejor en la
gran ciudad; María la O de Ernesto Lecuona y La media naranja del
íberoargentino Antonio Reynoso.
Argentina: zarzuela, sainete criollo y
tango
En Argentina la zarzuela comenzó a difundirse en la
segunda mitad del siglo XIX en el mismo momento en que se generaba el tango, a partir de la fusión de diversos
estilos locales, de origen africano, gaucho e indígena, y otros aportados por contingentes
inmigratorios de diferentes partes del mundo que estaban llegando en gran
cantidad al país.
En España, como género específico, tuvo mucho éxito
popular hasta la segunda mitad del siglo XX. Varios músicos españoles
compusieron zarzuelas, como Lópe de vega con Amalia, La
Pericona y Madame Lynch. Antonio Videgain García que vivió allí compuso alguna obra de este corte
y Francisco Alonso, por su parte, compuso Manuelita
Rosas (1941), una zarzuela ambientada en Argentina.4
Pero la zarzuela además fue una importante influencia en
la gestación del tango. De hecho, la primera vez que se usó la palabra
"tango" para nombrar al género musical, fue en una zarzuela, Justicia
Criolla de Ezequiel Soria.5
Pero además la zarzuela fue una de las fuentes del tango, dando lugar al tango
"azarzuelado",6 a la vez que influyó en la creación de un género dramático-musical de Argentina, que adoptó el nombre de "sainete criollo", designado a excepcionalmente también
como "zarzuela criolla", que tuvo enorme éxito popular, con obras
destacadas como El
conventillo de la Paloma de Alberto Vacarezza.3
Las sarswelas de
Filipinas
La zarzuela llegó a las Filipinas en 1879 o 1880, cuando el grupo
de Dario de
Céspedes presentó el Juego de fuego en Manila. Desde entonces, varios grupos filipinos
comenzaron a hacer su propias zarzuelas en varios idiomas indígenas.
Las más populares fueron escritas en tagalo, pampangueño, ilocano, cebuano, panayano y samareño.
La primera sarswela conocida en samareño es An
Pagtabang ni San Miguel (El Ayuda de San Miguel) de Norberto Romualdez, mientras Ing Managpe de Mariano Proceso Pabalan Byron es la primera en pampangueño. El
héroe nacional José Rizal, músico además de literato, es autor de la
zarzuela llamada Junto al Pásig.
A la llegada del vodevil, las sarswelas perdieron su popularidad, pero renovaron
su éxito con la llegada del cine. Muchas sarswelas, principalmente las tagalas, se filmaron para el cine.
Discografía
A partir de 1950 la zarzuela pudo sobrevivir en el gusto popular
gracias a la discografía, un campo que se mantuvo en auge desde entonces. Se
produjeron una serie de grabaciones de gran éxito, la mayoría de ellas
dirigidas por el músico español Ataúlfo Argenta colaborando
músicos tan respetados como Mary Carmen Alvira o Julián Parera. Las mejores voces del momento
aparecieron en estos discos, cantantes mundialmente famosos que
profesionalmente se dedicaban a la ópera y a los recitales. Voces como las
de Teresa Berganza, Ana María Iriarte, Carlos Munguía, etc., participaron en las grabaciones. Se añadieron los coros
del Orfeón Donostiarra y Coro de Cantores de Madrid contribuyendo a darles una gran calidad. Pero por
otro lado enturbió el recuerdo de los cantantes del estreno que empezaron a no
ser recordados como los partícipes del éxito de esas obras.
Tras la muerte de
Ataúlfo Argenta se incorporaron los directores Indalecio Cisneros, García
Asensio, y otros. Incluso
hubo grabaciones raras porque fueron dirigidas por el propio autor de la obra
por el motivo que argumente anteriormente, como fue el caso de Pablo Sorozábal y Federico
Moreno Torroba. En esta etapa
participaron en las grabaciones nuevas y grandes voces consagradas: Monserrat
Caballé, Alfredo Kraus, Plácido Domingo, Juan Pons, etc.
Algunos ejemplos de zarzuelas
· Música clásica, Chapí 1880.
· La Gran Vía, 1886 Federico Chueca.
· El año pasado por agua, (1889), Federico Chueca.
· El rey que rabió, de Chapí.
· La revoltosa, Ruperto Chapí, 1897.
· El bateo, Federico Chueca, 1901.
· La patria chica, 1907.
· Maruxa, Amadeo Vives, 1913.
· La pérgola de las flores, de Francisco Flores del Campo e Isidora Aguirre.
· Alma de Dios, José Serrano.
· Don Gil de Alcalá, (1932), Manuel Penella.
· Adiós a la bohemia, (1933) Pablo Sorozábal.
· Doña Francisquita, (1923), Vives.
· El juramento, de Joaquín Gaztambide.
· La tempestad, de Chapí.
· Pan y toros (1864), Francisco Asenjo Barbieri.
· Jugar con fuego, 1854.
· Marina, Emilio Arrieta, 1855.
· Un maestro de obra prima 1875 Joaquín Valverde y Chueca.
· Katiuska, Pablo Sorozábal, 1933.
· La chiclanera, (1887), Manuel Fernández Caballero.
· La fontana del placer, José Castel.
· Molinos de viento, (1910) Pablo Luna.
· El chico del cafetin (1911) de Rafael Calleja.
· La Parranda, de Francisco Alonso.
· La calesera, (1925), Francisco Alonso.
· La canción del olvido, 1928.
· La pícara molinera, Pablo Luna 1929.
· La rosa del azafrán Jacinto Guerrero.
· María la O, Ernesto Lecuona (1930).
· La del manojo de rosas, Pablo Sorozábal 1934.
· Me llaman la presumida (1935), F.Alonso.
· Black, el payaso, 1942 Pablo Sorozábal.
· Don Manolito (1943).
· Las Majas del Bergantín, (1981) Les Luthiers.
NOTAS
1. En la primera mitad del S. XVII la moda en Italia (Monteverdi) y España es crear obras de carácter mitológico mitad cantadas y habladas, y Calderón de la Barca aportó al género lírico El Jardín de Falerina (1648), El golfo de las sirenas (1657), El Laurel de Apolo (1658) o La púrpura de la rosa (1660), que son consideradas las primeras producciones zarzuelísticas. Mª Ángeles Santiago y Miras “La Zarzuela y el género chico” (2001) Universidad de Barcelona, Facultad de Filología.
2. ↑ Berenguer González, Ramón T. '“Gigantes y Cabezudos - Coro de Repatriados”'Mp3 Archivado el 1 de julio de 2019 en la Wayback Machine. Versión Autorizada
3. ↑ Saltar a:a b Villalobos, Marinha. «El Sainete porteño, hermano de la zarzuela». Portal del Tango. Archivado desde el original el 20 de octubre de 2013.
4. ↑ «La zarzuela, un género en extinción en Argentina». Correo de la Ópera. 21 de octubre de 2012. Consultado el 6 de octubre de 2013.
5. ↑ Amuchástegui, Irene (28 de septiembre de 1997). «El día que el tango tuvo nombre». Clarín. Consultado el 19 de octubre de 2013.
6. ↑ Del Priore, Oscar y Amuchástegui, Irene. «La Morocha, un tango de exportación». Todo Tango. Archivado desde el original el 22 de octubre de 2013. Consultado el 16 de octubre de 2013.
7. ↑ Véase la página web de la SGAE
8. ↑ con dirección de Jesús Peñas, coreografía de César Casares y producción de Leslie Calvo. Europa Press (12 de septiembre, 2009) "El Cervantes, la Fundación Zarzuela y el Thyssen retratan con música y pintura a la mujer del siglo XIX"
·
Christopher Webber, The
Zarzuela Companion. Scarecrow Press, 2002, ISBN 0-8108-4447-8
·
Pierre-René
SERNA, Guide de la Zarzuela - La zarzuela de Z à A, Bleu Nuit
Éditeur, París, noviembre de 2012, 336 p., 16,8 x 24 cm, ISBN 978-2-913575-89-9 (Prix du Syndicat de la critique 2013 dans la catégorie
« Meilleur Livre de Musique »)
·
Roger Alier y Xosé
Aviñoa, El libro de la zarzuela. Ediciones Daimon. Barcelona,
1982, ISBN 84-231-2677-3
·
Antoni Pizà, Antoni Literes : Introducció a la seva obra. Edicions Documenta Balear, Palma de Mallorca,
2002, ISBN 84-95694-50-6
·
Cincotta, Vincent J, Zarzuela — The
Spanish Lyric Theatre. University of Wollongong Press, 2005 (revised
ed.), ISBN 0-86418-700-9, pp.766
·
Berenguer González,
Ramón T. “Gigantes y Cabezudos” Mp3 . Publicado con el permiso del
propietario de la versión. ISWC T-0425363558
·
Cuatro siglos de Teatro en España Consorcio europeo de la cultura Madrid 1992.
https://es.wikipedia.org/wiki/Zarzuela
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