EL METRO DE MADRID DURANTE LA GUERRA CIVIL
El
metro de Madrid era muy distinto del actual. La red del metropolitano en 1935
contaba con la línea 1 de Puente de Vallecas hasta Tetuán y la línea 2 de Cuatro
Caminos hasta Ventas, con una bifurcación en Goya que conectaba con Lista y
Diego de León. También contaba con el ramal, Ópera – Norte.
Con
motivo del comienzo de la Guerra Civil, el 6 de agosto de 1936 el Ministerio de
la Guerra publica un bando en los principales periódicos de la capital, en el
que se dan instrucciones para los ensayos de defensa de Madrid contra supuestos
ataques aéreos. Entre los siete artículos de medidas para el alumbrado,
vehículos y tranvías, el artículo 4 dice textualmente:
“El
Metro prestará servicio hasta las dos de la mañana. En todo caso, las entradas
de las estaciones estarán abiertas toda la noche, para que puedas refugiarse
los vecinos que decidan hacerlo así para preservarse de los peligros
ocasionados en caso de sufrir la ciudad un ataque aéreo.”
Dos días después, con poca repercusión en la
prensa, el 8 de agosto se abre al público sin acto previo la línea 3 Sol –
Embajadores, con una longitud de 1.405 metros y la estación intermedia de
Lavapiés. Después de las medidas tomadas por la Delegación de Evacuación en
diciembre de 1936, las estaciones sólo permanecieron abiertas como refugio
durante los bombardeos.
Debido a la cercanía del frente, el 14 de agosto se
cierra al público el ramal de Norte. Aprovechando el cierre se instala un
puesto de sanidad. Los coches M-102 y M-103 se utilizan como ambulancias para
transportar heridos y muertos por la red. Además, durante la contienda se
transforma el tramo Goya-Diego de León en polvorín y taller de carga de
proyectiles de artillería. En este periodo el resto de la red se encontraba
abierta 15 horas al día.
El 4 de junio de 1937 se pide desde el Ayuntamiento
el cambio de los nombres de las estaciones de Ópera e Iglesia por los de Fermín
Galán y Sorolla, respectivamente. El día 5 el Consejo Obrero de Metro lo lleva
a efecto. Ese mismo mes de agosto cae un obús en las cocheras de Cuatro
Caminos, causando cuantiosos desperfectos.
El día 10 de enero de 1938 a las 11:47, una
explosión en la estación de Lista destruye el taller de carga de artificios
situado en el tramo Goya – Diego de León, levantando la calle Torrijos, (actualmente
Conde de Peñalver). La onda expansiva ocasiona graves daños desde Manuel
Becerra hasta Retiro, con un total de unos 180 muertos y un número
indeterminado de heridos. Dos semanas después, el día 24, se restablece el
servicio en el tramo de la línea 2 Sol – Ventas, cerrado por la explosión.
A finales de marzo de 1939, a punto de entrar las
tropas del general Franco en Madrid, se organiza un convoy especial para
trasladar a los viajeros que deseen recibir a las tropas vencedoras que
entraban por Moncloa. El día 1 de abril finalizará oficialmente la contienda. A
los pocos días se restablece el servicio del ramal de Norte.
El 10 de julio de ese mismo año, como consecuencia
del cambio de denominación de las correspondientes vías, se procede al cambio
de los nombres de las estaciones de Progreso y Príncipe de Vergara por los de
Tirso de Molina y General Mola, respectivamente. Por esas fechas, Ópera e
Iglesia recuperan sus nombres anteriores a la guerra.
El 21 de agosto se restablece y se normaliza el
servicio en la totalidad de la dañada red. Como muestra de normalidad
institucional, el día 21 de octubre el Ayuntamiento de Madrid solicita al
Ministerio de Obras Públicas la supresión de la marquesina y ascensores de la
Gran Vía. Esta solicitud fue suscrita por el alcalde Alberto Alcocer y denegada
de nuevo por el Ministerio.
El año 1940 comienza con la promulgación, el día 26
de enero, de la ley que concede una prórroga a la Compañía Metropolitano para
terminar las últimas líneas de la primitiva concesión de 1917: la línea de los
Bulevares Goya – Argüelles, así como el tramo Sol – Argüelles de la línea 3. El
día 11 de diciembre se cambió el nombre de la estación de Gran Vía por el de
José Antonio.
Joyas históricas en Chamartín
No te la puedes perder. Más de 33.000 personas ya han visitado
la exposición de trenes históricos que inauguró el Rey Felipe VI el pasado 17
de octubre, en el inicio del Centenario de Metro de Madrid. Está abierta al
público todos los jueves de 15:00 a 19:00, viernes y sábado de 10:00
a 19:00 y domingos de 10:00 a 15:00.
¿Eres un auténtico
fan de Metro? ¿Te gusta viajar al pasado? Si tus respuestas son afirmativas,
entonces… ¡estás de enhorabuena! Metro te invita a conocer la exposición de
trenes antiguos que el pasado 17 de octubre inauguró Felipe VI en la estación
de Chamartín. Podrás disfrutar de los primeros coches que circularon hace un
siglo por el suburbano y que han sido completamente restaurados por la
celebración de nuestro Centenario. ¡Todo un lujo! Y… por si fuera poco, también
podrás disfrutar de una colección de más de 100 piezas históricas que te
acercarán al pasado de Metro como nunca habías imaginado.
Los trenes que ya
puedes ver son unas auténticas joyas ferroviarias, 12 coches que permiten hacer
un recorrido por los principales hitos de la compañía en cuanto a material
móvil, desde sus orígenes hasta los años 60. Más de 28.000 personas ya la
han visitado y se espera que su número vaya en aumento dado su gran interés.
Recuerda, es una exposición permanente a la que puedes ir con tu familia y
amigos todos los jueves de 15:00 a 19:00, viernes y sábado de 10:00 a
19:00 y domingos de 10:00 a 15:00. La entrada es gratuita para todos
los viajeros de Metro, solo necesitas tu título de transporte.
Cuatro de ellos
pertenecen al modelo ‘Cuatro
Caminos’, los que circularon
inicialmente por la red y estuvieron en servicio durante 70 años. La estructura
de la caja era totalmente metálica y en el interior no tenía revestimientos,
con todo el esqueleto metálico visto. La exposición también cuenta con dos
coches del modelo ‘Salamanca’, que comenzaron a funcionar en 1943. Su
estilo es mucho más austero y sobrio que los anteriores, no solo debido al
periodo de posguerra en el que fueron construidos, donde existía escasez de
repuestos, sino a la experiencia de esos años, donde se vio que en la práctica
eran mejores los materiales más funcionales y duros que los utilizados hasta la
fecha.
Otro de los coches
restaurados que se puede visitar es de tipo ‘Ventas’, un modelo que
empezó a circular en 1924, con motivo de la inauguración del primer tramo de la
línea 2 entre las estaciones de Sol y Ventas.Del mismo modo, hay un coche de
tipo ‘Quevedo que data de 1927. Este modelo fue adquirido debido a la
ampliación de la línea 2 entre las estaciones de Sol y Quevedo y presenta unas
características muy similares al anterior. La gran novedad era que integraba
paneles para publicidad en el recinto de viajeros.
Además, la
exposición también cuenta con dos coches del tipo ‘Legazpi L5’, puestos en circulación por la compañía en 1955.
Los últimos en
incorporarse han sido dos coches tipo "1000".Estos vehículos representaron un importante salto tecnológico,
siguiendo el ejemplo de lo que estaba sucediendo en esos momentos en otras
explotaciones europeas y americanas. Así, se introdujeron cambios en lo que
respecta al sistema de tracción del tren, rodadura o bogies. Exteriormente los
coches estaban pintados en color verde y gris-verdoso, rompiendo con el -hasta
entonces- tradicional rojo carruaje del material móvil del suburbano
madrileño.
Además, en la
exposición podrás conocer otros detalles del mundo ferroviario de la
época, desde teléfonos antiguos, herramientas, utensilios… hasta la evolución
de los uniformes de los empleados del suburbano.
Escudo real del Metropolitano Alfonso XIII
Logo de Metro en 1931
Luminaria del interior del tren
Cartel indicativo que prohibía escupir dentro
del tren
Cierre y apertura de puertas
Suelo de madera
Interior del tren MR-6
Exterior MR-6
Interior de tren
Luminaria interior
Puertas de acceso
Detalle coche Legazpi L5
Interior del coche Legazpi L5
Exterior del coche Legazpi L5
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