miércoles, 3 de mayo de 2023

 

El estallido de la guerra civil española en Barcelona

El fotógrafo de origen valenciano Agustí Centelles había vivido toda su vida en Barcelona cuando un golpe de estado parcialmente fallido dio inicio a la Guerra Civil española. Como fotorreportero, Centelles se lanzó a las calles de la Ciudad Condal para inmortalizar los primeros momentos y, posteriormente, los primeros meses, de un conflicto que cambiaría el país para siempre.


Una ametralladora en la Vía Laietana de Barcelona

Cuando el levantamiento armado iniciado por varios generales del ejército español, entre los que se encontraba Francisco Franco, contra el gobierno de la República se extendió por todo el país, en las principales ciudades hubo enfrentamientos violentos entre los que apoyaban el golpe y los que trataron de impedir que triunfara. Y Barcelona no fue una excepción. Si bien el general del cuartel barcelonés no se adhirió al golpe, hubo algunas facciones que sí lo hicieron; y se desataron los combates en las calles de la Ciudad Condal. El estallido de lo que se convertiría en la Guerra Civil española cogió al fotógrafo Agustí Centelles en la capital de Cataluña y las imágenes que tomó aquellos primeros días son un testigo privilegiado del inicio de uno de los conflictos más sangrientos de la historia de España. En esta fotografía se pueden ver dos ametralladoras que de forma improvisada se colocaron en la céntrica Vía Laietana.



Evacuación de heridos: las primeras bajas de la Guerra Civil en Barcelona

Centelles, quien se había trasladado a Barcelona desde Valencia con un año junto a su padre, había hecho sus primeros proyectos como fotógrafo en la ciudad. Después de trabajar como reportero y abandonar el puesto por desavenencias con el jefe, empezó a ganarse la vida por su cuenta. En 1934, había comprado una cámara Leica III y empezó su carrera como fotógrafo independiente. Sería con esa máquina con la que tomaría las primeras imágenes durante las primeras horas del 19 de julio de 1936, la mañana después del intento de golpe de estado. A pesar de que los principales dirigentes habían sido informados de que el golpe no progresaría en la capital catalana, en la ciudad reinaba un clima de inquietud y desconcierto. Y durante esa jornada los combates armados se extendieron por todo el entramado urbano y empezaron a caer los primeros heridos. En esta fotografía se puede ver cómo evacuan a un herido en camilla. 

 


Una barricada de caballos

Si hay una imagen que ha hecho reconocible a todo el mundo el trabajo de Centelles es esta. Su título original es ‘Guardias de asalto en la Calle Diputació.’ La Guardia de Asalto era un cuerpo creado por la República para mantener el orden público. Durante las horas que duró el levantamiento y los primeros meses de la Guerra Civil, fue uno de los cuerpos policiales más activos que se mantuvo fiel al gobierno legítimo, y siempre se ha subrayado que su importancia para sofocar el golpe fue decisiva. Pero a esta imagen le acompaña una conocida polémica. Existe otra fotografía tomada pocos instantes antes -o después- en la que, en un plano más abierto, se puede ver un hombre posando claramente de forma impostada al lado de los guardias y sosteniendo un arma. Fingiendo estar en acción. Y eso es precisamente lo que estaba ocurriendo también aquí. El fotógrafo vio la barricada de caballos e inmediatamente comprendió la potencia de esa imagen, por lo que pidió a los guardias que se colocaran como segundos antes lo habían hecho en mitad del combate, para poder representar con una fotografía tan impresionante como esta la crudeza de momento único que ya no podría repetirse. 



Los soldados parten al frente desde la Estación de Francia

Otra de las imágenes que tomó Centelles durante el estallido de la Guerra Civil en Barcelona es esta: el momento en que un grupo de soldados republicanos parten desde la estación de Francia en un convoy que les tenía que llevar hacia el frente. ¿A cuál de ellos? A Zaragoza. Aproximadamente a partir del 20 o 21 de julio, tres o cuatro días después del intento de golpe de estado, se certifica que este ha triunfado solo parcialmente. Barcelona se mantuvo republicana, sin embargo, en el caso de Aragón, las principales ciudades cayeron en manos sublevadas. Por ello, una vez controlada la sublevación en la zona catalana, ya durante el verano de 1936 varias columnas de milicianos salieron hacia el frente aragonés con el objetivo de recuperar núcleos urbanos como Huesca o Zaragoza. El grueso de estas columnas estaba integrado por militantes de la CNT, cuyas siglas pueden verse inscritas en carrocería del convoy.



El entierro de Buenaventura Durruti en Barcelona

Precisamente al frente de Zaragoza fue enviada la célebre Columna Durruti. El carismático líder sindicalista del anarquismo español utilizó toda su influencia para dirigir una columna de milicianos que, tras pasar por el frente de Zaragoza y constatar la falta de armas y de recursos, en noviembre de 1936 fue redirigida a Madrid. El objetivo en este caso era contener la ofensiva con que los sublevados asediaban la capital casi desde los primeros días de guerra. Herido por un proyectil del que nunca se ha podido averiguar con certeza la procedencia, Durruti murió el 19 de noviembre de 1936. Su cuerpo fue trasladado a Barcelona, donde se celebraría el entierro ya que su heroica defensa durante el levantamiento lo había convertido en todo un héroe para la ciudad. El acto se convirtió en un auténtico baño de masas que querían rendirle homenaje y que la República utilizó como un gran acto de propaganda. Centelles, ya convertido en miembro del Comisariado de Propaganda de la Generalitat de Catalunya, fue uno de los reporteros que cubrió el entierro, jornada durante la cual tomó esta y otras fotografías tanto de los altercados como de las escenas de desconsuelo. 



El Estadio de Montjuïc, un refugio seguro

Como en cualquier otro conflicto bélico, una de las principales consecuencias de los combates fue la aparición de refugiados. Cuando una ciudad era tomada por uno de los dos bandos, o simplemente se convertía en un objetivo militar, muchas personas se veían obligadas a abandonar sus hogares y buscar refugio en otra ciudad. A medida que los rebeldes fueron ganando territorio, muchos de los refugiados republicanos emprendieron una huída hacia el norte, ya que pronto Madrid quedó cercada. Valencia y Barcelona se presentaban como lugares seguros para aquellos que huían del avance y la represión franquista. Para ello, el Comité Central de Ayuda a los Refugiados en Barcelona habilitó varios puntos de acogida y uno de ellos fue el Estadio de Montjuïc, lugar donde fue tomada esta imagen por Agustí Centelles. 



Y Centelles se marcha de Barcelona

Uno de los objetivos principales del Comisariado de Propaganda creado por la Generalitat de Catalunya en octubre de 1936 era mantener alta la moral de las tropas y a la vez difundir la situación de la Guerra Civil a nivel internacional, para tratar de ganar apoyos a la causa. Cuando Centelles se convirtió en uno de sus trabajadores y después de 1936, fue enviado fuera de Barcelona para cubrir el conflicto en otros frentes. Entre otros, estuvo en el frente de Aragón, de donde son muy recordadas sus fotografías de la batalla de Belchite a finales del verano de 1937, de Teruel o de Huesca. Pero algunas de las imágenes más impactantes del fotógrafo son las que tomó en la ciudad de Lleida en noviembre de 1937 cuando la aviación italiana bombardeó de forma indiscriminada la ciudad, alcanzando objetivos como escuelas o mercados. 

 

Muchos le han apodado el Robert Capa español. Y la incontestable potencia de sus imágenes ha sido comparada con la de los soldados estadounidenses izando la bandera en Iwo Jima. Pero lo cierto es que Agustí Centelles es mucho más que todo eso, pues puede ser considerado uno de los pioneros del fotoperiodismo en Europa. Y todo ello gracias al trabajo que realizó durante la década de 1930 en Barcelona.

Los avances tecnológicos en el campo de la fotografía le permitieron usar técnicas innovadoras para cubrir la Guerra Civil española justo en el momento de su estallido y, a los pocos días, convertirse en corresponsal de guerra, trabajando para varias instituciones republicanas. De hecho, en más de una ocasión el fotógrafo reivindicó su posicionamiento político en el conflicto. Aunque faltan muchísimas, las imágenes que forman parte de esta fotogalería son un buen testigo del imprescindible trabajo de un fotógrafo que usó su cámara Leica III como la mejor arma para defender sus ideas políticas. Así vivió Centelles el estallido de la Guerra Civil española en Barcelona.

 

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/estallido-guerra-civil-espanola-barcelona-por-agusti-centelles_19127














 


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