miércoles, 19 de noviembre de 2025

 

POEMA DE LA REINA LEODEGUNDIA

No hubo un acuerdo cierto entre los investigadores sobre quien fue el esposo de la noble doña Leogundia, hija de Ordoño I de Asturias, si bien pronto se reveló su coetáneo, el señor García Íñiguez, como candidato más segurio.

https://ermitiella.blogspot.com/2016/02/el-epitalamio-de-leodegundia.html

Es un hecho poco conocido pero en la humilde corte del naciente reino de Pamplona, a mediados del siglo IX, se compuso el epitálamo o poema matrimonial más antiguo de Europa con notación musical que ha llegado hasta nuestros días. Esta dedicado a la reina Leodegundía, quien contrajo (o iba a contraer) nupcias en la ciudad de palmplona bien con un príncipe o con el propio rey García Íñiguez, que sobre el marido existen numerosas hipótesis.

Ordoño I de Asturias. Tumbo A de la catedral de Santiago de Compostela

Códice de Roda

El panegírico, encargado por el novio, es un himno que menciona quienes son los súbditos y cúales las virtudes de la esposa, la gran fiesta prevista, el banquete y el importante papel que la música juega en la celebración, pues no sólo contiene en el texto especificidades sobre las melodías que acompañaban la ceremonia con cantos al son de cítaras (de cuatro cuerdas), liras y címbalos,  si no que también lleva, en la primera estrofa, notación musical neumática mozárabe, constituyendo el primer ejemplo de música nupcial conocido en la actualidad.

 

Su texto es el siguiente: 

(L) Brindemos con alegría por la gran Leodegundia, hija de Ordoño. Entónense en su honor, entre aplausos, dulces loas como sones de flautas.

(E) Digna de su óptima sangre real, orgullo del linaje de su padre y de la alta gloria de su ascendencia materna.

(O) Elogiemos con voces de himnos y suaves canciones sus ejemplares costumbres y su facilidad y erudición en las ciencias sagradas y profanas.

(D) En su rostro brillan el decoro y la modestia y da gracia a cuanto dispone con admirable orden..

(E) Dichoso el esposo que dispone la castidad de Leodegundia, grata a Dios y amada sin mácula.

(G) Alégrense las personas que forman su casa, y entonen cánticos con dulces voces y ritmos por su Señora.

(U) Para que alcance felicidad largo tiempo y se vea con hijos y nietos, alegría y buenas amistades, lo que rogamos reiteradamente a Dios.

(N) Y en loor de doña Leodegundia tañan los músicos las cuatro cuerdas de sus cítaras con bellas melodías.

(D) Que los habitantes de Pamplona canten a Leodegundia con un orfeón de insistentes voces en tanto que suenan las vibrantes liras y flautas.

(I) Renovad siempre su recuerdo, que ella os ama como si siempre os hubiese conocido.

(A) Exaltarla, amigos y parientes queridos, porque, como en hija predilecta, se manifiestan en ella el carácter y los saberes de su padre.

(P) Bellísima Leodegundia, escucha las melodías que con sus agradables instrumentos te dedican los que te sirvan, para que los atiendas.

(V) Piden , sierva de Dios, que seas dichosa y protejas a los huérfanos y a los pobres y resultes grata a todos tus súbditos.

(L) Que la luz de Dios caiga sobre ti y ahuyente las sombras pecadoras, y observes la Santa ley Divina.

(C) Resuene el conjunto coro para que ... Cause alegría a los que te quieren.

(R) Suena y se reproduce la canción y los versos musicales armoniosos y suaves en las salas de tu palacio real.

(A) Brilla tu hermoso rostro mientras los criados preparan las copas de ambrosía para la fiesta.

(O) Los próceres y los amigos se sientan junto a los reyes en la mesa cubierta de viandas deliciosas.

(R) En el preparado banquete el signo de Cristo bendice la viandas reales y también, piadosamente, las que como siempre van a ser destinadas a los pobres.

(D) Así las oraciones de los pobres que piden por los reyes son escuchadas por el Redentor.

(O) Vengan los coros ante los invitados y dediquen al Dios que nos da vida sus más amables melodías.

(N) No hay canciones groseras o escandalosas ni alegría de orgía. La fiesta se celebra entre laudos al Altísimo.

(I) Comiencen los cánticos vibrando las liras y los címbalos, y rindan sus primeros arpegios, que en el banquete se escuchan, en honor del Rey de los Reyes, que a todos nos rige.

(I) Y canten ahora con nuestros versos a la clara Leodegundia y al matrimonio que nos ha traído para todos.

(F) Que vivas feliz bajo la protección de Cristo, poseas tu reino sin adversarios y que nunca triunfen sobre ti los enemigos.

(I) Sigue la dulce ley de Dios ... que a los humildes y los mansos lleva el Reino eterno.

(L) Traspasa las puertas de la casa de Dios con humildad y piedad frecuentes y hazte pura con las lágrimas y oraciones dirigidas al Señor.

(I) Así, entre dulces cánticos, te reconfortarás con las palabras de vida del Redentor.

(A) Salve, doña Leodegundia, que Dios te proteja siempre y que después de larga vida alcances el Reino de Cristo con todos los elegidos.

 

Pero es que, como habrán podido percibir en la transcripción,  es un acróstico, pues las primeras letras de cada verso permiten leer un texto latino que reza “Leodegundia pulchra ordonii filia”

 

 

La reina había nacido en 845 en la familia real asturiana, donde las mujeres gozaban de un estatus especialmente protegido en derechos dinásticos. Allí recibiría además de una instrucción típicamente femenina -siguiendo las costumbres de la época en cuanto a las habilidades propias del ámbito doméstico, en la que cobran protagonismo especial el hilado, el bordado y el uso de la rueca- otras encaminadas a incrementar las cualidades de su intelecto en el ámbito de la música y las letras. La reina de la loa nupcial no es sólo bella sino culta e instruida. 

 

Concertadas dote y boda, la novia, de 13 años, se trasladaría, protegida y amparada por su comitiva real, de Oviedo a Pamplona, un territorio que a fecha de la boda, que se produce en 858, no es aún sede de ningún reino.

Poco mas sabemos de este personaje, salvo que dió a luz una hija, doña Óneca, sumergiéndose en el silencio al que durante siglos se mantuvieron muchas reinas.

Algunos han querido proponer su retiro espiritual lejos de Pamplona, en el convento gallego de Bobadilla, donde se conoce de la existencia de la monja escritora Leogundia que copió el himno dedicado en su honor bajo el título “Versi domna Leodegundia regina” que concluía del siguiente modo:

 

Del blog http://www.condadodecastilla.es/personajes/leodegundia-monja-escriba

 

O uos omnes qui legeritis hunc codicem mementote clientula et exigua Leodegundia qui hunc scripsi in monasterio Bobatelle regnante Adefonso principe in era DCCCCL quisquis pro alium orauerit semetipsum domino conmendat.

 

“A todos cuantos leáis este códice, acordaos de la humilde Leodegundia, que empezó a escribirlo en el monasterio de Bobadilla, siendo rey Alfonso, en el año 912 (era 950). Quien rece en nombre de Leodegundia, estará rezando a Dios en su propio nombre”. 

 

El texto corresponde a un códice que actualmente se encuentra en el monasterio de El Escorial (Madrid), con la signatura a.I.13

 

         El poema se ha conservado en el Códice de Roda (Madrid, Biblioteca de la Real Academia de Historia, códice 78) en el folio 232.

            Antes de presentar su texto completo en latín y su traducción al castellano, sirva esta breve síntesis del mismo elaborado por Gonzalez Olle (2)

            “Se inicia el poema con una invitación a cantar las alabanzas laudes dulces fluant de Leodegundia, motivo que se repite en otros pasajes dulci uoce conlaudate.- Laudent Leodegundiam . Luego ensalza a su linaje ex genere claro, su valores morales intelectuales Ornata Moribus, eloquiis clara / erudita litteris sacrisque misteriis, su belleza facies eius rutilat decore, sus dotes domésticas moderata regula imperat familiis, / ornat domum adc disponit mirabile ordine. Tras implorar la ayuda divina lumen uerum Dei te ubique tegat, siguen diversas recomendaciones espirituales inquirantur more piu cuncti  Semper pauperes-. Idonea Semper sis ad obseruandam / legem Dei melleam.- Limen domus Dei mansueta mente / alacrique animo frecuentare priisime: / Lacrimando et orando deprecare Dominum. Acaba el poema hacienda votos por una larga vida terrenal y luego eternal post longa tempora / regnum Xristi consequeris.”

 

Total del poema a la reina Leodegundia

 

VERSI DOMNA LEODEGUNDIA REGINA (3)

Laudes dulces fluant  tibiali modo

magnam Leodegundiam  Ordonii filiam

exultantes conlaudemus   manduque

adpiaudamus.

 

Ex genere claro  semine regali

talis decet utique nasci   proles optima

quae paternum genus ornat   maternunque

sublimat.

 

Ornata moribus,   eloquiis clara

crudita litteris   sacrisque misteriis

conlaudetur  cantu suaui   imniferis uocibus.

 

Dum faties eius rutilat decore

moderata regula   imperat familiis,

ornat domum ac disponit   mirabile ordine.

 

Exultet persona   cuit extat nexu

coniugali  tradita   casta Leodegundia,

placens Deo et amicis   absque ulla macula.

 

Gaudete, gaudete,    simul personate

cuncti eius tamuli,   matronae substantiam

dulci uoce conlaudate   proferentes canticum.

 

Vt uigeat longo   feliciter aeuo,

filiorum filios…uideat incolumes,

gaudeatque cum amicis,    exorate dominum.

 

Nerui repercussi… manu citharistae

tetradordon tiniat, … armoniam concitet,

ut resonem  laudes dulces, domne leodegundia.

 

Dum lira reclangit, tibiat resonat,

Pampilonae ciuibus, melos dantes suauiter,

recitantes in concentu, laudent Leodegundiam.

 

Innouetur Semper, memoria eius,

quae proximos diligit, fideli propositu,

suos optants ac externos, ut pariter duligat.

 

Audiant propinqui, cari et amici;

gratulantes digniter, prorumpant in iubilum:

patris decus et doctrinam, proles electa tenet.

 

Pulcerrima nimis, audi modulamen,

tibiale dulciter, quod electo canimus:

deprecantes deprecamur  ut fámulos audias.

 

Vt ualeas felix  et seruias Deo

gubernesque pauperes,  protegasque orfanos;

mundi quoque gratulentur  te habentes

dominam.

 

Lumen uerum Dei  te ubique tegat:

te tenebrae fugiant  semperque resplendeas:

obseruando legem sanctam  summo Deo

placeas.

 

Concentu parili  resonate cuncti,

cantu dulce tibia  personet ut condecet:

audient et gratulentur  qui te semper diligent.

 

Regula canora  resonat in aula

musicalis carminis, et regalis poculus

praeparatur ut regina  potum suauem glutiat.

 

Ad exhilarandam  faciem decoram

praeparentur famuli, infundentes poculo

ambroseum sucum braci  ut laetetur affatim.

 

Optentur amici,  ac sodales obtimi,

conuiuaeque regii  resedeant pariter,

onerentur mensae omnes  ex opimis ferculis.

 

Regalis dum cibus  rite praeparatur

signo Xristiomnia  consecrata fercula;

inquirantur more pio  cuncti semper pauperes.

 

Dum pauper refectus  cibis praeparatis

deprecatur  dominum  pro salute principum,

tunc redemptor aure pia  inuocantes adiuuat.

 

Occurrant cantores  suaues melos dantes;

in  conspectu ómnium  rite consedentium

conlaudetur nomen Dei, cuius iussu uiuimus.

 

Nullius scurronis  hic resonem uerba,

absit omne barbarum  garritule sacndalum,

sed edentes ac potantes  laudemus altissimum.

 

Incipiat cantor  percutiems liram

aut uerberans cimbalom in concentu

cunctorum

conlaudarem regem Deum  rectoremque omniun.

 

Illius nunc promat  laudes Carmen nostrum.

cuius nutu omnibus  datum extat uinculum

caritatis coniugalis  clarae Leodegundiae.

 

Feliciter uiuas  et Xristo placeas.

placatum  possideas  regnum tibit traditum:

nullus hostis ac aduersus  contra te uictoriet.

 

Idonea semper sis  ad obseruandam

Legem Dei melleam  quae humiles indicet,

Mansuetos ac modestos  sd regnum perpetuum

 

Limen domus Dei  mansueta mente

alacrique animo  frecuentare piissime:

lacrimando et orando  deprecare Dominum.

 

Ibi dulces laudes  ac praecepta uitae

aure mentis audies  quar redentor condidit

obseruarique praecepit  his quj eum diligunt.

 

Aue, semper uale  in domino Deo.

domna Leodegundia,  et post longa tempora

regnum Xristi consequeris  cum electis omnibus

Brote copioso raudal de duldes loas, tan dulce

como los arpegios de la flauta, y aplaudamos

celebrando jubilosos a la excelsa hija de Ordoño:

Leodegundia.

 

Flor preciadísima de famosa estirpe regia,

ornamento de la alcurnia de su padre,

gloria encumbrada de la de su madre.

 

Con hímnicas canciones de alegres melodía alabemos su virtudes esplendentes, su afamada

facundia,

su peregrino saber en humanas letras y sagradas

disciplinas.

 

 

Siempre rutila su rostro la belleza

y en si gesto de señora la modestia y la gracia

en todo cuanto toca con su mano ordenadora.

 

¡Feliz aquél que, a fuer de esposo, es dueño ya

de la casta Leodegundia, de Dios bendita

y de los hombres santamente amada!

 

 

¡Gozaos sus bienhadados familiares! ¡Gozaos otra

vez y otra! Y entonad un cántico de blando ritmo

a vuestra nobilísima matrona.

 

Un canto que, escalando como una oración las

celestes cumbres alcance para ella el don de

perdurable dicha, el premio de robustos y

fecundos hijos y el consuelo de constantes amistades.

 

Tomen sus plectros ños diestros citaristas y

pueblen los aires con gratas armonias tetracordes

en honor de Leodegundia.

 

 

¡Pamploneses, load a Leodegundia; loadla unidos

en concertado coro al compas de las melosas tibias y las liras resonantes!

Loadla sin cesar. Si ciarzón hidalgo os ama cual sí

fuearis de antiguo cosa suya.

 

¡Deudos, amigos predilectos! Vostros los que

sabéis como en la hija muy amada reviven la sabiduría y majestad paternas, congratuladla también y aclamadla.

 

¡Oh, tú, hermosa soberana!

escucha la dulce melodía que al son de apacibles

caramillos cantan tus servidores.

 

Cantan que seas dichosa, de Dios sierva buena,

de huérfanos y pobres soberana  próvida, de todos tus súbditos reverenciada y obedecida.

 

 

Y que el cielo, con su luz resplandeciente,

Te dirija y huya de ti la sombra del pecado, siempre observante de la santa ley, siempre grata

Al Altísimo.

 

Canción digna de ti. ¡Ea! Repetidla todos.

No haya uno solo que se retraiga en este

Magnífico concierto de sonoras voces.

Se alegrarán los que te aman.

 

¡Y cómo resuena el eco de la deliciosa sinfonía en las estancias de la mansión real!

 

Es la hora del festín, Ya los coperos preparan en vaso afortunado el suave néctar que ha de escanciar la reina, y en conveniente pátera la dulcísima ambrosía que regocijará su rostro bello.

 

Ya los íntimos y optimantes ocupan sus puestos al lado de los reyes,  en torno de la mesa repleta de manjares exquisitos.

 

Ya comienza el banquete. La Cruz de Cristo

bendice las regias viandas, destinadas también por ley piadosa a los mendigos.

 

La oración de los humildes en favor de los reyes generosos es recibida siempre en las alturas.

 

Acudan ahora los cantores a presencia de los dignos comensales y al Dios por quien vivimos consagren las primicias de sus más delicadas melopeas.

 

¡Lejos de aquí las escandalosas canciones bufonescas de bárbara alegría!

Comamos y bebamos loando al Señor.

 

 

Sea, pues, para el Rey de Reyes, el primer acorde de liras y de címbalos y el primer himno del coroque en este cenáculo se escuche.

 

 

Y alaben después al excelente príncipe que mnos ha concedido el amor de la esclarecida Leodegundia.

 

 

Canten así: ¡Vive feliz y en amistad de Cristo; gobierna en paz el heredado reino, jamás triunfen en ti tus enemigos!

 

 

 

 

Se fiel seguidor de la blanda ley de Dios, la ley que a mansos y humildes conduce al reino eternal.

 

 

Asiste piadoso y confiado al templo  del Señor y allí  llora y purifícate.

 

 

 

Allí elevarán tu mente los sublimes cantos religiosos;

 

 

 

 

 

Allí te confortará la palabra de la vida que el Redentor del mundo donó a los que la aman.

 

¡Oh, Doña Leodegundia! ¡Salud! Que Dios te

 

guarde siempre, y que tras dilatados días de

 

compañía de los santos, reines también en Cristo

Amén.

 

         NOTAS

1.- Anglés, Higini, Historia de la música medieval en navarra, Pamplona, Diputación Floral de Navarra (Institución “Príncipe de Viana”), 1970, p. 42.

2.- González Ollé: Introducción a la historia literaria de navarra, pp. 31-32-

3.- Texo latino tomado de Díaz y Díaz, Manuel C., Libros y librerías en La Rioja altomedieval, 2ª Edición IER, Logroño, 1991. Traducción al castellano de Armando Cotarelo. Se puede consultar otra traducción  debida a Jesús E. Casariego en el artículo Canto vascón a una princesa asturiana que fue a casar a Pamplona, en Asturias proclamó el patronazgo de Santiago para España, Boletín del Intituto de Estudios Asturianos, no. 33, 1979, pp. 44-54.

 

 https://www.condadodecastilla.es/blog/poema-a-la-reina-dona-leodegundia/?utm_  

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