sábado, 13 de diciembre de 2025

 

Las Cosmogonías Mesoamericanas

y la Creación del Espacio,

el Tiempo y la Memoria

TIEMPO ESPACIO EN LA ÉPOCA CLÁSICA

 

De manera semejante a los olmecas de La Venta, los mayas fundaron sus primeras poblaciones siguiendo los patrones establecidos en los mitos de la creación cosmogónica. Por lo menos 600 años a.C., los mayas levantaron montañas sagradas en El Mirador y Uaxactún, ciudades edificadas en la selva del Petén guatemalteco. Hacia el año 300 a.C., estas moles artificiales de tierra, que semejabanla primera montaña que emergió de las aguas primordiales en los comienzos de la creación, comenzaron a ser decoradas con grandes mascarones de estuco que transmitían imágenes cósmicas. Es decir, en tiempos anteriores a la escritura el diseño arquitectónico y la escultura fueron los primeros transmisores de mensajes sobre el cosmos, los dioses y los seres terrenos.

            Los mayas organizaron el espacio terrestre de acuerdo con concepciones cosmogónicas.  En Uaxactún, por ejemplo, construyeron triadas de edificios porque según el relato de la creación ésta comenzó cuando se pusieron las tres piedras en el centro del cosmos. El edificio más importante del poblado representaba la Primera Verdadera Montaña que surgió de las aguas primordiales. Los patios de esa ciudad estaban destinados a las ceremonias colectivas y simulaban descansar en las aguas primordiales. O sea que cada espacio y monumnento urbano se esforzaba por repoducir el escenario sagrado de la fundación del cosmos. (29)

            Otro ejemplo de escenario cósmico plasmado en la tierra lo presenta el caso de Cerros, un poblado maya de la costa de Belice. En ese lugar se construyó una pirámide a principios de la era actual, que era una réplica de la configuración del cosmos (fig. 1). Orientado De sur a norte, el edificio se compone de dos cuerpos piramidales que culminan en un santuario superior, al que se llega  por una escalinata que divide en dos partes la construcción, una oriental y otra occidental. En el santuario superior se encontraron restos de cuatro grandes postes, correspondientes en los relatos cosmogónicos a los cuatro árboles que en el origen del mundo se levantaron en los cuatro extremos del cosmos para separar el cielo de la tierra y sostener la bóveda celeste. El eje vertical que recoge el templo establecía una comunicación entre el inframundo, la tierra y la región celeste, que era el sentido de la ceremonia que jecutaba el soberano al ascender y bajar por la escalera central. Y en el plano horizontal la orientación espacial de la pirámide señalaba su vinculación con las cuatro direcciones del cosmos.

            El análisis iconográfico y simbólico de este monumento ilumina otros aspectos de su mensaje cosmogónico. (30) En la fachada, que la escalera central divide en un lado oriental y otro occidental, el rey de Cerros hizo labrar cuatro grandes mascarones de estuco. En el cuerpo inferior de la pirámide un mascarón representa la imagen del sol naciente –en el lado oriental- y otro la del sol en el ocaso –en el lado occidental-. En el cuerpo superior se repite esa misma composición, con la variante que en el lado oriental se representa a la estrela matutina y en el occidental a la estrella vespertina. El Sol y Venus, los gemelos celestes que desde el origen del cosmos se seguían uno al otro, son los personajes centrales de este mural escultórico que los habitantes de Cerros contemplaban en las grandes ceremonias que dirigía el soberano.

 

FIGURA 1. Período: Preclásico Tardío.

Localizado en la desembocadura del río Nuevo; es accesible también por la costa del Mar Caribe. Fue un importante centro comercial, con tres acrópolis dominadas por estructuras piramidales.

https://arqueologiamexicana.mx/sites/default/files/styles/arq1200x600/public/awe_am165_1_0.jpg?itok=TnLQNV85

         El mensaje que trasmitían los mascarones de la fachada y el conjunto del templo se refería a uno de los acontecimientos mayores del comienzo del mundo: la aparición del sol y del movimiento cíclico originador del día y la noche, las estaciones y el fluir incesante del tiempo. Por otra parte, imágenes del Sol y de Venus son quizá la representación más antigua de los dioses protectores de las dinastías de la época clásica. En la pirámide de Cerros, el sol está representado por una máscara de jaguar que tiene grabado el glifo de cuatro pétalos, que denota sl sol kin y que identifica a esa entidad como el dios Sol Jaguar de la época clásica. De manera que al ejecutar en ese escenario sus ceremonias, el rey de Cerros transmitía a la población el mensaje de que él era el intermediario entre las fuerzas sobrenaturales y el mundo terrestre, el centro de comunicación con los tres niveles y los cuatro rumbos del espacio cósmico.

            Una característica de la cosmovisión maya es la unidad entre tiempo y espacio. La dinámica del cosmos tuvo su origen cuando nació el Sol y comenzó a moverse, y este movimiento creó a su vez un orden en la sucesión del tiempo y un orden en el espacio. Es una concepción que aparece desde el preclásico: en Cerros, Uaxactún y El Mirador, los principales monumentos están dedicados a subrayar el carácter creativo y ordenador de la deidad solar. (31) En la época clásica esta concepción del tiempo y el espacio se expresa en casi todas las manifestaciones de la vida maya.

 

 


https://fjferrer.webs.ull.es/Apuntes3/Leccion02/3_recorrido_aparente_del_sol.html

 

         Al observar los movimientos aparentes del sol en el curso del año, particularmente en los solsticios, los mayas descubrieron que en el verano y en el invierno el sol aparecía y se ocultaba en diferentes sitios del horizonte, marcando cuatro puntos o “esquinas del cielo” en el transcurso de su recorrido anual. Estos cuatro puntos se corresponden con nuestros puntos cardinales, y aún cuando no forman un cuadrado exacto, sin duda influyeron en la representación cuadrada de la superficie terrestre que es típica de los mayas.

            Varios testimonios refieren que en esos cuatro puntos del espacio se levantaron los cuatro árboles cósmicos que sostenían el cielo y lo mantenían separado de la tierra. En los códices y en los monumentos arqueológicos los cuatro sostenedores de la bóveda celeste están representados por árboles y deidades, identificados por diversos colores y símbolos.

            En estas representaciones del espacio el Este Tenía por color el rojo, el Norte el blanco, el Oeste el negro y el Sur el amarillo, y cada uno de esos rumbos y colores estaba animado por potencias y símbolos propios. El rumbo espacial fuerte pertenecía a Este, el lugar del nacimiento del sol. El Este era para los mayas el punto originador-ordenador del tiempo y del espacio, pues a partir de él se iniciaba la cuenta de los días, meses, años y etras y se ordenaba la distribución del espacio terrestre y cósmico. Por eso el nombre maya del sol, kin, es sinónimo de día y tiempo.

         Una gran parte de los actuales pobladores del planeta ignora el recorrido del sol por el firmamento y desconoce los efectos inmediatos que el paso del sol produce en la naturaleza y los seres humanos. Pero para los antiguos mesoamericanos el conocimiento de ese recorrido era un asunto vital, y a ello dedicaron sus ciencias más desarrolladas: la astronomía y las matemáticas. Los mayas, por ejemplo, junto a la dimensión horizontal concibieron una dimensión vertical, un eje que partía del punto más alto del cielo, bajaba por el centro de la tierra y continuaba hasta el punto más bajo del inframundo

 

La división cuatripartita del espacio y los cuatros árboles cósmicos con sus deidades y símbolos. Códice Fejérváry-Mayer.

https://www.researchgate.net/figure/Figura-1-El-Quincunce-en-los-rumbos-del-Universo-Codice-Fejervary-Mayer_fig1_351614382

         Este eje dividía el cosmos en tres niveles superpuestos: el espacio celeste, la superficie terrestre y el inframundo. El espacio celeste se subdividía a su vez en trece pisos, seis del lado oriental y uno en el cenit, el piso más alto al que llegaba el sol durante el día. El inframundo se subdividía en nueve pisos, por los cuales el sol se abismaba en el ocaso, llegaba al quinto peldaño, el más bajo, y desde ahí iniciaba su retorno a la superficie terrestre. Según esta concepción espacial, que los antropólogos han registrado aún viva en diversos pueblos mayas contemporáneos, el recorrido diario del sol equivalía al ascenso y descenso de las escalinatas de una pirámide: desde su nacimiento en el Esate, el sol recorría uno a uno esos peldaños, descansaba un momento en cada uno de ellos, resplandecía con toda su fuerza en la mitad del día y continuaba su marcha hasta el punto más bajo del inframundo, donde comenzaba otra vez el viaje de vuelta.

            En la cosmovisión maya, como en la mesoamericana en general, los planos horizontal y vertical del cosmos se unían en el centro de la tierra, el punto señalado por el sol cuando llegaba al cenit. Para los mayas el centro de confluencia de las fuerzas comícas estaba ocupado por una piedra de jade verde, por un árbol cósmico que se erguía en el centro de la tierra, hundía sus raíces en el inframundo, tocaba con sus ramas las esquinas del cosmos y su copa era el asiento de un pájaro celeste. La imagen del árbol cósmico es entonces una síntesis del espacio horizontal y vertical del universo, la metáfora cosmológica que recorre la historia maya.

 

https://books.openedition.org/cemca/2294

https://asiescancun.mx/ciudad/flora-fauna/arbol-de-ceiba-union-del-cielo-al-inframundo-maya/

 

         El carácter creador y ordenador de la deidad solar produjo valores sociales y morales relacionados con el alto lugar que ocupaba el sol en la cosmovisión maya. Siguiendo el excelente análisis que Gary Gossen hizo de los valores que los chamulas actuales identifican con el sol, (32) podría decirse que en la época clásica los mayas consideraban que los conceptos de orden, creatividad, bondad y energía estaban naturalmente ligados al poder benéfico del sol. Esta centralidad del astro solar en la cosmovisión maya motivó el traslado de sus cualidades al universo de los valores humanos, orden, regularidad, luz y energía vital, cualidades solares, se convirtieron en aspiraciones humanas supremas.

            El ideal de someter el inestable proceder humano a una regularidad semejante al ordenamiento que imponía el sol en la naturaleza puede apreciarse en el esfuerzo de infundir a las ciudades mayas un orden semejante al que sus gobernantes contemplaban en el cosmos. Ahora sabemos, gracias a los estudios arqueológicos y astronómicos, que las ciudades mayas se construyeron bajo la obsesión de repetir en sus trazas el orden cósmico impreso por el sol en el universo. La planeación de las ciudades y la distribución y orientación de sus edificios buscaban reproducir la división cuatripartita del cosmos, convertir el centro sagrado de la ciudad en una réplica del ombligo del mundo, hacer dfe cada templo y edificio un indicador de los desplazamientos del sol por la órbita celeste, de manera que la ciudad terrena tuviera las mismas anclas axiales que sustentaban la armonía del cosmos. Tikal, Palenque, Copán, Uxmal y las numerosas ciudades mayas que florecieron en la épca clásica están orientadas de tal modo que registran los desplazamientos del astro solar y en su interior contienen conjuntos de edificios y templos que reproducen las divisiones del espacio vertical: el inframundo o región de Xibalbá, la superficie terrestre y el espacio celeste. (33) Por otra parte a través del ritual y el ceremonial religioso, el calendario solar se convirtió en el regulador de los trabajos y los días de los hombres en la tierra, en el señalador de las ceremonias que tenían que ejecutar en el año para propiciar las fuerzas sobrenaturales y codyuvar con ellas en el mantenimiento del orden cósmico.

            Nada expresa mejor la transposición de las cualidades ordenadoras del sol a las actividades humanas que la concepción maya del transcurrir temporal. Para los mayas, cada momento y día del año implicaba la participación de varios dioses, de tal modo que el paso del tiempo se convirtió en un proceso regulado por potencias favorables o nefastas. Dice Eric Thompson que:

 

            Entre los mayas los días mismos eran divinos de por sí […] cada día no esté simplemente bajo la influencia de algún dios: es por sí mismo un dios, o más bien, un par de dioses, toda vez que cada día está constituido por la combinación de un número y un nombre, I Ik, 5 Imix, 13 Ahau, etc., y ambos compononentes son divinidades. (34)

 

            Al convertir el suceder temporal en un carrusel de dioses, los mayas concibieron las divisiones del tiempo como cargas que eran transportadas por tamemes divinos a través de los días, los meses y los baktunes, de modo que cada uno de esos momentos tenía una carga específica y dioses y símbolos propios quer le infundían su signo peculiar.

 

            Usando un símil, en términos de nuestro calendario es como si hubiera para el 31 de diciembre de 1952, pongamos por caso, seis cargadores: el dios del número 31 llevando a diciembre a cuestas; el dios especial del número 9, las centurias; el dios del número 5, las décadas; y el dios del número 2 acarreando los años. (35)

 

            La centralidad del sol como modelo de las creaciones y conductas humanas se advierte también en los códigos éticos y sociales de los mayas de la época clásica. De manera similar a los chamulas actuales estudiados por Gary Gossen, los antiguos mayas identificaban la mayor altura y la bondad con el sol en ascenso. Las potencias benéficas habitaban en lo alto, donde residían los dioses creadores. En esa región se hacían los ritos que festejaban el ordenamiento del cosmos y allí se ubica el sitial reservado a los gobernantes. Lo bajo, por el contrario, era el espacio sembrado de amenazas por donde transitaba el sol en la noche, el reino de los númenes que provocaban enfermedades, dolor y muerte, un lugar de frío, destrucción y regeneración. Arriba dominaba la luz, el calort y la vida, mientras que abajo prevalecía la oscuridad, el frío, el sacrificio y la muerte concebida como un tránsito hacia la regeneración.

            Las cualidades solares sirvieron también de modelo para establecer la primacía masculina y definir la circulación de derecha a izquierda. En el Popol Vuh se menciona a un personaje opulento, ostentoso y prepotente que “se vanagloriaba de sus plumas y riquezas” y decía ser el sol y la luna, pero cuya única ambición era engrandecerse y dominar. (36) Junajpú y Xbalanké, los Gemelos Divinos, ponen en juego su valor y astucia y con esas armas derrotan a Vucyb Caquiz, como llama el Popol Vuh a Siete Guacamaya. Más tarde aceptan el reto que les lanzan los señores de Xibalbá, descienden a la región de la muerte, sortean con ingenio las asechanzas que les tienden, los vencen y vuelven triunfantes a la superficie de la tierra. Xbalanké, el hermano menor, se convierte en sol y Junajpú en luna. Este mito subraya la procedencia del principio masculino (el sol) sobre el femenino (la luna), declara que el sol nació primero, desterró las tinieblas con su luz y le dio calor y movimiento al mundo, en tanto que la luna apareció más tarde, iluminó el cielo nocturno. Así como en los cielos el sol precede y es superior a la luna, también en la tierra el principio masculino precede y domina el elemento femenino.


Estela D de Copán, Honduras. Este fué el último monumento comisionado por el gobernante Waxaklajuun Ub'ah K'awiil antes de ser capturado y muerto por la dinastía de Quiriguá. Dicho gobernante aparece personificado como una deidad ó ancestro viejo (su rostro así lo demuestra) y a la vez está rodeado por serpientes, de cuyas bocas emergen manifestaciones de la divinidad K'awiil. Lleva colgando tiras de tela manchadas con sangre, en su cinturón. Este monumento además es excepcionalmente bello debido a sus figuras de cuerpo completo utilizadas para representar los números, los períodos de tiempo, los verbos, nombres e incluso el glifo emblema de Copán (Xukpi).

Básicamente todos los números (9,15,15,0,0,10,8,18),un verbo (Tz'ahpaj, erigir),y los nombres K'awiil se representaron con figuras antropomorfas de cuerpo completo, mientras que los periodos de tiempo (Baktunes, Katunes,tunes,winales,k'ines,)la frase "u k'aba'" ("es su nombre") y el glifo emblema de Copán( un murcielago recostado de lado) se representaron con figuras zoomorfas, en los primeros casos fueron aves.

La estela cerró el período 9.15.5.0.0. aproximadamente en Julio de 736 dc.

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=496562820405115&id=117568068304594&set=a.497782343616496&locale=es_LA

https://mayagodsoftime.com/es/archaeological-sites/honduras/

 

            A partir de su nacimiento en el Este, el sol se desplaza en el transcurso del año hacia la derecha (el Norte), toca en el verano la esquina Oeste del cosmos, pasa en el invierno por el Sur y luego retorna otra vez al Este, siguiendo un movimiento de derecha a izquierda. En la cosmovisión maya el camino aparente del sol por el espacio celeste y los cuatro rumbos del cosmos es la dirección cargada con mayor fuerza y sentido positivo. Desde el periodo formativo se observa que el rey de Cerros desciende la montaña divina de derecha a izquierda, repitiendo la ruta del sol. En la época clásica la orientación del sol es la dirección que está presente en la iconología y la simbología de los monumentos y la que domina en los rituales, ceremonias, danzas que han llegado hasta nosotros. El camino del sol, en tanto creador y ordenador del movimiento cósmico, era un canon que las creaciones humanas buscaban imitar. (37)

            Nada tiene pues de extraño que la principal institución política maya, la realeza, fuera concebida como una suma de las cualidades del sol. Los grandes mascarones solares que decoran el templo principal de Cerros son uno de los primeros símbolos público inventados para representar el poder real. La presencia del símbolo kin, sol-día-tiempo, en el templo construido para escenificar los actos del soberano, identifica el poder real con la energía y creatividad del astro solar. (38)

            En la época clásica la asociación entre la deidad solar y el gobernante supremo está presente en los actos esenciales del ejercicio del poder real: la ascensión al trono, la sucesión dinástica y la legitimidad del linaje real. En los textos mayas el dios sol es llamado “el que accede (literalmente el que brota) como gobernante”, una expresión que es similar al verbo usado para describir el nacimiento del sol. (39) El nacimiento del sol en el amanecer, el momento en que astro proyecta su luz sobre la tierra, es la metáfora que indica la plenitud del ejercicio del poder real.

            En los primeros años de la época clásica los fundadores de la poderosa dinastía de Tikal tomaron el nombre del dios Sol Jaguar como emblema de los reyes de esa ciudad. Así mismo, los rasgos más destacados del jaguar, el animal emblemático del dios Sol Jaguar, se transformaron en símbolos del poder real. El rey de los animales que se distinguía por su fuerza poderosa y por ser cauteloso, astuto, orgulloso y noble, se convirtió en emblema de la familia real maya, como lo había sido antes de la realeza olmeca. (40) En la iconografía de los reyes mayas de la época clásica muchos rasgos del jaguar están presentes en el tocado, la máscara, el escudo y los adornos que porta el soberano en distintas partes de su cuerpo. El trono del rey es casi siempre un trono en forma de jaguar o un asiento cubierto con la piel de este animal. En otras imágenes, como se observa en un famoso dintel de Tikal, un gigantesco jaguar aparece detrás del rey y se proyecta como formidable sombra protectora del soberano.

El dintel 3 del Templo I de Tikal (Guatemala) muestra a Jasaw Chan K'awiil en un gran palanquin o litera ceremonial, empequeñecido por una efigie monumental de un jaguar sobrenatural llamado "Nuun B'alam Chaaknal". El texto narra la celebración de su victoria en 695 d.C sobre Calakmul, sincronizada para coincidir con los casi 260 años transcurridos desde la muerte de "Búho Arrojalanzas".

Fuente: Crónicas de los Reyes y Reinas Mayas de Simon Martin y Nikolai Grube (2000).

Fotografía: Museo de Kulturen. Suiza.

Dibujo: John Montgomery.

 

https://www.facebook.com/969arik/posts/%EF%B8%8Fel-dintel-3-del-templo-i-de-tikal-guatemala-muestra-a-jasaw-chan-kawiil-en-un-g/1089235914619400/

 

            El contraste entre el día y la noche produjo un par de dioses: la deidad luminosa del día y el dios Sol Jaguar Nocturno que en el atradecer se interna en los peligros de la noche, entabla combate con sus temibles habitantes, los venve y retorna misterioso a la tierra para iluminar con su luz brillante un nuevo día.

            Una de las creaciones artísticas más conspicuas de los mayas, la estela esculpida en el frente y el reverso, obedece a esa concepción dual, marcada por el nacimiento y la desaparición de la luz solar. La estela que eterniza la figura del soberano surgió con los olmecas desde el periodo formativo y se volvió un rasgo común del arte público de los zapotecas de Monte Albán y de la cultura de Izapa. Pero en esos casos se trata de estelas esculpidas solo en la cara frontal, con la tédcnica del bajorrelieve. El genio maya, en cambio, discurrió un monumento capaz de representar la figura completa del rey en el frente, los lados yel revés de la estela, con incisiones profundas en la piedra que ofrecían la innovadora persdpectiva de la tercera dimensión: el efecto de proyectar en los espectadores, desde cualquier ángulo visual, la figura humana del soberano transformada en monumento indestructible. (41)

            En Copán y Quiriguá culminó esta proeza técnica y estilística. En ambos sitios, la estela con figuras humanas completas en tercera dimensión identifica a la deidad solar con el rey y celebra la sucesión real. (42) En las estelas de Copán “el mod más común de vincular al rey con el sol es mostrar al primero en relación con el monstruo de la tierra, sea saliendo de él como sol naciednte, o entrando en él en el ocaso”. (43) El nuevo rey aparece en la cara este de la estela, mientras que el rey desaparecido confronta el oeste. Este último lleva la máscara de jaguar que que simboliza edl dios Sol Nocturno, mientras que Humo Jaguar es representado con apariencia juvenil, rodeado de símbolos que aluden al sol naciente.

 

 

DEL RELATO MÍTICO AL REGISTRO HISTÓRICO

 

Como se ha visto, los primeros monumentos mesoamericanos son un metáfora del nacimiento del cosmos. Las imágenes que desde el más remoto pasado han llegado hasta nosotros son las de la Primera Montaña, cuyos lados tocaban los cuatro rumbos cósmicos y cuyo cuerpo central unía el inframuendo con la superficie terrestre y el cielo. Desde los olmecas hasta los aztecas, los pueblos de Mesoamérica construyeron la memoria de us orígenes siguiendo una cartografía espacial que buscaba reflejar la exacta composición del cosmos en el momento de su nacimiento. De la primera a la última ciudad que conocemos, todas llevan impreso un mapa cósmico que según sus mitos se definió de una vez y parasiempre en el momento de la creación primordial.

            Otra función del mito cosmogónico es definir las relaciones entre los dioses creadores, el cosmos y los seres humanos. Estos relatos señalan que la acción principal de los dioses fue crear el mundo, organizar sus partes y asignar a cada región sus propiedades, símbolos y dioses, de modo que cada una pudiera vincularse a las otras y entre todas formar una unidad armónica. Lo que es universal en los actos de creación es el reconocimiento de la diversidad del mundo natural y el propósito de imprimirle unidad mediante su ordenamiento. También es común en esos mitos la concepción naturalista del cosmos: Tierra, Aire, Fuego y Agua son las fuerzas que intervienen en los diversos intentos de formar el cosmos. Estas fuerzas naturales se identificaron con animales nativos de la fauna regional de donde provienen los relatos. Es decir, las potencias creadoras, antes que apariencia humana, tienen rasgos zoomorfos y características propias de la flora local.

            Por esta razón se ha dicho que la religiosidad mesoamericana comienza por un culto a los fenómenos naturales (44). Al estudiar los símbolos que los olmecas de la costa del Golfo de México utilizaron para representar los tres niveles del cosmos, David Joralemón advirtió que el cielo era representado por un ave depredadora (el águila arpía), la superficie terrestre por un cocodrilo o caimán, y el inframundo por un dragón o entidad sobrenatural con rasgos de tiburón. (45) A estas propiedades naturalistas el pensamiento religioso olmeca agregó otros elementos simbólicos, tomados también de la fauna y la flora, con los cuales se construyeron seres fantásticos, combinados de rasgos diversos. Según Joralemón, “el interés primario del arte religioso olmeca es la representación de criaturas biológicamente imposibles”. (46)  El medio natural era entonces un proveedor de rasgos simbólicos que podían desvincularse de su contexto biológico y combinarse con otras formas no aurales para producir, mediante esos misteriosos entrelazamientos, figuras imponentes e inolvidables.

            Junto a las relaciones de los seres humanos con la naturaleza y los dioses, los nitos cosmogónicos se esforzaron por definir las relaciones entre los mismos seres humanos y los gobernantes. Relatan que cuando comenzó la creación del cosmos nacieron los dioses protectores del reino, de cuyo linaje se dice que descendían los reyes, quienes proclaman así una ascendencia divina. Esos mitos señalan que el resto de los mortales, las mujeres y hombres comunes, tuvieron un origen terrestre y nacieron para nutrir y reverenciar a los dioses y a sus representantes en la tierra. (47) Las primeras imágenes que conocemos de los gobernantes muestran su figura asociada a las fuerzas creadoras de la naturaleza. En unos objetos de estilo olmeca se advierte que el principal elemento simbólico inscrito en la cabeza de unos personajes que ostentan las insignias del poder político era la planta del maíz. En unas hachas ceremoniales se puede apreciar que en la parte superior de la cabeza de los personajes se representó la mazorca del maíz con los granos claramente destacados y a sus lados las hojas de la planta.

Hacha ceremonial olmeca con una representación de la cabeza del dios del maíz, en cuya parte superior brota una mazorca. Dibujo basado en Soustelle 1992: fig. 63.

https://reader.digitalbooks.pro/content/preview/books/87345/book/OEBPS/Text/cap01.html

 

En otras representaciones de la mazorca o de la planta del maíz brota de una hendidura que parte en dos la cabeza del personaje. Estas representaciones realistas del maíz, asociadas con personajes importantes, son el antecedente remoto del símbolo de la realeza maya en la época clásica: la banda real ornada con la figura del llamado dios Bufón.

Hacha de jade con cabezas o figuras de personajes representados como ejes cósmicos. En los cuatros extremos de la figura central se ven los brotes e la semilla, que también brotann de la cabeza de los personajes. Elementos de la planta del maíz en la banda frontal de un gobernante olmeca que aparece como eje cósmico, instalado en el centro del mundo. De su cabeza brota una planta de maíz y sus manos sostienen un cetro. Ocupa el centro del mundo, como lo señalan los cuatro granos de maíz repartidos en los rumbos cardinales. Dibujo basado en Joralemon, 1976: 32. B) La imagen de la gobernante grabada en el centro de un hacha de jadeíta de la región de Arroyo Pesquero. La figura del personaje está rodeada por cuatro granos de maíz dispuestos en los cuatro rumbos del cosmos. Dibujo basado en Taube 1996: fig. 2d.

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Cabeza del dios del maíz que imita la forma del grano, grabada en un hacha ceremonial. En la frente del dios se ve la banda real con cuatro granos de maíz. En la parte superior de la cabeza brota una mazorca de una hendidura. La cabeza del dios ocupa la parte central de este espacio delimitado en los extremos por cuatro granos de maíz. Dibujo basado en Taube 2000a: fig. 13a.

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En una estela de estilo olmeca encontrada recientemente en la parte montañosa del estado de Guerrero, se puede ver la representación más antigua que conocemos de esa banda real (1200 a.C.)

Representación del dios del maíz en el Monumento I de Teopantecuanitlán, Guerrero. La banda real que recorre su frente está adornada por cuatro granos de maíz germinados. Dibujo basado en Martínez Donjuán 1982: fig. 4.

https://reader.digitalbooks.pro/content/preview/books/87345/book/OEBPS/Text/cap01.html

Entre los mayas de la época clásica, la representación realista de la mazorca y las hojas del maíz se convirtió en una banda real cuyo motivo central ostentaba los símbolos del brote de la planta de maíz en la forma estilizada de tres picos.

Gobernante maya del periodo preclásico (100 a.C. – 100 d. C.), con un penacho y una banda real, donde el elemento central es el motivo de tres picos, símbolo que representa al dios Bufón, en la frente y el árbol personificado en la sección más alta del tocado.

https://www.asociaciontikal.com/simposio-03-ano-1989/03-observaciones-iconograficas-sobre-las-figuras-preclasicas-de-cuerpo-completo-en-el-area-maya-simposio-03-ano-1989/

 

         Así, desde el principio de la vida sedentaria, la imagen del poder político se vinculó a las fuerzas de la fertilidad y el arte público se convirtió en propaganda que exaltaba la persona de los gobernantes. En la arquitectura, la pintura y la escultura del periodo formativo, los gobernantes manejan las potencias del cielo, la tierra y el inframundo y convocan esos hábitos para armonizar sus fuerzas y hacerlas converger en la reproducción de la naturaleza y del orden terrestre.

El Altar 4 de La venta, que es en realidad un trono, representa a un personaje en el momento de salir de una cueva del inframundo. David Grove dice: es un ‘’ancestro sagrado que emerge de la cueva, la cual a su vez es la boca del monstruo-jaguar y la entrada al inframundo. A partir de esas premisas planteó que los conceptos olmecas relacionados con el origen, la lluvia y el inframundo legitimaban al gobernante que usaba el trono como su asiento de poder’’.

https://lacamaradelarte.com/obra/altar-4/

            En uno de los famosos “altares” olmecas, que ahora sabemos que eran tronos donde oficiaba el gobernante, el inframundo está representado por una cueva de la que sale una figura humana, seguramente un antepasado del gobernante. El sentido de esa escultura es que el personaje está en contacto con las fuerzas tremendas del inframundo, tiene la protección de los antepasados y es un manipulador de las potencias que mantienen el equilibrio del cosmos. (48)

            Una de las representaciones más tempranas del gobernante como ombligo y eje del cosmos se plasmó en varios objetos de estilo olmeca. En unas hachas ceremoniales de jade, la efigie central del personaje, está franqueada por cuatro representaciones del brote de la semilla de maíz, situadas en las “cuatro esquinas del cosmos”. De su cabeza brota una representación estilizada de la planta del maíz, y el conjunto parece indicar que el personaje es el centro donde confluyen las fuerzas creadoras del cosmos y de los alimentos terrestres. (49) Este canon estilístico proveyó los símbolos mediante los cuales, sociedades sin escritura lograron representar los distintos niveles y regiones del cosmos. Asimismo, esos símbolos servían como demostración de la legitimidad de los gobernantes: eran una representación de las fuerzas del mundo natural y sobrenatural que manejaba el gobernante. (50)


https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-25742007000200001

 

 

         De pronto con el nacimiento del poder dinástico en las sociedades del periodo clásico (300-900 d.C.), estos cánones simbólicos y estilísticos cambiaron. El arte público, hasta entonces dedicado a celebrar las fuerzas que propiciaban la armonía del cosmos, se concentró en la persona del soberano y surgieron nuevos símbolos dedicados a exaltar su ´poder y describir sus hazañas, que en esos años se convirtieron en la memoria histórica del reino. El diseño de las ciudades sufrió una transformación profunda: al lado de los monumentos y plazas consagrados al culto religioso, se erigieron los palacios dedicados al ejercicio del poder real, los edificios destinados a la nobleza y las funciones administrativas y se construyeron nuevas montañas sagradas para albergar eternamente los restos de los gobernantes desaparecidos. Las plazas de las ciudades se poblaron de estelas con la efigie del gobernante, como en los casos de Tikal, Copán y Quiriguá, donde esos árboles de piedra parecen formar un verdadero “bosque de reyes”. (51) Estos monumentos se propusieron transmitir la memoria del supremo gobernante, que se convirtió en emblema del reino. Uno de los más eficaces transmisores de esa memoria fue la escritura, que se sumó a la memoria oral y a los medios visuales para propagar nuevos mensajes.

            Los primeros testimonios de la escritura jeroglífica aparecen asociados a la propaganda política y registran el paso de los cacicazgos a los primeros estados encabezados por una realeza asentada en la sucesión del linaje real. Una muestra de las pugnas que caracterizaron ese periodo es una galería de más de 300 estelas esculpidas en un edificio de Monte Albán hacia los años 500 o 400 a.C. Joyce Marcus piensa que esas estelas representan a otros tantos enemigos del reino de Monte Albán que fueron hechos prisioneros, sacrificados y más tarde representados en una galería escenográfica para manifestar el poder destructor acumulado por el reino. Lo que sobrevive de esa galería del terror, reconstruida por los arqueólogos, muestra cuatro filas de hombres desnudos, con los ojos cerrados, en posiciones desarticuladas o grotescas, que exhiben mutilaciones en los genitales y otras partes del cuerpo.

 

Palacio, bajo relieve maya - Palenque, Chiapas.

Relieve a un costado de la escalinata del templo. Se observan cinco personajes de perfil con las extremidades flexionadas (están de rodillas), con tocados sencillos, collares y bandas adornándoles el cuerpo. [Clásico Temprano]

http://www.sfu.museum/hola/sp/slides/674/

 

Los escuetos textos jeroglíficos que acompañan a las víctimas parecen significar nombres, mientras que otros se refieren a la batalla misma y a las armas empleadas en ella. Marcus concluye que esta galeria del terror fue construida por los primeros gobernantes de Monte Albán para mostrar el poder de aniquilamiento que se había instalado en la alta montaña que dominaba los valles circundantes. (52)

 

            Las primeras estelas que combinan la imagen esculpida del soberano con los textos jeroglíficos que encomian sus acciones se refieren a la ceremonia de ascensión al trono. La famosa estela 1 de La Mojarra, que se ha fechado en el año 159 d.C., muestra un tipo de escritura desconocido y representa a un guerrero en el momento de ascender al poder. Las partes descifradas del texto que acompaña a la figura se refieren a la entronización del rey después de un periodo de campañas de guerra y ceremonias religiosas. (53)

La Estela 1 de La Mojarra es una losa de piedra caliza tallada que data del año 156 d.C. y contiene alrededor de 535 glifos de la escritura istmeña. Descubierta en México en 1986, este monumento de la cultura epi-olmeca es uno de los registros escritos más antiguos que se conocen de Mesoamérica. Museo de Antropología de Xalapa.

https://www.reddit.com/r/mesoamerica/comments/1ifd9fl/the_stela_1_of_la_mojarra_is_a_carved_limestone/?tl=es-419

En todos los reinos se establecieron normas de legitimidad para tener acceso al trono. La más importante exigía descender de la familia gobernante, pertenecer al mismo linaje que los anteriores beneficiarios del asiento real, tener el apoyo de las familias nobles y gozar de la protección de los antepasados. La mayoría de los reinos de la época clásica favorecieron la sucesión del hijo mayor del soberano desaparecido, o de uno de los descendientes directos del linaje real. Cuando esos requisitos no pudieron cumplirse, los vgobernantes inventaron la figura de un mítico antepasado fundador de la dinastía, del cual se hizo descender a los reyes pasados y presentes.

            A la exigencia de probar el linaje real de los aspirantes a ocupar el trono debemos las primeras listas de gobernantes y cronologías históricas, los primeros anales históricos del reino. Gracias a esos registros sabemos que los reinos desarrollaron un verdadero culto de la legitimidad dinástica. Es probable que entre más dudosos fuesen los derechos de un candidato a ocupar el trono, más insistente fuera la propaganda dedicada a legitimarlos. (54)

Representación iconográfica del tablero oval del Palacio de Palenque. Sak Kuk le entrega a su hijo el tocado que lo confirma como ahau del señorío de B'aakalKinich Janaab Pakal se encuentra sentado en un trono de doble cabeza de jaguar.

https://es.wikipedia.org/wiki/Sak_K%27uk%27#/media/Archivo:PakalImage3_cropped.jpg

Pakal ascendió de manera anómala al trono de Palenque en el año 615, pues su derecho a ocupar esa posición no provenía del linaje paterno, como era la tradición, sino de su madre, la señora Zac Kuk, una de las pocas mujeres que gobernó un reino maya. Para subsanar esa irregularidad que ponía en crisis el sistema de sucesión tradicional, y para legitimar la sucesión de su hijo, Pakal elaboró un nuevo discurso sobre la legitimidad del poder real. En la sucesión real que hizo grabar, en lugar de tres linajes efectivos aparece un solo tronco dinástico, originado en Balam Kuk, el fundador de la dinastía palencana en el año 431. De esa manera, al mismo tiempo que Pakal intentó ocultar la quiebra de la sucesión patrilineal, reivindicó el principio general que sustentó a las dinastías mayas de esa época; la descendencia de un tronco dinástico común. Pakal hizo grabar esa nueva interpretación de la historia dinástica de Palenque en el monumento destinado a preservar eternamente su memoria, el Templo de las Inscripciones, y en la tumba real construida en su interior. En los corredores del santuario que corona ese magnífico edificio mandó grabar, en tres extraordinarias planchas de piedra, la lista de sus antecesores, con las fechas de su nacimiento, ascensión al trono y muerte. Y en los costados del sarcófago destinado a recoger sus restos mortales inscribió una segunda lista de los reyes de Palenque y una tercera compuesta por una galería de retratos. En esta última, sus antepasados brotan de unas hendiduras de la tierra como árboles floridos y el conjunto forma un huerto florecido de ancestros, donde figuran los retratos de la bisabuela Kanal Ikal y de la madre Zac Kuk, ambas gobernantes desde Palenque. Según esta versión de la dinastía palencana, todos sus reyes, cualquiera que fuera su linaje, descendían de un mismo troco. (55)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Descendientes de Pakal el Grande

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Señora Sak K'ukSeñora
Sak K'uk

 

 

 

 

 

K'an Mo' Hix

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Pacal El GrandePacal
El Grande

615 - 683

 

 

 

Pacal El GrandeTz'akbu
Ajaw

Esposa
de Pacal

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Kan Bahlam II
Kan
Bahlam II

684 - 702

 

Kan Joy  Chitam IIKan Joy
Chitam II

702 -720

 

Tiwohl Chan MatTiwohl
Chan Mat

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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K'inich Ahkal Mo'Nahb' III
Ahkal
Mo'Nahb' III

721 -736

 

Upakal K'inichUpakal
K'inich

? 736 -
750 ?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Janaab Pakal III

Janaab Pakal III - 799 ?

 

K’inich K’uk’ Bahlam IIK’inich
K’uk’
Bahlam II

764 -783

 

K'inich Kan Bahlam IIIK'inich
Kan Bahlam III

751 ?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

https://pueblosoriginarios.com/biografias/palenque_11.html

 

Kan Balam, el hijo de Pakal, continuó y perfeccionó esta nueva interpretación de los fundamentos sagrados de la realeza. Antes de su entronización hizo desplegar, en las cuatro columnas que sustentan el santuario superior del Templo de las Inscripciones, en relieves de estuco policromado, el acto en que según su propia interpretación su padre lo proclamó heredero legítimo del reino de Palenque.

            Más tarde, en los templos que componen el llamado Grupo de la Cruz (el Templo de la Cruz, el Templo de la Cruz Foliada y el Templo del Sol), inaugurados en el año 692 para celebrar su ascenso al poder, Kan Malam hizo inscribir un elaborado discurso sobre el carácter sagrado de la realeza palencana.


Panel de la Cruz - Palenque. 692 d.C., Clásico Tardío.

La escena muestra un rito que, en honor del dios GI, realizó K’inich Kan B’ahlam (izquierda) el día de su entronización (7-ene.-684); es acompañado por su padre, K’inich Janahb’ Pakal, quien ya había fallecido pero que es representado como partícipe viviente de la ceremonia. La imagen sacralizada de Pakal transmite la carga de autoridad al nuevo gobernante, al otorgarle la sucesión del señorío. Una banda con signos de cuerpos astronómicos recorre la parte baja de la escena, denotando que el evento transcurre en las alturas celestes. Este ámbito corresponde plenamente con la connotación del Templo de la Cruz como imagen arquitectónica del mundo superior y “casa” de GI, su deidad regente. La escena está dominada por un elemento central cruciforme, del cual devino el nombre del tablero y del edificio. Este marcado con signos de te’, “árbol”, de ahí que se haya interpretado como un árbol cósmico, muy probablemente una ceiba. Los brazos de la ceiba cruciforme están rematados por sendas cabezas de la llamada “Serpiente de Nariz Enjoyada”, entidad representativa del fuego solar. En la parte alta de la ceiba se posa Xib’ Muut, aspecto de Itzamnaaj como deidad patrona de las aves y del nivel celeste. El texto glífico relata acontecimientos míticos, como: el nacimiento de Muwaan Mat, entidad progenitora de los tres dioses patronos de Palenque (2-ene.- 3120 a.C.), y su presentación del “bulto ceremonial mayiij” (1°-mar.-3112 a.C.); el descenso y ascenso desde y hasta las alturas celestes del dios GI (3-mar.-3112 a.C.), así como su renacimiento (10-nov.-2360 a.C.); y la entronización mítica de Muwaan Mat como “Sagrado Gobernante de Matwiil (Palenque)”.

https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/tablero-de-la-cruz-templo-de-la-cruz-palenque-chiapas

En el tablero del Templo de la Cruz Foliada se ven otra vez las figuras de Pakal y Kan Balam, y en medio de ellas un árbol cósmico en forma de planta de maíz. Las ramas del árbol están representadas por mazorcas de maíz en las que aparece un rostro humano, conforme a la concepción maya de que la carne de los seres humanos estaba hecha de maíz. En esta escena, el acontecimiento histórico de la transmisión de poder se equipará al ciclo de la muerte y resurrección del dios del maíz, un tema central en la teología y el arte maya de la época clásica. Pakal, el rey muerto, simboliza la semilla de maíz enterrada en el inframundo, pues su figura se levanta sobre una foliación del maíz en cuyo interior se ve la cara del dios del maíz descansando en el inframundo. En el lado opuesto, Kan Balam representa la resurrección de la planta de maíz del interior de la tierra: es el dios joven del maíz, pues resurge de una foliación de maíz que sale del monstruo de la tierra y está vestido con el atuendo que caracteriza al dios del maíz en el momento de su resurrección. (56) Asimismo, en ese tablero se ve que Pakal entrega a su hijo el punzón emblemático del sacrificio, el instrumento que derrama la sangre de los reyes. Este sacrificio suscita la comunicación con el mundo sobrenatural y el flujo benefactor de las fuerzas cósmicas en el mundo terrestre.

Panel de la Cruz Foliada - Palenque. 692 d.C. Clásico Tardío.

Panel labrado en piedra, el "árbol", que es en realidad una planta de maíz, sale de la cabeza de la tierra, manifestación de Itzam Na, Itzam Cab, Kauil o Bolón Dz'acab. Nótense los elementos (bil) que salen de la cabeza. Entre el follaje del "árbol" están cabezas del dios del maíz, con todo y sus penachos, y en la planta de maíz que sale de la concha en el suelo a la derecha. Los sacerdotes ofrecen al "árbol" figuras de Itzam Na. El resto se encuentra tapizado de diversos glifos, es una de las tres lápidas que forman el tablero de la cruz.

https://americaindigena.com/thompson/thompson_dioses_1.htm

 

Los textos e imágenes grabados en los templos del conjunto de la Cruz de Palenque se refieren a hechos históricos y están acompañados por fechas y discursos que pretenden registrar el momento exacto de su realización. Sin embargo, no pueden aceptarse como un registro de hechos verdaderos. En primer lugar, porque son una interpretación retrospectiva: las inscripciones fueron grabadas mucho tiempo después de ocurridos los hechos, cuando Kan Balam ya estaba en la cúspíde de su poder. Y en segundo lugar, porque la reconstrucción de la designación del heredero y las imágenes de la transmisión de las funciones reales fueron ordenadas para legitimar la designación de Kan Balam como único y legítimo gobernante de Palenque. Joyce Marcus considera que esos textos e imágenes son, más que un registro histórico verdadero, un ejercicio de propaganda política. (57)

 

            Sin embargo, si esos registros históricos no nos dicen lo que efectivamente ocurrió entre la muerte de Pakal y la ascensión de Kan Balam, si adviwerten que fue una transición difícil, y revelan, con gran expresividad, las formas de manipulación y representación de la realidad históricas utilizadas por la clase gobernante en la época de esplendor de la civilización maya. Informan, como ningún otro documento histórico, que la transmisión del poder era uno de los asuntos cruciales de su vida pública, un acontecimiento que obligaba a desplegar los refinados recursos políticos, religiosos, sobrenaturales y propagandísticos creados por esas sociedades para asegurar la continuidad del poder real, que era el centro articulador del conjunto social.

           

            Las ceremonias de transmisión del poder muestran que la designación del heredero a una edad temprana, su posterior nombramiento oficial y su ascensión en una ceremonia pública se habían vuelto requisitos indispensables para poder tener el más alto rango político de los reinos mayas. Indican que cada una de esas ceremonias obligaba a realizar un proceso complicado de negociaciones en todos los niveles del reino, a fin de obtener el consenso necesario para sustentar al nuevo soberano. La selección y designación del heredero, así como su ascensión al poder, eran entonces los acontecimientos políticos que integraban o dividían a las familias nobles del reino y los actos propicios para fortalecer lasd relaciones con el exterior. Eran los actos más difundidos del reino, y su continua representación originó un canon político e iconográfico que se repite en distintos lugares y épocas de Mesoamérica. En el área maya, la designación del heredero y su presentación a las principales familias y linajes nobles era una de las más importantes ceremonias de la vida pública, como se aprecia en las célebres pinturas murales que le dieron fama a Bonampak, la bella ciudad construida en la selva tropical. (58)

 

            El acto culminante del ascenso al poder entre los mayas era la ceremonia en la que el nuevo gobernante se sentaba en un trono de jaguar y recibía las insignias del cargo. Esta escena fue canonizada por Pakal en la famosa Tableta Oval de Palenque, donde el joven rey recibe las insignias del poder directamente de su madre, la señora Zac Kuk. Esta misma escena se repite en la ascensión de Kan Xul, otro hijo de Pakal, representada en el tablero llamado del Palacio.

En esta escena del llamado tablero del Palacio de Palenque, Kan Xul recibe las insignias del poder directamente de su padre, Pakal (a la izquierda), y de su madre, la señora Zac Kuk.

https://www.researchgate.net/figure/Figura-7-a-b-variaciones-del-glifo-CHIJ-CHIH-venado-c-otro-glifo-CHIJ-CHIH_fig4_348842657

 

         Un dato significativo en la escena que muestra la entronización de Pakal es que su madre aparece vestida con el mismo traje de esferas y cilindros de jade con el que usualmente se representa al dios del maíz en el momento de su resurrección de las profundidades del inframundo. (59) Pakal lleva ese mismo vestido en la célebre lápida de su sarcófago, donde se le ve salir de las mandíbulas del monstruo de la tierra convertido en una réplica del dios del maíz que resucita del interior de la tierra. No es menos significativo que en esos monumentos que sacralizan la persona del rey se haga coincidir el día en que Pakal asciende al trono con la fecha de la primera aparición de Venus como la Estrella de la Mañana. La fecha del nacimiento de Pakal en los mon umentos de Palenque coincide con la primera aparición de Venus como estrella vespertina. De este modo, desde el siglo VII los mayas hicieron coincidir el nacimiento de sus reyes con la aparición de la estrella vespertina, transformándolos en seres divinos y radiantes, de la misma manera que siglos más tarde los aztecas transformaron la desaparición terrestre del legendario rey Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl en el nacimiento portentoso de la Estrella de la Mañana.

https://arqueologiamericana.blogspot.com/2011/01/la-lapida-de-pakal-reposa-de-nuevo.htm   l

 

            La protección de los ancestros, particularmente en el momento trascendental de asumir el mando del reino, era otro requisito indispensable para consagrar la ascensión del nuevo soberano. Si Kan Balam invoca en su entronización al Primer Padre, al dios del maíz creador del cosmos, del mismo modo procede en el siglo VIII Yax Pac en el momento de su ascensión al trono de Copán: den un monumento de la acrópolis de esa ciudad hizo grabar la efigie de los 19 ancestros que lo habían precedido y fechó esa prodigiosa asamblea de antepasados en el día de su ascensión al trono.

 

             En estas representaciones se ratifica la continuidad de un m ismo tronco dinástico y la protección sobrenatural de los antepasados, quienes comparecen en el doble papel de personajes divinizados y de sombras tutelares de los gobernantes del reino.

W1064QC4: Altar Q – Lado Norte

W1064QC: Altar Q – Lado Sur

W1064QC1: Altar Q – Lado Oeste

W1064QC1: Altar Q – Lado Este

 

El Altar se encuentra al pie de la escalinata occidental del Templo 16, en el Patio Oeste, que fue el principal grupo de construcción del decimosexto gobernante de Copán, el misterioso Yax Pasaj Chan Yopaat. Yax Pac, como se le conocía, no parece ser descendiente directo de la dinastía, sino hijo de una noble palenquera. Encargó el Altar Q en el año 776 d. C. para que desempeñara un papel central en un paisaje sobrenatural que creó utilizando edificios y monumentos del Patio Oeste

https://www.xplorhonduras.com/yax-pac-el-decimo-sexto-rey-de-copan/

https://uncoveredhistory.com/honduras/copan/altar-q-a-history-of-mesoamerica/

 

Otra representación común del soberano en la época clásica es la del guerrero responsable de la defensa y expansión del reino. Si sumáramos las numerosas imágenes que los arqueólogos e historiadores han reunido sobre la formación de los reinos de la época clásica, se vería que la mayoría reproduce la efigie del soberano y se refiere a sus funciones como cabeza del reino, jefe de los ejércitos y ejecutor de las ceremonias religiosas que a lo largo del año sancionaban los actos que dotaban de cohesión a los pobladores del reino. De estas imágenes, quizá las más numerosas aluden a la función de la guerrera. Desde la aparición de los primeros cacicazgos hasta la fundación de los primeros reinos la guerra es un fenómeno permanente el el desarrollo de los pueblos de Mesoamérica.

 

            Cuando aparecieron los cacicazgos en el periodo formativo (1500-100 a.C.), se generalizaron los asaltos y ataques sorpresivos para saquear las ladeas y tomar cautivos. Más tarde al desarrollarse los reinos (150 a.C.-500 d. C.), los asaltos in tempestivos se transformaron en guerras que implicaron la presencia de ejércitos formales. En esta fase, los objetivos de la guerra fueron la expansión territorial, la adquisición de fuerza de trabajo esclava, la supresión de grupos rebeldes, la imposición de tributos, las defensas de las fronteras del reino y el rechazo de las amenazas ejercidas por los estados rivales. (60)

 

            La guerra se convirtió así en una parte constitutiva de los estados, en el instrumento necesario para definir las fronteras del reino y el aparato disuasivo para rechazar las amenazas del exterior y las oposiciones internas. El éxito o el fracaso de un gobernante en el manejo del reino dependió entonces, principalmente, de sus habilidades como capitán y concertador de alianzas políticas. De ahí que esta función, al mismo tiempo que declaraba la capacidad efectiva del gobernante para dirigir el reino, se convirtiera en uno de los principales instrumentos de propaganda política.

 

            La abundancia de imágenes con acciones de guerras comandadas por los gobernantes indica que éste era uno de los medios más efectivos de propaganda política. Las acciones bélicas que aparecen en la escultura, la pintura y otros medios visuales no siempre reflejan la realidad histórica. Más bien expresan las ideas que sus atores quisieron transmitir. En la mayoría de los casos los mensajes eran previamente seleccionados y manipulados por los gobernantes; declaraban victorias y ocultaban derrotas, nombraban a los cautivos capturados y escondían las pérdidas propias y, en general, hacían de las acciones más insignificantes del rey-guerrero actos grandiosos y memorables. (61) Con todo y sus propósitos de propaganda, las acciones bélicas realzadas en los monumentos señalan el papel efectivo de la guerra en la formación de esas sociedades. Muestran que los miembros de las familias nobles, y particularmente los del linaje real, eran adiestrados desde edad temprana en las artes de la guerra. Antes de asumir la investidura real, el heredero estaba obligado a mostrar sus habilidades militares mediante campañas dedicadas a tomar cautivos. Y durante el ejercicio del poder, el soberano emprendía continuamente acciones guerreras, encabezaba la defensa de los territorios amagados, o concertaba alianzas matrimoniales y políticas para fortalecer el reino. En una palabra, el grupo gobernante estaba formado por una élite de guerreros.

 

Estela con la escena de un hombre decapitando: el sacrificio por decapitación, relacionado con la fertilidad, como lo indican las hojas con granos que brotan del cuello cortado, una practica común dentro del simbolismo de los pueblos agrícolas. ver más en arqueomex vol. XI, número 63, pp. 16-21.

https://mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A401753

 

La estela 21 de Izapa registra una de las escenas más antigua de captura de un prisionero, seguida por su decapitación (100 a.C.-100 d.C.). La víctima lleva un collar de jade y adornos en las orejas, señales de que era una persona importante.

https://mormonscodex.wordpress.com/2018/09/08/las-combinaciones-secretas-el-arte-de-la-guerra-y-el-sacrificio-de-cautivos-en-mesoamerica-y-el-libro-de-mormon/

 

            En el momento de su ascensión al trono, uno de los actos irrecusables del heredero era mostrarse públicamente con el vestido y la parafernalia de los guerreros, para lo cual escogía el uniforme prestigiado por el más distinguido de sus antepasados. Guerrero victorioso, captor de enemigos ilustres, conquistador de nuevos territorios, eran otros tantos títulos que se agregaban al primer nombre del soberano, ya fuesen esas azañas reales o inventadas. Como se observa, la guerra es un rasgo distintivo de esas sociedades, y una de las vías más efectivas para alcanzar prestigio y rango.

 

            Probablemente la guerra era una actividad que se ejercía en la estación seca, después de la cosecha, cuando la mayoría de la población no se ocupaba en las tareas agrícolas. (62) Entonces movilizaba al conjunto de la sociedad, pues, además de los guerreros propiamente dichos, intervenían en ella las mujeres encargadas de hacer los vestidos y armaduras y preparar los alimentos. Participaban los sacerdotes que debían prevenir los signos favorables y hacer las rogativas y ceremonias para obtener la victoria; los artesanos que fabricaban los emblemas militares y los utensilios ofensivos y defensivos; los músicos, bailarines, oradores y bufones cuya misión era enardecer los a´nimos mediante el canto, la danza y las arengas guerreras.

 

 

El Códice Nuttall presenta esta escena, en la que se ve, a la derecha, al gobernante de la Mixteca Alta 8 Venado, llamado Garra de Tigre, armado con un lanzadardos y un escudo y tomar prisionero a un individuo llamado 4 Viento. Esta captura tuvo lugar el día 12 Mono del año 11 Casa (1049 d.C.).

https://www.angelfire.com/dc/dresdencodex/webespnuttall.html

 

            La tercera función del soberano, ampliamente difundida en los monumentos y textos, es su papel de mediador entre el mundo terrestre y el sobrenatural. En el periodo preclásico las pirámides y las plazas eran los escenarios donde se manifestaba la presencia de las fuerzas sobrenaturales. Allí actuaba el gobernante y su acción se concentraba en convocar y propiciar esas fuerzas. En cambio, en la época clásica, el gobernante se convierte, a través de la estela, la escultura, la pintura y la escritura, en la encarnción misma de las fuerzas sobrenaturales. Los antiguos escenarios no desaparecen; por el contrario, aumentan de tamaño y se multiplican. Pero ahora el centro de ellos está ocupado por la figura del soberano, quien es así mismo el ejecutor de las ceremonias que establecen la relación entre las fuerzas sobrenaturales y el mundo terrestre.

 

            La función del soberano como mediador entre el mundo terrestre y el sobrenatural se muestra con gran fuerza en el acto estremecedor llamado Visión de la Serpiente. Este rito, que tenía como objetivo el derramamiento de la sangre del soberano, ratificaba que sólo él podía establecer contacto con el mundo sobrenatural y conseguir, mediante ese sacrificio, que los dioses se manifestaran y derramaran sus dones en el mundo terrestre.

Representación del árbol cósmico.

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La escena que muestra el dintel no. 24 está relacionada con la obligación que tenían lo soberanos mayas de verter su propia sangre para apaciguar a los dioses. A la derecha, arrodillada, se encuentra la reina Xook en el acto de pasarse una cuerda espinosa por un agujero practicado en la lengua mientras su esposo el rey Escudo-Jaguar la alumbra con una antorcha llameante. Las púas de obsidiana de la cuerda son claramente visibles, aunque no tanto el derramamiento de sangre, limitado a unos tenues regueros alrededor de la boca de Xook. En el suelo, no obstante, hay preparado un cesto con unas tiras de papel cuya función es recoger las gotas de sangre del sacrificio. Por su parte, la antorcha que porta el monarca nos revela que el ritual está teniendo, lugar en la oscuridad de la noche o en el interior de un templo.

 

https://www.arteiconografia.net/2013/07/el-dintel-24-de-yaxchilan.html

 

            La sangre derramada se acumulaba en unas tiras de papel colocadas en un recipiente con copal y otras sustancias que, al quemarse, provocaban ondulaciones de humo que simulaban el movimiento de una serpiente. El clímax del rito era la aparición, a través de las fauces abiertas de la serpiente, de los dioses o los antepasados convocados, como se representó en los monumentos se scralizan esta ceremonia. Estudios recientes han señalado que el sacrificio del derramamiento de la propia sangre era uno de los ritos principales ded los gobernantes mayas de la época clásica, y su función última era hacer presentes a los dioses en el mundo terrestre. Schele y Miller señalan que “a través del derramamiento de su propia sabngre, el rey les daba vida a los dioses y trasladaba las fuerzas del mundo sobrenatural a la vida diaria del pueblo maya”. (63)

 

            Al concentrar en su persona las principales funciones políticas del reino, la dirección de los ejércitos y la conducción de las ceremonias religiosas, el soberano se apropíó también, simultáneamente, del tiempo en que esos actos se calendarizaban y de los medios (arquitectura, escultura, pintura, escritura, cantos, escenografía) a través de los cuales se expresaban y propagaban. El calendario ritual de 260 días fijó la realización de las fiestas públicas y religiosas a lo largo del año, y esa calendarización estableció las formas de participación de la población en los actos que ritmaban la vida del reino. El sistema calendárico fue usado por los sacerdotes y adivinos para seleccionar fechas propicias a las ceremonias de designación y ascensión de los gobernantes, para fijar los ritos del derramamiento de sangre y los días convenientes para iniciar la guerra, para vincular a los soberanos terrestres con ancestros divinos o míticos y para reconstruir la historia del reino y sus gobernantes conforme a los intereses de éstos.

 

            Finalmente, podría decirse que el sistema calendárico y los extraordinarios cómputos astronómicos fueron utilizados para compensar la fugacidad de los hechos humanos, para wexorcizar el paso implacable del tiempo sobre sus frágiles creaciones. Quizá, como dice un estudioso de los cómputos calendáricos, paea “los pueblos mesoemaricanos el fenómeno más valioso era el que ocurría una y otra vez, eternamente: el nacimiento y la puesta del sol, los ciclos de Venus, las ruedas calendáricas, los aniversarios que celebraban la ascensión o la muerte de sus reyes. Por esa razón se realizaban esfuerzos extraordinarios para hacer que los acontecimientos históricos realmente ocurridos se vincularan con las fechas de los acontecimientos míticos, para relacionar a las familias reales con los ciclos planetarios, las revoluciones celestes, el completamiento de los ciclos temporales y otros fenómenos asociados con la inmortalidad”. (64)

 

            Joyce Marcus observa que el gran despliegue de propaganda política transmitida a gtravés de la arquitectura, la escultura, la pintura, la escritura, los cantos, la escenografía y otros medios se canalizó hacía dos tipos de público. La que Marcus llama propaganda vertical, o jerárquica, se difundía desde los centros del poder político hacia el conjunto de la población y transmitía mensajes capaces de ser comprendidos por grupos numerosos y diversos. En cambio, la que llama propaganda horizontal, estaba dirigida a los miembros más altos de la jerarquía política y social del reino. Esta propaganda procedía también del centro del poder político, pero utilizaba medios como la escritura, el discurso cosmogónico y político, o las consignas militares, que por su naturaleza eran mensajes cifrados y sólo destinados a la élite que dirigía el reino. (65) En conjunto, ambos tipos de propaganda difndieron los mensajes que dotaron de coherencia, unidad e identidad al universo social. Una coherencia e identidad que podemos calificar de extraordinarias, si consideramos que desde el preclásico hasta el fin de la época clásica transcurrieron más de 10 siglos y que durante ese largo tiempo los diversos grupos étnicos y lingüísticos de Mesoamérica y los múltiples reinos que se desarrollaron en ese extenso territorio mantuvieron una unidad notable en sus concepciones míticas y religiosas, en su organización política y social y en el conjunto de expresiones culturales de lo que hoy llamamos civilización mesoamericana.

Dintel 25 de la Estructura 23 de Yaxchilán
Artista / Origen: Artista maya, Yaxchilán, Chiapas, México
Región: Mesoamérica, Centroamérica y el Caribe
Fecha: Período Clásico Tardío, 600–900 d. C.
Período: 500 d. C. – 1000 d. C.
Material: Relieve de piedra caliza
Medio: Escultura
Dimensiones: Alto: 51 pulgadas (129,5 cm), Ancho: 33,7 pulgadas (85,7 cm)
Ubicación: Museo Británico, Londres, Reino Unido
Crédito: Werner Forman/Art Resource, NY

https://www.learner.org/series/art-through-time-a-global-view/dreams-and-visions/lintel-25-of-yaxchilan-structure-23/

 

NOTAS

Flores Cano, Enrique, Memoria Mexicana, México, FCE, 2004, pp. 676.

 

1.- Popol Vuh. Las antiguas historias de Quiché (1961), trad.del texto original con intod. Y notas de Adrián Recinos, México, FCE, pp. 24-30.

2.-Eliade, Mircea (1972), El mito del eterno retorno, Madrid, Alianza Editorial, pp. 20-25.

3.- Una primera interpretación del sentido cósmico de la pirámide mesoamericana puede verse en Westheim, Paul, (1950), Arte antiguo de México, traducción de Mariana Frenk, México, FCE, pp. 95-112.

4.- Popol Vuh, p. 21.

5. – Reilly, F. Kent, (1990), The Ecological Origin of Olmec Symbols of Rulership, tesis de maestría, Austín, The University of Texas at Austin, y del mismo autor, “Olmec Iconographic Influences on the Symbols of Maya Rulership: an Examination Of Possible Sources”, en Merle Greene Robertson, y Virginia Fields (comps.), Sixth Palenque Round Table, 1986, Norman, University of Oklahoma Press, pp. 143-166.

6.- Edmonson, Munro S. (comp.) (1988), The Book of the Year, Middle American Calendar Systems, Salt Lale City, University of Utah Press, p. 4.

7. – Edmonson, The Book of Year, p. X.

8.- Ibíd., p. 97. Marcus, Joyce (1992), Mesoamerican Writing Systems. Propaganda Myth, and History in Four Ancient Civilizations, Princeton, Priceton University Press, p. 142.

9.- Millon, René (1981), “Teotihuacan: City, State and Civilization”, e eremy A. Sabloff (comp.), Handbook of Midd

American Indians, Austin, University of Texas Press, Suplemento 1, pp. 198-243, Nota 4, y (1988), “The Last Years of Teitihuacan Dominance”, en Norman Yoffee, y George Cowgill (comps.), The Collapse of Ancient States and Civilizations, Tucson, The University of Arizona Press, pp. 102-175.

10.- Edmonson, The Book of Year, pp. 26, 121-122 y 124.

11.- Telock, Barbara (1992), Time and the Higland Maya, Alburquerque, University of New Mexico Press; Earle, Duncan M. y Dean R. Snow (1985), “The Origin of the 260 days Calendar: the Gestation Hypothesis Reconsiderad in Light of Its Use  among the Quiche Maya”, en Fifth Palenque Round Table, 1983, San Francisco, Pre-Columbian Research Institute, pp. 241-244; Earle, Duncan M. (1986), “The Metaphor of the Day in Quiche: Notes on the Nature of the Everiday Life”, en Gary H. Gossen (comp.), Symbols beyond the Closed Community, Albany, Nueva York, Institute for Mesoamerican Studies, pp. 155-172.

12.- Justeson, John S. (1988), “The Non-Maya Calendars of Southern Veracruz-Tabasco and the Antiquity of the Civil and Agricultural Years”, Journal of Mayan Linguistics, vol. 6, pp. 1-21.

13.- Un resumen actualizado de estos sistemas de cómputo puede verse en Miller, Mary E., y Karl Taube (1993), The Gods and Symbols of Ancient Mexico and Maya Zone, Nueva York, Thames and Hudson, pp.  48-53. Una explicación de las características de los sietemas de cómputo y los calendarios de los zapotecas, mayas, mixtecos y nahuas puede verse en Marcus, Mesoamerican Writing Systems, pp. 95-142.

14.-Leander, Birgitta (1979), IN Xóchitl cuícatl.  Flor y Canto. La poesía de los aztecas, INI, p. 211.

15.- Anders, Ferdinand, Maarten Jansen y Gabina Aurora Pérez Jiménez (coords.) (1992), Origen e historia de los reyes mixtecos. Libro ilustrativo del llamado Códice Vindononensis, México, FCE, p. 84.

16.- Popol Vuh, edición de Tedlock, pp. 65-66.

17.- Popol Vuh, edición de Adrián Recinos, p. 66.

18.- Popol Vuh, edición de Tedlock, pp. 78-79.

19.- Coe, Michael D. (1989), “The Hero Twins: Myth and Image”, en Kerr, Justin (comp.), The Maya Vase Book, Nueva York, Kerr Associates, pp. 161-184. Este artículo es el major studio sobre la personalidad, el simbolismo y el significado de los Gemelos Divinos.

20.- Popol Vuh, edición de Tedlock, p. 97.

21.- Popol Vuh, edición de Tedlock, pp. 104-107.

22.- Florescano, El mito de Quetzalcóatl, pp. 175-176.

23.- Popol Vuh, edición de Tedlock, Introducción, p. 59.

24.- Sobre los inicios de la formación y conservación de la memoria colectiva y su plasmación en textos orales o escritos, véase Havelock, Eric A. (1994), Preface to Plato, Harvard University Press, pp.42-49 y 291, y del mismo autor The Muse Learns to Write, pp. 54-77.

25.- Freidel, David, Linda Schele y Joyce Parler (1993), Maya Cosmos Three Thousand Years on the Shaman´s Path, Nueva York, William Morrow and Company Inx, pp. 69-72; y Garza, Mercedes de la (1987), “Los Mayas. Antiguas y nuevas palabras sobre el origen”, en Mitos cosmogónicos del México antiguo, INAH, pp. 15-86.

26.- Florescano, El mito de Quetzalcoatl, pp. 204-2191.

27.- Freidel, Schele y Parker, Maya Cosmos, cap. 3.

28.- Idem.

29.- Freidel, Schele y Parker, Maya Cosmos, cap. 3.

30.- Véase Schele y Freidel, A Forest of Kings, pp. 96-119.

31.-Miller, Arthur G. (1986), Maya Rulers of Time: A Study of Architectural Sculpture at Tikal, Guatemala, Filadelfia, The University Museum; Freidel y Schele, “Symbol and Power: A History of the Lowland Maya Cosmogram”; Coggins, Clemency O. (1980), “The Shape of Time: Some Political Implications of a Four-Part Figure”, American Antiquity, vol. 45, núm. 4, pp. 727-739, y Hansen, Richard D. (1992), The Archaeology of Ideology: A Study of Maya Preclassic Architectural Sculpture at Nakhe, Guatemala, Tesis de doctorado, Ann Arbor, University Microfilms International.

32.-Gossen, Gary, (comp.) (1979), Los chamulas en el mundo del sol: tiempo y espacio de una tradición oral maya, México, Instituto Nacional Indigenista, pp. 45-69.

33.-Ashmore, Wendy, (1989), “Construction and Cosmology: Politics and Ideology in Lowland Maya Settlement Patterns”, en William Hamks y Don Rice (comps.) Word and Image in Maya Culture: Explorations in Language, Writing and Representation, Salt Lake City, University of Utah Press, pp.  272-286; Miller, Arthur (1988), “The Meaning and Function of the Main Acropolis Copán”, en Elizabeth Boone t Gordon Willey (comps.), The Southeast Classic Maya Zone, Washington,Dumbarton Oaks Research Library  and Collection, pp. 149-194,nota 10; Hartung, Horts (1980), “Arquitectura y planificación entre los antiguos mayas” en Anthony Aveni (comp.), Astronomía en la América Antigua, México, Siglo XXI, Editores, pp. 145-167; Coggins, “The Shape of Time”, pp. 727-739, y Tate, Carolyn E. (1992), Yaxchilan. The desing of a Maya Ceremonail City, Austin, University of Texas Press.

34.- Thompson, Eric S. (1959), Grandeza y decadencia de los Mayas, trad. De Lauro José Zavala, México, FCE, pp. 152-153.

35.- Thompson, Grandeza y decadencia de los mayas, p. 153, y del mismo autor, “Maya Hieroglyphic”, p. 644.

36.- Schele y Freidel, A Forest of Kings, p. 113.

37.- Gossen, Los chamulas en el mundo del sol, pp. 45-49.

38.- Schele y Freidel, A Foreste of Kings, p. 113.

39.- Justeson, John S., William M. y Normand Hammond (1988), “The Pomona Flare”, en Elizabeth Benson Gillet Griffin (comps.), Maya Iconography, Princeton, Princeton University Press, pp. 94-151.

40.- Coe, Michael D. (1972), “Olmec Jaguars and Olmec Kings”, en Elizabeth Benson (comp.), The Cult of the Feline, Washington, Dumbarton Oaks Research Library and Collection, pp. 1-18.

41.- Clancy, Flora S. (1988), “The Composition and Context of the Classic Steale at Copán and Quiriguá”, en Elizabeth Boone y Gordon Willey (comps.), The Southeast Classic Maya Zone, Washington, Dumbarton Oaks Research Library and Collection, pp. 195-222.

42.- Baudez, Claude F. (1988), “Solar Cycle and Dynastic Succession in the Southeast Maya Zone”, en Elizabeth Boone y Gordon Willey (comps.), The Southeast Classic Maya Zone, Washington, Dumbarton Oaks Research Library and Collection, pp. 121-148.

43.- Baudez, Ibid., p. 125.

44.- Muse, Michael, y Terry Stocker (1974), “The Culto f the Cross: Interpretations in Olmec Iconographi”, en The Journal of the Steward Antropological Society, vol. 5, pp. 69-98.

45.- Véase un análisis detallado de los aspectos simbólicos, conceptuales e iconográficos del Dios I y el Dios II, y de la Triada de Palenque y su relación con la realeza, en Freidel y Schele, “Symbol and Power: A History of the Lowland Maya Cosmogram”, pp. 44-93. En un edifico de Tikal, de mediados del siglo V d.C., Miller encuentra que el programa escultórico de este monumento “incluye el tema del nacimiento cíclico del sol en las cuevas sagradas del inframundo, precedido por Venus como Estrella de la Mañana. Esto pudo servir como una metáfora en el Tikal del sigo V, para representar el nacimiento de los gobernantes mayas: así como el sol y Venus se elevan juntos en el Este durante los primeros cinco días del ciclo de 584 días de Venus, así también los gobernantes legítimos emergen del lugar de los dioses ancestrales”.

46.- Joralemon, Peter D., (1976), “The Olmec Dragon. A Study in Pre Columbian Iconographi”, H.B. Nocholson (comp.), Origins of Religious Art Iconographi in Pre-Classic Mesoamerica, Los Ángeles, University of California at Los Ángeles, Latin American Publications, p. 37; Reilly, “Cosmos and Ruler-ship”, p. 18.

47.- Los reyes mayas, por ejemplo, escribieron en glifos y monumentos que descendían del Primer Padre y la triada de dioses fundadores del cosmos; los reyes misxtecos escribieron en códices que su antepasado era el dios creador 9 Vidento, y los gobernantes toltecas y aztecas afirmaron que descendían de Quetzalcoátl. Véase Florescano, El mito de Quetzalcoátl.; véase Marcus, Mesoamerican Writing System, pp. 274-277.

48.- Grove, David C., (1973), “Olmec Altars and Myths”, Archaeology, vol. 26, pp. 130-131 y 134-135.

49.- Fields, Virginia M. (1989), The Origins of Divine Kingsship among thhe Lowland Classic Maya, tesis de doctorado, Ann Arbor, University Microfilms International, pp.19-27 y 98; (1991), “The Iconographic Heritage of de Maya Jester God”, en Merle Greene Robertson y Virginia M. Fields (comps.), Sixth Palenque Round Table, 1986, Norma, University of Oklahoma Press, pp. 167-174.

50.- Reilly, “Cosmos and Rulership”, p. 34; del mismo autor, “Olmec Iconographic Influences”, pp. 151-152 y 163-166.

51.- El nombre que los mayas dieron a la estela de piedra donde grabaron la efigie de sus reyes era Te-Tum, que quiere decir “árbol-piedra”, de modo que la estela es un árbol de piedra. Schele y Freidel, A Forest of Kings, p. 71. Véase un análisis de los símbollos y mensajes utilizados por los gobernantes en el periodo formativo y de sus transformaciones en la época clásica, en Freidel y Sche, “Symbol and Power: A Story of Lowland Maya Cosmogram”, pp. 44-93.

52.- Marcus, Mesoamerican Writing Systems, pp. 391-393.

53.- Justeson, John S., y Terrence Kaufman (1993), “A Decipherment of Epi-Olmec Hieroglyphic Writing, Science, vol. 259, 19 de marzo, pp. 1703-1711; Stuart, George E. (1993), “The carved Stela from La M ojarra”, Science, vol. 259, marzo, pp. 1700-1701.

54.- Marcus, Mesoamerican Writing Systems, p. 306.

55.- Schele y Freidel, A Forest of Kings, pp. 217-227.

56.- Florescano, El mito de Quetzalcóatl y Taube, Karl A. (1985), “The Classic Maya Maize God: A Reappraisal”, en Merle Greene Robertson, y Virginia M. Fields (comps.), Fifth Palenque Round Table, 1983, San Francisco, The Pre-Columbian Art Research Institute, pp. 171-181.

57.- Dice Marcus: “Rulers were not attempting to write truthful and objective history, but to communicate oficial propaganda: their writings have historical content but it is a manipulated history in which the facts are altered to meet successive rulers´changing political and ideological needs”. Mesoamerican Writing Systems, p. 143.

58.- Miller, Mary E., (1986), The Murals of Bonampak, Princeton, Princeton University Press.; Sobre los ritos de ascensión al trono entre los mayas, véase Schele y Miller, The Bloods of Kings, pp. 103-131.

59.- Florescano, El Mito de Quetzalcóatl.

60.- Marcus, Mesoamerican Writing Systems, pp. 353-355.

61.- Marcus, op. Cit., pp. 357 y 360.

62.- Marcus, op. Cit., pp. 430-433.

63.- Schele y Miller, The Blood of Kings, p. 184.

64.- Marcus, op. Cit., pp. 8-9.

65.- Ibid., pp. 11-12.

 

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