martes, 31 de agosto de 2021

 

MUJERES

Biografías, Obras y Exposiciones

FRIDA KAHLO

Un arte con alas para volar


Frida Kahlo pintando “Retrato de la familia de Frida”. Foto: Juan Guzmán, 1950-51. En historia.nationalgeographic.com.es

 

Mucho después de su fallecimiento, Frida Kahlo ha terminado por trascender su propia realidad. De pintora revolucionaria, creadora de mundos íntimos y mujer torturada y engañada (pero también abierta al amor), la imagen de la pintora ha pasado a convertirse en un auténtico icono. Puede ser que incluso hasta el punto de caer en una peligrosa banalidad. Pero los millones de imágenes de la artista que se han convertido en merchandising no anulan en absoluto el enorme poder de sus obras. El potencial y el talento de Frida Kahlo florecieron a través de la enfermedad, el sufrimiento y la postración. Suyas son las palabras “todo puede tener belleza, aún lo más horrible”. Además, fue capaz de convertirse a sí misma en una obra de arte con entidad propia, siguiendo la estela de otros artistas como Salvador Dalí.

Enraizada en su propia cultura y amante de la belleza (propia y ajena), su imagen y su persona experimentan un auténtico culto en la sociedad mexicana, donde su retrato incluso preside altares dedicados a los santos.  En vida, Frida Kahlo se enfrentó a una realidad terrible y empleó el arte para mostrar su sufrimiento: para superarlo y para aprender a vivir con él. Y no tuvo que ir muy lejos para crear su imaginario personal, admirado por artistas como André Bretón: en sus propias palabras, “nunca pinto sueños o pesadillas. Pinto mi propia realidad”.

 

Infancia, aprendizaje y tragedia. Los primeros años 

Magdalena del Carmen Frida nació en la célebre Casa Azul de Coyoacán, Ciudad de México, en 1907. Su padre, Guilermo Kahlo, había emigrado a México desde Alemania en 1890, a los 19 años. La madre de Frida, Matilde Calderón, fue la segunda esposa de Guillermo; con la primera, fallecida en 1884, tuvo otras dos hijas. Frida fue la tercera de los cuatro hijos que tuvo con Matilde. En su primera infancia la futura artista vivió en un ambiente de bonanza económica, fruto del ejercicio de su padre como joyero de la alta sociedad mexicana de la época y de su labor como fotógrafo, que emprendería tras su segundo matrimonio. Sin embargo, tras el fin del gobierno de Porfirio Díaz (conocido como “el porfiriato”), la familia comenzó a experimentar serios problemas económicos.

 


La Casa Azul, actual Museo Frida Kahlo. En wikipedia.

 

En 1913 y a la edad de seis años, Frida enferma de poliomelitis y se ve obligada a guardar cama durante 13 meses; sería el primer contacto de la artista con la enfermedad, que se convertirá en una sombra permanente durante toda su vida. Aunque consigue recuperarse, su pierna derecha queda seriamente deformada. Sin embargo, la artista en ciernes comienza a demostrar su capacidad de superación desde muy joven y empieza a ayudar a su padre en su trabajo. La pequeña participa en tareas como el revelado o los retoques, y le asiste en la captura de imágenes: esta colaboración supone su primer (y fundamental) contacto con el arte.

En 1922 Frida Kahlo ingresa en la Escuela Nacional Preparatoria, donde entra en contacto con las ideas más progresistas de la época. Su inteligencia y su talento fueron su mejor defensa frente a las burlas ocasionadas por su cojera; su personalidad arrolladora se impuso y pasó a formar parte del grupo Los cachuchas, donde conoció a su primera pareja, Alejandro Gómez Arias. En 1925 el autobús en el que ambos viajan es arrollado por un tranvía: el accidente ocasiona a Frida múltiples fracturas en todo el cuerpo y agrava considerablemente los problemas ocasionados por la poliomelitis en su pierna derecha.

 

La pintura como salvación y medio de expresión


“Paisaje urbano”, Circa 1925. En arquine.com

 

Postrada en la cama, la joven recibe de su padre una caja de pinturas y pinceles. Es el comienzo de una pasión desenfrenada por el arte, que acompañará a la artista durante sus incontables épocas de postración y atenuará psicológicamente sus constantes dolores, que no le abandonarán hasta la muerte. En palabras de la propia Frida, empezó a pintar la cama “con un corsé de yeso que iba desde la clavícula a la pelvis”, con la ayuda de “un dispositivo muy chistoso”: un artilugio ideado por su madre que sostenía una tabla donde se colocaban los papeles.

En una de sus primeras obras, Paisaje urbano (circa 1925), es posible distinguir ya algunas de las constantes de la trayectoria pictórica de la artista. La pintura no es un fin en sí misma, sino un medio para explorar la realidad y mostrar una serie de sensaciones. El paisaje, anodino y austero, no es lo importante: según la escritora y biógrafa Araceli Rico, la obra muestra un espacio “estrecho, reducido a dimensiones inconcebibles […], un pequeño teatro donde se pusiera en escena su propia vida”.

 

La exploración de la identidad propia. Autorretratos


“Autorretrato” (1930). En westwing.es

 

La obligada postración de Frida Kahlo le induce a investigar su propia persona, su cuerpo y su identidad. Un dispositivo de espejos colocado sobre la cama le permite comenzar su famosísima serie de autorretratos, realizados a lo largo de toda su vida. En principio, las obras muestran el retrato austero de una mujer de intensa mirada; con el tiempo, los autorretratos reflejarían también emociones descarnadas, sufrimientos, pasiones y deseos. Estas obras convertirían a Frida Kahlo en un “objeto de deseo” por parte del movimiento surrealista liderado por André Breton. Sin embargo, ella nunca se vio como una pintora surrealista: en sus propias palabras, “el Surrealismo no corresponde a mi arte. Yo no pinto sueños o pesadillas sino mi realidad, mi propia vida”.




“Las dos Fridas” (1939). En inbal.gob.mx

 

A lo largo de su vida, la exploración de la identidad propia fue una constante en la obra de Frida Kahlo. Además de los autorretratos, el tema más habitual en su trayectoria, la pintora reflejó también su ascendencia familiar y a sus amigos, parejas y allegados. En todos ellos se combinan los colores potentes y primarios, característicos de la cultura plástica y estética de México, con la expresión de sus emociones a través de metáforas visuales: collares de espinas, animales, sangre, lágrimas, corsés… Su primer autorretrato se lo dedicó a su pareja, Gómez Arias, quien se distanció de ella tras el accidente. Aunque Frida sufrió intensamente con la ruptura (mientras el joven abogado quitaba importancia a su relación), nunca dejó de mantener contacto con él.

 

Diego Rivera. El amor y el despecho


“Diego y yo” (1949). En i.pinimig.comm

 

El accidente que destruyó el esqueleto de la pintora nunca fue un obstáculo para su actividad social y cultural. Frida frecuentó desde su juventud los círculos artísticos y políticos de Ciudad de México; a través de la fotógrafa Tina Modotti entra en contacto con el pintor muralista Diego Rivera, que sería el amor de su vida y con quien mantendría una relación caracterizada por la pasión, el desencanto, los celos y las infidelidades. La artista retrató a su pareja en distintas ocasiones y escribió sus sentimientos hacia él en su diario. Frases como “Siento que desde nuestro lugar de origen hemos estado juntos, que somos de la misma materia, de las mismas ondas, que llevamos dentro el mismo sentido”, dejan clara la intensidad del amor que Frida sentía por Diego. Un amor poderoso, pero también destructivo.

 


“Autorretrato con collar de espinas” (1940). En matadornetwork.com

 

En 1929 y a la edad de 22 años, Frida Kahlo se casa con Diego Rivera, que entonces tenía 43. Fue “la boda entre un elefante y una paloma”, en palabras de la artista. Durante los años siguientes ambos residen en La Casa Azul y pasan temporadas en los EEUU. En esta residencia, y más adelante en la actual Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, la pareja mantiene una intensa vida cultural y social caracterizada por su compromiso político con los ideales de izquierdas. De hecho, entre 1937 y 1939 darían asilo a León Trotski y a su esposa, perseguidos por Stalin. La relación de Frida y Diego pasa por innumerables altibajos a causa de las infidelidades del muralista, a las que la artista decide responder con sus propias aventuras. Se divorcian el 1939 para volver a casarse en 1940, esta vez con el compromiso de mantener vidas sexuales abiertas.

Últimos años. Una década de actividad, pasión y sufrimiento


“Sin esperanza” (1945) En es.blastingnews.com

 

Los años 40 fueron para Frida Kahlo una década de intensa actividad artística. Durante mucho tiempo se pensó que su figura había quedado eclipsada en vida por la poderosa presencia de Diego Rivera; si bien la pintora no alcanzó entonces la fama de su esposo, lo cierto es que su obra fue reconocida por artistas como André Bretón, Picasso o Kandinsky, entre otros. En 1938, la Galería Julien Levy de Nueva York organiza su primera exposición individual y empieza a participar en muestras colectivas. Su obra se expone en México, París, Nueva York, Boston y otras capitales norteamericanas. En 1942 entra a formar parte del Seminario de Cultura Mexicana en calidad de miembra fundadora, y en 1943 se incorpora como maestra a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda. En 1953, año previo a su fallecimiento, la Galería Lola Álvarez Bravo una exposición individual de su obra en Ciudad de México: será la única que se celebrará en el país en vida de la artista.


“Los ojos de Frida” (1948) En bodegonconteclado.wordpress.com

 

Los problemas físicos y de salud de Frida Kahlo la mantienen postrada durante largas temporadas. La artista sigue su actividad pictórica y crea magníficos retratos, llenos de simbolismo profundidad y personalidad. Es el caso de Los ojos de Frida (1948), obra que refleja dos de las constantes de su pintura: el sufrimiento y la pasión por la tradición mexicana. El dolor y la cercanía de la muerte, que la artista siente cercana, son temas recurrentes en sus lienzos. En 1950 su salud empeora, a causa de una intervención en la columna que le causa importantes problemas; en 1954 la artista intenta suicidarse en dos ocasiones, incapaz de seguir aguantando el dolor. Ese mismo año, Frida Kahlo fallece a los 47 años de edad y es velada en el Palacio de Bellas Artes de la capital por los artistas e intelectuales mexicanos más importantes del momento, en un ataúd cubierto por la bandera comunista.

El Kunstforum de Viena organizó en el año 2010 una de las mayores exposiciones retrospectivas de la obra de la artista mexicana. En total, la muestra incluyó cerca de ciento cincuenta obras, entre ellas muchos de sus célebres autorretratos.

La conexión de Frida Kahlo con la Unión Soviética se remonta a su juventud. La artista siempre manifestó su compromiso con el comunismo, el trabajo social y los sectores más débiles de la sociedad. En 2016, la actual Rusia organizó una exposición en su honor en el Museo Fabergé de San Petersburgo: fue la primera vez en la que se mostró su obra en el país. La muestra incluyó cerca de 34 piezas, entre pinturas, dibujos y fotografías.

Me pinto a mí misma porque es lo que mejor conozco”. Son las palabras con las que la artista justificaba su obsesión por el autorretrato. La muestra realizada en el Museo Dolores Olmedo de Ciudad de México reunió 26 obras pertenecientes a la colección del propio museo, que volvieron a su ciudad de origen aunque por tiempo limitado (ya que permanecen en constante cesión, formando parte de exposiciones en todo el mundo).

El estilo único e inimitable de Frida Kahlo era, sin duda, una parte indisoluble de su propia identidad. Un estilo que la ha convertido en un icono plástico y estético omnipresente en el siglo XXI. La artista se definía en sus pinturas y su persona a través de la enfermedad, el compromiso político y la pertenencia a su cultura. La muestra organizada en el Museo de Brooklin fue la mayor inaugurada en los EEUU en los últimos diez años; además de pinturas, la selección incluía objetos personales, ropas y tesoros íntimos de la pintura, encontrados en el año 2004.

 

Libros

Frida Kahlo. Una biografía (Lumen Gráfica)

Esta biografía esta profusamente ilustrada con las evocadoras imágenes de María Hesse, ganadora del Premio de la Fundación Nacional del Libro Infantil y Juvenil de Brasil. Ha recibido críticas muy positivas y es el número uno en ventas en Amazon de su categoría.

 

“El diario de Frida Kahlo: un íntimo autorretrato”. Ed. La Vaca Independiente.

La vida y la personalidad de Frida Kahlo, así como su obra, no se pueden comprender en toda su magnitud sin leer su diario. Escrito durante los últimos diez años de su vida y encerrado bajo llave durante cerca de 50 años, es un testimonio crudo de los sentimientos privados de la pintora. Ilustrado por la artista con fantásticas acuarelas e impregnado de la pasión desenfrenada y destructiva que sentía por Diego Rivera, el diario está prologado por el escritor Carlos Fuentes y va acompañado de un ensayo de Sarah M. Lowe. 170 páginas de arte, emoción e intimidad.

 

“Frida Kahlo: detrás del espejo”. Gerry Souter. Ed. Numen.

Frida Kahlo se utilizó a sí misma como modelo de excepción para decenas de autorretratos. Precisamente son estas obras las que esconden y destilan la esencia de su vida, su historia y sus sentimientos. Son, sin duda, el mejor testimonio autobiográfico que podemos tener de la artista. La biografía redactada por Gerry Souter emplea estas obras y otros lienzos de la pintora mexicana para articular su historia. El escritor escribió posteriormente un segundo tomo, dedicado al pintor Diego Rivera.

 

“Frida Kahlo: fantasía de un cuerpo herido”. Araceli Rico. Ed. Plaza y Valdéss

La escritora Araceli Rico fue una de las que primero supieron ver la enorme importancia de la obra de Frida Kahlo en el arte mundial. Laas páginas de este libro desvelan palabra por palabra la tensión interna que siempre vivió la artista, la simbiosis que experimentó entre arte y vida; cuerpo y pintura. Un libro esencial para conocer a la persona y a la pintora, ambas atrapadas en un mismo cuerpo, amado y torturado.

 

“Frida en París, 1939”. Jaime Moreno Villareal. Ed. Turner

Interesante y determinante periodo en la trayectoria de la artista definida por André Bretón como "un listón alrededor de una bomba". Reconsruido a través de su propio testimonio.

https://www.alejandradeargos.com/index.php/es/completas/32-artistas/41816-frida-kahlo-biografia-obras-y-exposiciones

 

TAMARA DE LEMPICKA

Una artista en constante reinvención


Tamara de Lempicka pintando “Susana en el baño” (1938). En crfashionbook.com

 

Tamara de Lempicka no siempre fue una artista reconocida. Durante su juventud y parte de su madurez, sus pinturas alcanzaron un gran reconocimiento; de hecho, fue una de las pocas mujeres que consiguió vivir de su trabajo como artista. Pero en sus últimos años, su obra perdió el interés de la crítica frente al auge del expresionismo abstracto norteamericano, ajeno a cualquier acercamiento a lo figurativo. Sin embargo, en décadas posteriores la obra de Lempicka ha sido reivindicada y recuperada, siendo en la actualidad una de las artistas más cotizadas del siglo XX. Su vida y su personalidad son una incógnita en parte: la mitomanía inherente a su carácter le empujó a crearse una historia propia, en la que la realidad convive con la invención.

Pero lo que sí es real es la potencia, la solidez y la innovación que sus pinturas aportaron a la escena pictórica de la primera mitad del siglo XX. Sobre todo, sus retratos y sus desnudos femeninos se han convertido en el paradigma iconográfico del movimiento Art Déco, siendo hoy día objeto de deseo por parte de celebridades y coleccionistas. Porque Tamara de Lempicka tenía muy claro quién era. Y sobre todo, quién aspiraba a ser. “Fui la primera mujer que hizo pinturas claras y evidentes; y ese fue el secreto del éxito de mi arte. Entre cien cuadros, es posible distinguir los míos. Y las galerías comenzaron a ponerme en sus mejores salas, siempre en el centro, porque mi arte atraía al público”. Algo que sigue siendo cierto: hoy, las obras de Tamara de Lempicka atraen a miles de visitantes en museos y exposiciones por su sorprendente modernidad, su armonía y su cualidad atemporal.

 

Infancia en Rusia: primer contacto con los clásicos

 

Es complicado establecer la fecha concreta del nacimiento de Tamara de Lempicka. Su afán de reinventarse su propia historia le empujó a difuminar sus datos biográficos, hasta el extremo de confundir a los expertos. Sin embargo, son muchos los biógrafos que coinciden en indicar que nació en 1898 en Varsovia, Polonia; mientras que según la artista, su nacimiento tuvo lugar en Moscú, Rusia en 1907. Lo que sí es cierto es que su padre, un abogado ruso bien situado, se mudó con su familia a San Petersburgo cuando la artista era aún una niña.


La Sagrada Familia (1527-1528), Agnolo Bronzino. La Polonaise (1933),Tamara de Lempicka. En artsy.net.

 

Durante su infancia, el primer contacto que mantuvo con el arte supuso un fuerte impacto en la joven personalidad de la pintora en ciernes: su abuela, perteneciente a la aristocracia, se la llevó de viaje por Italia en 1911, cuando solo tenía 13 años. La artista lo contaba así en años posteriores: “De repente, me encontré con obras pintadas en el siglo XV por artistas italianos. ¿Por qué me gustaron tanto? Porque eran tan claras, tan nítidas…”. Las líneas limpias y las superficies saturadas características de los manieristas italianos ejercieron una poderosa influencia en su arte. Una influencia que, de hecho, Tamara de Lempicka nunca dejó atrás.

  

La huida a París y los años de formación artística


“Retrato de Irena Kleinman” (1915) y “Retrato de un jugador de polo” (1922). En widewalls.ch

 

A pesar de su evidente pasión por el arte, la futura pintora no dio sus primeros pasos en la pintura durante su adolescencia. Como era habitual en la época y en la clase social acomodada a la que pertenecía, con apenas 18 años se casa con el abogado ruso Tadeusz Lempicki y tiene una hija, Kizette. Es un año de lujo y glamour: la pareja triunfa en salones y recepciones poco antes de la irrupción de la Revolución Rusa, en 1917. Entonces, las cosas cambian de manera radical: Lempicki es encarcelado y consigue su libertad gracias a la insistencia de su joven esposa, que no duda en recorrer instancia tras instancia, oficina tras oficina, para conseguir su excarcelación. La familia vuela a Dinamarca y después a París, donde Tamara de Lempicka se enfrenta con nuevos enemigos: la falta de ese dinero y esos lujos a los que ambos estaban acostumbrados. Su hermana Adrienne, que vivía en París por entonces y estaba plenamente integrada en la modernidad de la ciudad (que abogaba por la liberación de la mujer y su equiparación con el hombre en derechos y obligaciones) le da el mejor consejo de su vida: “haz una carrera y no tendrás que depender de tu marido”.

Posteriormente, de Lempicka se definiría en varias ocasiones como una artista autodidacta. Sin embargo, durante su juventud estudió en varias instituciones parisinas, desde la Académie de la Grande Chaumière (donde se formó con el simbolista Maurice Denis) hasta la Académie Ranson, fundada por el fauvista Paul Ranson. También pasó largas jornadas en el Museo del Louvre, empapándose de la obra de los maestros. Pero sin duda su mayor mentor fue el fauvista André Llhote, de quien absorbió e interiorizó la habilidad para plasmar volumen solidez en las formas, al tiempo que aplicaba algunos de los fundamentos del cubismo (sobre todo, la fractura de los planos y la distorsión de la forma).

 

En los límites de la sociedad: los años 20


“El beso” (1922). En Artenea.

 

“Vivo en los límites de la sociedad, y las reglas de la sociedad no se aplican a aquellos que viven en el límite”, comentó Tamara de Lempicka en una ocasión. Siempre se consideró un ser especial, privilegiado, y se preocupó de crear y mantener una relación estrecha con los círculos más aristocráticos de la vanguardia de su época. Es en 1922 cuando añade el “de” a su nombre, y cuando empieza a modificar y a construir su nueva biografía. De Lempicka era habitual en los salones literarios, donde la cocaína, el hachís y el alcohol corrían por doquier. Como comentó en su día Jean Cocteau, la artista adoraba “el arte y la alta sociedad en igual medida”. La bisexualidad de la propia artista, ampliamente tolerada en los círculos en los que se movía, queda fielmente reflejada en muchas de sus obras. Los cuadros de la artista no dejan lugar a dudas en la celebración del cuerpo femenino en toda su potencia y su solidez, y en las demostraciones de amor y atracción sexual entre mujeres.


“La Bella Rafaela” (1927). En christies.com 

 

Obras como "Grupo de Cuatro Desnudos" (1925) o "La bella Rafaela" (1927) muestran superficies totalmente ocupadas por primeros planos de desnudos femeninos, en posiciones abiertamente sexuales y con ese estilo plano, geométrico y delineado que ha convertido al arte de Tamara de Lempicka en el paradigma del Art Déco. La influencia de los maestros del siglo XIX queda patente en estas obras, claramente relacionadas con la pintura de Ingres o de Manet: al igual que su "Olympia", Rafaela era una prostituta de Marsella (que fue también amante de la artista). Pero a diferencia de la mujer retratada por Manet, en la obra de Lempicka Rafaela se muestra viril y voluptuosa, totalmente ajena a la mirada masculina y a su juicio. Al mismo tiempo, la artista realizó un gran número de retratos de personajes de la aristocracia, gracias a la venta de los cuales pudo mantener su exclusivo nivel de vida.

 

Éxito, separación y guerra: la huida a EEUU


“Autorretrato en un Bugatti verde” (1929) En grada.es.

 

En los años 20, las pinturas de Tamara de Lempicka van haciéndose con el favor de una gran parte de la aristocracia y la alta sociedad. Pero es a finales de esta década y a principios de los años 30 cuando alcanza su mayor éxito. En 1929 pinta uno de sus cuadros más famosos, “Autorretrato en un Bugatti verde”, obra que se ha convertido en el icono más famoso y reconocible de la pintura Art Déco. En el lienzo, la pintora mira desafiante a la cámara y se muestra a sí misma en una posición habitualmente ocupada por hombres. El cuadro fue un encargo para la portada de la revista de moda alemana Die Dame y es un compendio del estilo único y personal de la artista: superficie totalmente cubierta, zonas geométricas y delineadas, reflejos metálicos que hacen casi imposible distinguir entre el metal y los tejidos, y un desafío evidente a la mirada masculina. El éxito va seguido de una época oscura para Tamara de Lempicka: ese mismo año se divorcia de su marido, y en 1933 sus encargos empiezan a escasear por causa de la crisis económica derivada de la Depresión.


La sagesse" (1940-41). En artnet

 

En 1939, de Lempicka contrae matrimonio con el barón Raoul Kuffner. La pareja se muda a los Estados Unidos, con la II Guerra Mundial a punto de estallar. La artista escoge un destino acorde a sus aspiraciones y modo de vida: Hollywood. Sin embargo, la recepción que los Estados Unidos deparan a la artista no es la que ella esperaba; en su nuevo hogar se la considera una pintora “de fin de semana”, que usa el arte como entretenimiento. En 1949 vuelven a mudarse, esta vez a Nueva York; allí, la artista sigue pintando en un estilo más inspirado en los antiguos maestros que el que reflejan sus obras de los años 30. También se dedica al interiorismo, creando proyectos para las casas de algunos personajes de la alta sociedad.

 

Últimos años en México

En 1962, la galería Lola's Gallery de Nueva York inaugura una exposición con la obra de Tamara de Lempicka. La crítica acoge la muestra con frialdad, pero la artista sigue no deja de trabajar. Ese mismo año, su marido fallece repentinamente y ella se desplaza a Houston para estar más cerca de su hija, que tiene su residencia en la ciudad. En sus últimos años de Lempicka decide trasladarse a México, país que se convirtió en su último hogar y que siempre llevó en su corazón.

En 1972, el Museo de Luxemburgo de París organiza una exposición con su obra que vuelve a despertar el interés del público, haciendo que la artista se reconcilie con la crítica. En 1980, Tamara de Lempicka fallece; y por deseo propio, su cuerpo es incinerado y las cenizas esparcidas en las faldas del volcán Popocatépetl.

  

En el año 2015, la ciudad italiana de Turín recibió en préstamo el célebre retrato "Muchacha en verde" por parte del Centro Pompidou de París. Fue el detonante de una gran exposición retrospectiva de la obra de Tamara de Lempicka, que ocupó los espacios del Polo Reale y el Palazzo Chiablese.

“Los muchos rostros de Tamara de Lempicka” es el nombre que la Kosciusko Foundation de Nueva York escogió para su retrospectiva sobre la artista. La muestra permitió al público admirar una amplia selección de pinturas y dibujos, que documentaban la vida de la artista durante los casi seis años que pasó en la capital estadounidense.

El Palacio de Gaviria de Madrid organizó en 2019 una gran exposición sobre la “Reina del Art Déco”, con el objeto de despertar de nuevo el interés del público de la capital por la pintura de la artista. La retrospectiva reunió más de 200 obras en total, prestadas por cerca de 40 colecciones públicas y privadas y ambientadas con magníficos objetos de diseño de la época.

  

Libros

 

“De Lempicka”. Giles Néret. Ed. Taschen.

La editorial alemana Taschen realiza una excelente labor recopilatoria en este imprescindible manual sobre la obra de Tamara de Lempicka. En él, historiador, periodista y conservado de arte Gilles Néret enmarca la obra de la pintura en la memoria colectiva de los años 20 y en la historia general de las mujeres artistas.

 

“Passion by Design. The art and times of Tamara de Lempicka (Revised)”. Kizette de Lempicka-Foxhall. Ed. Abbeville Press.

Nadie como su propia hija, Kizette de Lempicka, para hacer un fascinante análisis de la personalidad de la artista: a día de hoy, este libro sigue siendo la mejor recopilación de la vida y la obra de Tamara de Lempicka. La nueva edición está ilustrada con excelentes reproducciones de sus obras más famosas e incluye documentos excepcionales sobre la artista; entre ellos, fotografías privadas de los álbumes familiares. La introducción corre a cargo de Marisa de Lempicka, bisnieta de la pintora.

 

“Tamara de Lempicka”. Virginie Greiner y Daphné Collignon. Ed. Planeta Cómic.

Nada mejor que el arte para ilustrar (o recrear) parte de la vida de Tamara de Lempicka. En este caso, es el arte de V. Greiner y D. Collignon, creadoras de una novela gráfica llena de belleza y pasión. Un libro que refleja el talento, la libertad y la poderosa personalidad de la artista en forma de ficción.

https://www.alejandradeargos.com/index.php/es/completas/32-artistas/41823-tamara-de-lempicka-biografia-obras-y-exposiciones

 

LOUISE BOURGEOIS

Louise Bourgeois: arte creado desde las entrañas


Louise Bourgeois como "madre de las arañas". Fotografía de Peter Bellamy en crystalbridges.com

 

“El arte es garantía de cordura. Es lo más importante que puedo decir”. Estas palabras son un fiel reflejo de lo que la artista Louise Bourgeois (1911-2010) experimentó durante su vida. Considerada una de las creadoras más influyentes, poderosas y profundas de los siglos XX y XXI, Bourgeois no dejó de trabajar en su imaginario artístico particular hasta prácticamente el día de su muerte, a los 98 años de edad. Fuertemente influenciada por sus experiencias vitales, su infancia y su entorno familiar, su obra despliega un corpus creativo de altísimo nivel que se divide en cientos de formatos, materiales e historias. Las obras de Louise Bourgeois no son mera plástica ni espectáculo vacío: son relatos personales que se extienden a todo el colectivo de seres humanos, exhibiendo de forma impúdica sus sentimientos más profundos para llegar al fondo del espectador. Sus famosísimas arañas, sus perturbadoras celdas y sus poéticos e inquietantes grabados conforman una trayectoria vasta, única y fascinante, que trasciende las fronteras de la razón y la cultura para alcanzar el yo íntimo de quien las contempla y penetra.


Arch of Hysteria (1993). MoMA, Nueva York. En moma.org

 

Una infancia tejida alrededor de la familia

Louise Joséphine Bourgeois nace en París en 1911, en una familia estrechamente relacionada con el negocio textil: sus padres poseían una galería y un taller con telares donde se confeccionaban, restauraban y vendían tapices. Esta circunstancia marca profundamente el trabajo de la creadora, que a lo largo de su vida incluirá tejidos, cordeles, lanas y redes en gran parte de sus obras. El entorno familiar que rodea a Louise Bourgeois es acomodado y protector, pero al mismo tiempo inestable: en 1921, su madre Joséphine contrae la gripe española y cae gravemente enferma. Tan solo un año después, la familia contrata a la joven Sadie Gordon Richmond para trabajar como profesora de inglés. Sadie se convierte en la amante de Louis, el padre, y pasa temporadas viviendo en la casa familiar. Esta complicada situación afectará al carácter de Louise, que durante toda su vida experimentará un profundo sentimiento de abandono y un intenso miedo a la pérdida de sus seres queridos.


Saint Germain (1938). Litografía sobre papel. En moma.org

Con solo 12 años, su padre le pide que empiece a colaborar con el negocio familiar creando dibujos para los tapices. La artista en ciernes combina este trabajo con su educación y con las temporadas que dedica a cuidar de su madre, quien sufre varias recaídas y fallece en 1932. Ese mismo año, Louise se gradúa con honores en Filosofía. La muerte de su madre hace que caiga en una fuerte depresión de la que decide salir a través del arte: deja los estudios y entra en contacto con los talleres que entonces bullían en Montparnasse y Montmartre. En 1938 estudia con Fernand Léger; ese mismo año se desvincula del todo del negocio familiar y abre su propia galería de arte. Es también el año de su matrimonio con el historiador de arte Robert Goldwater, con quien se muda a Nueva York.


Sin título (Las cuñas) (1950). En hyperallergic.com

 

La artista en Nueva York. El comienzo de la escultura

Una vez en Norteamérica, Louise Bourgeois se enrola de inmediato en la Art Students League y se interesa por el grabado, técnica que no abandonará durante toda su vida. Durante esos años investiga la tridimensionalidad en el arte: a mediados de la década de los 40 crea su primera serie de esculturas en madera, tótems de formas estilizadas e inquietantes. En 1945 se inaugura su primera exposición en solitario, que tiene lugar en la prestigiosa Bertha Schaeffer Gallery de Nueva York. Son los años del imperio del Expresionismo Abstracto: Bourgeois entra en contacto con los artistas más representativos del movimiento y expone con figuras como Rothko, de Kooning o Pollock. Sin embargo, su obra se mantiene alejada de las encorsetadas propuestas abstraccionistas para mostrar un universo más carnal e inquietante. Louise Bourgeois desarrolló siempre un imaginario periférico a escuelas y tendencias, a las que trascendió creando una trayectoria artística íntima y fascinante.

Tras la repentina muerte de su padre en 1951, la artista entra en una profunda depresión y empieza a desarrollar instalaciones envolventes relacionadas con sus recuerdos, experiencias y traumas. Es entonces cuando empieza a asistir a sesiones de psicoanálisis, entrando a la vez en un periodo de reclusión. En 1964 sale de su aislamiento para organizar una exposición en solitario, la primera en 11 años: en ella muestra su última obra, orgánica y plástica, y por primera vez incluye el concepto de “guarida” (que más adelante dará lugar a sus impresionantes Cells – Celdas).

 

Destrucción y confrontación: enfrentándose a las vivencias


The destruction of the father (1974). En historia-arte.com

 

La trayectoria artística de Louise Bourgeois parece ensancharse y enriquecerse a partir de 1973. Son los años de sus primeras instalaciones, basadas en el concepto de “lair” (guarida) y que utiliza como herramienta para enfrentarse a sus fantasmas personales. Tras la muerte de su marido, decide utilizar el dolor y el resentimiento enquistado en su interior para crear obras en las que (literalmente) desnuda su yo interior. Es el caso de The destruction of the father (1974), una impresionante instalación que parece reflejar el interior de un órgano vital y que al mismo tiempo reproduce una siniestra cena. El entorno, revestido de formas orgánicas y teñido de una luz roja, destila degradación e incluso “digestión”: es un enfrentamiento directo al recuerdo de su relación con su padre, que obligó a su familia a convivir con su amante (la tutora Sadie, a la que Louise Bourgeois adoraba) e incluso intentó emparejarla con uno de sus amigos (acto que derivó en su primer intento de suicidio).

En el libro Destrucción del padre/Reconstrucción del padre: escritos y entrevistas (1923-1927), la artista describe el doloroso proceso de creación de la obra: “Con The destruction of the father, el recuerdo que evocaba era tan poderoso, y tan duro el trabajo de proyectarlo hacia fuera, que [… ] sentía como si efectivamente hubiese sucedido. Realmente me transformó”.

Guaridas, celdas y arañas. El regreso del subconsciente

Los años de psicoanálisis de Louise Bourgeois se reflejan en muchas de sus obras. Pero es a partir de 1986 cuando empieza a crear ciertas piezas que contienen la esencia de su relación con sus experiencias vitales, el compromiso social y el subconsciente. Son las Cells (Celdas), instalaciones cerradas que cuentan historias en sí mismas y se convierten en experiencias que se filtran en la mente de quien las penetra. Articulated Lair (Guarida articulada, 1986) será la primera de una serie que comprende unas 60 obras creadas con elementos dramáticos, escenográficos y espacios de interacción. Y con la presencia, siempre, de las emociones. Louise Bourgeois empleó estos espacios para conectar su trabajo con determinados traumas vitales, utilizando esos escenarios como liberación: cuando el espectador entra en ellos y experimenta el mundo subc


CELL XXVI (2003). En champ-magazine.com

 

A mediados de los 90, Louise Bourgeois empieza a explorar otra de sus obsesiones: la araña como madre, depredadora y tejedora. Acudiendo de nuevo a los referentes de su infancia (los telares, la madre enferma y a la vez protectora) y ya octogenaria, la artista empieza a diseñar esculturas con forma de araña que son a la vez terribles y frágiles, destructoras y víctimas.  Para ella, la araña representaba “la inteligencia, la productividad y la protección”. Crea esculturas monumentales (como la famosa Maman de 1999, situada junto al Museo Guggenheim Bilbao) y a escala diminuta: seres casi mitológicos con la misión de reconstruir y restaurar. “Vengo de una familia de reparadores”, dijo en una ocasión. “La araña es una reparadora. Si rompes su telaraña, no se altera. Teje y la repara”.


Maman (1.999). En guggenheim-bilbao.eus

 

Louise Bourgeois fallece en 2010 a la edad de 98 años, sin dejar de trabajar e investigar hasta los últimos días de su vida. Su obra, vasta y llena de matices, es fundamental para comprender el devenir del arte de los siglos XX y XXI.

 

Exposiciones

Louise Bourgeois vio organizar su primera exposición individual en 1945. Desde entonces, su obra fue recorriendo distintas galerías y museos estadounidenses hasta la llegada del reconocimiento universal. Durante décadas, las exposiciones de su obra se han repartido por todo el mundo y arrastran a miles de visitantes. Hoy siguen despertando un enorme interés, tanto por parte de la crítica especializada como del público.

 

En el 2007, la Tate Modern de Londres inaugura una gran retrospectiva con la obra de Louis Bourgeois en colaboración con el Centro Pompidou. La muestra viajó después a distintos museos de Estados Unidos.

MAL haya QUIEN mal piense es el título de un dibujo de Louise Bourgeois, que dio nombre a la exposición que organizó La Casa Encendida en 2013. La selección se centró en revisar la obra realizada por la artista durante los últimos 10 años de su vida.

 

En colaboración con la Fundación BBVA, el museo Guggenheim Bilbao organizó en 2016 una gran exposición de las famosas Cells de la artista (veintiocho instalaciones en total) y del trabajo previo que le llevó a desarrollar estas piezas, plenas de imaginario personal.

 

Libros

 

He disappeared in complete silence (1947)

Este libro fundamental recoge el imaginario de una joven Louise Bourgeois, tanto en el aspecto plástico y artístico como en el literario. La artista lo construyó en el momento previo a su transición a la escultura, disciplina a la cual llegó a través de sus primeros tótems de madera. Las ilustraciones del libro reflejan la investigación que llevó a Bourgeois a la mencionada transición. El texto, breve e intenso, derivó de un esfuerzo por parte de la artista para difundir su obra y hacerla más conocida a nivel mundial. Si bien en su momento no fue un éxito, hoy día se considera una obra de referencia para comprender su trabajo. La edición no se terminó de completar hasta varias décadas después.

 

Louis Bourgeois: Destruction of the Father / Reconstruction of the Father (Writings and Interviews, 1923-1997)

“Cada día, tienes que dejar atrás el pasado o aceptarlo; si no puedes aceptarlo, te conviertes en escultora”. Es una de las muchas reflexiones que aparecen en este libro fascinante, que reúne los pensamientos y textos recogidos por Louise Bourgeois a lo largo de siete décadas. En el volumen también se recogen varias entrevistas que reflejan su concepto del arte, y dan pistas sobre el origen de muchas de sus obras. En sus páginas encontramos algunos de sus pen-thoughts (pensamientos de pluma), ilustraciones que combinan textos con dibujos. Es sin duda uno de los libros imprescindibles para comprender la rica y vasta obra de Bourgeois.

 

Estructuras de la existencia: las Celdas. Louise Bourgeois (2016)

El catálogo de la magnífica exposición que el Museo Guggenheim Bilbao organizó sobre las Celdas de Louise Bourgeois es también un estudio exhaustivo sobre este corpus de obra, fundamental en el trabajo de la artista. El estudio incluye la catalogación completa de cada instalación, así como las claves del proceso creativo que llevó a Bourgeois a diseñar y completar cada una de ellas. En sus páginas encontrarnos  un análisis exhaustivo de los conceptos que constituyen la base de su obra: el espacio y la memoria, el pensamiento consciente y el subconsciente, el cuerpo y la arquitectura.

 

https://www.alejandradeargos.com/index.php/es/completas/32-artistas/41711-louise-bourgeois-biografia-obras-y-exposiciones




onsciente de la artista, pasa a compartir sus pesadillas.









 




























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