martes, 6 de octubre de 2020

 

Estimados amigos, después de ver estos Belenes, pues que menos que apetece saborear, estos aperitivos, que podéis preparar para Navidad.

 

Que os gusten y seguir guardaditos y con tapabocas.

LOS SABORES QUE MERECEN UN VIAJE A SORIA

La historia, la geografía y el clima marcan la evolución de una gastronomía desconocida pero que guarda auténticas joyas de interior.

 

Siempre hubo un “antes”, incluso en gastronomía. En ese saber hacer que surgió con la única función de alimentar al ser humano y que hoy en día ha terminado por convertirse en todo un Arte. Como en cada país, ciudad, pueblo o aldea, la historia culinaria se ha ido formando al mismo tiempo que ha evolucionado el ser humano. Si se habla de Soria, cabe destacar que sus orígenes han dejado marcada su gastronomía en función de tres pilares: la historia, la geografía y el clima.

 

A una altitud de 1.063 metros sobre el nivel del mar, la capital soriana se convierte en la segunda ciudad más alta de España. Lo irregular de su geografía ha dado lugar a un paisaje heterogéneo que va desde las altas montañas hasta los valles más profundos, desde los bosques hasta los páramos. Y su clima, igual de extremo que sus altitudes, divide a la provincia en zonas muy diferenciadas haciendo posible una riqueza de productos marcados por la temporada.

En cuanto a su historia, ya se sabe que no es una de las ciudades más conocidas de la Península ni, desde luego, una de las más pobladas. Pero muestra el mismo ejemplo de obstinación, fuerza y lucha que sus antepasados de la ciudad celtibera de Numancia cuando, durante 20 años, resistieron los ataques de los romanos. Un apunte histórico que ha dejado algún ápice de información en algunos de los platos y productos que se pueden probar a lo largo y ancho de esta provincia.

CABALLITO DE SORIA © IGNACIO CALONGE SAN MIGUEL

 

CABALLITO DE SORIA

La historia, esa que se escribe con mayúscula inicial y que hace referencia los acontecimientos que tuvieron lugar en un tiempo pretérito, ha llegado a pasmarse en uno de los dulces más conocidos de la ciudad: el caballito de Soria.

Esta galleta de mantequilla bañada en chocolate blanco o con leche, hace referencia a las fíbulas celtas que se utilizaban como broche en Numancia simbolizando a una diosa que cuidaba a las personas que pasaban a la otra vida a lomos del caballo. Este dulce, que para desayunar o merendar se convierte en uno de los bocados más agradables, se puede comprar en Mantequerías York, donde lo elaboran, y aprovechar a desayunar allí, es toda una delicia.

FOTO: MANTEQUILLA DE SORIA

 

MANTEQUILLA DULCE

La Mantequilla dulce de Soria es una de las mantequillas más conocidas del país y una de las pocas que cuentan con Denominación de Origen Protegida. Su origen se remonta dos siglos atrás, cuando los ganaderos de la zona de “El Valle” batían la nata de la leche que producían sus vacas y la mezclaban con agua y azúcar dando lugar a una mantequilla con una textura tan esponjosa que permite crear todo tipo de formas. De ahí su curioso envase. En boca es suave y dulce y se suele comer con pan en el desayuno, pero también como postre sobre galletas. También está su versión salada, otro manjar.


TORREZNO

Sí, no hay nada más típico y tradicional que el torrezno de Soria. De hecho, cuenta con una marca de garantía de la provincia y no son pocos los que se acercan hasta allí sólo para probarlos.

Aunque se hable de torreznos en prácticamente cualquier ciudad, hay que recalcar que la panceta no se elabora igual en todas las partes de España ni su fritura resultante es la misma. El de Soria, compuesto por una parte crujiente y dorada y por un tierno magro, se adoba con sal y pimentón y se cura en los secaderos tradicionales dando lugar a un bocado igual de crujiente que jugoso. También existe la versión de lo que allí llaman “almitas”, torreznos fritos en su versión más fina (literalmente). Para probarlos en El Fogón del SalvadorLa Apolonia o Tribeca.


© CLARINTA SUBRATA 

CHAMPÁN DE VILDÉ

En medio de la Ribera del Duero y en plenas Tierras del Cid se localiza una pequeña bodega familiar que, en su búsqueda del aprovechamiento de la uva blanca de la zona, terminó por hacer champán. A pesar de que la mitad de las viñas de Bodega Vildé están dentro de Ribera del Duero, no pertenecen a la Denominación de Origen, pero eso no les ha impedido que desde 2014 comercialicen las 1000 botellas  anuales que hacen de su vino espumoso hecho con albillo, chardonnay y macabeo. Pero no sólo trabajan el champán, también hacen vino tinto, rosado, vermut y un tinto de nueces que como explica su enólogo, Juan José Cardenal, “es un vino tinto que está macerado en nueces verdes y que cuenta con un añadido alcohólico -como casi todos los licores- que en esta caso es Brandy, además de azúcares con el fin de que sea goloso y dulzón”. El champán se puede probar como maridaje en el menú de invierno de La Lobita y en Baluarte durante las navidades.

BUEYES DE LA RAZA SERRANA SORIANA © JOSÉ ANTONIO DÍAZ

BUEYES AUTÓCTONOS

En el momento que la tracción animal fue desplazada por la mecanización de las tareas agrarias en Soria, como en muchas otras ciudades y pueblos de España, dejó de utilizarse el uso de animales en el campo. Una acción que tuvo como consecuencia la casi extinción de una raza de bueyes única de esta zona, la raza serrana negra o serrana soriana.

A día de hoy en la dehesa de Andaluz, en una pequeña localidad de Berlanga de Duero, se está recuperando esta raza con vistas a que en menos de un año se pueda probar su carne en algunos establecimientos de la ciudad y en algunos restaurantes Michelin distribuidos por España que ya se han interesado por ella. Mientras esta carne llega, es posible probar otra carne de buey criado en Soria, la de la raza Hereford que, aunque es originario de Inglaterra, ha encontrado su hueco en la provincia. En El Fogón del Salvador se pueden probar las albóndigas de buey con trufa, hamburguesas de buey, steak tartar y dentro de muy poco el solomillo y la chuleta.

© MALVASÍA

PATÉ DE PATO

Es en Soria, concretamente en los pinares que rodean el Parque Natural de la Sierra de Urbión y Laguna Negra, dónde nace uno de los grandes manjares untables de la provincia: el paté Malvasía. Desde 1989, estos ganaderos -de patos, sí-, de raza Mulard, crían a sus animales según los criterios tradicionales cuya alimentación se basa en el maíz, vida al aire libre, pastoreo y apostando por una producción que prima la calidad por encima de la cantidad, haciendo que sus patés sean unos de los más aclamados de esta tierra. Pero también comercializan el Foie en tarrina, el Parfait de Foie, el Mousse de Foie al natural o con trufa negra (también de la tierra) y la carne de pato, desde magret o el confit hasta el jamón de pato. Se puede -y debe- probar alguno de sus productos en el restaurante El Ventorro en donde en su carta se puede encontrar el Confit de pato al horno con frutos rojos sobre crema de calabaza y patatas baby o en El Rincón de San Juan con su Tosta de foie con huevo de codorniz o su Solomillo al Foie.

© AÑAVIEJA

PATATAS FRITAS AÑAVIEJA

En Añavieja, se fabrican unas de las mejores patatas fritas en aceite de oliva virgen extra que se puedan encontrar en España. En su punto justo de sal, tostadas -que no churruscadas- y hechas de forma artesanal durante todo el proceso. A 1000 metros de altitud crece la patata que utilizan, una de variedad agria y de color amarillo a la que este clima extremo le proporciona una calidad extra. Las patatas, recogidas y seleccionadas a mano, se pelan y se repasan manualmente antes de cortarse en finas láminas uniformes para conseguir el punto de fritura idóneo en sartén. Una vez escurridas y saladas se realiza el último control de calidad eliminando alguna patata que haya podido quedar más oscura. Nunca verás una patata quemada ni tostada más de la cuenta en una bolsa de Añavieja. Y, además, si se tiene ocasión se deben probar sus cortezas, fritas en aceite de oliva y con un toque picante, que nada tienen que ver con lo que viene a la cabeza cuando se piensa en este aperitivo.

© RESTAURANTE VIRREY PALAFOX

CHACINERÍA DE MATANZA

Sin lugar a dudas, la chacinería ha sido desde hace décadas uno de los productos esenciales de la dieta castellana. A lo largo de la historia, la representación del cerdo y de sus múltiples derivados en las recetas tradicionales de la provincia dio lugar en la década de los setenta a las primeras Jornadas Gastronómicas de la Matanza. Una fiesta que desde el año 1974 se celebra en el Restaurante Virrey Palafox, en El Burgo de Osma. Todos los fines de semana, desde enero hasta abril, se celebra este ritual enfocado al conocimiento de esta tradición que antiguamente se realizaba cada año para disfrutar de un menú de veintidós platos en donde la cocina tradicional y el cerdo son los protagonistas.

BOLETUS EDULIS © PETER OSLANEC

SETAS, TRUFA Y CAZA

Es inconcebible comprender la gastronomía soriana sin hablar de tres de los productos que más dan a conocer a esta provincia: la Tuber Melanosporum, las setas y la caza. Cada año, en diferentes épocas, se celebran jornadas gastronómicas especialmente dedicadas a cada uno de estos productos. Se pueden probar tanto en la capital como en la mayor parte de la provincia. En forma de tapa o de menú degustación. Es importante recordar los tiempos y algunos locales en donde degustarlos: la trufa, de enero a marzo, para probar el menú degustación de La Lobita y Baluarte; las setas, en primavera y otoño, hay que recorrerse la zona de Pinares y acudir sin dudarlo a El Maño; y la caza, en el restaurante El Cintora, en El Royo.

 

https://viajes.nationalgeographic.com.es/gastronomia/sabores-que-merecen-viaje-a-soria_15220/9

 

 

siete PLATOS PARA SABOREAR MENORCA

Sea cual sea la playa, el chiringuito, la ciudad o el plan, estos platos que, sí o sí, hay que probar en esta isla.

Desembarcar en esta isla verde y turquesa tiene consecuencias… buenísimas. Y no solo por sus calas de suave arena rodeadas de pinos, o por sus caminos sobre acantilados blancos, o por sus fiestas de verano. Menorca invita a disfrutar de la buena mesa de la mañana a la noche. Platos salados, dulces, caldosos o secos, del mar y del huerto. Las recetas clásicas al estilo de las abuelas o actualizadas al estilo de los chefs más atrevidos. El menú es muy amplio pero si hubiera que elegir, estos son los platos indispensables:


EMBUTIDO MENORQUÍN

En una isla con una larga tradición agraria y ganadera, de huertos y corrales, los embutidos son uno de los productos estrella de la producción artesanal. Menorca tiene su propia sobrasada, de sabor algo distinto al de las otras islas, pero también tiene sus propios embutidos: la carn i xulla, con carne magra y tocino; el botifarró, de carne picada mezclada con sangre o sin sangre; y el cuixot o camot, una especie de morcilla o butifarra negra que queda delicioso sobre una rebanada de pan y calentado al horno.

FOTO: ISOLDA DELGADO

QUESOS DE MENORCA

La Denominación de Origen Mahón-Menorca ha conseguido que la fama de los quesos de la isla haya cruzado fronteras y mares. Se elaboran con leche de vaca, tienen forma cuadrada y, al parecer, se elaboran desde la Prehistoria. Las variedades dependen de su maduración y la intensidad de su sabor, cuantos más meses de reposo, más fuerte es el gusto: tierno, semicurado, curado y añejo.

FOTO: ISOLDA DELGADO

FORMATJADES Y FLAÓ MENORQUÍN

El aspecto es entre un flan y una empanada redonda, con una bola encima como si el contenido hubiera inflado la masa pero sin llegar a explotar. Es el flaó menorquín, distinto del de Ibiza o Mallorca por su forma y su relleno de requesón (brossat). Es un bocado perfecto para llevar a la playa o para improvisar un almuerzo o una cena. Se suele acompañar de otras exquisiteces menorquinas elaboradas con pasta y rellenas. Las empanadillas isleñas son de lo más ocurrentes. Ahí están los crespells, con forma de estrella y rellenos de sobrasada, queso o carne. O los rubiols, más alargados y con espinacas dentro. Y las formatjadesque a pesar de su nombre llevan carne y no queso (formatge).

FOTO: TURISMO DE MENORCA

BERENJENAS RELLENAS

Tomates, pimientos, calabacines, alcachofas, berenjenas… las hortalizas menorquinas destacan en los mercados por su color brillante y en la cocina, por su sabor intenso y sus múltiples usos, sea como condimento o como plato principal. La berenjena, por ejemplo, al horno, rellena de carne y pan rallado es uno de los platos vegetales de más éxito. Un entrante magnífico.

FOTO: ISOLDA DELGADO

RAYA (RATJADA) AL HORNO

Perderse una mañana por el mercado de pescado de Ciutadella da una idea de la variedad y riqueza de las aguas menorquinas. La raya o ratjada es uno de los pescados que más figura en las cartas de los restaurantes. De carne sabrosa, la raya se cocina al horno sobre una base de patata, y cubierta de tomate a rodajas y, por encima una picada de ajo, perejil y pan rallado.


CALDERETA DE LANGOSTA

El plato estrella y uno de los más caros de la isla es el gran reclamo de diversos restaurantes menorquines, sobre todo en Fornells. El principal ingrediente es la langosta pescada en aguas menorquinas. Hay de dos tipos, la más pequeña y roja se captura en aguas poco profundas mientras que la langosta de mayor tamaño y color más blanquecino se pesca en aguas profundas. De toda manera, en la caldereta lo importante también es el caldo, denso y elaborado con un sofrito de cebolla, tomate, pimiento, ajo y perejil. La langosta se cuece a trozos, con sus huevas machacadas para que se emulsionen con el sofrito. Al servir, se le añade pan tostado.


SORBETE (O HELADO) DE GINET... O DE POMADA

Tomar un helado después de cenar es una tradición de verano casi más popular que tumbarse en la playa. Los menorquines han inventado un sabor nuevo que aprovecha otro de los productos típicos de la isla, la ginebra, que mezclada con limonada en Ciutadella llaman ginet y en Maó, pomada. Las heladerías del puerto de Ciutadella, Maó o Fornells anuncian sorbete o helado de gin con limonada junto a gustos más tradicionales como la nata esquitxada (stracciatella), el chocolate o la fresa.

 

https://viajes.nationalgeographic.com.es/gastronomia/platos-y-delicias-menorca_14361/7


ESPECIAS Y HIERBAS PARA VIAJAR POR ESPAÑA DESDE LA COCINA

Más cerca de lo que parece están los mejores condimentos con los que innovar en la cocina.

Fue Marco Polo, en su diario de viajes El libro de las maravillas del mundo, el que despertó la pasión y la intriga por el viaje en muchos exploradores. De la misma manera que llenó su libro de relatos a cerca de las riquezas asiáticas que tanto llamaban la atención en mercaderes y comerciantes de la época: las telas, las perlas, la seda, las piedras preciosas, las especias… Cada uno de estos tesoros conformó una de las rutas comerciales más importantes de la Edad Media levantando curiosidad por la mercancía que traían, incluyendo lo relacionado con la gastronomía.


MÁS ALLÁ DE ORIENTE…

La llamada Ruta de las Especias, que nació de la Ruta de la Seda, dio lugar a un recorrido compartido por mercaderes de diferentes países que se abrió paso a través de los mares y océanos que rodean Europa, Asia y el norte de África para dar a conocer la infinidad de variedades de hierbas y especias que se utilizan hoy en día. Pero no hace falta irse tan lejos para descubrir las bondades de las especias. Estos condimentos, que constituyen un recurso excelente para aportar nuevos sabores dentro de la cocina, reducir el uso de la sal y viajar con el paladar a otros rincones del planeta, también se encuentran en nuestra tierra.

SABOR A MEDITERRÁNEO

Existen dos hierbas aromáticas, con características mediterráneas muy marcadas, y con un amplio espectro de uso en la cocina: el tomillo y el romero. Ambas cuentan con propiedades medicinales de las que se ha hecho uso durante años pero además de eso se pueden utilizar en millones de recetas. Una forma sencilla en la que ver, oler y degustar sus propiedades es la del pollo marinado con miel, tomillo y romero, un plato que recuerda a la cocina árabe y que, por sus aromas, traslada al comensal a los montes de la vertiente mediterránea. Pero también se puede tomar en infusión -incluso fresca-, para aderezar pescados y ensaladas, marinando carnes o divirtiéndose aromatizando aceites y vinagres.


APORTE DULZÓN

Los monjes Jerónimos del Monasterio de Yuste fueron los responsables de que a día de hoy exista la Denominación de Origen Protegida (DOP) de pimentón de La Vera. En el siglo XVI introdujeron el cultivo de pimiento para pimentón y guardaron celosamente su receta entre las piedras del claustro. Por suerte, esa elaboración secreta fue filtrándose hasta extenderse entre las familias de La Vera dando lugar a una de las principales riquezas de esta comarca. Tampoco hay que olvidarse del Pimentón de Murcia, que también cuenta con denominación y con una forma de elaboración que no ha cambiado desde que llegó de América. El de La Vera cuenta con tres variedades (dulce, agridulce y picante) mientras que el Murcia es dulzón y rojo brillante. El pimentón, además de un hermoso color, aporta un aroma potente que cocinado correctamente -sin llegar a quemarse porque amarga- cambia el sabor de los platos. Se puede utilizar crudo, espolvoreado sobre patatas cocidas, mezclado con aceite para untar, cremas, verduras cocidas, lacón... o como base de cualquier guiso.

LA HOJA TRIUNFAL

Ya en la antigua Grecia y Roma, a los guerreros se le entregaba una corona de laurel como símbolo triunfal. Una hoja, procedente de un arbusto perenne, que se ha utilizado desde hace siglos en la gastronomía. En España, se le considera un ingrediente clásico al formar parte de las despensas desde hace décadas. De hecho, es un condimento fundamental dentro de los tradicionales escabeches, pero tampoco se olvida cuando se preparan guisos, caldos, salsas, pastas y arroces, pescados o carnes. Como su formato puede ser en hojas o molido, su versatilidad es inmensa. Saliéndose de las típicas recetas está el bizcocho de naranja y laurel -un dulce en el que los sabores y los olores lo inundan todo-, el guiso de seitán con laurel o la infinidad de aceites aromatizados que se pueden elaborar teniendo esta hoja como base. ¡Ah! También se puede utilizar para condimentar tés, como se hace en el Masala Tea indú.

DESDE LA CIMA

La recolección de hierbas aromáticas en los Pirineos es una tradición que viene de siglos atrás. Se las llamaba -y llama, porque todavía hay personas que se dedican a ello- trementinaires a las mujeres que realizaban esta actividad. El Pirineo, por sus características orográficas, ofrece una inmensa cantidad de aromáticas. Concretamente, según El Atlas de la Flora del Pirineoen sus montañas se encuentra la friolera de 4.300 especies de plantas y flores. Y es esta variedad la que proporciona su opulencia y su desarrollo económico en la herbolistería, la apicultura y en la riqueza de sus pastos. La mayoría son hierbas y plantas que se utilizan en infusiones como la manzanilla, la artemisa o Hierba de San Juan, la ruda, la enebrina o el plantago, de ahí que sea habitual ver numerosos tés denominados Hierbas del PirineoPero entre sus montañas también se encuentra tomillo, romero y una planta que sorprende por su uso, la genciana, cuya raíz es utilizada para la elaboración de vermuts.


LA ESPECIA DE LA REALEZA

El libro de Carmencita, un manual de la famosa empresa española Carmencita en donde intervienen cocineros españoles como Ferrán Adrià, Carme Ruscalleda, Quique Dacosta o Rodrigo de la Calle, explica que para obtener 0,45 kilogramos de azafrán seco hacen falta 50.000 flores de azafrán. O lo equivalente a un área de cultivo de un campo de fútbol. Quizá eso responda a la pregunta sobre el precio del azafrán que tan habitualmente se escucha, además de se planta, se recolecta y se desbrizna de manera manual. Esta especia, que tiene su origen en los tiempos en los que los árabes estaban asentados en la Península Ibérica, cuenta en España con la Denominación de Origen Protegida Azafrán de La Mancha. Cualquier receta con este producto mejora y, para prueba, un botón: al añadirle una o dos hebras de azafrán a un capuccino, a un batido o a un té le aportará un sabor avainillado, un truco que utilizan en los países árabes. O bien, si se quiere ir un poco más allá y viajar con el paladar hasta el golfo Pérsico siempre se puede probar a hacer el típico Tahdig iraní -también conocido como arroz con costra- para el que sólo se necesita arroz, azafrán, mantequilla y aceite.


EL REY DE LA CASA

Es la hierba por excelencia de toda Andalucía y un esencial de las cocinas de ¾ de España, aunque es conocida en todo el mundo. Nacemos, crecemos y morimos con un recetario tradicional marcado por el perejil. Desde los majados de ajo y perejil con los que se sazonan asados, carnes, pescados, mariscos o verduras a las papas aliñás -típicas del sur- o el toque final que le pone a las patatas a lo pobre y a cualquier pilpil que se preste. Fuera de lo tradicional, el perejil se está utilizando como ingrediente esencial de los batidos verdes o détox o para innovar haciendo mantequilla de sabores.

 

https://viajes.nationalgeographic.com.es/gastronomia/recetas-diferentes-especias-y-hierbas-espana_15384/7















 
































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