EL
CANTE, ESENCIA E HISTORIA DEL FLAMENCO
El cante ha sido
y es la esencia del flamenco. Hacemos un repaso por la historia del cante que
ha marcado también la historia de esta música, con las importantes aportaciones
que cada ‘cantaor’ ha ido dando a lo largo de los años.
El flamenco, tal
y como lo conocemos hoy, tiene dos siglos de historia. Al margen de todas las
interpretaciones sobre su origen y las fuentes de las que bebió, podemos
afirmar que nació hacia 1770. Su historia ha ido siempre ligada a la evolución
del cante, esencia pura de lo jondo.
El cante
flamenco se desarrolló a partir de unos cantes básicos, como los romances y las
tonás. Los cantaores de aquella época cantaban por afición en las reuniones
familiares. Al entrar en el siglo XIX comenzó la etapa de los cafés cantantes,
que duró entre 80 y 90 años. Fue un paso fundamental para que no desapareciera
el flamenco. Lo fue porque convirtió en artistas a los cantaores que
sobrevivían con la mendicidad, hizo crecer la rivalidad entre éstos y que
desarrollaran nuevos cantes, unió el cante y la guitarra y se añadió el baile
como expresión artística flamenca.
Pero en los
cafés cantantes no sólo había buena música. También había peleas, alterne y, al
final, una trivialización del flamenco que propiciaron entrar en la época del
antiflamenquismo, que coincide con el cambio de siglo. Los intelectuales del
momento no respetaban el cante y lo veían como algo marginal.
Manuel de Falla,
al organizar el Concurso de Cante Jondo de Granada, acabó él solo con el
antiflamenquismo. Se pasó después a una nueva etapa, en la década de los 50,
cuando se inauguran los concursos de cante de Córdoba. Supuso un verdadero
renacimiento del cante flamenco.
El cante ha
convertido al flamenco en uno de los espectáculos más estremecedores. Aunque
cante flamenco es todo, el cante jondo es una categoría estética: cuando el
cante adquiere su máxima expresividad, su máxima hondura, es cuando podemos
decir que se llega a lo jondo.
Aventura cultural
La aportación de los cantaores,
elemento clave en la historia del cante
Pese a que
siempre han existido unas pautas en las que se han basado los cantaores, la
personal interpretación que cada uno ha hecho de los distintos palos y cantes
ha permitido que se produzca una clara evolución en estos. A lo largo de la
historia ha habido grandes figuras que han marcado un antes y un después de su
aparición en el mundo del flamenco. Es el caso de Silverio Franconetti, del que
se ha dicho que es el mejor cantaor de la historia. Una afirmación demasiado
rotunda viendo los genios que han salido después de él. Nos referimos a Juan
Breva, Fosforito Viejo y Antonio Chacón.
Este último (que
aparece en la imagen sentado a la izquierda con un bastón) dio forma definitiva
a numerosos cantes, y por su manera de interpretarlos ha pasado a la historia del
flamenco como figura indiscutible. La mejor cantaora que ha existido, según
todos los estudiosos, es Pastora Pavón, La Niña de los Peines. Otra gran figura
de este siglo es Antonio Mairena, que consiguió en vida una Llave de Oro del
Cante Flamenco. Pero, sin duda, el cantaor más revolucionario de toda la
historia del cante flamenco es José Monge, El Camarón de la Isla.
Camarón ha
marcado una época en el flamenco y ha creado una senda por la que caminan todos
los cantaores posteriores a él. Su voz era una verdadera fuente de resonancias,
su eco (lo que viene a ser el tono en un poema) “envila el ánimo y encoge el
alma”, como han apuntado algunos estudiosos. El éxito que obtuvo en vida no es
comparable al de cualquier otro artista flamenco.
Todos estos artistas
y otros muchos más han escrito las páginas de la historia del cante. Hoy el
flamenco es un enorme fenómeno cultural que sólo se ve amenazado por la
denominada fusión, que no es más que la incursión de sonidos de otras músicas
en las raíces puras de lo jondo, y que hace perder su primitiva esencia al
cante.
[Ríos Ruiz,
Manuel. Introducción al cante flamenco. Madrid, Istmos, 1972. pp. 10-12]
El cante, el baile y la guitarra
El flamenco tiene tres formas
principales de expresión: el cante, el baile, y la música de la guitarra. En una
actuación flamenca, éstos se pueden dar simultáneamente o por separado.
El
Cante
Aunque el público de habla
inglesa generalmente piensa que el baile es la forma más importante del
flamenco, es el cante que en realidad tiene este papel. Dice Mitchell:
"(El flamenco) es antes que nada un estilo de cante folklórico que ha
pasado por una evolución peculiar e intensa" (1). Y dice Pohren: "(El
cante) es el modo preferido de expresión...de casi todos los aficionados
españoles".
Pohren reconoce que el cante es
la forma menos accesible al público no-español por la idiosincrasia de su
expresión musical y por la frecuente irregularidad de la gramática de su letra.
Hay muchos tipos distintos de
cantes flamencos, y cada cantante tiene sus cantes preferidos. (Véase Pohren,
Lives, 19-20, para una lista de los distintos cantes flamencos; y Pohren, 58,
para una lista de los cantantes y sus cantes preferidos.)
El
Baile
El baile es la forma de
expresión flamenca que resulta más fácil de comprender para un público no
especializado.
Hablando del flamenco jondo (que
se distingue del flamenco comercial), Pohren atribuye estas características a
las buenas bailaoras y a los buenos bailaores:
Las mujeres: La esencia del
baile femenino está en el movimiento lento y grave de los brazos levantados,
las manos (con las palmas hacia abajo; moviéndose circularmente), los hombros y
los dedos. También son importantes el arqueado de la espalda, la inclinación de
la cabeza (ligeramente hacia delante), la expresión facial seria (como se
corresponde con la emoción generada por el baile), y un suave movimiento de las
caderas. El zapateado se usa escasamente y con buen gusto.
Los hombres: Deben poder
comunicar "pasión, dignidad, fuerza, y virilidad". Llevan el cuerpo
bastante recto, y los brazos levemente arqueados--a diferencia de la
flexibilidad que caracteriza el movimiento de los brazos de las bailaoras. Las
manos no se mueven circularmente, como las de la mujer, sino que se mantienen
rígidas, guardando la línea del brazo. Los bailaores no deben moverse más de lo
necesario para conseguir el efecto deseado. Pueden empezar con movimientos
lentos para ir después cobrando mayor intensidad y rapidez. Usan un zapateado
enérgico y pronunciado, y es importante que puedan mantener un buen compás.
El baile en el flamenco
comercial
En el flamenco comercial, en que
los bailaores interpretan la misma rutina noche tras noche para un público
generalmente no-especializado, es frecuente que estas características se
pierdan o se modifiquen--por aburrimiento, o para conseguir que el baile
parezca más "espectacular."
La guitarra
La guitarra ha jugado un papel
mucho menos importante en la historia del flamenco que el cante y el baile.
Hasta principios del siglo
pasado, era raro que el cante se acompañara de una guitarra. Pohren ofrece dos
razones que explican este hecho: 1) los intérpretes del flamenco generalmente
eran de origen humilde, y no podían adquirir un instrumento costoso ni pagar
las clases necesarias para aprender a tocarlo; y 2) los pocos guitarristas que
había no estaban generalmente dispuestos a compartir su arte con otros; a veces
los padres incluso se negaban a enseñar a sus propios hijos, como en el caso
del padre del famoso guitarrista Ramón Montoya.
A partir de 1842, con la apertura
de los "cafés cantantes" los guitarristas empezaban a jugar un papel
más importante, acompañando el cante y el baile que se interpretaban para el
público.
Algunos guitarristas son
conocidos como acompañistas para el cante o al baile; otros son solistas. Es
poco frecuente que un buen acompañista sea un buen solista, y viceversa. Los
cantaores y los bailaores valoran mucho a un buen acompañista: éste tiene que
saber muchos cantes/bailes distintos, y tiene que poder guardar el compás que el
intérprete mantenga.
Los concertistas--en una
categoría distinta de los guitarristas tradicionales--viajan por todo el mundo
interpretando la música flamenca. La música que ellos tocan, según Pohren, se
parece solamente en lo superficial a la música de los guitarristas flamencos
tradicionales.
El flamenco se puede dividir en tres
categorías expresivas: grande (o jondo); intermedio; y chico. Cada uno de los
tres componentes del flamenco--el cante, el baile, y la guitarra--tiene formas
que se consideran grandes, intermedios, o chicos.
El flamenco grande o jondo es el
género que más hondura emocional y mayor expresividad tiene. Sus temas
preferidos son el amor, la pérdida, y el dolor de vivir. Es el más difícil de
interpretar y de comprender. El flamenco grande se puede comparar a los
auténticos "blues" de los negros norteamericanos.
El flamenco intermedio guarda
relación con el flamenco grande, pero, según Pohren, "no es tan difícil de
interpretar bien," y aunque conmueve al espectador lo hace menos hondamente
que el flamenco grande."
El flamenco chico es un género
más vivaz, frívolo, y poético que los dos anteriores, aunque también puede
expresar emociones tristes. Es más fácil que el espectador oiga interpretar
bien el flamenco chico que el flamenco grande.
Finalmente, Pohren señala una
cuarta categoría: el flamenco popular. Esta categoría comprende las formas
comercializadas del flamenco: los espectáculos teatrales, la música
pop-flamenca, etc... Pohren y otros estudiosos consideran que estas formas
ponen en peligro la pureza del flamenco auténtico. Otros expertos no están de
acuerdo; éstos cuestionan los criterios de los defensores del "flamenco
puro" y opinan que la adaptación por artistas "rock" y
"folk" de la música flamenca es señal de su capacidad de servir una
honda necesidad humana.
Ejercicios de interpretación/análisis
I. En los cuatro cantes flamencos cuyos textos
reproduzco:
A. Defina el punto de vista (primera, segunda,
tercera persona) de la persona que habla.
B. Identifique a la "persona" a quien
se dirige el hablante. ? En qué persona (primera, segunda, tercera) se dirige
el hablante a su "interlocutor"?
C. En cada cante, parece existir una relación de
amor (o mundano o religioso) entre el hablante y su "interlocutor."
En cada cante, describa las emociones más características de la relación--la reverencia religiosa; los celos; el sufrimiento; la alegría, etc. ¿Qué idea del amor parece predominar en estos cantes flamencos?
En cada cante, describa las emociones más características de la relación--la reverencia religiosa; los celos; el sufrimiento; la alegría, etc. ¿Qué idea del amor parece predominar en estos cantes flamencos?
D. El lenguaje metafórico se usa en cada uno de
estos cantes para caracterizar la relación amorosa.
II. Piense usted en algunas de sus canciones favoritas de la tradición de los "blues" del "jazz" norteamericano en que se habla de una relación amorosa. Compare la visión del amor (y el lenguaje en que se comunica esta visión) en las canciones de los "blues" y en los cantes flamencos.
Expresión musical de un pueblo
marginado
El flamenco español es un estilo
musical interpretado a través del cante, el baile, y la guitarra (=el toque),
los cuales se pueden dar en combinación o por separado.
Su origen se vincula con los
distintos grupos étnicos que se establecieron en el sur de la península ibérica
a lo largo de su historia, especialmente los árabes, los judíos, y los gitanos.
Se cree que el cante jondo (la forma del flamenco que se considera la más
antigua y auténtica) resultó cuando los gitanos, al llegar a España en el siglo
XV procedentes de la India y Pakistán, se encontraron con formas musicales de
origen judío y árabe que les resultaron afines y que mezclaron con sus propias
formas musicales.
La experiencia de la
discriminación es un factor común a los originadores del flamenco. A partir de
1492, los árabes y los judíos, que llevaban varios siglos viviendo en España,
fueron expulsados de la península ibérica por los Reyes Católicos; los que se
negaron a convertirse al cristianismo y que no querían exiliarse tuvieron que
vivir en la clandestinidad. Los gitanos también, como los árabes y los judíos,
fueron perseguidos por la Inquisición española.
A través de su historia, los gitanos--hoy
la minoría étnica más importante de España--han sido perseguidos y
discriminados. Ellos hablan un idioma distinto al castellano (una forma del
Romaní que se llama "el caló"). Valoran la libertad, y suelen dar
menos importancia a la acumulación de bienes materiales (aunque algunos grupos
tienen trabajos estables o sus propios negocios). Muchos viven en
urbanizaciones pobres en las ciudades grandes de España. Otros son nómadas, que
viajan de lugar en lugar improvisando la subsistencia. Expresan en sus
juergas--a través del consumo del alcohol, y la expresión musical y el
baile--las frustraciones, las alegrías y los desconsuelos de su existencia.
Es importante señalar que los
gitanos no eran los únicos forjadores de la música que desde el siglo SVII se
ha llamado flamenco. El estudioso Timothy Mitchell ha demostrado que otros
marginados no-gitanos de Andalucía (que Mitchell agrupa bajo la designación de
"sub-proletariado urbanizado") jugaron un papel importante en su
elaboración. Este grupo incluía a ciegos, "...moriscos, pícaros, esclavos
o ex-esclavos, y hombres y mujeres obligados por la Inquisición a dejar sus
hogares...".
Una característica fundamental
de los distintos grupos originadores del flamenco fue, pues, su estatus de
marginalizados con respecto a la sociedad mayoritaria. Es muy apta la
definición del flamenco que da Timothy Mitchell: "El flamenco sigue siendo
el legado arquetípico de grupos humanos marginalizados que se enfrentaron con
circunstancias difíciles en maneras creativas".
Se llama flamenco a todos
los cantes, ritmos y bailes creados en Andalucía por los gitanos, que
refundieron los elementos del folclore morisco, árabe, andaluz, oriental de
Andalucía con elementos traídos por los gitanos desde el Pakistán, pasando por
Palestina y Egipto.
Denominación
El flamenco es el nombre
para todas las modalidades de este folclore de Andalucía de origen más o menos
gitano-morisco. La palabra flamenco
no implica jerarquía ni valoraciones.
Las denominaciones de cante
grande, cante jondo, cante chico, etc. son valorativas.
Etimología
En el siglo XVI significaba flamenco
habitante de los Países Bajos [Niederlande]. Referido al folclore andaluz
aparece este nombre a partir del 1836 y significa gitano. Hasta el reinado de
Carlos III, los gitanos no gozaban de derechos civiles, la palabra gitano era negativa y denigrante. El
nombre de flamenco para gitano era una forma de evitar la palabra gitano. En el argot del siglo XVIII-XIX gitano significaba ‘farruco,
pretencioso, fanfarrón, „echao p’lante“ [Draufgänger]’.
Hoy se dice todavía, no te pongas flamenco“.
Origen del flamenco
Hasta
1850 nadie cantó flamenco en Andalucía, a no ser gitanos. Los cantos del tiempo
del reinado de Fernando VII eran cantos andaluces: fandangos, rondeñas,
peteneras, etc.
El
canto gitano vivía encerrado en un ambiente hermético, sacral, privado.
Las
coplas andaluzas estaban emparentadas con el folclore castellano y morisco.
Típico
de estos cantos era el acompañamiento de “rondalla“y la interpretación “ad
libitum“.
El cante gitano
El cante gitano se caracterizaba
por su sobrio acompañamiento. Muchas veces se cantaba “a palo seco“, sin
acompañamiento. La apoteosis del cante eran las bodas, y en ellas no entraron
las guitarras hasta el siglo XX.
Las letras o textos tratan la
propia vida, la autobiografía cantada en primera persona. Eran para cantar en
el ámbito familiar. El canto gitano canta las vivencias inmediatas sin
generalizaciones afectivas o éticas. Las letras gitanas no son melodramáticas,
sino auténticamente vividas y expresadas de forma directa.
El cante andaluz
Las letras del cante andaluz eran
más literarias, pretenciosas y expresaban sentimientos comunes. Eran versiones
populares de poesías cultas, y a veces procedían del teatro y de la zarzuela
[especie de opereta española].
Este dualismo entre cante
gitano y cante andaluz se fue atenuando con el tiempo y dio, a través
de influencias mutuas, el hoy llamado cante
flamenco.
Los gitanos
El nombre de gitanos viene
de adjetivo egipcianos o procedentes
de Egipto. También se les llamó entonces grecos
o cíngaros. Pero el verdadero país de origen es el
Pakistán o la India.
No sabemos, sin embargo, de qué región de la India vienen exactamente.
Probablemente de la región montañosa del norte de la India: Kush y el Punjab. De aquí partieron en gran oleada
migratoria hacia el siglo IX después de Cristo.
Las migraciones gitanas en Europa son del siglo
XIV-XV. Se asentaron durante siglos en Grecia, desde donde
irradiaron hacia la Península Balcánica. Un grupo siguió hacia el centro de
Europa y penetró por los Pirineos, llegando a Barcelona hacia 1447. Otro grupo
llega también en el siglo XV a Andalucía procedente del Norte de África.
Estos gitanos que llegaron a Andalucía fueron bien acogidos e incluso
protegidos por la nobleza española. Era un pueblo de herreros, con fama de
magos con relaciones con potencias infernales, típicas de los pueblos herreros.
Esta profesión de herreros y magos causó naturalmente el recelo de los pueblos
agrícolas.
Los gitanos en España
Desde su entrada durante el reinado de los Reyes Católicos, los
gitanos vivieron marginados socialmente y perseguidos. Hasta el reinado de
Carlos III en el siglo XVIII no adquirieron derechos de ciudadanía y
legitimidad jurídica. Sin embargo, hay que decir que Andalucía nunca les fue
adversa. Allí fueron bien acogidos debido a que en la región que constituye aún
hoy el triángulo del verdadero flamenco: Sevilla, Jerez de la Frontera y Cádiz,
vivían entonces muchos moriscos
que no habían sido expulsados de España. Allí se fueron asentando los gitanos.
Cuando llegaron los gitanos, esta región estaba habitada por fuertes grupos de moriscos (mudéjares convertidos al cristianismo a la fuerza y luego
expulsados en el 1609). Entre estos moriscos
encontraron los gitanos una buena acogida.
Así encuentran los gitanos en Andalucía un pueblo alegre,
hospitalario, sin prejuicios culturales y con una tradición milenaria.
Andalucía había sido invadida por muchos pueblos ve- nidos del Oriente, de modo
que los gitanos eran restos de las culturas orientales que habían conocido en
su peregrinar desde la India. Parece que
a su llegada a España, les causó una gran admiración la música moruna.
El folklore
andaluz
Hay
muchos testimonios en la Antigüedad de la nativa actitud andaluza para cantar y
bailar.
Fuentes muy antiguas nos dan testimonio de la vocación musical de los
andaluces. Los autores romanos Juvenal y Marcial describen el arte de las
muchachas de Gades (Cádiz) para bailar.
El triángulo Sevilla - Cádiz - Ronda, con centro en Jerez de la
Frontera, fue el terreno propicio para asimilar los ricos elementos musicales
implícitos en las diversas culturas que convivieron en Andalucía y se
superpusieron desde el siglo VIII al XV después de Cristo.
Tenemos los siguientes elementos musicales en el folclore andaluz:
a) Modos JÓNICO y FRIGIO (dramático y cromático) inspiradores de la
liturgia bizantina-griega, mantenida en Córdoba hasta el siglo XIII por la
Iglesia Mozárabe.
Esta clase de música influyó mucho en el flamenco.
Esta clase de música influyó mucho en el flamenco.
b) Primitivos sistemas musicales HINDÚES transmitidos por sirios y por
el cantor y compositor de Bagdad llamado Ziryab. Estos sistemas
musicales influyeron en el henar monismo y en el estilo reiterativo y
ornamental de algunos cantes, como la seguirilla de Curro Durse.
c) Cantos y músicas MUSULMANAS, introductores de la „gama oral“
(derivada de la chino-iraniana), y de la categoría musical de la medida.
Huellas de esta música las tenemos en los así llamados melismas del flamenco.
La fama es extraña al cantor popular. La influencia se mantuvo hasta el siglo
XVII. El fandango andaluz y un buen ejemplo de esta influencia.
d) Melodías salmodiales y sistema musical judío entre el siglo IX
y XV. La influencia en el flamenco de estas melodías la vemos en las seguiriyas
y en las saetas (emparentadas con la oración hebrea „Kol Nidrei“).
e) Canciones populares MOZÁRABES, de tipo indígena, autóctonas
andaluzas. Anteriores a estas canciones mozárabes son las cantigas de
gaditanas. A este estilo de canto pertenecen las jarchyas. Mozárabes son también las zambras, tan caras
a muchos califas cordobeses.
Estos elementos muestran la convergencia en Andalucía de los más
diversos influjos: orientales, helénicos, semitas, autóctonos, laicos,
religiosos, sinagogales, invocaciones muezínicas, liturgias griegas, liturgias
visigóticas, canciones cultas de Ziryab, melodías hindúes y persas, melopeas
bereberes, jarchyas mozárabes, canciones irquesas de Achfa de Bagdad.
Hasta el siglo XV, la cultura musical arábigo-andaluza dio la tónica a
toda la Península Ibérica.
El cante gitano
No tenemos noticia alguna en el siglo XVII de la existencia de algún tipo de algo parecido al flamenco. El siglo XVII usa la palabra
solamente para designar a los habitantes de los Países Bajos [Holanda]. El
siglo XVII es la fase preparatoria del cante flamenco, en él persisten los
elementos de tradiciones musicales arábigo-andaluzas.
Los gitanos entran en el siglo XVI en Andalucía y se van aclimatizando
entre los siglos XVI y XVIII. Las
provincias de Sevilla y Cádiz, que aún conservaban un buen porcentaje de moriscos,
fueron el terreno más propicio para ellos.
Con los materiales musicales dispersos en los campos de Cádiz y
Sevilla, entre la población campesina morisca y andaluza, los gitanos (buenos
herreros) forjaron los primeros cantes flamencos, integrando en ellos
las diversas tradiciones musicales que encontraron vivas en la población
morisca de los campos bajoandaluces. A esto aportaron los gitanos su poderosa
capacidad para amalgamar diversos estilos y culturas.
Venidos desde la India o el Pakistán, los gitanos recogieron a su paso
por el sur de Europa diversos cantes de diversas culturas orientales. En
Andalucía encontraron un folclore hermano, que les recordaba el suyo. Entonces,
en su innata capacidad de asimilación, absorben cantos y danzas diseminados en
el pueblo andaluz. Refunden elementos dispersos y crean o, mejor dicho, forjan
algo completamente nuevo: el cante
flamenco.
En su cante refundieron el tradicional sentido del ritmo y la danza de
Cádiz. Las canciones campesinas de agricultores moriscos de Sevilla y Jerez.
Resabios judaizantes, y todo el folklore orientalizado andaluz. Los gitanos
aportaron su apasionamiento, su sentido trágico de la vida, su tradición
cantora, llena de reminiscencias hindúes, su nativo don del ritmo y, sobre
todo, su arte supremo de la forja (en este caso, la forja musical).
El flamenco es pues el
resultado de la forja de dos elementos: el gitano y el andaluz.
Hasta que no empezaron a cantar los gitanos por seguiriyas, soleares y
romances, no se puede hablar de flamenco.
Pero hasta que no llegan a Andalucía y se asientan en Sevilla y Cádiz,
los gitanos no cantan nada parecido al flamenco.
Y solamente los gitanos asentados en esta región cantan flamenco.
En resumen: ¿Qué es el flamenco?
No se puede decir que los
gitanos andaluces crearon el flamenco, si se entiende por crear: sacar de la
nada. Los gitanos forjaron el flamenco amalgamando los materiales
musicales del folclore andaluz que encontraron a su llegada con melodías y
ritmos que habían recogido en su peregrinar desde la India hasta Andalucía.
Los gitanos crearon o forjaron, pues, los cantes básicos:
Tonás
Cantos básicos de la primera mitad siglo
XIX Siguiriyas
Canto gitano
Romances o corridas
Cantos básicos de la segunda mitad siglo
XIX Alboreás
Soleá
Bulerías
Tangos
Emparentados con estos cantes básicos están
los demás cantes flamencos. El flamenco tomó luego del fandango andaluz y del
folclore regional e hispanoamericano elementos y “aflamencó“varios ritmos.
La evolución del cante flamenco
Los
siglos XV, XVI, XVII y XVIII significan para los gitanos
marginación y reclutamiento.
Los cantes se forjan en las fraguas, los hogares gitanos, las bodas y
los bautizos. A la subida al trono del rey Carlos III en el 1759, los gitanos
adquieren carta de ciudadanía. Se les conceden los derechos civiles y comienzan
a salir del anonimato.
En siglo XVIII comienza a reinar en España la dinastía de
los Borbones franceses.
El pueblo reaccionó contra el „afrancesamiento“ de las clases altas y
comenzó a rehabilitar la cultura popular, regional y marginal: resurge el
folclore regional, se crean las modernas corridas de toros y se comienza a ver
con nostalgia el pasado multicultural. Los árabes, los gitanos son vistos como
parte de la identidad nacional. Los gitanos comienzan a interesar a los
españoles.
Segunda mitad del siglo XVIII:
Durante la época de persecución de los gitanos, el cante no trascendió al
exterior, era una especie de „underground music“. Una vez que se les concedió a
los gitanos los derechos civiles, comenzaron a salir hacerse oír con su cultura
y su música.
En 1780 suena el primer nombre del cantaor
flamenco que registra la historia:
Tío Luis el de la Juliana (Jerez)
al que siguió
Francisco
Ortega de Puerto Real, alias „El Fillo“
después vino
El
Planeta (de Triana), del que no conocemos
el nombre.
A éstos siguen
Juan en Cueros, Juan de Dios,
María de las Nieves, Perico el Gallego, Franco el Colorado, Luis el Cautivo,
los „Pelaos“, etc.
Con ellos entra el cante en su fase histórica.
Del 1800 al 1860 es la fase hermética del flamenco. El cante
jondo prospera en los hogares calés: en bodas, bautizos y fiestas domésticas.
Al margen de los cantes jondos, existen también en esta época los cantes
andaluces que eran de dominio popular: fandangos, rondeñas, verdiales,
sevillanas, temporeras, cantes de trilla, nanas.
En esta época, el cante jondo tiene un carácter cuasisacral, nadie
tenía noticias de su existencia. La siguiriya
se emancipa de la toná con El Fillo y El Planeta hacia 1840.
Los centros cantores eran: el barrio de Triana, en Sevilla; Cádiz;
Puerto de Santa María; Sanlúcar; Jerez de la Frontera.
El cantaor gitano cantaba por la comida y la „convidá“ en fiestas,
bodas y bautizos. Pasaba largas temporadas ya en un pueblo, ya en otro.
Entre 1800 y 1860, no hubo más cantaores
flamencos que los gitanos.
Del 1860 al 1910 es la época de los famosos
Cafés Cantantes. Con Silverio
Franconetti, creador del cante gitano-andaluz y propulsor de cafés cantantes,
comienzan los cantadores especializados andaluces a cantar flamenco. El
romancitismo, y más tarde el modernismo, toman gitanismos y comienzan a
interesarse por lo gitano-andaluz. Se forman cafés cantantes para dar a conocer
el flamenco. El primero se había fundado ya en Sevilla en el 1840.
Apenas había ciudad andaluza que no tuviera un café del cante. Se
incrementan las soleares y las siguiriyas, desaparecen las tonás, las livianas,
las deblas y las corridas.
Comienza la clasificación del cante en cante jondo y cante
menos jondo. El cante jondo se
dividía en cante grande y cante chico, según su amplitud y su
profundidad de sentimiento. Había tonás grandes y tonás
chicas. Como jondo se veía
solamente la siguiriya, luego se extendió el calificativo de jondo a las soleares, cañas, polos y
serranas.
En esta época aparece un grupo de cantaores no gitanos.
Los gitanos se andaluzan y los andaluces se agitanan.
El primer cantaor no gitano es Silveri
Franconetti.
Su rival gitano fue El Nitri.
A partir de ahora existirá ya el dualismo gitano <> andaluz.
De
1910 a 1936 tenemos la época teatral del cante
flamenco. Esta época fue inaugurada por Antonio Chacón. Durante la época de
Franconetti, el cante puro gitano siguió imperando en las fiestas privadas. El
corte brusco que provocaría un claro cisma entre gitanos y andaluces lo
introdujo Antonio Chacón y la „chaconería“. Con él empieza la época teatral del
cante Chacón no cultivó los cantes básicos como la siguiriya, sino las
malagueñas y los cantes levantinos. Aquí comienza la desviación del flamenco
hacia el folclore y las creaciones personales. Chacón, para conquistar el
escenario y el público fácil, comenzó a acercarse a la zarzuela (opereta
española) y a la ópera. Su estilo tiene tanto de copla andaluza como de ópera
italiana. El estilo chaconiano introdujo
las melodías dulces, los floreos, la falseta, frente a la voz bronca “afillada“ de
los cantaores gitanos. Su voz atenorada
le permitía gorjear.
Los escenarios teatrales desviaron radicalmente todo: Se descendió de
la altura de la malagueña chaconianas y la cartagenera a la truculencia del
fandango, la frivolidad del cante indiano y la vulgaridad del cuplé.
El desprestigio del cante flamenco entre los intelectuales de
1890-1920
La
adulteración del arte flamenco y las mistificaciones lamentables llevaron a un
desprestigio del cante entre los intelectuales de la generación literaria de
1989. Así Ortega y Gasset llamará „ quincalla meridional fastidiosa“ al cante
flamenco.
La
rehabilitación del cante flamenco en 1922
La rehabilitación del cante flamenco fue obra del gran músico español
Manuel de Falla (autor de „El amor brujo“, „El sombrero de tres picos“, etc.).
Falla, junto con el gran poeta andaluz Federico García Lorca,
organizaron en 1922 el Primer Concurso Nacional de Cante Jondo de Granada.
Su intención era que no se perdiera la tradición del cante jondo gitano.
Falla y Lorca vieron que el cante flamenco tenía entonces
una gran influencia en la música moderna europea (Maurice Ravel, por ejemplo).
Falla había sido discípulo de la escuela impresionista de música, de Ravel.
Falla y Lorca creía que la gran cuna del flamenco era Granada, cosa falsa. El
concurso fracasó por creer los organizadores que el cante jondo estaba en el
pueblo, cuando la tradición del cante jondo estaba ahora ya en manos de los
profesionales, que no tuvieron acceso al concurso.
El concurso no tuvo eco alguno y fue un verdadero fracaso. Lo que no
vieron Lórca y Falla fue que la región de Granada pertenece a la periferia del
cante jondo, que el centro del verdadero cante jondo está en el triángulo Sevilla
- Cádiz - Jerez de la Frontera.
Primer Concurso Nacional de Cante en Córdoba, en 1956, y la creación
de la primera Cátedra de Flamencología
en Jerez de la Frontera. En 1955,
Anselmo González Climent publica su obra „Flamencología“. Con ella surgió un grupo de investigadores que se
dedicaron a estudiar los origines y la evolución del flamenco; comienza la
flamencología.
En los años sesenta, un grupo de flamencólogos funda la Cátedra de
Flamencología de Jerez de la Frontera. Esta cátedra se dedica a organizar
concursos nacionales de cante y a fomentar los estudios flamencos de forma más
rigurosa.
Vocabulario
árabes
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Entraron
en España en el 711. Fueron expulsados en el 1492.
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cante
|
Es
el nombre del canto en estilo flamenco.
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moriscos
|
Musulmanes
que permanecieron en España después de
terminar la dominación musulmana (1492) y fueron convertidos a la fuerza.
Fueron expulsados en 1609.
|
mozárabes
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Eran
cristianos que convivían con árabes en zonas árabes.
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mudéjares
|
Eran
árabes que convivían con cristianos en zonas cristianas.
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toque
|
La
forma de tocar la guitarra al estilo flamenco.
|
Teorías sobre el origen de las
denominaciones
Hipótesis sobre el origen de la
palabra "flamenco"
cante. canto1).
1. m. Acción y efecto
de cantar cualquier canto popular andaluz o próximo.
2. m. Cualquier
género de canto de estas características.
cante flamenco.
1. m. El andaluz
agitanado.
Cante hondo, o
cante jondo.
1. m. El más genuino
andaluz, de profundo sentimiento.
flamenco, ca. neerl.
flaming).
1. Adj. Natural de Flandes. U. t. c. s.
2. Adj. Perteneciente
o relativo a esta región histórica de Europa.
3. Adj. Se dice de
ciertas manifestaciones socioculturales asociadas generalmente al pueblo
gitano, con especial arraigo en Andalucía. Cante, aire flamenco.
4. Adj. coloq. Chulo,
insolente. U. t. c. s. Ponerse flamenco.
5. Adj. coloq. Dicho
de una persona, especialmente de una mujer: De buenas carnes, cutis terso y
bien coloreado. U. t. c. s.
6. Adj. P. Rico.
Delgado, flaco.
7. m. Idioma flamenco.
8. m. Cante y baile flamenco.
9. m. Ave de pico,
cuello y patas muy largos, plumaje blanco en cuello, pecho y abdomen, y rojo
intenso en cabeza, cola, dorso de las alas, pies y parte superior del pico.
Hipótesis de la palabra „Flamenco“
«La pareja gramatical “cante” y
“flamenco” constituye un solo término lógico, porque hace referencia a la misma
realidad. Ahora bien, si se les disocia, cada cual es por sí mismo lo
suficientemente expresivo como para tener solo plena significación. Lo mismo da
decir “cante flamenco” que “cante”, pues “cante”, así, a palo seco, se opone
claramente a “canto” y a “canción”; delimita de modo inconfundible aquello
mismo que antes designamos como “cante flamenco”.
Igual ocurre con el término
adjetivo “flamenco”. Separado de “cante” designa el mismo fenómeno. Por eso se
oyen locuciones populares de este tipo: Voy a escuchar flamenco; no me gusta el flamenco. Por “flamenco” (como por “cante”) todo el
mundo entiende la misma cosa, sin que exista riesgo de equívocos.
No ocurre igual con el adjetivo
“jondo” ni con “grande” y “chico”. Tales denominaciones complican las cosas más
que las aclaran. Además, nunca adquirieron la difusión popular de “flamenco”,
siendo utilizados arbitrariamente de tal forma que rebasando su función
designativa entrañan siempre un juicio de valor. Así, son muchos los que llaman
“jondos” a ciertos cantes que estiman superiores. [...] Parecido es el caso de
cantes “grandes” y “chicos”.
Flamenco abarca, en principio,
a todas las modalidades conocidas del cante sin involucrar valoraciones ni
estatuir jerarquías.
Jondo lo derivan unos de
“hondo” y otros de un vocablo hebreo que fonéticamente (jontoh) se le parece y
que se traduce por “día festivo”. La primera hipótesis es la verdadera; la
segunda, arbitraria y, en el mejor de los casos, muy dudosa. [...]
La denominación de “flamenco”
queda, pues, como única aceptable con todos sus inconvenientes.
Etimología del término
flamenco:
Mucha aceptación tuvo la
hipótesis del origen arábigo defendida por más de un estudioso. La teoría
titubea entre varios posibles entronques etimológicos, pues se ha supuesto que
flamenco deriva de los siguientes vocablos árabes: felag-mengu (campesino
tránsfuga), felaikum o felahmen ikum (labriego) y felagenkum o flahencou
(cantos moros de las Alpujarras).
Pero la palabra “flamenco”
cuando se pone en circulación es a partir del XVI y durante esa centuria y la
siguiente se limitó a designar a los habitantes de los Países Bajos o a los
soldados españoles de los Tercios de Flandes. No tenemos un solo caso en que se
use en los siglos XVI, XVII y XVIII referida a los gitanos o al folklore. Por
lo tanto, si en sentido parecido al actual el término no aparece antes de
1836, resulta bastante improbable que se trate de una derivación del árabe
a los 350 años de la reconquista de Granada. Hay que buscar por otro camino:
La teoría del profesor M.
García Matos nos parece la más acertada y a ella nos adherimos por ahora. Según
Matos, “flamenco” procede del argot de fin del XVIII y principios del XIX, en
el que significaba “farruco”, “pretencioso”, “fanfarrón”. Todavía tiene esa
pluralidad de significaciones. Cuando decimos, por ejemplo, “no te pongas
flamenco” es como si dijéramos “no seas fanfarrón”. Decir de alguien que es un
“tío flamenco” vale tanto como decir que es un tipo generoso, farruco y “echao
p’alante”.
¿Qué significa flamenco?
Desde que apareció la palabra
en el folklore andaluz hacia 1836 significa “gitano”. ¿Por qué se les daba este
nombre? Antes se les había llamado grecos, egipcianos, romaní, rom, dom,
calorrí, calés, etc. ¿Por qué cambian de nombre y se califican a sí mismos de “flamencos”? ¿Por qué el término
“flamenco” se
aplicó inicialmente
no a todos los gitanos españoles, sino exclusivamente a los andaluces? Creemos
que existe la respuesta a estos problemas.
Hasta el reinado de Carlos III
no gozaron los gitanos de una situación de igualdad jurídica con el resto de
los españoles. Los delitos, casi siempre menores, a que en parte impelían las
leyes persecutorias, habían originado leyendas tan absurdas como las tejidas en
torno a los judíos. En consecuencia, y a raíz de la libertad que les
concedieron las leyes humanitarias de Carlos III, el nombre de “gitano”, muy
desprestigiado, era poco más o menos denigrante. Por esa causa debieron de
adoptar el de “flamenco”. [...]
La significación de “flamenco”
ha variado, pues, en el transcurso del siglo XIX: En su sentido argólico
inicial significó persona arrogante y fanfarrona; luego, designó a los gitanos
andaluces; más tarde, al cante puro gitano (soleares, seguiriyas, tonás,
tangos, corridas o romances, alboreás, etc.) y a la postre, también el cante
híbrido, resultante de la matización e impregnación de gitanería que
experimentaron las canciones andaluzas (malagueñas, fandangos, sevillanas,
alegrías, mineras, temporeras, tarantas, granaínas, cantes de trilla, nanas,
etcétera ...) y a la inversa.»
[Molina, Ricardo / Mairena,
Antonio: Mundo y formas del cante flamenco. Granada-Sevilla: Librería
Al-Andalus, 1971, pp. 16-21]
▪Según Blas Infante (Orígenes de lo
flamenco y secreto del cante jondo, Sevilla, 1980, citado por Manuel
Barrios: Gitanos, moriscos y cante flamenco. Sevilla, 1989, pp. 44-45):
La Música andaluza, lírica
y coral, del Medioevo, se nos ofrece con iguales caracteres en los siglos XV y
XVI, perdiéndose la pista de ella en este último siglo, hasta que vuelve a
aparecer viva a finales del XVIII, afectada por una extraña técnica y en poder
de los gitanos.
Hemos, pues, llegado a reducir el ámbito
cronológico dentro del cual habremos de buscar el nacimiento o la producción
del Fenómeno Flamenco. Este ámbito se concreta a un periodo de,
aproximadamente, dos siglos: desde el segundo cuarto del siglo XVI hasta el
último cuarto del XVIII.
¿Qué ha ocurrido en este
periodo andaluz para que una música polifónica, coral y lírica
reaparezca, tras un paréntesis de silencio, con unos caracteres absolutamente
distintos: solitaria, individualista y dramática? Ha ocurrido nada menos
que la persecución y expulsión de los moriscos. A partir del siglo XVI los mudéjares
se vieron obligados a convertirse al cristianismo, surgiendo así la clase
social de los moriscos. Los moriscos libres, procedentes de Granada,
hablaban el castellano y vivían mezclados con los cristianos sin signos
exteriores que los distinguieran de éstos. Tras la orden de expulsión en el 1609, muchos
se fueron a África, pero volvieron e intentaron mezclarse con los grupos
gitanos para "legalizar"
su situación. Otros se refugiaron
en las montañas de Andalucía. Los moriscos eran especialista en el cultivo del
campo. Ahora se les llamaría "flamencos" o labradores huidos (del
árabe felah-mengu, que significa 'labrador fugitivo').
Pero estos moriscos, estos
andaluces fieramente perseguidos, refugiados en las cuevas, lanzados de su
sociedad español, encuentran en el territorio andaluz un medio de
"legalizar", por decirlo así, su existencia, evitando la muerte o la
expulsión reiterada. Unas bandas errantes, perseguidas con saña, pero sobre las
cuales no pesa el anatema de la expulsión y de la muerte, vagan ahora de lugar
en lugar y constituyen comunicades, dirigidas por jerarcas, y abiertas a todo
desesperado peregrino lanzado de la sociedad por la desgracia y el crimen.
Basta cumplir el rito de iniciación para ingresar en ellos. Son los gitanos.
Los hospitalarios gitanos, errabundos, hermanos de todos los perseguidos. [...]
A bandas ingresaban aquellos andaluces
(moriscos), los últimos descendientes de los hombres venidos de las culturas
más bellas del mundo; ahora labradores huidos (en árabe, labrador huido o
expulsado significa "felah-mengu"). ¿Comprendéis ahora por qué los
gitanos de Andalucía constituyen, en decir de los escritores, el pueblo gitano
más numeroso de la Tierra? ¿Comprendéis por qué el nombre 'flamenco' no se ha
usado en la literatura española hasta el siglo XIX, y por qué, existiendo desde
entonces, no trascendió al uso general? Un nominador arábigo tenía que ser
perseguido al llegar a denunciar al grupo de hombres, heterodoxos a la ley del
Estado, que con ese nombre se amparaba. Comienzan entonces la "elaboración
de lo flamenco" por los andaluces desterrados o huidos en los montes de
África y España. Esos hombres conservaban la música de su Patria y esa música
sirvió para analizar su pena y para afirmar su espíritu. (Blas Infante, Sevilla 1931, cit. en op.
cit. p. 45-46)
▪
«El origen de la palabra
"flamenco" sigue, a lo largo de los años, siendo un enigma. Pero creo
que entre tantas filiaciones existentes, muchas de ellas folklóricas, sólo tres
poseen la suficiente credibilidad.
Ante todo, flamenco es uno de
los nombres que se dieron a los gitanos en Andalucía, aplicándose sólo después
al cante porque éste, en boca y por boca del gitano, es como se revela y
comienza a difundirse.
J. M. Caballero Bonald apoya
esta tesis, precisando que la vaga designación de "flamenco" se usó
siempre en relación con algún pueblo perseguido y errabundo, especialmente con
gitanos y moriscos. Nunca fue empleada, a no ser impropiamente, para referirse
a ninguna parcela musical concreta de la tradición autóctona andaluza.
En efecto,
"flamenco" procede del argot del siglo XVIII, y se empezó a aplicar,
en Sevilla y Cádiz, a los gitanos a principios del siglo XIX. Luego, a final de
dicha centuria, se precisó más
su sentido. Flamenco designa lo "gitano-andaluzado". Cante flamenco
equivale, por tanto, a cante gitano-andaluz.
No todos los
cantes abarcados por la denominación son, sin embargo, gitano-andaluces. Muchos
son solamente estratos musicales cultos, del fandango primitivo, de la jota,
del folklore andaluz, gallego, asturiano e hispanoamericano.
Para muchos aficionados, como
el profesor García Matos, la palabra flamenco surge de "flameante",
por lo encendido o fogoso que se muestra el cante en su expresión. Siendo
"llama" el tronco común de "flamancia" y "flaman"
la aplicación jergal de esta palabra.
También se puede buscar la
etimología árabe. Para P. Barrusio, flamenco derivaría de la contracción de
Fela Mengu, literalmente: hombre errante.»
[Herrero, Germán: De Jerez
a Nueva Orleans. Análisis comparativo del flamenco y del jazz. Granada:
Editorial Don Quijote, 1991, p. 25-26]
▪
"Flamenco" significa
en el habla coloquial: chulo, insolente, fanfarrón y "echao p'lante".
Referido a una mujer: "un mujer bien puesta / una mujer bandera". La
siguiente cita describe el carácter de ciertos grupos sociales o etnias que
merecen por ello el apelativo de "flamencos":
Todos aquellos tránsfugas
muestran ínfulas orgullosas. Los moriscos, a causa de su ilustre poderío
perdido. Los judíos, porque se creen el pueblo elegido por Dios; los bandidos y
mendigos castellanos, porque su raza se enseñorea del mundo. Y los gitanos, por
su petulancia de pertenecer a una casta de sangre real cuya milenaria estirpe
se remonta a los tiempos anteriores a Jesucristo.
Y desde este conjunto de locos orgullosos,
surge, allá en las guaridas serranas, la aleación sigulra del estilo
"flamenco". (Rafael
Lafuente: Los gitanos, el flamenco y los flamencos. Barcelona, 1955, p.
172) [citado por Barrios, Manuel: Gitanos, moriscos y cante flamenco. Sevilla,
1989, p. 115]
Cante jondo-gitano /
gitano-andaluz
|
||||
Cantos
básicos
|
Emparentados
|
Influenciados
|
||
Tonás
|
Martinetes
Carceleras
Debla
Toná
grande
|
Saetas
|
tonás
siguiriyas
|
|
Siguirilla
|
Livianas
Serranas
= gitano-andaluz
|
siguirilla
toná.
|
||
Soleares
|
Polo
Caña
= gitano-andaluz
|
Cantiñas
|
Alegrías
Cantiñas puras
|
|
Romances
Bulería
= gitano puro
|
Caracolas
Mirabrás
|
|||
Alborá
= autóctono gitano
|
Romeras
|
|||
Tangos
|
Tientos
Tanguillos
|
tangos cantes
tangos
|
Cante andaluz / Cante agitanado
Cantes derivados del
Fandango
|
Fandango regional
|
Fandango de Huelva
|
de Alosno
|
Fandangos malagueños
|
Rondeña
Jabera
Verdiales
|
||
Fandangos de Granada
|
Granaínas
Medias
granaínas
|
||
Fandangos de Almería
|
|||
Fandangos personales
|
La malagueña de
|
Juan Breva
El Mellizo
Chacón Pepe Pinto
La Trini
Fosforito
|
|
Fandangos de Levante
|
Tarantas
Cartageneras
Mineras
|
Cantes folclóricos aflamencados
Del folclore andaluz
|
Bambas
Campanilleros
Marianas
Nanas
Peteneras
Villancicos y Cantes camperos:
Pajaronas
Temporeras
Trilleras
|
Del folclore galaico-asturiano
|
Farruca (Galicia)
Garrotín (Asturias)
|
Del folclore hispanoamericano
|
Boleros
Colombinas
Danzón
Guajiras
Habaneras
Milongas
Punto de la Habana
Rumbas
Sones de las Antillas
Tangos cubanos
Vidalitas
|
Ricardo Molina y Antonio Mairena. Mundo y formas
del cante Flamenco, Sevilla: Librería Al-Andalus, 1971
Los primitivos cantes
flamencos surgen del triángulo articulado en los vértices de
Ronda-Triana-Cádiz. En el centro geográfico de este triángulo emerge, fabuloso,
Jerez. [...]
Lo que nos conviene subrayar
es el fenómeno de convivencia durante los siglos XVI y XVII. La población
morisca campesina debió de ser numerosa en las campiñas de Sevilla y de Jerez.
Allí se formaron sedentarios grupos gitanos que en el transcurso de dos siglos
se andaluzaron por completo. Al mismo tiempo surgieron barrios llamados
"gitanerías", más o menos homogéneos, en Jerez, Cádiz, Sevilla y
otras grandes localidades de la Baja Andalucía. Todavíadurante la primera mitad
del siglo XIX, Triana fue barrio gitano por excelencia. Los moriscos eran
numerosos en Sevilla y provincia. Sólo en Sevilla, capital, a principios del
siglo XVII, había más que en ninguna otra ciudad peninsular. Henri Lapeyre
calcula unos 7.500 y era dificilísimo diferenciarlos del resto de la población
andaluza.
Pues bien, el primitivo cante
flamenco se ha debido formar lentamente (siglos XVI al XVIII) en las provincias
de Sevilla y Cádiz. En trescientos años, la aclimatación de los gitanos sedentarios
fue total. Es probable, por no decir seguro, que las tierras bajas de Andalucía
conservasen un numeroso porcentaje de moriscos, pese al decreto de expulsión,
y, en todo caso, la entrañable tradición musical arábigo-andaluza pervivió con
fuerza y pureza en el campo. Los gitanos procedían de la India y en los cantos
"propios", muy alterados por sus seculares errancias, latían
melodías, ritmos, giros ornamentales, procedimientos característicos del
folclore oriental. En Andalucía encontraron un folclore hermano, que les
recordaba y refrescaba el suyo. Entonces, con su innata capacidad de
asimilación absorben los cntos y danzas diseminados en el pueblo. Refunden
elementos dispersos y crean algo por completo nuevo; el flamenco primitivo.
Los elementos integrados en él
fueron:
1.
El
tradicional sentido gaditano del ritmo y de la danza.
2.
Las
canciones campesinas de los agricultores moriscos (campiñas de Sevilla y
Jerez).
3.
Los resabios
judaizantes, y todo el folclore orientalizado andaluz respaldado por la gran tradición
bética.»
[Molina, Ricardo / Mairena,
Antonio: Mundo y formas del cante flamenco. Sevilla: Librería
Al-Ándalus, 1971, pp. 25 y 33-34]
El centro
originario y genuino del cante flamenco está formado por el triángulo
Sevilla
<> Jerez <> Ronda
Dos triángulos más
periféricos son los de
Córdoba
<> Linares <> Ronda
Málaga <>
Granada <> Ronda
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El flamenco se desarrollo an
el sur de Andalucía. El centro topográfico del flamenco está situado en el
triángulo que forman las ciudades de Cádiz, Ronda y Sevilla (barrio de Triana).
En el centro de este triángulo está Jerez de la Frontera. Este es el triángulo
originario y genuino del cante flamenco.
«Hay tres núcleos nativos
básicos: Sevilla, Cádiz, Jerez. Y queriendo ser más preciso, el barrio
de Triana de Sevilla, el gaditno de Santa María, pasando por el fundamental de
Santiago de Jerez.
Todos los cantores de fines
del siglo XVIII y buena parte del XIX que forman el censo fundaciional del
flamenco son oriundos, sin excepción, de alguna de las localidades citadas – o aquellas que unían Cádiz a
Sevilla -, y todos ellos, también sin excepción, eran de raza gitana.
El grueso de la tropa flamenca
fueron y son andaluces. Existe, pues, un poderoso y constante factor
geográfico; un influyente y activo ambiente regional.
En resumen, se puede afirmar
que en su forma actual el cante flamenco apareció deun golpe en 20 años, al
final del XVIII. Y con respecto a la guitarra, forma inseparable pareja con el
cante desde el siglo XIX». [Herrero, Germán: De Jerez a Nueva Orleans.
Análisis comparativo del flamenco y del jazz. Granada: Editorial Don
Quijote, 1991, p. 40]
«Es de gran interés conocer la
situación geográfica donde se gestó y desarrolló el flamenco; donde se
desarrola en mayor calidad. Esto es, las provincias de Sevilla y Cádiz, y más
concretamente, Alcalá de Guadaira, Puebla de Cazalla, Mairena del Alcor, El Viso,
Coria, Sevilla, Lebrija, Utreta, Cádiz, Dos Hermanas, Ecija, Marchena, Carmona,
Puente Genil, Estepa, Osuna, Morón de la Frontera, Ronda, Arcos, Jerez, San
Fernando, Sanlúcar, Puerto Real, Algeciras, Puerto de Santa María ... aunque
otras zonas después desarrollasen determinados estilos, como las zonas de
Córdoba, Málaga, Huelva, Granada, Jaén o Almería.» [Vélez, Julio: Flamenco.
Una aproximación crítica. Madrid: Akal Editor, 1976, p.11]
En Sevilla y en Cádiz se
encuentra la más amplia variedad de cantes flamencos: soleares, siguiriyas,
bulerías, cantes „a palo seco“ (tonás). En la provincia de Sevilla encontramos
también fandangos y tangos de Triana, sevillanas y cantes camperos. En Cádiz:
alegrías, mirabrás, romeras, caracoles, cantiñas, tangos y tientos. Los centros
flamencos más importantes de la provincia de Sevilla son Triana, Osuna, Morón
de la Frontera, Utrera, Lebrija. Los centros del flamenco en la provincia de
Cádiz son Jerez, Cádiz, Algeciras, Santa María y Arcos de la Frontera. El
flamenco se fue extendiendo luego a las provincias de Huelva, Córdoba, Jaén,
Málaga y Granada.
La estancia de Manuel de Falla (1876-1946) en París brindó a los
compositores franceses Claude Debussy (1862-1918) y Maurice Ravel (1875-1937) la oportunidad de entrar en
contacto con el flamenco y la música española. A mediados del siglo XIX, ya
habían visitado Granada y Cádiz los compositores rusos Rimsky-Korsakow (1844-1908) y Michael Glinka (1804-1857). El compositor francés Georges Bizet (1838-1875) no había estado en España
antes de escribir su ópera Carmen, pero parece que se inspiró para
componer su ópera en un polo de Manuel Garcias y en la habanera „La
paloma“ de Sebastián Yradier (1809-1865).
Grandes
centros cantores de 1800 a 1860
«En esta época los grandes centros
cantores fueron Triana, Cádiz, los Puertos (Santa María, Puerto Real), Isla de
San Fernando, Sanlúcar y en segundo término, Ronda, Morón, Lebrija, Paterna,
Alcalá y Medina Sidonia.
En Granada se registró poca o
nula actividad, acaso por la circunstancia de haber sido la provincia menos
arabizada y berberizada, en el orden étnico, de todos los reinos andaluces.
De Córdoba, Huelva, Jaén,
Almería, Málaga, no hay noticias de interés. Las diseminadas en obras
literarias (prensa, teatro, viajes, cuentos, etc.), coinciden en referirse a las
rondeñas como cante y baile populares por excelencia.
Ignoramos la situación de la
población gitana onubense, pero la de Córdoba, Jaén, Almería, Granada y Málaga
está clara. Sus relaciones con la gitanería de Sevilla y Cádiz fueron escasas.
En cambio, Córdoba y Jaén sí mantuvieron ininterrumpido trato entre sí. En
Córdoba el elemento gitano (poco numeroso) estuvo más bien vinculado a la
Mancha y a Jaén.
Por eso, la inmensa mayoría de
los cantaores cordobeses no fueron calés.
De todos los centros
enumerados los más importantes fueron Triana, Cádiz y Jerez de la Frontera.»
[Molina, Ricardo / Mairena,
Antonio: Mundo y formas del cante flamenco. Sevilla: Librería
Al-Ándalus, 1971, pp. 37-38]
«Se pudieran determinar
ámbitos gitanoandaluces: eol comprendido entre Ronda-Cádiz-Sevilla; el de
Córdoba-Linares-Ronda; el malagueño y el granadino.» [o. cit., p. 42]
Solicología de las músicas gitano-andaluza y negro-norteamericana
«El paisaje se incardina en el
cuerpo social hasta modelar su idiosincrasia. Territorio y clima son factores
que condicionan no sólo los hábitos alimenticios, la indumentaria y la
vivienda, sino el propio temperamento de los pueblos. Pues bien, los lugares en
que se asentaron mayoritariamente las comunidades negro-norteamericana y
gitano-andaluza presentan características compartidas. Predomina en ellas un
paisaje abierto, en el que impera una bonanza climática aque facilita una
comunicabilidad continua entre las poblaciones; una trashumancia socialmente
enriquecedora. Las llanuras del delta del Misisipí no se diferencian demasiado
de las marismas del Guadalquivir. Se trata, en cambos casos, de terrenos
fértiles en los que se cultiva algodón y maíz, plantaciones que congregan a numerosos
campesinos durante los trabajos de recolección, facilitando un marco muy
adecuado para manifestarse y comunicarse musicalmente. (En este contexto se
iría modelando el blues, a partir de los cantos de trabajo, y en él encontraría
también el flamenco un medio de divulgación y contraste.) En el entorno de
estos territorios surgen importantes núcleos de población, a los que se
extienden las semejanzas de los hábitats rurales. Nueva Orleans, como centro
comercial a orillas del Misisipí, encuentra en Sevilla, puerto del
Guadalquivir, una ciudad con frecuentes analogías. A ello contribuye el que la
primera es una ciudad de origen latino, circunstancia que se refleja en su planificación urbanística e incluso
en el temperamento de su población. Todavía hoy es posible encontrar afinidades
entre los barrios negros de Nueva Orleans y las gitanerías de Sevilla. Sus
pobladores comparten un hacer vital en la calle y una permanente disposición
para manifestarse individual y colectivamente que subrayan un acelerado pulso
vital.»
[Salinas Rodríguez, José Luis:
Jazz, Flamenco, Tango: Las orillas de un ancho río. Madrid: Catriel, 1994,
p. 30]
LOS CANTES FLAMENCOS
Características de cada cante
Mundo y formas del cante flamenco
de Ricardo Molina y
Antonio Mairena
Sevilla: Librería Al-Andlus, 1971
El flamenco incluye como
cuarenta especies, algunas de las cuales proliferan en treinta o cuarenta
formas bien diferenciadas. En la actualidad, el dominio del arte flamenco
comprende más de 500 cantares.
«Nuestra clasificación es
realista, se basa en la experiencia y se funda en hechos evidentes, sin
pretender otra cosa que reducir, en lo posible, al orden el caos flamenco. No
pensamos en términos genealógicos cuando utilizamos los de
"emparentado" o "influido". Por lo primero entendemos
semejanza, aire familiar, sin comprometer afirmaciones de otra especie.
Consideramos que la totalidad de los cantes flamencos es reductible a cuatro
grandes categorías:
1.
Cantes
flamencos básicos.
2.
Cantes
flamencos emparentados con los básicos o influidos por ellos.
3.
Cantes
flamencos derivados del fandango andaluz.
4.
Cantes
folclóricos (regionales) aflamencados.
El primer grupo se define por su propio contenido. En él
se incluyen siguiriya, soleá, toná y tango. Las cuatro
modalidades básicas coinciden en ser pura e integralmente "gitanas"
(bajoandaluzas, se entiende).
El segundo grupo está integrado por cantes cuya función no
es básica, pues no sostienen nada ni son fundamento de otros. Es el grupo más
numeroso y lo componen especies
emparentadas, no sabemos
con qué tipo ni en qué grado
de parentesco con algunos de los básicos, o bien influidos. Estos los llamamos
así, porque consta que son de "otra" familia, pero están influidos
por los básicos. Es el caso de las "alegrías", procedentes de la
jota. Los cantes del segundo grupo son gitano-andaluces:
Cantes emparentados con la
siguiriya: livianas y serranas.
Cantes emparentados con la
soleá: polo, bulerías,
caña, alboreá, romance.
Cantes influidos por la soleá:
cantiñas gaditanas,
alegrías, romeras, mirabrás, caracoles y toda la gama de cantiñas en general.
Cantes emparentados con la
toná: saetas.
El tercer grupo lo forman los cantes flamencos derivados
del fandango andaluz, un grupo muy numeroso también. Este tercer grupo es
íntegramente andaluz. Ante todo está constituido por una extensa gama de
fandangos que llamamos locales para diferenciarlos de los de creación personal,
menos interesantes y de reciente cuño: fandangos locales (de Huelva, Alonso, Valverde, etc.), verdiales, rondeñas, fandangos de Lucena. Del tronco de los fandangos locales
procede el importante conjunto de los cantes levantinos y malagueños, con la taranta y el taranto, la cartagenera, minera, granaínas, jaberas y malagueñas. Hemos excluido las murcianas que no han
superado el plano del folclore regional.
El cuarto grupo es el más débil, el de los cantes
folclóricos aflamencados. Lo folclórico, lo regional, se equilibra con el
"aire" que han tomado en préstamo a lo flamenco, e incluso, en casos,
sobresale. Tres subdivisiones - necesariamente geográficas - clasifican el
panorama:
1.
Cantes
folclóricos aflamencados andaluces: peteneras, sevillanas, nanas, villancicos, campanilleros, bambas,
trilleras, pajaronas, temporeras, marianas.
2.
Cantes
folclóricos aflamencados de procedencia galaico-asturicense: farrucas y garrotines.
3.
Cantes
aflamencados de origen hispanoamericano: guajiras, columbianas, habaneras, milongas, vidalitas y rumbas.» (o. cit., pp. 152-155)
Hay muchas teorías
sobre el origen del cante jodo o flamenco, y muy pocas cosas en ellas que
puedan demostrarse. Casi todas intentan buscar un núcleo originario puro, el
cante jondo o gitano, o conjunto de "cantes básicos", comparadas con
los cuales todas las formas flamencas posteriores o serían
"aflamencadas" o "emparentadas con ...". Algunos buscan las
raíces del cante flamenco en el exterior (origen pakistaní), otros las buscan
en una raza determinada (origen gitano del cante jondo o gitano-andaluz), otros
niegan la paternidad a un grupo social o raza determinada en la creación de
este cante singular que es el jondo (tesis del origen andaluz como producto de
la convivencia de gitanos, moriscos y andaluces, sin privilegiar a ningún grupo
determinado).
Las teorías se podrían resumir
así:
a) predominio de los elementos de origen oriental:
el flamenco es de origen oriental (Pakistán, India);
b) predominio del elemento gitano: el cante
es creación genuina de los gitanos;
c) predominio del elemento gitano, pero no
como creador, sino como “forjador”
del cante a base de elementos
del folclore andaluz;
d) el cante no es producto de ningún grupo
social especial, ni de ninguna etnia: cuando llegaron los gitanos a España, el
cante ya había sido creado tal y como lo conocemos;
e) teoría gitano-morisca del cante: los gitanos no crearon ni forjaron nada,
el flamenco es un producto autóctono de la Baja Andalucía y en él confluyen
elementos de todas las culturas que se asentaron en esta región y de todos los
grupos étnicos que convivieron en ella: andaluces, moriscos, gitanos (los gitanos
no crearon nada, pero fueron los primeros que “profesionalizaron” el flamenco, los primeros que
lo “comercializaron”, el papel de los moriscos refugiados con los gitanos fue
muy importante, así como la tradición de los judíos sefardíes y de los cristianos
mozárabes.
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«Al afirmar el origen gitano
del primitivo cante flamenco no aseguramos que la totalidad del cante que hoy
llamamos flamenco sea creación calé; no. Restringimos nuestra teoría
estrictamente a los cantes flamencos primitivos, tres a nuestro juicio:
siguiriya, tonás y corridas o viejos romances. Es probable que junto a éstos
florecieran otros, bien como derivación suya (tal la liviana), bien como
criaturas autónomas, procedentes de cultas canciones, hoy extinguidas o
momificadas, como la caña y el polo.
En resumen, creemos que los
gitanos fueron los creadores de la siguiriya, las tonás, las corridas, tal como
hoy han llegado a nosotros. Las versiones pre-gitanas de estos cantes, si es
que las hubo, carecen de pruebas. [...]
Los primitivos cantes
flamencos surgen del triángulo articulado en los vértices de
Ronda-Triana-Cádiz. En el centro geográfico de este triángulo emerge, fabuloso,
Jerez. [...]
Lo primero que conviene
aclarar es el valor y el sentido de la acción "creadora". [...] Los
gitanos no crearon el cante ex-nihilo. El sentido aproximado de su creación
creemos que lo da un término, bien expresivo por cierto: forja. Creación o
forja del cante. Pues ellos no trajeron el cante consigo porque en este caso quedarían
rastros itinerantes. Tampoco lo encontraron porque entonces quedarían reliquias
isleñas. El cante es fruto de la integración de varios elementos. Pues bien, el
medio en el que tal integración se consumó fueron los gitanos bajoandaluces.
Los gitanos crean o forjan el cante primitivo; son los agentes creadores. Pero
lo forjan con metales en su mayoría andaluces. Eso explica que el fenómeno de
que sólo los bajo-andaluces, y no los gitanos de otras regiones españolas o del
mundo, sean sus cultivadores y depositarios fieles. Los gitanos afincados en
Andalucía Baja en el siglo XVI inauguran, pues, la prehistoria del cante, largo
periodo de asimilaciones que desemboca en plena historia a final del siglo
XVIII y principios del XIX. [...]
El substratum del cante es tan
profundo que se confunde con la nativa actitud andaluza de cantar y bailar. Las
más remotas fuentes históricas sobre Andalucía nos dan noticia de su vocación
musical. Recordemos el testimonio de la Ora Marítima de Avieno (que
interpola datos tomados de un periplo griego del siglo VI a. C.), en la que se
habla de las leyes en forma de métrica de los tartesios o iberos del bajo
Guadalquivir; y los versos de Marcial y Juvenal, donde se describe el arte de
las muchachas de Gades, consistente en el cante y el baile festeros ...
Así, no debe extrañarnos que
el solar bético fuese excepcionalmente propicio para asimilar los ricos y
varios elementos musicales implícitos en las diversas culturas que en Andalucía
convivieron o se superpusieron desde el siglo VIII al XV.
El cuadro de esas culturas nos
da la asimilación de los siguientes elementos músicos:
1.
Modos
jónico y frigio
(dramático y cromático), inspiradores del canto litúrgico bizantino o griego,
mantenido en Córdoba hasta el siglo XIII por la Iglesia Mozárabe y cuyo influjo
en el cante flamenco ha sido subrayado por Manuel de Falla.
2.
Primitivos
sistemas musicales hindúes transmitidos a través del elemento humano sirio y del cantor y poeta
bagdadí Ziryab, durante el emirato de Abderramán II, recognoscibles técnicamente
en el enharmonismo, el estilo reiterativo y ornamental de algunos cantes (la
siguiriya de Curro Durse, por ejemplo).
3.
Cantos
y músicas musulmanes,
introductores de la "gama oral" (derivada de la chino-iraniana), y de
una nueva categoría musical cual fue "la medida". El fandango y sus
múltiples derivaciones son expresiones de este influjo, así como el frecuente
uso de melismas, característico tanto del flamenco como de los cantos
norteafricanos actuales. La influencia islámica debió actuar hasta mediados del
siglo XVII, especialmente en las tierras bajoandaluzas y en el campo con
preferencia a las ciudades. La gama es extraña al cantaor popular, según
Arcadio Larrea.
4.
Melodías
salmodiales y sistema musical judío, entre los siglos IX y XV. Ecos del canto sinagogal aparecen en algunas
siguiriyas, concretamente en las de Joaquí la Serna, cantadas por Manuel Torre;
también en las saetas, emparentadas con la famosa oración hebrea "Kol
Nidrei".
5.
Canciones
populares mozárabes, de
tipo indígena, autóctonas andaluzas, en las que se proyectaría la sombra y el
ritmo de las "cantigas gaditanas", que acaso fuesen sus antepasados.
A este tipo de canto pertenecieron las "jarchyas". Mozárabes fueron
también las callejeras "zamras" o "zambras", tan caras a
muchos Califas cordobeses.
Panorama musical anárquico,
como resultado de la convergencia en el Al-Andalus de los más diversos
influjos: orientales y helénicos, semíticos y autóctonos, laicos y religiosos,
cantos sinagogales, invocaciones muezínicas, liturgias griega y visigótica,
cultas canciones de Ziryab, melodías hindúes y persas, canciones iraqui de
Achfa de Bagdad y Qamar de Basora, melopeas bereberes, jarchyas mozárabes, en
activa convivencia, en mutua e incesante interacción, o a caso, celosamente
autodelimitados (lo cual es más probable). Ahora bien, entre tal variedad,
aquello en lo que todos participaron fue en los cantes y bailes propios del
pueblo arábigo-andaluz: jarchyas y zamras.
Hasta el siglo XV, la cultura
musical arábigo-andaluza, que comprendía la rica constelación señalada, dio la
tónica a toda la Península Ibérica. [...]
Con los materiales dispersos
en los campos de Cádiz y Sevilla, un nuevo pueblo, el gitano, llegado a final
del siglo XV, forjará los primitivos cantes flamencos, integrando en ellos aquellas
diversas tradiciones musicales que encontró todavía vivas en la abundante
población morisca de los campos bajoandaluces y aportando, además, su poderosa
contribución racial. [...]
Los gitanos son oriundos de la
India, no sabemos con exactitud de qué región. De allí partieron a principios
del siglo IX en gran oleada emigratoria. Ignoramos por qué causa. Del siglo XI
al siglo XIII no se registran migraciones gitanas de importancia en Europa.
Estas tuvieron lugar en los siglos XIV y XV. Respecto al grupo que penetró en
España a final del siglo XV hay que tener presente: 1) Que no procedían de
Flandes. 2) Que fueron bien acogidos en un principio, e incluso protegidos por
la nobleza que se recreaba en sus cantos y danzas. 3) Que en ellos se dan con
superabundancia las cualidades típicas de los pueblos herreros, dedicados a la
forja de metales: la fama de magos, de criaturas en relación con potencias
infernales, de cantaores y de bailaores por excelencia. [...]
El máximo contingente encontró
su tierra de elección en Andalucía y dentro de Andalucía, fue Sevilla el gran
centro de atracción. "Andalucía (escribía a principios del siglo XIX G.
Borrow), que ha sido siempre la provincia donde más ha abundado la raza gitana
desde su llegada, estaba (hasta el edicto de Felipe III, que expulsó de España
a más de un millón de moriscos) poblada principalmente por los moros que
diferían de los españoles en lengua y en religión. Viviendo con ellos, los
gitanos aprendieron su idioma, como era natural, y muchas de sus costumbres...".
Los moros a los que se refiere Borrow son los moriscos.
Lo que nos conviene subrayar
es el fenómeno de convivencia durante los siglos XVI y XVII. La población
morisca campesina debió de ser numerosa en las campiñas de Sevilla y de Jerez.
Allí se formaron sedentarios grupos gitanos que en el transcurso de dos siglos
se andaluzaron por completo. Al mismo tiempo surgieron barrios llamados
"gitanerías", más o menos homogéneos, en Jerez, Cádiz, Sevilla y
otras grandes localidades de la Baja Andalucía. Todavía durante la primera
mitad del siglo XIX, Triana fue barrio gitano por excelencia. Los moriscos eran
numerosos en Sevilla y provincia. Sólo en Sevilla, capital, a principios del
siglo XVII, había más que en ninguna otra ciudad peninsular. Henri Lapeyre
calcula unos 7.500 y era dificilísimo diferenciarlos del resto de la población
andaluza.
Pues bien, el primitivo cante
flamenco se ha debido formar lentamente (siglos XVI al XVIII) en las provincias
de Sevilla y Cádiz. En trescientos años, la aclimatación de los gitanos
sedentarios fue total. Es probable, por no decir seguro, que las tierras bajas
de Andalucía conservasen un numeroso porcentaje de moriscos, pese al decreto de
expulsión, y, en todo caso, la entrañable tradición musical arábigo-andaluza pervivió
con fuerza y pureza en el campo. Los gitanos procedían de la India y en los
cantos "propios", muy alterados por sus seculares errancias, latían
melodías, ritmos, giros ornamentales, procedimientos característicos del
folclore oriental. En Andalucía encontraron un folclore hermano, que les
recordaba y refrescaba el suyo. Entonces, con su innata capacidad de
asimilación absorben los cantos y danzas diseminados en el pueblo. Refunden
elementos dispersos y crean algo por completo nuevo; el flamenco primitivo.
Los
elementos integrados en él fueron:
1.
El
tradicional sentido gaditano del ritmo y de la danza.
2.
Las
canciones campesinas de los agricultores moriscos (campiñas de Sevilla y
Jerez).
3.
Los
resabios judaizantes, y todo el folclore orientalizado andaluz respaldado por
la gran tradición bética.
Ellos aportaron su
apasionamiento, su sentido trágico de la vida, su tradición cantora llena de
reminiscencias hindúes, su nativo don del ritmo, y sobre todo, su arte supremo
de la forja, de la musical en este caso.
Así, imaginamos, se formaron
los primitivos cantes flamencos o gitano-andaluces, que, como se ve, fueron el
resultado de los factores sine que non: el gitano y el andaluz. Hasta
que no empiezan a cantar los gitanos por siguiriyas, soleares, cantes festeros,
corridas o romances, no se puede hablar, en rigor, de cante flamenco. Pero
hasta que no llegan a Andalucía y se asientan dos siglos en Sevilla y Cádiz,
los gitanos no cantan nada parecido. Son, pues, dos términos que mutuamente se
exigen, y ello explica el hecho, nada sorprendente, de que los gitanos de
ninguna parte de España, ni del mundo, tengan algo parecido siguiera al cante
flamenco. Durante la época de persecución, que coincidió con la de aclimatación
andaluza, el cante flamenco no trascendió al exterior, pues cristalizó no entre
gitanos nómadas (éstos no se aclimataron), sino entre los sedentarios. Por fin,
hacia 1780, suena el primer nombre de cantaor que registra la historia: El
"Tío Luis el de la Juliana".
En realidad, los dos nombres
bien comprobados del cante primitivo son "El Fillo" y "El
Planeta", y con ellos toda una pléyade gitana en la que brillan los
nombres de Juan en Cueros, Juan de Dios, María de las Nieves, "La
Perla", Perico el Gallego, Frasco el Colorado, Luis el Cautivo, los
"Pelaos", etc. Con ellos entra el cante en su fase plenamente
histórica.»
[Molina, Ricardo / Mairena,
Antonio: Mundo y formas del cante flamenco. Sevilla: Librería
Al-Ándalus, 1971, pp. 25-34]
La
guitarra flamenca
La guitarra,
ese ataúd pequeño e infinito de la pena andaluza.
[Joaquín Romero
Murube]
▪
Se rompen las
copas
de la
madrugada.
Empieza el
llanto
de la guitarra.
[Federico García
Lorca]
▪
Yo meditaba
absorto, devanando
los hilos del
hastío y la tristeza,
cuando llegó a
mi oído,
por la ventana
de mi estancia, abierta
el plañir de
una copla soñolienta,
quebrada por
los trémolos sombríos
de las músicas
magas de mi tierra.
Y era el Amor,
como una roja llama ...
- Nerviosa mano
en la vibrante cuerda
ponía un largo
suspirar de oro
que se trocaba
en surtidor de estrellas -.
Y era la
Muerte, al hombro la cuchilla,
el paso largo,
torva y esquelética.
- Tal cuando yo
era niño la soñaba -.
Y en la
guitarra, resonante y trémula,
la busca mano,
al golpear, fingía
el reposar de
un ataúd en tierra.
Y era un
plañido solitario el soplo
que el polvo
barre y la ceniza avienta.
[Antonio Machado: Cante
hondo]
▪
Guitarra del
mesón que hoy suenas jota,
mañana
petenera,
según quien
llega y tañe
las empolvadas
cuerdas.
Guitarra del
mesón de los caminos,
no fuiste
nunca, ni serás, poeta.
Tú eres alma
que dice su armonía
solitaria a las
almas pasajeras ...
Y siempre que
te escucha el caminante
sueña escuchar
un aire de su tierra. [Antonio Machado]
▪
Historia de La Guitarra Flamenca
La guitarra es
una montaña con dos vertientes.
Una es la
flamenca; la otra, la clásica.
Ambas
igualmente admirables.
[Andrés Segovia]
La guitarra flamenca es una
desviación de la clásica. En la actualidad, es una síntesis del dualismo
técnico de la Península Ibérica: la guitarra punteada o morisca y la rasgueada
o castellana.
«Todos parecen coincidir en
atribuir a los árabes la introducción de la guitarra en España (y Europa), pero
ya en el siglo XVI, el Arcipreste de Hita nos habla en el Libro del Buen
Amor de dos guitarras: la latina y la morisca. Muchos siglos antes, la
guitarra había conquistado toda la Península, y seguramente en el siglo VIII,
ya había penetrado en Francia y Lombardía. En el pórtico de la Gloria, de
Santiago de Compostela, aparece representada hacia el año 1188. En Francia,
desde el siglo XIII, se alude al origen hispano-musulmán de la guitarra con el
nombre "guiterne mauresque" que la designaba. Y lo mismo en la
Inglaterra de Enrique VIII, donde se la llamaba "gittern" o vihuela española.
Durante su aclimatación en
España, la cythara greco-asiria experimentó un notable enriquecimiento: El
cantor y poeta bagdadí Ziryab [789-857], poeta áulico del Emir cordobés
Abderramán II, le añadió la quinta cuerda. [La sexta cuerda la añadió más tarde
Vicente Espinel (1550–1624)].
Hemos de subrayar un hecho: la
guitarra española, aclimatada en toda la Península en el siglo X, pronto se
distinguió por la técnica del rasgueado. Louis Quievrex escribe que
"cuando los gitanos entraron en España (siglo XV), Castilla les ofreció
dos guitarras, la "castellana" que era tocada en arpegios rápidos
para el acompañamiento de las danzas locales y la guitarra "morisca"
importada por los árabes que usaban la misma técnica del punteado
característica de los tañedores de laúd. Por lo que a la guitarra morisca se le
llamó "punteada" y a la castellana "rasgueada". Ahora bien,
el guitarrista andaluz actual alterna el rasgueado y el punteado, a los que
añade el trémolo y los golpes sobre la caja del instrumento".
Desde principios del siglo XIX
la guitarra posee seis cuerdas en mi, la, re, sol, si, mi. La
"cejilla", aditamento movible y fiajable donde convenga, para darle a
cada cantaor su tono, es de uso muy reciente (última mitad del siglo XIX).
Antes de su empleo, la guitarra sólo daba dos tonos al cantaor: mi y la,
"por arriba" y "por medio", en lenguaje flamenco. La
"cejilla" es privativa de la guitarra flamenca, menos pesada que la
"clásica" y difiere también de ella en la construcción, en el sentido
de que contribuye a hacerla más metálica e incisiva.
Los siglos XVI y XVII marcaron
la apoteosis de los instrumentos de pulsación en España (guitarra, laúd,
"pandura", etcétera). Pero las obras para guitarra de un Luys Milán
(1535) o Enrique Valderrábano (1547) y otros muchos compositores españoles de
la época, nada tienen que ver con la guitarra flamenca, ni siquiera la obra de
Gaspar Sanz (fin del XVII y principios del XVIII) tan interesante desde el
punto de vista rítmico. [...]
La guitarra flamenca o
andaluza aparece históricamente como acompañamiento único y propio del cante
hacia mediados del siglo XIX. [...] Los cantes flamencos primitivos, esto es,
los gitanos puros, inicialmente no se acompañaron de guitarra. Esta se les
asocia después y su simbiosis con el cante gitano debió iniciarse allá por el
año 1850, fomentada por los acontecimientos que transformaron poco a poco el
cante en un espectáculo, o, al menos, en arte que se exhibe en fiestas privadas
primero, en Cafés de Cante más tarde.»
[Molina, Ricardo / Mairena,
Antonio: Mundo y formas del cante flamenco. Sevilla: Librería
Al-Ándalus, 1971, pp. 141-143]
Las cuerdas de la guitarra
flamenca están acordadas en cuarta con tercio en agudo, acorde caro al Oriente
y utilizado en Córdoba desde el año 1000, según Avicena.
Guitarra castellana:
Se tocaba con arpegios rápidos
para acompañar las danzas. A la guitarra castellana se le llamó
"rasgueada", en contraste con la
Guitarra morisca:
Usaba la técnica del punteado
característica de los tañedores de laúd. A esta guitarra se le llamó
"punteada".
Guitarra flamenca:
Es una mezcla de la guitarra
castellana y la morisca. Es menos pesada que la clásica y hecha con otras
maderas que le dan ese sonido metálico e incisivo tan característico. La
guitarra flamenca alterna el punteado de la guitarra morisca con el rasgueado
de la guitarra castellana, añadiendo golpes de percusión en la caja, así como
trémolos y "falsetas". Esta "guitarra española" es la
renovación de la dieciochesca vihuela de mano. Suele estar hecha de maderas de
ciprés con el mango de cedro, para la tapa se suele usar pino abeto.
«Como escribe Georges Hilaire:
"La música andaluza de guitarra es modal. El sistema armónico, de falsas
relaciones, le es propicio y constituye, según Manuel de Falla, una de las
maravillas del arte natural. Su cadencia descendente en la, sol, fa, mi,
es característica del modo frigio y produce efectos de expectación,
inestabilidad, inquietud, que acentúa aún el uso frecuente del acorde moderno
en séptima; pero la repetición regular de esta cadencia dota de puntos de apoyo
estructurales a un desarrollo que parece improvisado. Tal es esta música de
guitarra a cuyas singularidades encuéntrase habituado el oído español desde la
infancia. Su aire aprisionado en una inexorable vestidura rítmica.» (op. cit.,
pp. 139-140)
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Tapa armonica
Arco y tapa posterior
Diapasón
Mango
Puente
|
Pino abeto alemán en 1a.
Ciprés español en 1a.
Ebano
Cedro de Honduras
Palo Santo
|
Fue Antonio Torres
(1817-1892) el que daría a la guitarra moderna de flamenco su forma básica, con
una caja más pequeña y un peso más ligero. Las guitarras de Torres tienen a
menudo cinco varillas (la mayoría de los fabricantes actuales usan siete), y
los trastes se construían a menudo con madera de palisandro o "palo
santo", en lugar de ébano, esto reducía aún más el peso del instrumento.
Las guitarras flamencas también llevan una protección en sus cajas sonoras, en
el nivel de las cuerdas agudas, algunas veces por ambos lados de la abertura
del sonido. Esta placa de plástico o de caparazón de tortuga, llamada "el
golpeador", permite al guitarrista utilizar su instrumento como
caja de percusión sin deteriorarlo.
Maderas usadas en la construcción de la
guitarra flamenca:
La construcción de la guitarra
es un complejo montaje donde se puede llegar a unir en un mismo instrumento
madera de palo santo procedente de Brasil, pino y abeto alemán, cedro de Canadá
y ébano de Camerún, para rematar, en el caso de las guitarras artesanales de
González, con una boca especial construida con un cordón de plata y madera de
palo-santo.
Lados y parte del fondo, ciprés español.
Tapa, abeto alemán.
Diapasón, ébano.
Parte trasera del diapasón, cedro español.
Puente, palo rosa.
Constructores de guitarras flamencas:
La actual guitarra española es fruto de los
experimentos de un carpintero español que la construyó en el 1850: Antonio Torres
(1817-1892). Torres estableció la forma, las dimensiones y la construcción. Las
guitarras de Torres eran de gran belleza y sonoridad depurada. A Torres
siguieron los grandes luthiers Santos-Hernández (1870-1942), Domingo Esteso
(1882-1937), Marcelo Barbero (1904-1956). Los últimos grandes maestros
constructores de guitarras flamencas son: Gerundino Fernández en Almería,
Manuel Reyes en Córdoba, los hermanos Conde en Madrid. Actualmente, casi
todos los constructores de guitarras clásicas ofrecen también modelos
flamencos: José Ramírez, Contreras, etc.
Una guitarra es buena
cuando la prima canta y el bordón llora.
Tonalidades básicas e inalterables de cada
modalidad para guitarra flamenca.
Soleares
Tientos
Fandango
Fandanguillo
|
MI y LA
De los relativos de
LA menor y RE menor
|
Sevillanas
|
Todos los tonos
Mayores (M)
Y Menores (m)
|
Alegrías
|
LA, MI y SOL
En sus modos mayor o menor
|
Siguirilla
|
LA del relativo de
RE menor
|
Taranta
|
FA del relativo de
SI menor
|
Guajira
|
LA y RE en sus modos
Mayor y menor
|
Granainas
|
SI del relativo de
MI menor
|
Caracoles y
Zapateados
|
DO mayor
|
Tanguillo
Farruca
Milonga
|
LA y MI en sus modos
Mayor y menor
|
Bulerías
|
MI y LA en sus modos
Mayor y menor
|
Malagueña
|
MI y SI de los relativos
De LA Y mi menor
|
|
|
Serrana
|
MI del relativo de
LA menor
|
|
MI y LA de los
Relativos de
|
Campanilleros
|
LA o MI menor
|
|
LA menor y RE menor
|
«Estas tonalidades son inalterables, por eso es necesario el uso de cejilla
para interpretar cualquier modalidad en cualquier tono sin alterar el básico.
El flamenco no admite como tonos básicos
los siguientes:
DO # mayor y menor
FA # mayor y menor
MI b mayor y menor
LA b mayor y menor
SI b mayor y menor
SI mayor, DO menor, FA menor y
SI menor no son básicos. El flamenco tiende, sin embargo, a usar tonalidades
relativas del modo menor.»
[Medina, Emilio: Método de
guitarra flamenca. Buenos Aires: Ricordi Americana, 1958, p. 10-11]
Nomenclatura
Escala española
|
DO
|
RE
|
MI
|
FA
|
SOL
|
LA
|
SI
|
Estas son
las 7 notas de la escala diatónica. En una octava se utilizan 12 notas (las de
la escala cromática). Las 5 notas restantes se simbolizan añadiendo a la
derecha el carácter # (sostenido) o b (bemol).
Tonalidad
|
Modo mayor
|
Modo menor
|
El
nombre de las notas musicales en español tiene su origen en un himno a San
Juan. En concreto, en la primera sílaba de cada verso. El himno es el
siguiente:
Ut queant laxis
Resonare libris
Mira gestorum
Famuli tuorum
Solve polluti
Labii reatum
Sancte Joannes
Resonare libris
Mira gestorum
Famuli tuorum
Solve polluti
Labii reatum
Sancte Joannes
Posteriormente, la
nota Ut se transformó en Do
Las escalas se pueden agrupar en tres géneros:
La escala diatónica:
Como mínimo desde la Edad
Media las escalas que se han utilizado son las escalas diatónicas, que se
pueden simbolizar con las teclas blancas del piano. Estas escalas tienen dos
intervalos diferentes: el semitono (en las teclas blancas, mi-fa y si-do) y
tonos completos (entre las otras parejas de notas adyacentes). Tienen siete
notas por octava (la octava nota de esta serie es simplemente la repetición de
la primera, pero situada una octava más arriba). Diatónica es la escala cuyas
notas se suceden por tonos enteros y semitonos diatónicos. Son escalas
naturales que se fundamentan en el llamado «fenómeno físico-armónico».
Cuando no se especifica el género de una escala, se sobreentiende el
diatónico. A este género pertenecen las escalas Tonales, Modales griegas
y eclesiásticas, y las Pentáfonas.
La escala cromática:
A finales del siglo XIX, y
dado el hecho del uso cada vez más frecuente de los sostenidos y los bemoles,
la música occidental comenzó a basarse no en la escala diatónica, sino en la
cromática: 12 notas en una octava, separadas por un semitono: do, do#, re, re
#, mi, fa, fa #, sol, sol #, la, la #, si (y do). Cromática es la escala
cuyas notas se suceden por semitonos diatónicos y cromáticos. Es una
escala artificial que se obtiene descomponiendo los intervalos de tono de una
escala natural diatónica, en dos semitonos.
La escala enarmónica:
Enarmónica es una escala que
tiene distinto nombre y el mismo sonido respecto a otra. La enarmonía se
consigue mediante el uso de alteraciones.
Molina, Ricardo / Mairena, Antonio. Mundo y formas del cante flamenco.
Granada-Sevilla, Librería Al-Andalus, 1971.
Herrero, Germán. De Jerez a Nueva Orleans. Análisis comparativo del
flamenco y del jazz. Granada, Editorial Don Quijote, 1991.
Vélez, Julio. Flamenco. Una aproximación crítica. Madrid, Akal
Editor, 1976.
Salinas Rodriguez, Jose Luis. Jazz, Flamenco, Tango: Las orillas de un
ancho río. Madrid, Catriel, 1994.
Medina, Emilio.Método de guitarra flamenca.
Buenos Aires, Ricordi Americana, 1958.
Rios Ruiz, Manuel. Introducción al cante
flamenco. Madrid, Istmo, 1972.
http//mromeroehijos.eresmas.net/guitarra
flamenca.htme