lunes, 11 de mayo de 2020


MONASTERIO  DE  VALVANERA




Se llega por todos los caminos, como a Roma. Pero por carretera solo desde la comarcal 113.
Y a medio camino, en una cruz: “…ninguna mujer entre hasta el término (…) y si entra, quede detenida hasta que pague sesenta sueldos al procurador del rey”. Cosas del siglo XI, que afortunadamente ya no cuentan.
Un paisaje, el del acceso y contornos, áspero, empinado y adusto que parece querer ocultar y reservar el “remanso de paz” que reina en el Valle estrecho y recoleto poblado de bosques apretados y breñas variadas, que surcan por veneros manantiales. Montes casi verticales con cimas de más mil metros, y con unos nombres como el bíblico Mori al Norte, el vulgar Umbría al Sur, el extraño Cándalo al Naciente y el antipático Pancrudo al Oeste.
A finales del siglo XI, por aquí pasaba la línea fronteriza entre Castilla y Navarra: “A summa cuculla ad rivo de Vallevenera”, concretaba Alfonso VI. Hoy, municipio de Anguiano, comarca de Nájera, provincia de La Rioja.
La ermita del Santo Cristo, recuerdo en neoclásico sencillo y gracioso del primer oratorio que Nuño y Domingo levantaron a la lmagen recién encontrada.
La iglesia, gótica del segundo período, esbelta, proporcionada «una catedral en pequeño», es por lo menos la tercera. Hubo antes otra románica, que restauró Alfonso VI en 1.092. De ella queda el ángulo inferior de la actual y la torre. Y antes, otra sencillísima, que seguramente sería visigótica. La única pieza de valor subido es reciente: la corona de oro y pedrería que el pueblo riojano regaló a su Virgen el día de la coronación.
Flanquean la iglesia una antigua hospedería renacentista y vistosa recientemente restaurada, al Oriente; al Poniente, el edificio monacal, restauración casi total sobre un esqueleto del siglo XVII, sin arte alguno, aunque casi cómodo y suficientemente dotado.
Y más allá, todo paisaje: el paisaje es uno de los tres elementos constitutivos de Valvanera.

La historia de Valvanera es parecida a la geografía que la rodea: altos y bajos sensacionales, simas en las que se pierde la vista siglos abajo…, hasta el último tercio del siglo IX? Podría ser. Y si hacemos caso a la leyenda, hasta el IV y más.
Un bandolero arrepentido, Nuño Óñez, de Montenegro, ayudado por Domingo, sacerdote de Brieva, busca, encuentra y saca la Imagen Sagrada del hueco de un Roble, en el que había enjambres y panales, y a cuyo pie brotaba la Fuente Santa, que todavía mana hoy. Hasta ciento seis ermitaños pueblan el Valle montando escolta, corte y coro a la Señora recién aparecida.
Para la primera mitad del siglo XI ya están los Monjes Benedictinos. Vienen: Santo Domingo de la Calzada a ser monje. El padre de Santo Domingo de Silos, Juan Mans, a enterrarse. Reyes, magnates, ricosomes; pero sobre todo, enfermos, pecadores, penitentes, agradecidos, peregrinos.

También peregrina lsabel la Católica el verano de 1.482. Años y siglos de oración, trabajo, frío, penuria y esfuerzo al ritmo del «Ora et Labora» benedictino. Estudian y escriben, atienden a los peregrinos, cultivan treinta y dos granjas diseminadas hasta los confines de Segovia y Soria.
En enero de 1.809 vienen las huestes de Napoleón a quemarlo todo. Y lo queman. Y se llevan entre otras cosas, treinta arrobas de plata. Desde 1.835 hasta 1.880, por obra y desgracia de la Ley de Desamortización, Valle y Santuario se quedan absolutamente solos. Los elementos y el abandono dan con todo en el suelo. Ni la piedad perseverante de los romeros lo libra de la ruina. Hasta la Virgen sale camino de Brieva de Cameros.
Por la primavera de 1.880 comienza el Hno. Tiburcio a levantar escombros por el afán que el P. Minguella, agustino de San Millan y D. José Mª García Escudero, canónigo en Logroño, ponen en interesar y embarcara toda La Rioja en la empresa de la restauración. En 1.883 llegan algunos de los monjes exclaustrados. En 1.885 vuelve la Virgen y todo sube a marchas forzadas.
En 1.914 es bendecido el primer abad. La Virgen es coronada canónicamente el 15 de octubre de 1.954. Pablo VI la proclama Patrona Principal de la Diócesis el 23 de octubre de 1.965.
Valvanera, un nombre. La piedad lo ha convertido en Valle de Venas, en una transposición simbólica de los veneros y vetas de agua y metales a las corrientes de gracia de las que es cauce la Virgen. Forzando un poco, Valle del Perdón: Vallis Veniae. Y no sin fundamento, Valle de Caza: Vallis Venations.
La Imagen Sagrada. Hermosa, desconcertante, impresionante, señora. No hay más que verla. Todavía no ha habido quien se atreva a clasificarla definitivamente ni en tiempo ni en estilo. Parece románica, pero tiene un algo que no permite dejarla en románica. Anatomía primitiva, defectuosa, con rasgos exquisitos y refinados. Ahora se explica por reformas posteriores. Se aventuró un visigótico-bizantino restaurado en románico: por los orígenes, bien podría; la talla no autoriza tanto.
El enigma sigue sin respuesta satisfactoria.


Monasterio de Nuestra Señora de Valvanera

LA ORDEN BENEDICTINA
La presencia monástica en Valvanera tiene sus orígenes en los primeros anacoretas que vivieron en cuevas y pequeñas ermitas en las laderas de los montes alrededor del sitio donde fue encontrada la imagen de Santa María hacia el siglo IX.
Al pasar el tiempo conviven organizados como cenobitas guiados por un superior, y al final del s. X acogen la Regla de San Benito. El primer abad, probablemente benedictino, del que hay registro documentado en la historia fue Don Sancho. Los monjes residentes desde entonces siempre han sido benedictinos. La Virgen de Valvanera, y con ella, La Rioja, han disfrutado en más de mil años la compañía orante y activa de los monjes más importantes del Occidente cristiano; en este valle han cultivado fervorosamente la vida contemplativa.
La Comunidad da vida al lema benedictino “ora et labora” que tiene su origen en el capítulo 48 de la Santa Regla. Interactúan los momentos de oración comunitaria y personal con el trabajo manual o intelectual.
La obra de Dios conocida como “Opus Dei” es el principal ejercicio de los monjes benedictinos, es por excelencia la oración comunitaria. Las oraciones litúrgicas llevan intrínsecamente la alabanza a Dios y empapan toda la jornada diaria, dando gracias por todos los favores concedidos, poniendo en su presencia nuestras ofensas y las inquietudes y problemas que aquejan al mundo.
Siguiendo los fundamentos de la vida religiosa contemplativa, la oración personal, y en particular la Lectio Divina, no faltan en la jornada diaria del monje que busca constantemente la unión con Dios. La vida espiritual del monje se enriquece con la experiencia diaria de la Eucaristía y el Oficio de Liturgia, profundizados o complementados con la oración personal.
Por otro lado el trabajo monástico en Valvanera abarca un abanico de actividades que van desde el cuidado del recinto monástico, el templo y la hospedería, combinado con actividades manuales o intelectuales.
La Abadía de Valvanera estuvo unida a la Congregación Tarraconense entre el 1233 y 1524. A partir del 1524 pasa a formar parte de la Congregación Vallisoletana. Desde 1883 forma parte de la Provincia Hispánica constituida actualmente por los monasterios benedictinos de:
  • El Paular (Madrid, España)
  • Estíbalíz (Álava, España)
  • Lazkao (Gipúzcoa, España)
  • Montserrat (Barcelona, España)
  • Samos (Lugo, España)
  • Valvanera (La Rioja, España)
  • La Epifanía (Guatapé, Colombia)
  • La Resurrección (Ponta Grossa, Brasil)
  • La Transfiguración (Santa Rosa, Brasil)
  • Santa María (Medellín, Colombia)
La Provincia Hispánica es a su vez parte de la Congregación Sublacense-Casiniense distribuida en todo el mundo.



                      LA VIRGEN DE VALVANERA

Nuestra Señora de Valvanera 
por desconocido artista cuzqueño
ca. 1770–80
Donación de James Kung Wei Li en memoria del Embajador y Madame Ti-Tsun Li, República de China, 2018
2018.652.3


La Virgen, lujosamente vestida y vestida con túnicas, está consagrada por el enorme árbol donde fue descubierta, su escondite señalado por las abejas que tocan la abertura en su tronco y un manantial que sale de sus raíces “.
Según la leyenda, la imagen sagrada conocida como Nuestra Señora de Valvanera es un “verdadero retrato” de la Virgen María tallada en la vida por San Lucas y llevada a España por los discípulos de San Pedro. Se dice que la estatua que hizo milagros estaba escondida, junto con un cofre de reliquias, en el hueco de un roble en un remoto valle en las montañas de La Rioja en el momento de la conquista musulmana de España. Su ubicación secreta fue revelada siglos después al arrepentido ladrón convertido en ermitaño, Nuño Oñez, a quien se muestra arrodillado en adoración junto a la Virgen y el Niño en esta pintura. En una escena representada detrás de él, el bandido una vez famoso se prepara para emboscar a un trabajador desprevenido cuya ardiente piedad motivaría su propia conversión.
La Virgen, lujosamente vestida y vestida con túnicas, está consagrada por el enorme árbol donde fue descubierta, su escondite señalado por las abejas que tocan la abertura en su tronco y un manantial que sale de sus raíces. Los narradores posteriores de la historia del milagro entendieron el árbol como un símbolo de Cristo, la fuente de la gracia, y la colmena como una metáfora de la comunidad de los fieles. El entorno florido donde las ovejas beben de la corriente sagrada alude al Paraíso, al igual que los pájaros de colores brillantes en las ramas extendidas del árbol. El pecado, en forma de serpiente, es arrastrado por una cigüeña blanca.
La desconocida artista peruana que pintó la Virgen de Valvanera y el lugar lejano favorecido por sus milagros, seguramente lo creó para los devotos de la región del norte de España de La Rioja. Al igual que otros cultos basados ​​en imágenes exportados de España a las Américas durante el período colonial, la devoción a la Virgen de Valvanera fue a la vez piadosa y patriótica, arraigada en la creencia, así como en la solidaridad y la identidad grupal en el extranjero.
Nuestra Señora de Valvanera es el centro principal que atrae las miradas en el templo, es meta de toda romería y peregrinación. Los elementos que resaltan en esta magnífica talla son: la imagen de la Virgen, el Niño Jesús, la silla y la peana, todo elaborado en una sola pieza de madera. El conjunto tiene altura de 109 cm y una anchura de 40 cm. Un ornamento que acompaña es un roble se ramifica y forma un arco cubriendo a la Virgen con el Niño.
No se conoce el autor ni la fecha en que pudo ser tallada esta imagen, probablemente sea una réplica de la original, descrita en la historia. A través del tiempo ha sido objeto de restauraciones cromáticas y adornada con nuevos elementos. Por eso, se atiende a los detalles de la obra para estimar la antigüedad de la imagen.
El manto del Niño, de corte imperial y similar al de la Madre, era comúnmente utilizado en la realeza; la túnica de la Madre tiene amplísimas bocamangas, tal como las venían usando las reinas hispanas de aquellos siglos. La Señora está sentada sobre una almohadilla que hace más confortable la silla »curul» o de tijera. De acuerdo con las características de la talla, la imagen de la Virgen de Valvanera es de estilo románico, siendo la más bella que existe de ésta época.
Su origen podemos situarlo en el contexto del renovado fervor mariano que tuvo lugar en nuestras tierras hispanas.
En la Virgen destaca el vestuario que consiste en una larga túnica de color cobalto con mangas extremadamente anchas con bordes dorados. Sobre la túnica, un manto dorado con los bordes adornados en piedras, que cubre la espalda de la Virgen y los brazos hasta la muñeca.
Es muy llamativa la postura del Niño Jesús. Es el Buen Pastor que se vuelve completamente en busca de los hombres extraviados por el pecado, mostrándonos la Buena Noticia, el Evangelio, y recordándonos que en la tarde de la vida nos examinará del amor.
Con la desamortización de todos los monasterios clausurados en España, el de Valvanera queda abandonado y el 18 de diciembre de 1.839 la Imagen es trasladada a Brieva de Cameros.
En 1.883 los monjes benedictinos vuelen a Valvanera y poco después es trasladada la Imagen al monasterio.
En octubre de 1.954, es coronada canónicamente la Virgen de Valvanera en el Espolón de Logroño delante de una gran muchedumbre de riojanos, siendo prior del monasterio el padre Plácido Gil.

El 23 de octubre de 1.965 fue declarada Patrona Principal Celestial de la Diócesis de Calahorra, La Calzada y Logroño.




Himno de La Rioja

Eres Rioja, tierra sin descanso, temprana en flor, a todas horas madre.
Se sabe que eres tú con sólo olerte; tu aroma es tuyo; como el tuyo, nadie.
Señorío bodeguero por Haro, bajo el Toloño. Alfaro, la monarquía del trigo.
Azul sendero Santo Domingo. Logroño, salmo de la alegría. Catedralicia y huertana Calahorra la romana.
Nájera, corte y ojiva en gótica filigrana.
Fortaleza de luz viva Torrecilla. Y en Cervera la mudéjar, primavera derramando miel y oliva. Arnedo,
jugoso beso del Cidacos que lo baña. Nueve diamantes de peso en la corona de España.
María de Valvanera, en la sierra te vi un día; dicen que la sierra es fría; yo digo que es una hoguera.

María de Valvanera presta calor a las vides y nunca jamás me olvides. Ni aún después de que muera; María de Valvanera.


Oración

Virgen de Valvanera. SOL DE LA RIOJA, sé la Vida de nuestro pueblo; ilumina su fé, farca1ece su esperanza y aviva en él la llama de la caridad. Ave Maria.
Virgen de Valvanera, que en tu ROBLE secular y bendito encontremos siempre firmeza en el combate, y a su sombra gocemos el descanso de la Victoria. (FÉ). Ave Maria.
FUENTE sellada de la Trinidad, Maria de Valvanera, derrama sobre las almas, los cuerpos y los campos de La Rioja los raudales fecundos de tu bendición. (ESPERANZA). Ave Maria.
PANAL DE MIEL son tus labios, Virgen de Valvanera Fortalece con él nuestra flaqueza y endulza nuestros dolores. (CARIDAD). Ave Maria.

REINA Y MADRE de La Rioja, María de Valvanera, inaugurad sobre nosotros un largo reinado de paz y bienestar. Ave Maria.


Oración

¡Oh, Dios, que nos diste el roble, el panal y la fuente
como señales para encontrar la sagrada imagen de la
bienaventurada Virgen María!, concedenos que. por
su intercesión, podamos llegar felizmente a Ti.
Por Cristo Nuestro Señor. Amen. (Con licencia)


LA HOSPEDERÍA

Regentada por una comunidad benedictina, se encuentra enclavada en un paraje de gran belleza natural, rodeada de extensos bosques y arropada por las cimas de la Sierra de San Lorenzo, ofrece espléndidas panorámicas del valle y de las cumbres aledañas.
El sosiego y la tranquilidad que le confiere la vida monástica, convierten a este lugar en el idóneo para disfrutar tanto de unas jornadas de descanso, confortar el alma y la contemplación de la naturaleza, así como para la práctica de deportes de senderismo y bicicleta de montaña entre otros.
La hospedería dispone de 19 habitaciones dobles, 6 triples y 2 cuádruples, todas ellas con baño completo y conexión a internet WiFi.
Acondicionada con accesos para Minusválidos.
Sus instalaciones se complementan con un restaurante de 2 tenedores con una carta de comida casera, bar y un espléndido salón social.


Hospedería del Monasterio



EL ENTORNO

Nos rodean el monte Umbría, que es la pared sur; luego en la parte oriental como telón de fondo se encuentra el Ocijo con su cumbre que sobresale entre todas, el Pancrudo (2.072 msnm). Por el norte nos cubre el Mori (“monte de oro”), cuya ladera fue desmontada para formar la gran explanada en la que se encuentra hoy el santuario y el conjunto monasterial. Estamos pues, a 1.000m sobre el nivel del mar, un lugar impregnado de la belleza que revitaliza los montes riojanos con la pureza del aire y el silencio.
Es un paraje poblado de encinas, hayas, robles y grandes extensiones repobladas con pinos; abundan helechos, la retama, el brezo…Entre la fauna encontramos ciervos, jabalíes, zorros, rebaños de ovejas, de vacas…
Todo en su conjunto conforma un paisaje de exuberante naturaleza.




EL LICOR DE VALVANERA


Mil años llevan los Monjes Benedictinos en Valvanera, un valle lejano y angosto de la Demanda, los Montes Distercios de Gonzalo de Berceo, dando culto a una Virgen antiquísima y atendiendo a los peregrinos que llegan.
El invierno allí es largo, la ociosidad y la oración son incompatibles. A fuerza de tratar íntima y pacientemente con la naturaleza, le han logrado arrancar el secreto del perfume exquisito, del sabor recio, campestre y de las virtudes medicinales de su flora sin igual. Potenciando todo elllo por los grados joviales y maduros del Vino de Rioja, ha dado como resultado el Licor Valvanera.
Es naturalmente digestivo gracias al predominio del enebro de los collados y de la manzanilla serrana. De procedimiento de homogeneización, resulta un gusto delicioso e indefinible. Un discreto mentolado hace delicadamente gratas todas las combinaciones imaginables.
La repostería riojana más fina reconoce el Licor Valvanera como ingrediente, parte de sus mejores éxitos y el acompañante insustituible de sus más exquisitas creaciones.


© 2014 Abadía de Valvanera, O.S.B.











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