Por el Madrid de los Austrias mayores
Cuando
Carlos se posesiona de Castilla, América no es sino un trazo en el mapa. El
continente no tiene sino una cara: la del Atlántico. Del lado del mar que
descubrió Balboa, nadie sabe lo que hay. Del Caribe mismo sólo se conoce la
mitad. Falta por ver toda la costa que va desde Florida hasta Yucatán. Durante
los cuarenta años que reinará Carlos, el continente quedará todo explorado y
visto: serán cuarenta años que transformen al mundo. Carlos empujará las naves
de Magallanes, que medirán la cintura de la esfera; se fundarán
virreinatos y gobernaciones; se fundarán todas las capitales de América,
excepto Santo Domingo y La Habana.
Texto: Juan Pedro
Esteve García
Real Alcázar de Madrid en 1677.
En este lugar, en la centuria anterior, se concentraba tanto poder como en la
actualidad lo hay en la Casa Blanca de Washington o en el Kremlin de Moscú.
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Este encendido elogio de Arciniegas al
Emperador se refiere, evidentemente, a los países de la América hispana, pues
aparte de esas capitales, otras naciones fundaron las ciudades que hoy forman
los Estados Unidos y el Canadá, aparte de los pequeños enclaves de las
Guayanas, pero en lo esencial, describe perfectamente la descomunal expansión
del poder de la monarquía hispana en unas pocas décadas. De un conjunto de
reinos envueltos en querellas feudales a un imperio comparable al de los
Césares. Todavía se mantenían algunas herencias de los anteriores reyes, como
el caso de que la capital de tan vasto poder todavía no fuera estable, sino
itinerante, aunque Madrid ya había alcanzado un rango muy alto entre las
diversas ciudades de Castilla, y no será de extrañar que el siguiente rey,
Felipe II, sea el que fije Madrid como sede áulica del gran poder
transatlántico.
En los años de Carlos I se reunieron cortes
en Madrid en tres ocasiones: en 1528, en 1534 y en 1551. La ciudad sirve de
cárcel al rey francés Francisco I, que es capturado en 1525 durante las luchas
entre españoles y franceses por el dominio del norte de Italia. Permaneció como
un preso de lujo en el Alcázar y otros edificios, tratado a cuerpo de rey
(nunca mejor dicho) por Carlos, que exhibía a su compañero de profesión como
testimonio del poderío que había alcanzado el reino. Fue devuelto a Francia en
1526.
El Madrid imperial tiene de unos 15.000 a
20.000 habitantes y se vuelve a expandir, ahora hacia el norte (hacia la actual
Plaza de Santa Bárbara), y hacia el este, por el camino de Alcalá de Henares,
cuyos tramos más cercanos a la villa se irán convirtiendo en las primeras
manzanas de casas de la Calle de Alcalá. Eran los tiempos en que vivió
Francisco de Vargas, consejero de los Reyes Católicos que continuó su labor de
asesor con el nuevo rey. Cuando el poder tenía dudas de cómo acometer una
decisión política de altos vuelos, se decía: "averígüelo Vargas",
pues tal era la confianza que se tenía en don Francisco. Intervino en la
secesión de San Sebastián de los Reyes a partir de Alcobendas, y fue iniciador
de la "capilla del Obispo" de la plaza de la Paja, llamada así por
haberla concluido su hijo Gutierre de Vargas. La familia Vargas vivía en lo que
ahora es Museo de los Orígenes, y una de sus fincas a las afueras de Madrid, la
Casa de Campo, fue vendida por los descendientes de Francisco de Vargas a
Felipe II.
Como principales obras emprendidas en Madrid
durante el reinado de Carlos I y de su hijo Felipe II caben destacarse el nuevo
Puente de Segovia, construido aguas abajo de otro medieval, como salida de
las carreteras hacia Castilla la Vieja y Extremadura, y que es un diseño de
Juan de Herrera, el monasterio de las Descalzas Reales, cuyas monjas siguen
labrando el huerto medio milenio más tarde, con los carteles de los centros
comerciales de la plaza del Callao asomando por encima de los tejados, la
iglesia de San Ginés, en la calle del Arenal (se cree que este templo tuvo una
ubicación diferente en tiempos de los arrabales ) y amplios trabajos de
reedificación del Alcázar. Asimismo, hay que citar el primer teatro con
edificio estable, el de la calle de la Cruz, en el año 1574.
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Puente de Segovia, una de las principales obras públicas realizadas en el Madrid de aquellos años, según versión coloreada del plano de Texeira., el emplazamiento del puente medieval al que sustituyó, delatado por el camino que aparece en la orilla oriental, ya sin utilidad. El nuevo de Juan de Herrera permitía el paso de un carril para los carros de entrada y otro para los de salida, y tras la guerra civil de 1936 1939 fue ensanchado a sus dimensiones actuales.
Principales
territorios que llegaron a gobernarse desde Madrid entre 1580 y 1640, años en
que la monarquía española absorbió a la de Portugal. En color verde, dominios
originales de las coronas de Castilla y Aragón aportados por Felipe II. En
color azul, dominios de la corona lusitana.
https://www.wikiwand.com/es/Portugal_bajo_la_Casa_de_Austria
Carlos I cedió el poder a su hijo Felipe II,
con el que comparte la fase de esplendor del reinado de los Habsburgo en
España. Los posteriores reyes de la dinastía austriaca se limitarían a
dilapidar y a dejar perder los logros de estos dos precursores.
Felipe II dejó como principal huella de su
mandato el traslado de la capitalidad de España a Madrid, en el año 1561. La
Corte fue trasladada desde Toledo, donde llevaba un tiempo, y de ahí ya no se
movió salvo en una tentativa posterior de Felipe III, de corta duración. En
muchos pueblos de nuestra provincia vecina se movilizaron en la primavera y
verano de ese año de 1561 carros para el traslado de los aristócratas y
funcionarios, como cuando en las guerras actuales se movilizan barcos o
autobuses civiles para llevar tropas. Consecuencia directa de todo esto fue la
implantación en Madrid de la regalía de
aposento, por la cual muchos propietarios de casas tuvieron que ceder parte
de los edificios para alojar a este funcionariado.
Mesonero Romanos enumera como posibles causas
de que Madrid sea la capital de España:
Ser
una ciudad ajena a tradiciones, simpatías o antipatías históricas que iban
arrastrando ya otras poblaciones.
Posición geográfica céntrica, equidistante
de la mayor parte de reinos. Bajo Felipe II hubo unos años en que todos ellos
estuvieron bajo su poder, incluyendo Navarra, que se incorporó definitivamente
a España, e incluyendo Portugal, que dejó de ser reino independiente en 1580
tras la extraña desaparición del rey don Sebastián, y permaneció en manos
españolas hasta 1640.
Relativa cercanía al reino de Aragón, del
que se temía que pudiera iniciar procesos para desvincularse de Castilla y
volver a su carácter de estado independiente.
Proyectos que había para mejorar el
abastecimiento de agua potable a Madrid con un canal desde el Jarama. (a esa
apreciación hecha por Mesonero podríamos añadir otros planes estudiados bajo el
reinado de Felipe para canales de navegación y dragados del río Tajo que
permitieran llegar a Madrid a barcos de pequeño calado)
Otro historiador más moderno, José del
Corral, en El Madrid de los Austrias, propone la tesis de que Madrid fue
elegida como capital por descarte de otras ciudades:
Toledo, a pesar de su centralidad, había
sido un foco de comuneros en la pasada guerra, y podían quedar en ella núcleos
de desafectos a la Corona.
Segovia se hallaba en las mismas
circunstancias, y además en ella había moriscos.
Valladolid era un foco de heterodoxia
religiosa, pues ya se estaba perfilando el que iba a ser el siguiente enemigo
de la monarquía tras siglos de enfrentamientos con el Islam: la reforma
protestante, que aquí no consiguió echar raíces, pero que en Alemania iba a ser
enseguida un enorme contrapoder cultural, social y militar a la Corona.
Aparte de las opiniones de estos autores, a
las que no les falta razón, podemos aventurarnos a emitir otras dos, a simple
vista contradictorias pero más bien complementarias. Madrid fue elegida por
Felipe II:
porque en Madrid no había obispo y Toledo
era la Sede Primada, con lo cual el traslado era muy útil a cualquier rey que
quisiera tener un lugar donde ordenar y mandar a gusto sin compartir ciudad con
otro de los grandes poderes de la época.
porque
Madrid se hallaba más cerca que Toledo de El Escorial. En 1557 la monarquía de
Felipe II ya era la "monarquía católica", defensora de los intereses
de la iglesia de Roma frente a las nuevas iglesias protestantes que habían
aparecido en el centro y norte de Europa. Una de las batallas de esas guerras
de religión, la de San Quintín, tuvo lugar el 10 de agosto de ese año, día de
San Lorenzo, con resultado favorable a las armas españolas, y el 23 de abril de
1563 el rey inició las obras de un gran palaciomonasterio para conmemorar su
victoria: el gran monumento pétreo de San Lorenzo de El Escorial, cuya
construcción finalizó en 1584 (aunque el Panteón de Reyes no se terminó hasta
1654). Henry Kamen sugiere la posibilidad de que El Escorial fuese un gran
monumentobúnker de homenaje al Concilio de Trento, que fijó el canon de la
ortodoxia romana, frente a la hipótesis tradicionalmente aceptada de que se
buscaba un lugar de enterramiento para los Habsburgos españoles. El hecho de
que precisamente el Panteón fuera la última parte del complejo en iniciarse y
en acabarse refuerza la opinión de Kamen.
Es decir, a nivel internacional, a Felipe II
le interesaría una corte próxima a un gran monumento que reforzara su papel de
"defensor de la fe", pero a nivel nacional, no querría tener obispos
demasiado cerca que interfirieran con su poder absoluto. Otros defensores de la
fe católica que despuntaban por entonces eran los miembros de la Compañía de
Jesús, fundada en 1540 y que estableció su primer templo en la ciudad de Madrid
en 1567.
El arquitecto de El Escorial fue Juan de
Herrera (15301597), el mismo que diseñó el nuevo Puente de Segovia, y que
estuvo implicado en numerosos proyectos de índole cartográfica y de navegación.
La estética que impuso con El Escorial se llama desde entonces
"herreriana", y en Madrid ha sido enormemente imitada, incluso en
fechas tan recientes como mediados del siglo XX. Ya tenemos a Madrid como
centro neurálgico del mundo del siglo XVI y del XVII, como Londres y París lo
serían en el XIX y Nueva York en el XX. En el Madrid de finales del reinado de
Felipe II coexisten el Consejo de la Inquisición, el de Castilla, el de Indias,
el de Aragón, el de Italia, el de Flandes y el de Portugal. Desde el Alcázar y
desde todos esos Consejos se expiden órdenes hacia todos los puntos.
file:///C:/Users/Familia/Downloads/La_Gatera_de_la_Villa_17.pdf
El Puente de Segovia
Fotografias: José
Manuel García Valles
PUENTE SEGOVIA AYER Y HOY
https://elfarodeferia.wordpress.com/2014/07/26/surtidor/
A LA PUENTE
SEGOVIANA,
que esta sobre el río Manzares en Madrid
Señora doña puente Segoviana,
Cuyos ojos están llorando arena,
Si es por el río, muy enhorabuena,
Aunque estáis para viuda muy galana.
De estrangurria murió. No hay castellana
Lavandera que no llore de pena,
Y fulano Sotillo se condena
De olmos negros a loba luterana.
Bien es verdad que dicen los doctores
Que no es muerto, sino que del estío
Le causan paroxismos los calores;
Que a los primeros del diciembre frío,
De sus mulas harán estos señores
Que los orines den salud al río.
Luis de Góngora y
Argote: Sonetos
La célebre “Vista panorámica de Madrid” de
Anton van den Wyngaerde, dibujada hacia el año 1561, muestra la primera “puente
segoviana” documentada, como antecedente del actual. Construido en plena baja
Edad Media, posiblemente en el siglo XIV, era un puente de arquitectura góticomudéjar,
de trece ojos en disposición de arcos de medio punto adovelados de piedra, y
con fachadas de aparejo “toledano”, es decir, de mampostería entre verdugadas
de ladrillo. El extremo occidental del puente estaba dotado de dos pretiles
oblicuos de acceso y salida al mismo. Con motivo de las excavaciones
arqueológicas efectuadas entre 2007 y 2010, con motivo de las obras de
soterramiento de la M30, inesperadamente aparecieron unos metros al norte del
puente actual varios de los pilares de este puente, desaparecido hace más de
440 años.
La “Nueva Puente Segoviana”, el
remodeladísimo Puente de Segovia actual, inició su existencia a instancias de
una Provisión Real emitida por Felipe II en el año 1574, quien encargó a su
Maestro Mayor de Obras, Gaspar de Vega, las trazas de los planos y las
condiciones de ejecución.
Fallecido el arquitecto Gaspar de Vega en el
año 1577, del puente apenas se habían realizado los cimientos, encomendando el
rey la continuación de los trabajos a su arquitecto estrella, Juan de Herrera,
que en esos momentos se hallaba dirigiendo las obras de construcción del
Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Herrera rediseña los planos de de
Vega, conservadores en su estética de tradición mudéjar, creando uno de los
considerados primeros puentes “modernos”: se diseña una rasante horizontal; las claves de
los arcos resaltan en relación a la cornisa; las fachadas y los tajamares se articulan
mediante pilastras que se unifican en la cornisa… No obstante, las luces de los
arcos lucen amplitudes diferentes porque el arquitecto Herrera se tuvo que
ceñir a las cimentaciones ya establecidas por Vega. El puente se dio por
finalizado en el año 1584.
El puente, que cruza el río Manzanares, se
encuentra al final de la actual calle de Segovia y desemboca en la glorieta de
su nombre, en el inicio del actual Paseo de Extremadura. Se compone de nueve
ojos con arcos de medio punto almohadillados, separados por tajamares en “proa
de barco” en su fachada norte, y de planta semicircular en su fachada sur, que
están culminados por coronamientos cónicos de sillería. A un nivel superior
aparece la sencilla cornisa compuesta por una hilera de sillares que sustenta
pretil coronado con las típicas bolas de piedra escurialenses.
Además de los elementos descritos, el puente
disponía también, en su extremo oriental, de dos rampas de acceso al norte y al
sur de la ribera del río, y de un “antepuente”, que era una calzada elevada con
la misma construcción en sillería de granito, que discurría por la parte final
de la calle Segovia, pocos metros más al oeste del actual viaducto.
Posiblemente queden restos de la cimentación de este antepuente bajo la actual
calzada asfaltada de la calle.
A lo largo del siglo XVII y debido a las
crecidas primaverales del modesto río Manzanares, el puente sufrió diversos
daños a pesar de su solidez, interviniendo en sus reparaciones y trabajos de
mantenimiento maestros de obras destacados como José del Olmo o Juan de Pineda.
Ya en el primer tercio del siglo XVIII intervendría en trabajos de reparación
el gran arquitecto Pedro de Ribera.
En los años 80 del siglo XIX el antepuente
sería parcialmente demolido y enterrado con motivo de las obras de urbanización
de la barriada que se construía entre la Ronda de Segovia y el Paseo de la
Virgen del Puerto.
Durante la Segunda República, y por el Gabinete
de Accesos y Extrarradios, se planifica el ensanche del puente, que en origen
medía 8,65 metros de anchura, para facilitar el tránsito de vehículos a motor y
la salida desde el centro de Madrid hacia la carretera de Extremadura. El
proyecto, efectuado en 1934 por el ingeniero Vicente Olmos, preveía el ensanche
del puente hasta los 31 metros, y para ello se fraccionó en dos partes en toda
su longitud, desmontando su fachada sur y desplazándola los metros necesarios,
permaneciendo tan sólo la fachada norte en su emplazamiento originario. Apenas
iniciados los trabajos se produjo el estallido de la guerra civil (19361939); en el transcurso
de la misma el mando militar republicano decidió dinamitar el puente para
impedir el acceso a la capital de las tropas nacionales. El puente quedó casi
completamente destruido a excepción de los arcos más extremos. Finalizada la
guerra, la Jefatura de Obras Públicas volvió a encargar al mismo ingeniero Sr.
Olmos la reconstrucción del puente. Los trabajos de reconstrucción y ensanche
finalizaron en 1943. Nuevamente, y por el mismo ingeniero, entre los años 1955
y 1960, con motivo de la canalización del Manzanares en ese sector, se
restituyeron los alzados originales del puente al recuperar pilares
parcialmente enterrados por los sedimentos del río, construyéndose, además, las
embocaduras en ambos extremos que hoy podemos contemplar, así como grandes
vanos adintelados para la circulación de vehículos en previsión de la vía de
circunvalación que se preveía construir en las riberas del río, la futura M30.
La última remodelación del puente, efectuada entre 2007 y 2010, con el
soterramiento de la mencionada autovía urbana, ha tratado de recuperar la
estética original del mismo, con la desaparición de los mencionados vanos
adintelados y del tráfico de superficie.
DUÉLETE DE ESA
PUENTE, MANZANARES…
Duélete de esa puente, Manzanares;
Mira que dice por ahí la gente
Que no eres río para media puente,
Y que ella es puente para muchos mares.
Hoy, arrogante, te ha brotado a pares
Húmedas crestas tu soberbia frente,
Y ayer me dijo humilde tu corriente
Que eran en marzo los caniculares.
Por el alma de aquel que ha pretendido
Con cuatro onzas de agua de chicoria
Purgar la villa y darte lo purgado,
Me dí ¿cómo has menguado y has crecido?
¿Cómo ayer te vi en pena, y hoy en gloria?
—Bebióme un asno ayer, y hoy me ha meado.
Luis de Góngora y Argote (1561-1627): Sonetos
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