FELIPE II Y MADRID
En 1540, tras la muerte del Duque de Milán, y para evitar
la guerra con Francia que no lo hubiera aceptado a él como nuevo mandatario
milanés, Carlos I obtiene para su
hijo Felipe el Ducado de Milán; en 1553, para facilitarle la boda con la reina
de Inglaterra, María I (1516-1558), que no podría casarse con quien sólo era
príncipe y duque, le cede el Reino de Nápoles, obteniendo así, además, el
nombramiento, aunque poco más que como consorte, de rey de Inglaterra e
Irlanda. Este trono lo abandonaría pocos años después, conforme a las
capitulaciones matrimoniales, tras el fallecimiento de la soberana inglesa. En
1555, el Emperador Carlos abdica de los Países Bajos y del Ducado de Borgoña en
favor de su hijo, y en 1556, le cede la Corona Española, los reinos italianos
(Nápoles y Sicilia), las posesiones africanas (Orán) y los territorios hasta entonces
descubiertos de las Indias Occidentales. A estos reinos hay que añadir el de
Portugal y todos sus territorios, al hacer valer en 1581 sus derechos como
sucesor a esta Corona tras la muerte sin herederos del soberano portugués
Sebastián I en Marruecos durante la Batalla de Azalquivivir. En el Pacífico,
también durante este reinado se ampliaron las posesiones españolas,
conquistándose las islas Filipinas, a las que se les dio tal denominación en
honor al rey; una ampliación que continuó en África con, entre otros
territorios, el Peñón de Vélez de la Gomera.
Aunque hasta su llegada al trono español Felipe II había
vivido fuera de España en distintos países (Inglaterra, Milán, Flandes, etc.),
tras acceder a él elige vivir en Madrid, convirtiéndola en capital del Imperio.
El gobierno de la monarquía española estaba entonces organizado a base de
Consejos (Consejo de Castilla, de Aragón, de Portugal, de Flandes, de Italia,
de Indias) y Secretarios Reales como cabezas de una potente y centralizada
administración. Con Felipe II, estos funcionarios se caracterizaron por tener
una formación universitaria, y es que el rey convirtió a España en una nación
moderna, con mejores infraestructuras y caminos. Sin embargo, todos estos
recursos no pudieron evitar, dados los gastos originados por las continuas
guerras, varias bancarrotas (1557, 1575 y 1596) en las finanzas reales.
Fachada Este de
la Casa de las Siete Chimeneas. Siglo XVI.
En política interior, hubo dos serios problemas que lo
marcaron de por vida. Uno fue la muerte de su hijo, el príncipe Carlos
(Valladolid, 8 de julio de 1545 - Madrid, 24 de julio de 1568), un enfermo
mental que se encontraba arrestado por haber estado conspirando junto a los
rebeldes flamencos. El otro fue la fuga y refugio en Aragón de su secretario,
Antonio Pérez (Valdeconcha, Guadalajara, 1540 - París, Francia, 7 de abril de
1611), acusado de haber abusado de la confianza de Felipe II y haber organizado
el asesinato del secretario de Don Juan de Austria (Ratisbona, Baviera, 24 de
febrero de 1545 ó 1547 - Bouge, Valonia, 1 de octubre de 1578), hermanastro del
rey. El hecho de querer llevarlo a juicio mediante el Tribunal de la
Inquisición, ya que la justicia aragonesa era independiente al poder real,
provocó una revuelta en Zaragoza y una dura represión por parte de las fuerzas
reales. Posteriormente, Antonio Pérez colaboraría en una fracasada invasión
francesa, en el ataque inglés a Cádiz de 1596 y colaboró en difundir la leyenda
negra1 en contra del
rey. Otro problema interior fue la Sublevación de las Alpujarras, en 1568, por
parte de los moriscos2 del antiguo Reino de
Granada a causa de una limitación en su religión, forma de vida y costumbres.
Fue una guerra corta, pero en extremo cruenta por ambas partes, que finalizó en
1571 con la victoria de las armas reales al mando de Don Juan de Austria.
En política exterior, Felipe II intentó conservar todos
los territorios del Imperio, lo que le ocasionó un enfrentamiento bélico casi
constante que consumió gran parte de los recursos castellanos. Luchó contra el
avance otomano3 en el Mediterráneo,
venciendo en 1565, en Malta, a los piratas berberiscos4, y en 1571, en la
batalla de Lepanto, donde las fuerzas de España, Venecia, Génova y los Estados
Pontificios, coaligadas en la Liga Santa al mando de Don Juan de Austria,
infringieron una severa derrota a la flota turca que frenó su expansión
mediterránea. El enfrentamiento entre los dos imperios finalizó por los otros
conflictos que ambos mantenían, España en Flandes y el Imperio Otomano en
guerra con Persia.
Otro frente de batalla para el rey español fueron los
territorios flamencos, y es que los Países Bajos, cuya herencia no procedía de
la de los Reyes Católicos, consideraban a Felipe II como un rey extranjero. A
este problema hay que añadir la cuestión religiosa, con los enfrentamientos
entre católicos y protestantes. Tras diversos reveses por ambas partes, haber
enviado allí a sus mejores hombres (Duque de Alba, Don Juan de Austria, Luis de
Requesens y Alejandro Farnesio) y haber gastado más dinero del que podía
permitirse, el final de su reinado llega con parte de los territorios
independientes de facto, aunque no reconocidos como tales, y todos ellos
cedidos, el 6 de mayo de 1598, poco antes de su muerte, a su hija Isabel Clara
Eugenia (Valsaín, Segovia, 12 de agosto de 1566 - Bruselas, 1 de diciembre de
1633) y a su marido, el Archiduque Alberto de Austria (Wiener Neustadt,
Austria, 15 de noviembre de 1559 - Bruselas, 13 de julio de 1621). Con Francia
libró varios enfrentamientos, tanto por el interés francés en los territorios
italianos pertenecientes a la Corona española, como por el apoyo de Francia a los
rebeldes flamencos. Tras los triunfos españoles de San Quintín en 1557, en cuyo
recuerdo se construyó el Monasterio de El Escorial, de las Gravelinas en 1558,
y los grandes gastos ocasionados, los franceses aceptaron firmar la Paz de
Cateau-Cambrésis, favorable para España en sus territorios italianos, aunque no
en Flandes, ya que los hugonotes5 franceses siguieron
ayudando a estos rebeldes. Con Inglaterra tuvo problemas, desde la muerte de su
esposa, la reina inglesa, a causa del apoyo de esta nación a los rebeldes
franceses y de los continuos ataques de la piratería inglesa a los navíos
españoles que hacían la carrera de Indias. En 1588, se produce la derrota de la
Armada Invencible, derrota equilibrada, al año siguiente, con la de la
Contraarmada inglesa. La paz no llegó hasta el reinado de Felipe III y el Tratado de
Londres de 1604.
Felipe II se casó en cuatro ocasiones:: en 1543, contrajo
matrimonio con la Infanta María Manuela de Portugal (Coímbra, Portugal, 15 de
octubre de 1527 - Valladolid, España, 12 de julio de 1545), con quien tendría
un único hijo en 1545, el Príncipe Carlos, muriendo la madre pocos días después
del nacimiento de éste; en 1554, con la reina María I de Inglaterra (Greenwich,
Inglaterra, 18 de febrero de 1516 - Londres, 17 de noviembre de 1558), con la
que no tuvo hijos; en 1559, con Isabel de Valois (Fontainebleau, Francia, 13 de
abril de 1546 - Madrid, 3 de octubre de 1568), con quien tuvo dos hijas, las
Infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela (Madrid, 10 de octubre de 1567
- Turín, 6 de noviembre de 1597); y finalmente, en 1570, contrae el último
matrimonio con la Archiduquesa Ana de Austria (Cigales, Valladolid, 1 de
noviembre de 1549 - Badajoz, 26 de octubre de 1580), con quien tendría cinco
hijos, Fernando (Madrid, 4 de diciembre de 1571 - Ibídem, 18 de octubre de
1578), Carlos Lorenzo (12 de agosto de 1573 - 30 de junio de 1575), Diego Félix
(Madrid, 15 de agosto de 1575 - Ibídem, 21 de noviembre de 1582), el
futuro Felipe III (Madrid, 14 de
abril de 1578 - Ibídem, 31 de marzo de 1621) y María (14 de febrero de 1580 - 5
de agosto de 1583).
El 13 de septiembre de 1598, en el Monasterio de San
Lorenzo de El Escorial, muere Felipe II, y con él, fallece el más poderoso
soberano de su época.
Para Madrid, el reinado de Felipe II significó, sobre
todo, que con él llegó, en julio de 1561, la capitalidad del Imperio a la
ciudad. Hasta entonces, la capital no había tenido un sitio fijo, no así
diferentes organismos, como la Real Audiencia y Chancillería, el tribunal más
importante de Castilla, con sede en Valladolid, o la Real Chancillería de
Granada, de creación más reciente, durante el reinado de Isabel I de Castilla
(Madrigal de las Altas Torres, Ávila, 22 de abril de 1451 - Medina del Campo,
Valladolid, 26 de noviembre de 1504). ¿Por qué el rey decide trasladar la Corte
desde la importante ciudad de Toledo a una villa de mediana entidad como era
Madrid? ¿O por qué no escogió a otras como Alcalá, Ávila, Salamanca, Segovia o
Valladolid? José del Corral, en su libro "El Madrid de los Austrias",
nos lo razona descartando a cada una de ellas por un motivo: Toledo por su
antiguo pasado comunero6; Alcalá y Salamanca por
el bullicio estudiantil; Segovia por comunera y con bastantes moriscos en ella;
Ávila por haber montado en 1465 la "Farsa de Ávila", en donde se
destronó una efigie que representaba al rey Enrique IV de Castilla; y
Valladolid por contar con gran número de herejes7. Pero Del Corral igualmente
reconoce no saber el porqué verdadero de la elección real.
La llegada de la capital a Madrid no significó para la
ciudad sólo una ganancia por la calidad de sus nuevos habitantes, sino también
diversos perjuicios por el brusco cambio que significó para la estructura
urbana y sus alrededores. Desapareció gran parte del bosque que la rodeaba, al
utilizar la madera en las nuevas e imprescindibles obras a que obligaba la
repentina superpoblación, la cual imponía, a su vez, un desbordante crecimiento
alejado de todo planteamiento urbanístico. Se demolieron las puertas del Arco
de Santa María y de Guadalajara, se proyectó la Real Calle Nueva (actual Calle
Segovia) y se trazó una importante transformación para la Plaza Mayor, con el
fin de celebrar en ella diversos acontecimientos, en la que acabaría
construyéndose la Casa de la Panadería.
Restos del
Alcantarillado del Arenal y de la Fuente de los Caños del Peral. Siglo XVI.
Igualmente, en este reinado hubo importantes
construcciones y fundaciones, muchas de ellas ya desaparecidas hoy: en 1561, el
Convento de la Victoria, de mínimos franciscanos, a la entrada de la Carrera de
San Jerónimo y derribado en 1836; en 1562, el Convento de la Santísima
Trinidad, de trinitarios, en la Calle Atocha; en 1564, el Convento de la
Merced, que tenía a fray Gabriel Téllez como fraile y estaba situado en lo que
hoy es la Plaza de Tirso de Molina, seudónimo por el que es más conocido fray
Gabriel y llamada así lógicamente por él; en 1564, el Convento de Santa María
de los Ángeles, de religiosas franciscanas, en la Calle de los Ángeles; en
1567, el rey inaugura un pequeño templo con colegio anexo en la Calle de
Toledo; en 1569, el Convento de la Magdalena, de monjas agustinas, en la calle
Atocha; en 1573, el Convento de San Dámaso Papa o del Carmen Calzado, que se
construyó ya en el reinado de Felipe III y del que hoy
queda la Iglesia del Carmen, en la calle
del mismo nombre; en 1586, el Convento de San Hermenegildo, más conocido como
del Carmen Descalzo y del que queda la Iglesia de San José, del siglo
XVIII, en la Calle Alcalá; en 1586, el Convento de Santa Ana, en la plaza de
igual nombre; en 1588, el Convento de Pinto, de monjas bernardinas, en la Calle
Mayor; en 1593, el Convento de Agustinos Recoletos, parte de cuyo solar está
hoy ocupado por el palacio que aloja la Biblioteca Nacional y
el Museo Arqueológico Nacional; en
1596, el Convento de monjes de San Bernardo, en la calle de igual nombre; y en
1597, el Convento del Espíritu Santo, de clérigos menores, en el lugar que hoy
ocupa el Congreso de los Diputados.
Hay otras importantes obras que, aunque sí se han
conservado, están tan reformadas, cuando no reconstruidas, y en algunos casos
demolidas y vueltas a levantar, que hemos decidido mostrarlas formando parte de
aquellos posteriores reinados en los que se les hicieron las intervenciones más
señaladas. Éstas son: la Casa de Don Fadrique de Vargas,
en la Casa de Campo; la Casa de la Panadería, en la
Plaza Mayor; la Casa de Iván de Vargas, en la Calle Doctor Letamendi; el
Colegio de la Encarnación, o Monasterio de María de Aragón, hoy Palacio
del Palacio del Senado; el Colegio Imperial de los Jesuítas,
en la Calle de Toledo; la Plaza Mayor; el Convento de
Santa Isabel, en la Calle Santa Isabel; el Hospital de Incurables de Nuestra Señora del
Carmen; o el Palacio del Duque de Alba, en la Calle Duque de
Alba.
Veamos a continuación las construcciones que quedan en
Madrid del reinado de Felipe II y que aún mantienen características, formas, o
elementos propios del momento en que se levantaron.
* * *
Puente de
Segovia desde su margen derecha. Al fondo se distingue la Catedral de la
Almudena, a la izquierda, y el Palacio Real, a la derecha. Siglo XVI.
El renacentista Puente de Segovia era
parte del proyecto de embellecimiento de la nueva Capital del Reino. Construido según los planos del
mismo arquitecto de El Escorial, Juan de Herrera (Roiz, Cantabria, 1530 -
Madrid, 1597), se convirtió en la entrada general a la ciudad desde todos los
caminos del Norte, siendo el primero de los grandes puentes de piedra que se
realizarían dentro de la ciudad antigua y dando lugar a la Calle Nueva, o Calle de la Puente,
actual Calle Segovia. Sirvió asimismo de comunicación entre el Alcázar,
residencia real y lugar de trabajo del monarca, y la Casa de Campo, lugar de
recreo.
Anteriormente, existía otro puente medieval, de cantería,
algo más hacia el Sur, del cual nos han quedado como testigos los dibujos de
Wyngaerde. Debido al aumento del tráfico y ante la necesidad de mejora del
puente, en 1569 el arquitecto real Gaspar de Vega (1523-1575) aporta unos
diseños para reedificarlo; posteriormente, en 1572, el maestro Rodrigo Gil de
Hontañón (Rascafría, Segovia, actualmente Comunidad de Madrid, 1500 - Segovia,
1577) traza un nuevo puente y lo presupuesta en treinta mil ducados8; más adelante, en 1574, es
nuevamente Gaspar de Vega quien realiza otro proyecto; y es en 1577 cuando
interviene Juan de Herrera , diseñando el puente que finalmente se construyó.
Las obras costaron un total de alrededor de doscientos mil ducados y se
terminaron hacia 1588. Sin embargo, y lamentablemente, poca es la documentación
que de su construcción se ha conservado.
Puente de
Segovia visto desde su margen izquierda.
Ha sido reparado y modificado en diversas ocasiones a lo
largo de los siglos. Destacan las obras llevadas a cabo en 1648 de la mano del
arquitecto José de Villarreal y en 1775 por parte del también arquitecto
Ventura Rodríguez (Ciempozuelos, Madrid, 1717 - Madrid, 1785); ambas
consistieron en consolidar el suelo y el empedrado, y encauzar la entrada y la
salida del puente y el llamado camino de la huerta de Aluche,
lugar en el que se iniciaba el Real Camino a Extremadura. Ya en el siglo XX,
concretamente entre 1934 y 1943, los cambios que conlleva el paso del tiempo en
las ciudades y el incremento del tráfico hicieron que se ejecutaran unas obras,
guiadas por el ingeniero Vicente Olmos, por las cuales se aumentó la anchura de
su tablero9 desde los originales
8,65 metros hasta los actuales 31 metros, separando los dos frentes laterales e
introduciendo entre ellos una estructura interna nueva. Unos años más tarde,
entre 1955 y 1960, sería Vicente Olmos quien también restituyera una parte de
los alzados que permanecían ocultos por la canalización del río Manzanares,
además de añadírsele al puente los diques10, rampas y dársenas11 que podemos ver en
la actualidad. El trazado de la M-30 conllevó que en 1985, los arquitectos
Jaime Pérez-Aciego Mendoza y José Antonio Quesada Hidalgo de Caviedes remodelaran
nuevamente sus accesos y sus laterales.
Con una altura de unos 10 metros y una longitud de 172,
está construido por completo con sillares12 de granito y cuenta
con un total de nueve ojos de diferentes medidas, siendo el arco central de
13,22 metros y los laterales de 10,35, decreciendo su anchura de manera
gradual. Sus paramentos son almohadillados13 y cuenta con
tajamares16 apuntados a bisel17 en el lado que está
aguas arriba, mientras que son semicirculares en el lado de aguas abajo; éstos
están rematados con sombreretes piramidales, o cónicos, en el punto en el que
arrancan los arcos, siendo aquí donde tienen su base las pilastras que traban
la estructura de la cornisa. Dicha cornisa queda rematada con un pretil18 moldurado coronado
por bolas de granito, detalle característicamente típico del estilo herreriano19 o renacentista.
El 6 de junio de 1996, el Puente de
Segovia fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría
de Monumento.
Localización: Sobre el Río Manzanares,
enlaza la Calle Segovia con el Paseo de Extremadura. 28011 Madrid.
Casa a la
Malicia.
El traslado de la Corte a Madrid a principios de julio de
1561 trajo consigo para la nueva capital diversos problemas, siendo uno de
ellos el de facilitar alojamiento a los miembros de la misma; un contratiempo,
y no de carácter menor precisamente, agravado además por no considerarse el
traslado como definitivo, sino temporal, y no prever la realización de
construcciones que adecuasen la ciudad como sede de la Corte. Y es que hasta la
llegada de Carlos I, rey de España entre
1516 y 1556, quien situó la Corte en Toledo, ésta había tenido un carácter
itinerante, sin sede estable. Así, este traslado, que trajo consigo que Madrid
triplicase la población en pocos años, obligó a imponer la denominada Regalía de Aposento, una antigua disposición medieval
que obligaba a que los propietarios cedieran gratis la mitad de su vivienda
para el alojamiento de los servidores reales. Era una medida transitoria que
sólo se aplicaba durante el tiempo que la Corte y el soberano permanecieran en
la ciudad, algo que al no suceder en Madrid obligó a sus propietarios a buscar
soluciones que les evitara el tener que cumplirla, surgiendo así la casa de incómoda partición, también llamada por el
pueblo Casa
a la Malicia, como la que
mostramos en la fotografía adjunta, de la que, aunque se desconoce su fecha
cierta de construcción, se cree que fue levantada entre los años 1565 y 1590,
habiendo sido posteriormente restaurada y reformada en diferentes ocasiones.
La Casa a la Malicia era
normalmente una vivienda de dos plantas que sólo mostraba una de ellas en su
fachada principal, algo logrado mediante un gran tejado inclinado que
disimulaba la diferencia de altura entre el frente y la trasera del edificio;
igualmente, los vanos de la plantas que se deseaban ocultar eran pequeños y
situados de manera desordenada, lejos de cualquier ordenación arquitectónica, o
pareciendo ser pequeñas sobreventanas de la planta mostrada y reconocida en
lugar de lo que realmente eran, las ventanas de la planta oculta situada sobre
aquella. Así, ante la imposibilidad de dividir su uso de manera independiente
entre el propietario y el miembro de la Corte alojado en ella, quedaba marcada
por la Junta de Aposento como de incómoda partición, y pasaba a engrosar la lista de
las casas no materiales, las cuales se libraban del
alojamiento obligatorio de las casas materiales,
aunque no de pagar, a cambio, un tributo anual que dependía del estado y clase
de la finca, así como de su localización; éste podía ser a perpetuidad,
temporal e incluso, en algunos casos, inexistente como premio por los servicios prestados a la Corona.
La Junta de Aposento era
el organismo municipal encargado de la administración de lo que se llamó Aposentamiento de la Corte y, por tanto, de
resolver si una vivienda se declaraba como material o no material, y en este último caso el impuesto que
debía pagar por ello. Su creación se debe al Licenciado Don Diego de Corral y
Arellano, quien tras su nombramiento como Visitador de Aposento en 1618,
realizó importantes reformas en la Visita de Aposento,
incluyendo la anterior Junta y unas nuevas Ordenanzas. Don Diego permaneció en
el cargo hasta el momento de su muerte, ocurrida en 1632; tras su desaparición,
la Junta dejó de realizar, en parte por la débil situación económica de la
Corona, la Visita General que debía efectuar cada seis años y en la que se
inspeccionaba, y revisaba en su caso, la condición de los inmuebles.
Localización: Calle Redondilla, 10,
esquina con la Calle Mancebos. 28005 Madrid.
Federación
Española de Municipios y Provincias (FEMP). Siglo XVI.
En la Calle Segovia, aunque con entrada por la Calle del
Nuncio, encontramos el edificio que hoy es sede de la Federación Española de
Municipios y Provincias (FEMP). A
pesar de que no se conocen los datos exactos sobre su fecha de construcción, sí
se sabe que fue levantado en el siglo XVI, antes de que Madrid obtuviera la
capitalidad, siendo por tanto uno de los poquísimos edificios de carácter civil
que ha llegado a nuestros días, motivo por el cual hemos decidido incluirlo en
esta página.
Las primeras referencias cartográficas que tenemos sobre
esta casa palaciega aparecen en el Plano de Texeira, de 1656, donde está
representada con algunas características arquitectónicas que aún en la
actualidad pueden apreciarse, como la torre y la fachada que da a la Calle del
Nuncio; más adelante, en otro plano, en este caso de Ibáñez de Ibero de 1870,
se puede ver el patio central y su planta casi pentagonal. Sin embargo, no hay
documentación que hable de ella, ni que explique cuál era su función, tanto
entonces, como a lo largo de los siglos XVII y XVIII. Ya en el siglo XIX, viene
señalada en los planos que de Madrid se hicieron en el año 1804, en los cuales
se apunta que pertenece al Barrio de San Andrés, en la manzana20 151, posiblemente en
el número 4 ó 6. Las demás referencias de este siglo sobre el edificio tienen
que ver con solicitudes de licencias de obras. De este modo, en mayo de 1854,
la Condesa de San Román pidió al Ayuntamiento y al Ministerio de la
Gobernación, a través de su apoderado, poder construir un nuevo tramo de
vivienda para ampliar el edificio número 10 de la Calle del Nuncio para poder
unirlo con la pared del número 8 de esa misma vía, también de su propiedad; el
consistorio aprobó la licencia en abril de 1855 y la obra estuvo dirigida por
Simón Martínez Abad, arquitecto de la Academia de Nobles Artes de San Fernando,
afectando a la fachada de la Calle Segovia de ambas casas. Poco más se sabe del
edificio durante los últimos años del siglo XIX.
En cuanto al siglo XX, y según podemos leer en el
reportaje "La sede de la FEMP, un edificio con cuatro siglos de
historia", publicado en la revista de la FEMP "Carta Local" nº
75 del mes de Octubre de 1996, algunos vecinos de más edad apuntan que fue
residencia de los Condes de Maceda, relacionados con la Casa Real como
asistentes de los reyes, y que incluso los hijos de los condes jugaban con los
príncipes e infantes en el jardín adosado a la casa. Durante la Guerra Civil
Española (1936-1939), tanto el edificio que ahora nos ocupa como su contiguo,
en el número 5 de la Calle Segovia, sirvieron como hospital de sangre21. De fecha
posterior, concretamente de 1956, es una licencia de obra conservada en el
Archivo de Madrid, gracias a la cual se conoce que por aquel entonces una parte
de la casa era utilizada como almacén de vidrio, solicitándose en la licencia
poder sustituir las vigas de madera de la puerta que se abre en la Calle del
Nuncio por una estructura de hierro y ladrillos, ya que aquellas se encontraban
en estado de putrefacción, fijando el precio los arquitectos responsables en un
total de 9.251,50 pesetas. La Dirección General de Edificaciones Privadas del
Ayuntamiento de Madrid, organismo responsable de esta materia, no concedió la
licencia, argumentando para ello que "la finca" estaba "totalmente afectada", caso en el que "las ordenanzas municipales" prohibían
llevar a cabo "obras que impliquen consolidación en fincas
fuera de la alineación oficial". Un mes después, la Sección de
Fomento de la Secretaría General del Ayuntamiento ratificaría la denegación,
pero añadiría algunas matizaciones a lo anterior, apuntando que "ha de hacer resaltar el firmante que las obras que se
pretende realizar no se han de reflejar en el importe de la expropiación de la
finca, si -en su día- se llevara a cabo"; pero añade que "dada la escasez actual de vivienda, ciertas obras de
reparación -como las del presente caso- deberían ser permitidas, ya que con
ello se evita cualquier accidente que pueda sobrevenir al no autorizarlas. Por
ello, la Superioridad resolverá si procede o no conceder la licencia que en el
presente se solicita". Y la Superioridad, es decir, la Comisión
de Fomento, resolvió, pues el 22 de febrero de ese mismo año de 1956 aprobó la
licencia. En la segunda mitad del siglo XX, el interior del edificio fue
dividido en varias viviendas, y desde los años 70 contó con dos casas
familiares en régimen de alquiler más una tercera cuyo uso era el de pensión
para hombres, mientras que en los sótanos había instalado un taller de lanas.
El hundimiento de una de las plantas hizo que la casa tuviera que ser
desalojada, pasando al abandono a comienzos de los años 80 hasta que en 1985 fue
adquirida por la Federación Española de Municipios y Provincias, que hoy
continúa instalada en ella.
Torre del
edificio de la Federación Española de Municipios y Provincias.
En la actualidad, el edificio principal tiene una
superficie de unos 700 metros cuadrados y cuenta con tres plantas que pasan a
ser cuatro en la zona de la casa con forma de torre, además de lo que tiempo
atrás fue un jardín que colindaba con el número 5 de la Calle Segovia; cada
planta tiene una superficie ocupada de más de 600 metros cuadrados, teniendo el
patio central cerca de 70 y siendo éste, con sus columnas toscanas22, el típico de las casonas
del Renacimiento y el Barroco en España. En 1985, tras su compra por la FEMP,
comenzó la tan necesaria restauración para un inmueble que en aquel entonces se
encontraba catalogado con un grado de protección 1 dentro del Plan General de
Ordenación Urbana de Madrid. Los arquitectos encargados de la rehabilitación,
con Francisco Pol al frente, no dudaron en calificar su estado como pésimo, con
amenaza de ruina y con graves daños en los muros de carga interiores, hechos,
al parecer, de adobe32; además, la fachada de la
Calle Segovia comenzaba a caerse, mientras que los elementos de forja se
hundían. Teniendo todo esto en cuenta, y haciendo especial hincapié en la
necesidad de respetar el carácter histórico y cultural de la casa, se llevó a
cabo una profunda restauración en la que se respetaron varios de sus elementos
interiores originales, adecuando el inmueble a su nuevo uso. Así pues, se
restauraron las fachadas exteriores (que hasta ese momento se encontraban
enfoscadas33 y ocultaban el
aspecto original, con el aparejo34 de ladrillo y mampostería35, etc.), el patio
central, la escalera y el acceso principal; se reestructuraron los espacios
construidos, manteniendo, eso sí, la distribución original de las dependencias
en torno al patio; y se aumentó la superficie útil, sustituyendo los muros
interiores de carga que se hallaban ruinosos e incorporando entreplantas
ligeras.
Localización: Entrada principal por la
Calle del Nuncio, 8. 28005 Madrid.
Casa de las
Siete Chimeneas. Siglo XVI.
En la Plaza del Rey hallamos la que es conocida
como Casa de las Siete Chimeneas. De estilo renacentista, algunos autores apuntan que se
trata de un proyecto de 1577 que el arquitecto Antonio Sillero realizó para Don
Pedro Ledesma (a quien unos describen como montero37 de Felipe II y otros
como secretario del Consejo de Indias), si bien otros afirman que Sillero sólo
trabajó en ella como ayudante, siendo el trazado en realidad de Juan Bautista
de Toledo (Toledo (o quizás Madrid, 1515 - Madrid, 1567) y las obras de Juan de
Herrera; sin embargo, de aquel edificio original sólo ha llegado a nuestros
días la construcción de menor altura del conjunto que hoy vemos, aquella que da
a la plaza, el cual se encuentra retranqueado respecto a la Calle Infantas
debido a que había un patio por el que ahora se desarrolla la entrada.
En el año 1590, la casa la adquiere la familia de los
Colmenares, que más adelante, ya en el siglo XVII y siendo Condes de
Polentinos, construyen el edificio anexo de mayor altura, aquel que da a la
Calle Colmenares. Posteriormente, ha tenido diferentes modificaciones,
destacando las realizadas entre los años 1877 y 1878 por Agustín Ortiz de
Villanos; y en 1881 por Manuel Antonio Capo para el financiero Jaime Girona,
que quería instalar en la casa el Banco de Castilla y el crédito general de
Ferrocarriles. En el año 1957, adquiere el edificio el Banco Urquijo, siendo
restaurado por los arquitectos Fernando Chueca Goitia y José Antonio Domínguez
Salazar.
Entrada
principal de la Casa de las Siete Chimeneas.
La Casa de las Siete Chimeneas es
un edificio lleno de misterio, pues varias son las leyendas que se han forjado
en torno a él, como aquella que cuenta que la noche del 17 de marzo del año
1623, época en la que en la casa vivía el Conde de Bristol, embajador de
Inglaterra, se presentaron en sus puertas dos caballeros que resultaron ser,
nada más y nada menos, que el Príncipe de Gales, que reinaría como Carlos I, y el Duque de
Buckingham, su favorito38, que habían venido a la
capital con el fin de conocer a la infanta Doña María, con la que se iba a
casar el príncipe. También se dice que un montero (sin citar nombre alguno en
este caso) del rey compró el terreno sobre el que se alza para construir en
ella la casa que sería la dote40 de su hija, en la que
el rey Felipe II se había fijado, y quien quería casarse con un capitán
apellidado Zapata; al parecer, según las historias, la casa se habría terminado
en 1570, luciendo las siete chimeneas que le han dado el nombre. Al año
siguiente, Zapata moriría en Flandes, y tras la misteriosa muerte también de la
mujer y al no tener descendencia, el edificio pasaría a manos de la Casa Real,
después de lo cual se llevaría a cabo una subasta por la que se quedaría con el
edificio el secretario de Antonio Pérez, Juan de Ledesma. Siete años después,
en 1577, Ledesma convencería a Juan Arias Maldonado, de nacionalidad peruana, y
a su mujer, Doña Ana, de que adquirieran la casa, pero pronto estarían
arruinados y sus acreedores la pondrían a la venta, siendo entonces, en 1583,
comprada por un mercader italiano llamado Baltasar Cataño (Baltasar Cattaneo,
según otras fuentes), quien encargaría al arquitecto Andrea de Lurano que la
ampliara en 1586 y se la ofrecería a Doña Ana, ya viuda, por estar enamorado de
ella, pero la rehusó, entrando como monja en las Teresas. La casa pasó hasta
finales de 1881 en manos de la familia Colmenares, Condes de Polentinos,
momento en que la adquiriría Jaime Girona, como ya apuntamos anteriormente.
Declarada Monumento Histórico-Artístico en 1948, desde
1980 es sede del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Localización: Plaza del Rey, 1, con
vuelta a la Calle de las Infantas, 31. 28004 Madrid. Madrid.
Restos de la
Iglesia del Buen Suceso, cimientos de la fachada principal y arranque de los
latarales. Siglo XVI.
Los orígenes de la Iglesia y Hospital del Buen Suceso los encontramos en una pequeña ermita medieval
relacionada con el Hospital de San Andrés, del siglo XV, este último creado
para combatir los efectos de una epidemia que asolaba Madrid. Posteriormente,
en 1529, Carlos I fijó en el mismo
lugar el hospital itinerante que acompañaba a la Corte, hecho sancionado por
Clemente VII en dicho año mediante una bula43. El hospital itinerante no
tiene claro sus orígenes, dudando si su fundación se debe a Juan II (Toro, 1405
- Valladolid, 1454), en 1438, o a los Reyes Católicos, en 1489, cuando sitiaron
Baza (Granada) y se generó una epidemia durante el asedio que obligó a crear
una hermandad que, con sus propios recursos, crearan un hospital ambulante que
socorriera a los enfermos y heridos del ejército, de tal modo que dicho
hospital siguiera a la Corte en todas sus expediciones; sería así como los
monarcas pondrían este hospital bajo su patronazgo, fundándose así una
cofradía-hospital que llevaría el nombre de "Concepción y Asunción de la
Virgen María", también conocido como "Hospital de la Corte".
Ya con la Corte establecida en Madrid y estando el
hospital itinerante instalado en el de San Andrés, en 1560 se piensa en su
reforma y ampliación, decidiendo finalmente su ubicación en la Puerta del Sol,
entre la Carrera de San Jerónimo y la Calle de Alcalá, con la fachada principal
mirando a la plaza. Asimismo, Paulo IV confirmaría dos años más tarde las
exenciones, las preeminencias, los privilegios y las concesiones de su
antecesor, además de aumentarlas, lo cual favorecería que ingresaran nuevos
fieles en la cofradía. Con el traslado de la Corte a Valladolid, en el año
1600, el hospital sería nuevamente cambiado de ubicación, acogido finalmente
por el Hospital de la Concepción, en la ciudad castellana.
Vista lateral de
los restos de la Iglesia del Buen Suceso, cimientos de la fachada principal y
arranque de los latarales. Siglo XVI.
En cuanto a la historia particular de la Iglesia, podemos
decir que a finales del siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, el templo
original es profundamente modificado y reformado por Francisco de Mora,
convirtiéndose en un edificio de estilo clasicista. Es a partir de 1611 cuando,
tras ser colocada en una de sus capillas la imagen de la Virgen del Buen
Suceso, empezará a ser conocida por dicho nombre. Es nuevamente reformada y
ampliada en el siglo XVII, terminándose en 1700 según un proyecto de José Del
Olmo. Sin embargo, sufriría numerosos daños durante el levantamiento del 2 de
mayo de 1808, cuando los madrileños buscaron cobijo en el hospital y en la
Iglesia, pensando que al ser un lugar sagrado no les pasaría nada;
lamentablemente no fue así, y los franceses no sólo profanaron el templo, sino
que asesinaros a aquellos que se hallaban en su interior. Finalmente, en 1854,
es derribada junto al hospital por la ampliación de la Puerta del Sol.
En 1868, son inaugurados una nueva Iglesia y un nuevo
hospital del mismo nombre, en estilo ecléctico44, en la Calle Princesa,
que serían también derribados, esta vez en 1975, y sustituidos por un edificio
de oficinas y otra Iglesia del Buen Suceso, inaugurada en 1982 por S. M. la
Reina Doña Sofía.
Es en mayo de 2006 cuando aparecen los restos de la
primitiva Iglesia con las obras de la nueva estación de Cercanías en la Puerta
del Sol. Dichos restos consisten en los cimientos de la fachada principal y de
los arranques de los laterales. Asimismo, aparecieron también restos humanos,
posiblemente relacionados con la Guerra de la Independencia y los fusilamientos
de mayo de 1808. Los restos arqueológicos se retiraron para poder proseguir las
obras y fueron colocados nuevamente en un espacio musealizado, tal y como se ve
en las fotografías.
Localización: En el intercambiador
subterráneo de la Plaza Puerta del Sol, en la estación de tren de
Cercanías. 28013 Madrid. Madrid.
Monasterio de
las Descalzas Reales. Siglo XVI.
El Monasterio de las Descalzas Reales, fundado durante el reinado de Felipe II, se asienta
sobre parte del solar en el que estuvo el que, posiblemente, fuera el palacio
más antiguo de Madrid y que algunos historiadores datan de tiempos de Alfonso
VI45, aunque otros lo
fechan más tarde. Además, según las crónicas, se cuenta que en él tuvieron
lugar las primeras Cortes celebradas en Madrid, en 1339. Posteriormente, en el
siglo XVI, ocupa el antiguo palacio, rehabilitado, el tesorero de Carlos I, Alonso Gutiérrez46, quien a su vez
había adquirido el edificio después de que éste fuera confiscado por la Corona
a Pedro de Sotomayor, histórico comunero madrileño ajusticiado en 1522. El
palacio sirvió entonces de residencia al Rey y su esposa, Isabel de Portugal, y
en él, en 1535, nació su hija, Doña Juana de Austria (Madrid, 24 de junio de
1535 - El Escorial, 7 de septiembre de 1573).
Fue Doña Juana quien, una vez viuda del príncipe Juan
Manuel de Portugal, fundó el convento que hoy conocemos de franciscanas
descalzas. Era el año 1557 y Doña Juana, infanta de Castilla y princesa de Portugal,
comunica su deseo al Duque de Gandía, futuro San Francisco de Borja y en aquel
entonces General de los Jesuitas, quien ordenó que vinieran algunas monjas del
Convento de Santa Clara de Gandía, del que su hermana Sor Juana de la Cruz era
abadesa, las cuales se alojaron en la Capilla del Obispo de
manera provisional mientras concluían las obras en el convento. El 15 de agosto
de 1559, las religiosas ocuparon el monasterio, bautizándolo como de Nuestra Señora de la Consolación, más conocido desde
siempre como de las Descalzas Reales. Como dato
curioso, cabe señalar que en él residió Santa Teresa de Jesús cuando iba camino
de Pastrana (Guadalajara), ciudad donde fundaría un convento para frailes.
El arquitecto que acondicionó el palacio fue Antonio
Sillero, siendo éste sustituido por Juan Bautista de Toledo, quien derribaría
parte del palacio para levantar la Iglesia. Así, el ámbito de la princesa
dentro del monasterio era como un pequeño palacio, con amplias salas bien
iluminadas y decoradas con yeserías47 gótico-renacentistas,
y con sus habitaciones al lado del Altar Mayor, como era deseo de Doña Juana;
por su parte, las monjas hacían su vida alrededor del patio, teniendo el
refectorio48 y las celdas en
las que dormían en la zona Norte del claustro. Al Este de la Iglesia, se
situaba el llamado Patio de Capellanes, alrededor del cual se alojaban los
sacerdotes que atendían el monasterio.
Portada del
antiguo palacio de Alonso Gutiérrez. Siglo XVI.
El exterior es de ladrillo y mampostería, con una portada
que cuenta con un frontón49 curvo con flameros50 y que perteneció al
antiguo palacio, del que en el interior del convento aún quedan varias
dependencias. Entre ellas, está el zaguán51, por donde entraban los
carruajes y del que salen dos puertas, una de entrada al convento y otra al
palacio, siendo ésta la portería religiosa, con tallas platerescas52 y lienzos del
siglo XVII. La escalera pertenece igualmente al antiguo edificio, aunque los
frescos que vemos en los muros son de la segunda mitad del siglo XVII;
terminados en 1684, fueron patrocinados por Sor Ana Dorotea, hija del emperador
Rodolfo II, encontrándose entre sus autores Antonio Pereda, Claudio Coello,
Dionisio Mantuano, José Jiménez Donoso y Francisco Ricci. Las dependencias del
palacio se organizaban alrededor del patio que hoy es el Claustro Alto,
acristalado en el año 1773 por Francisco Sabatini (Palermo, Italia, 1722 -
Madrid, 1797) por orden de Carlos III (1716 - 1788) y
alrededor del cual se fueron abriendo posteriormente las capillas con que
cuenta en la actualidad. También tenemos el Salón de Reyes, donde aún se
conserva la yesería mudéjar53; decorado con cuadros de
la realeza, vemos un altar con una imagen de Santa Clara, obra de Gregorio
Fernández, y una hornacina con el Arcángel San Miguel, de Luisa Roldán; las dos
coronas de bronce que hay sobre la mesa son las que se colocaron en las tumbas
de la Infanta de España y Emperatriz de Alemania Doña María de Austria, hija
de Carlos I casada con el
emperador Maximiliano II, y de sor Ana Dorotea, hija del emperador Rodolfo II.
Iglesia del
Monasterio de las Descalzas Reales. Siglo XVI.
La Iglesia fue terminada más tarde, en el año 1564,
inaugurándola Felipe II, hermano de Doña Juana. El templo se levanta en una
sola nave cubierta con bóveda de cañón54. Su exterior sigue
un esquema escurialense55, con paños56 de ladrillo y placas
lisas de granito. La portada está formada por tres cuerpos: en el primero, se
abre la puerta, un vano que remata un frontón triangular; en el segundo, vemos
el escudo de la fundadora; por último, el tercer cuerpo está coronado por otro frontón
triangular en cuyo centro se abre un óculo57 y sobre el que se
disponen pedestales con bolas de piedra que sirven de base a sendas cruces. En
su interior, podemos ver la capilla donde está enterrada Juana de Austria, con
escultura orante58 funeraria obra de
Pompeyo Leoni, siendo realizada la decoración de la capilla sepulcral por
Jacopo da Trezzo con coloridos mármoles y capiteles de bronce. Por su parte, la
Emperatriz María de Austria quiso ser enterrada de forma modesta bajo una
lápida en alguna de las capillas del claustro, como una monja más; sin embargo,
Felipe IV quiso ensalzar su figura, por lo que ordenó trasladar sus restos al
coro de la Iglesia, donde se levantó un nuevo sepulcro, obra del arquitecto
Giovanni Battista Crescenzi. El monasterio alcanzaba así unas proporciones
enormes, con grandes terrenos para huertas, en el que era el Arrabal de San
Martín y que llegaban hasta la actual Calle de Preciados; sin embargo, la
comunidad de monjas vendió parte de él en el siglo XIX a la Sociedad "La
Peninsular"59, donde se
construyeron casas.
A lo largo de los siglos, el monasterio ha sido
restaurado en numerosas ocasiones, de las que destacan la llevada a cabo por
Diego Villanueva en 1756 y, sobre todo, la realizada tras el grave incendio que
sufrió en 1862, donde se perdió el retablo mayor, obra de Gaspar Becerra. El
actual, labrado en Italia por orden de Felipe V, proviene del antiguo Noviciado de Jesuitas, en la
Calle de San Bernardo, hoy Paraninfo60 de la Universidad
Central desde el siglo XIX, y es una obra que el monarca encargó al pintor
italiano Camilo Rusconi. En dicho incendio se perdería también la decoración
original con que contaba, realizada por los hermanos Luis y Antonio González
Velázquez en el siglo XVIII; ésta sería restaurada en 1863 por Antonio García.
La Guerra Civil ocasionó igualmente daños en el edificio, siendo restaurado
posteriormente por Patrimonio Nacional.
Aunque aún está habitado por religiosas de clausura,
franciscanas clarisas descalzas, el templo pertenece a Patrimonio Nacional y
son visitables algunas de sus dependencias, acondicionadas como museo y donde
se puede admirar una gran colección de obras de arte. Ejemplo de ello es la
sala que acoge una magnífica colección de tapices, tejidos en Bruselas sobre
cartones de Rubens y cuyo encargo ordenó la hija de Felipe II, la infanta
Isabel Clara Eugenia, Gobernadora de los Países Bajos, quien los donó al
monasterio en 1627. Dichos tapices, en los que se representa la "Apoteosis
de la Eucaristía", están ubicados en el espacio que antiguamente ocupaban
las celdas o dormitorios de las religiosas, por ser éste el lugar que posee los
techos más altos. Imaginará el lector, así, el tamaño de las telas. Las dos
salas-museo del monasterio, el candilón (sala para calentarse en invierno y donde
también se velaba a las monjas fallecidas), o la sala capitular, todas ellas
con las paredes recubiertas con lienzos de pintores como Sánchez Coello, Van
Der Weyden, o Tiziano, sirven de ejemplo para mostrar la riqueza artística que
guarda en su interior el monasterio. Esto se debe a que era lugar habitual de
retiro de algunas damas de la Casa de Austria. Además, las novicias que
ingresaban al convento solían ser nobles, por lo que era común que entregaran
como dote elementos de gran valor (muestra de ello son las numerosas esculturas
que podemos ver en las capillas del Claustro Alto). La llegada de los Borbones
al trono trae consigo la prohibición de residir en el monasterio a miembros de
la realeza, por lo que Felipe V decidirá dar a la abadesa la categoría de
Grande de España y el título de Excelentísima Señora.
El 18 de febrero de 1994, el Monasterio de las Descalzas Reales fue declarado
Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento, comprendiendo esta
declaración el monasterio, su Iglesia, sus dependencias y la huerta.
Localización: Plaza de las Descalzas,
s/n. 28013 Madrid. Madrid.
Restos de la
Alcantarilla del Arenal. Siglo XVI.
En el año 2009, durante unas obras de mantenimiento en la
Estación de Ópera del Metro de Madrid, aparecieron a unos 8 metros de
profundidad diferentes restos arqueológicos, algunos de ellos ya conocidos
desde 1925, cuando se construía la Línea 2 del Metro. Las ruinas halladas
correspondían a las de la Fuente de los Caños del Peral y
a las de la Alcantarilla del Arenal, ambas del
siglo XVI, y a las del Acueducto de Amaniel,
del siglo XVII. Dada la importancia de los restos localizados, se decidió, tras
la modificación de las obras proyectadas, su preservación y musealización en el
lugar de su hallazgo, previo desmonte, limpieza y restauración de las piezas.
Veamos a continuación los dos elementos recuperados del siglo XVI.
Tras la instauración de la capital en Madrid, comenzaron
a surgir las carencias de una villa no preparada, como cualquier otra a la que
le ocurriera lo mismo, para el súbito y desordenado aumento de población. Entre
dichas penurias, destacaban las relacionadas con el agua, tanto la falta de la
potable como el sobrante de las fecales, ya que hasta entonces estas últimas
desaparecían absorbidas por los distintos arroyos (Abronigal, Arenal,
Embajadores, Leganitos, etc.) existentes entonces en la superficie de la ciudad
y hoy ya desaparecidos, bien colmatados61 o bien canalizados
por el subsuelo. Y es que no existía alcantarillado en Madrid, las aguas sucias
eran tiradas por las ventanas de las viviendas al grito de "¡Agua
va!" para llegar hasta unas zanjas abiertas en las calles, las esguevas62, que igualmente recorrían
las aguas de lluvia. Debido a ello, en el siglo XVI, una vez convertida en
capital de España, se encauzó el arroyo del Arenal en una cañería subterránea
llamada la Alcantarilla
del Arenal, ya que la
construcción desordenada a su alrededor había provocado que el mismo se
desbordara con frecuencia. Este arroyo, que recorría la Plazuela de los Caños
del Peral, procedente de la Puerta del Sol y en dirección a la Calle Arrieta,
había ido erosionando el terreno y creando un barranco, luego colmatado por su
canalización, que definió durante siglos la habitabilidad del sitio. En el
siglo XVII, y en previsión de que el continuo trasiego de agua dañara la
Plazuela de los Caños, se trasladó la embocadura de la alcantarilla existente
junto a los lavaderos de los Caños hasta los
límites de esta plaza. En el siglo XVIII, es modificado el trazado de la Alcantarilla del Arenal durante las obras de
canalización realizadas en el reinado de Carlos III, ampliándose su
recorrido hasta la Calle de Alcalá.
Localización: Estación de Ópera, Líneas
2, 5 y Ramal de Metro. Acceso por la Plaza de Isabel II. 28013
Madrid. Madrid.
Restos de la
Fuente de los Caños del Peral. Siglo XVI.
Por otro lado, a finales del siglo XVI, se canalizó un
manantial existente junto a la Puerta de Balnadú, en el barranco del Arenal,
para la construcción de la Fuente de los Caños del Peral (llamada así por un peral existente junto a la
misma que le daba sombra), siendo tan abundante el agua que llegaba hasta ella
que se pudo aprovechar para un lavadero anexo a ésta, dotado de 57 pilas, y
para el riego en verano de los jardines del Alcázar Real. La construcción de
esta fuente debió ser una obra de gran importancia para el municipio, como se
puede deducir del hecho de que en la misma colaborase el Arquitecto Real Juan
Bautista de Toledo.
La fuente, que contaba con una monumental fachada de
sillares almohadillados de granito en estilo renacentista, tiene 34 metros de
longitud, planta en forma de L y cuenta con seis caños sobre el mismo número de
pilas. Desde éstas, el agua sobrante era canalizada mediante cañerías subterráneas,
o albañales63, hasta el arroyo del
Arenal.
Alrededor de la fuente se estructuró la Plazuela de los
Caños del Peral, enlosada de piedra y rodeada perimetralmente por muros de
considerable altura. En ella, se reunían los vecinos y aguadores en espera de
que les tocara el turno para llenar sus recipientes,
"Los aguadores llenarán sus cubas cuando les toque la vez,
sin dar lugar a disputas ni porfía; en inteligencia de que cada turno equivale
a un viaje, ya sea de un cántaro grande, ya de dos medianos, ya de cuatro que
se llamen de carga" (Ordenanza
de Policía Urbana y Rural para la Villa de Madrid y su entorno, 1847).
Era el de los aguadores un gremio64, formado mayoritariamente
por asturianos y gallegos, existente hasta principios del siglo XX. Su labor
consistía en trasladar el agua para su venta desde las fuentes hasta los
domicilios particulares, para lo cual la cargaban en burros.
En la Plaza de Ópera, por encima de estos restos, podemos
ver una reconstrucción a tamaño real de uno de los caños de la Fuente y en el
suelo, dibujada, la planta original de ésta.
Localización: Estación de Ópera, Líneas
2, 5 y Ramal de Metro. Acceso por la Plaza de Isabel II. 28013
Madrid. Madrid.
Cerca de Felipe
II. Siglo XVI.
Ante el crecimiento de la ciudad, en 1566 el soberano
ordena construir la que sería conocida como Cerca de Felipe II,
levantada no con fines militares, sino sanitarios, al poder limitar el tránsito
de personas en caso de epidemias, y sobre todo fiscales, al poder así controlar
las entradas y salidas de personas y mercancías con los derechos de portazgo65 a que hubiera
lugar. Esta cerca, de muy sencilla construcción, recorría perimetralmente una
superficie de unas 125 hectáreas de extensión a través de las calles de las
Aguas, Águila, Calatrava, Santa Ana, Juanelo, Cabeza y Magdalena; atravesaba
las manzanas que hoy se levantan entre la Plaza de Matute y la Calle León, y
entre las calles Echegaray y Ventura de la Vega; continuaba por las de
Cedaceros, Arlabán, Virgen de los Peligros, Aduana, Montera, Jacometrezo (por
el tramo que actualmente forma parte de la Gran Vía), Preciados y la Plaza de
Santo Domingo, pudiendo ser que aquí finalizara, uniéndose a la anterior Cerca del Arrabal, construida con idénticos fines en
1438 bajo el gobierno de Juan II, rey de Castilla entre los años 1426 y 1454.
Aunque de las dos anteriores cercas no quedan restos confirmados, sí que en el
año 1991, durante la intervención llevada a cabo para ampliar el edificio del
Senado, apareció un trozo de cerca que para algunos expertos, como el difunto
profesor Don Manuel Montero Vallejo, Doctor en Historia y especialista en Arte
y Urbanismo Medieval, sobre todo de Madrid, es posible que sí formara parte de
la de Felipe II, si bien para otros es más lógica su
pertenencia a la del Arrabal.
La Cerca de Felipe II tenía
las siguientes siete puertas: las de la Vega, de Segovia, de Toledo, de Antón Martín, del Sol, de la Red de San Luis y de Santo Domingo, y un postigo, el de San Martín, situado entre las dos últimas.
La Puerta de la Vega,
abierta a la vega del río y a las carreteras de Castilla y de Extremadura, era
la misma que se había levantado a la par que la muralla cristiana, entre
finales del siglo XI o principios del XII. Se demolió en el año 1708 para
construir otra que desapareció definitivamente en 1814.
La Puerta de Segovia,
de la que partían las carreteras de Castilla y Extremadura, estaba situada
originalmente bajo el Viaducto de la Calle Segovia, frente a la Casa del
Pastor, un edificio del siglo XVIII existente en el número 21 de dicha calle
que en los años 70 del pasado siglo XX fue derribado. La puerta desapareció en
1570 tras las reformas realizadas durante el reinado de Felipe II, para ser
construida de nuevo a principios del siglo XVII en otra posición, más cerca
del Puente de Segovia. Considerada desde finales del siglo
XVIII como una de las seis puertas de registro, o principales de Madrid, fue
tirada en el año 1849 para construir otra al año siguiente que fue
definitivamente derribada, junto a la Cerca de Felipe IV, en 1868.
La Puerta de Toledo, en
donde comenzaban las carreteras de Toledo y Andalucía, se construyó en la calle
de igual nombre, entre las calles de Calatrava y de Santa Ana, para sustituir a
otra anterior de la Cerca del Arrabal,
la de la Latina, levantada igualmente en la Calle de
Toledo, junto a la Plaza de la Cebada. Fue trasladada, tras la construcción de
la Cerca de Felipe IV, a una nueva
posición frente a la Calle Capitán Salazar Martínez, en donde permaneció hasta
1813, año en que fue nuevamente derribada y trasladada su posición hasta el
emplazamiento de hoy, en donde se yergue la actual Puerta de Toledo, construida
entre los años 1813 y 1827.
Mapa de las murallas, cercas y puertas de Madrid tomado
de nuestra página de igual nombre. La línea verde muestra la muralla y el alcázar árabe; la azul, la cristiana; la roja, la
cerca del Arrabal; la violeta, la
Cerca de Felipe II; y la naranja, la
Cerca de Felipe IV.
La Puerta de Antón Martín tomaba
su nombre, al igual que la plazuela donde estaba situada, del cercano Hospital
de San Juan de Dios, fundado por el religioso y médico Antón Martín de Dios
(Mira, Cuenca, 1500 - Madrid, 1553).
La Puerta del Sol conservó
el mismo nombre que tenía cuando formaba parte de la Cerca del Arrabal, a pesar de no ser la misma y haber
trasladado su emplazamiento desde su anterior posición, entre las Calles de
Carretas y de Montera, hasta otra situada en la Calle de Alcalá,
aproximadamente frente a la Calle Virgen de los Peligros.
A su vez, la anterior sustituía a la Puerta de Guadalajara, ubicada en la Calle Mayor, junto
a la Plaza Comandante de las Morenas, y que como parte de la muralla cristiana
era la principal entrada, y la más fortificada, de Madrid. Por orden de Carlos I, fue derribada en 1538
para ensanchar la calle, y sustituida, en el mismo lugar, por otra que estuvo
considerada como una de las más lujosas de Castilla. Estaba construida en
estilo plateresco, y dos torreones de pedernal66 enmarcaban el arco
de medio punto central que dejaba paso al camino de entrada, en forma de doble
codo y tres revueltas. La puerta tenía adosado, sobre una de sus torres, un
reloj en el interior de un chapitel, levantado sobre cuatro pilares de ladrillo
y dividido en dos cuerpos, uno para la esfera y otro para la campana. Sin
embargo, a pesar de su fortaleza, tras la construcción de la Cerca de Felipe II perdió su utilidad defensiva al
quedar sobrepasada por ésta, quedando como una puerta ornamental, tal y como
ocurrió en 1570 cuando fue engalanada con motivo de una entrada del rey. Otras
características arquitectónicas suyas eran el arco, de dimensiones más
reducidas, existente sobre el arco de entrada, dispuesto como una capilla con
las imágenes de la Virgen con el Niño en brazos y la del Ángel de la Guarda.
También se utilizaba, al igual que la de Santa María, como
lugar en donde publicar los pregones, siendo su uso público de celebración o
comunicación lo que originaría su final, ya que tras la victoria sobre
Portugal, en 1580, fueron tantas las luminarias67 dispuestas sobre
ella en señal de celebración que se declaró un incendio que la arruinó, siendo
derribada en 1582. Tras su desaparición, las imágenes de la Virgen y del Ángel
se trasladaron a la Iglesia de San Salvador, el mismo lugar a donde también fue
llevado el reloj antes de su definitivo traslado a la Iglesia de Santa Cruz.
Pero ¿y qué fue de la Puerta del Sol? Pues
que desapareció con el crecimiento de la ciudad para ser sustituida por
la Puerta de Alcalá, no por la actual, sino por otra anterior
levantada o bien en 1599, o bien entre 1636 y 1639 (las fechas depende de la
fuente a consultar) en la Calle de Alcalá, aproximadamente frente a la Calle de
Alfonso XI, y que constituía más un arco monumental que una puerta realmente,
ya que hasta la construcción de la Cerca de Felipe IV no
estuvo unida a ninguna. Ésta, a su vez, sería sustituida en 1764 por la Puerta de Alcalá hoy
existente para celebrar la llegada del nuevo rey Carlos III a Madrid. Con
estos datos, podemos sumar hasta seis puertas que han existido a lo largo de la
historia en el eje Calle Mayor - Calle Alcalá: Puerta de Guadalajara (I),
Puerta de Guadalajara (II), Puerta del Sol (I), Puerta del Sol (II), Puerta de
Alcalá (I) y Puerta de Alcalá (II).
La Puerta de la Red de San Luis,
situada en la Red de San Luis, nombre con el que se conoce el tramo Norte de la
Calle Montera en su unión con la Gran Vía, se abría a los caminos de Hortaleza
y de Fuencarral. El nombre de 'red' proviene de un mercado de pan existente en
este lugar y que utilizaba redes para proteger el producto del robo, mientras
que el nombre 'de San Luis' lo tenía por la Iglesia de San Luis Obispo que se
levantaba en la Calle Montera.
La Puerta de Santo Domingo,
levantada en la plazuela de igual nombre, es la misma puerta anterior de
idéntica denominación de la Cerca del Arrabal.
Tanto la plazuela como la puerta tomaban el nombre del Convento de Santo
Domingo el Real, actualmente desparecido, fundado en este lugar en 1212 por
Santo Domingo de la Calzada.
El Postigo de San Martín,
ubicado entre las dos puertas anteriores e igualmente que la última de ella,
perteneciente a la Cerca del Arrabal.
Primero se encontraba a la altura de la esquina de la Calle del Postigo de San
Martín con la Calle de las Navas de Tolosa, y posteriormente se trasladó hasta
la altura de la Plaza del Callao. El nombre lo tomaba tanto por la cercanía del
también inexistente Convento de San Martín, como por servir este postigo de
entrada al arrabal de San Martín.
Varias de estas antiguas puertas han conservado sus
nombres en diversos lugares del Madrid actual, tales como plazas o calles,
siendo quizás el más característico la Plaza de la Puerta del Sol.
Localización: En la Calle Bailén, entre
el Palacio del Senado y el antiguo Palacio del Secretario de Estado. 28013
Madrid. Madrid.
En la imagen
vemos la estructura que actualmente (diciembre de 2015) está protegiendo los
restos de las Grutas de Felipe II, del Siglo XVI.
En 1562, Felipe II le compra a Don Fadrique de Vargas,
miembro de la importante familia madrileña de los Vargas, entre cuyos miembros
cabe destacar a Don Iván, señor de San Isidro, o a Don Francisco, importante
político durante los reinados de Isabel I y de Carlos I, una casa de campo de pequeñas
dimensiones que poseía al Oeste del río Manzanares, en la actual Casa de Campo de Madrid, a la que le ha dado
nombre. De dicha vivienda hablamos en la página de Carlos III, ya que fue durante
su reinado y de manos de su arquitecto favorito, Francisco Sabatini, cuando la
casa tomó gran parte de su imagen actual. La construcción que aquí nos
interesa, situada junto a esta misma casa, por su lateral Oeste, es la conocida
como Grutas de Felipe II, o La Lonja, realizada,
al parecer, por Juan Bautista de Toledo o Gaspar de la Vega, ambos arquitectos.
Estas grutas, construidas en estilo renacentista al igual que
el jardín, llamado el Reservado Chico, con que tras la adquisición real se
rodeó la antigua posesión de Don Fadrique, constituyen el único vestigio de un
jardín del Renacimiento existente en la ciudad de Madrid.
El pabellón de las grutas,
construido con ladrillos (de una gran exquisitez éstos, propia de trabajadores
orientales) y cubierto con pizarra, era de planta rectangular única, con
ábsides en ambos extremos y dividido en cinco tramos independientes, separados
de los muros perimetrales y comunicados unos con otros al igual que, por su
costado oriental, con el jardín del palacete. Cada tramo estaba rematado por
una bóveda rebajada apoyada sobre columnas (toscanas con bases peraltadas68) y pilares, las
primeras para los espacios centrales y los últimos para los extremos. Cada uno
de los cinco espacios estaba profusamente decorado, quedando en algunos de sus
paños molduras decoradas con sirenas, u hornacinas vacías que han podido
contener esculturas en otros tiempos. Las grutas contaban
con la Sala del Mosaico, célebre por su rica policromía, y la Sala de Burlas,
en donde diferentes surtidores escondidos sorprendían al visitante. En su parte
exterior, por el lateral que comunicaba con el jardín, contaba con una exedra69 de planta poligonal
por la que se podía descender hasta las huertas a través de un tramo de
escalones situado al fondo de la misma.
Lamentablemente, de los cinco tramos originales sólo han
quedado los dos situados más al Sur; hay que tener en cuenta que en el siglo
XVIII, sobre las grutas se construyeron viviendas, ya desaparecidas, para los
jardineros y guardas de los jardines, mientras que en el XIX se derrumbó parte
del conjunto y se construyó, junto a uno de sus bordes, un edificio para los
guardias. En la actualidad, tras las intervenciones llevadas a cabo para evitar
que continúe su deterioro, hay previstas otras de restauración de lo que se ha
conservado, sin perjuicio de que en un futuro se recuperen, al menos en parte,
los jardines de Felipe II.
Localización: En el Reservado Chico del
parque de la Casa de Campo. 28011 Madrid. Madrid.
* * *
Lourdes Morales Farfán es Licenciada en Periodismo por la
Universidad Rey Juan Carlos. ↑
GLOSARIO
-1 Leyenda Negra: Relato desfavorable y generalmente infundado sobre alguien o algo. ↑
- 2 Morisco: Dicho de una persona:
Musulmana, que, terminada la Reconquista, era bautizada y se quedaba en España. ↑
-3 Otomano: Natural de Turquía, país de
Europa y Asia.
- 4 Berberisco: Bereber. // Natural de
Berbería, región del norte de África. // Perteneciente o relativo a Berbería o
a los bereberes. // Dicho de una persona: De la raza que habita el África
septentrional desde los desiertos de Egipto hasta el océano Atlántico y desde
las costas del Mediterráneo hasta el interior del desierto del Sahara. ↑
- 5 Hugonote: Seguidor de la doctrina de
Calvino en Francia. ↑
- 6 Comunero: Nombre que se les da a aquellos
que participaron en el levantamiento armado de Castilla, de 1520 a 1522, que se
conoció como Guerra de las Comunidades. ↑
- 7 Hereje: Persona que niega alguno de los
dogmas establecidos en una religión. ↑
- 8 Ducado: Moneda de oro que se usó en
España hasta fines del siglo XVI, de valor variable. ↑
- 9 Tablero: Estructura que sostiene la
calzada de un puente. ↑
- 10 Dique: Muro o construcción para
contener las aguas. ↑
- 11 Dársena: Parte de un puerto resguardada
artificialmente y adecuada para el fondeo y la carga y descarga de
embarcaciones. ↑
- 12 Sillar: Piedra labrada, por lo común en
forma de paralelepípedo rectángulo, que forma parte de un muro de sillería. ↑
- 13 Almohadillado: Que tiene almohadillas14. ↑
- 15 Almohadilla: Parte del sillar que sobresale
de la obra, con las aristas achaflanadas o redondeadas. ↑
- 16 Tajamar: Parte de un apoyo o pila de un
puente para cortar el agua y disminuir su empuje. ↑
- 17 Bisel: Corte oblicuo en el borde o en
la extremidad de una lámina o plancha, como en el filo de una herramienta, en
el contorno de un cristal labrado, etc. ↑
- 18 Pretil: Murete o vallado de piedra u
otra materia que se pone en los puentes y en otros lugares para preservar de
caídas. ↑
- 19 Herreriano: Perteneciente o relativo a Juan
de Herrera, arquitecto español del siglo XVI. ↑
- 20 Manzana: Espacio urbano, edificado o
destinado a la edificación, generalmente cuadrangular, delimitado por calles
por todos sus lados. ↑
- 21 Hospital de sangre: Sitio o lugar que se destina a la primera cura de los heridos en
campaña. ↑
- 22 Columna toscana: Columna perteneciente al orden
toscano, con altura de catorce módulos23, fuste24 liso con mucho éntasis25, capitel26 de molduras y basa27 ática28 simplificada. ↑
- 23 Módulo: Medida que se usa para las
proporciones de los cuerpos arquitectónicos. En la antigua Roma, era el
semidiámetro del fuste en su parte inferior. ↑
- 24 Fuste: Parte de la columna que media
entre el capitel y la basa. ↑
- 25 Éntasis: Parte más abultada del fuste de
algunas columnas. ↑
- 26 Capitel: Parte superior de una columna o
de una pilastra, que la corona con forma de moldura y ornamentación, según el
orden arquitectónico a que corresponde. ↑
- 27 Basa: Asiento sobre el que se pone la
columna o la estatua. ↑
- 28 Basa ática: Basa formada por una escocia29 entre dos filetes30 y dos toros31, muy usada y de la que se derivaron otras. ↑
- 29 Escocia: Moldura cóncava cuya sección
está formada por dos arcos de circunferencias distintas, y más ancha en su
parte inferior. ↑
- 30 Filete: Componente de una moldura en
forma de lista larga y angosta. ↑
- 31 Toro: Bocel. // Moldura convexa lisa,
de sección semicircular y a veces elíptica. ↑
- 32 Adobe: Masa de barro mezclado a veces
con paja, moldeada en forma de ladrillo y secada al aire, que se emplea en la
construcción de paredes o muros. ↑
- 33 Enfoscado: Capa de mortero con que está
guarnecido un muro. ↑
- 34 Aparejo: Forma y modo de disponer,
tallar y enlazar los materiales de una construcción. ↑
- 35 Mampostería: Obra hecha con mampuestos36 colocados y ajustados unos con otros sin sujeción a
determinado orden de hiladas o tamaños. ↑
- 36 Mampuesto: Piedra sin labrar que se puede
colocar en obra con la mano. ↑
- 37 Montero mayor: Oficial de palacio que tenía a
su cargo las cacerías reales. ↑
- 38 Favorito: Persona que tiene privanza39 con un rey o personaje. ↑
- 39 Privanza: Primer lugar en la gracia y
confianza de un príncipe o alto personaje, y, por extensión, de cualquier otra
persona. ↑
- 40 Dote: Conjunto de bienes y derechos
aportados por la mujer al matrimonio, que tiene como finalidad atender al
levantamiento de las cargas comunes y que le deberá ser devuelto una vez
disuelto aquel. // Congrua41 o patrimonio que se entrega al convento o a la orden en
que va a tomar estado religioso una profesa. ↑
- 41 Congrua: Renta mínima de un oficio
eclesiástico o civil o de una capellanía42 para poder sostener dignamente a su titular. ↑
- 42 Capellanía: Fundación en la que ciertos
bienes quedan sujetos al cumplimiento de misas y otras cargas pías. ↑
- 43 Bula: Documento pontificio relativo a
materia de fe o de interés general, concesión de gracias o privilegios o
asuntos judiciales o administrativos, expedido por la Cancillería Apostólica y
autorizado por el sello de su nombre u otro parecido estampado con tinta roja. ↑
- 44 Eclecticismo: Combinación de elementos de
diversos estilos, ideas o posibilidades. ↑
- 45 Alfonso VI: Alfonso VI el Bravo, 1040-1109.
Como rey de Castilla y León, conquistó Madrid y Toledo, la antigua capital
visigoda. Es el monarca afrentado por el Cid en el Cantar del Mío Cid. ↑
- 46 Alonso Gutiérrez: En el año 1493, fue nombrado Tesorero de la Hermandad por los
Reyes Católicos; dos años después, en 1495, se le designó Tesorero de la Casa
de la Moneda de Toledo; en 1504, fue nombrado Tesorero Real de Carlos I. El 24 de diciembre de 1538, falleció,
instalándose su tumba en la desaparecida Iglesia de San Martín, en Madrid. ↑
- 47 Yesería: Obra hecha de yeso. ↑
- 48 Refectorio: En las comunidades y en algunos
colegios, habitación destinada para juntarse a comer. ↑
- 49 Frontón: Remate triangular o curvo de
una fachada, un pórtico, una puerta o una ventana. ↑
- 50 Flamero: Candelabro que, por medio de
mixtos contenidos en él, arroja una gran llama. ↑
- 51 Zaguán: Espacio cubierto situado dentro
de una casa, que sirve de entrada a ella y está inmediato a la puerta de la
calle. ↑
- 52 Plateresco: Dicho de un estilo español de
ornamentación: Empleado por los plateros del siglo XVI, aprovechando elementos
de las arquitecturas clásica y ojival. // Dicho de un estilo arquitectónico:
Que se desarrolló en España en el siglo XVI y que se caracteriza por una
ornamentación que recuerda las filigranas de los plateros. ↑
- 53 Mudéjar: Dicho de un estilo
arquitectónico: Que floreció en España desde el siglo XIII hasta el XVI,
caracterizado por la conservación de elementos del arte cristiano y el empleo
de la ornamentación árabe. ↑
- 54 Bóveda de cañón: Bóveda de
superficie generalmente semicilíndrica que cubre el espacio comprendido entre
dos muros paralelos. ↑
- 55 Escurialense: Perteneciente o relativo al
monasterio de El Escorial. ↑
- 56 Paño: Lienzo de pared. ↑
- 57 Óculo: Ventana pequeña redonda u
ovalada. ↑
- 58 Orante: Dicho de una figura humana:
Representada en actitud de orar. ↑
- 59 Sociedad "La Peninsular": Se puede decir, como explica Isabel R. Chumilla en su libro
"Vivir de las rentas: el negocio del inquilinato en el Madrid de la
restauración", que fue una inmobiliaria precoz, propiedad de Pascual
Madoz, político del siglo XIX que llevó a cabo la famosa Ley de Desamortización
en 1855 con la que se declaraban en venta, entre otras, todas las propiedades
del Estado y del clero, salvo algunas excepciones. "La Peninsular"
compró suelo entre 1861 y 1865. En el caso que nos ocupa, las nuevas
alineaciones de casas provocaron derribos en la Calle de Preciados, donde se
edificó obra nueva. ↑
- 60 Paraninfo: En algunas universidades, salón
de actos. ↑
- 61 Colmatado: Rellenar una hondonada o
depresión del terreno mediante sedimentación de materiales transportados por el
agua. // Rellenar una hondonada mediante procedimientos artificiales. ↑
- 62 Esgueva: Zanja de desagüe. ↑
- 63 Albañal: Canal o conducto que da salida
a las aguas residuales. ↑
- 64 Gremio: Corporación formada por los
maestros, oficiales y aprendices de una misma profesión u oficio, regida por
ordenanzas o estatutos especiales. // Conjunto de personas que tienen un mismo
ejercicio, profesión o estado social. ↑
- 65 Portazgo: Derechos que se pagan por pasar
por un sitio determinado de un camino. ↑
- 66 Pedernal: Variedad de cuarzo, compacto,
traslúcido en los bordes y que produce chispas al ser golpeado. ↑
- 67 Luminaria: Luz que se pone en ventanas,
balcones, torres y calles en señal de fiesta y regocijo público. ↑
- 68 Peraltar: Levantar la curva de un arco,
bóveda o armadura más de lo que corresponde al semicírculo. ↑
- 69 Exedra: Construcción descubierta, de
planta semicircular, con asientos fijos en la parte interior de la curva. ↑
BIBLIOGRAFIA Y ENLACES
EXTERNOS:
- Ramón Guerra de la Vega: "Madrid de los Austrias.
Guía de Arquitectura"; ISBN: 84-398-1478-X; Depósito Legal:
M.16286-84.
- Ramón Guerra de la Vega: "Guía para visitar las
Iglesias y Conventos del Antiguo Madrid"; ISBN: 84-88271-12-3;
Depósito Legal: M-43866-1996.
- Pedro Francisco García Gutiérrez y Agustín Francisco Martínez Carbajo: "Iglesias de Madrid"; Ediciones La Librería;
Madrid, 2006; ISBN-10: 84-96470-48-2; ISBN-13: 978-84-96470-48-4; Depósito
Legal: M-34219-2006.
- Pedro Francisco García Gutiérrez y Agustín Francisco Martínez Carbajo: "Iglesias conventuales de Madrid"; Ediciones
La Librería; Madrid, 2011; ISBN: 978-84-9873-105-7; Depósito Legal: S-28-2011.
- VV.AA. bajo la dirección de Amparo Berrinches Acín: "Arquitectura de Madrid. Tomo 1: Casco histórico";
Edita la Fundación COAM; Madrid, 2003; ISBN (obra completa): 84-88496-68-0;
ISBN (Tomo 1): 84-88496-70-2; Depósito Legal: M-50.484-2003.
- José del Corral: "El Madrid de los
Austrias"; Editorial El Avapies, S.A.; Madrid, 1984;
ISBN:84-86280-01-X; Depósito Legal: M-40.465/1983.
- Pilar Corella Suárez: "Puentes históricos de
Madrid", nº 16 de la Colección 'La Pequeña Biblioteca de
Madrid'; Ediciones La Librería; Madrid, 2004; ISBN:84-89411-53-0; Depósito
Legal: M-41.201-2004.
- María Isabel Gea Ortigas: "Cercas, puertas y
portillos de Madrid"; nº 9 de la Colección 'La Pequeña
Biblioteca de Madrid'; Ediciones La Librería; Madrid, 2008; ISBN:
978-84-89411-36-4; Depósito Legal: M-1118-2008.
- María Isabel Gea Ortigas: "Las murallas de
Madrid"; nº 2 de la Colección 'La Pequeña Biblioteca de
Madrid'; Ediciones La Librería; Madrid, 2008; ISBN: 978-84-89411-29-6; Depósito
Legal: M-1112-2008.
- Fidel Revilla y Rosalía Ramos: "Historia breve de
Madrid"; nº 7 de la Colección 'Madrid de Bolsillo'; Ediciones
La Librería; Madrid, 2007; ISBN: 978-84-87290-2007; Depósito Legal:
M-42000-2007.
- Federación Española de Municipios y Provicias - http://www.femp.es/_Q5p40P49iLjmNSCIC0-9Jw
- Biblioteca Virtual Miguel de
Cervantes - Austrias
https://www.unaventanadesdemadrid.com/austria-felipe-ii.html
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