BIBLIOTECA NACIONAL
DE
ESPAÑA
1. HISTORIA DEL ARCHIVO DE LA
BNE
La preocupación
por la organización y régimen del Archivo de la Biblioteca Nacional se remonta
al siglo XVIII. Las Constituciones de la Real Bibliotheca, promulgadas por
Carlos III el 11 de diciembre de 1761, dedican un capítulo entero, el X, al
Archivo: “Habrá un Archivo con tres llaves, en que se guarden todas las
Cuentas, Libros de Cuenta, Razón y Registro que estén concluidos, Ordenes,
Cartas, Memoriales, Inventarios, y demás Papeles é Instrumentos pertenecientes
a la Real Bibliotheca. La una llave tendrá el Bibliothecario Mayor, la otra el
Bibliothecario más antiguo, y la tercera el que corriere con el encargo del
Archivo; y este Bibliothecario tendrá obligación de coordinarle y formar un
Inventario y puntual Índice de todos sus papeles, según se previene en el Cap.
VIII. Núm. VI. De estas Constituciones”. Casi una centuria después, el Real
Decreto de 7 de enero de 1857, por el que se aprueba el Reglamento de la Biblioteca
Nacional, dispone, en su artículo 63, que sea el Oficial Secretario quien actúe
como Archivero, debiendo conservar “en buen orden cuantos papeles y documentos
deban obrar en la Biblioteca y pertenezcan a su historia, régimen y
organización”.
A comienzos del
siglo XX se rompe la unidad del Archivo de la Biblioteca Nacional y su
documentación se divide en dos partes: histórica y administrativa. En efecto,
el Real Decreto de 18 de octubre de 1901, por el que se aprueba el Reglamento
para el régimen y servicio de las Bibliotecas públicas del Estado, encomienda a
los Secretarios “tener a su cargo los Archivos de los respectivos
establecimientos”, e introduce una importante novedad en el caso de la
Biblioteca Nacional, en la que “los Catálogos e Inventarios fuera de
uso, las cuentas antiguas aprobadas ya por el Tribunal, los expedientes de
empleados fallecidos, la correspondencia literaria, los Registros y demás
documentos de que no pueda esperarse que sean en alguna manera necesarios para
el despacho de los asuntos, formarán una serie independiente para la historia
del establecimiento en la Sección de Manuscritos del mismo” (art.
26.1). Sin embargo, esta disposición no será cumplida al pie de la letra, y
parte de la documentación del Archivo, conocida entonces como “libros y
papeles de la Secretaría”, se mezclará con la colección de
manuscritos, recibiendo incluso signaturas propias de esta sección. Ello
explica que hoy día sea difícil encontrar parte de la documentación procedente
del Archivo, pues algunas de las signaturas que se dieron en un principio a los
documentos no se corresponden con las actuales.
La Orden del
Ministerio de Educación Nacional de 20 de diciembre de 1957, por la que se
aprueba el nuevo Reglamento de la Biblioteca Nacional, establece, en su
artículo 42, las funciones que competen al Secretario General como Jefe de los
servicios administrativos, entre las cuales está la de “conservar y
mantener en perfecto orden el Archivo administrativo de la Biblioteca Nacional
y redactar las estadísticas y Memoria anual”.
El papel marginal
que, en los últimos años, ha ocupado el Archivo en el seno de la Biblioteca
Nacional llegó a a su punto culminante en la segunda mitad de la década de los
ochenta del siglo pasado. El Real Decreto 848/1986, de 25 de abril, por el que
se establecen las funciones y la estructura orgánica básica de la Biblioteca
Nacional, suprime, entre otros órganos, la Secretaría General, por lo que, a
partir de entonces, ningún funcionario se hizo cargo del Archivo de la Institución.
La falta de un encargado del Archivo coincidió con el inicio de las obras de
remodelación del edificio del Paseo de Recoletos, lo cual tuvo consecuencias
fatales para el Archivo, que, tras sufrir numerosos traslados sin control y sin
que nadie se responsabilizara de su custodia, acabó completamente
desorganizado. En 2002 se crea una plaza de archivero, servida por un
funcionario del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos,
y se inician los programas de organización y descripción de los fondos
documentales.
2. CUADRO DE CLASIFICACIÓN
El Archivo de la
Biblioteca Nacional de España conserva documentación de gran importancia, no
sólo para el estudio de la Institución, sino también para la historia cultural
española de los siglos XVIII, XIX y XX.
El cuadro de
clasificación provisional que se presenta a continuación, resultado de los
trabajos, aún en curso, de identificación de la documentación, refleja la
organización del fondo documental de la Biblioteca Nacional y aporta los datos
esenciales de su estructura (denominación de secciones y series, y fechas
extremas). La disparidad que se aprecia en cuanto a la información que se
ofrece sobre unas secciones y otras se debe al carácter provisional del cuadro,
pues todavía no han concluido las labores de identificación de la
documentación.
Actualmente, el volumen de
documentación que se conserva en los depósitos del Archivo de la Biblioteca
Nacional alcanza aproximadamente los 540 metros lineales. Hasta la fecha,
únicamente se ha organizado y descrito una décima parte del total. En las
oficinas de los distintos servicios y departamentos del Organismo se acumula un
considerable volumen de documentación que será transferida al Archivo en breve
plazo.
1. HISTORIA DEL
ARCHIVO DE LA JUNTA FACULTATIVA
La Junta Facultativa fue creada por Real
Decreto del Ministerio de Fomento de 17 de julio de 1858, se denominó en un
principio Junta Superior Directiva de Archivos, Bibliotecas y Museos.
El Real Decreto de 5 de julio de 1871 cambia
su nombre por el de Junta Consultiva de Archivos, Bibliotecas y Museos. La
denominación de Junta Facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos le fue
conferida por el Real Decreto de 16 de abril de 1875. La Junta fue objeto de
regulación en múltiples ocasiones a lo largo de su existencia, que se prolonga
hasta 1936, pero sus atribuciones esenciales apenas variaron. Sus principales
funciones fueron:
§ Evacuar las consultas que el Gobierno le pidiere acerca del establecimiento
y clasificación de los Archivos, Bibliotecas y Museos del Reino, y sobre el
régimen más conveniente para cada uno de ellos.
§ Proponer el establecimiento, incorporación y clasificación de los
Archivos, Bibliotecas y Museos que deban ser servidos por los funcionarios del
Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos.
§ Redactar los programas para los premios que se establezcan.
§ Proponer los reglamentos generales del Cuerpo Facultativo de Archiveros,
Bibliotecarios y Arqueólogos, los especiales de los establecimientos y las
instrucciones para los trabajos facultativos.
§ Elevar las propuestas para el ingreso y ascenso por concurso en el
Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos.
§ Proponer los medios para el aumento de las colecciones de los Archivos,
Bibliotecas y Museos.
§ Informar en los expedientes gubernativos instruidos para la suspensión o
separación de los empleados del ramo, así como en los de traslación de los
mismos de un establecimiento a otro, o de una a otra Sección.
§ Examinar las memorias y los estados que los Jefes de los
establecimientos deben remitir periódicamente a la Dirección, redactando con
presencia de ellos el Anuario correspondiente, en el que han de constar los
servicios prestados por el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y
Arqueólogos en los establecimientos que están a su cargo.
Por Decreto del Ministerio de Instrucción
Pública de 30 de diciembre de 1932 se crea un Consejo Asesor de la Junta
Facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos. Dicho Consejo, actuará como
organismo complementario de ésta y como instrumento principalmente destinado a
fomentar y desarrollar las actividades del Cuerpo Facultativo de Archiveros,
Bibliotecarios y Arqueólogos en su aspecto técnico y científico.
Se trata, por tanto, de un fondo documental
de extraordinaria importancia para el conocimiento de la historia de los
Archivos, Bibliotecas y Museos españoles durante casi un siglo. La razón de que
se conserve en el Archivo de la Biblioteca Nacional es que el Director de ésta,
como Jefe del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos
era, a la vez, el encargado de presidir sus sesiones de trabajo, que se
celebraban en su sede, archivándose en ella la documentación generada por la
Junta.
Pocos días después de producirse la
sublevación militar que dio origen a la Guerra Civil, el 5 de agosto de 1936 un
Decreto del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes dispone el cese en
sus funciones de la Junta Facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos, y de
su Consejo Asesor, y nombra para sustituir a la extinguida Junta una Comisión
Gestora del Cuerpo Facultativo de Archivos, Bibliotecas y Museos. Merced a este
Decreto, la Comisión Gestora se convierte en la heredera de las funciones que
hasta entonces venía desempeñando la Junta Facultativa. Unos meses más tarde,
el 16 de febrero de 1937 se crea el Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y
Tesoro Artístico, encargado de coordinar la labor de estos establecimientos y
los servicios relacionados con la protección y fomento del patrimonio
artístico, documental y bibliográfico. Curiosamente, unos días antes, el 12 de
febrero, la Dirección General de Bellas Artes nombra una Comisión Delegada,
integrada por cinco funcionarios, en representación del citado Consejo Central,
que asume las funciones hasta entonces desempeñadas por la Comisión Gestora.
Las actividades desarrolladas por todos estos organismos creados durante la
Guerra Civil han quedado reflejadas en su documentación, que se conserva en este
fondo documental.
2. CUADRO DE
CLASIFICACIÓN
El fondo documental de la Junta Facultativa
de Archivos, Bibliotecas y Museos ocupa alrededor de 50 metros lineales. Este
fondo se halla en proceso de organización y descripción. Seguidamente se
presenta un cuadro de clasificación provisional que puede ayudar al lector a
hacerse una idea de la organización y naturaleza de su documentación:
1. Junta Facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos
(1858-1936)
• Actas (1857-1936)
• Registro de entrada (1858-1936)
• Registro de salida (1933-1936)
• Correspondencia del Secretario
• Dictámenes
• Asuntos
• Memorias anuales de establecimientos
• Partes trimestrales de trabajo de establecimientos
• Partes de asistencia de establecimientos
• Derechos devengados por certificaciones
• Concursos de traslados, Expedientes de
• Provisión de plazas por opositores, Expedientes de
• Oposiciones, Expedientes de
• Escalafones
• Plantillas
• Reglamentos
• Cuentas
2. Consejo Asesor de la Junta Facultativa de
Archivos, Bibliotecas y Museos (1933-1936)
• Actas (1933-1936)
• Registro de entrada (1933-1936)
• Registro de salida (1933-1936)
• Correspondencia
3. Comisión Gestora del Cuerpo Facultativo de
Archivos, Bibliotecas y Museos (1936-1937)
• Actas (1936)
• Registro de entrada (1936-1937)
• Registro de salida (1936-1937)
• Correspondencia
4. Comisión Delegada del Consejo Central de Archivos,
Bibliotecas y Tesoro Artístico (1936-1937)
• Registro de entrada (1936-1937)
• Registro de salida (1936-1937)
• Correspondencia
La Hemeroteca Digital forma parte del
proyecto Biblioteca Digital Hispánica, que tiene como objetivo la consulta y
difusión pública a través de Internet del patrimonio bibliográfico español
conservado en la Biblioteca Nacional.
Esta Hemeroteca nace en marzo de 2007 para
proporcionar acceso público a la colección digital de prensa histórica española
que alberga la Biblioteca, con una colección inicial compuesta por 143 títulos
de prensa y revistas. La oferta de títulos se ha ido ampliando, actualmente
ofrece 2.412 títulos y supera los 70 millones de páginas.
Continuará creciendo, conforme nos permita el
presupuesto, para cubrir la evolución histórica de las revistas y cabeceras de
prensa españolas, desde sus inicios hasta casi mediados del siglo XX,
respetando siempre las limitaciones que marca nuestra legislación en temas de
propiedad intelectual.
El criterio que ha guiado la composición de
esta colección ha sido seleccionar periódicos y revistas representativos de su
época que reflejaran la riqueza temática de la edición hemerográfica hispana y
de los que se conservaran colecciones completas. Así pues, quienes visiten la
hemeroteca encontrarán prensa política, satírica, humorística, científica,
religiosa, ilustrada, amena, deportiva, artística, literaria, etc.
En 2011 se incorporaron dos novedades
fundamentales que afectaron directamente a Hemeroteca Digital. Por un lado, se
posibilitó la consulta conjunta de los registros de Biblioteca Digital
Hispánica (BDH) y de Hemeroteca desde la interfaz de BDH, y por otro lado se desarrolló
un interfaz específico que incorporaba funcionalidades 2.0.
En 2012 se ha puesto en producción una nueva
versión de la aplicación de Hemeroteca Digital, que cumple con los estándares
internacionales OAI (Open Archives Initiative) y EUROPEANA, además de algunas
mejoras en la interfaz de búsqueda para facilitar su consulta.
La aplicación que gestiona la colección
permite buscar tanto un título concreto como un conjunto de publicaciones
editadas en un lugar o en una fecha determinada. Desde la pantalla de
resultados se accede a la lectura de los textos digitalizados, tanto marcando
las imágenes en miniaturas como enlazando desde las siglas PDF.
El formato de las publicaciones digitales es
PDF con OCR, lo que permite buscar cualquier tema que se desee en el texto de
la publicación. Gracias a estas nuevas posibilidades de búsqueda textual, la
Hemeroteca Digital se convierte en una magnífica herramienta para la
investigación.
Esta colección digital nace con la intención
de convertirse en un referente para la investigación y consulta tanto de las
revistas como de la prensa histórica española. Además de proporcionar la
lectura y consulta de los textos, ofrece información sobre las principales
colecciones hemerográficas digitales, facilitando de este modo el conocimiento
y acceso al aún en parte inexplorado “patrimonio hemerográfico español”.
Presentación de
la Hemeroteca Digital
En esta ocasión, Cita en la BN presenta
el portal Hemeroteca digital, enmarcado en el Proyecto de Digitalización de
Prensa y Revistas que desarrolla la Biblioteca Nacional y que se convierte en
la primera aportación a la Biblioteca Digital Hispánica, en la que se integra. Portada
de Álbum de Salón
El interés de la BN por la digitalización se
inició en 1997, cuando la Biblioteca realizó las primeras tentativas en materia
de digitalización de prensa, microfilmando y digitalizando a partir del
microfilm 187 títulos del siglo XIX y mediados del XX. A partir de 1999
comienza de forma sistemática la digitalización de la prensa actual, motivada
por la necesidad de preservar y de facilitar la consulta de un material
especialmente frágil. El resultado de estos 7 años de proyecto es muy satisfactorio,
y se traduce en 550 títulos y unos 50.000.000 de páginas digitalizadas.
En el año 2006 la digitalización de prensa
toma dos rumbos distintos. Por un lado continúa la reproducción sistemática de
la prensa contemporánea (solamente accesible desde las propias instalaciones de
la Biblioteca) y por otro se han comenzado a integrar los periódicos y revistas
históricas (desde el siglo XVIII hasta los años 30 del siglo pasado), que al
ser publicaciones libres de derechos pueden difundirse a través de la red. De
este modo, y aprovechando todas las facilidades que nos brindan las nuevas
tecnologías, facilitaremos el acceso público a una colección de la importancia
de la que alberga la Biblioteca Nacional.
Respecto a la prensa histórica, se ha realizado
una selección de títulos de temática diversa que representa la variedad que
compone la colección. Así encontramos ejemplos de prensa política, satírica,
humorística, técnica, profesional, religiosa, ilustrada, amena, deportiva,
literaria o educativa de los siglos XVIII, XIX y principios del XX. Éste es
sólo el comienzo; nuestra intención es continuar ampliando la oferta de títulos
para cubrir, en la medida de lo posible, la evolución histórica de la prensa
española. En este año (2007) tenemos prevista la digitalización de los títulos
más representativos del siglo XVII y ampliar la selección de los siglos XVIII y
XIX.
Para facilitar la consulta de las imágenes
digitales se ha diseñado una aplicación específica de Hemeroteca digital, que
nos ofrece la posibilidad de realizar búsquedas por título, lugar y fecha.
Además, como somos conscientes de la necesidad de alguna herramienta de
búsqueda de contenidos en prensa, ya que se trata de un tipo de publicación de
temática multidisciplinar y que carece de índices, nos satisface ofrecer la
posibilidad de realizar búsquedas a texto completo. Aunque la herramienta no
esté totalmente perfeccionada, hemos valorado sus posibilidades reales y
consideramos que puede ser de gran utilidad para la investigación histórica
reciente.
Por último, este proyecto nace con la
intención de convertirse en un referente para la consulta de prensa española.
Por ese motivo se incluyen enlaces a otras colecciones hemerográficas
digitales, tratando de completarlas, en la medida de lo posible, de manera que
se facilite al acceso al aún en gran parte inexplorado “patrimonio
hemerográfico español”.
http://www.bne.es/es/Actividades/Ciclos/CitaBNE/Historico/CitaBN2007/HemerotecaDigital.html
Historia de la colección
Las piezas más
antiguas que hoy conserva la Biblioteca Nacional se vinculan a sus orígenes
como Biblioteca Real Pública (1711): entre ellas, el retrato de Felipe V y los
de su familia firmados por Miguel Jacinto Meléndez u objetos como el arcón de
instrumentos matemáticos de Carlos II que consta en los primeros inventarios de
la Biblioteca de la Torre del Alcázar.
A finales del
siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, se abre un segundo momento de las
colecciones artísticas de la Biblioteca, señalado por dos hitos fundamentales:
en primer lugar, por la creación del Museo Arqueológico en 1867 a partir de las
colecciones del antiguo Museo de Antigüedades de la Biblioteca y, en segundo
lugar, por su instalación en 1896 en su actual sede en un edificio compartido
entonces con otros museos e instituciones: el Palacio de Bibliotecas y Museos
Nacionales. A esos años corresponde la mayor parte del mobiliario histórico,
así como retratos de bibliotecarios, directores de la Biblioteca o literatos
tales como José Espronceda, José Zorrilla, Juan E. Hartzenbusch, Manuel Tamayo
y Baus o Marcelino Menéndez Pelayo. Firmados por autores como Ignacio Suárez
Llanos, Antonio María Esquivel o José y Federico de Madrazo, algunos dan
cumplimiento a una disposición del reglamento de la Biblioteca de 1875, por el
cual ésta tendría entre sus funciones la de reunir una colección de retratos de
los literatos españoles. Otra importante serie pictórica de este periodo es la
de Don Quijote realizada y donada por Antonio Muñoz Degrain para decorar la
Sala Cervantes (1920).
De finales del siglo XX datan
otros conjuntos, como el de los retratos de los galardonados con el Premio
Cervantes que, por disposición del Ministerio de Cultura se encargan cada año,
desde 1999.
100 años de la
Sala Cervantes de la Biblioteca Nacional de España
El próximo viernes, 6 de marzo, se cumplen
cien años de la inauguración de la Sala Cervantes, lugar de consulta de los
manuscritos, incunables, impresos antiguos y archivos personales conservados en
la Biblioteca Nacional de España. Fundada por iniciativa de Marcelino Menéndez
y Pelayo y dedicada en sus orígenes exclusivamente a la obra cervantina, fue
inaugurada por los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia.
Para conmemorar este aniversario la BNE
realiza visitas guiadas a la Sala Cervantes, el 6 de marzo, en las que se
muestra una pequeña exposición de obras representativas de las colecciones que
alberga.
En su siglo de historia, la sala ha estado
acompañada de una serie de cuadros que representan, principalmente, escenas del
Quijote que el pintor Antonio Muñoz Degrain regaló al Estado.
Degrain tenía terminados ocho cuadros de
asuntos del Quijote –según publicó el 7 de marzo de 1920 el diario ABC- cuando se conoció la feliz iniciativa de
Menéndez y Pelayo. “Seducido entonces Muñoz Degrain por la idea de que esta
sala estuviese decorada por trabajos suyos, acometió la labor de pintar doce
cuadros más sobre motivos del inmortal libro”. Estos 20 cuadros son los que
figuran en la sala Cervantes.
Su localización ha variado dentro del
edificio. Hasta la reforma de los años 60 y 70 del pasado siglo existían varias
salas temáticas para la consulta de los materiales y colecciones que
actualmente se consultan en la Sala Cervantes.
La actual ubicación lo es desde la reforma de
la BNE iniciada en 1988 y concluida en el año 2000, manteniéndose el mobiliario
especialmente en la Sala 2 y a la entrada de la actual Sala Cervantes.
Tras la reforma iniciada a finales de los
años 60 del pasado siglo se unifica la consulta de los manuscritos, los
incunables e impresos antiguos en la Sala Cervantes para la que se dispone una
nueva ubicación en la que permanece hasta 1999. Al iniciarse este siglo la Sala
Cervantes vuelve a la zona donde se inauguró en 1920 ocupando tres espacios en
cuya Sala 2 se ha mantenido el mobiliario original excepto los pupitres.
La Sala Cervantes es el lugar de consulta
gestionada por el departamento de Manuscritos, Incunables y Raros, cuyas
funciones principales son: mantener organizadas y conservadas las colecciones
de manuscritos, incunables e impresos antiguos, dentro de las líneas de
preservación establecidas, realizar el proceso técnico y colaborar en la
digitalización de estas colecciones. Además de difundir todo su patrimonio
bibliográfico a partir de su consulta de investigadores en la sala Cervantes
(abierta de 9 a 20 h. de lunes a viernes y de 9-14 h. los sábados), la
colaboración en proyectos nacionales e internacionales, los préstamos a
exposiciones, visitas especializadas, los foros y redes sociales, etc.
El investigador que necesita consultar los
materiales originales debe seguir las normas de manipulación de fondos
establecidas y atender las indicaciones del personal de la sala sobre su
colocación, con el objeto de evitar cualquier posible deterioro. Para ello se
proporcionan atriles que impiden la apertura forzada de las encuadernaciones y
pesos de plomo envueltos en algodón que, colocados sobre los márgenes de las
páginas, permiten leer cómodamente y tomar notas. Al igual que en otras
bibliotecas, en esta sala solo está permitido el uso de lápiz.
Algunos manuscritos, incunables o impresos
antiguos por sus características especiales o estado de conservación no pueden
ser consultados en su soporte original y en esos casos se ofrecen las
reproducciones existentes, ya sean digitales a través de la Biblioteca
Digital Hispánica, en ediciones facsimilares o en microforma.
El notable incremento de obras de fondo
antiguo digitalizadas a lo largo de los últimos años, de libre acceso en el
catálogo web de la BNE, ha facilitado la consulta remota y el trabajo de
investigadores, porque a pesar del tiempo, la Sala Cervantes sigue siendo un
espacio para la investigación al que acudir cuando se necesita consultar una de
las colecciones más importantes de manuscritos, incunables e impresos raros del
mundo.
Manuscritos
El Servicio de Manuscritos e Incunables se
encarga de la gestión y proceso técnico de los manuscritos, incunables y
archivos personales. Los manuscritos, que junto con la colección de Archivos
Personales ocupan una de las plantas, constituyen el fondo más variado en
cuanto a formatos se refiere. Por sus características de tamaño, peso y
dificultades de manipulación, un grupo de ellos se encuentra agrupado en una
zona de “grandes formatos” en baldas extraíbles. También hay muebles planeros
que contienen mapas o láminas de atlas que en el pasado se desencuadernaron.
El fondo manuscrito está ordenado por
número currens, excepto un conjunto, que aglutina la mayor parte de obras emblemáticas
de la BNE, cuya denominación, Vitrina
y Reserva, recuerda su colocación en vitrinas de
cristal en la antigua exposición permanente.
Se suele hablar de 85.000 manuscritos por dar
una cifra estimada, pero es muy difícil concretar el número exacto de piezas,
pues signaturas como las de algunas cajas pueden llegar a contener más de 100
cartas o papeles de gran importancia que necesariamente deben procesarse uno a
uno para que puedan identificarse y localizarse después en el catálogo. Y lo
mismo sucede con volúmenes facticios de impresos o manuscritos que contienen
varias obras encuadernadas juntas.
Entre los manuscritos antiguos destacan el
Cantar de Mío Cid, los Códices Madrid I y II de Leonardo da Vinci o el Beato de Don Fernando y Doña Sancha y, entre los modernos, el Aleph de Borges. Hay que destacar como la más importante
adquisición de los últimos años uno de los tres borradores de Lope de Vega
existentes en el mundo, el conocido como Códice Daza, que ingresó en el año 2009. Aunque durante
los últimos años ha descendido el presupuesto disponible para adquisiciones de
fondo antiguo, han aumentado las donaciones gracias al impulso de la política
institucional, habiéndose recibido de este modo algunos importantes
manuscritos, como el autógrafo La
colmena de Cela y varios archivos personales.
Archivos personales
Compartiendo depósito con la colección de manuscritos,
en 1996 se decidió crear una sección independiente para los archivos personales
a raíz de la adquisición del archivo de Jorge Guillén. En general engloba
archivos literarios, fundamentalmente en los últimos años en que se ha
incrementado con la donación de archivos de escritores contemporáneos, al tomar
conciencia de la importancia y necesidad de preservar esa información.
Antonio Muñoz Molina, Rosa Montero, Luis
Goytisolo, el último Premio Cervantes Joan Margarit o el poeta experimental
Felipe Boso son algunos de los autores contemporáneos de los que la BNE
conserva su archivo personal.
Incunables
Con el término incunable se denomina a los primeros impresos en
tipos móviles desde la invención de la imprenta, a mediados del siglo XV, hasta
el año 1500, un año convencionalmente aceptado. Al principio, estos impresos
emulaban los textos manuscritos, entre otros motivos, para no resultar extraños
a los lectores de la época. De hecho, convivieron hasta que llegó a imponerse
la producción tipográfica como un medio más rápido de difusión de los textos.
Los primeros ejemplares incunables llegaron a
la Biblioteca Real con la biblioteca del duque de Uceda, incautada por Felipe
V, pero solo a partir de 1736 se puede hablar de una verdadera colección con la
incorporación de 315 ejemplares fruto de la permuta con el Convento dominico de
Santo Tomás de Ávila.
Durante el S. XVIII la compra de bibliotecas
particulares, de eruditos o nobiliarias, fue el procedimiento más habitual para
el incremento de la colección y a finales del S.XIX la incorporación de las
bibliotecas ducales de Osuna e Infantado y del bibliófilo Pascual de Gayangos
constituirán dos momentos claves en la historia de la formación de la
colección. La colección de incunables se compone de dos ediciones de libros
xilográficos y 2.302 títulos de ediciones incunables (representadas por 3.181
ejemplares).
Monografías antiguas
El Servicio de Reserva Impresa se encarga de
la gestión y proceso técnico de los libros impresos entre 1501 y 1830, fecha
aproximada en la que comienza a generalizarse la imprenta mecánica. En el
depósito de fondo antiguo, junto con estos impresos conocidos como raros, se encuentran también impresos modernos que
se engloban dentro del mismo término en virtud de su carácter singular, como el
número escaso de ejemplares conservados o el valor de los propios ejemplares
debido a una encuadernación lujosa, por ejemplo.
Dentro del fondo antiguo impreso destacan
colecciones que fueron ingresando por compra o donación, como las de Usoz, Graíño,
Gómez Imaz, los ejemplares de obra impresa dentro de la colección más amplia de
Gayangos, Agustín Durán, La Barrera… Y las colecciones emblemáticas de la
Biblioteca Nacional, Cervantes y Teatro, de las mejores del mundo en cuanto a
literatura cervantina y teatro del Siglo de Oro.
Según la tipología de los materiales que
incluyen, destacan también la de Varios
Especiales, riquísima en relaciones de sucesos y
publicaciones menores, y la de Porcones (alegaciones en derecho), fuente de primer orden
para la investigación histórica.
Los cuadros pintados por Muñoz Degrain
reproducen, entre otros asuntos, los siguientes: Cervantes, ante el Rey de Argel; Dulcinea ideal; Dulcinea real;
Cervantes escribiendo la dedicatoria de su obra al Conde de Lemos; Don Quijote,
aderezando el yelmo de Mambrino; La primera salida de Don Quijote; Principio y
fin de la aventura del barco encantado; Don Quijote leyendo uno de sus libros
de caballería favoritos; La aventura de la jaula de los leones”; Don Quijote en
casa de los duques; Escena de los batanes; Pasando las noches de claro en claro
y los días de turbio en turbio; La pastora Marcela; Principio de la aventura de
los molinos; Honor al manco de Lepanto. Junto a estos cuadros figuran dos
pequeños de su discípula Flora Castillo: Maritornes y Pila de la iglesia de
Santa María la Mayor, de Alcalá, en que fue bautizado Cervantes.
http://www.bne.es/es/AreaPrensa/noticias2020/0302-centenario-sala-cervantes-de-la-bne.html
El próximo viernes, 6 de marzo, se cumplen
cien años de la inauguración de la Sala Cervantes, lugar de consulta de los
manuscritos, incunables, impresos antiguos y archivos personales conservados en
la Biblioteca Nacional de España. Fundada por iniciativa de Marcelino Menéndez
y Pelayo y dedicada en sus orígenes exclusivamente a la obra cervantina, fue
inaugurada por los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia.
Para conmemorar este aniversario la BNE
realiza visitas guiadas a la Sala Cervantes, el 6 de marzo, en las que se
muestra una pequeña exposición de obras representativas de las colecciones que
alberga.
En su siglo de historia, la sala ha estado
acompañada de una serie de cuadros que representan, principalmente, escenas del
Quijote que el pintor Antonio Muñoz Degrain regaló al Estado.
Degrain tenía terminados ocho cuadros de
asuntos del Quijote –según publicó el 7 de marzo de 1920 el diario ABC- cuando se conoció la feliz iniciativa de
Menéndez y Pelayo. “Seducido entonces Muñoz Degrain por la idea de que esta
sala estuviese decorada por trabajos suyos, acometió la labor de pintar doce
cuadros más sobre motivos del inmortal libro”. Estos 20 cuadros son los que
figuran en la sala Cervantes.
Su localización ha variado dentro del
edificio. Hasta la reforma de los años 60 y 70 del pasado siglo existían varias
salas temáticas para la consulta de los materiales y colecciones que
actualmente se consultan en la Sala Cervantes.
La actual ubicación lo es desde la reforma de
la BNE iniciada en 1988 y concluida en el año 2000, manteniéndose el mobiliario
especialmente en la Sala 2 y a la entrada de la actual Sala Cervantes.
Tras la reforma iniciada a finales de los
años 60 del pasado siglo se unifica la consulta de los manuscritos, los
incunables e impresos antiguos en la Sala Cervantes para la que se dispone una
nueva ubicación en la que permanece hasta 1999. Al iniciarse este siglo la Sala
Cervantes vuelve a la zona donde se inauguró en 1920 ocupando tres espacios en
cuya Sala 2 se ha mantenido el mobiliario original excepto los pupitres.
La Sala Cervantes es el lugar de consulta
gestionada por el departamento de Manuscritos, Incunables y Raros, cuyas
funciones principales son: mantener organizadas y conservadas las colecciones
de manuscritos, incunables e impresos antiguos, dentro de las líneas de
preservación establecidas, realizar el proceso técnico y colaborar en la
digitalización de estas colecciones. Además de difundir todo su patrimonio
bibliográfico a partir de su consulta de investigadores en la sala Cervantes
(abierta de 9 a 20 h. de lunes a viernes y de 9-14 h. los sábados), la
colaboración en proyectos nacionales e internacionales, los préstamos a
exposiciones, visitas especializadas, los foros y redes sociales, etc.
El investigador que necesita consultar los
materiales originales debe seguir las normas de manipulación de fondos
establecidas y atender las indicaciones del personal de la sala sobre su
colocación, con el objeto de evitar cualquier posible deterioro. Para ello se
proporcionan atriles que impiden la apertura forzada de las encuadernaciones y
pesos de plomo envueltos en algodón que, colocados sobre los márgenes de las
páginas, permiten leer cómodamente y tomar notas. Al igual que en otras
bibliotecas, en esta sala solo está permitido el uso de lápiz.
Algunos manuscritos, incunables o impresos
antiguos por sus características especiales o estado de conservación no pueden
ser consultados en su soporte original y en esos casos se ofrecen las
reproducciones existentes, ya sean digitales a través de la Biblioteca
Digital Hispánica, en ediciones facsimilares o en microforma.
El notable incremento de obras de fondo
antiguo digitalizadas a lo largo de los últimos años, de libre acceso en el
catálogo web de la BNE, ha facilitado la consulta remota y el trabajo de
investigadores, porque a pesar del tiempo, la Sala Cervantes sigue siendo un
espacio para la investigación al que acudir cuando se necesita consultar una de
las colecciones más importantes de manuscritos, incunables e impresos raros del
mundo.
Manuscritos
El Servicio de Manuscritos e Incunables se
encarga de la gestión y proceso técnico de los manuscritos, incunables y
archivos personales. Los manuscritos, que junto con la colección de Archivos
Personales ocupan una de las plantas, constituyen el fondo más variado en
cuanto a formatos se refiere. Por sus características de tamaño, peso y
dificultades de manipulación, un grupo de ellos se encuentra agrupado en una
zona de “grandes formatos” en baldas extraíbles. También hay muebles planeros
que contienen mapas o láminas de atlas que en el pasado se desencuadernaron.
El fondo manuscrito está ordenado por
número currens, excepto un conjunto, que aglutina la mayor parte de obras emblemáticas
de la BNE, cuya denominación, Vitrina
y Reserva, recuerda su colocación en vitrinas de
cristal en la antigua exposición permanente.
Se suele hablar de 85.000 manuscritos por dar
una cifra estimada, pero es muy difícil concretar el número exacto de piezas,
pues signaturas como las de algunas cajas pueden llegar a contener más de 100
cartas o papeles de gran importancia que necesariamente deben procesarse uno a
uno para que puedan identificarse y localizarse después en el catálogo. Y lo
mismo sucede con volúmenes facticios de impresos o manuscritos que contienen
varias obras encuadernadas juntas.
Entre los manuscritos antiguos destacan el
Cantar de Mío Cid, los Códices Madrid I y II de Leonardo da Vinci o el Beato de Don Fernando y Doña Sancha y, entre los modernos, el Aleph de Borges. Hay que destacar como la más importante
adquisición de los últimos años uno de los tres borradores de Lope de Vega
existentes en el mundo, el conocido como Códice Daza, que ingresó en el año 2009. Aunque durante
los últimos años ha descendido el presupuesto disponible para adquisiciones de
fondo antiguo, han aumentado las donaciones gracias al impulso de la política
institucional, habiéndose recibido de este modo algunos importantes
manuscritos, como el autógrafo La
colmena de Cela y varios archivos personales.
Archivos personales
Compartiendo depósito con la colección de manuscritos,
en 1996 se decidió crear una sección independiente para los archivos personales
a raíz de la adquisición del archivo de Jorge Guillén. En general engloba
archivos literarios, fundamentalmente en los últimos años en que se ha
incrementado con la donación de archivos de escritores contemporáneos, al tomar
conciencia de la importancia y necesidad de preservar esa información.
Antonio Muñoz Molina, Rosa Montero, Luis
Goytisolo, el último Premio Cervantes Joan Margarit o el poeta experimental
Felipe Boso son algunos de los autores contemporáneos de los que la BNE
conserva su archivo personal.
Incunables
Con el término incunable se denomina a los primeros impresos en
tipos móviles desde la invención de la imprenta, a mediados del siglo XV, hasta
el año 1500, un año convencionalmente aceptado. Al principio, estos impresos
emulaban los textos manuscritos, entre otros motivos, para no resultar extraños
a los lectores de la época. De hecho, convivieron hasta que llegó a imponerse
la producción tipográfica como un medio más rápido de difusión de los textos.
Los primeros ejemplares incunables llegaron a
la Biblioteca Real con la biblioteca del duque de Uceda, incautada por Felipe
V, pero solo a partir de 1736 se puede hablar de una verdadera colección con la
incorporación de 315 ejemplares fruto de la permuta con el Convento dominico de
Santo Tomás de Ávila.
Durante el S. XVIII la compra de bibliotecas
particulares, de eruditos o nobiliarias, fue el procedimiento más habitual para
el incremento de la colección y a finales del S.XIX la incorporación de las
bibliotecas ducales de Osuna e Infantado y del bibliófilo Pascual de Gayangos
constituirán dos momentos claves en la historia de la formación de la
colección. La colección de incunables se compone de dos ediciones de libros
xilográficos y 2.302 títulos de ediciones incunables (representadas por 3.181
ejemplares).
Monografías antiguas
El Servicio de Reserva Impresa se encarga de
la gestión y proceso técnico de los libros impresos entre 1501 y 1830, fecha
aproximada en la que comienza a generalizarse la imprenta mecánica. En el
depósito de fondo antiguo, junto con estos impresos conocidos como raros, se encuentran también impresos modernos que
se engloban dentro del mismo término en virtud de su carácter singular, como el
número escaso de ejemplares conservados o el valor de los propios ejemplares
debido a una encuadernación lujosa, por ejemplo.
Dentro del fondo antiguo impreso destacan
colecciones que fueron ingresando por compra o donación, como las de Usoz, Graíño,
Gómez Imaz, los ejemplares de obra impresa dentro de la colección más amplia de
Gayangos, Agustín Durán, La Barrera… Y las colecciones emblemáticas de la
Biblioteca Nacional, Cervantes y Teatro, de las mejores del mundo en cuanto a
literatura cervantina y teatro del Siglo de Oro.
Según la tipología de los materiales que
incluyen, destacan también la de Varios
Especiales, riquísima en relaciones de sucesos y
publicaciones menores, y la de Porcones (alegaciones en derecho), fuente de primer orden
para la investigación histórica.
Los cuadros pintados por Muñoz Degrain
reproducen, entre otros asuntos, los siguientes: Cervantes, ante el Rey de Argel; Dulcinea ideal; Dulcinea real;
Cervantes escribiendo la dedicatoria de su obra al Conde de Lemos; Don Quijote,
aderezando el yelmo de Mambrino; La primera salida de Don Quijote; Principio y
fin de la aventura del barco encantado; Don Quijote leyendo uno de sus libros
de caballería favoritos; La aventura de la jaula de los leones”; Don Quijote en
casa de los duques; Escena de los batanes; Pasando las noches de claro en claro
y los días de turbio en turbio; La pastora Marcela; Principio de la aventura de
los molinos; Honor al manco de Lepanto. Junto a estos cuadros figuran dos
pequeños de su discípula Flora Castillo: Maritornes y Pila de la iglesia de
Santa María la Mayor, de Alcalá, en que fue bautizado Cervantes.
http://www.bne.es/es/AreaPrensa/noticias2020/0302-centenario-sala-cervantes-de-la-bne.html
Exposiciones 2021
Emilia Pardo
Bazán. El reto de la modernidad
Emilia Pardo Bazán (1851-1921) fue una de las
grandes escritoras europeas de su generación. Esa dimensión es hoy reconocida
por todos los especialistas españoles y extranjeros. Sin embargo, todavía no
tiene una presencia pública acorde con ese creciente prestigio académico. Esta
exposición busca trasladar a los espectadores, de forma visualmente expresiva,
una obra y una vida que resultan cruciales para revisar y actualizar la
historia literaria e intelectual del último tercio del siglo XIX y primeras décadas
del XX. El primer objetivo, por lo tanto, es mostrar la modernidad de los retos
literarios, intelectuales, personales y políticos de Pardo Bazán, así como su
dimensión europea, transnacional.
Se abordará, en ese sentido, el carácter
multifacético de una trayectoria que declinó en femenino el término, netamente
moderno, de intelectual. Un término que desde el principio tuvo una fuerte
connotación masculina que es necesario ampliar y cuestionar. Novelista que,
junto a figuras como Benito Pérez Galdós o Leopoldo Alas, Clarín, desempeñó un papel decisivo en la
renovación de la ficción de su época y fue traducida en vida a una decena de
idiomas, incluido el japonés. Periodista cultural enormemente interesada por la
política, crítica e historiadora de la literatura, dramaturga; cuentista
prolífica y decididamente excepcional en la Europa de su época; empresaria
cultural con una revista y una editorial (Nuevo
Teatro Crítico y La Biblioteca de la Mujer,
1890) que fueron pioneras en la difusión en España de la literatura rusa
(Dostoievski, Tolstoi o Turguéniev) y de los debates franceses y británicos
sobre el feminismo, con la traducción y comentario de las obras de John Stuart
Mill y August Bebel.
Uno de los aspectos más originales de su
trayectoria intelectual y política fue, precisamente, la inserción del
feminismo en el debate cultural y político de la segunda mitad del siglo XIX,
utilizando abiertamente el término y contribuyendo a su respetabilidad, con una
repercusión pública muy intensa y eficaz. Un tipo de feminismo que destaca de
nuevo por su modernidad y su capacidad para enlazar con las preocupaciones y
los debates actuales.
La cuestión de la profesionalización del
escritor, así como de la celebridad femenina y sus paradojas, serán dos nudos
argumentales claves de la exposición Se harán visibles sus esfuerzos, de nuevo
plenamente modernos, de gestionar su profesión y su imagen como escritora
y mujer célebre.
De la misma forma, serán expuestas y
explicadas sus ambivalencias literarias, políticas y personales, evitando un
relato plano o meramente hagiográfico. Aparecerá como católica, carlista y
feminista radical, como gallega, como cosmopolita y como una constructora de
nación (española), especialmente lúcida respecto a las exigencias del
nacionalismo moderno en Europa. Desde todos estos puntos de vista queremos
mostrar como su obra y su vida –pero también su proyección pública como personaje- fueron capaces de dar cabida a todas las
manifestaciones de la modernidad de la España de la Restauración (1875-1923),
acogiendo opiniones y posibilidades de ser y de mirar el mundo, de actuar, que
desafiaban tanto a sus lectores como a ella misma.
En la exposición se mostrarán unas doscientas
(libros impresos, manuscritos, grabados, fotografías, etc) procedentes tanto de
la BNE como de otras instituciones españolas.
Comisaria: Isabel Burdiel
La belleza del
Cosmos: Astronomicum Caesareum
La Biblioteca Nacional de España expone una
de las grandes joyas que conserva entre sus fondos, el “Astronomicum Caesareum”.
Obra de Petrus Apianus, publicada en 1540 y dedicada al emperador Carlos V.
Está considerada una obra maestra de la imprenta y una verdadera obra de arte
por el cuidado de su impresión y el valor de sus ilustraciones, siendo el
trabajo astronómico más importante antes de la edición de la obra de Nicolás
Copérnico “De Revolutionibus orbium coelestium” (1543).
Está valorado como el libro impreso más
espectacular del siglo XVI.
Astronomicum Caesareum resume el conocimiento de Apiano sobre astronomía e
instrumentos astronómicos, revelándonos al mismo tiempo un compendio de las
ideas sobre astronomía a comienzos del siglo XVI.
Este magnífico libro, explica el uso del astrolabio y otros instrumentos
utilizados para calcular la posición de los planetas. Para ello el autor
recurrió al diseño de discos móviles de papel y coloreados a mano, que crean
impresionantes ilustraciones simulando verdaderos astrolabios, siendo el
aspecto más llamativo de la obra.
Con esta pequeña exposición, tan sencilla de
explicar y tan difícil de entender, vamos a conocer cómo ha evolucionado la
representación del Universo y las leyes que lo rigen, vamos a realizar un viaje
a las estrellas. Un viaje que nos permitirá profundizar en una época muy
interesante de la historia de la ciencia, mostrar muchos aspectos ocultos y así
descubrir cómo se fusionan la ciencia y el arte para crear uno de los libros
impresos más hermosos de la historia.
La exposición, pequeña en espacio pero grande
en contenido, está distribuida en dos áreas: en la antesala del Salón de
Lectura y a lo largo del vestíbulo y escalinata de la Biblioteca Nacional de
España.
La primera parte situada en la antesala del Salón de Lectura María Moliner está
estructurada en torno a la obra principal Astronomicum Caesareum,
de esta manera conoceremos el contexto en el que se desenvuelve la obra
principal dando a conocer otras obras de Apiano, que aunque menos
espectaculares estéticamente, reflejan el pensamiento y las aportaciones de un
gran astrónomo y el conocimiento que sobre el Cosmos se tenía en el siglo XVI.
Un momento histórico en el que se inicia la
llamada “Revolución científica” y que, a lo largo de dos siglos, originó
grandes cambios, entre otros, la modificación de la superficie terrestre y la
nueva visión del Universo contribuyendo directamente a la transformación del
pensamiento, dominado, hasta ese momento, por las leyes divinas. Se desafió a
Dios y a la Iglesia.
Presentar el Universo implica mencionar a
algunos de los grandes astrónomos de la historia, como Copérnico, Kepler,
Galileo o Newton, mostrar los libros que recogen sus ideas, que transformaron
la forma de entender el mundo estableciendo las bases de la ciencia moderna y
de nuestro progreso. Investigaciones que rompieron con las estructuras sólidas
que habían permanecido inalterables durante muchos siglos, como considerar la
Tierra el centro del Universo. Junto a ellos encontramos el nombre de una
astrónoma del siglo XVI, María Cunitz, ensalzada como la mujer más erudita en
astronomía desde Hipatia de Alejandría, y autora de un libro Urania
propitia que supuso la simplificación de las conocidas Tablas
rudolfinas de Kepler proporcionando nuevos datos, corrigiendo errores
y ofreciendo una solución más elegante al problema de Kepler sobre el
movimiento planetario.
El visitante se sentirá, una vez más, el
centro del Universo pero las obras que le rodean le harán volver a la realidad,
el hombre es un punto en el infinito nada más.
Las siguientes vitrinas muestran una serie de
obras en las que se enseña cómo ha evolucionado la representación de los
cuerpos celestes, pasando de ser Dioses con verdaderos poderes a ser pequeñas
luces brillantes en el cielo, las estrellas. Estrellas y planetas que,
provistos de una energía interior y una fuerza exterior, nos explican quien
manda en el Universo.
La segunda parte de la exposición discurre a
lo largo de un recorrido que se inicia en la entrada y escalinata interior de
la Biblioteca Nacional de España donde, a través de una serie de paneles, se
pueden contemplar algunos de los discos móviles incluidos en el libro de
Apiano, Astronomicum Caesareum. Espectaculares en forma y
contenido, una belleza visual, que se construye sobre el complejo mundo de las
matemáticas.
Comisaria: Carmen García Calatayud.
Delibes
©FUNDACION ALBERTO SCHOMMER. VEGAP Madrid
2020.
Miguel Delibes Setién, catedrático de Derecho
Mercantil, periodista, cazador, defensor a ultranza de la naturaleza y de la
explotación sostenible de los recursos naturales, académico de la Lengua,
escritor… Una de las voces más admiradas y originales de la literatura en
español de la segunda mitad del siglo XX; premio Nadal, premio Nacional de las
Letras, premio Príncipe de Asturias, premio Cervantes… Buena parte de sus obras
se han convertido en títulos inolvidables para varias generaciones de
lectores: Cinco horas con Mario, El camino, Las ratas, Los santos
inocentes, Señora de rojo sobre fondo gris, El hereje…
En 2020 se celebra el centenario de su
nacimiento, y la Biblioteca Nacional de España se suma, con esta exposición, a
los actos de homenaje que a lo largo de todo el año recordarán y reivindicarán
su figura y su obra.
Un recorrido biográfico que mostrará al
Delibes más reconocible, pero que también desvelará aspectos menos conocidos de
su vida: su infancia en Valladolid, su abuelo francés –descendiente de Léo
Delibes, el compositor-, responsable de aquella educación ‘a la francesa’ que
tanto le marcaría, sus estudios de Comercio, sus primeros trabajos como
caricaturista en El Norte de Castilla, su mujer, Ángeles y sus
hijos, y el Premio Nadal con el que en 1948 iniciaría su carrera de escritor.
La exposición se adentrará también en su
obra, mostrando su manera minuciosa de trabajar, siempre a mano, en cuartillas
de papel de periódico de las bobinas de El Norte de Castilla,
diario del que llegaría a ser director y desde donde luchó contra la censura
impuesta por el Régimen.
Se hablará también de Castilla, otro de sus
grandes temas –sus paisajes, sus gentes, la reivindicación del mundo rural-,
convertido territorio literario, casi legendario, de su obra; de su relación
con el cine y con el teatro, y de su compromiso con la defensa de los
oprimidos, los explotados, que lo convirtió en una figura admirada y respetada
y en un referente de honestidad, coherencia y ética.
La muestra reunirá más de doscientas obras
entre libros impresos, manuscritos, dibujos, lienzos, fotografías, etc
procedentes de la BNE, de la Fundación Miguel Delibes y de otras instituciones
españolas. Finalizada la exposición en la BNE, la muestra se podrá ver en la
ciudad de Valladolid.
Delibes, su vida y obra, cumple cien años
también, en la Biblioteca Nacional.
Comisario: Jesús Marchamalo.
©FUNDACION ALBERTO SCHOMMER. VEGAP Madrid
2020.
Miguel Delibes Setién, catedrático de Derecho
Mercantil, periodista, cazador, defensor a ultranza de la naturaleza y de la
explotación sostenible de los recursos naturales, académico de la Lengua,
escritor… Una de las voces más admiradas y originales de la literatura en
español de la segunda mitad del siglo XX; premio Nadal, premio Nacional de las
Letras, premio Príncipe de Asturias, premio Cervantes… Buena parte de sus obras
se han convertido en títulos inolvidables para varias generaciones de
lectores: Cinco horas con Mario, El camino, Las ratas, Los santos
inocentes, Señora de rojo sobre fondo gris, El hereje…
En 2020 se celebra el centenario de su
nacimiento, y la Biblioteca Nacional de España se suma, con esta exposición, a
los actos de homenaje que a lo largo de todo el año recordarán y reivindicarán
su figura y su obra.
Un recorrido biográfico que mostrará al
Delibes más reconocible, pero que también desvelará aspectos menos conocidos de
su vida: su infancia en Valladolid, su abuelo francés –descendiente de Léo
Delibes, el compositor-, responsable de aquella educación ‘a la francesa’ que
tanto le marcaría, sus estudios de Comercio, sus primeros trabajos como
caricaturista en El Norte de Castilla, su mujer, Ángeles y sus
hijos, y el Premio Nadal con el que en 1948 iniciaría su carrera de escritor.
La exposición se adentrará también en su
obra, mostrando su manera minuciosa de trabajar, siempre a mano, en cuartillas
de papel de periódico de las bobinas de El Norte de Castilla,
diario del que llegaría a ser director y desde donde luchó contra la censura
impuesta por el Régimen.
Se hablará también de Castilla, otro de sus
grandes temas –sus paisajes, sus gentes, la reivindicación del mundo rural-,
convertido territorio literario, casi legendario, de su obra; de su relación
con el cine y con el teatro, y de su compromiso con la defensa de los
oprimidos, los explotados, que lo convirtió en una figura admirada y respetada
y en un referente de honestidad, coherencia y ética.
La muestra reunirá más de doscientas obras
entre libros impresos, manuscritos, dibujos, lienzos, fotografías, etc
procedentes de la BNE, de la Fundación Miguel Delibes y de otras instituciones
españolas. Finalizada la exposición en la BNE, la muestra se podrá ver en la
ciudad de Valladolid.
Delibes, su vida y obra, cumple cien años
también, en la Biblioteca Nacional.
Comisario: Jesús Marchamalo.
Concepción Arenal (1820-1893)
El 31 de enero de 2020 se cumplían los 200
años del nacimiento de Concepción Arenal, en Ferrol. Se trata de la pensadora
más importante del siglo XIX y una figura clave de la cultura española en la
forja de una conciencia nacional liberal. Sin embargo, sus contornos tanto
biográficos (especialmente biográficos) como intelectuales quedaron rápidamente
difuminados, subrayándose únicamente su dedicación a la caridad y su valía en
la defensa de una reforma penitenciaria, cuando, en efecto, las cárceles españolas
no eran más que unos edificios sórdidos donde los presos se hacinaban de
cualquier modo y sin expectativas de reinserción social. Arenal será la primera
mujer, y una pionera en su época, que lucha por defender la necesidad de
reincorporarlos a la sociedad a fin de que dispongan de una segunda
oportunidad. Todo, cualquier forma de injusticia social, fue descrita,
denunciada, analizada por Arenal a través de La Voz de la Caridad,
una publicación única en su especialidad y una referencia europea. Pero lo relevante
es que detrás de la acción arenaliana latía un sólido pensamiento filosófico
que se ha ignorado casi por completo.
Por tanto, el objetivo primero de la
exposición es destacar la figura de esta gran desconocida para el público
español. Hacer próxima tanto la persona como sus aportaciones. Hacer ver a
Arenal como una mujer movida por una intensa pasión por conocer, por comprender
y por contribuir a la mejora de su mundo. Apasionada en sus afectos y
desafectos, era distante en las relaciones convencionales, pero cálida con los
suyos y compasiva con los más desfavorecidos.
Este acercamiento requiere introducir al
espectador en los ambientes en los que vivió CA y, en lo posible, en las
alegrías, las penas, los aprendizajes, logros y frustraciones, que supusieron
para ella. Habrá que servirse de los recursos visuales, de instalación y
audiovisuales que permitan hacer presentes su vida, sus vicisitudes, sus
valores y sus búsquedas. Se propone entender a la persona para comprender y
valorar sus importantes contribuciones al pensamiento y a la reforma de las
instituciones.
Un objetivo central es enlazar a Concepción
Arenal con su tiempo. Con la pugna constante entre liberales y absolutistas,
que marcaba el gobierno de la nación y dividía a familias, ciudades e instituciones.
Concepción hace suya la afinidad de su padre con la causa liberal y se apoyará
en las redes y recursos de personas ilustradas para, con su pensamiento y su
acción institucional, contribuir decisivamente a hacer avanzar esta
perspectiva. Pero su acción se detiene bruscamente, hundiéndola en la
desesperación, cuando soplan vientos absolutistas en el poder político e
institucional. Por más duros que fueran los golpes, nunca renunció a luchar por
su causa, produciendo revistas y fundaciones, publicando hasta su muerte sus
ideas transformadoras y sus críticas del statu quo.
En este sentido es importante destacar lo que
Concepción Arenal tiene en común con las mujeres de su tiempo (Gertrudis G. de
Avellaneda, Carolina Coronado, Cecilia Böhl de Faber…), que, como ella, se
vieron obligadas a ajustar sus expectativas al androcentrismo imperante. Fueron
mujeres entusiastas y luchadoras por el cambio personal y social que deseaban,
pero su lucha tuvo mucho de solitaria y finalmente se sintieron vencidas, sin
estarlo, por el espíritu conservador triunfante.
Se tratará de hacer comprensible el contexto
de las acciones sociales de Concepción Arenal, como visitadora de prisiones,
cronista de guerra, publicista, autora de importantes reflexiones, propuestas y
recomendaciones para la mejora de la educación, de las cáceles, de la
consideración y la vida de la mujer, de la esclavitud, etc.
La exposición se estructurará en ocho
espacios biográficos (Ferrol, Armaño, Madrid, Potes, Coruña, Madrid, Gijón,
Vigo) en los que vivió, pensó, escribió, amó y reparando en textos,
manuscritos, objetos e imágenes vinculados a su vida. Otros cuatro espacios
temáticos se articularán con éstos, o se mostrarán en paralelo (amores y
desamores; modelos y valores; ¿Quién soy yo? Retratos; Concepción Arenal
activista, sus causas). Paralelamente a este recorrido biográfico, se mostrarán
imágenes de la España de la época, que contextualizan las vivencias y
actividades de Arenal.
Comisarias: Anna Caballé y Cristina Peñamarín
Azaña: intelectual y estadista. A los 80 años de su fallecimiento en el
exilio
Manuel Azaña es una de las figuras más
relevantes de la historia contemporánea de España, tan admirada como
vilipendiada. Fue uno de los defensores de la causa aliada durante la Gran
Guerra. Tuvo un papel destacado en el Ateneo de Madrid, del que fue Secretario
y Presidente. Colaboró en diferentes periódicos, dirigió la revista España y
fundó La Pluma. Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1926
por un trabajo sobre Juan Valera y fue un notable traductor del inglés y del
francés.
En su dimensión política, Azaña es uno de los
principales promotores de la llegada de la República en abril de 1931. Los
grandes debates del periodo cuentan con su destacada, y a veces controvertida,
intervención: el Estatuto de Cataluña, la Reforma Agraria, la cuestión
religiosa o el voto de la mujer. No en vano, se identificó a la República con
Azaña y a Azaña con la República y se le culpó del desenlace de la Guerra
Civil, cuando no de su mismo comienzo.
La Exposición pretende proporcionar una
imagen completa de Manuel Azaña, en su triple dimensión: humana, intelectual y
política, subrayando, además de su labor como Ministro, Jefe del Gobierno y
Presidente de la República, su condición de intelectual de prestigio, así como
las duras condiciones de su exilio, que concluyó con su fallecimiento en la
ciudad francesa de Montauban, donde su recuerdo sigue presente ochenta años
después.
Siguiendo una secuencia cronológica que
permite entender su trayectoria en diferentes periodos: su infancia y juventud
en Alcalá, su posterior desarrollo en Madrid, la exposición se adentra en tres
etapas cruciales de la historia de España: la Segunda República, la Guerra
Civil y el Exilio. En la muestra se exhibirán unas doscientas obras procedentes
tanto de la BNE como de otras instituciones españolas y extranjeras. Para esta
conmemoración se han rescatado fotografías y vídeos, muy poco conocidos, que
permiten acercarse no sólo a la figura y a la obra de Azaña, sino también a la
memoria de su tiempo.
Comisaria : Ángeles Egido León
Comisario Adjunto: Jesús Cañete Ochoa
La luz de la Edad Media en la literatura catalana
Lo Cristià
Del 10 de febrero de 2021 al 22 de mayo de
2021
Esta exposición pone al alcance del público
un conjunto de manuscritos iluminados conservados en la Biblioteca Nacional de
España, cuya base textual es la lengua catalana. El núcleo central de la
muestra se articula en torno a la prolija producción literaria del franciscano
Francesc Eiximenis, nacido en Girona hacia 1327. Eiximenis, formado en centros
universitarios de la categoría de París y Oxford, recibió el título de maestro
de Teología en la Universidad de Toulouse, a instancias de Pedro IV el Ceremonioso.
Las excelentes relaciones que cultivó con la realeza de la Corona de Aragón y
con la curia pontificia instalada en Aviñón, se mantuvieron a lo largo de su
vida. Al final de sus días, Benedicto XIII (Pedro Martínez de Luna) lo nombró
patriarca de Jerusalén y obispo de Elna. Francesc Eiximenis falleció en
Perpiñán hacia el mes de abril de 1409, aunque buena parte de su existencia
transcurrió en Valencia, ciudad donde residía desde 1383.
En paralelo a esta activa vida política y
religiosa Eiximenis fue un notable moralista y teólogo de tradición
escolástica. Su copiosa obra literaria resulta sugerente para el lector actual
ya que plasma de manera viva y directa la sociedad de su tiempo. Para Eiximenis
la captación del detalle pintoresco que servía para aleccionar y distraer al
lector laico, queda por encima del sentido enciclopédico de la narración,
interpolada con abundantes exempla. Esta singularidad, junto a la profusa
iluminación de sus textos, desconocida en otras lecturas medievales de la
Península Ibérica, facilitó la amplia difusión de la obra de Eiximenis. Obras
de autores castellanos de la envergadura del marqués de Santillana o el
Corbacho de Alfonso Martínez de Toledo fueron refractarias a cualquier tipo de
ilustración. Esta afirmación también se hace extensiva a la Corona de Aragón,
territorio donde los escritos de Bernat Metge o de sor Isabel de Villena,
influyentes en otros ámbitos de la cultura, tampoco se iluminaron.
Entre su producción literaria destaca Lo Cristià, magna enciclopedia que incluía la redacción
de trece volúmenes de los que solo concluyó el Primer, el Segon, el Tercer y el Dotzè o Regimiento de Príncipes. Sin lugar a dudas, una
de las aportaciones iconográficas más relevantes de este período emerge en el
frontispicio del Terç del
Cristià (Madrid, BNE, mss/1792), promovido por
Ramon Çavall, patricio barcelonés que formó parte del gobierno municipal bajo
los reinados de Juan I y de Martín el Humano.
Otras obras surgidas de la pluma de Eiximenis
exhibidas en esta exposición son el Llibre
dels àngels (Libro de los ángeles) (mss/4030),
el Llibre de les dones (Libro de las mujeres) (mss/1984) y Scala Dei o Tratado de Contemplación (mss/92). El
Llibre de les dones fue dedicado a Sancha Jiménez de Arenós, condesa de Prades.
Este tratado integrado por una serie de recomendaciones dirigidas hacia las
damas de la época, refleja la postura ambivalente del autor hacia el género
femenino: por una parte amonesta con acritud determinadas conductas y, por
otra, adopta una postura paternalista admitiendo que los pecados de las mujeres
son de menor importancia con respecto a los masculinos, debido a la ignorancia,
mutabilidad y poco juicio de las féminas. De acuerdo con esta línea de
pensamiento, puntualiza que las mujeres darán consuelo y compañía a los hombres
en el Paraíso, pese a su fragilidad de conciencia. La obra Scala Dei o Tratado
de Contemplación, redactado con motivo del acceso al trono de la reina María de
Luna, es un reflejo de la sensibilidad religiosa imperante en la corte del rey
Martín I de Aragón, decantada hacia un tipo de literatura teológica compleja
que fue concebida por religiosos dotados de notables cualidades intelectuales.
Alrededor de este eje vertebrador se agrupan
un conjunto de códices de lujo que son un claro testimonio de las inquietudes
religiosas de la época. Uno de estos ejemplos es la versión catalana de
la Somme le Roi del padre dominico Lorens d’Orleans, redactada en
1279 para el rey Felipe el Atrevido de Francia (mss/6291). Este tratado de
“Vicios y virtudes”, escrito con un estilo agradable y ameno facilitó que se
convirtiera en una de las lecturas religiosas más divulgadas durante los siglos
medievales. Desde el punto de vista artístico destaca el Breviari d’Amor (RES/203),
inmenso poema en occitano compuesto a fines del siglo XIII por Matfré
Ermengaud, religioso de Béziers que había sido jurista y poeta trovador.
Planteada para lectores poco versados en conocimientos teológicos, esta
composición didáctica y moral alude a las diversas naturalezas del amor definidas
por San Juan en su primera epístola (1Jn 4,16). El códice expuesto (RES/203)
fue copiado en Lleida durante el segundo cuarto del siglo XIV y es la primera
versión en prosa al catalán. La elevada calidad de sus imágenes y el amplio
programa iconográfico desarrollado a lo largo de sus folios, lo convierten en
el códice más importante del denominado gótico lineal avanzado en Cataluña.
Este breve apartado concluye con el Memorial
de la fe cristiana (mss/1796) redactado hacia 1440 por el
caballero y seglar Francesc de Pertusa. Se trata de una obra teológica de
difícil lectura, que se compone por tres tratados que desarrollan un conjunto
de ejemplificaciones de los dogmas de la fe cristiana. Además de gozar de
cierta difusión, el Memorial
de la fe cristiana fue citado por el poeta y médico de la
reina María de Castilla Jaume Roig en su Spill o Llibre de les dones.
La lengua catalana fue utilizada en textos de
base jurídica como Rúbrica de privilegis (Rúbrica de privilegios) (mss/11519) y
las Ordinacions de cort (Ordenanzas de corte) (mss/5986). La Rúbrica de privilegis (mss/11519),
de principios del siglo XV, recopila los privilegios y otros documentos de la
ciudad de Barcelona. Hacia el final del manuscrito (fol. 153v) aparece copiada
la fórmula correspondiente al juramento efectuado por los nuevos consejeros del
gobierno municipal el día de San Andrés. A través de dicho documento se
comprometían a preservar el bien común de la ciudad. En este orden de cosas
cabe señalar que Ramon Çavall, protagonista del Terç del Cristià(mss/1792), fue
consejero en jefe del gobierno municipal barcelonés entre los años 1405 y 1408.
Los dos códices de Publio Valerio Máximo
referentes a la obra Facta et
dicta memorabilia (mss/7540 y mss/8834) son un reflejo
del interés que existió en la Corona de Aragón por determinados autores
clásicos que pusieron de manifiesto una serie de valores morales acordes con
los ideales de la iglesia cristiana. La traducción al catalán del texto de
Valerio Máximo fue elaborada por el dominico Antoni Canals en 1395 a petición
de Jaime de Aragón, obispo de Valencia. La traslación enaltece los valores y
virtudes del pueblo romano y tiene entre sus objetivos exhortar a aquellos que
se alejaban de la iglesia cristiana a recuperar sus ideales. Esta obra fue una de
las más difundidas durante los siglos medievales y su presencia se advierte en
bibliotecas e inventarios, potenciada a través de dos centros de irradiación
cultural. Uno de ellos fue Aviñón, sede de la curia papal, y el otro la isla de
Sicilia, territorio donde, entre los maestros retórica y secretarios de la
cancillería, floreció un notable gusto por la historia y los opúsculos morales
con la finalidad de aplicar las aportaciones de esta literatura didáctica en la
praxis del gobierno público. Para finalizar, solo resta subrayar la presencia
de L’art de cavaleria de Sexto Julio Frontino (mss/6293), el único
ejemplo conservado de la versión catalana de este autor romano que teorizó
sobre la ciencia militar. La traslación de los Strategemata fue realizada por Jaume Domènech en
1369, a petición del rey Pedro IV el Ceremonioso.
En definitiva, esta exposición pretende poner
de relieve la existencia de un conjunto de manuscritos iluminados que tienen
como denominador común el uso de la lengua catalana o, como en el caso del
ejemplar latino de Valerio Máximo (mss/7540), haber servido de base para
elaborar la versión catalana de 1395. La belleza que emana de las imágenes que
habitan en sus folios se erige en un elemento visual imprescindible para
apreciar la suntuosidad de estos códices, objetos preciados por sus antiguos
posesores que despiertan la admiración del espectador actual.
Comisaria: Josefina Planas
Luces del norte: manuscritos iluminados de la Biblioteca Nacional de
España
Del 29 de abril de 2021 al 8 de agosto de
2021
La exposición presentará una de las colecciones más desconocidas de la BNE: su
rico fondo de manuscritos iluminados del norte de Europa, fundamentalmente
franceses pero también con interesantes ejemplos procedentes de los Países Bajos
e Inglaterra. El conjunto asciende a unos 160 manuscritos de los que algo más
de sesenta se mostrarán en la exposición.
Las obras expuestas presentan un doble interés: por un lado como importantes
obras de arte, en las que colaboraron algunos de los más destacados artistas y
talleres nórdicos de la Edad Media y el Renacimiento, como el Maestro de María
de Borgoña, Simon Marmion (c. 1425-1489) y Jean Poyer (1445-1503), y por
otro lado como insustituibles testimonios para reconstruir la vida cotidiana y
las creencias de la sociedad europea desde los tiempos de Carlomagno hasta el
imperio de Carlos V.
El discurso de la exposición se articula en torno a un recorrido cronológico,
que permite entender la evolución del arte de la miniatura a través de un largo
periodo de setecientos años. Arranca con un manuscrito excepcional: el
llamado Códice de Metz, (Mss/3307) encargado por el hijo de
Carlomagno, el obispo Drogo de Metz (801-855), que constituye uno de los
códices carolingios más importantes de tema astrológico que se conserva. A
continuación un importante conjunto de biblias del siglo XIII permite apreciar
la calidad de la miniatura francesa en la época de san Luis. El discurso
cronológico se enriquece en las siguientes secciones para desarrollar otros
aspectos. En el apartado Francia en la Baja Edad Media se
muestra una aproximación a los principales temas que aparecen en la ilustración
de los manuscritos: derecho, religión, historia, literatura, ciencia. También
la sección dedicada a libros de horas se propone un acercamiento a los
principales aspectos, a veces antitéticos, que hacen de estos libros una
ventana privilegiada a la mentalidad bajomedieval. Entre ellos se encuentran
algunos de los manuscritos iluminados más famosos de la BNE, como el Libro
de horas de Carlos VIII, rey de Francia (Vitr/24/1) o el Libro
de horas Voustre Demeure (Vitr/25/5).
Comisario: Javier Docampo Capilla
Comisario técnico: Samuel Gras
KÂULAK, fotógrafo, pintor, escritor y político
https://cdn.mcu.es/actividades-culturales-y-educativas/nuestro-teatro/maria-guerrero/
María Guerrero (en Isabel de Castilla) Sign.
K/7/19
Antonio Cánovas del Castillo Vallejo (Madrid,
1862-1933) fue un intelectual polifacético que desarrolló una intensa actividad
en varias facetas, caracterizada por la dinamización de la cultura, y sobre todo
de la Fotografía, su vocación. Fue además pintor, crítico de arte, escritor,
empresario y político. Su trayectoria y experiencia como fotógrafo tiene dos
partes divididas por la creación de la galería Kâulak: la primera amateur,
entre los años 1890 y 1904, y la segunda como profesional (Dalton Kâulak) desde
éste último año hasta su fallecimiento en 1933.
Estudió Derecho en la Universidad de Madrid y
recibió clases de pintura del paisajista Carlos de Haes, uno de los más activos
maestros de la Cátedra de Paisaje en la Escuela Superior de la Academia de
Bellas Artes de San Fernando desde 1857. Antes de dedicarse a la fotografía,
fue funcionario del Estado (plaza que obtuvo en 1884), crítico de arte,
periodista, escritor, compositor y político (Diputado a Cortes por Cieza,
1891-1895, y Gobernador Civil de Málaga, 1895-1897).
Una de sus primeras pasiones fue la crítica
de arte. Entre 1892 y 1903 publicó un centenar de artículos en los
diarios La Época y La Correspondencia de España, en su mayoría relacionados con la pintura y con las
exposiciones nacionales. Firmó sus óleos y algunas de las obras literarias con
el seudónimo “Vascano”, formado con las tres sílabas de su apellido.
Su interés por la literatura se debió a la
influencia de su tío abuelo, Serafín Estébanez Calderón, y a los 18 años
escribió Un milagro en Venecia, novela corta incluida posteriormente en el libro Mocedades (1891). Otros de sus títulos
fueron Javier Malo (1884), El Mosén (1887), La
condesa está durmiendo (1895) y
la tardía ¡Pobres niños ricos! (1918). Publicó además Ensayo biográfico del célebre navegante Juan de la Cosa (1892) y varias obras sobre arte, entre ellas Apuntes para un Diccionario de pintores malagueños del siglo XIX (1908) y Rosales (1927), breve biografía del pintor.
En lo que se refiere a la música, faceta poco
conocida, fue autor de una decena de piezas (rigodones, valses, pasodobles y
polcas), la mayoría fechadas a finales del siglo XIX. Es destacable por su
relación con la fotografía la obra “Kâulak, vals brillante para bailar” (1908),
que compuso para obsequiar a los clientes de la galería fotográfica y cuya
partitura fue ilustrada por el pintor malagueño Adolfo Lozano Sidro.
La actividad fotográfica de Cánovas fue
extraordinaria. En la etapa amateur (1890-1904), enmarcada en la corriente
pictorialista, destacó por su originalidad y su capacidad creativa. Fue uno de
los fundadores de la Sociedad Fotográfica de Madrid, creó la revista La Fotografía en 1901, que dirigió hasta 1913 y en la
que publicó más de trescientos artículos, y participó en numerosos concursos
nacionales e internacionales en los que obtuvo una veintena de galardones de
gran relevancia. En ese periodo generó y editó gran variedad de tarjetas
postales (paisajes, monumentos, tipos, costumbres, artistas, composiciones
literarias, etc.), algunas de cuyas series se comercializaron por millones,
sobresaliendo la titulada ¡Quien
supiera escribir!, basada en la Dolora del mismo título de
Ramón de Campoamor.
En un segundo periodo, ya profesional y
acotado entre 1904 y 1933, año de su fallecimiento, puso en marcha la que sería
una de las más prestigiosas galerías fotográficas de Madrid (y de España),
donde retrató a la familia real, la aristocracia, la burguesía, y también a
intelectuales, artistas y políticos. Por la calidad de sus trabajos, fue
apodado popularmente “El retratista de las damas”. El estudio fue prototipo y
modelo, y Cánovas se ocupó de que contara con todos los elementos necesarios,
tanto técnicos (cámaras, objetivos, iluminación) como decorativos (fondos,
forillos, mobiliario), tomando como referencia las galerías europeas. En 1912
publicó La fotografía moderna, manual en el que explicó los conocimientos básicos para
el fotógrafo.
Desde comienzos del siglo XX su obra ilustró
las más importantes revistas ilustradas, entre ellas La Ilustración Española y Americana, Blanco y Negro, Mundo
Gráfico, Nuevo
Mundo, El
Teatro o La Esfera, y participó en la creación de Mundial en el año 1921. En 1918 colaboró en la
fundación de la sociedad nacional de empresarios Unión Fotográfica, para la que
dirigió la revista del mismo título, y en 1921 escribió El retoque fotográfico,
obra especializada donde expuso las características y valores del retoque, y
que presentó como “Las intervenciones que un operador realiza para modificar,
en cualquier sentido, la imagen escueta que automáticamente rinde el cliché”.
En la exposición se exhiben más de 160 obras
(fotografías, libros impresos, grabados, instrumentos de fotografía, óleos,
etc.) pertenecientes a la BNE y a otras instituciones y coleccionistas
españoles.
El interés de Kâulak por la conservación de
los originales fotográficos de su archivo, y por la creación de una iconografía
con los retratos de personajes de su época (valgan como ejemplo la excepcional
“Galería de Hombres Ilustres” que montó en el estudio, los libros de clientes,
el Álbum de Oro, o su aportación a la Junta de Iconografía Nacional), junto al
trabajo desarrollado durante años por los profesionales de la Biblioteca
Nacional de España para su preservación, tratamiento y difusión, hacen hoy
posible esta imprescindible muestra.
Comisario: Juan Miguel Sánchez Vigil
http://www.bne.es/es/Actividades/
Museo/Colección:
Museo Dirección: Paseo de Recoletos ,
20-22. 28071 Madrid (Madrid), Comunidad de Madrid
Director/a: Mercedes Pasalodos Salgado
Teléfono: 91 5807759 / 91 5168967
Fax:91 5168928
Correo
electrónico: museo@bne.es
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