domingo, 19 de marzo de 2023

 

El corral de comedias: un vistazo al plató del Siglo de Oro


Los corrales de comedias, esos lugares tan arraigados en nuestra memoria gracias a las obras de Calderón de la Barca, Tirso de Molina o Lope de Vega, son uno de los grandes referentes del Siglo de Oro. Quizá no todo el mundo sepa cómo y cuándo en aquellos teatros tan particulares se comenzó a hacer las delicias del respetable: surgieron, en el siglo XVI, gracias a las cofradías, como no podía ser de otro modo en aquella España tan anclada a la religión y en la que la Inquisición campaba a sus anchas. Por ello no quedó más remedio que conciliar las representaciones de comedias con los requerimientos morales de la Iglesia. No debe olvidarse que el momento de esplendor de los corrales de comedias coincide con el cenit del Barroco, una cultura de crisis política y económica que nació para afianzar los poderes tradicionales, es decir, Monarquía e Iglesia.


Corral de Comedias de Doña Elvira

http://sevillamiatours.com/corral-comedias-dona-elvira/

Las primeras representaciones se llevaron a cabo en iglesias, universidades, u hospitales. Pero pronto se hizo evidente la necesidad de un lugar estable donde llevarlas a cabo. Y fue Felipe II quien concedió el privilegio en la década de los 60 para la construcción de lugares apropiados para dichas representaciones.

Si las cofradías de la Pasión y la Soledad fueron las primeras en gozar del privilegio, unos años después -a principios del XVII-, ya había 5 corrales distintos en la villa. La cercanía entre los mismos dio lugar a un auténtico barrio de comedias. El epicentro del mismo se situó en la calle del Príncipe, donde se situaron tres corrales: el de Burguillos, el del Príncipe (que acabaría convirtiéndose en el Teatro Español), y el de la famosa Pacheca.


Corral de comedias: dibujo de Ramón Rodríguez con la visión frontal del escenario del corral de comedias

A pesar de que no se conocen planos ni dibujos de la época de construcción de los primeros corrales, sí tenemos una idea muy fidedigna de algunas de sus generalidades, su estructura, sus partes, y su relación entre ellas:

·         Los corrales solían construirse en un lugar céntrico y de fácil acceso. La madera predominaba en todos sus espacios. Arquitectónicamente, eran un punto intermedio entre el teatro clásico descubierto y el coliseo cubierto posterior (Barroco e Ilustración).

·         En 1561, cuando Madrid fue elegida como residencia real, los corrales no eran más que espacios libres entre casas; posiblemente se adaptaron a espacios preexistentes, construyendo, quizá de forma gradual. En este sentido, la funcionalidad debía prevalecer sobre la imagen arquitectónica.

·         La mayor parte de los corrales debieron construirse en solares más bien alargados y estrechos, cuadrilongos, aunque después, gracias a la adquisición de viviendas limítrofes, se modificaron.

·         Los tablados centraban la atención del espectador (predominio de la madera en ellos); las otras partes se levantaron siempre en función suya, con la idea de alcanzar la mejor visión y audición. Solía levantar 1,5 m. sobre el suelo y se ubicaba en el espacio opuesto a la entrada. No debía medir menos de 5 metros de largo por 4 de fondo. Tras él, se encontraba el llamado balcón de las apariencias y los vestuarios de actrices (los de los actores estaban bajo el tablado). Todo el tablado estaba cubierto por tejadillo o, en su defecto, lona.


·         Delante del tablado había bancos “de media luneta”, si bien el espacio sería después ocupado por la orquesta (posteriormente se impuso un foso entre el escenario y las lunetas). Tras este espacio, de pie, los “mosqueteros”, en la platea.

·         Frente al tablado el zaguán, desde el que se accedía al patio o a los aposentos superiores como la cazuela. En algunos teatros hubo entradas diferentes según la clase social y el sexo.

·         El patio era el auditorio; estaba empedrado y su planta era alargada, en los dos lados mayores se situaban las gradas elevadas, de madera, a cubierto.

·         Los aposentos, situados a los lados mayores del patio, eran la parte más noble, ocupados por la gente más destacada socialmente. Sobre ellos se encontraban los desvanes. Había también aposentos para autoridades en el zaguán (sobre la cazuela), sitio privilegiado que a veces ocupó el rey.


·         Sobre el zaguán la cazuela, para mujeres no pertenecientes a la clase alta, y la tertulia, cerrada por celosía, de manera que preservaba la privacidad de aquellos espectadores que la ocupaban. En la parte más alta se situaba la segunda cazuela que era ocupada por la servidumbre.

El corral, diferenciado sexual y socialmente, fue un buen reflejo de aquella España del Siglo de Oro.

Amadeo Barceló

Para saber más: A. Urquízar Herrera, A. Cámara Muñoz, J. E. García Melero, Arte y Poder en la Edad Moderna, Centro de Estudios Ramón Areces, 2010.


El corral de comedias

En su origen, siglos XVI y XVII, Las representaciones se hacían de día. La sala carecía de techo y sólo tenia un toldo que protegía del sol. El escenario disponía de cortinas en su fondo que ocultaban los vestuarios. La ausencia de telón condicionó la representación: había que recurrir a otros procedimientos para avisar a la audiencia de que comenzaba la representación: ruido inicial, música...

Hasta el siglo XVIII, no empezaron a construirse edificios específicamente pensados para las representaciones escénicas. Los teatros "a la italiana", los que tienen palcos y un gran espacio para la escena, separado del patio de butacas por un foso, fueron los más frecuentes. En Zaragoza, por ejemplo, el Teatro Principal es de estilo italiano.

Partes de un corral de comedias


Corral de comedias

  • El Zaguán. Acceso desde la calle al recinto; durante las obras de restauración de los años 50 apareció allí una baraja fechada en 1725, hoy conservada en el Mueso Nacional del Teatro.
  • La Alojería. Soportal frente al escenario donde se vendía, además de fruta y frutos secos, la aloja, bebida elaborada con agua, miel y especias.
  • El Patio central del edificio, que por tener los precios más baratos ocupaban de pie los hombres de clase social más baja. Si pagaban algo más, podían sentarse en gradas bajo los soportales.
  • La Cazuela y la Tertulia o Desván. El primer corredor frente al escenario, ocupado por mujeres, que accedían a él por una entrada diferente a la de los hombres, por no permitirse en el recinto la relación entre ambos sexos. La Tertulia o Desván es el corredor sobre la Cazuela.
  • Los Aposentos o Galerías. Corredores a modo de palcos en altura, a derecha e izquierda y de mayor precio que el resto de las localidades, reservados a familias de mayor poder adquisitivo, caso de los “principales de la ciudad” (regidores y alcaldes del concejo). Allí sí podían mezclarse hombres y mujeres. Haciendo gala de su posición social, lugar privilegiado para ver y ser vistos.
  • El Tablado. Escenario, bajo el que se encontraba la bodega que hacía las veces de camerino de actores y daba entrada a escena a los personajes del inframundo a través del escotillón, trampilla situada en el tablado. Los camerinos de las actrices se ubicaban tras la fachada del teatro, que servía de escenografía para la representación.

Posibilidades escénicas y función del teatro áureo español

Las posibilidades escénicas del corral de comedias español son limitadas, pues no contaba con una gran tramoya teatral y el escenario era más bien de reducidas dimensiones. Las representaciones eran humildes y las compañías, pequeñas en número y en recursos.

En cuanto a la función del teatro, servía para afirmar los valores tradicionales de la monarquía católica española. Normalmente, el rey suele aparecer al final de las obras de Lope y Calderón y sus respectivas escuelas y garantizaba la justicia, impartiéndola de manera indiscutible, en su propio nombre y en el de Dios. El rey es un garante que restablece el orden social y perdona la vida al villano -es decir, el plebeyo de origen humilde-, al tiempo que castiga al noble que abusa de su poder. Este esquema es el que aparece, por ejemplo, en El mejor alcalde, el reyFuenteovejunaPeribáñez y el comendador de Ocaña, de Lope de Vega.

Como gran espectáculo de masas que fue, el teatro áureo intentaba sobre todo divertir al público y también reafirmar la moral tradicional española. En ese sentido, no es un teatro ni mucho menos subversivo, sino de afirmación del régimen imperante. Es por eso por lo que las figuras del rey y los nobles están tratadas con respeto y por lo que hay un personaje característico que hace reír al público: el gracioso o donaire, un personaje de la clase baja, un siervo vivo, inteligente y burlón.

Por otro lado, en las comedias del teatro español del Siglo de Oro se procura siempre un final feliz que agrade al público. Es por eso por lo que el desenlace suelen ser las dobles bodas del galán con la dama y del criado con la criada. El matrimonio solo se concibe dentro de cada clase social. Es decir, es impensable una unión que atente contra el principio de división de clases, pues sería una posición considerada subversiva y, por tanto, eliminada por el poder.

En definitiva, el teatro nacional del siglo XVII es un espectáculo de masas que busca entretener y, al tiempo, sirve de correa de transmisión de los principios fundamentales de la organización social de España en la Edad de Oro. Esto es lo que da al conjunto no solo un gran valor literario, sino también un enorme interés histórico, social, económico y político.

 

http://www.bajoaragonesa.org/elagitador/el-corral-de-comedias-un-pequeno-vistazo-al-escenario-del-siglo-de-oro/

https://avempace.com/wiki/index.php/El_corral_de_comedias._Posibilidades_esc%C3%A9nicas_y_funci%C3%B3n_social_del_teatro_%C3%A1ureo_espa%C3%B1ol













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