CAMPANAS. LA VINÍCOLA NAVARRA
Fundada en 1858 por los hermanos labortanos Mihura,
la Sociedad Mercantil Vinícola de Campanas fue la primera gran sociedad
productora y comercializadora de vinos y licores de Navarra. Con una
trayectoria histórica de casi ciento sesenta años y tras varios cambios en su
titularidad, es una de las empresas en activo más antiguas de nuestra
comunidad.
La Vinícola a principios del
siglo XX. En primer término la destilería, detrás la bodega Foto cedida.
A finales del siglo XVIII Navarra era uno de
los mayores productores de vino y aguardientes de la península con una tasa
cercana al 12% de la producción total. En ese tiempo la producción vinícola era
fundamentalmente artesanal, con una estructura comercial muy tradicional y la
venta de los caldos se hacía de forma minorista por los propios cosecheros en tabernas
improvisadas o a través de servicios municipalizados. Era habitual en la época
que ayuntamientos o concejos, adjudicaran a un determinado productor el
suministro anual de vino a las tabernas públicas. Solamente algunos
establecimientos eclesiásticos como los monasterios Iratxe, o La Oliva contaban
con bodegas de cierta entidad. A lo largo del siglo XIX algunos de estos
cosecheros fueron incrementando su producción hasta constituirse en pequeñas
empresas familiares como es el caso de los Ochoa, Chivite o Castilla. Esta
estructura minorista se mantuvo, en gran medida, hasta la aparición en la
segunda mitad de siglo de la primera gran sociedad productora y
comercializadora de vinos en Navarra, la Sociedad Mercantil Vinícola de la que
contaremos algunos retazos de su historia.
Alambique,
hoy de adorno
La historia del desarrollo de la
vitivinicultura en Navarra en aquellos años, como en otros lugares, tiene mucho
que ver con las grandes enfermedades o plagas que afectaron a las vides. En
1852 llegó a Navarra la terrible epidemia de Oidium que, importada de América y
con punto de partida en Londres unos años atrás, había arrasado las cosechas de
toda Francia y de las zonas costeras de la península, cálidas y húmedas. Las
zonas del interior, más frías y secas, como es el caso de la zona media de
Navarra y toda la ribera del alto Ebro sufrieron dicha epidemia con menor
intensidad. Además, el hongo no afectaba tanto a la uva garnacha, variedad que
rápidamente se impuso en la zona. Las consecuencias inmediatas fueron la
escasez de uva en las zonas más afectadas con el consiguiente aumento del
precio del vino tanto en origen como al consumo. Cosecheros de allende los
pirineos que habían perdido sus cosechas para los prestigiosos vinos tintos
bordeleses se dedicaron a recorrer Navarra y Rioja comprando mostos que luego
podían envejecer en sus bodegas con resultados parecidos a los propios. De esta
forma, la exportación de vinos hacia Aquitania y otras zonas europeas se
incrementó en gran medida.
En este contexto los hermanos labortanos
Federico y Julio Mihura, bodegueros comisionistas, llegaron a Navarra en donde
pronto se dieron cuenta que el verdadero negocio iba estar en la producción en
origen para después comercializarlo. Con este objeto fundaron en 1858 junto con
otros dos paisanos, José Bourrousse y Pedro Frinquet, la sociedad La
Beneficiadora de Vinos. El lugar para instalar una bodega, la venta
de Las Campanas, fue bien elegido, en las cercanías de los grandes cultivos de
Valdizarbe y sobre todo junto a la línea de ferrocarril Castejón-Iruñea-Altsasu
que ya entonces estaba en fase de construcción. En 1864 la compañía Julio
Mihura, Hermano y Cía compró la citada venta a su último propietario Antonio
Cadena por un precio de 84.000 reales de vellón que pagó en efectivo en monedas
de oro aunque, es sabido que en la operación financiera tuvo participación
también el recién creado Crédito Navarro en Pamplona. La venta estaba situada
en el lugar de Arrizabalaga, término de Muruarte de Reta (nombre degenerado del
primitivo Muru Artederreta como
demuestran los estudios de toponimia del prestigioso autor Jimeno Jurío). Junto
con una pequeña ermita formaba parte desde siglos atrás del pequeño núcleo de
apoyo a los peregrinos jacobeos, propiedad de la cofradía San Nicolás de Bari.
Dicen que el continuo sonar de las campanas de dicha capilla había dado su
nombre a la venta. En situación de ruina, pocos años antes había sido
desamortizada a la orden religiosa y comprada después en subasta por Francisco
Ballarín y Antonio Cadena.
En sus casi cuatro mil metros cuadrados la
finca, además de la propia venta tenía una gran bodega con su tejavana,
cuadras, pocilgas, taller de tonelería, y almacenes para aguardiente, paja y
granero. De la ermita apenas quedaban algunos muros. En pocos años el negocio,
cuyo objeto era el perfeccionamiento y venta de vinos, la
elaboración de alcoholes y cualesquiera otras operaciones análogas que ofrezcan
lucro… iba viento en popa con Julio, ya en
solitario como verdadero motor. La necesaria ampliación de capital se encontró
en la naciente burguesía pamplonesa, deseosa de invertir en cualquier negocio y
con la que Mihura tenía muchos contactos ya que participaba activamente en la
vida social de la capital. De esta forma el 26 de agosto de 1880 se escrituró
la nueva Sociedad Mercantil Vinícola Navarra a la que conocidos propietarios,
como Norberto Goizueta que asumió la presidencia, Pedro José Arraiza o el
prestigioso abogado Estanislao de Aranzadi, entre otros, aportaron su dinero.
Sin embargo, Julio
Salvador Mihura y Deyheralde el principal promotor, quedó como propietario de
casi el 90% de las acciones asumiendo, además, la gerencia de la sociedad.
Nacido en Behobia en 1824, era de religión judía y adoptó como logotipo de la
empresa la estrella de David con las iniciales S.M.V.N. como así se observa en
los membretes de sus facturas, grabada en algunos botellines de licor o como
decoración de la hermosa chimenea de ladrillo de sus instalaciones destiladoras
de alcoholes que aún se puede observar. Un pequeño problema de forma en la
redacción de la escritura, al poner una coma tras la palabra sociedad, hizo que
la misma durante muchos años fuera conocida como “La Mercantil” en lugar de
“Vinícola Navarra” como así se pretendía.
La bodega contó
desde el principio con envases de madera grandes y pequeños, para el
almacenamiento o envejecimiento de los vinos, foudres de hasta 22 hectolitros,
cubas, bocoyes, barricas bordelesas o pipas. Una vía auxiliar del cercano
ferrocarril acercaba los vagones cisterna hasta un muelle junto a la misma
bodega con la consiguiente facilidad para el posterior transporte de los vinos
hacia el comercio. Los primeros diez años fueron de gran prosperidad con importante
exportación hacia Aquitania, que apenas recuperada de la plaga del oidio había
comenzado a perder casi todas sus viñas afectadas por la, aún más terrible,
enfermedad de la filoxera. En cada uno de aquellos primeros ejercicios se
repartían beneficios entre los accionistas y algún año al llegar la vendimia en
otoño, la bodega estaba vacía pues se había dado salida a todo el producto de
años anteriores.
Con la última
década del siglo llegaron los problemas. En primer lugar el alma mater de la
empresa Julio Mihura, empezaba a chocar con el resto de los accionarios que
preferían repartir dividendos a seguir invirtiendo con las ganancias como
deseaba él. Aduciendo cansancio y problemas de salud terminó vendiendo todas
sus acciones y renunciando a su cargo en 1887. Retirado a su localidad de
nacimiento finalmente murió en Paris en 1903. Aunque le sucedió un hombre que
ya había trabajado con él en la gerencia de la empresa, Saturnino Ocón, el
cambio en la gestión se hizo notar. Ya controlado el oidio y la segunda gran
enfermedad el mildew con la fórmula a
base de sulfato de cobre que la propia empresa vendía a los cosecheros, llegó la filoxera. A diferencia de las otras
dos enfermedades criptogámicas, la filoxera, de origen animal, terminaba
destruyendo por completo la propia planta de la vid. Sólo quedaba sustituir
todas las plantas por pies americanos, resistentes a la oruga. Navarra
declarada como zona filoxerizada, luchó de forma intensa y ejemplar contra la
plaga a través de sus servicios oficiales dirigidos por el gran ingeniero
agrónomo Nicolás García de los Salmones. Finalmente las dificultades en la
exportación, por incremento de tasas aduaneras e incluso cierre de fronteras
terminaron por poner en entredicho la viabilidad de la empresa que pasó por la
mayor crisis de su historia, planteándose su cierre tras el ejercicio de 1905.
Para intentar dar
aire al negocio se había decidido la instalación en 1894 de una fábrica para
rectificar alcoholes, en un edificio de nueva planta en las cercanías de la
bodega dotado de una moderna rectificadora traída desde Alemania. Una gran
máquina de vapor tubular con su correspondiente chimenea de extracción de
humos, chimenea que subsiste inhiesta en la actualidad, completaba la
maquinaria. En varias naves anexas se instalaron grandes depósitos metálicos
para conservar los alcoholes. Partiendo de un alcohol de 50 grados, la
rectificadora le aumentaba la graduación hasta los 97º. Otros aparatos de
destilación pertenecientes a otras empresas o particulares obtenían alcoholes de
90-92 grados, pero el de Vinícola, de 97, lograba en el mercado un sobreprecio
de unas diez pesetas por hectólitro. La capacidad de producción en 24 horas
era de unos 50 hectólitros de alcohol de 97, partiendo de 96 hectólitros
del no rectificado, es decir un rendimiento en cantidad del 50%. Este gran
consumo requirió a la empresa la utilización de fábricas destiladoras
auxiliares, primero en Sangüesa y Puente al Reina y poco después en Allo,
Dicastillo y los Arcos. Además, la sociedad, contaba con dos destiladoras
móviles que iban recorriendo todos los pueblos en donde la materia prima era
abundante.
La destilería de alcoholes
Además de la
producción de alcohol etílico puro, contaba con dos calderas para la extracción
de aguardiente de orujo con 2.000 litros de capacidad cada una y un taller de
tonelería. El alcohol de origen vitivinícola puede obtenerse del propio mosto,
del orujo o de uvas secas fermentadas y forma parte de la composición de
determinadas bebidas espirituosas y vinos especiales. Por ejemplo, además de
vino y otros licores, la bodega de Campanas comercializó con gran éxito de
ventas un magnifico brandi o cognac. El orujo es un aguardiente obtenido por
destilación de orujos de uva, es decir las partes sólidas de la vendimia, no
aprovechables para la elaboración del vino, perteneciendo al mismo tipo de
bebida que los marc franceses o las grappas italianas.
En aquellos años de penurias económicas era práctica habitual, y no sólo entre
las clases más pobres, iniciar la casi siempre dura jornada de trabajo con un
buen trago de aguardiente de orujo que mitigara el hambre y el frio. Por esta
razón era un producto con una fácil salida al mercado y la Vinícola no sólo lo
comercializaba al por mayor sino que contaba con venta de aguardiente y licores
al por menor, en establecimientos como el conocido café Torino de la Plaza del
Castillo. Estos malos años en la producción de vinos fueron, pues, superados
por la Vinícola fundamentalmente con la planta destiladora y sus productos.
Muy poco a poco
pero de forma continuada la producción de vinos en Navarra fue recuperándose en
el primer tercio del siglo XX. La intensa y eficaz lucha contra la filoxera, el
naciente y brillante movimiento cooperativista —la Bodega Cooperativa de Olite
creada en 1911 fue la primera de la península, pero llegaron a rozar el
centenar en Navarra —, la creación de la Asociación Vinícola Navarra o los
importantes estudios científicos reflejados en la celebración del Congreso
Nacional Vitivinícola en Pamplona en 1912 fueron factores fundamentales en este
desarrollo del que por supuesto también se hizo eco la S.M.V.N. No debemos
olvidar que, además, desde muchos años antes Navarra era puntera en el proceso
de mecanización de la agricultura incluyendo por supuesto también las distintas
máquinas y materiales de la industria vitivinicultora. Pío Baroja relataba en
uno de sus viajes por Navarra que en todas partes se notaba el reinado
de Baco reflejando la importancia del sector en la época. Durante la
guerra del 36 la Vinícola, bajo la presidencia de Pedro García-Tuñón fue una de
las principales suministradoras de vino al ejército sublevado, aunque se decía
que los precios eran muy bajos. La planta de producción de alcoholes que estaba
inactiva desde 1924, como consecuencia de los cambios en las ordenanzas
específicas por el gobierno de Primo de Rivera, se obligó a desmantelar en 1937
vendiéndose su maquinaria por treinta mil pesetas.
Obreros, técnico y directivos en los años
40-50 del siglo XX
Ya en los años de
la postguerra la Sociedad Mercantil Vinícola Navarra tuvo una importante
expansión, incluyendo nuevamente la fabricación de alcoholes. La
comercialización del primer vino rosado en la península tuvo mucho que ver en
ese desarrollo. El entonces enólogo de la sociedad, el riojano Luis Estefanía,
con formación en Burdeos, desarrolló la fórmula adecuada para la posterior
comercialización de muchas marcas de vino, entre ellas como decíamos de los
rosados que hicieron famosa a la bodega.
Otra nueva y gran
expansión en los años ochenta terminó suponiendo la compra de la bodega en 1984
por el grupo Savin del banco Bilbao Vizcaya. Posteriormente en 2001 fue vendida
a la multinacional Alled Domecq SA, después al grupo Pernod-Ricard en 2006 y
muy recientemente sus marcas e instalaciones han sido compradas por el grupo
Bodegas Manzanos de Azagra.
https://manzanosenterprises.com/es/guia_penin_2017_manzanoswines-2/
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