Sociedad y economía en la Restauración en
Navarra
El predominio de la agricultura como fuente de riqueza
era considerable, dado que empleaba a más del 70% de la población navarra y generaba buena parte de la riqueza de la
provincia.
En esta sociedad agraria tradicional los cambios
sociales fueron percibiéndose muy lentamente, lo mismo que
los modelos ideológicos. Su evolución fue por lo general muy contestada por la
mayoría de los que sentían una añoranza por el pasado y sus instituciones.
Las consignas
del liberalismo también afectaron a Navarra. A lo largo de la centuria se
había liberado de trabas legales a la propiedad de la tierra, que en gran parte
estaba controlado por la nobleza, la Iglesia y los municipios.
Las propiedades de
estos tres grupos tenían el privilegio de que nunca podían ser vendidas, ya que
permanecían vinculadas. Una de las tareas de la revolución liberal fue la
creación de propiedad privada, favoreciendo a los más pudientes que se
beneficiaron de la desamortización de las tierras en posesión de manos muertas
y de la abolición de señoríos.
Navarra se mantuvo al margen del proceso
de industrialización,
donde las ferrerías seguían desapareciendo, así como algunas industrias
extractivas de la zona media de Navarra. En la Ribera predominaban las
industrias alimentarias. Pamplona no contaba con industrias importantes y solo
cabe destacar la presencia de artesanos ubicados en determinados barrios.
A lo largo del siglo XIX no
hubo una sola generación que no conociera la guerra. En la segunda parte del
siglo se produjo una potente emigración donde el binomio riqueza y población no
coincidían en absoluto.
El crecimiento de
la población en Navarra en la segunda mitad del siglo XIX fue inferior a la
media española, con una densidad poblacional que no llegaba a veintiocho
habitantes por km2.
Navarra no
disponía de grandes centros de población. Su mayor ciudad era Pamplona que en
el año 1877 tenía una población de 26.663 habitantes. Pamplona disponía en
el año 1897 de una población de 29.753 habitantes.
El crecimiento
moderado de Pamplona fue superior al del resto de Navarra debido a la inmigración
procedente normalmente del resto de la provincia. Pamplona carecía de
industria, limitándose al trabajo de artesanos.
La Ribera disponía
de Tudela y que a finales
del siglo XIX apenas pasaba de los diez mil habitantes. Estella tenía a finales
de siglo cerca de 8.000 habitantes y Tafalla apenas unos 7.000 habitantes.
El porcentaje de
población activa era de casi el 49%, de los cuales el 81% trabajaba en la
agricultura, que era la principal actividad de la población. Se incluían en
esta actividad aquellos artesanos que en las temporadas de recolección que se
incorporaban a las tareas agrícolas.
Los oficios
artesanales tan solo ocupaban el 8% de la población activa, mientras que el
sector servicio sólo tenía un 7% de población siendo mayoritariamente siervos
al servicio de las clases altas.
Las profesiones
liberales y la pequeña burguesía comercial también se establecerán en las zonas
más urbanizadas dominando los municipios. Los talleres artesanales se
especializan en diferentes oficios.
En esta época se
produce el fenómeno de la emigración. Sus causas son:
- La escasez de tierras disponible frente al
incremento de la población está en el origen de la emigración.
- En Navarra existían limitaciones impuestas por
un sistema hereditario que favorecía a un único heredero. Dicha costumbre
predominaba en la zona de la montaña navarra.
- La mejora y el abaratamiento del transporte
favoreció su traslado a tierras americanas.
La capacidad para
mantener a sus ciudadanos estará en relación con su emigración, de manera que
la mayor salida se produce en la segunda mitad del siglo XIX, cuando entran en
crisis la agricultura, al dejar de ser rentables las explotaciones de tierras
marginales, que fueron cultivadas décadas anteriores.
La emigración
hacia América se debió a la política desarrollada por algunas repúblicas
americanas que favorecían la inmigración por razones económicas, destacando
Argentina donde se establecieron gran número de europeos.
La zona de mayor
emigración en Navarra fue la zona de la montaña, cuyo recurso económico
básico, pues vivían de una forma diseminada, cuyo único recurso era la
agricultura y su base era el caserío.
En esta zona
prevalece el mayorazgo familiar para asegurar la propiedad de la tierra, en
consecuencia, la herencia recae en el primogénito y donde los segundones no
tienen otra alternativa que el mundo religioso o emigrar.
El perfil del emigrante navarro se
corresponde con un
hombre joven y soltero, de origen social baja y allí donde
llego se dedico a las tareas agrícolas y ganaderas. Las autoridades navarras
emprendieron en algunos momentos campañas para controlar la emigración.
LA IGLESIA NAVARRA
La iglesia navarra fue mayoritariamente
antiliberal y los distintos gobiernos progresistas promulgaron leyes que
quitaban a la iglesia numerosos privilegios de los que disfrutaba.
La Constitución del año 1876 volvió a poner en vigor los acuerdos del año 1851,
tras el paréntesis revolucionario del sexenio democrático, pero en esta ocasión
presentaba una variación, que era el artículo 11º, pues Cánovas del Castillo
quería reconciliarse con los liberales y crear un sistema político estable.
Fue a finales de la década de 1880, cuando la
iglesia fue aceptando la Constitución canovista, pero siguió demandando mayor participación en la
educación, en la censura y en la moralidad pública.
Basilio Lacort que era el director del diario
pamplonés El Porvenir Navarro y posteriormente de La Navarra Nueva que era de tendencia republicana, fue excomulgado
por el obispo aludiendo a razones ideológicas no acordes con el sentir
religioso de la diócesis.
El ministro del interior, Romero Robledo promulgó en el año 1890 una Real Orden en la que se denunciaba a los curas
vascos por utilizar el euskera para atacar a la Constitución.
La prensa integrista navarra de final de
siglo recoge los ataques lanzados por la jerarquía eclesiástica contra las
nuevas ideas que planteaban la tolerancia religiosa y la libertad de expresión.
La iglesia navarra al final del siglo XIX
tenía que tratar la cuestión social, que era cada vez más conflictiva por el
proceso de industrialización, pero nunca paso de la caridad cristiana y las
obras de beneficencia que llevaban a cabo las órdenes religiosas.
Siendo la sociedad navarra muy tradicional la
influencia del clero fue muy importante. Los párrocos procedían habitualmente
del pueblo y estaban integrados en la comunidad. Los sacerdotes se reclutaban
entre el pequeño propietario agrícola de la zona norte.
En las últimas décadas del siglo XIX se
produjo un cambio en las formas de la práctica religiosa, con un descenso de la
asistencia a misa y otros servicios religiosos. En Navarra esta incidencia fue
menor si consideramos las numerosas vocaciones sacerdotales que da Navarra. La
mayor parte de ellas provenían de la parte norte, posiblemente por la costumbre de
heredar el patrimonio familiar el hijo mayor.
LA ECONOMÍA NAVARRA EN LA
RESTAURACIÓN
Está claro el atraso económico y
social que sufre Navarra y también España. Para mi uno de los
factores que ocasiona este atraso se debe al triunfo de la ética protestante en
el norte frente al monolitismo católico del sur. El factor religioso tienes
unas consecuencias en el proceso de desarrollo social y económico.
La Europa del norte toma la delantera en el
desarrollo de las técnicas agrícolas en el siglo XIX a la Europa de ámbito
mediterráneo, de forma que el atraso de su agricultura está relacionado con la
lentitud de su revolución industrial. Los cambios agrícolas condicionan el
despegue industrial, pues liberaban mano de obra a favor de la nueva demanda industrial.
Hay otro problema que condiciona todo el
proceso industrial fue la falta de adecuación del sistema político y social a
las nuevas realidades económicas, planteadas después de la pérdida de las
colonias americanas.
En los últimos años del siglo la situación
del campo experimenta una notable transformación que repercutirá en el
incremento de la productividad agraria. Se debe al aumento del espacio
cultivable. Se rotula nuevas extensiones de terreno y mejora la maquinaria
empleada. El resultado fue conseguir aumentar su producción.
Las nuevas tierras rotuladas procedían en
gran parte de los bienes de propiedad municipal que habían sido privatizadas al
desamortizarlos o por endeudamientos provocados por las guerras carlistas.
Los Ayuntamientos roturaron tierras con el
fin de dividirlas en parcelas y distribuirlas por sorteo entre sus vecinos. Se
cultivaron tierras que se conservaban yermas, además de dehesas para dar
trabajo a familias jornaleras necesitadas.
LAS CORRALIZAS
Una de las fuentes del conflicto social del
campo navarro a finales del siglo XIX, fueron las corralizas. Eran fincas o
cotos que se dedicaban a pastos y otros aprovechamientos como leña, piedra,
caza…, que venderían los ayuntamientos a los vecinos más pudientes para saldar
sus deudas.
Los corraliceros intentan privatizar
completamente las fincas, sin tener en cuenta las servidumbres que pesaban
sobre ellas y, de esta manera, trataron de hacerse también con la posesión del
suelo, procurando legalizar la situación al inscribirlas en los registros de
propiedad.
Uno de los primeros conflictos sobre las
corralizas estalló en Olite en el año 1884 y se saldó con cuatro muertos. Pocos
después este tipo de incidentes se vuelven a dar en Tafalla. Esta vez, las
corralizas regresan a su antigua condición de propiedad comunal siendo
administradas por el ayuntamiento.
Comienza una transformación en la agricultura
a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, debido al cultivo de las
corralizas, la introducción de abonos químicos y a la mejora en la maquinaria.
Los nuevos arados
permitían el cultivo de grandes extensiones de secano, que por primera vez se
van a roturar.
La Ley de Aguas
del año 1879 permitirá la creación de regadíos. De esta iniciativa surgirá el
canal de Lodosa y el canal de las Bardenas, así como el pantano de Muez,
posibilitando la creación de nuevos regadíos en las cuencas de los ríos Arga,
Ega y Aragón.
A finales del
siglo XIX se desarrolla el cooperativismo en el campo navarro con la finalidad
de combatir la usura, el caciquismo y, sobre todo, la falta de medios como
consecuencia de las malas cosechas y de la propagación de la filoxera.
Un sector de la
iglesia navarra sensibilizado por los problemas sociales del campo trato de
poner remedio a estos males. El jesuita Vicent, propagandista de la acción
social favorecerá el desarrollo del cooperativismo y la creación de las cajas
rurales.
Existían
precedentes de tres cajas rurales pioneras; la Caja Agrícola de Tafalla, La
Caja de Peralta y la de Fitero. El modelo que siguen estas cajas rurales será
el de Raiffeisen, fundador de la primera caja rural en Alemania, sustentada en
la responsabilidad solidaria e ilimitada.
Su finalidad era
facilitar préstamos a los agricultores sin tener que caer en manos de un
usurero, estimular el ahorro procurando invertir en la tierra y conceder
créditos a otros campesinos más necesitados. Su finalidad es mejorar las
condiciones del agricultor y fomentar el progreso del campo navarro.
Al limitado avance
de la agricultura en España se corresponde a un modesto desarrollo industrial
en el último tercio del siglo XIX.
Navarra, al igual
que buena parte de las regiones españolas queda descolgada de la revolución
industrial. En Navarra no llegará al 8% de su producción provincial.
Este predominio
casi exclusivo de la riqueza agraria con respecto a los demás sectores
económicos ha sido una constante a lo largo del siglo XIX salvo en la última
década de este siglo y comienzos del siglo XX, que cambiará esta tendencia a
favor del desarrollo industrial.
Las industrias de
más entidad en Navarra fueron las derivadas de la agricultura, como la
molinería, la harinera era muy importante tanto por su número como por la fuerte
demanda que generaba. Se trata de pequeñas empresas con escasos adelantos
técnicos.
Antes de que la
filoxera hiciera aparición, se crea la Sociedad Mercantil Vinícola de Campanas
y posteriormente surgirán otras sociedades en Pamplona, Olite Y Tudela. A
partir de la década de 1880 comienza la crisis vitivinícola debida a la
filoxera. Al finalizar el siglo se crean en la Ribera navarra en Marcilla,
Tudela y Cortes industrias azucareras.
La explotación de
la madera fue uno de los recursos económicos importantes en la zona
septentrional. Se cortaban hayas, robles y pinos. Una vez cortados descendían
por los ríos Irati, Salazar, Esca y Aragón en almadías.
La mayor parte de
las explotaciones de minas y ferrerías se encontraban en la zona septentrional
de Navarra. A pie de mina estaba situada la ferrería en la que trabajaba
únicamente hierro dulce que se conoce con el nombre de a la catalana.
Los elementos
esenciales en todo proceso de fundición era el horno donde se fundía el
mineral, siendo el carbón la materia prima, los fuelles que movía una rueda
hidráulica activando continuamente la combustión y el martinete impulsado
también por la fuerza hidráulica y que tenía la misión de moldear y estirar el
mineral fundido.
La calidad de hierro
obtenido era muy mala por lo que había de mezclarlo con el hierro que se hacía
en Vizcaya.
La industria
textil estuvo muy poco desarrollada en Navarra. Algunas fábricas se sitúan en
Pamplona y en las cabeceras de las merindades. También funcionaban varios
batanes y lencerías con dificultades cubrían la demanda de la población.
Destacan por su
producción las hilaturas de Aoiz y la fábrica de boinas de Estella. Había una
fábrica de papel en Villava con una producción muy limitada.
Desde el punto de
vista monetario y bancario., el siglo XIX fue un periodo de transición. A
partir de la segunda mitad del siglo XIX va surgiendo un sistema crediticio más
racional y menos especulativo a través de la creación de bancos.
Se fundó en Navarra
el Crédito Navarro en el año 1864 y con esa misma finalidad surgió La Agrícola
que era una antigua compañía de seguros y ya a comienzos del siglo XX se funda
el banco La Vasconia.
La finalidad de
las Cajas rurales además de dar préstamos era la compra de abonos y de
maquinaria. Su funcionamiento en sus inicios era muy elemental, pues la Junta
General formada por todos los socios era la encargada de nombrar el Consejo de
Administración compuesto por media docena de socios que nombraban a su vez a un
presidente.
La Junta se reunía
los primeros domingos de cada mes y resolvía los expedientes de solicitud de
Créditos. Se pretende crear una sociedad de socorro de pensiones para la vejez.
El mutualismo no llegó a tener en Navarra una organización como tuvo el
cooperativismo agrícola.
En el año 1862 se desecha la línea
férrea de los Alduides y se acuerda que el ferrocarril entre Zaragoza y
Pamplona continuase hasta Alsasua y enlazara en ese punto con el ferrocarril
Irún a Madrid.
Con este trazado
los productos navarros podían ser exportados a Francia. Se terminaba en el año 1862
la línea que va de Castejón a Miranda.
Cabe destacar como
a mediados del siglo XIX se creó la primera línea telegráfica que partía de
Zaragoza hasta Alsasua y su trazado pasaba también por Pamplona. Alsasua fue
uno de los puntos neurálgicos de estas comunicaciones, al unir también con la
línea Madrid – San Sebastián.
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