LOS
SOLES COSMOGÓNICOS PREHISPÁNICOS
ORIGEN
DEL HOMBRE EN MESOAMÉRICA
El
origen del hombre en América constituye aún un tema debatido y apasionante. El
hecho de no haberse encontrado hasta ahora restos de homínidos o de sus
antecesores lejanos o inmediatos ha movido a dictaminar que el hombre no es
originario de América, afirmación por demás discutible, pues se sabe que todos
los continentes provienen de una masa única que se disgregó a lo largo de los
tiempos geológicos hasta presentar ese aspecto que ahora tienen, donde América
se encuentra entre Asia y Australia y entre África y Europa.
Se ha teorizado que a partir de un
fechamiento incierto no menor a los 14 millones de años y después de un proceso
evolutivo muy complicado que desemboca hace 200 000 años en la aparición de las
cuatro ramas de prehomínidos: australianos en Wadjak, mongoloides en Chukutien,
africanos en Boskop y euroasianos en Cromagnon, como probable origen de la
aparición de las cuatro razas humanas tradicionales.
De cualquier manera la generación
espontánea del hombre en América dejaría sin resolver problemas tan importantes
como la aparición de técnicas agrícolas avanzadas así como de cerámica, ni
tampoco la abundancia y diferencias entre los lenguajes de grupos principales en
zonas colindantes, pero podría dar explicación sobre el origen de los
pobladores conocidos con vestigios que se remontan a más de 30 000 años y cuyas
costumbres eran totalmente nómadas, viviendo exclusivamente de la caza y
recolección, vistiendo con pieles y habitando cuevas, algunos de cuerpos
desmedidos que se conocieron mucho después con el nombre de chichimecas.
Estos chichimecas originales padecieron la
invasión de grupos de cultura superior entre los años 7000 y 3000 a. C., tales
familias quizá arribaron por medios marítimos o terrestres.
La única vía de penetración terrestre tuvo
que ser a través del Estrecho de Bering en alguno o algunos de los estadíos de
las últimas glaciaciones, cuando descendió notablemente el nivel de los mares,
facilitando el paso sobre tierra firme.
Se ha mencionado que los más antiguos
vestigios de ocupación humana en Mesoamérica, hasta ahora, tienen fechamientos
de hace 30 000 años y que después de varios milenios oscuros son notorios los
cambios en las actividades agrícolas y en la aparición de la cerámica entre
7500 y 5500 a. C. Estos dos hechos
incuestionables permiten situar cuando menos dos de las incursiones más
importantes, una que habrá iniciado por el 40 000 a. C. y otra quizá por el 15
000 a. C., coincidiendo con las glaciaciones de los Subestadíos Altonense y
Woodfordnense del Estado Glacial Wisconsiniano.
Éxodos en tales condiciones en busca de mejores condiciones de vida
tuvieron que ser extraordinariamente prolongados tanto por los tremendos obstáculos
geográficos a vencer como a la permanencia durante periodos muy largos en
lugares cada vez más propicios.
Respecto a quienes eran y su lugar de
procedencia, acudiremos a tradiciones históricas recogidas por nativos y
españoles. Don Fernando de Alva Ixtlilxochitl en sus Obras Históricas (1) nos
dice:
²
…Los naturales de esta tierra chichimeca
que ahora se llama Nueva España, es común y general de todos ellos, demás que
aparece en la demostración de sus pinturas, que vinieron sus antepasados de las
partes occidentales…”
Y
que:
²
…El primer rey que tuvieron se llamaba
Chichimécatl, que fue el que los trujo a este Nuevo Mundo en donde poblaron, el
cual, se colige, salió de la Gran
Tartaria…”
²
…Y aún hay opinión de algunos de estos
antiguos historiadores que estos gigantes provienen de los mismos chichimecas…”
²
…Dos linajes había en esta tierra y hay
hoy en día, según parece en sus historias. Chichimecas es el primero y el
segundo toltecas; y de estos dos linajes de gente hay muchas generaciones que
tiene cada una de ellas su lengua y modo de vivir, pero a todas ellas la una
parte se aprecian y dicen que son chichimecas…”
²
…Los toltecas fueron segundos pobladores
en esta tierra después de la consumación de los gigantes… y además que… tierras
reinos y provincias de los toltecas se llaman en general Tollan…”
Acerca de Tollan, Tulan o Tula se guardan
dos tradiciones muy importantes, una de la zona maya contenida en los Anales de
los Cakchiqueles (2) que narra como:
²
…De cuatro lugares llegaron las gentes a
Tulan. En Oriente está una Tulan; otra en Xibalbay; otra en el poniente, de
allí llegamos nosotros, del poniente, y otra donde está Dios. Por consiguiente
había cuatro Tulanes, ¡oh, hijos nuestros! Así dijeron: del poniente llegamos a
Tulan, desde el otro lado del mar…”
Lo asombroso de esas “tierras, reinos y
provincias” llamadas Tulan es que todavía pueden ser identificados cuando menos
tres lugares con ese nombre y situados en el probable origen, en un punto del
trayecto y en el destino de los grupos migratorios. Tales sitios son: (3)
Tulan |
Se
localiza en la actual República Popular China entre el Tibet y Mongolia, a
los 37° de latitud Norte y 198° de longitud Este, al centro de una amplia
zona donde se encontraron los restos del prehomínido de Chukutien. Ocuparon
el territorio, desde tiempos muy remotos, culturas y tipos étnicos diferentes
y de variados lenguajes.
|
Tule |
En
Tule Springs, Nevada, sitio arqueológico en Estados Unidos de América donde
han aparecido vestigios humanos con fechamientos hacia 11 000 años a. C.
|
Tula |
En
el Estado de Hidalgo, México. La Tula más conocida en Mesoamérica y muy
cercana a lugares como Tepexpan y Tlapacoyan, con hallazgos arqueológicos de
entre 20 000 a 6 000 años a.C. |
Los chichimecas, primeros pobladores que
de cazadores recolectores estaban en camino de convertirse en agricultores
incipientes después de casi 20 000 años, aceptaron a los invasores en paz y a
excepción hecha de los gigantes “quinametzin”,
que fueron exterminados finalmente, recibieron los beneficios de otras
civilizaciones que ya conocían los secretos de la agricultura y la cerámica,
hablaban lenguajes evolucionados que ya expresaban mediante una incipiente
escritura jeroglífica; observadores del cielo, sabían de sus fenómenos y se
regían por un calendario y, en fin, eran portadores de firmes ideas religiosas.
Algunos grupos de chichimecas diseminados
en extensas regiones del Norte, no participaron en el proceso de aculturación y
permanecieron en su estado original hasta después de la conquista, como observa
Ixtlilxochitl cuando asegura:
²
…Ser unos de políticos vivir y otros muy
toscos y de bajos pensamientos…” (4)
Una situación contraria a la de las
familias olmecas que define Sahagún en la forma siguiente:
²
…Los toltecas también se llaman chichimecas
y los otomíes y michoacas ni más ni menos; pero los que están hacia el
nacimiento del Sol se nombran olmeca uixtotin, nonoalca, y no se dicen
chichimecas…” (5)
o
sea que hasta donde les fue posible trataron de no mezclarse con otros grupos.
Los hechos y circunstancias hasta aquí
expuestos no permiten de ningún modo dictaminar la unidad de una “raza
americana” no obstante toda una serie de similitudes etnobiológicas como el
tipo craneal, pigmentación de la piel, color y forma del cabello, poco o nulo
crecimiento del pelo en la barba, frecuencia de ojo mongólico, proyección y
ensanchamiento de los pómulos, abundancia del mismo tipo sanguíneo tipo O.
El culto del dragón o serpiente emplumada
que en su forma dual representa al Dios Creador, origen de la religión que
profesaron todos los grupos mesoamericanos y que nació probablemente en el
Tíbet, de la observación cuidadosa y continua de la Vía Láctea.
El dios Quetzalcóatl carga el cielo. Códice Borgia, lám. 51. Reprografía: Marco Antonio
Pacheco / Raíces
https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/quetzalcoatl-fue-un-hombre-dios-rey-y-sacerdote
Fuente:
www.preciolandia.com
Tan importante como el anterior es el
contenido en la antigua tradición china que guarda el recuerdo del venerado “Ku
Hua Shan”, donde mora la contraparte femenina de la Dualidad Suprema junto a
hombres que al habitarlo se vuelven inmortales.
Fuente:
www.slate.com
Se
trata del Culhuacan que los toltecas buscaron siempre en su peregrinar con el
fin de asentarse en sus inmediaciones.
Mixcóatl
funda la primera capital tolteca: Culhuacan.
Fuente:
www.palimpalem.com
Para finalizar, concluiremos, que por
falta de hallazgos probatorios, como su poblamiento a través de vías marítimas,
posibles pero intrascendentes, debe de rechazarse por el momento para dar paso
a la irrupción por vía terrestre, cruzando el Estrecho de Bering durante
algunas de las últimas glaciaciones.
Culhuacan, “Lugar del Cerro
Retuerto”
Los
aztecas llamados cúluas o mexicanos en su largo peregrinar iniciado en el año
1064 a partir de Aztlan, buscarán siempre como etapas de su éxodo un Culhuacan,
desde el primero en el ahora estado de Sinaloa hasta los últimos entre los
Lagos de Zumpango, Texcoco, México, Xochimilco o Chalco.
Buenas razones tenían en su afán, pues
tales cerros además de la curiosa forma que se reproduce en distintos códices
son un espacio maravilloso, surcado de cuevas y en cuyas bases brotan aguas clarísimas.
Ahí habita Coatlicue, madre de Huitzilopochtli, dios del sol y la
guerra, acompañada por un número de hombres que no envejecen nunca.
Fuente: www.pinterest.com
Coatlicue cuyo nombre significa “falda de serpientes”,
diosa terrestre de la vida y la muerte.
No hay duda de que siguieron la antigua
tradición de sus ancestros toltecas, quienes siglos atrás iniciaron su
peregrinar viniendo del Norte para permanecer en los mismos o similares puntos
de sus deseos. Tal parece que los toltecas fieles también a su pasado guardaron
el recuerdo legendario del Ku-Lum,
cerro donde la mitología china ubica la morada de la Diosa Madre y lugar donde
los hombres alcanzan la inmortalidad.
Fuente: http://www.vacacionchina.com/cultura-de-china/viajeskunlun.html
La cordillera Kunlun, se extiende desde la meseta Pamir hacia el este
sobre 2.500 kilómetros hasta llegar al noroeste de Sichuan, pasando por la
provincia de Qinghai, y separa a Xinjiang del Tibet. Como un largo dragón, se
acuesta en el oeste de China y se conoce también como ¨columna vertebral de
Asia¨.
Son
conocidos cuando menos dos de los siguientes lugares buscados, uno sería el
“Cerro de la Bufa” en el estado de Zacatecas y el otro el “Cerro del Chivo” que
se encuentra entre los estados de Michoacán y Querétaro. Más adelante llegaron
a otro punto en el que coinciden todos los testimonios. Se trata de Tula
Xicocotitlan en el estado de
Hidalgo donde se yergue majestuoso el cerro del Jicuco.
Fuente: www.arqueomex.com
Continuaron después con evidente lentitud ahora rumbo a la región de los
lagos, en el Altiplano Central, cuyas márgenes permanecían aglomeradas por
distintos grupos, algunos de origen tolteca. Ahí fueron menospreciados y
recluidos en sitios inhóspitos. Habían transcurridos desde su salida de Aztlan
163 años.
Y, a
decir verdad, la región de los lagos presentaba una situación que cumplía
sobradamente los deseos aztecas, cerrada al Norte por los culhuacanes de
Tepotzotlán, Tenayuca y el Tepeyac; al oriente por el Tepetzcotzingo de Tezcoco
y el Tepetzingo de Pantitlán; al poniente por Chapultepec y finalmente al Sur
por Uixachtlan en el conocido ahora como cerro de la Estrella.
La historia narra las vicisitudes de un pueblo indomable que fundó Tenochtitlan en medio de los lagos que atrajo como primer Tlatoani a Acamapichtli, noble Culhua y que se sobrepuso al medio y logró imponerse sobre regiones siguiendo los mandatos de Huitzilopochtli cuando se hace presente en el venerado Culhuacan, lugar que encendió la ambición de los conquistadores y terminó con su exterminio y olvido.
Una
serpiente en el cielo
Puntualmente, año con año, emerge por el Oriente
y en el mes de junio, una parte de nuestra galaxia que presenta un parecido a
una cabeza de serpiente. Al paso de los días se eleva y cruza la esfera celeste
hasta desaparecer en noviembre, bajo el horizonte. En los meses siguientes sólo
se aprecia aquello que semeja el cuerpo ondulante de un ofidio.
Fuente: www.imagespase.blogcindario.com
Constelación Draco o Dragón. Estrella Deneb.
Contemplando con detenimiento notamos que su ojo corresponde con la
estrella Deneb, la más brillante de la Constelación del Cisne; sus fauces
desmesuradamente alargadas permanecen siempre abiertas, su cuerpo cuajado de
estrellas, y en su cauda se distinguen, como un penacho, las 7 Cabrillas.
Sabemos que a partir de la Dualidad Suprema que habita en el treceno
Cielo en un encierro de nubes y turquesas, son sus hijos quienes actúan por
ella.
Fuente: www.cauhpohualli.blogspot.com La Dualidad Suprema.
Ahau Gucumatz o Quetzalcoatl
Fuente: www.facundo69.wordpress.com
Ahau Gucumatz o Quetzatcoatl será la Serpiente Emplumada, el Gemelo Precioso,
deidad del Viento, elemento intermedio entre cielo y tierra, dios creador que
maneja el Tiempo inventando el Calendario, pues su aparición es anual. Así se
reproduce en todas las épocas y en todo género de materiales, conservando un
parecido con la forma de la Vía Láctea. No obstante, con frecuencia se muestra
personificado brotando entre los colmillos de una serpiente que a veces se
confunde con un dragón.
Ahau Tepeu o Tezcatlipoca
Fuente: www.mexicolore.co.uk
Ahau
Tepeu o Tezcatlipoca corresponde a la parte de nuestra Galaxia
visible cuando Ahau Gucumatz ha desaparecido. Día a día se introduce más bajo
el horizonte penetrando a sus dominios en el Inframundo. Tan poderoso como Ahau
Gucumatz, anda en todo lugar: en el cielo, en la tierra y sobre todo en el
infierno.
Puede
contarse también con el testimonio histórico de los relatos del Popol Vuh donde
se trasluce que tanto el Creador, padre y madre y sus hijos Tepeu y Gucumatz
son llamados Corazón del Cielo…”porque están en él y en él residen”.
Al
aceptar la trascendencia de la Vía Láctea muchas dudas se podrán aclarar tanto
en la religión como en el cómputo del tiempo. Una de ellas podría ser el porqué
del inicio del año en una fecha determinada. Los mayas comenzaban su año cuando
la cabeza de una serpiente se presenta por primera vez completa alrededor del
16 de julio, día inicial, según Landa, en cambio en el Altiplano Central el año
comienza el 2 de febrero, como dice Sahagún, cuando la cabeza ha desaparecido
por completo y las Pléyades o 7 Cabrillas cruzan el meridiano.
El culto a la serpiente es uno de los más
antiguos que surgen en Mesoamérica. Sus primeras manifestaciones se advierten
ya dentro de la cultura olmeca en algunos vestigios de la Venta, hacia 1000 a.
C. y desde entonces acompaña a todas las culturas que florecieron de Occidente
hasta Yucatán. Su desarrollo fue paralelo, primero como un impulso para
alcanzar grandes alturas, después como una de las causas de su derrumbe y
extinción.
Olmecas
y los Quinametzin
Hasta
el momento ha quedado establecido que Mesoamérica fue territorio propicio para
distintas corrientes migratorias provenientes del Norte desde cuando menos 30
000 años a.C., en casi todo ese tiempo el avance cultural resultó muy lento en
grupos nómadas de cazadores recolectores, que alrededor del año 2000 a.C.,
presenta un súbito despertar con la aparición de las primeras cerámicas, una
incipiente agricultura, el empleo rudimentario de escritura jeroglífica y
datación calendárica así como el inicio de asentamientos permanentes.
Estos
adelantos se atribuyen a dos de los últimos grupos migrantes poseedores de costumbres
y conocimientos superiores: los olmecas
y los quinametzin, que coincidieron
en tiempo en algunos lugares, principalmente en la región Sureste y la zona
costera Sur del Golfo de México. Con las familias mencionadas se inicia la
época histórica de Mesoamérica.
Quinametzin
Quinametzin es un término que refiere a una raza
de gigantes en la mitología de Mesoamérica, particularmente entre los pueblos
nahuas. En la mitología
mexica con la Leyenda de los Soles, los quinametzin fueron la humanidad creada durante el
Sol de Lluvia. Su gobernante, de acuerdo con algunas versiones del mito, era Tláloc, a quien le correspondió ser el sol
que alumbró durante la tercera época cosmogónica, que concluyó cuando Quetzalcóatl hizo que lloviera fuego y los
quinametzin murieron quemados.
A los quinametzin se les atribuía ser
los constructores de la ciudad de Teotihuacan y del Tlachihualtépetl sobre el que se levantó el principal
templo a la Serpiente Emplumada en Cholula. Los tlaxcaltecas relataban que, en tiempos cercanos a
la Conquista española, ellos mismos habían luchado contra los últimos
quinametzin.
En la mitología
mexica se destacan los siguientes:
·
Cuauhtémoc, uno de los cuatro gigantes que sostuvieron el cielo en
el comienzo del Quinto sol.
·
Izcóalt, uno de los cuatro gigantes que sostuvieron el cielo en
el comienzo del Quinto sol.
·
Izcaqlli, uno de los cuatro gigantes que sostuvieron el cielo en
el comienzo del Quinto sol.
·
Tenexuche, uno de los cuatro gigantes que sostuvieron el cielo en
el comienzo del Quinto sol.
·
Xelhua, gigante fundador de Cuauquechollán, Itzocán, Epatlán, Teopantlán, Tehuacán, Cuzcatlán y Teotitlán. El constructor de la Gran Pirámide de
Cholula o Tlachihualtépetl.
·
Tenoch, gigante fundador de Tenochtitlán.
·
Ulmécatl, gigante fundador de Cuetlachcoapán, Tontonihuacán y Huitzilapán.
·
Mixtécatl, gigante fundador de la Mixteca.
·
Xicalancatl, gigante fundador de Xicallancatl.
·
Otómitl, gigante fundador de Xilotépec, Tollan y Otompán.
Podemos señalar que los gigantes irrumpieron por el
Norte, tal vez por Baja California para continuar por Jalisco, Michoacán,
Puebla y Tlaxcala y aún el Altiplano Central. Se asentaron principalmente a lo
largo de las costas del Golfo de México, adentrándose por Chiapas a Guatemala.
No dejaremos de mencionar la presencia de un individuo de grandes proporciones
que aparece yacente bajo la figura que representa el fin del Sol de Agua en el Códice Vaticano A, 373.8. (6)
Dominan la
cerámica u la escultura, construyen grandes túmulos y plataformas de arcilla y
pirámides de tierra y adobes con fines religiosos. Muchas de las primeras
cerámicas que se han encontrado, así como esculturas representan personajes
obesos, aparecen en La Venta, Tlatilco y en diversos sitios de Guatemala.
Sin embargo, los hallazgos escultóricos
más impresionantes son las cabezas monumentales de San Lorenzo en Veracruz, La
Venta en Tabasco y Monte Alto en Guatemala, que reproducen siempre individuos
de nariz muy ancha y labios gruesos, párpados caídos y un pliegue carnoso a la
altura de las cejas. Acusan además un acentuado prognatismo.
Hemos visto
que los testimonios históricos coinciden al considerar una existencia efímera a
los quinametzin: Olmos dice que vivieron sólo 676 años, y atribuye su fin a
medios violentos. Hasta el momento resulta indudable por los vestigios
encontrados, que tanto los personajes obesos como aquellos representados por
las cabezas monumentales, dejaron muy pronto de figurarse y sus características
físicas no vuelven a aparecer en tiempos posteriores. Efectivamente, esos
grupos y sus obras se extinguen hacia 1200 a. C., cuando son reemplazados por
otros muy diferentes, ahora individuos esbeltos, barbados y de nariz aguileña.
Vemos cómo,
paso a paso, los gigantes encajan perfectamente en ese periodo de nuestra
historia, cuando irrumpen y se desarrollan en lugares que después ocuparán los
olmecas y los toltecas. Al arribo de éstos, los quinametzin son sometidos y
exterminados, cuando los olmecas, bajo la advocación del dios, que más tarde
fue conocido como Tezcatlipoca, toman su habitual forma de tigre y adquieren su
fisonomía y, así, habiendo salido de las 7 Cuevas, los tigres devoran a los
gigantes. Quizá a la cultura quinametzin corresponda el honor de ser
considerada como la cultura madre de Mesoamérica.
Hasta el
momento ha quedado establecido que Mesoamérica fue territorio propicio para
distintas corrientes migratorias provenientes del Norte desde circa 30 000 años
antes de nuestra era. En casi todo ese tiempo el avance cultural resultó muy
lento en grupos nómadas de cazadores recolectores, que alrededor del año 2000
a. C., presentan un súbito despertar con la aparición de las primeras
cerámicas, agricultura, el empleo rudimentario de escritura jeroglífica y
datación calendárica así como el inicio de asentamientos permanentes. Estos
adelantos se atribuyen a dos de los últimos grupos migrantes poseedores de
costumbres y conocimientos superiores: los olmecas y los quinametzin que
coincidieron en tiempo en algunos lugares de ocupación, principalmente en la
región Sureste y la zona costera Sur del Golfo de México. (7)
En el caso
especial de los ignorados quinametzin es notable la cantidad de pruebas
documentadas existentes presentadas desde Bernal Díaz del Castillo y Fernando
Alva Ixtlixochitl hasta Lorenzo Boturini, Francisco Javier Clavijero y George
C. Vaillant. Quizá la muy particular condición de los quiname o quinametzin de ser tenidos por
“gente de más ser que los de ahora y muy de mayores cuerpos y fuerzas” como
dice fray Diego de Landa (8) sea el motivo de su desconocimiento y negación.
Son sin duda
los personajes de mejillas llenas, ojos gachos, nariz corta y ancha, labios
espesos de comisuras hacia abajo y una prominencia carnosa entre las cejas. En
cuanto a sus cuerpos, son muy comunes las esculturas de individuos voluminosos
y muchas veces deformes.
Los Olmecas
Respecto a los
olmecas se cuenta con mayor información incluida su iconografía pero existe
cierta confusión con los olmecas uixtotin, grupo más moderno.
De cualquier manera, los olmecas que abordamos son fácilmente reconocidos por
sus notorias diferencias raciales con los quinametzin: nariz aguileña, mentón
prominente, ojo mongólico y de cuerpos esbeltos y bien proporcionados.
Cabeza "Cara de niño", Gualupita, Morelos
La influencia
olmeca irradió hacia regiones distantes, como el valle de México. Dicha
influencia puede observarse en las creaciones plásticas, como las figuras
huecas que representan un singular tipo físico conocido como "Baby
Face" o "Cara de niño". Tales figuras constituyen retratos cuyos
rasgos faciales fueron logrados por medio de la realización de incisiones y del
uso de pigmentos.
Fray Andrés de Olmos dice:
²
…Los cuatro
dioses criaron entonces los gigantes que eran hombres muy grandes y de tantas
fuerzas que arrancaban los árboles con las manos y comían bellotas y encinas y
no otra cosa; los cuales duraron cuanto este Sol duró que fueron tres veces
cincuenta y dos años, que son seiscientos y setenta y seis años…”
Y en cuanto a su fin:
²
…Los
gigantes que fueron criados en el tiempo que Tezcatlipoca fue Sol, dicen que,
como dejó de ser Sol perecieron, y los tigres los acabaron y comieron, de que
no quedó ninguno…” (9)
Fueron
realmente los olmecas quienes adoptaron la fisonomía de tigres al inicio del
tiempo del Sol de Tierra, bajo el dominio de Ahau Tepeu o Tezcatlipoca, y en
esa forman se representan muy frecuentemente con facciones o mascaras de tigre,
como en el caso del Relieve N° 2 de Chalcatzingo en el estado de Morelos, donde
una pareja de olmecas enmascarados y portando armas han logrado abatir a un
quinametzin mientras otro huye arrancando árboles. Las máscaras pudieran
confundirse si fueran de aves, pero lucen impresionantes colmillos y además
tienen un parecido extraordinario con la cabeza de tigre del Relieve N° 4 de
Chalcatzingo.
Hombre Tigre
Fuente: www.taringa.net
Otra
impresionante escultura que recuerda el aniquilamiento de los quinametzin se
reproduce en la Estela de Alvarado, en el estado de Veracruz; ahí un altivo
olmeca con un brazo en alto posa ante un quinametzin en cuclillas y maniatado.
La escena habla por sí sola y únicamente haremos mención a una serie de
jeroglíficos sobre el gigante abatido, que se encuentran muy dañados y que
quizá narraron los tiempos y circunstancias de la acción.
Tamoanchan
Algunos lugares del México antiguo estuvieron
siempre cubiertos por una nube de respeto, veneración y misterio. Eran morada
terrestre de la Dualidad Suprema y sitios de comunicación entre los hombres y
el Cielo.
Tanto
por la tradición maya como por la náhuatl, sabemos que esos parajes se
localizan siguiendo las cuatro direcciones del Universo, en medio de los cuales
se encuentra el Ombligo del Mundo. De entre esos cuatros puntos sobresale, la
extraordinaria Tamoanchan, tenida por mítica y misteriosa.
Se
trata de un verdadero paraíso terrenal donde asiste la contraparte femenina Ometecutli (Dos veces Señor), en forma de la
hermosa Xochiquetzalli y su relación con la tierra, la fecundidad y la
procreación.
Xochiquetzalli
Fuente: www.primariatic.sep.gob.mx
Ahí
abundaban los manantiales, arroyos, vergeles y nunca faltan los mantenimientos.
En lugar tan placentero y alegre, donde también crece el Árbol Divino, Sostén
del Cielo, Xochiquetzalli, siempre está acompañada y cuidada de mucha gente; la
sirven mujeres del rango de diosas y la alegran enanos corcovados y bufones
mientras hila y teje preciosas y artísticas telas, quizá con la urdimbre del
destino.
En
Casa del Descenso donde se crían dioses y nacen los hombres.
Xochipilli (Dios de las Flores)
Fuente: www.fs.fed.us
Cinteotl
(Dios del Maíz)
Nanahuatzin, que llega a ser Ollin Tonatiuh (Sol
del Movimiento)
Fuente: www.americaindigena.com
Estos
dioses bajaron al mundo. Por ser el país del Origen Primordial, se vincula con
los viejos y por supuesto con el zopilote.
La
Casa del Descender (Tamoanchan) es conocida como el Sitio donde están las
Flores (Xochitlicacan), el Lugar Nueve Veces entrelazado (Chiconauhpaniuhcan),
donde los Vientos son Frescos y Fríos (Itzehecayan).
La Casa del Descender (Tamoanchan)
Pero
los hombres, siempre indignos, cortan un día rosas y ramas provocando el enojo
de Ometecutli. Son echados del paraíso, unos a la Tierra, otros al Infierno,
mientras bajan las mujeres fantasmas (Cihuateteo)
y los Demonios de las Tinieblas (Tzitzimine),
cuando el Árbol Divino se rompe y el firmamento se derrumba. Algunos
sobrevivientes se vuelven animales.
Sin
embargo, los dioses necesitan también hombres y volverán a ser creados después
de morir arrasados sucesivamente por el Agua, la Tierra, el Viento y el Fuego,
y el jeroglífico topónimo de Tamoanchan señala el dramático momento cuando el
Árbol Divino “hiende por medio”, derramando en todas direcciones la sangre
preciosa de los dioses.
Las
historias recogidas por Sahagún revelan que Tamoanchan fue punto de reunión de
distintas familias, desde tiempos remotos. Ahí, “…inventaron las Astrología
Judiciaria y el Arte de Interpretar los Sueños, compusieron la Cuenta de los
Días y de las Noches y de las Horas, y las diferencias de tiempos…”
Posteriormente, desde Tamoanchan “…iban a hacer sacrificios al pueblo llamado
Teotihuacan…” Desde luego son hechos separados por muchos siglos. (10)
Tal
parece que una vez terminadas las reuniones y consultas, las familias partían a
poblar distintos lugares por las cuatro direcciones del Mundo, respetando otra
de las acepciones de Tamoanchan, la de “Buscamos nuestra Casa”.
Respecto a la localización precisa del sitio, Olmos nos proporciona un
dato invaluable cuando dice que el primer hombre fue creado en una cueva de
“…Tamoanchan, en la provincia de Cuernavaca, que es Cuauhnahuac, en el
Marquesado del Marqués del Valle…” (11)
Los Soles Cosmogónicos
Corresponde el título de esta investigación al de
un manuscrito atribuido a fray Bernardino de Sahagún, que se encuentra en el
Archivo Secreto Vaticano esperando salir a la luz, pues tal epígrafe resume
magistralmente la situación creada por los primeros cronistas españoles al
tener conocimiento de la secuencia de los Soles Cosmogónicos. El éxito de los
empeños de fray Bernardino están a la vista con una sola diferencia: los Soles
antes idolátricos son ahora mitológicos.
Sin
embargo, las trascendencia de los Soles Cosmogónicos “que los indios usaban en
tiempos de su infidelidad” es tan grande que relativamente nuevos hallazgos
arqueológicos, sobre todo en fechamientos aunado a todo un cúmulo de
testimonios orales y escritos revelan con más intensidad que la Leyenda de los Soles es la relación
precisa de hechos ocurridos en lugares y tiempos perfectamente determinados por
nuestra historia antigua. (12)
En
primer término ya puede asegurarse el orden de los Soles por los tiempos en que
ocurrieron las catástrofes respectivas que les dieron lugar y la ubicación de
los sitios más afectados. Tal orden es el siguiente:
·
1er. Sol. ATONATIUH. (Sol de Agua): Su signo es Nahui Atl (4 Agua) Sobrevino como uno
de los últimos efectos del estadio glacial Wisconsiniano en Norteamérica, le
puso fin a un gran diluvio en que los hombres fueron metamorfoseados en
peces…2212 a. C.
Fuente: http://tonalpohualli260.wordpress.com/contenido/page/3/ y http://www.samaelgnosis.net/calendario_azteca/cinco_soles.html
·
2do. Sol. OCELOTONATIUH. (Sol de Tierra): Su
signo es Nahui Ocelotl (4 Jaguar) El
cielo se desplomó, el Sol no siguió caminando, se hizo de noche en pleno día,
siguió con el exterminio de los gigantes quinametzin a manos de los olmecas
transfigurados en tigres en el Altiplano y Golfo de México… 1172 a.C.
Fuente: http://tonalpohualli260.wordpress.com/contenido/page/3/ y http://www.samaelgnosis.net/calendario_azteca/cinco_soles.html
·
3er. Sol. EHECATONATIUH (Sol de Viento): Su signo
es Nahui Ehecatl (4 Viento). Fueron
destruidos por ciclones y huracanes cuyos efectos son notables en el Golfo y
Altiplano de México y los hombres se volvieron monos.
Fuente: http://tonalpohualli260.wordpress.com/contenido/page/3/ y http://www.samaelgnosis.net/calendario_azteca/cinco_soles.html
·
4°. Sol. QUIAUHTONATIUH (Sol de Lluvia de
Fuego): Su signo es Nahui Quiahuitl (4
Lluvia). En este periodo llovió fuego del cielo, de modo que se quemaron los
hombres y surgieron las piedras volcánicas, la lava tezontli, grandes trozos y pequeños pedazos de lava tecihuitl, y las cenizas volcánicas xaltec. En Tres Zapotes, Veracruz, por
el volcán de Tuxtla y en Cuiculco, por el volcán Xitle…132ª. C.
Fuente: http://tonalpohualli260.wordpress.com/contenido/page/3/ y http://www.samaelgnosis.net/calendario_azteca/cinco_soles.html
·
5°. Sol. OLLIN TONATIUH (Sol de Movimiento o
Terremoto): Su signo es Nahui Ollin (4
Temblor). Asoma cuando el Sol anterior parece detener su camino por un error
acumulado al considerar 365 días como valor promedio del año solar trópico.
Indica la destrucción de la vida humana en el mundo por medio de terremotos,
fuego y vapor de agua. Por esta fecha se efectúa una corrección que hace que el
Sol se “mueva, caminando”, y conmociona todo el territorio de Mesoamérica…908
d. C.
Fuente: http://tonalpohualli260.wordpress.com/contenido/page/3/ y http://www.samaelgnosis.net/calendario_azteca/cinco_soles.html
El
panorama general se completa si del primer año que aparece en el cuadro
anterior retrocedemos 1040 años para llegar a 3252 a. C., fecha intermedia
entre 3373 y 3113 a. C. propuestas como inicio de los tiempos o fecha era entre los mayas por Spinden y por Goodman-Martínez-Thompson.
De
3252 a. C., cuando los mayas supusieron el nacimiento por si mismos de los
dioses, a 2212 a. C., advenimiento del primer Sol, pasaron 1040 años. Después de
los soles subsecuentes se suceden con intervalos de 1040 años, a excepción del
segundo y tercero que entre ambos duran ese lapso.
Otro
aspecto muy importante, confirmado por la Arqueología una vez definidas las
diferentes etapas, lo constituyen tanto la identificación de los dioses
rectores, como los sitios ocupados por las diferentes culturas. Se presenta a
continuación un breve resumen.
·
1er. Sol. ATONATIUH. (Sol de Agua): Su signo es Nahui Atl (4 Agua). Bajo el patrocinio Chalchiuhtlicue (diosa de las Aguas
terrestres). Abundantes figuras de barro de mujeres con amplias caderas
representando a la diosa, dispersas por toda Mesoamérica. Cerca del final de
este Sol surgen esculturas de cabezas monumentales y personajes obesos y
deformes en el Golfo y Sureste de México.
·
2°. Sol. OCELOTONATIUH. (Sol de Tierra): Su
signo es Nahui Ocelotl (4 Jaguar).
Dirigido por Tezcatlipoca (uno de los dioses principales en su versión como
Señor de las Profundidades de la Tierra y con forma de tigre). Prevalecimientos
de figuras olmecas muchas veces con facciones felinas en el Altiplano, Golfo,
Sur y Sureste de México.
·
3er. Sol. EHECATONATIUH (Sol de Viento): Su signo
es Nahui Ehecatl (4 Viento). Lo guía
Quetzalcoatl (Serpiente Emplumada,
como Dios del Viento). Imperan las representaciones del dios y aparecen los
primeros basamentos de sección circular. Ocurren principalmente en el Altiplano
(Tlatilco, Cuicuilco), Golfo (La Venta) y Sureste (Monte Albán).
·
4°. Sol. QUIAUHTONATIUH (Sol de Lluvia de
Fuego): Su signo es Nahui Quiahuitl (4
Lluvia). Comandado por Tlaloc, Chac entre los mayas, ahora en su versión
como Señor de la Lluvia de Fuego. Incuestionable predominio de su efigie sobre
otras como las de Xiuhtecutli (Dios
Viejo del Fuego y del Año), al que finalmente se impone en el Altiplano
(Cuicuilco), Golfo (Tres Zapotes), Teotihuacan y grandes centros mayas.
·
5°. Sol. OLLIN TONATIUH (Sol de Movimiento o
Terremoto): Su signo es Nahui Ollin (4
Temblor). Bajo el régimen de Quetzalcoatl, ahora como Nahui Ollin. Gran profusión de representaciones del Sol con el
conocido glifo de Nahui Ollin en Xochicalco, Tula, Chichén Itzá, Mixteca y
Huasteca, Michoacán y Tenochtitlan.
El
advenimiento de cada Sol y los efectos que les dieron lugar se guardó siempre
con respeto y temor pues podían sobrevenir en cualquier periodo de 52 años o
algunos de sus múltiplos y, así, todas las culturas que los sufrieron dejaron
en pinturas o grabados testimonio de su paso, unas veces narrando los hechos,
otras en forma simbólica.
Hombres
y Lingüística
Como
lo señalara Kirchhoff (13) la diversidad de los pueblos mesoamericanos arranca
de su origen mismo: arribaron al territorio estudiado en muy diferentes épocas,
y hablaban muy distintas lenguas. En efecto, los mesoamericanos pueden ser
agrupados en 16 familias lingüísticas, alguna de ellas con numerosos
componentes y otras, en cambio con apenas una lengua:
1.
Hokano-coahuilteca (tesquistlateco o chontal de Oaxaca).
2.
Chinanteca (chinanteco).
3.
Otopame (otomí, mazahua, matlatzinca, ocuilteco y matlame).
4.
Oaxaqueña (zapoteco, mixteco, mazateco, chatino, papabuco, cuiacateco, trique,
amuzgo, popoloca e ixcateco).
5.
Mangueña (chiapaneco, chorotega, dirián, maribio, oritiña y nagranda).
6.
Huave (huave).
7.
Tlapaneca (tlapaneco y subtiata).
8.
Totonaca (totonaco y tepehua).
9.
Mixe (mixe, zoque y popoluca).
10. Maya (huasteco, cotoque, maya yucateco, lacandón, mopán,
chol, chontal, tzeltal, tzotzil, tojolabal, mam, chuj, kanjobal, kekchí,
pokonchí, ixil, quiché, cakchiquel, pokomam, rabinal, tzutuhil, aguacateca,
chortí).
11. Yutoazteca (cora, huichol, tecual, huaynamota, teúl,
náhuatl, pochuteco, pipil y nicarao).
12. Tarasca (tarasco).
13. Cuitlateca
(cuitlateco).
14. Lenca (lenca).
15. Xinca (xinca).
16. Misumalpa
(Matagalpa y cacaopera).
Gracias a los estudios glotocronológicos e investigaciones de Leonardo
Manrique (14) hoy es posible aproximarse al difícil problema de la progresiva
penetración de las corrientes lingüísticas al territorio mesoamericano. Con el
transcurso de los siglos, estos pueblos de tan distinto origen fueron capaces
de crear una unidad cultural fundada en torno al cultivo el maíz. En efecto,
los primeros mesoamericanos se identifican como pueblos agricultores,
descendientes de los nómadas recolectores-cazadores que habían habitado el
mismo territorio durante milenios. Los antepasados nómadas habían domesticado y
cultivado, entre otras plantas, el maíz, el frijol, la calabaza y el chile.
Esta invaluable herencia constituyó la base de la alimentación mesoamericana.
Los agricultores, como cultivadores de dichas plantas, pudieron desarrollar una
tradición compartida, independiente de influencias extracontinentales, hasta el
siglo XVI. Estos dos hitos históricos –sedentarismo agrícola e irrupción
europea- son los límites temporales de Mesoamérica, que se inicia hacia 2500 a C
para desaparecer como tradición cultural autónoma a partir de 1521 d C.
El
Lienzo de Jucutácato
Perteneció étnicamente a los purépechas y ahora
forma parte de la tierra Caliente de Guerrero.
El
historiador michoacano Eduardo Ruiz indica que el nombre se debe a que en ese
lugar, Jucutácato, se le encontró a fines del siglo XIX. Con motivo de hacerle
los primeros estudios, se le llevó al pueblo de Ticala, Michoacán, y quedó en
poder de la señora Luisa Magaña. Por conducto de su médico, Pablo García
Abarca, lo hizo llegar a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística,
cuando era su presidente el licenciado Ignacio Manuel Altamirano.
El lienzo quizá fue
pintado en el siglo XVI, cuando Don Vasco de Quiroga era obispo de Michoacán,
aunque algunos investigadores piensan que no existió un códice precolombino que
sirviera de base para pintar éste, sino que se desarrolló en base a la
tradición oral. Eduardo Seler opina que es copia de un documento prehispánico
realizado años después de la conquista, lo que explica la incorporación de
objetos europeos como: templos, incensarios, sillas e instrumentos musicales.
Se realizó sobre tela de algodón que mide 281 x 220
cm. En su contenido se relata la inmigración de varias tribus que hicieron
peregrinaje por tierras del hoy estado de Guerrero, y un sector del mismo grupo
logra su asentamiento en Michoacán. (15)
Lienzo
de Jucutácato
Fuente: www.mexconnect.com
Se inicia
el relato en la gran división superior colocada a la derecha del Lienzo, en
donde distintas personas salen de lo que parece una cueva y se embarcan,
simbólicamente sobre tortugas y aportan a un lugar donde un árbol amenaza
romperse o se rompe.
Este
sitio original ostenta el nombre de Chalchiuihtlahpazco,
que significa “en el lebrillo de piedras preciosas”, acompañado de una leyenda
cuya traducción literal es: ”…Salieron las criaturas hechas de ceniza, y los de
la casa del dardo, y los maestros de artes toltecas y todas las gentes nahuas,
y los que tienen plumas, y los estrenadores, y los que encalan los cabellos…”
El
lienzo no muestra la caminata hacia el Oriente para arriba a Pánuco, pero si la
llegada a Chalchicueyehcan, en costas del actual estado de Veracruz. De ahí,
resulta evidente que siguen la ruta de los volcanes Citlaltepetl, Iztacihuatl y
Popocatepetl, pues pasan por Tehuacan para incursionar por distintos lugares
del Altiplano Central de México, como aquellos que después recibieron los
nombres de Coyoacán y Tenochtitlan. Continúan por algunos sitios de los ahora
estados de México y Michoacán y llegan a poblar Xiuhquilan. Este lugar debe
corresponder con la población que Sahagún llama Tamoanchan, veamos porque
razones; en primer lugar, Tamoanchan guarda una relación muy estrecha con el
árbol divino, así lo indica, entre otros testimonios el Anónimo de Hexotzingo,
en Cantares mexicanos: (16)
²
…Árbol
florido se yergue en Tamoanchan: allí fuimos creados, allí nos dio ser, allí
enlazó el hilo de nuestra vida, aquel por quien todas las cosas viven…”
Existe
además un hecho muy significativo: en las acciones que se siguen entre las
divisiones del Lienzo desde Chalchiuihtlapazaco, hasta el arribo a Xiuhquilan,
un ave acompaña a los peregrinos y en todo el trayecto uno o más sacerdotes,
distinguibles por aparecer sentados o a una escala mayor, portan discos
divididos en partes. Estos discos han sido identificados por algunos autores
como calendarios y de ser así, los emigrantes guiados por sus dioses, a través
de las aves y los sacerdotes, debían cumplir una cita en fecha determinada al
reunirse en Xiuhquilan, donde comenzaría un nuevo ciclo.
Después de un tiempo indeterminado, las familias reunidas se dispersan
por todos los rumbos: al Oriente se dirigen los olmeca-uixtoti, los cuexteca
van hacia el Norte buscando Pánuco, los michuacas por el
Occidente llegan a Pátzcuaro y los toltecas emprenden una peregrinación
que los lleva primero al sitio de partida original, el lugar de “Siete Cuevas”.
(17)
Chicomoztoc, “El lugar de las siete cuevas”
Fuente: www.montero.org.mx
4 Ahau
8 Cumhú
El tiempo para los mayas no tuvo desde siempre ni
principio ni final, como lo confirman las inscripciones de fechas que se alejan
tanto hacia el pasado como hacia el futuro, requiriendo la invención de un
sistema amplio, preciso y necesariamente complicado para su cómputo, donde con
base a la duración de los días u los años, con la intervención del Sol, y
demostrada su relación con los movimientos aparentes de distintos cuerpos
celestes como la Vía Láctea, Las Pléyades, el planeta Venus y la Luna, la
religión y sus dioses jugaron un papel preponderante.
Se ha podido determinar que el punto de
partida de la cronología maya corresponde a un día 4 Ahau de la octava
posición del mes Cumhú, situado
dentro de un periodo de trece veces 4000 años. Los especialistas acostumbran escribirlo
en la siguiente forma:
Ø 13.0.0.0.0.0. 4 Ahau 8 Cumhú
Y se conoce también como la fecha Era. (18)
Recientemente y con base en la aplicación del Carbono 14, en algunas
inscripciones calendáricas labradas sobre dinteles de madera, se ha podido
señalar que esa fecha de origen puede corresponder o bien al año 3373 a. C., o
al 3113 a. C. (19)
Se
trata desde luego de una fecha muy lejana que rebasa el margen de la cultura
maya aún en su periodo Formativo Inferior de 2 500 a 1 000 a. C., y permanece
en misterio el porqué de un origen tan distante precisamente en un día 4 Ahau 8
Cumhú. Intentemos penetrarlo:
Ahau en maya significa Señor y es
aparte el nombre del día dedicado al Joven Dios Solar. Acompañado del número 4
quizá representa al Primer Sol o a cualquiera de los subsecuentes Soles
Cosmogónicos. En tanto Cumhú o Kumk´u
es un horno o crisol que afectado por el número 8 tal vez adquiera la condición
de precioso o divino. Es también el último mes del Calendario Maya y está
regido por el Dragón o Serpiente del Cielo.
4 Ahau
8 Cumhú puede entonces representar el momento de la elevación del Sol Original
o de algún otro de los Soles Cosmogónicos, merced al sacrificio de cualquiera
de los dioses principales en el Crisol Divino y por decisión de la Dualidad
Suprema presente bajo su forma de Serpiente o Dragón, de cuyas fauces el Sol
emerge. Mientras esto sucede, la humanidad es creada y alternativamente
arrasada por un cataclismo.
Lo
anterior puede seguirse en distintos códices y manuscritos mayas entre éstos el
Popol Vuh y los Anales de los Cakchiqueles y concuerda con antiguas tradiciones
del Altiplano Central (20)
Primer día del 1.º baktun |
13 de agosto del 3114 a. C. |
4 Ahau |
8 Cumhú |
El día de
hoy |
14 de
noviembre de 2014 |
8 Ben |
|
Último día del 13.º Baktun |
20 de diciembre de 2012 |
3 Cauac |
2 Kankin |
Primer día del nuevo ciclo |
21 de diciembre de 2012 |
4 Ahau |
3 Kankin |
Otra
confirmación de lo asentado se tiene en el hecho de que un día en la
combinación 4 Ahau 8 Cumhú solo ocurre dentro del Calendario Maya cada 52 años
y es por eso que al final de este ciclo fuera esperado con angustia y temor
dada la posibilidad que el cielo pudiera derrumbarse arrastrando al Sol con todo
su Cortejo Celestial ocasionando el fin de hombres y alimentos.
Nada sabemos con certeza de la catástrofe
original que dio lugar al primero de los Soles y al inicio del cómputo maya del
tiempo. Debió ser de gran magnitud y en tales fechas pudo tratarse de una de
las últimas fases del Estadio Glacial Wisconsiniano que afectó la parte boreal
de nuestro continente y cuyas consecuencias principales se caracterizaron por
prolongadas lluvias torrenciales con un aumento inusitado en el nivel de los
mares.
Una de las páginas más hermosas del Códice de Dresden, la N° 74, reproduce un “diluvio” bajo la intervención del Dragón Celeste y en presencia de una deidad femenina. Sin duda rememora uno de los primeros Soles y el origen de la Cronología en un día 4 Ahau 8 Cumhú. (21)
http://www.famsi.org/spanish/research/graz/dresdensis/img_page74.html
Las
ruedas calendáricas (22)
Ya desde los primeros contactos entre las dos
culturas surgen los alcances de las ruedas calendáricas y es opinión de
Clavijero que formaron parte de los presentes enviados por Cortés a Carlos V en
1519, inventariados en la 1ª Carta de Relación y también descritos
posteriormente por Bernal Díaz del Castillo como:
²
Una rueda
de fechura de Sol de oro muy fino, que sería tamaña como una rueda de carreta,
con muchas maneras de pinturas, gran obra de mirar…” y “ otra mayor rueda de
plata, figurando la luna y con muchos resplandores y otras figuras en ella…” (23)
Estos
envíos causaron sensación en Europa, provocando el asombro del eminente
grabador Alberto Durero, quien calculó el diámetro de la rueda de oro en una
“toesa”, medida de longitud equivalente a 2 metros, las piezas fueron fundidas
y amonedadas.
Al término
de la conquista, se inicia la evangelización por distintos grupos de
religiosos; uno de ^los más importantes, conocido como el de “los Doce”,
comandado por fray Martín de Valencia, emprenden la ardua tarea y se dan cuenta
de la íntima correspondencia entre el calendario y las ruedas con la religión
que regía el comportamiento de los naturales.
Fray
Toribio de Benavente o Motolinia, uno de los 12, fue de los primeros
investigadores que advirtieron en carácter circular de los calendarios y él
mismo elaboró una “Rueda de 52 años”, que posteriormente perteneció a fray Juan
de Torquemada. Lo siguió fray Andrés de Olmos, quien supo de las secuencias de
13 en 13 años que en giro continuo completan 52 años, “que llamaban edad”. Fray
Diego de Landa conoce el “modo de contar los tiempos” y dibuja entre sus
escritos un calendario circular.
Llega
un notable conocedor del sistema antiguo para el cómputo del tiempo. Se trata
de fray Diego de Valadéz, valiente misionero y magnífico grabador, quien traza
un calendario circular muy completo y lo reproduce en su Rethorica Cristiana, obra publicada en Perusia, Italia, en 1579.
Fuente: http://www.periodicosupremo.com.mx/wp-content/uploads/2015/01/foto25.jpg
La Rueda Calendárica n°1 tiene en su centro los cuatro portadores del año: casa, conejo, caña y pedernal, y numerosas secciones que abarcan los años 1654 a 1699 con su respectivo cargador –glifo que identifica el año-, así como una sección en la parte superior que incluye los lugares donde se llevó a cabo la atadura del año.
Fuente: http://www.codices.inah.gob.mx/pc/contenido.php?id=56
La variante n° 7 muestra los cuatro puntos
cardinales y 20 secciones con imágenes que van de 1701 a 1720, las cuales
incluyen glosas en náhuatl y español, apreciándose al centro del círculo el Sol
y la Luna con rostros humanos acompañados de estrellas.
Dentro
del remolino evangelizador, hacen su aparición fray Diego Durán y fray
Bernardino de Sahagún y realizan, cada uno por su cuenta, investigaciones muy
completas. Sahagún se muestra de acuerdo con la forma como los indios “contaban
los tiempos por ruedas y figuras…”:
²
Los de
México o los de esta Nueva España en su infidelidad solían contar los años por
cierta rueda con cuatro señales o figuras, conforme a las cuatro partes del
mundo, de manera que cada año se contaba con la figura que era de cada una de
las dichas partes”
El texto completo de Sahagún aparece en su Libro
VII y dice:
1.
Los nombres
que tuvieron puestos a las cuatro partes del mundo son éstos: huitztlampa,
que es el medio día o austro; tlapcopa, que es el oriente; mictlampa,
que es el septentrión; cihuatlampa, que es el occidente o
poniente;
2.
Los nombres
de las figuras dedicadas a las cuatro partes del mundo son éstos: Tochtli,
que es conejo, y era dedicada a huitztlampa, que es el mediodía; ácatl, que es caña, era dedicada al
oriente; técpatl, que es pedernal, dedicada a septentrión; calli,
que es casa, era dedicada al occidente o poniente.
3.
Así que al
principio de los años era la figura de conejo; de esta manera ce tochtli, un conejo, y luego ome ácatl, que es dos cañas, y luego ei técpatl, que es tres pedernales, y
luego nahui calli, que es cuatro
casas, y así se van multiplicando los números de cada nombre o figura hasta los
trece. Y acabados los cincuenta y dos tornaba la cuenta a ce tochtli.
4.
Ácatl, que es la caña, era figura dedicada al oriente, que llamaban tlapcopa y tlahuilcopa, casi hacia la lumbre o al sol. Técpatl, que es pedernal, era figura dedicada a mictlampa, casi hacia el infierno porque
creían que a la parte del septentrión los difuntos se iban; por lo cual, en la
superstición que hacían a los difuntos, cubiertos con las mantas y atados los
cuerpos, haciánlos sentar vuelta la cara al septentrión o mictlampa.
5.
La carta
figura era la casa, y era dedicada al occidente o poniente, al cual llamaban cihuatlampa, que es casi hacia la casa
de las mujeres, porque tenían opinión que en el poniente vivían las mujeres
difuntas, que son diosas.
6.
Y en el
oriente viven los hombres, y que los hombres difuntos que están en la casa del
sol, desde el oriente le guían, haciéndole fiesta al sol cada día que sale,
hasta llegar al mediodía. Y que las mujeres difuntas que llaman Cihuapiltin, que las tienen por diosas,
parten del occidente y vanle a recibir al mediodía, y llevánle con fiesta hasta
el occidente.
7.
Así que,
cada una de las dichas cuatro figuras, por el dicho orden, de trece en trece
años comienzan la cuenta de los años, y todas las cuatro multiplicándose,
llegan al número treceno, diciendo: ce
tochtli, ome ácatl, ei técpatl, nahui calli, mauilli tochtli, seis ácatl, siete
técpatl, ocho calli, etc., y con trece veces cuatro se concluyen los
cincuenta y dos años.
8.
Acabados
los cincuenta y dos años, según dicho es, tornaba la cuenta otra vez a ce tochtli, que era la figura a la parte
del mediodía, que llamaban hitztlampa,
y cuando se volvía al dicho ce tochtli,
todos temían del hambre, porque creían que era señal de grande hambre. (24)
Poco después, alrededor de 1630, el doctor
Jacinto de la Serna, quien fue Rector de la Real y Pontificia Universidad de
México, se interesa por el modo de “contar fiestas y tiempos” y entre sus
trabajos anexa una interesante figura circular que contiene los días del mes
mexicano. Don Carlos de Sigüenza y Góngora, se adentra en el sistema
calendárico y busca correlacionar sus fechas con las del Calendario Gregoriano
y escribe su célebre Ciclografía.
En
Europa el tema seguía presentando interés como se desprende de los escritos de
don Antonio de Solis y Rivadeneira, Cronista Mayor de Indias, ahora bajo el
reinado de Felipe IV. Por otra parte, el viajero italiano Giovanni Francesco
Gemelli Careri, durante su estancia en la Nueva España obtiene una copia de la
rueda que llamó del “secolo mexicano”, al reproducirla en su Giro del Modo que fue editada en Nápoles
en 1700.
Durante
el siglo XVIII, don Lorenzo Boturini Benaduci, logró allegarse una importante
colección de papeles, entre los cuales se encontraban varias “ruedas pintadas”.
El sistema calendárico y las ruedas fueron para él motivo de arduos estudios y
dedica todo un capítulo de su Idea de una
nueva historia general de América septentrional a los calendarios indianos,
haciéndose retratar portando uno de ellos en un grabado de ese libro publicado
en Madrid en 1746. Sus conocimientos los transmite a don Mariano Fernández de
Echeverría y Veytia. Veytia siempre estuvo convencido de que los antiguos
mexicanos, para el cómputo del tiempo “formaban sus calendarios en diversas
figuras, unos en círculo, otros en caracol, otros en cuadro, dando a entender
de este modo la permanente sucesión de los siglos”, en sus Calendarios mexicanos muestra diversas figuras y ruedas.
Rueda Calendárica n° 5 de Veytia.
Fuente: www.arqueomex.com
El cómputo del tiempo entre los Mayas
Fuente: www.revistabuenviaje.com
Calendario Tzolkin.
Fuente: http://library.austintexas.gov/blog-entry/los-mayas-sus-n%C3%BAmeros-y-el-fin-del-mundo-2185
Rueda interna, números 1 al 13 (con puntos y barras). Rueda externa,
con los 20 días del Tzolkin.
El primer calendario, (también
cíclico), civil llamado Haab consta
de 365 días. El Haab está dividido por 18 meses de veinte
días cada uno (18 x 20 = 360). Los 5 días restantes eran de mal
agüero llamados Uayeb.
El segundo calendario
sagrado, (cíclico) Tzolkin consta de 260 días
compuesto de 20 días. Cada día está representado por un glifo y acompañado
por números, del 1-13.
Estos dos calendarios se
entrelazan, y se repetían cada 52 años. Cuando esto sucede se le
llama Rueda calendárica.
Años después, el arzobispo de México don
Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón, incluye en su Historia de Nueva España, que vio la luz en 1790, una figura
circular que llama “calendario del año”, compuesto por 18 meses de 20 días y 5
nemontemi, con la efigie de la Luna en el centro.
En 1790 se llega a un punto culminante de
esta materia al descubrirse el llamado “Calendario Azteca”, monolito de 26
toneladas y 3,60 de diámetro, labrado en bajo relieve. Es encontrado frente al
Palacio Virreinal en la Plaza Mayor. Pudo conservarse íntegro dado en el
interés que puso don Vicente Güemes de Pacheco y Padilla, virrey y gobernador
general de la Nueva España, quien ordenó su traslado a los patios de la
Universidad. Fue ahí donde otro mexicano, don Antonio de León y Gama lo
investigó por primera vez, tomando la precaución de mandarlos copiar en
detalle.
Con la llegada a la Nueva España de
Guillermo Dupaix, que viene comisionado por la Corona Española para hacer
excursiones y exploraciones en antiguos monumentos y conoce previamente el
Calendario Azteca. Después en la primera mitad del siglo XIX y en relación con
los mayas, Pío Pérez escribe que “los mayas pintaban una rueda pequeña en la
cual ponían los cuatro signos iniciales, Kan al Oriente, Muluc al norte, Hix al
Poniente y Cauac al Sur…” (25)
Alrededor de 1886, don Alfredo Chavero
estudia el Calendario Azteca y está conforme “con las ruedas que hacían los
mexica para expresar la cuenta del tiempo…” aceptando conocer “la rueda de los
días, la de los meses y años…”, sin embargo, concluye que el importante
monolito no reúne las características para servir como instrumento para el
cómputo del tiempo. (26)A partir de ese momento, prevalece la precipitada
opinión de Chavero sobre los distintos criterios de otros investigadores,
desatándose una verdadera polémica sobre el fin verdadero de las ruedas.
Ya en el siglo XX, don Raúl Noriega afirma
en 1965 que “El Calendario Azteca lleva a la conclusión de que computaban días,
semanas, meses, lunaciones, años y siglos…”. Finalmente contamos con dos
testimonios de un eminente mayista, sir J. Eric S. Tjompson, en su Maya Hieroglyphic Writing dice:
²
Creo que las secuencias de coeficientes debieron
representarse en ruedas, de las cuales sobrevivieron algunas hasta la Colonia.
Las mejor conocidas son las que aparecen en el Chumayel y en Landa. Ambas
ruedas dan el orden de los Katunes empezando con 11 Ahau, etc. En Ixil (Pérez,
pag. 172) se tiene una rueda de los cargadores de años, que se lee en sentido
contrario al de las manecillas del reloj empezando con 1 Kan. Es probable que
tales ruedas proporcionaran la secuencia de los coeficientes para Tun y Uinal y
quizá de los Baktun mientras existieron. Se conoce una rueda de los días en el
Calendario Quiché de 1722. Ruedas similares se usaron en el Altiplano de México
y fueron reproducidas por Sahagún, Durán y Veytia…” (27)
Otro en A commentary on the Dresden Codex, donde
ratifica:
²
Las ruedas calendáricas caen dentro del tipo del Calendario
Quiché de 1722 y el Calendario Spina de 1854 de Ixtlahuacan, también en
territorio quiché. El primero tiene los nombres de los días y los números del 1
al 20 escritos alrededor del perímetro; el segundo tiene un triple perímetro
con días y números del 1 al 20, cada uno dentro de un espacio. Nombres y
números aparecen en escritura europea, pero el plan precolombino muestra con
certeza que deriva de las tradicionales ruedas con glifos para los nombres,
barras y puntos (o sólo puntos) para los números. El círculo central de la
Rueda de Spina, aparece en un disco separado, diseñado probablemente para
girar. Esto sugiere la interesante posibilidad de un mecanismo prehispánico de
tal especie…” (28)
Las ruedas calendáricas
debieron ser muy conocidas y abundantes, todo Centro de alguna importancia
contaría con algunos ejemplares donde se llevaba la cuenta del tiempo,
seguramente a base de inscripciones sucesivas.
Esto último nos induce a pensar que para
su fabricación se requerían materiales duros, ya fueran pétreos o metálicos, lo
cual elimina a los libros o códices que resultarían dañados al escribir
continuamente sobre ellos; por supuesto, ningún códice sobreviviente muestra
anotaciones de este tipo. Respecto
a su diseño, deben guardar alguna similitud con aquellas que los cronistas
reprodujeron, aunque a veces tendenciosamente.
Sin embargo, uno de los puntos más
importantes que deben dilucidarse, es la determinación de la época en que las
ruedas pudieron ser construidas y usadas. Su empleo en el cómputo del tiempo
requiere una regularidad inalterable de la duración del año solar trópico, lo
cual se logró mediante el artificio de los días nefastos y sin nombre, con intercalaciones
y sustracciones periódicas, de modo que sus años se contaban siempre de 360
días, arreglados en 18 meses de 20 días.
Sabemos, por otra parte, que entre los
mayas y hasta el fin de la llamada Época Clásica, alrededor del 900 d.C., estuvo
en uso un sistema de datación con base a un año de 365 días, incluidos los días
sin nombre, que no admitía días intercalares. Este sistema dejó de usarse antes
de esa fecha coincidiendo con el abandono de todos los Centros Mayas. Es
probable que las ruedas surgieran poco después en lugares como Xochicalco,
Tula, Chichen Itzá y todos aquellos que precedieron al derrumbe maya y
teotihuacano.
Una vez planteados los requerimientos
anteriores, será la Arqueología quien nos ayude a resolver el enigma.
Fuente: http://blog.rutadeltiempo.es/?p=555
El calendario adivinatorio
A partir de 20 días que son
base de la cronología, con nombres y glifos muchas veces diferentes para las
distintas culturas, pero siempre guardando alguna relación entre sí, se
construyó un sistema en el que cada día se acompaña de un número del 1 al 13
hasta formar un ciclo de 260 días en el cual un día con un número determinado
no se repite en todo el lapso. Esta cuenta corre dividida en 20 grupos de 13
días a trecenas de modo que al día iniciador de trecena le corresponde siempre
el número 1. (29)
Como el año solar se consideró de 360 días
al no computar los 5 días nefastos, que sólo se dejaban transcurrir, si se
alcanzan 18 Cuentas de los Destinos, se llega también a 13 años civiles, pues:
·
18 x 260 = 13 360
Estableciéndose la
correspondencia necesaria entre ambos calendarios.
Tuvo la Cuenta de los Destinos una
significación primordial en nuestra historia antigua, pues regía todas las
actividades de hombres y pueblos, de unos su nacimiento y muerte, de otros, su
fundación o abandono. Sus designios eran siempre buscados y respetados y llego
a funcionar como un verdadero calendario adivinatorio. (30)
Muy conocida resulta la primera página del
Códice Fejervary Mayer que contiene
en un solo dibujo un Calendario Adivinatorio muy completo.
Se encentra actualmente, en
la Biblioteca Real de Londres http://web.archive.org/web/20091026220920/mx.geocities.com/marioluis_llano/codices/cmayer.html
La pintura de esa primera página es
hermosa y simétrica, llena de figuras de un gran simbolismo y además su estudio
revela sus alcances como instrumento práctico y útil.
En el perímetro de un cuadrado central, se
encuentran cuatro aspas trapezoidales unidas entre sí por cuatro figuras con
forma de herradura. El cuadrado lo ocupa Xiuhtecutli, Dios del Fuego y del Año,
quien preside la acción armado con lanzadardos y flechas; despide llamaradas en
todas direcciones y domina el sentido abajo-arriba.
En cada aspa se destaca un árbol
custodiado por una pareja de dioses contrarios y equilibrados y en cada copa se
posa un ave. Los árboles surgen de distintos glifos que representan rumbos.
Arriba, sobre un sol que descansa en un
templo, símbolo del Oriente, crece el Quetzalmizquitl.
Lo acompañan Iztli y Piltzintecuhtli y el ave es el quetzal.
A la derecha, el rumbo del Norte se
representa por el monstruo de la Tierra y de ahí nace el Tezcapochotl con un loro en el follaje. Los dioses son Cinteotl y Mictlantecuhtli.
De un tzitzimine,
demonio del Poniente, parte del Tezcahuehuetl
con un halcón con su corona. Presiden las diosas Chalchiuhtlicue y Tlazolteotl.
A la izquierda y sobre símbolos de
sacrificio representando al Sur, se desarrolla el Quetzalhuexotl donde se posa el águila en presencia de Tepeyollotli y Tlaloc.
En las figuras en forma de herradura que unen
entres sí a las aspas, se distingue una planta y un ave que porta el glifo de
un día. El Halcón contiene al Conejo, el Quetzal a la Caña, el Loro al Pedernal
y el Águila a la Casa. A un lado de las herraduras se extienden los glifos de
los 30 días del mes en cuatro grupos de 5, y del otro lado cuatro escenas de
sacrificio.
Finalmente, todo el perímetro del conjunto
lo ocupan los glifos de los 20 días del mes colocados en aristas y curvas y
separados siempre por 12 círculos pequeños.
Resulta evidente por la simple observación
de la pintura que nos ocupa, que existe una íntima relación entre los días, los
números y los rumbos con las aves y los dioses; estos últimos son 9 y se
conocen como Compañeros de la Noche. Los árboles constituyen el sostén del
cielo y en esta forma son reverenciados en los puntos cardinales donde crecen;
las aves en sus follajes son mensajeras entre tierra y cielo, entre dioses y
hombres.
Todos los elementos mencionados son parte
fundamental de los designios o fortunas que rigen las actividades de pueblos y
pobladores. Su cabal conocimiento es imprescindible antes de emprender
cualquier actividad y entre las gentes marca el nacimiento, conduce la vida y
señala la muerte.
1.- Orientación
Los días guardan una
orientación según la posición que ocupan a un lado de las herraduras: miran al
Sur el conejo, el zopilote, la lagartija, la hierba y la flor; pertenecen al
Oriente el agua, el movimiento, la serpiente, la caña y el caimán. Al rumbo del
Norte se dirigen el viento, el perro, el pedernal, la muerte y el jaguar. Por
último, son del rumbo del Poniente el águila, la casa, el mono, la lluvia y el
venado.
2.- Días y números
Los grupos de trece días se
localizan en todo el contorno y la cuenta inicia siempre con el caimán que se
encuentra en la arista superior derecha del cuadrado central. Siguiendo el
sentido contrario al de las manecillas de un reloj, se da al caimán el número 1
y se cuenta hasta 13 para completar la primera trecena; se llega al jaguar y en
la misma forma al venado, la flor, la caña, la muerte, etc. Podemos conocer en
esta forma cualquier día y el número que lo acompaña a lo largo de toda la
Cuenta de los Destinos. El orden de los días que inician trecena se encuentran
también en la que llamamos Secuencia de las Trecenas.
3.- Los dioses y los días
A cada uno de los días lo
conduce un dios que es su compañero. En algunos códices como el Borbónico y el Tonalamatl de Aubin se muestra que al caimán corresponde Xiuhtecutli,
a 2 Viento, Iztli, a 3 Casa, Piltzintecuhtli, a 4 Lagartija, Cinteotl, etc.
4.- Dioses, años y números
Sabemos que los años civiles
sólo pueden llevar el nombre de cualquiera de cuatro figuras; el conejo, la
caña, el pedernal y la casa, conservando ese orden y con un número de 1 al 13.
Con este sistema se logra que un año y su número no se repita en 52 años. Se
inicia con el año 1 Conejo y continúan 2 Caña, 3 Pedernal, 4 Casa, 5 Conejo,
etc.
Con la ayuda de la Secuencia
de los Dioses, es fácil determinar que el año 1 Conejo, si se toma como día
está regido por Mictlantecuhtli que en el orden de los dioses ocupa el lugar n°
5. Para los siguientes años se cuentan los lugares según la serie 7, 6, 7, 6,
6, 7, 6, 7….etc. Así, se determina que el año 2 Caña lo acompaña
Pilzintecuhtli, a 3 Pedernal, Tlaloc, a 4 Conejo, Tlazolteotl, a 5 Caña,
Cinteotl, etc.,.
Caimán |
Bueno |
Mono |
Bueno |
Viento |
Malo |
Hierba |
Malo |
Casa |
Malo |
Caña |
Malo |
Lagartija |
Bueno |
Jaguar |
Malo |
Serpiente |
Bueno |
Águila |
Malo |
Muerte |
Indeterminado |
Zopilote |
Bueno |
Venado |
Bueno |
Movimiento |
Indiferente |
Conejo |
Indiferente |
Pedernal |
Malo |
Agua |
Indiferente |
Lluvia |
Indiferente |
Perro |
Bueno |
Flor |
Indiferente |
Hasta aquí hemos visto cómo el Códice Fejervary Mayer cuyo original se
encuentra en Londres, Inglaterra contiene un verdadero instrumento calendárico,
relacionado con la adivinación y el rito náhuatl. Como una curiosidad histórica
mencionaremos los distintos augurios que pueden esperarse de algunos
componentes que intervienen.
Días. Generalmente poseen las características de las figuras que representa,
siendo su fortuna, como sigue:
Números.
Pueden alterar el valor de los signos de los días
o años, y son:
Indiferentes |
1 y 2 |
Nefastos |
4, 5, 6,
8, 9 |
Fastos |
3, 7, 10,
11 |
Rumbos.
Influyen en los destinos según estos
determinantes.
Sur |
Incierto e indiferente |
Oriente |
Venturoso |
Norte |
Malo |
Poniente |
Malo |
Dioses.
Los Señores o Acompañados de la Noche conducen a
los días y los años de acuerdo a su advocación y ascendiente.
Xiuhtecutli |
Dios del
Fuego y del Año |
Bueno |
Ixtli |
Dios
Cuchillo de Pedernal |
Malo |
Piltzintecuhtli |
Dios
Solar Joven |
Bueno |
Cinteotl |
Dios del
Maíz |
Indiferente |
Mictlantecuhtli |
Dios de
la Muerte |
Malo |
Chalchiuhtlicue |
Dios del
Agua |
Indiferente |
Tlazolteotl |
Madre de
la Tierra |
Malo |
Tepeyollotli |
Dios de
la Tierra |
Malo |
Tlaloc |
Dios de
la Lluvia |
|
Con
estos elementos y otros cuya importancia sería tal vez menor, y que no
proporciona la página estudiada, los sabios sacerdotes elaborarían un presagio
vital para hombres y comunidades, sopesando cuidadosamente los datos que han
determinado, antes de expresar su veredicto.
Para
quien quiera adentrarse aún más en estos estudios debe saber que el año civil
comenzaba el 2 de Febrero y que cada 13 años la cuenta inicia con el día
1Caimán.
Los
fenómenos celestes
Con el conocido mito sobre el nacimiento de
Huitzilopochtli, los hechos ocurren en el Cielo en su aspecto nocturno, se
desenvuelven a través de un periodo anual y se repiten año con año.
Analicemos la nómina de las principales entidades que intervienen en la
historia: (31)
Coatlicue.
Diosa Madre con parte femenina de la Dualidad
Suprema. Habita en el Treceno Cielo pero puede hacerse presente en los cerros
de Coatepec, Culhuacan y otros lugares.
Huitzilopochtli.
Gemelo precioso de Quetzalcoatl con quien los
mexica lo confunden. Hijo de Coatlicue, toma el aspecto de serpiente emplumada
de la Vía Láctea en su recorrido anual aparente por el Hemisferio Norte.
Coyolxauhqui.
Hija también de Coatlicue. Se transfigura en la
Luna y como tal se coliga con los Centzonhitznaua.
Painal.
Aliado de Huitzilopochtli a quien informa
fielmente de los planes y movimientos de sus enemigos. Probablemente se trate
de Altair, principal estrella de la Constelación del Águila.
Los
acontecimientos se desarrollan desde el momento en que Coatlicue se sabe encinta
cuando al encontrarse barriendo en el cerro de Coatepec, una pluma se introduce
en su seno. Intuye que merced a ese hecho, nacerá Huitzilopochtli.
Coyolxauhqui y los Centzonhuitzaua no creen la historia y sintiéndose
ofendidos por su honor mancillado, prometen matar a Huitzilopochtli al momento
de nacer. Por lo pronto inician una persecución en su búsqueda en todos los
rincones del Cielo.
Huitzilopochtli, antes de su nacimiento conoce la amenaza de sus
contrarios y es alertado oportunamente por Painal.
Finalmente llegado el momento del encuentro, Huitzilopochtli nace con todos
sus arreos de guerra; dardos, varas y rodela, pero sobre todo cuenta con la
Xiuhcoatl, “culebra hecha de teas”. Con ella hiere a Coyolxauqui quien muere
hecha pedazos en el cerro de Coatepec; después inicia la pelea contra los
innumerables surianos que son vencidos y casi todos muertos. Aquellos
sobrevivientes se refugian en Uitztlampa, por el rumbo del Sur.
Los
tiempos de este drama celeste están señalados por el paso de los 18 meses del
año mesoamericano, algunos de cuyos nombres con los ritos y ceremonias en ellos
efectuados corresponden con exactitud a la secuencia de los acontecimientos,
según puede comprobarse con la siguiente descripción breve y mensual de lo asentado:
Toxcatl
(del 23 de abril al 12 de mayo). Hacen su
aparición Huitzilopochtli y Tezcatlipoca, este último en su forma de los
Centzon Uitznaua.
Se
elaboran imágenes de masa de Huitzilopochtli y se le honra tanto a él como a
Tezcatlipoca.
Tlaxochimaco (del 12 al 31 de julio). Huitzilopochtli inicia
su ascensión en el Cielo seguido ya por los innumerables del Sur.
Celebración de fiestas a honra de Huitzilopochtli como Dios de la
Guerra.
Xocolhuetzi
(del 1 al 20 de agosto). Las dos entidades contrarias
tocan el punto más alto sobre el horizonte.
Este
hecho quizá se relacione con el izamiento de un tronco durante las fiestas
efectuadas este mes.
Ochpaniztli
(del 21 de agosto al 9 de septiembre).
Huitzilopochtli y los Centzonhitznaua se acercan.
Fiestas de la Diosa Madre interviniendo “médicas y parteras”. Alardes de
guerra dando armas a los mancebos que nunca habían peleado.
Teotleco (del 10 al 29 de septiembre). Continúa la
aproximación de los contrarios.
Grandes fiestas por la llegada de los dioses.
Quecholli (del 20 de octubre al 8 de noviembre). Encuentro
inminente.
Ceremonias a Mixcoatl, otras de las formas de Tezcatlipoca. Se hacen
saetas y dardos para la guerra que se ofrecen a Huitzilopochtli.
Panquetzalliztli (del 9 al 28 de noviembre). Nacimiento de
Huitzilopochtli que aparece por primera vez completo ocupando todo el
hemisferio Norte de la esfera celeste. Desaparición casi total de los
Centzonhiznaua.
Fiesta
principal de Huitzilopochtli con la representación de los recorridos de Painal.
Se elabora una réplica de la Xiuhcoatl y se destruyen las imágenes de los
innumerables surianos en el recinto del templo Mayor en Tenochtitlan.
Titl (del 19 de diciembre al 7 de enero). El
significado de Titl es el de estrechamiento o contracción y se relaciona con el
estado de los Centzonhitznaua en este mes.
Celebración de ceremonias para honrar a la Diosa Madre.
Izcalli
(del 8 al 27 de enero). Este nombre significa
“resurrección” y efectivamente en este mes las potencias actoras vuelven a
mostrarse equilibradas y dispuestas para escenificar otra vez el drama eterno
del cual saldrá triunfante una de ellas de acuerdo a la decisión divina en
época propicia.
Festividades para Xiuhtecutli, Dios del Fuego, una de las transfiguraciones
de la Dualidad Suprema.
La interpretación anterior resulta y corresponde
a la observación y análisis de la Vía láctea en su recorrido anual aparente y
tuvo una influencia definitiva en la religión, el culto y el cómputo del
tiempo.
Conclusión
Cuando los tiempos son muy dilatados y los
testimonios más escasos al profundizarnos en el pasado, tal vez la principal
fuente de enigmas sea la dificultad de penetrar en el modo de pensar y vivir de
aquellos que nos precedieron. Difícil resulta despojarnos de una mentalidad
moderna, llena de fórmulas y modelos producto de un largo proceso, para tratar
de entender o interpretar con ella a otros hombres y otras circunstancias.
¿Qué
podemos pensar ahora de dioses en comunión o en pugna, de serpientes que cruzan
el firmamento, de un Cielo que se derrumba cuando un árbol se rompe, o en fin,
de un sol que detiene su camino? Al contacto de dos culturas, resultando una
vencedora, estos temas y muchos otros serán creación diabólica que debe
desterrarse hasta que el peligro pase y se conviertan en asuntos mitológicos
que desembocarán finalmente en fantasías irreconciliables con la modernidad. A
otra forma de comprender el Universo en cuyo ámbito vivieron y murieron hombres
y sociedades siguiendo sus creencias.
Seres
de clara inteligencia, pronto se dieron cuenta del carácter dual de todas las
cosas y, a través de ese principio fundamental, entendieron y soportaron los
beneficios o catástrofes que los dioses en turno sentenciaban. Percibieron una
íntima relación entre sus dioses y los tiempos del Universo actuando en todas
direcciones; inventaron un calendario casi perfecto relacionado con distintos
movimientos celestes, donde las horas del día y hasta los Soles Cosmogónicos
quedaban gobernados por un dios.
Encontraron
una explicación lógica y congruente a todas sus dudas, dentro siempre de un
increíble misticismo que así como los movía a construir enormes Centros, aun en
lugares inhóspitos, así eran abandonados al variar el poder alternativo de los
dioses rectores.
Por
toda Mesoamérica se encuentran vestigios que la Arqueología rescata; contamos
con una Historia rica en tradiciones orales y escrita muchas veces en lengua
nativa y por supuesto con el invaluable legado de toda una pléyade de
investigadores eminentes.
Cuando
los testimonios faltan o son tan obscuros que se vuelven indescifrables,
resulta válido pisar terrenos especulativos o de “hipótesis de trabajo”, pero
limitando sus alcances a no caer en ficción manifiesta. De cualquier manera la
especulación bien entendida es deseable pues cumple con un fin al servir para
aclarar un asunto o se desechada por improcedente.
NOTAS
1 Ixtlilxóchitl, Fernando de
Alba, Obras históricas, México,
Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 1975. 2 Anales de los Cakchiqueles,
México, Edición de Adrián Recinos, F.C.E., 1950. 3 Lorenzo, Antonio, Misterios del México Prehispánico,
México, Panorama Editorial, S.A., 1994,
p. 14. 4 Ixtlilxochitl, op. cit. 5 Sahagún, Fray Bernadino de,
Historia general de las cosas de Nueva
España, México, Porrúa, 1977. 6 Códice Vaticano A, 3738, Reproducción del Duque de Loubat, Roma,
1900. 7 Lorenzo, Op. Cit., pp.
41-43. 8 Landa, Fray Diego de, Relación de las cosas de Yucatán,
México, Edit. Porrúa, 1978. 9 Olmos, Fray Andrés de, Obras que se atribuyen en Tegonía e
historia de los mexicanos, edición de Ángel M. Garibay para edito.
Porrúa, México, 1973. 10 Sahagún, op. cit. 11 Olmos, op. cit. 12 Paso y Troncoso, Francisco
del, Leyenda de los Soles en Códice
Chimalpopoca, Instituto de Investigaciones Históricas, México, UNAM, 1975. 13 Kirchhoff, Paul,
“Mesoamérica: sus límites geográficos, composición étnica y caracteres
culturales” en Acta Americana,
México, vol. 1, núm. 1, 1943, pp. 92-107. 14 Manrique Castañeda,
Leonardo (coord..), “Lingüística” en Atlas
Cultural de México, México, SEP, INAH y Editorial Planeta, vo. 12, 1988. 15
www.enciclopediagro.org/index.php/indices/.../940-lienzo-de-jucutacato 16 León
Portilla, Miguel, Cantares mexicanos:
vol. 1, México, UNAM, 2011.; León Portilla, Miguel, Cantares mexicanos: vol. 2, tomo
1, México, UNAM, 2011.; León Portilla, Miguel, Cantares mexicanos: vol.II, tomo 2, México, UNAM, 2011. 17 Lorenzo, op. cit., pp. 96-97. 18 Thompson, J. Eric S., Historia y religión de los mayas,
México, Siglo XXI, 1980. Ver abajo el cuadro de las fechas. 19 Lorenzo, op. cit., p. 100. 20 Anales de los.., op. cit.;
Popol Vuh, Antiguas historias de los
indios quichés de Guatemala, México, Edit. Porrúa, 1979; Lorenzo,
Antonio, Desarrollo de la cronología
maya, México, Edit. Porrúa, 1983. 21 http://www.famsi.org./spanish/research/graz/dresdensis/img_page74.html
22 Lorenzo, Antonio, op.
cit., pp. 152-169. 23 Díaz del Castillo, Bernal,
Historia verdadera y de la conquista de
la Nueva España, México, Ed. Porrúa, 1968. 24 Sahagún, fray Bernardino
de, op. cit., Libro VII, cap. VIII, pp. 437-438. 25 Pérez, Pío, J., Cronología antigua de Yucatán y examen del
método con que los indios contaban el tiempo, París, Brasseur de
Bourbourg, 1864. 26 Chavero, Alfredo,
“Historia antigua de México” en México
a través de los siglos, México, Edit. Cumbre, 1981. 27 Thompson, J. Eric, Maya
Hieroglyphic Writing, University de Oklahoma, 1978. 28 Thompson, J. Eric, Commentary
on the Dresden Codex, Philadelphia, Philosophical Society, 1972. 29 Lorenzo, Antonio, op.
cit., p. 170. 30 Tonalpouhqui, Tonalpohqui,
El libro de los destinos, México,
Penguin Random House Grupo Editorial, 2012. 31 Lorenzo, Antonio, op.cit.,
pp. 179-183. |
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