lunes, 16 de octubre de 2023

 

LOS SOLES COSMOGÓNICOS PREHISPÁNICOS


ORIGEN DEL HOMBRE EN MESOAMÉRICA

El origen del hombre en América constituye aún un tema debatido y apasionante. El hecho de no haberse encontrado hasta ahora restos de homínidos o de sus antecesores lejanos o inmediatos ha movido a dictaminar que el hombre no es originario de América, afirmación por demás discutible, pues se sabe que todos los continentes provienen de una masa única que se disgregó a lo largo de los tiempos geológicos hasta presentar ese aspecto que ahora tienen, donde América se encuentra entre Asia y Australia y entre África y Europa.

     Se ha teorizado que a partir de un fechamiento incierto no menor a los 14 millones de años y después de un proceso evolutivo muy complicado que desemboca hace 200 000 años en la aparición de las cuatro ramas de prehomínidos: australianos en Wadjak, mongoloides en Chukutien, africanos en Boskop y euroasianos en Cromagnon, como probable origen de la aparición de las cuatro razas humanas tradicionales.

     De cualquier manera la generación espontánea del hombre en América dejaría sin resolver problemas tan importantes como la aparición de técnicas agrícolas avanzadas así como de cerámica, ni tampoco la abundancia y diferencias entre los lenguajes de grupos principales en zonas colindantes, pero podría dar explicación sobre el origen de los pobladores conocidos con vestigios que se remontan a más de 30 000 años y cuyas costumbres eran totalmente nómadas, viviendo exclusivamente de la caza y recolección, vistiendo con pieles y habitando cuevas, algunos de cuerpos desmedidos que se conocieron mucho después con el nombre de chichimecas.

     Estos chichimecas originales padecieron la invasión de grupos de cultura superior entre los años 7000 y 3000 a. C., tales familias quizá arribaron por medios marítimos o terrestres.

     La única vía de penetración terrestre tuvo que ser a través del Estrecho de Bering en alguno o algunos de los estadíos de las últimas glaciaciones, cuando descendió notablemente el nivel de los mares, facilitando el paso sobre tierra firme.

     Se ha mencionado que los más antiguos vestigios de ocupación humana en Mesoamérica, hasta ahora, tienen fechamientos de hace 30 000 años y que después de varios milenios oscuros son notorios los cambios en las actividades agrícolas y en la aparición de la cerámica entre 7500 y 5500 a. C.  Estos dos hechos incuestionables permiten situar cuando menos dos de las incursiones más importantes, una que habrá iniciado por el 40 000 a. C. y otra quizá por el 15 000 a. C., coincidiendo con las glaciaciones de los Subestadíos Altonense y Woodfordnense del Estado Glacial Wisconsiniano.  Éxodos en tales condiciones en busca de mejores condiciones de vida tuvieron que ser extraordinariamente prolongados tanto por los tremendos obstáculos geográficos a vencer como a la permanencia durante periodos muy largos en lugares cada vez más propicios.

     Respecto a quienes eran y su lugar de procedencia, acudiremos a tradiciones históricas recogidas por nativos y españoles. Don Fernando de Alva Ixtlilxochitl en sus Obras Históricas (1) nos dice:

²         …Los naturales de esta tierra chichimeca que ahora se llama Nueva España, es común y general de todos ellos, demás que aparece en la demostración de sus pinturas, que vinieron sus antepasados de las partes occidentales…”

Y que:

²         …El primer rey que tuvieron se llamaba Chichimécatl, que fue el que los trujo a este Nuevo Mundo en donde poblaron, el cual,  se colige, salió de la Gran Tartaria…”

²         …Y aún hay opinión de algunos de estos antiguos historiadores que estos gigantes provienen de los mismos chichimecas…”

²         …Dos linajes había en esta tierra y hay hoy en día, según parece en sus historias. Chichimecas es el primero y el segundo toltecas; y de estos dos linajes de gente hay muchas generaciones que tiene cada una de ellas su lengua y modo de vivir, pero a todas ellas la una parte se aprecian y dicen que son chichimecas…”

²         …Los toltecas fueron segundos pobladores en esta tierra después de la consumación de los gigantes… y además que… tierras reinos y provincias de los toltecas se llaman en general Tollan…”

     Acerca de Tollan, Tulan o Tula se guardan dos tradiciones muy importantes, una de la zona maya contenida en los Anales de los Cakchiqueles (2)  que narra como:

²         …De cuatro lugares llegaron las gentes a Tulan. En Oriente está una Tulan; otra en Xibalbay; otra en el poniente, de allí llegamos nosotros, del poniente, y otra donde está Dios. Por consiguiente había cuatro Tulanes, ¡oh, hijos nuestros! Así dijeron: del poniente llegamos a Tulan, desde el otro lado del mar…”

     Lo asombroso de esas “tierras, reinos y provincias” llamadas Tulan es que todavía pueden ser identificados cuando menos tres lugares con ese nombre y situados en el probable origen, en un punto del trayecto y en el destino de los grupos migratorios. Tales sitios son: (3)

Tulan

Se localiza en la actual República Popular China entre el Tibet y Mongolia, a los 37° de latitud Norte y 198° de longitud Este, al centro de una amplia zona donde se encontraron los restos del prehomínido de Chukutien. Ocuparon el territorio, desde tiempos muy remotos, culturas y tipos étnicos diferentes y de variados lenguajes.

 

Tule

En Tule Springs, Nevada, sitio arqueológico en Estados Unidos de América donde han aparecido vestigios humanos con fechamientos hacia 11 000 años a. C.

 

Tula

En el Estado de Hidalgo, México. La Tula más conocida en Mesoamérica y muy cercana a lugares como Tepexpan y Tlapacoyan, con hallazgos arqueológicos de entre 20 000 a 6 000 años a.C.

 

     Los chichimecas, primeros pobladores que de cazadores recolectores estaban en camino de convertirse en agricultores incipientes después de casi 20 000 años, aceptaron a los invasores en paz y a excepción hecha de los gigantes “quinametzin”, que fueron exterminados finalmente, recibieron los beneficios de otras civilizaciones que ya conocían los secretos de la agricultura y la cerámica, hablaban lenguajes evolucionados que ya expresaban mediante una incipiente escritura jeroglífica; observadores del cielo, sabían de sus fenómenos y se regían por un calendario y, en fin, eran portadores de firmes ideas religiosas.    

     Algunos grupos de chichimecas diseminados en extensas regiones del Norte, no participaron en el proceso de aculturación y permanecieron en su estado original hasta después de la conquista, como observa Ixtlilxochitl cuando asegura:

²         …Ser unos de políticos vivir y otros muy toscos y de bajos pensamientos…” (4)

     Una situación contraria a la de las familias olmecas que define Sahagún en la forma siguiente:

²         …Los toltecas también se llaman chichimecas y los otomíes y michoacas ni más ni menos; pero los que están hacia el nacimiento del Sol se nombran olmeca uixtotin, nonoalca, y no se dicen chichimecas…” (5)

o sea que hasta donde les fue posible trataron de no mezclarse con otros grupos.

     Los hechos y circunstancias hasta aquí expuestos no permiten de ningún modo dictaminar la unidad de una “raza americana” no obstante toda una serie de similitudes etnobiológicas como el tipo craneal, pigmentación de la piel, color y forma del cabello, poco o nulo crecimiento del pelo en la barba, frecuencia de ojo mongólico, proyección y ensanchamiento de los pómulos, abundancia del mismo tipo sanguíneo tipo O.

     El culto del dragón o serpiente emplumada que en su forma dual representa al Dios Creador, origen de la religión que profesaron todos los grupos mesoamericanos y que nació probablemente en el Tíbet, de la observación cuidadosa y continua de la Vía Láctea.


El dios Quetzalcóatl carga el cielo. Códice Borgia, lám. 51. Reprografía: Marco Antonio Pacheco / Raíces

https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/quetzalcoatl-fue-un-hombre-dios-rey-y-sacerdote

Fuente: www.preciolandia.com

     Tan importante como el anterior es el contenido en la antigua tradición china que guarda el recuerdo del venerado “Ku Hua Shan”, donde mora la contraparte femenina de la Dualidad Suprema junto a hombres que al habitarlo se vuelven inmortales.

Fuente: www.slate.com

Se trata del Culhuacan que los toltecas buscaron siempre en su peregrinar con el fin de asentarse en sus inmediaciones.

Mixcóatl funda la primera capital tolteca: Culhuacan.

Fuente: www.palimpalem.com

     Para finalizar, concluiremos, que por falta de hallazgos probatorios, como su poblamiento a través de vías marítimas, posibles pero intrascendentes, debe de rechazarse por el momento para dar paso a la irrupción por vía terrestre, cruzando el Estrecho de Bering durante algunas de las últimas glaciaciones.

Culhuacan, “Lugar del Cerro Retuerto”

Los aztecas llamados cúluas o mexicanos en su largo peregrinar iniciado en el año 1064 a partir de Aztlan, buscarán siempre como etapas de su éxodo un Culhuacan, desde el primero en el ahora estado de Sinaloa hasta los últimos entre los Lagos de Zumpango, Texcoco, México, Xochimilco o Chalco.

     Buenas razones tenían en su afán, pues tales cerros además de la curiosa forma que se reproduce en distintos códices son un espacio maravilloso, surcado de cuevas y en cuyas bases brotan aguas clarísimas. Ahí habita Coatlicue, madre de Huitzilopochtli, dios del sol y la guerra, acompañada por un número de hombres que no envejecen nunca.

 Fuente: www.pinterest.com

Coatlicue  cuyo nombre significa “falda de serpientes”, diosa terrestre de la vida y la muerte.

     No hay duda de que siguieron la antigua tradición de sus ancestros toltecas, quienes siglos atrás iniciaron su peregrinar viniendo del Norte para permanecer en los mismos o similares puntos de sus deseos. Tal parece que los toltecas fieles también a su pasado guardaron el recuerdo legendario del Ku-Lum, cerro donde la mitología china ubica la morada de la Diosa Madre y lugar donde los hombres alcanzan la inmortalidad.

Fuente: http://www.vacacionchina.com/cultura-de-china/viajeskunlun.html

La cordillera Kunlun, se extiende desde la meseta Pamir hacia el este sobre 2.500 kilómetros hasta llegar al noroeste de Sichuan, pasando por la provincia de Qinghai, y separa a Xinjiang del Tibet. Como un largo dragón, se acuesta en el oeste de China y se conoce también como ¨columna vertebral de Asia¨.

     Son conocidos cuando menos dos de los siguientes lugares buscados, uno sería el “Cerro de la Bufa” en el estado de Zacatecas y el otro el “Cerro del Chivo” que se encuentra entre los estados de Michoacán y Querétaro. Más adelante llegaron a otro punto en el que coinciden todos los testimonios. Se trata de Tula Xicocotitlan en el estado de Hidalgo donde se yergue majestuoso el cerro del Jicuco.

Fuente: www.arqueomex.com

     Continuaron después con evidente lentitud ahora rumbo a la región de los lagos, en el Altiplano Central, cuyas márgenes permanecían aglomeradas por distintos grupos, algunos de origen tolteca. Ahí fueron menospreciados y recluidos en sitios inhóspitos. Habían transcurridos desde su salida de Aztlan 163 años.

     Y, a decir verdad, la región de los lagos presentaba una situación que cumplía sobradamente los deseos aztecas, cerrada al Norte por los culhuacanes de Tepotzotlán, Tenayuca y el Tepeyac; al oriente por el Tepetzcotzingo de Tezcoco y el Tepetzingo de Pantitlán; al poniente por Chapultepec y finalmente al Sur por Uixachtlan en el conocido ahora como cerro de la Estrella.

     La historia narra las vicisitudes de un pueblo indomable que fundó Tenochtitlan en medio de los lagos que atrajo como primer Tlatoani a Acamapichtli, noble Culhua y que se sobrepuso al medio y logró imponerse sobre regiones siguiendo los mandatos de Huitzilopochtli cuando se hace presente en el venerado Culhuacan, lugar que encendió la ambición de los conquistadores y terminó con su exterminio y olvido.

Una serpiente en el cielo

Puntualmente, año con año, emerge por el Oriente y en el mes de junio, una parte de nuestra galaxia que presenta un parecido a una cabeza de serpiente. Al paso de los días se eleva y cruza la esfera celeste hasta desaparecer en noviembre, bajo el horizonte. En los meses siguientes sólo se aprecia aquello que semeja el cuerpo ondulante de un ofidio.

Fuente: www.imagespase.blogcindario.com  Constelación Draco o Dragón. Estrella Deneb.

     Contemplando con detenimiento notamos que su ojo corresponde con la estrella Deneb, la más brillante de la Constelación del Cisne; sus fauces desmesuradamente alargadas permanecen siempre abiertas, su cuerpo cuajado de estrellas, y en su cauda se distinguen, como un penacho, las 7 Cabrillas.

     Sabemos que a partir de la Dualidad Suprema que habita en el treceno Cielo en un encierro de nubes y turquesas, son sus hijos quienes actúan por ella.

Fuente: www.cauhpohualli.blogspot.com La Dualidad Suprema.

Ahau Gucumatz o Quetzalcoatl

Fuente: www.facundo69.wordpress.com

Ahau Gucumatz o Quetzatcoatl será la Serpiente Emplumada, el Gemelo Precioso, deidad del Viento, elemento intermedio entre cielo y tierra, dios creador que maneja el Tiempo inventando el Calendario, pues su aparición es anual. Así se reproduce en todas las épocas y en todo género de materiales, conservando un parecido con la forma de la Vía Láctea. No obstante, con frecuencia se muestra personificado brotando entre los colmillos de una serpiente que a veces se confunde con un dragón.

Ahau Tepeu o Tezcatlipoca

Fuente: www.mexicolore.co.uk

     Ahau Tepeu o Tezcatlipoca corresponde a la parte de nuestra Galaxia visible cuando Ahau Gucumatz ha desaparecido. Día a día se introduce más bajo el horizonte penetrando a sus dominios en el Inframundo. Tan poderoso como Ahau Gucumatz, anda en todo lugar: en el cielo, en la tierra y sobre todo en el infierno.

     Puede contarse también con el testimonio histórico de los relatos del Popol Vuh donde se trasluce que tanto el Creador, padre y madre y sus hijos Tepeu y Gucumatz son llamados Corazón del Cielo…”porque están en él y en él residen”.

     Al aceptar la trascendencia de la Vía Láctea muchas dudas se podrán aclarar tanto en la religión como en el cómputo del tiempo. Una de ellas podría ser el porqué del inicio del año en una fecha determinada. Los mayas comenzaban su año cuando la cabeza de una serpiente se presenta por primera vez completa alrededor del 16 de julio, día inicial, según Landa, en cambio en el Altiplano Central el año comienza el 2 de febrero, como dice Sahagún, cuando la cabeza ha desaparecido por completo y las Pléyades o 7 Cabrillas cruzan el meridiano.

El culto a la serpiente es uno de los más antiguos que surgen en Mesoamérica. Sus primeras manifestaciones se advierten ya dentro de la cultura olmeca en algunos vestigios de la Venta, hacia 1000 a. C. y desde entonces acompaña a todas las culturas que florecieron de Occidente hasta Yucatán. Su desarrollo fue paralelo, primero como un impulso para alcanzar grandes alturas, después como una de las causas de su derrumbe y extinción.

Olmecas y los Quinametzin

     Hasta el momento ha quedado establecido que Mesoamérica fue territorio propicio para distintas corrientes migratorias provenientes del Norte desde cuando menos 30 000 años a.C., en casi todo ese tiempo el avance cultural resultó muy lento en grupos nómadas de cazadores recolectores, que alrededor del año 2000 a.C., presenta un súbito despertar con la aparición de las primeras cerámicas, una incipiente agricultura, el empleo rudimentario de escritura jeroglífica y datación calendárica así como el inicio de asentamientos permanentes.

     Estos adelantos se atribuyen a dos de los últimos grupos migrantes poseedores de costumbres y conocimientos superiores: los olmecas y los quinametzin, que coincidieron en tiempo en algunos lugares, principalmente en la región Sureste y la zona costera Sur del Golfo de México. Con las familias mencionadas se inicia la época histórica de Mesoamérica.

Quinametzin

Quinametzin es un término que refiere a una raza de gigantes en la mitología de Mesoamérica, particularmente entre los pueblos nahuas. En la mitología mexica con la Leyenda de los Soles, los quinametzin fueron la humanidad creada durante el Sol de Lluvia. Su gobernante, de acuerdo con algunas versiones del mito, era Tláloc, a quien le correspondió ser el sol que alumbró durante la tercera época cosmogónica, que concluyó cuando Quetzalcóatl hizo que lloviera fuego y los quinametzin murieron quemados.

A los quinametzin se les atribuía ser los constructores de la ciudad de Teotihuacan y del Tlachihualtépetl sobre el que se levantó el principal templo a la Serpiente Emplumada en Cholula. Los tlaxcaltecas relataban que, en tiempos cercanos a la Conquista española, ellos mismos habían luchado contra los últimos quinametzin.

En la mitología mexica se destacan los siguientes:

·         Cuauhtémoc, uno de los cuatro gigantes que sostuvieron el cielo en el comienzo del Quinto sol.

·         Izcóalt, uno de los cuatro gigantes que sostuvieron el cielo en el comienzo del Quinto sol.

·         Izcaqlli, uno de los cuatro gigantes que sostuvieron el cielo en el comienzo del Quinto sol.

·         Tenexuche, uno de los cuatro gigantes que sostuvieron el cielo en el comienzo del Quinto sol.

·         Xelhua, gigante fundador de Cuauquechollán, Itzocán, Epatlán, Teopantlán, Tehuacán, Cuzcatlán y Teotitlán. El constructor de la Gran Pirámide de Cholula o Tlachihualtépetl.

·         Tenoch, gigante fundador de Tenochtitlán.

·         Ulmécatl, gigante fundador de Cuetlachcoapán, Tontonihuacán y Huitzilapán.

·         Mixtécatl, gigante fundador de la Mixteca.

·         Xicalancatl, gigante fundador de Xicallancatl.

·         Otómitl, gigante fundador de Xilotépec, Tollan y Otompán.

Podemos señalar que los gigantes irrumpieron por el Norte, tal vez por Baja California para continuar por Jalisco, Michoacán, Puebla y Tlaxcala y aún el Altiplano Central. Se asentaron principalmente a lo largo de las costas del Golfo de México, adentrándose por Chiapas a Guatemala. No dejaremos de mencionar la presencia de un individuo de grandes proporciones que aparece yacente bajo la figura que representa el fin del Sol de Agua en el Códice Vaticano A, 373.8. (6)

     Dominan la cerámica u la escultura, construyen grandes túmulos y plataformas de arcilla y pirámides de tierra y adobes con fines religiosos. Muchas de las primeras cerámicas que se han encontrado, así como esculturas representan personajes obesos, aparecen en La Venta, Tlatilco y en diversos sitios de Guatemala.

     Sin embargo, los hallazgos escultóricos más impresionantes son las cabezas monumentales de San Lorenzo en Veracruz, La Venta en Tabasco y Monte Alto en Guatemala, que reproducen siempre individuos de nariz muy ancha y labios gruesos, párpados caídos y un pliegue carnoso a la altura de las cejas. Acusan además un acentuado prognatismo.

     Hemos visto que los testimonios históricos coinciden al considerar una existencia efímera a los quinametzin: Olmos dice que vivieron sólo 676 años, y atribuye su fin a medios violentos. Hasta el momento resulta indudable por los vestigios encontrados, que tanto los personajes obesos como aquellos representados por las cabezas monumentales, dejaron muy pronto de figurarse y sus características físicas no vuelven a aparecer en tiempos posteriores. Efectivamente, esos grupos y sus obras se extinguen hacia 1200 a. C., cuando son reemplazados por otros muy diferentes, ahora individuos esbeltos, barbados y de nariz aguileña.

     Vemos cómo, paso a paso, los gigantes encajan perfectamente en ese periodo de nuestra historia, cuando irrumpen y se desarrollan en lugares que después ocuparán los olmecas y los toltecas. Al arribo de éstos, los quinametzin son sometidos y exterminados, cuando los olmecas, bajo la advocación del dios, que más tarde fue conocido como Tezcatlipoca, toman su habitual forma de tigre y adquieren su fisonomía y, así, habiendo salido de las 7 Cuevas, los tigres devoran a los gigantes. Quizá a la cultura quinametzin corresponda el honor de ser considerada como la cultura madre de Mesoamérica.

     Hasta el momento ha quedado establecido que Mesoamérica fue territorio propicio para distintas corrientes migratorias provenientes del Norte desde circa 30 000 años antes de nuestra era. En casi todo ese tiempo el avance cultural resultó muy lento en grupos nómadas de cazadores recolectores, que alrededor del año 2000 a. C., presentan un súbito despertar con la aparición de las primeras cerámicas, agricultura, el empleo rudimentario de escritura jeroglífica y datación calendárica así como el inicio de asentamientos permanentes. Estos adelantos se atribuyen a dos de los últimos grupos migrantes poseedores de costumbres y conocimientos superiores: los olmecas y los quinametzin que coincidieron en tiempo en algunos lugares de ocupación, principalmente en la región Sureste y la zona costera Sur del Golfo de México. (7)

     En el caso especial de los ignorados quinametzin es notable la cantidad de pruebas documentadas existentes presentadas desde Bernal Díaz del Castillo y Fernando Alva Ixtlixochitl hasta Lorenzo Boturini, Francisco Javier Clavijero y George C. Vaillant. Quizá la muy particular condición de los quiname o quinametzin de ser tenidos por “gente de más ser que los de ahora y muy de mayores cuerpos y fuerzas” como dice fray Diego de Landa (8) sea el motivo de su desconocimiento y negación.

     Son sin duda los personajes de mejillas llenas, ojos gachos, nariz corta y ancha, labios espesos de comisuras hacia abajo y una prominencia carnosa entre las cejas. En cuanto a sus cuerpos, son muy comunes las esculturas de individuos voluminosos y muchas veces deformes.

Los Olmecas

     Respecto a los olmecas se cuenta con mayor información incluida su iconografía pero existe cierta confusión con los olmecas uixtotin, grupo más moderno. De cualquier manera, los olmecas que abordamos son fácilmente reconocidos por sus notorias diferencias raciales con los quinametzin: nariz aguileña, mentón prominente, ojo mongólico y de cuerpos esbeltos y bien proporcionados.

 

Cabeza "Cara de niño", Gualupita, Morelos

La influencia olmeca irradió hacia regiones distantes, como el valle de México. Dicha influencia puede observarse en las creaciones plásticas, como las figuras huecas que representan un singular tipo físico conocido como "Baby Face" o "Cara de niño". Tales figuras constituyen retratos cuyos rasgos faciales fueron logrados por medio de la realización de incisiones y del uso de pigmentos.

 

https://difusion.inah.gob.mx/compra-en-linea/catalogo-de-reproducciones/627-3005-cabeza-cara-de-nino.html

 

Fray Andrés de Olmos dice:

²         …Los cuatro dioses criaron entonces los gigantes que eran hombres muy grandes y de tantas fuerzas que arrancaban los árboles con las manos y comían bellotas y encinas y no otra cosa; los cuales duraron cuanto este Sol duró que fueron tres veces cincuenta y dos años, que son seiscientos y setenta y seis años…”

Y en cuanto a su fin:

²         …Los gigantes que fueron criados en el tiempo que Tezcatlipoca fue Sol, dicen que, como dejó de ser Sol perecieron, y los tigres los acabaron y comieron, de que no quedó ninguno…” (9)

     Fueron realmente los olmecas quienes adoptaron la fisonomía de tigres al inicio del tiempo del Sol de Tierra, bajo el dominio de Ahau Tepeu o Tezcatlipoca, y en esa forman se representan muy frecuentemente con facciones o mascaras de tigre, como en el caso del Relieve N° 2 de Chalcatzingo en el estado de Morelos, donde una pareja de olmecas enmascarados y portando armas han logrado abatir a un quinametzin mientras otro huye arrancando árboles. Las máscaras pudieran confundirse si fueran de aves, pero lucen impresionantes colmillos y además tienen un parecido extraordinario con la cabeza de tigre del Relieve N° 4 de Chalcatzingo.

 

Hombre Tigre

Fuente: www.taringa.net

     Otra impresionante escultura que recuerda el aniquilamiento de los quinametzin se reproduce en la Estela de Alvarado, en el estado de Veracruz; ahí un altivo olmeca con un brazo en alto posa ante un quinametzin en cuclillas y maniatado. La escena habla por sí sola y únicamente haremos mención a una serie de jeroglíficos sobre el gigante abatido, que se encuentran muy dañados y que quizá narraron los tiempos y circunstancias de la acción.

Tamoanchan

Algunos lugares del México antiguo estuvieron siempre cubiertos por una nube de respeto, veneración y misterio. Eran morada terrestre de la Dualidad Suprema y sitios de comunicación entre los hombres y el Cielo.

     Tanto por la tradición maya como por la náhuatl, sabemos que esos parajes se localizan siguiendo las cuatro direcciones del Universo, en medio de los cuales se encuentra el Ombligo del Mundo. De entre esos cuatros puntos sobresale, la extraordinaria Tamoanchan, tenida por mítica y misteriosa.

     Se trata de un verdadero paraíso terrenal donde asiste la contraparte femenina Ometecutli (Dos veces Señor), en forma de la hermosa Xochiquetzalli y su relación con la tierra, la fecundidad y la procreación.

Xochiquetzalli

Fuente: www.primariatic.sep.gob.mx

https://casamejicu.com/blogs/personajes-deidades-y-simbolos/xochiquetzal-divinizada-entre-flores-de-cempasuchil

     Ahí abundaban los manantiales, arroyos, vergeles y nunca faltan los mantenimientos. En lugar tan placentero y alegre, donde también crece el Árbol Divino, Sostén del Cielo, Xochiquetzalli, siempre está acompañada y cuidada de mucha gente; la sirven mujeres del rango de diosas y la alegran enanos corcovados y bufones mientras hila y teje preciosas y artísticas telas, quizá con la urdimbre del destino.

     En Casa del Descenso donde se crían dioses y nacen los hombres.

Xochipilli (Dios de las Flores)

Fuente: www.fs.fed.us

Cinteotl (Dios del Maíz)

https://www.researchgate.net/figure/Figura-6-Cinteotl-Codice-Borgia-f-14-1993-Reprografia-Erendira-Martinez_fig5_354935323

Nanahuatzin, que llega a ser Ollin Tonatiuh (Sol del Movimiento)

Fuente: www.americaindigena.com

     Estos dioses bajaron al mundo. Por ser el país del Origen Primordial, se vincula con los viejos y por supuesto con el zopilote.

     La Casa del Descender (Tamoanchan) es conocida como el Sitio donde están las Flores (Xochitlicacan), el Lugar Nueve Veces entrelazado (Chiconauhpaniuhcan), donde los Vientos son Frescos y Fríos (Itzehecayan).

La Casa del Descender (Tamoanchan)

     Pero los hombres, siempre indignos, cortan un día rosas y ramas provocando el enojo de Ometecutli. Son echados del paraíso, unos a la Tierra, otros al Infierno, mientras bajan las mujeres fantasmas (Cihuateteo) y los Demonios de las Tinieblas (Tzitzimine), cuando el Árbol Divino se rompe y el firmamento se derrumba. Algunos sobrevivientes se vuelven animales.

     Sin embargo, los dioses necesitan también hombres y volverán a ser creados después de morir arrasados sucesivamente por el Agua, la Tierra, el Viento y el Fuego, y el jeroglífico topónimo de Tamoanchan señala el dramático momento cuando el Árbol Divino “hiende por medio”, derramando en todas direcciones la sangre preciosa de los dioses.

     Las historias recogidas por Sahagún revelan que Tamoanchan fue punto de reunión de distintas familias, desde tiempos remotos. Ahí, “…inventaron las Astrología Judiciaria y el Arte de Interpretar los Sueños, compusieron la Cuenta de los Días y de las Noches y de las Horas, y las diferencias de tiempos…” Posteriormente, desde Tamoanchan “…iban a hacer sacrificios al pueblo llamado Teotihuacan…” Desde luego son hechos separados por muchos siglos. (10)

     Tal parece que una vez terminadas las reuniones y consultas, las familias partían a poblar distintos lugares por las cuatro direcciones del Mundo, respetando otra de las acepciones de Tamoanchan, la de “Buscamos nuestra Casa”.

     Respecto a la localización precisa del sitio, Olmos nos proporciona un dato invaluable cuando dice que el primer hombre fue creado en una cueva de “…Tamoanchan, en la provincia de Cuernavaca, que es Cuauhnahuac, en el Marquesado del Marqués del Valle…” (11)

 Los Soles Cosmogónicos

Corresponde el título de esta investigación al de un manuscrito atribuido a fray Bernardino de Sahagún, que se encuentra en el Archivo Secreto Vaticano esperando salir a la luz, pues tal epígrafe resume magistralmente la situación creada por los primeros cronistas españoles al tener conocimiento de la secuencia de los Soles Cosmogónicos. El éxito de los empeños de fray Bernardino están a la vista con una sola diferencia: los Soles antes idolátricos son ahora mitológicos.

     Sin embargo, las trascendencia de los Soles Cosmogónicos “que los indios usaban en tiempos de su infidelidad” es tan grande que relativamente nuevos hallazgos arqueológicos, sobre todo en fechamientos aunado a todo un cúmulo de testimonios orales y escritos revelan con más intensidad que la Leyenda de los Soles es la relación precisa de hechos ocurridos en lugares y tiempos perfectamente determinados por nuestra historia antigua. (12)

     En primer término ya puede asegurarse el orden de los Soles por los tiempos en que ocurrieron las catástrofes respectivas que les dieron lugar y la ubicación de los sitios más afectados. Tal orden es el siguiente:

·         1er. Sol. ATONATIUH. (Sol de Agua): Su signo es Nahui Atl (4 Agua) Sobrevino como uno de los últimos efectos del estadio glacial Wisconsiniano en Norteamérica, le puso fin a un gran diluvio en que los hombres fueron metamorfoseados en peces…2212 a. C.

Fuente: http://tonalpohualli260.wordpress.com/contenido/page/3/ y http://www.samaelgnosis.net/calendario_azteca/cinco_soles.html

 

·         2do. Sol. OCELOTONATIUH. (Sol de Tierra): Su signo es Nahui Ocelotl (4 Jaguar) El cielo se desplomó, el Sol no siguió caminando, se hizo de noche en pleno día, siguió con el exterminio de los gigantes quinametzin a manos de los olmecas transfigurados en tigres en el Altiplano y Golfo de México… 1172 a.C.

Fuente: http://tonalpohualli260.wordpress.com/contenido/page/3/ y http://www.samaelgnosis.net/calendario_azteca/cinco_soles.html

 

·         3er. Sol. EHECATONATIUH (Sol de Viento): Su signo es Nahui Ehecatl (4 Viento). Fueron destruidos por ciclones y huracanes cuyos efectos son notables en el Golfo y Altiplano de México y los hombres se volvieron monos.

Fuente: http://tonalpohualli260.wordpress.com/contenido/page/3/ y http://www.samaelgnosis.net/calendario_azteca/cinco_soles.html

 

·         4°. Sol. QUIAUHTONATIUH (Sol de Lluvia de Fuego): Su signo es Nahui Quiahuitl (4 Lluvia). En este periodo llovió fuego del cielo, de modo que se quemaron los hombres y surgieron las piedras volcánicas, la lava tezontli, grandes trozos y pequeños pedazos de lava tecihuitl, y las cenizas volcánicas xaltec. En Tres Zapotes, Veracruz, por el volcán de Tuxtla y en Cuiculco, por el volcán Xitle…132ª. C.

 

Fuente: http://tonalpohualli260.wordpress.com/contenido/page/3/ y http://www.samaelgnosis.net/calendario_azteca/cinco_soles.html

 

·         5°. Sol. OLLIN TONATIUH (Sol de Movimiento o Terremoto): Su signo es Nahui Ollin (4 Temblor). Asoma cuando el Sol anterior parece detener su camino por un error acumulado al considerar 365 días como valor promedio del año solar trópico. Indica la destrucción de la vida humana en el mundo por medio de terremotos, fuego y vapor de agua. Por esta fecha se efectúa una corrección que hace que el Sol se “mueva, caminando”, y conmociona todo el territorio de Mesoamérica…908 d. C.

Fuente: http://tonalpohualli260.wordpress.com/contenido/page/3/ y http://www.samaelgnosis.net/calendario_azteca/cinco_soles.html

     El panorama general se completa si del primer año que aparece en el cuadro anterior retrocedemos 1040 años para llegar a 3252 a. C., fecha intermedia entre 3373 y 3113 a. C. propuestas como inicio de los tiempos o fecha era  entre los mayas por Spinden y por Goodman-Martínez-Thompson.

     De 3252 a. C., cuando los mayas supusieron el nacimiento por si mismos de los dioses, a 2212 a. C., advenimiento del primer Sol, pasaron 1040 años. Después de los soles subsecuentes se suceden con intervalos de 1040 años, a excepción del segundo y tercero que entre ambos duran ese lapso.

     Otro aspecto muy importante, confirmado por la Arqueología una vez definidas las diferentes etapas, lo constituyen tanto la identificación de los dioses rectores, como los sitios ocupados por las diferentes culturas. Se presenta a continuación un breve resumen.

·         1er. Sol. ATONATIUH. (Sol de Agua): Su signo es Nahui Atl (4 Agua). Bajo el patrocinio Chalchiuhtlicue (diosa de las Aguas terrestres). Abundantes figuras de barro de mujeres con amplias caderas representando a la diosa, dispersas por toda Mesoamérica. Cerca del final de este Sol surgen esculturas de cabezas monumentales y personajes obesos y deformes en el Golfo y Sureste de México.

·         2°. Sol. OCELOTONATIUH. (Sol de Tierra): Su signo es Nahui Ocelotl (4 Jaguar). Dirigido por Tezcatlipoca (uno de los dioses principales en su versión como Señor de las Profundidades de la Tierra y con forma de tigre). Prevalecimientos de figuras olmecas muchas veces con facciones felinas en el Altiplano, Golfo, Sur y Sureste de México.

·         3er. Sol. EHECATONATIUH (Sol de Viento): Su signo es Nahui Ehecatl (4 Viento). Lo guía Quetzalcoatl (Serpiente Emplumada, como Dios del Viento). Imperan las representaciones del dios y aparecen los primeros basamentos de sección circular. Ocurren principalmente en el Altiplano (Tlatilco, Cuicuilco), Golfo (La Venta) y Sureste (Monte Albán).

·         4°. Sol. QUIAUHTONATIUH (Sol de Lluvia de Fuego): Su signo es Nahui Quiahuitl (4 Lluvia). Comandado por Tlaloc, Chac entre los mayas, ahora en su versión como Señor de la Lluvia de Fuego. Incuestionable predominio de su efigie sobre otras como las de Xiuhtecutli (Dios Viejo del Fuego y del Año), al que finalmente se impone en el Altiplano (Cuicuilco), Golfo (Tres Zapotes), Teotihuacan y grandes centros mayas.

·         5°. Sol. OLLIN TONATIUH (Sol de Movimiento o Terremoto): Su signo es Nahui Ollin (4 Temblor). Bajo el régimen de Quetzalcoatl, ahora como Nahui Ollin. Gran profusión de representaciones del Sol con el conocido glifo de Nahui Ollin en Xochicalco, Tula, Chichén Itzá, Mixteca y Huasteca, Michoacán y Tenochtitlan.

     El advenimiento de cada Sol y los efectos que les dieron lugar se guardó siempre con respeto y temor pues podían sobrevenir en cualquier periodo de 52 años o algunos de sus múltiplos y, así, todas las culturas que los sufrieron dejaron en pinturas o grabados testimonio de su paso, unas veces narrando los hechos, otras en forma simbólica.

Hombres y Lingüística

     Como lo señalara Kirchhoff (13) la diversidad de los pueblos mesoamericanos arranca de su origen mismo: arribaron al territorio estudiado en muy diferentes épocas, y hablaban muy distintas lenguas. En efecto, los mesoamericanos pueden ser agrupados en 16 familias lingüísticas, alguna de ellas con numerosos componentes y otras, en cambio con apenas una lengua:

1.      Hokano-coahuilteca (tesquistlateco o chontal de Oaxaca).

2.      Chinanteca (chinanteco).

3.      Otopame (otomí, mazahua, matlatzinca, ocuilteco y matlame).

4.      Oaxaqueña (zapoteco, mixteco, mazateco, chatino, papabuco, cuiacateco, trique, amuzgo, popoloca e ixcateco).

5.      Mangueña (chiapaneco, chorotega, dirián, maribio, oritiña y nagranda).

6.      Huave (huave).

7.      Tlapaneca (tlapaneco y subtiata).

8.      Totonaca (totonaco y tepehua).

9.      Mixe (mixe, zoque y popoluca).

10.  Maya (huasteco, cotoque, maya yucateco, lacandón, mopán, chol, chontal, tzeltal, tzotzil, tojolabal, mam, chuj, kanjobal, kekchí, pokonchí, ixil, quiché, cakchiquel, pokomam, rabinal, tzutuhil, aguacateca, chortí).

11.  Yutoazteca (cora, huichol, tecual, huaynamota, teúl, náhuatl, pochuteco, pipil y nicarao).

12.  Tarasca (tarasco).

13.  Cuitlateca (cuitlateco).

14.  Lenca (lenca).

15.  Xinca (xinca).

16.  Misumalpa (Matagalpa y cacaopera).

     Gracias a los estudios glotocronológicos e investigaciones de Leonardo Manrique (14) hoy es posible aproximarse al difícil problema de la progresiva penetración de las corrientes lingüísticas al territorio mesoamericano. Con el transcurso de los siglos, estos pueblos de tan distinto origen fueron capaces de crear una unidad cultural fundada en torno al cultivo el maíz. En efecto, los primeros mesoamericanos se identifican como pueblos agricultores, descendientes de los nómadas recolectores-cazadores que habían habitado el mismo territorio durante milenios. Los antepasados nómadas habían domesticado y cultivado, entre otras plantas, el maíz, el frijol, la calabaza y el chile. Esta invaluable herencia constituyó la base de la alimentación mesoamericana. Los agricultores, como cultivadores de dichas plantas, pudieron desarrollar una tradición compartida, independiente de influencias extracontinentales, hasta el siglo XVI. Estos dos hitos históricos –sedentarismo agrícola e irrupción europea- son los límites temporales de Mesoamérica, que se inicia hacia 2500 a C para desaparecer como tradición cultural autónoma a partir de 1521 d C.

El Lienzo de Jucutácato

Perteneció étnicamente a los purépechas y ahora forma parte de la tierra Caliente de Guerrero.

     El historiador michoacano Eduardo Ruiz indica que el nombre se debe a que en ese lugar, Jucutácato, se le encontró a fines del siglo XIX. Con motivo de hacerle los primeros estudios, se le llevó al pueblo de Ticala, Michoacán, y quedó en poder de la señora Luisa Magaña. Por conducto de su médico, Pablo García Abarca, lo hizo llegar a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, cuando era su presidente el licenciado Ignacio Manuel Altamirano.

     El lienzo quizá fue pintado en el siglo XVI, cuando Don Vasco de Quiroga era obispo de Michoacán, aunque algunos investigadores piensan que no existió un códice precolombino que sirviera de base para pintar éste, sino que se desarrolló en base a la tradición oral. Eduardo Seler opina que es copia de un documento prehispánico realizado años después de la conquista, lo que explica la incorporación de objetos europeos como: templos, incensarios, sillas e instrumentos musicales.

     Se realizó sobre tela de algodón que mide 281 x 220 cm. En su contenido se relata la inmigración de varias tribus que hicieron peregrinaje por tierras del hoy estado de Guerrero, y un sector del mismo grupo logra su asentamiento en Michoacán. (15)

Lienzo de Jucutácato

Fuente: www.mexconnect.com

     Se inicia el relato en la gran división superior colocada a la derecha del Lienzo, en donde distintas personas salen de lo que parece una cueva y se embarcan, simbólicamente sobre tortugas y aportan a un lugar donde un árbol amenaza romperse o se rompe.

     Este sitio original ostenta el nombre de Chalchiuihtlahpazco, que significa “en el lebrillo de piedras preciosas”, acompañado de una leyenda cuya traducción literal es: ”…Salieron las criaturas hechas de ceniza, y los de la casa del dardo, y los maestros de artes toltecas y todas las gentes nahuas, y los que tienen plumas, y los estrenadores, y los que encalan los cabellos…”

     El lienzo no muestra la caminata hacia el Oriente para arriba a Pánuco, pero si la llegada a Chalchicueyehcan, en costas del actual estado de Veracruz. De ahí, resulta evidente que siguen la ruta de los volcanes Citlaltepetl, Iztacihuatl y Popocatepetl, pues pasan por Tehuacan para incursionar por distintos lugares del Altiplano Central de México, como aquellos que después recibieron los nombres de Coyoacán y Tenochtitlan. Continúan por algunos sitios de los ahora estados de México y Michoacán y llegan a poblar Xiuhquilan. Este lugar debe corresponder con la población que Sahagún llama Tamoanchan, veamos porque razones; en primer lugar, Tamoanchan guarda una relación muy estrecha con el árbol divino, así lo indica, entre otros testimonios el Anónimo de Hexotzingo, en Cantares mexicanos: (16)

²         …Árbol florido se yergue en Tamoanchan: allí fuimos creados, allí nos dio ser, allí enlazó el hilo de nuestra vida, aquel por quien todas las cosas viven…”

     Existe además un hecho muy significativo: en las acciones que se siguen entre las divisiones del Lienzo desde Chalchiuihtlapazaco, hasta el arribo a Xiuhquilan, un ave acompaña a los peregrinos y en todo el trayecto uno o más sacerdotes, distinguibles por aparecer sentados o a una escala mayor, portan discos divididos en partes. Estos discos han sido identificados por algunos autores como calendarios y de ser así, los emigrantes guiados por sus dioses, a través de las aves y los sacerdotes, debían cumplir una cita en fecha determinada al reunirse en Xiuhquilan, donde comenzaría un nuevo ciclo.

     Después de un tiempo indeterminado, las familias reunidas se dispersan por todos los rumbos: al Oriente se dirigen los olmeca-uixtoti, los cuexteca van hacia el Norte buscando Pánuco, los michuacas por el Occidente llegan a Pátzcuaro y los toltecas emprenden una peregrinación que los lleva primero al sitio de partida original, el lugar de “Siete Cuevas”. (17)

Chicomoztoc, “El lugar de las siete cuevas”

Fuente: www.montero.org.mx

4 Ahau 8 Cumhú

El tiempo para los mayas no tuvo desde siempre ni principio ni final, como lo confirman las inscripciones de fechas que se alejan tanto hacia el pasado como hacia el futuro, requiriendo la invención de un sistema amplio, preciso y necesariamente complicado para su cómputo, donde con base a la duración de los días u los años, con la intervención del Sol, y demostrada su relación con los movimientos aparentes de distintos cuerpos celestes como la Vía Láctea, Las Pléyades, el planeta Venus y la Luna, la religión y sus dioses jugaron un papel preponderante.

     Se ha podido determinar que el punto de partida de la cronología maya corresponde a un día 4 Ahau de la octava posición del mes Cumhú, situado dentro de un periodo de trece veces 4000 años. Los especialistas acostumbran escribirlo en la siguiente forma:

Ø  13.0.0.0.0.0. 4 Ahau 8 Cumhú

Y se conoce también como la fecha Era. (18)

     Recientemente y con base en la aplicación del Carbono 14, en algunas inscripciones calendáricas labradas sobre dinteles de madera, se ha podido señalar que esa fecha de origen puede corresponder o bien al año 3373 a. C., o al 3113 a. C. (19)

     Se trata desde luego de una fecha muy lejana que rebasa el margen de la cultura maya aún en su periodo Formativo Inferior de 2 500 a 1 000 a. C., y permanece en misterio el porqué de un origen tan distante precisamente en un día 4 Ahau 8 Cumhú. Intentemos penetrarlo:

     Ahau en maya significa Señor y es aparte el nombre del día dedicado al Joven Dios Solar. Acompañado del número 4 quizá representa al Primer Sol o a cualquiera de los subsecuentes Soles Cosmogónicos. En tanto Cumhú o Kumk´u es un horno o crisol que afectado por el número 8 tal vez adquiera la condición de precioso o divino. Es también el último mes del Calendario Maya y está regido por el Dragón o Serpiente del Cielo.

     4 Ahau 8 Cumhú puede entonces representar el momento de la elevación del Sol Original o de algún otro de los Soles Cosmogónicos, merced al sacrificio de cualquiera de los dioses principales en el Crisol Divino y por decisión de la Dualidad Suprema presente bajo su forma de Serpiente o Dragón, de cuyas fauces el Sol emerge. Mientras esto sucede, la humanidad es creada y alternativamente arrasada por un cataclismo.

     Lo anterior puede seguirse en distintos códices y manuscritos mayas entre éstos el Popol Vuh y los Anales de los Cakchiqueles y concuerda con antiguas tradiciones del Altiplano Central (20)

Primer día del 1.º baktun

13 de agosto del 3114 a. C.

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4 Ahau

8 Cumhú

 

El día de hoy

14 de noviembre de 2014

13 maia.svg Maya-Baktun.png 0 maia.svg Maya-Dresden-Katun.png 1 maia.svg Maya-Dresden-Tun.png 16 maia.svg Maya-Dresden-Uinal.png 13 maia.svg Maya-Dresden-Kin.png

8 Ben

 

 

Último día del 13.º Baktun

20 de diciembre de 2012

12 maia.svg Maya-Baktun.png 19 maia.svg Maya-Dresden-Katun.png 19 maia.svg Maya-Dresden-Tun.png 17 maia.svg Maya-Dresden-Uinal.png 19 maia.svg Maya-Dresden-Kin.png

3 Cauac

2 Kankin

 

Primer día del nuevo ciclo

21 de diciembre de 2012

13 maia.svg Maya-Baktun.png 0 maia.svg Maya-Dresden-Katun.png 0 maia.svg Maya-Dresden-Tun.png 0 maia.svg Maya-Dresden-Uinal.png 0 maia.svg Maya-Dresden-Kin.png

4 Ahau

3 Kankin

 

     Otra confirmación de lo asentado se tiene en el hecho de que un día en la combinación 4 Ahau 8 Cumhú solo ocurre dentro del Calendario Maya cada 52 años y es por eso que al final de este ciclo fuera esperado con angustia y temor dada la posibilidad que el cielo pudiera derrumbarse arrastrando al Sol con todo su Cortejo Celestial ocasionando el fin de hombres y alimentos.

Nada sabemos con certeza de la catástrofe original que dio lugar al primero de los Soles y al inicio del cómputo maya del tiempo. Debió ser de gran magnitud y en tales fechas pudo tratarse de una de las últimas fases del Estadio Glacial Wisconsiniano que afectó la parte boreal de nuestro continente y cuyas consecuencias principales se caracterizaron por prolongadas lluvias torrenciales con un aumento inusitado en el nivel de los mares.

     Una de las páginas más hermosas del Códice de Dresden, la N° 74, reproduce un “diluvio” bajo la intervención del Dragón Celeste y en presencia de una deidad femenina. Sin duda rememora uno de los primeros Soles y el origen de la Cronología en un día 4 Ahau 8 Cumhú. (21)

http://www.famsi.org/spanish/research/graz/dresdensis/img_page74.html

Las ruedas calendáricas (22)

Ya desde los primeros contactos entre las dos culturas surgen los alcances de las ruedas calendáricas y es opinión de Clavijero que formaron parte de los presentes enviados por Cortés a Carlos V en 1519, inventariados en la 1ª Carta de Relación y también descritos posteriormente por Bernal Díaz del Castillo como:

²         Una rueda de fechura de Sol de oro muy fino, que sería tamaña como una rueda de carreta, con muchas maneras de pinturas, gran obra de mirar…” y “ otra mayor rueda de plata, figurando la luna y con muchos resplandores y otras figuras en ella…” (23)

     Estos envíos causaron sensación en Europa, provocando el asombro del eminente grabador Alberto Durero, quien calculó el diámetro de la rueda de oro en una “toesa”, medida de longitud equivalente a 2 metros, las piezas fueron fundidas y amonedadas.

     Al término de la conquista, se inicia la evangelización por distintos grupos de religiosos; uno de ^los más importantes, conocido como el de “los Doce”, comandado por fray Martín de Valencia, emprenden la ardua tarea y se dan cuenta de la íntima correspondencia entre el calendario y las ruedas con la religión que regía el comportamiento de los naturales.

     Fray Toribio de Benavente o Motolinia, uno de los 12, fue de los primeros investigadores que advirtieron en carácter circular de los calendarios y él mismo elaboró una “Rueda de 52 años”, que posteriormente perteneció a fray Juan de Torquemada. Lo siguió fray Andrés de Olmos, quien supo de las secuencias de 13 en 13 años que en giro continuo completan 52 años, “que llamaban edad”. Fray Diego de Landa conoce el “modo de contar los tiempos” y dibuja entre sus escritos un calendario circular.

     Llega un notable conocedor del sistema antiguo para el cómputo del tiempo. Se trata de fray Diego de Valadéz, valiente misionero y magnífico grabador, quien traza un calendario circular muy completo y lo reproduce en su Rethorica Cristiana, obra publicada en Perusia, Italia, en 1579.

https://www.amazon.com.mx/Ret%C3%B3rica-cristiana-Biblioteca-Americana-Valad%C3%A9s-ebook/dp/B00JB1GGZM

Fuente: http://www.periodicosupremo.com.mx/wp-content/uploads/2015/01/foto25.jpg

La Rueda Calendárica n°1 tiene en su centro los cuatro portadores del año: casa, conejo, caña y pedernal, y numerosas secciones que abarcan los años 1654 a 1699 con su respectivo cargador –glifo que identifica el año-, así como una sección en la parte superior que incluye los lugares donde se llevó a cabo la atadura del año.

Fuente: http://www.codices.inah.gob.mx/pc/contenido.php?id=56

La variante n° 7 muestra los cuatro puntos cardinales y 20 secciones con imágenes que van de 1701 a 1720, las cuales incluyen glosas en náhuatl y español, apreciándose al centro del círculo el Sol y la Luna con rostros humanos acompañados de estrellas.

    Dentro del remolino evangelizador, hacen su aparición fray Diego Durán y fray Bernardino de Sahagún y realizan, cada uno por su cuenta, investigaciones muy completas. Sahagún se muestra de acuerdo con la forma como los indios “contaban los tiempos por ruedas y figuras…”:

²         Los de México o los de esta Nueva España en su infidelidad solían contar los años por cierta rueda con cuatro señales o figuras, conforme a las cuatro partes del mundo, de manera que cada año se contaba con la figura que era de cada una de las dichas partes”

El texto completo de Sahagún aparece en su Libro VII y dice:

1.      Los nombres que tuvieron puestos a las cuatro partes del mundo son éstos: huitztlampa, que es el medio día o austro; tlapcopa, que es el oriente; mictlampa, que es el septentrión; cihuatlampa, que es el occidente o poniente;

2.      Los nombres de las figuras dedicadas a las cuatro partes del mundo son éstos: Tochtli, que es conejo, y era dedicada a huitztlampa, que es el mediodía; ácatl, que es caña, era dedicada al oriente; técpatl, que es pedernal, dedicada a septentrión; calli, que es casa, era dedicada al occidente o poniente.

3.      Así que al principio de los años era la figura de conejo; de esta manera ce tochtli, un conejo, y luego ome ácatl, que es dos cañas, y luego ei técpatl, que es tres pedernales, y luego nahui calli, que es cuatro casas, y así se van multiplicando los números de cada nombre o figura hasta los trece. Y acabados los cincuenta y dos tornaba la cuenta a ce tochtli.

4.      Ácatl, que es la caña, era figura dedicada al oriente, que llamaban tlapcopa y tlahuilcopa, casi hacia la lumbre o al sol. Técpatl, que es pedernal, era figura dedicada a mictlampa, casi hacia el infierno porque creían que a la parte del septentrión los difuntos se iban; por lo cual, en la superstición que hacían a los difuntos, cubiertos con las mantas y atados los cuerpos, haciánlos sentar vuelta la cara al septentrión o mictlampa.

5.      La carta figura era la casa, y era dedicada al occidente o poniente, al cual llamaban cihuatlampa, que es casi hacia la casa de las mujeres, porque tenían opinión que en el poniente vivían las mujeres difuntas, que son diosas.

6.      Y en el oriente viven los hombres, y que los hombres difuntos que están en la casa del sol, desde el oriente le guían, haciéndole fiesta al sol cada día que sale, hasta llegar al mediodía. Y que las mujeres difuntas que llaman Cihuapiltin, que las tienen por diosas, parten del occidente y vanle a recibir al mediodía, y llevánle con fiesta hasta el occidente.

7.      Así que, cada una de las dichas cuatro figuras, por el dicho orden, de trece en trece años comienzan la cuenta de los años, y todas las cuatro multiplicándose, llegan al número treceno, diciendo: ce tochtli, ome ácatl, ei técpatl, nahui calli, mauilli tochtli, seis ácatl, siete técpatl, ocho calli, etc., y con trece veces cuatro se concluyen los cincuenta y dos años.

8.      Acabados los cincuenta y dos años, según dicho es, tornaba la cuenta otra vez a ce tochtli, que era la figura a la parte del mediodía, que llamaban hitztlampa, y cuando se volvía al dicho ce tochtli, todos temían del hambre, porque creían que era señal de grande hambre. (24)

Poco después, alrededor de 1630, el doctor Jacinto de la Serna, quien fue Rector de la Real y Pontificia Universidad de México, se interesa por el modo de “contar fiestas y tiempos” y entre sus trabajos anexa una interesante figura circular que contiene los días del mes mexicano. Don Carlos de Sigüenza y Góngora, se adentra en el sistema calendárico y busca correlacionar sus fechas con las del Calendario Gregoriano y escribe su célebre Ciclografía.

     En Europa el tema seguía presentando interés como se desprende de los escritos de don Antonio de Solis y Rivadeneira, Cronista Mayor de Indias, ahora bajo el reinado de Felipe IV. Por otra parte, el viajero italiano Giovanni Francesco Gemelli Careri, durante su estancia en la Nueva España obtiene una copia de la rueda que llamó del “secolo mexicano”, al reproducirla en su Giro del Modo que fue editada en Nápoles en 1700.

     Durante el siglo XVIII, don Lorenzo Boturini Benaduci, logró allegarse una importante colección de papeles, entre los cuales se encontraban varias “ruedas pintadas”. El sistema calendárico y las ruedas fueron para él motivo de arduos estudios y dedica todo un capítulo de su Idea de una nueva historia general de América septentrional a los calendarios indianos, haciéndose retratar portando uno de ellos en un grabado de ese libro publicado en Madrid en 1746. Sus conocimientos los transmite a don Mariano Fernández de Echeverría y Veytia. Veytia siempre estuvo convencido de que los antiguos mexicanos, para el cómputo del tiempo “formaban sus calendarios en diversas figuras, unos en círculo, otros en caracol, otros en cuadro, dando a entender de este modo la permanente sucesión de los siglos”, en sus Calendarios mexicanos muestra diversas figuras y ruedas.

Rueda Calendárica n° 5 de Veytia.

Fuente: www.arqueomex.com

El cómputo del tiempo entre los Mayas

Fuente: www.revistabuenviaje.com

Calendario Tzolkin.

Fuente: http://library.austintexas.gov/blog-entry/los-mayas-sus-n%C3%BAmeros-y-el-fin-del-mundo-2185

Rueda interna, números 1 al 13 (con puntos y barras). Rueda externa, con los 20 días del Tzolkin.

El primer calendario, (también cíclico), civil llamado Haab consta de 365 días. El Haab está dividido por 18 meses de veinte días cada uno (18 x 20 = 360). Los 5 días restantes eran de mal agüero llamados Uayeb.

El segundo calendario sagrado, (cíclico) Tzolkin consta de 260 días compuesto de 20 días. Cada día está representado por un glifo y acompañado por números, del 1-13.

Estos dos calendarios se entrelazan, y  se repetían cada 52 años. Cuando esto sucede se le llama Rueda calendárica.

     Años después, el arzobispo de México don Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón, incluye en su Historia de Nueva España, que vio la luz en 1790, una figura circular que llama “calendario del año”, compuesto por 18 meses de 20 días y 5 nemontemi, con la efigie de la Luna en el centro.

     En 1790 se llega a un punto culminante de esta materia al descubrirse el llamado “Calendario Azteca”, monolito de 26 toneladas y 3,60 de diámetro, labrado en bajo relieve. Es encontrado frente al Palacio Virreinal en la Plaza Mayor. Pudo conservarse íntegro dado en el interés que puso don Vicente Güemes de Pacheco y Padilla, virrey y gobernador general de la Nueva España, quien ordenó su traslado a los patios de la Universidad. Fue ahí donde otro mexicano, don Antonio de León y Gama lo investigó por primera vez, tomando la precaución de mandarlos copiar en detalle.

     Con la llegada a la Nueva España de Guillermo Dupaix, que viene comisionado por la Corona Española para hacer excursiones y exploraciones en antiguos monumentos y conoce previamente el Calendario Azteca. Después en la primera mitad del siglo XIX y en relación con los mayas, Pío Pérez escribe que “los mayas pintaban una rueda pequeña en la cual ponían los cuatro signos iniciales, Kan al Oriente, Muluc al norte, Hix al Poniente y Cauac al Sur…” (25)

     Alrededor de 1886, don Alfredo Chavero estudia el Calendario Azteca y está conforme “con las ruedas que hacían los mexica para expresar la cuenta del tiempo…” aceptando conocer “la rueda de los días, la de los meses y años…”, sin embargo, concluye que el importante monolito no reúne las características para servir como instrumento para el cómputo del tiempo. (26)A partir de ese momento, prevalece la precipitada opinión de Chavero sobre los distintos criterios de otros investigadores, desatándose una verdadera polémica sobre el fin verdadero de las ruedas.

     Ya en el siglo XX, don Raúl Noriega afirma en 1965 que “El Calendario Azteca lleva a la conclusión de que computaban días, semanas, meses, lunaciones, años y siglos…”. Finalmente contamos con dos testimonios de un eminente mayista, sir J. Eric S. Tjompson, en su Maya Hieroglyphic Writing dice:

²         Creo que las secuencias de coeficientes debieron representarse en ruedas, de las cuales sobrevivieron algunas hasta la Colonia. Las mejor conocidas son las que aparecen en el Chumayel y en Landa. Ambas ruedas dan el orden de los Katunes empezando con 11 Ahau, etc. En Ixil (Pérez, pag. 172) se tiene una rueda de los cargadores de años, que se lee en sentido contrario al de las manecillas del reloj empezando con 1 Kan. Es probable que tales ruedas proporcionaran la secuencia de los coeficientes para Tun y Uinal y quizá de los Baktun mientras existieron. Se conoce una rueda de los días en el Calendario Quiché de 1722. Ruedas similares se usaron en el Altiplano de México y fueron reproducidas por Sahagún, Durán y Veytia…” (27)

     Otro en A commentary on the Dresden Codex, donde ratifica:

²         Las ruedas calendáricas caen dentro del tipo del Calendario Quiché de 1722 y el Calendario Spina de 1854 de Ixtlahuacan, también en territorio quiché. El primero tiene los nombres de los días y los números del 1 al 20 escritos alrededor del perímetro; el segundo tiene un triple perímetro con días y números del 1 al 20, cada uno dentro de un espacio. Nombres y números aparecen en escritura europea, pero el plan precolombino muestra con certeza que deriva de las tradicionales ruedas con glifos para los nombres, barras y puntos (o sólo puntos) para los números. El círculo central de la Rueda de Spina, aparece en un disco separado, diseñado probablemente para girar. Esto sugiere la interesante posibilidad de un mecanismo prehispánico de tal especie…” (28)

Las ruedas calendáricas debieron ser muy conocidas y abundantes, todo Centro de alguna importancia contaría con algunos ejemplares donde se llevaba la cuenta del tiempo, seguramente a base de inscripciones sucesivas.

     Esto último nos induce a pensar que para su fabricación se requerían materiales duros, ya fueran pétreos o metálicos, lo cual elimina a los libros o códices que resultarían dañados al escribir continuamente sobre ellos; por supuesto, ningún códice sobreviviente muestra anotaciones de este tipo.       Respecto a su diseño, deben guardar alguna similitud con aquellas que los cronistas reprodujeron, aunque a veces tendenciosamente.

     Sin embargo, uno de los puntos más importantes que deben dilucidarse, es la determinación de la época en que las ruedas pudieron ser construidas y usadas. Su empleo en el cómputo del tiempo requiere una regularidad inalterable de la duración del año solar trópico, lo cual se logró mediante el artificio de los días nefastos y sin nombre, con intercalaciones y sustracciones periódicas, de modo que sus años se contaban siempre de 360 días, arreglados en 18 meses de 20 días.

     Sabemos, por otra parte, que entre los mayas y hasta el fin de la llamada Época Clásica, alrededor del 900 d.C., estuvo en uso un sistema de datación con base a un año de 365 días, incluidos los días sin nombre, que no admitía días intercalares. Este sistema dejó de usarse antes de esa fecha coincidiendo con el abandono de todos los Centros Mayas. Es probable que las ruedas surgieran poco después en lugares como Xochicalco, Tula, Chichen Itzá y todos aquellos que precedieron al derrumbe maya y teotihuacano.

     Una vez planteados los requerimientos anteriores, será la Arqueología quien nos ayude a resolver el enigma.

Fuente: http://blog.rutadeltiempo.es/?p=555

El calendario adivinatorio

A partir de 20 días que son base de la cronología, con nombres y glifos muchas veces diferentes para las distintas culturas, pero siempre guardando alguna relación entre sí, se construyó un sistema en el que cada día se acompaña de un número del 1 al 13 hasta formar un ciclo de 260 días en el cual un día con un número determinado no se repite en todo el lapso. Esta cuenta corre dividida en 20 grupos de 13 días a trecenas de modo que al día iniciador de trecena le corresponde siempre el número 1. (29)

     Como el año solar se consideró de 360 días al no computar los 5 días nefastos, que sólo se dejaban transcurrir, si se alcanzan 18 Cuentas de los Destinos, se llega también a 13 años civiles, pues:

·         18 x 260 = 13 360

Estableciéndose la correspondencia necesaria entre ambos calendarios.

     Tuvo la Cuenta de los Destinos una significación primordial en nuestra historia antigua, pues regía todas las actividades de hombres y pueblos, de unos su nacimiento y muerte, de otros, su fundación o abandono. Sus designios eran siempre buscados y respetados y llego a funcionar como un verdadero calendario adivinatorio. (30)

     Muy conocida resulta la primera página del Códice Fejervary Mayer que contiene en un solo dibujo un Calendario Adivinatorio muy completo.

 

Se encentra actualmente, en la Biblioteca Real de Londres http://web.archive.org/web/20091026220920/mx.geocities.com/marioluis_llano/codices/cmayer.html

     La pintura de esa primera página es hermosa y simétrica, llena de figuras de un gran simbolismo y además su estudio revela sus alcances como instrumento práctico y útil.

     En el perímetro de un cuadrado central, se encuentran cuatro aspas trapezoidales unidas entre sí por cuatro figuras con forma de herradura. El cuadrado lo ocupa Xiuhtecutli, Dios del Fuego y del Año, quien preside la acción armado con lanzadardos y flechas; despide llamaradas en todas direcciones y domina el sentido abajo-arriba.

     En cada aspa se destaca un árbol custodiado por una pareja de dioses contrarios y equilibrados y en cada copa se posa un ave. Los árboles surgen de distintos glifos que representan rumbos.

     Arriba, sobre un sol que descansa en un templo, símbolo del Oriente, crece el Quetzalmizquitl. Lo acompañan Iztli y Piltzintecuhtli y el ave es el quetzal.

     A la derecha, el rumbo del Norte se representa por el monstruo de la Tierra y de ahí nace el Tezcapochotl con un loro en el follaje. Los dioses son Cinteotl y Mictlantecuhtli.

     De un tzitzimine, demonio del Poniente, parte del Tezcahuehuetl con un halcón con su corona. Presiden las diosas Chalchiuhtlicue y Tlazolteotl.

     A la izquierda y sobre símbolos de sacrificio representando al Sur, se desarrolla el Quetzalhuexotl donde se posa el águila en presencia de Tepeyollotli y Tlaloc.

     En las figuras en forma de herradura que unen entres sí a las aspas, se distingue una planta y un ave que porta el glifo de un día. El Halcón contiene al Conejo, el Quetzal a la Caña, el Loro al Pedernal y el Águila a la Casa. A un lado de las herraduras se extienden los glifos de los 30 días del mes en cuatro grupos de 5, y del otro lado cuatro escenas de sacrificio.

     Finalmente, todo el perímetro del conjunto lo ocupan los glifos de los 20 días del mes colocados en aristas y curvas y separados siempre por 12 círculos pequeños.

     Resulta evidente por la simple observación de la pintura que nos ocupa, que existe una íntima relación entre los días, los números y los rumbos con las aves y los dioses; estos últimos son 9 y se conocen como Compañeros de la Noche. Los árboles constituyen el sostén del cielo y en esta forma son reverenciados en los puntos cardinales donde crecen; las aves en sus follajes son mensajeras entre tierra y cielo, entre dioses y hombres.

     Todos los elementos mencionados son parte fundamental de los designios o fortunas que rigen las actividades de pueblos y pobladores. Su cabal conocimiento es imprescindible antes de emprender cualquier actividad y entre las gentes marca el nacimiento, conduce la vida y señala la muerte.

1.- Orientación

Los días guardan una orientación según la posición que ocupan a un lado de las herraduras: miran al Sur el conejo, el zopilote, la lagartija, la hierba y la flor; pertenecen al Oriente el agua, el movimiento, la serpiente, la caña y el caimán. Al rumbo del Norte se dirigen el viento, el perro, el pedernal, la muerte y el jaguar. Por último, son del rumbo del Poniente el águila, la casa, el mono, la lluvia y el venado.

2.- Días y números

Los grupos de trece días se localizan en todo el contorno y la cuenta inicia siempre con el caimán que se encuentra en la arista superior derecha del cuadrado central. Siguiendo el sentido contrario al de las manecillas de un reloj, se da al caimán el número 1 y se cuenta hasta 13 para completar la primera trecena; se llega al jaguar y en la misma forma al venado, la flor, la caña, la muerte, etc. Podemos conocer en esta forma cualquier día y el número que lo acompaña a lo largo de toda la Cuenta de los Destinos. El orden de los días que inician trecena se encuentran también en la que llamamos Secuencia de las Trecenas.

3.- Los dioses y los días

A cada uno de los días lo conduce un dios que es su compañero. En algunos códices como el Borbónico y el Tonalamatl de Aubin se muestra que al caimán corresponde Xiuhtecutli, a 2 Viento, Iztli, a 3 Casa, Piltzintecuhtli, a 4 Lagartija, Cinteotl, etc.

4.- Dioses, años y números

Sabemos que los años civiles sólo pueden llevar el nombre de cualquiera de cuatro figuras; el conejo, la caña, el pedernal y la casa, conservando ese orden y con un número de 1 al 13. Con este sistema se logra que un año y su número no se repita en 52 años. Se inicia con el año 1 Conejo y continúan 2 Caña, 3 Pedernal, 4 Casa, 5 Conejo, etc.

Con la ayuda de la Secuencia de los Dioses, es fácil determinar que el año 1 Conejo, si se toma como día está regido por Mictlantecuhtli que en el orden de los dioses ocupa el lugar n° 5. Para los siguientes años se cuentan los lugares según la serie 7, 6, 7, 6, 6, 7, 6, 7….etc. Así, se determina que el año 2 Caña lo acompaña Pilzintecuhtli, a 3 Pedernal, Tlaloc, a 4 Conejo, Tlazolteotl, a 5 Caña, Cinteotl, etc.,.

Caimán

Bueno

Mono

Bueno

Viento

Malo

Hierba

Malo

Casa

Malo

Caña

Malo

Lagartija

Bueno

Jaguar

Malo

Serpiente

Bueno

Águila

Malo

Muerte

Indeterminado

Zopilote

Bueno

Venado

Bueno

Movimiento

Indiferente

Conejo

Indiferente

Pedernal

Malo

Agua

Indiferente

Lluvia

Indiferente

Perro

Bueno

Flor

Indiferente

     Hasta aquí hemos visto cómo el Códice Fejervary Mayer cuyo original se encuentra en Londres, Inglaterra contiene un verdadero instrumento calendárico, relacionado con la adivinación y el rito náhuatl. Como una curiosidad histórica mencionaremos los distintos augurios que pueden esperarse de algunos componentes que intervienen.

 Días. Generalmente poseen las características de las figuras que representa, siendo su fortuna, como sigue:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Números. Pueden alterar el valor de los signos de los días o años, y son:

Indiferentes

1 y 2

Nefastos

4, 5, 6, 8, 9

Fastos

3, 7, 10, 11

 

 

 

Rumbos. Influyen en los destinos según estos determinantes.

Sur

Incierto e indiferente

Oriente

Venturoso

Norte

Malo

Poniente

Malo

 

Dioses. Los Señores o Acompañados de la Noche conducen a los días y los años de acuerdo a su advocación y ascendiente.

Xiuhtecutli

Dios del Fuego y del Año

Bueno

Ixtli

Dios Cuchillo de Pedernal

Malo

Piltzintecuhtli

Dios Solar Joven

Bueno

Cinteotl

Dios del Maíz

Indiferente

Mictlantecuhtli

Dios de la Muerte

Malo

Chalchiuhtlicue

Dios del Agua

Indiferente

Tlazolteotl

Madre de la Tierra

Malo

Tepeyollotli

Dios de la Tierra

Malo

Tlaloc

Dios de la Lluvia

 

 

     Con estos elementos y otros cuya importancia sería tal vez menor, y que no proporciona la página estudiada, los sabios sacerdotes elaborarían un presagio vital para hombres y comunidades, sopesando cuidadosamente los datos que han determinado, antes de expresar su veredicto.

     Para quien quiera adentrarse aún más en estos estudios debe saber que el año civil comenzaba el 2 de Febrero y que cada 13 años la cuenta inicia con el día 1Caimán.

Los fenómenos celestes

Con el conocido mito sobre el nacimiento de Huitzilopochtli, los hechos ocurren en el Cielo en su aspecto nocturno, se desenvuelven a través de un periodo anual y se repiten año con año.

     Analicemos la nómina de las principales entidades que intervienen en la historia: (31)

Coatlicue. Diosa Madre con parte femenina de la Dualidad Suprema. Habita en el Treceno Cielo pero puede hacerse presente en los cerros de Coatepec, Culhuacan y otros lugares.

Huitzilopochtli. Gemelo precioso de Quetzalcoatl con quien los mexica lo confunden. Hijo de Coatlicue, toma el aspecto de serpiente emplumada de la Vía Láctea en su recorrido anual aparente por el Hemisferio Norte.

Coyolxauhqui. Hija también de Coatlicue. Se transfigura en la Luna y como tal se coliga con los Centzonhitznaua.

Painal. Aliado de Huitzilopochtli a quien informa fielmente de los planes y movimientos de sus enemigos. Probablemente se trate de Altair, principal estrella de la Constelación del Águila.

     Los acontecimientos se desarrollan desde el momento en que Coatlicue se sabe encinta cuando al encontrarse barriendo en el cerro de Coatepec, una pluma se introduce en su seno. Intuye que merced a ese hecho, nacerá Huitzilopochtli.

     Coyolxauhqui y los Centzonhuitzaua no creen la historia y sintiéndose ofendidos por su honor mancillado, prometen matar a Huitzilopochtli al momento de nacer. Por lo pronto inician una persecución en su búsqueda en todos los rincones del Cielo.

     Huitzilopochtli, antes de su nacimiento conoce la amenaza de sus contrarios y es alertado oportunamente por Painal. Finalmente llegado el momento del encuentro, Huitzilopochtli nace con todos sus arreos de guerra; dardos, varas y rodela, pero sobre todo cuenta con la Xiuhcoatl, “culebra hecha de teas”. Con ella hiere a Coyolxauqui quien muere hecha pedazos en el cerro de Coatepec; después inicia la pelea contra los innumerables surianos que son vencidos y casi todos muertos. Aquellos sobrevivientes se refugian en Uitztlampa, por el rumbo del Sur.

     Los tiempos de este drama celeste están señalados por el paso de los 18 meses del año mesoamericano, algunos de cuyos nombres con los ritos y ceremonias en ellos efectuados corresponden con exactitud a la secuencia de los acontecimientos, según puede comprobarse con la siguiente descripción breve y mensual de lo asentado:

Toxcatl (del 23 de abril al 12 de mayo). Hacen su aparición Huitzilopochtli y Tezcatlipoca, este último en su forma de los Centzon Uitznaua.

     Se elaboran imágenes de masa de Huitzilopochtli y se le honra tanto a él como a Tezcatlipoca.

Tlaxochimaco (del 12 al 31 de julio). Huitzilopochtli inicia su ascensión en el Cielo seguido ya por los innumerables del Sur.

     Celebración de fiestas a honra de Huitzilopochtli como Dios de la Guerra.

Xocolhuetzi (del 1 al 20 de agosto). Las dos entidades contrarias tocan el punto más alto sobre el horizonte.

     Este hecho quizá se relacione con el izamiento de un tronco durante las fiestas efectuadas este mes.

Ochpaniztli (del 21 de agosto al 9 de septiembre). Huitzilopochtli y los Centzonhitznaua se acercan.

     Fiestas de la Diosa Madre interviniendo “médicas y parteras”. Alardes de guerra dando armas a los mancebos que nunca habían peleado.

Teotleco (del 10 al 29 de septiembre). Continúa la aproximación de los contrarios.

     Grandes fiestas por la llegada de los dioses.

Quecholli (del 20 de octubre al 8 de noviembre). Encuentro inminente.

     Ceremonias a Mixcoatl, otras de las formas de Tezcatlipoca. Se hacen saetas y dardos para la guerra que se ofrecen a Huitzilopochtli.

Panquetzalliztli (del 9 al 28 de noviembre). Nacimiento de Huitzilopochtli que aparece por primera vez completo ocupando todo el hemisferio Norte de la esfera celeste. Desaparición casi total de los Centzonhiznaua.

     Fiesta principal de Huitzilopochtli con la representación de los recorridos de Painal. Se elabora una réplica de la Xiuhcoatl y se destruyen las imágenes de los innumerables surianos en el recinto del templo Mayor en Tenochtitlan.

Titl (del 19 de diciembre al 7 de enero). El significado de Titl es el de estrechamiento o contracción y se relaciona con el estado de los Centzonhitznaua en este mes.

     Celebración de ceremonias para honrar a la Diosa Madre.

Izcalli (del 8 al 27 de enero). Este nombre significa “resurrección” y efectivamente en este mes las potencias actoras vuelven a mostrarse equilibradas y dispuestas para escenificar otra vez el drama eterno del cual saldrá triunfante una de ellas de acuerdo a la decisión divina en época propicia.

     Festividades para Xiuhtecutli, Dios del Fuego, una de las transfiguraciones de la Dualidad Suprema.

La interpretación anterior resulta y corresponde a la observación y análisis de la Vía láctea en su recorrido anual aparente y tuvo una influencia definitiva en la religión, el culto y el cómputo del tiempo.

Conclusión

Cuando los tiempos son muy dilatados y los testimonios más escasos al profundizarnos en el pasado, tal vez la principal fuente de enigmas sea la dificultad de penetrar en el modo de pensar y vivir de aquellos que nos precedieron. Difícil resulta despojarnos de una mentalidad moderna, llena de fórmulas y modelos producto de un largo proceso, para tratar de entender o interpretar con ella a otros hombres y otras circunstancias.

     ¿Qué podemos pensar ahora de dioses en comunión o en pugna, de serpientes que cruzan el firmamento, de un Cielo que se derrumba cuando un árbol se rompe, o en fin, de un sol que detiene su camino? Al contacto de dos culturas, resultando una vencedora, estos temas y muchos otros serán creación diabólica que debe desterrarse hasta que el peligro pase y se conviertan en asuntos mitológicos que desembocarán finalmente en fantasías irreconciliables con la modernidad. A otra forma de comprender el Universo en cuyo ámbito vivieron y murieron hombres y sociedades siguiendo sus creencias.

     Seres de clara inteligencia, pronto se dieron cuenta del carácter dual de todas las cosas y, a través de ese principio fundamental, entendieron y soportaron los beneficios o catástrofes que los dioses en turno sentenciaban. Percibieron una íntima relación entre sus dioses y los tiempos del Universo actuando en todas direcciones; inventaron un calendario casi perfecto relacionado con distintos movimientos celestes, donde las horas del día y hasta los Soles Cosmogónicos quedaban gobernados por un dios.

     Encontraron una explicación lógica y congruente a todas sus dudas, dentro siempre de un increíble misticismo que así como los movía a construir enormes Centros, aun en lugares inhóspitos, así eran abandonados al variar el poder alternativo de los dioses rectores.

     Por toda Mesoamérica se encuentran vestigios que la Arqueología rescata; contamos con una Historia rica en tradiciones orales y escrita muchas veces en lengua nativa y por supuesto con el invaluable legado de toda una pléyade de investigadores eminentes.

     Cuando los testimonios faltan o son tan obscuros que se vuelven indescifrables, resulta válido pisar terrenos especulativos o de “hipótesis de trabajo”, pero limitando sus alcances a no caer en ficción manifiesta. De cualquier manera la especulación bien entendida es deseable pues cumple con un fin al servir para aclarar un asunto o se desechada por improcedente.

NOTAS

1 Ixtlilxóchitl, Fernando de Alba, Obras históricas, México, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 1975.

2 Anales de los Cakchiqueles, México, Edición de Adrián Recinos, F.C.E., 1950.

3 Lorenzo, Antonio, Misterios del México Prehispánico, México, Panorama Editorial, S.A., 1994,  p. 14.

4 Ixtlilxochitl, op. cit.

5 Sahagún, Fray Bernadino de, Historia general de las cosas de Nueva España, México, Porrúa, 1977.

6 Códice Vaticano A, 3738, Reproducción del Duque de Loubat, Roma, 1900.

7 Lorenzo, Op. Cit., pp. 41-43.

8 Landa, Fray Diego de, Relación de las cosas de Yucatán, México, Edit. Porrúa, 1978.

9 Olmos, Fray Andrés de, Obras que se atribuyen en Tegonía e historia de los mexicanos, edición de Ángel M. Garibay para edito. Porrúa, México, 1973.

10 Sahagún, op. cit.

11 Olmos, op. cit.

12 Paso y Troncoso, Francisco del, Leyenda de los Soles en Códice Chimalpopoca, Instituto de Investigaciones Históricas, México, UNAM, 1975.

13 Kirchhoff, Paul, “Mesoamérica: sus límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales” en Acta Americana, México, vol. 1, núm. 1, 1943, pp. 92-107.       

14 Manrique Castañeda, Leonardo (coord..), “Lingüística” en Atlas Cultural de México, México, SEP, INAH y Editorial Planeta, vo. 12, 1988.

15 www.enciclopediagro.org/index.php/indices/.../940-lienzo-de-jucutacato

16 León Portilla, Miguel, Cantares mexicanos: vol. 1, México, UNAM, 2011.; León Portilla, Miguel, Cantares mexicanos: vol. 2, tomo 1, México, UNAM, 2011.; León Portilla, Miguel, Cantares mexicanos: vol.II, tomo 2, México, UNAM, 2011.

17 Lorenzo, op. cit., pp. 96-97.

18 Thompson, J. Eric S., Historia y religión de los mayas, México, Siglo XXI, 1980. Ver abajo el cuadro de las fechas.

19 Lorenzo, op. cit., p. 100.

20 Anales de los.., op. cit.; Popol Vuh, Antiguas historias de los indios quichés de Guatemala, México, Edit. Porrúa, 1979; Lorenzo, Antonio, Desarrollo de la cronología maya, México, Edit. Porrúa, 1983.

21 http://www.famsi.org./spanish/research/graz/dresdensis/img_page74.html

22 Lorenzo, Antonio, op. cit., pp. 152-169.

23 Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera y de la conquista de la Nueva España, México, Ed. Porrúa, 1968.

24 Sahagún, fray Bernardino de, op. cit., Libro VII, cap. VIII, pp. 437-438.

25 Pérez, Pío, J., Cronología antigua de Yucatán y examen del método con que los indios contaban el tiempo, París, Brasseur de Bourbourg, 1864.

26 Chavero, Alfredo, “Historia antigua de México” en México a través de los siglos, México, Edit. Cumbre, 1981.

27 Thompson, J. Eric, Maya Hieroglyphic Writing, University de Oklahoma, 1978.

28 Thompson, J. Eric, Commentary on the Dresden Codex, Philadelphia, Philosophical Society, 1972.

29 Lorenzo, Antonio, op. cit., p. 170.

30 Tonalpouhqui, Tonalpohqui, El libro de los destinos, México, Penguin Random House Grupo Editorial, 2012.

31 Lorenzo, Antonio, op.cit., pp. 179-183.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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