viernes, 14 de febrero de 2025

 

TESOROS HISPÁNICOS

DE LA

LITURGIA MEDIEVAL

 

MANUSCRITOS LITÚRGICOS

Antifonario de León

Archivo Capitular de la Catedral de León


Liber antiphonarium
Ms. 8, Archivo Capitular de León
Copistas: Totmundo y Arias.
Procedente del Monasterio de San Cipriano de las Riberas del Porma.
s. X., aunque varios folios añadidos del s. XI.
Pergamino, 306 f., 330 x 240 mm.

 

Realizado entre los siglos X y XII, el Antifonario de León es un libro litúrgico musical que contiene más de una centena de oficios del rito hispánico, con sus correspondientes cantos particulares variables en cada fiesta y solemnidad atendiendo tanto a las horas canónicas como a las partes cantadas de la misa. El manuscrito, conservado actualmente en el Archivo Capitular de la Catedral de León, se atribuye al copista Totmundo del Monasterio de San Cipriano de las Riberas del Porma, gracias a una dedicatoria al comienzo del libro. El calendario de las primeras páginas, así como la ordenación interna de los oficios son un rico ejemplo del santoral hispano-visigodo de la época. La notación que acompaña a los textos, llamada visigótoca, ha despertado gran interés entre los musicólogos medievalistas, aunque no puede leerse en la actualidad por la ausencia de referentes en la altura de los sonidos. El manuscrito es el mejor ejemplo conservado de los antifonarios de la liturgia hispánica y una de las fuentes que más información nos aporta en la actualidad para comprender esta forma ritual, que fue sustituida por el rito romano desde el siglo XII y que era fruto de la riqueza cultural hispana en la Antigüedad Tardía y Alta Edad Media.

Ángel Pazos-López (2018)

El Antifonario de León es uno de los manuscritos litúrgicos más relevantes del rito hispánico que se conservan en la actualidad. Realizado hacia mediados del siglo X, a excepción de unos folios añadidos en el siglo XI, contiene diversos cantos para las celebraciones litúrgicas a lo largo de las fiestas del ciclo temporal y santoral hispánicos. En el folio 1r, una ilustración con dedicatoria nos indica cómo el copista Totmundo le presenta el Antiphonarium al Abad Ikila del monasterio de San Cipriano del Condado, dando a entender que existía en dicho monasterio un importante scriptorium.

El manuscrito incorpora los cantos propios de la misa y del oficio divino organizados de acuerdo a un calendario litúrgico mixto entre el propio del tiempo y el propio de los santos. En sus composiciones no solo se recogen los textos atribuidos a San Braulio de Zaragoza, San Isidoro de Sevilla o San Leandro, sino también las melodías de antífonas y cantos escritos con notación visigoda, que es neumática (escrita a partir de combinaciones de grafemas musicales de diferente significado) y adiastemática (sin líneas de referencia como el pentagrama).

El manuscrito sigue la estructura del calendario litúrgico previsto en sus primeras páginas. Tras el oficio de letanía y el epigrama de dedicación (ff. 1r-v), se combinan diferentes textos iniciales con anuncios de las festividades móviles (ff. 2v-5r). Sigue una ilustración de la Cruz de Oviedo junto con el título del libro (ff. 5v-6r) y un calendario ricamente ilustrado donde se representan las festividades propias del rito hispánico en esta época (f. 6v - 19v). Seguidamente se presentan los prolegómenos, añadidos un siglo más tarde al resto del manuscrito, que finalizan con en íncipit del libro (ff. 20r -28v). A partir de aquí, el antifonario mantiene el esquema nuclear de libro litúrgico al presentar los oficios ordenados según el correspondiente calendario hispánico. Dentro de cada uno de los días se suceden cantos propios del oficio en sus distintas horas (matutinum, vespertinum, nocturnos) como el responsorium, el himnus, el benedictiones o el psallendum. Por otra parte, también ofrece cantos propios para la misa como la antífona del prelegendum, los clamores, el ad pacem, la antífona ad confractionem panis, el Sancta Sanctis, el ad accedentes o el repletum, entre otros. El primero oficio del Antiphonarium es el Ordo psallendi in diem sancti Aciscli (f. 29r) y el ultimo es el formulario de quotidiano Dominicale (f. 281v).

Algunas de sus páginas están ricamente ornamentadas tanto por capitales de entrelazada nórdica y extraordinaria riqueza cromática, como por elementos figurativos que acompañan la historia de la vida de Jesús junto a representaciones de algunos santos con estilo muy similar a los beatos iluminados en idéntica cronología.

El Antiphonarium es un libro de gran volumen, especialmente diseñado para el seguimiento de los cantos por parte del coro y no solamente de un monje o clérigo. Así, el libro servía a monjes y religiosos para entonar las diferentes partes variables del oficio de cada día, así como los cantos específicos de la misa que variaban según la temática de la celebración. Debido a la variabilidad y ausencia de uniformidad de los neumas y a la falta de relación tonal que permita identificar la altura de los sonidos, la música no puede ser leída con un sistema regular en la actualidad. A causa de esto, sin desdeñar el valor que puedan tener, todas las interpretaciones musicales que se han hecho de las piezas de este manuscrito son parciales y propias del criterio de cada musicólogo. No se descarta que la escritura musical del antifonario de León estuviese diseñada como un mero apoyo para melodías transmitidas a partir de la tradición oral y cuya escritura musical solo suponía un recorrido del dibujo sonoro que debía emitir la voz, sin una pretensión de reproductibilidad universalista.

La liturgia hispánica se fundamenta en un sustrato litúrgico procedente de dos vías: el norte de África, transmitido por la dispersión evangelizadora, y la escuela eucológica romana, que aportó diversidad a los textos. Las principales características de esta liturgia son unas oraciones muy desarrolladas -generalmente dirigidas a Cristo- y la variabilidad de los fragmentos de la plegaria eucarística. El oficio divino estaba dividido en dos horas claves: las horas ad matutinum y las horas ad vesperum. Analizando las fuentes litúrgicas del rito hispánico se encuentran dos focos geográficos principales: la escuela toledana, con la participación de los obispos Eugenio II, Ildefonso o Julián; y la escuela sevillana en la que destacan las figuras de Leandro de Sevilla o San Isidoro.

Entre los principales libros litúrgicos podemos destacar el Manuale (con los textos ordinarios para la celebración de la Eucaristía durante todo el año litúrgico) y el Liber orationum festivus (que ofrece los textos de los días de fiesta), aunque sin duda eran más comunes en los primeros siglos los llamados libelli (especie de fascículos que pasarán a componer los verdaderos libros litúrgicos). Por su parte, el Antifonario contiene la música de las principales celebraciones del calendario litúrgico, el Liber commicus actúa como un leccionario romano ofreciendo las lecturas por el orden del calendario litúrgico, en el Liber sermonorum se aglutinaban las homilías patrísticas para su lectura en misa, el Liber misticus ofrecía la misa completa día a día y en el Liber horarum se nos recoge el oficio monástico.

En el siglo XI la liturgia hispánica fue suprimida en el marco de la reforma gregoriana, al ser acusada de adopcionismo, flaqueza en las tradiciones litúrgicas y desviaciones trascendentales con respecto al rito romano. Sin bien es cierto que el rito romano bajomedieval tiene como fuente la liturgia galicana, la carolingia y la hispánica. Se continuó celebrando hasta la actualidad en parroquias toledanas gracias a una dispensa del año 1085.

El Antifonario de León es el libro litúrgico musical del rito hispánico que mejor se conserva en la actualidad, junto a otros ejemplares de este como los de Santiago de Compostela (BXU, ms. 609, res. 1), Salamanca (BGU, ms. 2668), Zaragoza (BGU, M-418) o Madrid (RAH, cód. 30), que son de menor extensión o su calidad de notación e ilustración es inferior.

 

GLOSARIO

Libro litúrgico que contiene las antífonas que se cantan durante todo el año, dispuestas de forma ordenada, junto a otros cantos que se intercalan en las solemnidades y las fiestas. Se utiliza por el coro tanto en la misa como en el rezo del oficio.

Forma ritual que adopta la liturgia celebrada por los cristianos en la Península Ibérica en la Tardía Antigüedad y la Alta Edad Media, que comprende desde la creación de los primeros libros litúrgicos (s. IV) hasta su sustitución por la liturgia romana (s. XI) en el marco de la reforma gregoriana. Desde ese momento se restringió su uso a algunas iglesias, especialmente en Toledo, como un privilegio especial.

Dependencia del monasterio medieval dedicada a la copia e ilustración de manuscritos, a modo de obrador o taller monástico. Generalmente, estaba articulado anexo a la biblioteca y poseía diversos pupitres para la copia de los manuscritos, junto con los materiales necesarios. Los monasterios más importantes poseían mejores scriptoria, produciendo un mayor número de libros que eran exportados más allá del propio convento.

 

BIBLIOGRAFÍA

Allgeier, Arthur. «Die Psalmen in der mozarabischen Liturgie und das Psalterium von Saint Germain-des-Pres». Spanische Forschungen Görresgesellschaft 3 Band (1931): 179-236.

Bango Torviso, Isidro Gonzalo. «El Arte Mozárabe». Actas del I Congreso Nacional de Cultura Mozárabe. Córdoba: Obra Social y Cultural Cajasur, 1996.

Brou, Louis. «Liturgie mozarabe ou liturgie hispanique». Ephemerides Liturgicae 63 (1949): 66-70.

Brou, Louis. «Le joyau des antiphonaires latins: le manuscrit 8 des Archives de la Cathédrale de León», Archivos Leoneses 8, no. 5 (1954): 7-114.

Brou, Louis. Notes de paléographie musicale mozárabe. Barcelona: Instituto Español de Musicología, 1955.

Brou, Louis y José Vives. Antifonario visigótico mozárabe de la Catedral de León. Barcelona: CSIC, 1959.

Díaz y Díaz, Manuel Cecilio. «Textos litúrgicos mozárabes». Actas del I Congreso Nacional de Cultura Mozárabe. Córdoba: Obra Social y Cultural Cajasur, 1996.

Díaz y Díaz, Manuel Cecilio. Códices visigóticos en la Monarquía leonesa. León: Centro de Estudios e Investigación San Isidoro - CSIC, 1983.

Fernández de la Cuesta, Ismael, Rosario Álvarez Martínez y Ana Llorens Martín eds. El canto mozárabe y su entorno: estudios sobre la música de la liturgia viejo hispánica. Madrid: Sociedad Española de Musicología, 2013.

Gómez Pallarés, Joan. «El Computus Cottonianus en los mss. Londres, B. M., Cotton Caligula A XV; París, B. N., N AL 2169 y León, Archivo de la Catedral, N. 8». En Actas del VII Congreso Español de Estudios Clásicos, vol. 3, 501-506. Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 1989.

González Barrionuevo, Herminio. «Presencia de signos adicionales de tipo melódico en la notación “mozárabe” del norte de España». Revista de Musicología 9, no. 1 (1986): 11-27.

González Barrionuevo, Herminio. «Relación entre la notación “mozárabe” de tipo vertical y otras escrituras neumáticas». Studi gregoriani 11 (1995): 5-112.

Gutiérrez González, Carmen Julia. «Librum de auratum conspice pinctum. Sobre la datación y la procedencia del Antifonario de León». Revista de Musicología 43, no. 1 (2020): 19-75.

Las edades del hombre. La música en la Iglesia de Castilla y León. Catálogo de la exposición, 87-89. Valladolid: Junta de Castilla y León, 1991.

Levy, Kenneth. «Old Hispanic chant in its European context». En España en la Música de Occidente: Actas del Congreso Internacional, editado por Emilio Casares, Ismael Fernández de la Cuesta y José López-Calo, 2-14. Madrid: Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, Ministerio de Cultura, 1987.

Messenger, Ruth Ellis. «Mozarabic hymns in relation to contemporary culture in Spain». Traditio 4 (1946): 149-177.

Millares Carlo, Agustín. Manuscritos visigóticos: notas bibliográficas. Madrid: CSIC, 1963.

Pazos-López, Ángel e Ignacio Rodulfo Hazen. «Aproximaciones contextuales al Antifonario de León». En Temporalidad y Contextos. La interdisciplinariedad a partir de la historia, el arte y la lingüística, editado por Israel Sanmartín y Sonia Gómez-Jordana, 605-616. Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela, 2015.

Pérez de Urbel, Justo. «Antifonario de León. El escritor y la época». Archivos Leonenses 8 (1954): 115-144.

Pinell, Jordi. «El oficio hispano-visigótico». Hispania Sacra 10 (1957): 385-427.

Pinell, Jordi. Liturgia hispánica. Barcelona: Centro de Pastoral Litúrgica, 1998.

Prado, Germán. «Mozarabic Melodics». Speculum 3, no. 2 (1928): 218-38.

Rivera Recio, Juan Francisco. Estudios sobre la Liturgia Mozárabe. Toledo: Publicaciones del Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, 1965.

Rodríguez Fernández, Celso. El Antifonario Visigótico de León: aspectos literarios de sus fórmulas. Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela, 1977.

Zapke, Susana ed. Hispania Vetus: manuscritos litúrgico-musicales. De los orígenes visigóticos a la transición francorromana: siglos IX-XII. Bilbao: Fundación BBVA, 2007.



Pazos-López, Ángel, "Antifonario de León", en Tesoros Hispánicos de la Liturgia Medieval (catálogo de la exposición virtual), ed. Ángel Pazos-López (Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2018),

https://www.ucm.es/tesoros/antifonario-leon

Liber Canticorum et Horarum

Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca

Liber Canticorum et Horarum
Ms. 2668, Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca.
Copista: Cristophorus.
Procedente de Santa María de Aniago (Valladolid).
Año 1059.
Pergamino, 187 ff., 214 x 145 mm.

 

El Liber Canticorum et Horarum (Salamanca, BGU, ms. 2668) (1059) es un manuscrito musical litúrgico de vital importancia para el estudio de los últimos años del rito hispano antes de su sustitución definitiva por el rito franco-romano en 1080. Se ha visto en la composición de este manuscrito un intento de unificación político-religiosa por parte de los reyes de León, Fernando I y Sancha ante las pretensiones de dominación del papado. Para tal fin, se empleó este códice junto con el Libro de Horas de Fernando I (BXU, ms. 609), con el que nuestro manuscrito está estrechamente relacionado. En cuanto a su notación musical, el Liber Canticorum et Horarum es un documento único para conocer la historia de la notación musical visigoda del norte antes de la introducción de la notación Aquitania en el territorio peninsular. En ella se observa un intento temprano de diastema poco común y propio de la notación aquitana que quizá revele la influencia del ámbito carolino. El Liber Canticorum et Horarum incluye casi una centena de cánticos procedentes del Libro de Isaías que se entonaban durante la celebración del Oficio religioso, así como las Horas nocturnas del antiguo rito hispano. Se observan en él dos sectores, probablemente de distinta procedencia, que dan pie a no pocas especulaciones sobre la función de este manuscrito. Es, además, una de las principales fuentes para estudiar el viejo rito hispano y, en última instancia, nuestra propia identidad cultural.






Se trata de un códice litúrgico musicado. En él se incluyen numerosos cánticos que se entonaban en la celebración de la misa. Incluye también las horas nocturnas. Este códice servía para seguir los cantos durante la liturgia y la notación ayudaba a los monjes a recordar la melodía, ya que no se trata de una notación tan exacta como la actual, sino que era más bien un recurso mnemotécnico.

El manuscrito está incompleto, puesto que solo contiene el Libro de Cantos y el Libro de Horas. El libro de cantos solía ir precedido del Salterio que a veces se encontraba en un volumen adicional, como puede ser el caso del ms. 2668 dado que no se ha conservado.

Formalmente, el códice presenta dos sectores. El primero, sector A, comprende los folios 1-175 y en él el texto se detiene de forma abrupta. El segundo sector, el B, comprende los folios 176-187 y posiblemente fuera parte de otro manuscrito o se compuso de forma independiente debido a que la calidad del pergamino es diferente, difieren también la forma de las letras, las abreviaturas empleadas, las capitales no están terminadas y, además, en la caja de escritura hay 15 líneas en lugar de las 14 del sector A. En esta sección se encuentra la confesión de doña Sancha sobre cuyo nombre más tarde se suscribió el de doña Urraca. La unión de ambos sectores se produciría, posiblemente, cuando el volumen pasó a ser un devocionario privado.

  • El llamado sector A (ff. 1-175) contiene parte del Oficio monástico isidoriano en la que se incluyen noventa y nueve cánticos del libro profético de Isaías. Después de estos, se sitúan las Horas nocturnas del antiguo rito hispano.
  • En el sector B (ff. 176-187) se observan tres partes. La primera de ellas (ff. 176r-179r) es una profesión de fe, la Oratio Sancta Trinitate, que también se encuentra en el Libro de horas de Fernando I (ms. 607, f. 196r). Después se encuentra la Confessio de doña Sancha y de doña Urraca (ff. 179r-180r). Por último, se sitúan unas letanías que se deberían de encontrar después de la Oratio de Sancta Trinitate (ff. 180v-187). En ellas se ha identificado unos santos pertenecientes al santoral cluniacense. Es posible que este sector sea un añadido posterior procedente de otro manuscrito. Quizá este sector, en el que se incluye la Confessio, se compuso entre 1059 y 1067, momento en que falleció doña Sancha y en el que se pudo querer cambiar el contenido del manuscrito adaptándolo al universo de los monjes benedictinos.

En el antiguo rito hispano, tanto el Psalterium como el Liber canticorum eran empleados en el Oficio monástico. Por otro lado, las horas del Oficio de los monjes se incluyen en el Liber horarum que contenía los elementos necesarios para el rezo diario de los monjes, a excepción de los cantos que se recogían en Liber canticorum.

Estos libros eran empleados en la oración y en la entonación de los cantos de la liturgia por parte de los monjes de los monasterios. Los cantos se conocían de memoria, así como los rezos, de manera que estos libros no eran más que una guía o recurso de apoyo. En este punto es necesario recordar que la notación musical de este momento no era tan exacta como la actual, los neumas indicaban los movimientos de la voz, pero no una altura tonal exacta

Aunque no hay noticias concretas sobre la utilización de este códice, dado que pertenece al viejo rito hispano, podemos pensar que se utilizó hasta la sustitución oficial del rito hispano por el franco-romano que en el reino de León tuvo lugar en mayo de 1080 con Concilio de Burgos que abolió el viejo rito hispano.

Tras el cambio de rito, este y otros muchos códices quedaron obsoletos y se importaron con urgencia códices de Francia, con letra carolina y notación aquitana, que desplazaron la letra y notación autóctonas.

El Liber canticorum et horarum estuvo seguramente en el monasterio regio de San Pelayo, por ello se puede creer que lo emplearon los monjes de dicho monasterio para la celebración del Oficio monástico isidoriano y de las Horas nocturnas del antiguo rito hispano

Este manuscrito pertenece a un momento histórico muy determinado: cuando el territorio hispano se encontraba fragmentado políticamente y desde Roma se trató de unificar y ponerlo al servicio del papado mediante el cambio del rito hispano-mozárabe por el rito franco-romano. 

Durante el reinado de don Fernando I y doña Sancha se compusieron cuatro libros fundamentales: el Beato de 1047; unas Etimologías de San Isidoro, del mismo año; el Diurno de don Fernando I, conocido también como Libro de Horas de Fernando I de 1055; y el Liber canticorum et horarum de 1059. Los dos últimos presentan coincidencias formales, tanto en el contenido textual como en el musical. El primero es, no obstante, de mayor calidad.

Los reyes Fernando I y Sancha fueron defensores del viejo rito hispano con respecto a las pretensiones del papado de instaurar el rito franco-romano. Vieron en el rito hispano un mecanismo de unificación territorial a través de la religión. Se tienen noticias de que doña Sancha ofreció el Libro de horas de Fernando I (Santiago de Compostela, BXU, ms. 609), de origen leonés, a su marido Fernando I para consagrarlo como dominus de la Iglesia hispánica. Por su parte, el Liber canticorum tendría la función de afirmar a Sacha como Domina de la red monástica en cuya formación había participado.

El Liber canticorum se vinculó al monasterio regio de San Pelayo de León y a la Domina del momento, doña Sancha que, junto con su hija Urraca, serán las pioneras del movimiento de resistencia contra el papado y su pretensión de imponer el rito franco-romano, que acabó haciéndolo en el 1080.

Este códice es una importante muestra de la labor de unificación política a través de la renovación de la Iglesia hispánica como mecanismo de unificación. La producción de este libro litúrgico es, por tanto, un acto religioso y a la vez político.

En cuanto a lo musical, este códice es una de las principales fuentes para estudiar la música del viejo rito hispano que acabó por extinguirse, aunque se mantuvo en Toledo. Este manuscrito permite, además, estudiar las relaciones entre el mundo hispano visigodo y el carolino a través del estudio de la notación musical y el principio de notación de la diastemia a través de un supuesto contacto con el mundo carolino.

Elvira Rodríguez Martín

Libro litúrgico propio del rito hispánico que contiene los cánticos del antiguo testamento preparados para comenzar las respectivas horas del oficio divino. Suele incluir elementos de notación musical que permiten una referencia a los intervalos de los sonidos.

Libro que contiene los rezos de cada una de las horas del oficio divino. Dentro de la liturgia hispánica, existían dos tradiciones en las horas del oficio: el Ordo Cathedralis y el Ordo Monasticus, según se refiriesen al culto en monasterios o en catedrales respectivamente. Suele contener, de forma ordenada, la sucesión de antífonas que anteceden a los salmos para cada hora del oficio, con indicaciones de sus correspondencias.

◊ Neumas

Serie de signos gráficos que se escribían por encima de un texto y que representaban uno o varios sonidos, sin especificar el ritmo. Constituye uno de los primeros intentos sistemáticos de notación musical. Este tipo de escritura musical está más cerca de ser una ayuda mnemotécnica, que un sistema musical propiamente dicho, puesto que gran parte de los textos de neumas no podían ser descifrados si no se conocía la melodía previamente. 

 

BIBLIOGRAFÍA

Asensio, Juan Carlos. El canto gregoriano. Historia, liturgia, forma. Madrid: Alianza, 2008.

Asensio, Juan Carlos. «Liturgia y música en la Hispania de la Alta Edad Media: el canto visigótico, hispánico o mozárabe». En Calahorra Martínez, Pedro y Prensa Villegas, Luis. IX Jornadas de Canto Gregoriano. X Jornadas de Canto Gregoriano. Zaragoza: Institución «Fernando El Católico» - CSIC, 2006.

Díaz y Díaz, Manuel Cecilio. Códices visigóticos en la Monarquía leonesa. León: Centro de Estudios e Investigación San Isidoro - CSIC, 1980.

Fernández de la Cuesta, Ismael. Manuscritos y fuentes musicales en España. Edad Media. Madrid: Editorial Alpuerto, 1980.

Galván Freile, Fernando, "El 'Liber Canticorum et Horarum' de Sancha (B.G.U.S., ms. 2668): entre la tradición prerrománica y la modernidad". En Imágenes del poder en la Edad Media, 451-467, 2011.

Gómez Muntané, Maria del Carmen. La música medieval en España. Kassel: Edition Reichenberg, 2001.

Hoppin, Richard H. La música medieval, traducido por Pilar Ramos López. Madrid: Akal, 1978.

Klinka, Emanuelle. «Ego misera et peccatrix…: El Liber mozarabicus canticorum et horarum (Salamanca, ms. 2668)», E-Spania. Acceso el 22 octubre de 2019. https://journals.openedition.org/e-spania/21044  

Millares Carlo, Agustín. Manuscritos visigóticos. Barcelona-Madrid: CSIC, 1963.

Rubio Sadia, Juan Pablo. "La introducción del canto gregoriano en Aragón: etapas y vicisitudes de un proceso de asimilación (siglos IX-XII)". En Jornadas de Canto Gregoriano: XV. El libro litúrgico: del scriptorium a la imprenta. XVI. La implantación en Aragón, en el siglo XII, del rito romano y del canto gregoriano, coordinador por Luis Prensa y Pedro Calahorra. Zaragoza: Institución «Fernando El Católico» - CSIC, 2012.

Ruiz García, Elisa. “Arma regis: los libros de Fernando I y doña Sancha”. Lemir 18 (2014), 137-176.

Zapke, Susana ed. Hispania Vetus. Manuscritos litúrgico-musicales: de los orígenes visigóticos a la transición francorromana (siglos IX-XII). Bilbao: Fundación BBVA, 2007.

 

https://www.ucm.es/tesoros/liber-canticorum-horarum

 

Misal de Toledo

Biblioteca Nacional de España


Misal de Toledo
Ms. Vitr. 4-4, olim 35.12.
Procedente de la Biblioteca Capitular de Toledo.
Finales s. XV.
Pergamino, 174 ff. 266 x 202 mm.

 

Los misales son los libros litúrgicos que contienen las oraciones y plegarias de la misa. El Misal de Toledo contiene los textos preparados para ser proclamados por el sacerdote desde el altar, y se complementaba a la perfección con el leccionario y el evangeliario –para las lecturas– y con el Pontifical y el Ritual –para las celebraciones específicas de sacramentos–. El Misal de Toledo debe su nombre al lugar de creación del manuscrito que muy seguramente coincidió con el de su uso. El manuscrito es de gran importancia por ser un libro litúrgico romano que contiene particularidades locales de la diócesis de Toledo, que en paralelo mantenía un proyecto de conservación del rito hispánico propio de la Península Ibérica en la Alta Edad Media. Más allá de su valor como punto clave para el estudio del rito y la liturgia cristiana del siglo XV, la pieza es de una factura impecable. Las letras están trazadas con elegancia y pulcritud, de tal forma que no se encuentran glosas marginales ni correcciones posteriores que enturbien la lectura del Misal. A esto se suman las iniciales miniadas, a menudo con marcos repletos de flores y motivos geométricos bien labrados, fruto de una labor minuciosa de decoración con una amplia gama de colores. Finalmente, las ilustraciones a página completa rematan una obra magnífica con las representaciones bíblicas de la Natividad y la Última Cena, donde de nuevo las tonalidades brillantes de los pigmentos destacan y deslumbran al lector.




PARA SABER MÁS

El códice conocido como Misal de Toledo (BNE, signatura Vitr. 4-4) debe su nombre al lugar de creación del manuscrito que, posiblemente, coincidió con el de su uso. Un misal es un libro litúrgico con las ceremonias, oraciones y rúbricas pertinentes para la celebración de la misa. En este caso, se trata de un misal que recoge las ceremonias y oraciones típicas del rito romano. Este rito es aquel tradicionalmente empleado por la Iglesia latina y su uso es el más extendido desde el siglo XI, con la Reforma Gregoriana, gracias a la que se impuso esta forma de celebrar la liturgia por encima de otros ritos como la liturgia hispánica.

El Misal, además, reúne todas las oraciones que se utilizan para la celebración de la misa con un riguroso orden preestablecido, que diferencia los textos propios que cambian en cada día de las oraciones generales de la liturgia eucarística. Este tipo de libros a lo largo de la Edad Media fueron suplantando progresivamente a los sacramentarios de épocas precedentes, hasta llegar a normalizarse desde el siglo XII en adelante, siendo desde entonces los libros litúrgicos mejor conservados, junto a los pontificales.

El manuscrito consta de 174 folios a los que se suman un total de 8 hojas de guarda. En estos folios el escriba fue copiando el texto en una caja de escritura de 160 x 125 mm compuesta por 17 líneas. Las decoraciones son abundantes, las iniciales a menudo están decoradas con motivos vegetales, animales, geométricos y figuras antropomórficas.

Respecto al contenido, se pueden diferenciar cuatro partes dentro del códice:

·          Calendario de Toledo (ff. 1r-6v)

·         Selección de misas del tempo ordinario (ff. 8r-27r)

·         Selección del santoral comenzando por la Beata Maria Virgine (ff. 27v-66r)

·         Misas votivas, misas de difuntos y por diversas necesidades (ff. 66v-169r)

Como es habitual en los misales romanos, el manuscrito presenta las tres partes típicas en las que se dividen estos libros litúrgicos: el ordinario de la misa, el propio de los santos y las misas votivas y de difuntos. A esto se añade en los primeros folios un útil calendario del propio de Toledo con los días festivos de su arzobispado.

Además, en los folios 7v y 91v hay dos magníficas ilustraciones a página entera con dorados y colores brillantes, la primera representando la Natividad con el Anuncio a los pastores al fondo y la segunda, con la escena de la Última Cena.

El misal es el libro del altar. Como guía de la celebración, contiene las oraciones que ha de proclamar el sacerdote, junto a los textos litúrgicos destinados a rezarse desde el altar. El empleo del misal está restringido al clero, concretamente al toledano, durante la celebración de la eucaristía. Al ser un libro de altar, su uso se restringe al sacerdote que preside la celebración, que en algunos casos puede ser el obispo. Su rica factura y las iluminaciones que acompañan al texto son características que elevan al códice a una posición jerárquica.

Esta obra fue compuesta a finales del siglo XV y es esperable que se empleara en la ciudad de Toledo durante un espacio de tiempo relativamente largo desde su creación, pues los misales tenían un uso abundante y diario en esta época además de que el Concilio de Trento no trajo modificaciones sustanciales del misal, a pesar de lo que se cree popularmente.

Este misal presenta una serie de características propias que hacen de él una pieza única, con un contenido que aporta una valiosa información sobre cómo se celebraba la misa en Toledo a finales del siglo XV, especialmente con las particularidades concretas que el rito romano permitía en esa época a las tradiciones locales.

A modo de conclusión, se puede afirmar que el Misal de Toledo es una pieza única dentro de la amplia tradición de misales; un libro litúrgico con una función eminentemente práctica, pero de una importancia capital tanto para el estudio del culto religioso como para el análisis artístico de las miniaturas.

Sara López-Maroto Quiñones

 

GLOSARIO

◊ Altar

(lat., ara) Construcción en forma de mesa elevada que se consagra ceremonialmente y donde el sacerdote realiza los ritos eucarísticos. En el centro del altar se inserta un núcleo o piedra consagrada que contiene reliquias de los mártires y santos. En los comienzos del rito cristiano se utilizaban mesas de madera más o menos trabajada que se podían desplazar para los oficios. Fue a partir del siglo IV cuando los altares empezaron a colocarse en el ábside del templo. Más tarde, en el siglo XII, el altar permanecía fijo, y para su confección se usaba tanto la piedra como otros materiales nobles. Generalmente, el altar cubría un sepulcro sellado que contenía las reliquias de los mártires.

Es una nota escrita en los márgenes o entre las líneas de un libro, en la cual se explica el significado del texto en su idioma original, a veces en otro idioma. Estas glosas realizadas en los márgenes pueden variar en su complejidad y elaboración, desde simples notas al margen de algunas palabras que un lector puede encontrar oscuras o difíciles, hasta traducciones completas del texto original y referencias a párrafos similares.

Concilio ecuménico de la Iglesia católica desarrollado en periodos discontinuos durante veinticinco sesiones entre los años 1545 y 1563. Se adoptaron acuerdos como la aceptación de los Libros Sagrados y la Tradición Apostólica, cánones sobre los sacramentos del  autismo y la confirmación o la Eucaristía.

 

BIBLIOGRAFÍA

De Laurentiis, Elena y Emilia Anna Talamo. Códices de la Capilla Sixtina. Manuscritos miniados en colecciones españolas. Madrid: Biblioteca Nacional de España; Toledo: Catedral Primada de Toledo, 2010.

Diringer, David. The illuminated book: Its history and production. London: Faber & Faber, 1958.

Domínguez Bordona, Jesús. Exposición de códices miniados españoles: Catálogo. Madrid: Sociedad Española de Amigos del Arte, 1929.

Domínguez Bordona, Jesús. La miniatura española. Tomo 2. Firenze: Pantheon, Casa Editrice, 1929.

Domínguez Bordona, Jesús. Manuscritos con pinturas. Notas para un inventario de los conservados en colecciones públicas y particulares de España. Tomo I: Ávila - Madrid. Madrid: Presses de Blass, 1933.

Domínguez Bordona, Jesús. Unión internacional de Editores. XVI Congreso. Catálogo de la exposición de códices miniados. Barcelona: Instituto Nacional del Libro Español, 1962.

Exposición Bibliográfica Mariana, catálogo. Volumen I: Manuscritos, incunables, estampas y dibujos. Madrid: Dirección General de Archivos y Bibliotecas, 1954.

Ferreres, Juan Bautista. Historia del Misal Romano. Barcelona: Eugenio Subirana Editor, 1929.

Fink-Errera, Guy intr. Exposition des manuscrits a peintures. L'Heritage de Bourgogne dans l'art international. Madrid: Presses de Blass, 1955.

Janini, José y José Serrano. Manuscritos litúrgicos de la Biblioteca Nacional: catálogo. Madrid: Dirección General de Archivos y Bibliotecas, 1969.

Loewes, Gustav y Wilhelm Von Hartel. Bibliotheca Patrum Latinorum Hispaniensis. I Band. Wien: Carl Gerold's sohn, 1887.

López de Toro, José dir. Miniatures espagnoles et flamandes dans les collections d’Espagne. Brussel: Bibliothèque Royale de Belgique, 1964.

Paz y Meliá, Antonio. «Códices más notables de la Biblioteca Nacional, IX. Misal toledano del siglo XV». Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos 8 (1903): 36-37.

Sierra López, Juan Manuel. El Misal Toledano de 1499. Toledo: Instituto Teológico San Ildefonso, 2005.

 

López-Maroto Quiñones, Sara, "Misal de Toledo", en Tesoros Hispánicos de la Liturgia Medieval (catálogo de la exposición virtual), ed. Ángel Pazos-López (Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2019), <https://www.ucm.es/tesoros/misal-toledo>.

https://www.ucm.es/tesoros/misal-toledo

 

Libro I del Codex Calixtinus

Archivo Capitular de la Catedral de Santiago de Compostela



Libro I del Codex Calixtinus 
Aymerico Picaud y Papa Calixto? 
Archivo Capitular de la Catedral de Santiago de Compostela
Segunda mitad del siglo XII
Pergamino, ff. 2v-139v, 295 x 215 mm.

 

Realizado aproximadamente en la segunda mitad del siglo XII, cronología que sigue en plena discusión, el Libro I del Códice Calixtino es la parte del manuscrito que contiene la liturgia propia de las celebraciones de la Catedral Santiago de Compostela. Aunque el Códice completo se estructura en cinco libros, el primero y más extenso es el más relevante desde el punto de vista litúrgico. Con treinta y un capítulos, se organizan las diferentes misas específicas y textos propios de las festividades de Santiago, así como textos homiliéticos de diferentes autores que recalcan la importancia del Hijo del Zebedeo. Además, el manuscrito se acompaña por una profusa decoración miniada, tanto en letras capitales y adornos, como en orlas específicas y motivos figurativos, formando todo una obra relativamente unitaria y coherente. La escritura es minúscula francesa y las numerosas abreviaturas presentes en el texto son las normales en la escritura de este tipo y época. El texto original que conforma el manuscrito conservado en la actualidad en el Archivo Capitular de la Catedral de Santiago de Compostela se atribuye a los diferentes recopiladores de textos y copistas que componen el Códice en su totalidad, siendo su autoría también ampliamente discutida.

Alejandro Morán Barrio (2018)







PARA SABER MÁS

El Libro I del Códice Calixtino es la muestra más antigua de una recopilación de textos anónimos litúrgicos cuyo hilo conductor principal es la glorificación del Apóstol Santiago a través de diferentes tipos de narraciones en las que se busca dar respuesta a las necesidades cultuales compostelanas, incluyendo en ellas el fenómeno de la peregrinación. Fue compuesto mayormente en los años finales del episcopado de Diego Gelmírez. En treinta y un capítulos, recoge un amplísimo conjunto de textos relacionados con la liturgia para el culto del Apóstol. La mayoría de ellos son de gran valor argumental y ofrecen una imagen de gran eficacia y opulencia de las principales celebraciones litúrgicas compostelanas. Muestra también en su totalidad una peculiar interpretación del hecho jacobeo y de sus consecuencias de carácter religioso, culturales e iconográficas. La compilación busca dar satisfactorias respuestas a las necesidades del culto y la peregrinación compostelanas en su tiempo.

El Códice Calixtino se estructura en cinco libros de distinta extensión, siendo el Libro I, de carácter litúrgico, el más importante de todos ellos. Además de abarcar más de la mitad del Códice, está compuesto casi en su totalidad por piezas litúrgicas. Comprende desde el folio 2v al 139v, aunque habría que añadir los folios 214 al 225, que conforman el apéndice, dada la naturaleza litúrgica de sus fragmentos. A su vez, este primer libro está subdividido en tres partes, con un orden relativamente confuso: primeramente encontramos un Leccionario y Homiliario, que posee las lecturas y homilías para los maitines o los oficios nocturnos de las diversas fiestas; una segunda parte que consta de un Antifonario, con las antífonas, capítulos, responsorios e himnos para el Oficio Divino, tanto los diurnos como nocturnos; y, finalmente, contiene un Misal con los elementos propios de la Misa de las dos grandes solemnidades jacobeas: el 25 de julio con su vigilia y octava y la del 30 de diciembre con su octava. Contiene, también, aunque añadido con posterioridad, la Misa de los Milagros de Santiago y, en cada formulario, varias oraciones más para las distintas horas del Oficio. 

El Libro I del Códice Calixtino es un compendio litúrgico de gran volumen cuyos textos litúrgicos responden a las necesidades de un culto que ya había alcanzado una clara dimensión europea y que reclamaba la solemnidad adecuada. De esta forma, el Libro I servía para estructurar de manera ordenada y lógica las misas y sermones de los religiosos, que, mayormente eran las personas que solían tener acceso al objeto litúrgico y con el que realizaban las misas más importantes del culto jacobeo en torno a la figura del Apóstol Santiago.

El Libro I del Códice Calixtino contiene la compilación de textos litúrgicos específicos de Santiago más importantes y completos de la época. Ha de destacarse la clara intención propagandística detrás de su elaboración, unida a un claro propósito de notar la universalidad y amplitud del patrocinio del Apóstol, además de servir de guía litúrgica para la celebración de los Oficios y la Misa de las fiestas del Apóstol Santiago.

 

GLOSARIO

Libro litúrgico que contiene los extractos de textos bíblicos para las lecturas, el salmo y el evangelio dentro de la misa.

◊ Homiliario

Libro que compila homilías de autores antiguos para servir de guía de predicación y modelo. La homilía es el comentario de los textos de la Sagrada Escritura que se proclaman en una determinada misa. No debe confundirse con el sermón doctrinal.

Conjunto de oraciones que la Iglesia ha organizado para santificar las horas del día, estructuradas en mayores (laudes y vísperas) y menores (maitines, prima, tercia, sexta, nona, completas o nocturnos). Es de obligado cumplimiento para el clero regular y algunas de las horas para el secular. Dentro de cada hora se alternan oraciones, salmos y antífonas que dependen de la solemnidad o conmemoración que se esté celebrando en ese día.

 

BIBLIOGRAFÍA

Asensio Palacios, Juan Carlos ed. El Codex Calixtinus en la Europa del siglo XII. Música, Arte, Codicología y Liturgia. León: INAEM, 2011.

Díaz y Díaz, Manuel Cecilio. El Códice Calixtino de la Catedral de Santiago. Estudio codicológico y de contenido. Santiago de Compostela: Centro de Estudios Jacobeos, 1988.

Liber Sancti Iacobi. Codex Calixtinus, traducido por Abelardo Moralejo, Casimiro Torres y Julio Feo. Santiago de Compostela: Instituto Padre Sarmiento de Estudios Gallegos, 1951.

López Alsina, Fernando. «Diego Gelmírez, las raíces del Liber Sancti Jacobi y el Códice Calixtino». En O século de Xelmírez. Santiago de Compostela: Consello da Cultura Galega, 2013.

López Ferreiro, Antonio. Historia de la Santa A. M. Iglesia de Santiago de Compostela, vol. 1. Santiago de Compostela: Impr. del Seminario Conciliar Central, 1908.

Stones, Alison. «Ilustración en el Códice Calixtino». En Compostela y Europa: la historia de Diego Gelmírez [Catálogo de exposición], coordinado por Manuel Castiñeiras, 142-157. A Coruña: Skira Editore, 2010.

Temperán Villaverde, Elisardo. La liturgia propia de Santiago en el Códice Calixtino. Galicia: Xunta de Galicia, 1997.

Villanueva Abelairas, Carlos. «Música y liturgia en Compostela a partir del Calixtino: el Oficio de Maitines y la Misa de la Vigilia del Apóstol». En El Códice Calixtino y la música de su tiempo, 20-23 de septiembre de 1999, coordinado por José López-Calo, 331-386. A Coruña: Fundación Barrié, 2001.

Yzquierdo Peiró, Ramón ed. Ceremonial, fiesta y liturgia en la Catedral de Santiago. Santiago de Compostela: Consorcio de Santiago, 2011.

 

Morán Barrio, Alejandro, "Libro I del Codex Calixtinus", en Tesoros Hispánicos de la Liturgia Medieval (catálogo de la exposición virtual), ed. Ángel Pazos-López (Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2018), <https://www.ucm.es/tesoros/codex-calixtinus>.

https://www.ucm.es/tesoros/codex-calixtinus

 

Sacramentarium hispánico

 

INFORMACIÓN BÁSICA



Sacramentarium 
Cod. 35, Biblioteca de la Real Academia de la Historia.
Procedente de Limoges.
Posteriormente trasladado al Monasterio de San Millán de la Cogolla.
S. XI
Pergamino iluminado, 166 ff., 330 x 210 mm

 

El Cod. 35 de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, en Madrid, conserva un Sacramentarium con los textos eucarísticos. Proviene del Monasterio de San Millán de la Cogolla, aunque fue redactado en Limoges y se cree que, en principio, fuese realizado para alguna abadía benedictina de aquella región, probablemente San Marcial de Limoges. Se fecha en el siglo XI y está hecho en pergamino. Su escritura es carolingia, aunque pueden encontrarse algunas adiciones posteriores, tanto en escritura gótica como cortesana. Es probable, según algunos autores, que este liber sacramentorum fuese uno de los responsables de la introducción del rito romano en la Península Ibérica. Se encuentra incompleto y la calidad de su factura y materiales no es extraordinaria, pero supone un claro ejemplo de lo que era un Sacramentarium, incluyendo las fórmulas litúrgicas del Canon, santoral, misas votivas, etc. El códice comienza con el Te igitur, palabras que dan inicio al Canon o Plegaria Eucarística. Incluye una imagen de la Crucifixión, con María y san Juan a los pies de la cruz; aparecen también el sol y la luna personificados, acompañados de las palabras sol merens y luna plorans. En este sentido, se vincula el sacrificio de Cristo en la cruz con el sacrificio del altar en la Eucaristía.

Sofía Gómez Robisco (2019)

 



El sacramentario es una obra litúrgica que contiene las fórmulas de las distintas oraciones y plegarias de la Eucaristía. Este libro litúrgico es uno de los antecedentes del Misal, cuyo origen se data a finales del siglo VI. A finales del siglo IX comienzan a aparecer los primeros misales, conviviendo con los sacramentarios durante varios años hasta su completa sustitución. Las fórmulas que contiene son del tipo gregoriano-gelasiano, por lo que responde al rito romano de la Plena Edad Media.


Este sacramentario, conservado en la Real Academia de la Historia, está redactado en escritura carolingia y pueden distinguirse la mano de varios copistas. También son reseñables algunos añadidos posteriores con escrituras carolingias de un estadio más avanzado, así como en escritura gótica e incluso cortesana del siglo XV.

El Canon Romano está precedido de la representación iconográfica de la Crucifixión. De este modo, la imagen trata de dar un mayor esplendor al momento más importante de la liturgia: la Plegaria Eucarística. Cristo aparece con los ojos abiertos, es decir, es un Cristo vivo; es a la vez vencido y vencedor. Esta representación es habitual en el mundo carolingio. En la parte superior de la cruz aparecen, a derecha e izquierda, el sol y la luna personificados. La dualidad representada por estos dos elementos hace referencia tanto al duelo de la naturaleza ante el sacrificio de Cristo, la doble dimensión entre la noche y el día, la muerte y la vida; como a la salvación, cuya luz se representa en la antorcha que ambos llevan encendida y que es universal. A esta totalidad se alude también mediante el alfa y la omega que penden de la cruz: el principio y el fin, un Cristo que es todo y un todo que es salvado por su sacrificio. A ambos lados de la cruz, aparecen otros dos personajes: María y Juan.

En el folio anterior se distinguen restos de una imagen de Cristo en majestad. Seguramente iría rodeado de los Cuatro Vivientes del Apocalipsis. Es probable que a esta imagen le precediese un prefacio que se ha perdido.

El sacramentario está dividido en tres libros:

Libro I

  • Propio del tiempo (de la vigilia de navidad a pentecostés), más los textos para algunos ritos, como las ordenaciones, el catecumenado y el bautismo, la penitencia, la dedicación de la iglesia, la consagración de vírgenes.

Libro II

  • Propio de los santos y el tiempo de adviento.

Libro III

  • Domingos ordinarios, con el canon, y celebraciones varias.

En este en particular podemos encontrar la siguiente estructura: 

  • Canon (f. 1-4)
  • Temporal y Santoral (f. 4-111)
  • Común de Santos (f. 111-112)
  • Hasta el domingo 27 después de Pentecostés (f. 112-126)
  • Domingos de Adviento (f. 127-130)
  • Series de oraciones (f. 130-142)
  • Misas votivas de la semana (f. 143-146)
  • Misas votivas (f. 147-166)
  • Incipit ordo defunctorum (f. 166)

El Sacramentario recoge las fórmulas que debían leerse en las celebraciones litúrgicas, de modo especial aquellas de la Plegaria Eucarística o Canon. También incluía aquellas oraciones propias de determinados ciclos litúrgicos (en este caso el tiempo ordinario después de Pentecostés y Adviento) o celebraciones (santos, misas votivas, etc.). Se emplearía en las celebraciones del monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja. No se sabe a ciencia cierta cómo llegó allí, pues algunos investigadores consideran la posibilidad de que fuese compuesto para la abadía de San Marcial de Limoges, región en la que fue redactado. Sea como fuere, y aun desconociendo la fecha exacta de su llegada a San Millán, sabemos que en el siglo XII aún estaba en uso en la zona de Limoges y que en el siglo XV los monjes emilianenses ya contaban con este liber sacramentorum, pues en el f. 56r puede leerse un añadido en escritura cortesana que dice lo siguiente: “Señor yo Pero Sánchez de Villarracionero en San Millán de la Cogolla”.

Pese a encontrarse incompleto y que su calidad y lujo no son destacables, este Liber Sacramentorum resulta interesante por ser testigo de un contexto complejo. Se redactó en un momento histórico en el que proliferaron las reformas litúrgicas. Se distinguían numerosos ritos, con sus respectivas variantes en las fórmulas litúrgicas, pero fue el rito romano el que, finalmente, se prefirió y permaneció. Dicho rito llegó a la Península Ibérica desde los territorios galos a través de la Marca Hispánica. Al ser este Sacramentario oriundo de la región de Limoges, hay quien considera que es uno de los ejemplos ilustrativos de la introducción del rito romano a la Península.

 

Gómez Robisco, Sofía, "Sacramentarium Hispánico", en Tesoros Hispánicos de la Liturgia Medieval (catálogo de la exposición virtual), ed. Ángel Pazos-López (Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2019), <https://www.ucm.es/tesoros/sacramentarium-hispanico>.

https://www.ucm.es/tesoros/sacramentarium-hispanico

 

Liber Commicus

Biblioteca de la Real Academia de la Historia



Liber commicus
Cód. 22, Biblioteca de la Real Academia de la Historia, Madrid.
Escriba: Pedro, abad de San Millán de la Cogolla.
Procedente de San Millán de la Cogolla (La Rioja).
s. XI, concluido hacia 1073.
Pergamino, 195 ff., 395 x 270 mm.

 

Las lecturas de los profetas, las lecturas apostólicas y el texto de los evangelios que se leían dentro de la liturgia en cada festividad, se transcribían en un volumen específico, en lugar de utilizar un ejemplar de la Biblia. Con el nombre de Liber commicus se conoce el libro litúrgico típicamente hispánico que recoge tales lecturas bíblicas, organizadas conforme al calendario de los oficios religiosos. Han llegado hasta nosotros varios ejemplares del Liber commicus, procedentes de Toledo, León o Silos: el más completo de ellos es, sin embargo, el códice 22 de la Biblioteca de Real Academia de la Historia, adonde recaló tras la desamortización del monasterio de San Millán de la Cogolla, lugar en el que fue transcrito y donde ser conservaba. Su escriba, Pedro, llegó a ser abad y dedicó parte del final de su vida al trabajo erudito; concluyó en el año 1073 la copia de este códice, escrito en minúscula visigoda (la escritura tradicional de la Península Ibérica). La producción de este códice por parte de un religioso del s. XI debe ponerse en relación con el proceso de sustitución que se produce en este período del tradicional rito hispánico y de su escritura, la visigótica, por el rito romano y la minúscula carolina y pregótica, impulsadas por el papado, algunas élites monárquicas y la influyente orden de Cluny. La copia de este libro es una reivindicación de la liturgia, escritura y tradiciones hispánicas, que en el s. XI se veían suplantadas y uniformizadas conforme a los modelos europeos.

Álvaro Cancela Cilleruelo (2019)







PARA SABER MÁS

El códice 22 de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid es un Liber commicus. Con este curioso nombre se conoce un tipo muy específico de libro empleado para la liturgia, equivalente al «leccionario» en el rito romano. Los leccionarios (del latín lectio, la «lectura» del oficio religioso) son libros en los que se extractan y copian las lecturas bíblicas para su uso en los oficios religiosos. La denominación de Liber commicus es empleada únicamente en la tradicional iglesia hispánica de la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media, hasta fines del s. XI. Era, por tanto, un libro típicamente peninsular, que cumplía la función de ser empleado para proclamar las lecturas.

Aunque el grueso de copias con toda probabilidad se han perdido, se conservan varios ejemplares y fragmentos del Liber commicus: una copia, transcrita en Monasterio de Silos a mediados del s. XI, se conserva actualmente en París (Bibliothèque National de France, NAL 2171); otra copia, escrita en torno a los ss. IX-X, se ejecutó en Toledo, donde actualmente se guarda (Biblioteca Capitular, 35.8); un fragmento de un Liber commicus leonés, copiado a mitad del s. XI, se conserva actualmente en la Biblioteca Capitular de León (cód. 2). El códice 22 de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, es un Libercommicuscopiado en el monasterio de San Millán de la Cogolla, en la Rioja, por escriba, Petrus, que en las líneas que con las que quiso concluir su trabajo –el llamado colofón– se define como abad y que concluye su copia en el año 1073.

El nombre de esta clase de libros, que cuenta con numerosas variantes (comicuscommicumcomitiumcommatoscomes comitis, entre otras) no tiene nada que ver con la comedia y, de hecho, constituye todo un misterio. El origen de esta denominación ya era problemático para los visigodos. Por un lado, se ha puesto en relación con el término comes, «acompañante», como si se tratase de vademécum; por otro, San Julián de Toledo, en s. VII, lo relaciona con el término commata, empleado para referirse a los períodos o secciones en los que se dividía el texto bíblico, y defiende una denominación de Liber commatus. En fechas recientes commicum se ha vinculado con cum mecum, «conmigo», ofreciendo una explicación que retorna a la idea de un vademécum de lecturas bíblicas.

El códice actual viste una encuadernación moderna en piel, datada en 1962. Consta de 195 folios en pergamino de 390/95 mm de longitud y 270 mm de anchura, protegidos por sendas hojas de guarda anteriores y posteriores. Se trata de un formato de folios amplio, que –para obtener una idea orientativa– podemos acercar al actual formato A3. El texto está escrito a dos columnas por un único copista, con una escritura cuidada, elegante, que al concluir la copia revela su nombre, Petrus (Pedro), su cargo de abad y el año en el que concluye su labor: 1073. El códice cuenta con un riquísimo aparato decorativo. Los títulos aparecen rubricados. En casi cada página hay iniciales ejecutadas mediante lacerías, rellenado, formas antropomórficas y zoomórficas (aves, peces, lobos, serpientes); las miniaturas, ejecutadas en los márgenes del texto en una policromía de tonos morado, amarillo, verde o rojo, representan escenas bíblicas, como el sacrificio de Abraham o a Cristo y sus discípulos, y programas iconográficos, como la Cruz de Oviedo. Varios investigadores han insistido en la idea de que el programa iconográfico podría retomar modelos antiguos, aunque las conclusiones precisas al respecto son poco seguras.

El Liber commicus recopila precisamente las lecturas de tres clases de libros bíblicos: los profetas, las lecturas apostólicas y el texto de los evangelios, ordenadas según el calendario para su uso y organizadas de acuerdo con la estructura de la misa. En primer lugar, se identifica el día o la festividad del día de la lectura; a continuación, siguen una a una las tres lecturas para tal día, precedidas de sendos títulos. Por ejemplo, las primeras lecturas comienzan en el en el f. 12r: Legendum in primo dominico de aduentu Domini («Lecturas para el primer domingo de Adviento»), seguido del título de la primera lectura: Lectio libri Esaie prophete («Lectura del libro del Profeta Isaías»), y, a continuación, el pasaje preciso de Isaías. Al texto de Isaías sigue una lectura de la Epístola de San Pablo a los Romanos y otra del Evangelio según San Mateo. Tras la conclusión del texto de esta lectura, se pasa a las lecturas de la misa siguiente, hasta ofrecer la más completa colección de lecturas de la liturgia hispánica.

El códice está concebido para su ser empleado en los oficios religiosos del mismo centro en el que se transcribió: el Monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja, hacia las últimas décadas del s. XI. Sus destinatarios y usuarios, son, pues, una comunidad monástica. Su escriba, el abad Pedro (Petrus), es una personalidad conocida en la segunda mitad s. XI, un período marcado por los enfrentamientos entre Castilla y Navarra, que afectaron al monasterio y en los que se vio implicado el propio Pedro. Desde 1067 el abad se retira para dedicarse a los libros y a la biblioteca; fruto de este recogimiento, consagrado al trabajo y al estudio, es precisamente la copia de su puño y letra de este célebre manuscrito.

Esta copia del Liber Commicus, actualmente conservada en la Real Academia de la Historia, no solo es, para varios investigadores, el ejemplar más perfecto de esta clase de libros, sino que constituye una pieza históricamente relevante, casi icónica, como símbolo del último intento por conservar, en uno de los núcleos monásticos más relevantes de la Península, el rito hispánico en un momento en el que ya se avanzaba su sustitución por la liturgia romana. Tradicionalmente, las ceremonias cristianas de la Península se llevaban a cabo de acuerdo con un rito particular, conocido como rito hispánico, visigótico o mozárabe, que se había conformado durante el Reino visigodo y que se mantenía en los territorios y colectivos cristianos peninsulares. El rito visigodo, que contaba con características particulares, diferentes del resto de la cristiandad latina, empleaba varios libros litúrgicos propios, entre ellos, el Liber commicus, ejecutados en la escritura tradicional de esta área: la minúscula visigoda. En el s. XI la liturgia hispánica vivía una transición clave. A lo largo de esta centuria, y a instancias de procesos como la llamada «Reforma gregoriana», este rito hispánico se ve progresivamente sustituido por el rito romano, que unificaba toda la cristiandad romano-latina; en el año 1080 el monarca Alfonso VI, el conquistador de Toledo, convocó un concilio general en Burgos y declaró oficialmente abolida la liturgia hispana y su sustitución por la romana, que se fue progresivamente imponiendo. Dado que los libros litúrgicos son objetos eminentemente prácticos –se copian y conservan, porque se leen y se utilizan–, el abandono del rito hispánico conllevó el abandono de estos objetos y a la interrupción de su copia: hoy son, para nosotros, un fósil vivo de un culto pasado, que solo sobrevive, de manera testimonial y simbólica, en algunos centros.

Este proceso de imposición del rito romano, que contó con el impulso del papado, con el apoyo de la influyente Orden Cluniacense y de ciertas élites monárquicas hispanas, se enfrentó, sin embargo, a no pocos opositores. Es en este ambiente de oposición al cambio de rito y, para ello, de reivindicación de la tradición cultural, religiosa y litúrgica hispánicas, en el que se encuadra la copia de este Liber commicus en San Millán, un ejemplar con forma y función reivindicativas: la escritura visigótica y el rito hispano. Este carácter beligerante y conservador es explícito además en el texto que cierra el manuscrito en el f. 195r, un sermón en defensa del ritual hispánico.

El abandono del rito hispánico forma parte de un amplio proceso cultural en el que el medievo hispánico abandona otros elementos culturales típicamente peninsulares: de manera pareja a la liturgia, se abandonará también la escritura visigoda (progresivamente sustituida por la carolina y sus descendientes, pregótica y gótica); en los siglos posteriores se impuso el sistema de fechas actuales, que sustituye el cómputo hispánico de años, la llamada «era hispánica», que partía del año 38 a. C. y para cuya conversión es preciso, por tanto, sustraer 38 años al año fechado mediante la era hispánica. Con el abandono del rito hispano, de la escritura visigoda y de la era hispana, la Península vivía una unificación cultural en el que perdía tres características únicas, heredadas desde la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media.

 

Cancela Cilleruelo, Álvaro, "Liber Commicus", en Tesoros Hispánicos de la Liturgia Medieval (catálogo de la exposición virtual), ed. Ángel Pazos-López (Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2019), <https://www.ucm.es/tesoros/liber-commicus>.

https://www.ucm.es/tesoros/liber-commicus

Obras

Piezas de la exposición

Las piezas que forman parte de esta exposición han sido seleccionadas como objetos singulares de la cultura ritual que nos permiten entender los ritos cristianos de la Edad Media en la actualidad. Puedes pinchar en las imágenes para acceder a los objetos, o bien localizarlos a través del mapa interactivo.

https://www.ucm.es/tesoros/obras







































No hay comentarios:

Publicar un comentario

https://www.flagsonline.it/es/asociacion-nacional-de-partisanos Nuestra Historia La ANPI, Asociación Nacional de Partisanos Italianos, ...