(2) RUTA DE OTOÑO
LOS NUEVE MEJORES
CASTILLOS
DE LA
CORONA DE ARAGON
Si te quedaban demasiado lejos o si no
has tenido suficiente con las rutas que os hemos preparado por los mejores
castillos de castilla y león, ahora ponemos a tu disposición un recorrido más
que interesante a los pies de los Pirineos.
Partiendo casi desde la orilla del
Mediterráneo emprenderemos un viaje de poco más de 900 kilómetros conociendo
algunas de las más bellas y representativas construcciones medievales del
noroeste peninsular. ¿Nos vamos de rutas? Acompáñanos por los nueve mejores castillos de
la Corona de Aragón.
Castillo
de San Fernando (Figueres, Girona)
Iniciando nuestra ruta desde la localidad
gerundense de Figueras,
empezaremos el recorrido por todo lo alto, con uno de los mejores y más
majestuosos castillos que nos podemos encontrar. Erigido sobre una colina de la
localidad, esta fortaleza militar de considerables dimensiones se levantó en
el siglo
XVIII.
Es uno de los pocos que hemos visto en toda
nuestra serie que no pertenece a la época medieval, pero no por ello se merece
quedar fuera. Es el más grande de todos los que hemos recopilado, con una
superficie de 32 hectáreas y un perímetro
de 3.120 metros. De hecho, cuenta con el mérito de ser la mayor
fortaleza europea construida en el siglo XVIII.
Su primera piedra se colocó el 13 de
diciembre de 1753 y su finalidad era clara: albergar un ejército de 6.000 hombres que
fuese capaz de frenar cualquier invasión procedente del norte. Por ello, en sus
entrañas se escondían seis baluartes interiores, nueve enormes edificios, unas
inmensas caballerizas para 450 caballos, y unas gigantescas cisternas bajo el
patio de armas capaces de albergar 40 millones de litros de agua.
Gracias a su buen estado de conservación
es visitable durante todo el año, y por sus
grandes dimensiones las visitas se desglosan en dos tipos: a pie por el
interior o por el exterior en vehículos todo terreno y embarcaciones neumáticas
para las zonas subterráneas.
Castillo
de Montsonís (Montsonís, Lleida)
Dejando el mar a la espalda y partiendo hacia
el interior, atravesamos el interior de Catalunya hacia la provincia de Lleida
hasta toparnos con el Castillo
de Montsonís. Construido durante el siglo XI en lo alto de la
localidad homónima, esta edificación de piedra de estilo románico tuvo por
objetivo inicial defender las zonas repobladas tras la reconquista en 1024.
En el interior de las dos torres que guardan
su fachada principal y cruzando por cualquiera de sus tres puertas de acceso
nos encontramos ahora con la sede de Castells Culturals de Catalunya, una organización que lucha
por fomentar la actividad en estas construcciones para que no caigan en el
desuso ni en el olvido.
Único por ser uno de los pocos castillos
habitados, el de Montsonís mantiene
su bandera ondeando en lo alto de la torre del homenaje, y
siendo el primer castillo privado que se abrió al público para su disfrute. En
su interior podemos pasear por las dependencias decoradas de época como el
comedor, las cocinas, la habitaciones señoriales, los calabozos, la bodega y
hasta un pasadizo que comunica el castillo con el Monasterio de Salgar, al tres
tres kilómetros de distancia.
Se puede visitar de lunes a domingo a un
precio de 2,40 euros para niños y 4,80 euros, guía incluido, con precios
especiales para grupos.
Castillo
de Monzón (Monzón, Huesca)
Pasando ahora a la provincia vecina de Huesca,
viajamos otros 85 km hacia el este para llegar a la localidad de Monzón.
Al sur de Barbastro se muestra imponente uno de los mejores y más bonitos
castillos de Aragón. El castillo templario de Monzón de origen musulmán vigila
la localidad con el mismo nombre desde su punto más alto.
Estratégicamente situado fue uno de los más
disputados desde su construcción en el siglo X. A comienzos del
siglo los árabes erigieron sus paredes y dominaron la comarca, hasta que pasa a
manos cristianas en 1089. Posteriormente se cedió a la Orden del Temple,
quienes levantan las murallas exteriores, las torres, las caballerizas
(excavadas en la roca) y los dormitorios.
El aspecto definitivo que podemos contemplar hoy en
día data del siglo XVIII, fruto de su constante evolución a cuenta de ser una
fortaleza que no dejó de usarse por guarniciones militares hasta
entrado el siglo XIX. Se puede visitar de lunes a domingo a un precio de 3
euros para los adultos, 2 euros para los jubilados y los niños menores de nueve
años no pagan.
Ciudadela de Jaca
(Jaca, Huesca)
También conocida bajo el nombre de Castillo de San Pedro hasta
el siglo XIX, la ciudadela
de Jaca se levanta bajo orden de Felipe II a finales del
siglo XVI. Su edificación se realizó bajo el mando de Tiburcio Spanochi,
ingeniero italiano de confianza del rey, con forma de estrella pentagonal se
mantiene casi intacta hasta nuestros días.
Su objetivo como el de otras fortificaciones
más o menos modernas de la zona era el de defender la frontera con Francia.
Conserva todos sus elementos, desde el foso exterior hasta los túneles, pasando
por los baluartes, las murallas, cuarteles, almacenes y hasta la entrada
principal a través de un precioso puente levadizo.
A diferencia de los medievales, este castillo
es un gran ejemplo de la arquitectura italiana en su evolución hacia fortines
pensados para el uso
de artillería, con muros de menor altura pero mucho más anchos,
taludes y emplazamientos para cañones y armas de fuego.
Su visita es imprescindible, ya que pese a
haber vivido horas bajas, en 1968 se restauró con un cuidado exquisito. En la
actualidad aún
hay presencia militar en el interior, ocupado en parte por las
unidades militares de Jaca, pero se puede visitar a un
precio entre 4 y 12 euros, dependiendo de si queremos visitar sólo el castillo
con guía, acceder también al museo de miniaturas y las salas de tropas de
montaña o si queremos disfrutar del espectáculo "La Memoria de la
Piedra".
Castillo
de Loarre (Loarre, Huesca)
Desde los pies de los Pirineos iremos bajando
hacia el sur y disfrutando de impresionantes parajes de montaña durante 100 km
hasta llegar a Loarre.
Allí un castillo románico comparte el nombre con la localidad y con la sierra
desde la que domina la llanura de la Hoya de Huesca.
Nombrado Bien de Interés Cultural y Monumento
Nacional en 1906, el castillo
de Loarre luce un muy buen estado de conservación pese a
los casi 10 siglos que han pasado desde su construcción en el siglo XI. Salvo
por la parte del castillo viejo que se encuentra derruida, se considera como
uno de los castillos
románicos mejor conservados de Europa.
Rodeado por un perímetro amurallado con 10
torreones construida posteriormente, el castillo se
asienta sobre una formación de roca caliza y cuenta dos iglesias (de San Pedro
y de Santa María), estancia diversas, cementerio, calabozo, sala de armas,
aljibe, cocinas, una torre al norte, torre del homenaje y torre de la reina.
Se puede acceder en
horario de invierno, verano y primavera/otoño a precios de 3 a 6 euros, pero si
te da mucha pereza ir puedes verlo en la película 'El Reino de los Cielos',
dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Orlando Bloom.
Castillo
de Sos del Rey Católico (Sos del Rey Católico, Zaragoza)
Lejos de ser sólo un castillo, la localidad
de Sos del Rey Católico constituye uno de los pueblos de
estilo medieval más bonitos en los que hacer un alto en el camino. En el año
975 y bajo el control de los árabes se construyó una fortaleza de madera sobre
la Peña Feliciana para defender los terrenos de alto interés estratégico.
Con posterioridad se reformó en el siglo XI, y en
el siglo XII recibió su aspecto definitivo a petición de Ramiro II.
Hasta entonces contaba sólo con una planta irregular y la torre del homenaje,
fue en el siglo XIII cuando se sumó la iglesia de estilo románico.
Alrededor de su perímetro poco a poco se fue
formando la localidad de Sos del Rey Católico, siempre sin bajarse de la
elevación que daba protección de manera natural a las casas, aunque finalmente
se amuralló todo el perímetro y sirvió de apoyo para las nuevas viviendas.
Castillo de Sádaba (Sádaba, Zaragoza)
A sólo 30 kilómetros hacia el sur por la A-127 nos
plantamos en Sádaba, una pequeña localidad a 90 km de Zaragoza en
la frontera con Navarra. Después de la expulsión de lo árabes de la zona, la
repoblación necesitaba dotar de protección a los pobladores de la región y ya a
comienzos del siglo XI se habla sobre un castillo previo sobre el que
seguramente se cimentó esta construcción del siglo XII.
No destaca por ser un fuerte excesivamente
defensivo, ya que carece de foso, vanos y saeteras. La mejor defensa la
constituyen sus gruesos y altos muros de piedra y torres
almenadas cuadradas, todo hecho a base de sillares perfectamente labrados.
El recinto amurallado de más de 1.000
metros cuadrados cuenta con nada menos que siete torres de planta
rectangular. Cuatro de ellas están en las esquinas, y entre todas destacan las
conocidas como torre del rey (de mayor altura) y torre de la reina, todas
comunicadas por un estrecho camino que las cruza.
Actualmente se encuentra en manos de la Diputación
de Aragón, que se está encargando de su conservación y organización de
actividades. Se puede acceder al castillo de viernes a domingo a través de la
oficina de turismo, a un precio máximo de 2 euros (3 euros si es con guía).
Conjunto fortificado de Calatayud
(Calatayud, Zaragoza)
Damos un salto en el camino y nos trasladamos
hasta una de las urbes más importantes de Zaragoza: Calatayud. Allí nos
encontraremos un recinto amurallado que no es uno, sino cinco castillos unidos que
hacían las veces de defensas en uno de los territorios más disputados de la
región.
La ciudad de Qal'at Ayyub fue fundada en 716
por el emir árabe Ayyub, que dio su nombre al asentamiento y posterior
castillo. Para defender la localidad de sus rivales árabes, en el siglo IX se
amplió la zona fortificada, y tras ser recuperada por Alfonso I el Batallador
en 1120 se perfeccionó aún más su defensa con complejas murallas que salvan
los barrancos y se establecieron un total de cinco
castillos en sus puntos más altos.
Castillo del Reloj, Castillo de la Peña,
Castillo de Doña Martina, Castillo Mayor, Recinto de la Longía, Puerta Emiral y
Torre Albarrana forman esta megalómana construcción que ahora no pasa por su
mejor momento, pero que sin duda alguna merece la pena echar un buen rato entre sus restos.
Castillo de Peracense (Peracense, Teruel)
Nuestra última parada la haremos mucho más al
surde vuelta a la provincia de Teruel, en Peracense, una ciudad que tiene el
orgullo de contar con un castillo que es un ejemplo perfecto de integración con
el entorno. Aprovechándose de la escarpada orografía natural del entorno, este
castillo del siglo XII se construyó aprovechando la propia roca de rodeno que
conforma sus cimientos.
La construcción en sí misma cuenta con tres recintos fortificados:
una zona exterior con muralla almenada y varias torres y saeteras que protegen
una explanada interior, un recinto medio con una doble muralla que adapta sus
formas a la roca y protegía a las tropas y una tercera zona más elevada desde
donde se divisa todo el valle.
Esta construcción amurallada de color rojo
tan singular corrió serio peligro (como siempre en nuestro país) hasta que la
Diputación General de Aragón se hizo con su control en 1987. Desde 2014 en sus
patios se puede visitar una exposición con réplicas de armas de asedio
medievales y el primer fin de semana de agosto se hacen recreaciones.
Los precios por visita son también para todos
los públicos, con 3 euros por la entrada más cara. Si quieres pasarte a echar
un ojo mira primero la web del ayuntamiento,
donde vienen perfectamente bien explicadas las horas en las que se puede
acceder.
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