(2) ORDENES
MILITARES
La Orden de Avis
La Orden de Avis fue una orden militar medieval en el Reino de Portugal.
Fundada en 1166 como Orden de Évora,
a partir de la conquista de la ciudad de Avis en 1211, la orden pasó a llamarse
Orden de Avis.
Historia
En 1147, tras la toma de Lisboa por los cruzados normandos e ingleses y
las mesnadas del rey de Portugal, un grupo de nobles caballeros decidió
asociarse y comprometerse a continuar en todo momento la lucha contra los
musulmanes. En 1166, el rey Alfonso I, que quería proteger la ciudad de Évora
de las incursiones sarracenas, estableció con estos caballeros el embrión de
una nueva orden militar en la ciudad, por lo que diez años después era conocida
como Orden de Évora y estaba regulada de acuerdo a la regla cisterciense.
La Orden de Calatrava la apoyó desde el principio y en agradecimiento,
en 1187, los caballeros de Évora adoptaron su constitución y su emblema, del
que sólo cambiaron el color, siendo éste una cruz flordelisada de
sínople (verde) sobre campo de argenta (blanco). En los primeros
diseños presentaba a sus lados, en ocasiones, dos polluelos de águila, como
símbolo de la rapidez de sus caballeros al acometer sus empresas. En un
principio su veste estaba formada por un largo escapulario con capucha, pero
como la longitud del manto estorbaba sus movimientos en las batallas, el Papa
Bonifacio IX autorizó que fuese corto, con una cruz orlada en oro en el hombro
izquierdo, dejando el uso del manto largo o capitular para las ocasiones solemnes,
como por ejemplo fiestas de casamientos, cumpleaños de quince o simplemente
para impresionar a una bella dama.
Años más tarde, cuando en 1211 sus caballeros conquistaron Avis,
trasladaron a esta ciudad su residencia y cambiaron el nombre de la orden, lo
que fue confirmado por el Papa Inocencio III en 1214. En 1385, uno de sus
Grandes Maestres, Juan, hijo bastardo de Pedro I, se convirtió en rey de
Portugal con el nombre de Juan I, y la dinastía pasó a denominarse de Avís.
Avis dependió en la práctica de la Orden de Calatrava, hasta que en el reinado
de Pedro II recibió tales prebendas, mediante leyes especiales y donaciones,
que pudo desvincularse y convertirse en la más poderosa orden de Portugal,
rivalizando con Santiago y ganando gran fama cuando su maestre llegó a ser a
finales del siglo XIV rey de Portugal, si bien no fue integrada en la corona
portuguesa hasta 1550, al mismo tiempo que la Orden de Cristo, sucesora del
Temple.
Pero este espléndido entusiasmo no duró. Pronto toda la nación se vio afectada
por la riqueza que llegaba y la cruzada en África se degeneró en simple empresa
mercantil y las bulas papales se convirtieron en medios vulgares de recoger
dinero. Después de que el puesto de gran maestre se le concedió al rey a
perpetuidad, se valió de los ingresos para premiar servicios de la armada o del
ejército. Aunque la riqueza de los Caballeros de Avis no era tan grande como la
de los Caballeros de Cristo, era bastante grande, conseguida de las 45
comandancias. El espíritu religioso de los caballeros se desvaneció y se
separaron de sus hermanos clérigos que continuaron solos la vida conventual.
Fueron dispensados de sus votos de celibato por el Papa Alejandro VI (1402),
que toleró sus matrimonios para evitar los concubinatos escandalosos; Julio III
(1551) les permitió disponer libremente de sus propiedades personales. La
nobleza de nacimiento continuó siendo el principal requisito para los
aspirantes a la capa, confirmado por un decreto de 1604. La reina María I,
apoyada por el Papa Pío VI intentó infructuosamente la última
reforma.
Respecto a sus reglas, también variaron con el tiempo y así, el
originario voto de castidad de sus caballeros se convirtió, en tiempos del Papa
Pablo III, en un mero deber de fidelidad conyugal.
Desde entonces, la orden se convirtió en orden de caballería reservada a
los nobles y miembros de la familia real, estatus confirmado en un decreto de
1604. El 1 de agosto de 1789, María I de Portugal y el Papa Pío VI intentaron
reformar el orden secularizándola, junto con la Orden de Santiago y la Orden de
Cristo, manteniendo el gran maestrazgo vinculado a la corona.
El príncipe regente Juan llevó la orden en Brasil, y en 1834 el regente Pedro duque de Braganza, en nombre de María II de Portugal, la aboliría en el contexto de la supresión de las órdenes. Fue restaurada en 1894 por el jefe de gobierno Hintze Ribeiro, pero sólo como una orden honorífica con el nombre de Orden Militar de Avís, para condecorar a personalidades militares por haber tenido una actuación relevante. Nuevamente suprimida en 1910, volvió a restaurarse en 1918 como orden honorífica.
La orden en la actualidad
La Orden forma parte de las conocidas como «Antiguas Órdenes
Militares». Es gobernada por un canciller y un consejo de ocho miembros,
designados por el Presidente de la República, para asistirlo como Gran Maestre
en todos los asuntos que conciernen a la administración de la orden.
La orden sólo puede ser conferida al personal militar, tanto portugués
como extranjero, por servicios excepcionales. Para portugueses se requiere de
un mínimo de siete años de servicio en las fuerzas armadas así como una hoja de
servicio impecable y ejemplar.
La Orden sólo puede ser conferida al personal militar, tanto portugués como
extranjero, por servicios excepcionales. Para portugueses se requiere de un
mínimo de siete años de servicio en las fuerzas armadas así como una hoja de
servicio impecable y ejemplar.
Los reglamentos de la orden disponen que los grados sean conferidos según el
empleo militar:
Capitanes de Ejército y Aviación y Tenientes Navales: Caballero o Dama (CvA o
DmA)
Mayores y Tenientes-Comandantes: Oficial (OA)
Tenientes-Coroneles y Comandantes: Comendador(ComA)
Coroneles, Generales de Brigada, Capitanes Navales y Contraalmirantes:
Gran-Oficial (GOA)
Mayores-Generales, Tenientes-Generales, Generales, Vicealmirantes y Almirantes:
Gran-Cruz (GCA)
También tiene el grado de Miembro-Honorario para instituciones.
http://historiaycuriosidadqn2.blogspot.com/2019/01/la-orden-de-avis.html
ORDEN DE CALATRAVA
Orden de Calatrava. Orden militar y religiosa fundada
en el año 1158 en el Reino de Castilla, por
el abadRaimundo de
Fitero con el
objetivo inicial de proteger los moros de la Villa de Calatrava, siendo
aprobada su constitución por el pontífice Alejandro III. Adoptando para ella la regla de
San Benito y las Constituciones del Cister.
Esta Orden de carácter militar-religioso fue una de las
más influyentes durante la época de la conquista, enriquecida por multitud de
donaciones hechas por monarcas y un sinnúmero de privilegios concedidos por
reyes y papas. Su confirmación canónica se produce el [25 de septiembre]] de
[1164]] por el pontífice Alejandro III cuando ya había muerto su fundador,
integrándose en 1187 en la Orden del Cister.
Sus fines fundacionales son la alabanza de Dios, la defensa
de la fe y la satisfacción personal, de ahí su calificación de monjes
guerreros. La Importancia que adquirió la Orden debido a sus riquezas e
inmunidades fue tan amplia que sus maestres se convirtieron en verdaderos
príncipes eclesiásticos dándole los reyes prioridades de participar en sus
consejos llamándoles a conciliar por los papas ofreciendo parte de elevación al
solio pontificio.
En sus inicios se compuso de caballeros y religiosos
profesos
Requisitos para ingresar a la orden
El posible caballero tenía que probar,
mostrando sus 4 primeros apellidos, ser hidalgo de sangre y no de privilegio,
sin haber tenido oficios ni él, ni sus padres, ni abuelos.
El pretendiente a ingresar no podía tener
raza ni mezcla de judío, moro, hereje y converso. Ni haber tenido o descienda
de penitenciados por actos contra la fe. No se darán hábitos a quien sea o
descienda de prestamistas, procuradores o escribanos públicos.
No será caballero quien haya sido infamado y
cometido algún acto impropio de caballero, ni el que no tenga medios decorosos
con los que mantener su subsistencia.
Dignidades
Las altas dignidades de la Orden fueron apareciendo con
el devenir de los años, siendo confirmadas en los estatutos definitivos
en 1467. Por orden de jerarquía, eran las
siguientes:
Categoría
principal: Caballeros de la Orden de Calatrava
·
Maestre
Autoridad suprema de la Orden. Otorgaba las encomiendas,
confería hábitos y prioratos, administraba justicia a todas las personas pertenecientes
a la Orden, vasallos incluidos. El cargo era electivo y vitalicio. La Orden
tuvo un total de 30 Maestres hasta la fecha de unión con la Corona española.
·
Comendadores
Mayores de Castilla y Aragón
Primeras autoridades, después del maestre, en las
encomiendas de sus respectivos reinos.
·
Clavero
Su misión era guardar y defender el castillo y convento
mayor de la Orden, es decir, su sede de Calatrava la Nueva. También era
lugarteniente del maestre.
·
Prior
Encargado de la cura espiritual de los caballeros.
Representaba al abad de Morimond.
·
Sacristán
Encargado de la custodia de las reliquias de la Orden,
vasos sagrados y ornamentos.
·
Obrero Mayor
Encargado de las construcciones.
Establecimiento de la orden por Raimundo de Fitero
https://fitero.es/dia-de-nuestro-patron-san-raimundo/
San Raimundo de Fitero estuvo al frente de la Orden de
Calatrava como abad durante los seis primeros años, En 1217 se
construye el Convento de Calatrava la Nueva en la Calzada de Calatrava, Ciudad
Real, lugar donde se trasladan los archivos de la Orden y las reliquias de los
anteriores defensores, desde Calatrava la Vieja (Carrión de Calatrava).
Fue canónigo de la catedral de Tarazona en 1120. Y de ahí pasó a monje cisterciense del monasterio de Nuestra Señora de
Scala Dei, en la Gascuña. De ahí derivará la fundación del Monasterio de
Fitero, pero después de estar instalado en otros lugares con el siguiente
itinerario:
Cuando el abad de Scala Dei, Bernardo, quiso fundar en
España, eligió como abad a Durando, y como prior a Raimundo. El nuevo
monasterio fue fundado en el monte Yerga en 1139 por concesión de Alfonso VII. En 1140, les donó el rey la villa de Nienzabas. En 1144, tras la muerte de
Durando, fue elegido Raimundo abad de Nienzabas. En 1146, el rey Alfonso VII el
Emperador donaba al monasterio la Serna de Cervera y los Baños de Tudesón, los
actuales Balnearios de Fitero.
Como tal abad, asistió Raimundo, con los otros abades de
la Orden, al capítulo general del Cister. Allí se encontraba el Sumo Pontífice,
monje de igual hábito, Eugenio III, que puso bajo su potestad directa
el monasterio de Nienzabas: "Eugenio, obispo siervo de los Siervos de
Dios, a los amados hijos Raimundo, abad de Santa María de Nienzabas, y a sus monjes, así presentes
como futuros... Le recibimos debajo de la potestad del bienaventurado San Pedro
y nuestra... A los quince de las Kalendas de octubre, año de la Encarnación del
Señor, de mil y ciento y cuarenta y ocho, de nuestro Pontificado en el
tercero."
En ese mismo año 1148, trasladó el monasterio a Castejón. Como abad de Santa María de Castejón, aparece Raimundo en la donación
que, aún en vida de su padre el emperador, hizo a su monasterio el futuro rey
de Castilla Sancho III el Deseado, del castillo de Tulungen y asimismo, en
la concesión de otras mercedes, hechas por el rey Sancho VI el Sabio de Navarra.
Por fin se instaló el monasterio en una heredad, llamada
Fitero donada en 1150 por don Pedro Tizón y su mujer doña Toda, de Tudela, abuelos del gran
arzobispo, navarro de nacimiento, don Rodrigo Jiménez de Rada. Así se fundó el
monasterio de Santa María de Fitero y fue su primer abad San Raimundo.
Raimundo murió en 1163 en Ciruelos, Toledo y allí fue enterrado.
Este monasterio de Santa María de Fitero fue suprimido en
1834 por los liberales al imponer la desamortización.
Fuentes
ORDEN DE SANTIAGO
Orden de Santiago. La Orden de Santiago con origen castellano-leonesa
fue una de las más notables que se establecieron en defensa de la fe, por su
importancia y riqueza. En sus comienzos las semejanzas entre esta y las Órdenes
de Malta y Temple, son notables.
https://generaldavila.com/tag/la-orden-de-santiago/
Origen y evolución
Fue fundada en el año 1151 en el Reino de
León. Sobre el modo cómo se fundó y los que la constituyeron en calidad de
primeros miembros, no se posee absoluta certeza. Según la explicación más
verosímil 12 caballeros de León, en el reinado de Fernando II, arrepentidos de
la vida licenciosa que hasta entonces habían llevado, decidieron unirse bajo
unos mismos Estatutos y formar una congregación para defender de los ataques de
los musulmanes a los peregrinos que visitaban el sepulcro de Santiago, en
Galicia, y para guardar las fronteras de Extremadura. Realizaron su propósito,
y al principio se llamaron Caballeros de Cáceres. La congregación prosperó,
adquiriendo bienes y territorios y llegando a formar una especie de diócesis
con capital en Uclés, donde tenía autoridad casi episcopal, ejercida por un
prior-provisor.
A esta semidiócesis pertenecían pueblos de
las hoy provincias de Ciudad Real, Cuenca y Toledo, los conventos de monjas de
la Concepción de la Membrilla y Comendadoras de Santiago, de Madrid. Alfonso
VIII de Castilla cedió Uclés al Fundador de la Orden, Pedro Fernández de
Fuentencalada, para que se estableciera allí, y defendiera la frontera, según
Escritura Real extendida en Arévalo el 3 de enero de 1174; Uclés siguió en
poder de la Orden hasta los tiempos de los Reyes Católicos.
Hechos de armas y
principales acontecimientos
A Fuentencalada, que ayudó a Alfonso VIII a la conquista
de Cuenca y dio su Fuero a Uclés, en 1179, sucedió en el Maestrazgo Fernado
Díaz, y luego Sancho Fernández de Lemus, fallecido en 1195 en la batalla de
Alarcos. Le sucedió Gonzalo Rodríguez y otros cuatro Maestres durante cuyo
gobierno nada debió suceder de notable a juzgar por la oscuridad de datos en
ese período. Fue notorio después, como Maestre, Pedro Arias, que murió en el
año 1212 en la batalla de las Navas de Tolosa. Al fallecer Alfonso VIII
acontecieron disturbios en la Orden, pero en 1233 concurrieron ya sus
caballeros a la batalla de la toma de Jerez de la Frontera, y tres años más
tarde a las conquistas de Úbeda y Córdoba. Pelayo Pérez de Correa fue el
Maestre que mayor esplendor dio a la Orden, haciendo decidir a Fernando III el
Santo a poner sitio a Sevilla. En la entrada triunfal de los cristianos en esta
ciudad, el primer estandarte que ondeó en sus muros fue el llamado Estandarte
de Santiago, que estaba bendecido por el Papa y que, según una descripción del
siglo XVII era de dos puntas y de 2 varas de ancho por 5,5 de caída; estaba
confeccionado en damasco rojo, con el apóstol Santiago caballero en un caballo
blanco, figurando un guerrero a la gineta; una cruz grande con cuatro brazos
iguales que remataban en forma de flor de lis, éstas de color blanco, y con
cuatro veneras de oro sobrepuestas en los ángulos; en el reverso se reproducía
el mismo dibujo.
Aparición
milagrosa
Durante el aludido sitio de Sevilla 270 caballeros,
dirigidos por su Maestre, se internaron demasiado en la sierra y cogiéndoles la
noche sin haber logrado la derrota completa de los enemigos, se les apareció la
Virgen, a la que pidieron que detuviese el curso del sol, al tiempo que
pronunciaban la deprecación "Santa María, ten tu día", En memoria de
este suceso se edificó más tarde en aquel lugar el santuario de la Virgen de
Ten-tu-día, donde fue sepultado dicho Maestre en el año 1275. Fue sucedido por
Gonzalo Ruiz Girón, que murió a su vez de las heridas recibidas en Alcalá de
Buenzoide en 1280.
Sucesión del
maestrazgo
En 1284 fue elegido Gonzalo Martel, a quien sucedió a su
vez Pedro González Mata; a éste, Juan Osórez, y después Diego Múñiz, García
Fernández y Vasco Rodríguez Cornado. En 1343 el Infante Don Fadrique, bastardo
de Alfonso XI, fue mandado asesinar, cuando ocupaba el Maestrazgo, por su
hermano el Rey Don Pedro I, que nombró en su lugar a Juan de Padilla, hermano
de la favorita del Rey, la legendaria Doña María de Padilla; pero los
caballeros de la orden se negaron a reconocerle y le derrotaron cerca de Uclés,
falleciendo Padilla en la lucha. Los Maestres que siguieron, Fernando Osórez,
Pedro Fernández y Pedro Muñiz murieron en la guerra con Portugal, pero la orden
se repuso durante el prolongado maestrazgo de Lorenzo de Figueroa, que fundó el
Convento de Santiago de Sevilla. Del turbulento Infante Don Enrique, que tuvo
el maestrazgo en administración, pasó éste en propiedad en el año 1445 a Alvaro
de Luna, y luego a Beltrán de la Cueva, al Infante Don Alfonso (hijo menor de
Juan II de Castilla) y a Juan Pacheco, Marqués de Villena, quien después de siete
años de gobierno renunció en su hijo Diego, con disgusto de la mayor parte de
los caballeros, produciéndose con este motivo un cisma en ella y grandes luchas
por pretender a un tiempo el maestrazgo don Enrique Manrique y don Alonso de
Cárdenas. Los Reyes Católicos pusieron término a las disensiones nombrando
Maestre a don Alonso, que en su calidad de tal les acompañó a la conquista de
Granada Recibe en esta Orden el nombre de Trece el caballero nombrado por el
maestre y demás caballeros para algún Capítulo general. En la Bula de
Confirmación de la orden expedida por el Papa Alejandro III en 1175 se
estableció que hubiese trece frailes, a cuyo cargo estaría la elección del
Maestre y el ayudarle con su consejo; ha habido historiadores que han sostenido
el criterio de que la significación de estos trece se corresponde con el número
de los primeros caballeros que se juntaron para fundar la Orden. Los Trece
constit uyen las primeras dignidades de ella, después de los dos priores de
Uclés y de San Marcos. Los Comendadores Mayores de Castilla y de León siempre
fueron trece, aunque no con carácter nato por razón de tales Encomiendas,
puesto que consta que lo fueron muchas veces por elección como todos los otros.
Hasta el año 1212 no se menciona documentalmente a los Trece. No eran perpetuos
puesto que se advierten frecuentes cambios, que, sin duda, obedecían a que
renunciaban, porque era cargo que conllevaba gran trabajo y responsabilidad,
por la frecuencia con que se celebraban los Capítulos y la obligación de asistir
en sus funciones rectoras al Maestre. La falta de un Trece, que se hallaba
ausente por legítima causa, se suplía por otro caballero que se elegía para
sólo aquel acto y se llamaba enmienda; pero de este uso no hay memoria anterior
al año 1350. Por lo común, los que habían sido enmiendas en el Capítulo eran
elegidos Trece en propiedad a medida que quedaban vacantes. Los Treces asistían
a los Capítulos con capas negras y bonetes, como los priores, y su autoridad y
prerrogativas han sido distintas según los tiempos. En 1246 las restringió
mucho el Papa Inocencio IV a instancia del Maestre don Pelayo Pérez Correa, y
las restableció después el Papa Alejandro IV; sin embargo, siempre ha estado en
vigor en cuanto a la facultad de deponer al Maestre, si se juzgase ser inútil o
dañoso, juntamente con el prior; y en uso de tal atribución en el Capítulo de
Ocaña de 1338 depusieron al Maestre don Vasco López, y fue práctica en todos
los Capítulos tenidos antes de la administración dejar a los Maestres las
insignias, entregándolas al prior, el cual al día siguiente se las devolvía de
acuerdo y con consentimiento de los Trece; este acto se llevaba a efecto en una
ceremonia pública, dejando entrar al pueblo a presenciar el Capítulo, y en ella
daba el Maestre las gracias por la restitución de las insignias de su
jerarquía.
Forma de juramentar de un caballero
cuando es elegido “Trece”
¿Vos Don... juráis a Dios y a Santa María y a esta señal
de Cruz, y a estos Santos Evangelios, que tocáis corporalmente con vuestras
manos, que cuando muriese el Maestre, que vos escogiereis persona idónea y
suficiente para ser Maestre, que sea para reedificar y para defender y
adelantar la Orden y mantener los frailes, según la Regla y Establecimientos de
nuestra Orden y que no se destruya? Sí, juro.
¿Item que si viereis que el Mestre es inútil y pernicioso
e incorregible y sin provecho, y que destruye la orden más que la aprovecha,
que vos le depondréis del Mestrazgo, según forma de derecho? Sí, juro.
¿Item que si alguna cuestión naciese entre él y el
Cabildo, que vos intervendréis entre ellos? Sí, juro».
¿Otrosí, que por este poder que tenéis no obedezcáis
menos al Maestre, en tanto que será Maestre, de modo que no le desobedezcáis en
contrario de lo que habéis jurado? Sí, juro.
Requisitos
para el ingreso en la Orden de Santiago
El pretendiente que desee ingresar en ella probará en sus
cuatro primeros apellidos ser hijodalgo de sangre a fuero de España y no
hijodalgo de privilegio, cuya prueba ha de referirse asimismo a su padre,
madre, abuelos y abuelas. Probará de la misma manera que ni él, ni sus padres,
ni sus abuelos han ejercido oficios manuales ni industriales. Tampoco se puede
conceder hábito a persona que tenga raza ni mezcla de judío, moro, hereje,
converso ni villano, por remoto que sea, ni el que haya sido o descienda de
penitenciado por actos contra la fe católica, ni el que haya sido o sus padres
o abuelos procuradores, prestamistas, escribanos públicos, mercaderes al por
menor, o haya tenido oficios por el que hayan vivido o vivan de su esfuerzo
manual, ni el que haya sido infamado, ni el que haya faltado a las leyes del
honor o ejecutado cualquier acto impropio de un perfecto caballero, ni el que
carezca de medios decorosos con los que atender a su subsistencia.
Relación de Mestres de la Orden de
Santiago
·
Pedro Fernández (1170-1184).
·
Fernando Díaz (1184-1186).
·
Sancho Fernández (1186-1195).
·
Gonzalo Rodríguez (1195-1204).
·
Suero Rodríguez {1204-1206).
·
Fernando González de Marañón
(1206- 1210).
·
Pedro Arias (1210-1212).
·
García González de Arauzo
(1212-1217).
·
Martín Pelayo Barragán
(1217-1221).
·
García González de Candamio
(1221- 1224).
·
Fernán Pérez Chacín (1224-1225).
·
Pedro González Mengo (1225-1237).
·
Rodrigo Íñiguez (1237-1242).
·
Pelay Pérez Correa (1242-1275).
·
Gonzalo Ruiz Girón (1275-1277).
·
Pedro Núñez (1277-1286).
·
Pedro Fernández Mata (1296-1293).
·
Juan Osórez (1293-1311).
·
Diego Múñiz (1311-1318).
·
García Fernández (1318-1327).
·
Vasco Rodríguez (1327-1338).
·
Vasco López (1338).
·
Alonso Meléndez de Guzmán
(1338-1342)
·
Infante don Fadrique (1342-1358).
·
García Álvarez de Toledo
(1359-1366).
·
Gonzal Mexía (1366-1371).
·
Fernando Osórez (1371-1383).
·
Pedro Fernández Cabeza de Vaca
(1383- 1384).
·
Rodrigo González de Mexia (1384).
·
Pedro Múñiz de Godoy (1384-1385).
·
Gercía Fernández de Villagarcía
(1385- 1387).
·
Lorenzo Suárez de Figueroa
(1387-1409).
·
Infante don Enrique (1409-1445).
·
Álvaro de Luna (1445-1453).
·
Juan II (primera ocasión) (1453).
·
Infante don Alfonso (primera
ocasión) (1453-1454).
·
Enrique IV (1454-1462).
·
Beltrán de la Cueva (1462-1463).
·
Infante don Alfonso (segunda
ocasión) (1463-1467).
·
Juan Pacheco (1467-1474).
·
Rodrigo Manrique y Alonso de
Cárdenas (1474-1476).
·
Fernando el Católico (1476-1477).
·
Alonso de Cárdenas (segunda
ocasión) (1477-1493).
·
Reyes Católicos (1494).
https://www.ecured.cu/Orden_de_Santiago
Orden de San Julián de Pereiro - orden de Alcántara: Año 1156.
Surgiría en León en 1156,
fundada por Suero Fernández Barrientos, conocida en sus comienzos como Orden
de San Julián de Pereiro, nombre proveniente del lugar donde se
encontraban instalados.
A través de una carta fechada en 1176,
el rey Fernando II entrega unos bienes al fundador de la casa, lo que nos
indica la existencia de una comunidad de freires en la Iglesia de San Julián de
Pereiro, y la propia confirmación de que en esta fecha ya estaba constituida la
Orden.
A finales del mismo año, el papa
Alejandro III aprueba la iniciativa, y acoge bajo *protección
apostólica a un tal Gómez como Prior de San Julián de Pereiro, a
sus hermanos y bienes; en esta Bula no aparece ninguna referencia a su carácter
militar, solo se menciona:
·
Eximía del pago de *diezmos.
·
Garantizaba la integridad de sus bienes.
·
Facilitaba el ingreso de miembros, tanto
clérigos como seglares.
·
Afirmaba la autoridad del Prior, señalando
que la elección debe ser por mayoría de los freires.
·
Confirma las posesiones y ciertos
privilegios.
Tal Bula sería confirmada por Inocencio III
en 1205, y por Honorio III en 1225.
Protección
Apostólica: Simbólicamente
se pagaba un maravedí anual a la Iglesia de Roma para su materialización.
Convento San Benito. Alcántara (Cáceres).
Su misión, encomendada por
el Papa Lucio III en 1183 sería la defensa de la
cristiandad, y declarar la guerra perpetua a los musulmanes, nombrando al tal
Gómez como Maestre y no como Prior, este cambio ya nos puede indicar que se
había convertido en Orden Militar.
La militarización de la comunidad podría deberse a
la terminación de la tregua con los almohades a finales de 1183, al encontrarse
la Orden en plena frontera, podría repeler cualquier movimiento hostil de manos
de los almohades; el propio Fernando II intervino para que la Orden se
militarizara.
Con el Papa Celestino III se añadiría a sus
privilegios antes mencionados:
·
Eximía del pago de diezmos en aquellas
poblaciones que fundara la Orden en lugares desierto o en villas, y enclaves
conquistados a los musulmanes.
·
Podía levantar iglesias en sus propiedades.
·
Darían sepultura en ellas a aquellos que
respetaran la justicia de la iglesia.
·
Se les permitía construir oratorios para uso
de sus freires.
Relación Trujillo
– San Julián de Pereiro.
Existen unas actas fechadas entre los años 1188-94-95 donde
se menciona a Gómez como Maestre de Trujillo, en ellas se hace referencia a la
entrega de nuevos territorios para su futura colonización.
Según distintos autores, son la misma Orden, en
cuanto al nombre daré mas datos para entenderlo.
·
En la Campaña de 1185,
Alfonso VIII sería ayudado por miembros de la Orden, durante la toma de
Trujillo el rey podría haber tomado la decisión de establecer un convento con
miembros de la Orden, y asi formalizarla en tierras de Castilla. Mas tarde,
en 1188 por sus servicios prestados, sería entregada la
Villa de Ronda (Toledo) al Maestre de Trujillo y sus freires para que fuera
repoblada. El propio Maestre Gómez recibiría el apelativo de Truxillense en la
cancillería del propio rey Alfonso VIII.
·
La *homonimia, Gómez era el Maestre el ambas ordenes.
·
Las tres actas anteriormente mencionadas se
encuentran en los Archivos de la Orden de Alcántara.
·
En 1234, el rey de
Castilla y León, Fernando III dio a San Julián, convertido en Alcántara, una fortaleza
para compensar la pérdida de los derechos que la Orden había obtenido de
Alfonso VIII.
Posiblemente se tratara
de la misma Orden aunque conocida como San Julián y Trujillo, ambas mantenían
el mismo Maestre y seguían la *Regla del Cister o mas bien
era *Filial al Cister.
Filial al Cister.
Significa que seguía la Regla
benedictina y la espiritualidad
cisterciense, es decir:
·
Austeridad de vida.
·
Humildad.
·
Pobreza.
·
Abnegación.
·
Gran devoción a María.
Aquella Orden que aceptara la Regla del Cister debía
someterse a los 3 votos: Pobreza,
Obediencia y Castidad.
Con el tiempo tales votos irían desapareciendo por
conveniencia de la época. En 1652 se
incorporó un nuevo voto: Defender
la Doctrina de la Inmaculada Concepción, adoptado por las Ordenes
Españolas; al ser declarado dogma de fe por el Papa Pío IX en 1854,
da mas importancia a este defensa, defensa que se lleva a cabo actualmente por
las ordenes existentes.
La Regla sufriría algunas modificaciones para
adaptarse a la vida militar de la Orden.
Adopción Nombre de
Orden de Alcántara.
Tras la pérdida de Trujillo en 1195,
volverían a su nombre primitivo; años mas tarde, sobre 1213 participarían
en la Conquista de Alcántara,
pasando a manos de los Calatravos; sin embargo, con fecha 1218 aparece
un documento donde la fortaleza de Alcántara junto con sus posesiones en León
son entregadas a la Orden de San Julián, tales derechos son reafirmados por el
Papa Honorio III en 1224.
Con el tiempo adoptarían el nombre de su asentamiento, Orden
de Alcántara.
Ropa, Hábito e
Insignia.
Al pertenecer a la Orden del Cister, debían llevar el hábito blanco (símbolo de
pureza), confirmado por el Papa Alejandro III en 1164.
En un principio todas las ordenes debían evitar
llevar lujos, mostrando sencillez, sin olvidarnos de su comodidad, sobretodo a
la hora de entrar en combate, mencionar que en Oriente se les autorizó a llevar
camisas y ropa confeccionada con lino, autorización que llegaría mas tarde a
otras ordenes en la Península Ibérica.
Cuando el hermano se encontraba en su convento, debía
utilizar el propio de los hermanos del coro del Cister, o sea, hábito blanco; cuando salían del
mismo se colocarían la capa con capucha, bien abierta o cerrada, ya fuese sobre
el hábito o la propia armadura.
Un dato representativo de
algunas ordenes ibéricas fue el uso del *escapulario, llevado tanto encima de la ropa o por
encima de la capa. No sería hasta el año 1411 cuando la
Orden de Alcántara obtuviera la Bula que le permitiera cambiar el escapulario
por la cruz en el hombro
izquierdo.
En relación a su insignia, adoptarían la cruz flordelisada como la de la Orden de
Calatrava pero en color verde.
Conflictos dentro
de la Orden.
A lo largo del tiempo de vida de las ordenes, el
poder por el maestrazgo, el afán por aumentar sus posesiones, los cambios y
poderes político-religioso, las amistades-enemistades con reyes..., han
influido directamente en el funcionamiento de dichas ordenes; la Orden de
Alcántara no sería una excepción, de algunos de estos conflictos hablaremos a
continuación.
·
Entre los problemas maestrales nos
encontramos con el S.XIV donde sufriría una mayor inestabilidad, como ejemplo
podemos citar la destitución en 1318 de su Maestre
Rodrigo Vázquez; el ajusticiamiento en 1340 de Gonzalo
Martínez debido a rencillas internas.
·
Otro ejemplo serían los abusos cometidos por
el Comendador de Valencia, cobraba rentas abusivas a sus pobladores, asimismo
el cobro de 1.000 a 3.000 maravedíes por el uso de Dehesas pertenecientes a la
Orden.
·
La nobleza utilizaría en su propio beneficio
a dichas órdenes, en ocasiones colocando en los puestos más relevantes a
conocidos o familiares.
·
La lucha por el control político y militar de
la Orden, llegaría al punto de enfrentar a los hermanos partidarios de un
infante o rey del cual obtenía favores hasta el punto de que el último Maestre
Juan de Zuñiga (1476-1494) negociaría con los Reyes Católicos el traspaso de
los poderes de la Orden a la Corona, eso si, a cambio de una buena pensión
vitalicia.
Los
Reyes Católicos
La administración de la Orden de Alcántara
quedaría bajo poder y control de los Reyes Católicos en 1494, para ello se encargaron que
el Papa Inocencio III dictara un documento fechado el 1491 donde en caso de
muerte o renuncia del Maestre de Alcántara, el maestrazgo fuese entregado a la
Corona; como hemos leído anteriormente Juan de Zuñiga no opuso mucha
resistencia.
Martín Yañez y la Revelación Divina.
Martín Yáñez como Maestre de Alcántara
marcaría el propio declive de la Orden.
En el Santuario de Ntra. Sña. De los Hitos cerca de
Alcántara, un ermitaño y el propio Martín trabaron amistad, con el tiempo el
ermitaño confiesa que ha tenido una revelación divina, en ella Martín
conquistaría Granada sin ninguna baja en las tropas.
Creyendo y envalentonado mandaría dos emisarios para
retar a un combate uno a uno con el propio rey de Granada, como respuesta a tal
ofensa, los emisarios fueron retenidos.
Marcharía tras ello hacia Granada, sin escuchar a
nadie, convencido de estar tocado por el Don Divino, encendería el fervor
religioso entre los miembros de la tropa, de tal manera que 5.000 infantes se
unirían a ellos.
Camino a Granada, el rey reuniría jinetes y más
infantes mientras preparaba la batalla, llegados a la Capital serían recibidos
por los musulmanes, tal enfrentamiento se encuentra dentro de la crónica negra
de batallas durante la Reconquista, pues tal, fue la matanza.
Si queréis más información sobre la Orden, sobretodo
funcionamiento actual o evolución de la uniformidad..., aquí os dejo un enlace: www.ordenesmilitares.es
Bibliografía:
·
Caballeros de Cristo. Alain Demurger.
·
Las Ordenes Militares en España. Congreso de
Castellología.2012
·
wikipedia
·
Momentosespañoles.es
·
Ordenes Militares de España. Tikal
http://caminosyencomiendas.blogspot.com/2016/07/orden-de-san-julian-de-pereiro-orden-de.html
La desaparecida Orden de Caballeros de Montegaudio o de
Monfragüe.
Escudos
de los Caballeros de Montegaudio (F.I.)
En uno de los márgenes del rio Tajo, entre
madroñeras, encinas, acebuches, jaras y zarzas, podemos contemplar los restos
del castillo extremeño más inexpugnable de su época, el castillo de Monfragüe.
Majestuoso y
desafiante, el también conocido como castillo de Monsfragorum, Monfrac,
Montefragoso o Al-Monfrag por los cronistas árabes, estaba formado por dos
recintos alargados defendidos por fuertes lienzos, recias barbacanas, cinco
torres almenadas y una majestuosa torre del homenaje, y su función era la de
vigilar y defender el paso por el rio Tajo, ruta de gran importancia
geográfica.
Monfrague desde el castillo (Jörn Wendland)
Tras sus amenazadoras murallas fue enclave de revueltas,
razias, sublevaciones, y de heroicas y sangrientas batallas, pues fue a lo
largo de sus siglos de existencia desde la edad del Bronce, asentamiento de
iberos, romanos, visigodos, árabes y cristianos, hasta llegar a ser en el siglo
XII cuna y sede de la Orden Militar de Monsfrac.
Hay alguna controversia de donde y cuando
nació la Orden Militar de Montegaudio (llamada también Monfrag en León, de
Alfambra o del Hospital del Santo Redentor en Aragón y de Montgoja en Cataluña
y Levante), unos defienden su nacimiento en Jerusalén entre la II cruzada y
el año 1180, mientras que otros sitúan su fundación en Monfragüe en 1173.
Lo que sí está demostrado es que su fundador y Primer Maestre, fue don Rodrigo
Álvarez, III Conde de Sarria, y que se convirtió en la primera orden militar
hispánica que combatió en Tierra Santa.
Plano por Gervasio Velo y Nieto
Don Rodrigo
era hijo de don Álvaro Rodríguez, II Conde de Sarria, perteneciente a la alta
nobleza que contaba con un gran prestigio y consideración en la corte, y de la
infanta portuguesa doña Sancha Fernández. Con sangre de reyes en sus venas, fue
don Rodrigo un caballero aguerrido y osado, forjado en asedios y batallas,
pronto se ganó una gran reputación entre la nobleza leonesa y el honor de su
monarca, Fernando II, que le concedió tantos cargos y privilegios como los que
había disfrutado su padre en vida.
Y fue ese temperamento como caballero el que
le impulsó a emprender la aventura que cambiaría su vida, las cruzadas. Se
alistó en el año 1147 en las huestes de la II Cruzada convocada tras la caída
en 1144 en manos turcas del condado de Edesa, el primer estado franco en
Oriente Medio. Dirigida por los reyes Luis VII de Francia y Conrado III de
Alemania, con el apoyo de un gran número de príncipes, nobles y señores
europeos, como Reinaldo de Châtillon, no solo era una cruzada de conquista,
sino también de peregrinación hacia Tierra Santa, Jerusalén.
En 1148, tras la perdida el camino de números
caballeros por la dureza del clima, de los terrenos baldíos de Asia y sobretodo
en los enfrentamientos contra las tropas turcas, los cruzados por fin llegan a
Jerusalén, y deciden conquistar un objetivo mayor que Edesa, el estado
independiente de Damasco, ataque que rompería el equilibrio de la zona, siendo
el comienzo de la caída de los estados cristianos en Oriente.
Asalto a una fortaleza (F.Compton´s Newmedia)
Tras una semana de infructuoso asedio a la
ciudad fortificada de Damasco, los ejércitos franceses y alemanes, doblegados y
mermados, se ven obligados a levantar el sitio y retirarse a Jerusalén,
dispersándose las tropas poco después. La proclamada II Cruzada había
fracasado, y aquellos que habían sobrevivido al duro peregrinaje y a las
batallas, regresaron a casa sin gloria de conquistas ni riquezas.
Pero no fue el caso de nuestro protagonista,
don Rodrigo, que lejos de abandonar sus ideales cruzados, ofreció sus servicios
en Tierra Santa al rey de Jerusalén Balduino III, que junto con otros
aguerridos caballeros españoles probó su valía, destreza y valor protegiendo y
socorriendo a los peregrinos en los caminos, defendiendo los territorios
conquistados y curtiéndose en batallas contra los infieles junto a los freires
templarios, ganándose el título de Paladín de la Fe.
Convenció entonces el español al rey Balduino
para crear una nueva orden militar que defendiera y socorriera Jerusalén,
solicitando la majestuosa atalaya de Monte Gaudio o Monte del Gozo, para sede
de la nueva orden, deseo que le fue concedido creando la Orden Militar de
Caballeros de Santa María de Montegaudio.
Caballero de Montegaudio (F.I.)
Vestían aquellos caballeros túnica blanca hasta las rodillas, y por
emblema una cruz mitad encarnada (roja) y mitad Blanca en forma de estrella
octógona o roja entera, estaban bajo la advocación de la Virgen Nuestra Señora
de Monte Gaudio y de la regla cisterciense, siendo su Primer Maestre don
Rodrigo.
Muchas y grandes proezas realizaron la Orden
de Montegaudio en Tierra Santa, recibiendo en compensación tierras por parte
del rey Balduino, que les cedió Teonasaba, de Reinaldo de Châtillon, que les
otorga tierras en el este, de Guido de Luisignan y Sibila, la Torre de las
Doncellas, la Ciudad de Ascalón y el Palmar.
Mapa de los Estados Cruzados 1135
(F.I.)
Don Rodrigo regresó a España, pero no
abandonó sus ideales de lucha contra los infieles. Con su bien ganada
reputación de caballero y su experiencia en batallas, fue pronto reclamado por
el rey leones Fernando II para encabezar junto a él la reconquista.
En 1169 don Rodrigo se hallaba acompañando al
monarca en la toma de Badajoz, y un año más tarde formaría parte de los nobles
que se agruparon en Cáceres para fundar los Frates de Cáceres, origen de la
Orden de Santiago , cuyo finalidad era la de combatir contra los sarracenos que
llegaban de África.
Libro de la Orden de Santiago
El primer Maestre de la nacida Orden de los
Frates de Cáceres fue don Pedro Fernández de Fuentencalada, mientras que por su
curtida trayectoria don Rodrigo fue nombrado Comendador Mayor. El apoyo de
Fernando II, a la orden fue decisivo, entregándole además de la mencionada
Cáceres, el castillo de Monfragüe, cedido por el derrotado Geraldo Sem Pavor a
cambio de su libertad. También tenía don Rodrigo el favor del rey portugués don
Alfonso, que les entregaría en los años 1172 y 1173 los castillos de Monsanto y
Abrantes, con la expresa condición “…que los había de poseer el
Comendador Mayor de la misma, Don Rodrigo de Sarria y no otro alguno…”
Pero don Rodrigo no permanecería mucho más
tiempo como Comendador Mayor de Santiago, pues tenía un objetivo que no había
olvidado, el de traer la Orden de Montegaudio, que el mismo había creado en
Jerusalén (otros autores creen que primero se fundó en Monfragüe, como he
indicado), a tierras españolas para seguir con su cruzada contra la morisma.
Pendón primitivo de la Orden de Santiago (F.I.)
Así en el año 1173 solicitó autorización a su
amigo el Cardenal Jacinto; amistad que se ganó cuando años antes le había
acompañado y ayudado a su llegada a España encabezando la comitiva enviada por
el Papa Alejandro III; en dicha misiva le solicitaba la aprobación para dejar
sus cargos y el hábito de la Orden de Santiago y volver a reagrupar en tierras
leonesas a los antiguos miembros de su hermandad, voluntad que le fue concedida
por Bula Papal pasando a ser nuevamente Maestre de la Orden de Montegaudio.
Además de “la facultad para recibir en su Orden a los Bravazones y
Vascos que estaban excomulgados y entredichos, siempre que recibieran la
absolución de sus prelados y no hubiesen profesado en otra Orden.”
En el año 1180 los estatutos de la Orden de
Montegaudio son confirmados por bula papal por Alejandro III, rigiéndose bajo
la regla cisterciense.
Jerusalén en época medieval (F.I.)
Hay constancia que don Rodrigo volvió a
peregrinar a Jerusalén en los años 1175 y 1180, y quizás fuera por aquellas
fechas antes de la caída de Jerusalén, cuando trajo consigo la muy venerable
imagen de Nuestra Señora de Monte Gaudio, que presidia la casa matriz de la
Orden, a la cual le tenía mucha fe y gran devoción, o la trajeran los caballeros
supervivientes a la batalla de los Cuernos de Hattin, en la cual pudieron
participar.
Pero antes de continuar, conozcamos un poco
la historia de los últimos años de los estados cruzados.
El rey de Jerusalén Balduino IV, “el rey
leproso”; que debido a lo contagioso de su enfermedad ocultaba su rostro bajo
una máscara de plata, iba siempre totalmente cubierto, con guantes, túnicas y
tocados; era pese a todo un rey sabio e inteligente, que se había ganado el
respeto de sus tropas al dirigir siempre el mismo los ejércitos en las
batallas. Durante su reinado mantuvo el equilibrio en una zona conflictiva
entre religiones, y aun que tuvo que batallar contra Saladino en diversas
ocasiones, debido sobre todo a las provocaciones del templario francés Reinaldo
de Châtillon y del flamenco Gerardo de Ridefort, Primer Maestre de los
templarios, Saladino lo respetaba y por ello logró mantener una tregua
duradera.
Baldwin IV y el obispo y cronista Guillermo de Tiro (F.I.)
Y precisamente fueron los actos de Reinaldo
de Châtillon, Príncipe de Antioquia por casamiento y caballero templario;
hombre despreciable y sangriento que se dedicaba a asaltar y masacrar
poblaciones y caravanas tanto de cristianos como de musulmanes; junto a los
continuos hostigamientos de Gerardo de Ridefort, Primer Maestre de los
templarios, de conducta arrogante y despreciativa, ambicioso y vanidoso,
quienes llevarían a la cristiandad al desastre.
A la muerte sin descendencia de Balduino IV
en el 1185, sube al trono de Jerusalén su sobrino menor de edad Balduino V, que
moría, se cree que envenenado, al año de su reinado. Le sucede su madre Sibila,
Condesa de Jaffa y Ascalón y hermana de Balduino IV, casada en segundas nupcias
con Guido de Luisegnan, personaje débil de voluntad y manejable por los templarios,
al cual corona como rey.
En 1187 sucede la catástrofe de los cuernos
de Hattin, Guido aconsejado por el Primer Maestre templario dirigió todas sus
tropas hacia los Cuernos de Hattin, donde les esperaban estratégicamente
preparadas las tropas de Saladino. Los ejércitos templarios, hospitalarios y
quizás algunos de otras órdenes menores como los caballeros de San Lázaro o los
de Motegaudio, allí donde Jesús dio el sermón de la Montaña, fueron aniquilados
por las huestes sarracenas. Saladino no solo derrotó a los cruzados, también se
apoderó del Lignum Crucis que los templarios siempre llevan a la batalla y
capturó al rey de Jerusalén Guido y a Reinaldo de Châtillon, al que el mismo
decapitó por sus crueles actos.
Tras la batalla, Saladino se dirigió hacia el
reino de Jerusalén que capituló para evitar una masacre, fue el principio del
fin de las órdenes militares en tierra Santa.
Batalla de Hattin por Gustave Doré (F.I.)
Ya en España, la Virgen de Monte Gaudio fue
colocada en la pequeña ermita del castillo de Monfragüe, que había sido cedido
en el año 1172 por la Orden de Santiago a la de Montegaudio, para establecer
allí la casa principal. Unos autores creen que la pequeña Virgen entronizada
que aún se conserva es la original traída de Palestina, otros que es una copia
gótica con el añadido del niño y que la original se perdió en los muchos
avatares que sufrió el castillo.
No se sabe mucho de quienes fueron los
primeros freires de la orden en Palestina, ni de los supervivientes que
llegaron a España, aparte del propio don Rodrigo y de quizás de su siempre fiel
acompañante don Rodrigo González, (alférez del rey Fernando II de León en los
años 1170 y 1171) lugarteniente o Comendador Mayor de Monteguadio, que tras la
muerte de don Rodrigo se encargó de los devenires de la orden, pero sí tenemos
algunos nombres de los nobles que se le unieron aquí y permanecieron hasta el
final. Juan García, Velasco Ortiz, Pedro Ximenez, Munio Fernández o García
Garcés, fueron algunos.
Virgen de Monfragüe (Imaginería Medieval Extremeña
Aquel reducido número de freires de Monfrag
fueron poco a poco creciendo y ganando prestigio y poder, gracias a que los
reyes reinantes se apoyaban en ellos para mantener su autoridad y a la ayuda
que prestaban a las Órdenes de San Julián del Perero, de Calatrava y de
Santiago, con los que luchaban codo con codo, espalda contra espalda y espadas
contra cimitarras. Las villas de Nava, Linares del Rey, Santa María de Nogales,
San Juan de Agueda o Riba de Vue, estaban bajo su jurisdicción en León.
En 1174 reciben bajo privilegio de donación
firmado por Alfonso II de Aragón, la villa de Fuente de Alfambra arrebatada a
los musulmanes, en donde habían participado con honores en su conquista, con la
condición de defenderla.
Se inicia la expansión de la Orden de Monfrag
por Aragón, Barcelona y Levante con las posesiones del castillo de Alfambra,
castillo y villa de Orrios, Malvecino, Perales del Suso, Villapardo,
Escorihuela, Altabas, Alcaltrel y Miravete, Gran hazaña si tenemos en cuenta
que en aquellas tierras predominaba la Orden del Temple, bajo el amparo de
reyes, príncipes, nobles y la propia iglesia.
El prestigio que se ganó la Orden luchando
contra los sarracenos en tierras aragonesas, hizo que un gran número de
caballeros aragoneses y sobre todo extranjeros pertenecientes a grandes linajes
europeos se alistaran en sus huestes. Incluso recibe tierras en Italia por
parte del Marqués de Monferrate, el puente de Amallone en Lombardía.
Por ello don Rodrigo tuvo que trasladar la
cabeza de la Orden desde el castillo de Monfragüe al castillo de Alfambra,
donde custodiaban y veneraban un trozo de Lignum Crucis que el Papa le había
entregado en Roma a la infanta Sancha, madre de don Rodrigo, tras su vuelta de
su peregrinaje de Tierra Santa.
Pero la Orden no descuidó sus tierras y sus
obligaciones en los reinos de Castilla y León, y en el 1182, recibe de Alfonso
VIII de Castilla la villa de Villarrubia, y Fernando II les hace donación entre
otras propiedades de un coto en el valle de Neira, la mitad de la iglesia de
Ceranio, Canovia, Pusnella y San Pedro de Heremo La Orden estaba en pleno
auge.
Mapa de territorios cristianos en el siglo XII (F.I.)
Los destinos de la Orden cambiarían con la
muerte entre 1188-1889 de su Primer Maestre y fundador don Rodrigo Álvarez. Le
sucede su lugarteniente el leonés don Rodrigo González fiel sucesor de su
ideario y disciplina, pero que le faltaba la fuerte personalidad y el carismas
que infundía el conde de Sarria en sus caballeros, circunstancia que aprovecha
la facción extranjera de la Orden, nobles influyentes, para ir ocupando los
altos cargos, desplazando a los caballeros castellanos y leoneses.
En 1194, aragoneses, franceses e italianos
eran mayoría y estaban mejor situados en las plazas de mando, eligiendo como
Prepósito de la Orden al italiano fray Gasco, comenzando un cisma en la
hermandad. La facción extranjera deseaba unirse a la Orden del Temple, y con el
cambio del Maestre se la aseguraban. La Orden del Temple no era una hermandad
hispana, compuesta y gobernada en su mayoría por extranjeros, al unirse la
Orden de Montegaudio, todos sus bienes y tierras que poseían pasarían a ellos.
Aquella maniobra se encontró con la férrea
oposición de los caballeros fundadores castellanos y leoneses, que liderados
por don Rodrigo González, consideraban la anexión al Temple como una traición a
los estatutos e ideales de la Orden, y el comienzo de su desaparición.
Saladino y Guy de Lusignan tras la Batalla de Hattin (F.I.)
En el año 1196, otro italiano carente de
escrúpulos y honor, fray Fralmo de Luca, como Maestre de la Orden de
Montegaudio con la aquiescencia del Papa Celestino III y del rey aragonés
Alfonso II (firme defensor del Temple), renuncia a la regla cisterciense y
firma en Teruel el “vergonzoso” pacto de cesión e incorporación a la Orden del
Temple. Los auténticos y fieles caballeros gaudenses tuvieron que ver, con
rabia contenida y lágrimas en sus ojos, como sus antes hermanos entregaban al
Temple, el castillo de Alfambra “con todos sus términos y sus
ecclesias, vestimentas, calces d´argent, cruces e libros, un lignum Crucis, los
molinos y los fornos, las cabannas de ovejas, las yeguadas de bois, los molinos
de Orrios, las iglesias de Rueda, de las celadas y de Fuentes García, y otras
que ellos levantaron sobre escombros, las de Teruel, Bisbal, Villarluengo,
Burbagena y Calatayo.”
Decidieron entonces los seguidores de don
Rodrigo González, ante aquella vejación no doblegarse y regresar al reino de
León y de Castilla, donde sabedores de sus hazañas, fueron bien acogidos y
recibidos entre honores.
Su destino final fue el castillo de
Monfragüe, que aunque pertenecía a Alfonso VIII desde que en el 1180 lo
reconquistara (tras la marcha de la Orden a Alfambra, había sido ocupado por
los árabes), les fue devuelto por el propio rey a don Rodrigo y sus caballeros,
estableciendo nuevamente en el castillo su sede primigenia, adoptando el título
de Caballeros de Monsfrag, corría el año 1197.
En la ermita del castillo volvieron a colocar
a su virgen, jurando los nobles caballeros ante su Señora de Montegaudio,
testigo de su fe, defender sus orígenes y sus estatutos, y enriquecer aún más
la historia de la Orden, en esta última etapa.
Pero la ahora Orden de Monfragüe seguía sin
asumir la perdida de las posesiones en Aragón, Barcelona y Levante, continuando
su pleito contra la extranjera Orden del Temple, exigiéndoles la restitución de
sus tierras y bienes como legítimos continuadores de la Orden de Montegaudio.
Con el apoyo moral de los reyes de león y
Castilla, y el patrocinio de la Orden de Calatrava, a los que estaban
dispuestos a unirse, preferían ser segundones en una Orden española que en una
extrajera, recurrieron al Santo Padre para recuperar todo sus bienes y
solicitar su autorización para ingresar en la Orden de Calatrava, también bajo
la regla del cister. Accedió en un principio su Santidad a la anexión de la
Orden de Monfrag junto con sus posesiones castellanas y leonesas, pero el
Maestre Templario se opuso a tal unión exigiendo además aquellas
encomiendas.
Manuscrito del siglo XIV, Jesús dirigiendo a las tropas (F.I.)
Continuaron los caballeros de Monfragüe
custodiando la vía norte-sur del Tajo para el paso de las tropas cristianas,
acudiendo siempre allí donde se les solicitaba, apoyaban a los ejércitos
cristianos en su conquista y protección de los territorios, colaboraban con la
Orden de Santiago, con los Frates Trujillenses, y sobre todo con la Orden de
Calatrava, supliendo su escaso número y recursos en las batallas, por la
valentía y la disciplina en la lucha.
Por sus acciones recibieron en el 1198 las
salinas de Salamanca, y otros bienes, y dos años más tarde cambian al monarca
Alfonso VIII, Garzón y otras heredades, la villa de Segura (en la sierra de
Cabrera).
El Papa, no acababa de tomar una decisión, y
ante el aumento de las hostilidades entre los de Calatrava, los de Monsfrag y
los Templarios, nombra como su representante en España para dirimir el
conflicto a los obispos de Zamora, y de Osma, y al abad de Veruela, pero la
parcialidad manifiesta de estos en beneficio de los Templarios se verá
reflejada en sus decisiones que por bula papal del año 1206, reiteran que
debían respetarse los acuerdos firmados por Fray Fralmo con la Orden del
Temple.
Libro de la Orden de Calatrava (F.I.)
Volvió a insistir en el año 1215 el Maestre
de Calatrava ante Roma, en representación de los de Monfragüe, pero el Papa
Inocencio III confirmó que los castillos, haciendas, iglesias y bienes que
poseían en Aragón, Barcelona y Levante los caballeros de Monfragüe debían pasar
a la Orden del Temple, quedándose únicamente los de Monfragüe con las
posesiones y bienes que tenían en León y Castilla y los que pudiera obtener en
campaña sucesivas.
En 1216 reciben una heredad en Magán
(Toledo), y en el 1218 son herederos únicos de los bienes y tierras de Domingo
Beatriz y su mujer doña Enebra.
A pesar de
estas donaciones, la Orden luchaba por subsistir en su antiguo territorio, pero
el auge y el predominio de las Órdenes de Santiago, Calatrava y Alcántara,
donde militaban las familias de más linajes de León y Castilla, se plasmaba en
una escasa incorporación a la de Monsfrag.
Sello de Reginald de Chatillon (F.I.)
En
el año 1221, el rey Fernando III decide por bula apostólica entregar a la Orden
de Calatrava el castillo de Monfragüe y cuantos bienes tuvieran: “…habiendo
perdido esta Orden de Montfrag en lo sucesivo mucho esplendor y disminuyéndose
más y más el número de sus caballeros, San Fernando, para no dejarla extinguir
enteramente, la incorporación a la de Calatrava…”
Pero como antaño, no todos los caballeros
aceptaron la obligada fusión, atrincherándose algunos en sus encomiendas y
solicitando unirse a los Templarios, pero la presión del monarca y de la Orden
de Calatrava les obligaron a capitular y entregar las plazas.
Así tras 48 años, si situamos la fecha de su
fundación en el año 1173, y 73 si es durante la II Cruzada, se puso fin a una
Orden que en su corta vida, llegó a tener posesiones en Palestina, Italia,
Aragón, Barcelona, Levante, Castilla, y en León, que obtuvo grandes triunfos
militares, que contó con el apoyo de reyes, sufrió luchas internas y terminó
anexionándose a dos Órdenes Militares mayores, aquella legendaria y ejemplar
hermandad era la Orden de Caballeros de Montegaudio o de Monfragüe.
Gracias y hasta la próxima.
Escrito por: Jesús Sierra Bolaños
Fuentes Consultadas:
-“La Orden de Caballeros de Monsfrag” Gervasio Velo y Nieto.
-“Bosquejo histórico de la Orden de Monte Gaudio.” Ángel Blázquez y
Jiménez.
-“Diffiniciones de la orden y cavalleria de Calatrava conforme al
capítulo general.”
-“Jerusalén” Thomas A. Idinopulos.
-“La desaparecida Orden de Caballeros de Monfragüe.” Miguel Muñoz de San
Pedro.
-“Imaginería medieval extremeña.” Florencio J. García Mogollón.
-“Vida del venerable fundador de la orden de Santiago…” Joseph Lopez
Agurleta.
-“The Order of
Mountjoy” A, Forey.
-“Las órdenes militares hispánicas en la Edad Media (siglos XII-XV)”
Carlos de Ayala Martínez.
-“De las Órdenes Militares; de sus principios, gouierno, priulegios,
obligaciones.” Andrés Mendo
-“El castillo de Monfragüe y la Orden de Montegaudio” P.J. Lavado
Paradinas.
-“The Military
Orders. From the twelfth to early fourteenth centuries.” A. Forey
http://norbacaesarina.blogspot.com/2015/09/la-desaparecida-orden-de-caballeros-de.html
ORDEN DE LOS CABALLEROS TEUTONICOS
https://www.ecured.cu/Orden_Teut%C3%B3nica
La Orden de los
Caballeros Teutónicos fue una organización de monjes guerreros alemanes que, a
semejanza de los famosos Caballeros Templarios, estaban dedicados a proteger
los Santos Lugares de Palestina de los ataques musulmanes. Desde su base, en el
Castillo Montfort, los Caballeros Teutónicos combatieron siempre contra el
enemigo musulmán con gran valor y disciplina siendo un ejemplo para todos los
ejércitos cristianos y un orgullo para el Imperio Alemán. La pérdida definitiva
de Tierra Santa en 1291 marcó el declive de la mayoría de Órdenes Militares, al
no tener ya una razón de ser ni una tierra que proteger. Sin embargo, los
Caballeros Teutónicos lejos de sufrir ese declive vivirán a partir de entonces
su máximo apogeo, cambiando toda la historia del Este de Europa. Los Caballeros
Teutónicos se convertirán en los impulsores de la expansión alemana hacía
Prusia y los países del Mar Báltico (Estonia, Lituania y Letonia). Esta
expansión militar encabezada por la Orden Teutónica dio origen al reino de
Prusia y generó los conflictos fronterizos entre Alemania y Polonia, conflictos
que solo se resolverán en 1945, tras finalizar la Segunda Guerra
Mundial. Hoy en día, la Orden aún existe.
1 – El origen de la orden:
El nacimiento de la Orden de los Caballeros
Teutónicos es bastante posterior al de las órdenes de Templarios y
Hospitalarios, creadas en la ciudad de Jerusalén poco después de que concluyera
exitosamente la Primera Cruzada (1096-1099). Los Caballeros Teutónicos nacen
casi un siglo después, al calor de los acontecimientos que dieron lugar a la
Tercera Cruzada.
La Tercera Cruzada (1190-1192) se organizó en
Europa para lanzar una contraofensiva contra el sultán Saladino, el cual, tras
una exitosa campaña militar, había conquistado Jerusalén y la mayoría de reinos
cristianos establecidos en Tierra Santa tras la Primera Cruzada. A parte de los
motivos religiosos que impulsaban a los cristianos a reconquistar Tierra Santa,
había también unos importantes intereses comerciales y económicos en juego, así
que no es de extrañar que en ésta Tercera Cruzada participaran los reyes de las
tres naciones más poderosas de Europa: Ricardo I “Corazón de León” de
Inglaterra, Felipe Augusto de Francia y el emperador alemán Federico I
Barbarroja. Pese a que el emperador alemán falleció ahogado en los primeros
compases de la Cruzada parte de sus ejércitos continuaron participando en la
campaña y entre estos contingentes de cruzados alemanes surgirá la Orden de
Caballeros Teutónicos.
Mientras varios contingentes de cruzados alemanes
participaban en el asedio de la estratégica ciudad de Acre, en 1190, un grupo
de comerciantes y pequeños nobles alemanes, procedentes de Bremen y Lübeck,
crearon un hospital de campaña, dedicado a la virgen María, para atender a sus
compatriotas heridos o enfermos. Una vez tomada la ciudad de Acre, y gracias al
ferviente apoyo del duque Federico de Suabia, éste hospital de campaña se
trasladó a su interior y los monjes que trabajaban en él pudieron así continuar
con sus piadosas labores curativas.
En 1192 el papa Celestino III reconoció
oficialmente a los monjes alemanes del hospital de Acre y les otorgó la regla
de San Juan. Con el beneplácito del Papa y con la llegada de nuevos cruzados
alemanes, los monjes aumentaron su influencia por Tierra Santa, hasta que en
1198 la Orden dejó a un lado el cuidado de los peregrinos y sus monjes
decidieron empuñar la espada para defender la Fe cristiana. La Orden se
convirtió en una Orden Militar que a partir de entonces seguiría la regla y el
modelo de organización de los Caballeros Templarios.
Escudo
de Armas del Gran Maestre Federico de Sajonia. 1498
En febrero de 1199 el Papa Inocencio reconoció
oficialmente a la nueva orden militar con el nombre de “Ordo Domus Sanctae Mariae
Teutonicorum Hierosolymitanorum”, ”Orden de la Casa de Santa María de los
Teutones en Jerusalén” (recordemos que Teutones era el nombre que se daba a los
alemanes antiguamente). En un principio, la orden solo contaba con 40
caballeros, siendo el resto de sus miembros monjes y sargentos (siervos de
infantería). De entre estos caballeros, Federico de Suabia y el Rey de
Jerusalén eligieron a Heinrich Wallpot von Passenheim como primer maestre de la
Orden. Pese a que murió al año siguiente (1200), Wallpot fue el artífice de los
estatutos de la Orden, unos estatutos similares a los de las otras Órdenes
Militares, en la que los caballeros se comprometían a respetar los votos de
pobreza, castidad y obediencia, ayudar a los necesitados y combatir a los infieles.
La única salvedad era que mientras el resto de órdenes aceptaban en sus filas a
caballeros de diferentes países, la Orden de Caballeros Teutónicos solo
aceptaba en sus filas a ciudadanos alemanes. Una medida tomada para asegurar la
lealtad de la Orden al Imperio Alemán (oficialmente: Sacro Imperio Romano
Germánico). Por otro lado, solo los alemanes de nobleza comprobada podían
convertirse en “caballeros de la Orden”, teniendo que conformarse el resto con
ingresar a las filas de los monjes o de los sargentos que se encargaban de
servir a los caballeros y combatir en las batallas como soldados de infantería.
Como uniforme, la Orden escogió una túnica blanca sobre la que destacaba una
gran cruz negra.
Emblema
actual de la Orden
El segundo maestre de la Orden, Otto von Kerpen, y
el tercero; Herman Bart, continuaron la labor de organizar la orden, aunque
ambos obtuvieron un éxito limitado, ya que desde sus inicios, la Orden de
Caballeros Teutónicos se vio relegada a tener una importancia secundaria en
Tierra Santa: no podía rivalizar en dinero o influencia con las poderosas
ordenes de los Templarios y los Hospitalarios y carecía de una verdadera
autonomía política, ya que seguía fielmente los dictados políticos del imperio
Alemán, aunque eso supusiera enfrentarse con el Papa.
Por otro lado, la carencia de fondos monetarios
impedía a la Orden obtener bases militares adecuadas, teniendo que conformarse
con sus cuarteles principales en Acre y un puñado de castillos secundarios
repartidos entre Jerusalén y Trípoli. Sin castillos no podía tener ni tierras y
sin tierras no podía mantener vasallos suficientes para poder crecer en
importancia.
Sin embargo, todo cambiará con la llegada de Herman
von Salza, el cuarto maestre al mando de la Orden (puesto que ocupó desde 1209
a 1239). Von Salza convirtió un Orden militar de importancia secundaria, como
eran los Caballeros Teutónicos, en una de las grandes potencias políticas,
económicas y militares de Europa.
2 – Herman von Salza y la
expansión de la Orden:
Gran
Maestre Herman von Salza, pintura anonima.
Herman von Salza (1179-1239), proveniente de
Turingia, era un hombre inteligente y capaz que había ascendido de ser un
simple caballero a convertirse en el Gran Maestre de la Orden. Von Salza poseía
unas grandes dotes políticas y diplomáticas, que sumadas a la gran amistad que
mantenía con Federico II Hohenstaufen, el emperador alemán, le permitieron
obtener el cargo de Consejero Imperial y pasar a ser una de las personas más
importantes e influyentes del Imperio. Su principal labor como consejero fue
ejercer de mediador en las tensas relaciones que mantenía el Imperio con el
Papado y gracias a sus éxitos diplomáticos fue premiado por ambos bandos con
importantes concesiones de tierras en Alemania, Austria e incluso en Sicilia.
En estos nuevos feudos se establecieron nuevas bases de la Orden de Caballeros
Teutónicos, aumentando así la presencia militar de la Orden en Europa.
Por otro lado, Von Salza usó su poder y prestigio
para obtener importantes préstamos y grandes donaciones de dinero con las que
comprar castillos y tierras para expandir las posesiones de los Caballeros
Teutónicos en Tierra Santa. Entre los numerosos feudos que compró von Salza se
encontraba el del señor de Joscelin, situado al este de Acre y elegido por los
Caballeros Teutónicos para la construcción del Castillo de Montfort, sede de
los cuarteles generales de la Orden y una de las fortificaciones más
impresionantes de Tierra Santa.
A parte de sus éxitos económicos, Herman von Salza
se dedicó de lleno a realzar el prestigio militar de la orden participando
junto a ésta en la Quinta Cruzada (1217-1221). Por su valor durante la Cruzada,
en especial durante el Asedio de Damietta, Egipto, acontecido en el año 1219 y
que se saldó con la conquista cristiana de la ciudad, von Salza fue premiado
con una Cruz que de Oro que le otorgó en persona Juan de Brienne, el Rey de
Jerusalén, uno de los mayores honores a los que podía acceder un caballero en
aquella época. La Quinta Cruzada finalmente no consiguió su objetivo de
recuperar Jerusalén y acabó siendo un fracaso, pero había servido para que los
Caballeros Teutónicos se cubrieran de gloria, así que no es de extrañar que
viendo lo beneficiosa que podría ser una nueva cruzada, von Salza ideara un
plan para orquestar una nueva cruzada protagonizada exclusivamente por
alemanes: la Sexta Cruzada.
En 1225 y gracias a una intensa labor diplomática,
von Salza consiguió que el emperador Federico II se casara con Yolanda,
heredera al trono de Jerusalén, y que merced a ello fuera coronado como nuevo
Rey de Jerusalén. Obviamente, el emperador era rey de un territorio ocupado por
el Sultán de Egipto así que era una obligación que emprendiera una expedición
militar para liberar su reino: la Sexta Cruzada. Con una jugada maestra von Salza
había logrado su objetivo de que el Imperio Alemán se lanzará a la conquista de
Tierra Santa y además fue premiado siendo nombrado al año siguiente, 1226,
“Príncipe del Imperio”, un cargo hereditario que le otorgaba el derecho de
llevar el águila imperial en su escudo de armas y gracias al cual tenía la
posibilidad de negociar “de igual a igual” con los gobernantes cristianos de
Europa
Como hemos visto, la Sexta Cruzada (1228-1229) se
originó como una empresa personal del emperador Federico II, pero esta cruzada,
a diferencia de todas las anteriores, no contaba con el apoyo del Papa ni del
resto de la cristiandad ya que el emperador había sido excomulgado en 1227 por
el Papa Gregorio IX. Esta excomunión era debida al enfrentamiento que el Papado
mantenía con el Imperio Alemán por el control de las ricas ciudades del norte
de Italia. Pese a esta extraña circunstancia, la Sexta Cruzada fue todo un
éxito que se saldó con la recuperación de Jerusalén para el mundo cristiano.
Federico II entró en su reino de Jerusalén el 18 de marzo 1229 y su triunfo fue
toda una bofetada para el orgulloso Papa. Von Salza, que había sido el gran
artífice del éxito de la Sexta Cruzada, recibió nuevas concesiones
territoriales y privilegios fiscales para sus Caballeros Teutónicos y lo más
importante: el apoyo del Imperio para lanzar una Cruzada hacía el Este de
Europa.
El éxito de los Caballeros Teutónicos donde tantos
otros habían fracaso y su apoyo incondicional al excomulgado emperador alemán,
les granjeo la enemistad del Papado y de los Caballeros Templarios y
Hospitalarios. Estas enemistades reducían enormemente las posibilidades de que
la Orden pudiera prosperar más en Tierra Santa, pero a Herman von Salza esto no
le importaba lo más mínimo, pues hacía ya bastantes años que había visto con
claridad que el futuro de los Caballeros Teutónicos no estaba en Tierra Santa
sino en el Este de Europa, donde podían conquistar mayores riquezas y adueñarse
de fértiles tierras de cultivo. Con el apoyo incondicional del Imperio Alemán
los Caballeros Teutónicos se lanzaron a la conquista del Báltico.
.
3 – Las Cruzadas
Bálticas: el avance hacia el noreste de Europa
Una de las primeras acciones de Herman von Salza
tras ascender a Gran Maestre de los Caballeros Teutónicos fue comandar en 1211
una expedición militar en Transilvania que tenía como objetivo ayudar al rey de
Hungría, Andrés II, a defender sus tierras de los invasores Cumanos, tribus
nómadas provenientes de Ucrania que se habían asentado en el este de Hungría.
Los Caballeros Teutónicos se asentaron en el feudo de Burzenland (o Wurzenland)
en la frontera este del reino de Hungría para pacificarlo y cristianizarlo de
nuevo. Sin embargo, los Caballeros Teutónicos fueron más allá de la labor
encomendada y colonizaron la zona con campesinos alemanes, convirtiendo el
feudo en un estado cuasi independiente. Esta situación enfureció al rey Andrés
II, que en 1225 ordenó la expulsión de los caballeros Teutónicos, permitiendo
no obstante quedarse a los colonos campesinos.
Descontento con esta expulsión que consideraba
injusta, von Salza decidió no emprender más acciones militares hacia el Este de
Europa hasta que el Papa y el Imperio se comprometieran a reconocer el derecho
de la Orden a poseer las tierras conquistadas a los paganos. Como hemos visto
anteriormente, la intensa labor diplomática de von Salza le granjeó el apoyo
incondicional del Imperio Alemán y tras obtener el apoyo del Papa solo se
necesitaba un motivo oficial para que los Caballeros Teutónicos cabalgaran
hacia el Báltico.
El motivo apareció cuando el duque Conrado de
Mazovia pidió ayuda a los Caballeros Teutónicos para luchar contra los paganos
de origen eslavo que habitaban la mayor parte de Prusia. Von Salza se
comprometió a ayudar al duque a defender sus tierras a cambio de que éste
cediera a la Orden el territorio de Kulm, (actual Chelmo) ubicado en la ribera
del Vístula y una excepcional base de operaciones desde la que expandirse hacia
el Este y conquistar toda Prusia.
Tras llegar a un acuerdo con el duque de Mazovia,
en 1230, Herman von Salza envió una expedición de 20 caballeros y 200 sargentos
comandados por el hermano comandante Hermann Balke para iniciar las primeras
operaciones militares. Con la ayuda de miles de guerreros cruzados, mayormente
alemanes y polacos, Hermann Balke inició una campaña militar basada en
pacificar el territorio de Kulm y fortificar la línea defensiva del río Vístula
construyendo una serie de fortificaciones en los principales lugares
estratégicos. Se construyeron fortalezas en Kulm, en Merienwerder, en Thorn y
en Elbing. Estas fortalezas no solo eran claves para la defensa sino que
también eran bases desde las que la Orden Teutónica podía lanzarse a la
conquista del resto de Prusia.
Pese a que en combate abierto, los Caballeros
Teutónicos y sus auxiliares cruzados se habían impuesto con facilidad a los
prusianos, la campaña de Kulm había sido sumamente dura. La población local
rehuía el combate frontal para lanzar continuas emboscadas en las que muchos
cruzados resultaban muertos y heridos o eran capturados para ser sacrificados
en los altares donde los bárbaros glorificaban a sus dioses. El destino de los
caballeros que caían prisioneros era aun peor pues solían ser arrojados al
fuego con la armadura puesta para que se cocinaran dentro. Pese a la dureza de
la campaña, los Caballeros Teutónicos no se dieron por vencidos y se dedicaron
a lanzar ofensivas de castigo contra las zonas rurales, masacrando a todo aquel
que no abrazara el cristianismo. Para los paganos sólo había dos opciones: la
sumisión, o la muerte.
En 1235, cinco años después de iniciada la campaña,
el Papa Gregorio IX emitió la Bula Dorada de Rieti, mediante la cual reconocía
los territorios conquistados en Prusia como pertenecientes a la Orden de
Caballeros Teutónicos. Ese mismo año la Orden de los Caballeros de Dobrin, una
pequeña orden de cristianos prusianos formada bastantes años atrás para
combatir contra las invasiones de paganos y que había sido casi aniquilada, fue
absorbida por Los Caballeros Teutónicos, pasando sus tierras y títulos a éstos.
Al año siguiente, 1236, la Orden de los Hermanos de
la Espada, de Livonia, (Letonia) en el Báltico Oriental, sufrió una espantosa
derrota a manos de los lituanos en la Batalla de Saule. Los restos de la orden
fueron fusionados con los Caballeros Teutónicos como único medio para mantener
Livonia en manos cristianas. Livonia pasaría a ser un feudo autónomo de los
Caballeros Teutónicos, un territorio de gran importancia estratégica desde el
que podían expandirse hacía Lituania y Rusia, lanzando nuevas cruzadas contra
dichos territorios. Ese mismo año de 1236 los Caballeros Teutónicos recibieron
también el compromiso de apoyo militar y logístico de Enrique III, margrave de
Meissen gracias al cual pudieron avanzar hacia el norte del Vístula y conquistar
Pomerania, fundando poco después la colonia de Lübeck.
En 1237, el Papa Inocencio IV promulgó una bula
contra los paganos de Finlandia y los cristianos ortodoxos rusos del Principado
de Nóvgorod (actual San Petersburgo, Rusia). Un ejército de cruzados suecos
invadió Finlandia y avanzó hacía Nóvgorod. Sin embargo, Nóvgorod estaba
gobernado por el joven príncipe Alexander Nevski, un brillante líder y gran
estratega militar que consiguió derrotar a los suecos en la Batalla del río
Neva en 1240. Mientras los suecos atacaban por el norte, Los Caballeros
Teutónicos, acogiéndose a los términos de la misma bula papal de 1237,
decidieron lanzar a su vez una cruzada contra el Principado de Nóvgorod, usando
para ello el contingente de tropas que mantenían en su provincia de Livonia. La
conquista de Nóvgorod era un botín muy apetecible para la Orden teutónica pues
su posesión les permitiría dominar en casi su totalidad el Mar Báltico.
Los Caballeros Teutónicos, al mando del obispo
Hermann de Dorpat, junto con sus auxiliares livonios avanzaron imparablemente
hacía Nóvgorod desde el oeste y consiguieron conquistar la importante ciudad de
Pskov en 1241. Ante esta situación, en 1242 el príncipe de Nóvgorod, Alexander
Nevski, avanzó con un vasto ejército para reconquistar Pskov y detener a los
Caballeros Teutónicos. Ambas fuerzas se enfrentarían el 5 de abril de 1242 en
la famosa Batalla del Lago Peipus, Estonia.
Los caballeros alemanes y sus aliados decidieron
cargar contra el centro de las líneas rusas atravesando la superficie congelada
del lago. Sin embargo, los guerreros alemanes estaban pesadamente acorazados y
por ello tenían una gran dificultad para moverse sobre el lago y combatir a sus
enemigos. Por su parte, las tropas de Nóvgorod combatían enfundados en armaduras
ligeras que aunque les hacían más vulnerables también les permitían tener una
gran movilidad y una mayor rapidez. Gracias a ello consiguieron moverse con
gran soltura por el lago para flanquear y envolver a los Caballeros Teutónicos.
Al verse rodeados por todas partes cundió el pánico y los guerreros católicos
emprendieron una retirada que se convirtió en masacre al romperse el hielo en
muchas partes del lago y caer los guerreros a sus heladas aguas.
Con esta gran victoria el joven príncipe Alexander
Nevski había asegurado la supervivencia del Principado de Nóvgorod y había
detenido la ambiciosa expansión de los católicos europeos. En 1250, el Papa
Inocencio IV abandonó la idea de convertir por la fuerza a los cristianos
ortodoxos y decidió retomar las relaciones diplomáticas con Nóvgorod.
Para los Caballeros Teutónicos la derrota del Lago
Peipus fue un duro golpe que frustraba sus ambiciones de dominar en su
totalidad el Mar Báltico. Pero lo peor fue que el mito de su invencibilidad se
había derrumbado y esto motivó que los prusianos recién conquistados
aprovecharán la ocasión para rebelarse y sacudirse el yugo de los Caballeros
Teutónicos. Por si fuera poco, varios de los nobles cristianos de Prusia se
rebelaron también, aliándose con los paganos. Estos nobles eran en su mayoría
de origen polaco y su intención al aliarse con sus tradicionales enemigos
paganos era independizar sus territorios del dominio alemán de la Orden
Teutónica. El principal noble rebelde fue poderoso duque Swantopelk de
Pomerania.
Ante la gravedad de la situación, en 1243, mediante
una nueva bula, el Papa Inocencio IV reconocía las nuevas diócesis en las que
los Caballeros Teutónicos habían dividido sus territorios de Prusia: Kulm,
Pomerania, Ermeland y Samland. Es decir, para disuadir de sus intenciones a los
nobles rebeldes prusianos el Papa reconocía los derechos de propiedad que tenía
la Orden teutónica sobre Prusia, y los cristianos que se opusieran a esta bula
se tendrían que enfrentar con el enorme poder de la Iglesia Católica.
La rebelión prusiana fue un desastre para los
Caballeros Teutónicos, a las continuas emboscadas que sufrían a manos de los
paganos prusianos se sumaban devastadores ataques a campo abierto realizados
por las tropas de Pomerania. En 1244 los Caballeros teutónicos fueron
derrotados en la Batalla de Rensen y poco después los rebeldes lograron
conquistar la mayoría de castillos y fortalezas de la Orden Teutónica.
Ese mismo año de 1244, los Caballeros Teutónicos
establecidos en Tierra Santa participaron junto a las tropas nobiliarias y las
órdenes militares de Templarios y Hospitalarios en la defensa de Jerusalén
frente al ataque del sultán de Egipto. En la desastrosa Batalla de La Forbie,
cerca de Gaza, los Caballeros Teutónicos de Tierra Santa fueron casi aniquilados,
muriendo 397 de los 400 caballeros que participaron en la batalla. Templarios y
Hospitalarios sufrieron también bajas similares y Jerusalén fue de nuevo
conquistada por los musulmanes. Un duro golpe para la cristiandad y sobre todo
para la Orden Teutónica, que atravesaba sus peores momentos tras ser derrotada
en todos los frentes.
Las derrotas en Tierra Santa pese a su gravedad no
eran ni la mitad de importantes para la Orden Teutónica que la pérdida de sus
feudos en Prusia, así que fue allí donde se concentraron todos sus esfuerzos
para mantener las tierras conquistadas en su poder. Al no poder imponerse
militarmente a la alianza entre los paganos prusianos y los cristianos rebeldes
de Pomerania, la Orden Teutónica recurrió a toda su fuerza diplomática para
intentar romper dicha alianza. Finalmente y tras arduas negociaciones, en 1248
el duque Swantopelk de Pomerania fue convencido por los enviados del Papa para
dejar de ayudar a los paganos. Sin el apoyo del duque de Pomerania los rebeldes
prusianos sabían que no tenían ninguna posibilidad de obtener la victoria y
decidieron someterse. A comienzos de 1249 los rebeldes y los Caballeros
Teutónicos firmaron el Tratado de paz de Christburg, mediante el cual los
Caballeros Teutónicos otorgaban una considerable autonomía a los nobles de sus
territorios y un mayor número de derechos civiles a todos sus súbditos que
fueran cristianos o que se convirtieran al cristianismo.
En 1250 Prusia Occidental fue finalmente pacificada
y los Caballeros Teutónicos se dispusieron a continuar su expansión avanzando
contra Prusia Oriental y contra la provincia lituana de Samogitia que aislaba
los territorios de Prusia con los de Livonia. Esta provincia tenía la única
salida al mar del Ducado de Lituania, que en la época era el más poderoso
territorio de Europa del Este que aún mantenía la religión pagana.
En 1252, la Orden Teutónica capturó la ciudad
lituana de Kláipeda, cortando el único acceso de Lituania al mar y asestando
así un duro golpe al gran ducado pagano. Poco después, el papa Urbano VI apoyó
las pretensiones de conquista de los Caballeros Teutónicos convocando una
cruzada contra los paganos de Prusia Oriental y en poco tiempo se formó un
inmenso ejército de casi 60.000 cruzados, en su mayor parte alemanes y austriacos,
comandados personalmente por el rey de Bohemia Ottokar II. Este poderoso
ejército avanzó imparablemente, y, para el año 1255, ya había conquistado casi
toda Prusia Oriental. En agradecimiento por la ayuda prestada, ya que los
cruzados habían conquistado la zona en tiempo récord, la Orden de los
Caballeros Teutónicos fundó la colonia de Königsberg (Montaña del Rey) en honor
al rey de bohemia Ottokar II. A la conquista le siguió un aluvión de
conversiones al cristianismo, ya que los Caballeros Teutónicos, al igual que el
resto de cruzados, sólo daban dos opciones: conversión o muerte. La mayoría de
los prusianos deseaban seguir viviendo en sus tierras y por ello se
convirtieron al cristianismo de forma masiva.
Mientras el ejército cruzado se preparaba para la
conquista de Prusia y viendo la amenaza que eso suponía para la pagana
Lituania, el duque Mindaugas, gobernante de Lituania decidió convertirse al
cristianismo en el año 1253 para evitar que los cruzados cayeran sobre sus
tierras. Casi todas las provincias de Lituania siguieron el ejemplo del duque y
sus habitantes se convirtieron a la fe cristiana. La única excepción fue la
región de Samogitia, que decidió seguir con su religión y combatir contra los
cristianos. Ante la situación, el duque Mindaugas autorizó a la Orden de
Caballeros Teutónicos a luchar dentro del territorio lituano contra los paganos
de Samogitia y supuestamente les concedió la propiedad de dicha provincia (los
documentos en que aparece la cesión de Samogitia a la Orden Teutónica son considerados
como falsos por bastantes historiadores).
Contra todo pronóstico, las tribus paganas de
Samogitia derrotaron a los Caballeros Teutónicos en la Batalla de Skuodas en
1259 y al ejército cruzado en la Batalla de Durbe en 1260. Estas victorias
decisivas detuvieron de forma definitiva el avance cruzado e hicieron que el
duque Mindaugas decidiera regresar al paganismo y que forjara una alianza con
el duque Alexander Nevski de Nóvgorod para combatir contra los Caballeros
Teutónicos. En 1263 Mindaugas fue asesinado y Lituania se sumió en un caos de
luchas fratricidas entre los nobles que aspiraban a gobernar.
El final de la cruzada alemana y las victorias de
los lituanos generaron que una vez más, los paganos prusianos recién
conquistados se sublevaran contra la Orden Teutónica, poniendo a ésta en
grandes aprietos. La sublevación fue creciendo, y muchos castillos de la Orden
cayeron ante los paganos, los cuales incluso se atrevieron a atacar Livonia y
Polonia. Pero a partir de 1265 la Orden recibió una ayuda masiva de cruzados
alemanes, entre ellos el duque Alberto I de Brunswick, Enrique III de Turingia
y el famoso rey Ottokar II de Bohemia, que además de ayudar a la Orden
Teutónica aspiraba a conquistar Lituania. Estas ayudas permitieron a la Orden
derrotar completamente a los prusianos paganos, que se rindieron
definitivamente en 1277.
A consecuencia de la rebelión, los prusianos
perdieron los derechos recibidos en el anterior Tratado de Christburg, con el
que finalizaba la primera rebelión prusiana, y fueron convertidos en siervos
sin ningún derecho (eran considerados: “esclavos de Cristo”). Para escapar de
este destino muchos de los paganos prusianos huyeron a Lituania para evitar
convertirse al cristianismo. En 1284 se dio por concluida la pacificación de
Prusia y la Orden Teutónica comenzó a repoblar el territorio desolado con
colonos alemanes. A partir de entonces y hasta el siglo XX, Prusia sería
étnicamente germana.
4 – Apogeo y declive de la
Orden:
Dominios
de la Orden Teutónica en 1386
Poco tiempo después de que la Orden Teutónica se
alzará con la victoria en Europa del Este, en Tierra Santa se perdía la ciudad
de Acre en 1291 y, con ella, finalizaba la presencia cristiana en Palestina.
Acre era también el cuartel general de la Orden, (tras la conquista musulmana
del castillo de Montfort en 1271) y tras perderse la ciudad, la sede principal
de la Orden se trasladó a la ciudad de Venecia. Con la persecución a los
Templarios y en vista del desprestigio que sufrían las Órdenes Militares y de
que ya nunca se volvería a los Santos Lugares, la Orden decidió en 1309
abandonar el Mediterráneo y trasladar su cuartel general al majestuoso castillo
de Marienburg de Prusia.
Mientras la Orden abandonaba Tierra Santa, en el
Este de Europa las cosas estaban a punto de cambiar. Lituania había superado su
largo periodo de guerras intestinas por el poder y se alzaba más fuerte que
nunca y dispuesta a enfrentarse a los Caballeros Teutónicos con todas sus
fuerzas. En 1296 ascendió al trono lituano el duque Vytenis, el cual construyó
un entramado de fortificaciones para defender sus fronteras occidentales y
desde las cuales lanzar continuas campañas militares contra los territorios de
la Orden Teutónica, el ducado de Mazovia e incluso el Reino de Polonia. La
intención de Lituania era mantener una actitud ofensiva contra la Orden
Teutónica que le diera la iniciativa militar en el oeste mientras sus ejércitos
más poderosos se encaminaban hacia el este, a la conquista de los vastos
territorios del Principado de Kiev. En el año 1321, el Gran Duque Gediminas,
sucesor de su hermano Vytenis, capturó la ciudad de Kiev y anexionó los
territorios del Principado de Kiev a Lituania, la cual alcanzó con esto su
máximo apogeo, convirtiéndose en una de las potencias más poderosas del Este de
Europa. Las continuas batallas entre los Caballeros Teutónicos y los lituanos
continuaron a lo largo de las siguientes décadas. Sin embargo, sin el lastre de
su presencia en Tierra Santa, la Orden podía dedicar todos sus recursos a
combatir en el Este de Europa, y el fin de las Cruzadas supuso que muchos
nobles europeos, hambrientos de gloria, acudieran a Prusia para batallar contra
los paganos lituanos al lado de los Caballeros Teutónicos. Finalmente, en 1382
los Caballeros Teutónicos se impusieron en la guerra contra Lituania y lograron
conquistar la provincia de Samogitia.
Cuatro años después, en 1386, el Gran Duque Jogaila
de Lituania se convirtió al cristianismo para poder contraer matrimonio con
Jadwiga, heredera del reino de Polonia, convirtiéndose así en Rey de Polonia
con el nombre de Ladislao II. El nuevo estado polaco-lituano que surgía de esta
unión era el reino más poderoso del este de Europa y dado que ahora era un
estado cristiano, la Orden Teutónica no podría solicitar que el Papa lanzase cruzadas
en su contra. Polonia había conseguido mediante un acuerdo matrimonial lo que
la Orden no había podido lograr con las armas: la conversión de Lituania.
La alianza contra natura entre la católica Polonia
y el gran ducado pagano de Lituania se debió en gran parte a las acciones
agresivas de los Caballeros Teutónicos. Polonia había sido un fiel aliado de la
Orden Teutónica a lo largo de la historia y como vimos anteriormente, fue la
petición de ayuda del ducado polaco de Mazovia lo que permitió a la orden
alemana lanzar sus Cruzadas Bálticas. Sin embargo, esta ayuda polaca nunca fue
recompensada por el Orden Teutónica, y es más, la Orden no dudo en apropiarse
inescrupulosamente de territorios polacos en su propio beneficio, como fue el
caso de la captura de la ciudad de Dánzig en 1308. Los Caballeros Teutónicos
habían acudido a Dánzig para ayudar a los polacos a sofocar una revuelta de los
habitantes de la ciudad, sin embargo, una vez sofocada la revuelta, los
Caballeros Teutónicos no devolvieron la ciudad a los polacos sino que la
anexionaron a sus territorios, cortando la salida al mar de Polonia y ganándose
la enemistad eterna de ésta. El expansionismo teutón era una grave amenaza para
Polonia y para Lituania, de ahí la unión de ambas.
En 1409 Samogitia se rebeló contra el dominio de la
Orden Teutónica. Ante esto, el nuevo reino de Polonía-Lituanía salió en defensa
de los rebeldes, y declaró la guerra a la Orden Teutónica, una guerra que
decidiría el destino del Este de Europa.
A comienzos de 1410, el rey Ladislao II de Polonia
se puso a la cabeza de un ejército de 38.000 hombres (entre lituanos, polacos y
mercenarios rusos y tártaros) y lanzó por sorpresa una ofensiva contra el
territorio de la Orden Teutónica con el objetivo de derrotarla antes de que ésta
pudiera congregar a todos sus hombres. El Gran Maestre de la Orden; Ulrich von
Jungingen, contaba con poco más de 26.000 hombres para oponerse a la invasión
polaca, pero confiado en su superioridad militar decidió salir osadamente al
encuentro del ejército enemigo, en vez de atrincherarse en sus castillos a la
espera de que llegaran refuerzos desde la prefectura de Livonia.
El 15 de julio de 1410 ambos ejércitos se
disputarían el dominio de Europa Oriental en una batalla decisiva que pasaría a
los anales de la Historia: la Batalla de Tannenberg. Los dos
ejércitos se posicionaron en línea entre los bosques y colinas de Tannenberg y
después de lanzarse los acostumbrados desafíos, propios de esta época
caballeresca comenzó la batalla con el ataque de la caballería lituana contra
el ala izquierda del ejército teutónico. Una lluvia de flechas de ballesta
devastó las primeras filas de los caballeros lituanos, los cuales volvieron
grupas y huyeron hacía sus líneas. Una parte de la caballería de la Orden
Teutónica se lanzó impetuosamente en su persecución y recibió el contraataque
de la caballería rusa y tártara, trabándose en un combate en el que ambos
bandos sufrieron muchas bajas.
La infantería polaca por su parte cargó contra el
centro de la línea de infantería de la Orden Teutónica, pero esta se mantuvo
firme y los polacos fueron perdiendo terreno poco a poco y comenzaron a
retroceder. La victoria parecía estar al alcance de la mano y el Gran Maestre
decidió cubrirse de gloria lanzándose a la carga junto a 200 caballeros contra
la línea enemiga. El Gran Maestre pensaba que, ante su carga, los enemigos
romperían filas y huirían, pero la jugada le salió mal. El Gran Maestre y sus
audaces caballeros, que componían la elite militar y administrativa de la
Orden, fueron rodeados por sus enemigos y, uno a uno, fueron cayendo muertos de
sus caballos. La muerte del Gran Maestre y sus 200 caballeros desmoralizó al
ejército de la Orden Teutónica y los polacos se alzaron con una gran victoria.
La derrota de Tannenberg supuso un golpe durísimo
para la Orden de los Caballeros Teutónicos, la cual solo sobrevivió gracias a
la heroica defensa que realizó el hermano comandante Heinrich von Plauen en el
castillo de Marienburgo y a la contratación de 7500 mercenarios con los que suplir
las enormes bajas sufridas en Tannenberg. Al año siguiente, 1411, se firmó
finalmente la paz entre la Orden Teutónica y el reino de Polonia-Lituania
mediante el Tratado de Thorn. Este tratado fue benevolente con los Caballeros
Teutónicos, los cuales solo tuvieron que ceder a Polonia la antigua provincia
lituana de Samogitia. Sin embargo, los Caballeros Teutónicos habían recibido un
golpe mortal del que jamás se recuperarían. Poco a poco fueron perdiendo poder
y sus territorios más ricos pasaron a manos de sus ambiciosos vecinos.
En 1454 Polonia reanudó las hostilidades y lanzó
una potente ofensiva contra los territorios de la Orden Teutónica, la cual tuvo
que recurrir a una contratación masiva de mercenarios para poder defenderse. En
1456 Polonia conquistó el Castillo de Marienburgo, cuartel general de los
Caballeros Teutónicos, merced a una traición de los mercenarios que lo
defendían y con ello decantó la guerra hacía su lado. Finalmente, Polonia
derrotó a los Caballeros Teutónicos en la Batalla de Zarnowiec en 1462 y estos
se vieron abocados a buscar la paz antes de perder todos sus territorios y
extinguirse.
La guerra concluyó en 1466 con la firma del Segundo
Tratado de Thorn, mediante el cual los Caballeros Teutónicos cedían a Polonia
la totalidad de sus territorios en Prusia Occidental. La Orden, más debilitada
que nunca, tuvo que trasladar su sede a Königsberg, a Prusia Oriental, que
junto a Livonia eran los únicos territorios que aún conservaba.
Gran
Maestro Friedrich von Sachsen (Federico de Sajonia). Fuente Wikipedia.
Tras el final de la Edad Media el declive de la
Orden se aceleró, en el nuevo mundo de Estados Centralizados que estaba
surgiendo ya no había sitio para caballeros andantes y tras la llegada del
Luteranismo a Alemania, la Orden se vio envuelta en un conflicto religioso que
acabó con su ruptura con el catolicismo y con el Papado. En 1525 los Caballeros
Teutónicos de Prusia se secularizaron y el territorio se convirtió en un ducado
perteneciente a Polonia. En 1561 ocurriría lo mismo con Livonia, que también se
convirtió en un ducado polaco. En 1562 ya no quedaba nada del pasado esplendor
de la Orden Teutónica, pero las raíces alemanes que sembró en el Este de Europa
permanecerán inamovibles durante los próximos siglos, hasta el resurgimiento de
Prusia como reino independiente. Por último, Prusia y los territorios ocupados
por la Orden en el Este de Europa sirvieron de excusa para el expansionismo
alemán y fueron una de las causas del estallido de la Segunda Guerra Mundial
(1939-1945). Hoy en día Prusia es parte del territorio de Polonia.
La Orden Teutónica continuó existiendo en Alemania
como una orden secular de nobles alemanes. En la actualidad la Orden aún existe
y se dedica a actividades benéficas en Europa Central.
Fuentes:
·
Teutonic
Knight, 1190-1561, por David
Nicolle, publicado por Editorial Osprey. 2007.
·
The
Northern Crusades, por Eric
Christiansen, publicado por Penguin Books. 1997.
·
Tannenberg 1410, disaster
for the Teutonic Knights, por Stephen Turnbull,
publicado por Editorial Osprey. 2003.
https://senderosdelahistoria.wordpress.com/2011/09/23/los-caballeros-teutonicos-1190-1561/
Hermanos Livonios de la Espada
1202-1237
Usualmente, al pensar en las
cruzadas durante la edad media, el pensamiento se dirige a los templarios, a
Saladino, a Jerusalen. Rara vez se piensa en otras cruzadas que se
desarrollaron en el mismo periodo, contra pueblos paganos o contra otros
cristianos (como las proclamadas por el Papa contra los Emperadores del Sacro
Imperio Romano). Del mismo modo sucede con los cuerpos cruzados, los de mayor
renombre son los Templarios, Hospitalarios y Teutónicos. Ahora bien, en este
artículo intentaremos desarrollar una cruzada que se llevó contra los últimos
paganos europeos y el cuerpo cruzado que llevó adelante los primeros pasos de
esta lucha.
Esta cruzada, que se desarrolló
en el Báltico fue quizás la más exitosa, comenzó a finales del siglo XII y se
extendió hasta finales del siglo XIV con la conversión al cristianismo del Gran
Ducado de Lituania. Si bien el principal exponente de este movimiento fue el
cuerpo cruzado conocido como Orden Teutónica, que se estableció en Prusia en el
año 1225 por pedido de Conrado de Massovia, las acciones en el norte del
Báltico ya habían sido iniciadas, en un principio por comerciantes y religiosos
en misiones pacíficas y luego mediante acciones armadas.
Es en ese contexto que se funda
la Orden de los Hermanos Livonios de la Espada, como respuesta a la necesidad
del Obispo de Riga de mantener una fuerte presencia militar y en consonancia
con un movimiento militar cada vez mayor que incluía acciones militares de
Dinamarca contra Estonia y del Reino de Suecia contra Estonia y el principado
de Novgorod por el control de Finlandia. Esta Orden, que tuvo una vida de
treinta y cinco años hasta ser absorbida por la Orden Teutónica, comenzaría las
acciones que llevarían el cristianismo católico, el feudalismo y la cultura
germana a toda la costa del Báltico.
Movimientos precedentes
Las campañas al báltico no
comenzaron siendo exclusivamente militares, había motivos económicos y
religiosos que influían en las intenciones de expansión en esas costas. Hubo
misiones religiosas y comerciales, pero eran frecuentemente asaltados por los
piratas (sobre todo los de la isla de Saaremaa) y los pueblos locales. De esta
manera se empezó a gestar lo que sería la cruzada al Báltico, una respuesta al
fracaso de misiones pacíficas como la del obispo Meinhard y la de su sucesor,
Berthold en 1198, una búsqueda por la conversión de los pueblos paganos y la
contención del cristianismo ortodoxo que avanzaba desde los principados rusos
(de los cuales, varios pueblos bálticos eran tributarios). Meinhard fue el
primero en dirigirse al Báltico junto a unos mercaderes que ya conocían
la zona y se estableció a orillas del rio Daugava en la ciudad de Uexküll (Ikšķile), donde edificaron la ciudad que contenía su convento, la primer construcción en piedra en el báltico. Definitivamente la desembocadura del
Daugava era el mejor lugar para establecerse, ya que estaba en medio de varias
tribus paganas y daba la posibilidad de recibir apoyo por el mar desde
Alemania. Esta ciudad fue objetivo de ataques de los pueblos que se resistían a
la presencia de los obispos, luego el obispado se transladó a Riga de la mano
de Albrecht.
Ahora bien, no es posible
analizar las cruzadas bálticas sin poner el énfasis en Albrecht von Buxhoeveden
quien fue canónigo capitular en Bremen y en 1199 fue nombrado Obispo de Livonia
con la misión de cristianizar los pueblos bálticos. Para tal fin obtuvo ayuda
del Papa Inocencio III quien emitió una bula otorgando los mismos privilegios a
quienes combatieran en el báltico que los otorgados a los cruzados de Tierra
Santa. También obtuvo apoyo del Emperador del Sacro Imperio Romano, para
emprender la cruzada Albrecht recorrió Gotland y el Imperio reclutando y
agrupando sus fuerzas. La elección de Gotland para iniciar el reclutamiento fue
más que acertada por parte de Albert ya que los comerciantes de Gotland
llevaban tiempo comerciando en la desembocadura del Daugava. Desde allí se
podía acceder a Pskov, Novgorod, o desde allí se podía seguir el Dnieper hasta
Kiev, el Mar Negro y Constantinopla. El control del Daugava entonces, traería
grandes beneficios para los comerciantes de Lübeck y Gotland, por lo cual
brindaron su apoyo a Albert, más influenciados quizás por intereses económicos
que por el destino de las almas de esos pueblos.
Finalmente desembarcó en 1200 a
orillas del Rio Daugava con 23 barcos y 1500 hombres, comenzó la construcción
de la ciudad de Riga y transladó ahí su obispado. La elección de mudar su
obispado de Uexküll a Riga fue de lo más acertada, estratégicamente hablado. La
ubicación de Riga daba la ventaja de un acceso más rápido y práctico para los
barcos que llegaban de Lübeck y Gotland, que serían su principal sustento
durante las cruzadas. Si bien se considera el año 1201 como el de la fundación
de Riga, se conoce que en ese lugar había ya habitantes, tanto alemanes que se
dedicaban al comercio como pueblos locales que ya vivían allí. El historiador
letón Indriķis Šterns compara la fundación de Riga con la de Roma, donde ya existían asentamientos que fueron unificados por
Romulo y Remo para iniciar la construcción de la ciudad. Ese sería entonces, el inicio
de las cruzadas bálticas.
Uexküll hoy en día, debido a
las crecidas del rio que produjo la instalación de la central hidroeléctrica
Plavinas, se ha perdido la mayor parte de la ciudad y solo se corserva una
parte de la estructura.
Este
ritmo constante de llegada y partida de soldados, impedía a Albert contar con
una fuerza constante para defender sus conquistas y planificar nuevas campañas,
por ese motivo en el año 1202 creó la Fratres militiæ Christi Livoniae,
convirtiéndose así en el primer Obispo en fundar una orden militar. La orden
fue conocida como "Orden de los Hermanos Livonios de la Espada" o
simplemente "Hermanos de la espada"
Organización
La
Orden inspiró su regla y sus estatutos en los de la Orden del Temple, de ahí su
manto blanco y la cruz roja, a lo que agregaron el distintivo de la espada
roja, por lo cual fueron llamados Hermanos de la Espada. Se elegía un Gran
Maestre, que servía de por vida, también un vicemaestre (quien regía en su
ausencia o en el periodo de tiempo entre la muerte de un Maestre y la asunción
del siguiente), un tesorero y un mariscal que se encargaba de los asuntos
militares. De acuerdo a su condición monacal, vivían en pobreza, comían y
vestían de manera sencilla, habitaban en conventos donde llevaban una vida
religiosa y dormían en habitaciones comunes.
El
número de caballeros de la Orden no superó los ciento veinte, por tal motivo
tenían una fuerte dependencia de la llegada de los cruzados que respondían el
llamado de la iglesia. Por tal motivo, tras la pérdida en Saule de
aproximadamente sesenta caballeros, entre los que se contaba su maestre y altos
cargos, la Orden se vió imposibilitada a continuar accionando independientemente
y fue incorporada a la Orden Teutónica.
La
Orden estaba bajo el cargo del Obispo Albrecht, recolectaban los impuestos,
entrenaban a las tropas nativas y las guarniciones de los fuertes. En palabras
de Henry en su crónica si el obispo se encontraba ausente, era el Maestre de la
Orden quien “lideraba y comandaba el ejército de su señor en toda expedición,
marchando una y otra vez contra los vecinos paganos y luchando alegremente las
batallas de su señor. Ya desde temprana fecha, en 1207 comenzarían los
conflictos con el obispo por el reparto de las tierras, ya que los caballeros
demandaban un tercio de las conquistas en Livonia, y de toda futura conquista.
Esta demanda se sustentaba en que la Orden, a diferencia de otros cuerpos
cruzados con influencia internacional, como los templarios y hospitalarios, no tenía
fuentes externas de ingresos, esto llevó a que dependieran del Obispo y de la
adquisición de nuevos territorios. Esta necesidad se vio reflejada en el
accionar de la Orden, que llevaría adelante una política agresiva de expansión
territorial.
Debido
a su corto periodo de vigencia, solo tuvo dos Gran Maestres a cargo, el primero
de ellos fue Wenno von Rohrbach, quien rigió la Orden desde su creación hasta
que fue asesinado en 1209 por un hermano de la Orden. Los motivos de este
asesinato no son del todo claros, sin embargo, se presume que se debió a que
Wenno buscaba una mayor independencia del Obispo, y su asesino (Wickbert von
Soest, quien fue condenado a muerte) era partidario de éste. A la muerte de
Wenno, asumió el cargo de Gran Maestre Volkin von Naumburg. Volkin era un gran
diplomático y un hábil guerrero, pero sobre todo, era partidario de aumentar la
autonomía de la Orden frente al Obispo. Volkin ocupó su cargo hasta que
falleció en la batalla de Schaulen (Saule) en 1236, junto a la mayor parte de
las fuerzas de la Orden, en lo que significó la desaparición de la misma y su
unión a la Orden Teutónica.
Una nueva forma de guerra
Al igual que le sucedería a la
Orden Teutónica en su campaña en Prusia, en Livonia los cruzados se encontraron
con un nuevo escenario en el cual debían combatir, con bosques frondosos,
tierras pantanosas, terrenos muy accidentados, crueles inviernos y un enemigo
que apostaba a la emboscada para diezmar las fuerzas cruzadas.
Las fuerzas del obispo
Albrecht, los cruzados daneses y alemanes, y posteriormente los caballeros de
la Orden Livonia, debieron adaptarse rápidamente a este escenario. Aprovecharon
la diferencia tecnológica frente a sus enemigos con la construcción de
fortalezas en piedra, a diferencia de las fortificaciones típicas de la región,
que eran de madera ya que los pueblos nativos del báltico desconocían los
métodos de construcción con piedra y mortero. Los castillos y fortalezas de la
Orden tuvieron gran importancia debido a que el territorio era extenso y éstos
ofrecían un punto de repliegue, de abastecimiento y defensa. Inicialmente las
fortalezas, como la de Wenden, se construyeron del mismo modo que las nativas,
en madera. Sin embargo, rápidamente fueron sustituidas por construcciones de
piedra (Wenden se reconstruyó entre 1208 y 1217).
A nivel combate, los caballeros
que siempre gozaron de una amplia ventaja en campo abierto con sus cargas de
caballería, se vieron disminuidos en los campos anegados, frente a un enemigo
que llevaba su lucha a los terrenos boscosos. Ante esto, tuvieron que modificar
sus tácticas, adoptaron rápidamente las ballestas como un arma efectiva de
mediano alcance, también su caballería, cambiando a caballos más ligeros y de
paso más seguro para el accidentado terreno del báltico. La utilización de la
ballesta (que los pueblos bálticos no sabían construir), la utilización de
armaduras corporales y el uso de armas de asedio fue determinante para la
conquista de estas tierras ya que brindaba una amplia ventaja sobre los pueblos
paganos y los rusos ortodoxos.
Las marchas eran inseguras por
el riesgo de emboscadas y los caballeros tenían que marchar con mucha cautela y
totalmente equipados, el terreno impedía que las marchas fueran muy largas
aunque también comenzaron a aprovecharlo a su favor. Los ríos congelados de
invierno se convirtieron en amplios caminos para avanzar contra los enemigos
que los usaban de modo defensivo, tal como pasó con la isla de Saaremaa, el
ducado estonio que más tiempo resistió a los daneses y a los caballeros, para
su conquista, se avanzó sobre el rio congelado mientras las naves estonias
estaban paralizadas en los puertos. Esto llevó a que se aproveche esta estación
del año para favorecer el transporte, además, las huellas en la nieve
traicionaban los escondites de las tribus y los árboles sin hojas reducían la
posibilidad de emboscadas.
Arma de asedio
Guerrero livonio
También
se vieron modificadas las tácticas de guerra, se llevó adelante una guerra de
desgaste con gran nivel de agresividad, organizando continuos ataques con el
objetivo de arrasar la tierra, destruir poblados, realizar saqueos y tomar
rehenes. De hecho, las redadas serían las acciones más comunes por parte de los
cruzados, condicionando pueblos a apoyarlos o seguir siendo atacados, generando
hambrunas, etc. Si bien, las redadas podían terminar con un enfrentamiento
entre ejércitos o el ataque a un fuerte. De hecho, en la crónica de Henry se
mencionan o describen más de cincuenta expediciones contra Estonia (entre
1208-1227), de las cuales solo en seis se menciona la toma de un fuerte como
objetivo, en el resto de éstas, el foco estaba puesto en el saqueo de los
pueblos circundantes. Por la otra parte, de los treinta y seis ataques
recibidos por los cruzados (28 estonios, 7 rusos y 1 lituano), en solo cinco se
sitió o atacó un fuerte.
Relación con los pueblos nativos y principados rusos
La relación de la Orden con los
pueblos nativos fue variada y sobre todo, estuvo fuertemente polarizada.
Mientras que algunos pueblos veían en los caballeros a aliados potenciales para
defenderse o vengarse de sus tradicionales enemigos, otros se opusieron a ellos
desde su creación.
La estrategia de los Caballeros
consistió en la rápida conquista de los oponentes más débiles y la alianza con
quienes estuvieran dispuestos a aceptarlos para combatir a los más poderosos.
Históricamente los más poderosos habían sido los estonios en el norte y los
lituanos en el sur. Estos pueblos hacían campañas de pillaje y frecuentemente
se llevaban esclavos de los pueblos vencidos, lo que generaba un odio creciente
y un deseo de venganza que los caballeros pudieron explotar. La Orden atacó a
sus oponentes de a uno a la vez y pocas veces encontró una resistencia coordinada
o conjunta (salvo quizás en su lucha contra Estonia desde que finalizó la
tregua de Turaida), de esta manera, los pueblos iban cayendo bajo su control,
eran bautizados, se tomaban rehenes entre los hijos de los ancianos de cada
pueblo y se los instruía para luchar contra sus antiguos enemigos. Hay que
decir que todo este proceso no siempre fue aceptado por los habitantes del
báltico, muchos fueron los fuertes incendiados, se llevaron a cabo matanzas de
ambas partes, se saquearon muchos pueblos y fortalezas, los soldados nativos
instruidos por la Orden se rebelaron cuando ésta dio signos de debilidad o
perdió batallas y fueron fuertemente reprimidos por los caballeros cuando
restablecieron su posición.
En cuanto a los principados
rusos, también hubo mucha tensión en diferentes momentos de las campañas. Si
bien los principados de Pskov, Novgorod y Polotsk no tenían intenciones,
inicialmente, de anexar estas tierras, éstas eran tributarias de los
principados (algunos habían sido bautizados bajo el cristianismo ortodoxo) y
les brindaban la posibilidad de acceder al comercio con las tierras
occidentales (como en el caso de Polotsk y los nativos que vivían a orillas del
Dauvaga). Para los caballeros, la conquista de estos pueblos y sus tierras
tenían una doble función, someter a las poblaciones e imponer el rito latino y
controlar el comercio mediante los ríos. A lo largo de toda la campaña hubo
momentos de colaboración, como cuando los cruzados pagaron tributo a Pskov para
que no intervenga en favor de los Estonios y estos enviaron refuerzos para
pelear junto a los cruzados en Sontagana. Pero también hubo conflictos entre
unos y otros, sobre todo a partir de que los cruzados comenzaron a tomar
control de la mayoría de Estonia y los rusos perdieron ingresos en materia de
tributos y actividad comercial con occidente. El momento de mayor
enfrentamiento entre ambos bandos se vio durante el levantamiento de 1223 en
Estonia, donde los rusos brindaron su apoyo militar y participaron en campañas
contra los caballeros, incluso con la intención de establecer un dominio ruso
en Estonia.
https://rammlomion.wixsite.com/livonios-dela-espada/livonia
Orden
de Dobrzyń - Order of Dobrz
La Orden de Dobrzyń (en polaco : Zakon Dobrzyński ) o la Orden de Dobrin (en alemán : Orden von Dobrin ), también conocida como
los Hermanos de Dobrzyń (en polaco : Bracia Dobrzyńscy ), fue una orden militar creada en la
zona fronteriza de Masovia y Prusia (hoy Dobrzyń Land , Polonia ) durante la Cruzada prusiana del siglo XIII para 'defenderse
de las incursiones bálticas prusianas '.
En latín, los caballeros eran conocidos
por ser una parte más pequeña de los mucho más grandes y antiguos Fratres
Milites Christi (de Prussia, de Dobrin, de Dobrzyń, de Mazovia), y
fueron apodados los caballeros prusianos de Jesucristo.
La
Orden fue creada por Christian de Oliva , el
primer obispo de Prusia
(1216-1228), para proteger a Masovia y Kuyavia contra las
incursiones de los paganos prusianos que
desafiaron los intentos del duque Konrad I de Masovia de subyugarlos.
La
creación de la Orden fue confirmada por el Papa Gregorio IX (1227-1241) en
1228. El Duque Konrad otorgó a los Caballeros la ciudad de Dobrzyń (Dobrin) y la Tierra de Dobrzyń circundante
(en alemán : Tierra
de Dobriner),
territorio ubicado al sur y adyacente a Prusia. La Orden de Dobrzyń fue la única orden militar
creada en el territorio de Polonia.
Al principio, la Orden estaba compuesta por 15 caballeros alemanes de Baja Sajonia y Mecklenburg dirigidos por el Maestro Brunon .
La Orden de Dobrzyń brindó asistencia a los misioneros cistercienses en Prusia y protección contra las incursiones de
las tribus paganas prusianas. Su ideología estaba representada por su
vestimenta: sobre su armadura tenían capas blancas, con los
símbolos de una espada roja levantada y una estrella roja que representa las
revelaciones de Jesús a los no cristianos. Las reglas
de sus órdenes se basaban en las de la Orden de Livonia y los Caballeros Templarios .
Ante
la falta de éxito de la Orden en la batalla contra los prusianos, así como su
pequeño número (en su nivel más alto, 35 caballeros), alrededor de 1235 la
mayoría de los Caballeros se unieron a la Orden Teutónica , según lo
permitido por un documento papal, la Bula
de Oro de Rieti .
En
1237, Konrad trasladó al resto de los Hermanos a Drohiczyn para aumentar la
fuerza militar de ese puesto de avanzada. Los hermanos de Dobrin fueron
mencionados por última vez cuando Drohiczyn fue capturado por el príncipe Daniel de Kiev en 1240.
Canónigos de la Santa Cruz de la Estrella Roja
Los Canónigos
de la Santa Cruz de la Estrella Roja (en latín: Canonici
Regulares Sanctissimae Crucis a stella rubea, también conocidos como Canónigos
cruzados de la estrella roja,1 Crucíferos de la
estrella roja,2 Caballeros de la Cruz3 o simplemente Crucíferos, son una orden religiosa de canónigos
regulares,
de derecho
pontificio,
fundada en Praga, en 1233, por Inés
de Bohemia.
Los religiosos de esta orden posponen a sus nombres las siglas O.Cr.4
Inés
de Bohemia (1211-1282), considerada la fundadora de los Canónigos regulares
cruzados de la Estrella roja. Es venerada como santa por la Iglesia
católica.
Algunos autores, entre ellos los bolandistas, colocan el
origen de los Crucíferos de la Estrella Roja, en Palestina, donde los primeros
miembros habrían tomado las armas contra los sarracenos. Sin embargo, un
pergamino que contiene un Breviario de la Orden, con fecha de 1356, no hace alusión
alguna a este supuesto origen. Los mismos crucíferos colocan su origen en la
fundación del hospital en Praga, por obra de Inés de Bohemia, en 1233, y atendido por una
fraternidad de terciarios franciscanos. Al lado de dicho hospital, Inés, fundó igualmente un
monasterio de clarisas.5 Inés, invita a un grupo de este terciario a constituirse en
una orden religiosa, inspirada en las órdenes hospitalarias, para hacerse cargo del hospital.6 En la historia de los Institutos
religiosos este es un
dato interesante, que hace a los crucíferos, la única orden religiosa masculina
fundada por una mujer y la única Orden nacida en Bohemia.7
En 1235 el hospital fue ricamente dotado por Inés,
entonces todavía reina de Bohemia, con una propiedad que había pertenecido a
los Caballeros
Teutónicos. El Papa Gregorio IX, el 18 de mayo de 1236, confirmó la
donación, estipulando que los ingresos deben dividirse con el monasterio de
Clarisas.6
El superior de la Orden fue a Roma como representante
acreditado de Inés, abadesa del monasterio para entonces, a pedir la aprobación
pontificia. El papa Gregorio IX confirmó a la Orden Militar de
los Canónigos Regulares de la Santísima Cruz en 1238,8 y les dio como Regla de vida la
de San Agustín. Inés renunció a la jurisdicción sobre
el hospital y sus posesiones a favor de la Santa Sede y entra en el monasterio de las
clarisas, al lado del mismo, del que más tarde será abadesa.9
Expansión
Retrato de Josef
Winterhalder Hlava de Wenzel
Friedrich Hlava, en el que se aprecia el hábito de la Orden.
Los religiosos fundaron otro hospital en Praga que más
tarde se convertiría en la curia general de la Orden. Alberto de
Sternberg, primer superior
general, solicitó a la Santa Sede añadir alguna marca a la cruz roja que usaban
en sus hábitos, para distinguirlos de otras órdenes militares. El obispo
Nicolás de Praga, en 1250, con la autorización del papa, les concedió como
distintivo una estrella de seis puntas de color rojo. Desde entonces fueron
conocidos como la Orden Militar de los Cruzados de la Estrella Roja.6
A partir de 1253 la Orden se expandió por Bohemia, gracias
al éxito en el trabajo en sus hospitales sus casas se multiplicaron, testimonio
de ellos, son los documentos recibidos por reyes y emperadores. El primer
monasterio fuera de la región fue fundado a finales del siglo XIII en Austria.1 Pronto, al servicio hospitalario, se añadió la cura de almas, por lo que los cruzados, inicialmente
laicos, comenzaron a clericalizarse. Les fueron confiadas numerosas iglesias en
Bohemia, particularmente al Occidente de la región, donde combatieron las enseñanzas de Jan Hus. Los husitas destruyeron la casa madre
de los cruzados en Praga y la propagación de aquellos por Bohemia puso al borde
de la desaparición de estos. En la guerra de Bohemia contra Suecia, los
miembros de la Orden hicieron honor a su título de caballeros durante el asedio
de Cheb, luchando codo a codo con la gente del pueblo.6
Durante casi ciento cincuenta años el arzobispo de Praga
ocupó el cargo de Gran Maestre, lo que le hacía beneficiario de los ingresos de
la Orden. Solo hasta finales del siglo XVII, el cargo fue ocupado de nuevo por
un religioso elegido de entre los miembros. Esto sirvió de apoyo a un plan de
reforma general. Jorge Ignacio Paspichal, Gran Maestre de 1694 a 1699, fue el
primero del nuevo régimen, mostró un gran celo por la restauración de los
ideales primitivos, especialmente el de la caridad.10
Muchos caballeros han ganado fama en el mundo de la
educación, entre otros Mikuláš Kozar de Kozarov (†1592), célebre matemático y
astrónomo; Ene František Beckovský (1658-1725), que estableció en Praga un
herbario muy conocido hasta entrado el siglo XX.11
Supresiones y restablecimiento
Curia general de
la Orden de los Caballeros de la Cruz y su iglesia de San Francisco de
Asís, Praga, Chequia. Vista desde el Puente de Carlos.
Luego del golpe de Estado de 1948, en Checoslovaquia, se decretó la supresión de todas las
órdenes religiosas católicas, lo que significó un devastante golpe para los
crucíferos. Todos los monasterios fueron cerrados, las propiedades confiscadas
y los miembros de la Orden confinados. En 1950, 5 de los 53 Caballeros fueron condenados
a varios años de prisión (36 años en total). En 1990, después de la Revolución de Terciopelo, la sede de la Orden se trasladó de nuevo en el monasterio
de Praga.12
Actividades y presencia
Los cruzados de la estrella roja, continúan siendo hoy
una orden de canónigos regulares, por lo que a la base de sus actividades está
la cura de almas, en las parroquias o lugares de evangelización donde
se encuentran presentes. Siendo fieles al carisma fundacional continúan
igualmente con sus labores sanitarias. En la actualidad poseen solo dos monasterios,4 ambos en Bohemia. Debido a las
supresiones del régimen comunista en Checoslavaquia solo
hasta 1990 les fueron devueltos sus bienes. Los religiosos, hasta el 2011, eran
solo unos diecinueve, de los cuales 16 eran sacerdotes.4
La casa general se encuentra en Praga y el actual Gran
Maestre, desde 2011, es Josef Sedivy.
Referencias
1.
↑ Saltar a:a b Wrabec, Jan. «El Antiguo Monasterio de los Cruzados
de la Estrella Roja». www.szlakikulturowe.dolnyslask.pl. Consultado el 27 de noviembre de 2015.
2.
↑ Schwaiger, 1998, p. 178.
3.
↑ Rudge, 1910, título.
4.
↑ Saltar a:a b c AP, 2011, p. 1420.
5.
↑ Juan Pablo II (2 de febrero de 1982). «Carta de S.S. Juan Pablo II al
arzobispo de Praga con motivo del VII centenario de la muerte de Santa Inés de
Bohemia». Directorio
franciscano. Santoral franciscano.
Consultado el 27 de noviembre de 2015.
6.
↑ Saltar a:a b c d Rudge, 1910, § 2.
7.
↑ «La ciudad vieja». www.czech.cz. 29 de
diciembre de 2009. Archivado desde el original el 8 de diciembre de 2015. Consultado el 27 de noviembre de 2015.
8.
↑ Walsh, 2003, p. 194.
9.
↑ Schwaiger, 1998, p. 256.
10.
↑ Rudge, 1910, § 3.
11.
↑ Rudge, 1910, § 4.
12.
↑ «Organizace a struktura řádu». fu-frl.hyperlink.cz (en
checo). Archivado desde el original el 29 de mayo de 2013. Consultado el 27 de noviembre de 2015.
https://es.wikipedia.org/wiki/Can%C3%B3nigos_de_la_Santa_Cruz_de_la_Estrella_Roja
SUPREMA ÓRDEN
ECUESTRE DE LA MILICIA DE NTRO. SR. JESUCRISTO (Suprema Órden de Cristo).
-.ÓRDENES PONTIFICIAS
SUPREMA ÓRDEN DE CRISTO.
Fundada el 14 de
agosto de 1318 por el Rey Dionisio de Portugal, y posteriormente confirmada en
1319 por el Papa Juan XXII, el cual reservó para el papado el derecho a
conferir la misma como prueba de alta distinción de la Santa Sede, lo
que motivó la existencia de dos Órdenes de Cristo: la de Portugal y la
Vaticana.
Rey Dionisio I de
Portugal y S.S el Papa Juan XXII.
Consta de una sola
clase, y su insignia es un collar formado por eslabones alternados del emblema
pontificio y un nudo dorado, terminado en un trofeo militar del cual pende una
cruz de oro (latina), siendo el final de los brazos potenzados, esmaltada de
gules y cargada con otra cruz latina de esmalte blanco. Coronado todo con la
real de oro.
Armas de Juan
XXII.
El Papa San Pío X,
en la reforma del año 1905, estableció «que ninguna otra le fuese superior en
dignidad y que sobresaliese en todas las demás en grandeza y esplendor»
otorgándose siempre con un criterio extraordinariamente restringido. Desde ese
momento la Suprema Orden de Cristo es la mayor distinción con la que se puede
premiar a un católico. Pablo VI, mediante Bula Pontificia de 15 de abril de
1966, reservó esta condecoración unicamente a Reyes y Jefes de Estado católicos
que se hayan distinguido con méritos especialísimos hacia la Iglesia y la
religión católica.
Collar de la Orden.
Entre sus miembros más destacados, en estos
últimos tiempos, se encuentran: el Príncipe Félix de Borbón–Parma, Gran Duque
de Luxemburgo, Víctor Manuel III de Italia, Humberto de Saboya, Príncipe de
Piamonte, y el que fue Gran Maestre de la Soberana Orden de Malta, el Príncipe
Ludovico Chigui Albani della Rovere.
Pío XII nombró Caballeros al Príncipe Marco Antonio
Colonna, Comandante de su Guardia Noble, a Don Francisco Franco Bahamonde,
General de División, por aquellas Capitán General y Jefe del Gobierno de
España.
Del mismo modo
nombró Caballero al Presidente de la República Italiana, Luigi Einaudi y
al de la República Francesa, Françoise Coty.
Placa de la Órden.
Juan XXIII hizo lo propio con el Presidente
italiano Giovanni Gronchi, y el francés General de Gaulle, entre otros muy
destacados como el Rey de los belgas Balduino I.
Pablo VI otorgó tal distinción solamente al Canciller
de la R.F. Alemana, Konrad Adenauder.
Juan Pablo II nombró en 1.987 Caballero de la
Suprema Orden de Cristo al Príncipe y Gran Maestre de la Orden de Malta, Fra
Angelo de Mojana.
La Orden portuguesa de Cristo
La
Cruz de la Orden de Cristo, símbolo que adornó, entre otras cosas, las naves
portuguesas durante los Descubrimientos.
La Orden de Cristo (en portugués: Ordem de Cristo) fue una orden militar
portuguesa, heredera del Temple en esta nación.
Origen
En los siglos XII y XIII, en plena Reconquista, la Orden de los
Caballeros Templarios ayudó a los portugueses en las batallas contra los
musulmanes. Como recompensa recibieron extensas tierras y poder político. Los
castillos, iglesias y poblados prosperaron bajo su protección.
En 1314 el papa Clemente V suprimió la rica y poderosa orden del Temple.
En 1319 el rey Don Dinis asignó las propiedades portuguesas y privilegios de
los templarios a la recién fundada Orden de Cristo,1 que se convirtió así en la continuación del Temple
en Portugal. No obstante, la Orden de Cristo mantenía una fuerte vinculación
con la corona portuguesa, que se arrogó desde el principio el derecho a nombrar
el Gran Maestre. Eso, junto al abandono de la Regla del Temple, en cuanto a
nombramiento de cargos, normas de ingreso e independencia frente al poder
secular, permite considerar a la Orden de Cristo como una sucesión del Temple
en un aspecto meramente formal, a fin de dar cabida al enorme potencial humano
y recursos económicos de los caballeros templarios, fundamentales para mantener
Portugal a salvo de invasiones o incursiones enemigas. De hecho, la Orden de
Cristo tomó como sede Castro Marim, a fin de proteger el Algarve portugués. No
obstante en 1357 la sede ya se había instalado en Tomar, la antigua sede de los
Templarios. La nueva Orden tomaría como Regla la de San Benito y las
Constituciones de Calatrava.
Características
Entre los votos que tenían que prometer estos caballeros, estaba el de
obediencia al Rey, algo totalmente desconocido para la Orden del Temple. El
primer Maestre de esta Orden fue Don Gil Martínez, caballero de la Orden de
Aviz, una filial de la Orden de Calatrava. Así pues, el primer maestre de esta
Orden no fue un caballero del Temple.
En la era de los
descubridores
A principios del siglo XV, el Gran Maestre de la Orden, el Infante don
Enrique, invirtió las ganancias de la Orden en la exploración marítima. El
emblema de la orden, la Cruz de la Orden de Cristo, adornaba las velas de los
navíos portugueses que exploraban los mares desconocidos. El papa Calixto III
le concedió la jurisdicción eclesiástica en todos los territorios "desde
los cabos de Bojador y de Nam a través de toda Guinea y más allá hasta la
orilla meridional sin interrupción hasta los Indios".
Actualmente
El poder y la riqueza acumulados por la Orden la convirtieron en un
posible peligro para el Estado. Por ello, en 1551, el título de Gran Maestre
fue unido irrevocablemente al de rey de Portugal.1 En 1780 fue secularizada. A partir del siglo XIX su actividad se redujo al
mantenimiento de sus bienes y se convirtió en una orden honorífica, la mayor
distinción del Reino de Portugal.
Abolida la monarquía, se transformó en la Orden
Militar de Cristo, destinada a la distinción de los funcionarios portugueses
que hayan desempeñado notablemente sus funciones.
La Suprema Orden
Ecuestre de la Milicia de Nuestro Señor Jesucristo
(o Suprema Orden de Cristo), es la más elevada
distinción pontificia creada para premiar especialísimos servicios prestados a
la Iglesia católica.
Historia
Fue instituida en
Aviñón el 14 de marzo de 1319 por el Papa Juan XXII para premiar los más relevantes
servicios a la Iglesia universal en la defensa de la fe católica.
El Papa San Pío X, en la reforma del año 1905, estableció «que ninguna otra le
fuese superior en dignidad y que sobresaliese en todas las demás en grandeza y
esplendor» otorgándose siempre con un criterio extraordinariamente restringido.
El Papa Pablo VI, mediante Bula Pontificia de 15 de abril de 1966, reservó esta
condecoración únicamente a reyes y jefes de estado católicos que se hayan
distinguido con méritos especialísimos hacia la Iglesia y la religión católica.
Esta orden pontificia tiene un único grado, el de Caballero.
Insignias
La condecoración
consiste en una cruz de esmalte rojo, que lleva en medio otra blanca, pendiente
de una corona real de oro, y se lleva al cuello sujeta a un collar que
reproduce los emblemas pontificios. Al mismo tiempo se usa, en el pecho, la
placa, consistente en la misma cruz rodeada de rayos de plata. El Papa San Pío
X reglamentó asimismo el uniforme que correspondía a los caballeros de esta
Orden.
Insignias de la Suprema Orden de Cristo
La investidura de
esta distinción se hace ante un cardenal, y en ella el nuevo Caballero hace
promesa de adhesión a la Iglesia católica y hace solemne profesión de Fe. La
orden del temple o soldados de cristo se distinguían por una vestimenta que
consistía en un manto blanco con una cruz roja en el pecho.
S.-E. Eamón de Valera, Presidente de la Repíblica de Irlanda
S:A:R: el Príncipe Luis Chigi Albani della Rovere, Gran Maestre de la
Soberana Orden de Malta
S:E: Francisco Franco Bahamonde, Jefe del Estado Español de 1939 a 1975
S.E: Konrad Adenauer, Canciller de la República Federal de Alemania
S.E.R. el Cardenal Maximiliano de Furstenberg, Gran Maestre de la Orden
del Santo Sepulcro de Jerusalén.
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