EXPOSICIÓN:
"CARMEN. Mujer y Mito. Colección Pedrera
Martínez"
Hasta este domingo se puede visitar en la Sala de
Exposiciones de la Pasión la muestra "Carmen. Mujer y Mito”. Se trata de
una buena oportunidad para realizar un recorrido por la pintura costumbrista
española desde mediados del siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX. Destacan
algunos nombres de primera fila como en que destacan algunos pintores como
Joaquín Domínguez Bécquer (1818-1879), Raimundo de Madrazo (1841-1920), José
Jiménez Aranda (1837-1903), Joaquín Agrasot (1836-1914), Eduardo Chicharro
(1873-1949), José Villegas Cordero (1844-1921) o los maravillosos Eugenio Lucas
(1817-1870) y Francisco Pradilla (1848-1921). La mayoría de estos pintores
destacan por su minuciosa técnica en la que no se escapa ningún detalle,
siendo, por lo tanto, deudores de Mariano Fortuny. Por cierto, no os perdáis
los marcos, la mayoría es fantasía pura; y me atrevería a decir que en alguno
de los casos es mejor el continente que el contenido.
Os
dejo con el breve texto introductorio que se ha preparado para la exposición y
con una selección de pinturas que preparé ayer al visitarla:
“La
Carmen que conocemos no es la mujer contrabandista entre Gibraltar y la
serranía de Ronda, inteligente como para hablar vasco y engañar al militar
navarro don José. Pero así es como la presenta Mérimée, lejos de la que
posteriormente recrearon los libretistas de Bizet: Meilhac y Halévy, quienes
nunca pisaron nuestro país.
Mérimée
no es un escritor más de los viajeros románticos. Es un profundo conocedor de
España: de su historia, de las grandes diferencias entre sus regiones, de su
literatura medieval, de sus gentes y especialmente del pueblo gitano y de su
lengua. Además, en Francia es Inspector General de Monumentos Históricos y
salva, desde su cargo, buena parte del pasado románico y gótico francés.
JOSÉ VILLEGAS Y CORDERO. El
descanso de la cuadrilla (1897) |
Carmen
rompe todos los estereotipos establecidos cuando Mérimée publica la novela.
Picasso, 100 años después, en su constante búsqueda de la renovación, crea una
serie en torno a Carmen cuyo resultado es del todo sorprendente. No aparece
representada ni una sola escena y perfila los rostros con un virtuoso ejercicio
de esquematización máxima, influido por los recientes descubrimientos que le
ofrece la cerámica.
El
costumbrismo que sostiene y alienta el texto de Mérimée crea una demanda en
Europa y América por un tipo muy concreto de pintura que resalta los valores
plásticos más que los narrativos, y sigue la senda del orientalismo y de la
fama adquirida por Mariano Fortuny.
El
detallismo descriptivo es enfatizado por el grupo de pintores españoles que se
forman en Roma, como Villegas Cordero, Pablo Salinas o Gallegos Arnosa. También
marcará las composiciones de los pintores españoles que se decantan por París,
entre quienes destaca Raimundo de Madrazo.
Al
gusto por las escenas de estética costumbrista se une la creación de espacios
donde se detallan interiores, tal y como refleja Mérimée en su novela, y
"tipos" españoles, como realiza Eduardo Chicharro, discípulo de
Sorolla”.
MANUEL
GARCÍA RODRÍGUEZ. Un patio sevillano (1925) |
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