EXPOSICIÓN: GUERNICA DE PICASSO.
Los dibujos preparatorios de Pablo Picasso
para el Guernica
26 de abril de
1937, la Legión Condor italiana al mando del teniente coronel Wolfram von
Richthofen (primo del archiconocido aviador alemán Manfred von Richthofen “El
Barón Rojo”) bombardea sin piedad la pequeña localidad vizcaína de Guernica.
Este bombardeo, que se conoció como “Operación Rügen” marcaría el destino de
Guernica, que desde entonces se convertiría en un símbolo de los desastres de
la guerra y además entraría, muy a su pesar (debido a que el bombardeo incendió
y destruyó buena parte de la población, y además murieron entre 120-300
personas), en la historia del arte gracias al mayor genio que haya visto el
siglo XX: Pablo Picasso.
La presente
exposición, celebrada en la Casa Revilla, muestra la serie de 42 dibujos
preparatorios que diseñó Picasso para la ejecución del Guernica.
Con el tiempo estos estudios preparatorios, que se editaron en tres tipos de
papel, se realizaron en 31 paspartús encerrados en un estuche. Esta edición
realizada en Austria y Casariego en España mereció el premio facilitado por el Ministerio
de Cultura al Libro Mejor Editado en el año 1990 en su modalidad de Bibliofilia
y Facsímiles. La exposición permanecerá abierta hasta el 20 de agosto.
Guernica no era una
población cualquiera ya que era el símbolo de los fueros vascos. Antes del
ataque poseía una población de unas 5000 personas, a las que habría que añadir
un gran número de tropas, que se retiraban para preparar la defensa de Bilbao,
y refugiados que huían del avance de las tropas franquistas. El 70% de los
edificios de la ciudad fue totalmente destruido por el incendio, el cual duró
hasta el día siguiente; y el 20% gravemente dañados. Tras visitar Guernica, Von
Richthofen la describió de la siguiente manera:
“Guernica, villa
de 5.000 habitantes, ha sido literalmente asolada (...). Las bombas
de 250 kilos derribaron buen número de casas y destruyeron las cañerías. Las
bombas incendiarias tenían ahora tiempo para desplegar su eficacia. Las casas
estaban construidas con cubiertas de teja, galerías de madera y entramado del
mismo material, por lo que fueron completamente aniquiladas (...). Aún
se ven hoyos de bombas totalmente increíbles (...). Así pues,
sólo un completo éxito técnico de nuestras bombas de 250 y de las EC.B.1”.
Por fortuna, los
monumentos históricos como la Casa de Juntas (histórico lugar de reunión de las
asambleas que regían Vizcaya y sede de su archivo histórico) y el anexo Árbol
de Guernica, símbolo ancestral del pueblo vasco, no fueron afectados por el
bombardeo. El cercano puente que se afirmó luego era el objetivo, quedó
intacto. Dos días después del bombardeo, el 28 de abril, las tropas fascistas
golpistas entraban en la villa foral, tomando el control de la misma y quemando
los archivos que hallaron en la iglesia de Santa María, imposibilitando así el
recuento final de las víctimas.
A principios de
enero de 1937, en su domicilio de la parisina rue la Boëtie, Picasso recibió la
visita de una delegación española formada por el director general de Bellas
Artes Josep Renau (famoso cartelista durante la Guerra Civil, y asimismo quien
unos meses antes había nombrado a Picasso director honorario del Museo del
Prado, cargo del que no llegaría a tomar posesión), el arquitecto Luis Lacasa,
y los escritores Juan Larrea, Max Aub y José Bergamín. El
propósito de los visitantes era solicitar a Picasso su colaboración para el
pabellón de España en la Exposición Internacional de París de ese mismo año.
El objetivo era demostrar al mundo que la República representaba
legítimamente al pueblo español. Aunque ya en 1936, al estallar la Guerra
Civil, Picasso se había posicionado abiertamente a favor del bando republicano,
nunca había aceptado ningún encargo de este tipo. De hecho, en un primer
momento, el pintor se mostró un tanto renuente a crear una obra de gran
formato. Sin embargo, el 8 de enero de 1937 fechó la
primera lámina de su serie de aguafuertes Sueño y mentira de Franco,
de la que se hizo una edición limitada de 1000 ejemplares destinados a ser
vendidos en la exposición: los beneficios obtenidos se destinarían íntegros a
la causa republicana. Se supone que Picasso creó estos grabados a iniciativa
propia, al margen del encargo del gobierno español. La segunda y última plancha
la inició al día siguiente, 9 de enero, pero no la concluyó hasta el 7 de
junio, después de la creación del Guernica.
El encargo que le
hizo a Picasso el Gobierno español, una pintura mural que cubriera un espacio
de 11x4 metros, fue demorado por el pintor varios meses. Por entonces, Picasso
tenía una complicada situación personal, dividido entre tres mujeres: su
esposa, Olga; su antigua amante, Marie-Thérèse, madre de su hija Maya, y su
amante más reciente, Dora Maar. Las enormes dimensiones del cuadro le
impidieron el poder realizarlo en su taller habitual. Fue gracias a su amante,
la fotógrafa Dora Maar, como consiguió un taller en el nº 7 de la rue des
Grandes Augustins; Picasso lo alquiló y empleó su amplio ático como estudio. El
edificio tenía una curiosa historia. Allí había situado Balzac el estudio del
pintor protagonista de su novela La obra maestra desconocida, que,
por cierto, Picasso había ilustrado en 1927.
Según señaló Joseph
Lluís Sert, el arquitecto que diseñó el pabellón español de la Exposición
Internacional de París: “A Picasso se le pagaron, como a
todos, sólo los colores, las telas, los bastidores, los marcos, el transporte,
cantidades mínimas. El trabajo en sí fue un regalo, se hizo como un donativo
del artista, porque todos se habían ofrecido a colaborar con la República”. Se
sabe, sin embargo, que tras un primer pago de 50 000 francos, Picasso
recibió de la República española un segundo pago de 150 000 francos en
concepto de gastos. Una nota firmada por Max Aub, fechada el 28 de mayo de 1937
y dirigida al embajador Luis Araquistáin, acredita este pago. Según dicha nota,
el pintor se negaba a aceptar cifra alguna, y el pago que finalmente se le dio
tiene un carácter exclusivamente simbólico, destinado a cubrir los gastos de
Picasso.
Siendo Picasso una
persona pacifista y comprometida con la difusión de valores humanistas, este
brutal acontecimiento (26 de abril de 1937) le marcó profundamente y decidió
tomarlo como referencia para desarrollar el mural que le habían encargado en el
mes de enero, ya que aún no tenía claro el tema para el cuadro. Tal es así que
los bocetos que realizó los días 18 y 19 de abril revelan que Picasso no había
encontrado todavía la inspiración para su obra, a pesar de la inminente
inauguración de la Exposición Internacional. Dichos bocetos, que tienen como
tema El taller: el pintor y su modelo, prefiguran el Guernica únicamente
en cuanto a la forma rectangular de la composición, aunque se ha señalado
también que la figura del pintor con el brazo extendido guarda cierta semejanza
con la de la mujer que alarga el brazo con el quinqué en el Guernica.
No obstante, no aparece en este esbozo ninguno de los elementos iconográficos
del futuro cuadro. En uno de los bocetos hay incluso alguna clara alusión
política (la hoz y el martillo), que no estará ya presente en el Guernica.
No fue hasta el 1
de mayo de ese mismo año cuando Picasso diseñó los primeros esbozos de su
cuadro. Por suerte conocemos el proceso de creación de la obra gracias a sus
dibujos y a las fotografías que tomó Dora Maar. Según Van Hensbergen, todo este
material puede constituir “el ejemplo mejor documentado del progreso de una
obra en toda la historia del arte”. Desde los primeros bocetos irán
figurando ya los personajes más emblemáticos del cuadro. En el primero aparecen
ya los personajes principales del Guernica: el toro, la mujer con
la luz, el guerrero derribado en el suelo y el caballo. En
el segundo, encima del toro aparece un caballito alado que no estará presente
finalmente en el cuadro. La figura de la madre con el niño muerto en brazos
aparece por primera vez en un dibujo fechado el día 8 de mayo.
El artista, que
comenzó a trabajar directamente sobre el lienzo el día 11 de mayo, tuvo
verdaderos problemas para su plasmación ya que la tela era tan grande que
apenas cabía en el estudio; de hecho, por este motivo, y dado que estaba
destinado a ir pegado a un muro, Picasso utilizó pintura vinílica Ripolín mate,
de uso industrial. A instancias del propio Picasso, Dora
Maar realizó un total de siete fotografías, cada una de las cuales
muestra el lienzo en un estadio diferente de su ejecución. Gracias a las
fotografías, los críticos han considerado que la obra se elaboró en seis fases.
Valeriano Bozal ha observado que durante las tres primeras fases predomina un
sentido narrativo de la composición, “reforzado por la forma rectangular de
la obra, por su horizontalidad”. En la cuarta fase, según
Bozal, se introdujeron dos elementos novedosos: por una parte, el cuerpo del
toro, que antes estaba a la derecha de su cabeza, se situó a su izquierda, con
lo cual quedaba violentamente torcido; por otra, se destacó en el centro la
figura del caballo. En las siguientes fases, el trabajo de Picasso se
centró en las figuras del guerrero caído y de la mujer de la derecha. En la
última fase, Picasso rellenó el caballo con pequeños trazos y la falda de la
madre con rayas verticales, dibujó una cuadrícula en el suelo y terminó de
pintar la zona de la lámpara. El genio concluyó su “obra maestra” el 4 de junio
de 1937.
El Guernica es
un óleo sobre lienzo gigantesco (350 x 780 cm) que pesar de su título, y de las
circunstancias en que fue realizado, no contiene ninguna referencia concreta al
bombardeo de Guernica ni a la Guerra Civil. Es por ello que se trata de un
cuadro simbólico, y no narrativo. Únicamente está pintado utilizando los
colores blanco y negro, y una gran variedad de grises. La estructura es
semejante a la de un tríptico, cuyo panel central está ocupado por el caballo
agonizante y la mujer portadora de la lámpara. Los laterales serían, a la
derecha, la casa en llamas con la mujer gritando, y, a la izquierda, el toro y
la mujer con su hijo muerto. El del tríptico no es, sin embargo, el único
principio de ordenación espacial presente en el Guernica. Las
figuras están organizadas en triángulos, de los cuales el más importante es el
central, que tiene como base el cuerpo del guerrero muerto, y como vértice la
lámpara. En el cuadro aparecen representados doce símbolos: seis seres humanos
y tres animales (toro, caballo y paloma).
Durante la segunda
quince del mes de junio el Guernica fue trasladado al pabellón
español, si bien la instalación no se abrió al público hasta el 12 de julio,
una fecha muy tardía ya que la Exposición Internacional se había inaugurado el
24 de mayo. El diseño del pabellón español se debió a los arquitectos Josep Lluís
Sert y Luis Lacasa; y en el expusieron sus obras artistas tan destacados como
Joan Miró, Alberto Sánchez, José Gutiérrez Solana, Aurelio Arteta, Emiliano
Barral o Francisco Pérez Mateo. Picasso, además del Guernica,
expuso también Cabeza de mujer. El Guernica se
encontraba en el atrio del pabellón, junto con la escultura Fuente de
Mercurio, de Alexander Calder. En un mostrador próximo se ofrecieron en
venta los grabados de Sueño y mentira de Franco, en dos tirajes de
diferente precio: 850 ejemplares con firma matasellada de Picasso (a 200
francos) y 150 más exclusivos, impresos en papel chine collé y
firmados a lápiz por el artista (500 francos la carpeta).
Tras la Exposición
Internacional de París el Guernica comenzaría un periplo por
todo el mundo que duraría casi medio siglo. Así, en 1938, el marchante de arte
Paul Rosenberg organizó una exposición itinerante con obras de Picasso y otros
artistas (entre ellos Matisse y Braque), cuya principal atracción fue el Guernica,
y que se exhibió en las Oslo, Copenhague, Estocolmo y Gotemburgo entre enero y
abril de dicho año. A finales de septiembre el cuadro viajó al Reino Unido, con
el objetivo de recaudar fondos para el National Joint Commitee for
Spanish Relief (Comité de Ayuda a los Refugiados Españoles) de
Londres. Entre los últimos meses de 1938 y enero de 1939 pudo ser admirado en
Londres, Leeds, Liverpool y Manchester. En particular, la exposición de la obra
en la galería de arte Whitechapel de Londres tuvo un gran éxito de público, y
contribuyó en gran medida a sensibilizar a la opinión pública británica sobre
la situación española. Finalizada la “gira” europea y dado que en España se
había instaurado una dictadura militar fascista, y además en Europa se estaba
librando la II Guerra Mundial, Picasso optó por que el cuadro fuese custodiado
por el Museum of Modern Art de Nueva York (MoMA), aunque expresó su voluntad de
que fuera devuelto a España cuando el país retomara la democracia. Desde allí
siguió participando en numerosas exposiciones, lo que poco a poco fue
deteriorando la obra ya que cada vez que se trasladaba la tela debía ser enrollada
y montada en un nuevo bastidor. Fue expuesta en el Art Institute de Chicago en
1940, en el Museo de Arte de Columbus en 1941, y en el Fogg Art Museum de
Cambridge en 1942. En 1953 formó parte de una gran exposición dedicada a
Picasso en el Palacio Real de Milán y en diciembre del mismo año fue llevada a
la Bienal de Sao Paulo, y en 1955 participó de una retrospectiva de su autor
que itineró por diversos museos de Alemania, Bélgica, Dinamarca y Países Bajos.
Entre 1957 y 1958 formó parte de la exposición 75 Aniversario de Picasso en el
MoMA, posteriormente expuesta en Chicago y Filadelfia. A partir de 1958
permaneció en el MoMA hasta su traslado
definitivo a España en 1981. Primeramente se expuso en el
Casón del Buen Retiro, y posteriormente, desde 1992, en el Museo Nacional
Centro de Arte Reina Sofía, en donde se encuentra en exhibición permanente y
con la prohibición de realizarle fotos. Junto al lienzo se hallan 45 bocetos en
papel y lienzo, muchos de ellos preparatorios y otros creados como variaciones
tras la conclusión del cuadro. A día de hoy todavía existe una pugna entre el
Museo del Prado y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía sobre a quién
pertenece el cuadro.
BIBLIOGRAFÍA
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