sábado, 19 de diciembre de 2020


Huerto de las Monjas, un rincón mágico de Madrid

 

Localizado entre las calles Rollo y Sacramento, encontramos el Jardín del Palacio de O’Reilly, popularmente conocido como “Huerto de las Monjas”.

Este escondido jardín formaba parte de un convento, dañado parcialmente durante la Guerra Civil, fue reconstruido y utilizado hasta 1972, cuando el lugar se dispuso para la construcción de viviendas, salvándose solamente la iglesia, que fue adquirida por el Ministerio de Defensa. El lugar, de evocadora atmósfera, estaba destinado en su momento para el cultivo de verduras, hortalizas y árboles frutales por las hermanas Bernardas (siglo XVII).

Uno de los muros que separan el huerto con el exterior, da hacia la Plaza de la Cruz Verde, donde encontramos la Fuente de Diana Cazadora. Dentro del jardín, nos encontramos con la llamada Fuente de la Priora, compuesta por 4 querubines de bronce.


Esta huerta, transformada en jardín, formaba parte del conjunto del Convento del Santísimo Sacramento. Este convento, cuya fachada podemos observar aún hoy en día desde la calle Mayor, fue fundado en 1615 sobre unas casas anejas al palacio del duque de Uceda, valido de Felipe III.


El Duque fue el que trajo a unas religiosas del convento de Santa Ana de Valladolid para este nuevo lugar. El templo religioso es una magnífica muestra del barroco madrileño.

Esta es la maravilla de Madrid, donde conviven lo moderno con lo antiguo y podemos encontrar rincones mágicos de manera totalmente inesperada.

Se puede visitar el jardín entre las 6:00 y las 23:00 de lunes a viernes. Los fines de semana está cerrado..

https://gatopormadrid.com/2020/12/18/huerto-de-las-monjas-un-rincon-magico-de-madrid/

 

POSADA DEL DRAGÓN,

Desde 1868 en la

Cava Baja de Madrid


Esta posada localizada en la Cava Baja nº 14, en pleno barrio de la Latina, a un corto paseo de la Plaza Mayor, fue construida por el Marqués de Cubas como casa de huéspedes en el año 1868. Posteriormente fue continuada como Parador o Posada del Dragón a nombre de su dueño desde 1880, Pedro Villoria.

Este lugar fue demolido a finales del siglo XIX y reconstruido a principios del siglo XX, época en la que servía de alojamiento a los comerciantes del Rastro y a proveedores del próximo Mercado de la Cebada.


Era tan elevado el tránsito de personas en aquella época que la zona se convirtió en lugar para que las postas y diligencias realizasen sus paradas. Más adelante, ya en el siglo XX, se convirtió en zona de parada de autobuses.


La posada debe su nombre al dragón que había esculpido en la ya desaparecida Puerta de Moros (uno de los accesos al recinto amurallado de Madrid), y conserva en su interior una corrala del siglo XIX, restos de la muralla cristiana, una bañera de mármol, un pilón-abrevadero y una escalera de madera, todos ellos, elementos históricos protegidos.



Actualmente se ha transformado en un hotel-boutique, con 27 habitaciones y un diseño singular, disponiendo de las innovaciones tecnológicas, aunque jugando con el contraste entre elementos antiguos y nuevos, mezclando elementos del siglo XIX con los de XXI: madera y hierro con vidrio y acero.

https://gatopormadrid.com/2020/12/11/posada-del-dragon-desde-1868-en-la-cava-baja-de-madrid/

 

Plaza de la Cebada de Madrid

La Plaza de la Cebada acogía uno de los mercados que tenía Madrid para la venta de cereales, legumbres y tocino. El nombre se debe a que aquí se separaba la cebada destinada a los caballos del rey de la de los regimientos de Caballería. El grano lo traían a vender a esta plaza los labradores de las cercanías de Madrid.




La plaza de la Cebada fue durante el siglo XVII el lugar donde se instalaban las ferias de Madrid. Su célebre fuente de la Abundancia, diseñada por el maestro Juan Gómez de Mora, estaba formada por cuatro osos que entre los dos cuerpos que componían la parte mayor del monumento vertían el agua sobre cuatro tazas labradas en los altos de unas columnas que emergían de la superficie del estanque. En torno a su pila se congregaba al sol la flor de la gallofa de la corte. Fue demolida el 27 de marzo de 1840. También había una segunda fuente, la de Endimión, y de una menor importancia artística e histórica, construida entre 1620 y 1638.


Esquina a la calle de Toledo estaba el primitivo convento de la Latina, y dando a la plaza, el hospital del mismo nombre. El convento que fue fundado para las Concepcionistas Jerónimas; pero por los frailes de San Francisco, doña Beatriz Galindo hubo de trasladarse a donde es ahora la plaza del Duque de Rivas, y cedió el edificio que quedaba vacante a las monjas franciscas. En el hospital vivió por su rector el cronista de Madrid, Jerónimo de Quintana, que allí fundó la congregación de San Pedro de los Naturales, origen del hospital de sacerdotes.

En el siglo XIX, aquí se celebraban las ejecuciones, trasladándose desde la Plaza Mayor. Aquí fue ahorcado el 7 de noviembre de 1824 el general Riego, de quien se dice que dio todo un espectáculo de abatimiento ante la horca. La plaza llegó a recibir el nombre de Riego después de la revolución de 1868.


Aquí se construyó el Mercado de la Cebada, con su magnífica arquitectura de hierro. En 1870 fue colocada la primera piedra para su construcción, y en 1875 se abría al público este local de abastos, contando con una superficie de 6323 metros cuadrados. El espacio restante de la plaza hasta la calle del Humilladero se destinó a depósito al aire libre de frutas y legumbres.


https://gatopormadrid.com/2020/06/18/plaza-de-la-cebada-de-madrid/

 

Calle y Angosta de los Mancebos

La calle de Mancebos se encuentra en pleno barrio de La Latina. Su nombre tradicional es el de calle de los Dos Mancebos, en referencia de los dos jóvenes que trajeron prisioneros desde Palencia, acusados de haber arrojado la teja que mató al rey Enrique I desde el Palacio Episcopal de la ciudad. Fueron encerrados en la torre de los Lasso de Castilla, que se encontraba detrás de la iglesia de San Andrés. Allí fueron degollados y sepultados. La torre era semejante a una fortaleza, conservando su aspecto original hasta que en 1816 fue mandada derribar por su estado ruinoso.


Otra de las leyendas detrás de la calle cuenta que el nombre procede de las habitaciones que daban a esta calle, de pajes o mancebos del marqués de Villafranca. Aún así, es inverosímil esta versión ya que eran doce pajes, por lo que el nombre se ajusta más a la primera historia.


La calle Angosta de los Mancebos es la única de Madrid que conserva esta denominación y que hace referencia a su estrechez en comparación con las otras vías.

Antes podíamos encontrar la calle Angosta de los Peligros, calle Angosta de San Bernardo y calle Angosta de Majaderitos.

https://gatopormadrid.com/2020/11/24/calle-y-angosta-de-los-mancebos/

 

 

Calles de Madrid: Calle del Rollo

Situada entre la calle del Sacramento y la calle Segovia, la calle del Rollo es una de las más singulares de todo Madrid, en plena zona de los Austrias. A más de uno le sorprenderá la cantidad de anécdotas, leyendas e historia que posee esta pequeña calle madrileña.


Lo primero que destaca al llegar a esta calle es su forma, que al mismo tiempo está relacionada con su nombre. La calle del Rollo posee esa forma retorcida que muchos vieron como la explicación de su nombre. Pero se equivocaban, y menos mal, porque hubiéramos perdido muchas de las mejores leyendas madrileñas.


Rollo Jurisdiccional de Covarrubias

La calle recibe el nombre por la cruz que estaba situada casi a la altura de la calle Segovia, y que servía como “rollo jurisdiccional”. Este rollo se utilizaba desde la época de los Reyes Católicos. Los monarcas otorgaban a las ciudades correspondientes estos hitos para que hubiera constancia de que tenían derecho a “impartir justicia”, como juzgar pleitos. A su vez, estos rollos convivieron con otros, llamados “picotas” o “rollos de justicia”.

Estos rollos de justicia eran utilizados como lugar donde se depositaban o clavaban brazos, piernas o cualquier parte que podáis imaginar, para dejar claro a los posibles futuros criminales de cual iba a ser su futuro.


La coexistencia de ambos rollos hizo con el tiempo que fueran bastante difícil de distinguir. Finalmente las Cortes de Cádiz decidieron derribar todos estos rollos, incluido el que nos ocupa. Aún así, en la geografía española, especialmente en los pueblos podemos ver estos rollos, normalmente en las plazas mayores de los mismos.

Pero aquí no acaba la historia porque ahora viene lo mejor. Esta calle era llamada antes como calle de los Arcos, debido a uno que poseía al principio de la misma, y que fue derribado por peligro de ruina. El otro tramo de la calle, era denominado de la Parra. Esto se debía a que una de las casas de la calle poseía una pequeña huerta donde había un número generoso de parras. Esta vivienda pertenecía a don Juan López de Hoyos, maestro de los Estudios de la Villa, a un par de calles de allí, y que fue una institución educativa clave hasta la llegada de los Estudios Imperiales de San Isidro. Un joven muchacho robaba frecuentemente en el huerto de don Juan, hasta que consiguió pillar al chico. Cual fue su sorpresa al descubrir que ese joven era uno de sus alumnos. Ese alumno se llamaba Miguel Cervantes Saavedra.


Calle del Rollo desde la calle Segovia

Otra de las leyendas que disculan sobre el origen del nombre habla del cadaver de un niño que se encontró en un rollo de esteras. Pero mi leyenda favorita de la calle habla de la Casa de los Gatos. En esta casa vivían dos ancianas solteras que estaban constantemente rodeadas de estos animales. Eran bastante conocidas, según la leyenda, porque tocaban el piano todo el día. La sorpresa fue que un día no sonaba el piano en su interior. Las dos mujeres se encontraban muertas en el interior. Para muchos fueron los propios gatos los que asesinaron a estas pobres mujeres.

Las casas de la Malicia fueron un gran episodio en la historia de la Villa y Corte que trataremos en otro post., pero hay que destacar que una de las más conocidas y mejor conservadas se encuentra al final de la calle, en el cruce con la calle Segovia.


Casa de la Malicia de la calle del Rollo

Para finalizar, uno de los lugares más especiales y secretos de Madrid se encuentra en la calle del Rollo. Se trata del Huerto de las Monjas, un pequeño jardín, muy privado y tranquilo, que corresponde al huerto que había en el desaparecido Convento del Sacramento. Actualmente sólo se conserva el terreno y la propia Iglesia del Sacramento o Castrense, por su caracter militar. En el centro del jardín se encuentra una bonita fuente que proviene del desaparecido Palacio de Montellano, que se encontraba en la Castellana.


Huerto de las Monjas y su fuente

Después de todas estas historias, leyendas y anécdotas desde luego lo que no se puede decir de esta calle es que precisamente es un rollo.

Bibliografía consultada:

·         Las calles de Madrid, Isabel Gea.

https://gatopormadrid.com/2017/01/24/calles-de-madrid-calle-del-rollo/


Madrid desaparecido:

IGLESIA DESANTA CRUZ


Situada en la plaza a la que ha dado nombre, los orígenes de esta iglesia se remontan a una antigua ermita situada fuera de los muros de la ciudad, en el arrabal de Santa Cruz, y que fue fundada para conmemorar el triunfo de Alfonso VIII en la batalla de las Navas de Tolosa, ocurrida el 16 de julio de 1212. Ya en el siglo XIV, y para atender a la población asentada fuera de la Villa, entorno al camino de Atocha, esta ermita fue declarada parroquia bajo la advocación de la Santa Cruz.


Atalaya de la Corte

Santa Cruz fue una de las parroquias más importantes de la ciudad a pesar de que en 1541 se segregó parte de su territorio para formar la de San Sebastián. Su feligresía se extendía por los alrededores de la plaza de Santa Cruz, parte de las calles Toledo y Atocha, y límite sur de la Puerta del Sol. Estuvo muy vinculada a la Sala de Alcaldes, pues era el edificio elegido por esta institución para celebrar sus festividades. Además, fue iglesia muy concurrida por los fieles, pues en su interior se veneraba desde 1580 la imagen de Nuestra Señora de la Caridad, anteriormente situada en el Hospital del Campo del Rey, y de quien los madrileños eran muy devotos.


Torre del templo original

En cuanto a su edificio, levantado sobre una planta de cruz latina de medianas dimensiones, fue descrito por Álvarez y Baena como hermoso y capaz. Sufrió dos importantes incendios, uno en 1620, que arrasó la sacristía, y otro en 1763, que afectó a toda la iglesia, y que obligó a realizar una profunda restauración concluida en 1767. Lo más destacable era su torre, de 144 pies de altura, y conocida como la Atalaya de la Corte. Pertenecía al Ayuntamiento y fue construida entre 1627 y 1660 por el arquitecto Francisco del Castillo. También destacaba la portada de la fachada principal, realizada en granito por José Jiménez Donoso, y formada por dos columnas jónicas exentas y un bajo relieve realizado por Pablo González Velázquez que representaba la invención de la Santa Cruz.


Iglesia de Santo Tomás

Todo ello fue demolido durante los años de la revolución de 1868, trasladándose su parroquialidad a la que había sido iglesia del Colegio de Santo Tomás en la calle Atocha, convento de religiosos dominicos fundado en 1583 por fray Diego de Chaves, confesor de Felipe II, y que había sido desamortizado en 1836.


Iglesia de Santa Cruz actual

Tras el incendio de Santo Tomás a finales del siglo XIX, la iglesia de Santa Cruz continuó su periplo por Madrid siendo trasladada otra vez a la que había sido iglesia del convento de los carmelitas en la calle del Carmen. Mientras tanto, sobre el solar de la antigua iglesia de Santo Tomás, se empezó a construir en 1889 el edificio actual. Acabadas las obras en 1902, la parroquia de Santa Cruz se trasladó definitivamente a su emplazamiento actual de la calle Atocha.


Interior de la Iglesia de Santa Cruz actual

En cuanto al edificio, fue construido bajo la dirección del arquitecto Francisco de Cubas, ayudado por su discípulo Miguel de Olabarría. Se trata del típico templo ideado por Cubas, en estilo neogótico, y levantado sobre una sola nave con ocho capillas laterales. Resulta interesante la fachada, formada por un gran arco apuntado con arquivoltas, y en donde podemos ver un relieve de Aniceto Marinas que representa la Apoteosis de la Cruz. Pero lo que más destaca es su alta torre de 85 metros, de planta cuadrada y coronada por una terraza, y que de alguna manera continua la tradición de la torre de la antigua iglesia, de 144 pies y edificada en 1660, la célebre “atalaya de la Corte”.

Lo único que se conserva del templo original es la llamada capilla de los Ajusticiados, que en la actualidad constituye uno de los comedores de un restaurante situado en la calle de la Bolsa.

https://gatopormadrid.com/2020/12/04/madrid-desaparecido-iglesia-de-santa-cruz/



Templete metro de la Red de San Luis

 

El templete, de piedra, hierro y cristal, fue construido por Antonio Palacios en 1919 para albergar el ascensor de la estación de metro Red de San Luis. En 1932 se cayó y fue sustituido por dos ancensores más pequeños que transportaban una media de 30000 personas en unas 800 ascensiones diarias.


En 1966 el templete se desmontó (en contra de la opinión popular) siendo trasladado al pueblo pontevedrés de Porriño, lugar de nacimiento de Palacios, donde se colocó, frente al cementerio donde se halla enterrado.


Aunque bajo el mandato del alcalde Alberto Ruiz-Gallardón se apuntó la posibilidad de construir una réplica con destino a despacho de venta anticipada de localidades de teatros, no se llevó a cabo.


A día de hoy, se están realizando las obras de ampliación del tunel subterraneo de la calle Montera, conectando Sol con Gran Vía. También se está reformando la estación de Gran Vía y al final de las obras se espera construir una réplica de la obra original, que dé acceso al metro.


Bibliografía consultada:

·         Guía visual del Madrid Desaparecido. Isabel Gea Ortigas. Ediciones La Librería.

https://gatopormadrid.com/2019/08/08/madrid-desaparecido-templete-metro-de-la-red-de-san-luis/






























































 

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