martes, 26 de enero de 2021

 

LA GRAN NEVADA DE MADRID

en 1904


Entre los días 27 y 30 de noviembre de 1904 se produjo la mayor nevada de la que se tiene registro sobre Madrid tanto por su duración como por su volumen, paralizando la ciudad por completo.

El por entonces Instituto Central Meteorológico (ICM) [actual AEMET], situado en el edificio de la antigua torre del telégrafo óptico (“El castillo”) del Parque del Retiro, aparte de tomar los registros pertinentes, vio alterada su normal actividad por motivo de la copiosa nevada. Se produjeron numerosas caídas de líneas de telégrafos en Madrid y eso ralentizó la recepción de los datos.

 

Durante estos días nevó de manera ininterrumpida (con algunas lluvias). Al nevar durante más de 32 horas intensamente se llegaron a registrar espesores de entre 70 y 150 cm. Los relatos de la prensa de la época son el mejor reflejo posible que se puede dar.

La edición vespertina del miércoles 30 de noviembre de 1904 de “El Gráfico”:

“Amaneció lloviendo, y á las diez de la mañana la lluvia se convirtió en nevada, más abundante que la del domingo [día 27] y más molesta por el viento que hacía. Se han producido nuevos destrozos en las líneas telegráficas y en los cables de los tranvías. Han venido a tierra todos los postes del teléfono desde la Puerta de Toledo hasta Carabanchel Alto. Los hilos cayeron sobre los del tranvía. La circulación de tranvías continúa interrumpida en muchos sitios.”

Panorámica de la ciudad de Madrid durante la gran nevada de 1904. Tomada desde la torre de la Iglesia de Santa Cruz.

La edición del jueves 1 de diciembre de 1904 del diario “El Imparcial”:

“No se recuerda en Madrid nevada tan abundante ni tan larga como esta que ahora sufrimos. Por efecto de ella se ha interrumpido la vida en Madrid. No circulan trenes, tranvías ni coches; las calles y paseos están cubiertos por una capa de nieve de medio metro de espesor y la marcha á pie es peligrosa y lenta. El abastecimiento de los mercados se hace con dificultad, y ni el ferrocarril ni los carros que aportan vituallas de los pueblos inmediatos pueden prestar su servicio de conducir víveres. Todas las obras que se ejecutan al aire libre se han suspendido y millares de obreros carecen de trabajo. El aspecto de la población es triste y desolado. Casi solitarias las vías, cerradas muchas tiendas, poco concurridos los cafés, suspendidas ayer las funciones teatrales, interrumpida la comunicación telefónica, encerrados en sus casas la mayor parte de los vecinos… Madrid comienza el último mes del año como un pueblo muerto y enterrado bajo inmensos bloques de mármol.”

Es paradójico escribir estas líneas tras vivir de primera mano esta gran nevada de enero de 2021, la mayor que se recuerda desde 1971 y compararla con la mayor que se conoce.

 

https://gatopormadrid.com/2021/01/10/la-gran-nevada-de-madrid-en-1904/

 

 

CURIOSIDAD:

GATOS Y GATAS DE MADRID

Todos ya conocereis que a los madrileños les hacen llamar “gatos y gatas”, pero puede que no conozcais de donde viene.

Tenemos que remontarnos a la época de Alfonso VI y la reconquista de Madrid. En uno de los asedios a la ciudad, un soldado de la tropa del monarca, con cuchillo en mano, se aventuró a trepar la muralla, haciendolo con una habilidad y destreza que desde fuera las tropas decian que parecía un gato. Debido a esta hazaña de tanto prestigio, posteriormente, muchas familias de alto linaje adoptaron el apelativo de Gato. De hecho se llegó a un punto de que no eras importante en Madrid si no tenías descendencia de este primer linaje de gatos.

El que recogió esta leyenda, entre otras muchas, fue Jerónimo de Quintana, bien conocido entre los historiadores madrileños y a todos los que ponemos nuestro granito de arena para difundir la historia de Madrid. Este hecho del asalto a la muralla, tuvo que realizarse en 1071, ya que en 1085, que es cuando se retomó el control de la ciudad por parte de los cristianos, es seguro que no hubo ninguna batalla, sino que los propios árabes se rindieron, ya que poco tiempo antes habían perdido el control de Toledo, y veían absurdo el defenderse.

Uno de los primeros gatos descendientes fue un personaje célebre, Juan Álvarez Gato, poeta de gran prestigio de las cortes de Juan II y Enrique IV (Siglo XIV), además de escribano de cámara y mayordomo de la reina Católica, Isabel. En épocas modernas, al redescubrirse la obra de este poeta, se le dedicó una calle, una de mis favoritas, y probablemente de muchos de los que leeis mis artículos. Me refiero al Callejón del Gato, entre la calle de la Cruz y la de Núñez de Arce, que posee unos espejos en un famoso local de patatas y pulpo, donde Max Estrella realizaba sus esperpentos en Luces de Bohemia, una de las novelas más notables de Valle-Inclán.


https://gatopormadrid.com/2016/10/12/curiosidad-gatos-y-gatas-de-madrid/

 

 

PALACIO DE PARQUE FLORIDO

ACTUAL MUSEO

LÁZARO GALDIANO

A finales de 1903 José Lázaro encargó al arquitecto José Urioste el proyecto de su nueva residencia familiar, el palacio de “Parque Florido”, así denominado en homenaje a su esposa Paula Florido.

Urioste firmó los planos en mayo de 1904 pero ciertas desavenencias llevaron a Lázaro a poner la ejecución de la obra en manos de Joaquín Kramer, quien dirigió los trabajos hasta 1906. Durante estos años el nuevo arquitecto introdujo numerosas modificaciones en el proyecto original, siguiendo las indicaciones del propietario. La obra sería finalizada en 1908 por el arquitecto Francisco Borrás, con resultado según el propio Lázaro, de “estilo Renacimiento muy sobrio”.


En cuanto a la ornamentación interior, el escultor Manuel Castaños se ocupó de la decoración de las cornisas y sobrepuertas de los salones, Juan Vancell llevó a cabo el encasetonado clásico del pórtico de la fachada principal y Eugenio Lucas Villamil decoró con pinturas los techos de las estancias más importantes.

Al fallecer José Lázaro Galdiano en 1947 cedió todos sus bienes al Estado, creándose la Fundación que lleva sus apellidos, a la cual dotó con tan generoso legado.


En 1951 el edificio fue inaugurado como Museo, adaptado a sus nuevas funciones por Fernando Chueca Goitia. Tres de las cuatro plantas del edificio fueron modificadas para conferirles una ordenación propiamente museística, conservando la rica decoración original de la planta noble y de algunas estancias de los pisos segundo y tercero con el fin de lograr en ellas una puesta en escena que evocara el ambiente “vivido” de la residencia del coleccionista.


El jardín de Parque Florido debe entenderse como una repetición formal de los principios expuestos en los tratados de jardinería de finales del siglo XIX, derivados del estilo paisajista que se impuso en la centuria anterior, adaptando lo que los franceses llamaban estilo “hôtel de ville” al clima madrileño y al gusto isabelino. El parque representa una pieza esencial no sólo por su trazado sino también por ser uno de los pocos conjuntos madrileños de palacete y jardín que han sobrevivido a nuestros días.


Acerca de su realización, la documentación sólo menciona a Alfonso Spalla, un ilustre paisajista que llegaría a España procedente de Italia, el cual utilizó un curioso estilo mixto aprendido durante su estancia en París, combinando la rigidez de los trazados formales con la sinuosidad del estilo naturalista. Este jardín, con su suave trazado, es un claro exponente de este movimiento que también se caracterizará por la introducción de una gran riqueza de especies arbóreas, que incluyen palmeras, coníferas y frondosas, entre las que destaca un gran almez y el tan característico plátano podado en candelabro.

El recorrido por el jardín lo amenizaba la colección de arte, que no se limitaba al interior del palacete sino que continuaba en el exterior, tal y como testimonian los bustos de los emperadores o la estatua de Galatea que permanecen en él tras el proyecto de recuperación acometido en el año 2004 por el estudio de paisajismo Citerea..

 

https://gatopormadrid.com/2021/01/01/palacio-de-parque-florido-actual-museo-lazaro-galdiano/

PALACIO DE BUENAVISTA,

HOGAR DE GENERALES,

ALBA Y BORBONES

El Palacio de Buenavista, actual Cuartel General del Ejército, está situado en la calle de Alcalá 51 con vuelta al paseo de Recoletos, en un emplazamiento elevado con vistas a la Plaza de Cibeles y el paseo del Prado, de donde viene su nombre.

Felipe II

El palacio ya estaba construido cuando en 1561, Felipe II decide trasladar la corte desde Toledo hacia Madrid. En este cerro se había construido una casa-palacio que por aquel entonces pertenecía al cardenal de Toledo Gaspar de Quiroga, el cual no dudó en ofrecérsela a Felipe II, ya que por aquel entonces, el Alcázar estaba siendo restaurado para adaptarlo a las necesidades del monarca. Este lugar era ideal para el rey, era una casa de descanso y recreo fuera de la ciudad (si, en el siglo XVI esta zona estaba fuera de la ciudad), pero no muy alejado del Alcázar y contaba con abundante agua y huertas. Ya en el plano de Pedro Texeira (1656) se observa la construcción y su entorno.


Palacio de Buenavista, jardines y huertas de su entorno. Plano de Texeira, 1656

En 1580, María de Austria, hermana de Felipe II, decide volver a España con su hija Margarita y se alojan en el palacio de Buenavista. El rey comenzó a adquirir terrenos colindantes para poder alojar al séquito de su hermana y ya de paso, aumentar las dimensiones de los jardines y huertas, que se encontraban rodeando el palacio.

En 1598 fallece Felipe II y hereda el trono su hijo Felipe III. Éste ocupó el palacio de Buenavista el 13 de octubre de 1599. Once días después hace su entrada solemne en Madrid alojándose en el Alcázar, ya que el palacio de Buenavista lo considera “su casa de campo”. Incluso en el periodo en el que la corte se sitúa en Valladolid, el monarca realiza viajes a Madrid alojándose en el palacio de Buenavista, principalmente para evitar cruzar la villa, camino al Alcázar, donde los madrileños podrían manifestar sus aversiones al traslado de la corte.


Alcázar de Madrid

A pesar de la predilección por este palacio, la proliferación de viviendas entorno al mismo y las constantes obras en el Alcázar, influyeron en los reyes el deseo de pasar largas temporadas en Aranjuez o en San Lorenzo del Escorial, provocando el deterioro del edificio y finalmente su venta.

Los siguientes propietarios del palacio fueron Diego de Silva y Mendoza, duque de Francavilla, casado con Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Mélito y de Éboli, adquiriendo el palacio por siete millones y medio de maravedíes, el 2 de agosto de 1609. Sus herederos conservaron el edificio hasta 1652, cuando una sentencia judicial obliga a su subasta por unas deudas no pagadas por los antepasados de los titulares. La subasta la ganó la Real Congregación de San Ignacio de Loyola, situada en el convento de San Felipe el Real de Madrid (localizado en la Puerta del Sol), el 23 de agosto de 1738.


Ana de Mendoza de la Cerda, la princesa de Éboli

Esta congregación edifica cocheras y caballerizas y construye una nueva entrada por la calle de Alcalá. Pero el excesivo coste de todas estas obras llevaron a la congregación a una situación insostenible, lo que obligó a dividir en dos la posesión, una la situada en el ángulo de la calle de Barquillo con la de Alcalá, que se mantuvo en manos de la congregación, y el resto de la finca donde se situaba el palacio, se vendió, el 23 de diciembre de 1753, a Zenón de Somodevilla y Bengoechea, I marqués de la Ensenada.

En 1759 el rey Fernando VI muere y su madrastra, Isabel de Farnesio, que residía en la Granja de San Ildefonso, se traslada a Madrid y se interesa por la compra del Palacio de Buenavista. La venta se produce el 5 de noviembre de ese año, y la reina madre continúa con las mejoras del palacio, convirtiéndolo en un paraíso, debido a los numerosos cuadros y objetos de arte que había adquirido a lo largo de su vida. Tenía 69 años y sólo pudo disfrutar seis años del lugar, pues falleció el 10 de julio de 1766.


Isabel de Farnesio

Los siguientes propietarios y posiblemente los más conocidos fueron los duques de Alba, que cambiaron para siempre el destino del lugar.

Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, XII duque de Alba, había decidido construir una mansión digna de su alcurnia, que sustituyera a su viejo palacio, situado en la calle del Duque de Alba, cerca del Rastro y dentro del Madrid castizo. Por ello, se decidió a la compra del palacio de Buenavista, que se encontraba en subasta tras la muerte de Isabel de Farnesio. La compró por 1.700.000 reales. La superficie le pareció pequeña para sus deseos y comenzó a adquirir casas y solares contiguos. Fallecería el 15 de noviembre de 1776.

El hijo del duque de Alba, el duque de Huéscar había muerto en 1770, por lo cual la heredera fue su nieta, María del Pilar Teresa Cayetana. La nueva duquesa cumplió con los deseos de su abuelo, la demolición del viejo palacio de Buenavista y encargó la construcción de uno nuevo al arquitecto Juan Pedro Arnal.


1930, Palacio de Buenavista

En 1777 comenzaron las obras, sin embargo, se produjo un incendio en 1795 cuando se estaban terminando las obras, provocando grandes daños y otro incendio más el año siguiente.

Debido a los incendios se preparó otro proyecto en el que se daba mayor importancia a la fachada de la calle Alcalá, convirtiéndose en la principal. Los duques nunca llegarían a habitar el palacio ya que el duque falleció el 9 de junio de 1795 y la duquesa el 23 de julio de 1802.

El testamento de la duquesa era tan amplio que los beneficiarios decidieron vender el palacio y los terrenos, lo que resultó un dolor de cabeza, debido a su elevado precio. En 1807 el alcalde de Madrid, Santiago Guzmán y Villoria propone la compra del inmueble para ofrecerlo al príncipe de la Paz, Manuel Godoy Álvarez de Faria. La propuesta sería aceptada por Carlos IV.


Manuel Godoy

Las obras de finalización se retoman, ya que quedaron paralizadas a la muerte de la duquesa, ya que Godoy que vivía en su palacio de la calle de Bailén, quería mudarse cuanto antes. Sin embargo, nunca lo pudo habitar ya que tras el Motín de Aranjuez, el 17 de marzo de 1808, Godoy perdió todos sus cargos, desterrado a Granada y confiscados todos sus bienes.

En 1816, tras un intento de convertirlo en museo de pinturas por parte de la Real Academia de San Fernando, se trasladó aquí el Real Museo de Artillería e Ingenieros y del Parque de Artillería. Después de unos años el palacio y su entorno precisaban de una restauración. Se construyó la gran escalera de piedra hasta el piso principal y se cambió el cerramiento de la calle Alcalá a uno de piedra con enrejado de hierro.

Cuando se nombra en 1840 al general Baldomero Espartero como regente del Reino, se dispone a fijar su residencia aquí, por lo que el museo es trasladado al edificio de los Secretos de Estado, en la calle de Bailén, donde se alojaba el Ministerio de Marina. Espartero lo ocupó hasta 1843, cuando se trasladó a Inglaterra.


General Baldomero Espartero

En 1847 se decide otorgarle nuevamente un uso público, estableciendo la sede del Ministerio de la Guerra. Para ello se agrandó el edificio, encargando las obras al arquitecto José María Aparici las reformas necesarias para que el palacio, sin perder su carácter residencial, tenga un uso militar. Para ello se construyeron dos alas al edificio, otorgándole de su actual forma rectangular de 135 metros de fondo por 75 de fachada, con dos patios.

Entre los ocupantes más ilustres del nuevo Palacio de Buenavista cabe citar al general Prim, principal impulsor del rey Amadeo de Saboya. Desgraciadamente su estancia no fue prolongada ya que en la noche del 27 de noviembre de 1870 se produjo un atentado contra él, entonces Presidente del Consejo de Ministros.


1872, Vista del Palacio de Buenavista y su entorno

El 12 de diciembre de 1882 se produjo un incendio en la crujía que separaba los dos patios y en donde se encontraba la biblioteca, que desapareció por completo.

Otros ocupantes ilustres fueron el general Primo de Rivera y Manuel Azaña.

La última reforma del palacio se realizó en 1939, añadiendo un piso más. Además se colocó un nuevo frontis en la fachada principal de la calle de Alcalá. En 1977 el palacio de Buenavista quedó como sede del Cuartel General del Ejército de Tierra.

 

https://gatopormadrid.com/2020/10/23/palacio-de-buenavista-hogar-de-generales-alba-y-borbones/



















































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