sábado, 20 de marzo de 2021

 

Monumento a Felipe IV en la Plaza de Oriente


http://www.memoriademadrid.es/buscador.php?accion=VerFicha&id=11998

 

Esta fuente, formada por dos piletas subcirculares, se compone de un doble conjunto escultórico, de diferente datación, ubicada frente al Palacio Real.

La fuente presenta un desarrollo simple pero de notable valor estético. Un plinto rectangular, rematado en cuatro extremos de disposición diagonal sobre el que descansan sendos leones de bronce acostados, constituye el cuerpo central del conjunto, realizado por Elías Vallejo. Sobre el basamento central se encuentra la estatua ecuestre de Felipe IV, también de bronce, realizada por Pietro Tacca bajo diseño de Velázquez en el siglo XVII, con la colaboración de Martínez Montañés y de Galileo Galilei para lograr el equilibrio del équido.


https://sobreespana.com/2008/05/19/la-plaza-de-oriente-y-el-palacio-real-de-madrid/

 

La parte frontal y trasera del conjunto se asienta sobre dos estanques de escasa profundidad. A los pies de la estatua ecuestre se sitúa el segundo conjunto escultórico, realizado en 1843 por Francisco Elías Vallejo y José Tomás por encargo de Isabel II. Este conjunto consiste en una composición a modo de reflejo de espejo, compuesto por dos bajorrelieves realizados por José Tomás y que representan la imposición del hábito de la Orden de Santiago a Velázquez por parte del Rey Felipe IV y una alegoría de la protección del monarca a las artes y las letras.

Los laterales oriental y occidental presentan sendas esculturas representando figuras masculinas de ancianos que sirven de alegoría a los ríos Jarama y Manzanares. En el primer caso, bajo la escultura aparece una fuente compuesta por dos pilas superpuestas con forma de concha que vierten aguas al amplio pilón semicircular. En el segundo, la alegoría del río descansa sobre un cántaro del que brota un surtidor de bronce que arroja las aguas sobre sendas fuentes ya descritas y a un pilón simétrico al citado anteriormente.

 


Primera estatua ecuestre de la historia en la que el caballo se sostiene sobre las dos patas traseras. Caballo y jinete tienen su origen en un cuadro de Velázquez, pero lo que era posible en pintura, no lo era en escultura.

https://www.artehistoria.com/es/monumento/monumento-felipe-iv

Se trata de una obra maestra de la estatuaria ecuestre, no sólo por su calidad artística, sino también por sus características técnicas. Es la primera escultura a caballo del mundo en la que éste se sostiene únicamente sobre sus dos patas traseras y, discretamente, también sobre su cola. La obra consigue su difícil equilibrio gracias a su calculado estudio de los puntos de apoyo y la distribución de los pesos de la estatua, donde la parte trasera tiene el mayor de los pesos y la parte delantera está totalmente hueca, equilibrando así la obra. El conjunto se completa con un pedestal, y dos fuentes, elementos de menor interés artístico. Fueron realizados en el siglo XIX, dentro del contexto de las obras de construcción de la Plaza de Oriente.

El monumento fue inaugurado oficialmente el 17 de noviembre de 1843, un año antes de que Narciso Pascual y Colomer diseñara el trazado definitivo de la plaza, cuyo contorno fue articulándose a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX..

https://gatopormadrid.com/2021/03/05/monumento-a-felipe-iv-en-la-plaza-de-oriente/ 

 

Fototeca. Las estatuas de la Plaza de Oriente

 

En nuestro grupo de facebook hemos publicado una serie de fotografías de la antigua fisonomía de la Plaza de Oriente. También se ha publicado un grabado de 1893 que representa el paseo en carro que se daba a los niños alrededor de la plaza y que se llamó "Paseo de las estatuas"; atracción que fue costumbre hasta bien entrado el siglo XX.

"—Mira, sobrino—me respondió entonces el de Horche, volviéndose a parar violentamente en medio de la acera—. No quiero ver el Museo de Pinturas porque dudo de la autenticidad de la mayoría de los cuadros que encerráis en ese edificio. Tampoco me lleves a contemplar las estatuas de la plaza de Oriente como dicen que las contemplan los paletos andariegos. Son figuras antiartísticas, indignas de la capital de España. [...] Y no me enseñes las efigies principales que hay en los paseos y plazas de la Corte, pues te voy a preguntar por qué no habéis levantado otra porción de ellas de hombres realmente grandiosos y eminentes, y no vas a saber qué contestarme." [1]

 

Llaman la atención al espectador de hoy las dos fotografías que veremos a continuación. De las estatuas de la segunda imagen hablaremos, prescindiendo de las historias y leyendas ya conocidas sobre ellas.


© Archivo HUM
Fotografía de Alfonso o Cortés (?)
La Esfera, 1924
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


"[PALACIO REAL. PLAZA DE ORIENTE]"
© mcu-IPCE-FPH
Archivo MORENO
Signatura: 0465_C
(Finales siglo XIX o principios del XX)
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


Como podemos apreciar, una verja rodeaba todo el perímetro del monumento a Felipe IV y zona ajardinada. En la parte exterior cuarenta regias estatuas rodeaban la plaza. Las esculturas de los reyes godos y astures custodiaban el precioso conjunto, acompañados a su vez por frondosos árboles que deslucían la visión de tan majestuoso entorno.




"MADRID- Vista de la plaza de Oriente"
© mcu-IPCE-FPH
Archivo RUIZ VERNACCI
Signatura: VN-27995
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

En 1905, tres años después de tomarse la siguiente fotografía, la plaza se encontró abarrotada de multitudes luciendo estandarte de cada una de las comisiones allí presentes. La plaza era el punto de encuentro y partida de la manifestación que desfiló hasta la Biblioteca Nacional para rendir homenaje al insigne D. José Echegaray. Desde los balcones del Palacio la familia real presenció la masiva marcha. Cuentan las crónicas que mucha gente se encaramaba a los árboles y a las cabezas y torsos de las estatuas. Ocurrió el 19 de marzo de aquel año.

 


"Madrid. Plaza de Oriente. 1902"
(Fragmento de positivo estereoscópico)
© mcu-IPCE-FPH
Archivo ARCIMIS
Signatura: ARC-0381
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Así fue su fisonomía hasta que en 1909 la zona comenzó a hundirse y las estatuas mostraron cierto grado de inclinación. En su subsuelo confluían las aguas de los Caños del Peral, el arroyo de la Encarnación y el del Arenal, que, a pesar de los rellenos con tierras echadizas, fueron buscando su cauce, socavando y desplazando el terral.

Pero el detonante vino del terrible hundimiento frente al Palacio Real, en la puerta del Príncipe, que sacó a la luz las catastróficas consecuencias de una rotura de las tuberías del Canal de Isabel II. Ocurrió en marzo de 1910

Así lo había explicado un técnico en un reportaje de La Correspondencia de España del 29 de marzo de aquel año:


Por su parte, el alcalde de entonces, Sr. José Francos Rodríguez, dejaba claro la gravedad de la situación y el peligro que suponía una plaza que se hundía poco a poco y en la que se abrían grandes socavones sin previo aviso.

 


Sin ser estos acontecimientos los que cambiaron la fisonomía de la plaza, al menos propiciaron los trabajos de mejora que fueron practicados.


Para que nos hagamos una idea del estado de plaza y estatuas, nada mejor que la opinión de un protagonista, un paseante del Madrid de 1910:


Poco después, ya en 1911, se leía la siguiente noticia:


Las reformas de 1912 de subsuelo y pavimentación, acometidas en varias zonas de la ciudad, incluyeron la modificación de rasantes de la plaza y restauración de las estatuas. Para este servicio se dotó  de una partida de 124.392,7 pesetas.

 

En 1913 los jardines fueron remozados para dar la bienvenida al presidente de Francia, Monsieur Raymond Poincaré. A tal efecto el alcalde de entonces, Sr. Vincenti, destinó una partida de casi 80.000 pesetas. 


Vista de la plaza de Oriente en 1913
© Archivo HUM
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


En 1918 las mudas estatuas fueron protagonistas de la instalación de tremendos barracones para la celebración de la verbena de Santiago. Era costumbre montar allí esa fiesta con sus puestos típicos, pero lo que resultó intolerable aquel año fue la presencia de los barracones.

La plaza más regia de Madrid, en la que cohabitan Palacio, Teatro, monumento y estatuas de reyes, se convertía en una fantochada. Las críticas al Ayuntamiento llegaron enseguida.

 

En los años 20 desaparecerán las verjas que encarcelaban al monarca de bronce y su entorno para ser cambiadas por una decoración que -lejos de dejarle en libertad-, le encadenaban. Quedará rodeado entonces de pesadas cadenas sujetas a pilotes de piedra.

 

Dijo D. Ramón Gómez de La Serna:

"Por algún conducto misterioso se supo que iban a robar la Plaza de Oriente o que iba a escaparse, y por eso la cargaron de cadenas.
¿O aquella verja de intermedio de circo, tan frágil para los cuatro leones de la fuente, se ha dado por inútil al cabo del tiempo al comprender que los cuatro leones son mansos?" [2]




© Archivo HUM
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325



© Archivo HUM
Fotografía: Díaz Casareigo, 1928
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Después de la guerra -y antes también-, las estatuas de los reyes visigodos iban presentando un estado de deterioro vergonzante. Claro está que durante la triste contienda fue cuando más daños sufrieron; pero antes de eso ya les habían desaparecido cetros, narices, algún dedo y otras extremidades.

Aquel día de 1931 que Felipe III y su corcel fueron derribados y destrozados en la Plaza Mayor, los monarcas visigodos también sufrieron varios daños.



© Archivo HUM
Fotografía: Cortés o Marín
Mundo Gráfico, 1931
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Durante la guerra un obús italiano alcanzó de lleno a Doña Petronila, reina de Aragón, que en la fotografía de Benítez Casaux yace destrozada a los pies de su marido, Berenguer IV.



© Archivo HUM
Fotografía: Benitez Casaux
Estampa, 1937
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


Esta otra fotografía, también de Benítez Casaux, muestra en detalle los pilotes de piedra con cadenas en un escenario de destrucción. Así se presentaba la Plaza de Oriente en guerra.



© Archivo HUM
Fotografía: Benitez Casaux
Estampa, 1937
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Ya en la década de los años 40 -a principios-, se decide remodelar la plaza y reducir el número de estatuas -que como dijimos, eran cuarenta-, y situarlas en el lateral opuesto al paseo, mirando hacia el monumento a Felipe IV.



© tococoleccion.net
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


"[PLAZA DE ORIENTE]"
© mcu-IPCE-FPH
Archivo MORENO
Signatura: 04746_A
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


En 1962 Patrimonio Nacional les procura un mantenimiento general para intentar borrar las cicatrices del paso del tiempo y el maltrato. Esta tarea se prolongará durante varias décadas. Así lo muestra la siguiente imagen del año 1980.

 


© Archivo HUM
Fotografía: Pastor
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

La plaza y sus estatuas han visto pasar los tiempos que crearon historias. Han conocido reyes y a otros que no lo eran, y han sido testigos de manifestaciones en pro o en contra de esos unos y aquellos otros.


© Archivo HUM
Fotograbado MEDITERRÁNEO, 1970
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325



© Archivo HUM
Fotograbado MEDITERRÁNEO, 1970
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Pero la plaza ahí continúa, ostentando su viejo linaje.
Sus moradores de bronce y piedra evocan siglos perdidos en la memoria, mientras en su paseo y jardines resuenan ecos de infancia y sones de alabarderos.



© Archivo HUM
Grabado: D. F. Pradilla, 1870
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 FOTOTECA
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Bibliografía

[1] Soler, Antonio. Los hombres y los días. El archivo de Cristóbal Colón. La Acción, diario de la noche. Madrid, 1917. Año II (380) p. 1

[2] Gómez de la Serna, Ramón. Motivos: La Plaza de Oriente Encadenada. La Esfera. Madrid, 1928. Año XV (777) p. 43

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2016) "Fototeca. Las estatuas de la Plaza de Oriente", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325

 Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.

• En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

© 2016 Eduardo Valero García - HUM 016-002 FOTOTECA
ISSN 2444-1325

 

https://historia-urbana-madrid.blogspot.com/2016/02/estatuas-de-la-plaza-de-oriente-madrid.html












































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