ESPAGUETIS AL DENTE Y CRUJIENTES CON TOMATES CONFITADOS Y UN TOQUE DE
MENTA
La pasta es uno de los productos preferidos en todo el mundo. Aunque se
trata de uno de los alimentos más ancestrales y se desconoce su origen, probablemente
ligado al propio desarrollo de la agricultura —se trata simplemente de mezclar
un cereal con agua—, es un producto que puede encontrarse en las cocinas
populares de muchos países y culturas.
Cuenta la leyenda que fue Marco Polo quien trajo la pasta a Europa desde
China, en uno de sus viajes, aunque algunas referencias históricas aseguran que
ya con anterioridad se elaboraban en la ciudad italiana de Pisa los vermicelli,
muy similares a los spaghetti, aunque algo más finos.
Aunque la pasta ha sido asumida en los recetarios tradicionales de muchos
países, Italia sigue siendo el país donde más se consume y el mayor productor
del mundo, con empresas como Barilla, fundada en 1877 por Pietro Barilla, y que
actualmente elabora productos que dan lugar a platos tan apetitosos como
estos Spaghetti n° 5 al pomodoro by Davide Oldani.
INGREDIENTES
Para 4 personas
·
Para los
espaguetis:
320 g de espaguetis Barilla n.° 5 | 4 g de sal | 10 ml de aceite de oliva
virgen extra | 200 ml de tomate triturado
·
Para los
espaguetis crujientes: 100 g de espaguetis Barilla n.° 5 | 2 g de sal |
200 ml de aceite de girasol
·
Para el
tomate confitado:
6 tomates en rama pelados | 3 g de aceite de oliva virgen extra | 3 g de sal |
3 g de azúcar | 2 g de hojas de menta
·
Para el
toque final:
15 g de hojas de menta | 50 g de aceite de girasol
ELABORACIÓN
Para los espaguetis al dente, en una cazuela grande con agua hirviendo y sal
los hacemos hasta que tengan una textura firme pero no dura, los colamos y
mezclamos con una salsa hecha con el tomate triturado.
Para los espaguetis crujientes, los hacemos en agua hirviendo con sal
durante unos 11 minutos, los colamos, demos enfriar y secamos. Una vez secos,
los freímos de uno en uno en el aceite de girasol a 160 °C, hasta que estén
dorados.
Para el tomate confitado cortamos los tomates en rama en cuatro láminas
—retirando las semillas— y las condimentamos con sal, aceite de oliva virgen
extra, azúcar y menta. Dejamos secar ligeramente en el horno a 57 °C
durante aproximadamente 3 horas.
Finalmente, en una cazuela calentamos el aceite de girasol a 60 °C
añadimos la menta, dejamos infusionar durante 30 minutos y pasado ese tiempo
retiramos la menta.
A la hora de servir colocamos en cada plato una base de los espaguetis con
salsa de tomate, añadimos el aceite con menta, los tomates confitados y, por
último, los espaguetis crujientes.
La levadura de panadería es el ingrediente clave que proporciona volumen,
esponjosidad y un sabor incomparable. Fresca en daditos, líquida, seca activa o
instantánea… se trata de un producto vivo y activo, un hongo microscópico que
hace que la masa fermente y desarrolle aromas.
PIZZA VEGANA CON
CALABACÍN, BERENJENA Y TOMATITOS CHERRY
La levadura de panadería es el ingrediente clave
que proporciona volumen, esponjosidad y un sabor incomparable. Fresca en daditos,
líquida, seca activa o instantánea… se trata de un producto vivo y activo, un
hongo microscópico que hace que la masa fermente y desarrolle aromas.
Solo la levadura de panadería permite obtener
productos de panificación: panes, bollería, masas para pizza… En definitiva,
elaboraciones tan sabrosas como esta Pizza vegana, una receta
ofrecida por Levital.
INGREDIENTES
Para la masa
·
500
gr de harina de fuerza
·
250
ml de agua templada
·
50
ml de aceite
·
15
gr de sal
·
12,5
gr de levadura Levital
Para la pizza
·
½
calabacín
·
¼
berenjena
·
Tomatitos
cherry
·
Tomate
frito
ELABORACIÓN
Para la masa, disolvemos la levadura fresca en un
vaso con un tercio de agua tibia, y cuando esté lo vertemos en un bol o
recipiente grande. Añadimos la harina, la sal y el aceite y mezclamos todo con
un tenedor hasta que la masa esté lo suficientemente más densa como para
continuar amasando con las manos sobre la encimera, previamente enharinada.
El truco para conseguir la masa perfecta es
repetir un mismo procedimiento durante el amasado: hacemos una bola, doblamos
sobre sí misma y volvemos a compactar, repitiéndolo durante varios minutos y
espolvoreando la masa de harina para facilitarnos el trabajo. Cuando hayamos
terminado, volvemos a dar forma de bola a la masa, la colocamos en un bol,
tapamos con un papel film y dejamos reposar durante una hora para que gane
volumen y esponjosidad.
Pasado ese tiempo, volvemos a espolvorear con
harina la superficie de trabajo y, con la ayuda de un rodillo, aplastamos la
bola para darle la forma redonda de la pizza. Le damos la vuelta y repetimos la
operación una y otra vez durante dos minutos, y listo.
Para la pizza, cortamos las verduras en rodajas y
las asamos por ambos lados en la parrilla con un poco de aceite. Mientras
precalentamos el horno a máxima temperatura. Ponemos papel de horno en la
bandeja, y encima la masa redondeada. Con la ayuda de un pincel añadimos el
tomate frito por toda la masa, sin llegar a los bordes. Cuando tengamos las verduras
listas, las repartimos por la masa, bajamos la temperatura del horno a 250 ºC y
horneamos durante 10-15 minutos.
BERENJENA CON QUESO
EMMENTAL EN SALSA DE GUINDILLA
Los
quesos de Suiza son famosos en todo el mundo gracias al cuidado y a las
características artesanales con las que se elaboran. El pastoreo de las vacas
es obligatorio en este país donde está totalmente prohibido el uso de hormonas
y antibióticos en la crianza de ganado y donde ningún queso puede fabricarse
con aditivos químicos.
Para
elaborar un queso suizo se utiliza casi el doble de leche que para fabricar un
queso de producción industrial. Las queserías reciben dos veces al día la leche
recién ordeñada para garantizar la elaboración de un producto fresco y sano. El
uso de leche cruda, no pasteurizada, posibilita un sabor más intenso y potencia
los aromas derivados del pasto y forrajes.
Unos
sabores que se deben, en esencia, a la leche con la que se elaboran, no
pasteurizada y de las mejores vacas, vacas no hormonadas y alimentadas con
pastos del prado, heno y hierbas naturales. Gran parte del mérito es de éstas,
pero, son los maestros queseros suizos los que siguiendo el mismo proceso que
cientos de años atrás, se encargan de transformar la leche en quesos de
excelentísimo sabor, sin aditivos, ricos en vitamina D y aptos para
intolerantes al gluten y a la lactosa, quesos que dan lugar a platos como
esta Berenjena con queso Emmentaler en salsa de guindilla, una
receta ofrecida por Quesos de Suiza.
INGREDIENTES
Para
4 personas
o
2
berenjenas medianas
o
Mantequilla
para cocinar
o
200
g de queso Emmentaler AOP rallado
o
2
huevos
o
2
hojas de salvia picadas finamente
o
Sal
y pimienta
Para la salsa
o
1
diente de ajo cortado en pequeños trozos
o
2
guindillas rojas cortadas en pedazos
o
1
dl de vino rojo
o
20-30
g de mantequilla, fría, cortada en pedacitos
o
Sal
y pimienta
ELABORACIÓN
Cortar
las berenjenas en 12-16 rodajas, salar y dejar reposar durante 30 minutos.
Pasado ese tiempo, secar el líquido con un paño o papel de cocina y freír las
rodajas en mantequilla hasta que estén doradas
Mezclar
el queso, los huevos y la salvia. Condimentar con sal y pimienta. Untar las
berenjenas con esta mezcla y colocar sobre papel de hornear en una bandeja.
Gratinar en el horno, previamente precalentado a 220 °C.
Para
la salsa, estofar el ajo en la mantequilla, añadir la guindilla y seguir
cocinando. Apagar con vino blanco y dejar evaporar a fuego lento. Pasar por el
molino para verduras. Cocinar la salsa hasta que se vuelva espesa. Incorporar
progresivamente la mantequilla fría. Condimentar con sal y pimienta.
Para
el emplatado, verter primero la salsa en los platos calientes y colocar encima
las berenjenas al Emmental.
http://diariodegastronomia.com/berenjena-queso-emmental-salsa-guindilla/
ZANAHORIAS ASADAS CON
ESPECIAS ORIENTALES, VINAGRETA DE MIEL Y LIMÓN, Y QUESO DE CABRA
Vivir
en España significa disponer de una oportunidad única para consumir los
productos más característicos de la Dieta Mediterránea, como por ejemplo, las
frutas, hortalizas, y sus transformados en zumos, conservas y ultracongelados,
puesto que es posible conseguirlas fácilmente y a un precio razonable,
facilitando así una dieta equilibrada y saludable.
El
proceso por el que pasan las verduras congeladas permite procesar la materia
prima vegetal de forma eficiente y con bajo impacto ambiental. Además, el producto
llega al consumidor limpio y troceado, impidiendo que se generen desperdicios.
Pero, ¿y desde el punto de vista nutricional? ¿conservan las verduras
congeladas sus propiedades? En torno a las propiedades nutritivas de las
verduras congeladas han girado muchos mitos, sin embargo, según la Asociación
Española de Fabricantes de Vegetales Congelados (ASEVEC) ya son varios los
estudios que han demostrado cómo, gracias al proceso de la ultracongelación, se
preservan prácticamente intactas sus propiedades.
“El
proceso que siguen las verduras congeladas es un gran desconocido para la
población. La principal diferencia entre una verdura fresca y una congelada es
que, la segunda se congela a gran velocidad y en continuo movimiento para
conservar la calidad, sabor y valor nutricional del producto. El proceso se
realiza con aire a menos cuarenta grados, que permite que el producto alcance
rápidamente la temperatura de menos veinte, evitando así roturas de tejidos y
pérdida de fluidos”, explica Álvaro Aguilar, secretario general de ASEVEC.
Otra
de las ventajas que presentan estos productos es que ayudan a evitar el
desperdicio alimentario y son medioambientalmente sostenibles. Su tratamiento
permite que lleguen al consumidor limpias, enteras o troceadas, por lo que no
generan desperdicios y, además, son de uso fácil y rápido, ya que se presentan
listas para cocinar, dando lugar a elaboraciones como estas Zanahorias
asadas con especias orientales, vinagreta de miel y limón y queso de cabra.
INGREDIENTES
o
500
g de zanahorias congeladas
o
85
ml de zumo de naranja
o
200
ml de aceite de oliva
o
Media
cucharadita de comino molido
o
1
pizca de azafrán
o
6
dátiles
o
1
cucharada sopera de cilantro fresco
o
1
cucharada de miel
o
100
g de queso de cabra
o
Media
cucharadita de sal
ELABORACIÓN
Echar
las zanahorias, sin descongelar, en una sartén con dos cucharadas de aceite.
Dejar rehogar a fuego medio durante 7 minutos, moviendo continuamente.
Cuando
estén hechas, mezclarlas en un bol con el zumo de naranja, el aceite y la miel.
Añadir el comino y el azafrán, salpimentar al gusto, y remover todo bien.
Deshuesar
los dátiles, cortarlos en trozos pequeños y añadirlos al bol, junto con las
zanahorias y el aliño. Mezclarlo bien y guardar en la nevera durante una hora.
Pasado
ese tiempo, sacar el bol de la nevera y añadir el cilantro fresco picado. Por
último, picar el queso de cabra en daditos y añadirlo.
Emplatar
con un poco de cebollino picado por encima.
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