LAS TORRES DE BABEL DE NAUCALPAN
Las Torres de Babel de Naucalpan es un apodo para los Caracoles y
acueducto de los Remedios que se parece al Babel de Brueghel y uno puede
visitar.
Alguna vez de niño vi la foto en blanco
y negro. En la imagen salen retratadas dos hermosas torres escalonadas de
cantera que se levantan majestuosas hacia el cielo en medio de un paisaje
semi-árido. Las torres tienen un increíble parecido a la Torre de Babel que pintó Pieter Brueghel el viejo en el siglo XVI: ambas tienen plantas que van
disminuyendo de diámetro conforme a la altura en forma de caracol. En la foto
también se alcanza a ver un acueducto que une a ambas torres. Y si uno se fija
con más detenimiento, puede ver a decenas de personitas caminando en procesión
sobre los arcos y trepadas sobre las torres, descansando y disfrutando de la
vista. Eso si, aunque la foto es muy vieja, todas las estructuras ya se ven en
ruinas. En la parte inferior derecha de la foto está escrito a mano “Caracoles
y acueducto de los Remedios, México, Méx.”, aka, nuestras Torres de Babel de
Naucalpan.
Las Torres de Babel de Naucalpan
Pero
¿existe algo de esas estructuras el día de hoy? y ¿donde están ubicadas?
Después de una sencilla búsqueda en Google me entero que todavía
sobreviven (después de cuatro siglos) al noreste de la ciudad, en el municipio
de Naucalpan. Visitarlas es muy fácil, pues aunque están catalogadas como Patrimonio Cultural por el INAH,
no están bardeadas, ni protegidas. Es más, están integradas completamente al
entorno urbano.
Obviamente el paisaje desértico que se ve en
la foto ya no existe; ahora el terreno es parte de la mancha urbana y las estructuras coloniales están rodeadas
de puestos ambulantes, casas, negocios, un mercado, un parque y muchas
vialidades. Incluso, abajo de los “arcos”, como se le conoce al acueducto,
pasan micros, camiones y coches en todas direcciones.
Su historia
La historia cuenta que en 1616 el virrey
Diego Fernández de Córdoba mandó construir un sistema hidráulico para
transportar agua del pueblo de San Francisco Chimalpa al pueblo de los
Remedios, que está en una de las zonas más altas al poniente de Naucalpan. Para
ello, los ingenieros instalaron una cañería subterránea hecha de tubos de barro
y construyeron dos respiraderos o sifones en forma de torre que generarían un
sistema de presión por estar cada uno a altura diferente. Las torres de 23
metros de altura también eliminarían el aire que pudiera llevar la tubería y
almacenarían agua. Sin embargo, al parecer, este sistema nunca funcionó por
errores de cálculo y por la complicada topografía de la zona.
Un siglo y medio después, en 1765, el virrey
Joaquín de Montserrat le encargó al maestro constructor Idelfonso Inesta
Bejarano resolver el problema. Inesta Bejarano abandonó el sistema de sifón y optó por construir un acueducto de
500 metros de longitud compuesto de 50 arcos de medio punto que
supuestamente llevarían el agua de un pueblo al otro. Sin embargo, se volvió a
equivocar en los cálculos y allí quedaron los vestigios inservibles de ambas
obras hidráulicas hasta nuestros días.
Caminar entre las Torres de Babel
Vale la pena conocer las estructuras. Por
suerte todavía se puede caminar sobre el acueducto para trasladarse de una
torre a la otra y admirar una vista espectacular de la ciudad. Sólo hay que
tener mucho cuidado de no tropezarse en el sendero porque es muy angosto,
especialmente cuando vienes de tomarte un pulque en alguna de las pulquerías
que están en el camino de la Basílica de Nuestra Señora de los Remedios a los
caracoles.
Más allá de la imagen de Naucalpan cómo un
paraíso de centros comerciales, resulta increíble que existan tesoros
históricos y arquitectónicos de la talla del acueducto de Los Remedios y de los
Caracoles. Muy cerca de allí, también puedes visitar la Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios construida en 1575 y que hoy es un parque de
diversiones católico con iglesia, museo, esculturas, kiosco, voladores de
Papantla y restaurantes incluidos.
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