domingo, 23 de enero de 2022

 

5 especies de humanos que han existido y que quizás no conocías

 

Estamos tan acostumbrados a la idea de ser las únicas personas en este planeta que parece descabellado pensar que no hace tanto tiempo en nuestra historia evolutiva, múltiples tipos de humanos ocuparon nuestras tierras.

 

Los entornos del Paleolítico o la Edad de Piedra, eran dinámicos. Las poblaciones se movían, interactuaban y, a veces, incluso se mezclaban.

A medida que las metodologías arqueológicas y las tecnologías disponibles se vuelven más sofisticadas, podemos "ver" las vidas de estas poblaciones humanas con más y más matices, haciendo que el mundo del Paleolítico se parezca más a un cuadro viviente que a una pieza de un museo.

Pero, ¿cuántos tipos diferentes de seres humanos han existido? Esta es una gran pregunta y los antropólogos aún no se ponen de acuerdo.

Una gran parte del debate es que hay muy pocos especímenes con los que los antropólogos pueden trabajar.

 

Tómate un momento y piensa en todo el espectro de tamaños y formas corporales de los humanos modernos. Ahora imagínate tratando de recrear todo eso utilizando los esqueletos de solo un pequeño grupo de individuos.

Los investigadores han desenterrado fósiles de unos 6.000 homínidos en total. Solo unos pocos han aportado alguna evidencia genética.

Entre otras cosas, intentan averiguar cuáles representan especies nuevas, a veces a partir de un solo cráneo o el hueso de un dedo.

El trabajo es duro y puede causar polémica.

Cada nombre científico tiene una designación de género, seguida por una de especie.

En el árbol genealógico humano, el género Homo, se remonta unos 3 millones de años e incluye más de una docena de especies de homínidos, incluidos los humanos modernos: los Homo sapiens.

La familia extensa de los homínidos, que incluye al género Ardipithecus, se remonta unos 6 millones de años.

Aquí te describimos cinco homínidos que contribuyeron a la historia de la evolución humana, con los que quizás estés menos familiarizado y que muestran cuán diverso fue el paisaje humano antiguo.

 

1. Homo Rudolfensis

El Homo rudolfensis es el ejemplo perfecto de los peligros de describir a una especie basándose en pruebas fósiles limitadas.

La designación se basa en un solo espécimen, un cráneo, también conocido como el KNM-ER 1470, que data de hace aproximadamente 1,9 millones de años y proviene de Koobi Fora, en lo que hoy es Kenia.



IMAGEN,GETTY IMAGES Reconstrucción del Homo Rudolfensis.

 

Originalmente, el cráneo se le atribuyó a la especie Homo habilis, el miembro más antiguo que se conoce del género humano.

Sin embargo, hubo algunos problemas con esto: primero, la cavidad del cráneo era muy grande.

Los otros especímenes de Homo habilis que habían tenían cerebros de alrededor de 500 centímetros cúbicos; el Homo rudolfensis tenía un cráneo que habría albergado unos 700 centímetros cúbicos de cerebro.

El espécimen de H. rudolfensis también tenía dientes más grandes y un borde de cejas más pequeño que los cráneos de H. habilis.

Los antropólogos finalmente concluyeron que era poco probable que la variación dentro de una sola especie -incluso teniendo en cuenta las posibles diferencias entre machos y hembras-, pudiera explicar estas diferencias físicas.

Por eso el KNM-ER 1470 recibió una designación de especie separada en 1986.

 

2. Homo antecessor

La cueva Gran Dolina en Atapuerca, España, es un sitio arqueológico gigante, con depósitos que se extienden por casi 20 kilometros y datan de hace más de medio millón de años.



LA IMAGEN,GETTY IMAGES Homo antecessor.

 

Todavía no se sabe con certeza cuando los homininos colonizaron por primera vez el continente europeo. Se han citado varios yacimientos en Francia e Italia, con dataciones que llegan hasta 1,5 millones de años. Sin embargo, en estos lugares tan solo se han encontrado algunas herramientas del Modo 1 y las dataciones no son definitivas. En cambio, los yacimientos de Fuentenueva 3 y Barranco León, en la depresión de Guadix-Baza (Granada), no solo han proporcionado una gran cantidad de utensilios del Modo 1, sino que existen magníficos estudios de biocronología y paleomagnetismo, que apuntan a una fecha de hace entre 1,2 y 1,4 millones de años.

El fósil humano más antiguo encontrado en todo el territorio del oeste de Europa fue hallado en 2007 en el yacimiento de la  cueva de la Sima del Elefante, en la sierra de Atapuerca (Burgos).


Ilustración del resto mandibular ATE9-1 encontrado en el yacimiento de la cueva de la Sima del Elefante de la sierra de Atapuerca (Burgos). Este fósil representa, por el momento, el resto humano más antiguo conocido de Europa occidental, con una antigüedad de 1,2 millones de años.

Se trata de un fragmento de la parte anterior de una mandíbula, que tiene caracteres muy primitivos, junto a algunos rasgos, que no se encuentran en las mandíbulas africanas de la misma época. La antigüedad de esta mandíbula se ha realizado mediante estudios de biocronología, paleomagnetismo y la aplicación del método de los núclidos cosmogénicos. La cifra obtenida con este método es de aproximadamente 1,2 millones de años. Las herramientas de sílex halladas junto a la mandíbula también tienen una manufactura muy arcaica y se incluyen en el Modo 1.

Es muy posible que los homininos recorrieran la península de Anatolia, quizá bordeando el sur del mar Negro o las costas del mar Mediterráneo, poco después de la primera gran expansión demográfica fuera de África. Aprovechando alguno de los descensos del nivel del mar, no resultaría difícil atravesar a pie los estrechos del Bósforo y Dardanelos que limitan el mar de Mármara. Por ese motivo, es muy posible que más tarde o más temprano se encuentren restos humanos más antiguos de 1,2 millones de años en regiones del este de Europa. También es cierto que aquellos homininos tan primitivos estaban adaptados a un clima subtropical y que tan solo fueran capaces de vivir en el sur de Europa. Quizá se trató de incursiones esporádicas e intermitentes y es por ello que los vestigios de su presencia son muy escasos. O tal vez no se han realizado suficientes excavaciones en países como Bulgaria, Macedonia, Grecia o Rumanía. El tiempo nos dará una respuesta.


La ocupación de Europa por homininos pudo suceder hace algo más de un millón y medio de años, muy posiblemente a través de los estrechos del Bósforo y Dardanelos, que son transitables a pie con moderados descensos del nivel del mar. Se han propuesto colonizaciones a través de Sicilia y del estrecho de Gibraltar. Sin embargo, no existen datos concluyentes que permitan aceptar o rechazar estas hipótesis.

Tampoco podemos olvidar que hace entre 1,3 y 1,1 millones de años, las condiciones climáticas en el hemisferio norte comenzaron a empeorar durante las fases glaciales. En esa época ocurrieron hasta cuatro épocas muy frías de larga duración, con interludios de mejoría en el clima. La tecnología de los homininos no permitía llegar hasta latitudes demasiado elevadas y, de hacerlo, las poblaciones podían llegar a extinguirse. El dominio del fuego aún no había llegado.

*Hasta hace poco tiempo se consideraba que la época geológica denominada Pleistoceno comenzó hace 1,8 millones de años. Clásicamente, este periodo se ha subdividido en tres fases: Pleistoceno Inferior (1,8-0,78 millones de años), Pleistoceno Medio (0,78-0,12 millones de años), y Pleistoceno Superior (0,12-0,01 millones de años). En la actualidad, se considera que el Pleistoceno comenzó hace 2,59 millones de años.


La ilustración muestra un instante de la excavación del sondeo arqueológico de seis metros cuadrados, realizado en la pared vista de la secuencia estratigráfica del yacimiento de la cueva de la Gran Dolina en la sierra de Atapuerca. Durante la campaña de 1994, se localizaron restos de homininos, industria lítica del Modo 1 y numerosos restos de vertebrados fósiles en el nivel TD6.

Hace en torno a 900.000 años, el hemisferio norte tuvo una de las épocas más cálidas del Pleistoceno. Esta fecha coincide con la presencia en la península ibérica de una población de homininos bien establecida, que sin duda también colonizó el resto del sur de Europa. Sin embargo, sus restos fósiles solo se han encontrado en el nivel 6 (TD6) del yacimiento de la cueva de la Gran Dolina, de la sierra de Atapuerca. Los primeros restos aparecieron en 1994, junto a una numerosa colección de herramientas de sílex, caliza y cuarcita del Modo 1. Aquel hallazgo fue muy importante, no solo por tratarse de los restos humanos más antiguos encontrados en Europa hasta ese momento, sino por haber falsificado una hipótesis defendida con ardor por los prehistoriadores europeos. Según la mayoría de los especialistas, Europa había sido colonizada hacía tan solo medio millón de años por la especie antecesora de los neandertales, que había traído consigo la tecnología del Modo 2. Como es natural, esta hipótesis tuvo que ser abandonada y fue sustituida por otras hipótesis alternativas.


Restos fósiles craneales de uno de los homininos inmaduros hallado en el Estrato Aurora del nivel TD6 del yacimiento de la cueva de Gran Dolina. Los restos pertenecen a un adolescente de unos 10 años de edad, que en 2001 fue bautizado como «Chico de la Gran Dolina».

En 1997, el autor de estas líneas y sus compañeros del Equipo Investigador de Atapuerca publicaron una nueva especie del género HomoHomo antecessor, tras un riguroso estudio de los restos fósiles humanos hallados en el nivel TD6. El vocablo antecesor significa en latín «explorador». Con este nombre, queríamos reconocer el hecho de que estábamos ante los vestigios de los primeros exploradores del continente europeo. Cuando en 2007 se encontró la mandíbula ATE9-1 en el yacimiento de la Sima del Elefante sugerimos como primera idea incluir este fósil en la especie Homo antecessor. Sin embargo, esta mandíbula no permite obtener suficientes datos como para asegurar que pertenece también a la especie nombrada en 1997. Así pues, no podemos descartar por el momento que Europa fuera colonizada por una especie distinta. Quizá en un futuro no muy lejano algunos yacimientos europeos proporcionen fósiles de seres humanos anteriores a un millón de años. Solo entonces podremos saber si Europa fue colonizada por Homo antecessor o por otra especie, todavía desconocida para la ciencia.


Ilustración del aspecto en vida del «Chico de la Gran Dolina». A pesar de que la especie Homo antecesor vivió hace casi un millón de años, la morfología de su cara era sorprendentemente moderna

El nivel TD6 del yacimiento de la Gran Dolina es uno de los mejores datados de Europa. Se ha utilizado la biocronología, el paleomagnetismo y los métodos numéricos de la termoluminiscencia y la resonancia de espín electrónico (ESR). La suma de todos los datos apunta a una fecha de más de 900.000 años de antigüedad, coincidiendo con una larga época de bonanza climática en el hemisferio norte. Los miembros de Homo antecessor tenían una estatura tan elevada como la nuestra, una gran fortaleza y un peso mayor. Como en todas las especies de nuestra genealogía, la pelvis y el tronco de Homo antecessor eran más anchos que los de las poblaciones modernas.

Aunque todavía no se ha encontrado un cráneo completo, los restos craneales de Homo antecessor sugieren que esta especie tenía un cerebro mayor de 1.000 centímetros cúbicos. Sus restos esqueléticos aparecen muy fragmentados y llenos de marcas de descarnado, golpes, etc., similares a las encontradas en los restos de varias especies de mamíferos hallados junto a los restos humanos. Es por ello que la acumulación de restos fósiles de esta especie se ha interpretado como un caso de canibalismo. Gracias al hallazgo de polen fosilizado de varias especies vegetales, y de varios miles de restos fósiles de micro y macrovertebrados, se sabe con certeza que las condiciones ambientales de la sierra de Atapuerca en aquella época eran muy favorables, un verdadero vergel donde no faltaban el agua y el alimento. Por este motivo y por el hecho de que los fósiles humanos no muestran signos evidentes de falta de alimentación se puede descartar un canibalismo por hambruna. Más bien al contrario, todo apunta a que los miembros de una tribu mataron y se comieron a los de otro grupo rival por el control de los magníficos recursos que se encontraban en los alrededores de la sierra de Atapuerca. Podemos así hablar de un verdadero canibalismo territorial, practicado de manera recurrente por las poblaciones de Homo antecessor. El canibalismo formaría parte del comportamiento cultural de esta especie.

 

3. Homo floresiensis

Los únicos fósiles conocidos de Homo floresiensis proceden de la cueva Liang Bua en la isla de Flores, en Indonesia.



https://redhistoria.com/homo-floresiensis-hobbit-indonesio-no-esta-relacionado-homo-erectus/

Los antropólogos también se refieren con cariño a la especie como "hobbits" debido a su diminuto tamaño: habrían medido un poco más de 90cm.

Los primeros restos de H. floresiensis se descubrieron en 2003.

Estos parientes humanos tenían cerebros pequeños (alrededor de 400 centímetros cúbicos), pero cazaban presas en la isla y sus herramientas eran muy similares a las realizadas por el Homo erectus, una especie con cerebros más grandes.

Una posible explicación de la pequeña estatura de los hobbits es un fenómeno conocido como enanismo insular.

En entornos con recursos limitados, como una isla rodeada de océano abierto, las especies que normalmente tendrían un cuerpo y un cerebro más grandes tienden a evolucionar hacia una masa corporal y un cerebro más pequeños.

Una especie de elefante pigmeo (ahora extinto) que una vez compartió la isla de Flores con los H. floresiensis es un ejemplo del mismo proceso.

 

4. Homo luzonensis

Otra población de homínidos que se descubrió recientemente es el Homo luzonensis, que vivió en la isla de Luzón, en Filipinas, hace unos 50.000-60.000 años.

 

 


Fossil remains of H. luzonensis from Late Pleistocene sediments at Callao Cave. Credit: Détroit, F. et al. Nature doi.org/10.1038/s41586-019-1067-9 (2019)E

https://nutcrackerman.com/2019/04/10/bienvenido-homo-luzonensis/

Casualmente, hace menos de 24 horas estaba reflexionando con las dificultades para definir la especie de los denisovanos, de la que conocemos 3 dientes, 1 fragmento de falange de dedo y 1 fragmento de hueso parietal. Sin embargo, gracias a su material genético sabemos de este grupo humano mucha más información que de otras cuantas especies de homininos. De hecho, algunas de estas fueron definidas a partir de fósiles que tal vez no eran demasiado representativos, o eran muy pocos (recordemos Homo heidelbergensis, definida a partir de la famosa mandíbula de Mauer).

Hoy celebramos la propuesta de inclusión de una nueva especie en el árbol evolutivo humano, Homo luzonensis. Y tenemos al menos dos motivos para esta celebración: el primero, porque no todos los días (ni meses, ni años) podemos ser testigos del hallazgo de restos humanos tan distintos que lleven a la formulación de una especie nueva; el segundo, porque en general ha despertado un conjunto notable de opiniones a favor de que esta especie «ha venido para quedarse», tal vez no tanto por lo diferente de sus fósiles (que también), sino por la causa probable de tal diferenciación: el extremo aislamiento de aquellos humanos.

 

Conozcamos a Homo luzonensis 

Luzón es la mayor de las islas de Filipinas, situada a 3000 km de Flores (Indonesia). Ambas han estado siempre aisladas en el océano, nunca han formado parte del continente. En Flores, unos homininos posiblemente asociados a Homo erectus o incluso Homo habilis llegaron a la isla y durante miles de años evolucionaron hacia formas enanas, junto con otra fauna del lugar como los estegodontes. El resultado evolutivo fue Homo floresiensis, que vivió hace unos 60-100 ka. Pero hay otros restos humanos (aún más pequeños) en otra localidad de la isla (en Mata Menge) de hace 700 ka. Algo similar parece que ocurrió en Luzón.

 

Lo que hoy se ha presentado es un conjunto de 13 fósiles procedentes de la cueva de Callao, al norte de la isla: dientes, huesos de las manos y los pies, y un fragmento de fémur, que pertenecieron al menos a 3 individuos (2 adultos y 1 niño). Sus características son las siguientes:

  • Datación: se han datado por series de uranio un metatarsiano descubierto en 2007 en 67 ka, y un diente en 50 ka.
  • 7 dientes poscaninos (premolares y molares) del maxilar superior derecho, son muy pequeños, recuerdan a los de Homo floresiensis o humanos modernos en su tamaño y estructura simple, pero recuerdan a dientes de australopitecos en el esmalte y las raíces.
  • 4 falanges de manos y pies y 1 tercer metatarsiano: de aspecto primitivo, similares a los de los australopitecos, falanges curvadas y la del pie presenta signos de fuertes inserciones musculares para la flexión. Sugieren una adaptación a la vida arbórea: una reliquia, curiosa retención de rasgos de los humanos de que descienden.
  • 1 fragmento de fémur. Aunque se especula con que Homo luzonensis pudo ser de pequeña estatura, no se puede inferir directamente a partir de este fragmento ni de los otros restos.

 


Premolar of H. luzonensis compared to H. floresiensis (Liang Bua 1), H. sapiens, H. erectus (Sangiran 4) and H. neanderthalensis (KRD 53). Credit: Détroit, F. et al. Nature doi.org/10.1038/s41586-019-1067-9 (2019)

El apasionante sureste asiático

Es importante poner en contexto la especie Homo luzonensis con otros hallazgos en el sureste asiático:

  • En el Valle Cagayan, al norte de Luzón, se recuperaron evidencias de presencia humana con una formidable datación de entre 631-777 ka400 huesos de rinoceronte (13 con marcas de corte) y 57 herramientas líticas.
  • En la isla de Sulawesi, Indonesia, se han encontrado herramientas líticas en Talepu, al suroeste, de 85-120 ka (algunas pueden corresponder a niveles de más de 200 ka), en Leang Burung 2 herrramientas de 50 ka, y pinturas rupestres en Leang Timpuseng al sur de antigüedad correspondiente ya a Homo sapiens: entre 35,4 y 39 ka (contemporáneas a las más antiguas de la cueva El Castillo, España). De Sulawesi podría provenir un posible antepasado común de Homo floresiensis y Homo luzonensis, en opinión de Chris Stringer o Matthew Tocheri.
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Referencia: Détroit, F. et al. A new species of Homo from the Late Pleistocene of the Philippines.Nature https://doi.org/10.1038/s41586-019-1067-9  (2019).

 

5. Homo Longi (hombre dragón)


Un equipo liderado por científicos chinos dice que ha encontrado los restos de una nueva especie humana que vivió en Asia hace al menos 146.000 años y que sería el pariente evolutivo más cercano del Homo sapiens, nuestra propia especie.

Los investigadores lo han bautizado como Homo longi, hombre dragón, en referencia al nombre de la región del noreste de China donde se halló el cráneo fósil. El análisis de esta calavera apunta a que se trataba de un hombre de unos 50 años, probablemente alto y fuerte. Este humano era una especie de frankenstein con rasgos primitivos y modernos: una cabeza aplanada, gruesos arcos sobre las cejas, una boca ancha y unos dientes bastante más grandes que los de cualquier persona actual. Pero también tenía uno de los cráneos más grandes que se conocen en el género humano y podía albergar un cerebro del mismo tamaño que el nuestro.



“Este fósil tiene características clave para entender el origen del género Homo y la aparición de nuestra especie”, explica Quiang Ji, investigador de la Universidad GEO de Hebei y coautor de los tres estudios que describen la nueva especie y su datación, publicados en The Innovation.

La propuesta de estos científicos es un nuevo clavo en el ataúd de esa teoría que ve en el Homo sapiens una especie única y elegida, pues indica que hace unos 200.000 años había en la Tierra siete especies humanas diferentes que en ocasiones compartían hábitat e incluso tenían sexo e hijos. “Serían los sapiens, neandertales, Homo daliensisHomo erectus, el hombre de flores, el de Luzón y esta nueva”, explica Chris Stringer, investigador del Museo de Historia Natural de Londres y coautor de dos de los estudios sobre el hombre dragón. Y a estas habría que sumar al Homo de Nesher Ramla, el posible ancestro de los neandertales cuyos restos hallados en Israel fueron presentados este jueves.

La historia de este fósil es rocambolesca. En 2018, un campesino le llevó el cráneo a Ji. El fósil lo halló un compañero de su abuelo en 1933 mientras trabajaba en la construcción de un puente sobre el río Songhua en la ciudad de Harbin, al noreste de China, según China Dailyun diario del Ministerio de Propaganda chino. El abuelo escondió la calavera en un pozo para que no se la llevasen los japoneses durante la guerra que enfrentó a ambos países. La calavera pasó de generación en generación hasta llegar a las manos de ese campesino, que decidió donarlo a la ciencia.

El principal problema de esta historia es que se desconoce el entorno en el que se halló el fósil. Y así es muy difícil datarlo. En los estudios publicados hoy, los científicos chinos han analizado los compuestos químicos del sedimento que el fósil tiene aún pegado en la cavidad nasal y lo han comparado con el de una columna de tierra extraída de la orilla del Songhua donde supuestamente apareció la calavera hace casi un siglo. Las edades coinciden y arrojan esa antigüedad de al menos 146.000 años.

Desde hace tiempo, los fósiles humanos encontrados en China plantean un enigma sin resolver. En este país se han hallado cráneos y otros huesos de homínidos que no encajan en ninguna de las especies conocidas. Tienen por un lado rasgos que los acercan al Homo erectus, un homínido alto y corpulento que fue el primer miembro de nuestro género que salió de África hace 1,9 millones de años y se expandió por Asia. Por otro lado presentan características similares al Homo sapiens, que llegó a esta zona del planeta hace unos 50.000 años.

Los científicos responsables del estudio dicen ahora que todos esos fósiles son de Homo longi. Sus estudios apuntan a que esta sería la especie más cercana a la nuestra en la evolución, más que los neandertales, pues proponen que la separación de estos y los sapiens se dio 400.000 años antes de lo que se pensaba hasta ahora.

“El fósil de Harbin y otros de China pertenecen a un tercer linaje de humanos que coexistieron con neandertales y sapiens”, comenta Stringer. “Si aceptamos que los neandertales son una especie distinta, también lo es esta”, señala. Pero el paleontólogo británico prefiere adscribir el nuevo fósil al Homo daliensis, uno de esos cráneos a medio camino entre el erectus y el sapiens.

Hace ya siete años, un grupo de científicos españoles propuso la existencia de una nueva especie de humanos en China. En aquel caso se basaban en los restos de un niño que vivió hace unos 60.000 años y que también tenía rasgos mezclados. Una de las autoras de la propuesta era María Martinón-Torres, directora del Museo Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, que es muy escéptica sobre el nuevo hallazgo chino. “Es un fósil espectacular, pero decir que es una nueva especie va demasiado lejos, sobre todo porque no se conoce el contexto [el terreno] en el que fue descubierto”, opina la paleoantropóloga.

Entre los fósiles que los científicos chinos etiquetan como hombre dragón está la mandíbula de Xiahe, hallada en plena meseta de Tíbet. En 2019, un equipo consiguió extraer proteínas del hueso y estas mostraron que se trataba de un denisovano, la especie hermana de los neandertales que habitó Asia. “No se puede ser hermano de los neandertales y de los sapiens a la vez. El análisis que han hecho tiene inconsistencias y yo opino que lo más lógico es emparentar esta nueva especie con los neandertales”, añade Martinón-Torres.

Antonio Rosas, experto en neandertales del CSIC cree que “es un trabajo revolucionario”. Se refiere sobre todo al análisis morfológico del cráneo y su comparación con el resto de fósiles humanos conocidos, una tarea que tiene una importante componente de computación y que por eso mismo es vulnerable, pues todo depende de la programación previa que se introduzca, por ejemplo al elegir qué rasgos son primitivos y cuáles modernos. “Esta aproximación es tan potente que puede rivalizar con la paleogenética”, asegura Rosas en referencia a la disciplina que analiza genes y proteínas extraídas de los fósiles y que ha aportado la mayoría de los grandes descubrimientos en evolución humana de los últimos años, asegura Rosas. ”Este podría ser el primer cráneo conocido de un denisovano, pero el análisis lo sitúa más cerca de los Homo sapiens. Es una conclusión muy compleja que aún habrá que discutir mucho. Lo que queda claro es que ya no estamos ante un paradigma unidireccional en el que los ancestros humanos salen de África para ir al resto del planeta, sino que posiblemente hubo viajes de vuelta de especies humanas desde Asia hacia África”, resalta.

http://www.nocierreslosojos.com/atapuerca-homo-antecessor-primeros-europeos/

https://nutcrackerman.com/2019/04/10/bienvenido-homo-luzonensis/

https://elpais.com/ciencia/2021-06-25/cientificos-chinos-presentan-al-hombre-dragon-la-nueva-especie-humana-hermana-del-homo-sapiens.html

https://www.bbc.com/mundo/noticias-58735782

 























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