martes, 11 de enero de 2022

 

ETA. ORÍGEN E IDEOLOGÍA

 

Las treguas de ETA


05.09.2010. ETA anuncia que deja de atentar. (Foto: EFE)


01.07.1996. El diario Egin publica un comunicado que anuncia el final de la tregua mantenida durante una semana. (Foto: EFE)

 

El 20 de octubre de 2011, ETA anuncia el fn de la lucha armada, pero en toda su Historia, ha declarado una decena de treguas.

Tras el anuncio del
 05 de septiembre de 2010la banda terrorista declara el 10 de enero de 2011 un alto el fuego «permanente, general y verificable». La anterior, en 2006, se prolongó durante nueve meses y terminó con un atentado en el aeropuerto de Barajas, mientras que la que comenzó el 18 de septiembre de 1998, que duró 439 días, fue la más extensa.
Éstas son las fechas clave:

·         20.10.2011 | ETA anuncia el fin de la lucha armada.
[Lea el 
comunicado íntegro, pdf ]

·         10.01.2011 | ETA anuncia un alto el fuego «permanente, general y verificable».
[Lea el 
comunicado íntegro, pdf ]

·         05.09.2010 | La banda anuncia su decisión de «no llevar a cabo acciones armadas ofensivas» en una declaración en la que asegura que «si el Gobierno de España tiene voluntad», está dispuesta a acordar «los mínimos democráticos necesarios para emprender el proceso democrático».

·         30.12.2006 | La banda terrorista rompe el alto el fuego con un atentado en el aparcamiento de la T4 del aeropuerto de Barajas. El atentado se cobra la vida de dos jóvenes ecuatorianos, Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio. No hubo comunicado previo de ruptura, sólo un aviso telefónico de ETA poco antes de la explosión.

·         22.03.2006 | ETA anuncia un alto el fuego permanente para «impulsar un proceso democrático en Euskal Herria». Un comunicado de la banda terrorista fija como fecha de inicio de la tregua el viernes 24 de marzo de 2006.

·         18.06.2005 | Un mes después de que el Congreso apoyara la moción del PSOE para dialogar con ETA, la banda anuncia el cese de «sus acciones armadas» contra «los electos de los partidos políticos de España». Unas semanas después, la banda terrorista puntualiza en su boletín interno, 'Zutabe', que esta tregua no afecta a los miembros del Gobierno.

·         18.02.2004 | A un mes escaso de la celebración de elecciones generales, la banda anuncia una tregua limitada al territorio de Cataluña.

·         28.11.1999 | Un comunicado de ETA anuncia el final del alto el fuego y marca el 3 de diciembre como fecha para la reanudación de sus operaciones.

·         16.09.1998 | Cuatro días después de la firma de la Declaración de Lizarra, la banda anuncia una tregua indefinida y sin condiciones que comenzaría dos días después. El Gobierno mostró dispuesto al diálogo: en mayo de 1999 se celebró un encuentro en Suiza que no fructificó.

·         20.11.1997 | La cúpula de ETA declara una tregua en lo que ellos vienen a llamar el «Frente de las cárceles».

·         23.06.1996 | ETA declara una tregua de una semana y ofrece al Gobierno negociar una salida al conflicto. El Ejecutivo no responde a dicho llamamiento.

·         26.04.1995 | La organización terrorista presenta su Alternativa Democrática como una oferta para la pacificación del País Vasco.

·         10.07.1992 | ETA ofrece una tregua de 60 días poco después de la caída de su cúpula en Bidart.

·         04.04.1989 | Fracasan las Conversaciones de Argel y ETA anuncia el fin de la tregua.

·         27.03.1989 | Nueva prórroga de dos meses. Prosiguen las conversaciones entre representantes de la banda y del Gobierno.

·         28.01.1989 | La organización terrorista prorroga su tregua otros dos meses. Prosiguen los contactos entre ETA y el Gobierno en Argel.

·         08.01.1989 | ETA declara una tregua de dos semanas coincidiendo con el inicio de las Conversaciones de Argel.

·         30.10.1988 | ETA ofrece, en los mismos términos, un cese de hostilidades de 60 días. Una vez más no se llega a producir.

·         15.02.1988 | Nueva oferta de ETA para una tregua de 60 días. No se materializa.

·         28.01.1988 | ETA ofrece al Gobierno una tregua de 60 días con objeto de negociar una salida pactada al conflicto vasco. Representantes de la banda terrorista y del Gobierno mantienen contactos que no fructifican.

·         Febrero 81 | La primera tregua real se produjo días después del golpe de Estado del 23-F, cuando ETA político-militar comunicó una tregua de un año que, finalmente, se prolongó hasta agosto del año siguiente.

UCD y los Acuerdos de Reinserción Social


De izquierda a derecha, 'Txaflis', 'Erreka' y Ugarte en su primera reunión en Ginebra. (Foto: 'Espía en el País Vasco'. Plaza y Janés)

 

Las primeras tomas de contacto entre representantes del Gobierno de la UCD y las dos ramas de ETA, la militar -partidaria de limitarse a la lucha armada- y la político-militar -a favor de combinar guerrilla y movimientos de masas-, llegaron tras la Ley de Reforma Política de 1976. Desde este año y, hasta 1980, se produjeron varias conversaciones.

El 30 de noviembre de 1976 se establecieron contactos en Ginebra (Suiza) entre Ángel Ugarte -jefe del SECED (antiguo servicio secreto) en el País Vasco entre 1974 y 1979-, y la rama político-militar (p-m). Ugarte ya había tenido contacto con los etarras durante el franquismo. Esta vez, sus interlocutores fueron Javier Garayalde, 'Erreka', y Jesús María Muñoa Galarraga, 'Txaflis'.

'Erreka' era miembro del Comité Ejecutivo de los poli-milis y la mano derecha de Pertur, ideólogo de esta división de la banda, presuntamente asesinado por sus compañeros. Tras su desaparición, 'Erreka' se convirtió en el principal impulsor de la "teoría del desdoblamiento", que apostaba por crear un partido que participara en el proceso democrático.

El propio Ugarte -que narra su experiencia en el libro ‘Espía en el País Vasco’, cuenta cómo la banda le tanteó para dialogar, cómo pidió permiso a Suárez, a través del director del SECED, Andrés Casinello, y cómo éste dio el visto bueno.

El servicio secreto se encargó de elegir el lugar —una suite en el hotel D’Avelles de Ginebra, repleta de cámaras y micrófonos ocultos— y la fecha, el 30 de noviembre de 1976. Ugarte se citó con los etarras en un edificio de Correos a las 8.30 de la mañana. Juntos partieron hacia el hotel, recorriendo las calles de la ciudad. Al principio la charla fue tensa, pero después se creó un ambiente distendido. "Eran gente seria, con la que se podía negociar", dice Ugarte a elmundo.es casi 30 años después. A este encuentro le sucedieron otros, a los que se sumaron miembros de ETA militar, que, en seguida, rechazaron el diálogo. "Con ellos era más difícil hablar. Incluso se produjeron situaciones violentas", cuenta.

Ugarte prosiguió los contactos durante el tiempo que estuvo en los servicios secretos -"Había que escuchar para conocerlos"-. Como consecuencia de estas reuniones se produjo una radicalización de ETA-militar, agudizada tras la incorporación de los comandos especiales (Bereziak), que se separaron de los poli-milis a raíz de las reuniones.

NUEVOS INTENTOS DE DIÁLOGO

En 1977 el Gobierno Suárez eligió como intermediario para el diálogo al periodista José María Portell, -autor del libro 'Los hombres de ETA'-, que conocía el entorno etarra. Para explicarle su cometido se entrevistó con él un hombre cercano al Gobierno, conocido como 'Estíbaliz'.

En febrero, Portell se reunió con Juan José Etxabe, un histórico de ETA, para pactar la base de futuras negociaciones. El objetivo del Gobierno era la paz y, sobre todo, llegar a los comicios del 15 de junio de ese año sin atentados. A cambio estaba dispuesto a negociar con los presos vascos.

Durante 1977 año se produjeron cuatro contactos. En los dos primeros, en Ginebra, participaron "Estíbaliz", por parte del Gobierno, y Garayalde Velar y Muñoa Galarraga de ETA (p-m). A la segunda cita se sumó "Peixoto", de ETA militar. Sin embargo, las negociaciones con esta sección se interrumpieron al no aceptar el Gobierno sus peticiones. En la tercera y cuarta reunión, en Francia y Vitoria, respectivamente, estuvieron el comisario Andrés Gómez Margarida y Garayalde Velar.

Meses después, algunos de estos protagonistas pagaron las que podrían ser consecuencias de sus actos: Margarida fue cesado de la Jefatura Superior de Policía de Galicia, al declarar "Soy el hombre que más contacto directo tuvo con ETA", Portell fue asesinado por la banda en junio de 1978 y Etxabe fue víctima de un atentado días después.

1981, UN AÑO CLAVE

En 1979 tomaron fuerza los rumores de nuevas negociaciones. El Gobierno, al contrario que la banda, lo negaba, pero los encuentros no tardaron en salir a la luz. Se celebraron en Ginebra y participaron 3 poli-milis (Garayalde, Muñoa y José Luis Etxegaray), 2 milis (uno de ellos, "Peixoto") y 3 oficiales del Ejército.

La fecha clave de la etapa de UCD fue sin duda 1981. Ese año, con Calvo Sotelo al frente del Gobierno, llegaron las negociaciones entre el ministro del Interior, Juan José Rosón, y los máximos representantes de ETA político-militar. Como mediadores actuaron Mario Onaindía -secretario general del partido abertzale EIA, próximo a los poli-milis- y Juan María Bandrés, miembro de EE. La clave de los diálogos fue el Plan de Reinserción Social, que aceptó Rosón para los etarras que no tuviesen delitos de sangre y los exiliados de esta sección de ETA.

Como recuerdan Antonio Rubio y Manuel Cerdán en su libro ‘Lobo. Un topo en las entrañas de ETA’, la negociación funcionó y el 30 de septiembre de 1982 llegó la disolución de ETA p-m VII Asamblea, que opta por la vía política. La mayoría de sus miembros se integra en la coalición Euskadiko Ezkerra. El sector disidente de esta sección de la banda, llamados los "octavos", decidiría seguir con la lucha armada y se integra en ETA militar, que ha continuado matando hasta la fecha.

Felipe González y las conversaciones de Argel


‘Antxon’, durante su estancia en Argel. (Foto: ELMUNDO)

 

Durante los Ejecutivos socialistas de Felipe González se vivieron unas históricas negociaciones con ETA: las conversaciones de Argel de 1989. Aunque parecía que podrían obtenerse resultados, los contactos no llegaron a buen puerto.

Tras fracasar el diálogo, el propio presidente del Gobierno afirmó no haber tenido nunca esperanza en las negociaciones: "No creo que estuvieran nunca a punto de llegar a un acuerdo. No pensaba que aquéllo estuviera a punto de resolverse en ese momento. Creía sólo que era una oportunidad como otra cualquiera", dijo.

Sin embargo, durante el invierno de 1984, Felipe Gónzalez intentó ya acercarse a los terroristas; tantearles para ver cómo afrontarían el diálogo. El encargado de establecer el contacto fue el entonces comandante de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo que, según recogen José Mª Irujo y Ricardo Arqués en 'ETA la derrota de las armas', en febrero de ese año se reúne en Andorra con el líder de ETA, Domingo Iturbe Abasolo "Txomin". Las reuniones las repetirán dos agentes del CESID y el jesuita José Mª Martín Patiño en nombre del Gobierno.

En ellas se puede entrever un posible avance hacia el fin de las armas. El tiempo apremia por lo que días después, en agosto de 1984, el ministro de Interior, José Barrionuevo, lanza públicamente una oferta de diálogo -"Alternativa para la paz"-, que ofrecía la reinserción social a los etarras que entregasen las armas y acatasen la Constitución. La respuesta de ETA no se hace esperar: están dispuesto a negociar. Sin embargo, habrá que esperar unos años para que tomen forma las conversaciones de Argel.

CONTACTOS CON 'TXOMIN'

Los contactos para estas negociaciones comenzaron en el sur de Francia en 1986, antes de la detención de "Txomin", en abril, en un control del País Vasco galo. El 12 de julio, "Txomin" fue deportado a Gabón, país desde el que llegará a Argelia. El histórico dirigente de ETA se había perfilado como el interlocutor perfecto del Gobierno, ya que estaba a favor de negociar un fin de la lucha armada.

Durante los meses posteriores, dirigentes socialistas como Rafael Vera o Alfonso Guerra viajaron a Argelia para dialogar con sus autoridades, que se encargaría de mediar con ETA. Y es que, el país argelino se estaba convirtiendo en un santuario de terroristas, muchos de los cuales llegaban directamente de Francia.

Según explica el periodista Alberto Pozas, autor de 'Las conversaciones secretas Gobierno-ETA', el Ejecutivo envió a policías a "tantear" al dirigente etarra en Gabón, pero éste se negó a recibirlos. En septiembre de 1986, "Txomin" llega a Argel, donde empiezan los encuentros. Su primer interlocutor fue Jorge Argote, abogado que representaba a Vera. El Gobierno había decidido que él iniciase los contactos y después, si el proceso seguía adelante, enviarían a personas de mayor representación política, cuenta Pozas.

La primera reunión se produce el 13 de noviembre de 1986, en un chalé de la urbanización turística Cap des Pins, a las afueras de Argel, habilitado especialmente para la ocasión. Tras este encuentro, el etarra pedirá un interlocutor de mayor calado político.

El 11 de enero 1987 se produce una nueva reunión en Argel entre Julián San Cristóbal (director general de la Policía), Manuel Ballesteros (comisario asesor de Barrionuevo), el policía Pedro Martínez Suárez y "Txomin". La representación oficial le exige un alto el fuego y que defienda el Estatuto de Gernika. El etarra responde fijando estos puntos como contenido del próximo encuentro y pidiendo que Eugenio Etxebeste "Antxon" se sume al diálogo.

Entre esta reunión y la siguiente se suceden varios acontecimientos: en enero, la Policía detiene al comando Madrid y el 19 de junio se produce la matanza de Hipercor en Barcelona. En febrero había muerto "Txomin" en un accidente de tráfico en Argelia y será reemplazado por "Antxon" en su condición de intermediario.

LA TREGUA, REQUISITO IMPRESCINDIBLE

El 10 de agosto del 87 Ballesteros y el comisario Jesús Martínez Torres se reúnen con "Antxon" en una chalé del Paseo del Mar de Argel, pero el etarra se niega a negociar con policías. Tras otro encuentro con Ballesteros, el 14 y 15 de octubre llegan las primeras reuniones con Julen Elgorriaga (representante del Gobierno en el País Vasco). Se repiten en noviembre, sin que se logré avanzar en las negociaciones.

Unos días después, el 11 de diciembre, la banda perpetra los atentados de la casa cuartel de Zaragoza, que acabarán con la paciencia del Gobierno: Vera viaja a Argelia para decir a las autoridades que no seguirán con las negociaciones si ETA sigue matando. Todo queda pendiente de una tregua.

Las campanas de diálogo vuelven a sonar en septiembre del 88, cuando Corcuera, que había sustituido a Barrionuevo al frente de Interior, explica en el Congreso que podría hablarse con ETA de nuevo —el Gobierno había reconocido por primera vez que se habían entablado diálogos en agosto del 87-. El 8 de enero de 1989 la banda anuncia un alto al fuego de 15 días. Ese mismo mes, el día 14, se reanudan las conversaciones en Argelia al máximo nivel:

ENCUENTRO ENTRE VERA Y 'ANTXON'

Una delegación formada, entre otros, por Corcuera, Vera y Juan Manuel Eguiagaray (delegado del Gobierno en Murcia) viaja al país africano. Por la mañana se reúnen con las autoridades y, después de comer, Vera, Eguiagaray y Pedro Martínez parten al encuentro con "Antxon". Cuando llegan a la cita descubren que el dirigente no está sólo. Le acompañan Ignacio Aracama Mendía y Belén Gonzalez Peñalva, 'Carmen' y 'Makario', ambos del Comando Madrid.

Esta vez, la reunión se celebra en una casa de dos pisos que el gobierno argelino utilizaba para hospedar a dignatarios extranjeros. Este escenario acogerá posteriores encuentros. "Hemos venido a comprobar si son ciertas las ofertas para acabar con la violencia", dice Vera. Lo primero que les piden es una tregua de dos meses.

El 26 de enero del 89 llega la siguiente reunión. Antes, el 18, el comisario Martínez había pactado con "Antxon" los temas a tratar. Los contactos se suceden en febrero y marzo, pero no se avanza en las negociaciones. Desde el sur de Francia, la banda terrorista presiona a su líder para que no declare una tregua, explica Pozas.

La ruptura llega tras la reunión del 3 de abril. Los interlocutores vuelven a sentarse a la mesa de diálogo, mientras Corcuera llama a todos los partidos para decirles que las negociaciones marchan muy mal. El 7 de abril, ETA comienza a atentar con paquetes bombas dirigidos a distintas autoridades. El proceso está roto y así lo declara Interior en un comunicado. "El Gobierno da por finalizado el dialogo", reza el texto.

Aznar y los intentos de pactar en Zúrich


Noviembre de 1999: ETA anuncia el fin de la tregua. (Foto: AP)

 

El Gobierno popular de José María Aznar también intentó poner fin a la violencia de ETA a través del diálogo. Las conversaciones entre representantes de este Ejecutivo y la banda terrorista se produjeron el 19 de mayo de 1999 en la ciudad de Zúrich (Suiza). El contexto era el de la tregua indefinida declarada por ETA en septiembre de 1998.

Dos semanas después del inicio de la tregua, el 2 de octubre, Aznar ya planteó en una declaración pública la posibilidad de emprender una fase de diálogo con la banda. Antes se había reunido con todas las fuerzas políticas.

En la conversación, única, de Zúrich participaron los etarras Mikel Antza, entonces jefe del aparato político de la banda, Vicente Goikoetxea y Belén González Peñalba, Carmen, que había estado también en las negociaciones de Argel. Por parte del Gobierno, acudió una delegación integrada por el secretario general de la Presidencia, Javier Zarzalejos; el secretario de Estado de Seguridad, Ricardo Martí Fluxá, y el asesor personal de Aznar, Pedro Arriola.

La reunión contó con un moderador, el entonces Obispo de Bilbao, Juan María Uriarte. Belén González Peñalba se encargó de dejar acta del encuentro, tomando nota de todo lo que ocurría.

Según publicó EL MUNDO, también participó en las negociaciones Jokin Etxeberria, brazo derecho de Mikel Antza, considerado un intermediario. Poco después del encuentro con el Gobierno, tanto él como González Peñalva fueron detenidos.

De acuerdo con la información que fue saliendo a la luz, unos meses antes, y como fase previa a este encuentro, la misma comitiva oficial se había entrevistado en Burgos con una representación de la ahora ilegalizada Batasuna. La integraban Arnaldo Otegi, Rafael Díez Usabiaga (más tarde secretario general del sindicato abertzale LAB) y Pernando Barrena.

DIÁLOGO SOBRE LOS PRESOS

EL MUNDO contó además que, tras la reunión de Zúrich con la cúpula etarra, los representantes del Ejecutivo se reunieron inmediatamente con José María Aznar en La Moncloa para contarle lo ocurrido. Acto seguido, en otra reunión, defendieron ante el presidente la necesidad de hacer un gesto en política penitenciaria para dar más solidez al proceso de diálogo.

A pesar de las voluntades negociadoras, este intento de los 'populares' por terminar con la violencia tampoco consiguió dar frutos. ETA se negó a seguir adelante con los contactos y, en noviembre, anunció a través de un comunicado que rompía la tregua. En él atribuía la responsabilidad de la ruptura del camino a la paz al PNV y EA por "no avanzar en los objetivos de la construcción nacional", que la banda quiso compaginar con las conversaciones con el Ejecutivo sobre los presos.

El primer atentado mortal tras este paréntesis se produjo en enero de 2000 y le costó la vida al teniente coronel del Ejército, Pedro Antonio Blanco García.

Ahora, seis años después de las negociaciones de Zúrich, José María Aznar ha asegurado públicamente que sus gobiernos nunca negociaron con ETA. "Jamás el Gobierno que yo presidí dio instrucciones a nadie de negociar, y menos con terroristas", afirmó el pasado 14 de mayo en Santander. En alusión a los contactos con ETA mantenidos durante la tregua, el ex presidente añadió que las únicas órdenes que emitió durante su mandato eran para comprobar si los terroristas "estaban dispuestos a rendirse".

El diálogo frustrado en Barajas

Marzo de 2006: ETA anuncia el alto al fuego. (Foto: Efe)

 

El 22 de marzo de 2006, ETA anunciaba un nuevo «alto el fuego permanente» en un comunicado remitido a la televisión pública vasca. «El objetivo de esta decisión es impulsar un proceso democrático en Euskal Herria. La superación del conflicto, aquí y ahora, es posible. Ése es el deseo y la voluntad de ETA», afirmaban. El anuncio se producía tras casi tres años sin víctimas mortales y daba comienzo a un nuevo periodo de esperanza que terminó nueve meses después con un brutal atentado en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas (Madrid) y dos nuevas víctimas mortales en el haber de la banda.

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero estrenaba así su oportunidad de encontrar una solución al conflicto. Un año antes, el 17 de mayo de 2005, se había asegurado el aval parlamentario para iniciar un diálogo con los terroristas si aceptaban abandonar las armas tras aprobarse en el Congreso de los Diputados una moción de la que sólo se desmarcó el PP.


En los meses anteriores al anuncio de la tregua, Zapatero había expresado además «su convicción» de que era «el mejor momento en muchos años para empezar a ver el inicio del principio del fin de la violencia». Y se puso a ello.

Tras unos meses de detencionescartas de extorsión y bronca política, el 29 de junio de 2006 el presidente anunció en el Congreso el inicio del diálogo con la banda, de nuevo sin el apoyo del principal partido de la oposición. Pero la 'kale borroka' no cesó en el País Vasco y el anuncio de que un grupo de etarras había robado en Francia un arsenal de 300 revólveres, 50 pistolas y diversa munición y las sucesivas huelgas de hambre de De Juana Chaos ante su posible condena por amenazas, llegaron para complicar las cosas. Un acuerdo parecía entonces lejano.


Hasta que, el 4 de noviembre de 2006, ETA 
amenazó con romper el proceso de paz si el Gobierno «no cumplía sus compromisos». A pesar de que la situación no pintaba bien, el 29 de diciembre de 2006, Zapatero se mostró optimista con la marcha del proceso: «Hoy estamos mejor que hace un año (...) Dentro de un año estaremos mejor», dijo. Pero sus palabras fueron brutalmente rebatidas sólo 24 horas después. A primera hora de la mañana del día 30, una llamada anónima a la DYA de Guipúzcoa anuncia la explosión de una furgoneta en el aeropuerto madrileño. Dos personas murieron, y con ellas, la esperanza de establecer un diálogo positivo con la banda.

 Topos y negociaciones


Santi Potros, cuando fue extraditado a España

En 1974 el Servicio de Documentación de Carrero Blanco, antesala del CESID -se creó en 1978-, introduce un topo en ETA llamado Mikel Lejarza, alias «el Lobo», que consigue situarse en la cúpula de la organización como responsable de infraestructuras en el interior. Este infiltrado logró desplazar a Madrid a los grandes jefes de ETA, propiciando la detención del Comando Madrid y el Comando Barcelona en 1975. Con el asesinato de Carrero Blanco y el atentado de Correos, la lucha antiterrorista comienza a tomarse más en serio desde el Estado, intensificándose las detenciones. En el 77, Suárez crea el Mando Único de la Lucha Contraterrorista.

La lucha se produce en dos frentes: el legal y el ilegal. La «guerra sucia» se inicia ya en el 75 y se alarga hasta el año 86, cuando los GAL cierran capítulo. La batalla legal implica la actividad en varios frentes: el judicial, el policial y la negociación. La estrategia de acción contra el terrorismo ha ido evolucionando en función de las diversas mutaciones que ha ido sufriendo la organización criminal. Garzón puso en marcha desde la Audiencia Nacional una potente maquinaria legal, hoy a pleno rendimiento, para desmantelar la red terrorista.

En los primeros tiempos, Francia se niega a colaborar porque desconfía de un país recién salido de la dictadura y porque considera novata a la Policía. A mediados de los años 80 cambia la situación y la cooperación con los vecinos da abundantes frutos. Para empezar, expulsan a numerosos etarras de su territorio, que tienen que emigrar a Argelia y Sudamérica. Txomín y Antxón pierden la complacencia gala, entre otros. En 1981, cinco días después del 23-F, los poli-milis anunciaron una tregua indefinida que desemboca en el Plan de Reinserción Social, a raíz del cual desaparece la rama política de ETA. Esto, sumado a la desarticulación de comandos y las extradiciones, hace desaparecer también a ETA VIII Asamblea.

Los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), que actuaron desde el 84 al 86 cometiendo 23 asesinatos, atentaban contra militantes y simpatizantes de ETA residentes en el sur de Francia. El secuestro y posterior asesinato de Lasa y Zabala a finales del 83 y el secuestro de Segundo Marey en el 84, marcan el inicio de este grupo de mercenarios financiados con los Fondos Reservados y amparados desde el Ministerio del Interior. La guerra sucia minó la lucha antiterrorista y acabó salpicando, de cara a la opinión pública, a algunos de los cuerpos que trabajaban desde la legalidad contra el terrorismo.

Los contactos y las negociaciones destinadas a lograr la paz constituyen otro de los pilares de la lucha antiterrorista. En el año 86 se establecen conversaciones Gobierno-ETA en Argelia. El intermediario «Txomin» muere en accidente de carretera y le reemplaza «Antxon». Tras la detención de Santi Potros, hay que aprovechar el debilitamiento de ETA. La caída de Sokoa priva a los terroristas de su aparato del impuesto revolucionario. En 1991 cae la cúpula de ETA en Bidart y el efecto dominó acaba con todos los generales de la banda. En el 96 se regenera la estructura de la lucha antiterrorista y se garantiza el destino de los fondos reservados. En 1997 se recupera la negociación, esta vez con el PP. En junio de 1998 ETA anuncia una tregua que dura 16 meses.

Para investigar se usa a los chivatos, delatores y arrepentidos. Hay gente infiltrada y algunos miembros de la organización que hablan por dinero. También están los pinchazos telefónicos y la información que se logra tras cada detención, en la que se encuentran teléfonos, direcciones, cuentas corrientes y proyectos de operaciones.

La ETA actual se encuentra más enferma y debilitada, sus miembros son de bajo perfil, más inexpertos y con menos recursos. Que la organización haya abandonado el secuestro es un síntoma.

Garzón, contra el entramado de ETA

El último jefe de ETA detenido, Jurdan Martitegi, planeó asesinar, como si de una película del mejor cine negro se tratara, con veneno y botella de coñac incluida, al que probablemente sea el peor enemigo de la banda terrorista: el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón.

Desde que en 1998 abandonara su incursión en la política —concurrió como número dos de las filas socialistas en las elecciones de 1993— y regresara a su despacho en la Audiencia, Garzón se convirtió en el azote de la banda terrorista y de su entorno dando duros golpes a la organización etarra, que le han llevado no sólo a estar entre los objetivos más deseados de la banda, sino también a recibir las críticas de muchos sectores que le han acusado en más de una ocasión de atentar contra la libertad de expresión.

Sea como fuere, el juez instructor fue el primero que se plantó en Francia para interrogar a dirigentes de ETA detenidos en territorio galo, como Josu Ternera, y otros nombres míticos, los encargados de ordenar dónde se sitúa el coche bomba o a quién se pega el tiro en la nuca.

Ha ilegalizado Batasuna; clausurado el diario Egin y la emisora de radio Egin Irratia, acusados de colaboración terrorista; acusado a la Coordinadora de Alfabetización y Euskaldunización (AEK), una coordinadora vasca para la alfabetización de adultos en euskera, de ser el entramado financiero de la organización. Y asím decenas de causas contra la banda terrorista.

De todas las instrucciones contra ETA, la más comprometida y polémica fue la ilegalización de Batasuna, en un auto publicado en Madrid el 26 de agosto de 2002, por un delito de integración en organización terrorista. La ilegalización de la tercera fuerza política vasca levantó ampollas entre los nacionalistas vascos (PNV), que gobernaban en Euskadi, y el por entonces Gobierno de Aznar, quien desde ese momento iniciaría una campaña de acoso contra los nacionalistas.

Cinco años después de aquel ambicioso auto, los españoles se despertaban el 4 de octubre de 2007 con la detención de toda la cúpula de Batasuna. En total, 23 detenidos que fueron arrestados mientras celebraban una reunión en la que supuestamente iban a realizar el traspaso de poderes de la antigua mesa nacional a una cúpula renovada, muy tocada tras la detención de Arnaldo Otegi y Joseba Álvarez, entre otros.

Con el auto, el conocido juez 'estrella' dejaba claro su intención de acabar tanto con el brazo político de la banda como con el militar. Cuando Batasuna quedó completamente ilegalizada, ETA intentó voler a incurrir de alguna manera a las elecciones, esta vez bajo las siglas de ANV y PCTV. Lo consiguió, pero de nuevo Garzón estuvo al quite para investigar su vinculación terrorista y logró que el Supremo ilegalizara a los dos partidos.

Javier Arruabarrena Carlos y Ohiane Garmendia Marín han sido dos de los últimos etarras en caer bajo las fauces judiciales de Garzón.  Ambos ostentan el título de ser dos de los terroristas más buscados y responsables del aparato de información de la banda —encargado de recopilar datos para futuros objetivos—. Fueron detenidos en la localidad francesa de Charenton-le-Pont.

Pero antes que ellos, el juez instructor dio uno de los golpes que más daño ha hecho a la banda en los últimos tiempos: el encarcelamiento del número uno de ETA y responsable del aparato militar, Jurdan Martitegi Lizaso. En una operación similar a la que se realizó contra su predecesor en la dirección terrorista, Aitzol Iriondo, Garzón apareció de nuevo en escena, esta vez contra la cúpula sangrienta de la banda.

El 'comando Vizcaya'  también cayó en sus redes. Nueve detenidos, entre ellos, Arkaitz Goikoetxea —jefe del comando—, Libe Agirre Mazaga, Adur Aristegi Aragon o Aitor Kotano Sinde. Fue uno de los mazazos más duros a la banda, ya que era uno de los comandos más activos desde la ruptura del alto el fuego.

Pocos ejemplos para una lucha antiterrorista que, sin duda, ha tenido desde el principio como coprotagonista al juez Garzón. Desde la ruptura de la tregua, las operaciones contra la banda han ido 'in crecendo' y en la mayoría de ellas lha sido el juez de la Audiencia Nacional el que ha dado el pistoletazo de salida para intentar mermar aún más a un banda que cada vez se muestra más débil y aislada.

Acuerdos políticos

La historia de los acuerdos antiterroristas comenzó en 1987 con el Pacto de Madrid, resolución a la que siguierpn el Pacto de Ajuria Enea (1988), el Pacto de Navarra o de Pamplona (1988) y el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo (2000).

1987. PACTO DE MADRID

La historia de los acuerdos antiterroristas comenzó con el Pacto de Madrid, firmado el 5 de noviembre de 1987 en el Congreso de los Diputados por todos los grupos excepto EA. Surgió a iniciativa del PSOE meses después del atentado de Hipercor, el más sangriento en la historia de la banda terrorista, con 21 muertos.

El acuerdo asumía una resolución parlamentaria de 1985, denunciaba la falta de legitimidad de ETA para expresar la voluntad del pueblo vasco, rechazaba la negociación de problemas políticos con la banda, y emplazaba a los terroristas a abandonar las armas y a aceptar las vías democráticas.

El Pacto de Madrid, que se convirtió en el referente de los dos siguientes acuerdos contra ETA —el de Ajuria Enea (Vitoria) y el de Navarra—, se reunió por última vez el 12 de diciembre de 1997, tras el asesinato del concejal PP en Rentería José Luis Caso.

1988. PACTO DE AJURIA ENEA y PACTO DE NAVARRA

El Acuerdo para la Normalización y la Pacificación de Euskadi, conocido como Pacto de Ajuria Enea y firmado el 12 de enero de 1988, duró diez años y fue suscrito por todos los grupos con representación parlamentaria en la Cámara vasca, excepto HB.

Los firmantes se comprometían a defender el Estatuto de Gernika como «expresión de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos vascos», a apoyar «las vías de reinserción» para quienes renunciaran al terrorismo y a respaldar el diálogo «entre los poderes del Estado y quienes abandonen la violencia».

Si Ajuria Enea unió a los partidos democráticos vascos en 1988, el Acuerdo por la Paz y la Tolerancia, también conocido como Pacto de Navarra o de Pamplona, aglutinó a las formaciones navarras ese mismo año, excepto EA y HB, impulsado por el gobierno foral presidido por el socialista Gabriel Urralburu. Esta iniciativa proclamó la legitimidad de todo proyecto político que no se apoye en la violencia, exigió a ETA el abandono inmediato y definitivo de las armas y abrió la puerta a una solución dialogada del conflicto vasco y a la aplicación de medidas de reinserción para los que abandonen la violencia.

En las últimas reuniones del Pacto de Ajuria Enea se comprobó el progresivo distanciamiento de los firmantes, que se consumó el 12 septiembre de 1998 con la firma de la Declaración de Lizarra en la localidad navarra de Estella. El PNV, EA, HB e IU defendían en ella el diálogo sin condiciones y el denominado «ámbito vasco de decisión» como claves para la paz. Cinco días después, ETA anunció un alto el fuego «total, unilateral e indefinido», que rompió en diciembre de 1999.

2000. EL PACTO ANTITERRORISTA



La ruptura de la tregua y la apuesta de los partidos nacionalistas vascos por Lizarra llevaron al entonces líder de la oposición y secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, a proponer un acuerdo al PP. El Acuerdo por las libertades y contra el terrorismo, también conocido como Pacto Antiterrorista, fue suscrito en la Moncloa el 12 de diciembre de 2000. En su introducción, PP y PSOE destacaban como «requisito imprescindible» para alcanzar «cualquier pacto político o institucional» con el PNV y EA que ambas formaciones rompieran de manera «formal» con el Pacto de Estella.

PP y PSOE se comprometieron a «impulsar conjuntamente» las libertades y la política contra ETA, con una «colaboración permanente», el intercambio de información y la búsqueda de posiciones conjuntas en esta materia, compromiso que dio lugar, por ejemplo, a la ley de partidos por la que se ilegalizó a Batasuna.

En el Pacto, cuya última reunión tuvo lugar el 3 de noviembre de 2004, los dos partidos aseguraban que corresponde al Gobierno dirigir la lucha antiterrorista y se comprometían a «eliminar del ámbito de la legítima confrontación política o electoral las políticas para acabar con el terrorismo».

Acuerdo por las libertades y contra el terrorismo

El 8 de diciembre de 2000, el Partido Popular y el Partido Socialista sientan, con este acuerdo, las bases de una política común para el País Vasco.

«El Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, decididos a reforzar su unidad para hacer plenamente efectivas las libertades y acabar con el terrorismo, entienden que es su responsabilidad ante la sociedad española adoptar el siguiente Acuerdo:

El retorno de ETA a la violencia terrorista, tras el cese temporal anunciado en Septiembre de 1998, ha puesto dramáticamente en evidencia la situación en el País Vasco. Con ello, ha quedado también de manifiesto el fracaso de la estrategia promovida por el PNV y por EA, que abandonaron el Pacto de Ajuria Enea para, de acuerdo con ETA y EH, poner un precio político al abandono de la violencia. Ese precio consistía en la imposición de la autodeterminación para llegar a la independencia del País Vasco.

La estrategia de ETA no puede ser más evidente: tratan de generalizar el miedo para conseguir que los ciudadanos y las instituciones desistan de sus principios, ideas y derechos y así alcanzar sus objetivos que, por minoritarios, excluyentes y xenófobos, no lograrían abrirse camino jamás con las reglas de la democracia.

El abandono definitivo, mediante ruptura formal, del Pacto de Estella y de los organismos creados por éste, por parte de ambos partidos, PNV y EA, constituye una condición evidente y necesaria para la reincorporación de estas fuerzas políticas al marco de unidad de los partidos democráticos para combatir el terrorismo. La recuperación plena de esa unidad para luchar contra el terrorismo debe llevarse a cabo en torno a la Constitución y el Estatuto de Guernica, espacio de encuentro de la gran mayoría de los ciudadanos vascos.

Asimismo, la ruptura del Pacto de Estella y el abandono de sus organismos constituye, para el Partido Popular y el Partido Socialista, un requisito imprescindible para alcanzar cualquier acuerdo político o pacto institucional con el Partido Nacionalista Vasco y Eusko Alkartasuna.

Desde el acuerdo en el diagnóstico y en las consecuencias políticas que del mismo se derivan, el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español queremos hacer explícita, ante el pueblo español, nuestra firme resolución de derrotar la estrategia terrorista, utilizando para ello todos los medios que el Estado de Derecho pone a nuestra disposición.

Queremos, también, reforzar nuestra unidad para defender el derecho de los vascos, el de todos los españoles, a vivir en paz y en libertad en cualquier lugar de nuestro país.

ACUERDO

·         1. El terrorismo es un problema de Estado. Al Gobierno de España corresponde dirigir la lucha antiterrorista, pero combatir el terrorismo es una tarea que corresponde a todos los partidos políticos democráticos, estén en el Gobierno o en la oposición. Manifestamos nuestra voluntad de eliminar del ámbito de la legítima confrontación política o electoral entre nuestros dos partidos las políticas para acabar con el terrorismo.

·         2. La violencia es moralmente aborrecible y radicalmente incompatible con el ejercicio de la acción política democrática. Quienes la practican, quienes atentan contra la vida de aquellos que no piensan como ellos sólo merecen la condena y el desprecio de los partidos políticos democráticos y del conjunto de la sociedad. No existe ningún objetivo político que pueda reclamarse legítimamente en democracia mediante coacciones o asesinatos. El único déficit democrático que sufre la sociedad vasca, el verdadero conflicto, es que aquellos que no creen en la democracia ejercen la violencia terrorista para imponer sus objetivos a la mayoría. Por ello, el PP y el PSOE nos comprometemos a trabajar para que desaparezca cualquier intento de legitimación política directa o indirecta, de la violencia. Por eso, también, afirmamos públicamente que de la violencia terrorista no se extraerá, en ningún caso, ventaja o rédito político alguno.

·         3. Durante más de dos décadas de democracia, el pueblo vasco ha desarrollado su capacidad de autogobierno en el marco de la Constitución y del Estatuto de Guernica. Ese marco ha permitido la expresión política, cultural y social de la pluralidad que alberga la sociedad vasca. Cualquier discrepancia política existente entre vascos puede y debe plantearse en ese marco institucional. Cualquier proyecto político, incluso aquellos que pretenden revisar el propio marco institucional, debe respetar las reglas y los procedimientos en él establecidos. El diálogo propio de una sociedad democrática debe producirse entre los representantes legítimos de los ciudadanos, en el marco y con las reglas previstas en nuestra Constitución y Estatuto y, desde luego, sin la presión de la violencia. La paz, la convivencia libre y el respeto a los derechos humanos son valores no negociables.

·         4. La defensa de los derechos humanos y de las libertades públicas corresponde, en primer lugar al conjunto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: Guardia Civil, Cuerpo Nacional de Policía y, en su ámbito, la Ertzaintza. De su capacidad y eficacia depende que se erradique en el País Vasco y en el resto de España la violencia, las amenazas y los chantajes de los terroristas y de quienes los sostienen. Por ello, reiteramos nuestra confianza en su trabajo y apoyaremos su dotación adecuada de medios humanos y materiales para desarrollar la labor que tienen encomendada. Es una confianza, un apoyo y un compromiso que queremos hacer extensivo a Jueces y Fiscales, a todos los que trabajan al servicio de la Justicia para asegurar nuestra convivencia libre y pacífica.

·         5. Los delitos de las organizaciones terroristas son particularmente graves y reprobables porque pretenden subvertir el orden democrático y extender el temor entre todos los ciudadanos. Nuestro sistema penal ofrece una respuesta jurídica adecuada para reprimir esos delitos. No obstante, si nuevas formas delictivas o actitudes y comportamientos que constituyeran objetivamente colaboración o incitación al terrorismo exigiesen reformas legales, nos comprometemos a impulsarlas en el marco del mutuo acuerdo.

La política penitenciaria forma parte de la estrategia de persecución contra las bandas terroristas y, por tanto, se sitúa en el marco de acuerdo entre ambos partidos y con el Gobierno. Dentro de nuestro ordenamiento jurídico, la legislación penitenciaria ha de aplicarse asegurando el más completo y severo castigo a los condenados por actos terroristas. La política penitenciaria contemplará las formas de reinserción de aquellos que abandonen la organización terrorista y muestren actitudes inequívocas de arrepentimiento y voluntad de resocialización tal y como establece nuestra Constitución.

·         6. La experiencia de las actuaciones policiales ha puesto de manifiesto reiteradamente la importancia que tiene la cooperación internacional para la lucha antiterrorista. Los partidos firmantes del presente Acuerdo nos comprometemos a trabajar para reforzar nuevas iniciativas de cooperación, singularmente con Francia y en el marco de la Unión Europea. A tal efecto, ambos partidos creemos necesario mantener una actividad informativa permanente, a escala internacional, en el ámbito de las instituciones y de las organizaciones políticas y ciudadanas.

·         7. Las víctimas del terrorismo constituyen nuestra principal preocupación. Son ellas quienes más directamente han sufrido las consecuencias del fanatismo y de la intolerancia. Sabemos que la democracia nunca podrá devolverles lo que han perdido, pero estamos dispuestos a que reciban el reconocimiento y la atención de la sociedad española. La Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo ha sido una expresión unánime y cualificada de su reconocimiento moral y material. Pero nuestras obligaciones no han terminado.

Debemos esforzarnos por preservar su memoria, por establecer un sistema de atención cotidiana y permanente. Su colaboración con la sociedad española en la batalla contra el terrorismo sigue siendo necesaria ya que nadie mejor que las víctimas para defender los valores de convivencia y respeto mutuo que quieren destruir aquellos que les han infligido tal sufrimiento.

Para promover esa colaboración, ambos partidos nos comprometemos a impulsar, junto con las asociaciones de víctimas, la creación de una Fundación en la que estén representadas dichas asociaciones que coordinará sus actividades con las fundaciones ya existentes.

·         8. Pero la definitiva erradicación de la violencia terrorista en España no es una tarea exclusiva de los partidos políticos democráticos. Exige el compromiso activo de todos, instituciones, gobiernos y ciudadanos en la afirmación constante de los valores cívicos y democráticos. PP y PSOE reafirman su determinación de impulsar y apoyar la movilización de los ciudadanos en contra de la violencia terrorista y en repudio de los asesinos. Ambos partidos expresan su apoyo a los medios de comunicación y a los profesionales que en ellos trabajan y subrayan la importancia de su función para transmitir los valores que garantizan la convivencia entre los españoles y que aparecen recogidos en nuestra Constitución.

La libertad de expresión y el pluralismo informativo constituyen un patrimonio democrático esencial frente a la coacción, la amenaza y la imposición del silencio buscada por los asesinos y sus cómplices. En este Acuerdo, queremos dirigir un llamamiento especialmente a los jóvenes. Son ellos los que deben protagonizar, de una forma singular, la rebelión contra la violencia. Es a ellos a quienes corresponde principalmente extender la ética de los valores democráticos y de la convivencia. ETA debe perder toda esperanza. Y esa esperanza la perderá con la respuesta firme unida y democrática de los ciudadanos vascos y del conjunto de los españoles a cada una de sus vilezas.

Nuestro compromiso es poner en España y singularmente en el País Vasco, toda nuestra energía de partidos democráticos para conseguir un gran impulso cívico al servicio de la salvaguarda de las libertades y de los derechos de todos los ciudadanos. Este no es un compromiso coyuntural. Queremos dar a nuestro acuerdo eficacia de presente y proyección en el futuro. Para ello trabajaremos conjuntamente para que los valores y principios plasmados en este acuerdo alcancen el máximo apoyo social y de las instituciones, en las que ambos partidos nos comprometemos a defenderlos.

·         9. El objetivo de este acuerdo, impulsar conjuntamente las libertades y la política contra el terrorismo, exige una colaboración permanente entre el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, que implica el intercambio de información, la actuación concertada en los ámbitos recogidos en el presente Acuerdo -reformas legislativas, política penitenciaria, cooperación internacional, movilización ciudadana e instituciones- y la búsqueda de posiciones conjuntas ante todos los acontecimientos que afecten a la política antiterrorista. A tal fin, se creará una comisión de seguimiento que se reunirá periódicamente y en la que se integrarán representantes de ambas fuerzas políticas y, con el acuerdo del Gobierno, representantes de éste.

·         10. Con la firma del presente acuerdo PP y PSOE queremos ratificar públicamente nuestro compromiso firme de trabajo en común, para la defensa del derecho a la vida y a la libertad de todos los ciudadanos españoles. Ambas formaciones políticas coincidimos en los principios que deben inspirar la lucha antiterrorista y, en los términos aquí recogidos, en la política que debe desarrollarse.

Queremos, finalmente, convocar a las demás fuerzas democráticas a compartir estos principios y esta política, convencidos como estamos de que son un cauce adecuado para expresar su voluntad de colaboración en el objetivo de erradicar la lacra del terrorismo».

·          

En Madrid, a ocho de diciembre de 2000

https://www.elmundo.es/eta/historia/index.html


















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