domingo, 27 de marzo de 2022

 

3 Bibliotecas antiguas: Biblioteca Vaticana, Escorial y Mafra


Las bibliotecas antiguas ejercen una atracción irresistible. ¿Por qué? Quizás porque han sido y son centros de tramas alrededor de la conspiración ya que buena parte de ellas guardan libros medievales únicos. Y cuando el conocimiento es tan elitista todo indica que lo allí expuesto es fundamental para la salvación humana.  Tenemos que recordar que hablamos de ejemplares que, en algún caso, son únicos. Que hubo un tiempo en el que poner la palabra por escrito era una tarea larga, ardua y costosa. Por eso, solo se atendía a lo importante: a los caminos que propiciaban la salvación del alma. Las bibliotecas antiguas, por tanto, nos dicen de la redención por la palabra escrita y también del poder terrenal que puede llegar a tener el conocimiento elitista. Estas tres bibliotecas antiguas se han formado con libros, escritos, manuscritos, incunables (volúmenes impresos antes del año 1500), cartas, actas y obras prohibidas que se guardan bajo siete llaves en lujosas estancias de universidades y de centros de gobierno. Son solo un puñado de muchas (afortunadamente) desperdigadas por la Tierra. 

El hechizo de las bibliotecas antiguas  

De todas ellas (por los mitos que giran a su alrededor), cantidad de obras depositadas, belleza e importancia, hoy nos acordamos de tres situadas en el sur de Europa. Otro día seguimos por otras partes del mundo que, afortunadamente para el ser humano, las hay en todos los rincones de la galaxia conocida. Vamos que es para montárselo, como los escritores aristócratas del pasado y recorrerse el planeta Tierra buscando, simplemente, estas maravillas. En Sevilla se encuentra, por poner un caso, la Biblioteca Colombina, cuyo patrono fue Hernando, uno de los hijos de Colón, con un objetivo en vida: atesorar todos los libros que salían de la recién creada imprenta. Fue tarea imposible. Otros libros, en cambio, a pesar de su fama, se guardan en bibliotecas más modestas, como los Beatos (desperdigados por monasterios) o el Codex Calixtinus, la primera guía de viaje (del Camino de Santiago) de Europa. Todos ellos nos dicen de la cultura medieval oculta en centros religiosos donde se intentaba pacientemente copiar todos los libros de la antigüedad como se hacía en la mítica y desaparecida Biblioteca de Alejandría

Biblioteca Vaticana y Archivo Secreto Vaticano, una de las bibliotecas antiguas con más mito 

La que genera más historias (sobre todo de conspiraciones) es la Biblioteca Vaticana, creada a partir de los volúmenes guardados en San Juan de Letrán, en Roma, a mediados del siglo XV. Leyendas confabuladoras aparte, el del Vaticano es quizá el archivo de documentos antiguos más completo del mundo. Aunque se pueden visitar varias estancias, la gran mayoría de obras son accesibles únicamente a los investigadores y con exhaustivos y exclusivos permisos especiales. Destaca un códice del siglo IV con los Evangelios, el más antiguo que se conoce.


Pero de sus más de un millón seiscientos mil libros y documentos que se custodian con celo en el Vaticano, lo que suscita mayor interés es el Archivo Secreto Vaticano, en parte abierto al público (incluso vía online) desde el otoño de 2012. Las actas del proceso a Galileo, la ley de disolución de los Templarios y las solicitudes de nulidad del caprichoso rey Enrique VIII han dejado de estar guardadas para exponerse al visitante curioso. Ya no son  material reservado y han comenzado a formar parte de los documentos de la historia universal. El catálogo general, con escritos verdaderamente secretos y confidenciales, que debe existir, sigue sin estar accesible. 

La Biblioteca de El Escorial y el sueño de un rey bibliófilo  

Cuando Felipe II decide construir el Monasterio del Escorial en medio de la nada, hubo algún bibliófilo de la época que calificó la decisión como de tumba para los libros. Corría el año 1562 y ninguna ruta importante cruzaba la soledad de la Sierra de Guadarrama. Pero este rey culto, trabajador, tozudo y aficionado a escribir cartas hasta altas horas de la madrugada decide levantar un impresionante monasterio que sirviera para guardar los restos de sus antepasados, de todos los reyes españoles y los libros más importantes de lo que entonces era el mayor imperio sobre la tierra.


Siguiendo las proporciones mágicas que se barajaban en la cultura libresca del Renacimiento, el rey manda levantar una mole cuadrada (el 4 es el símbolo de la perfección) guiándose, al parecer, por coordenadas astrológicas y reproduciendo las medidas del Templo de Salomón.  

Aunque sufrió un incendio en el siglo XVI y desventuras varias a lo largo de su historia, hoy atesora documentos de gran importancia entre los que sobresalen los manuscritos versados en asuntos de medicina y escritos en árabe que se salvaron (por su utilizad) de las hogueras de la Inquisición. El poderoso Conde Duque de Olivares, que compraba o requisaba libro que caía en sus manos, dejó su legado en la Biblioteca del Escorial. Destacan un buen conjunto de libros en hebreo que, en principio, debían destruirse, pero que estos personajes conservaban para su propio provecho y, afortunadamente, el nuestro.  

La delicada Biblioteca de Mafra, los libros del saber universitario

Y, por último, nos acordamos de una biblioteca mucho menor en importancia que las anteriores, pero que, por su accesibilidad y belleza, merece la visita y admiración de cualquier bibliófilo de pro. Se trata de la biblioteca situada en el Palacio Nacional de Mafra, a escasos kilómetros de Lisboa, una de las capitales de Europa más cosmopolitas en la actualidad y destino favorito de los viajeros del siglo XXI. Fue levantada en el siglo XVIII en un delicado estilo barroco suavizado por las nuevas ideas de la cultura del Neoclasicismo que empezaba a imponerse en Portugal y en el resto de Europa. La biblioteca fue un regalo del rey Juan V a su esposa por darle descendencia: la princesa Bárbara de Braganza. 



La estancia se puede visitar con un guía y aquí se atesoran bellos volúmenes perfectamente encuadernados y guardados como una segunda edición de Los Lusiadas, epopeya cumbre del bardo luso Luís de Camôes. Hoy todo el conjunto monumental es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. 

Hay más bibliotecas antiguas desperdigadas por el mundo que guardan esos volúmenes o bien únicos o bien que han sido objeto de todo tipo de estudios por ser enigmáticos. Este es el caso de la Hypnerotomachia Poliphili, maravilloso ejemplo de la imprenta y el arte renacentista. Otras obras únicas están expuestas en museos por su importancia, tal cual los pocos códices mayas y de las culturas precolombinas que han llegado hasta nosotros. Y hay un grupo de estos libros que han inspirado obras de aventuras, posteriormente llevadas al cine, que nos fascinan por dejarnos entrar en las distintas teorías de la conspiración que tanto gusta al individuo contemporáneo. 

https://www.candelavizcaino.es/historia/bibliotecas-antiguas.html









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