EL MADRID DE ANTONIO PALACIOS EN
DIEZ IMPRESCINDIBLES
El arquitecto fue tan decisivo para Madrid como lo fue Gaudí
para Barcelona. Esta selección desvela algunas de las grandes obras de uno de
los maestros de la arquitectura del siglo XX.
Es la suya una figura que quizá no ha
trascendido al gran público lo suficiente, pero quienes
amen la arquitectura sabrán que no habría Madrid moderno sin Antonio Palacios.
Basta decir que suyos son el emblemático Palacio de Correos o el Círculo de
Bellas Artes. Considerado uno de los arquitectos más influyentes
en la España de la primera mitad del siglo XX, a caballo entre
el Modernismo y el Movimiento Moderno, sus edificios aún conforman buena parte
del skyline de una capital que con él daba el salto a la
arquitectura moderna. Testigo de una época convulsa, su lápiz firmó buena parte
de la renovación y modernidad que necesitaba la villa de Madrid.
Hijo de un ayudante de Obras Públicas y
de una porriñesa cuya familia paterna tenía magníficas canteras en la zona, el
menor de siete hermanos creció en el norte de Portugal, donde su padre
trabajaba en los ferrocarriles lusos. Crecido y criado entre planos, materiales
de construcción, hierro y granito, resulta lógico pensar que la vida le llevara
al Madrid de 1892 para estudiar en la Escuela Politécnica. Tuvo que elegir
entre ser ingeniero y arquitecto; y, según sus propias palabras, una moneda
lanzada al aire fue la que escogió su destino.
LA
CATEDRAL DE LAS TELECOMUNICACIONES
Licenciado en
1900, el primer trabajo de Palacios llegaría solo un año después: la decoración
del desaparecido puente de la Princesa de Asturias en Madrid. Esta obra,
al igual que otras muchas, la haría junto a otro imprescindible de la
arquitectura madrileña: Joaquín Otamendi. Atrevidos, rompedores y con ganas de
comerse el mundo, solo tres años después los dos jóvenes ganaron el concurso
público para erigir el Palacio de Comunicaciones (Plaza de Cibeles, 1), hoy
conocido como Palacio de Cibeles.
http://www.madrid.org/archivos_atom/index.php/madrid-puente-de-la-princesa-de-asturias-01
Fue diseñado por el ingeniero Vicente Machimbarrena,
quien contó con la colaboración, en los trabajos de decoración, de Antonio
Palacios, uno de los más importantes arquitectos de la historia de Madrid.
Poseía un único y grandioso arco rebajado, con
una luz de nada menos que 50 metros. Para hacernos una idea, basta decir que
las tres bóvedas del viaducto de la Calle de Bailén tienen una anchura de 35
metros, cada una.
Era el año 1904 y,
ante la complejidad que estaban alcanzando las redes de telecomunicaciones y el
incremento de usuario, el Estado necesitaba un nuevo edificio que albergase los
centros de correos y telégrafos. El lugar escogido fue un solar perteneciente a
los desaparecidos Jardines del Buen Retiro. Quien hoy pasee por la plaza de
Cibeles no necesitará mayor descripción del palacio en cuestión. Inaugurado en
1918, la blanca fachada del Palacio de Comunicaciones aún se erige imponente y
es escenario básico para cualquier turista que visite Madrid. De hecho, su
aspecto catedralicio le llevó a ganarse el sobrenombre de 'Nuestra Señora de
las Comunicaciones’. Conjugando la monumentalidad y el carácter simbólico que
debía tener el edificio institucional, con una distribución funcional y
racionalista, su imponente fachada combina influencias historicistas,
referencias estilísticas del modernismo, la arquitectura norteamericana y la
secesión vienesa que no dejarían de estar presentes en el resto de la obra de
Palacios.
CÍRCULO
DE BELLAS ARTES: EPICENTRO INTELECTUAL
No hace falta irse
muy lejos para descubrir la otra gran ‘bomba’ arquitectónica que encumbra a
Palacios. Situado en la confluencia entre la calle de Alcalá y la Gran Vía, una
mole en vertical presidida por Minerva (obra de Juan Luis Vassallo) alberga una
de las terrazas más visitadas de la capital. Desde 1926 lleva
en funcionamiento el Círculo de Bellas Artes (Calle
Alcalá, 42), nacido como un espacio cultural privado que aún hoy sigue
ofreciendo exposiciones, conferencias y ciclos de cine.
https://www.circulobellasartes.com/alquiler/azotea/
https://www.circulobellasartes.com/blog/el-edificio-del-cba-una-historia-escrita-en-piedra/
Fueron los propios
socios del espacio quienes apostaron por el rompedor proyecto con el que se
presentó a concurso Palacios. En un momento donde los casinos culturales y
recreativos proliferaban en España, generalmente organizados en torno a patios
o galerías, el arquitecto rompió los moldes generales - y los suyos propios -
con este contenedor escenográfico de variopintos
espacios (desde salones de exposiciones, biblioteca o cine
hasta piscina, billares o barbería) donde una escalera imperial de doble tiro
no es central, sino lateral. Lleno de belleza, y también de historia, aquí
venía Picasso a dar clases de pintura, Valle-Inclán frecuentaba sus
salones y en la Sala de Columnas se daban dos bailes
míticos cada año, el de máscaras y el de Reyes.
https://www.cronicanorte.es/palacio-maudes-madrid-cumple-100-anos/101369
PALACIO
DE MAUDES: UN HOSPITAL CON AIRES PALACIEGOS
Inaugurado en
1916, el Antiguo Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula (Calle
Maudes, 17), también conocido como Palacio de Maudes, fue un encargo de una
institución benéfica para dar asistencia gratuita a los jornaleros madrileños.
En colaboración con Otamendi, la fachada exterior de piedra blanca, con
pináculos y balaustradas en sus torres, recuerda a su primer trabajo junto, el
Palacio de Correos. Nadie pensaría a primera vista cuando pasea por la
Glorieta de Cuatro Caminos que esto es un hospital. Sin
embargo, su interior está conformado por cuatro inmensos pabellones con amplias
galerías abiertas y un patio ambulatorio de forma octogonal en donde los
jardines cobran especial importancia, pues fueron especialmente
planificados buscando la influencia positiva que podían ejercer en el estado
anímico de los enfermos. De hecho, este mismo razonamiento
explicaría la ubicación del mortuorio y de la sala de autopsias, en un lugar
oculto a la vista desde el edificio principal.
DE
BANCO A MOTOR DE LA LENGUA
El prestigio que
proporcionaron a Palacios los proyectos arriba mencionados
hicieron que las grandes empresas financieras del momento
comenzasen a encargarle al arquitecto proyectos de índole privada.
El listado es largo, pero entre sus obras de bancos destaca el Banco Español
del Río de la Plata.
Quizá por ese nombre no sea conocido, pero en cuanto se diga que es hoy la sede
del Instituto Cervantes (Calle Alcalá, 49) se iluminará la bombilla. Conocido
también como Edificio de las Cariátides, esta joya
abriría sus puertas en el año 1918 y destaca por las cuatro inmensas cariátides
que flanquean su puerta principal y por las espectaculares columnas jónicas de
su fachada, perfectas para vivir en armonía con majestuosos vecinos como el
palacio de Linares, el palacio de Buenavista, el Banco de España o el ya
mencionado Palacio de Comunicaciones.
UN
ARCO DE HERRADURA PINTORESCO
No hay que ir muy
lejos para conocer otro de los ejemplos imprescindibles de edificio financiero
de Palacios. Vecino del Edificio de las Cariátides, en el número 31, se
instaló el Banco Mercantil e Industrial. Con
dos fachadas, donde en una sobresale un gigantesco arco de herradura y un
espectacular mirador, en su interior se halla la sala de arte
contemporáneo Sala Alcalá 31, donde se pueden contemplar exposiciones
temporales de arte contemporáneo.
CASINO
DE MADRID: UNA ESCALERA INSTAGRAMEABLE
Cabe destacar que
el vecino Casino de Madrid le debe a Palacios y Otamendi dos elementos
destacados: su fachada asimétrica y la impresionante escalera del Patio de
Honor; pues en 1903, poco después de terminar sus estudios, los dos arquitectos
participaron en el concurso internacional convocado por el Casino para
construir su nueva y definitiva sede. Su proyecto fue uno de los seis
seleccionados y como bien recuerda el propio Casino, del que Palacios fue socio
hasta su muerte, “participó indirectamente en su creación, ya que aportó ideas
arquitectónicas innovadoras que luego quedaron plasmadas en nuestro edificio”.
CASA-PALACIO
DE DEMETRIO PALAZUELO: LA ARQUITECTURA DOMÉSTICA DE PALACIOS
Alternando los
proyectos de residencias para clases acomodadas con los de viviendas
funcionales, aunque no haya trascendido tanto como su arquitectura monumental,
las creaciones domésticas fueron también frecuentes en la trayectoria de
Palacios. Son numerosos los ejemplos que aún siguen en pie, como
la monumental casa-palacio de Demetrio Palazuelo (C/Alcalá, 54), que fue
además uno de sus primeros proyectos, o las funcionales viviendas situadas en
la Glorieta de Quevedo.
CASA
COMERCIAL PALAZUELO: UNO DE LOS PRIMEROS EDIFICIOS COMERCIALES DE MADRID
Inspirado en
la arquitectura de Chicago, este diseño encargado por Demetrio Palazuelo
en 1919, a quien Palacios había ya construido años antes el edificio de
viviendas en la calle Alcalá, nació con una idea clara: darle todo el
protagonismo al interior. Porque la Casa Comercial Palazuelo (Calle Mayor,
4), uno de los primeros edificios comerciales de Madrid,
debía atraer gente. Así, aunque enamore su fachada, con columnas corintias,
miradores de hierro y cristal, el interior es pura magia. Distribuidas en torno
a un patio central en forma de V, la luz se cuela a través de una espléndida
vidriera que aún se conserva, iluminando unos suelos de mármol y una
escalera imperial que da acceso a los distintos locales y oficinas que, un
siglo después, siguen funcionando.
Este edificio
formaba parte de la propuesta urbanística de Palacios para la reforma de la
Puerta del Sol, con la que pretendía crear en el centro de Madrid un espacio
representativo con construcciones monumentales basadas en la reelaboración de
modelos clásicos. Sin embargo, la Casa Matesanz (Gran Vía, 27) fue el
único inmueble de este proyecto que llegó a construirse, finalizando las obras
en 1922. Creado con las mismas funciones mercantiles que el anterior, esta joya
construida en esquina albergaría años después los famosos Almacenes Quirós.
UN
HOTEL CON FIRMA DE PALACIOS
Prácticamente
enfrente de la Casa Matesanz se alza otro edificio de parecido corte pero con
función hotelera. Corría el año 1921 cuando el proyecto inicial de José Yárnoz
para construir un edificio de viviendas es adaptado por Antonio
Palacios para albergar locales comerciales en la planta baja y un hotel en
la alta. Esto daría lugar al hotel Alfonso XIII, que abriría sus puertas
en 1923, ocupando los seis pisos superiores, con 200 habitaciones, todas con
cuarto de baño y teléfono. Actualmente se encuentra aquí el hotel INNSiDE, del
grupo Meliá, cuyo interiorismo contemporáneo convive en perfecta armonía con la
monumentalidad de la obra original. Merece la pena pararse en la fachada para
descubrir la apuesta de columnas y miradores acristalados que tanto gustaba a
Palacios antes de adentrarse en su espectacular hall con una gran escalinata de
mármol.
GRAN
VÍA O CHAMBERÍ: EL ARQUITECTO DEL METRO DE MADRID
Aunque lo hemos
dejado para el final, este punto en concreto trajo de nuevo a Antonio Palacios
a los titulares el año pasado gracias a la recuperación del templete del
metro de Gran Vía. A modo de resumen, en los años 20 se inauguraba la céntrica
estación con una entrada a la altura de tan noble zona enmarcada con zócalos,
leones y una imponente visera. Sin embargo, en los setenta se decidió retirar
la mole de granito en cuestión que permitía descender al subsuelo llevándosela
a la localidad de donde era oriundo Palacio: Porriño. Casi medio siglo después,
casualidades del destino o no, una empresa del mismo pueblo del arquitecto era
la encargada de recuperar, bloque a bloque, pieza a pieza, la réplica en
cuestión. Para quien se lo pregunte, el templete original aún descansa en un parque
de este pueblo de Pontevedra.
Este templete es
solo un pequeño fragmento de lo que diseñó Palacios en el subsuelo. Porque,
nombrado en 1917 arquitecto de la Compañía del Ferrocarril Metropolitana,
fueran suyas la mayoría de las estaciones de metro, así como del propio logo en
forma de rombo de la compañía. La modernización ha producido que estos diseños
originales se hayan perdido en su mayor parte; sin embargo, todavía es posible
viajar al pasado en la estación de Chamberí (Pl. de Chamberí s/n) y en la Nave
de Motores (C. de Valderribas, 49), ambos visitables.
https://www.pasionpormadrid.com/2012/07/los-tres-puentes-de-la-princesa-de.html
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