Historia de los
Derechos Humanos 2
Egipto, Mesopotamia, Grecia y Roma
A partir del momento que las distintas culturas acceden a la
escritura y dejan testimonio de sus costumbres y creencias, podemos rastrear en
sus textos los primeros esbozos de aquello que, a fuerza de evolucionar y
perfeccionarse, al cabo de siglos acabaremos denominando derechos humanos.
Las primeras noticias documentadas que
podemos considerar como precursoras de esta gran aventura corresponden al
Antiguo Egipto:
"No he hecho daño a la hija del pobre."
Libro de los Muertos (III milenio aC);
alegaciones de un difunto ante el tribunal de Osiris, con el objetivo de
asegurarse la vida eterna.
"Observa la verdad y no la
traspases, que no te lleve la pasión del corazón. No calumnies a ninguna
persona, importante o no."
Enseñanzas de Ptahhotep (finales del
III milenio aC); normas para facilitar la vida en sociedad destinadas al futuro
visir del faraón.
"No te rías de un ciego, no te
burles de un enano ni hagas mal a un cojo."
Amenemopet (ca 1300-1100 aC)
Pero es en Mesopotamia, también durante el tercer milenio
antes de Cristo, donde aparecen por primera vez recopilaciones de normas, de
forma sistematizada, orientadas a organizar la vida social. El Código de
Urukagina (ca 2350 aC., conocido sólo por las referencias incluidas en
documentos posteriores), y el Código de Ur-Nammu (ca 2050 aC., el primer código
jurídico escrito que se conoce y que ya establecía jueces especializados, el
testimonio bajo juramento y la facultad de los jueces de ordenar al culpable la
indemnización de perjuicios), fueron los precedentes del Código de
Hammurabi (ca 1700 aC), la compilación jurídica más
conocida de la Antigüedad, compuesta por 282 artículos que, además de normas
referentes a los tribunales, contenía disposiciones sobre la familia y el
comercio.
El Código de Hammurabi regulaba la
conocida Ley del Talión. A pesar de que ahora nos parezca un
principio extremadamente brutal, entonces supuso una verdadera innovación, ya
que era una forma de poner freno a las venganzas sucesivas y sin límites a las
que estaban expuestas las personas y los colectivos en casos de conflictos. La
ley establecía una medida, discutible pero objetiva y de obligado cumplimiento,
y con ella se deslegitimaba cualquier interpretación subjetiva de los hechos
por parte de los implicados, y especialmente las consecuencias que pudieran
derivarse de dicha apreciación subjetiva.
Los códigos o recopilaciones de leyes
que fueron apareciendo durante la Antigüedad perseguían fines prácticos. Por
ejemplo, la proporcionalidad de la venganza de la Ley del Talión limitaba las
pérdidas humanas y materiales que acarreaban las sucesivas agresiones, de
manera que al final el soberano, el legislador, salía beneficiado: conservando
la vida de sus súbditos estos podían ser enrolados en el ejército u obligados a
pagar impuestos.
"Los primeros Estados, a menudo por razones egoístas,
impidieron que sus gentes contendieran y lucharan (...) no porque fueran
especialmente benévolos o demócratas sino por las mismas razones por las que un
ganadero no quiere que sus cabezas de ganado se maten entre sí porque las
pérdidas que podría representar para él son inconmensurables."
Steven Pinker. Redes, 26-6-2011
www.rtve.es/television/20110626/declive-violencia/442996.shtml
(2011)
Esta particularidad, el avance de los derechos de las
personas a causa de la coincidencia o complementariedad de los intereses
estatales (o de las clases sociales dominantes) con los intereses de
determinados colectivos o de la población en general, a lo largo de la historia
se ha dado en distintas ocasiones. Como en el caso de la abolición de la
esclavitud en el siglo XIX, cuando, junto a razones humanitarias, un argumento
determinante fue que entonces económicamente ya era más ventajoso (y
socialmente más fácil de regular), el trabajo de las personas libres que el de
los esclavos.
El Código de Hammurabi no distingue
entre derecho civil y derecho penal, simplemente es una sucesión de leyes que
enumeran los posibles casos y lo que se debe obrar en consecuencia. Sí que distingue
entre hombres libres y esclavos, y según la condición establece la pena.
"Si
un hijo ha golpeado a su padre, se le amputará la mano."
"Si un señor ha reventado el ojo
de otro señor, se le reventará su ojo."
"Si un señor ha roto el hueso de
otro señor, se le romperá su hueso."
"Si ha reventado el ojo de un
subalterno o ha roto el hueso de un subalterno pesará una 'mina' de
plata."
Código de Hammurabi (edición a cargo de
Federico Lara Peinado). Editora Nacional. Madrid, 1982
Después de Egipto y Mesopotamia, el siguiente referente
fundamental es el del mundo helénico. Una de sus mayores innovaciones es la
forma de organización social de algunas de sus ciudades: la democracia.
La ateniense fue la más poderosa, estable y duradera (510 a 322 aC), pero no la
única, ni el suyo el único modelo.
"Tenemos un régimen de gobierno
que no envidia las leyes de otras ciudades, sino que más somos ejemplo para
otros que imitadores de los demás. Su nombre es democracia, por no depender el
gobierno de pocos, sino de un número mayor."
Tucídides (ca 460-396 aC), Historia de
la Guerra del Peloponeso
www.unav.es/hAntigua/textos/docencia/grecia/practicas/textosgrecia.html
(2007)
La democracia ateniense se basaba en un nuevo concepto de la
dignidad humana, en el hombre libre, el ciudadano. Pero ciudadano no lo era todo el
mundo: la ciudadanía por un lado estaba restringida a sólo una parte de la
población, y que por otro los miembros que la disfrutaban influían de forma
distinta en las decisiones del gobierno, en función (según las épocas) de sus
orígenes o de su situación patrimonial. Todas estas restricciones a partir de
entonces serán motivo de debate y confrontación social, reduciéndose con el
paso del tiempo los sectores excluidos (al margen de los periodos en los que ya
entonces se producían involuciones que llevaban de nuevo a sistemas más o menos
dictatoriales).
"La polis es una colectividad de
ciudadanos, por lo que necesitamos saber quién puede llamarse ciudadano y qué
es un ciudadano. La noción de ciudadano se presta a menudo a discusión, pues no
todo el mundo está de acuerdo en llamar ciudadanos a las mismas personas."
Aristóteles (384-322 aC), Política,
III.
www.unav.es/hAntigua/textos/docencia/grecia/practicas/textossociedad.html
(2003)
Las mujeres, los extranjeros y los esclavos estaban
excluidos. En el caso de los esclavos, estos eran considerados
imprescindibles para el mantenimiento del sistema social vigente: su condición
no se cuestionaba, y tanto a través de los relatos mitológicos como de las
reflexiones de filósofos y políticos se argumentaba que su razón de ser se
sustentaba en una inherente inferioridad natural.
Por ejemplo, en la Odisea, podemos leer
como Zeus sacó la mitad de la mente a los esclavos. Y Platón, recogiendo el
mito homérico, afirmaba en sus leyes que en el esclavo no había nada de sano ni
de entero. Aristóteles sencillamente justificaba la esclavitud como parte
necesaria del sistema socioeconómico entonces imperante:
"El que por una ley natural no
se pertenece a sí mismo, sino que, no obstante ser hombre, pertenece a otro, es
naturalmente esclavo. (...) Es preciso ver ahora si hay hombres que sean tales
por naturaleza o si no existen, y si, sea de esto lo que quiera, es justo y
útil el ser esclavo, o bien si toda esclavitud es un hecho contrario a la
naturaleza. (...) Cuando es uno inferior a sus semejantes, tanto como lo son el
cuerpo respecto del alma y el bruto respecto del hombre, y tal es la condición
de todos aquellos en quienes el empleo de las fuerzas corporales es el mejor y
único partido que puede sacarse de su ser, se es esclavo por naturaleza."
Aristóteles. Política (libro primero,
capítulo II, De la esclavitud)
No obstante, ya entonces había voces discrepantes y el mismo
Aristóteles se refiere a ellas: "Hay quienes tienen la opinión que el
poder del señor sobre el esclavo es cosa fuera de la naturaleza".
Desconocemos qué filósofos defendían estas posturas antiesclavistas, y
posiblemente el hecho de que esta información no se haya conservado tiene
relación con su contenido contrario a las estructuras de poder entonces
imperantes, basadas en la existencia de la esclavitud. Podría ser que
Aristóteles se estuviera refiriendo a Antifonte (480-411 aC), orador y filósofo
sofista que defendía la igualdad entre todos los hombres, o a Antístenes
(444-365 aC), fundador de la escuela cínica, y a su discípulo Diógenes de
Sinope (412-323 aC), contrarios a cualquier tipo de sometimiento social, no
sólo el de los esclavos.
Quizás no existían posturas claramente
abolicionistas, pero sí que en ocasiones se hacía patente el rechazo que
generaba la esclavitud en algunas personas. Como en el caso del escritor de
tragedias Eurípides (480-406 aC), consciente de que los hombres libres vivían
gracias al trabajo de los esclavos y de que su sometimiento era injusto:
"¡Ay, ay! Qué mala es siempre
por naturaleza la esclavitud, y cómo soporta lo que no debe, vencida por la
fuerza!"
Eurípides, Hécuba
Si la institución de la esclavitud daba lugar a algunas
discrepancias, con el modelo democrático ateniense ocurría algo parecido,
siendo los casos más conocidos los de Platón y Aristóteles. El primero,
perteneciente a la clase alta, defendía un sistema dominado por la
aristocracia, y el segundo, dada su condición de extranjero y por lo tanto sin
derechos políticos (era originario de Macedonia), un sistema dominado por las
clases medias:
"La Democracia de Atenas es una democracia directa
donde todos los ciudadanos son considerados con las mismas capacidades
políticas, y, por ello, algunos cargos públicos son sorteados. Platón propone
un sistema político más elitista (...) considerando que no todos los seres
humanos tienen las mismas capacidades y, como es lógico, los más capacitados
son los que debería gobernar la ciudad (...) Aristóteles no compartirá la
visión de Platón sobre la democracia, ya que será partidario del sistema
democrático, pero crítico con la democracia implantada en la ciudad de Atenas.
Así, afirmará que, del mismo modo que la virtud era definida como el término
medio, la clase social que debería tener el poder es la clase media."
José Vicente Mestre Chust. Preguntas de
filosofía. Bohodón Ediciones. Madrid, 2011
La administración de la justicia será también una de las grandes
preocupaciones del mundo helénico, y se reflejará abundantemente en sus textos:
"Grábalo, hermano, en tu pecho:
obedece a la Justicia y olvida por completo la violencia (...) Al que acata lo
justo, el Dios que todo lo ve le da riquezas, y a quien ama los
perjurios, jura en falso, miente e impide la obra de la Justicia, sin
piedad lo hiere."
Hesíodo. Los trabajos y los días. S.
VIII aC.
"Escucharé al acusador y al
acusado con la misma imparcialidad y emitiré mi voto sobre el objeto preciso de
la denuncia. Lo juro por Zeus, Poseidón, Deméter. Si soy perjuro, que perezca
yo y mi casa."
Demóstenes. Juramento de los heliastas
en el "Discurso contra Timócrates" (Ca 353 aC)
El Código de Dracón (621 aC), es la primera
recopilación de leyes escrita de Grecia; disponía que sólo el estado tenía la
potestad de castigar a las personas acusadas de crímenes. Extremadamente
severo, fue suavizado mediante el Código de Solón (590 aC).
Para entender todos los avances que se
producen en el mundo griego hay que recurrir a su pasión por el conocimiento y
su escepticismo ante las apariencias. El cultivo de la filosofía en Grecia
supuso un punto de inflexión entre las sociedades carenciales (basadas en la
tradición, las revelaciones, los mitos, la fe) y el alumbramiento de un nuevo
marco intelectual basado en la lógica y la razón. Este dinamismo, además de
impulsar el estudio de disciplinas como las matemáticas, la medicina o la
botánica, se plasmará también en la reflexión sobre la moral, es decir,
en el nacimiento de la ética como disciplina que pretende dilucidar, ante cualquier
sistema de normas morales, cuáles de estas normas son el resultado del
razonamiento humano y cuáles no. Y este hecho es de una importancia capital en
la historia de los derechos humanos, en la medida que da pie a cuestionar la
legitimidad de un sistema u organización social cuando éste es arbitrario (por
ejemplo, basado en la prepotencia del poder, en las revelaciones de la casta
sacerdotal, etc.).
También es en Grecia cuando por primera
vez se argumenta filosóficamente el relativismo cultural. Protágoras (485-411),
el más conocido de los filósofos sofistas, cuestionaba la existencia de una
verdad universal. Afirmaba que "el hombre es la medida de todas las
cosas" y de ello deducía que cada ser humano ve "su verdad"
desde su posición particular, lo que impide hablar de una verdad absoluta (unas
afirmaciones por las que fue criticado por Sócrates y Platón). No obstante, al
mismo tiempo, al basarse en el uso del método dialéctico y en el valor de los
acuerdos democráticos, y al afirmar que la moral y las leyes son el resultado
de convenciones humanas, los sofistas sentaron las bases del positivismo jurídico, en contraposición a las concepciones iusnaturalistas de los
derechos.
El estoicismo, iniciado en Grecia por el filósofo Zenón de Citio (333 a 264 aC),
a causa de su influencia sobre las culturas griega y romana, es otro de los
referentes de la Antigüedad. Su doctrina filosófica de la ley natural, según la
cual la naturaleza humana es la norma para evaluar las leyes e instituciones
sociales, tuvo gran influencia en las legislaciones posteriores de Occidente.
Afirmaba la compatibilidad entre la búsqueda de la perfección individual y la vida
social, recomendando a su vez la ayuda a los más necesitados. Al considerar
todo ser humano como parte de Dios y miembro de una familia universal ayudó a
preparar la posterior difusión del cristianismo.
Las inquietudes intelectuales de la
sociedad griega y sus reflexiones sobre las relaciones entre las personas se
reflejarán también en el teatro. En este sentido, la obra más emblemática
es Antígona. Su autor, Sófocles (496-406 aC), relata en ella la
condena a muerte de Antígona por haber enterrado el cuerpo de su hermano
Polinices, desafiando las órdenes del rey Creonte, que había dispuesto que
permaneciera insepulto como castigo por haberse rebelado. Al ser descubierta,
Antígona argumenta que las órdenes de Creonte son injustas, ya que no respetan
las leyes naturales, que mandan enterrar a los muertos. Con esta obra Sófocles
abre un debate que perdura todavía en la actualidad: el conflicto ente las
leyes civiles (justas o injustas) y los principios morales de los ciudadanos.
Roma es
otro de los grandes referentes de la antigüedad. Su mayor mérito consistió en
reunir los logros de las civilizaciones que la habían precedido (griega,
egipcia, fenicio-cartaginesa) refundiéndolos y expandiéndolos por la cuenca
mediterránea y Europa. Roma fue una gran organizadora, y uno de los ámbitos en
el que se manifestó de forma más poderosa esta capacidad organizadora fue en el
desarrollo de un amplio cuerpo de leyes: el Derecho Romano. El Derecho Romano representó un avance capital en
la concepción de la justicia y sirvió como modelo para el desarrollo del
derecho civil en los países occidentales, especialmente en la Europa
Continental. El Derecho Privado actual, por poner un ejemplo, tiene como
antecedente el Derecho Romano.
La Ley de las Doce Tablas (ca 450 aC) fue la primera ley escrita romana. Hasta
entonces el derecho en Roma había tenido un carácter sagrado: su administración
estaba reservada a los sacerdotes, los cuales se basaban en rituales,
sacrificios y visiones, con lo que la justicia estaba sujeta a todas las
arbitrariedades. La redacción de las Doce Tablas será el punto de partida de la
desacralización del derecho romano y la base remota del derecho del mundo
occidental (sólo se conservan de forma fragmentada, a través de citas
posteriores). La primera de las Tablas regulaba los procedimientos judiciales:
"Si alguien es citado según
derecho, acuda. Si no acude, que se dé fe y que se le capture."
"Cuando pacten, anúnciese."
"Si no pactan, que lleven su
causa al comicio o al foro antes de mediodía. Durante la exposición, que estén
presentes ambos."
En algunos casos, contemplaban la Ley del Talión (Tabla
VIII):
"Si le arrancó un miembro y no se avino con él,
aplíquesele talión."
Como en Grecia, la democracia y la ciudadanía eran dos
características del mundo romano. También como en Grecia, ambas se irán transformando con el
paso del tiempo, desde los inicios monárquicos hasta la caída ante las
sucesivas oleadas de invasiones. En el caso del derecho a la ciudadanía romana,
ésta se irá ampliando progresivamente, una ampliación que no obstante no se
producirá por motivos éticos sino políticos o estratégicos: apaciguar
conflictos, consolidar las fronteras o aumentar los impuestos.
Otra de las instituciones romanas
características era el pater familias. Su mayor novedad no eran las
prerrogativas absolutas que concedía al cabeza de familia sobre los esclavos,
mujeres y niños, considerados propiedades suyas igual que la casa o el ganado
(algo coherente con las sociedades patriarcales existentes), sino el hecho que
estas prerrogativas estuvieran detalladamente reguladas por las
correspondientes leyes. Con el paso del tiempo, las atribuciones del pater
familias también se fueron limitando, estando ya considerablemente limitadas cuando
llegaron al poder los primeros emperadores cristianos.
Roma era una sociedad esclavista como
la griega: su economía dependía de la
esclavitud. En las épocas de expansiones territoriales, los prisioneros de
guerra (cuando no eran degollados en el campo de batalla), pasaban a engrosar
la numerosa población de esclavos, en gran medida destinados a la explotación
de los latifundios que se iban creando, en poder de las familias dominantes.
"El enemigo, una vez abatido, cesaba de ser un
'sujeto' para convertirse solamente en un 'objeto'. El romano que lo había
hecho prisionero le consideraba como una cosa propia: si estaba de mal humor,
lo mataba; si estaba de buen humor, se lo llevaba a casa como esclavo y podía
hacer con él lo que quisiera: matarlo, venderlo, obligarlo a trabajar..."
Indro Montanelli. Historia de Roma.
Capítulo III, Los reyes agrarios. Plaza & Janés. Barcelona, 1971 (p. 40)
"Volcábanse esclavos en Roma
como un caudaloso torrente. Cuarenta mil sardos fueron importados de golpe en
177 y ciento cincuenta mil epirotas, diez años después. Los 'mayoristas' de
esta mercancía humana iban a acapararla siguiendo a las legiones que la
suministraban y que ya habían alcanzado, al socaire de las catástrofes de los
imperios griego y macedonio, Asia, el Danubio y hasta los confines de
Rusia."
Ibid. Capítulo XIX, Los Gracos (p. 181)
Las sucesivas revueltas de esclavos de Etruria, Apulia y
Sicilia durante el siglo II aC, y la más conocida de esclavos y
gladiadores acaudillada por Espartaco, son un síntoma del malestar que a menudo
latía en aquella sociedad esclavista. En Apulia, donde se libró la última
batalla entre Espartaco y Roma (71 aC), murieron más de 50.000 esclavos, y los
6.000 que fueron hechos prisioneros fueron luego crucificados a lo largo de la
Vía Apia.
Además de la derrota en las batallas,
se era también esclavo por nacimiento (cuando la madre era esclava), por haber
sido abandonado al nacer (algo entonces relativamente habitual), o incluso como
consecuencia del rapto y la piratería (que en ocasiones también se daba dentro
del ámbito romano).
La Roma republicana fue una de las
épocas históricas en la que los esclavos fueron tratados más duramente,
pudiendo sus propietarios hacer lo que quisieran con ellos, ya que según el
derecho romano no eran considerados personas, sino cosas, propiedades. Los
esclavos no tenían ningún derecho, podían ser maltratados o incluso muertos por
sus amos, sin que a estos se les exigiera por ello ninguna responsabilidad. En
cambio, en la misma Roma, posteriormente, durante la época imperial, el trato a
los esclavos se fue suavizando: la influencia del estoicismo y del cristianismo
mejoró la condición de los esclavos, concediéndoseles algunos derechos, pero la
misma institución de la esclavitud no era discutida, ni siquiera cuando el
cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio.
https://www.amnistiacatalunya.org/edu/es/historia/inf-orig.html
El nacimiento de las grandes
religiones monoteístas
Una de las grandes aportaciones a la construcción de la
ética y la justicia es la del pueblo judío. En el Antiguo Testamento,
de forma especial a través de sus profetas, se hacen relevantes declaraciones
que exhortan a actuar con justicia y a comportarse fraternalmente.
"Ay
de aquellos que dictan leyes inicuas, ay de los que escriben sentencias
injustas, que niegan la justicia a los débiles y quitan sus derechos a los
pobres de mi pueblo, depredan a las viudas y desnudan los huérfanos."
Isaías 10, 1-2.
"Amad también vosotros al extranjero,
porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto."
Deuteronomio, 10,19
"No te vengarás ni odiarás a los
hijos de tu pueblo. Amarás al prójimo como a ti mismo."
Levítico, 19
"Si tu enemigo tiene hambre dale
de comer pan, y si tuviere sed dale de beber agua".
Proverbios, XXV, 21
Pero el texto más difundido del Antiguo Testamento es Los
Diez Mandamientos, considerado por el cristianismo como el germen de
las modernas declaraciones de derechos humanos. José Antonio Marina se refiere
así a Los Diez Mandamientos:
"En el decálogo hay que distinguir entre preceptos
exclusivamente religiosos y preceptos éticos. (...) Los mandatos religiosos
son: amar a Dios, honrar su nombre, santificar sus fiestas. Los demás son
éticos. Honrar a los padres, no matar, no robar, no mentir, no codiciar lo
ajeno, son preceptos admitidos por todas las morales. (...) Esta distinción
entre preceptos religiosos y éticos se ve con mucha claridad en el resumen que
da el cristianismo: los diez mandamientos se reducen a dos: amar a Dios (religioso)
y amar al prójimo (ético)."
www.dios.com.ar/notas1/enigmas/conjeturas/mandamientos/mandamientos.htm
(2007)
La aparición del cristianismo es otro
importante hito histórico en el desarrollo de los derechos humanos. Heredero de
la tradición judaica e influenciado por el estoicismo, a partir de las
enseñanzas de Jesús de Nazaret insiste y profundiza en la idea
de la dignidad e igualdad de todos los seres humanos.
"No hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso,
bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo y está en
todos".
Pablo de Tarso, Epístola a los
colosenses
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo (...) amar al
prójimo como a sí mismo es mucho mejor que todos los holocaustos y
sacrificios."
Marcos, 12, 31-33
Su difusión fue inicialmente lenta (considerada por los
romanos como una secta más del judaísmo, no le dieron importancia). Pero su
implantación se aceleró a partir del siglo II hasta conseguir ser la religión
oficial del Imperio Romano a finales del siglo IV. El cristianismo había pasado
de ser perseguido (de Nerón hasta Diocleciano) a perseguir entonces a los
paganos (los practicantes de las antiguas religiones) y a los herejes (los
seguidores de las sectas que surgían dentro del cristianismo).
Más tarde, a principios del siglo
VII Mahoma empieza a divulgar el islam, lo cual
supone un proceso de humanización de las costumbres de las sociedades del Norte
de África. Insistió en la igualdad de los seres humanos proclamada por el
cristianismo:
"Todos los hombres son iguales, como los son los
dientes de un peine."
"¿Cómo podría ser bendecida la
nación en la que no hubiera justicia para el débil contra el fuerte?"
Mahoma. Hadit (Dichos del Profeta)
www.icrc.org/web/spa/sitespa0.nsf/htmlall/6GUKCV?OpenDocument&style=custo_print
(2007)
El Islam, al igual que el cristianismo y todas las grandes
religiones, se interpretará y vivirá de formas distintas, en ocasiones
defendiendo principios progresistas (la igualdad entre los seres humanos, la
reivindicación de un mayor respeto a la mujer, etc.), mientras que en otras
ocasiones, basándose también en sus textos sagrados, impulsará el expansionismo
violento, la intolerancia religiosa, la misoginia, la homofobia, la esclavitud,
etc. Las distintas ramas del Islam (lo mismo que las distintas ramas o iglesias
del cristianismo o de otras religiones), así como las corrientes dominantes en
cada una de estas ramas en los distintos momentos históricos, en muchas
ocasiones obligarán a tener en cuenta muchos matices al intentar valorar su
aportación (sin negarla) a la construcción de un mundo regido por el respeto a
los derechos de las personas.
La esclavitud en el judaísmo, el
cristianismo y el islam.
El Antiguo Testamento, en tanto que
fiel reflejo de las sociedades de las sucesivas épocas durante las cuales se
fue compilando, está lleno de referencias a la esclavitud. En pasajes de
carácter bélico, en distintas ocasiones, los judíos son vencidos y caen en la
esclavitud; en otras resultan victoriosos y esclavizan a los enemigos
derrotados. A estos pasajes hay que añadir aquellos en los que aparece la
esclavitud como pena por un delito cometido, o a causa de las deudas
contraídas, o los relacionados con el comercio de esclavos.
La gran preocupación de los judíos será
diferenciar entre la propia esclavitud y la ajena, una característica que al
margen de ser habitual en la mayoría de culturas de la historia, impregnará y
condicionará las evoluciones del cristianismo y del islam. Siglos más tarde,
durante las confrontaciones entre el cristianismo y el islam, ambos no tendrán
ningún reparo en esclavizar "a los infieles", al mismo tiempo que
intentarán rescatar a los respectivos correligionarios que hayan sido hechos
cautivos.
Para mitigar los efectos de la
esclavitud los judíos tenían establecido el Jubileo, una medida destinada a
poner un límite a la condición de esclavo (el Jubileo además contemplaba otras
medidas sociales, como la duración sobre la propiedad de la tierra):
"Estas son las leyes que les propondrás. Si comprares
siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde."
Antiguo Testamento. Éxodo. Capítulo XXI
Una medida de la que, como ya se deduce de la cita anterior,
sólo se podían beneficiar los hebreos:
"Así tu esclavo como tu esclava que tuvieres, serán
de las gentes que están a vuestro alrededor; de ellos podréis comprar esclavos
y esclavas. También podréis comprar de los hijos de los forasteros que viven
entre vosotros, y de las familias de ellos nacidos en vuestra tierra, que están
con vosotros, los cuales podréis tener por posesión. Y los podréis dejar en
herencia para vuestros hijos después de vosotros, como posesión
hereditaria."
Antiguo Testamento. Levítico. Capítulo
XXV
Como curiosidad, en los siglos II y I aC, en la pequeña y
austera secta judía de los esenios, se produjo el que quizás sea el único caso,
en aquella época, de oposición teórica y práctica a la esclavitud de todo un
colectivo.
Siguiendo lo que era habitual en
aquellos tiempos, Jesucristo y los apóstoles no denuncian la existencia de la
esclavitud, pero critican que los esclavos no sean tratados dignamente: el
cristianismo pone énfasis en la igualdad entre todas las personas, pero rechaza
la violencia, por lo que no insta a la revuelta social ante las injusticias. Al
contrario, en el caso de los esclavos, le exhorta a ser sumisos y acatar su
condición servil:
"Los esclavos se muestren
sumisos en todo a sus amos (...) que sean modelo de fidelidad perfecta"
"Los que se encuentran bajo el
yugo de la esclavitud, que miren a sus propios amos como dignos de todo respeto."
"Esclavos, obedeced a vuestros
amos (...) Amos, practicad la justicia y la equidad con vuestros
esclavos."
San Pablo, (Tit 2,9-l0; 1Tim 6,1;
Col 3,22-4,1)
Estos criterios se incorporaron a la doctrina de la Iglesia,
hasta el punto que para descartar eventuales interpretaciones de los Evangelios
en otro sentido, en distintos momentos recordó la obligación de los esclavos de
seguir sometidos a sus amos, como ocurrió en el concilio de Cangres (ca 340),
cuando amenazó con excomulgar a aquellas personas que incentivaran o
justificaran las fugas y el abandono de las obligaciones serviles.
Siglos más tarde, el teólogo, pensador
y político inglés Tomás Moro (1478-1535), en su obra más conocida, Utopía,
seguía contemplando la esclavitud como legítima en determinados casos:
"Los utópicos no hacen esclavos a los prisioneros de
guerra, a menos de que la guerra la haya buscado el país enemigo, ni a los
hijos de los esclavos, ni a los extranjeros que vienen a Utopía, aunque sean
esclavos en sus países. Sólo reducen a esclavitud a los naturales de su isla
que merecen ese castigo por sus delitos, o ha los que han sido condenados a
muerte en las ciudades de otras tierras por los grandes crímenes que han
cometido. (...) Tienen otra especie de esclavos: los ganapanes míseros y pobres
de otras tierras que eligen de su propia voluntad ser esclavos en Utopía. (...)
Los que faltan a la fidelidad prometida son condenados a la más dura
esclavitud; (...) Comúnmente, los más de los crímenes, por atroces que sean,
son castigados con la esclavitud, pues creen que no es menos aflictiva para el
delincuente, ni menos provechosa para la República, que la ejecución inmediata
del criminal."
Durante la colonización americana, las extensas referencias
a la esclavitud en el Antiguo Testamento y la falta de su condena en el Nuevo
Testamento, sirvieron en muchos casos a los países cristianos para justificar
la esclavitud primero de los indios y luego de los negros transportados a
través del Atlántico, con el argumento de que era mejor para ellos ser esclavos
entre cristianos que seguir siendo libres y paganos.
En el Corán también se admite la
esclavitud, pero al mismo tiempo se considera meritoria la liberación de un
esclavo en determinadas circunstancias (Mahoma tenía esclavos y los liberó al morir),
ya sea como expiación de un pecado o como una acción noble encaminada a seguir
una vida más digna y alcanzar así el paraíso.
"Dios no os castigará por la exageración de vuestros
juramentos; pero si os castigará si no cumplís lo que habéis concluido. La
expiación de este perjurio será alimentar diez pobres con una alimentación como
la que alimenta a los vuestros; o vestir diez pobres; o liberar un
esclavo."
El Corán. Sura V.
www.cedt.org/coran.htm (2007)
Las referencias a la liberación de esclavos como actos
meritorios se repiten a lo largo del Corán, pero al igual que en la Biblia, en
ningún caso se hace una consideración negativa de la esclavitud, por lo que en
los pueblos que adoptaron el islam la esclavitud fue una institución que no
planteaba dudas o reparos morales.
Con la esclavitud ya abolida, las
distintas tradiciones religiosas han reinterpretado en ocasiones su pasado, al
igual que suelen hacer todas las organizaciones humanas, sean del tipo que
sean, resaltando sus rasgos más civilizadores e igualitarios y orillando o
minimizando su contribución a otros aspectos más incómodos.
"(...) sólo a través de una larga historia de siglos
ha ido extinguiéndose [la esclavitud], merced casi en su totalidad al influjo
del cristianismo, y el esclavo ha logrado su liberación y el reconocimiento que
le sitúa en el nivel de igualdad con los demás hombres. No necesitó el
cristianismo, y en un principio no lo hizo, enfrentarse directamente con el
problema. Su espíritu y doctrina entrañan una serie de verdades y principios
que habrían de hacer, en su expansión, imposible que se pudiera mantener una
situación del todo incompatible con él." (1)
S. Álvarez Turienzo. Esclavitud;
doctrina Social Cristiana. Enciclopedia GER, www.canalsocial.net (2010)
Es una afirmación arriesgada, a la que se podrían oponer las
siguientes palabras de Emilio Castelar, pronunciadas en el Congreso de los
Diputados español el 20 de junio de 1870:
"Yo no disputaré sobre si el cristianismo abolió o no
la esclavitud. Diré solamente que llevamos diecinueve siglos de cristianismo,
diecinueve siglos de predicar la libertad, la igualdad, la fraternidad
evangélica, y todavía existen esclavos. Y sólo existen en los pueblos
católicos; sólo existen en el Brasil y en España. Sé más: sé que apenas llevamos
un siglo de revolución y ya no hay esclavos en los pueblos
revolucionarios."
"La abolición de la esclavitud". Emilio Castelar
20 de junio de 1870
Es cierto que la idea cristiana de la igualdad entre todos
los seres humanos supuso un avance moral fundamental en la civilización de
Occidente. Pero en cuanto a la esclavitud, al no "enfrentarse directamente
con el problema", el resultado fue que las distintas iglesias (y las
distintas naciones) favorecieron durante siglos su supervivencia. Y en el siglo
XVIII, incluso en el XIX, todavía había devotos cristianos (protestantes y
católicos) dedicados a la trata o propietarios de esclavos. De la misma forma que
también había comerciantes judíos que participaban en el comercio de esclavos,
y la trata transahariana a cargo de musulmanes seguía muy activa.
La Iglesia católica no condenó la
esclavitud de forma absoluta, en todos los casos y sin ningún tipo de excepciones,
hasta el siglo XIX:
"Amonestamos a los fieles para que se abstengan del
deshumano tráfico de negros o de cualquiera otros seres humanos. Amonestamos y
conjuramos para que de aquí en adelante no se continúe oprimiendo tan
injustamente a los indios, a los negros, ni a cualquier otro grupo humano,
privándoles de sus bienes o haciéndolos esclavos."
Gregorio XVI. Bula In Supremis, 1839
Por otro lado, hay que reconocerle a la Iglesia católica que
fue una avanzada con relación a la prohibición de la esclavización de los
indios, con independencia de que españoles y portugueses acataran más o menos
la prohibición. Y que con relación a la esclavitud de los negros, las primeras
denuncias las formularon católicos (Frias de Albornoz, el capuchino Francisco
José de Jaca y algunos otros, muy pocos). Estas denuncias minoritarias, por
otro lado, fueron silenciadas por las jerarquías eclesiásticas.
Con relación a la pervivencia de la
esclavitud, a la Iglesia católica, al igual que a las otras iglesias cristianas
y a los líderes de otras religiones, como por ejemplo el islam, quizás se les
puede hacer un reproche mayor que a los distintos países o colectivos sociales
implicados en la trata y la esclavitud. En la medida que las religiones han
basado su credibilidad en la inspiración divina, parece que esta inspiración
tendría que haber ido aparejado con una mayor lucidez y un más decidido
liderazgo en el proceso abolicionista.
--
(1) Otro ejemplo, en este caso del islam: "¿Por qué el
Islam con toda su concepción elevadísima de la condición humana no abolió de
una vez la esclavitud? (...) En unas sociedades donde más de la mitad de la
población era esclava sin un trabajo independiente, sin casa, sin medios, sin
educación, la esclavitud no podía ser erradicada de golpe. No se puede procurar
un bien a cambio de provocar un mal mayor. Por eso el Islam ideó un plan de
abolición gradual, donde se cambiaba la mentalidad, se educaba, se generaban
los medios para que la sociedad vaya asimilando el gran cambio."
Ayatullah Makarim Shirazi, La esclavitud y el Islam.
www.islamchile.com/islam/esclavitud.htm
(2010)
https://www.amnistiacatalunya.org/edu/es/historia/inf-monot.html
India y
China
Mientras alrededor del Mediterráneo se desarrollan las
culturas egipcia, mesopotámica, griega y romana (al mismo tiempo que nacen las
grandes religiones monoteístas), en la India y la China surgen también grandes
pensadores que contribuyen a la transformación de aquellas sociedades.
Buda (ca 560-480 aC) cuestiona en sus enseñanzas el sistema de castas asociado al hinduismo, la tradición religiosa ya entonces dominante en la India (según el hinduismo, existen cuatro castas o clases sociales, determinadas por el nacimiento, a las que hay que añadir los dalits o intocables, de clase tan baja que estaban excluidos del sistema de castas).
Con una influencia inicial sobre la India, luego el budismo se extenderá con gran fuerza por la China.
"No lastimes a los demás con lo
que te causa dolor a ti mismo."
"Estamos en este mundo para
convivir en armonía. Quienes lo saben no luchan entre sí."
"Más que mil palabras inútiles,
vale una sola que otorgue paz."
"No creáis nada por el simple
hecho de que muchos los crean o finjan que lo creen; creerlo después de
someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia."
Citas atribuidas a Buda
Contemporáneo de Buda, Confucio (551-479
aC) tendrá una influencia determinante en China. Sus enseñanzas dieron lugar al
confucianismo. Entre otras cosas exhortaba el buen gobierno (el ejercicio de la
caridad y la justicia), al mismo tiempo que promulgaba el respeto a la
jerarquía, aspecto este que facilitó que acabara convirtiéndose en la religión
oficial del estado. Para Confucio, en toda sociedad tienen que existir
buenas relaciones entre los gobernantes y los súbditos, entre el marido y la
mujer, entre el padre y el hijo, ya que esta armonía es la forma de
alcanzar una sociedad próspera.
"Aquel
que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio."
"Donde hay educación no hay
distinción de clases."
"En un país bien gobernado, la
pobreza es algo que avergüenza. En un país mal gobernado, la riqueza es algo
que avergüenza."
Citas atribuidas a Confucio, contenidas
en las Analectas (las charlas recogidas por sus discípulos).
Otro referente a tener en cuenta es el Tao Te Ching,
atribuido a Lao Tse (según la tradición china vivió en el
siglo VI aC). Los 81 capítulos del libro están dedicados a exponer la
transmisión de la idea de Tao (el camino de la virtud), la manera de obrar del
hombre sabio y los consejos que han de seguir los gobernantes para actuar con
esta sabiduría. Su influencia en la cultura china fue muy importante: poniendo
el énfasis en la individualidad y la espontaneidad de las personas, ejerció de
contrapunto a la insistencia del confucianismo en los aspectos más
organizativos y rituales de la sociedad.
"El
camino del Cielo quita a quien tiene demasiado y da a quien no tiene
suficiente."
"El camino del hombre es
distinto: quita a quien tiene necesidad y da a quien le sobra."
"¿Quién tiene de sobras y lo
ofrece al mundo?"
"Sólo el hombre del Tao."
Tao Te Ching, capítulo 77
"El Tao del Cielo es beneficiar
sin dañar."
"El Tao del sabio es actuar sin
luchar."
Tao Te Ching, último capítulo
La
preocupación por la administración de la justicia y el buen gobierno se
manifestará a su vez en distintas obras pertenecientes a las culturas que se
desarrollaban en la India y China:
"¿Qué
resultado tiene el gobierno por la fuerza? La respuesta es que, lógicamente, el
grande atacará al pequeño, la mayoría maltratará a la minoría, el listo
engañará al inocente, los patricios menospreciarán a los plebeyos, los ricos
subestimarán a los pobres, y los jóvenes robarán a los viejos."
Escuela de Mo-Tseu. China (S. IV aC)
"El rey debe nombrar como jueces
a personas que hayan estudiado a fondo las escrituras, que conozcan bien le
Dharma, que sean fieles a la verdad y muestren imparcialidad con el demandante
y el demandado."
Yajnavalkya, Smritis, II. India (S. II
a IV)
En la antigua India, además, se pueden identificar elementos
precursores de lo que milenios más tarde serán las leyes modernas que intentan
regular los conflictos armados (desarrolladas a partir de las Conferencias de
la Paz de La Haya de 1899 y de 1907).
"A menos que participen en la guerra, no se deberá
dar muerte a quienes vayan a pie por los caminos y no participen en el
conflicto, los simples viajeros, quienes estén comiendo y bebiendo o abocándose
a sus actividades u ocupaciones especiales, los diplomáticos en misión y, por
supuesto, los brahmanes."
Código de Manú (1r. milenio aC,
recopilación de leyes)
La esclavitud en la India y China
Al igual que en todas las culturas y
pueblos de la Antigüedad, tanto en la India como en China existía la
esclavitud. Al parecer, en la India desde tiempos más remotos y con formas más
complejas, a causa del sistema de castas, que por sí mismo ya establecía
rígidas jerarquías y sometimientos. Pero en ambos territorios, las causas de
esclavitud eran las habituales de las sociedades esclavistas: principalmente
prisioneros de guerra, deudores insolventes, víctimas de castigos judiciales y
el nacimiento (hijos de esclavos).
En la India, las Leyes de Manú (ca 1280
a 880 aC.), una recopilación de reglas y códigos de conducta destinados a
regular el funcionamiento social, trataban también sobre la esclavitud,
limitando por ejemplo algunos de sus abusos: impidiendo que el padre pudiera
vender al hijo o a la mujer sin su consentimiento, o estableciendo la pena de muerte
para los secuestradores de personas; de lo que se deduce que las ventas de
familiares (causadas por la miseria) y el rapto destinado a la esclavitud
debían ser una práctica corriente.
Como en la India las relaciones entre
amos y esclavos estaban condicionadas por el sistema de castas, los miembros de
una casta podían tener esclavos de la misma casta o inferiores, pero no de
castas superiores, y como el tráfico de esclavos se consideraba deshonroso,
estaba prohibido que lo ejercieran los brahmanes. Por otro lado, la creencia en
las reencarnaciones del hinduismo contribuía a justificar la esclavitud:
"Por eso conviene remontarse al Ramayana, al
Mahabharata y al conjunto de la literatura épica sánscrita para encontrar la
descripción de una esclavización comparable a la que conocieron las restantes
civilizaciones (...) Según los relatos de esta literatura antigua, los indios
pensaban que toda persona nacida en la esclavitud pagaba las malas acciones de
una vida anterior. No le quedaba más remedio que aceptar pacientemente su
suerte y aguantar los antojos de su amo, sin sentir ningún resentimiento hacia
él, aun cuando este último tratara de darle muerte, pues esta larga resignación
le valdría una mejor suerte en una próxima vida."
Jean-Michel Deveau. Mujeres esclavas de
todos los tiempos. Ediciones Martínez Roca, Barcelona, 2001 (p. 149, 150)
La esclavitud en China se inició con la esclavitud pública,
siendo los esclavos propiedad del Estado: en primer lugar, delincuentes
condenados y prisioneros de guerra (tanto de guerras exteriores como civiles).
Más tarde, la institución de la esclavitud se introdujo también en el ámbito
familiar.
De todas formas, tanto en el caso de la
India como en el de China, las distintas tradiciones culturales y religiosas
que ambas han albergado, las enormes dimensiones geográficas de sus territorios
y sus respectivas historias milenarias, hacen imposible resumir de modo
objetivo el papel de la esclavitud en ellas (a lo que hay que añadir en ambos
casos que son tradiciones culturales de las que, comparativamente, disponemos
de mucha menos información que de las tradiciones culturales más cercanas). El
objetivo de esta breve nota es sólo dejar patente, tal como se expone en el apartado principal
sobre la esclavitud, que ésta ha existido en todas las
culturas de la Antigüedad.
https://www.amnistiacatalunya.org/edu/es/historia/inf-asia.html
Invasiones
germánicas, feudalismo y renacimiento
En Europa la invasión de los pueblos
germánicos y la descomposición del Imperio Romano dan lugar al nacimiento de
distintos reinos independientes. Los problemas étnicos y religiosos con las
poblaciones asentadas anteriormente, su lucha por la supervivencia y su defensa
ante las nuevas oleadas de invasores provocaron que a partir de entonces la
fuerza fuera durante siglos la principal fuente de todo derecho, quedando en el
olvido los avances filosóficos y sociales de la cultura grecorromana, entre
ellos aquellos relativos a la defensa de los derechos de los individuos.
Surge en
Europa una nueva organización social, el feudalismo, que
llega a su culminación política durante los siglos XI y XII. No es una
organización original de este tiempo ni exclusivamente europea: su
configuración se da en periodos de decadencia del poder central, por ejemplo
durante el Egipto faraónico o el Japón de los siglos XVII y XIX.
El
feudalismo se caracteriza por la división de la sociedad en tres estamentos
desiguales, basados en el linaje (o nacimiento) y el privilegio (ley privada
para cada estamento):
La Iglesia, representante del poder
divino en la tierra.
Los nobles, poseedores del poder
político y, juntamente con la Iglesia, de la propiedad de la tierra.
Los siervos, obligados a permanecer en
las tierras y sometidos a la autoridad política, judicial y fiscal del señor
feudal.
Desde el siglo V al X, durante
la Alta Edad Media, la sociedad, fragmentada, se ruraliza, al mismo tiempo que
se pierde el concepto de ciudadanía y se sustituye por relaciones de
dependencia personal entre nobles y siervos. La ley escrita pierde vigencia y
las monarquías se transforman en hereditarias. Mientras, la influencia de la
Iglesia cada vez es mayor, y paulatinamente todos los reinos se van
convirtiendo al cristianismo. Por otro lado, la Iglesia se erige, a través de
sus instituciones monásticas, como conservadora de los restos de la cultura
grecorromana.
Durante esta
época es importante la aportación del mundo árabe como conservador de la
herencia cultural grecorromana, traduciendo y transmitiendo las obras de
Aristóteles y otros filósofos clásicos. Averroes y Avicena defenderán el
pensamiento aristotélico, afirmando que la filosofía y la ciencia no se
contradicen con la religión, y que es a través de la razón como hay que buscar
la perfección.
Durante el
feudalismo, la esclavitud queda muy limitada (sin llegar a desaparecer), al ser
sustituida por la servidumbre. Los siervos,
que pasan a asumir el trabajo productivo que en el mundo grecorromano recaía
sobre los esclavos, gozaban de la condición jurídica de hombres libres, pero su
dependencia del señor feudal y las obligaciones abusivas que en muchos casos
esta dependencia implicaba hacía que su régimen de vida no fuera muy distinto
de la esclavitud. El malestar entre los siervos a causa de los abusos que
padecían dio lugar a distintas quejas y revueltas. Una de las más conocidas fue
la Guerra de los Remensas en Cataluña, que finalizó con la Sentencia de
Guadalupe (1486), y que supuso un avance en la mejora de las condiciones de
vida del campesinado (con una libertad personal que en el resto de España y
Europa en muchos casos los siervos no consiguieron hasta finales del siglo XVII,
y en Rusia hasta el siglo XIX).
A partir del
siglo XII, con el renacimiento de las ciudades, toma fuerza una nueva clase
social: la burguesía. Sus miembros, al sentirse desvinculados de
las sumisiones feudales, inician una larga lucha en defensa de sus derechos: se
inicia una lenta recuperación en toda Europa. De esta época de transición es
la Carta Magna (1215), favorable a los nobles y burgueses
ingleses, que el rey Juan Sin Tierra se vio obligado a aceptar, renunciando a
ciertos derechos y obligándose a respetar determinados procedimientos legales,
reconociendo así que la voluntad del rey estaría sujeta a la ley. La Carta la
componían 63 disposiciones, entre las que se incluía el derecho a no ser
detenido arbitrariamente:
"38. En lo sucesivo ningún representante
de la autoridad llevara a los tribunales a un hombre en virtud únicamente de
acusaciones suyas, sin presentar al mismo tiempo a testigos directos dignos de
crédito sobre la veracidad de aquellas."
"39. Ningún hombre libre podrá
ser detenido o encarcelado o privado de sus derechos o de sus bienes, ni puesto
fuera de la ley ni desterrado o privado de su rango de cualquier otra forma, ni
usaremos de la fuerza contra él ni enviaremos a otros que lo hagan, sino en
virtud de sentencia judicial de sus pares y con arreglo a la ley del
reino."
"40. No venderemos, denegaremos
ni retrasaremos a nadie su derecho ni la justicia."
La Carta Magna es el texto más conocido
de los que en el mismo contexto, el feudalismo, y con las limitaciones
inherentes a él, se promulgaron en Europa desde finales del siglo XII a finales
del XIII, como las disposiciones de Andrés II de Hungría (1222), o el
Privilegio General de Pedro III de Aragón (1283).
También
durante esta época, paradójicamente, y como consecuencia de la progresiva
restauración de los sistemas judiciales (y su consiguiente necesidad de obtener
las pruebas necesarias para poder dictar las sentencias), adquiere gran
protagonismo la tortura como práctica judicial, como forma eficaz de
obtener confesiones (ya fueran ciertas o falsas). Herejes y presuntos herejes,
mujeres etiquetadas de brujas, enfermos mentales... junto a ladrones y
asesinos, serán muchos los desgraciados que sufrirán los rigores del tormento.
O la muerte en la hoguera, por garrote, decapitación... Durante estos siglos,
los procesos inquisitoriales se desarrollarán en toda Europa (la Inquisición no
fue abolida definitivamente de España hasta 1821, a pesar de que ya había
dejado de actuar desde mucho antes).
Con la
implantación de las monarquías absolutas durante el siglo XV el feudalismo
desaparecerá como régimen político de la Europa Occidental, a pesar de que su
dimensión social (convertida en el llamado Antiguo Régimen) llegará hasta la
Revolución francesa.
A mediados
del siglo XV se inicia el Renacimiento en Italia. Su filosofía
será el Humanismo, el cual tendrá una gran influencia en Europa
hasta los tiempos de las Reforma luterana y la posterior Contrarreforma
católica del siglo XVI.
Inspirado en
la antigüedad clásica, el Renacimiento recobra la concepción griega del
hombre como medida de todas las cosas, y la libertad de pensamiento y de
acción se vuelven irrenunciables. El derecho natural abandona la base teológica
sobre la que se había asentado durante la Edad Media y adopta una concepción puramente
racionalista. Los derechos empiezan a girar alrededor de la persona individual
independiente de la colectividad. Una concepción combativa: los derechos
enfrentados al poder, desarrollados a través de una lucha entre el Estado y el
individuo, o entre éste y la Iglesia. Su espíritu renovador se verá favorecido
por la invención de la imprenta por Gutenberg a mediados del
siglo XV, en la medida que ésta facilitó enormemente la circulación y
la difusión de las nuevas ideas.
Descartes (1596-1650), Galileo (1564-1642), y Bacon (1561-1626),
son tres genuinos representantes de esta época. Su contribución al
establecimiento del moderno método científico y sus aportaciones a la filosofía
y a distintos campos de la ciencia supusieron una ruptura con la teología y la
doctrina de la Iglesia Católica, contraria tanto a los nuevos descubrimientos
como a las nuevas ideas filosóficas que los acompañaban.
En España,
durante el Siglo de Oro, el renacimiento del pensamiento está vinculado a
la Escuela de Salamanca. El dominico Francisco de Vitoria (1486-1546)
y el jesuita Francisco Suárez (1548-1617) son dos de las
figuras más destacadas. Se cuestionan conceptos medievales del derecho y se
reivindican libertades inusitadas para la época, poniendo en primer plano los
derechos naturales del hombre: puesto que todos los hombres comparten la misma
naturaleza también comparten los mismos derechos.
Francisco de
Vitoria fue también el iniciador del derecho internacional. Afirmó que el bien
común del orbe es de categoría superior al bien de cada estado, por lo que las
relaciones entre estados debían pasar de estar justificadas por la fuerza a
estar justificadas por el derecho y la justicia, según normas justas y
respetuosas con los derechos de todos. A partir de las bases sentadas por
Francisco de Vitoria, en 1625 el jurista y escritor holandés Hugo
Grotius (1583-1645) publicó "De iure belli ac pacis", el
primer tratado sistemático sobre el derecho internacional, difundiendo por
Europa las ideas de la Escuela de Salamanca.
Otra de las
ideas que se afirman por parte de distintos pensadores es el derecho, ya
reivindicado en ocasiones durante la Antigüedad, a la rebelión contra la
tiranía, cuestionando así de forma progresiva el poder absoluto de la realeza:
"En la práctica, las personas
particularmente consideradas no pueden desenvainar la espada contra los
tiranos, pues éstos no fueron nombrados por los particulares, sino por todo el
conjunto del pueblo. Pero para los tiranos que sin título y como intrusos han
ocupado el cargo, sin contrato o convenio con el pueblo, está permitido que
todos se opongan a él y lo depongan; y en esta clasificación de tiranos pueden
entrar aquellos que abusan de la debilidad de un príncipe legal, y que de una
manera tiránica insultan a sus súbditos."
Languet. Vindiciae contra Tyrannos
(1579) [1]
En Europa, estos siglos se caracterizan
también por la intolerancia religiosa, que se manifestará no sólo
en la oposición a las nuevas ideas y descubrimientos contrarios a las verdades
aceptadas por las jerarquías religiosas, sino también por las guerras de
religión que se producirán entre las distintas confesiones y por las
expulsiones de las minorías religiosas en determinados momentos y países. La
intolerancia religiosa y el temor a la emergencia y a la difusión de nuevas
ideas, facilitadas por la imprenta, impulsarán la limitación de la libertad de
expresión y la censura:
"Convendría que todos cuantos
libros heréticos se hallasen, hecha diligente pesquisa, en poder de libreros y
de particulares, fuesen quemados, o llevados fuera de todas las provincias del
reino. Otro tanto se diga de los libros de los herejes, aun cuando no sean
heréticos, como los que tratan de gramática, o retórica, o de dialéctica, de
Melanchton, etc., que parecen deberían ser de todo punto desechados en odio a
la herejía de sus autores; porque ni nombrarlos conviene, y menos que se
aficionen a ellos los jóvenes, en los cuales se insinúan los herejes por medio
de tales obrillas; y bien pueden hallarse otras más eruditas, y exentas de este
grave riesgo."
San Ignacio de Loyola a Pedro Canisio
(1554) [1]
El Edicto de Nantes, firmado en 1598, constituye un importante hito en la larga historia de
la conquista de las libertades de los individuos. Después de las sangrientas
guerras de religión entre cristianos y protestantes que asolaron Francia
durante la segunda mitad del Siglo XVI, el Edicto tenía por objeto lograr la
coexistencia de las dos confesiones, con los mismos derechos, en el seno del
Estado católico francés. Pero el Edicto de Nantes es al mismo tiempo un ejemplo
de que los progresos en el ámbito de las libertades y los derechos de las
personas en ocasiones no se mantienen: fue revocado parcialmente por Luis XIII
en 1626, y definitivamente por Luis XIV en 1685 con el Edicto de
Fontainebleau. El protestantismo fue prohibido en todo el territorio
francés y supuso el exilio para muchos protestantes (hasta la Revolución
Francesa de 1789, el protestantismo no sería de nuevo permitido en Francia).
El Edicto de
Fontainebleau fue sólo uno de los muchos decretos que afectaron a minorías
religiosas en Europa. Otro de los más conocidos fue el que decretó, en
1492, la expulsión de España de los judíos por los Reyes
Católicos (de Portugal fueron expulsados en 1497, y del entonces reino
independiente de Navarra en 1498).
"Nosotros ordenamos además en
este edicto que los Judíos y Judías cualquiera edad que residan en nuestros
dominios o territorios que partan con sus hijos e hijas, sirvientes y
familiares pequeños o grandes de todas las edades al fin de Julio de este año y
que no se atrevan a regresar a nuestras tierras y que no tomen un paso adelante
a traspasar de la manera que si algún Judío que no acepte este edicto si acaso
es encontrado en estos dominios o regresa será culpado a muerte y confiscación
de sus bienes."
Edicto de expulsión de los judíos, por
los Reyes Católicos Isabel y Fernando
Edicto completo:
sefarad.rediris.es/textos/0decreto.htm (2007)
A principios del siglo XVII, los que
serán expulsados de España serán los moriscos:
"Primeramente, que todos los
moriscos de este Reino, así hombres como mujeres, con sus hijos, dentro de tres
días de como fuere publicado este bando en los lugares donde cada uno vive y
tiene su casa, salgan de él y vayan a embarcarse a la parte donde el comisario
que fuere a tratar de esto les ordenare y siguiéndole sus órdenes (...) Que
cualquiera de los dichos moriscos que, publicado este bando, y cumplidos los
tres días, fuese hallado desmandado fuera de su propio lugar, por caminos o
otros lugares hasta que hecha la primera embarcación, pueda cualquier
persona, sin incurrir en pena alguna, prenderle y desvalijarle, entregándole al
Justicia del lugar más cercano, y si se defendiere lo pueda matar."
Decreto de expulsión de los moriscos.
Felipe III, 1609
www.sgci.mec.es/ma/materialredele/antologiatextos/textos/historia.doc
(2007)
Otra de las minorías que sufrieron (ya
entonces) discriminación y expulsiones fueron los gitanos.
Documentada su presencia en Europa a partir de los primeros años del siglo XV,
su vida nómada y su falta de integración en las sociedades de acogida propició
que ya en el siglo XVI muchos de los estados europeos hubieran dictado órdenes
de expulsión, represión o asimilación (fueron expulsados de París en 1439, de
Suiza en 1471, de Alemania en 1500, de Inglaterra en 1514, de Bélgica en 1540;
en España y Francia se les enviaba a galeras, Portugal los deportaba a América,
mientras que en Hungría y Rumania eran esclavizados).
Las
expulsiones de judíos, moriscos o gitanos eran el resultado de los procesos de
centralización estatal que se desarrollaban entonces en Europa, fundamentados
en una homogeneización cultural, lingüística y religiosa, un proyecto
contradictorio con la tolerancia religiosa, el respeto a la diversidad cultural
o a los derechos del individuo. En cualquiera de los tres ámbitos, en los que
se verán enfrentados los intereses del Estado moderno y del individuo, los
avances que se irán produciendo serán siempre el resultado de sucesivas
reivindicaciones y enfrentamientos, en general de carácter violentos.
--
(1) Fragmentos citados en 'Textos
fundadamentales para la historia', Alianza Editorial, Madrid, 1982
https://www.amnistiacatalunya.org/edu/es/historia/inf-s12.html
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