domingo, 13 de marzo de 2022

 

Historia de los Derechos Humanos 2



https://www.timetoast.com/timelines/los-derechos-humanos-y-su-evolucion-3cd058fc-f8f6-43a7-93b8-c7fd8e86c5d0

 

Egipto, Mesopotamia, Grecia y Roma


A partir del momento que las distintas culturas acceden a la escritura y dejan testimonio de sus costumbres y creencias, podemos rastrear en sus textos los primeros esbozos de aquello que, a fuerza de evolucionar y perfeccionarse, al cabo de siglos acabaremos denominando derechos humanos.

Las primeras noticias documentadas que podemos considerar como precursoras de esta gran aventura corresponden al Antiguo Egipto:

"No he hecho daño a la hija del pobre."


Libro de los Muertos (III milenio aC); alegaciones de un difunto ante el tribunal de Osiris, con el objetivo de asegurarse la vida eterna.


"Observa la verdad y no la traspases, que no te lleve la pasión del corazón. No calumnies a ninguna persona, importante o no."


Enseñanzas de Ptahhotep (finales del III milenio aC); normas para facilitar la vida en sociedad destinadas al futuro visir del faraón.


"No te rías de un ciego, no te burles de un enano ni hagas mal a un cojo."
Amenemopet (ca 1300-1100 aC)

Pero es en Mesopotamia, también durante el tercer milenio antes de Cristo, donde aparecen por primera vez recopilaciones de normas, de forma sistematizada, orientadas a organizar la vida social. El Código de Urukagina (ca 2350 aC., conocido sólo por las referencias incluidas en documentos posteriores), y el Código de Ur-Nammu (ca 2050 aC., el primer código jurídico escrito que se conoce y que ya establecía jueces especializados, el testimonio bajo juramento y la facultad de los jueces de ordenar al culpable la indemnización de perjuicios), fueron los precedentes del Código de Hammurabi (ca 1700 aC), la compilación  jurídica más conocida de la Antigüedad, compuesta por 282 artículos que, además de normas referentes a los tribunales, contenía disposiciones sobre la familia y el comercio.

El Código de Hammurabi regulaba la conocida Ley del Talión. A pesar de que ahora nos parezca un principio extremadamente brutal, entonces supuso una verdadera innovación, ya que era una forma de poner freno a las venganzas sucesivas y sin límites a las que estaban expuestas las personas y los colectivos en casos de conflictos. La ley establecía una medida, discutible pero objetiva y de obligado cumplimiento, y con ella se deslegitimaba cualquier interpretación subjetiva de los hechos por parte de los implicados, y especialmente las consecuencias que pudieran derivarse de dicha apreciación subjetiva.

Los códigos o recopilaciones de leyes que fueron apareciendo durante la Antigüedad perseguían fines prácticos. Por ejemplo, la proporcionalidad de la venganza de la Ley del Talión limitaba las pérdidas humanas y materiales que acarreaban las sucesivas agresiones, de manera que al final el soberano, el legislador, salía beneficiado: conservando la vida de sus súbditos estos podían ser enrolados en el ejército u obligados a pagar impuestos.

"Los primeros Estados, a menudo por razones egoístas, impidieron que sus gentes contendieran y lucharan (...) no porque fueran especialmente benévolos o demócratas sino por las mismas razones por las que un ganadero no quiere que sus cabezas de ganado se maten entre sí porque las pérdidas que podría representar para él son inconmensurables."


Steven Pinker. Redes, 26-6-2011


www.rtve.es/television/20110626/declive-violencia/442996.shtml  (2011)

Esta particularidad, el avance de los derechos de las personas a causa de la coincidencia o complementariedad de los intereses estatales (o de las clases sociales dominantes) con los intereses de determinados colectivos o de la población en general, a lo largo de la historia se ha dado en distintas ocasiones. Como en el caso de la abolición de la esclavitud en el siglo XIX, cuando, junto a razones humanitarias, un argumento determinante fue que entonces económicamente ya era más ventajoso (y socialmente más fácil de regular), el trabajo de las personas libres que el de los esclavos.

El Código de Hammurabi no distingue entre derecho civil y derecho penal, simplemente es una sucesión de leyes que enumeran los posibles casos y lo que se debe obrar en consecuencia. Sí que distingue entre hombres libres y esclavos, y según la condición establece la pena.

"Si un hijo ha golpeado a su padre, se le amputará la mano."
"Si un señor ha reventado el ojo de otro señor, se le reventará su ojo."
"Si un señor ha roto el hueso de otro señor, se le romperá su hueso."
"Si ha reventado el ojo de un subalterno o ha roto el hueso de un subalterno pesará una 'mina' de plata."
Código de Hammurabi (edición a cargo de Federico Lara Peinado). Editora Nacional. Madrid, 1982

Después de Egipto y Mesopotamia, el siguiente referente fundamental es el del mundo helénico. Una de sus mayores innovaciones es la forma de organización social de algunas de sus ciudades: la democracia. La ateniense fue la más poderosa, estable y duradera (510 a 322 aC), pero no la única, ni el suyo el único modelo.

"Tenemos un régimen de gobierno que no envidia las leyes de otras ciudades, sino que más somos ejemplo para otros que imitadores de los demás. Su nombre es democracia, por no depender el gobierno de pocos, sino de un número mayor."
Tucídides (ca 460-396 aC), Historia de la Guerra del Peloponeso
www.unav.es/hAntigua/textos/docencia/grecia/practicas/textosgrecia.html (2007)

La democracia ateniense se basaba en un nuevo concepto de la dignidad humana, en el hombre libre, el ciudadano. Pero ciudadano no lo era todo el mundo: la ciudadanía por un lado estaba restringida a sólo una parte de la población, y que por otro los miembros que la disfrutaban influían de forma distinta en las decisiones del gobierno, en función (según las épocas) de sus orígenes o de su situación patrimonial. Todas estas restricciones a partir de entonces serán motivo de debate y confrontación social, reduciéndose con el paso del tiempo los sectores excluidos (al margen de los periodos en los que ya entonces se producían involuciones que llevaban de nuevo a sistemas más o menos dictatoriales).

"La polis es una colectividad de ciudadanos, por lo que necesitamos saber quién puede llamarse ciudadano y qué es un ciudadano. La noción de ciudadano se presta a menudo a discusión, pues no todo el mundo está de acuerdo en llamar ciudadanos a las mismas personas."
Aristóteles (384-322 aC), Política, III.
www.unav.es/hAntigua/textos/docencia/grecia/practicas/textossociedad.html (2003)

Las mujeres, los extranjeros y los esclavos estaban excluidos. En el caso de los esclavos, estos eran considerados imprescindibles para el mantenimiento del sistema social vigente: su condición no se cuestionaba, y tanto a través de los relatos mitológicos como de las reflexiones de filósofos y políticos se argumentaba que su razón de ser se sustentaba en una inherente inferioridad natural.

Por ejemplo, en la Odisea, podemos leer como Zeus sacó la mitad de la mente a los esclavos. Y Platón, recogiendo el mito homérico, afirmaba en sus leyes que en el esclavo no había nada de sano ni de entero. Aristóteles sencillamente  justificaba la esclavitud como parte necesaria del sistema socioeconómico entonces imperante:

"El que por una ley natural no se pertenece a sí mismo, sino que, no obstante ser hombre, pertenece a otro, es naturalmente esclavo. (...) Es preciso ver ahora si hay hombres que sean tales por naturaleza o si no existen, y si, sea de esto lo que quiera, es justo y útil el ser esclavo, o bien si toda esclavitud es un hecho contrario a la naturaleza. (...) Cuando es uno inferior a sus semejantes, tanto como lo son el cuerpo respecto del alma y el bruto respecto del hombre, y tal es la condición de todos aquellos en quienes el empleo de las fuerzas corporales es el mejor y único partido que puede sacarse de su ser, se es esclavo por naturaleza."
Aristóteles. Política (libro primero, capítulo II, De la esclavitud)

No obstante, ya entonces había voces discrepantes y el mismo Aristóteles se refiere a ellas: "Hay quienes tienen la opinión que el poder del señor sobre el esclavo es cosa fuera de la naturaleza". Desconocemos qué filósofos defendían estas posturas antiesclavistas, y posiblemente el hecho de que esta información no se haya conservado tiene relación con su contenido contrario a las estructuras de poder entonces imperantes, basadas en la existencia de la esclavitud. Podría ser que Aristóteles se estuviera refiriendo a Antifonte (480-411 aC), orador y filósofo sofista que defendía la igualdad entre todos los hombres, o a Antístenes  (444-365 aC), fundador de la escuela cínica, y a su discípulo Diógenes de Sinope (412-323 aC), contrarios a cualquier tipo de sometimiento social, no sólo el de los esclavos.

Quizás no existían posturas claramente abolicionistas, pero sí que en ocasiones se hacía patente el rechazo que generaba la esclavitud en algunas personas. Como en el caso del escritor de tragedias Eurípides (480-406 aC), consciente de que los hombres libres vivían gracias al trabajo de los esclavos y de que su sometimiento era injusto:

"¡Ay, ay! Qué mala es siempre por naturaleza la esclavitud, y cómo soporta lo que no debe, vencida por la fuerza!"
Eurípides, Hécuba

Si la institución de la esclavitud daba lugar a algunas discrepancias, con el modelo democrático ateniense ocurría algo parecido, siendo los casos más conocidos los de Platón y Aristóteles. El primero, perteneciente a la clase alta, defendía un sistema dominado por la aristocracia, y el segundo, dada su condición de extranjero y por lo tanto sin derechos políticos (era originario de Macedonia), un sistema dominado por las clases medias:

"La Democracia de Atenas es una democracia directa donde todos los ciudadanos son considerados con las mismas capacidades políticas, y, por ello, algunos cargos públicos son sorteados. Platón propone un sistema político más elitista (...) considerando que no todos los seres humanos tienen las mismas capacidades y, como es lógico, los más capacitados son los que debería gobernar la ciudad (...) Aristóteles no compartirá la visión de Platón sobre la democracia, ya que será partidario del sistema democrático, pero crítico con la democracia implantada en la ciudad de Atenas. Así, afirmará que, del mismo modo que la virtud era definida como el término medio, la clase social que debería tener el poder es la clase media."
José Vicente Mestre Chust. Preguntas de filosofía. Bohodón Ediciones. Madrid, 2011

La administración de la justicia será también una de las grandes preocupaciones del mundo helénico, y se reflejará abundantemente en sus textos:

"Grábalo, hermano, en tu pecho: obedece a la Justicia y olvida por completo la violencia (...) Al que acata lo justo, el Dios que todo lo ve le da riquezas, y a quien ama los perjurios,  jura en falso, miente e impide la obra de la Justicia, sin piedad lo hiere."
Hesíodo. Los trabajos y los días. S. VIII aC.
"Escucharé al acusador y al acusado con la misma imparcialidad y emitiré mi voto sobre el objeto preciso de la denuncia. Lo juro por Zeus, Poseidón, Deméter. Si soy perjuro, que perezca yo y mi casa."
Demóstenes. Juramento de los heliastas en el "Discurso contra Timócrates" (Ca 353 aC)

El Código de Dracón (621 aC), es la primera recopilación de leyes escrita de Grecia; disponía que sólo el estado tenía la potestad de castigar a las personas acusadas de crímenes. Extremadamente severo, fue suavizado mediante el Código de Solón (590 aC).

Para entender todos los avances que se producen en el mundo griego hay que recurrir a su pasión por el conocimiento y su escepticismo ante las apariencias. El cultivo de la filosofía en Grecia supuso un punto de inflexión entre las sociedades carenciales (basadas en la tradición, las revelaciones, los mitos, la fe) y el alumbramiento de un nuevo marco intelectual basado en la lógica y la razón. Este dinamismo, además de impulsar el estudio de disciplinas como las matemáticas, la medicina o la botánica, se plasmará también en la reflexión sobre la moral, es decir, en el nacimiento de la ética como disciplina que pretende dilucidar, ante cualquier sistema de normas morales, cuáles de estas normas son el resultado del razonamiento humano y cuáles no. Y este hecho es de una importancia capital en la historia de los derechos humanos, en la medida que da pie a cuestionar la legitimidad de un sistema u organización social cuando éste es arbitrario (por ejemplo, basado en la prepotencia del poder, en las revelaciones de la casta sacerdotal, etc.).

También es en Grecia cuando por primera vez se argumenta filosóficamente el relativismo cultural. Protágoras (485-411), el más conocido de los filósofos sofistas, cuestionaba la existencia de una verdad universal. Afirmaba que "el hombre es la medida de todas las cosas" y de ello deducía que cada ser humano ve "su verdad" desde su posición particular, lo que impide hablar de una verdad absoluta (unas afirmaciones por las que fue criticado por Sócrates y Platón). No obstante, al mismo tiempo, al basarse en el uso del método dialéctico y en el valor de los acuerdos democráticos, y al afirmar que la moral y las leyes son el resultado de convenciones humanas, los sofistas sentaron las bases del positivismo jurídico, en contraposición a las concepciones iusnaturalistas de los derechos.

El estoicismo, iniciado en Grecia por el filósofo Zenón de Citio (333 a 264 aC), a causa de su influencia sobre las culturas griega y romana, es otro de los referentes de la Antigüedad. Su doctrina filosófica de la ley natural, según la cual la naturaleza humana es la norma para evaluar las leyes e instituciones sociales, tuvo gran influencia en las legislaciones posteriores de Occidente. Afirmaba la compatibilidad entre la búsqueda de la perfección individual y la vida social, recomendando a su vez la ayuda a los más necesitados. Al considerar todo ser humano como parte de Dios y miembro de una familia universal ayudó a preparar la posterior difusión del cristianismo.

Las inquietudes intelectuales de la sociedad griega y sus reflexiones sobre las relaciones entre las personas se reflejarán también en el teatro. En este sentido, la obra más emblemática es Antígona. Su autor, Sófocles (496-406 aC), relata en ella la condena a muerte de Antígona por haber enterrado el cuerpo de su hermano Polinices, desafiando las órdenes del rey Creonte, que había dispuesto que permaneciera insepulto como castigo por haberse rebelado. Al ser descubierta, Antígona argumenta que las órdenes de Creonte son injustas, ya que no respetan las leyes naturales, que mandan enterrar a los muertos. Con esta obra Sófocles abre un debate que perdura todavía en la actualidad: el conflicto ente las leyes civiles (justas o injustas) y los principios morales de los ciudadanos.

Roma es otro de los grandes referentes de la antigüedad. Su mayor mérito consistió en reunir los logros de las civilizaciones que la habían precedido (griega, egipcia, fenicio-cartaginesa) refundiéndolos y expandiéndolos por la cuenca mediterránea y Europa. Roma fue una gran organizadora, y uno de los ámbitos en el que se manifestó de forma más poderosa esta capacidad organizadora fue en el desarrollo de un amplio cuerpo de leyes: el Derecho Romano. El Derecho Romano representó un avance capital en la concepción de la justicia y sirvió como modelo  para el desarrollo del derecho civil en los países occidentales, especialmente en la Europa Continental. El Derecho Privado actual, por poner un ejemplo, tiene como antecedente el Derecho Romano.

La Ley de las Doce Tablas (ca 450 aC) fue la  primera ley escrita romana. Hasta entonces el derecho en Roma había tenido un carácter sagrado: su administración estaba reservada a los sacerdotes, los cuales se basaban en rituales, sacrificios y visiones, con lo que la justicia estaba sujeta a todas las arbitrariedades. La redacción de las Doce Tablas será el punto de partida de la desacralización del derecho romano y la base remota del derecho del mundo occidental (sólo se conservan de forma fragmentada, a través de citas posteriores). La primera de las Tablas regulaba los procedimientos judiciales:

"Si alguien es citado según derecho, acuda. Si no acude, que se dé fe y que se le capture."
"Cuando pacten, anúnciese."
"Si no pactan, que lleven su causa al comicio o al foro antes de mediodía. Durante la exposición, que estén presentes ambos."

En algunos casos, contemplaban la Ley del Talión (Tabla VIII):

"Si le arrancó un miembro y no se avino con él, aplíquesele talión."

Como en Grecia, la democracia y la ciudadanía eran dos características del mundo romano. También como en Grecia, ambas se irán transformando con el paso del tiempo, desde los inicios monárquicos hasta la caída ante las sucesivas oleadas de invasiones. En el caso del derecho a la ciudadanía romana, ésta se irá ampliando progresivamente, una ampliación que no obstante no se producirá por motivos éticos sino políticos o estratégicos: apaciguar conflictos, consolidar las fronteras o aumentar los impuestos.

Otra de las instituciones romanas características era el pater familias. Su mayor novedad no eran las prerrogativas absolutas que concedía al cabeza de familia sobre los esclavos, mujeres y niños, considerados propiedades suyas igual que la casa o el ganado (algo coherente con las sociedades patriarcales existentes), sino el hecho que estas prerrogativas estuvieran detalladamente reguladas por las correspondientes leyes. Con el paso del tiempo, las atribuciones del pater familias también se fueron limitando, estando ya considerablemente limitadas cuando llegaron al poder los primeros emperadores cristianos.

Roma era una sociedad esclavista como la griega: su economía dependía de la esclavitud. En las épocas de expansiones territoriales, los prisioneros de guerra (cuando no eran degollados en el campo de batalla), pasaban a engrosar la numerosa población de esclavos, en gran medida destinados a la explotación de los latifundios que se iban creando, en poder de las familias dominantes.

"El enemigo, una vez abatido, cesaba de ser un 'sujeto' para convertirse solamente en un 'objeto'. El romano que lo había hecho prisionero le consideraba como una cosa propia: si estaba de mal humor, lo mataba; si estaba de buen humor, se lo llevaba a casa como esclavo y podía hacer con él lo que quisiera: matarlo, venderlo, obligarlo a trabajar..."
Indro Montanelli. Historia de Roma. Capítulo III, Los reyes agrarios. Plaza & Janés. Barcelona, 1971 (p. 40)

"Volcábanse esclavos en Roma como un caudaloso torrente. Cuarenta mil sardos fueron importados de golpe en 177 y ciento cincuenta mil epirotas, diez años después. Los 'mayoristas' de esta mercancía humana iban a acapararla siguiendo a las legiones que la suministraban y que ya habían alcanzado, al socaire de las catástrofes de los imperios griego y macedonio, Asia, el Danubio y hasta los confines de Rusia."
Ibid. Capítulo XIX, Los Gracos (p. 181)

Las sucesivas revueltas de esclavos de Etruria, Apulia y Sicilia durante el siglo II aC, y la más conocida de  esclavos y gladiadores acaudillada por Espartaco, son un síntoma del malestar que a menudo latía en aquella sociedad esclavista. En Apulia, donde se libró la última batalla entre Espartaco y Roma (71 aC), murieron más de 50.000 esclavos, y los 6.000 que fueron hechos prisioneros fueron luego crucificados a lo largo de la Vía Apia.

Además de la derrota en las batallas, se era también esclavo por nacimiento (cuando la madre era esclava), por haber sido abandonado al nacer (algo entonces relativamente habitual), o incluso como consecuencia del rapto y la piratería (que en ocasiones también se daba dentro del ámbito romano).

La Roma republicana fue una de las épocas históricas en la que los esclavos fueron tratados más duramente, pudiendo sus propietarios hacer lo que quisieran con ellos, ya que según el derecho romano no eran considerados personas, sino cosas, propiedades. Los esclavos no tenían ningún derecho, podían ser maltratados o incluso muertos por sus amos, sin que a estos se les exigiera por ello ninguna responsabilidad. En cambio, en la misma Roma, posteriormente, durante la época imperial, el trato a los esclavos se fue suavizando: la influencia del estoicismo y del cristianismo mejoró la condición de los esclavos, concediéndoseles algunos derechos, pero la misma institución de la esclavitud no era discutida, ni siquiera cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio.
 

https://www.amnistiacatalunya.org/edu/es/historia/inf-orig.html

 

El nacimiento de las grandes religiones monoteístas


Una de las grandes aportaciones a la construcción de la ética y la justicia es la del pueblo judío. En el Antiguo Testamento, de forma especial a través de sus profetas, se hacen relevantes declaraciones que exhortan a actuar con justicia y a comportarse fraternalmente.

"Ay de aquellos que dictan leyes inicuas, ay de los que escriben sentencias injustas, que niegan la justicia a los débiles y quitan sus derechos a los pobres de mi pueblo, depredan a las viudas y desnudan los huérfanos."
Isaías 10, 1-2.
"Amad también vosotros al extranjero, porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto."
Deuteronomio, 10,19
"No te vengarás ni odiarás a los hijos de tu pueblo. Amarás al prójimo como a ti mismo."
Levítico, 19
"Si tu enemigo tiene hambre dale de comer pan, y si tuviere sed dale de beber agua".
Proverbios, XXV, 21

Pero el texto más difundido del Antiguo Testamento es Los Diez Mandamientos, considerado por el cristianismo como el germen de las modernas declaraciones de derechos humanos. José Antonio Marina se refiere así a Los Diez Mandamientos:

"En el decálogo hay que distinguir entre preceptos exclusivamente religiosos y preceptos éticos. (...) Los mandatos religiosos son: amar a Dios, honrar su nombre, santificar sus fiestas. Los demás son éticos. Honrar a los padres, no matar, no robar, no mentir, no codiciar lo ajeno, son preceptos admitidos por todas las morales. (...) Esta distinción entre preceptos religiosos y éticos se ve con mucha claridad en el resumen que da el cristianismo: los diez mandamientos se reducen a dos: amar a Dios (religioso) y amar al prójimo (ético)."


www.dios.com.ar/notas1/enigmas/conjeturas/mandamientos/mandamientos.htm (2007)

La aparición del cristianismo es otro importante hito histórico en el desarrollo de los derechos humanos. Heredero de la tradición judaica e influenciado por el estoicismo, a partir de las enseñanzas de Jesús de Nazaret insiste y profundiza en la idea de la dignidad e igualdad de todos los seres humanos.

"No hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo y está en todos".


Pablo de Tarso, Epístola a los colosenses

"Amarás a tu prójimo como a ti mismo (...) amar al prójimo como a sí mismo es mucho mejor que todos los holocaustos y sacrificios."


Marcos, 12, 31-33

Su difusión fue inicialmente lenta (considerada por los romanos como una secta más del judaísmo, no le dieron importancia). Pero su implantación se aceleró a partir del siglo II hasta conseguir ser la religión oficial del Imperio Romano a finales del siglo IV. El cristianismo había pasado de ser perseguido (de Nerón hasta Diocleciano) a perseguir entonces a los paganos (los practicantes de las antiguas religiones) y a los herejes (los seguidores de las sectas que surgían dentro del cristianismo).

Más tarde, a principios del siglo VII Mahoma empieza a divulgar el islam, lo cual supone un proceso de humanización de las costumbres de las sociedades del Norte de África. Insistió en la igualdad de los seres humanos proclamada por el cristianismo:

"Todos los hombres son iguales, como los son los dientes de un peine."
"¿Cómo podría ser bendecida la nación en la que no hubiera justicia para el débil contra el fuerte?"


Mahoma. Hadit (Dichos del Profeta)


www.icrc.org/web/spa/sitespa0.nsf/htmlall/6GUKCV?OpenDocument&style=custo_print  (2007)

El Islam, al igual que el cristianismo y todas las grandes religiones, se interpretará y vivirá de formas distintas, en ocasiones defendiendo principios progresistas (la igualdad entre los seres humanos, la reivindicación de un mayor respeto a la mujer, etc.), mientras que en otras ocasiones, basándose también en sus textos sagrados, impulsará el expansionismo violento, la intolerancia religiosa, la misoginia, la homofobia, la esclavitud, etc. Las distintas ramas del Islam (lo mismo que las distintas ramas o iglesias del cristianismo o de otras religiones), así como las corrientes dominantes en cada una de estas ramas en los distintos momentos históricos, en muchas ocasiones obligarán a tener en cuenta muchos matices al intentar valorar su aportación (sin negarla) a la construcción de un mundo regido por el respeto a los derechos de las personas.

La esclavitud en el judaísmo, el cristianismo y el islam.

El Antiguo Testamento, en tanto que fiel reflejo de las sociedades de las sucesivas épocas durante las cuales se fue compilando, está lleno de referencias a la esclavitud. En pasajes de carácter bélico, en distintas ocasiones, los judíos son vencidos y caen en la esclavitud; en otras resultan victoriosos y esclavizan a los enemigos derrotados. A estos pasajes hay que añadir aquellos en los que aparece la esclavitud como pena por un delito cometido, o a causa de las deudas contraídas, o los relacionados con el comercio de esclavos.

La gran preocupación de los judíos será diferenciar entre la propia esclavitud y la ajena, una característica que al margen de ser habitual en la mayoría de culturas de la historia, impregnará y condicionará las evoluciones del cristianismo y del islam. Siglos más tarde, durante las confrontaciones entre el cristianismo y el islam, ambos no tendrán ningún reparo en esclavizar "a los infieles", al mismo tiempo que intentarán rescatar a los respectivos correligionarios que hayan sido hechos cautivos.

Para mitigar los efectos de la esclavitud los judíos tenían establecido el Jubileo, una medida destinada a poner un límite a la condición de esclavo (el Jubileo además contemplaba otras medidas sociales, como la duración sobre la propiedad de la tierra):

"Estas son las leyes que les propondrás. Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde."


Antiguo Testamento. Éxodo. Capítulo XXI

Una medida de la que, como ya se deduce de la cita anterior, sólo se podían beneficiar los hebreos:

"Así tu esclavo como tu esclava que tuvieres, serán de las gentes que están a vuestro alrededor; de ellos podréis comprar esclavos y esclavas. También podréis comprar de los hijos de los forasteros que viven entre vosotros, y de las familias de ellos nacidos en vuestra tierra, que están con vosotros, los cuales podréis tener por posesión. Y los podréis dejar en herencia para vuestros hijos después de vosotros, como posesión hereditaria."


Antiguo Testamento. Levítico. Capítulo XXV

Como curiosidad, en los siglos II y I aC, en la pequeña y austera secta judía de los esenios, se produjo el que quizás sea el único caso, en aquella época, de oposición teórica y práctica a la esclavitud de todo un colectivo.

Siguiendo lo que era habitual en aquellos tiempos, Jesucristo y los apóstoles no denuncian la existencia de la esclavitud, pero critican que los esclavos no sean tratados dignamente: el cristianismo pone énfasis en la igualdad entre todas las personas, pero rechaza la violencia, por lo que no insta a la revuelta social ante las injusticias. Al contrario, en el caso de los esclavos, le exhorta a ser sumisos y acatar su condición servil:

"Los esclavos se muestren sumisos en todo a sus amos (...) que sean modelo de fidelidad perfecta"
"Los que se encuentran bajo el yugo de la esclavitud, que miren a sus propios amos como dignos de todo respeto."
"Esclavos, obedeced a vuestros amos (...) Amos, practicad la justicia y la equidad con vuestros esclavos."
San Pablo,  (Tit 2,9-l0; 1Tim 6,1; Col 3,22-4,1)

Estos criterios se incorporaron a la doctrina de la Iglesia, hasta el punto que para descartar eventuales interpretaciones de los Evangelios en otro sentido, en distintos momentos recordó la obligación de los esclavos de seguir sometidos a sus amos, como ocurrió en el concilio de Cangres (ca 340), cuando amenazó con excomulgar a aquellas personas que incentivaran o justificaran las fugas y el abandono de las obligaciones serviles.

Siglos más tarde, el teólogo, pensador y político inglés Tomás Moro (1478-1535), en su obra más conocida, Utopía, seguía contemplando la esclavitud como legítima en determinados casos:

"Los utópicos no hacen esclavos a los prisioneros de guerra, a menos de que la guerra la haya buscado el país enemigo, ni a los hijos de los esclavos, ni a los extranjeros que vienen a Utopía, aunque sean esclavos en sus países. Sólo reducen a esclavitud a los naturales de su isla que merecen ese castigo por sus delitos, o ha los que han sido condenados a muerte en las ciudades de otras tierras por los grandes crímenes que han cometido. (...) Tienen otra especie de esclavos: los ganapanes míseros y pobres de otras tierras que eligen de su propia voluntad ser esclavos en Utopía. (...) Los que faltan a la fidelidad prometida son condenados a la más dura esclavitud; (...) Comúnmente, los más de los crímenes, por atroces que sean, son castigados con la esclavitud, pues creen que no es menos aflictiva para el delincuente, ni menos provechosa para la República, que la ejecución inmediata del criminal."

Durante la colonización americana, las extensas referencias a la esclavitud en el Antiguo Testamento y la falta de su condena en el Nuevo Testamento, sirvieron en muchos casos a los países cristianos para justificar la esclavitud primero de los indios y luego de los negros transportados a través del Atlántico, con el argumento de que era mejor para ellos ser esclavos entre cristianos que seguir siendo libres y paganos.

En el Corán también se admite la esclavitud, pero al mismo tiempo se considera meritoria la liberación de un esclavo en determinadas circunstancias (Mahoma tenía esclavos y los liberó al morir), ya sea como expiación de un pecado o como una acción noble encaminada a seguir una vida más digna y alcanzar así el paraíso.

"Dios no os castigará por la exageración de vuestros juramentos; pero si os castigará si no cumplís lo que habéis concluido. La expiación de este perjurio será alimentar diez pobres con una alimentación como la que alimenta a los vuestros; o vestir diez pobres; o liberar un esclavo."


El Corán. Sura V.


www.cedt.org/coran.htm (2007)

Las referencias a la liberación de esclavos como actos meritorios se repiten a lo largo del Corán, pero al igual que en la Biblia, en ningún caso se hace una consideración negativa de la esclavitud, por lo que en los pueblos que adoptaron el islam la esclavitud fue una institución que no planteaba dudas o reparos morales.

Con la esclavitud ya abolida, las distintas tradiciones religiosas han reinterpretado en ocasiones su pasado, al igual que suelen hacer todas las organizaciones humanas, sean del tipo que sean, resaltando sus rasgos más civilizadores e igualitarios y orillando o minimizando su contribución a otros aspectos más incómodos.

"(...) sólo a través de una larga historia de siglos ha ido extinguiéndose [la esclavitud], merced casi en su totalidad al influjo del cristianismo, y el esclavo ha logrado su liberación y el reconocimiento que le sitúa en el nivel de igualdad con los demás hombres. No necesitó el cristianismo, y en un principio no lo hizo, enfrentarse directamente con el problema. Su espíritu y doctrina entrañan una serie de verdades y principios que habrían de hacer, en su expansión, imposible que se pudiera mantener una situación del todo incompatible con él." (1)
S. Álvarez Turienzo. Esclavitud; doctrina Social Cristiana. Enciclopedia GER, www.canalsocial.net (2010)

Es una afirmación arriesgada, a la que se podrían oponer las siguientes palabras de Emilio Castelar, pronunciadas en el Congreso de los Diputados español el 20 de junio de 1870:

"Yo no disputaré sobre si el cristianismo abolió o no la esclavitud. Diré solamente que llevamos diecinueve siglos de cristianismo, diecinueve siglos de predicar la libertad, la igualdad, la fraternidad evangélica, y todavía existen esclavos. Y sólo existen en los pueblos católicos; sólo existen en el Brasil y en España. Sé más: sé que apenas llevamos un siglo de revolución y ya no hay esclavos en los pueblos revolucionarios."

"La abolición de la esclavitud". Emilio Castelar 20 de junio de 1870

>> documento completo

Es cierto que la idea cristiana de la igualdad entre todos los seres humanos supuso un avance moral fundamental en la civilización de Occidente. Pero en cuanto a la esclavitud, al no "enfrentarse directamente con el problema", el resultado fue que las distintas iglesias (y las distintas naciones) favorecieron durante siglos su supervivencia. Y en el siglo XVIII, incluso en el XIX, todavía había devotos cristianos (protestantes y católicos) dedicados a la trata o propietarios de esclavos. De la misma forma que también había comerciantes judíos que participaban en el comercio de esclavos, y la trata transahariana a cargo de musulmanes seguía muy activa.

La Iglesia católica no condenó la esclavitud de forma absoluta, en todos los casos y sin ningún tipo de excepciones, hasta el siglo XIX:

"Amonestamos a los fieles para que se abstengan del deshumano tráfico de negros o de cualquiera otros seres humanos. Amonestamos y conjuramos para que de aquí en adelante no se continúe oprimiendo tan injustamente a los indios, a los negros, ni a cualquier otro grupo humano, privándoles de sus bienes o haciéndolos esclavos."
Gregorio XVI. Bula In Supremis, 1839

Por otro lado, hay que reconocerle a la Iglesia católica que fue una avanzada con relación a la prohibición de la esclavización de los indios, con independencia de que españoles y portugueses acataran más o menos la prohibición. Y que con relación a la esclavitud de los negros, las primeras denuncias las formularon católicos (Frias de Albornoz, el capuchino Francisco José de Jaca y algunos otros, muy pocos). Estas denuncias minoritarias, por otro lado, fueron silenciadas por las jerarquías eclesiásticas.

Con relación a la pervivencia de la esclavitud, a la Iglesia católica, al igual que a las otras iglesias cristianas y a los líderes de otras religiones, como por ejemplo el islam, quizás se les puede hacer un reproche mayor que a los distintos países o colectivos sociales implicados en la trata y la esclavitud. En la medida que las religiones han basado su credibilidad en la inspiración divina, parece que esta inspiración tendría que haber ido aparejado con una mayor lucidez y un más decidido liderazgo en el proceso abolicionista.

--
(1) Otro ejemplo, en este caso del islam: "¿Por qué el Islam con toda su concepción elevadísima de la condición humana no abolió de una vez la esclavitud? (...) En unas sociedades donde más de la mitad de la población era esclava sin un trabajo independiente, sin casa, sin medios, sin educación, la esclavitud no podía ser erradicada de golpe. No se puede procurar un bien a cambio de provocar un mal mayor. Por eso el Islam ideó un plan de abolición gradual, donde se cambiaba la mentalidad, se educaba, se generaban los medios para que la sociedad vaya asimilando el gran cambio."


Ayatullah Makarim Shirazi, La esclavitud y el Islam.

www.islamchile.com/islam/esclavitud.htm  (2010)

https://www.amnistiacatalunya.org/edu/es/historia/inf-monot.html

 

India y China


Mientras alrededor del Mediterráneo se desarrollan las culturas egipcia, mesopotámica, griega y romana (al mismo tiempo que nacen las grandes religiones monoteístas), en la India y la China surgen también grandes pensadores que contribuyen a la transformación de aquellas sociedades.

Buda (ca 560-480 aC) cuestiona en sus enseñanzas el sistema de castas asociado al hinduismo, la tradición religiosa ya entonces dominante en la India (según el hinduismo, existen cuatro castas o clases sociales, determinadas por el nacimiento, a las que hay que añadir los dalits o intocables, de clase tan baja que estaban excluidos del sistema de castas).

 Con una influencia inicial sobre la India, luego el budismo se extenderá con gran fuerza por la China.

"No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti mismo."
"Estamos en este mundo para convivir en armonía. Quienes lo saben no luchan entre sí."
"Más que mil palabras inútiles, vale una sola que otorgue paz."
"No creáis nada por el simple hecho de que muchos los crean o finjan que lo creen; creerlo después de someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia."
Citas atribuidas a Buda

Contemporáneo de Buda, Confucio (551-479 aC) tendrá una influencia determinante en China. Sus enseñanzas dieron lugar al confucianismo. Entre otras cosas exhortaba el buen gobierno (el ejercicio de la caridad y la justicia), al mismo tiempo que promulgaba el respeto a la jerarquía, aspecto este que facilitó que acabara convirtiéndose en la religión oficial del estado. Para Confucio, en toda sociedad tienen que existir buenas relaciones entre los gobernantes y los súbditos, entre el marido y la mujer, entre el padre y el hijo, ya que esta armonía es la forma de alcanzar una sociedad próspera.

"Aquel que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio."
"Donde hay educación no hay distinción de clases."
"En un país bien gobernado, la pobreza es algo que avergüenza. En un país mal gobernado, la riqueza es algo que avergüenza."
Citas atribuidas a Confucio, contenidas en las Analectas (las charlas recogidas por sus discípulos).

Otro referente a tener en cuenta es el Tao Te Ching, atribuido a Lao Tse (según la tradición china vivió en el siglo VI aC). Los 81 capítulos del libro están dedicados a exponer la transmisión de la idea de Tao (el camino de la virtud), la manera de obrar del hombre sabio y los consejos que han de seguir los gobernantes para actuar con esta sabiduría. Su influencia en la cultura china fue muy importante: poniendo el énfasis en la individualidad y la espontaneidad de las personas, ejerció de contrapunto a la insistencia del confucianismo en los aspectos más organizativos y rituales de la sociedad.

"El camino del Cielo quita a quien tiene demasiado y da a quien no tiene suficiente."
"El camino del hombre es distinto: quita a quien tiene necesidad y da a quien le sobra."
"¿Quién tiene de sobras y lo ofrece al mundo?"
"Sólo el hombre del Tao."
Tao Te Ching, capítulo 77
"El Tao del Cielo es beneficiar sin dañar."
"El Tao del sabio es actuar sin luchar."
Tao Te Ching, último capítulo

La preocupación por la administración de la justicia y el buen gobierno se manifestará a su vez en distintas obras pertenecientes a las culturas que se desarrollaban en la India y China:

"¿Qué resultado tiene el gobierno por la fuerza? La respuesta es que, lógicamente, el grande atacará al pequeño, la mayoría maltratará a la minoría, el listo engañará al inocente, los patricios menospreciarán a los plebeyos, los ricos subestimarán a los pobres, y los jóvenes robarán a los viejos."
Escuela de Mo-Tseu. China (S. IV aC)
"El rey debe nombrar como jueces a personas que hayan estudiado a fondo las escrituras, que conozcan bien le Dharma, que sean fieles a la verdad y muestren imparcialidad con el demandante y el demandado."
Yajnavalkya, Smritis, II. India (S. II a IV)

En la antigua India, además, se pueden identificar elementos precursores de lo que milenios más tarde serán las leyes modernas que intentan regular los conflictos armados (desarrolladas a partir de las Conferencias de la Paz de La Haya de 1899 y de 1907).

"A menos que participen en la guerra, no se deberá dar muerte a quienes vayan a pie por los caminos y no participen en el conflicto, los simples viajeros, quienes estén comiendo y bebiendo o abocándose a sus actividades u ocupaciones especiales, los diplomáticos en misión y, por supuesto, los brahmanes."
Código de Manú (1r. milenio aC, recopilación de leyes)

La esclavitud en la India y China

Al igual que en todas las culturas y pueblos de la Antigüedad, tanto en la India como en China existía la esclavitud. Al parecer, en la India desde tiempos más remotos y con formas más complejas, a causa del sistema de castas, que por sí mismo ya establecía rígidas jerarquías y sometimientos. Pero en ambos territorios, las causas de esclavitud eran las habituales de las sociedades esclavistas: principalmente prisioneros de guerra, deudores insolventes, víctimas de castigos judiciales y el nacimiento (hijos de esclavos).

En la India, las Leyes de Manú (ca 1280 a 880 aC.), una recopilación de reglas y códigos de conducta destinados a regular el funcionamiento social, trataban también sobre la esclavitud, limitando por ejemplo algunos de sus abusos: impidiendo que el padre pudiera vender al hijo o a la mujer sin su consentimiento, o estableciendo la pena de muerte para los secuestradores de personas; de lo que se deduce que las ventas de familiares (causadas por la miseria) y el rapto destinado a la esclavitud debían ser una práctica corriente.

Como en la India las relaciones entre amos y esclavos estaban condicionadas por el sistema de castas, los miembros de una casta podían tener esclavos de la misma casta o inferiores, pero no de castas superiores, y como el tráfico de esclavos se consideraba deshonroso, estaba prohibido que lo ejercieran los brahmanes. Por otro lado, la creencia en las reencarnaciones del hinduismo contribuía a justificar la esclavitud:

"Por eso conviene remontarse al Ramayana, al Mahabharata y al conjunto de la literatura épica sánscrita para encontrar la descripción de una esclavización comparable a la que conocieron las restantes civilizaciones (...) Según los relatos de esta literatura antigua, los indios pensaban que toda persona nacida en la esclavitud pagaba las malas acciones de una vida anterior. No le quedaba más remedio que aceptar pacientemente su suerte y aguantar los antojos de su amo, sin sentir ningún resentimiento hacia él, aun cuando este último tratara de darle muerte, pues esta larga resignación le valdría una mejor suerte en una próxima vida."
Jean-Michel Deveau. Mujeres esclavas de todos los tiempos. Ediciones Martínez Roca, Barcelona, 2001 (p. 149, 150)

La esclavitud en China se inició con la esclavitud pública, siendo los esclavos propiedad del Estado: en primer lugar, delincuentes condenados y prisioneros de guerra (tanto de guerras exteriores como civiles). Más tarde, la institución de la esclavitud se introdujo también en el ámbito familiar.

De todas formas, tanto en el caso de la India como en el de China, las distintas tradiciones culturales y religiosas que ambas han albergado, las enormes dimensiones geográficas de sus territorios y sus respectivas historias milenarias, hacen imposible resumir de modo objetivo el papel de la esclavitud en ellas (a lo que hay que añadir en ambos casos que son tradiciones culturales de las que, comparativamente, disponemos de mucha menos información que de las tradiciones culturales más cercanas). El objetivo de esta breve nota es sólo dejar patente, tal como se expone en el apartado principal sobre la esclavitud, que ésta ha existido en todas las culturas de la Antigüedad.

https://www.amnistiacatalunya.org/edu/es/historia/inf-asia.html

 

Invasiones germánicas, feudalismo y renacimiento


En Europa la invasión de los pueblos germánicos y la descomposición del Imperio Romano dan lugar al nacimiento de distintos reinos independientes. Los problemas étnicos y religiosos con las poblaciones asentadas anteriormente, su lucha por la supervivencia y su defensa ante las nuevas oleadas de invasores provocaron que a partir de entonces la fuerza fuera durante siglos la principal fuente de todo derecho, quedando en el olvido los avances filosóficos y sociales de la cultura grecorromana, entre ellos aquellos relativos a la defensa de los derechos de los individuos.

Surge en Europa una  nueva organización social, el feudalismo, que llega a su culminación política durante los siglos XI y XII. No es una organización original de este tiempo ni exclusivamente europea: su configuración se da en periodos de decadencia del poder central, por ejemplo durante el Egipto faraónico o el Japón de los siglos XVII y XIX.

El feudalismo se caracteriza por la división de la sociedad en tres estamentos desiguales, basados en el linaje (o nacimiento) y el privilegio (ley privada para cada estamento):

  La Iglesia, representante del poder divino en la tierra.

  Los nobles, poseedores del poder político y, juntamente con la Iglesia, de la propiedad de la tierra.

  Los siervos, obligados a permanecer en las tierras y sometidos a la autoridad política, judicial y fiscal del señor feudal.

Desde el siglo V al X, durante la Alta Edad Media, la sociedad, fragmentada, se ruraliza, al mismo tiempo que se pierde el concepto de ciudadanía y se sustituye por relaciones de dependencia personal entre nobles y siervos. La ley escrita pierde vigencia y las monarquías se transforman en hereditarias. Mientras, la influencia de la Iglesia cada vez es mayor, y paulatinamente todos los reinos se van convirtiendo al cristianismo. Por otro lado, la Iglesia se erige, a través de sus instituciones monásticas, como conservadora de los restos de la cultura grecorromana.

Durante esta época es importante la aportación del mundo árabe como conservador de la herencia cultural grecorromana, traduciendo y transmitiendo las obras de Aristóteles y otros filósofos clásicos. Averroes y Avicena defenderán el pensamiento aristotélico, afirmando que la filosofía y la ciencia no se contradicen con la religión, y que es a través de la razón como hay que buscar la perfección.

Durante el feudalismo, la esclavitud queda muy limitada (sin llegar a desaparecer), al ser sustituida por la servidumbre. Los siervos, que pasan a asumir el trabajo productivo que en el mundo grecorromano recaía sobre los esclavos, gozaban de la condición jurídica de hombres libres, pero su dependencia del señor feudal y las obligaciones abusivas que en muchos casos esta dependencia implicaba hacía que su régimen de vida no fuera muy distinto de la esclavitud. El malestar entre los siervos a causa de los abusos que padecían dio lugar a distintas quejas y revueltas. Una de las más conocidas fue la Guerra de los Remensas en Cataluña, que finalizó con la Sentencia de Guadalupe (1486), y que supuso un avance en la mejora de las condiciones de vida del campesinado (con una libertad personal que en el resto de España y Europa en muchos casos los siervos no consiguieron hasta finales del siglo XVII, y en Rusia hasta el siglo XIX).

A partir del siglo XII, con el renacimiento de las ciudades, toma fuerza una nueva clase social: la burguesía. Sus miembros, al sentirse desvinculados de las sumisiones feudales, inician una larga lucha en defensa de sus derechos: se inicia una lenta recuperación en toda Europa. De esta época de transición es la Carta Magna (1215), favorable a los nobles y burgueses ingleses, que el rey Juan Sin Tierra se vio obligado a aceptar, renunciando a ciertos derechos y obligándose a respetar determinados procedimientos legales, reconociendo así que la voluntad del rey estaría sujeta a la ley. La Carta la componían 63 disposiciones, entre las que se incluía el derecho a no ser detenido arbitrariamente:

"38. En lo sucesivo ningún representante de la autoridad llevara a los tribunales a un hombre en virtud únicamente de acusaciones suyas, sin presentar al mismo tiempo a testigos directos dignos de crédito sobre la veracidad de aquellas."
"39. Ningún hombre libre podrá ser detenido o encarcelado o privado de sus derechos o de sus bienes, ni puesto fuera de la ley ni desterrado o privado de su rango de cualquier otra forma, ni usaremos de la fuerza contra él ni enviaremos a otros que lo hagan, sino en virtud de sentencia judicial de sus pares y con arreglo a la ley del reino."
"40. No venderemos, denegaremos ni retrasaremos a nadie su derecho ni la justicia."

La Carta Magna es el texto más conocido de los que en el mismo contexto, el feudalismo, y con las limitaciones inherentes a él, se promulgaron en Europa desde finales del siglo XII a finales del XIII, como las disposiciones de Andrés II de Hungría (1222), o el Privilegio General de Pedro III de Aragón (1283).

También durante esta época, paradójicamente, y como consecuencia de la progresiva restauración de los sistemas judiciales (y su consiguiente necesidad de obtener las pruebas necesarias para poder dictar las sentencias), adquiere gran protagonismo la tortura como práctica judicial, como forma eficaz de obtener confesiones (ya fueran ciertas o falsas). Herejes y presuntos herejes, mujeres etiquetadas de brujas, enfermos mentales... junto a ladrones y asesinos, serán muchos los desgraciados que sufrirán los rigores del tormento. O la muerte en la hoguera, por garrote, decapitación... Durante estos siglos, los procesos inquisitoriales se desarrollarán en toda Europa (la Inquisición no fue abolida definitivamente de España hasta 1821, a pesar de que ya había dejado de actuar desde mucho antes).

Con la implantación de las monarquías absolutas durante el siglo XV el feudalismo desaparecerá como régimen político de la Europa Occidental, a pesar de que su dimensión social (convertida en el llamado Antiguo Régimen) llegará hasta la Revolución francesa.

A mediados del siglo XV se inicia el Renacimiento en Italia. Su filosofía será el Humanismo, el cual tendrá una gran influencia en Europa hasta los tiempos de las Reforma luterana y la posterior Contrarreforma católica del siglo XVI.

Inspirado en la antigüedad clásica, el Renacimiento recobra la concepción griega del hombre como medida de todas las cosas, y la libertad de pensamiento y de acción se vuelven irrenunciables. El derecho natural abandona la base teológica sobre la que se había asentado durante la Edad Media y adopta una concepción puramente racionalista. Los derechos empiezan a girar alrededor de la persona individual independiente de la colectividad. Una concepción combativa: los derechos enfrentados al poder, desarrollados a través de una lucha entre el Estado y el individuo, o entre éste y la Iglesia. Su espíritu renovador se verá favorecido por la invención de la imprenta por Gutenberg a mediados del siglo XV, en la medida que ésta facilitó enormemente la circulación y la difusión de las nuevas ideas.

Descartes (1596-1650), Galileo (1564-1642), y Bacon (1561-1626), son tres genuinos representantes de esta época. Su contribución al establecimiento del moderno método científico y sus aportaciones a la filosofía y a distintos campos de la ciencia supusieron una ruptura con la teología y la doctrina de la Iglesia Católica, contraria tanto a los nuevos descubrimientos como a las nuevas ideas filosóficas que los acompañaban.

En España, durante el Siglo de Oro, el renacimiento del pensamiento está vinculado a la Escuela de Salamanca. El dominico Francisco de Vitoria (1486-1546) y el jesuita Francisco Suárez  (1548-1617) son dos de las figuras más destacadas. Se cuestionan conceptos medievales del derecho y se reivindican libertades inusitadas para la época, poniendo en primer plano los derechos naturales del hombre: puesto que todos los hombres comparten la misma naturaleza también comparten los mismos derechos.

Francisco de Vitoria fue también el iniciador del derecho internacional. Afirmó que el bien común del orbe es de categoría superior al bien de cada estado, por lo que las relaciones entre estados debían pasar de estar justificadas por la fuerza a estar justificadas por el derecho y la justicia, según normas justas y respetuosas con los derechos de todos. A partir de las bases sentadas por Francisco de Vitoria, en 1625 el jurista y escritor holandés Hugo Grotius (1583-1645) publicó "De iure belli ac pacis", el primer tratado sistemático sobre el derecho internacional, difundiendo por Europa las ideas de la Escuela de Salamanca.

Otra de las ideas que se afirman por parte de distintos pensadores es el derecho, ya reivindicado en ocasiones durante la Antigüedad, a la rebelión contra la tiranía, cuestionando así de forma progresiva el poder absoluto de la realeza:

"En la práctica, las personas particularmente consideradas no pueden desenvainar la espada contra los tiranos, pues éstos no fueron nombrados por los particulares, sino por todo el conjunto del pueblo. Pero para los tiranos que sin título y como intrusos han ocupado el cargo, sin contrato o convenio con el pueblo, está permitido que todos se opongan a él y lo depongan; y en esta clasificación de tiranos pueden entrar aquellos que abusan de la debilidad de un príncipe legal, y que de una manera tiránica insultan a sus súbditos."


Languet. Vindiciae contra Tyrannos (1579) [1]

En Europa, estos siglos se caracterizan también por la intolerancia religiosa, que se manifestará no sólo en la oposición a las nuevas ideas y descubrimientos contrarios a las verdades aceptadas por las jerarquías religiosas, sino también por las guerras de religión que se producirán entre las distintas confesiones y por las expulsiones de las minorías religiosas en determinados momentos y países. La intolerancia religiosa y el temor a la emergencia y a la difusión de nuevas ideas, facilitadas por la imprenta, impulsarán la limitación de la libertad de expresión y la censura:

 

"Convendría que todos cuantos libros heréticos se hallasen, hecha diligente pesquisa, en poder de libreros y de particulares, fuesen quemados, o llevados fuera de todas las provincias del reino. Otro tanto se diga de los libros de los herejes, aun cuando no sean heréticos, como los que tratan de gramática, o retórica, o de dialéctica, de Melanchton, etc., que parecen deberían ser de todo punto desechados en odio a la herejía de sus autores; porque ni nombrarlos conviene, y menos que se aficionen a ellos los jóvenes, en los cuales se insinúan los herejes por medio de tales obrillas; y bien pueden hallarse otras más eruditas, y exentas de este grave riesgo."
San Ignacio de Loyola a Pedro Canisio (1554)  [1]

 

El Edicto de Nantes, firmado en 1598, constituye un importante hito en la larga historia de la conquista de las libertades de los individuos. Después de las sangrientas guerras de religión entre cristianos y protestantes que asolaron Francia durante la segunda mitad del Siglo XVI, el Edicto tenía por objeto lograr la coexistencia de las dos confesiones, con los mismos derechos, en el seno del Estado católico francés. Pero el Edicto de Nantes es al mismo tiempo un ejemplo de que los progresos en el ámbito de las libertades y los derechos de las personas en ocasiones no se mantienen: fue revocado parcialmente por Luis XIII en 1626, y definitivamente por Luis XIV en 1685 con el Edicto de Fontainebleau. El protestantismo fue prohibido en todo el territorio francés y supuso el exilio para muchos protestantes (hasta la Revolución Francesa de 1789, el protestantismo no sería de nuevo permitido en Francia).

El Edicto de Fontainebleau fue sólo uno de los muchos decretos que afectaron a minorías religiosas en Europa. Otro de los más conocidos fue el que decretó, en 1492, la expulsión de España de los judíos por los Reyes Católicos (de Portugal fueron expulsados en 1497, y del entonces reino independiente de Navarra en 1498).

"Nosotros ordenamos además en este edicto que los Judíos y Judías cualquiera edad que residan en nuestros dominios o territorios que partan con sus hijos e hijas, sirvientes y familiares pequeños o grandes de todas las edades al fin de Julio de este año y que no se atrevan a regresar a nuestras tierras y que no tomen un paso adelante a traspasar de la manera que si algún Judío que no acepte este edicto si acaso es encontrado en estos dominios o regresa será culpado a muerte y confiscación de sus bienes."


Edicto de expulsión de los judíos, por los Reyes Católicos Isabel y Fernando
Edicto completo: sefarad.rediris.es/textos/0decreto.htm (2007)

A principios del siglo XVII, los que serán expulsados de España serán los moriscos:

"Primeramente, que todos los moriscos de este Reino, así hombres como mujeres, con sus hijos, dentro de tres días de como fuere publicado este bando en los lugares donde cada uno vive y tiene su casa, salgan de él y vayan a embarcarse a la parte donde el comisario que fuere a tratar de esto les ordenare y siguiéndole sus órdenes (...) Que cualquiera de los dichos moriscos que, publicado este bando, y cumplidos los tres días, fuese hallado desmandado fuera de su propio lugar, por caminos o otros lugares hasta que hecha la primera embarcación,  pueda cualquier persona, sin incurrir en pena alguna, prenderle y desvalijarle, entregándole al Justicia del lugar más cercano, y si se  defendiere lo pueda matar."
Decreto de expulsión de los moriscos. Felipe III, 1609
www.sgci.mec.es/ma/materialredele/antologiatextos/textos/historia.doc (2007)

Otra de las minorías que sufrieron (ya entonces) discriminación y expulsiones fueron los gitanos. Documentada su presencia en Europa a partir de los primeros años del siglo XV, su vida nómada y su falta de integración en las sociedades de acogida propició que ya en el siglo XVI muchos de los estados europeos hubieran dictado órdenes de expulsión, represión o asimilación (fueron expulsados de París en 1439, de Suiza en 1471, de Alemania en 1500, de Inglaterra en 1514, de Bélgica en 1540; en España y Francia se les enviaba a galeras, Portugal los deportaba a América, mientras que en Hungría y Rumania eran esclavizados).

Las expulsiones de judíos, moriscos o gitanos eran el resultado de los procesos de centralización estatal que se desarrollaban entonces en Europa, fundamentados en una homogeneización cultural, lingüística y religiosa, un proyecto contradictorio con la tolerancia religiosa, el respeto a la diversidad cultural o a los derechos del individuo. En cualquiera de los tres ámbitos, en los que se verán enfrentados los intereses del Estado moderno y del individuo, los avances que se irán produciendo serán siempre el resultado de sucesivas reivindicaciones y enfrentamientos, en general de carácter violentos.

--
(1) Fragmentos citados en 'Textos fundadamentales para la historia', Alianza Editorial, Madrid, 1982

https://www.amnistiacatalunya.org/edu/es/historia/inf-s12.html




No hay comentarios:

Publicar un comentario

  LAS CRUZADAS Paganos, herejes y niños            El Papa Inocencio   III proclamó cinco cruzadas en total. De todas, la de mayor éxi...