domingo, 20 de marzo de 2022



 

Simbolismo Románico 3


"El románico habla al corazón del hombre y a su inteligencia más profunda" (Jaime Cobreros)

 

 

La representación de Dios y lo Divino en el arte románico

Formas de representar a Dios

En el Cristianismo, como en otras religiones celestes aparece la representación de Dios, que en el periodo románico tuvo gran riqueza en sus maneras de representarlo...

En esta sección tratamos de resumir las formas que usó el románico para representar a Dios Padre, y a Jesucristo.



Forma antropomorfa de Dios Padre

Dios Padre es representado en ocasiones, en el románico como un anciano venerable y solemne, barbado y de largos cabellos. Probablemente la mejor representación de Dios Padre en el románico hispano se encuentra en el







La Mano protectora

Otra representación más abstracta de Dios es la de la Mano Protectora.

La mano ha sido desde muy antiguo símbolo de poder protector y en el románico suele aparecer en acto de bendecir o avisar -con los dedos índice y corazón extendidos- rodeada por un limbo entre nubes, de gran tamaño y situada por encima del resto de las escenas esculpidas. (VER IMAGEN LATERAL de un capitel interior del antiguo monasterio de San Quirce en Burgos)


Cristo Pantocrator

La principal representación de Cristo es el "Cristo Pantocrator", es decir como sumo señor del tiempo y de todas las cosas. Se halla especialmente esculpido en los tímpanos de las portadas y pintado en la bóveda de horno del ábside.

Cristo se encuentra inscrito en la mandorla mística y alrededor de él se desparrama el resto de símbolos terrenales y divinos: Tetramorfos, ángeles, profetas, ancianos, apóstoles, condenados, salvados, etc. VER IMAGEN INFERIOR del tímpano de San Miguel de Estella.


Cristo en la Cruz

Otra forma en que Cristo aparece esculpido o pintado en el románico es en la cruz, como glorioso triunfador de la muerte.

Se trata de expresar la victoria de Cristo sobre la muerte y, de paso, la salvación de la humanidad.

Para ello, el cuerpo reposa -más que cuelga- sobre la cruz mediante cuatro clavos (uno para cada extremidad) adoptando una estructura simétrica y perpendicular con los brazos extendidos horizontalmente y el cuerpo vertical sin distorsión alguna salvo una ligera flexión de las rodillas (por esta razón, lo normal era emplear un bloque de madera para el cuerpo y otro para los brazos). Los pies se apoyan sobre el "suppedaneum". La anatomía es esquemática -básicamente se resaltan los pectorales y costillas- y su cuerpo es parcialmente tapado mediante un lienzo anudado a la cintura que llega hasta las rodillas, llamado perizonium.

El rostro de Jesús es tallado con los ojos abiertos -vivo- o cerrados, pero en ambos casos con expresión de absoluta serenidad. Mira al frente o tiene la cabeza ligeramente inclinada a su derecha. Puede llevar corona o diadema como símbolo de majestad.


El Crismón

El crismón es el anagrama de Cristo formado por las letras griegas "rho" y "xi" que son las dos iniciales del nombre en griego. Suele ir acompañadas del "alfa" y "omega". Los llamados crismones trinitarios añaden una "S" del Espíritu Santo, al querer expresar la Santísima Trinidad (ya que se confunde la "P" o "rho" griega con la "P" latina) VER FOTO LATERAL del preciosos Crismón superviviente en la Basílica del Pilar de Zaragoza.

El Crismón suele ser tallado en los tímpanos de las portadas de las iglesias del Camino de Santiago y las comarcas adyacentes. Por ello es especialmente abundante en el románico aragonés y navarro.




El Cordero de Dios

El Cordero de Dios (Agnus Dei) es el símbolo cristiano del sacrificio sin mancha de Cristo para la salvación de los creyentes por la eliminación del pecado. El Cordero se esculpe principalmente en los tímpanos de las puertas.

Se representa habitualmente portando una cruz que sujeta con una de las patas delanteras.


Otras representaciones teriomórficas

Por último citaremos que Cristo puede ser representado de otras maneras teriomórficas, por ejemplo en forma de pez y león.

La más interesante es, sin duda, la representación de Cristo como León. El león fue un animal con consideración divina en las antiguas civilizaciones orientales y es representado en el románico en diferentes actitudes de agresión o protección: pisando la serpiente, devorando animales, protegiendo a hombres, etc. En esta línea uno de las más bellas representaciones de Dios-león se encuentra en el tímpano de la puerta principal de la Catedral de Jaca.

Constantes Bíblicas

Algunas de las representaciones más comunes del románico son episodios bíblicos que además suelen estar cargados de denso simbolismo, como los episodios del Génesis, con la creación del hombre, el pecado original y la expulsión del paraíso, donde Eva es a la vez tentadora y fecunda o Dios aparece como justo e implacable pero a la vez benévolo. VER IMAGEN LATERAL con Dios coronado en presencia de Adán y Eva, esculpido en la portada de Languilla.


Daniel en el foso de los Leones

Daniel en el foso de los leones también es ampliamente esculpido en capiteles. Es la victoria del débil e indefenso hombre que halla su fuerza en la confianza en Dios.

La visión de la gloria apocalíptica y juicio final son representaciones muy prolíficas en el románico de todos los ámbitos geográficos con su mensaje de esperanza de lo que nos espera después del combate con la bestia feroz: el Mal.

La vida de Cristo

A medida que el románico madura lo largo del siglo XII es más frecuente la representación escultórica de episodios del Nuevo Testamento de las vida de Cristo.

En especial proliferan las representaciones del Ciclo de la Natividad, como la Anunciación, el Nacimiento y la Adoración de los Reyes Magos, aunque no faltan los milagros y el ciclo de la Pasión.


Escatología

La manera en que el románico representa la muerte es con la salida del alma del cuerpo. El alma suele ser representada como un niño o una cabecita. El infierno aparece como un lugar caótico con todo tipo de suplicios a manos de demonios o bestias deformes, también como una caldera sobre una hoguera avivada por los demonios. El Cielo, por su parte, es un lugar ordenado y sereno donde los salvados aparecen vestidos bajo las arquerías de la perfecta ciudad, la Jerusalén Celeste.

Los ángeles nunca tuvieron tanta relevancia como en el periodo artístico románico. Su representación es de bellos personajes de cabellos largos y bien peinados, con rostros suaves y agradables y grandes alas. Son una de las delicias que el románico nos regala.

Los demonios, sin embargo, son esculpidos y pintados con enorme variedad de formas. La mayoría son figuras grotescas, deformes y feroces, con ánimo de espantar al observador.



Otros Símbolos del Arte Románico

Simbolismo vegetal y geométrico

Para la mayoría de los autores que se han ocupado del simbolismo del arte románico, diversos elementos aparentemente decorativos de tipo fitomórfico y geométrico, tales como ajedrezados, puntas de diamante, rosetas, dientes de sierra, también pueden encerrar valor simbólico.


Las representaciones circulares, como bezantes, rosetas, etc., son muy frecuents en arquivoltas, guardapolvos, tímpanos, etc. Estos elementos tendrían valor solar y eucarístico y sobre ellos se añadirá nueva carga simbólica en función del número de pétalos o partes de que se compone (ver simbología numérica).


Los zigzagueados y dientes de sierra, tan presentes en todo nuestro románico, especialmente en las portadas del románico asturiano y segoviano, sugeriría -al igual que en el anglonormando de donde procede- la fuerza purificadora de las aguas y los altibajos continuos que supone toda progresión espiritual.


Es muy frecuente encontrar esta figuración también en las pilas bautismales en la misma línea citada de "agua purificadora".

El taqueado y ajedrezado, muy difundido en diversas versiones en el románico español y que arranca de la catedral de Jaca, induce a pensar en la alternancia y elección constante entre la dualidad bien-mal.


Un elemento que adquiere un importante simbolismo es el árbol. No sólo en el románico, sino en toda la historia del Cristianismo y en otras muchas religiones, el árbol ha sido considerado como representación de los sagrado, pues crece verticalmente desde la tierra hacia el Cielo, siendo fuente de vida (animales que anidan en la copa)

El número y su simbología

Para Pitágoras, los números definen y explican la armonía cósmica, en la medida en que expresan las fuerzas que regulan la relación del hombre con la Unidad y Divinidad.

El románico también toma de tradiciones y culturas anteriores el valor del número para expresar mensajes transcendentes. En este sentido diversos elementos arquitectónicos, escultóricos y pictóricos, como canecillos, arquivoltas, cenefas, rosáceas, bolas, estrellas, etc., muestran series numéricas específicas cargadas de simbolismo por descifrar.

El "uno" es el número de la unidad y el Principio Creador.

El "dos" es símbolo de ambivalencia y conflicto. La dualidad de la condición humana en constante lucha entre bien y mal.

El "tres" es el número de lo celeste y la Santísima Trinidad.

El "cuatro" es el número por excelencia de lo terrenal y lo proteico.


El "siete" es la suma perfecta, el ciclo completo de lo terrestre (4) y lo celestial (3) y por tanto de la creación, que se llevó a cabo en siete días. Esta carga simbólica le confiere gran valor mágico. El carácter de culminación y obra perfecta se percibe en los siete arcos de muchas galerías porticadas, como la de la Virgen de la Vega de Segovia (VER FOTO SUPERIOR).

El "ocho" es el número de la regeneración, por ello se talló en las cenefas y fustes de numerosas pilas bautismales.


El "doce" es el símbolo de orden cósmico y de Cristo como Cronocrátor, dominador del tiempo (12 meses del año).


La Jerusalén Celeste tiene 12 puertas e igual número tiene el Colegio Apostólico.



































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