Simbolismo Románico 3
"El románico habla al corazón del hombre
y a su inteligencia más profunda" (Jaime Cobreros)
La
representación de Dios y lo Divino en el arte románico
Formas
de representar a Dios
En el
Cristianismo, como en otras religiones celestes aparece la representación de
Dios, que en el periodo románico tuvo gran riqueza en sus maneras de
representarlo...
En esta sección tratamos de resumir las formas que usó el románico para representar a Dios Padre, y a Jesucristo.
Forma
antropomorfa de Dios Padre
Dios Padre
es representado en ocasiones, en el románico como un anciano venerable y
solemne, barbado y de largos cabellos. Probablemente la mejor representación de
Dios Padre en el románico hispano se encuentra en el
La
Mano protectora
Otra representación
más abstracta de Dios es la de la Mano Protectora.
La mano ha
sido desde muy antiguo símbolo de poder protector y en el románico suele
aparecer en acto de bendecir o avisar -con los dedos índice y corazón
extendidos- rodeada por un limbo entre nubes, de gran tamaño y situada por
encima del resto de las escenas esculpidas. (VER IMAGEN LATERAL de un capitel
interior del antiguo monasterio de San Quirce en Burgos)
Cristo
Pantocrator
La principal
representación de Cristo es el "Cristo Pantocrator", es decir como
sumo señor del tiempo y de todas las cosas. Se halla especialmente esculpido en
los tímpanos de las portadas y pintado en la bóveda de horno del ábside.
Cristo se
encuentra inscrito en la mandorla mística y alrededor de él se desparrama el
resto de símbolos terrenales y divinos: Tetramorfos, ángeles, profetas,
ancianos, apóstoles, condenados, salvados, etc. VER IMAGEN INFERIOR del tímpano
de San Miguel de Estella.
Cristo
en la Cruz
Otra forma
en que Cristo aparece esculpido o pintado en el románico es en la cruz, como
glorioso triunfador de la muerte.
Se trata de expresar la
victoria de Cristo sobre la muerte y, de paso, la salvación de la humanidad.
Para ello,
el cuerpo reposa -más que cuelga- sobre la cruz mediante cuatro clavos (uno
para cada extremidad) adoptando una estructura simétrica y perpendicular con
los brazos extendidos horizontalmente y el cuerpo vertical sin distorsión
alguna salvo una ligera flexión de las rodillas (por esta razón, lo normal era
emplear un bloque de madera para el cuerpo y otro para los brazos). Los pies se
apoyan sobre el "suppedaneum".
La anatomía es esquemática -básicamente se resaltan los pectorales y costillas-
y su cuerpo es parcialmente tapado mediante un lienzo anudado a la cintura que
llega hasta las rodillas, llamado perizonium.
El rostro de
Jesús es tallado con los ojos abiertos -vivo- o cerrados, pero en ambos casos
con expresión de absoluta serenidad. Mira al frente o tiene la cabeza
ligeramente inclinada a su derecha. Puede llevar corona o diadema como símbolo
de majestad.
El
Crismón
El crismón
es el anagrama de Cristo formado por las letras griegas "rho" y
"xi" que son las dos iniciales del nombre en griego. Suele ir
acompañadas del "alfa" y "omega". Los llamados crismones
trinitarios añaden una "S" del Espíritu Santo, al querer expresar la
Santísima Trinidad (ya que se confunde la "P" o "rho"
griega con la "P" latina) VER FOTO LATERAL del preciosos Crismón
superviviente en la Basílica del Pilar de Zaragoza.
El Crismón
suele ser tallado en los tímpanos de las portadas de las iglesias del Camino de
Santiago y las comarcas adyacentes. Por ello es especialmente abundante en el
románico aragonés y navarro.
El
Cordero de Dios
El Cordero
de Dios (Agnus Dei) es el símbolo cristiano del sacrificio sin mancha de Cristo
para la salvación de los creyentes por la eliminación del pecado. El Cordero se
esculpe principalmente en los tímpanos de las puertas.
Se
representa habitualmente portando una cruz que sujeta con una de las patas
delanteras.
Otras
representaciones teriomórficas
Por último
citaremos que Cristo puede ser representado de otras maneras teriomórficas, por
ejemplo en forma de pez y león.
La más
interesante es, sin duda, la representación de Cristo como León. El león fue un
animal con consideración divina en las antiguas civilizaciones orientales y es
representado en el románico en diferentes actitudes de agresión o protección:
pisando la serpiente, devorando animales, protegiendo a hombres, etc. En esta
línea uno de las más bellas representaciones de Dios-león se encuentra en el
tímpano de la puerta principal de la Catedral de Jaca.
Constantes
Bíblicas
Algunas de
las representaciones más comunes del románico son episodios bíblicos que además
suelen estar cargados de denso simbolismo, como los episodios del Génesis, con
la creación del hombre, el pecado original y la expulsión del paraíso, donde
Eva es a la vez tentadora y fecunda o Dios aparece como justo e implacable pero
a la vez benévolo. VER IMAGEN LATERAL con Dios coronado en presencia de Adán y
Eva, esculpido en la portada de Languilla.
Daniel
en el foso de los Leones
Daniel en el
foso de los leones también es ampliamente esculpido en capiteles. Es la
victoria del débil e indefenso hombre que halla su fuerza en la confianza en
Dios.
La visión de
la gloria apocalíptica y juicio final son representaciones muy prolíficas en el
románico de todos los ámbitos geográficos con su mensaje de esperanza de lo que
nos espera después del combate con la bestia feroz: el Mal.
La
vida de Cristo
A medida que
el románico madura lo largo del siglo XII es más frecuente la representación
escultórica de episodios del Nuevo Testamento de las vida de Cristo.
En especial
proliferan las representaciones del Ciclo de la Natividad, como la Anunciación,
el Nacimiento y la Adoración de los Reyes Magos, aunque no faltan los milagros
y el ciclo de la Pasión.
Escatología
La manera en
que el románico representa la muerte es con la salida del alma del cuerpo. El
alma suele ser representada como un niño o una cabecita. El infierno aparece
como un lugar caótico con todo tipo de suplicios a manos de demonios o bestias
deformes, también como una caldera sobre una hoguera avivada por los demonios.
El Cielo, por su parte, es un lugar ordenado y sereno donde los salvados
aparecen vestidos bajo las arquerías de la perfecta ciudad, la Jerusalén
Celeste.
Los ángeles
nunca tuvieron tanta relevancia como en el periodo artístico románico. Su
representación es de bellos personajes de cabellos largos y bien peinados, con
rostros suaves y agradables y grandes alas. Son una de las delicias que el
románico nos regala.
Los
demonios, sin embargo, son esculpidos y pintados con enorme variedad de formas.
La mayoría son figuras grotescas, deformes y feroces, con ánimo de espantar al
observador.
Otros
Símbolos del Arte Románico
Simbolismo
vegetal y geométrico
Para la
mayoría de los autores que se han ocupado del simbolismo del arte románico,
diversos elementos aparentemente decorativos de tipo fitomórfico y geométrico,
tales como ajedrezados, puntas de diamante, rosetas, dientes de sierra, también
pueden encerrar valor simbólico.
Las
representaciones circulares, como bezantes, rosetas, etc., son muy frecuents en
arquivoltas, guardapolvos, tímpanos, etc. Estos elementos tendrían valor solar
y eucarístico y sobre ellos se añadirá nueva carga simbólica en función del
número de pétalos o partes de que se compone (ver simbología numérica).
Los
zigzagueados y dientes de sierra, tan presentes en todo nuestro románico,
especialmente en las portadas del románico asturiano y segoviano, sugeriría -al
igual que en el anglonormando de donde procede- la fuerza purificadora de las
aguas y los altibajos continuos que supone toda progresión espiritual.
Es muy
frecuente encontrar esta figuración también en las pilas bautismales en la
misma línea citada de "agua purificadora".
El taqueado
y ajedrezado, muy difundido en diversas versiones en el románico español y que
arranca de la catedral de Jaca, induce a pensar en la alternancia y elección
constante entre la dualidad bien-mal.
Un elemento
que adquiere un importante simbolismo es el árbol. No sólo en el románico, sino
en toda la historia del Cristianismo y en otras muchas religiones, el árbol ha
sido considerado como representación de los sagrado, pues crece verticalmente
desde la tierra hacia el Cielo, siendo fuente de vida (animales que anidan en
la copa)
El
número y su simbología
Para
Pitágoras, los números definen y explican la armonía cósmica, en la medida en
que expresan las fuerzas que regulan la relación del hombre con la Unidad y
Divinidad.
El románico
también toma de tradiciones y culturas anteriores el valor del número para
expresar mensajes transcendentes. En este sentido diversos elementos
arquitectónicos, escultóricos y pictóricos, como canecillos, arquivoltas,
cenefas, rosáceas, bolas, estrellas, etc., muestran series numéricas
específicas cargadas de simbolismo por descifrar.
El "uno"
es el número de la unidad y el Principio Creador.
El "dos"
es símbolo de ambivalencia y conflicto. La dualidad de la condición humana en
constante lucha entre bien y mal.
El "tres"
es el número de lo celeste y la Santísima Trinidad.
El "cuatro"
es el número por excelencia de lo terrenal y lo proteico.
El "siete"
es la suma perfecta, el ciclo completo de lo terrestre (4) y lo celestial (3) y
por tanto de la creación, que se llevó a cabo en siete días. Esta carga
simbólica le confiere gran valor mágico. El carácter de culminación y obra
perfecta se percibe en los siete arcos de muchas galerías porticadas, como la
de la Virgen de la Vega de Segovia (VER FOTO SUPERIOR).
El "ocho"
es el número de la regeneración, por ello se talló en las cenefas y fustes de
numerosas pilas bautismales.
El "doce"
es el símbolo de orden cósmico y de Cristo como Cronocrátor, dominador del
tiempo (12 meses del año).
La Jerusalén
Celeste tiene 12 puertas e igual número tiene el Colegio Apostólico.
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