De la Prehistoria española
A los
romanos
Paleolítico (+1 400 000-10 000 BP)
El largo período
cultural del Paleolítico se divide en tres etapas y cada una de ellas contiene
una o más culturas protagonizadas por distintas especies humanas. En la siguiente
imagen (Fig. 0-1) se pueden ver las culturas pertenecientes al Paleolítico
Inferior y Medio así como los yacimientos más importantes que se han
descubierto en tierras de Cantabria, Castilla, Álava y La Rioja.
El primer
asentamiento humano que se conoce —hasta el momento— en el ámbito geográfico
que estudiamos, se encuentra en la sierra burgalesa de Atapuerca,
donde se han hallado restos humanos de una antigüedad de más de 1 400 000 años.
Hasta el momento, son los restos de homínidos más antiguos de la Península
Ibérica y pertenecen a una especie llamada Homo antecessor. La
cultura desarrollada se encuentra dentro de la Cultura de
Cantos Tallados o Pebble Culture, instrumentos de piedra poco
elaborados.
Aún dentro del
Paleolítico Inferior, hace aparición otra especie humana, Homo ergaster,
del cual han aparecido más de 2500 restos óseos en Atapuerca con una antigüedad de
más de 300.000 años. Esta especie desarrolló la cultura
Achelense, caracterizada por la aparición de bifaces y picos
triedros. Restos achelenses se han documentado, aparte de en Atapuerca, en los
yacimientos de Torralba y Ambrona (Soria), cueva del El Castillo (Cantabria),
en las terrazas de los ríos burgaleses Arlanzón (Villafría) y Ubierna (Villarmero)
y en el curso del río Pisuerga (Los Llanos de San Quirce, Canterac, Mucientes,
etc.)
Paleolítico Inferior y Medio
Figura 0-1. El Paleolítico Inferior y Medio
El Paleolítico
Medio se caracteriza por la aparición del Homo sapiens
neanderthalensis y su cultura Musteriense.
Restos humanos se han encontrado en el abrigo de Axlor (Vizcaya), cueva de
Arrillor (Álava) y Quintanilla de Valdeporres (Burgos). Los yacimientos con
útiles musterienses son algo más numerosos. En la cornisa cantábrica
encontramos: las cuevas de El Castillo, La Fecha, El Esquilleu, Pendo, Morín,
Hornos de la Peña, Cobalejos y Cudón, en Cantabria; el abrigo de Axlor en
Vizcaya; y hallazgos al aire libre como en Kurtzia (Vizcaya).
Ya en la meseta
existen depósitos musterienses, con un foco burgalés, en las cuevas de San
Millán y de La Ermita, alrededores de Oña y alrededores de la ciudad de Burgos;
y otro en el bajo Pisuerga (Funsaldaña, Mucientes)
El Paleolítico
Superior se caracteriza por la aparición del Homo sapiens
sapiens y la desaparición progresiva del hombre de
Neanderthal. Hay una gran diversificación de culturas así como de los
instrumentos realizados. Se han hallado restos humanos en
las cuevas de Peña del Mazo, Pendo, Cobalejos, Santián, La Pasiega, La Chora,
Morín y Rascaño en Cantabria y Ojo Guareña en Burgos.
En cuanto a
los hallazgos de útiles se puede diferenciar dos zonas:
una de gran densidad de hallazgos en la cornisa cantábrica en las cuencas de
los ríos Nansa (Chufín, La Meaza), Saja ( Altamira), Besaya (Hornos de la
Peña), Pas (El Castillo, La Pasiega, Camargo, El Pendo, El Juyo, Morín), Miera
(Rascaño, Salitre, La Garma) y Asón (Valle, La Chora, El Otero, El Mirón) en
Cantabria; y en el valle de Carranza (Venta Laperra), Duranguesado (Bolinkoba,
Balzola, Silibranka), litoral de Sopelana (Kurtzia), ría de Guernica
(Santimamiñe, Atxeta, Antoliña) y cuencas del Lea y Artibai (Lumentxa, Atxurra,
Goikolau, Abittaga, Lamiñak y Santa Catalina) en Vizcaya.
En el interior la
densidad es menor: cuevas de La Blanca, del Níspero y del Caballón y abrigo de
la Aceña en Burgos; al aire libre en Palomar de Mucientes, Valladolid y cueva
de Estebanvela en Segovia.
Figura 0-2. El Paleolítico Superior
Además, en el
Paleolítico Superior aparecen las primeras manifestaciones artísticas humanas tanto
Arte Parietal (pinturas sobre paredes de piedra) como Arte Mobiliar (realizado
sobre asta, marfil, hueso o piedra). Destaca el arte paleolítico de la zona
cántabro-asturiana con yacimientos tan importantes como el de Altamira, El
Pendo, El Castillo, etc. También existen restos de arte paleolítico en
Atapuerca, Ojo de Guareña y Palomera (Burgos) y La Griega y Domingo García
(Segovia).
Epipaleolítico (8
000-7 000 a.C.)
Tras el fin del
Pleistoceno y el de las glaciaciones, el hielo se funde produciéndose una
elevación de las aguas marinas. El clima se vuelve más templado y se expanden
los bosques, remitiendo la fauna y la flora que dominó durante las
glaciaciones.
Este periodo está
representado en la zona cantábrica por la cultura Aziliense (8000-7000
a.C), caracterizado por una herencia del Magdaleniense paleolítico. Yacimientos
de la época son La Meaza, La Pila, Morín, La Chora, El Valle, El Perro, El
Castillo, Camargo, El Otero, El Pendo, Salitre, Piélago y Rascaño en Cantabria;
y Arenaza, Silibranka, Bolinkoba, Atxeta, Santimamiñe, Lumentxa, Santa
Catalina, Lamiñak II y Abittaga en Vizcaya.
Mesolítico (7 000
– 5 500 a.C.)
Al cambiar las
condiciones climáticas los grupos de población se especializan y, a la vez, se
rompen la unidad cultural paleolítica, surgiendo diversas culturas adaptadas al
medio en que viven. A grandes rasgos, se pueden diferenciar grupos
mesolíticos geométricos con yacimientos en Los Canes
(Cantabria), Pareko Landa y Kobeaga II (Vizcaya), Kanpanoste Goikoa, Atxoste y
Fuente Hoz (Álava), Mendandia (Burgos). Alejados de nuestro ámbito de estudio
están las culturas asturiense, de concheros portugueses y macrolítica del
noroeste.
Neolítico (5 500-3 000 a.C)
Comienza la domesticación
de animales y la agricultura, hay una mayor diversificación en los instrumentos
y aparece la cerámica. En definitiva, comienza la sedentarización de la
población humana. El origen del Neolítico en la península Ibérica parece debido
a influencias orientales que alcanzaron, a comienzos del sexto milenio a.C.,
las costas mediterráneas. El proceso de neolitización es progresivo y convive,
durante mucho tiempo, con grupos humanos mesolíticos. En nuestro ámbito de
estudio, parece que las primeras influencias proceden tanto de la costa
levantina, remontando el río Ebro, como del núcleo andaluz.
En la Meseta Norte hay
constancia de asentamientos neolíticos desde la segunda mitad del sexto milenio
a.C. Destacan los yacimientos de La Velilla (Osorno, Palencia),
La Lámpara (Ambrona, Soria), Torrecilla de Cameros (La Rioja), Cueva de la
Vaquera (Torreiglesias) y de la Nogaleda (Villaseca) en Segovia, Altotero de
Modúbar y cueva Mayor de Atapuerca en Burgos. La neolitización completa no se
alcanzará hasta la segunda mitad del quinto milenio a.C. Lo mismo ocurre en
Álava (abrigo de Peña Larga, Atxuste, covacha de Fuente Hoz, Kanpanoste Goikoa,
Los Husos) y Vizcaya (Arenaza, Kobaederra, Santimamiñe). Algo más tardía es la
neolitización de Cantabria.
Calcolítico y Bronce Inicial (3 000 – 2 000 a.C)
La metalurgia del
Bronce llegó a la península Ibérica por las costas almerienses (Cultura de Los
Millares) y desde allí se fue extendiendo por el resto de la Península. Durante
el Bronce Antiguo (3 000-2 200 a.C.) se producen dos
fenómenos: el Vaso Campaniforme y el Megalitismo.
El Megalitismo (3
000 – 1 500 a.C) puede haber surgido en el norte de
Portugal. Está caracterizado por la construcción de dólmenes y sepulcros de
cúpula. En lo que respecta a nuestro territorio, se expandió por el valle del
Duero subiendo hacia Álava y Navarra. Yacimientos: Sedano, Atapuerca y
Cubillejo en Burgos; Turiso, Laguardia y Rioja alavesa en Álava.
El Vaso
Campaniforme (2 300 – 1 400 a.C) basado en la cerámica.
Existen diversos poblados de esta época en la zona de estudio: La Atayuela
(Burgos). En la Meseta predomina el tipo de Ciempozuelos.
En cuanto a la
producción artística, existe una gran cantidad de grabados rupestres con
yacimientos en: Ojo de Guareña, Atapuerca y Cueva de San García (Burgos); Sta.
Mª la Real de Nieva, Cueva de Fuente Dura, La Griega, Ayllón, Hoces del Duratón
y Prádena (Segovia); Cueva de los Burros (Palencia). También existe algún resto
de arte esquemático en Valonsandero (Soria) y La
Griega y Ayllón (Segovia).
Bronce Medio y Final (2 000 – 900 a.C)
El Bronce Medio (2
200 – 1 500 a.C.) se caracteriza por la continuidad del
fenómeno campaniforme con algunas influencias procedentes
de la Cultura de El Argar (Almería). Poblados de la época son: Villamanzo, Sta.
Olalla de Bureba, Villaviudas, Caracena,…
El Bronce Final (1
500 – 900 a.C) viene caracterizado por la influencia de la
cultura de los Campos de Urnas, procedente de Centroeuropa,
sobre todo en la zona cantábrica y Álava. Mientras en la Meseta se desarrolla
la Cultura de Cogotas (desde el 1 400 a.C.), con
yacimientos en Huerta de Arriba, Villalmanzo, Covaleda, Villaviudas, Renedo y
Caracena. Se produce ahora la primera invasión celta (hacia el 900 a.C),
importando elementos de la Cultura de los Túmulos y que se extienden
principalmente por Vasconia y la Meseta.
Edad del Hierro (900-s.III a.C)
Las migraciones
celtas traen consigo la metalurgia del hierro. De la mezcla entre el sustrato
de la Edad del Bronce y los celtas surge en la Meseta la cultura de
Campos de Urnas de la Meseta con yacimientos en
Villalmanzo, Castilfrío de la Sierra, Numancia, Roa
de Duero… Mientras en la zona
cantábrica permanecen culturas de la Edad del Bronce. Esta es
la 1ª Edad del Hierro (900-s.VI a.C).
La 2ª Edad del
Hierro (s.VI-s.III a.C.) comienza con la llegada de
una nueva oleada celta trayendo la Cultura de La Tène. De
esta época procede la Cultura Celtibérica con
yacimientos en Castilfrío de la Sierra y Numancia; la Cultura de los
Verracos, con yacimientos en Las Cogotas. Otros yacimientos son
Roa, Miraveche y Monte Bernorio. Esta segunda celtización parece haber influido
menos que la primera en los pueblos de la costa cantábrica: cántabros,
várdulos, caristios, vascones, astures y autrigones. Es al fin de esta época
cuando se originan los diferentes pueblos prerromanos que los fenicios,
griegos, cartagineses y romanos encontrarán a su llegada a la Península
Ibérica.
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Pueblos prerromanos
Son varios los
pueblos prerromanos citados por los historiadores griegos y romanos que pueblan
el antiguo solar de Castilla. Se considera que se desarrollan a
partir del 500 a.C, en la fase denominada Edad del Hierro II.
Sobre su origen y
su base étnica se ha escrito mucho y existen diversas hipótesis. Aquellas que
priorizan los estudios lingüísticos suelen otorgarle un origen celta por sus
idiomas indoeuropeos. Sin embargo, otras tesis apuestan por un origen basado en
las poblaciones de la Edad de Bronce indígenas que reciben posteriormente
poblaciones o influencias de pueblos fundamentalmente celtas.
Arévacos
Son citados por
primera vez por Estrabón. Según este geógrafo e historiador griego del siglo I,
los arévacos eran parte de los pueblos celtíberos. Su territorio abarcaba las
actuales provincias de Soria, Guadalajara, hasta el alto Tajo, el oriente de la
provincia de Segovia y el sureste de la provincia de Burgos.
Según Plinio, sus
ciudades más importantes eran:
Secontia (Sigüenza), Uxama (Osma), Segovia, Nova Augusta (Muro
de Ágreda), Termes (Tiermes) y Clunia (Peñalba de Castro).
Ptolomeo indica
que también les pertenecen:
Segontia Lanka (Langa de Duero), Veluka o
Voluce (Calatañazor), Tucris, Numantia (Numancia), Segeda y Pallantia (Palenzuela).
Parece que en su
discurrir histórico se fueron apropiando de territorios de los pelendones a
partir del siglo V a.C., especialmente en el entorno de Numancia.
Su forma de vida depende
fundamentalmente de la agricultura, excavan minas y producen cerámica a torno y
objetos de hierro. Los hallazgos arqueológicos parecen apuntar a que existían aristocracias militares. Muchas de
sus ciudades estaban amuralladas, como es el caso
de Numancia y Tiermes.
Autrigones
Pueblo
de posible etnia celta. Desde su núcleo principal en La Bureba burgalesa,
llegaban al norte hasta la costa cantábrica; por el Este hasta Treviño y la
Sierra de la Demanda; por el sur, los Montes de Oca y por el Oeste el puerto de
la Brújula.
Sus
principales ciudades eran:
Salionca (Poza
de la Sal), Virovesca (Briviesca), Vindeleia (Cubo de
Bureba o Villanueva de Teba), Uxama Barca (Caranca u Osma de
Valdegobia), Deobriga (Arce Mirapérez), Segisamunculum (Cerezo de Río Tirón), Tritium Autrigorum (Monasterio de Rodilla), Flaviobriga (Castro
Urdiales) y Antecuia (¿Pancorbo?).
Los
restos más típicos son los enterramientos de guerreros con ricos ajuares
encontrados en Miraveche y Villanueva de Teba. También nos han dejado
constancia de uno de sus dioses: Vurovius.
Berones
Este pueblo era
parte de los pueblos celtíberos. Ptolomeo cita como ciudades suyas Libia (en
los términos municipales de Herramélluri y Leiva), Bilibium (Bilibio,
junto a las Conchas de Haro), Tritium Magallum (Tricio) y Vareia (alrededores
de Logroño). Su área de expansión tiene como centro la Sierra de Cantabria, penetra
hacia Álava por el norte, llegando hasta el actual Condado de Treviño; por el
este confinaban en las cercanías de Calahorra con los vascones; al sur, en la
Tierra de Cameros, lindaban con los pelendones; por último, al oeste, por el
río Tirón y la Sierra de la Demanda, con los autrigones.
Cántabros
Su territorio
lindaba al norte con el mar Cantábrico; al oeste desde la desembocadura del río
Sella bajando hacia el sur hasta las cercanías de Cistiella; por el sur
continuaba hasta Guardo, incluyendo las Fuentes Tamáricas (Velilla del Río
Carrión), Cervera de Pisuerga, Herrera de Pisuerga, Treviño, Villadiego hasta
el puerto de la Brújula. La frontera con los autrigones no es muy conocida:
podrá pasar cerca de Villarcayo incluyendo las actuales merindades de
Valdeporres, Sotoscueva y Montija.
Los historiadores
clásicos les atribuyen las ciudades de Amaya, Vellica o Villegia
o Attica, Aracillum (Araceli), Iulobriga (Retortillo,
Reinosa) y Moroica. Las excavaciones arqueológicas han encontrado
restos de poblaciones cántabras en Amaya, Los Ordejones, Humada; en el río Ebro
y sus afluentes de la margen izquierda (Cidad, Arnedo, Orbaneja del Castillo y
Barrio de Bricia); en la cuenca del río Nela se localizan castros como los de
Mazuela, Momediano, Quintanalacuesta y Quintanilla Valdeporres; en el río
Rudrón, Gredilla de Sedano y Valdelateja; en el río Losa, San Pantaleón de Losa
y Villaluenga de Losa; y en el Omecillo, San Zadornil. También se han
localizado necrópolis tumulares en Quintanilla Sobresierra y el Castro de
Icedo.
Dice sobre los
cántabros Estrabón:
«… vivían durante las dos terceras partes del año de bellotas que secaban
y machacaban y después molían para hacer tortas, que conservaban durante largo
tiempo...” Puede indicar que la agricultura no era de excesiva importancia,
siendo la cebada el cultivo principal. La ganadería si era una actividad
importante: cabras, cerdos, ovejas y bóvidos. Todo ello se complementaba con la
caza (jabalís, ciervos, conejos) y la recolección (avellanas, castañas y
nueces).»
Caristios
Llamados carietes por
Plinio, se discute su parentesco con cántabros, celtas o vascones. Ptolomeo los
sitúa entre los ríos Deva y Nervión, lindaban al este con los várdulos y al
oeste con los autrigones. Por el sur llegarían hasta las proximidades de la
actual Vitoria. Sus ciudades eran Tullica (¿Tuyo?), Suessatio (¿Arcaya?)
y Veleia (Iruña-Veleia).
Pelendones
Otro de los
componentes de los pueblos celtíberos. Tenían su centro en la zona montañosa
donde nace el río Duero. Al norte limitaban con los berones, ocupando
prácticamente el sur de la actual La Rioja. Hacia el oeste, por la Sierra de la
Demanda hasta Sala de los Infantes. Al sur, limitaban con los arévacos, con los
que parece que perdieron territorio, en concreto
Numancia y
alrededores. Ciudades en Numantia (posteriormente
arévaca), Visontium (Vinuesa), Savia y Augustobriga.
Parece los
impulsores de la cultura de los
castros sorianos. Economía de base
ganadera.
Turmódigos o
Turmogos o Murbogos
Escasamente
mencionados por los historiadores clásicos. Pueblo celtizado que habita
preferentemente valles de los ríos y zonas llanas. Sus límites geográficos son los
siguientes: al norte limitaban con los cántabros en el Páramo de la Lora; hacia
el este y noreste, por la Sierra de la Demanda, Montes de Oca y Salas de los
Infantes, con los autrigones; al oeste, lindaban con los vacceos, siguiendo los
cursos de los ríos Odra, Pisuerga y Arlanza. Al sur, con vacceos y arévacos,
siguiendo una línea entre Solarana y Hortezuelos.
Se detectan dos
tipos de poblamiento: en las zonas altas, núcleos de economía ganadera; en los
páramos que dominan los valles, hay núcleos, algunos amurallados, que combinan
la ganadería y la agricultura de cereal. Se han encontrado silos de grano,
restos de telares y fabricaban cerámica e instrumentos de metal.
Según Ptolomeo,
les pertenecían las ciudades de Ambisma (¿entre Herrera de
Pisuerga y Carrión de los Condes?), Brauum o Brauon (¿Huérmeces, Ubierna, La Nuez de Abajo?), Deobrigula (la
zona de El Castro en Tardajos), Segisamo (Sasamón), su núcleo más importante. También les atribuye Pisoraca (Herrera
de Pisuerga) aunque parece que es más probable que perteneciera al ámbito
cántabro. El Anónimo de Rávena menciona Mancellus (¿Lerma?).
Plinio añade
que Autraca (Castrojeriz) es turmódiga, aunque Ptolomeo
dice que es vaccea.
Vacceos
Pueblo con origen
en torno al siglo VIII a.C. y con influencias celtas. Sus límites eran los
siguientes: al norte, con los cántabros, desde Cistierna a Herrera de Pisuerga
y Treviño. Por el este, desde Treviño a la confluencia de los ríos Arlanza y
Arlanzón, continuando por el río Esgueva hasta las Peñas de Cervera y bajando
hasta Coca. Por el sur, desde la desembocadura del río Esla en el Duero pasando
por el norte de la Sierra de Ávila, lindando con los vetones en la zona de
Salamanca. Al oeste, entre los ríos Esla y Cea.
Ciudades en Autraca (Castrojeriz) – aunque para
Plinio es turmódiga-, Rauda (Roa de Duero), Cauca (Coca), Septimancas (Simancas), Pintia (Padilla
de Duero),
Intercatia (Paredes de Nava),
Amallobriga (Tiedra),
Pallantia (Palencia),
Dessobriga (Osorno) y
Albocela (Villalazán).
Diodoro de Sicilia
habla de una especie de colectivismo agrario que consistía en dividir cada año
sus campos por suerte, se trabajaban las tierras y la cosecha pertenecía a la
comunidad, la cual hacía el reparto según las necesidades de cada familia. De
todas formas, existía estratificación social como demuestran los distintos
ajuares de las necrópolis descubiertas. Su principal actividad económica era la
agricultura de trigo y cebada, que incluso daba excedentes utilizados para
comerciar. Se almacenaban en silos y estructuras parecidas a los hórreos.
También realizaban actividades ganaderas, producían cerámica y utensilios de
metal.
Várdulos
Estrabón los
llamó Bardyétai. Ptolomeo los situó entre vascones y caristios, en
el área del actual Guipúzcoa. Sin embargo, para Plinio, una de sus ciudades
eran Portus Amanum (luego Flaviobriga, Castro
Urdiales). Poco celtizados, se discute su parecido a cántabros o a vascones.
Otras ciudades eran Morogi, Menosca y Vesperies.
Al este limitaban con los vascones, no llegando hasta San Sebastián. Al sur
limitaban con autrigones y berones.
En el siguiente
mapa se trata de situar los diferentes pueblos prerromanos y sus principales
ciudades a la llegada de los romanos a la zona (Fig. 1-1). Los números indican
las ciudades.
Pueblos prerromanos – Mapa de Javier
Iglesia Aparicio
Los pueblos prerromanos del norte de
Hispania en los geógrafos antiguos
Los diferentes
geógrafos e historiadores griegos y romanos nos proporcionan datos sobre los pobladores
prerromanos de las tierras norteñas. Se puede apreciar que el territorio que
cada pueblo ocupó con el transcurrir de los años no siempre fue el mismo, sino
que varió bastante. También cambia con el transcurso del tiempo el nombre con
que se designaba a cada zona, así la Bardulia de Estrabón nada tiene que ver
con la Bardulia del siglo VIII.
Estrabón (63 a. C.
– 19): “habitaban gallegos, astures y
cántabros, hasta los vascones en los Pirineos, todos los cuales tienen el mismo
modo de vivir”. Los caristios y autrigones no son citados. Bardyétai =
Bardoúloi=Várdulos (¿tribu cántabra en proceso de autonomía?).
Figura 1-2 Mapa de Iberia según Estrabón. (1)
Pomponio Mela (44): En su De
situs orbis diferencia a
cántabros de várdulos (que formaban una sola nación) y autrigones (con ciudades
como Tritium y Virovesca). Los várdulos entre
cántabros y los Pirineos.
Plinio: autrigones y caristios (= carietes) en el interior;
cántabros y várdulos en la costa. Oiarso (Oyarzun) ciudad várdula,
como Morogi, Menosca, Vesperies y Portus Ammanus.
Várdulos casi toda Guipúzcoa, caristios el oriente de Vizcaya (el occidente era
cántabro) y autrigones hacia Álava.
Es probable que en
las guerras cántabras, los autrigones llegaran a la costa siguiendo el curso
del río Cadagua (y hacia La Bureba) y los várdulos siguiendo el curso del río
Deva. Más tarde los caristios arrebataron a la tribu cántabra de los origevones la
zona costera. Las guerras cántabras fueron provocadas por el ataque de los
cántabros contra las tierras de Autrigones, Vacceos y Turmódigos.
Ptolomeo (100-170): en su Geographia habla de cántabros, várdulos, autrigones y caristios.
Ciudades de los várdulos: Tullica (Tuyo a orillas del
Zadorra), Suessatio (Zuazo) y Veleia (Iruña)) en
la costa. Frontera entre várdulos y vascones: río Manlasco (Oyarzun, Bidasoa u
Orume). Frontera entre várdulos y caristios: río Deva.
Mapa de Hispania según Ptolomeo (1)
(1). Mapas tomados de
López-Davalillo Larrea, Julio: Atlas
histórico de España y Portugal, Editorial Síntesis, Madrid,
1999.
https://www.condadodecastilla.es/historia/antecedentes/pueblos-prerromanos/
Dominio de Roma
Los romanos habían
llegado a la península Ibérica en el 218 a.C. con el objetivo de combatir a los
cartaginenses, quienes habían ganado el sur y este de Iberia como parte de su
imperio. Tras la victoria romana, comenzó la conquista de Hispania, siendo la
primera etapa la incorporación de los territorios íberos (actual Cataluña,
Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía).
Las guerras celtíberas (154-133 a.C)
En el 154 a.C,
los celtíberos más orientales inician una rebelión en Segeda (cerca
de Calatayud), al mando de Caro, en contra de los
tributos exigidos por el cónsul de la Hispania Citerior, Q. Fulvio Nobilior.
Los rebeldes se fortalecieron en Numancia, derrotando al cónsul en varias
ocasiones. En el 152 a.C., Claudio Marcelo sustituye
a Fulvio Nobilior y utilizando la diplomacia toma Occilis (Medinaceli)
y firma una paz con los celtíberos. La paz se mantuvo, aunque sin el acuerdo
del Senado romano, hasta el 143 a.C.
L. Licinio Lúculo
asume el cargo de cónsul en la Hispania Citerior en el 151 a.C. Fue
un fiel ejecutor de la política belicista propugnada por el Senado y usando
pretextos poco justificables causó una gran matanza en Cauca (Coca,
Segovia). Poco después logró la capitulación de Intercatia (Paredes
de Nava, Palencia) pero fracasó en su intento de conquistar Pallantia (Palencia).
Los continuos
abusos por parte de los cónsules romanos provocan una nueva rebelión
celtíbera en el 143 a.C. Roma envía al cónsul Q. Cecilio Metelo
a combatirla. Mientras Nertobriga y Centobriga
aceptan la paz, otras ciudades celtíberas como Contrebia son
tomadas a la fuerza. En el 142 a.C, Metelo pasa al valle del Duero y saquea las
tierras vacceas aprovechando las labores de cosecha del cereal en verano.
En el 141 a.C.
Q. Pompeyo sucede a Metelo en el consulado e intenta tomar Numancia. Ante el
fracaso se encamina hacia Termantia (Tiermes, Soria)
obteniendo una dudosa victoria. Al siguiente año, volvió a asediar Numancia,
pero ante las dificultades se vio obligado a firmar un acuerdo con los
numantinos. Posteriormente negó la validez del acuerdo, lo cual
le valió un proceso ante el Senado romano.
En el 139 a.C.
el nuevo cónsul M. Popilio Laenas vuelve a fracasar en la toma de Numancia.
Como desquite realizó diversas incursiones en el territorio vacceo. Un nuevo
fracaso ante Numancia fue lo que obtuvo su sucesor en el cargo en el 138 a.C,
Hostilio Mancino, que además se vio rodeado por los numantinos y tuvo que firmar
una paz que el Senado romano calificó de humillante. El período 137-135 a.C fue
de paz para Numancia pero no así los territorios vacceos que sufrieron varias
razzias.
En octubre
de 134 a.C, el nuevo cónsul P. Escipión Emiliano (vencedor
de Cartago en el 146 a.C) inicia el asedio definitivo de Numancia. Le
acompañan numerosos hombres de letras como Polibio y Lucilio e importantes
políticos como C. Mario y T. Graco. La falta de colaboración de los vecinos y
el largo asedio (10 meses) propició la rendición de Numancia en el 133 a.C.
La ciudad fue saqueada y destruida.
Tras la caída de
Numancia, la zona vivió una relativa tranquilidad sólo rota por las incursiones de
lusitanos sobre las ciudades del valle del Duero que
fueron contestadas repetidamente por los cónsules romanos (114,113 112 y 109
a.C).
En el 104 a.C. la
tribu germana de los cimbrios llega a Hispania a través de
los Pirineos orientales, saqueando el valle del Ebro sin que el pretor Fulvio
pudiera contenerlos. Únicamente cuando pasaron a la Meseta fueron derrotados
por los celtíberos. Probablemente esta demostración de fuerza animó a iniciar
una rebelión celtíbera entre el 99 y el 93 a.C. Lograron
vencer al pretor C. Celio Caldo, pero fueron derrotados por el cónsul Tito
Didio (98 a.C) y por C. Valerio Flaco (93 a.C.).
Fig 2-1 Roma tras las Guerras Celtíberas (154
– 133 a.C.) (1)
Las guerras
sertorianas (82-72 a.C)
Se inician en
el 82 a.C. en Hispania las guerras
sertorianas, consecuencia del enfrentamiento entre optimates y populares.
Q. Sertorio, tras establecerse en Suesa, se atrae la amistad de los celtíberos
así como de muchos hispanorromanos.
En el 81 a.C,
L. Livinio Salinator, al frente de una legión sertoriana es derrotado por el
procónsul C. Annio Lusco en los Pirineos. Sertorio no puede hacerle frente y
huye a Mauritania para volver poco después y derrotar al enviado de Sila,
Fulfidio. El año siguiente Sertorio prepara su ejército mientras su prestigio
crece también entre íberos y lusitanos.
En el 79 a.C. el
lugarteniente de Sertorio, Hirtuleyo derrota al procónsul de la Citerior M.
Domicio Calvino. Sertorio también consigue victorias. En el 77 a.C. Hirtuleyo
pasa a la Lusitania y derrota al cónsul Q. Cecilio Metelo. Mientras Sertorio
consigue aliarse con la mayor parte de las ciudades celtíberas. Perpenna se una
a la causa sertoriana.
En el 76 a.C. Roma
envía a Cneo Pompeyo a luchar contra Sertorio. Tras una victoria inicial de
Sertorio, las fuerzas de Metelo derrotan a Hirtuleyo, y luego Metelo y Pompeyo
derrotan en varias ocasiones a Sertorio. En el 74 a.C. se apoderan de varias
ciudades de la Celtiberia. En el 73 a.C. Sertorio ya no tiene apoyo en la Celtiberia y
el año siguiente es asesinado por su compañero Perpenna tras haber sido
derrotado en Clunia por Pompeyo. Algunas ciudades celtíberas continúan la
resistencia durante algún tiempo (Uxama, Termantia, Clunia…) pero son
sometidas.
El fin de la República de Roma (56 a.C -19 a.C)
En el 56 a.C. una
rebelión de las tribus vacceas (apoyadas por sus vecinos)
es sometida por el gobernador de la Citerior, Metelo Nepote. Ese mismo año,
Hispania, por los acuerdos de Lucca, pasa a manos de Pompeyo. Poco después, en
el 49 a.C., se inicia la guerra civil y Julio César desembarca en Hispania para
combatir a los partidarios de Pompeyo. Julio César derrota a los Pompeyanos
cerca de Ilerda (Lérida) y consigue el apoyo de la práctica totalidad de
Hispania. Parte en el 48 a.C. dejando como gobernador de la Citerior a M.
Emilio Lépido.
Pero en la Hispania
Ulterior creció el descontento con el gobernador puesto por César, Q. Cassio
Longino, y por eso Pompeyo y sus hijos pueden reclutar un año después un
ejército de seguidores. Para evitar que Pompeyo se hiciera con el control de la
Hispania Ulterior, César vuelve a Hispania, venciendo a los pompeyanos en el 45
a.C.
En el triunvirato
del 43 a.C., Hispania pasó a Lépido y poco después a Octaviano (luego conocido
como Augusto).
Figura 2-2 La dominación romana hacia el 50
a.C. (1)
Las guerras
cántabras (29-19 a.C.)
El 29 a.C. Estatilio Tauro lleva a cabo
una campaña contra
los vacceos, cántabros y astures. Es esta la primera de tres
campañas (28 a.C. con C. Calvisio y 27 a.C. con Sexto Apuleyo) antes del
comienzo de la guerra en el 26 a.C.
El 26 a.C. traslada su campamento desde
Tarraco a Segisamo (Sasamón,
Burgos), donde planifica su ataque contra cántabros, astures y galaicos del
norte. La expedición contaba con tres cuerpos y un total de siete legiones. El primer cuerpo pertenecía a la Hispania
Citerior y era dirigido por el propio Augusto y su legado Antistio Veto; los
otros dos procedían de Asturica (Astorga) y Braccara (Braga)
mandados por el legado Carisio. Este año los cántabros son el objetivo
principal de los romanos: tras el asedio y toma de Aracillum,
logran controlar los reductos de los cántabros orientales. Los cuerpos de
Asturica y Braccara conquistan Bergidum y Mons Vindium.
Por último, son atacados los cántabros más occidentales.
En el 25 a.C.
el ejército de la Citerior, mandado por Antistio, y el de Lusitania, dirigido
por Carisio actúan coordinadamente con la flota de Aquitania para atacar a los
astures. La resistencia final astur fue en Mons Medullius,
donde muchos se suicidaron. Con estas victorias, Augusto vuelve a Roma el 24
a.C. Lucio Emilio recibió el mando de las tropas de Cantabria. No obstante,
cántabros y astures aprovecharon su ausencia para volver a sublevarse, aunque
pronto fueron sofocados. Los cántabros vuelven a rebelarse en el 22 a.C.
y son derrotados por Cayo Furnio. Una última intervención conjunta de M.
Vipsaniano Agripa y P. Silio Nerva acaban con las rebeliones de los pueblos
norteños.
Fig. 2-3 Las guerras cántabras. (1)
Todos los
territorios conquistados pertenecen a la división administrativa de la Hispania
Citerior, y posteriormente tras la reorganización de Augusto, a la provincia
Tarraconense.
El Alto Imperio Romano (19 a.C-238)
Pocas son las
noticias que se tienen de esta zona durante el Alto Imperio. Tras la
pacificación comenzó la romanización que afectó menos a las tribus más norteñas
(cántabros, autrigones, várdulos y caristios). Son de reseñar los siguientes
hechos:
·
25. El legado
imperial de la Citerior, L. Calpurnio Pison, es asesinado por un campesino en
Tiermes ante los continuos abusos de aquél en su cargo.
·
39. La legio III
Macedónica, acantonada en Pisoraca (Herrera de Pisuerga,
Palencia) desde las guerras cántabras es desplazada hacia el limes germano.
Permanecen en el norte las legiones VI Victrix y X Gemina.
·
63. La legio X Gemina se
desplaza al frente germano.
·
68. La legio VI Victrix proclama
emperador a Galba en la ciudad de Clunia. La ciudad es rebautizada como Clunia Sulpicia y
adquiere el rango de colonia civium Romanorum. Galba recluta
una nueva legión en la Citerior, la legio VII Galbiana o Hispana así
como algunas unidades auxiliares como dos cohortes de vascones y un ala Sulpicia civium
Romanorum. La nueva legión se traslada a Roma. Como contrapartida,
vuelve la legio X Gemina.
·
70. La legio X Gemina marcha
a combatir a los galos. La Citerior recibe a la legio I Adiutrix.
·
73. Se promulga
el Edicto de Latinidad de Vespasiano otorga el ius Latii a toda
Hispania.
·
74. Regresa a
Hispania la legio VII Hispana, que se asentará en un
campamento dando origen al actual León. Desde esta fecha dicha legión será
la única que quede en Hispania, ayudada por un ala (II Flavia
Hispanorum) y cuatro cohortes (I Gallica, II Gallica, I Celtiberorum y III
Lucensium).
·
89. Trajano,
emperador de origen hispano, al frente de la legio VII se
desplaza a Germania para combatir a Saturnino.
·
145. El legado de
la Citerior Cornelio Prisciano se subleva al frente de las unidades hispanas,
quizá en protesta por reclutamientos masivos.
·
187. Una vexillatio de
la legio
VII marcha hacia Ampurias para combatir las correrías de Materno y
su banda de esclavos y soldados desertores.
·
197. Durante las
guerras civiles de ese año, el legado de la Citerior, Novio Rulfo, apoya en
Hispania a Clodio Albino. Es derrotado por el legado enviado por Septimio
Severo, T. Claudio Candido.
·
212. Promulgación
de la Constitutio Antoniniana del emperador
Caracalla, por la que se concede la ciudadanía romana a todos los habitantes
libres del imperio. El Edicto tuvo en Hispania poca repercusión porque desde el
Edicto de Vespasiano (73) eran muchos los que habían accedido a esa categoría.
·
214. Nueva reorganización territorial de Hispania. Se constituye la Hispania Nova
Citerior Antoniniana (Gallaecia), que incluye Gallaecia,
Asturica Augusta, el territorio militar de la legio VII y
el Conventus
Cluniensis (con capital en Clunia). Durará hasta el
238.
El Bajo Imperio Romano (238-406)
·
252. La peste
asola la Península Ibérica.
·
258-268. Hispania apoya a
Póstumo, quien además de su labor de contención de los
germanos, organiza un verdadero estado en la Galia y es proclamado emperador
por sus legiones.
·
262. Primera invasión
franca, saqueando la costa mediterránea hispana.
·
276. Segunda invasión franca. Penetran por Navarra y alcanzan el valle del Duero. Son destruidas las
ciudades de Pamplona, Zaragoza y Clunia.
·
296. Maximiano llega
a Hispania para contener a los francos y enfrentarse a las tribus
norteafricanas.
·
297-298. Creación de
la Diócesis
Hispaniarum y del cargo de vicarius por
Diocleciano La Tarraconense se divide en Tarraconensis, Carthaginensis y Gallaecia.
Estas tres provincias junto con Bética, Lusitania y Mauritania Tingitana
(actual Marruecos) componen la Diócesis de Hispania, con capital en Emérita
Augusta (Mérida).
·
313. Desde esta
fecha, siendo emperador Constantino, actuará un comes Hispaniarum junto
al vicarius.
Ambos estarán bajo la autoridad del praefectus de las Galias.
Promulgación del Edicto de Milán: cristianismo como
religión oficial.
·
346. Nace el
futuro emperador Teodosio en Cauca (actual Coca, Segovia).
·
379. Teodosio es nombrado
emperador.
·
395. Honorio, hijo de
Teodosio, es emperador en Occidente mientras que Arcadio es nombrado emperador
en oriente.
·
406. El 31 de
diciembre del año 406 un ejército de alanos, suevos y vándalos
atravesó la frontera, aprovechando que los ríos estaban congelados, e invadió
la Galia.
Los usurpadores Constantino III y Máximo contra Honorio (407- 411)
El hecho
fundamental que explica la invasión de Hispania por los pueblos bárbaros es la
debilidad del Imperio y una serie de nombramientos de emperadores que se
opusieron al emperador Honorio en el Imperio Occidental.
A principios del
407 el ejército romano de Britania proclama emperador a Constantino III, un
soldado raso que parece que, además de ser capaz, tenía como único mérito
llamarse Constantino.
Sin embargo
Constantino III actuó inteligentemente y cruzó el canal de La Mancha con el
grueso de las tropas con la intención de hacerse con el control de las diócesis
de Galia e Hispania. Un primer ejército rebelde, al mando de los generales
Justiniano y Nebiogastes, es derrotado en las cercanías de Valence por Sarus,
lugarteniente de Estilicón, el hombre fuerte de Honorio. Pero otro ejército
rebelde, comandado por Edobico (franco) y Geroncio (britano), logró hacer
retroceder al ejército imperial hacia Italia.
Constantino
III gobierna en Hispania
En mayo del 408
Constantino III ubica la capital de su imperio en Arlés y tiene asegurados los
pasos del Rin y entre Italia y Galia. El siguiente paso es asegurarse el
control de Hispania. En Hispania existía una dificultad: Teodosio era un
emperador de origen hispano y gran parte de su familia residía allí. Luego, en
un primer momento, estos terratenientes tenían suficiente poder y apoyo como
para oponerse a Constantino III.
Pero sí hubo
resistencia por parte de la aristocracia terrateniente encabezada por Dídimo y
Veriniano por un lado y por Lagodio y Teodosiolo por otro lado. Eran parientes,
probablemente primos, del emperador Honorio y gracias a su riqueza organizaron
un ejército para oponerse al usurpador y en apoyo del legítimo emperador de
Occidente. Para Constantino III es fundamental asegurarse Hispania para obtener
recursos y para no estar entre dos frentes si además es atacado desde Italia.
En el mismo 408
Constantino III decide actuar en Hispania. Saca a su hijo Constante II del
monasterio en el que vivía y lo nombra César. Junto al general Geroncio y a
Apolinar (como prefecto del pretorio) es enviado a Hispania y se establecen en
la ciudad de Caesaraugusta (Zaragoza). Asimismo Constantino envió nuevos
gobernadores y administradores a las provincias hispanas y parece que no hubo
oposición a ellos por parte de la administración pública.
Parece que la
resistencia teodosiana se concentra en la provincia de Lusitania y en la
Meseta. Según Zósimo: “En primer lugar (Dídimo y Veriniano) presentaron batalla
a Constante sirviéndose del ejército de Lusitania, y cuando se percataron de su
inferioridad, hicieron leva de un gran número de sus esclavos y de sus colonos
y en poco tiempo pusieron en peligro al ejército de Constante”.
Los usurpadores
pidieron refuerzos a la Galia. Es entonces cuando las tropas teodosianas, para
impedir la entrada de refuerzos, se dirigen hacia los Pirineos.
Constantino
reclutó en la Galia un ejército compuesto por honoriani, es decir, de
bárbaros plenamente integrados en el ejército romano. Este ejército va a
derrotar al de Dídimo y Veriniano, quienes fueron apresados junto a sus
esposas. Mientras, Lagodio y Teodosiolo, que debían de estar en la retaguardia,
huyeron, uno a Constantinopla y el otro a Rávena.
Tras la victoria,
el césar Constante se dirigió a Arles con el botín y los prisioneros. Allí
fueron decapitados Dídimo y Veriniano.
En el 409 envió
una embajada a Honorio para que lo reconociera como co-emperador. Y, ante su
extrema debilidad, así lo hizo. Constantino III era el emperador de Britania,
Galia e Hispania y era el iniciador de una nueva dinastía gracias a sus hijos
Constante y Juliano.
Mientras tanto en
Zaragoza se habían quedado la esposa de Constante y el general Geroncio.
Geroncio, como medio de premiar a las tropas bárbaras que habían derrotado a
los teodosianos, les permitió saquear los campos palentinos (Palentinis
campis); también les encomendó la protección de los pasos
pirenáicos.
Rebelión
de Geroncio (409) y proclamación del emperador Máximo (410-411)
Por razones poco
claras, Geroncio se rebela contra Constantino III, aprovechando la ausencia de
Constante y expulsa a Apolinar. Constantino III reacciona enviando a Constante
junto a un nuevo general llamado Iustus.
Ante esta
situación Geroncio negoció con los contingentes de suevos, alanos y vándalos
que se encontraban en Aquitania y les permitió el paso a Hispania en octubre
del 409. Éstos junto con los honoriani que protegían supuestamente la frontera,
formaron el ejército que se opuso a las tropas de Constantino III.
La rebelión de
Geroncio fu un éxito y no solo triunfo en Hispania sino que se ganó la adhesión
de Britania y gran parte de la Galia. Como colofón decidió nombrar a su propio
emperador: Máximo, seguramente ya en el 410.
Geroncio determinó
que Máximo residiera en Tarraco. De su gobierno se sabe poco. Acuñó moneda en
Barcino y Tarraco y dominaba en toda la diócesis de Hispania y parte de la
Galia. Britania había decidido desligarse del Imperio para siempre.
Geroncio se
enfrentó a las tropas de Constante y, vencedor, le persiguió hasta Vienne,
donde le dio caza y le asesinó. La situación de Constantino III en Arlés era
angustiosa. Tras un ataque frustrado contra Honorio en Italia, volvió a Arlés y
se encontró con el asedio de Geroncio.
Esta era la
ocasión de Honorio para deshacerse de los dos usurpadores. Un potente ejército
se dirige a Arlés. Ante la situación las tropas de Geroncio desertan y se unen
a las de Honorio. Honorio continúa el asedio de Arlés y consigue apresar a
Constantino III y a su hijo Juliano quienes, llevados a Rávena, fueron
decapitados.
Mientras tanto
Geroncio vuelve a Hispania pero se encuentra con que ya no tiene apoyos en su
ejército y acaba suicidándose a mediados del 411. Máximo pierde a su garante y
decide refugiarse entre los contingentes bárbaros que habían pasado a Hispania
en el 409.
El corto imperio
de Máximo fue trascendental para la historia de Hispania. El acuerdo de
Geroncio y/o Máximo con los suevos, vándalos y alanos hizo posible el comienzo
de la época de las invasiones germánicas.
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