lunes, 11 de abril de 2022

 

El período germánico: suevos y visigodos

Invasiones bárbaras (409-429)

Entre los años 409 y 411 los suevos, vándalos y alanos permanecieron en Hispania apoyando al usurpador Máximo y, según las fuentes coetáneas, realizando frecuentes saqueos y pillajes.

Pero en el 411 los pueblos bárbaros llegan a un acuerdo con las autoridades romanas en Hispania. Esta autoridad romana parece ser que era el emperador Máximo, quien reside en Tarraco. Los bárbaros se reparten las provincias de Gallaecia, Bética, Lusitania y Cartaginense, dejando fuera a las provincias Tarraconense, Balearica y Mauritania Tingitana.

A los suevos, encabezados por Hermerico, les correspondió la Gallaecia marítima (conventus de Lucus Augusta y Bracara); a los vándalos asdingos de Gunderico el resto de la Gallaecia (los antiguos conventus de Asturica y Clunia); a los alanos de Addax la Lusitania y la Cartaginense; y a los vándalos silingos, comandados por Fredbal, la Bética.

Ese mismo 411 Máximo, una vez que Geroncio, su militar de confianza, fallece en las Galias, se refugia entre los vándalos. El emperador Honorio retoma el poder en la provincias Tarraconense, Balearica y Mauritania Tingitana.

Estos pueblos bárbaros persiguen validar su acuerdo de foedus con Honorio pero no obtienen respuesta. Al contrario, el emperador Honorio, por medio del patricio Constancio (responsable de los asuntos de Galia e Hispania), va a tratar de recuperar las provincias que se encuentran en manos de los bárbaros, utilizando para ello a otro pueblo germánico: los visigodos.

A fines del año 414 los visigodos entran por primera vez en Hispania al mando de su rey Ataúlfo y se asientan en Barcino (Barcelona). En esa ciudad es asesinado Ataúlfo en el 415, y tras el efímero reinado de Sigerico, sube al poder Walia (415-418).

En el 416 Constancio firmó un pacto con Walia por el cual se comprometía a combatir a los alanos y a los vándalos silingos. Walia marchó contra los vándalos silingos en la Bética, a los que venció, capturando a su rey Fredebaldo o Fredbal. Los restos de los silingos se refugiaron entre los suevos.

Tras esta victoria, Walia pretendió pasar al norte de África, pero una tempestad desbarató sus planes. A la vuelta atacó y venció a los alanos en la Lusitania, matando a su rey Adax (418). Los restos de los alanos se fundieron con los vándalos asdingos.

Gracias a estos favores, Constancio concede la Aquitania Segunda como foedus a los visigodos, con capital en Tolosa (actual Toulouse, en Francia), dando origen al Reino Visigodo de Tolosa (418-507). Poco después murió Walia.

En el 419 existe un conflicto entre los pueblos bárbaros supervivientes a la acción visigoda. Los suevos de Hermerico (que en principio habían acogido a los vándalos silingos) son atacados por los vándalos asdingos (reforzados por los restos de los alanos) a las órdenes de Gunderico y son arrinconados en los montes Erbasios (¿una zona montañosa del interior de la Gallaecia?). Parece un enfrentamiento por el dominio de las provincias pero también existe otro factor: Máximo acompaña al rey vándalo Gunderico y vuelve a proclamarse emperador.

El emperador Honorio envía en estos momentos a Hispania al comes Asterio y al vicarius Maurocello con un doble objetivo: acabar con los pueblos bárbaros de Hispania y capturar a Máximo. El ejército imperial llegó iniciado el año 420 y se enfrentó a los vándalos con éxito de tal manera que estos tuvieron que levantar el cerco y abandonar a Máximo a su suerte. Se dirigieron, entonces, a Bracara Augusta (Braga) aunque Asterio no los persiguió y confió que otro ejército romano que llegaba desde Lusitania al mando de Maurocello se encargase de ellos.

Asterio retornó a sus cuarteles y condujo al usurpador Máximo a Roma donde fue ejecutado. Los vándalos, por su parte, se encontraron con las tropas de Maurocelo cerca de la citada Bracara Augusta y, tras ser derrotados durante las primeras escaramuzas, optaron por huir hacia la Bética sin que el ejército imperial hiciese nada para evitarlo.

Una vez que los vándalos se establecieron en la Bética, los suevos mantuvieron su estatus de aliados del Imperio y pudieron controlar, bajo el mando de su rey Hermerico (409-438), sin oposición, toda la provincia de Gallaecia que hasta entonces habían tenido que compartir con los vándalos. Los romanos, por su parte, consideraron un éxito su intervención ya que habían podido abortar, en su inicio, la nueva usurpación de Máximo. De hecho, Asterio fue reconocido por ello con el título de Patricio tras su regreso a Rávena.

En el 422 Honorio envió al magister militum Castino con el objetivo de recuperar la Bética., en manos vándalas. Pero es traicionado por sus auxiliares godos y fue derrotado por Gunderico.

No es posible saber la extensión ni las fuerzas reales de suevos y vándalos entre los años 422 y 429. Parece que de algún modo los vándalos son más fuertes: pugnan por controlar Córdoba; en el 425 se dirigen contra Cartago Spartaria, Sevilla y las islas Baleares y hacen una primera incursión contra la Mauritania Tingitana…

En el 428 muere Gunderico, posiblemente tras ocupar definitivamente la ciudad de Sevilla. Genserico, su sucesor, se enfrenta a los suevos en la frontera con la Lusitania en el río Guadiana, donde falleció el cabecilla suevo Hermengario.

Finalmente Genserico decide pasar al norte de África (429) donde pocos años después fundarán un potente reino con base en Cartago.

Apogeo del Reino Suevo (429-456)

De esta forma, los suevos tienen vía libre para expansionarse. Primero realizan incursiones de mero saqueo en la Bética y Lusitania (430-433), que son frenadas tras un pacto con el romano Aecio. La paz duró hasta el 438, cuando a los suevos se hacen con el control de toda la Gallaecia.

Hermerico abdica (o asocia al trono) en su hijo Requila ese mismo año. El nuevo rey suevo conquistó Mérida (439), Mértola, Sevilla (441) y parte de la Bética, llegando con sus expediciones hasta la provincia Cartaginense (443).

Requila muere en el 448 y es sucedido por su hijo Requiario. En el 449 inicia una campaña contra la Tarraconense, especialmente contra Vasconia y Zaragoza (que no pudo tomar), llegando a conquistar Lérida. Todos estos años se había mantenido un acuerdo de colaboración entre suevos y visigodos, pero el acuerdo se rompe al morir Turismundo (453) y subir al poder Teodorico II. Ese mismo año los suevos habían firmado un tratado con los romanos, a los que los suevos devolvían los territorios conquistados en la Tarraconense y en la Cartaginense.

Pero en el 455 Requiario vuelve a invadir la Cartaginense. Roma envía una embajada con el objetivo de que esta provincia sea restituida al Imperio, pero como contestación Requiario vuelve a penetrar en la Tarraconense. Con estas, el emperador Avito y su mejor apoyo, el rey visigodo Teodorico II, deciden combatir a los suevos.

En el 456según Hidacio, envían a la flota de los hérulos a saquear las costas de Bardulia y Cantabria, como preparativo para la gran acometida que ese mismo año lleva a Teodorico II a cruzar Roncesvalles. Requila se encontraba en la Tarraconense y se vuelve rápidamente camino de Astorga, pero Teodorico II, tras pasar por Pompaelo y Virovesca, logra alcanzar a los suevos en el río Órbigo. La batalla del río Orbigo (5-X-456) supuso una derrota total de los suevos. Su rey huyó hacia Oporto donde fue capturado y ejecutado, mientras los visigodos entraban en la capital, Braga, y nombraban gobernador a Agiulfo. Se rompe así el intento suevo de crear un estado que englobara a toda Hispania.


Fig 3-1 Situación hacia el año 460.(1)

Intervención visigoda y primeros asentamientos en Hispania (456-507)

Teodorico II fue el primer visigodo que realmente se interesó por incorporar Hispania a su reino. El primer asentamiento de importancia se va a realizar aprovechando la incursión contra los suevos, y va tener su centro en los Campus Gallaeciae, que a partir de ahora se van a llamar Campus Gothorum, los  Campos Góticos. Es decir, Tierra de Campos, el valle del Duero a su paso por la Meseta Norte.

En el 456, mientras persigue a los suevos de Requiario, deja una guarnición en Leone (León). En el 457, mientras Teodorico II consolida su poder sobre la Lusitania (conquista de Mérida) y la Bética, Agiulfo se subleva y con él probablemente las ciudades de la Gallaecia. Teodorico II responde arrasando Asturica (Astorga) y Pallantia (Palencia) y atacando sin éxito Coyanza (Valencia de Don Juan). Poco después, tropas visigodas al mando de los condes Nepociano y Sunerico matan a Agiulfo.

A la muerte de Teodorico II (466), los visigodos son dueños y se convierten en un nuevo factor de poder en Hispania con guarniciones en Lusitania y Bética y otros puntos bajo soberanía romana (al menos sobre el papel). El sucesor, Eurico, se encarga de expandir y fortalecer su reino, que a partir de ahora ya no va a depender del Imperio Romano y va a ser completamente independiente. Tras firmar un tratado (468) con el rey suevo Remismundo por el cual fijaban sus fronteras, comienza la conquista de gran parte de Hispania. Durante su reinado, que acabó en el 484, el Imperio Romano fue definitivamente liquidado al morir su último emperador, Rómulo Augústulo en el 476.

El siguiente rey visigodo, Alarico II (484-507) no va poder conservar sus territorios galos ante el ataque de francos y burgundios. Los visigodos son derrotados y su rey muerto en la batalla de Vouvillé (507). Sólo conservaron la Septimania gracias a la ayuda ostrogoda. De esta forma se inicia el reino hispanogodo: el Reino de Toledo.

Es ahora cuando comienza el verdadero poblamiento visigodo de Hispania. Procedentes de las Galias, una gran multitud de colonos visigodos se van a establecer en esta tierra entre el 490 y el 510.

El Reino Visigodo de Toledo (507-711)

Los visigodos eligen rey a Gesaleico (507-510). Se repliegan a Hispania, a Barcino (Barcelona) y contienen a francos y burgundios con el apoyo de los ostrogodos. Pero estos mismos lo deponen en el 510 y nombran rey a Amalarico, nieto del rey ostrogodo e hijo de Alarico II. Pero, debido a su minoría de edad, fue el propio rey ostrogodo, Teodorico el Grande, quien actuó como regente hasta su muerte en el 526. Es entonces cuando Amalarico asume sus funciones como rey. Trata de conseguir la paz con los francos mediante un enlace matrimonial, pero fracasa, motivando además a los francos a realizar nuevas incursiones contra los visigodos.

Los francos derrotan a Amalarico y, éste, despreciado y odiado por sus súbditos es asesinado (531). Teudis es elegido rey (531-548) y resiste nuevos ataques francos satisfactoriamente. Mientras tanto, los bizantinos de Justiniano tratan de restaurar el Imperio Romano y se asientan en las costas del norte de África conquistando Ceuta a los visigodos (534). Teudis trató de recuperar la ciudad pero fue completamente derrotado (542). Poco después fue asesinado.

Tras el breve reinado de Teudiselo (548-549), Agila I asume la corona. Trató de sofocar los deseos independentistas de las ciudades béticas (Córdoba, 550) sin conseguirlo. En el 552 Atanagildo se subleva y pide ayuda a los bizantinos. Atanagildo y los bizantinos vencen a Agila en Sevilla, quien se refugia en Mérida. Tras la victoria, Atanagildo concede toda la franja marítima desde Gibraltar a Valencia al Imperio de Bizancio. La guerra civil continuó hasta el 554 momento en el cual Agila es asesinado por sus propias tropas y Atanagildo es proclamado rey.

Atanagildo encuentra un reino en crisis, con una grave situación financiera y con continuas rebeliones, dando la impresión de que se iba a dividir en varios territorios independientes. Tras encontrar mediante la política matrimonial la paz con los francos, se dedicó a fortalecer su reino hasta su muerte en el 567, aunque no pudo evitar el asentamiento bizantino que él mismo había propiciado.

Entre los años 548 y 570, el reino suevo, que casi había desaparecido en el 456, experimenta un nuevo apogeo aprovechando la debilidad visigoda. Así, probablemente con su rey Teodomiro (559-570), engrandece su zona de influencia sobre todo en su frontera por la Meseta Norte. La misma política seguirá su sucesor Miro (570-583).

De vuelta a los dominios visigodos, tras cinco meses de trono vacante, es elegido rey el dux de la Septimania, Liuva I, quien en el 569 asocia al trono a su hermano Leovigildo. Liuva muere en el 573 y Leovigildo queda como rey único. Leovigildo eligió como corte Toledo, que tras ser elegida anteriormente por Teudis y Atanagildo, será a partir de ahora la capital definitiva del reino.


Figura 3-2 Situación en el año 573. (1)

Leovigildo va a ser uno de los reyes visigodos más importantes. Fortalece la monarquía, revisa el código de Eurico y se dedica a borrar los núcleos conflictivos que aún existen en Hispania. Primero corta la expansión bizantina por la Bética tras vencerlos en Sevilla.

En el 572, el rey suevo Miro ataca a los ruccones. Los historiadores no se ponen de acuerdo en la situación de esta belicosa tribu, aunque es probable que se trate de alguno de los pueblos montañeses de la cordillera Cantábrica. El ataque de Miro tiene la finalidad de tomar los pasos de los Pirineos con el fin de tomar contacto y atraerse la amistad de los francos, y así conseguir una entente contra los visigodos. En su camino hacia los Pirineos, parece que encontró el apoyo del Senado de Cantabria.

Conviene hacer un alto en este momento para conocer la situación de la zona norte de España.

Cántabros, várdulos, caristios, autrigones y vascones (409-574)

La romanización de estos pueblos nunca fue muy intensa y parece que estaba en retroceso desde la crisis del imperio en el siglo III. Caristios, várdulos y autrigones comienzan a sufrir los saqueos vascones de forma intensiva a partir del 457, momento en que ni suevos ni visigodos poseen fuerzas suficientes para ocupar estos territorios bajo soberanía nominal romana. Desde el 480 comienza a haber grandes desplazamientos de pueblos vascones y vasconizados hacia el actual País Vasco. Debido a la superpoblación y a la imposibilidad de realizar saqueos contra el valle del Ebro en la zona de Zaragoza (que era gran parte de su medio de vida), se ven obligados a saquear las llanuras del oeste y, posteriormente, se van a ir estableciendo en los antiguos solares de várdulos y caristios. La mayor parte de los várdulos y los autrigones emigran hacia Cantabria, Autrigonia, Beronia y el país de los Turmogos y se funden con ellos de forma pacífica. Hacia la primera década del siglo VI, el territorio de caristios y várdulos estaba ya en manos vasconas.

Poco después los vascones inician el ataque a la zona costera de Autrigonia, que consiguen antes de mediados del siglo VI. Tras esto comienzan a saquear las tierras de Cantabria, Autrigonia interior (posterior Bardulia altomedieval), Aquitania y el valle del Ebro. Es probable que mientras tanto los cántabros (o el Senado de Cantabria que controlaba las zonas al sur de la Cordillera Cantábrica) se expandieran hacia ciertas zonas de La Rioja (h. 550).

Sobre este hecho tenemos una referencia en la hagiografía de San Millán, monje riojano, que predijo al jefe del Senado cántabro, Abundancio, que los años siguientes iba a ser violentos a causa de su paganismo. Pocos años después, Leovigildo haría realidad la predicción.

De Leovigildo a Rodrigo (573-711)

Cuando Leovigildo se queda como monarca único, se encuentra con un reino muy fragmentado, con múltiples zonas tendentes a la independencia y con varios núcleos que aún no dependen de la monarquía visigoda. Aparte del reino Suevo, que mantenía, a grandes rasgos, la Galicia actual y el norte de Portugal, y el Imperio Bizantino, que ocupaba la franja costera desde Cádiz a Valencia, se conocen otros núcleos autónomos:

·         Los astures.

·         Sabaria, en el distrito de Asturica Augusta (Astorga), tierra fronteriza entre suevos y visigodos, independiente de los suevos en el 457 hasta su sometimiento por los visigodos en el 573.

·         La Orospeda, en las montañas de la Bética, probablemente gobernada por un Senado formado por los terratenientes hispanorromanos más poderosos. Conquistada en el 577.

·         Los vascones, en Navarra y gran parte del actual País Vasco. En el 582, Leovigildo toma Pamplona, funda Victoriacum (Vitoria) y construye fortalezas en Beronia y Cantabria.

·         El Senado de Cantabria, territorio que debe aglutinar a las tribus cántabras, autrigonas, beronas y turmogas junto con huidos caristios y várdulos. Fue sometido en el 574 tras la toma de Amaya mientras estaba siendo atacado por los vascones. Posteriormente se instaura el ducado de Cantabria como marca fronteriza contra vascones y otras tribus montañesas. Su capital es Amaya .


Fig. 4-3 Ofensiva de Leovigildo (574 – 583). (1)

Leovigildo se hizo con el control del reino suevo en el 585 tras derrotar al rey Audeca y suprimir la rebelión de Malarico.

A pesar de la labor conquistadora de Leovigildo, varios de sus sucesores en el trono tuvieron que seguir enfrentándose a las tribus norteñas: Gundemaro (611) contra los vascones; Sisebuto (612) contra la rebelión de ruccones, cántabros y vascones; (613) ataca con una nueva flota la costa de Cantabria y Autrigonia (Vardulia y Caristia incluidas) combatiendo a cántabros y vascones; Suintila (621) ataca y somete a los vascones.


Fig. 4-4 Conquista de Suintila (621). (1)

En el año 642, el anciano Chindasvinto se hace proclamar rey en Pampalica (Pampliega, Burgos). Su sucesor, Recesvinto, funda en el 661 el monasterio de San Juan de Baños en Baños de Cerrato (Palencia). Recesvinto murió en el 672 en la localidad de Gerticos y allí se proclamó al nuevo rey Wamba. Con este motivo se cambió el nombre de la localidad, que actualmente se llama Wamba (Valladolid).

En el 673 los vascones vuelven a atacar el ducado de Cantabria. Wamba va hacia la marca y saquea las llanuras alavesas. En el 688 muere en un monasterio de Pampalica, adonde había sido desterrado tras su decalvación en el 680.


Fig. 4-6 Las provincias visigodas. (1)

Treinta años después, tras una serie de monarcas mediocres y años de sequía y hambruna, los árabes hacen su aparición en plena guerra civil entre los partidarios de Roderico o Rodrigo Agila II.

(1) Mapas tomados de LÓPEZ-DAVALILLO LARREA, JULIO: Atlas Histórico de España y Portugal: desde el Paleolítico hasta el siglo XX, Ed. Síntesis, 1999.

https://www.condadodecastilla.es/historia/antecedentes/periodo-visigodo/


Los alanos en Hispania y Galia


El pueblo alano penetró por primera vez en la diócesis romana de Hispania junto a los suevos y vándalos en el año 409 aprovechando la caótica situación del Imperio romano de Occidente.

Honorio, el emperador romano de Occidente, estaba acosado por la proclamación de varios usurpadores. Uno de ellos era Constantino III, elegido emperador por las tropas de Britania en el 407, quien rápidamente se trasladó a las Galias con el objetivo de dominar, a continuación, Hispania.

Para ello, en el 408 envió a sus propios representantes a las distintas provincias hispanas y a su hijo Constante a la ciudad de Zaragoza acompañado del militar Geroncio. Tras aplacar la resistencia de los familiares de Honorio, grandes terratenientes hispanos, Constante volvió a la corte gala de Arlés.

Pero, por causas poco claras, Geroncio decide rebelarse contra Constantino III y promueve la proclamación de un nuevo usurpador imperial: Máximo. Y aquí se produce un hecho decisivo: el emperador Máximo y Geroncio deciden llamar en su auxilio a los suevos, vándalos y alanos, que se encontraban en la Aquitania desde el 406, para así poder enfrentarse al ejército de Constantino III.

En octubre de 409 vándalos, alanos y suevos cruzaron la frontera pirenaica sin ningún tipo de oposición. Es posible que existiera algún tipo de pacto o concesión por parte del emperador Máximo, quizás incluso de foederati con adscripción de territorios.

¿Dónde se asentaron los alanos en Hispania?

Según el obispo Hidacio, estos tres pueblos se asentaron de este modo:

Asoladas las provincias de Hispania por el referido encrudelecimiento de las plagas, los bárbaros, resueltos, por la misericordia del Señor, a hacer la paz, reparten por suerte las regiones de las provincias para establecerse en ellas: los vándalos y los suevos ocupan la Gallaecia, situada en la extremidad occidental del mar Océano; los Alanos las provincias Lusitania y Cartaginense; y los vándalos llamados silingos la Bética.1

Para los alanos quedó una parte bastante más grande: las provincias Lusitania y Cartaginense. Como se ha dicho, es posible que este asentamiento fuera ofrecido por Máximo y que fuera llevado a cabo en el 411.

Los alanos que llegaron a Hispania no eran un grupo muy numeroso, se estima solo en unos 30.000, pero a pesar de ello, ejercían la supremacía entre vándalos y suevos (según Hidacio, «Alani, qui Vandalis et Suevis potentabantur»)2, quizás debido a la superioridad en caballería. No era un pueblo germánico sino de las estepas; y era pagano, siendo su deidad más importante el dios de la guerra. Eran sobre todo nómadas y pastoriles, con poco apego a la agricultura.


Hispania entre los años 409 y 429. (Fuente: Wikimedia)

¿Por qué recibieron el territorio más extenso?

Debido a la parquedad de las fuentes es difícil establecer una razón, aunque se plantean dos hipótesis.

Hipótesis 1. Se puede especular que esa supremacía sobre suevos y vándalos se deba a un poder militar mayor, es decir, la supremacía no lo sería por el número de los alanos frente a vándalos y suevos sino por acontecimientos militares anteriores acaecidos en la Galia. En algún momento anterior o posterior, pero próximo al cruce del Rin, el último día del año 406, hubo un enfrentamiento entre los vándalos y los francos donde pereció el rey vándalo Godegiselo y fueron los alanos los que salvaron a los vándalos. Así lo cuenta Gregorio de Tours en su Historias, citando a Renato Profuturo Frigerido:

Entretanto el rey de los alanos Respendial retiró su ejército del Rin una vez Goar se pasó a los romanos; en ese momento los vándalos pasaban por aprietos en su guerra con los francos, su rey Godesigelo había muerto y casi vente mil habían sido pasados a cuchillo en combate, de manera que todos los vándalos hubiesen sido destruidos hasta su aniquilación de no haber acudido a tiempo en su ayuda las fuerzas alanas.3

Por otro lado, vemos que, ya en el 407, los alanos de las Galias están divididos en dos facciones. Una facción, encabezada por el rey Goar, se alió con los romanos; otra, al mando del rey Respendial, se mantuvo en la confederación con suevos y vándalos.

Hipótesis 2. ¿Puede que cada una de las dos facciones alanas recibieran una provincia al entrar en Hispania? ¿Una para los alanos de Respendial y otra para los de Goar? No nos parece probable. Creemos que solo Respendial y sus alanos son los que pasan a Hispania en el 409. Mientras, los alanos de Goar apoyaron al usurpador Jovino (411) junto a francos, alamanes y burgundios recibiendo apoyos de parte del ejército del también usurpador Constantino III.4 Goar se mantuvo junto al usurpador Jovino hasta que éste fue asesinado en el 413 por los visigodos de Ataulfo.

Tras este hecho se menciona en dos ocasiones otro rey alano en la Galia, pero sin citar su nombre. En primer lugar es Paulino de Pella, quien narra, en primera persona, el asedio de la ciudad gala de Bazas en el 414 por los visigodos enfrentados ahora a Honorio. Paulino, quien previamente había establecido amistad con un rey alano, le persuadió para romper con los visigodos y pasarse con los defensores romanos de la ciudad. El rey alano lo hizo y dejó como rehenes a su mujer y a su hijo a los romanos.5

Finalmente los visigodos abandonaron el asedio y los alanos se asentaron como aliados de los romanos. Por las fechas es factible que fuera el mismo rey Goar, aunque no es posible afirmarlo completamente.

El efímero reino alano de Hispania: el rey Ataces o Adax (c. 411 – 418)

Son escasísimas las noticias de la actividad de los alanos en Hispania. Lo primero es que el único rey que se cita es Ataces, Atax o Adax. Una teoría considera que Respendial fue sucedido en algún momento por Ataces hasta que este murió. La alternativa, considera que Respendial y Ataces convivieron en el tiempo y gobernaron cada uno a una rama separada de alanos (los asentados en Lusitania y los de Cartaginense).

Fuera como fuere, el rey alano Ataces conquistó la ciudad de Emerita Augusta (Mérida) y estableció en ella su corte durante seis años.

Los alanos y los vándalos se ofrecieron, sin éxito, a Honorio para convertirse en foederati y luchar al lado del Imperio. Pero Roma hizo caso omiso de esta pretensión. Así que el general Flavio Constancio, quien acababa de llegar a un acuerdo (416) con los visigodos asentados en la Galia, envió a estos, encabezados por Walia, con el objetivo de expulsar a los bárbaros de Hispania, quienes habían cortado el suministro de grano procedente del norte de África y de la Bética.

Tras dejar a los no combatientes en Barcelona, Walia se dirigió primero contra los vándalos silingos que ocupaban la Bética a los que derrotó en una sangrienta batalla en el 417. Su rey Fredbal fue hecho prisionero y enviado Roma.

Después, Walia atacó a los alanos a quienes derrotó en una batalla en el 418, en la que pereció el propio rey Ataces. Dice Hidacio que, después de su derrota, perdieron la conciencia de su propia identidad (oblito regni omnime). Los supervivientes no eligieron otro rey, sino que se acogieron al rey vándalo asdingo Gunderico.6

La mayoría de los alanos se dirigió al norte de África junto con los vándalos en 429. Los posteriores reyes vándalos de esta zona se harían llamar Rex Wandalorum et Alanorum (Rey de los vándalos y de los alanos).

 

¿Queda algún resto del paso de los alanos por Hispania?

El rastro alano en la península Ibérica es prácticamente nulo. Se afirma que fueron los introductores de una raza de perros que sobrevive en ciertas zonas de Castilla y León, Asturias y el País Vasco, que aún lleva el nombre de «alana». Normalmente los utilizaban en las cacerías de osos y para guardar el ganado.


Raza de perro alano español. (Fuente: Wikimedia)

Según la Encyclopædia Iranica los alanos dan su nombre a Cataluña, cuyos pobladores se llaman los Got-Alanien.7 Se basa en el hecho de que una parte del pueblo alano se asentó en la Galia y ayudó en varias ocasiones a los romanos frente a visigodos, hunos y armoricanos. Pero, finalmente, serán derrotados y la gran mayoría absorbidos por los visigodos de Turismundo en torno al 453.

También una leyenda acerca de la destrucción de Conimbriga habla de los alanos: la leyenda de Cindazunda. Cuenta que Ataces estaba enamorado de Cindazunda, hija del rey cristianizado de los suevos Hermerico. Siendo Ataces un pagano, el rey suevo le impidió casarse con su hija. Ataces, furioso, mandó sus ejércitos contra Conimbriga, destruyendo toda la ciudad, y Hermerico le concedió a su hija casarse con Ataces, quien así decidió construir la actual ciudad de Coímbra.

Así narra esta leyenda António Moniz Barreto Corte-Real en su obra Bellezas de Coimbra cap. I,Coimbra, Royal Press University, 1831:

Coimbra se funda en el corazón de la Monarquía, sirviendo como un tiro a la corona de Europa, que es nuestro Portugal. Una vez estuvo en el lugar donde hoy se encuentran las ruinas de Condeixa-a-Velha. Estuvo sujeta durante mucho tiempo al Imperio Romano. Pero un diluvio de bárbaros inunda España en 409, y el Mondego reconoce al terrateniente de los suevos. La ambición de ganar territorio domina a Ataces, rey de los Alanos, y el cetro de Coimbra huye de las manos de Hermenerico. Ataces, señor de Coimbra, la despuebla y devasta, temiendo la seguridad de sus fortalezas. Encantado, sin embargo, de la belleza del Mondego, y de la comodidad de sus campos, sentará las bases de una nueva ciudad, a la que da el nombre de Col-imbria, una colina de lluvias.

Ataces, convertido al cristianismo pero en la secta arriana, persigue a los católicos con increíble ferocidad. Los prisioneros son decapitados ante las murallas de la nueva ciudad, sirviéndoles sus cuerpos de cimientos, o empleados como acémilas en la construcción. Los mismos Ministros del Eterno no escapan a la tiranía de Ataces: tiene a todos trabajando en la construcción de los muros. Elipando, el santo obispo de Coimbra, también llevaba la piedra y la arcilla para las obras de la ciudad. «Al pasar por la nueva Coimbra (dice Arisberto, obispo de Oporto, escribiendo a Samerico, arzobispo de Braga), allí vi trabajar en la construcción de sus muros a muchos ministros de Dios; Entre ellos también caminó por orden del obispo Elipando: Lloré con ellos su desgracia y la pérdida de esta fértil provincia del Imperio Romano”. Por lo tanto, debemos a los católicos los muros de Coimbra, que fueron arrugados con el sudor de algunos, y bautizados con la sangre de otros.

Hermenerico no pierde la esperanza de rescatar las tierras que Ataces le había arrebatado. Cruza el Duero y aparece con su ejército ante las nuevas murallas de Coimbra. Pero Ataces triunfa, y sigue a Hermenerico hasta las orillas del Duero, donde este rival lo compra a cambio de la paz y la alianza de su hija.

Ataces, coronado con los laureles de la victoria, continúa con gran fervor la construcción de la ciudad. Se recreó haciendo crecer las paredes de la nueva capital de su imperio. Hermenerico viene a buscarlo a Coimbra, trayéndole a la princesa Cindazunda, que floreció en edad y belleza. Ataces, para mostrar su gratitud, hizo pintar el retrato de su esposa en las banderas, en un jarrón, con una serpiente a un lado, y en el otro un león avanzando hacia ella. Estas fueron las insignias de Ataces y Hermenérico. Cindazunda tiene los ojos en el cielo, y las manos levantadas, como dando gracias al Eterno por haber sido mediadora entre su padre y su marido, y por haber unido con lazos de paz y amistad a la serpiente y al león, hasta entonces enemigos.

Mientras construían las murallas y torres de la ciudad, los obreros tallaron en las piedras esta insignia tan agradable para el Rey, que hasta hoy ha sido las Armas de Coimbra. Cindazunda, profesando el catolicismo, estableció los lazos de paz entre los dos reyes y mejoró el destino de los habitantes de Coimbra, mitigando el feroz estado de ánimo de Ataces contra los católicos.



La princesa Cindazunda flanqueada por una serpiente y un león. Escudo del siglo XVII conservado en el Museu Nacional de Machado de Castro de Coimbra (MNMC 6341)

Los alanos en la Galia (406-467)

Los alanos se mantuvieron en la Galia varios años después de su apoyo a Honorio en Bazas (414). En la Chronica Gallica del 452, se menciona a otro líder alano llamado Sambida a quien se le habría dado terrenos en torno a la ciudad de Valentia (actual Valence, Francia) alrededor del 440.8

La Chronica Gallica describe otra cesión de terrenos a los alanos por parte de Aecio en torno al 442, en el cual los terratenientes galorromanos se opusieron y tuvieron que ser desalojados por la fuerza. Tampoco se menciona el nombre de este líder alano.9 Parece ser que el objetivo de este movimiento de Aecio era consolidar su alianza con los alanos para, por un lado, contener el avance visigodo por el sur y, por otro, reprimir las revueltas en la Armórica. Este asentamiento provocó entre la nobleza galorromana de la zona una profunda animadversión contra los alanos tal y como sugieren el autor de Querolus y Salviano de Marsella.10

Constancio de Lyon en su Vida de San Germano de Auxerre, narra un enfrentamiento entre el monje Germano y un rey de los alanos al que llama Eochar o Gochar (según versiones) que se sitúa en torno al 446 o 447.11 El rey alano habría recibido órdenes de Aecio para poner fin a una revuelta en la Armórica, pero Germano persuadió al rey alano para no atacar hasta que no tuviera confirmación del emperador en Italia. De este modo evitó momentáneamente que los alanos arrasaran la provincia de Armórica. Pero finamente, alrededor del 448, el rey alano subyugó la rebelión.


St-Germain barrant la route à Eocharich de Pierre Adolphe Baudin, 1836. En la iglesia de Saint-Georges, Sélestat (Alsacia). (Fuente: Wikimedia)

Por último, de acuerdo a Jordanes, los alanos habrían sido asentados en Aurelianum (Orleans) y ayudaron a los romanos de Aecio a repeler el asedio de los hunos de Atila. Pero parece ser que el comportamiento de los alanos no estaba del todo claro antes de dicho combate. Según Jordanes, Sangiban, el rey alano, que quizás se puede identificar con el Sambida antes citado, y que es posible que sucediera al ya fallecido Goar, habría prometido a Atila abrir las puertas de Aurelianum. Pero romanos y visigodos, ante la sospecha, sometieron previamente a los alanos.12 Sin embargo, según Sidonio Apolinar, esta traición no ocurrió.13

Finalmente, Atila levantó el asedio y en el enfrentamiento de los Campos Catalaúnicos (20 junio 451), Jordanes nos dice que Sangiban fue colocado en el centro de la línea de batalla frente a Atila para prevenir que les abandonara. De este modo, los alanos sufrieron el ataque más mortífero mientras los visigodos pudieron flanquear a los hunos y derrotarlos, aunque su rey Teodorico falleció en la batalla.14

Nada se sabe de la suerte del rey Sangiban, quien ya no vuelve a ser mencionado. Atila, a pesar de su derrota, volvió al poco tiempo a atacar las Galias y se dirigió contra los alanos que estaban establecidos en la margen izquierda del río Loira. Pero Turismundo, el nuevo rey visigodo, acudió al territorio alano y derrotó a Atila.15 Desde ese momento, la mayor parte de los restos del pueblo alano de las Galias se integraron en el pueblo visigodo, formando parte del reino visigodo de Tolosa. Según Gregorio de Tours, en su Historias, fue el rey visigodo Turismundo quien lo hizo, tras derrotarlos en algún momento indeterminado entre los años 452 y 453.16

Sin embargo, la últimas noticias de los alanos en territorio galo son posteriores. Según Jordanes, Mayoriano, emperador romano desde el 457, falleció cuando iba a marchar contra los alanos quienes, “infestaban las Galias”.17 Mayoriano fue asesinado en Dertona (Tortona, Italia) por Ricimero el 2 de agosto del 461.

Tras ese asesinato el magister militum Egidio se declaró independiente en la Galia del norte y se apoyó en francos y alanos para defenderse de los imperiales y las tropas visigodas. Egidio, con tropas alanas y francas, derrotó a los visigodos, dirigidos por Federico, hermano del rey Eurico, en la batalla de Orleans (463).

El ataque contra este reducto de los alanos fue retomado por Procopio Antemio, nombrado emperador en el 467. Según Jordanes:

En cuanto llegó éste a Roma, envió en seguida contra los alanos a su yerno Ricimero, varón de talento, y tal vez el único entonces en Italia que fuese apto para mandar un ejército. En efecto; en el primer encuentro deshizo a los alanos, matando gran número de ellos, incluso su rey Beurgo.18

Por lo tanto, sería en torno a ese año 467 cuando los alanos de Orleans fueron completamente borrados del mapa asesinado al último rey conocido: Beurgo.

¿Queda algún legado del paso de los alanos por la Galia?

De este paso alano por las Galias se conservan algunos topónimos como Allaines (Eure-et-Loir), Allain (Meurthe-et-Moselle), Allamont (Meurthe-et-Moselle, de Alani rises 1194), Allones (Somme), Alincourt a Parnes en el Oise, Alania en 1095), Alaigne (Aude, de Alaniano en 1129), Alanum? en 836, Alan (Alto Garona), tal vez Allan (Drôme, Alon 1138), etc.

El apellido Al(l)ain, que probablemente se remonta en algunos casos al nombre Alain, originalmente muy popular en Bretaña, y utilizado en Armórica desde el siglo VII, podría provenir del nombre de estos guerreros de habla iraní; sin embargo, también se ha sugerido una etimología celta para este nombre.

Por último, es posible que el tesoro de Airan (Trésor d’Airan) hallado en 1874 en la localidad de Airan (Normandía) pudiera tener un origen alano.


Tesoro de Airan (Fuente: Wikimedia)

 

NOTAS


1.     Cronicón de Hidacio extraído de Pedro Rodríguez López: Episcologio asturicense, Tomo I, Astorga : Imprenta y Librería de Porfirio López, 1906-1908: “Subversis memorata plagarum grassatione Hispaniae provinciis, barbari ad pacem ineundam, Domino miserante conversi, sorte ad inhabitandum sibi provinciarum dividunt regiones. Gallaeciam Wandali occupant et Suevi, sitam in extremitate Oceani maris occidua. Alani Lusitaniam et Carthaginiensem provincias, et Wandali cognomine Silingi Baeticam sortiuntur.”

2.    Gregorio de Tours, Historias, Libro II, 9

3.    Olimpodoro de Tebas, Historia. Consultado en la traducción inglesa: de La Biblioteca o Myriobiblion (en griego, Βιβλιοθήκη, Μυριόβιβλος, literalmente, ‘Diez mil libros’), una obra de Focio (patriarca de Constantinopla del siglo IX) cuyo título original era Inventario y enumeración de los libros que había leído. Se trata de una colección de reseñas bibliográficas que comprende 280 códices, algunos de los cuales describen más de un volumen manuscrito, o más de un libro.

4.    Paulino de PellaEucharisticos, dice: “Quae non sero probans vir prudens ipse secutus, ilico consultis per se primatibus urbis rem coeptam adcelerans una sub nocte peregit [375] auxiliante deo, cuius iam munus habebat, quo nobis populoque suo succurrere posset. Concurrit pariter cunctis ab sedibus omnis turba Alanarum armatis sociata maritis. Prima uxor regis Romanis traditur obses, [380] adiuncto pariter regis caro quoque nato, reddor et ipse meis pactae inter foedera pacis, communi tamquam Gothico salutatus ab hoste, vallanturque urbis pomeria milite Alano, acceptaque dataque fide certare parato [385] pro nobis, nuper quos ipse obsederat hostis. Mira urbis facies cuius magna undique muros turba indiscreti sexus circumdat inermis subiecta exterius; muris haerentia nostris agmina barbarica plaustris vallantur et armis”.

5.    Cronicón de Hidacio extraído de Pedro Rodríguez López: Episcologio asturicense, Tomo I, Astorga : Imprenta y Librería de Porfirio López, 1906-1908.

6.    De la Encyclopædia Iranica: “Another settlement is indicated by the name of the Spanish province Catalonia, which is but a slight deformation of Goth-Alania, “province of the Goths and Alans.”

7.    Mommsen. T: Monumenta Germanica Historiae, 9, Chronica minora saec. IV. V. VI. VII. (I), pág. 660. Dice: “Deserta Valentinae urbis rura Alanis, quibus Sambida praeerat, partienda traduntur”.

8.    Mommsen. T: Monumenta Germanica Historiae, 9, Chronica minora saec. IV. V. VI. VII. (I), pág. 660. Dice: “Alanis, quibus terrae Galliae ulterioris cum incolis dividendae a patricio Aetio traditae fuerant, resistentes armis subigunt et expulsis dominis terrae possessionem vi adipiscuntur.”.

9.    Aulularia sive Querolus, pp. 16-17: “cadere alienos, uicinos autem et spoliare et cadere […]”; y Salviano de Marsella, De gubernatione Dei, IV, 14 (p. 87):”aut tam reprehensibilis Alani quam ebrietas Christiani, […]”

10.  Levison, Wilhelm, “MGH SS rer. Merov. 7 (dmgh.de)”, en: Krusch, B., and W. Levison (eds.), Passiones vitaeque sanctorum aevi Merovingici (V), MGH Scriptores rerum Merovingicarum 7, Hanover y Leipzig, 1920. 225–283. En las páginas 271-272 dice: “Vixdum domum de transmarina expeditione remeaverat, et iam legatio Armoricani tractus fatigationem beati antistitis ambiebat. Offensus enim superbae insolentia regionis vir magnificus Aetius, qui tum rem publicam gubernabat, Gochari ferocissimo Alanorum regi loca illa inclinanda pro rebellionis praesumptione permiserat, quae ille aviditate barbaricae cupiditatis inhiaverant. Itaque genti bellicosissime regique idolorum ministro obicitur senex unus, sed tamen omnibus Christi praesidio maior et fortior. Nec mora, festinus egreditur, quia imminebat bellicus apparatus. Iam progressa gens fuerat totumque iter eques ferratus impleverat, et tamen sacerdos noster obvius ferebatur, donec ad regem ipsum qui subsequebatur accederet. Occurrit in itinere iam progresso et armato duci inter suorum catervas opponitur medioque interprete primum precem supplicem fundit, deinde increpat differentem, ad extremum, manu iniecta, freni habenas invadit atque in eo universum sistit exercitum. Ad haec rex ferocissimus admirationem pro iracundia, Deo imperante, concepit; stupet constantiam, veneratur reverentiam, auctoritatis pertinacia permovetur. Apparatus bellicus armorumque commotio ad consilii civilitatem, deposito tumore, descendit, tractaturque, qualiter non quod rex voluerat, sed quod sacerdos petierat conpleretur. Ad stationis quietem rex exercitusque se recipit; pacis securitatem fidelissimam pollicetur, ea conditione, ut venia, quam ipse praestiterat, ab imperatore vel ab Aetio peteretur. Interea per intercessionem et meritum sacerdotis rex conpressus est, exercitus revocatus, provinciae vastationibus absolutae”.

11.  Jordanes, De origine actibusque Getarum (El origen y las hazañas de los Godos) o Getica. Capítulo XXXVII. Versión en castellano publicada en Historia del Imperio romano desde el año 350 al 378 de la era cristiana – Amiano Marcelino traducida por F. Norberto Castilla, Madrid : Librería de la Viuda de Hernando y Cª, 1895-1896, tomo II, pág. 368. Dice: “Pero antes de relatar la batalla, parécenos necesario referir los movimientos que se realizaron en los dos ejércitos; porque aquel hecho fue tan fecundo en accidentes y en peripecias diversas, que se ha hecho memorable después. Sangiban, rey de los alanos, contemplando con terror el porvenir, promete ponerse de parte de Atila y entregarle la ciudad gala Aureliana (Orleans), donde moraba entonces. En cuanto Teodorico y Aecio tuvieron conocimiento de estos propósitos, se hicieron dueños de la ciudad por medio de grandes obras de tierra, la destruyeron antes de la llegada de Atila y vigilando á Sangiban, que se había hecho sospechoso, le colocaron con sus alanos en medio de sus auxiliares”.”.

12.  Sidonius Apollinaris, Carmina, 7.328. y Epistola VIII, 15, 1.

13.  Jordanes, De origine actibusque Getarum (El origen y las hazañas de los Godos) o Getica. Capítulo XXXVIII. Versión en castellano publicada en Historia del Imperio romano desde el año 350 al 378 de la era cristiana – Amiano Marcelino traducida por F. Norberto Castilla, Madrid : Librería de la Viuda de Hernando y Cª, 1895-1896, tomo II, pág. 369. Dice: “Formaban el ala derecha Teodorico y sus visigodos; Aecio la izquierda con los romanos; en el centro habían colocado a Sangiban, el rey de los alanos, de que antes hablamos; y, por estratagema de guerra, habían cuidado de encerrar en medio de tropas de reconocida fidelidad a aquel en cuyas disposiciones no podían confiar; porque se somete a la necesidad de pelear a aquel a quien se quita la posibilidad de huir […]”. Poco después, narrando la arenga de Atila a sus tropas, Cap. XXXIX, dice: “[…] Mientras se estrechan sin orden y se entrelazan para formar la tortuga, pelead vosotros con la superioridad de valor que os distingue, y, despreciando sus legiones, caed sobre los alanos, precipitaos sobre los visigodos. Es necesario que venzamos, ante todo, a los que sostienen la guerra. Una vez cortados los nervios, caen los miembros, y el cuerpo no puede sostenerse si le quitan los huesos.”

14.  Jordanes, De origine actibusque Getarum (El origen y las hazañas de los Godos) o Getica. Capítulo XLIII. Versión en castellano publicada en Historia del Imperio romano desde el año 350 al 378 de la era cristiana – Amiano Marcelino traducida por F. Norberto Castilla, Madrid : Librería de la Viuda de Hernando y Cª, 1895-1896, tomo II, págs. 379-380.

15.  Gregorio de Tours, Historias, Libro II, 7: “Torismudo, de quien arriba hemos hecho mención, sometió en guerra a los alanos”.

16.  Jordanes, De origine actibusque Getarum (El origen y las hazañas de los Godos) o Getica. Capítulo XLV. Versión en castellano publicada en Historia del Imperio romano desde el año 350 al 378 de la era cristiana – Amiano Marcelino traducida por F. Norberto Castilla, Madrid : Librería de la Viuda de Hernando y Cª, 1895-1896, tomo II, págs. 383-385.

17.  Jordanes, De origine actibusque Getarum (El origen y las hazañas de los Godos) o Getica. Capítulo XLV. Versión en castellano publicada en Historia del Imperio romano desde el año 350 al 378 de la era cristiana – Amiano Marcelino traducida por F. Norberto Castilla, Madrid : Librería de la Viuda de Hernando y Cª, 1895-1896, tomo II, págs. 383-385.

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