El período germánico: suevos y visigodos
Invasiones bárbaras (409-429)
Entre los años 409
y 411 los suevos, vándalos y alanos permanecieron en Hispania apoyando al
usurpador Máximo y, según las fuentes coetáneas, realizando frecuentes saqueos
y pillajes.
Pero en el 411 los
pueblos bárbaros llegan a un acuerdo con las autoridades romanas en Hispania.
Esta autoridad romana parece ser que era el emperador Máximo, quien reside en
Tarraco. Los bárbaros se reparten las provincias de Gallaecia, Bética,
Lusitania y Cartaginense, dejando fuera a las provincias Tarraconense,
Balearica y Mauritania Tingitana.
A los suevos, encabezados por Hermerico, les correspondió la Gallaecia marítima (conventus de Lucus Augusta y
Bracara); a los vándalos asdingos de Gunderico
el resto de la Gallaecia (los antiguos conventus de Asturica
y Clunia); a los alanos de Addax la Lusitania y la Cartaginense; y a los vándalos silingos, comandados por
Fredbal, la Bética.
Ese mismo 411
Máximo, una vez que Geroncio, su militar de confianza, fallece en las Galias,
se refugia entre los vándalos. El emperador Honorio retoma el poder en la
provincias Tarraconense, Balearica y Mauritania Tingitana.
Estos pueblos
bárbaros persiguen validar su acuerdo de foedus con Honorio pero
no obtienen respuesta. Al contrario, el emperador Honorio, por medio del
patricio Constancio (responsable de los asuntos de Galia e Hispania), va a
tratar de recuperar las provincias que se encuentran en manos de los bárbaros,
utilizando para ello a otro pueblo germánico: los visigodos.
A fines del
año 414 los visigodos entran por primera vez en Hispania al
mando de su rey Ataúlfo y se asientan en Barcino (Barcelona). En
esa ciudad es asesinado Ataúlfo en el 415, y tras el efímero reinado de
Sigerico, sube al poder Walia (415-418).
En el 416
Constancio firmó un pacto con Walia por el cual se comprometía a combatir a los
alanos y a los vándalos silingos. Walia marchó contra los vándalos silingos en
la Bética, a los que venció, capturando a su rey Fredebaldo o Fredbal. Los
restos de los silingos se refugiaron entre los suevos.
Tras esta
victoria, Walia pretendió pasar al norte de África, pero una tempestad desbarató
sus planes. A la vuelta atacó y venció a los alanos en la Lusitania, matando a
su rey Adax (418). Los restos de los alanos se fundieron con los vándalos
asdingos.
Gracias a estos
favores, Constancio concede la Aquitania Segunda como foedus a los visigodos,
con capital en Tolosa (actual Toulouse, en Francia), dando origen al Reino Visigodo
de Tolosa (418-507). Poco después murió Walia.
En el 419 existe
un conflicto entre los pueblos bárbaros supervivientes a la acción visigoda.
Los suevos de Hermerico (que en principio habían acogido a los vándalos
silingos) son atacados por los vándalos asdingos (reforzados por los restos de
los alanos) a las órdenes de Gunderico y son arrinconados en los montes Erbasios (¿una zona
montañosa del interior de la Gallaecia?). Parece un enfrentamiento por el
dominio de las provincias pero también existe otro factor: Máximo acompaña al
rey vándalo Gunderico y vuelve a proclamarse emperador.
El emperador
Honorio envía en estos momentos a Hispania al comes Asterio y
al vicarius Maurocello con un doble objetivo: acabar con los
pueblos bárbaros de Hispania y capturar a Máximo. El ejército imperial llegó
iniciado el año 420 y se enfrentó a los vándalos con éxito de tal manera que
estos tuvieron que levantar el cerco y abandonar a Máximo a su suerte. Se
dirigieron, entonces, a Bracara Augusta (Braga) aunque Asterio no los persiguió y confió
que otro ejército romano que llegaba desde Lusitania al mando de Maurocello se
encargase de ellos.
Asterio retornó a
sus cuarteles y condujo al usurpador Máximo a Roma donde fue ejecutado. Los
vándalos, por su parte, se encontraron con las tropas de Maurocelo cerca de la
citada Bracara Augusta y, tras ser derrotados durante las primeras escaramuzas,
optaron por huir hacia la Bética sin que el ejército imperial hiciese nada para
evitarlo.
Una vez que los
vándalos se establecieron en la Bética, los suevos mantuvieron su estatus de
aliados del Imperio y pudieron controlar, bajo el mando de su rey Hermerico (409-438), sin
oposición, toda la provincia de Gallaecia que hasta entonces habían tenido que compartir con los
vándalos. Los romanos, por su parte, consideraron un éxito su intervención ya
que habían podido abortar, en su inicio, la nueva usurpación de Máximo. De
hecho, Asterio fue reconocido por ello con el título de Patricio tras su
regreso a Rávena.
En el 422 Honorio
envió al magister militum Castino con el objetivo de recuperar la Bética., en
manos vándalas. Pero es traicionado por sus auxiliares godos y fue derrotado
por Gunderico.
No es posible
saber la extensión ni las fuerzas reales de suevos y vándalos entre los años
422 y 429. Parece que de algún modo los vándalos son más fuertes: pugnan por
controlar Córdoba; en el 425 se dirigen contra Cartago Spartaria, Sevilla y las
islas Baleares y hacen una primera incursión contra la Mauritania Tingitana…
En el 428 muere
Gunderico, posiblemente tras ocupar definitivamente la ciudad de Sevilla. Genserico,
su sucesor, se enfrenta a los suevos en la frontera con la Lusitania en el río
Guadiana, donde falleció el cabecilla suevo Hermengario.
Finalmente
Genserico decide pasar al norte de África (429) donde pocos años después
fundarán un potente reino con base en Cartago.
Apogeo del
Reino Suevo (429-456)
De esta forma, los
suevos tienen vía libre para expansionarse. Primero realizan incursiones de
mero saqueo en la Bética y Lusitania (430-433), que son frenadas tras un pacto
con el romano Aecio. La paz duró hasta el 438, cuando a los suevos se
hacen con el control de toda la Gallaecia.
Hermerico abdica
(o asocia al trono) en su hijo Requila ese mismo año. El
nuevo rey suevo conquistó Mérida (439), Mértola, Sevilla (441) y parte de la
Bética, llegando con sus expediciones hasta la provincia Cartaginense (443).
Requila muere en
el 448 y es sucedido por su hijo Requiario. En el 449 inicia una
campaña contra la Tarraconense, especialmente contra Vasconia y Zaragoza (que
no pudo tomar), llegando a conquistar Lérida. Todos estos años se había
mantenido un acuerdo de colaboración entre suevos y visigodos, pero el acuerdo
se rompe al morir Turismundo (453) y subir al poder Teodorico II. Ese mismo año
los suevos habían firmado un tratado con los romanos, a los que los suevos
devolvían los territorios conquistados en la Tarraconense y en la Cartaginense.
Pero en el 455
Requiario vuelve a invadir la Cartaginense. Roma envía una embajada con el
objetivo de que esta provincia sea restituida al Imperio, pero como contestación
Requiario vuelve a penetrar en la Tarraconense. Con estas, el emperador Avito y
su mejor apoyo, el rey visigodo Teodorico II, deciden combatir a los suevos.
En el 456, según
Hidacio, envían a la flota de los hérulos a saquear las costas de
Bardulia y Cantabria, como preparativo
para la gran acometida que ese mismo año lleva a Teodorico II a cruzar
Roncesvalles. Requila se encontraba en la Tarraconense y se vuelve rápidamente
camino de Astorga, pero Teodorico II, tras pasar por Pompaelo y Virovesca,
logra alcanzar a los suevos en el río Órbigo. La batalla del río
Orbigo (5-X-456) supuso una derrota total de los suevos.
Su rey huyó hacia Oporto donde fue capturado y ejecutado, mientras los visigodos
entraban en la capital, Braga, y nombraban gobernador a Agiulfo.
Se rompe así el intento suevo de crear un estado que englobara a toda Hispania.
Fig 3-1 Situación hacia el año 460.(1)
Intervención
visigoda y primeros asentamientos en Hispania (456-507)
Teodorico II fue el primer visigodo que realmente se interesó
por incorporar Hispania a su reino. El primer asentamiento de importancia se va
a realizar aprovechando la incursión contra los suevos, y va tener su centro en
los Campus Gallaeciae, que a partir de ahora se van a llamar Campus Gothorum, los Campos
Góticos. Es decir, Tierra de Campos, el valle del Duero a su paso por la Meseta
Norte.
En el 456,
mientras persigue a los suevos de Requiario, deja una guarnición en Leone (León). En
el 457, mientras Teodorico II consolida su poder sobre la Lusitania (conquista
de Mérida) y la Bética, Agiulfo se subleva y con él probablemente las ciudades
de la Gallaecia. Teodorico II responde arrasando Asturica (Astorga)
y Pallantia (Palencia) y atacando sin éxito Coyanza (Valencia de Don
Juan). Poco después, tropas visigodas al mando de los condes Nepociano y
Sunerico matan a Agiulfo.
A la muerte de
Teodorico II (466), los visigodos son dueños y se convierten en un nuevo factor
de poder en Hispania con guarniciones en Lusitania y Bética y otros puntos bajo
soberanía romana (al menos sobre el papel). El sucesor, Eurico,
se encarga de expandir y fortalecer su reino, que a partir de ahora ya no va a
depender del Imperio Romano y va a ser completamente independiente. Tras firmar
un tratado (468) con el rey suevo Remismundo por el
cual fijaban sus fronteras, comienza la conquista de gran parte de Hispania.
Durante su reinado, que acabó en el 484, el Imperio Romano fue definitivamente
liquidado al morir su último emperador, Rómulo Augústulo en el 476.
El siguiente rey
visigodo, Alarico II (484-507) no va poder conservar sus
territorios galos ante el ataque de francos y burgundios. Los visigodos son
derrotados y su rey muerto en la batalla de Vouvillé (507). Sólo
conservaron la Septimania gracias a la ayuda ostrogoda. De esta forma se inicia el
reino hispanogodo: el Reino de Toledo.
Es ahora cuando
comienza el verdadero poblamiento visigodo de Hispania. Procedentes de las
Galias, una gran multitud de colonos visigodos se van a establecer en esta
tierra entre el 490 y el 510.
El Reino Visigodo de Toledo (507-711)
Los visigodos
eligen rey a Gesaleico (507-510). Se repliegan a Hispania,
a Barcino (Barcelona) y contienen a francos y burgundios con el
apoyo de los ostrogodos. Pero estos mismos lo deponen en el 510 y nombran rey
a Amalarico, nieto del rey ostrogodo e hijo de Alarico II.
Pero, debido a su minoría de edad, fue el propio rey ostrogodo, Teodorico el
Grande, quien actuó como regente hasta su muerte en el 526. Es entonces cuando
Amalarico asume sus funciones como rey. Trata de conseguir la paz con los
francos mediante un enlace matrimonial, pero fracasa, motivando además a los
francos a realizar nuevas incursiones contra los visigodos.
Los francos
derrotan a Amalarico y, éste, despreciado y odiado por sus súbditos es
asesinado (531). Teudis es elegido rey
(531-548) y resiste nuevos ataques francos satisfactoriamente. Mientras tanto,
los bizantinos de Justiniano tratan de restaurar el Imperio Romano y se
asientan en las costas del norte de África conquistando Ceuta a los visigodos
(534). Teudis trató de recuperar la ciudad pero fue completamente derrotado
(542). Poco después fue asesinado.
Tras el breve
reinado de Teudiselo (548-549), Agila I asume
la corona. Trató de sofocar los deseos independentistas de las ciudades béticas
(Córdoba, 550) sin conseguirlo. En el 552 Atanagildo se subleva y pide ayuda a
los bizantinos. Atanagildo y los bizantinos vencen a Agila en Sevilla, quien se
refugia en Mérida. Tras la victoria, Atanagildo concede toda la franja marítima
desde Gibraltar a Valencia al Imperio de Bizancio. La guerra civil continuó
hasta el 554 momento en el cual Agila es asesinado por sus propias tropas y
Atanagildo es proclamado rey.
Atanagildo encuentra un reino en crisis, con una grave
situación financiera y con continuas rebeliones, dando la impresión de que se
iba a dividir en varios territorios independientes. Tras encontrar mediante la
política matrimonial la paz con los francos, se dedicó a fortalecer su reino
hasta su muerte en el 567, aunque no pudo evitar el asentamiento bizantino que
él mismo había propiciado.
Entre los años 548
y 570, el reino suevo, que casi había desaparecido en el 456, experimenta un
nuevo apogeo aprovechando la debilidad visigoda. Así, probablemente con su
rey Teodomiro (559-570), engrandece su zona de influencia
sobre todo en su frontera por la Meseta Norte. La misma política seguirá su
sucesor Miro (570-583).
De vuelta a los
dominios visigodos, tras cinco meses de trono vacante, es elegido rey el dux de
la Septimania, Liuva I, quien en el 569 asocia al trono
a su hermano Leovigildo. Liuva muere en el 573 y Leovigildo queda
como rey único. Leovigildo eligió como corte Toledo, que tras ser elegida
anteriormente por Teudis y Atanagildo, será a partir de ahora la capital
definitiva del reino.
Figura 3-2 Situación en el año 573. (1)
Leovigildo va a
ser uno de los reyes visigodos más importantes. Fortalece la monarquía, revisa
el código de Eurico y se dedica a borrar los núcleos conflictivos que aún
existen en Hispania. Primero corta la expansión bizantina por la Bética tras
vencerlos en Sevilla.
En el 572, el rey
suevo Miro ataca a los ruccones. Los historiadores no se ponen de acuerdo en la
situación de esta belicosa tribu, aunque es probable que se trate de alguno de
los pueblos montañeses de la cordillera Cantábrica. El ataque de Miro tiene la
finalidad de tomar los pasos de los Pirineos con el fin de tomar contacto y
atraerse la amistad de los francos, y así conseguir una entente contra los
visigodos. En su camino hacia los Pirineos, parece que encontró el apoyo del
Senado de Cantabria.
Conviene hacer un
alto en este momento para conocer la situación de la zona norte de España.
Cántabros,
várdulos, caristios, autrigones y vascones (409-574)
La romanización de
estos pueblos nunca fue muy intensa y parece que estaba en retroceso desde la
crisis del imperio en el siglo III. Caristios, várdulos y autrigones comienzan
a sufrir los saqueos vascones de forma intensiva a partir del 457, momento en
que ni suevos ni visigodos poseen fuerzas suficientes para ocupar estos
territorios bajo soberanía nominal romana. Desde el 480 comienza a haber
grandes desplazamientos de pueblos vascones y vasconizados hacia el actual País
Vasco. Debido a la superpoblación y a la imposibilidad de realizar saqueos
contra el valle del Ebro en la zona de Zaragoza (que era gran parte de su medio
de vida), se ven obligados a saquear las llanuras del oeste y, posteriormente,
se van a ir estableciendo en los antiguos solares de várdulos y caristios. La
mayor parte de los várdulos y los autrigones emigran hacia Cantabria,
Autrigonia, Beronia y el país de los Turmogos y se funden con ellos de forma
pacífica. Hacia la primera década del siglo VI, el territorio de caristios y
várdulos estaba ya en manos vasconas.
Poco después los
vascones inician el ataque a la zona costera de Autrigonia, que consiguen antes
de mediados del siglo VI. Tras esto comienzan a saquear las tierras de
Cantabria, Autrigonia interior (posterior Bardulia altomedieval), Aquitania y
el valle del Ebro. Es probable que mientras tanto los cántabros (o el Senado de
Cantabria que controlaba las zonas al sur de la Cordillera Cantábrica) se
expandieran hacia ciertas zonas de La Rioja (h. 550).
Sobre este hecho
tenemos una referencia en la hagiografía de San Millán, monje riojano, que predijo
al jefe del Senado cántabro, Abundancio, que los años siguientes iba a ser
violentos a causa de su paganismo. Pocos años después, Leovigildo haría
realidad la predicción.
De Leovigildo a Rodrigo (573-711)
Cuando Leovigildo
se queda como monarca único, se encuentra con un reino muy fragmentado, con
múltiples zonas tendentes a la independencia y con varios núcleos que aún no
dependen de la monarquía visigoda. Aparte del reino Suevo, que mantenía, a
grandes rasgos, la Galicia actual y el norte de Portugal, y el Imperio
Bizantino, que ocupaba la franja costera desde Cádiz a Valencia, se conocen
otros núcleos autónomos:
·
Los astures.
·
Sabaria, en el distrito
de Asturica Augusta (Astorga), tierra fronteriza entre suevos y visigodos,
independiente de los suevos en el 457 hasta su sometimiento por los visigodos
en el 573.
·
La Orospeda,
en las montañas de la Bética, probablemente gobernada por un Senado formado por
los terratenientes hispanorromanos más poderosos. Conquistada en el 577.
·
Los vascones,
en Navarra y gran parte del actual País Vasco. En el 582, Leovigildo toma
Pamplona, funda Victoriacum (Vitoria) y construye fortalezas en Beronia y
Cantabria.
·
El Senado de
Cantabria, territorio que debe aglutinar a las tribus
cántabras, autrigonas, beronas y turmogas junto con huidos caristios y
várdulos. Fue sometido en el 574 tras la toma de Amaya mientras
estaba siendo atacado por los vascones. Posteriormente se instaura el ducado de
Cantabria como marca fronteriza contra vascones y otras tribus montañesas. Su
capital es Amaya .
Fig. 4-3 Ofensiva de Leovigildo (574 – 583).
(1)
Leovigildo se hizo
con el control del reino suevo en el 585 tras derrotar al rey Audeca y suprimir
la rebelión de Malarico.
A pesar de la
labor conquistadora de Leovigildo, varios de sus sucesores en el trono tuvieron
que seguir enfrentándose a las tribus norteñas: Gundemaro (611)
contra los vascones; Sisebuto (612) contra la
rebelión de ruccones, cántabros y vascones; (613) ataca con una nueva flota la
costa de Cantabria y Autrigonia (Vardulia y Caristia incluidas) combatiendo a
cántabros y vascones; Suintila (621) ataca y somete
a los vascones.
Fig. 4-4 Conquista de Suintila (621). (1)
En el año 642, el
anciano Chindasvinto se hace proclamar rey en Pampalica (Pampliega,
Burgos). Su sucesor, Recesvinto, funda en el 661 el
monasterio de San Juan de Baños en Baños de Cerrato (Palencia). Recesvinto
murió en el 672 en la localidad de Gerticos y allí se proclamó al nuevo rey Wamba.
Con este motivo se cambió el nombre de la localidad, que actualmente se llama
Wamba (Valladolid).
En el 673 los
vascones vuelven a atacar el ducado de Cantabria. Wamba va hacia la marca y
saquea las llanuras alavesas. En el 688 muere en un monasterio de Pampalica, adonde había
sido desterrado tras su decalvación en el 680.
Fig. 4-6 Las provincias visigodas. (1)
Treinta años
después, tras una serie de monarcas mediocres y años de sequía y hambruna, los
árabes hacen su aparición en plena guerra civil entre los partidarios de
Roderico o Rodrigo y Agila
II.
(1) Mapas tomados de LÓPEZ-DAVALILLO LARREA, JULIO: Atlas Histórico de
España y Portugal: desde el Paleolítico hasta el siglo XX, Ed. Síntesis, 1999.
https://www.condadodecastilla.es/historia/antecedentes/periodo-visigodo/
Los alanos
en Hispania y Galia
El pueblo alano
penetró por primera vez en la diócesis romana de Hispania junto a los suevos y vándalos en el año 409 aprovechando la caótica
situación del Imperio romano de Occidente.
Honorio, el
emperador romano de Occidente, estaba acosado por la proclamación de varios
usurpadores. Uno de ellos era Constantino III, elegido emperador
por las tropas de Britania en el 407, quien rápidamente se trasladó a las
Galias con el objetivo de dominar, a continuación, Hispania.
Para ello, en el
408 envió a sus propios representantes a las distintas provincias hispanas y a
su hijo Constante a la ciudad de Zaragoza acompañado del militar Geroncio. Tras
aplacar la resistencia de los familiares de Honorio, grandes terratenientes
hispanos, Constante volvió a la corte gala de Arlés.
Pero, por causas
poco claras, Geroncio decide rebelarse contra Constantino III y promueve la
proclamación de un nuevo usurpador imperial: Máximo.
Y aquí se produce un hecho decisivo: el emperador Máximo y
Geroncio deciden llamar en su auxilio a los suevos, vándalos y alanos,
que se encontraban en la Aquitania desde el 406, para así poder
enfrentarse al ejército de Constantino III.
En octubre de 409
vándalos, alanos y suevos cruzaron la frontera pirenaica sin ningún tipo de
oposición. Es posible que existiera algún tipo de pacto o concesión por parte
del emperador Máximo, quizás incluso de foederati con adscripción de
territorios.
¿Dónde se asentaron los
alanos en Hispania?
Según el obispo
Hidacio, estos tres pueblos se asentaron de este modo:
Asoladas
las provincias de Hispania por el referido encrudelecimiento de las plagas, los
bárbaros, resueltos, por la misericordia del Señor, a hacer la paz, reparten
por suerte las regiones de las provincias para establecerse en ellas: los
vándalos y los suevos ocupan la Gallaecia, situada en la extremidad occidental
del mar Océano; los Alanos las provincias Lusitania y Cartaginense; y los
vándalos llamados silingos la Bética.1
Para los alanos
quedó una parte bastante más grande: las provincias Lusitania y Cartaginense.
Como se ha dicho, es posible que este asentamiento fuera ofrecido por Máximo y
que fuera llevado a cabo en el 411.
Los alanos que
llegaron a Hispania no eran un grupo muy numeroso, se estima solo en unos
30.000, pero a pesar de ello, ejercían la supremacía entre vándalos y suevos
(según Hidacio, «Alani, qui Vandalis et Suevis potentabantur»)2,
quizás debido a la superioridad en caballería. No era un pueblo germánico sino
de las estepas; y era pagano, siendo su deidad más importante el dios de la
guerra. Eran sobre todo nómadas y pastoriles, con poco apego a la agricultura.
Hispania entre los años 409 y 429. (Fuente: Wikimedia)
¿Por qué
recibieron el territorio más extenso?
Debido a la
parquedad de las fuentes es difícil establecer una razón, aunque se plantean
dos hipótesis.
Hipótesis 1. Se puede especular que esa supremacía sobre suevos y
vándalos se deba a un poder militar mayor, es decir, la supremacía no lo sería
por el número de los alanos frente a vándalos y suevos sino por acontecimientos
militares anteriores acaecidos en la Galia. En algún momento anterior o
posterior, pero próximo al cruce del Rin, el último día del año 406, hubo un
enfrentamiento entre los vándalos y los francos donde pereció el rey vándalo
Godegiselo y fueron los alanos los que salvaron a los vándalos. Así lo cuenta
Gregorio de Tours en su Historias, citando a Renato Profuturo
Frigerido:
Entretanto
el rey de los alanos Respendial retiró su ejército del Rin una vez Goar se pasó
a los romanos; en ese momento los vándalos pasaban por aprietos en su guerra
con los francos, su rey Godesigelo había muerto y casi vente mil habían sido
pasados a cuchillo en combate, de manera que todos los vándalos hubiesen sido
destruidos hasta su aniquilación de no haber acudido a tiempo en su ayuda las
fuerzas alanas.3
Por otro lado,
vemos que, ya en el 407, los alanos de las Galias están divididos en dos
facciones. Una facción, encabezada por el rey Goar, se alió con los
romanos; otra, al mando del rey Respendial, se mantuvo en la confederación con suevos y vándalos.
Hipótesis 2. ¿Puede que cada una de las dos facciones alanas
recibieran una provincia al entrar en Hispania? ¿Una para los alanos de
Respendial y otra para los de Goar? No nos parece probable. Creemos que solo
Respendial y sus alanos son los que pasan a Hispania en el 409. Mientras, los
alanos de Goar apoyaron al usurpador Jovino (411) junto a francos, alamanes y
burgundios recibiendo apoyos de parte del ejército del también usurpador
Constantino III.4 Goar se mantuvo junto al usurpador Jovino
hasta que éste fue asesinado en el 413 por los visigodos de Ataulfo.
Tras este hecho se
menciona en dos ocasiones otro rey alano en la Galia, pero sin citar su nombre.
En primer lugar es Paulino de Pella, quien narra, en primera persona, el asedio
de la ciudad gala de Bazas en el 414 por los visigodos enfrentados ahora a
Honorio. Paulino, quien previamente había establecido amistad con un rey alano,
le persuadió para romper con los visigodos y pasarse con los defensores romanos
de la ciudad. El rey alano lo hizo y dejó como rehenes a su mujer y a su hijo a
los romanos.5
Finalmente los
visigodos abandonaron el asedio y los alanos se asentaron como aliados de los
romanos. Por las fechas es factible que fuera el mismo rey Goar, aunque no es
posible afirmarlo completamente.
El efímero reino
alano de Hispania: el rey Ataces o Adax (c. 411 – 418)
Son escasísimas
las noticias de la actividad de los alanos en Hispania. Lo primero es que el
único rey que se cita es Ataces, Atax o Adax. Una teoría considera que
Respendial fue sucedido en algún momento por Ataces hasta que este murió. La alternativa,
considera que Respendial y Ataces convivieron en el tiempo y gobernaron cada
uno a una rama separada de alanos (los asentados en Lusitania y los de
Cartaginense).
Fuera como fuere,
el rey alano Ataces conquistó la ciudad de Emerita Augusta (Mérida)
y estableció en ella su corte durante seis años.
Los alanos y los
vándalos se ofrecieron, sin éxito, a Honorio para convertirse
en foederati y
luchar al lado del Imperio. Pero Roma hizo caso omiso de esta pretensión. Así que el
general Flavio Constancio, quien acababa de llegar a un acuerdo (416) con
los visigodos asentados en la Galia, envió a estos, encabezados por Walia, con
el objetivo de expulsar a los bárbaros de Hispania, quienes habían cortado el
suministro de grano procedente del norte de África y de la Bética.
Tras dejar a los
no combatientes en Barcelona, Walia se dirigió primero contra los vándalos
silingos que ocupaban la Bética a los que derrotó en una sangrienta batalla en
el 417. Su rey Fredbal fue hecho prisionero y enviado Roma.
Después, Walia
atacó a los alanos a quienes derrotó en una batalla en el 418, en la que
pereció el propio rey Ataces. Dice Hidacio que, después de su derrota,
perdieron la conciencia de su propia identidad (oblito regni omnime).
Los supervivientes no eligieron otro rey, sino que se acogieron al rey vándalo
asdingo Gunderico.6
La mayoría de los
alanos se dirigió al norte de África junto con los vándalos en 429. Los
posteriores reyes vándalos de esta zona se harían llamar Rex Wandalorum
et Alanorum (Rey de los vándalos y de los alanos).
¿Queda algún
resto del paso de los alanos por Hispania?
El rastro alano en
la península Ibérica es prácticamente nulo. Se afirma que fueron los
introductores de una raza de perros que sobrevive en ciertas zonas de Castilla
y León, Asturias y el País Vasco, que aún lleva el nombre de «alana».
Normalmente los utilizaban en las cacerías de osos y para guardar el ganado.
Raza de perro alano español. (Fuente: Wikimedia)
Según la
Encyclopædia Iranica los alanos dan su nombre a Cataluña, cuyos pobladores se
llaman los Got-Alanien.7 Se basa en el hecho de que una
parte del pueblo alano se asentó en la Galia y ayudó en varias ocasiones a los
romanos frente a visigodos, hunos y armoricanos. Pero, finalmente, serán
derrotados y la gran mayoría absorbidos por los visigodos de Turismundo en
torno al 453.
También una
leyenda acerca de la destrucción de Conimbriga habla de los alanos:
la leyenda de Cindazunda. Cuenta que Ataces estaba enamorado de Cindazunda, hija
del rey cristianizado de los suevos Hermerico. Siendo Ataces un
pagano, el rey suevo le impidió casarse con su hija. Ataces, furioso, mandó sus
ejércitos contra Conimbriga, destruyendo toda la ciudad, y Hermerico le
concedió a su hija casarse con Ataces, quien así decidió construir la actual
ciudad de Coímbra.
Así narra esta
leyenda António Moniz Barreto Corte-Real en su obra Bellezas de Coimbra cap.
I,Coimbra, Royal Press University, 1831:
Coimbra se funda en el corazón de la Monarquía, sirviendo como un tiro a la corona de
Europa, que es nuestro Portugal. Una vez estuvo en el lugar donde hoy se
encuentran las ruinas de Condeixa-a-Velha. Estuvo sujeta durante mucho tiempo
al Imperio Romano. Pero un diluvio de bárbaros inunda España en 409, y el
Mondego reconoce al terrateniente de los suevos. La ambición de ganar
territorio domina a Ataces, rey de los Alanos, y el cetro de Coimbra huye de
las manos de Hermenerico. Ataces, señor de Coimbra, la despuebla y devasta,
temiendo la seguridad de sus fortalezas. Encantado, sin embargo, de la belleza
del Mondego, y de la comodidad de sus campos, sentará las bases de una nueva
ciudad, a la que da el nombre de Col-imbria,
una colina de lluvias.
Ataces, convertido al
cristianismo pero en la secta arriana, persigue a los católicos con increíble ferocidad. Los prisioneros son
decapitados ante las murallas de la nueva ciudad, sirviéndoles sus cuerpos de
cimientos, o empleados como acémilas en la construcción. Los mismos Ministros
del Eterno no escapan a la tiranía de Ataces: tiene a todos trabajando en la
construcción de los muros. Elipando, el santo obispo de Coimbra, también
llevaba la piedra y la arcilla para las obras de la ciudad. «Al pasar por la
nueva Coimbra (dice Arisberto, obispo de Oporto, escribiendo a Samerico,
arzobispo de Braga), allí vi trabajar en la construcción de sus muros a muchos
ministros de Dios; Entre ellos también caminó por orden del obispo Elipando:
Lloré con ellos su desgracia y la pérdida de esta fértil provincia del Imperio
Romano”. Por lo tanto, debemos a los católicos los muros de Coimbra, que fueron
arrugados con el sudor de algunos, y bautizados con la sangre de otros.
Hermenerico
no pierde la esperanza de rescatar las tierras que Ataces le había arrebatado.
Cruza el Duero y aparece con su ejército ante las nuevas murallas de Coimbra.
Pero Ataces triunfa, y sigue a Hermenerico hasta las orillas del Duero, donde
este rival lo compra a cambio de la paz y la alianza de su hija.
Ataces, coronado con los
laureles de la victoria, continúa con gran
fervor la construcción de la
ciudad. Se recreó haciendo
crecer las paredes de la nueva capital de su imperio. Hermenerico viene a
buscarlo a Coimbra, trayéndole a la princesa Cindazunda, que floreció en edad y
belleza. Ataces, para mostrar su gratitud, hizo pintar el retrato de su esposa
en las banderas, en un jarrón, con una serpiente a un lado, y en el otro un
león avanzando hacia ella. Estas fueron las insignias de Ataces y Hermenérico.
Cindazunda tiene los ojos en el cielo, y las manos levantadas, como dando
gracias al Eterno por haber sido mediadora entre su padre y su marido, y por
haber unido con lazos de paz y amistad a la serpiente y al león, hasta entonces
enemigos.
Mientras construían las murallas y torres de la ciudad, los
obreros tallaron en las piedras esta insignia tan agradable para el Rey, que
hasta hoy ha sido las Armas de Coimbra. Cindazunda, profesando el catolicismo,
estableció los lazos de paz entre los dos reyes y mejoró el destino de los
habitantes de Coimbra, mitigando el feroz estado de ánimo de Ataces contra los
católicos.
La princesa Cindazunda flanqueada por una serpiente y un
león. Escudo del siglo XVII conservado en el Museu Nacional de Machado de Castro de
Coimbra (MNMC 6341)
Los alanos en la Galia (406-467)
Los alanos se
mantuvieron en la Galia varios años después de su apoyo a Honorio en Bazas
(414). En la Chronica Gallica del 452, se menciona a otro líder alano llamado Sambida a quien se
le habría dado terrenos en torno a la ciudad de Valentia (actual
Valence, Francia) alrededor del 440.8
La Chronica Gallica describe
otra cesión de terrenos a los alanos por parte de Aecio en torno al 442, en el
cual los terratenientes galorromanos se opusieron y tuvieron que ser
desalojados por la fuerza. Tampoco se menciona el nombre de este líder alano.9 Parece
ser que el objetivo de este movimiento de Aecio era consolidar su alianza con
los alanos para, por un lado, contener el avance visigodo por el sur y, por
otro, reprimir las revueltas en la Armórica. Este asentamiento provocó entre la
nobleza galorromana de la zona una profunda animadversión contra los alanos tal
y como sugieren el autor de Querolus y Salviano de Marsella.10
Constancio de Lyon
en su Vida de San Germano de Auxerre, narra un enfrentamiento
entre el monje Germano y un rey de los alanos al que llama Eochar o Gochar (según
versiones) que se sitúa en torno al 446 o 447.11 El rey alano
habría recibido órdenes de Aecio para poner fin a una revuelta en la Armórica,
pero Germano persuadió al rey alano para no atacar hasta que no tuviera
confirmación del emperador en Italia. De este modo evitó momentáneamente que
los alanos arrasaran la provincia de Armórica. Pero finamente, alrededor del
448, el rey alano subyugó la rebelión.
St-Germain barrant la
route à Eocharich de Pierre Adolphe Baudin, 1836. En la iglesia de Saint-Georges, Sélestat (Alsacia).
(Fuente: Wikimedia)
Por último, de
acuerdo a Jordanes, los alanos habrían sido asentados en Aurelianum (Orleans)
y ayudaron a los romanos de Aecio a repeler el asedio de los hunos de Atila.
Pero parece ser que el comportamiento de los alanos no estaba del todo claro
antes de dicho combate. Según Jordanes, Sangiban, el rey alano,
que quizás se puede identificar con el Sambida antes citado, y que es posible
que sucediera al ya fallecido Goar, habría prometido a Atila abrir las puertas
de Aurelianum. Pero romanos y visigodos, ante la sospecha, sometieron
previamente a los alanos.12 Sin embargo, según Sidonio
Apolinar, esta traición no ocurrió.13
Finalmente, Atila
levantó el asedio y en el enfrentamiento de los Campos Catalaúnicos (20 junio
451), Jordanes nos dice que Sangiban fue colocado en el centro de la línea de
batalla frente a Atila para prevenir que les abandonara. De este modo, los
alanos sufrieron el ataque más mortífero mientras los visigodos pudieron
flanquear a los hunos y derrotarlos, aunque su rey Teodorico falleció en la
batalla.14
Nada se sabe de la
suerte del rey Sangiban, quien ya no vuelve a ser mencionado. Atila, a pesar de
su derrota, volvió al poco tiempo a atacar las Galias y se dirigió contra los
alanos que estaban establecidos en la margen izquierda del río Loira. Pero
Turismundo, el nuevo rey visigodo, acudió al territorio alano y derrotó a
Atila.15 Desde ese momento, la mayor parte de los restos del
pueblo alano de las Galias se integraron en el pueblo visigodo, formando parte
del reino visigodo de Tolosa. Según Gregorio de Tours, en su Historias,
fue el rey visigodo Turismundo quien lo hizo, tras derrotarlos en algún momento
indeterminado entre los años 452 y 453.16
Sin embargo, la
últimas noticias de los alanos en territorio galo son posteriores. Según
Jordanes, Mayoriano, emperador romano desde el 457, falleció cuando iba a
marchar contra los alanos quienes, “infestaban las Galias”.17 Mayoriano
fue asesinado en Dertona (Tortona, Italia) por Ricimero el 2 de agosto
del 461.
Tras ese asesinato
el magister
militum Egidio se declaró independiente en la Galia del norte
y se apoyó en francos y alanos para defenderse de los imperiales y las tropas
visigodas. Egidio, con tropas alanas y francas, derrotó a los visigodos,
dirigidos por Federico, hermano del rey Eurico, en la batalla de Orleans (463).
El ataque contra
este reducto de los alanos fue retomado por Procopio Antemio, nombrado
emperador en el 467. Según Jordanes:
En cuanto
llegó éste a Roma, envió en seguida contra los alanos a su yerno Ricimero,
varón de talento, y tal vez el único entonces en Italia que fuese apto para
mandar un ejército. En efecto; en el primer encuentro deshizo a los alanos,
matando gran número de ellos, incluso su rey Beurgo.18
Por lo tanto,
sería en torno a ese año 467 cuando los alanos de Orleans fueron completamente
borrados del mapa asesinado al último rey conocido: Beurgo.
¿Queda algún legado del paso de los alanos
por la Galia?
De este paso alano
por las Galias se conservan algunos topónimos como Allaines (Eure-et-Loir),
Allain (Meurthe-et-Moselle), Allamont (Meurthe-et-Moselle, de Alani rises
1194), Allones (Somme), Alincourt a Parnes en el Oise, Alania en 1095), Alaigne
(Aude, de Alaniano en 1129), Alanum? en 836, Alan (Alto Garona), tal vez Allan
(Drôme, Alon 1138), etc.
El apellido Al(l)ain,
que probablemente se remonta en algunos casos al nombre Alain, originalmente
muy popular en Bretaña, y utilizado en Armórica desde el siglo VII, podría
provenir del nombre de estos guerreros de habla iraní; sin embargo, también se
ha sugerido una etimología celta para este nombre.
Por último, es
posible que el tesoro de Airan (Trésor d’Airan) hallado en 1874 en la localidad de
Airan (Normandía) pudiera tener un origen alano.
Tesoro de Airan (Fuente: Wikimedia)
NOTAS
1. Cronicón de Hidacio extraído
de Pedro Rodríguez López: Episcologio asturicense, Tomo I, Astorga : Imprenta y
Librería de Porfirio López, 1906-1908: “Subversis memorata plagarum grassatione
Hispaniae provinciis, barbari ad pacem ineundam, Domino miserante conversi,
sorte ad inhabitandum sibi provinciarum dividunt regiones. Gallaeciam Wandali
occupant et Suevi, sitam in extremitate Oceani maris occidua. Alani Lusitaniam
et Carthaginiensem provincias, et Wandali cognomine Silingi Baeticam
sortiuntur.”
2. Gregorio de Tours, Historias,
Libro II, 9
3. Olimpodoro
de Tebas, Historia. Consultado en la
traducción inglesa: de La Biblioteca o Myriobiblion (en
griego, Βιβλιοθήκη, Μυριόβιβλος, literalmente, ‘Diez mil libros’), una obra de
Focio (patriarca de Constantinopla del siglo IX) cuyo título original era Inventario y
enumeración de los libros que había leído. Se trata de una colección de reseñas
bibliográficas que comprende 280 códices, algunos de los cuales describen más
de un volumen manuscrito, o más de un libro.
4. Paulino
de Pella, Eucharisticos,
dice: “Quae non sero probans vir prudens ipse secutus, ilico consultis per se
primatibus urbis rem coeptam adcelerans una sub nocte peregit [375] auxiliante
deo, cuius iam munus habebat, quo nobis populoque suo succurrere posset.
Concurrit pariter cunctis ab sedibus omnis turba Alanarum armatis sociata
maritis. Prima uxor regis Romanis traditur obses, [380] adiuncto pariter regis
caro quoque nato, reddor et ipse meis pactae inter foedera pacis, communi
tamquam Gothico salutatus ab hoste, vallanturque urbis pomeria milite Alano,
acceptaque dataque fide certare parato [385] pro nobis, nuper quos ipse
obsederat hostis. Mira urbis facies cuius magna undique muros turba indiscreti
sexus circumdat inermis subiecta exterius; muris haerentia nostris agmina
barbarica plaustris vallantur et armis”.
5. Cronicón de Hidacio extraído
de Pedro Rodríguez López: Episcologio asturicense, Tomo I, Astorga : Imprenta y
Librería de Porfirio López, 1906-1908.
6.
De la Encyclopædia Iranica: “Another settlement is indicated by
the name of the Spanish province Catalonia, which is but a slight deformation
of Goth-Alania, “province of the Goths and Alans.”
7.
Mommsen.
T: Monumenta Germanica Historiae, 9, Chronica minora
saec. IV. V. VI. VII. (I), pág. 660. Dice: “Deserta Valentinae urbis rura Alanis, quibus
Sambida praeerat, partienda traduntur”.
8.
Mommsen.
T: Monumenta Germanica Historiae, 9, Chronica minora
saec. IV. V. VI. VII. (I), pág. 660. Dice: “Alanis, quibus terrae Galliae ulterioris cum
incolis dividendae a patricio Aetio traditae fuerant, resistentes armis
subigunt et expulsis dominis terrae possessionem vi adipiscuntur.”.
9. Aulularia sive Querolus,
pp. 16-17: “cadere alienos, uicinos autem et spoliare et cadere […]”; y
Salviano de Marsella, De gubernatione Dei, IV, 14 (p. 87):”aut
tam reprehensibilis Alani quam ebrietas Christiani, […]”
10. Levison, Wilhelm, “MGH
SS rer. Merov. 7 (dmgh.de)”, en: Krusch, B., and W. Levison (eds.), Passiones vitaeque sanctorum
aevi Merovingici (V), MGH Scriptores rerum Merovingicarum 7, Hanover y Leipzig,
1920. 225–283. En las páginas 271-272 dice: “Vixdum domum de
transmarina expeditione remeaverat, et iam legatio Armoricani tractus
fatigationem beati antistitis ambiebat. Offensus enim superbae insolentia
regionis vir magnificus Aetius, qui tum rem publicam gubernabat, Gochari
ferocissimo Alanorum regi loca illa inclinanda pro rebellionis praesumptione
permiserat, quae ille aviditate barbaricae cupiditatis inhiaverant. Itaque
genti bellicosissime regique idolorum ministro obicitur senex unus, sed tamen
omnibus Christi praesidio maior et fortior. Nec mora, festinus egreditur, quia
imminebat bellicus apparatus. Iam progressa gens fuerat totumque iter eques
ferratus impleverat, et tamen sacerdos noster obvius ferebatur, donec ad regem
ipsum qui subsequebatur accederet. Occurrit in itinere iam progresso et armato duci inter suorum catervas
opponitur medioque interprete primum precem supplicem fundit, deinde increpat
differentem, ad extremum, manu iniecta, freni habenas invadit atque in eo
universum sistit exercitum. Ad haec rex ferocissimus admirationem pro
iracundia, Deo imperante, concepit; stupet constantiam, veneratur reverentiam,
auctoritatis pertinacia permovetur. Apparatus bellicus armorumque commotio ad
consilii civilitatem, deposito tumore, descendit, tractaturque, qualiter non
quod rex voluerat, sed quod sacerdos petierat conpleretur. Ad stationis quietem
rex exercitusque se recipit; pacis securitatem fidelissimam pollicetur, ea
conditione, ut venia, quam ipse praestiterat, ab imperatore vel ab Aetio
peteretur. Interea per intercessionem et meritum sacerdotis rex conpressus est,
exercitus revocatus, provinciae vastationibus absolutae”.
11. Jordanes, De origine
actibusque Getarum (El origen y las hazañas de los Godos) o Getica.
Capítulo XXXVII. Versión en castellano publicada en Historia del Imperio
romano desde el año 350 al 378 de la era cristiana – Amiano Marcelino traducida por F. Norberto
Castilla, Madrid : Librería de la Viuda de Hernando y Cª, 1895-1896, tomo II,
pág. 368. Dice: “Pero antes de relatar la batalla, parécenos
necesario referir los movimientos que se realizaron en los dos ejércitos;
porque aquel hecho fue tan fecundo en accidentes y en peripecias diversas, que
se ha hecho memorable después. Sangiban, rey de los alanos, contemplando con
terror el porvenir, promete ponerse de parte de Atila y entregarle la ciudad
gala Aureliana (Orleans), donde moraba entonces. En cuanto Teodorico y Aecio
tuvieron conocimiento de estos propósitos, se hicieron dueños de la ciudad por
medio de grandes obras de tierra, la destruyeron antes de la llegada de Atila y
vigilando á Sangiban, que se había hecho sospechoso, le colocaron con sus
alanos en medio de sus auxiliares”.”.
12. Sidonius
Apollinaris, Carmina,
7.328. y Epistola
VIII, 15, 1.
13. Jordanes, De origine
actibusque Getarum (El origen y las hazañas de los Godos) o Getica.
Capítulo XXXVIII. Versión en castellano publicada en Historia del Imperio
romano desde el año 350 al 378 de la era cristiana – Amiano Marcelino traducida por F. Norberto
Castilla, Madrid : Librería de la Viuda de Hernando y Cª, 1895-1896, tomo II,
pág. 369. Dice: “Formaban el ala derecha Teodorico y sus
visigodos; Aecio la izquierda con los romanos; en el centro habían colocado a
Sangiban, el rey de los alanos, de que antes hablamos; y, por estratagema de
guerra, habían cuidado de encerrar en medio de tropas de reconocida fidelidad a
aquel en cuyas disposiciones no podían confiar; porque se somete a la necesidad
de pelear a aquel a quien se quita la posibilidad de huir […]”. Poco después,
narrando la arenga de Atila a sus tropas, Cap. XXXIX, dice: “[…] Mientras se
estrechan sin orden y se entrelazan para formar la tortuga, pelead vosotros con
la superioridad de valor que os distingue, y, despreciando sus legiones, caed
sobre los alanos, precipitaos sobre los visigodos. Es necesario que venzamos,
ante todo, a los que sostienen la guerra. Una vez cortados los nervios, caen
los miembros, y el cuerpo no puede sostenerse si le quitan los huesos.”
14. Jordanes, De origine
actibusque Getarum (El origen y las hazañas de los Godos) o Getica.
Capítulo XLIII. Versión en castellano publicada en Historia del Imperio
romano desde el año 350 al 378 de la era cristiana – Amiano Marcelino traducida por F. Norberto
Castilla, Madrid : Librería de la Viuda de Hernando y Cª, 1895-1896, tomo II,
págs. 379-380.
15. Gregorio de Tours, Historias,
Libro II, 7: “Torismudo, de quien arriba hemos hecho mención, sometió en guerra
a los alanos”.
16. Jordanes, De origine
actibusque Getarum (El origen y las hazañas de los Godos) o Getica.
Capítulo XLV. Versión en castellano publicada en Historia del Imperio
romano desde el año 350 al 378 de la era cristiana – Amiano Marcelino traducida por F. Norberto
Castilla, Madrid : Librería de la Viuda de Hernando y Cª, 1895-1896, tomo II,
págs. 383-385.
17. Jordanes, De origine
actibusque Getarum (El origen y las hazañas de los Godos) o Getica.
Capítulo XLV. Versión en castellano publicada en Historia del Imperio
romano desde el año 350 al 378 de la era cristiana – Amiano Marcelino traducida por F. Norberto
Castilla, Madrid : Librería de la Viuda de Hernando y Cª, 1895-1896, tomo II,
págs. 383-385.
No hay comentarios:
Publicar un comentario