La Aljafería: el palacio que lo ha sido
todo en la historia de Aragón
La Aljafería testigo fiel de la historia de Aragón / TA
Si hay un edificio en Zaragoza que ha sido de todo, ese es el Palacio
de la Aljafería. Porque ha sido palacio de los reyes musulmanes de la Saraqusta musulmana, palacio real de los
reyes de Aragón, cárcel de la Inquisición, cuartel militar, sede de las Cortes
de Aragón… Hasta Verdi se inspiró en su torre del homenaje para
crear una de sus óperas de mayor éxito, Il
Trovatore.
Con esta historia a sus espaldas, no es de extrañar que
La Aljafería sea una de
las grandes sorpresas para los visitantes que llegan hasta Zaragoza. El patio de Santa Isabel, con
sus espectaculares arcadas islámicas, su pequeña mezquita, o el Salón del Trono
de los Reyes Católicos siguen sorprendiendo a los turistas que llegan hasta la
capital aragonesa.
UN ORIGEN MUSULMÁN
La Aljafería es el palacio musulmán situado
más al norte de Europa / TA
Allá por el siglo XI, cuando Zaragoza se llamaba Saraqusta y era
conocida como la ciudad blanca por la blancura de sus murallas, el actual palacio
de la Aljafería fue construido por Al-Muqtadir como
residencia de recreo de los reyes hudíes que entonces gobernaban la taifa de
Saraqusta. Un edificio construido extramuros, conocido como palacio de la Alegría, y que fue fiel reflejo del esplendor
cultural, político y cultural de la Zaragoza islámica.
Con su muralla y sus torreones semicirculares, la Aljafería es el palacio islámico situado
más al norte de Europa, además de considerarse una de las obras del arte hispanomusulmán más
importantes junto a la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba. De
hecho, es el
único gran edificio que se conserva en la península de la época de los reinos
de Taifas.
El palacio original se articulaba en torno a un patio con
aljibes, rodado por los pórticos norte y sur, con grandes arquerías
polilobuladas, que acogían los salones reales. En esta zona se encontraba
la sala del trono, conocida como Salón Dorado, en el que el rey recibía a las embajadas, y en el que se celebraban las
recepciones. También destaca la pequeña mezquita, que todavía conserva el característico mihrab.
Y aunque hoy vemos esta zona sin color, lo cierto es que
cuando se construyó el palacio, los relieves geométricos, vegetales y
epigráficos estaban
policromados en tonos como el rojo, el azul y el dorado en el caso de los
relieves. El
patio ajardinado que articula la zona islámica se llama Patio de Santa Isabel,
en recuerdo de la infanta aragonesa y reina de Portugal.
La Torre del Trovador, conocida así por inspirar a Verdi al componer su famosa ópera, es la parte más antigua de la
Aljafería. En los siglos IX y X era una torre vigía, rodeada por un foso. Y fue
integrada en la construcción de la Aljafería por los Bana Hud. Tras la
reconquista aragonesa, la torre se utilizó como torre del homenaje, se transformaron distintas
estancias, y a finales del siglo XV fue transformada en cárcel de la
Inquisición. Su uso
carcelario se extendió hasta el siglo XIX.
RESIDENCIA DE LOS REYES DE ARAGÓN
Tras la conquista de la ciudad en 1.118 por el rey Alfonso
I El Batallador, la Aljafería se convirtió en la residencia de los Reyes de Aragón. Como residencia real, el palacio
apenas tuvo cambios hasta que en el siglo XIV fue reformado por Pedro IV el
Ceremonioso. Este monarca, famoso también por promulgar el ceremonial de coronación
de los reyes y reinas de Aragón, amplió las dependencias palaciegas
de origen islámico que todavía estaban en uso. Con esta ampliación, bastante
respetuosa con el palacio islámico, Pedro IV quiso crear salas más
amplias, además de dormitorios y comedores. De esta época destacan las ricas
techumbres mudéjares. De esta época es también la iglesia de San Martín, construida en estilo gótico-mudéjar
en la zona de acceso al palacio.
EL PALACIO DE LOS REYES CATÓLICOS
Los artesonados mudéjares sorprenden a los
visitantes / TA
La gran transformación de la Aljafería la realizan
los Reyes
Católicos a
finales del siglo XV, construyéndose un palacio sobre el ala norte del palacio
islámico. Esta construcción rompió las partes altas de las estancias taifales,
cambiando el aspecto de las mismas. El palacio fue construido para mostrar la grandeza de Fernando e Isabel, y para intimidar a los visitantes
ante la riqueza que mostraban. Para acceder al Palacio de los Reyes Católicos,
se construyó una
escalera monumental que parte desde el patio de Santa Isabel. El techo de la escalera, está
cubierto con pinturas al temple que representan motivos iconográficos que hacen
relación a los Reyes Católicos, como el yugo y las flechas.
Tras la escalera, un corredor con una galería de columnas
que se abre al patio de Santa Isabel lleva a las dependencias palaciegas, entre
las que se encontraba el imponente Salón del Trono. Pero antes de llegar al Salón del Trono, visitantes y delegaciones
debían recorrer las
‘Salas de los pasos perdidos’, tres pequeñas pero suntuosas salas de planta
cuadrada con ricas techumbres mudéjares que servían de sala de espera para aquellos que iban a ser recibidos en
audiencia por los reyes. Estas salas tenían un efecto intimidatorio: si las salas era tan
ricas, cómo debía ser el salón en el que esperaban los monarcas.
Tras recorrer estas salas, los visitantes llegaban hasta
el Salón del Trono. Un salón suntuoso cubierto por ricos artesonados que se reflejan en el
suelo. Las
paredes son recorridos por una galería de arcos transitables para que la corte
pudiera contemplar las ceremonias reales. Destacable también es el friso que
rodea todo el salón, con la leyenda en caligrafía gótica que loan a Fernando e Isabel.
CÁRCEL DE LA INQUISICIÓN
En 1486, se toma una decisión que cambiará el destino del
palacio para siempre: una parte de la Aljafería será sede del Tribunal de la Inquisición. Además de acoger a los jueces,
la torre del Trovador se convertirá en cárcel del tribunal. De esta
manera, el palacio pasó a ser un elemento represor para los aragoneses de la
época. Un elemento represor que culminó con los hechos protagonizados por
Antonio Pérez y Felipe II en 1591, y que desembocaron en las Alteraciones de Zaragoza, tras acogerse Antonio Pérez al
privilegio de la Manifestación para intentar escapar de la persecución de
Felipe II.
Pero el Tribunal de la Inquisición estaba por encima de
las leyes y fueros aragoneses, y por ese motivo, recluyó a Antonio Pérez en sus
calabozos. Un
encierro que provocó el levantamiento del pueblo zaragozano al creer que no se
estaban respetando las leyes aragonesas y la liberación de Antonio Pérez, que huyó a
Francia. Tras sofocar la revuelta aragonesa con tropas castellanas, Felipe II ejecutó al Justicia de Aragón, Juan
de Lanuza, y
convirtió la Aljafería en una fortaleza militar para prevenir futuras revueltas
con unas obras dirigidas por Tiburzio Spannocchi. En las obras, destacaba la
construcción de un muro
almenado, cuatro torres pentagonales en las esquinas o un foso de veinte metros
de altura.
La siguiente gran reforma se produjo en 1772, cuando Carlos
III transformó buena parte de los espacios del interior del palacio para alojar
a soldados y oficiales, construyendo un patio de armas. El uso militar, que se
prolongó hasta bien entrado provocó grandes daños en las partes históricas del palacio.
EL RENACIMIENTO DEL PALACIO
La Aljafería es en la actualidad sede de las
Cortes de Aragón / TA
Aunque desde mediados del siglo XIX ya hay preocupación
en determinados sectores por el deterioro y la pérdida de patrimonio en el
palacio. No sería
hasta los años 80 cuando el palacio comenzó a recuperar su esplendor. La comisión parlamentaria
encargada de buscar una sede definitiva para las Cortes apostó por recuperar la Aljafería para convertirla
en el Parlamento aragonés.
El Ayuntamiento de Zaragoza, propietario del edificio,
cedió su uso y el palacio comenzó una nueva y esplendorosa etapa. Las obras se prolongaron hasta 1998, año en
que la Aljafería fue inaugurada nuevamente, para uso y disfrute de todos los
aragoneses, y de los miles de visitantes que recibe cada año. En 2001, la Aljafería pasó a ser Patrimonio de la
Humanidad gracias al arte mudéjar que hay entre sus murallas.
https://www.hoyaragon.es/historia-de-aragon/la-aljaferia-historia/
El Compromiso de
Caspe: la historia del triunfo de la razón sobre las armas
Aragón es tierra de pactos y de acuerdos. Y el mejor
ejemplo es el Compromiso
de Caspe. Un
hecho histórico clave en la historia de la Corona
de Aragón que mostró al mundo cómo en lugar de resolver un
problema político por la vía de las armas, se apostó por el diálogo y la
concordia para solucionar el vacío monárquico y evitar una guerra civil para elegir al nuevo rey de
Aragón.
A principios del siglo XV corrían tiempos oscuros en la Corona
de Aragón. Tras la muerte de Martín El Humano, se produjo un vacío de poder al quedar
vacante el trono,
ya que el heredero de la corona, Martín el Joven, había muerto en 1409. Una
situación que nunca se había producido en la Corona de Aragón, pero sí en el
Reino de Aragón, tras el fallecimiento de Alfonso
I.
EL TRONO DE ARAGÓN, VACANTE
Retrato de Fernando I, obra
Felipe Ariosto / Museo del Prado
Tras el fallecimiento del rey, se planteaba el problema
de quién le sucedería. En el único testamento del monarca, dejaba heredero
universal a su hijo, Martín de Sicilia, fallecido un año antes. Y en su defecto, a sus descendientes. El
problema era que el rey de Sicilia solo tenía un hijo bastardo, lo que le
alejaba de poder ascender al trono aragonés. Al morir el rey, florecieron las tensiones de los distintos
territorios de la Corona, personalizados en los distintos aspirantes a ocupar el trono aragonés.
Los que tenían mayor apoyo eran Fernando de Trastámara, regente en Castilla y Jaime, conde
de Urgel. Pero además tenían pretensiones el duque de Calabria, Luis de
Anjou, o , Alfonso de Gandía, Federico de Luna. En ese momento, se abre un
periodo inestable, con saqueos en Aragón por parte del conde de Urgel, o con el asesinato del arzobispo de
Zaragoza. Fernando
de Antequera,
quien pone tropas castellanas pacificadoras al servicio del gobernador de
Aragón para presionar, tiene dos grandes valedores, el Papa
Luna, el
aragonés Benedicto XIII, o el dominico valenciano Vicente Ferrer.
LA SOLUCIÓN AL CONFLICTO
SUCESORIO: EL COMPROMISO DE CASPE
El Compromiso de Caspe,
pintado por Dióscoro Puebla / Congreso de los Diputados
En junio de 1411, se reúnen en Calatayud los
diputados aragoneses a instancias del Justicia
de Aragón y del Gobernador del Reino, para aprobar el proyecto
presentado por el jurista aragonés Berenguer de Bardaxí. En esta propuesta, tras la que está la figura del Papa
Luna, se propone
que representantes de los tres reinos que conforman la Corona de Aragón se
reúnan en sus respectivos territorios, aunque en lugares próximos entre sí.
El Papa
Luna estaba
muy interesado en que subiera al trono el Trastámara, ya que con su elección,
se garantizaba el apoyo de Aragón y Castilla al pontificado aviñonés, que
corrían peligro en ese momento.
De esta manera, los aragoneses se reúnen en Alcañiz en
septiembre, mientras que los catalanes lo hacen en Tortosa. De acuerdo con esta
concordia, se decide nombre a un total de nueve compromisarios de reconocido prestigio, tres por cada
Estado de la Corona, para revisar los derechos sucesorios de cada aspirante al trono, y
tomar la decisión irrevocable de elegir al nuevo monarca.
Según se decidió en la Concordia de Alcañiz, la reunión de los 9 compromisarios sería en
la villa de Caspe,
un lugar que debería ser considera zona segura y protegida de cualquier amenaza
o presión armada, bajo la guarda de soldados de Aragón, Cataluña y Valencia.
También se intentó garantizar la proporcionalidad entre los 3 territorios de la
Corona, por lo que se acordó que la decisión para elegir al nuevo rey debía tomarse con el acuerdo de al
menos 6 de los 9 compromisarios, imponiendo la obligación de que entre los votos
positivos hubiera al menos uno proveniente de cada reino.
Acta notarial original de la
elección de Fernando de Antequera como rey de Aragón / HA
Además, la respuesta definitiva con la elección del nuevo
monarca debía realizarse en el plazo de dos meses a contar desde el 29 de
marzo, aunque podía haber una única prórroga que podía estirarse hasta el 29 de
junio de ese mismo año.
Desde Aragón, y ante la división de los valencianos y la
ambigüedad de los catalanes, el gobernador del Reino, el Justicia y Berenguer de Bardaxí nombran a los compromisarios de
los tres territorios. Así, por Aragón eligen al obispo de Huesca,
Domingo Ram, el antiguo consejero real y enviado de Benedicto XIII, Francisco
de Aranda, y el jurista, letrado de las Cortes de Aragón, Berenguer de Bardají.
Por Valencia,
eligen al prior de de la Cartuja de Portaceli, Bonifacio Ferrer, al dominico Vicente Ferrer
y a Pedro Beltrán,
experto en derecho. Por Cataluña, son nombrados Bernardo de Gualbes, síndico y Conseller de
Barcelona, Guillem de
Vallseca,
letrado general de las Cortes catalanas, y Pedro de Sagarriga, arzobispo de Tarragona.
Tras la decisión arag0nesa, los compromisarios son aceptados tanto por el
parlamento catalán como el valenciano.
El 17 de abril se
encierran los compromisarios en Caspe para deliberar sobre los distintos
candidatos al trono de la Corona. A punto de expirar la prórroga acordada, el
24 de junio de 1412, y tras una votación, se elige a Fernando de Trastámara nuevo rey de Aragón. En la votación, Fernando obtiene el
respaldo unánime de los tres compromisarios aragoneses, además de dos de los
valencianos, y uno de los catalanes.
La decisión, anunciada en la iglesia mayor de Caspe por
Vicente Ferrer tras un oficio religioso, dio inició a la entrada en Aragón de
una dinastía castellana, la Trastámara. Y también sirvió de ejemplo para demostrar que los
conflictos pueden solucionarse desde la razón y el diálogo y sin necesidad de
recurrir a las armas.
https://www.hoyaragon.es/cultura-ocio-escapadas/el-compromiso-de-caspe-la-historia-del-triunfo-de-la-razon-sobre-las-armas/
La plaza del Pilar y
su entorno: epicentro político y social de Zaragoza desde hace 2.000 años
La plaza
del Pilar es el epicentro de la capital aragonesa. La Basílica del Pilar, La
Seo, el Ayuntamiento, La
Lonja y la Delegación del Gobierno son algunos de los
edificios que se concentran en esta plaza, escenario de las principales
festividades y acontecimientos festivos y culturales que suceden en la ciudad.
Desde las fiestas
del Pilar, a carreras populares, pasando por las celebraciones de
Navidad o Semana Santa… Y aunque han pasado por la ciudad culturas y
civilizaciones muy diferentes, lo cierto es que el centro del poder y la vida social siempre ha estado
en esta zona desde que hace 2.000 años fuera fundada la colonia de Caesar Augusta.
EN ÉPOCA ROMANA
El Foro era el centro de la
vida de la Zaragoza romana / Vértice – Ayto. Zaragoza
Desde que Octavio César Augusto fundó Caesar Augusta en el 14 A.C.
siguiendo los ritos romanos a orillas del Ebro, en esta zona se situaba el Foro
Romano, el centro político, social, económico y religioso de la ciudad. En el
entorno de la Plaza de la Seo, muy cerca del puerto que comunicaba la colonia
con el Mediterráneo a través del Ebro, el Foro aglutinaba la Curia (o senado
local), la basílica (donde se realizaban las transacciones comerciales), el
templo dedicado a Pietas Augusta y que estaba situado bajo lo que es actual Seo, la ceca o fábrica de monedas, y numerosos
comercios.
Además, justo enfrente del actual Ayuntamiento, existía
otro importante templo que según historiadores como Guillermo Fatás podría determinar la existencia de un segundo
Foro. Lamentablemente,
los restos de este templo descubiertos en 1990 durante las obras de
construcción del aparcamiento de la plaza del Pilar fueron destruidos por parte
del Ayuntamiento en medio de un gran secretismo.
LA SARAQUSTA MUSULMANA
El poder político y religioso
de la Zaragoza musulmana se mantuvo en el entorno de la actual plaza del Pilar
/ Ayuntamiento de Zaragoza
Tras la conquista de la ciudad a los visigodos, la vieja Caesar Augusta, transformada
en Saraqusta, se convirtió en una de las más importantes ciudades de la
Península. En
época islámica, y en el solar sobre el que se levantaba el templo romano, se
construyó la gran
mezquita de Zaragoza. Una mezquita de gran tamaño que marcaba la vida religiosa de la
ciudad, y que tenía la puerta principal con la misma orientación que la actual
catedral de Zaragoza. En el entorno de la mezquita también se encontraba el zoco, uno de los dos grandes
espacios comerciales con los que contaba la Zaragoza musulmana (el otro zoco estaba en los
alrededores de Puerta
Cinegia).
Al otro lado de la actual plaza del Pilar se encontraba la Zuda, un edificio que fue construido
aprovechando uno de los torreones de la muralla
romana. El actual torreón, muy transformado, era la torre del homenaje del alcázar que sirvió
de residencia de los gobernadores de Zaragoza, y que fue utilizado posteriormente
como residencia de invierno de los reyes de la Taifa de Saraqusta.
Y para completar la escena de la medina islámica, entre
la mezquita, y la Zuda, encontramos el templo cristiano dedicado a Santa María, en el mismo lugar que ahora se
levanta la basílica del Pilar. De este original templo mozárabe, hay documentos
fechados en el siglo XI. Tras la iglesia mozárabe vendría otra románica,
seguida de otra mudéjar, hasta que finalmente se construyó el templo barroco que podemos
ver en la actualidad.
LA ZARAGOZA CAPITAL DEL REINO DE ARAGÓN
El poder político y religioso
del reino de Aragón se situaba junto al Puente de Piedra / Juan Bautista del
Mazo
Tras la conquista de la ciudad gracias al rey Alfonso I El Batallador en
1118, la ciudad se convierte en capital del reino de Aragón. Y dos de las
primeras medidas que se tomarán a nivel urbanístico será la conversión de la mezquita mayor en catedral
cristiana, y la
conversión del alcázar musulmán de la Zuda en palacio de los reyes aragoneses,
siendo palacio real hasta el menos el siglo XIII. Alfonso I El Batallador
también regaló al primer obispo de la ciudad un torreón de la muralla pegado al Ebro y
próximo a la Seo. De esta manera, en el entorno de la catedral y del cada vez más influyente templo de Santa
María, y
con el paso de los siglos se concentraría el poder político y religioso no solo
de la ciudad, sino también del reino.
Así, en esta zona, junto al Puente de Piedra, se levantaron
edificios como el Palacio de la Diputación, o las Casas del Reino, (un edificio gótico construido
en 1436 para ser sede de la Diputación General del Reino, de las Cortes y del
Justicia de Aragón). Al lado, se situaban desde al menos el siglo XIII
las Casas
del Puente, sede
del ayuntamiento de la ciudad desde la Edad Media hasta principios del siglo
XX. Junto a las Casas del Puente, entre 1541 y 1551 se construyó el Palacio de La Lonja, destinado a acoger los intercambios
mercantiles.
En el entorno de la actual plaza del Pilar también se
levantaron numerosos palacios renacentistas, entre los que destaca el palacio de Torrellas. En las mazmorras de este palacio,
situado en el solar sobre el que se levanta el actual Pasaje del Ciclón, fue
encarcelado el Justicia Mayor de Aragón, Juan de Lanuza, antes de ser ejecutado
por las tropas castellanas de Felipe II en la cercana Plaza del Mercado.
LA ACTUAL PLAZA DEL PILAR
Para construir la actual plaza
del Pilar hubo que derribar una veintena de calles y plazas / HA
Durante siglos, lo que es la actual plaza del Pilar fue
un entramado
de plazas y callejuelas que correspondía al trazado de una ciudad medieval. Sí que
existían una plaza frente al templo de Santa María al menos desde el siglo XVI.
También existía la plaza de La Seo, heredera del Foro Romano, y de otra plaza
situada frente a la fachada principal de la mezquita de Zaragoza.
La actual configuración de esta zona de la ciudad se debe
a los planes
desarrollados por el arquitecto Regino Borobio a finales de los años 30. Tras
acabar la Guerra Civil, y para reforzar el papel del régimen y de la religión,
se decidió crear un gran espacio abierto para dignificar el Pilar y acoger al
nuevo poder. Así, tras demoler más de 2o calles y plazas, y decenas de edificios,
se construyó la explanada que daría lugar a la actual plaza, y el inicio de lo
que debería haber sido la prolongación del Paseo de la Independencia.
En este contexto, se levantaron el nuevo Ayuntamiento, el
edificio del Gobierno Civil, o los juzgados de la ciudad, además de terminar
las torres del Pilar, y construir distintos edificios de uso religioso,
potenciando así definitivamente la centralidad política y espiritual de esta zona de la capital aragonesa.
Una centralidad que se ha mantenido hasta nuestros días,
en los que la plaza del Pilar es escenario de eventos multitudinarios, como la ofrenda de Flores a la Virgen, el pregón de las Fiestas del Pilar,
procesiones de Semana Santa, el belén gigante y el mercadillo navideño, o infinidad de eventos culturales,
deportivos y solidarios que se celebran a lo largo de todo el año.
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