miércoles, 15 de junio de 2022

 

CURIOSIDADES DEL PASADO MEXICANO

Recetario y otras cosas

Pechugas al cilantro

 

Ingredientes: (Para 8 personas)

 

·         4 pechugas de pollo

·         Aceite, el necesario

·         1 manojo de cilantro

·         1 litro de caldo de pollo

·         (Véase Apéndice de caldos)

·         1 ½ kilos de tomate verde

·         ¾ de cebolla mediana

·         2 dientes de ajo

·         200 gramos de pasitas

·         200 gramos de almendras

·         Sal y pimienta, al gusto

·         Papel aluminio

 

 Elaboración:

 

 Sazonar las pechugas con sal y pimienta y dorarlas en el aceite bien caliente. Una vez doradas, cubrir cada una con bastantes hojas de cilantro, envolverlas en papel aluminio y colocarlas en una cacerola con el caldo de pollo. Meter al horno la cacerola tapada durante 30 minutos.

 

Hervir el tomate con la cebolla y los ajos; cuando ya estén cocidos, escurrirlos y licuarlos.

 

Por separado, blanquear las hojas del cilantro restante, licuarlas con la salsa de tomate y agregar las pasitas y las almendras peladas y cortadas en tiras. Poner las pechugas en esta salsa, y hervir todo junto durante 10 minutos y verificar de sal.

 

 Voz del chef:

 

 Nuestras abuelas neutralizaban la acidez de las salsas de tomate verde añadiéndoles una pizca de flor de ceniza. (La flor de ceniza es la ceniza que queda del carbón quemado.)

 

Sopa de Quesadillas

Ingredientes: (Para 8 personas)

 

·         800 gramos de nopales

·         ½ cebolla mediana

·         2 dientes de ajo

·         Aceite, el necesario

·         ½ kilo de jitomate guaje

·         2 litros de caldo de pollo

·         (Véase Apéndice de caldos)

·         1 ramita de epazote

·         ½ kilo de masa de maíz

·         100 gramos de manteca vegetal

·         250 gramos de queso Oaxaca

·         Sal, al gusto

 

Elaboración

 

Cortar los nopales en cuadros y ponerlos a hervir en agua con sal y una rodaja de cebolla. Una vez que estén cocidos escurrirlos.

 

Aparte, acitronar la cebolla y el ajo picados; cuando estén dorados, agregar el jitomate picado, sin piel y sin semillas y poner a hervir. Cuando el jitomate esté cocido, licuarlo, agregar el caldo de pollo y dejarlo hervir un poco más. Añadir los nopales, el epazote y regresar el fuego durante 10 minutos.

 

Por separado, mezclar la masa de maíz con la manteca y un poco de agua. Preparar unas tortillas pequeñitas y rellenarlas de queso Oaxaca con un poco del epazote previamente picado; freír las quesadillitas e incorporarlas a la sopa en el momento de servirlas.

 

Voz del chef

 

Con un buen caldo tenemos garantizado el 80 por ciento de la sopa. Cuando lo elaboramos debemos tener cuidado con la sal, pues al reducirlo corremos el riesgo de que quede muy salado. Para los caldos se recomienda usar sal de grano.

 

Fuente:

Luengas, Arnulfo, La Cocina del Banco Nacional de México, Fomento Cultural Banamex, 2000.

 

 

 

Sopa de Rosas con Crisantemos

Ingredientes: (Para 8 personas)

 

·         1 ½ litros de caldo de pollo (Véase Apéndice de caldos)

·         2 yemas

·         1 copita de jerez

·         1 taza de crema

·         1 crisantemo

·         ½ taza de azúcar

·         1 ½ litros de agua

·         1 pechuga de pollo cocida y deshebrada

·         100 gramos de fideo cambray

·         4 rosas rojas

·         Sal, al gusto

 

Elaboración:

 

Poner a hervir el caldo. Por separado, poner a baño María un recipiente que contenga las dos yemas y la copita de jerez y proceder a batirlas durante 4 minutos. Pasando este tiempo, agregar el caldo caliente y la crema; enseguida colarlo y conservarlo a baño María. Por otra parte, deshacer cuidadosamente y escalfar el crisantemo; para este proceso, hervir el agua y el azúcar a fuego lento para formar un jarabe, sumergir los pétalos durante un minuto e inmediatamente después escurrirlos. La pechuga deshebrada y el fideo previamente cocido en agua con sal y escurrido se añaden al caldo. Por ultimo, y al momento de servir, se agregan los pétalos de rosa desinfectados junto con los de crisantemo.

 

Voz del chef

 

La base de una sopa es el caldo. Si el caldo que utilizamos en la sopa es insípido, por más producto que pongamos el resultado no va a ser satisfactorio. Un buen caldo debe ser muy perfumado y muy concentrado, esto se logra dejándolo reducir a fuego lento durante mucho tiempo.

 

Fuente: Luengas, Arnulfo, La Cocina del Banco Nacional de México, Fomento Cultural Banamex, 2000.

 

Tamal de café con ciruela pasa

Ingredientes: (Para 8 personas)

·         1 ½ litros de leche

·         160 gramos de azúcar

·         1 cucharada de café

·         160 gramos de sémola de trigo

·         1 barrita de mantequilla

·         8 yemas

·         8 claras

·         300 gramos de ciruelas pasas deshuesadas

·         Hojas de plátano

 

Elaboración:

 

Hervir la leche con el azúcar y el café. Cuando esté hirviendo, agregar la sémola moviendo constantemente con una pala de madera hasta que se forme una masa compacta. Retirarla del fuego y añadir la mantequilla y las yemas incorporando todo muy bien; enseguida agregar las claras a punto de turrón de manera envolvente.

 

Aparte, asar levemente las hojas de plátano para que se suavicen y en cada una de ellas poner un poco de la masa que acabamos de preparar con 2 ó 3 ciruelas al centro.

 

Envolver muy bien los tamales y cocerlos en una vaporera durante una hora.

 

Voz del chef:

 

Es muy importante saber que los sabores de la leche son muy distintos cuando está hervida, cruda, o evaporada, y esto puede alterar el resultado final del producto.

 

Enchiladas Suizas

Ingredientes:

·         Pollo cocido (desmenuzado)

·         Tomatillo

·         Crema

·         Chile serrano

·         Tortillas

·         Sal

·         Ajo

·         Cebolla

·         Aceite

Modo de preparación:

1.- Se cuece el tomatillo en un sartén con agua.

2.- Se agrega a la licuadora un poco de agua, el tomatillo, los chiles, sal, ajo, cebolla, crema y se licuan.

3.- Se vacía a un sartén la mezcla para calentar y se espese un poco y después se retira del fuego.

4.- En un sartén se pone el aceite y se deja calentar para dorar ligeramente las tortillas.

5.- Se embarran las tortillas de la mezcla y enseguida se pone el pollo cocido y se enrollan para después volver a poner de la mezcla encima. Encima de las enchiladas le puedes poner pollo, queso o requesón y acompáñalas con sopa de arroz y verdura (tomate y lechuga)

 

El patriotismo culinario

El sentimiento de identidad nacional y lealtad patriótica se desprende, en última instancia, de la participación en la comunidad nacional. La nación mexicana patriarcal basada en modelos de Europa occidental que vislumbran casi todos los manuales escritos en el país puede haber tenido poco atractivo para las mujeres y los sectores populares, excluidos en su mayor parte de la ciudadanía. Después de todo la cocina francesa nunca se difundió fuera de una pequeña elite, pese a los intentos de las maestras de cocina por hacerla accesible al menos a las familias de la clase media. Las mujeres mexicanas comenzaron a escribir sus propios recetarios manuscritos y comunitarios a finales del siglo XIX, y al hacerlo crearon sus visiones peculiares de la nación mexicana. Para ellas la cultura propia era un medio tan válido como la política para construir la comunidad. Sin embargo la competencia entre el modelo europeo y el mexicano instilaba un profundo sentimiento de ambivalencia acerca de la cultura nacional.

La formación de una comunidad nacional en la cocina emanó de la sociabilidad básica de las mujeres mexicanas, ya que las amas de casa intercambiaban con igual entusiasmo recetas y chismes. María Luisa Soto de Cossío, por ejemplo, esposa de un ranchero de Hidalgo, incluyó en su propio cuaderno de cocina platillos de su abuela, de su tía Gabriela y de una vecina, Virginia. También copió recetas de un libro, Recetas prácticas, que posiblemente le prestó alguna amiga. Para la última década del siglo XIX el intercambio de secretos culinarios había rebasado los límites de la familia extensa y era el centro de las obras católicas de caridad, una de las pocas actividades legítimas que podían desempeñar las mujeres fuera de su hogar. Un grupo de matronas de Guadalajara preparó un recetario para apoyar al orfanato de la ciudad, y varios libros de cocina comunitarios de la capital del país estaban dedicados a obras como las iglesias de san Rafael y de san Vicente de Paul.

En 1896 Vicenta Torres hizo extensiva a toda la república esta comunidad de cocineras con su Cocina michoacana, una guía de la cocina de Michoacán en fascículos. Se imprimía en la ciudad de Zamora y se vendía por suscripción; comenzó con recetas locales proporcionadas por mujeres del estado, pero pronto amplió su público para llegar a las cocineras de todo el país. Una mujer de Celaya le envió una receta de ""nopalitos de la heroica"", de Guadalajara llegó un guisado de cordero en salsa verde, una señora de la capital le ofreció su adobo favorito para carne, y hasta una lectora del gastrónomo fronterizo.

Torres y sus colaboradoras concebían su obra como un trabajo comunitario, primero del estado de Michoacán y más tarde de toda la nación. Las integrantes de esta gran comunidad, pese a las distancias que las separan, tenían en común la cultura oral de la cocina. Confiadas en que sus lectoras estaban familiarizadas con las técnicas culinarias, proporcionaban instrucciones relativamente vagas. Una mujer se limitaba a escribir que se friesen unas chuletas de puerco en ""cantidad suficiente de manteca"" hasta que estuviesen en su punto, y que se sirviesen ""con salsa picante al gusto"". Una colaboradora de otro libro de cocina comunitario enumeraba entre los ingredientes para el mole poblano ""de todas especias, un poco"". En una receta de chiles rellenos se leía: ""después de asarlos y limpiarlos (los chiles) se rellenan con calabacitas cocidas con cebolla, orégano, etc."". No había necesidad de decir que las cocineras debían condimentar al gusto, porque las recetas servían tan sólo como claves escritas de un lenguaje de cocina mucho más vasto.

Al publicar recetas de todo México Torres proporcionó el primer foro verdadero para unir las cocinas regionales en un repertorio nacional. Las colaboradoras intercambiaban recetas con contrapartes suyas de la clase media a las que no habían visto jamás, y comenzaban a experimentar con platillos regionales, combinándolos de formas nuevas que trascendían las tradiciones locales. De este modo las mujeres empezaron a imaginar su propia comunidad nacional en los familiares términos de la cocina, más que como una entidad política ajena, formulada por los varones, y que se les entregaba en la literatura didáctica.

Las mujeres usaron la cocina como medio para definir una singular versión religiosa de la identidad nacional. Torres y  sus corresponsales, aunque no temían experimentar con las técnicas de la alta cocina extranjera, hacían hincapié en platos nacionales que muchas veces tenían algún significado religioso. Los más notables eran los moles coloniales, esos guisados ""esencialmente americanos"" que consideraban indispensables para festividades como el día de muertos. Otra tradición culinaria con evocaciones patrióticas se desarrolló en torno a la virgen de Guadalupe. La santa, que se le apareció a un indio en 1531, alcanzó en México una influencia nacional admitida incluso por liberales anticlericales como Ignacio M. Altamirano. El régimen porfiriano reconoció el poder de la virgen como símbolo nacional en 1895, cuando la coronó formalmente santa patrona del país. Vicenta Torres le rindió homenaje un año más tarde al publicar una receta de gorditas de la villa de Guadalupe, donde se localizaba su basílica.

La incorporación de la virgen a la cocina nacional no sólo ilustra el carácter religioso del patriotismo femenino sino también el peculiar proceso de selección que transformó platos locales en símbolos nacionales. Los residentes de la villa de Guadalupe se ganaban la vida vendiendo las dulces gorditas de maíz a los peregrinos que acudían a ella. En sus propias familias celebraban el 12 de diciembre, día de la virgen, comiendo barbacoa de borrego con salsa borracha; no obstante, las gorditas de la plaza llegaron a ser conocidas como un alimento de la virgen, y en 1926 un periódico publicó una caricatura en la cual un hombre se negaba a acompañar a su regordeta esposa a la basílica de Guadalupe, alegando: ""¿Por qué quieres traer una gordita a la villa?""

Ese intercambio de recetas empezó a cruzar incluso las líneas étnicas y de clase para crear una cocina genuinamente nacional. Las Recetas prácticas ya no segregaba a las enchiladas en un ghetto titulado ""almuerzos ligeros"", como antes, sino que las integraba entre otras recetas de carnes y verduras. Otro libro de cocina preparado por una organización de damas de caridad de la capital daba más recetas de enchiladas que de cualquier otro tipo de preparación. Vicenta Torres se enorgullecía de incorporar recetas de explícito origen indígena, asegurando a sus lectores que ""aquellas que la clase indígena posee como secretos que le pertenecen tradicionalmente"" resultarían adecuadas en cualquier reunión. Junto con los tamales incluía ""licor de gorditas"", ""pozole de Quiroga"" y ""carnero al pastor"", pero por deferencia al público porfiriano las distinguía con todo cuidado denominándolas ""indigenistas"".

Perduraba así la ambivalencia respecto a la aceptabilidad de la cocina nacional. Un editorial de 1897 titulado ""La influencia del mole"", firmado con el seudónimo ""Guajolote"", oscilaba también entre el amor nostálgico y el desprecio burgués. ""un bautizo, una confirmación, una fiesta onomástica, un matrimonio, una extremaunción, un velorio, han de ir acompañados, para merecer tal nombre, por el platillo nacional, sea verde como la esperanza, sea amarillo como el rencor, sea negro como los celos o rojo como el homicidio, pero en abundancia, en ancha cazuela, espeso, oleoso, con reflejos metálicos, salpicado de ajonjolí, mágica superficie donde asomen gorditos los huesos y deleznables las pechugas del pavo."" ""Guajolote"" atribuía tanto la genialidad como los defectos del carácter nacional a la influencia de los chiles, y concluía con una advertencia: ""Doctor higienista aconsejan un uso parsimonioso, aunque sea en nogada, de ese otro enemigo del alma, que unido al licor nacional y a la tortilla, sirve de combustible a la incansable máquina de los proletarios y hasta de algunos que no lo son.

La marquesa Calderón de la Barca, siempre incisiva, escribió simplemente: ""ninguno de los platos nacionales (es) elegante, pero son muy gustados por los nativos"". Los extranjeros y los exiliados se convertían así, automáticamente, en los principales defensores de la cuisine mexicana del siglo XIX. Manuel Payno escribió su novela nacionalista Los bandidos de Río Frío en Europa, tal como un siglo antes el jesuita Francisco Clavijero, tras su expulsión de Nueva España, redactara una nostálgica descripción de los alimentos aztecas. Payno denunciaba la etiqueta que prohibía el consumo de tortillas de maíz y chiles rellenos debido a su imagen plebeya, y obligaba a los mexicanos elegantes a comer ""rosbif"" a la inglesa. No sólo eso: la mejor colección decimonónica de moles, la cocinera poblana, fue reunida por un catalán, Narciso Bassols.

También El cocinero mexicano ilustraba el interés que la gente de fuera mostraba por los alimentos indígenas. Aunque su devoción al nacionalismo mexicano estaba más allá de todo reproche, delataba una actitud inconfundiblemente europea hacia los indios. No sólo daba recetas para tamales sino que francamente exaltaba la delicadeza primitiva de la cocina indígena. Los tamales cocidos al vapor, igual que el elefante en barbacoa de los hotentotes y las frutas asadas de los isleños de Tahití, reflejaban la ""sencillez y poco artificio"" comunes a todas ""las naciones salvajes"". Se condolía ""de la civilización que a fuerza de apurar el gusto lo ha depravado en algunas cosas"". En contraste con autores liberales como José María Luis Mora, que veía a las masas rurales como bestias viciadas, El cocinero mexicano las contemplaba a través de los lentes iluministas del buen salvaje. Su lenguaje indica cierta distancia de la sociedad mexicana, lo que puede haberse debido a un exilio prolongado. Tal vez ese chef anónimo se parecía a otro patriota del Nuevo Mundo, Francisco de Miranda. Este venezolano, luchador por la libertad, había viajado largamente por Europa, ganándose el favor de Catalina la Grande de Rusia y llegando a ser general del ejército revolucionario francés, antes de volver a la América española para luchar por la independencia junto a Simón Bolívar.

Esa visión gastronómica de la cocina nacional mexicana resultó demasiado radical para su editor, Mariano Galván Rivera. En 1834, agotada ya la primera edición, el moderado Galván revisó drásticamente la obra. Eliminó el lenguaje nacionalista, adoptó la grafía castella de ""Méjico"" y escribió una nueva introducción, disculpándose por los defectos de la edición anterior. Las versiones subsecuentes fueron incorporando otros cambios; para 1841 ya se había convertido en el Nuevo cocinero mejicano, y cuatro años más tarde se reorganizó la obra en forma de diccionario. Esta edición de 1845 expurgó totalmente los tamales de la cuisine nacional. A lo largo de las décadas las preparaciones de maíz fueron volviendo a aparecer, pero los alimentos prehispánicos seguían estando marcados por el estigma de las clases bajas.

Una última muestra de deferencia a la cuisine mexicana provino del archiduque Maximiliano de Austria. El emperador impuesto por los franceses y su consorte Carlota adoptó muchos aspectos de la cultura nativa, incluyendo el mole. Probaron por primera vez el plato nacional en el pueblo de Acultzingo, Veracruz, y lo incorporaron a los menús de sus banquetes pese a que los chiles los hicieron lagrimear. Pero tales gestos no siempre eran bien recibidos por los conservadores anhelosos de las que consideraban influencias civilizadoras de la cultura europea. El Calendario del cocinero reflejaba la confusión resultante entre los ricos. Se lo publicó inicialmente en 1865, tras la llegada del archiduque, y exaltaba el gusto de las elites por platos cosmopolitas como la pierna de cordero a la flamenca y los riñones salteados en champaña.

Pero cuando en la mesa imperial empezaron a aparecer platillos nacionales el editor revisó el calendario de 1866 - insertando tres moles diferentes, pipián y hasta tamales -, en un esfuerzo por seguir esta inesperada afición por la comida mexicana.

Los mexicanos del siglo XIX reconocían con toda claridad su cocina nacional en las formas de los tamales prehispánicos y los moles coloniales. Las mujeres seguían preparándolos, tanto al abrigo de su espacio doméstico como en las exuberantes festividades callejeras. Sin embargo los dirigentes varones se mostraban notablemente renuentes a reconocer esos platos como expresiones legítimas de la cultura nacional, y mantenían la cocina europea como la norma para los banquetes públicos. Además, a partir de 1900 las clases altas mexicanas, que en algún tiempo hicieran de lado el maíz como simple forraje para los indios, comenzaron a atribuirle un nuevo y siniestro significado al cereal nativo, considerándolo como uno de los principales impedimentos para el desarrollo nacional.

Fuente: Jeffrey M. Pilcher, ¡Vivan los tamales!, CONACULTA-Ediciones de la Reina Roja-CIESAS, 2001. pp. 112-118

©D.R. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2001.

Flan casero

Ingredientes:

·         1 litro de leche

·         6 huevos

·         1 raja de canela

·         1 taza de azúcar

·         1 cucharada de vainilla

·         Azúcar para caramelo

Preparación: 

Se pone a hervir la leche con la canela y el azúcar se deja una media hora o hasta que consuma la mitad; se saca del fuego y se le agregan 6 yemas y dos claras batidas lentamente y la vainilla sin dejar de mover. Aparte en una flanera se acaramela un poco de azúcar y en ella se vacía la leche colada. Se cuece a baño María por 20 min. Se deja enfriar y se desmolda.

 

Sopa Adelita

Ingredientes:

- 2 tazas de alubias chicas, remojadas la víspera

- 1 pimiento verde picado en cuadritos

- 1 jitomate sin semillas y sin piel, en cuadritos

- 3 rodajas de poro

- 1/4 de taza de cilantro, lavado desinfectado y picado

- 150 grs. de queso panela en tiritas

- 5 tortillas frías cortadas en tiritas y tostadas al horno o fritas

- Sal al gusto y aceite el necesario

Manera de prepararse:

Las alubias se cuecen en la misma agua en la que se remojaron, una vez cocidas se dejan enfriar un poco y se licúan; se vacían a una cacerola en la que previamente se habrá sofrito el poro y el pimiento, se agrega el cilantro y se deja hervir a fuego suave por 10 minutos, se incorpora el jitomate y se apaga. Se le pone sal al gusto y si se desea una pizca de pimient. Al servirse se adorna el plato con las tortillas doradas y el queso.

 

Los tiempos de la mesa

Descubre por qué han cambiado nuestros hábitos alimenticios al pasar de los años. 

A la falta de tiempo que se vive en la época contemporánea ha correspondido también un cambio en los ritmos familiares y sociales regidos por los tiempos de la comida. En la provincia y en el campo es todavía común disfrutar de largas convivencias alrededor de la mesa, que empiezan en el desayuno o almuerzo, siguen con la comida y terminan con la cena o merienda. Sin embargo, la vida urbana ha ido reduciendo las sobremesas y los tiempos de descanso y ocio. Se desayuna apresuradamente, cuando no en la calle, rumbo al trabajo y la comida del mediodía, que hasta la fecha es la más importante del día, apenas deja tiempo para la convivencia, de modo que la cena o merienda se ha convertido para algunas familias en el momento más importante de reunión.

Esta situación se va polarizando en la ciudad de México, dependiendo de los diferentes estratos sociales. Mientras que las familias de mayores recursos desayunan por lo general en casa, las de menores ingresos lo hacen en la calle. Esta diferencia se debe a que gran parte de los miembros de las familias más pobres pertenecen a la fuerza productiva y salen a trabajar desde muy temprano. Por el contrario, es mucho mayor el número de familias que comen al mediodía fuera del hogar entre la clase media y alta, lo que puede explicarse por el alto número de mujeres de estos estratos que trabajan y se ven obligadas con frecuencia a comer en la calle. Por otra parte, es común a todos los sectores sociales merendar en la casa o bien, dado el caso, salir a hacerlo en familia,

La implantación, a mitad del siglo, del horario corrido de trabajo para oficinas y tiendas modificó en gran medida los tiempos tradicionales de la mesa. Salvador Novo se quejaba de que se había obligado a los mexicanos ""a adoptar el horario y el programa nutricional de los norteamericanos: un lunch ligero a mediodía, apurado durante la hora escasa del receso en el tiempo corrido de trabajo - y la posibilidad de tomar, como los gringos, la comida principal, el dinner, a las seis o siete de la tarde. Adiós a la mesa familiar con su minuta tradicional y tan copiosa que invitaba a una siesta. ""Dentro de esta distribución moderna del tiempo se insertó la práctica del fast food: el auge de estos alimentos, en las últimas cuatro décadas del siglo, prueba claramente que las prisas de nuestro tiempo se han impuesto a pasos agigantados.

También se puso de moda tener prisa: Time is Money, indicaba el American way of life, y la vida urbana con pretensiones cosmopolitas asimiló, cada vez con mayor fuerza, las costumbres que comenzaron a llegar del otro lado del río Bravo al terminar la segunda guerra mundial. A fines de los años sesenta, el cambio en los hábitos familiares era ya evidente, y muchas revistas lo señalaban con preocupación. En junio de 1968, por ejemplo, Gastronomía Internacional afirmaba: ""Entre los problemas más agudos que el hombre tiene que confrontar actualmente, como tributo obligado al progreso, destaca por sus dramáticos relieves y hondas repercusiones en la vida familiar el que representa la falta de convivencia con los suyos; es decir, con sus padres, esposa e hijos, especialmente a la hora en que tradicionalmente la familia solía reunirse: la hora de la comida.""

Hoy en día la alimentación está cada vez más sometida a las obligaciones del trabajo y las largas jornadas laborales que comparten hombres y mujeres, en lugares por lo general alejados de los domicilios, han desplazado a la tradición de reunir a la familia a comer al mediodía. Frente a esta situación, la comida del domingo se ha transformado, con frecuencia, en un rito familiar.

La comida en familia cumple hasta la fecha con una serie de códigos de comportamiento basados en las costumbres. Aunque en muchos hogares persiste el hábito de reunirse a comer en la cocina -en el campo sigue ésta el lugar del convivió familiar - o en el ahora llamado antecomedor, es ya un hecho generalizado en las ciudades que los hogares cuenten con un comedor. En él, la mesa principal tiene por lo común lugares fijos para cada miembro de la familia, y el señor de la casa ocupa casi siempre la cabecera. Las mujeres siguen encargándose de servir y repartir los guisos tanto al esposo como a los hijos, a excepción de las familias más acomodadas que cuentan con servicio. Las maneras de mesa rigen aún el ritual de la comida: no comer con el cuchillo, no sorber el agua ni la sopa, no comer de prisa, no empezar a comer hasta que el señor o la señora de la casa hayan comenzado y no levantarse de la mesa hasta haber terminado. Así, la comida continúa reuniendo a la familia y exige ciertas reglas de comportamiento aprendidas y respetadas.

Fuente:

Tania Carreño King, El pan de cada día, séptimo volumen de la serie La cocina mexicana a través de los siglos, 1997, Ed. Clío y Fundación Herdez, A.C., Pág. 27 y 28.

Barbacoa Socorrito

Ingredientes

·         2 kg. de carne de res ( para cocido o para deshebrar)

·         Agua la necesaria

·         1 cebolla chica

·         Sal la necesaria

·         5 pimientas y 3 pimentones

·         3 hojas de laurel

·         4 clavos de olor

Preparación

En una olla espaciosa se pone a cocer la carne con todos los ingredientes y en suficiente agua; al principio a fuego alto y una vez que suelta el hervor, a fuego medio, bajo. Una vez cocida se deshebra o trocea, según se haya elegido el tipo de carne y se aparta.

Chile:

·         ½ taza de aceite o manteca

·         ¼ de chile nopalero

·         3 dientes de ajo grandes

·         8 pimientas y 5 pimentones

·         ½ cda. de ajonjolí

·         4 clavos de olor

·         ½ bolillo o telera

En una cazuela grande se añade la manteca a fuego medio, una vez caliente se añaden los chiles limpios y sin desvenar del todo y se mueven con una cuchara propia de manera continua solo a que tomen un color rojo intenso y un poco dorados, sin que se deje de mover se añaden todos los ingredientes restantes y se apaga el fuego sin dejar de mover, pues la intención es solo dorar los ingredientes y que suelten su sabor y aroma de manera inmediata; se vacía el caldo caliente recién retirado del fuego, de la carne que se coció con anterioridad y se tapa la cazuela con los chiles de manera que lo caliente del caldo ayudará a que los chiles se ablanden; si el caldo ya estuviera frío solo añádelo a los chiles procesados y prende a fuego medio hasta que hierva y retira del fuego y tápalos. Una vez ablandados los licúas con los ingredientes que le añadiste.

En una cazuela media honda de barro o de tu preferencia añade un poco de aceite, una vez caliente añádele el mole y cocínalo a fuego lento, el mole debe ir un poco ligero, no espeso, no añadas agua, sólo caldo, no añadas más sal, solamente que sea necesario, mueve el mole de vez en vez sólo para que éste no se pegue. Cuando ya está en su punto es cuando la grasa que le añadiste durante el proceso, forma una capa arriba. Este proceso tarda aproximadamente de 45 minutos a una hora a fueguito lento.

Salsa:

·         ½ kg. de tomates verdes

·         Sal al gusto

·         Agua la necesaria

·         3 ó 4 chiles verdes

·         Unas ramitas de cilantro picado

·         1 cebolla mediana picada

Cuece los tomates con el agua necesaria y una vez fríos, licúalos con todos los ingredientes menos el cilantro y la cebolla. Una vez licuado añádele la cebolla y cilantro picados. Sirve tu platillo calientito y añádele encima esta salsa. Puedes acompañarla con una sopita de arroz roja. ¡Buen provecho!

 

Tequila ceviche

Ingredientes 

·         3 jitomates cherry.

·         1 cda. cilantro.

·         1 oz. tequila.

·         ½ oz. licor de chabacano.

·         1 dash jarabe de piña con chipotle.

·         mortear.

·         3/4 oz. jugo de naranja agria yucateca (o sustituir por sweet and sour de naranja, limón y toque de piña).

·         1/2 oz. néctar de mango.

Preparación

Agitar vigorosamente con hielo y doble colado, montar en copa cocktail fría con crusta de chile piquín en la mitad del borde de la copa. (debe haber un collar de 1 1/2 a 2 cm. de distancia).

Garnitura: brocheta de camarón pacotilla o de cocktail, jitomate cherry y cubo de aguacate hass, con un ligero espolvoreado de chile piquín (de preferencia del tipo Tajín).

Secuencia de la brocheta ca

 

Ponche navideño

Ingredientes:

·         Piloncillo 1 kg

·         Jamica 50 gr.

·         Canela 100 gr.

·         Ciruela pasa 150 gr.

·         Manzana 1 kg.

·         Tejocote 1/2 kg.

·         Guayaba 1/2 kg.

·         Caña 1/2 kg.

·         Agua 5 litros

Procedimiento:

- Poner a hervir el agua con el piloncillo, la jamaica y la canela. Mientras el agua hierve: - Lavar muy bien la fruta. - Partir por la mitad las manzanas y las guayabas - Pelar y cortar en juliana la caña. Una vez que el agua esté hirviendo, incorporar el resto de los ingredientes y dejar hervir aproximadamente 1 hr. o hasta que el espesor del agua sea el deseado.

NOTA: Si el piloncillo no endulza lo requerido se puede agregar azúcar mascabado al gusto.

 

Comida Navideña en Yucatán

En el estado de Yucatán, las familias meridanas acostumbran reunirse para compartir la cena de Nochebuena. Para esta ocasión, las señoras engalanan la fiesta con botanas previas a la cena, que se comparten tomando los adultos jaiboles, cubas y cervezas, a la vez que los niños beben refrescos y aguas de sabor.

El momento culminante es cuando se sirve el pavo, que se prepara de varias maneras. La receta que mostramos a continuación es la tradicional, y ésta es conforme la receta de doña Nide. No hay que olvidar que cada yucateca es una enciclopedia de la sazón peninsular.

La Nochebuena es de singular alegría, por lo que además de consumir estos alimentos, se canta, se baila y abunda la buena plática, por lo que la fiesta se prolonga hasta entrada la madrugada. Al día siguiente, en las casas se prepara Mondongo, Chocolomo o Relleno Negro, que son comidas caldosas para reponerse de la desvelada y del atracón de la noche.

Pavo asado a la yucateca

Ingredientes (Para un pavo de 8 a 9 kilos):

·         1 cebolla

·         1 puñito de orégano

·         2 ajos

·         1 bola de recado rojo (condimento de achiote)

·         Pimienta negra molida al gusto

·         Sal al gusto

·         Jugo de dos naranjas agrias o cuatro limones

Modo de preparación:

Se sancocha el pavo con la pimienta, el orégano, la cebolla, el ajo frito y la sal. Cuando esté cocido, se saca a enfriar. Se disuelve el recado rojo con el jugo de las naranjas agrias o los limones. Se unta el recado rojo al pavo, de manera que quede completamente pintado. Después, se asa al fuego del horno o con carbón. Una vez que toma el color y queda listo, el platillo se presenta en una bandeja adornada con lechuga, tomate, cebolla curtida, rábano y betabel esparcidos alrededor.

Si se desea, el caldo se puede servir con tostadas remojadas o como agua de sopa de pasta.

 

 

Chiles y queso de Cabra

Ingredientes:

·         3 chiles cera cortados en rajas

·         1pza. pequeña de queso de cabra en rajas

·         ½ cebolla fileteada

·         1rama de epazote

·         Aceite el necesario

·         Sal al gusto

Preparación:

En una sartén poner el aceite a calentar, poner los chiles cera en rajas, la cebolla, y el epazote a freír, agregar el queso de cabra y sal al gusto. Quedan muy ricos, se acompaña con unos frijolitos secos y carne asada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

  ¿Quiénes son los fascistas? Entrevista a Emilio Gentile   En un contexto político internacional en el que emergen extremas der...