Flor
de virtudes
(¿Zaragoza, Pablo Hurus, 1491?)
Ed.
de Ana Mateo Palacios (Universidad de Zaragoza)
INTRODUCCIÓN
Flor
de virtudes es una obrita de carácter
didáctico y moral, escrito en Italia en la primera mitad del siglo XIV,
probablemente entre los años 1313 y 1323, de la que se desconoce su autor,
aunque diversos testimonios parecen apuntar hacia la figura de un fray Tommaso
Gozzadini, predicador benedictino de Bolonia. Consta de cuarenta capítulos
estructurados del siguiente modo: 1. Definición de una cualidad o de un vicio
que se presentan enfrentados; 2. Ejemplificación mediante el caso de algún
animal que simbolice o se asemeje en su comportamiento al de la virtud o vicio
descritos; 3. Citas de filósofos, de las Escrituras de la Iglesia o de tratados
legales que sirven de apoyo erudito para avalar la enseñanza propuesta; y, 4.
Ejemplo tomado del comportamiento humano, que junto al extraído de la vida
animal, destaca el carácter didáctico de la obra. Esta organización se sigue
desde el capítulo VII hasta el XXXIX, pero también podría aplicarse a los seis
anteriores, si se les considera como un único capítulo dedicado al amor, con el
ejemplo del animal en el capítulo primero y el ejemplo humano referido al amor,
cerrando el capítulo sexto. La obra alcanzó una enorme popularidad en España en
los siglos XV y XVI, ya que servía de pequeño bestiario y elenco de citas de
autores clásicos donde el lector encontraba todo un repertorio de consejos y de
avisos sobre la vida, presentados de forma amena mediante una sabia y
organizada estructura, y con un propósito didáctico y moralizador muy en
consonancia con el contexto religioso que atravesaba Europa en los años de su
transmisión.
La
difusión manuscrita de la obra en castellano fue reducida; tan sólo se conoce
una copia de 1470 insertada en el Cancionero de Juan Fernández de Íxar (BNM
ms. 2882), editado en 1956 por Azáceta, y otra custodiada en la Biblioteca
Universitaria de Valencia, el ms. 92.4.24, en muy mal estado de conservación e
incompleta. Nos han llegado, sin embargo, numerosos testimonios impresos.
El
incunable más antiguo del Flor de virtudes, objeto de esta edición,
carece de indicaciones tipográficas de lugar, año e impresor. Ha sido atribuido
a Pablo Hurus, Zaragoza, 1491, [Fernández CD, 1901, pp. 535-536; Haebler,
1903-1917, n.º 266; Sánchez 1908, n.º 31]; pero también se ha asignado la
impresión a Juan Hurus, de quien se piensa que lo habría impreso alrededor de
1488-1491 [Vindel 1949, IV, n.º 36; GW 1978, VIII, n.º 9975]. Se conservan dos
ejemplares, uno en El Escorial (85.VII.20), dado a conocer por Benigno Fernández,
y otro en la biblioteca Henry E. Huntington de San Marino.
Los
otros incunables conservados del Flor de virtudes en lengua
castellana son el editado en Sevilla por los "Tres compañeros
alemanes", de 1498 [Renier, 1894]; el impreso en Burgos por Fadrique de
Basilea, hacia 1499 [GW 1978, n.º 9978; CGI 1989-1990, n.º 2443, rectificando a
Benito Fernández; Sánchez, n.º 70; Haebler, nº 268, que lo atribuían a Pablo
Hurus]; y una edición salmantina que se fecha hacia 1498-1500 [GW 1978, n.º
9976]. A estos siguieron diversas impresiones del siglo XVI: Toledo, 1502
[Norton 1979, n.º 1026]; Toledo, Juan Varela, 1510 [Norton 1979, n.º 1078];
Burgos, Fadrique de Basilea, 1517 [Norton 1979, n.º 292]; Alcalá, Miguel de
Eguía, 1526; Zaragoza, Pedro Hardouyn, 1534; Sevilla, Robertis, 1534; Medina
del Campo, Pedro Tovans, 1534 [Brunet 1862; Graesse 1922]; Toledo, Juan Ferrer,
1558 [Brunet 1862; Graesse 1922]; Valencia, Juan Navarro, 1565.
No
obstante se piensa que la primera impresión de la obra en España fue la del
alemán Enrique Botel, en lengua catalana, impresa en Lérida en 1489 [Haebler
1903-1917: núm. 274]. Siguen en dicha lengua la de 1490, por el mismo Botel,
también en Lérida; la de 1495, en Barcelona, a cargo de Diego de Gumiel
[Haebler 1903-1917: n.º. 275]; la de 1497, en Gerona, por Joan de Valdés
[Haebler 1903-1917: n.º. 276]; y la de 1502, en Valencia, por el impresor Jorge
Costilla [GW 1978: núms. 9971-9974; Casella 1966; Cornagliotti 1975].
La
primera edición crítica del texto italiano fue realizada por Bottari en el año
1740. Sus intentos se dirigieron a organizar y aclarar las diferentes versiones
que existían sobre la obra y acercarlas lo más posible a la forma del original.
Una segunda edición fue realizada en 1890 por Giacomo Ulrich siguiendo el
Laurenziano-Gaddiano 115. En España Anna Cornagliotti y Julián Acebrón han
preparado en los últimos años varias ediciones sobre la obra en lengua
catalana, pero los estudios hispánicos sobre la misma son escasos y hasta el
momento no existía ninguna edición crítica de la obra en lengua castellana.
La búsqueda de las fuentes utilizadas por el
anónimo autor de Flor de virtudes fue iniciada por Frati en
1893, quien no logró, sin embargo, sintetizar todo el material que realmente
debió de manejar. Actualmente las principales aportaciones para su estudio se
deben a Maria Corti [1959], quien concluye que la gran cantidad de autoridades
que llegan a mencionarse en la obra fueron obtenidas a través de compendios,
enciclopedias y tratados de moral, tales como la Summa theologiae de
Santo Tomás, las obras de Albertano de Brescia, a través de su Liber
consolationis et consilii, Tractatus de arte loquendi et tacendi,
y el De amore et dilezione, el Speculum doctrinale y
el Speculum morale de Vincent de Beauvais, la Summa
virtutum ac vitiorum de Guillaume Perrault, y también el Liber
philosophorum moralium. Hermann Varnhagen [1901], por su parte, señaló
además la huella del De proprietatibus rerum de Bartolomeu
Anglico en los ejemplos y descripciones de animales.
Una de las peculiaridades del incunable que se
estudia y transcribe en este trabajo es la enorme cantidad de vacilaciones y
arcaísmos, muchos de ellos coincidiendo con rasgos dialectales del aragonés y
del catalán; por ejemplo el empleo predominante de la forma ny frente
a ñ o mn: estranyas, companya, tinya, ponçonya, companyones, planyendo, erminyo, brenya, enganyar,
frente a desdeñarse, señorea, señoría, acompañan.
Otros rasgos arcaizantes y dialectales son la conservación de la f- inicial
latina, fecho, fermosas, fazer, fallare, affogada, afalagando, afalaga, fechos, foja, fechizco, ferir, finca, fables, formiga, refaze, fallar, foya, fuye, desfaze, fiel,
y la no palatalización de la l- inicial en levava (VI, 5), del
latín levar. Muy interesante resulta el estudio del vocabulario
empleado en el texto, con inclusión de gran cantidad de términos aragoneses y
catalanes tales como empenta (XIX, 5), merdoso (XXXII,
9), imposan (XXXII, 9), permesa (XI,
20), cado (XL, 6), buscaja (XL, 60), recordarse (XXXIV,
24 y XXXV, 17), sobrar (XXII, 2, 'vencer' en catalán), jusmeterse (XXXIV,
2), tempesta (XVI, 11), puncha (XVII, 11),
quizás también ninito (VI, 13), que podría guardar relación
con la palabra catalana ninot, con el significado de 'fantoche',
y botiga (XII, 13).
Algunas expresiones dialectales requieren un breve
comentario. El caso más importante, por el número de veces que se repite, es la
aparición de algunas concordancias anómalas, tales como buen señal (XL,
18), o las que se producen con la palabra costumbre, cuya
explicación se puede encontrar en que senyal y costum en
catalán son sustantivos de género masculino: por el luengo e envejecido
costumbre del vicio de la avaricia (XV, 17), por mal costumbre (XXXII,
1), tener buenos costumbres (XL, 4), buenos costumbres
e virtuosos (XL, 5), corrompen e estragan los buenos
costumbres (XL, 57). Sin embargo hay veces que la concordancia es
correcta, así por ejemplo en la costumbre de la avaricia (XV,
17) y en las condiciones e costumbres de las personas (XL,
28); también expresiones como no lo cale (XL, 23), que
recuerda al aragonés cal, calen, con el significado de
‘importa’, ‘interesa’, o a la forma catalana cal, del verbo caldre,
que significa ‘ser preciso’, ‘ser necesario’; la utilización del verbo haver en
vez del verbo tener, haver firme sperança (II,
1), haver de lo tal algún bien, (IV, 3), interesse que
espere haver d'él (V, 6), aunque también se emplea alternando con el
verbo tener, si no tiene sperança (IV, 3); el uso
del partitivo de en aquestas pobres de mujeres (VI,
14) y el empleo con diferente valor de la preposición a, ponte
la mano a la boca (XL, 35), con el significado de ponte la
mano en la boca (ha de recordarse que en catalán la preposición a se
emplea en ocasiones con el significado en).
Estos testimonios lingüísticos catalanes y
aragoneses pueden guardar relación con el vínculo empresarial que unía a
Enrique Botel y Pablo Hurus. A modo de hipótesis, cabe aventurar que quizá
Botel diese a imprimir a Pablo Hurus el Flor de virtudes o
incluso que el incunable de Hurus procediera de una versión catalana o
realizada por un traductor catalán o aragonés.
El texto y nuestra edición
En
el presente trabajo se ofrece una transcripción del incunable conservado en El
Escorial (85.VII.20), cuyas deficiencias, escasas, se completan o corrigen con
otras ediciones del siglo XVI. A tal efecto se han tenido en cuenta las
impresiones de Hardouyn (1534) y Joan Navarro (1565), con las que se han
completado palabras que en el incunable de El Escorial aparecían rotas y
resultaban incomprensibles, o se han modificado algunos enunciados que
igualmente eran ilegibles. Todas las modificaciones del texto original son
convenientemente advertidas tipográficamente en el cuerpo del texto, así como
explicadas en nota.
Asimismo,
con el fin de facilitar la lectura del texto, se han aplicado los siguientes
criterios de edición:
-Puntúo
y acentúo siguiendo criterios actuales.
-Regularizo
el empleo de y con valor vocálico y la transcribo siempre
como i: oídos, deleite, cuidados, en
lugar de oydos, deleyte, cuydados.
-Transcribo
la j con valor vocálico como i: ira en
vez de jra, si bien ha de notarse que en el texto aparecen de forma
arbitraria las formas jra e irada.
-Transcribo
la j con valor consonántico como y: yugo en
vez de jugo.
-Transcribo
la i con valor consonántico como j: jamás, lisonja, injuria,
y no iamás, lisonia, iniuria (aunque
en el impreso aparecen ambas formas).
-Escribo
los diptongos ai, oi situados en final de palabra
siguiendo las normas actuales de ortografía: hay, hoy,
en lugar de hai, hoi.
-Transcribo
la u con valor consonántico como v: prueva, movimiento, savio, hoviere,
en vez de prueua, mouimiento, sauio, houiere.
No obstante debo señalar casos como havrá, devría, bevría y
otros: Al que havrá de otro compassión […] (XII, 9), […]
el hombre savio no devría jamás dezir […] (XVIII, 6), no
bevría jamás agua (XXXVI, 2), que podrían guardar relación con las
formas catalanas hauria, deuria y beuria,
tal como se emplean en la versión catalana de 1489, Qui haurà
misericòrdia de altri […] (pág. 95), […] l'ome savi no deuria
may dir […] (pág. 115), […] no beuria may aygua […] (pág.
166).
-Transcribo
la v con valor vocálico como u: uno en
lugar de vno.
-
Sustituyo rr tras nasal por r: honra en
lugar de honrra.
-Resuelvo
el signo tironiano como e y desarrollo las abreviaturas sin
indicación.
-Ante b o p el
signo de la abreviatura lo transcribo como m, pero los grupos que
aparecen escritos en el texto con np y nb, se
mantienen.
-Cambio
las palabras quada, quadal, quasi, cinquo, nunqua y quatorze por cada, cadal, casi, cinco, nunca y catorze.
-Normalizo
la separación de palabras siguiendo los criterios actuales: por ende, de
los, pare mientes, cada uno, en lugar de: porende, delos, paremientes, quadauno.
Del mismo modo se unen palabras que en el texto aparecen separadas: ahorcar, encubrirse, propiamente, detrás, quítangelas, ahunque,
en vez de a horcar, en cubrir se, propia mente, de
tras, quítan ge las, ahun que.
-Marco
la ausencia de vocales mediante apóstrofo: d'el, d'estos, para'l, d'armas,
y no del, destos, paral, darmas.
-Acentúo ál e ý cuando
tienen el significado de otra cosa y allí,
respectivamente.
-Mantengo
consonantes dobles como ff, ll, cc, nn,
en palabras como afflictión, effecto, officio, intellectual, succede, peccado, innocente.
-Conservo
vacilaciones como sepulchro y sepulcro, parahízo, parahíso, penitentia, penitencia, entonce, entonces, ante, antes, pecado, peccado, companya, compañía, acompañan, danyo, daño, damnó, qualquier y qualquiere.
-Indico
entre corchetes, citando la lectura del original en nota, las letras o palabras
que se añaden para corregir ausencias o erratas del texto y suprimo
directamente en el texto las letras o palabras que aparecen duplicadas,
anotando la lectura del original.
-Numero
correlativamente los capítulos y normalizo sus denominaciones.
-Para
facilitar el estudio y manejo de la obra, he procedido a subdividir los
capítulos en párrafos, atendiendo a la unidad de contenido del texto. De esta
manera, las citas textuales se realizan indicando, en primer lugar, el número
del capítulo en números romanos y a continuación, el número del párrafo en
números arábigos.
-Dado
que el impreso carece de indicaciones de foliación o paginación, y tan sólo
aparecen marcas de cuadernillos, separo las páginas mediante barra / y conservo
las marcas de cuadernillos al final de aquellas páginas en que aparecen
indicadas.
BIBLIOGRAFÍA
Manuscritos
castellanos de la Flor de virtudes:
Dos
son los manuscritos en lengua castellana que se han conservado con el texto de
la Flor de virtudes. El principal de ellos es el denominado Cancionero de Juan
Fernández de Íxar, fechado en 1470 que incluye completo el texto de la obra que
nos ocupa, en los folios 271r-329v (BNM, ms. 2882); fue editado por J. Mª
AZÁCETA, “Estos son los capítulos que hay en aqueste libro de Flor de
Virtudes”, en Cancionero de Juan Fernández de Íxar, Madrid,
CSIC (Clásicos Hispánicos), 1956, 685-752. El otro manuscrito, es el de la
Biblioteca universitaria de Valencia (ms. 92.4.24), que presenta incompleto el
texto del Flor de virtudes.
Manuscritos
italianos de la Flor de virtudes:
El
principal manuscrito italiano de la Flor de virtudes es el
Laurenziano-Gaddiano 115, conservado en la Biblioteca Medicea Laurenziana de
Florencia. Este manuscrito fue el empleado por Ulrich para la edición que
realizó en 1890 de la Flor de virtudes.
Impresos
castellanos de la Flor de virtudes:
—Flor
de virtudes, atribuido a Pablo o Juan Hurus, Zaragoza, hacia 1488-1491.
Para la preparación de la presente edición se ha empleado fotocopia del
ejemplar de la Biblioteca del Escorial (85-VII-20).
—Flor
de virtudes nuevamente corregido, Zaragoza, Pedro Hardouyn, 1534. Se ha
utilizado fotocopia del ejemplar de la Biblioteca Menéndez Pelayo, sign. 1626.
—Libro
llamado Flor de virtudes, el qual fue compuesto en lengua italiana y reformado
por los padres religiosos de Sant Francisco de Venecia. Y agora impresso
conforme a la verdad de aquel original y mejorado, Valencia, Joan Navarro,
1565. Se ha usado fotocopia del ejemplar de la Biblioteca Menéndez Pelayo,
sign. 30.042.
Ediciones
en catalán de la Flor de virtudes:
—ACEBRÓN
RUIZ, Julián, Flors de virtut (ed. facsímil), Lleida, Institut
d'Estudis Ilerdencs, 2001.
—CORNAGLIOTTI,
A., ed. Flors de virtut. Versió catalana de F. de Santcliment,
Barcelona, Barcino, 1975.
Ediciones
en italiano de la Flor de virtudes:
—Fior
di virtu historiato, Florencia, Compagnia del Drago, 1498 [facs. Florencia,
Electa, 1949]. Las viñetas reproducidas en este trabajo proceden de la
reproducción facsímil de este impreso.
—Fiore
di virtù alla sua vera lezione, ed. G. G. Bottari, Roma, 1740.
—ULRICH,
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(1895), pp. 235-253 y 431-452.
—ULRICH, G., Fiore di virtù. Saggi della versione tosco-veneta, Leipzig, Libreria Renger, 1895.
Estudios
sobre Flor de virtudes:
—ACEBRÓN
RUIZ, Julián, “Sobre la versión catalana del Fiore di virtù, su
autor y sus avatares (Francesc de Santcliment, la oficina tipográfica de Botel
y unos incunables leridanos”, Diálogos hispánicos, 24 (2004), 39-53
(homenaje al prof. Manuel Ferrer Chivite, ed. F. Sierra Martínez, Amsterdam -
Nueva York, Rodopi).
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Grabado de la edición de la Compañía
del Drago, Florencia, 1498
Portadas de las ediciones de
Hardouyn, Zaragoza, 1534, y Navarro, Valencia, 1565
0. Assí
he fecho yo, como el que está en un gran prado de flores e rosas, que coge las
más fermosas para fazer una guirlanda. Assí yo he puesto nombre a esta mi
obra: Flor de virtudes. En la qual, si se fallare quiçá algún yerro
o vicio, supplico humilmente a los que la leerán, quieran aquél emendar e
perdonarme. E si fallaren cosa que les parezca bien, agradézcanlo a la Sancta
Scriptura e a los auctores de aquélla.
[Capítulo
I]: de amor
1.
Amor, buena voluntad e deleite, son casi una misma cosa según prueva Sancto
Thomás de Aquino en su Suma de Theología.
2.
Por ende nota que, generalmente, según dize Augustino, el primer movimiento de
qualquier amor es el conocimiento de la cosa, ca ninguno no puede amar cosa
alguna si primero no hoviere conocimiento d'ella.
3.
Este conocimiento o vía de conoscer procede de los cinco sentidos corporales,
como del ver, que es de los ojos; e del oír, que es de los oídos; e del oler,
que es de las narizes; e del gustar, que es de la boca; e del palpar, que es de
las manos. E ahún este conocimiento es en otra [a ij] parte del cuerpo,
conviene saber, en el seso intellectual, que es la imaginatión. E el tal
conocimiento es el primer principio de amor.
4.
El qual por la mayor parte desciende e procede de los ojos, según el
philósopho, ca primeramente se inclina e mueve la voluntad de los hombres por
este conocimiento, e después la memoria; e imaginando se convierte en plazer,
por el qual plazer e deleite se mueve un desseo de coraçón a amar la cosa que
le plugo; e este desseo después se confirma por una sperança que viene de poder
alcançar lo que le plugo. E dende nasce la sobirana virtud de amor, la qual es
raíz e fundamiento, siquier cimiento de todas las virtudes según dize el
philósopho. E Sancto Thomás de Aquino lo prueva diziendo que no puede cosa
alguna ser virtuosa sin amor e todas las cosas se forman en el conocimiento por
él. Por ende, qualquier que quiere conoscer la virtud del vicio, pare mientes
lo que quiere fazer, si procede de la virtud de amor o no; e en esta manera
podrá conoscer la virtud e la verdad. Esto puede ver cada uno manifiestamente
mirando la propiedad de los vicios e de las virtudes.
5.
E assí la virtud de amor se puede comparar a una ave llamada caladrius, que
tiene tal propiedad que, si la trahen delante a un doliente, si ha de morir,
jamás aquella ave le buelve la cabeça ni lo quiere mirar, ante está muy triste;
e por la contra, / si ha de escapar, ella lo mira de fito e le quita el mal.
Assí faze la virtud de amor, la qual no mira jamás a vicio alguno, ante esquiva
toda vileza e mora siempre en cosas honestas e virtuosas. Ca todo coraçón
gentil en el qual se conservan las virtudes faze assí como las aves, que
naturalmente andan en las verduras, e assí como faze la lumbre, que es puesta
en lugar escuro, que alumbra más que en el claro, assí el virtuoso muestra más
su virtud en las adversidades que en la prosperidad, assí la virtud del amor
perfecto se conosce mejor por su contrario.
6.
Empero, según dize Santo Thomás, orden hay en el amor, ca primeramente deve el
hombre amar a Dios sobre todas las cosas creadas, después deve el hombre amar a
sí mismo, e luego después a su padre e madre, e después la patria, e después a
qualquier hombre según su grado e condición. Ca primero deve el hombre amar a
los buenos que a los malos, e puesto que el hombre ame los malos, no deve amar
sus vitios, según dize Sant Agustín. Por ende, primero quiero tractar del amor
de Dios, porque es sobre todos, e después diré del amor de los parientes,
después fablaré del amor de los amigos e postreramente del amor de las mujeres.
Capítulo
II: del amor de Dios [aiij]
1.
Amor de Dios, es dicho caridad, la qual se forma de dos virtudes, que son fe e
sperança, ca ninguno puede amar a Dios si no hay en él verdadera fe, creyendo
firmemente que Él sea verdadero Dios vivo e haver firme sperança en Jesuchristo
de venir a la vida eterna. De estas dos virtudes se engendra en el alma una
disposición por la qual quiere entrar en el amor de Dios por gratia e virtud
del Spíritu Sancto.
2.
Por esso dixo Salamón en el Ecclesiástico fablando del amor de
Dios: “Yo, Salamón, Rey de Hierusalén, deliberé en mí mismo de fallar
saviamente la verdad e la perfectión de quantas cosas hay en el mundo, e por
esso edifiqué p[a]lacios e casas, e planté viñas, e enxerí toda manera de
árboles, e por semejante, yo tuve muchos ganados de diversas specias, e tuve
gran abundancia de oro e de plata, e tuve otrosí muchos servidores, e tuve
muchos chantres e músicos, e tuve en mi corte de toda manera de gentes, e tuve
mando e señoría sobre todas las generaciones del mundo, e hove la mayor honra
que hombre jamás hovo ante de mí, e donde la quise, e hove scientia sobre todos
los hombres, e no hovo cosa que delectasse mi pensamiento que no lo fartasse
d'ella según mi appetito. E a la postre, quando me bolví a pensar e mirar lo
que havía fecho, e las fatigas e sudores que havía ga / stado en vano con
grandíssima afflictión de spíritu, no vi ál en todo, sino vanidad, fumo, viento
e miseria; e vi que no havía cosa alguna so el sol que fuesse estable e sin
mundança, salvo el amor de Dios. E assí yo le rogué que presto me enviasse su
amor”.
3.
Por esso dize Sant Paulo en sus Epístolas que el seso e saber
de este mundo es locura delante de Dios, assí que el que piensa más saber, sabe
menos.
4.
E dize Job: “Desnudo vine a este mundo e como loco he vivido en él, e agora a
la fin conosco que soy nada”.
5.
Dize Sant Agustín: “¡O, tú, que vas buscando e pidiendo paz! ¿Quieres que te
muestre cómo la fallarás? Pon tu coraçón firme en el amor de Dios e no en la
miseria e vituperio d'este mundo, porque cada uno puede bien ver, que no puede
ser uno honrado, que otro no sea vituperado; ninguno puede ser grande, que otro
no sea pequeño; ninguno puede ser rico, que otro no sea pobre.” E por esso dixo
el poeta que qualquiere cosa se conosce por su contrario.
6.
E puede compararse el vivir d'este mundo a una gran mesa con unos pequeños
manteles, que cada uno tira para sí e descubre la parte del otro. Por ende, el
que pone su amor en este mundo, a menudo se entristece e se duele, porque es
lleno este mundo de vanidad. E el que ama a Dios, siempre está alegre e
contento, porque siempre vive e mora con Dios, que es gozo sobirano, paz
sobirana. E d'este [a iiij] amor dezía el Apóstol: “Dios es caridad, e el que
está en caridad, mora en Dios e Dios en él”.
7.
El segundo amor es el amor de los parientes, el qual nasce e viene de un
movimiento natural e ayuntamiento de ánimo que induze e inclina las personas a
amar a sus parientes más que a otros, según que la naturaleza misma nos
adiestra. Del qual amor dize un propheta, e ahun Salomón: “No fíes en el que no
ama sus parientes, ca el que abhorrece sus cosas, ¿cómo amará las ajenas e
estranyas?”
8.
Salomón dize que todas las aguas salen de la mar e tornan a ella, e todos los
hombres son de tierra e tornan a ser tierra. E assí, conosciendo las
tribulaciones del mundo, yo alavé más los muertos que los vivos; e más
bienaventurado es el que no es nascido en el mundo, que el que es nacido,
porque no ha provado ni visto los males que están sobre la tierra. Dos cosas
hay de continuo la una contra la otra, conviene saber, el mal contra el bien, e
la muerte contra la vida. E las riquezas e las virtudes alegran el coraçón,
mas, sobre todo, es el amor de Dios.
Capí[tulo]
III: del amistad
1.
El tercero amor, que se dize amistad, es querer uno de otro cosas lícitas e
honestas, según dize Tulio en el libro De amicitia. E fúndase la
tal amistad sobre un ayunta / miento bueno e caritativo de vida, que delecta e
plaze a las personas de conversar e praticar el uno con el otro.
2.
E el effecto de aqueste amor desciende e procede de tres causas. La primera es
solamente por el bien que el un amigo espera del otro, e la tal amistad es amor
mintroso e falso, e no se puede verdaderamente llamar amistad, mas mercaduría
de proprio interesse, según dize Tulio. La segunda es que el hombre quiera el
bien e el provecho de su amigo, no curando del suyo, e éste es perfecto amor.
La tercera es quando el uno quiere participar el provecho con el otro, e ésta
es buena amistad.
3.
E la experiencia de aqueste verdadero e buen amor consiste en tres cosas
principales: la primera es amar su amigo con buena voluntad e fazer lo que él
crea que le plaze; la segunda es guardarse de fazer cosa que le desplega o que
le torne en danyo, ca el amigo se gana e se conserva en tres maneras: la
primera es honrándolo en presencia, la segunda loándolo en absencia, la tercera
sirviéndolo en sus necessidades.
4.
E a este propósito dixo Salomón: “Ninguna cosa se puede comparar con el amigo
fiel”.
5.
E dize Ovidio: “En el tiempo de la prosperidad tú fallarás muchos amigos,
empero en las adversidades te fallarás a solas. Quatro cosas hay que son
mejores viejas que nuevas: la primera es el vino, la segunda es el pescado, /
la tercera es el azeite, la quarta es el amigo”.
6.
Dize Aristóteles que quanto mayor es el árbol, tanto ha menester mayor puntal
para le sostener; e assí, quanto la persona es mayor, tanto ha más menester los
amigos, porque no puede ser bien alguno a solas.
7.
Empero, la bienaventurança de los hombres no es ál salvo el amor e buena
voluntad de las personas, según la opinión de algunos philósophos morales. E
esto es verdad fablando de las bienaventuranças morales de aquesta vida, e no
entendiendo de la bienaventurança eterna, que es sólo Dios. E esto quería dezir
Tulio en su libro De amicicia, rezando la sentencia e opinión de
aquel gran maestro Archita que dezía: “Si uno subiesse al cielo e viesse la
fermosura del sol, e de la luna, e de las strellas, e todas las bellezas del
cielo e de la tierra, e de todo el mundo, e después bolviesse a la tierra e no
lo osasse dezir a algún amigo con quien pudiesse communicar todas sus cosas a
la llana, no le aprovecharía ni se contentaría cosa del mundo de esta alegría,
ante le sería un amargo dolor”.
8.
Platón e Séneca dizen: “Ante que tú ames a otro, pruévalo, e quando lo huvieres
provado, ámalo de buen coraçón”.
9.
Nota ahún que el bueno se gasta e se pierde por la prática de la vil companya,
e el malo viene a ser bueno por la prática e conversación del bueno, e apártase
de infa / mias por acompanyarse con mejor e con más honesto hombre que él.
Capí[tulo]
IV: del amor carnal
1.
El quarto amor que mueve la voluntad humana se llama amores, e éste es en tres
maneras.
2.
La primera es amor de carnal appetito, conviene saber, quando el hombre ama a
las mujeres sólo por el deleite que el hombre quiere d'ellas e no por otro,
assí como faze la mayor parte de los hombres. E el deleite de este amor es todo
e consiste en el cuerpo.
3.
E según prueva Sancto Thomás, ninguno puede amar cosa alguna si no tiene
sperança alguna de haver de lo tal algún bien. E ahunque a las vezes se tome
aquel amor por algún mal respecto, empero, a lo menos según el plazer e deleite
del que ama, es dicho bien.
4.
E assí conviene que en qualquier amor haya siempre algún deleite, o corporal o
del entendimiento. El corporal viene de los cinco sentidos principales del
cuerpo, de los quales he fablado de suso. Empero, el deleite del entendimiento
procede sin duda de la imaginatión.
5.
E vale más la delectatión intellectiva que la sensitiva e corporal, ahunque la
gente grossera e sensual busca e dessea más continuamente el deleite del cuerpo
que del entendimiento, e dexa el mayor bien por el menor, assí como una cosa
que no / tiene cuidado alguno salvo de su proprio deleite, sin mirar honra
alguna, vergüen[ç]a o danyo, ni provecho, ni plazer o enojo de la mujer que le
ama. Solamente se puede fartar, e esto lo causa porque de continuo vive en los
deleites sensuales, como las bestias, e, por ende, no se puede nombrar amor.
6.
E a este propósito dize Aristóteles que amor no es otra cosa sino querer que la
persona que el hombre ama, haya bien; e el que ama a otro solamente por
interesse que espera d'él, e no por ál, no lo ama.
7.
E de este tal amor de concupisentia se puede dezir que han salido las Reglas
del amar verdadero, porque el que es puesto en tal amor, no puede fartar el
entendimiento de pensar, ni los ojos de mirar, ni las orejas de oír, ni la
lengua de fablar de la persona que el hombre ama. E siempre fabla, siempre
piensa, siempre studia e dessea fazer cosa que sea grata e en plazer de aquél a
quien ama; e qualquier gran peligro e qualquier gran cosa le parece pequeña. E
no duerme, ni come, ni teme vergüença ni honra por la cosa amada.
8.
E esto quería dezir San Gregorio sobre el Evangelio de Penthecostés. “El
verdadero amor, mucho obra, e faze grandes cosas, e si no faze grandes cosas,
no es amor”.
9.
E dize San Paulo en sus Epístolas que ninguno puede sobrar el
coraçón del que ama, tanto que ni fambre, ni set, ni sueño, ni frío, ni calura,
ni miedo, ni menazas, ni señoría, ni ha / un la muerte, ahunque fuesse
crudelíssima, lo puede sobrar.
10.
E por esso dixo Salomón en sus Cánticos: “El amor es fuerte como la
muerte, empero, más obra el amor spiritual, el qual es amor perfecto e
verdadero”.
11.
E del amor carnal dize Sócrates: “No hay mayor cativerio que ser sometido a
amor”.
12.
E dize Platón que el amor no tiene ojos, empero, los tales enamorados de amor
sensual, más propriamente se devrían dezir locos según la regla moral, ca son
cativos ciegos e locos, e de continuo están en pensamiento e miedo, e la razón
es porque este amor de concupiscencia no es virtud, mas vicio de luxuria.
13.
E por esso dize Santo Thomás que el alma de qualquier siempre se mueve por
fuerça de razón a amar todas las cosas que son fermosas e buenas. E assí no hay
persona en el mundo a quien no plegan las cosas buenas e bellas quando las vee,
e que no tome plazer en pensarlas, haunque no hoviesse de aquéllas otro deleite
alguno e provecho corporal, sino que fuesse alguno loco público.
14.
Sant Agustí, e San Bernardo e Hugo, en el Libro de las respuestas,
dize que amor no es ál salvo transformarse en la cosa amada por semejança e
conformidad de vivir, e de modos de virtud, e de voluntad e de costumbres,
quanto possible sea a su condición.
Capí[tulo]
V: del amor natural /
1.
El quinto es el amor natural, el qual no está en la mano del hombre, e éste
inclina el ánimo de cada uno a naturalmente amar su semejante. E Santo Thomás e
otros philósophos pruevan que qualquier hombre del mundo se mueve a amar su
semblante o por forma corporal, o por natura, o por uso, o por costumbre,
ahunque no dessee ni quiera algún deleite carnal, e se contenta sólo del
deleite del entender e natural.
2.
La experiencia de aquesto se vee en las aves e en las otras bestias que no
tienen entendimiento, e por fuer[ç]a, e por virtud de aqueste amor natural,
todos se acompañan, e viven, e pratican el uno con el otro, e se delectan de
estar con su semblante sin pensamiento de algún appetito carnal, porque no hay
cosa en el mundo que no tome plazer de estar con su semblante.
3.
E por esso dize Salomón que qualquier cosa dessea su semblante. El poeta dize
que el semblante con el semblante fácilmente concuerdan.
4.
Dize Aristótiles que todas las personas son nacidas so cierta costellación, e
los que son engendrados so una costellación, naturalmente son de una conplexión
e de una voluntad, e siempre se aman, e toman plazer más con sus semejantes que
con los que son de diversas costellaciones.
5.
E por ende, parece bien a cada uno guardar e amar todas las cosas semejantes,
salvo si la tal semejança le procurasse algún daño, ca puesto que na /
turalmente los que son de una misma arte se amen por la semejança del officio,
empero, comúnmente el uno tiene invidia al otro, e por esta razón un sobervioso
abhorrece a otro sobervioso; e assí es generalmente en todas las otras cosas
quando la semejança puede procurar danyo. E la razón natural de aquesto es
porque todos los hombres del mundo naturalmente aman primero su provecho que el
ajeno, assí que los que dizen que ningún hombre ama las mujeres sino por el
deleite carnal, ciertamente se engañan, según se puede entender por las razones
susodichas.
6.
Tulio dize que el amor perfecto no es ál, salvo amar a otro, no por fuerça, ni
por miedo, ni por interesse que espere haver d'él, ca sufficiente provecho es
que se contente del deleite intellectual de amar.
7.
Dize Platón: “¿Quieres conoscer quál es semejante a ti? Mira quién te ama o a
quién tú amas sin interesse”.
Capí[tulo]
VI: de las mugeres
1.
Porque de las mujeres procede mucho la infamia de aquesta noble virtud de amor,
he deliberado ser defendedor contra qualquier que quiera dezir mal d'ellas.
2.
E seguiré por orden de aquesta manera. Conviene saber que primeramente quiero
rezar las auctoridades de los que han dicho mal d'ellas e después algunas /
auctoridades de savios que han dicho bien d'ellas. E en fin quiero concordar
estas scripturas, e dar verdadera solución e declaración, cortando las malas
lenguas según merecen.
3.
Las auctoridades que dizen ma[l] de las mujeres son las siguientes. Dize
Salomón: “Assí como no hay aspereza sobre la cabeça de la sierpe, assí no hay
saña ni ira mayor que la de la mujer, e mejor es morar con los leones e con los
dragones, que vivir con la mujer irada”. Ahún dixo que, por la primera mujer,
vino el pecado e por ella morimos todos. E otrosí dixo: “De cient hombres, he
fallado uno bueno, mas de mil mujeres, no he fallado alguna buena”. Ahún dize:
“No pratiques con la mujer, porque assí como de la vestidura nasce la tinya,
assí de la mujer nasce la iniquidad”. E dixo que mejor es la iniquidad del
hombre, que la bondad de la mujer. Ahún dixo: “Si la mujer tuviesse señoría e
mando sobre el marido, faría qualquier mal”.
4.
Un savio philósopho dixo que tres cosas echavan el hombre de casa: el fumo, la
casa mal cubierta e la mala mujer.
5.
Hipocras dixo a una mujer que levava fuego en la mano: “Un fuego lieva otro,
empero, más ardiente es el que lo lieva”.
6.
Homero dixo de una otra mujer que estava encima de una cama con una doliente:
“El mal está con el mal”.
7.
Salustio dixo de una otra que aprendía de leer: “La ponçonya de la sirpiente se
ayunta con [b j] la ponçonya del scorpión”.
8.
Platón dize de ciertas mujeres que lloravan una otra mujer que era fallecida:
“El mal se entristece del mal que ha perdido”.
9.
Avicenna dixo a una otra que apprendía de scrivir: “No acrescientes el mal con
el mal”.
10.
Las auctoridades que dizen bien de las mujeres son éstas. Salomón dize: “El que
falló buena mujer, falló bien e alegría, e el que echa la buena mujer, echa
todo el bien de su casa”. También dixo: “La mujer que es buena, es corona de su
marido e honra de la casa, e Dios envía las riquezas por mano de las buenas
mujeres. E la mujer discreta refaze su casa, e la loca la destruye”.
11.
Porque assí como el hombre no puede vivir sin los quatro elementos en este
mundo, assí no podría durar sin mujer. Por consiguiente, la mujer se puede
dezir el quinto elemento del hombre. E si no fuessen las mujeres, todos los
hombres envejecerían e perecería el mundo. E si las mujeres se exercita[r]an en
las sciencias e en las artes del mundo como los hombres, farían grandes cosas
por la fuerça de su entendimiento natural.
12.
La verdadera e cierta declaración de las auctoridades susodichas que dizen mal
de las mujeres, conviene saber la causa e el principio de tanta infamia, fue
Eva, que damnó; e el principio e la causa de las auctoridades que dizen bien,
fue la Virgen Nuestra Señora, que salvó. Por esso dize Sant Agustín: / “Ninguna
cosa havrá en el mundo peor ni mejor que la mujer”.
13.
E assí, las auctoridades que dizen mal de las mujeres, se entienden de las
malas. E esto puede ver e entender claramente qualquier que contempla las
auctoridades susodichas, si ya passión no los mueve. E a la auctorida de
Salomón, que dize que él no falló jamás alguna buena mujer, respóndese que si
él no la falló, ha havido muchos que la han fallado, e no solamente una, mas
muchas, lo qual no se puede negar, que antes d'él e después, no haya havido
algunas buenas, lo qual no es necessario contar, assí de las de la ley de
natura, como de las de la ley de scriptura, ni tantos millares como ha hovido
en las de la ley de gracia. E assí es cosa manifiesta, e haun salva, su
reverencia. Él mismo dixo que se fallavan algunas buenas. E esto podrá bien
dezir e leer qualquier que querrá ver sus auctoridades. Empero, yo creo que
quando él dixo esto, ira, saña e desdén le fizo fablar de aquella manera, ca
léese en el Testamento Viejo, que quando Salomón fue anciano e viejo,
estoviendo delante del templo, él enloqueció por amores de una mujer pagana, e
aquélla le fizo renegar de Dios e adorar ídolos, e trúxolo a fazerlo vestir
como mujer, e después lo fizo filar, e levávalo como quería, e fazía d'él como
de un ninito; por donde creo que, entonces, reconosciendo su bestialidad, vino
a / dezir, con saña e desdén, que no havía fallado mujer alguna buena.
14.
Por otra parte, el que quiere bien mirar, los males que fazen las mujeres,
verdaderamente, son pocos en respecto de los que fazen los hombres; e ahun en
el carnal appetito, mucho mayor freno se falla e se vee en las mujeres que en
los hombres, assí como se vee cadal día. E se pueden ver infinitas experiencias
en el resistir que fazen a los engaños de los hombres e no por el contrario. E
assí, los que tanto mal dizen de aquestas pobres de mujeres indefensas,
[f]arían mejor de callar, pues no tienen fundamiento alguno de verdad.
15.
Enxemplo de la amistad e del amor.
Léese
en las Historias romanas e en Valerio Máximo, que Dionís de
Çaragoça, Rey de Cecilia, queriendo cortar la cabeça a uno que llamavan Fisia,
por cierto maleficio que havía cometido, pidió al rey plazo de ocho días para
ir a su casa e ordenar sus fechos. E el rey le respuso, burlando, que si él le
dava un hombre en rahenas, que se le obligasse a que le fuesse cortado la
cabeça si él no bolvía, que él sería contento de ot[or]garle la gracia e plazo
que le pidía. Entonces Fisia envió por uno que havía nombre Amón, al qual amava
sobre todas las cosas del mundo, e por sem [b ij] blante era amado d'él, e
díxole todo el negocio. E luego, en esse punto, Amón fue al rey e se obligó por
Fisia de perder la cabeça si él no bolvía, e assí Fisia fue a su casa a ordenar
sus negocios. E acercándose el plazo que Fisia havía demandado, todo hombre se
fazía burla de Amón, por la loca obligación que havía fecho por Fisia; empero,
él no temía cosa del mundo, tanta e tal era la fe que tenía en su amigo. E
assí, a la fin del término, Fisia bolvió según havía prometido; e viendo el rey
el tan perfecto amor que estos dos se tenían, perdonó la muerte a Fisia, porque
un amor tan entrañal no se pertiesse.
Capítulo
VII: de la embidia
1.
Invidia es un vicio contrario a la virtud de amor e es en dos maneras: la
primera es dolerse del bien de otro; la segunda es alegrarse del mal ajeno.
2.
Empero, qualquier d'estas dos maneras puede estar alguna vez sin vicio, porque
es bien alegrarse de los males de otro, porque se castigue, e haver dolor del
bien de otro e de su prosperidad, porque no se ensobervezca. E para haver de
aquesto buena e verdadera noticia, primeramente es necessario conoscer qué cosa
es virtud.
3.
Aristóteles dize que virtud es buena qualidad de entendimiento, de la qual se
sigue vivir bien e guardarse de mal. E, por semejante, virtud es una
disposición del entendimiento bien ordenado e bien formado, no disposición de
natural o artificial belleza de / cuerpo, mas de ánimo, e de razón, e de vida,
e de costumbres de amor de Dios e de honra del mundo.
4.
Enxemplo. Puédese comparar el vicio de la invidia al milano, que es un ave tan
invidiosa, que si él vee engordar a sus fijos en el nido, él los fiere e los
ensangrienta con el pico en las spaldas porque se podrezca la carne e assí se
enflaquezcan.
5.
Séneca dize que la envidia paga del bien, mal, e del mal, bien. Otrosí dize que
más rafez cosa es fuir al desplazer de la pobreza que a la invidia de las
riquezas.
6.
E del vicio de la invidia se lee en la Suma de los vicios que,
assí como el gusano consume e rohe la madera, e la tinya los vestidos, assí la
envidia gasta al hombre.
7.
Salomón dize: “Quando tu enemigo cahe en confusión o empobrece, e viene a
menos, no te alegres de su daño, ca mucho desplaze a Dios, e el que se alegra
del mal ajeno, es cosa muy cierta que no quedará sin punición”.
8.
San Gregorio dize que no hay mayor tormento en el mundo que la envidia, e donde
hay envidia, no puede haver amor. La mayor vengança que el hombre puede haver
del invidioso es fazer bien e usar de virtud.
9.
Séneca dize: “No fagas injurias e no ganarás enemigos, mas la invidia faze
muchos enemigos”.
10.
Ovidio dize que la invidia faze que te parezca siempre el campo ajeno más
abundoso que el tuyo.
11.
Platón dize que el invidioso no está jamás sin dolor, ni el ipócrita sin miedo.
12.
Sant [b iij] Agustín dize: “El que tiene invidia, no puede amar a otro, por
consiguiente no puede tener hombre del mundo mayor vicio que la invidia”.
13.
Séneca dize que más se deve el hombre guardar de la invidia de los parientes e
amigos, que de la de los enemigos.
14.
Tholomeo dize que el invidioso se aconverta de perder por fazer mal a otro.
15.
E léese de aqueste vicio de la invidia en el Testamento Viejo un
exemplo: que viendo Caím que todas las cosas de su ermano Abel ivan prósperas e
continuamente cadal día se le acrecentavan de bien en mejor, porque temía e
reconoscía a Dios, su ermano Caím lo mató por envidia con un palo, siendo ellos
los primeros ermanos que jamás fueron en el mundo. E ésta fue la primera sangre
que se derramó en el mundo.
Capí[tulo]
VIII: de la alegría
1.
Alegría, que es effecto de amor, según Priciano, es reposo e sosiego de
coraçón, e contentamiento en alegrarse de algún deleite.
2.
Jesús, fijo de Sidrach, dize que la vida del hombre es alegría del cuerpo.
Empero, alegrarse en las cosas más que nos conviene, no es virtud, mas vicio.
3.
Sant Agustín dize que a la grande alegría succede luego súbita tristeza.
4.
Enxemplo de aquesto se puede tomar del gallo, el qual se alegra e canta según
las horas / por movimiento de alegría natural de su coraçón, de día e de noche,
ordenando su alegre vida con manera e orden de razón.
5.
Salomón dize: “No hay riqueza ni alegría sobre la salud del cuerpo, e no hay
deleite sobre la alegría del coraçón”. Otrosí dize: “El coraçón alegre faze
florecer la vida del hombre, e el spíritu triste desseca los huessos. No te
alegres jamás del mal ajeno, porque no se puede saber cómo va el tiempo
contrario”.
6.
Séneca dize: “No te enxalces mucho por las cosas prósperas ni te entristezcas
en las adversidades”.
7.
Un enxemplo de alegría se lee en la Vida de los sanctos padres, de
uno que llamavan Largoto, el qual era muy devoto de Jesuchristo, e por su
devoción deliberó de ir en pelegrinaje allende el mar, e visitar el Sancto
Sepulchro; e como llegó, besando e abraçando el Sancto Sepulcro con infinitas
lágrimas e sospiros de alegría e devoción, cayó muerto en el suelo. E los que
se fallaron ende presentes, creyeron que se hoviesse amortecido e enviaron por
los físicos; e quando lo vieron, dixieron luego que era muerto. E queriendo
saber sus companyeros de qué era muerto, fiziéronlo abrir por medio del cuerpo
e fallaron scripto en su coraçón: “Dulce amor mío, Jesuchristo”. E assí, los
phísicos, entendiendo la devota condición e alegre complexión de aquéste,
judgaron ser muerto de alegría que havía recebido de ver el Sancto Sepulcro, [b
iiij] ca ante muere el hombre de alegría, que de tristeza.
[Capítulo
IX:] de tristeza
1.
La tristeza es vicio contrario a la alegría, e según dize Macrobio, es en tres
maneras: la primera es quando el hombre se entristece e se duele de una cosa
más que no[s] conviene, e ésta se llama propiamente tristeza; la segunda es
quando el hombre no faze, ni dize, ni piensa firmemente cosa alguna provechosa,
sino que está como un cuerpo muerto, e ésta se llama ociosidad, la qual es
grandíssimo vicio; la tercera es quando, por alguna imaginación, el hombre faze
grandes pensamientos, e ésta se llama malenconía, e es de mil maneras según
dize Hipocras, e es ramo de locura. E de aqueste vicio desciende e procede el
ramo de la desesperación, el qual es el mayor pecado del mundo, según
Aristóteles.
2.
E puédese comparar este vicio de tristeza al cuervo, el qual, viendo nascer a
sus fijos blancos, luego que salen de la cáxcara del huevo, él se entristece
tanto, que se va e déxalos estar, no creyendo que sean sus fijos, porque no son
negros como él. E fasta que ponen las plumas negras, no les lieva a comer, e
viven, entre tanto, del aire e del roscío que cahe del cielo. E / si por caso
le quita alguno sus fijos, más se entristece que otra ave alguna.
3.
E a este propósito dixo Jesús, fijo de Sidrach: “Mejor es la muerte que la
triste e amarga vida”. Por ende, no des tristeza a tu alma, mas échala de ti
luego, ca muchos han muerto por tristeza, mayormente que no trahe provecho, e
por ella se ganan e conquistan muchos daños, malicias e muertes.
4.
Dize Boecio: “Ninguna tristeza puede ser mayor en el mundo que haver sido
próspero e rico”.
5.
Platón dize: “No conviene al hombre savio entristecerse jamás”.
6.
Sócrates dize: “El que no se entristece de lo que ha perdido, assosiega su
coraçón e alumbra su entendimiento”.
7.
Pitágoras dize: “Desventurado es el que no tiene e más [el que] solía tener e
agora no tiene”. E nota que, de la malenconía e de la tristeza viene pobreza,
afflictión e desesperación.
8.
Sant Bernardo dixo: “Antes me privaría de la vida, que me dexasse vencer a la
malenconía. ¡O, tú, que yazes en la sepultura de la ociosidad, dime qué faze!
Ca ella faze vellaco el cuerpo, e danya el alma, e apoquece la memoria,
engendra luxuria, nudre e cría la gula, e por la muchidumbre de los malos
pensamientos que faze, introduze qüestiones e siembra discordias”.
9.
Séneca dize: “La malenconía es muerte e sepultura del hombre”.
10.
Salomón dize: “No ames el dormir, porque no te / comprehenda pobreza”.
11.
La Ley dize: “Ninguna cosa hay más cierta que la muerte, ni menos cierta que la
hora de aquélla”.
12.
Bienaventurado es el que no es acostumbrado de haver prosperidad, ca todo el
dolor viene de haver estado en prosperidad, ca toda cosa se conosce por su
contrario, según dize Aristóteles. E assí, el bien faze conoscer el mal, e lo
dulce faze conoscer lo amargo. Por ende, el que se entristece de su dolor,
dobla su mal, mas el que tempra su enemigo con discreción e plazer, es dicho
savio, porque tras la tristeza viene muchas vezes gran alegría.
13.
Séneca dize: “No te dexes jamás tomar a la tristeza, e si no te puedes defender
d'ella, no la muestres a ninguno, ca el hombre savio no muestra a otro su
voluntad e propósito”.
14.
Hugucio dize que de la ociosidad desciende e procede la confusión del
entendimiento, e siempre trahe tristeza.
15.
Cassiodoro dize: “Assí como la natura humana por continua fatiga se muestra por
prática, assí por ociosidad viene a ser loca”.
16.
San Bernardo dize que no hay hombre que conozca a Dios, que no reciba
misericordia si toviere sperança en Dios.
17.
Cassiodoro dize: “El que se pone a la ventura, reniega de Dios e cae en
desesperación”.
18.
[Enxemplo de la tristeza de quando murió Alexandre]. /
De
la tristeza se lee de Alexandre que, quando murió, sus barones e cavalleros lo
pusieron en una caxa de oro, e levándolo a sepultar, muchos philósophos le ivan
detrás, planyendo e doliéndose. E el primero, llamado Gulicio, gran philósopho,
dezía: “El que señoreava la tierra de levante a poniente, agora en dos passos
de tierra está soterrado”. Bartholico dixo: “Quando Alexandre vivía, ninguno
osava fablar d'él, mas agora que es muerto, todos fablan d'él como quieren,
pues él no puede fablar ni oír cosa del mundo”. Delphián dixo: “Los que no
vehían a Alexandre, havían miedo d'él, e agora tráctanlo como quieren”.
Priciano dixo: “Ninguna cosa podía durar contra Alexandre, e él no ha podido
resistir a la muerte”. Archito dixo: “¡O, potentíssimo! ¡Cómo has cahído!”
Drusiano dixo: “¡O, muerte escura!, ¡o, muerte dolorida!, ¡o, muerte
presumptuosa! ¿Cómo has podido haver tanto ánimo de contrastar a aquél a quien
el mundo no ha podido contrastar?” Bernardo dixo: “¡O, signo escurecido!, ¡o,
justicia abaxada!, ¡o, lealtad perdida!, ¡o, cortesía descasada!, ¡o, franqueza
destruida!, ¡o, gentileza perdida!, ¡o, prudencia affogada!, ¿qué fará de hoy
adelante la miserable provincia de Macedonia e todo el mundo, pues es muerto el
rey Alexandre? Agora, el que algún tiempo lloró, llore agora con nos / otros
reziamente”. E entonces fizieron tan gran llanto, como fuesse fecho jamás en el
mundo.
Capítulo
X: de la paz
1.
Paz, según San Bernardo, es puridad de entendimiento, simplicidad de coraçón,
reposo de vida, atamiento de amor, compañía de caridad.
2.
E puédese comparar la paz al castor, que es un animal que sabe por natura la
causa por que los caçadores lo van persiguiendo, conviene saber, por sus
companyones, ca son medicinales para ciertas dolencias. E assí, quando lo
persiguen e vee que no puede escapar, él mismo se corta los botones con los
dientes e échalos en el monte, porque los tome el caçador, e pueda escapar de
la muerte e viva en paz.
3.
Sant Isidoro dize: “El hombre que vive en paz, vive seguro e no puede jamás
tener poco”.
4.
Bartholico dixo: “Sobre todas las riquezas es la paz e sobre todas las
grandezas d'este mundo”.
5.
Platón dize: “Have paz con la virtud e guerra con los vicios solamente”.
6.
Julio César dixo: “Quando dos enemigos son eguales en poderío, entonce es hora
de razonar de paz, porque no puede el uno sobrar al otro e jamás se
concordarían sin paz”.
7.
Aristóteles dixo: “El que no dessea la paz, no se acuerde de guerra”.
8.
De la paz se lee en las Historias romanas, que fue un gran / varón
que havía nombre Ipólito, cuyo padre era muerto, e cadal día peleava con un
otro varón llamado Listico. E assí, guerr[e]ando el uno contra el otro, viendo
Ipóli[t]o la guerra, levantose una noche a solas e fuese al castillo de su
enemigo; e estoviendo a la puerta, dixo: “Abri la puerta, que yo soy Ipólito”.
Entonces las guardas se maravillaron mucho e fueron a más de andar a dezirlo a
su señor Listico. E él, viendo que Ipólito venía solo e sin armas, fízole abrir
la puerta, e como fue dentro, corrió por abraçar a su enemigo Listico e díxole:
“Ermano dulce, yo te demando perdón de quanto yo te he jamás offendido, e yo te
perdono de quanto me has fecho, e más quiero a ti por servidor que a mis
vassallos”. Entonce, Listico, viendo esto, púsose una cinta al cuello e fincó
las rodillas delante de sus pies, llorando. E assí, ambos llorando, dezía el
uno al otro: “Perdóname, caro ermano, por amor de Dios, e en esta manera
faremos paz juntos”. E después, nunca huvo ermanos que tanto se amassen como
ellos.
Capí[tulo]
XI: de la ira
1.
La ira, según dize Aristóteles, es un turbamiento del spíritu por
discorrimiento de sangre, que va al coraçón por voluntad e gana de vengarse. /
E nota que de la ira nasce la indignación, porque quando la sangre se ha
turbado, el coraçón queda sañoso, e la tal saña después se convierte en odio si
tura mucho en el coraçón.
2.
E de estos tres vicios, ira, indignación e odio, nascen muchos males, porque de
la ira envejecida nasce discordia, guerra e baraja, que son vicios contrarios a
la virtud de la paz. E hay differencia entre discordia, guerra e baraja, según
prueva Sancto Thomás diziendo que discordia es entre aquéllos que el uno no
quiere lo que el otro, como fazen muchas vezes los parientes, amigos e
compañeros; guerra es quando se conbaten el uno con el otro; baraja es quando
alguno ha malas palabras e injuriosas con otro.
3.
Enxemplo. El vicio de la ira se puede comparar al osso, que come de buena gana
la miel, e queriéndola sacar del vaso, las abejas le fiçan en los ojos, e
entonce él dexa la miel e va en pos de las abejas por matarlas; después viene
una e pícale en la nariz, e él dexa estar la primera e corre tras la otra. E es
tanta su ira, que si ellas fuessen mil, de todas se querría vengar, ahunque de
ninguna pueda tomar vengança, dexando la una por la otra.
4.
Por ende, de la ira, e de la saña, e del odio, dize el savio: “El que es
liviano a desdeñarse, luego mostrará su ira, e el que la cobra e recibe en sí,
es savio”. Por esso dize: “Ligera cosa es la sal en respecto de / la arena, mas
sobre todas las cosas es grande e inconportable la saña del loco”.
5.
Jesús, fijo de Sidrach, dize que el ser celoso e tomar saña, acortan los días
de la vida e los pensamientos envejecen ante de tiempo, porque el hombre irado
es como fuego.
6.
Cassiodoro dize: “La ira es mal de todos los males, e lo que se faze e dize con
el ánimo sañoso, no podría ser justo ni honesto”.
7.
Séneca dize: “La ira no tiene ojos e el irado no puede fablar sino mal, e cree
siempre fazer más que no puede”.
8.
Sócrates dize: “La razón vee al irado, mas el irado no puede ver la razón”.
9.
Catón dize: “La ira empeece el entendimiento para que no pueda ver e discernir
la verdad, por ende, no te ensañes desordenadamente”.
10.
Sant Isidoro dize: “Humana cosa es pecar, e angélica emendarse, e cosa
diabólica es ser obstinado e pertinaz”.
11.
En la Vida de los sanctos padres del desierto se lee que el
que es vencido de la ira, es vencido de todos los otros pecados.
12.
Ovidio dize: “La ira es corrupción de todas las virtudes”.
13.
Séneca dize: “La ira de los locos siempre está en palabras, mas la de los
savios, en fechos”. Otrosí dize: “El que aprieta la saña e refrena la lengua,
en este mundo tiene ya la alma perfecta”. Por semblante dize: “La ira muere,
presente el hombre savio”.
14.
Santiago dize: “Sea todo hombre presto a oír, e tardío e perezoso a fablar, e
muy más perezoso a / la saña, ca la ira del hombre es contra la justicia de
Dios”.
15.
Sant Agustín dize: “¿Quieres tú fazer bien tu vengança? Déxala a Dios”.
16.
Sócrates dize: “No te dexes vencer a la saña, mas faz que vença la
mansidumbre”.
17.
Sant Gregorio dize: “Tres remedios hay contra el irado, conviene saber, dulces
respuestas, callar e apartarse d'él”.
18.
E de la discordia, baraja e guerra, dize Salomón: “De dos cosas se entristece
mi coraçón, e la tercera me ha procurado saña e guerra: del hombre furioso que
no se está de fazer guerra sino por pobreza, e el savio desechado, e el que se
aparta de fazer bien por fazer mal”. Otrosí dize: “No creas jamás a tu enemigo
viejo, e ahunque se homille, no fíes en él, porque él te quiere fazer,
afalagando, lo que no te puede fazer persiguiendo. E en tus tribulaciones él
llorará, mas quando verá el tiempo e la sazón, no se podrá fartar de tu
sangre”.
19.
Var[r]ón dize: “No hay riqueza que pueda abastar a la guerra”.
20.
Sant Agustín dize: “Por cinco razones suele ser la guerra permesa e lícita: por
la fe, por la justicia, por haver paz, por estar en libertad e por fuir a la
fuerça”.
21.
Tulio dize: “El mal se quita con el mal, assí como el fierro con el fierro”.
22.
Enxemplo. Del vicio de la ira se lee en el Viejo Testamento que el rey David,
siendo enamorado de Bersabé, mujer de Urías, él durmió con ella e la empreñó. E
luego, después, / embió por el marido, que stava en el cerco de una ciudad,
para que viniesse a dormir con la mujer, porque él quería que pensassen que lo
que nasciesse fuesse del marido. E como fue venido Urías a la ciudad, oyendo lo
que havía fecho su mujer, no se le quiso allegar. E viendo esto el rey David,
tomó saña contra Urías e scrivió una carta a su caudillo del campo, con el qual
havía estado Urías, la qual carta levó el mismo Urías; e en aquélla envió a
dezir el rey David a su caudillo que ordenasse una cruda batalla contra la
ciudad, e que pusiesse a Urías en el lugar más peligroso, e quando Urías con su
companya fuessen estrechamente a las manos con los enemigos, que lo dexassen
todos, por forma que él, quedando a solas, muriesse. E assí lo mataron.
Capí[tulo]
XII: de la misericordia
1.
Misericordia, según Sant Agustín, es haver compassión en su coraçón de la
miseria e tribulación de otro. E esta virtud es de dos maneras: una se llama misericordia
spiritual, e la otra corporal.
2.
Las obras de la misericordia spiritual, según los sagrados e sanctos doctores,
son éstas: perdonar las offensas, castigar a quien faze o dize mal, [c j]
consejar al que duda, mostrar al que no sabe, consolar al affligido, suffrir
las injurias de buena voluntad, por amor de Dios, e rogar a Dios por los amigos
e por los enemigos, e por los vivos e por los muertos.
3.
La[s] obras de la misericordia corporal son éstas: dar de comer al fambriento,
vestir al desnudo, dar a bever al que ha set, visitar e servir al pobre
doliente, visitar e delibrar al encarcelado e preso, sepultar los muertos.
4.
E que todo esto se faga por amor de Dios, e no del mundo. E por esto dezía
Nuestro Señor Jesuchristo en el Evangelio: “Bienaventurados los que havrán
misericordia al próximo, porque ellos la fallarán e ahun la recibirán de Dios”.
5.
Sant Pablo dize: “La piedad e la misericordia es útil a recabar de Dios todos
los bienes de este mundo e del otro”.
6.
Ovidio dize: “Si las personas no pecassen, no sería necessaria la misericordia
de Dios”.
7.
Enxemplo. Puédese comparar la virtud de la misericordia a los fijos de una ave
que llaman pola, que quando veen mucho envejecer su padre e su madre, tanto que
ya son ciegos e no pueden volar, fázeles un nido, e páscelos, e críalos, e
dales de comer, e quítales con el pico todas las plumas, mayormente las que
tienen enderredor de los ojos, e quítan / gelas tan de rahíz, fasta que les
tornen a salir de nuevo, e assí, por natura, se les renuevan e se les torna la
vista.
8.
E de aquesta virtud dize Platón que ninguna virtud en el mundo puede ser mayor
que dar de comer al fambriento, e dar a bever al que ha set, e visitar los
dolientes, e rescatar los presos, e vestir los desnudos, e aposentar los peregrinos
e sepultar los muertos.
9.
Longino dize: “Al que havrá de otro compassión, otro la havrá d'él”.
10.
Alexandre dize: “La riqueza de las personas se multiplica en tres maneras: por
ganar amigos, por haver compassión de otro e por perdonar a los enemigos,
porque la vengança no puede estar sin daño”.
11.
Salomón dize: “El que da al pobre no será mendigo e el que desecha los ruegos
del pobre, verná en pobreza”. Otrosí dize: “El que se atapa los oídos al pedir
del pobre, gritará e pedirá e no será oído”.
12.
Cassiodoro dize: “No seas avaro de la misericordia, si la desseas”.
13.
Juvenal dixo: “Faz que seas misericor[di]oso, empero que la misericordia sea
escondida e sea botiga de la virtud”.
14.
Pithágoras dize: “Si la mano offende al ojo, e el diente la lengua, no se faze
ende vengança, quanto más quando hombre offende a sí mismo”. Por ende, perdona
a otro si quieres que te perdonen.
15.
Platón dize: “Gran ven [c ij] gança el que perdona a su enemigo podiéndose
vengar”.
16.
Ovidio dize: “Si cada vez que los hombres pecan, fiziesse Dios la vengança, en
breve se desfaría el mundo”.
17.
Séneca dize: “Piensa haver fecho vengança, si podiéndote vengar, perdonas la
injuria”.
18.
De la misericordia se lee en las Historias romanas que, siendo
preso e levado un cossario delante del rey Alexandre, el rey le preguntó por
qué robava assí en la mar, e el cossario le respuso: “Y tú, ¿por qué robas todo
el mundo? Porque yo voy solo, me llaman ladrón, e a ti, porque vas con gran
hueste e gente d'armas, te llaman señor. Empero, si tú fuesses tan solo como
yo, assí te llamarían ladrón como a mí, e ahún peor. Tú me persigues e me
desechas porque yo he havido menos que tú, empero yo, por la angustia e
miserable necessidad mía e pobreza, me soy fecho ladrón; mas tú, que robas solamente
por codicia, eres mucho peor que no yo, e quanto más la fortuna te va
enxalçando, te tornas peor. E si a mí un poquito me favoreciesse la fortuna, yo
me tornaría mejor e jamás robaría”. Oído esto el rey Alexandre, e viendo que
aquél tenía tan gran coraçón e tanta gentileza, hovo compassión d'él viendo que
no era ladrón sino por necessidad, e por la compas / sión que hovo d'él e de su
miseria, le perdonó la muerte e fízolo gran señor, después d'él.
[Capítulo
XIII: de la crueza]
1.
La crueza, que es vicio contrario a la misericordia según dize Aristóteles e
Andrónico, es de cinco maneras: la primera es en no haver compassión de otro;
la segunda es en no soccorrer, según su poder, a la necessidad de otro; la
tercera es no querer perdonar las injurias; la quarta es punir a alguno más de
lo que merece; la quinta es offender a otro sin culpa.
2.
Enxemplo. Puédese comparar este vicio al basilisco, que es una sierpe que mata
de vista, e jamás se falla en él misericordia alguna; e si no puede fallar cosa
que emponçonye, faze, quando más no puede, secar las yerbas e los árboles que
le están enderredor sólo con el aliento.
3.
E de la crueza dize Jesús, fijo de Sidrach: “No seas como el león en tu casa,
el qual no ha misericordia de sus súbditos”.
4.
Claudio dize: “No hay cosa en el mundo más cruel ni más áspera, que una persona
vil e baxa quando tiene mando e señoría”.
5.
Hermes dize: “No des afflictión al affligido, porque no dé en alguna
desesperación”.
6.
Cassiodoro dize: “Sobre todas las cruezas del mundo es quererse enriquecer con
los trabajos e suores del pobre e miserable”.
7.
Enxemplo. De la crueza se lee en el Ovidio que, siendo Medea enamorada de [c
iij] Jasón, ella se fuyó con él e levose consigo un ermano suyo pequeño, e
fízolo muchos pedaços, e lançolos por el camino. E fizo esto porque si su padre
la siguiesse, fallando por el camino la tan grande crueza de su fijo, fuesse
forçado de pararse un poco, e tuviesse ella, entre tanto, más tiempo de fuir
con Jasón. Después, hoviendo ella estado mucho tiempo con su Jassón, huvo dos
fijos, e Jassón, dexándola por una otra mujer, mató ella sus fijos e bevió de
su sangre por despecho de su padre. E después perdió el seso e fuese por el
mundo, e no se sabe el fin que fizo.
Capí[tulo]
XIV: de la liberalidad
1.
Liberalidad, según dize Aristóteles, es dar de lo suyo, medidamente, a personas
que lo hayan menester, ca lo que se da en los que no son necessitados, todo se
pierde, e dar a los que no lo han menester, es echar agua en la mar. E el que
da más de lo que puede, apártase de la virtud de la liberalidad.
2.
E del ser muy franco procede el vicio de la prodigalidad, el qual, según se lee
en la Suma de los vicios, es gastar lo que no se deve sin tener
modo, ni regla, ni orden ni discreción en su gasto. Por ende, el pródigo es
llamado por la Ley loco.
3.
Empero, mayor vicio es la avaricia que la prodigalidad, según prueva Sancto
Thomás, por tres / razones: la primera es que el vicio de la prodigalidad es
más conforme a la virtud de liberalidad, que consiste en el dar, e por esta
razón, casi todos los vicios que proceden de otro vicio son menores que aquél
de donde proceden, porque todas las virtudes del mundo están en medio de sus
dos extremos viciosos; la segunda razón es que el pródigo es más útil e
aprovecha más a los otros que el avariento e escasso; la tercera, porque el
pródigo comúnmente se emienda antes que el avaro.
4.
E deves notar que de la prodigalidad desciende la pobreza, según scrive
Aristóteles diziendo: “El que gasta su hazienda sin medida, luego será pobre”.
5.
Enxemplo. Puédese comparar la virtud de la liberalidad al águila, que es la más
liberal ave del mundo, porque no podría haver jamás tanta fambre, que de
continuo ella no dexasse la meatad de lo que come a las otras aves que le están
de cerca e se fallan cabe ella quando come. E por ende pocas vezes la veen
volar sola, porque muchas aves no bastan a governarse e mantenerse por sí
mismas, e por ende, quando la veen volar, le van detrás, por mantenerse de lo
que a ella sobra.
6.
E de aquesta liberalidad dize Salomón: “Si tú fazes el bien, para mientes a
quién lo fazes, e en aquella manera, en tus bienes se te multiplicarán e
acrescentarán muchas gracias”. Otrosí dize: “Pon la limosna en el seno del po
[c iiij] bre, e aquél rogará por ti e te librará de mal”. Esso mismo dize:
“Assí como el agua mata el fuego, assí la limosna el peccado”. También dize:
“No digas a tu amigo ve e buélvete, que yo te daré lo que quieres, si de
presente ge lo puedes dar”. Otrosí dize: “Déxate perder los dineros por tu amigo
e por tu ermano quando los hoviere menester, e no los escondas debaxo de las
piedras”.
7.
Alexandre dize: “Da a otro si quieres que otro te dé”.
8.
Dize Ovidio: “Si quieres bien dar, da presto, porque el que dilata la dádiva,
no sabe bien dar”.
9.
Faceto dize: “Gasta largamente quando es menester e sin murmuración”.
10.
Jesús, fijo de Sidrach, dize: “Qualquier don que fizieres, fazlo con rostro
ledo e no muestres tristeza ni mala palabra, ca más vale una palabra dulce, que
una dádiva”.
11.
Catón dize: “Da de lo tuyo a otri, mas para mientes primero a quién lo das”.
Por semejante, dize: “Si pides, pide lo justo, ca locura es demandar cosa que
puede ser justamente denegada”.
12.
Tulio dize que no hay cosa más dulce ni más digna ni de mayor honra, que la
liberalidad.
13.
Séneca dize que más deve hombre parar mientes al rostro e al coraçón del que
da, que al don. Otrosí dize: “Ninguna cosa se merca más cara, que la que se
merca e compra con ruegos”. Esso mismo dixo: “El que da, deve callar, ca lo que
da, fabla por / él”. Otrosí dize: “El que pide con medrosía, ensenya que no ge
lo otorguen”.
14.
Sócrates dize: “El que no sirve a los amigos quando puede, será desechado
d'ellos quando los havrá menester”.
15.
Terencio dize: “Ninguna cosa peor puede fazer el hombre que retraher los
servicios e plazeres quando los ha fecho, porque aquel retraher faze perder el
merecimiento de los servicios”.
16.
Dize Sant Pedro que mayor bienaventurança es dar que tomar.
17.
Dize el Decreto: “Quando el señor es franco, no sea el siervo escasso, ca el
moço deve fazer la voluntad de su amo”.
18.
Séneca dize: “Quando quisieres dar, mira primero en tu coraçón a cinco cosas:
la primera es que pienses en ti mismo; la segunda, a quién das; la tercera, lo
que das; la quarta, con qué voluntad das; la quinta, con qué rostro e con qué
fabla lo das”.
19.
Dize Catón: “Ama de tal manera a los otros, que tú seas amigo de ti mismo, e
sey de tal guisa bueno hazia los otros, que no dañes a ti mismo”. Otrosí dize:
“Reparte tus cosas tempradamente, ca acrescentando los gastos, en breve se
consumen las riquezas con gran trabajo e fatiga acquiridas e ganadas. Por ende,
sábelo compartir discretamente”.
20.
Celso dize: “El que gasta lo suyo, havrá carestía de lo ajeno”.
21.
Séneca dize: “Más vale vergüença en el rostro, que dolor en coraçón de haver
dado a otro más de lo que conviene”.
22.
Platón dize que no hay mayor dolor en el mundo / que vivir de lo ajeno o estar
con otro por necessidad.
23.
Catón dize que más vale la libertad, que todo el mundo. Otrosí dize: “Aprende
alguna arte buena e serás siempre seguro, e donde quiere que vayas, jamás se
pierde el arte”.
24.
Platón dize: “La tierra destruye e consume los hombres, e el hombre pródigo
consume la tierra”.
25.
Jesús, fijo de Sidrach, dize: “Recuérdate de la pobreza en el tiempo de la
abundancia, e de la abundanci[a] en el tiempo de la pobreza, e piensa que
muchas vezes se muda el tiempo en un día”.
26.
Platón dize: “Mala cosa es la pobreza, e fazer mal por ella es mucho peor”.
27.
Cassiodoro dize: “Si la madre del peccado, conviene saber, la pobreza, se
quita, el peccado se quita, ca cierto es que quitada la causa, se quita el
effecto”.
28.
El papa Innocencio, en el Libro de la misericordia de la humana vida,
dize: “Mira en quánta miseria e crueza está la condición del pobre, que si
pide, él se corre de vergüença, e si no pide, él se consume de pobreza; empero
la pobreza lo fuerça que coma”.
29.
Salomón dize: “Al pobre, sus ermanos mismos lo aborrecen, e sus amigos fuyen
d'él e se apartan lexos”. Otrosí dize: “Si el pobre fuere engañado, todo hombre
lo reprehende, e si fabla, ninguno lo entiende, e ahunque sus palabras sean
discretas, todo hombre las desecha. E por la contra en el rico”. E por esso
rogó a Dios que no le diesse pobreza ni se ensoberveciesse por las / riquezas.
Otrosí dixo: “Si las riquezas fueren ganadas en poco tiempo, prestamente se
gastan”.
30.
Varrón dixo que las riquezas no se ganan sin trabajo, ni se posseen sin temor,
ni se dexan sin dolor.
31.
Tulio dize que el coraçón de las personas se puede llamar riqueza, e no el arca
del dinero.
32.
Celso dize: “Quando el patrón de la nave tiene buen viento e próspero, entonce
duda e teme el siniestro e se apareja para la fortuna; e assí los hombres se
aparejan en la prosperidad e trabajan en la adversidad”.
33.
Platón dize: “Mejor cosa es en la hora de la muerte haver de dexar su hazienda
a los enemigos, que en vida demandar mantenimiento a sus amigos”. Esso mismo
dixo: “No deve hombre menospreciar las cosas pequeñas e baxas, ca muchas vezes
veemos una piedra pequeña mover a un gran carro”.
34.
Enxemplo. De la liberalidad se lee en el Alexandre que un
pobre le pidió un dinero, e el rey le dio una ciudad. E el pobre le dixo que no
le pertenecía tan gran dádiva. E Alexandre respuso: “Y a mí no convenía dar tan
pequeña dádiva como tú pidías; por ende no tengo yo de mirar a lo que pertenece
a ti demandar, mas a lo que conviene a mí de dar”.
35.
Lo contrario de aquesto fizo el rey Antígonor, que por fallar excusación de no
fazer plazer de lo que le pidían, respondía, quando le demandavan alguna cosa
poca, que a él, por ser rey, no le convenía fazer / dádiva de cosa civil e
poca; e quando le pidían alguna gran cosa, respondía al que ge la pidía que no
convenía ni pertenecía al que ge la demandava pedir tan gran cosa.
Capí[tulo]
XV: de la avaricia
1.
Escasseza, que es vicio contrario de la liberalidad, según dize Tulio, no es ál
sino demasiada voluntad e codicia de ganar e retener justamente o injusta, e de
dexar ante perder las cosas que fazer plazer a otro, e algunas vezes a sí
mismo.
2.
En la Suma de los vicios se lee que aquéllos son propriamente
avaros que retienen lo que deven gastar, e gastan e despienden lo que devrían
guardar.
3.
San Gregorio dize: “En todas las cosas del mundo se falla algún si e alguna
condición, salvo en la avaricia, que no se farta jamás”.
4.
Enxemplo. Este vicio se puede comparar al topo, que es un animal que vive
solamente de tierra, e porque no le fallezca, no se osa fartar d'ella.
5.
E de la avaricia se lee en la Suma de los vicios que no hay
vicio en el mundo que tanto se pratique como la avaricia.
6.
E por ende, dize Sant Hierónimo que todos los vicios se envejecen en los
hombres salvo la avaricia, que remoça.
7.
Sant Pablo dize: “La avaricia es rahíz de todos los males del mundo”.
8.
Salomón dize: “El que sigue la avaricia, tur / ba su casa”. Otrosí dize: “El
avaricioso no se enchira jamás de moneda, e el que ama las riquezas, no havrá
jamás fruto d'ellas”. Otrosí dize que el avariento jamás envejece su voluntad,
ni el envidioso jamás sossiega.
9.
Pitágoras dize que assí como el albarda del asno redunda en daño suyo e en
provecho del amo, assí el vicio de la avaricia es provechoso a los estraños e
dañoso al avaro.
10.
Séneca dize: “Qualquier hombre deve mandar al dinero e no obedecerle”. Otrosí
dize: “Después que fueron los dineros en reputación, el amor de las personas se
perdió”. Por semejante dize: “Assí como la dolencia faze poner al hombre en la
cama, assí el vicio de la avaricia faze vivir el hombre con trabajo e afán”. Por
semblante dize: “Dos maneras de gentes hay de las quales no se puede haver
bien, sino mal, conviene saber, de los locos e de los escassos”. Por esso dixo
que era más de estimar el hombre sin dineros, que los dineros sin hombre.
11.
Precián dize que assí como quanto más llueve sobre el xabón, más se endurece,
assí el escasso, quando viene a ser más rico, tanto le crece más la codicia.
12.
Cassiodoro dize: “Assí como la sponja no echa fuera el agua si hombre no la
esprime, assí del avaro ninguno puede haver cosa alguna sino por fuerça”.
13.
Priciano dize que el avaro no teme de echar la simiente en tierra por doblarla,
/ mas duda de dar a las personas por piedad, porque no entiende el fruto.
14.
Juvenal dize: “Los dineros no son del avaro, mas el avariento es d'ellos”.
15.
San Cibrián dize que los avarientos se podrían nombrar paganos, porque adoran
sus dineros e no creen que haya otro Dios.
16.
Séneca dize: “¡O, avariento mísero!, ¿qué provecho has de tus riquezas si
despender no las puedes? Los dineros no fueron fallados para sepultarlos, ca si
Dios hoviesse querido que fuessen estados so la tierra, no los hoviera dexado
fallar”.
17.
De la avaricia se lee que fue uno que havía nombre Gemino, el qual toda su vida
jamás havía fecho sino multiplicar e ganar dineros, e jamás se pudo fartar,
siendo muy rico, más que hombre de su tierra. E pensando un día en sus fechos e
en su gran riqueza, llamó a tres fijos que tenía e díxoles: “Fijos muy amados,
yo os ruego que esto que yo he ganado, vosotros lo gastéis liberalmente en
donde fuere menester de hoy adelante, porque yo no podría jamás suffrir que se
despendiesse por el luengo e envejecido costumbre del vicio de la avaricia,
ahunque yo conosca que es uno de los mayores vicios del mundo”. Por forma que
el ánimo suyo no se podía apartar de la costumbre de la avaricia, ahunque
conoscía la grave dolencia de su vicio, de lo qual Dios mostró este milagro en
la muer[t]e de aquél que fallaron su coraçón, todo sangrien / to, en el arca de
sus dineros.
Capí[tulo]
XVI: de la correctión
1.
Correctión, según Priciano, es un effecto de amor en castigar e corregir a otro
temperadamente de fechos e de palabras, según conviene, porque el que no tiene
temperança ni discreción en castigar, ligeramente se aparta de la virtud de
correctión e cahe en vicio de crueza.
2.
Salomón dize que la materia e la locura está atada en el coraçón de los
mancebos; empero, la verga e disciplina desecha la locura del coraçón de los
mancebos, ca si los fieres, ellos no mueren, mas castíganse.
3.
Enxemplo. Esta virtud se puede comparar al lobo, que quando passa cerca de
alguna habitación, si por caso pone el pie en algún lugar que faga ruhido, él
se toma el pie con los dientes e lo muerde, por castigarlo e porque otra vez se
guarde.
4.
Salomón dize: “El que corregirá a otro, después fallará en él mayor gracia”.
5.
Séneca dize: “El hombre savio corrige su vicio escarmentándose en cabeça
ajena”.
6.
Salomón dize: “Castiga tu amigo secretamente”. Otrosí dize: “No reprendas al
loco, ca él después te querrá mal por ello; empero, reprehende al savio e
amarte ha”.
7.
Hermes dize: “La correctión pública es verdadera correctión”.
8.
Diógenes dize: “El que quiere ser amado de su / amigo, castíguele secretamente,
porque la dulce correctión en escondido, procura amor, e la áspera, en público,
procura enemiga”.
9.
Cassiodoro dize: “Ahunque aquél que castigares de continuo sea vicioso e no
quiera tu correctión, si te es amigo, no dexes de castigarle cada rato”.
10.
Platón dize: “Guarda, no castigues tu amigo en presencia de otro, ni quando
está sañoso”.
11.
De esta virtud de correctión se lee en la Biblia que, siendo
el rey Pharaón amonestado muchas vazes por Moisés de parte de nuestro Señor,
que dexasse el pueblo de Dios, el qual retenía para su servicio, e que se
convirtiesse a él, endureciósele a Pharaón el coraçón tanto, que no se quiso
mover por cosa del mundo a dexarlo. E queriéndolo Dios castigar por traherlo a
él, Dios le envió llagas de diversas pestilencias en este mundo: la primera fue
lluvia de agua que se convirtió todo en sangre; la segunda fue muchidumbre de
ranas que llovió; la tercera fue mosquitos que cubrían toda la tierra; la
quarta fue tempesta, que consumió todos los árboles e todas las yerbas; la
quinta fue dolencia sobre todos los animales; la sexta fueron langostas; la
setena fue mortaldad de todos los primogénitos de Egipto; la ochena fue tal
escuridad, que el día se convirtió en noche. Después de esto, Pharaón se sumió
e ahogó en la mar Roya con todo su hueste. /
Capí[tulo]
XVII: de la lisonja
1.
Lisonja, que es vicio contrario de la virtud de correctión, según Andrónico es
una dulçura de palabras con algún color de alabar, por traher la voluntad de
otro a su provecho propio. Mas usar palabras dulces solamente por plazer e no
por otro provecho propio, no es vicio, mas virtud llamada buena criança.
2.
E puédese comparar este vicio a la sirena, que es una sirpiente de mar que de
medio abaxo está a manera de pescado, con dos colas bueltas para riba, e de
medio arriba es como una donzella. E siempre está en los piélagos e lugares más
peligrosos de la mar; e quando las naves navegan por aquellos lugares e ellas
cantan tan dulcemente que fazen dormir la gente e los marineros; e quando
duermen, suben ellas sobre las naves e matan quantos fallan.
3.
Por ende, Tulio dixo de aqueste vicio: “Sey benigno con cada uno e no seas
lisonjero, e ten familiaridad con pocos”.
4.
Ovidio dize: “So la dulce miel se encubre la cruel e mortal ponçoña del hombre
lisonjero”.
5.
Isopo dize: “Las dulces palabras trahen los hombres a ruines obras”.
6.
Séneca dize: “Qualquiere lisonja trahe debaxo de sí su verino”.
7.
Virgilio dize: “Mejor es conversar con los enemigos que con los lisongeros”.
8.
Séneca dize que más se deven temer las [d j] lisonjas que las menazas.
9.
Por esso dize Catón: “Quando alguno te alabare, acuérdete de ser juez de ti
mismo e no creer de ti más a otro que a ti mismo”.
10.
Séneca dize: “El mal amigo lisonja a su amigo e liévalo por mal camino”.
11.
Platón dize: “No fíes del hombre que te alaba mucho de lo que no es, porque
assí te reprehenderá detrás e murmurará de ti de lo que no es verdad. E éstos
son como el scorpión, que afalaga con los aguijones delante e puncha con la
cola detrás”.
12.
Hermes dize: “Las abejas aman la flor mientra es fermosa”.
13.
Varrón dize: “Las abejas lievan la flor en la boca e con el aguijón que
tiene[n] detrás, punchan”.
14.
Esopo dize: “El loco muchas vezes, pensando plazer a alguno, lo enoja”.
15.
Sócrates dize: “La yerba del prado cubre la tierra e las lisonjerías encubren
muchos vicios de las personas”.
16.
Enxemplo. Del vicio de la lisonja se lee en Isopo que fue un cuervo que levava
volando un queso en el pico, e viéndolo la raposa, pensó de haverlo, e començó
de alabar e lisonjar al cuervo, diziéndole de cómo era fermosa ave, e cómo estava
muy desseosa de oírlo cantar, e que si su canto era tan plaziente e delectable
como la fermosura de su persona, no havía en este mundo cosa más digna ni más
fermosa que él. Entonces el cuervo, oyéndose loar, començó de cantar e ca /
yósele el queso del pico, e la raposa rebatolo presto, e dixo al cuervo: “Tú
havrás la vanagloria e el canto, e yo el queso”. E fuese con el despojo e con
la presa.
Capí[tulo]
XVIII: de la prudencia
1.
Prudencia, si quier providencia, según Tulio tiene tres virtudes: la primera es
haver recuerdo e memoria de las cosas passadas; la segunda es intelligencia de
discernir las cosas que ha de fazer, conviene saber, el bien del mal e la
verdad de la falsía, e ordenar sus cosas por forma de razón; la tercera es
providencia, conviene saber, proveer ante del tiempo a los negocios.
2.
E estas tres virtudes se informan por dos otras maneras, que son consejo e
diligencia.
3.
Aristóteles dize que consejo es una cierta inquisición que procede de una cosa
en otra. E diligencia es ser el hombre cuidadoso de lo que ha de fazer.
4.
Enxemplo. Puédese comparar la virtud de la prudencia a la formiga, que es
diligente en el estío para buscar de comer para el invierno, recordándose del
tiempo passado e conosciendo el presente, conviene saber, el estío, porque
entonces falla lo que ha menester, proviéndose para'l tiempo venidero. E el
trigo que esconde, todo lo muerde, por [d ij] que no se faga yerba en el
invierno. E esto faze como con una prudencia, siquier providencia, de consejo
natural.
5.
Por esso dixo Salomón: “¡O, perezoso e negligente!, ve e aprende de la formiga,
que se provee en el estío de lo que ha de comer en el invierno”.
6.
Tulio dize que el hombre savio no devría jamás dezir: “¡Quién pudiera pensar
que esto se pudiesse seguir ni acahecer!”, ca el hombre savio no duda, mas
espera, ni sospira, mas piensa.
7.
Salomón dize: “Mejor es la sabiduría que todas las riquezas del mundo, e
qualquiere cosa que dessear se pudiesse, no se podría comparar a la sabiduría”.
8.
Jesús, fijo de Sidrach, dize: “El vino e el trigo alegran el coraçón del
hombre, empero, sobre todo, la savieza”. Otrosí dize: “El siervo savio sirve
liberalmente”. Por semejante dixo: “Aprende sciencia en tu mocedad e no te
fallecerá jamás cosa alguna en tu vejez”. Otrosí dize: “Toda la sabiduría viene
de Dios”. Item dize: “El comienço de la sabiduría, es el temor de Dios”.
9.
Séneca dize: “Si yo tuviesse el un pie en la sepultura, ahún querría aprender”.
10.
Tholomeo dize: “El que es savio no puede morir jamás, e el que es savio no
siente jamás dolor, e bien es savio el que se conosce”. Por esso dixo: “El
coraçón del savio e del gran hombre es como la nave, que quando se sume, muchos
perecen con ella”.
11.
Sócrates dize: “La / sciencia se scrive en el coraçón e no en los libros”.
12.
Aristóteles dize: “El savio lieva las armas contra todo hombre en el buen
pensamiento”. Otrosí dixo: “Aquél es [nescio, que] cree que la ventura da bien
o mal”.
13.
[Bran]cho dize: “La llave de la segura sabiduría es el grande pensamiento, por
ende, el poco pensar faze muchas vezes errar”.
14.
Alexandre dixo: “La noche se fizo para pensar lo que se ha de fazer de día”.
15.
Aristóteles dize: “Los fechos bien pensados dan cierta noticia de pensado
entender”.
16.
Séneca dize: “Más ligera cosa es contrastar al principio de las cosas que al
fin”.
17.
El Decreto dize: “El que tiene ruin comienço, no puede tener buen fin”.
18.
Marcial dize: “Quando la yerba es tierna, rafezmente se ranca, mas si pone
rahízes, no se arranca sin fatiga e trabajo”.
19.
Catón dize: “Piensa de continuo primero lo que se puede seguir, ca ligera cosa
es proveer al mal ante visto”.
20.
Salomón dize: “Faz tus cosas con buen consejo e no te repentirás”.
21.
Pitágoras dize: “No hay algún consejo mejor que el que se da en las naves
quando están en peligro”.
22.
Sócrates dize: “Bien puede sperar la cahída el que se rige por consejo de
mancebos”. Otrosí dize: “Tres cosas hay contrarias al verdadero consejo,
conviene saber: temor, ira e codicia”. Otrosí dize que la tardança es cosa
odiosa, empero faze al hombre más savio. [d iij]
23.
Juvenal dize: “No muestres tu voluntad al que quieres pedir consejo, ca
generalmente cada uno dize a otro lo que él cree que le agrada. Por ende no
pueden [mucho dur]ar los tiranos en Italia, porque no [les] conseja ni[ngun]o
sino lo que sabe que [les] plaze”.
24.
Sedechia dize: “Quando irás a pedir consejo a otro, para mientes primero cómo
se rige aquél a quien vas a pedir el consejo”.
25.
Aristóteles dize: “El studio e la diligencia me han fecho ingenioso, e la abstinencia
me ha fecho casto”. Haún dize más: “En las aconsejadas deve el hombre ser
diligente e en haver consejo deve el hombre ser tardío”.
26.
Dubrasto dize: “Ninguna cosa puede durar con la carestía”.
27.
Sant Sixto dize: “El agua que corre no lieva dinero e puédese comparar al
hombre diligente, que el tal jamás será pobre”.
28.
Platón dize: “La sabiduría sin curiosidad o la diligencia sin experiencia, nada
vale”.
29.
Enxemplo. De la virtud de prudencia, siquier providencia, se lee en las Historias
romanas que, cavalgando el emperador por un bosque, falló un
philósopho que stava a solas, e el emperador fízolo llamar, e el philósopho no
respuso; e el mismo emperador llamolo, e él no respuso. E viendo esto el
emperador, fue él mismo a él, e preguntole qué fazía en aquella brenya; e el
philósopho respuso: “Yo aprendo sciencia”. E el emperador le dixo: “Pues
muéstrame alguna co / sa”. E entonces el philósopho scrivió sobre una foja en
esta manera: “Qualquier cosa que quieres fazer, piensa primero lo que se puede
seguir d'ella”. Entonces el emperador tomó aquella foja scripta e, bolviendo a
Roma, fízola poner sobre la puerta de su palacio. E hoviendo concertado algunos
de sus barones cómo lo farían matar a traición, prometieron al barbero del
emperador susodicho gran suma de dinero por degollarle quando le fiziesse la
barba. E el barbero les offreció de fazerlo assí e ponerlo por obra si le
prometían de escaparlo; e los barones prometiérongelo muy affirmadamente. E
yendo este barbero un día a fazer la barba al emperador con deliberación e
propósito de le degollar, según que havía prometido a los barones susodichos,
entrando por la puerta del palacio e alçando los ojos, vio aquella scriptura
del philósopho que dezía: “Mira bien lo que hovieres de fazer e piensa primero
qué te podrá seguir”. E pensando el barbero sobre esto, espantose a deshora e
creyó que el emperador havía fecho poner ende aquella scriptura, e que hoviesse
entendido, e sabido e barruntado la traición ordenada. E assí él se fue sin más
al emperador e tendiose por suelo a sus pies, pidiéndole perdón, e descubriole
toda la traición, de la qual ninguna cosa sabía el emperador. E sabido esto, [d
iiij] el emperador envió por todos los barones que havían ordenado su muerte, e
matolos, e perdonó al barbero. Después envió por el philósopho que le havía
dado la scriptura e siempre la tuvo consigo.
Capí[tulo]
XIX: [de la locura]
1.
La locura es vicio contrario a la prudencia, del qual vicio de locura dize
Platón que es de muchas maneras. E primeramente hay algunos que son continuos
locos, assí como son aquéllos que manifiestamente son locos. E hay algunos
otros que son locos a temporadas, e en el tiempo que lo son, tan locos son como
los continuos. Hay algunos otros locos que parece tienen buen seso, los quales
se llaman lunáticos. Hay otros locos malencónicos, quales son aquéllos que les
fallece el seso, e de aquéstos hay de mil maneras. E hay otros que tienen poco
seso, e de aquéstos hay en quatro maneras: la primera es que no piensan en sus
fechos, mas fázenlos assí como les viene a la voluntad, sin alguna razón; la
segunda es en no proveerse de lo que fazen, ni piensan lo que se puede seguir
d'ello; la tercera es en ser muy arrebatado e no querer consejo en sus fechos;
la / quarta es dexarse de fazer el dever por descuido e pereza de no començar e
de no seguir e acabar sus fechos.
2.
Enxemplo. Puédese comparar el vicio de la locura al buey salvaje, que abhorrece
naturalmente qualquiere cosa vermeja, e assí, quando los caçadores le quieren
prender, vístense de vermejo e van a donde está el buey salvaje. E assí, luego
que el buey los vee, con el odio grande que tiene, corriendo sobre ellos no se
guarda, e los monteros fuyen e escóndense detrás de un árbol que tienen
fechizco, e creyendo el buey perseguirlos, va a ferir con gran fuerça en el
árbol, de manera que finca los cuernos en él tan fuerte, que no los puede sacar
después. E entonces los monteros salen, e mátanlo.
3.
Por ende Salomón dize: “No fables jamás con algún loco, ca no le plazerán tus
palabras si no le dizes algo según su voluntad”. Otrosí dize: “Tanto vale
fablar con un loco de sciencia o sabiduría, como con un hombre quando duerme”.
Más dize: “El loco, en la carrera de sus locuras, cree que todo hombre sea loco
assí como él”. Por semejante dixo que el loco se conosce por el reír, conviene
saber, quando alça la voz riendo e abre la boca tanto quanto puede; mas el
savio ríe temperadamente. Otrosí dize que mayor peligro es la furia del loco,
que la del osso quando le quitan los fijos. También dize: / “Reprende al savio
e amarte ha; castiga el loco e abhorrecerte ha”.
4.
Por esso dize el proverbio vulgar e común refrán: “Castiga el savio, e tornará
bueno; castiga el loco, e tornarse ha peor”.
5.
Del vicio de la locura se lee en las Historias romanas que,
cavalgando una vez Aristóteles con Alexandre por Macedonia, los hombres de pie
ivan delante diziendo altas voces: “¡Fazed lugar e apartadvos, que el rey
Alexandre passa!”. E un loco adobose e assentose en medio de la calle sobre una
piedra, e no se quería mover. E assí, un hombre de pie quísole dar una empenta
e lançarlo en el suelo. Entonce díxole Aristóteles: “No quites la piedra de
encima de la piedra”. E esto dixo Aristóteles porque en la verdad el loco no es
hombre.
Capí[tulo]
XX: de la justicia
1.
Justicia, según Macrobio, es dar a cada uno lo suyo.
2.
E de aquésta dize Sancto Thomás que tres cosas requiere el hombre para fazer
justicia: la primera es que él tenga jurisdictión para fazerla; e la segunda es
que él entienda bien lo que quiere judgar; la tercera, que judgue según razón.
3.
Enxemplo. Puédese comparar la virtud de la justicia al rey de las abejas, que
ordena e dispone todas las cosas con razón. Ca algunas abejas hay / ordenadas
para la flor, para fazer la miel; otras son ordenadas para labrar e fabricar
sus moradas de cera e de miel; otras son ordenadas para alimpiar la miel;
otra[s] son ordenadas para acompañar el rey; algunas son ordenadas por
semejante para pelear, porque ellas, naturalmente, tienen consigo pelea, porque
las unas quieren quitar la miel a las otras. E jamás ninguna saldrá fuera del
vaso ante que el rey; e cada una le faze gran reverencia. E si el rey fuesse
viejo e perdiesse las alas de vejez que no podiesse volar, gran muchidumbre de
abejas lo lievan, que jamás lo dexan. E todas las otras abejas tienen el agujón
en la cola, salvo el rey solo; e algunos de aquesto[s] reyes son negros e
algunos d'ellos hay ruvios, e son mayores que las otras abejas.
4.
Salomón dize: “No busques de ser juez si no te basta el ánimo para castigar los
malos”. Otrosí dize: “Amad la justicia vosotros que judgáis los otros”.
5.
Hermes dize: “No des pena a alguno fasta que le des primero plazo para
defenderse e dezir su razón, e no tardes mucho, porque no acahezca algo que
fiziesse pelig[r]ar tu justicia”.
6.
Sedechias dize: “El que no sabe regir a sí mismo ni a su compaña, ¿cómo regirá
a otro, sino peor? Ca si un ciego guía a otro, ambos caerán el uno tras el
otro”.
7.
Aristóteles dize [que mucha amistad o familiaridad engendra menosprecio.
8.
Séneca dize:] “El que no puede mandar a sí mismo, no deve mandar a otro”.
9.
Tu / lio dize: “La justicia es madre de todas las virtudes, e sin aquélla
ninguna cosa puede turar”.
10.
El Decreto e Boecio dizen que cinco cosas fazen corrumper la justicia, conviene
saber, amor, odio, ruegos, temor e precio.
11.
Sócrates dize: “Los regidores de las ciudades deven guardarse que no tengan
cabe sí tacaños e malos, porque todos los males que se fazen son contados e
atribuidos a los regidores”.
12.
Egidio Romano dize: “La justicia perece en los tiranos e las personas reales
reinan por cinco razones, e los tiranos no: la primera es que los tiranos aman
su bien proprio e los reyes aman el bien común; la segunda, porque los tiranos
aman los estranyos e los reyes aman los ciudadanos; la tercera, porque los
tiranos echan los savios e los buenos, e mantienen los malos, e los reyes, por
el contrario; la quarta, porque los tiranos aman la pobreza e la discordia de
sus ciudadanos, e los reyes aman la abundancia e la paz; la quinta, porque los
tiranos aman su deleite e su plazer e solaz, e los reyes aman su honra.
13.
Platón dize: “No dessees dar consejo a hombre que tenga señoría sobre ti,
porque si quiçá le viniesse algún danyo, él te lo faría pagar, mal tu grado”.
14.
Aristóteles dize: “No estés en la tierra donde hay muchos señores, porque en
tal tierra más favor e cabida tienen los viles que los buenos, e más los locos
/ que los savios”.
15.
Tholomeo dize: “Reprehende al savio sin miedo quando yerra, e havrás d'ello
mayor gracia e remuneración”. Otrosí dize: “Quanto más se enxalça el hombre,
tanto más pierde el amor del señor”.
16.
De la virtud de la justicia se lee en la Vida de los sanctos padres,
que fue un hermitaño que havía fecho penitencia gran tiempo, e toviendo una
grave dolencia, començose mucho de quexar de Dios. E vínole un ángel en forma
humana e díxole: “Ven comigo, que Dios quiere que yo te muestre sus ocultas
justicias”. E levolo primeramente el ángel a una casa en donde havía una
grandíssima suma de moneda en una arca e aquel ángel levósela toda; e después
levolo a una otra casa, e dexó todo aquel dinero delante de la puerta. E
después levolo a otra casa e mató un niño pequeño que estava en una cuna. E
viendo el hermitaño estas cosas, quísose ir e apartar d'él, creyendo que fuesse
algún demonio del infierno. E dixo entonces el ángel: “No temas, ca yo te
quiero dar razón de todo lo que he fecho. E primeramente, la causa por que robé
los dineros, es porque aquél de quien eran havía vendido quanto en el mundo
tenía por darlos a un mal hombre que le fiziesse vengança de la muerte de su
padre; e si esto se hoviesse executado, todos los de aquella tierra se hovieran
alborotado; / e assí, por quitar esto e por tornarlo a fazer penitencia de su
mal propósito, porque fiziesse bien, yo le quité todos aquellos dineros, e él,
viéndose assí pobre, púsose en un monesterio a servir a Dios e salvó su alma.
La segunda razón por que yo dexé los dineros delante de aquella puerta, fue
porque el que estava en aquella casa havía perdido quanto tenía en la mar [e]
por desesperación queríase ahorcar; e fallando estos dineros delante de su
casa, fue apartado de aquel peligro de perder el alma e el cuerpo. La razón por
que maté el niño es porque ante que su padre lo huviesse, fazía todos los bienes
del mundo, e después que lo huvo, no fazía sino usar de mentiras, malos
contractos e fazía quantos males podía por acrescentar su hazienda; e assí yo
le he muerto su fijo porque torne el padre a fazer bien como de primero. Por
ende, no te maravilles ni hayas malenconía del mal que tienes, ca si no lo
tuviesses, no serías bueno para'l servicio de Dios. E sey cierto que Dios no
faze ni promete jamás cosa alguna, ni bien ni mal, sin gran razón; empero las
personas del mundo no lo pueden conoscer que la justicia divina quiere e
permete tal cosa; mas Él a todos faze siempre gracia, que del mal escoge el
menos, e algunas vezes lo muda en bien”. E, súbitamente, el ángel, dichas estas
palabras, despareció, e el hermitaño, haviendo visto e oído / esto, por querer
provar si era verdad, tornó atrás e falló todo lo que le havía dicho el ángel
ser verdad. E luego se bolvió a su hermita e fizo mayor penitencia que primero
e con mayor fervor.
Capí[tulo]
XXI: de injusticia
1.
Injusticia, que es vicio contrario de la justicia. Según Macrobio es judgar
injustamente, e esto es propiamente injusticia, la qual se llama injuria. E es
en seis maneras: la primera es matar alguna persona injustamente, e esto se
llama homicidio; la segunda es fazer alguna vellaquería, e ésta se llama
injuria; la tercera, fazer fazer a otro algo por fuerça, e ésta se llama
violencia; la quarta es dañar a otro en sus cosas, e ésta se llama daño; la
quinta es furtar escondidamente lo que no es suyo; la sexta es apañar lo de
otro por fuerça, e ésta se llama rapina.
2.
E puédese comparar el vicio de la injusticia al demonio, en el qual jamás se
falló razón alguna, ante, todo su entendimiento e deleite es en fazer mal de
continuo; ahun fasta a los que le sirven da mayor pena e tormento, e siempre
riende mal por bien.
3.
Jesús, fijo de Sidrach, dize: “Con la medida que midiéredes, os medirán”.
4.
Salomón dize: “No judgues a otro a sin razón, e no serás judgado”. Otrosí dize:
“Quatro cosas son / las que quitan el estamiento de la tierra: la primera es
quando el siervo señorea; la segunda es quando el loco es tovido por savio; la
tercera, el odio e discordia del matrimonio; la quarta es quando la sirvienta
es heredera de su senyora”.
5.
Séneca dize: “Guay de la tierra quando el rey es mucho moço, ca persigue los
buenos e favorece los malos”. Otrosí dize: “El que no punece el mal, plázele
que se faga”. Otrosí dize que quatro pecados hay que piden vengança delante de
Dios: el primero es el mal que se faze en este mundo al innocente; el segundo
es el pecado de sodomía; el tercero es el engaño de la suor del hombre que se
alquila a jornal, mayormente quando no le quieren pagar; el quarto es el que
pone mal entre la gente para que se maten.
6.
Isopo dize: “No te dexes inclinar a matar a otro”.
7.
Aristóteles dixo a Alexandre: “Guardadvos de gastar e derramar la sangre humana
contra razón, ca sabed que quando uno matare a otro a sin razón, lo semejante
le será fecho, porque en el cielo grita el que suffre, diziendo: “¡Miserable
rey, tu siervo se quiere egualar contigo!”.
8.
Salomón dize: “Derramar la sangre humana e tenerse el suor e trabajo del
jornalero, egual cosa es”. Otrosí dize: “El que cava la foya, cae dentro, e al
que regirá la piedra, ella le da encima, e al que toma la sierpe por la cola,
ella lo muerde, e el que offien / de con la lengua, será offendido. E los tales
no se pueden quexar de otros, sino de sí mismos.
9.
De la violencia, furto e rapina dize el propheta Sedechias: “El rey que trabaja
en allegar gran thesoro contra razón, trabaja en desfazer su reino, el qual no
puede dar”.
10.
Sant Agustín dize que aquél solo es don que da por voluntad libre, ca el que se
da por fuerça, no es dádiva, mas violencia.
11.
El Decreto dize: “No llega jamás al bien lo que por fuerça se gana”.
12.
Longino dize: “El que fará mal a otro, a sí mismo lo fará, e no sabrá de dónde
le viene”.
13.
Enxemplo. Del vicio de la injusticia se lee en la Vida de los sanctos
padres que el demonio pensó de tomar mujer por haver fijas, e
collocarlas por levar los yernos al infierno. E casándose, tomó por mujer a
doña injusticia, e hovo siete fijas: la primera fue Sobervia, e ésta casó con
grandes hombres; la segunda fue Avaricia, e ésta casó con los populares e
baxos; la tercera fue Mentira, e ésta casó con los labradores; la quarta fue
Invidia, e ésta casó con los menestrales; la quinta fue doña Ipocresía, e ésta
casó con los religiosos; la seisena fue Vanagloria, e aquélla se retuvo para sí
la mujer del diablo, e no la dexó casar; la setena fue Luxuria, e ésta no se
quiso casar, sino que quiso ir bagasseando por el mundo, porque la podiesse
haver [e j] cada uno a su plazer.
Capí[tulo]
XXIII: del engaño [e ij]
1.
Enganyo, que es contrario de la lealtad, es, según dize la Ley, dezir una cosa
e fazer otra, e mostrar una cosa por otra con voluntad de engañar a otro.
Empero, para mientes qué differencia hay entre mentira, traición e malicia. La
traición es propiamente quando una persona vende a otra que se fía d'ella;
malicia es pensar en su ánimo algunos malos pensamientos del próximo, sin tener
causa d'ello, e de esta malicia procede el vicio de la sospecha.
2.
Sancto Thomás dize: “Sospecha es pensar mal de otro por algún juhizio ligero”.
3.
E esta sospecha nasce de quatro cosas convenientes: la primera es que el ruin
hombre cree que todos parecen a él; la segunda es que el que tiene sospecha, es
acostumbrado de fazer mal; la tercera es porque el hombre quiere mal a aquél, e
por esso ligeramente cree mal d'él; la quarta es por haver experimentado muchas
cosas, e por esso dize Aristóteles que todos los viejos son naturalmente
sospechosos, porque han provado muchas cosas.
4.
E nota que la differencia que hay entre sospecha e celos es ésta: que la
sospecha es creer mal de otro por algún indicio liviano, e es vicio; los celos
son un temor que la persona que hombre ama no faga o diga cosa que le pudiesse
venir danyo al que ama. E / descienden los celos propiamente de la virtud de
amor, porque no vienen sino por dos occasiones: la primera es por miedo que la
persona que hombre ama, no faga cosas que no son de fazer; la otra es que la
persona no reciba algún danyo. Assí que los celos naturalmente proceden de
amor, según prueva Sancto Thomás.
5.
Enxemplo. Puédese comparar el vicio de la falsía a la raposa, que quando no
falla qué comer, se echa en el suelo en algún campo, assí como si fuesse
muerta, con la lengua fuera de la boca. E assí, las aves, creyendo que sea
muerta, vanle enderredor e súbenle encima, e quando vee que son bien
asseguradas, alça la cabeza e abre la boca e arrebata lo que puede. Muchos otros
engaños dexo por abreviar.
6.
Salomón dize: “El engañador, a la postre, no fallará ganancia”. Otrosí dize:
“No uses ni pratiques con los engañadores, porque ellos no pueden amar sino lo
que les plaze”.
7.
El propheta dize: “Dios destruya los engañadores e sus engaños e las malas
lenguas”.
8.
Séneca dize: “El falso fuye de no conoscer ni curar de las injurias por mejor
poderse vengar d'ellas”.
9.
Esopo dize: “El que es lleno de engaño, no perdona jamás, e el que es usado de
engañar, no se puede estar que no engañe”.
10.
Varrón dize: “So la piel del cordero se esconde el lobo”.
11.
Platón dize: “De dos cosas me soy [e iij] entristecido más que de otras: la
primera es quando el rico es menospreciado; la segunda, quando el savio es
engañado del loco”.
12.
Cassiodoro dize. “Ninguna cosa puede ser en el mundo peor que la trahición”.
13.
Salomón dize: “No lieves a cada uno a tu casa, ca muchas son las trahiciones de
las personas”.
14.
Longino dize: “Al traidor, la muerte le sería vida, porque si usa de lealtad, no
le creen, e si no usa d'ella, cada qual lo echa de sí”.
15.
Salomón dize: “Los malos pensamientos fazen apartar al hombre de Dios”.
16.
Platón dize que el primer movimiento de los pensamientos no está en mano del
hombre, mas la perseverancia, con la qual deve hombre mucho resistir si el
pensamiento no es bueno.
17.
El Decreto dize: “No se corrompe la carne, sino que primero el pensamiento se
corrompa”.
18.
Sant Isidoro dize: “No puede ser peor cosa en las personas que la sospecha e la
sobervia”.
19.
Séneca dize: “No uses jamás con el invidioso, ca de continuo piensa mal de ti”.
20.
Beda dize: “El que es amigo de dos enemigos, siempre estará en sospecha de
ambos e jamás fallará fin ni remedio”.
21.
Sedechias, propheta, dize: “La sospecha es corrompimiento e corruptión de todas
las virtudes”.
22.
Alexandre dize: “No tengas sospecha en el que te fías o no te fíes en él,
porque la sospecha da occasión de fazer muchos males”.
23.
Juvenal dize: “Los celos de la mujer son tantos, / que siempre quiere mal e
abhorrece al que ama el marido”.
24.
Platón dize: “El perfecto amor es en tres cosas, conviene saber, en amar, temer
e honrar”.
25.
Sócrates dize: “El que ama, teme; empero muchos temen que no aman”.
26.
Damaceno dize: “El que perfectamente ama, siempre está con miedo de la cosa que
ama”.
27.
Enxemplo. Del vicio de la falsía se lee en el Testamento Viejo que dos ángeles
fueron enviados por Dios a una ciudad que havía nombre Sodoma, por el peccado
de sodomía, e uno que havía nombre Lot recibiolos en su casa, porque Lot era
amigo de Dios, al qual dixieron los ángeles que se fuesse de la tierra, porque
querían quemar la ciudad con los moradores. E Lot se fue con dos fijas que
tenía, e súbitamente la ciudad fue quemada e puesta en abismo. E esto viendo
Lot con sus fijas sobre una montaña que estava sobre la ciudad, las fijas
pensaron de engañar a su padre e de dormir con él, e emborracháronlo; e assí
començó de ir la mayor a su padre, e él, no conosciéndola por la embriaguez,
hovo que fazer con ella, e después con la otra, de manera que pecaron ambas con
su padre e se enpreñaron d'él engañándolo de la forma susodicha.
Capí[tulo]
XXIV: de la verdad [e iiij]
1.
Verdad, según Augustino, es usar de lo verdadero sin mezcla de falsedad alguna.
2.
E puédese comparar esta virtud a los fijos de la perdiz, que una los pone, e
otra los furta e cóvalos; e quando nascen las perdiganitas, la natura les
muestra a conoscer en la voz la verdadera madre, a fin que, súbitamente, en
oyéndola cantar, dexan la madre postiza e corren tras la verdadera. Assí es de
la verdad, que a la postre, siempre viene a ser conocida.
3.
E de esta virtud dize Jesús, fijo de Sidrach: “No contrastes a la verdad en
alguna manera, ca no podrías fazer cosa peor”.
4.
Aristóteles dize: “Al que amare la verdad, Nuestro Señor Dios, que es verdad,
lo amará”. Otrosí dize: “El que dize la verdad, no se fatiga, mas el que quiere
colorar o esconder una mentira, tiene gran cuidado e ansia”.
5.
Catón dize: “Lo que has prometido a uno, no lo offrezcas a otro”.
6.
Sant Agustín dize: “Muchas vezes la voz del pueblo es voz de Dios”.
7.
De la virtud de verdad se lee en la Vida de los sanctos padres que
fue un gentilhombre, gran cavallero, que havía dexado el mundo con muchas
riquezas por servir a Dios en un monesterio de monges. E hoviendo perseverado
algún tiempo en el monesterio, el abad deliberó vender ciertos asnos que tenía
viejos para el servicio del monesterio, e mercar otros jóvenes. E porque este /
gentilhombre que se havía fecho monge havía estado gran parte de su vida en el
mundo, creyó el abad que fuesse bueno para vender e mercar, e por esso el abad
envió al dicho gentilhombre a una ciudad en donde havía una feria, para vender
los asnos viejos e mercar otros jóvenes que fuessen mejores para el servicio e
necessidades del monesterio. E diole por companya un donado. E luego que fue
partido este monge nuevo, estoviendo en el mercado, preguntáronle muchos si
eran buenos aquellos asnos. E él respondía: “¿Creéis vosotros que nuestro
monesterio haya venido a tanta pobreza, que si fuessen buenos los
vendiéssemos?”. E aquéllos preguntáronle más, diziendo: “¿Por qué tiene assí
pelado la cola e la esquina?” E el monge respondía: “Porque son viejos e no
pueden levar la carga, e muchas vezes caen con ella e por fuerça les havemos de
pelar la cola para levantarlos; e por los muchos palos tienen peladas las
cuestas”. E tornando el monge al monesterio sin haver vendido los asnos, el
donado que havía ido con él dixo al abad todo lo que havía oído dezir al monge
en la feria, porque le diesse penitencia. E el abad envió por él, e
reprehendiolo mucho. E respuso el monge: “¿Creéis vos, padre, que yo haya
entrado en esta religión para enganyar a alguno e dañar mi alma diziendo /
mentiras por vender asnos? ¿No sabéis vos que yo he dexado en el mundo muchos
asnos e cavallos, casas e possessiones, e muchas otras riquezas por venir a
servir a aquél que es sobirana verdad, e por salir de las mentiras d'este falso
mundo, las quales, viviendo en él, siempre abhorrecí? Pues mucho más las devo
abhorrecer estoviendo aquí”. E oyendo el abad tales palabras, no le pudo
responder cosa alguna.
Capí[tulo]
XXV: de la mentira
1.
Mentira, que es vicio contrario a la virtud de la verdad, según dize
Aristóteles, es encubrir la verdad con algún color de palabras, con propósito
de engañar a otro.
2.
E nota que hay muchas specias de mentira. Primeramente hay algunas mentiras que
se dizen por plazer, como son las consejuelas; hay otras que se dizen por
apartarse hombre de daño sin daño de otro, e éstas no son peccado mortal, mas
son vicio a quien d'ello se puede guardar e no lo faze; por semblante hay
mentiras que no se dizen por engañar a otro ni por dezir mentira, sino que se
piensa hombre dezir verdad, como es fablar por relación; e hay otras mentiras
vanagloriosas que no dañan a hombre del mundo e dízense en algunos tiempos en
camino e solazes.
3.
Hay otras mentiras que son tam / bién vanagloriosas e diffamables, e éstas son
en demasía maliciosas e de gran peccado; hay otras mentiras quando no guarda el
hombre lo que promete; hay otras que se dizen por mal vezo e costumbre, como
son algunos que jamás dizen verdad sin mezcla de mentira. E estas tres specias
postreras son defendidas por el Decreto, porque son peligrosas para el alma.
4.
Hay otras mentiras que se cometen perjurando e faziendo juramento falso, las
quales no son ál salvo renegar de Dios. E éstas matan el cuerpo e el alma.
5.
E puédese comparar el vicio de la mentira al topo, el qual no tiene ojos e va
siempre debaxo de tierra, e si viene a la claridad, luego muere. Assí faze la
mentira, que siempre le cumple encubrirse con algún color de verdad para que
sea crehída, e quando viene a la lumbre de la experiencia, súbitamente muere
por ser conocida e descubierta.
6.
Salomón dize de la mentira: “De tres cosas ha miedo mi coraçón e de la quarta
tengo esmagado el rostro: de alborote de ciudad, de razonamiento de pueblo, de
la falsa accusación e sobre todo, de las diffamaciones de la lengua homiziera,
ca la boca que miente, mata el alma”. Otrosí dize: “Más deve hombre amar al
ladrón, que al mintroso continuo”.
7.
Sant Gregorio dize: “Por las falsedades de los mintrosos viene a no ser
conocida la verdad quando algu / no la dize”.
8.
Sócrates dize: “Al mintroso continuo no le creen quando dize la verdad”.
9.
Enxemplo. Del vicio de la mentira se lee en las Historias romanas de
una donzella que se llamava Gloriana, fija de Anastasio emperador, la qual se
enamoró de un gentilhombre suyo que llamavan Amón. E el gentilhombre no quería
dar su persona a la donzella ni consentir a su mal propósito por miedo que
tenía del emperador, e assí ella, por desdén, pensó en procurarle la muerte. E
passando un día delante de la cámara de la donzella, començó ella de dar vozes,
diziendo: “¡Ayuda, ayuda!” E dezía que Amón la quería forçar e deshonrar. E
Amón, súbitamente, fue preso, e con gran furia fue levado delante del
emperador. E como le fue preguntado si era verdad lo que dezían d'él, respuso
que no. Entonces el emperador envió por su fija e preguntole cómo havía passado
aquéllo, e ella calló; e preguntógelo muchas vezes, e ella no le respuso cosa
del mundo. E viendo un barón que ella no satisfazía ni respondía a cosa de las
que le preguntavan, dixo burlando: “Quiçá esta señora ha perdido la lengua”. E
el emperador quiso ver si era assí, pues no respondía, e falló que no tenía
lengua. E visto este milagro, el emperador mandó soltar el gentilhombre, e
luego la donzella cobró la lengua e manifestó públicamente su desordenada
voluntad / con toda la verdad. E por este milagro ella se puso en una religión
e acabó e feneció sus días en servicio de Dios muy sanctamente.
Capí[tulo]
XXVI: de la fortaleza
1.
Fortaleza, según Macrobio, es en tres maneras: la primera es fortaleza en la
persona por natura, e ésta se llama propiamente fuerça, e no es virtud; la
segunda es proeza e osadía en el coraçón en no temer cosa alguna grave; la
tercera es paciencia, que es suffrir pacientemente qualquiere adversidad. E
estas dos postreras son virtud.
2.
Enxemplo. Esta virtud se puede comparar al león, que duerme siempre con los
ojos abiertos, e si el caçador lo va caçando, luego, como lo siente, se levanta
e cubre con la cola sus pisadas, porque no lo barrunte e sigua de rastro; e si
vee que no puede fuir, vase para los caçadores sin miedo e pónese a pelear con
ellos.
3.
De esta virtud dize Tulio que el hombre deve ser constante en las adversidades.
4.
Séneca dize: “El que es constante, es libre”.
5.
Lucio dize: “Por dos cosas son los hombres más amados que por otras. La primera
por la fortaleza e osadía; la segunda por la lealtad”.
6.
Sócrates dize: “Mayor fortaleza es fuir quando es / necessario, que morir”.
7.
Fray Gil romano dize que la fortaleza es de muchas maneras: la una es ser
animoso e sin miedo en los peligros de la muerte, quando no se puede fazer
otro, e ésta es una fortaleza forçada; la otra es ser animoso e esforçado por
uso de pelear; la tercera es ser animoso en ayudar a la companya; la quarta es
ser animoso quando falla uno su contrario; la quinta es ser tan osado que no
tema cosa alguna, e ésta no es fortaleza, mas furia bestial. E estas cinco
maneras de fortaleza no son perfectas; la seisena es fortaleza virtuosa e
perfecta, quando las personas quieren ser constantes por no recibir deshonra de
covardía en el coraçón, e en la persona, e en sus cosas, por la fe o por la
república.
8.
Salomón dize: “La savieza de las personas se conosce en la paciencia”.
9.
Sócrates dize: “La paciencia es puerta de misericordia”.
10.
Tholomeo dize: “El que quiere pelear con la adversidad, ha menester las armas e
la companya de la paciencia”.
11.
Homero dize: “El que fuere paciente e suffrido, será estimado e acatado por
todos”.
12.
De la virtud de fortaleza se lee en el Testamento Viejo que fue uno llamado
Samsón, el qual era el más fuerte hombre que hoviesse en el mundo, e fizo
muchas fortalezas, e valentías, e fazañas, las quales se cuentan en la Biblia,
e tenía su fuerça en los cabellos. E los philisteos, con quien él tenía guer /
ra, fiziéronlo engañar a una su amiga que llamavan Dalida, la qual le cortó los
cabellos. E los philisteos lo prendieron e le sacaron los ojos. E un día que
fazían una fiesta suya, fiziéronlo venir a un templo, e cada uno se burlava
d'él. E entonces Samsón se fizo levar a un niño a una columna que sostenía casi
todo el templo e estava cargado sobre ella, e quando él fue a la coluna,
siquier pilar, e dixo al niño: “Sale fuera e vete, e quando serás fuera del
templo, suena el cuerno porque entienda como eres fuera”; e el niño fízolo assí
como Samsón le dixo. E como Samsón oyó sonar el cuerno, abraçose con la coluna
e tirola para sí reziamente, e tanto, que todo el templo cayó en el suelo. E
dixo entonces con muy grandes vozes: “Muera Samsón con todos sus enemigos”. E
assí murió él con todos quantos estavan dentro.
Capí[tulo]
XXVII: del miedo
1.
Miedo es vicio contrario a la constancia e fortaleza, según scrive Aristóteles,
e es en tres maneras: la primera es ser medroso en el coraçón, sin alguna
causa, e sólo por imaginación; e éste es llamado temor. La segunda es temer
alguna cosa más que no convine; e ésta se llama covardía. La tercera es no
poder suffrir alguna adversidad / por flaqueza de coraçón; e ésta se llama
tibieza.
2.
Enxemplo. Puédese comparar este vicio de temor a la liebre, que es el más
medroso animal del mundo, tanto que, stoviendo en el monte, si oye o siente
mecer las fojas de los árboles quando el viento las mueve, luego, en esse
punto, fuye e se va.
3.
E de aqueste vicio dize Salomón que ninguna cosa faze a los hombres más
temerosos que sus malas obras.
4.
Tulio dize: “Más cruda cosa es temer de continuo la muerte, que el morir”.
5.
Terencio dize: “¿Quieres siempre estar sin miedo? Faz siempre bien e fabla
poco”.
6.
Del vicio del temor se lee en las Historias romanas, que el rey
Dionís era el más medroso hombre del mundo, e de miedo no podía haver jamás
reposo consigo. E un amigo suyo cadal día le alabava su stado e vida, e dezíale
que él devía dar gracias a Dios e contentarse de tanto bien como le havía dado.
E el Rey Dionís llamó un día a este su amigo e fízolo assentar en su silla
real, e fizo poner debaxo un gran fuego, e fízole poner sobre la cabeça una
spada desnuda atada con una cerda de cavallo, con la punta para baxo, e fízole
poner delante una mesa muy arreada e rica, en donde fizo poner todas sus joyas.
E viendo su caro amigo el peligro en que stava, que si cahía la spada lo havía
de matar, e el fuego lo quemava debaxo, / levantose en pies e començó de
supplicar al rey con palabras devotas que lo dexasse salir de aquel peligro.
Entonce el rey Dionís le respuso e dixo: “Tú alabas tanto mi vida, la qual está
de continuo en mayor pena que tú, que non la has podido suffrir una hora. Pues,
¿cómo puedo yo suffrir la mía, que está de continuo en mayor pena e temor? Por
ende, no la alabes dende adelante, ca debaxo siento el dolor del infierno, e
enderredor infinitos demonios e el mundo con tanto engaño, e sobre mí siento el
juhizio de la spada de Dios, de la qual no puedo fuir en manera alguna”
Capí[tulo]
XXVIII: de la magnanimidad
1.
Magnanimidad, siquier grandeza de coraçón, según dize Tulio consiste en ponerse
a pensar, e obrar, e fablar cosas altas e grandes.
2.
Exemplo. Puédese comparar esta virtud al falcón, que él se dexara antes morir
de fambre, que comiesse de carne fedionda e corrupta, e no toma jamás sino aves
gruessas.
3.
Sant Agustín dize que el león no pelea con la formiga e el águila non toma
moscas.
4.
Tulio dize que el alma de la persona valiente se conosce por las obras grandes
e [f j] de gran coraçón.
5.
Hipocras dize: “No hay cosa tan fuerte ni tan áspera en este mundo, que no la
vença el coraçón”.
6.
Alexandre dize: “Mejor es la muerte que la vil señoría”.
7.
Enxemplo. De esta virtud se lee en las Historias romanas que
un físico de Pirro, que era enemigo de los romanos, envió a dezir a los
senadores de Roma que si le querían dar una grande suma de dineros, que él
empoçoñaría a Pirro. E ellos le enviaron a dezir que no se delectavan en tan
vil cosa e que ellos se querían vengar de sus enemigos con fuerça de armas e no
con traición; e luego enviaron embaxadores a Pirro por avisarlo que se
guardasse de su físico.
Capí[tulo]
XXIX: de la vanagloria
1.
Vanagloria es vicio contrario de la magnanimidad, e es tres maneras. La primera
se dize propia vanagloria, e es quando las personas quieren mostrar todas sus
grandezas por ser loadas más de lo que merecen, ca ser el hombre loado quanto
le conviene, no es peccado ni vicio, según prueva Sancto Thomás. E de aquesta
vanagloria dize Salomón que mejor es el buen nombre e la buena memoria que las
grandes riquezas. La segunda es alabarse de alguna cosa con arrogancia. La
tercera es querer mostrar lo que hombre no es e querer mostrar sus cosas ser
mayores que las / de los otros; e ésta se llama ipocresía.
2.
Enxemplo. Este vicio se puede comparar al pavón, que es todo lleno de vanagloria,
e todo su deleite no es ál sino mirar sus plumas e fazer la rueda con la cola
porque le alaben.
3.
E léese de la vanagloria en la Suma de los vicios, que quando el
hombre ha vencido todos los vicios, el postrero que le queda es la vanagloria.
4.
Salomón dize: “Los que aman la vanagloria son siervos de tamborinos e
juglares”. Otrosí dize: “Alábete la lengua de otro, mas no la tuya”.
5.
Catón dize: “No seas vanaglorioso si quieres parecer bueno”.
6.
[Platón dize: “Fruto de adelantarse es división”.]
7.
Sant Isidoro dize: “La gallina, por un huevo, faze gran ruido e dase a sentir a
la raposa”.
8.
Séneca dize fablando del vicio de la ipocrisía: “Ninguno puede mostrar luengo
tiempo lo que no es”.
9.
Tulio dize: “Poco tiempo dura la fama que es falsa”.
10.
Sant Agustín dize: “No judgues a otro por la fabla, mas por las obras, ca la
mayor parte de las personas son vanas e llenas de palabras, mas por los fechos
no podrás ser engañado”.
11.
Del vicio de la vanagloria se lee en la Vida de los sanctos padres que
un día se acompañó un ángel en forma humana con un hermitano, e yendo por el
camino fallaron un cavallo muerto que fedía mucho; e entonces el hermitano
atapose las narizes e el ángel no mostrava curarse de aquel fedor. E yendo más
adelante, ellos [f ij] fallaron un garrido mancebo e muy arreado de muy ricos
vestidos, e entonces el ángel començó de ataparse la nariz. E el hermitano
maravillose mucho, e dixo: “¿Por qué te atapas las narizes por un tan hermoso
mancebo e no te las atapaste por una bestia tan fediente que fallamos aquí poco
antes?” E respuso el ángel: “Porque a Dios fiede más la vanagloria que todos
los fedores nin corrupciones del mundo”. E dicho esto, súbitamente, le
despareció el ángel; e entonces conoció el hermitano que aquél era ángel de Dios.
Capí[tulo]
XXX: de la costancia
1.
Costancia, que es firmeza o stabilidad, según dize Sant Isidoro, es una firmeza
en su propósito, mas no deve ser el hombre tan firme que viniesse a ser tierco
e tener tesón, ca según dize Sant Andrónico: “Dureza e pofía es no querer mudar
su propósito por cosa del mundo”.
2.
Enxemplo. Esta virtud se puede comparar a una ave llamada fénix, que vive
trezientos e quinze años, e quando se vee envejecer por forma que la natura le
fallece, él toma cierta leña odorífera bien seca e faze un nido, e entra
dentro, e buelve el rostro hazia la spera del sol, e tanto bate las alas, que
el / fuego se enciende en aquel nido por el calor del sol. E esta ave es tan
constante, que por aquel fuego no se mueve, antes se dexa quemar, porque lo
faze naturalmente, ca él se deve renovar. E dende a nueve días, sale de la
ceniza de su cuerpo un gusanillo que vive e cresce poco a poco; e después,
dende a trenta días, se torna ave como era de primero, de manera que no hay en
el mundo sino uno.
3.
E de esta constancia dize Tulio que ninguna cosa hay de tanta estima ni tan
digna en los hombres, como la constancia.
4.
Catón dize: “Sei costante según el caso requiere”.
5.
Sant Isidoro dize que no es de alabar el que comiença, mas el que acaba.
6.
Gregorio dize: “Muchos corren al palio, mas la sola perseverancia lo toma”.
7.
Enxemplo. De aquesta virtud se lee en las Historias romanas que
el rey Constantino havía ordenado ciertas leyes al pueblo, las quales le
parecían muy duras de observar. E porque eran muy justas, dixo: “Yo quiero que
juréis de guardar estas leyes fasta que buelva, e en este medio yo iré a fablar
a nuestros dioses e rogarles he que nos atorguen licencia de mudarlas a nuestra
voluntad”. E oído esto, el pueblo juró de observarlas; e entonces el rey se fue
e no bolvió jamás porque non se quebrantassen las leyes, antes se observassen
pera siempre. E quando vino a morir, mandó que su cuerpo fuesse quemado e fecho
polvo, que lo echassen [f iij] al viento en la mar, porque el pueblo no
creyesse jamás ser absuelto de aquel juramento que havían fecho; e fízose assí
como él havía mandado.
Capí[tulo]
XXXI: de la incostancia
1.
Incostancia, que es vicio contrario a la virtud de constancia, según dize
Priciano es no tener consigo firmeza alguna.
2.
Salomón dize de la incostancia: “El hombre poco discreto cree qualquiere cosa,
mas el hombre prudente guarda su alma”.
3.
Salustio dize: “La incostancia es señal de locura”.
4.
Aristótiles dize: “El que es incostante, todas sus cosas pone a la ventura”.
5.
Bernico dize: “El que rige, a menudo recibe consejo”.
6.
Enxemplo. Este vicio se puede comparar a las golondrinas, que siempre volan e
jamás están firmes.
7.
De aqueste vicio se lee en la Vida de los sanctos padres, que fue
un ladrón que havía fecho todos los males del mundo, e fuese a confessar a un
hermitano. E quando el hermitano vino a darle penitencia, el ladrón, a cada
cosa, le dezía que no podía cumplir la penitentia, e que no podía ayunar, ni
sabía f[a]zer oración, ni fazer otra penitencia. Entonces dixo el hermitano:
“Faz a lo menos esto, que a qualquiere cruz que fallares, te arrodilles por
amor de Nuestro Señor e le fagas reverencia”. E el ladrón le prometió de lo
assí fazer / de buen grado e el hermitano entonce absolviolo de todos sus
peccados. E partido el ladrón de la hermita, topáronlo unos enemigos suyos, e
començó de fuir por escapar, e fuyendo, falló una cruz, e recordándose de la
penitencia que el hermitano le havía dado, arrodillose por obedecer a su
confessor; e estoviendo assí fincadas las rodillas, vinieron sus enemigos e
matáronlo súbitamente. E estoviendo assí muerto, el hermitano vio un ángel que
le recibió el alma e la levó a parahízo. Entonces el hermitano se començó a
desdeñar e indignar gravemente, e enojarse, viendo que aquél que havía cometido
tantos males, era levado assí a parahíso por un tan pequenyo bien como havía
fecho; e assí començó de pensar de no fazer más penitencia dende adelante, mas
darse plazer e solaz en este mundo, pues vehía que el parahíso se ganava tan
ligeramente, e fuese de la hermita por bolver al mundo. Entonces el demonio
tomó señoría sobre él e púsole un tropieço en medio del camino con que le
embaraçó los pies de tal guisa, que lo fizo caher por una montaña abaxo, de
manera que murió. E el demonio llevó su alma al infierno por su incostancia,
porque no perseveró en el bien que havía començado.
Capí[tulo]
XXXII: de la temperancia [f iiij]
1.
Temperancia, según Tulio, es firme e segura señoría en refrenar la cobdicia del
ánimo. E ésta puede ser en dos maneras: la primera es refrenar la codicia que
nace e viene propiamente del ánimo; e ésta es propia temprança. La segunda es
forçar la voluntad natural que viene por algún movimiento sensual, como
aquéllos que naturalmente son inclinados a luxuria, o gula, o sobervia, o ira,
o otros vicios, a los quales se mueven por inclinación natural o por mal
costumbre; e ésta se llama suffrimiento. E ésta es mayor virtud que la
temperancia, según dize Sancto Thomás.
2.
Enxemplo. Puédese comparar esta virtud de temperancia a una bestia llamada
camello, que naturalmente es el más luxurioso animal que sea en el mundo, tanto
que irá tras una camella más de xxx leguas por haverla o por verla; e después,
tiene tanto suffrimiento e temperancia, que si es su madre o su hermana, no la
tocaría por cosa del mundo.
3.
Tulio dize: “Si amas la temperancia, lança fuera de ti todos los deleites e
refrena los vicios”.
4.
Séneca dize: “No se puede haver mayor señoría ni menor, que la de hombre
mismo”.
5.
Ovidio dize: “Las cosas defendidas nos inclinan e ponen mayor gana de haverlas
e de verlas que las que están en nuestra libertad”.
6.
Tholomeo dize: “Contrasta a tus voluntades en mocedad, porque en / la vejez no
te podrás apartar d'ellas”.
7.
Sócrates dize: “Mayor cosa es vencer sus appetitos que a su enemigo”.
8.
Platón dize: “El que non puede vencer a sí mismo, mucho menos vencerá a otro”.
Esso mismo dize, que cinco temperancias plazen más que las otras: casto en
mocedad, alegre en vejez, humilde en estado, paciente en las adversidades e
soffrido en refrenar los appetitos.
9.
De aquesta virtud se lee en las Historias romanas, que el rey
Príamo, oyendo dezir a un philóso[f]o llamado Corrado: “El que no refrena su
voluntad, no es hombre, mas con las bestias se puede acompañar”, el rey Príamo
quiso provar si lo podría fazer turbar de alguna cosa, e envió por los que
crehía que tenían peor lengua que hombres algunos de su reino e concertó que
ellos le dixiessen lo peor que pudiessen a este philósofo. E el primero le dixo
e preguntó: “¿De qué ciudad eres tú, Corrado?” E él respuso: “Mi ciudad tiene
comienço e principio de mí, mas la tuya fenece en ti, de guisa que la mía se
acrecienta por mí e la tuya diminuye por ti”. El segundo le dixo: “¡O, cómo
tienes luzidos vestidos encima!” E él respuso: “Los hombres no se conoscen por
los vestidos, mas por las obras”. El tercero le dixo: “Mira cómo fabla este
traidor.” E él respuso: “Tú non tienes lengua e engáñaste mucho”. El quarto le
dixo: “En hora buena sté este merdoso”. E él le respuso: “Grande tiempo ha / que
tú aprendiste de dezir mal, e yo aprendí a no responder a tus locas palabras”.
El quinto dixo: “Dexa star a esse loco. ¿Para qué fablas con él?” E entonces él
calló. Dixo el rey Príamo: “¿Cómo no respondes tú, Conrado?” E él respuso al
rey: “El callar es bella cosa e bella respuesta a tal pregunta, porque con el
que dize e usa palabras descorteses, más deve obrar la virtud de las orejas que
la de la lengua. Ni yo podría con mi lengua más denostar lo que ha fecho él
mismo con la suya. E por cierto, assí como él es señor de su lengua, assí yo
soy señor de mis orejas”. El seiseno dixo: “Di cómo tienes redondo el cabello”.
E él respuso: “La virtud no está en los cabellos, mas en el coraçón”. El otro
dixo: “Señor rey, guardadvos de Corrado, que es espía e adalid, e viene por
escucha, ca yo lo vi estos días en la hueste de los griegos”. E él respuso: “Si
fuesse verdad, tú no lo dirías”. El otro dixo: “Mira el ladrón cómo ralla e no
ha vergüença”. E él respuso: “Si tú la temiesses, no fablarías assí”. Entonces,
el rey Príamo, viendo su grande temprança, llamolo e fízolo assentar cabe sí, e
preguntole cómo havía podido suffrir de oír tanta villanía e no turbarse. E
respuso Corrado: “Porque yo soy señor de sus señores, e ellos son siervos de
mis siervos, conviene saber, de los vicios, porque a qualquier que di / zen
alguna villanía, deve pensar si es verdad o no; e si es verdad, non se deve
enojar, porque el que faze el mal, deve suffrir con paciencia que le sea
recitado e no turbarse de oírlo, pues no se turbó de fazerlo; e si es mentira
lo que le imposan, non se deve curar d'ello, ca mayor ira ni perdón no se puede
dar ni fazer a uno que diga alguna villanía, que mostrar de no curarse de sus
palabras, porque el que la recibe, si se enoja, da ocasión que ge la digan otra
vez”.
Capí[tulo]
XXXIII: de la intemperança
1.
[I]ntemperança, según dize Damasceno, es seguir todos sus appetitos según le
proceden del pensamiento.
2.
Enxemplo. Este vicio se puede comparar al olicornio, que es un animal que toma
tanto plazer de estar con las donzellas virgines, que quando él vee alguna,
luego se va a ella e se le duerme en los braços; e assí, vienen los monteros e
tómanlo. E de otra manera no lo podrían tomar.
3.
Platón dize: “No hay en el mundo peor vicio que la intemperancia, porque d'ella
proceden todos los males”.
4.
Varrón dize: “El que es voluntario e dado a los appetitos, no puede estar sin
muchos vicios”.
5.
Séneca dize: “A los que siguen los deleites e sus appetitos, ninguna riqueza
les puede durar”.
6.
Sócrates dize: “El / que sigue todos sus appetitos, conviene a la postre que
sea pobre e luego vituperado”.
7.
De aqueste vicio se reza en la Vida de los sanctos padres, que fue
una mujer llamada Lacemina, la qual havía estado siempre la más honesta de
aquella tierra. E haviendo oído muchas vezes entre las otras mugeres contar e
razonar del deleite e plazer de la luxuria, pensó de provarlo, por ver si era
tan grande deleite como ella hoía dezir. E envió por uno que la amava e durmió
con ella muchas vezes. E fecha esta experiencia, ella començó a pensar la
abominación e fedor de la luxuria, e su grande vergüença; e pensando que havía
perdido su virginidad e que no podía en manera del mundo cobrarla, ella se
entristeció tanto, que se ahorcó.
Capí[tulo]
XXXIV: de la homildad
1.
Humildad, según Orígenes, es refrenar la alteza del coraçón e de la voluntad
vana. Empero, no se deve hombre tanto abaxar ni aviltar, que caya en vicio de
delectación, porque Sant Andrónico dize que abaxarse más que no conviene, no es
bien, ca es vicio.
2.
E nota que esta virtud de humildad es en muchas maneras: la primera es en
mostrarse de continuo menor que los otros; la segunda es jusmeterse con
benignidad a qualquier que lo merece; la tercera es creer siempre fazer menos
de / lo que puede; la quarta es creer no ser sufficiente en todas las cosas; la
quinta es temer todas las cosas que son de temer.
3.
E de la humildad descienden e proceden estas virtudes: la primera es fazer
honra a todo hombre; la segunda es reverencia, conviene saber, catar honra al mayor
de sí; la tercera es obediencia, conviene saber, obedecer a quien tiene poder
de mandar; la quarta es agradecimiento, conviene saber, reconoscer e agradecer
el servicio o plazer que se recibe e fazerles d'ello agradecimiento.
4.
Puédese comparar la virtud de la humildad al cordero, que es el más humilde
animal que sea en el mundo e suffre qualquiere cosa que le acahece sometiéndose
a cada uno. E por esso es comparado en la Sagrada Scriptura al fijo de Dios,
diziendo: “Agnus dei qui tollis”, etcétera.
5.
Salomón dize de esta virtud, que si alguno te faze regidor de sus cosas, no te
enxalces mucho, mas muéstrate tal hazia él que parezca señor de tus cosas.
6.
Jesús, fijo de Sidrach, dize: “No pidas las cosas más altas de ti ni busques
las cosas más baxas de ti”. Otrosí dize: “Quanto serás mayor, tanto más te
homilla a qualquiere cosa, e assí, en esta vida e en la otra delante de Dios,
te fallarás más gracioso”.
7.
Jesuchristo dize: “El que se homilla será enxalçado e el que se enxalça será
homillado”.
8.
Sant Pedro dize: / “Dios contrasta a los soberviosos e a los humildes da su
gracia”.
9.
Sant Jherónimo dize: “A la cumbre de la virtud llega hombre con la homildad”.
10.
Aristótiles dize: “¿Quieres conoscer la gente? Dales señoría, ca el ruhin
tornará sobervioso e el bueno se tornará más humilde que no era”.
11.
Longino dize: “Assí como las aves angostan las alas quando quieren volar, assí
conviene que se homille el que quiere venir a grande estado”.
12.
Aristó[te]les dize: “Faz honra a qualquier, ca la honra es de quien la faze e
no del que la recibe”.
13.
Séneca dize: “No alabes a ninguno en su presencia”.
14.
Sócrates dize: “Ninguna honra se pierde jamás, ca si aquél a quien la fazes, no
te la faze, otro la fará a ti por él”.
15.
Salomón dize fablando de la virtud de reverencia: “Homilla tu alma a Dios e la
cabeça a grandes señores, e quando el pobre diere vozes, abaxa tu oído”.
16.
Catón dize: “Da lugar al mayor de ti”.
17.
Jesús, fijo de Sidrac[h], dize: “Fijo, con la homildad ganarás a Dios e buena
gracia del mundo”.
18.
Sant Isidoro dize: “No te eguales con tus mayores, ni desdenyes al pequenyo ni
al grande”.
19.
Salomón dize de la virtud de la obediencia: “La muger obediente señorea a su
marido”.
20.
Sant Isidoro dize que la virtud de la obediencia es escalera a toda virtud.
21.
Sócrates dize: “El que quiere complazer a todo hombre, to / me el manto de la
obediencia”.
22.
Catón dize de la virtud del agradecimiento: “Quando un amigo pobre te da una
pequeña dádiva, tómalo e recíbelo con plazer, e con ledo rostro, e alábalo
mucho”. Otrosí dize que te deves recordar de loar en público el beneficio
recebido.
23.
Galieno dize: “El que fielmente sierve, es digno de grande galardón”.
24.
Alexandre dize: “De noble coraçón procede el recordarse de los beneficios e servicios,
e de olvidar las injurias”.
25.
Enxemplo. Léese de la virtud de homildad en las Historias romanas,
que quando los romanos enviavan algún caudillo a conquistar algún reino, e
bolvía con victoria, los romanos le fazían tres honras e tres deshonras: el
primero, que todo el pueblo romano lo salía a recebir con grande alegría quando
tornava; lo segundo, que lo ponían sobre un carro triumphante, el qual levavan
quatro cavallos blancos, e todo el pueblo le iva delante, e detrás, e
enderredor, e levávanlo assí fasta la plaça de Campidolio; lo tercero era que a
todos los presoneros levava atados detrás del carro. La primera deshonra que le
fazían era que ponían sobre el carro un hombre de la más vil condición e más
baxa que se podía fallar, e esto era por dar enxemplo e por dar a entender a
todo hombre que / podía venir a aquella honra faziendo bien; la segunda
deshonra que le fazían los romanos, era que aquel vil hombre le dava de
bofetadas, diziéndole: “No te ensobervezcas, ca esta honra tan grande que te
fazen, es porque tú eres assí hombre como yo, e yo como tú, e quiçá verné en
semejante grado”; la postrera deshonra que le fazían, era que cada uno le podía
dezir aquel día qualquiere deshonra, sin temor de alguna pena.
Capítulo
XXXV: [de la sobervia]
1.
Sobervia, que es vicio contrario de la homildad, según Aristótiles, es
mostrarse sobre los otros. E esta sobervia es de muchas maneras, ca
primeramente hay sobervia de altiveza, con[v]iene saber, quererse poner delante
de qualquiere en cada lugar; e hay sobervia de señoría, conviene saber, querer
señorear a todo hombre a solas; e hay sobervia de locura, conviene saber, de
presumir de saber, de poder e de querer más que no es su virtud; e hay sobervia
de desconoscerse, la qual consiste en querer más reputación que el hombre no
merece, creyendo que le convenga; e hay otra sobervia de ingratitud, conviene
saber, / de no fazer honra a otro, desechando a todos.
2.
E de la sobervia nascen estos tres vicios: el primero es que no quieren catar
honra a mayor de sí; el segundo es desobediencia en no querer obedecer a los
que tienen la vara de la justicia sobre ellos; la tercera es desagradecimiento,
que consiste en menospreciar qualquier servicio.
3.
Enxemplo. Este vicio se puede comparar al falcón, que siempre quiere señorear
las otras aves. E hase fallado falcón que ha presumido de matar águila, que es
reina de las aves. E donde el falcón faze nido, discorre todos los passos de
enderredor e no ý dexa praticar ave que viva de rapina, por ser a solas señor.
4.
Salomón dize: “A tres species de gentes abhorrece Dios: al pobre sobervioso, al
rico avariento e al viejo luxurioso”. Otrosí dize: “Entre los soberviosos
siempre hay contienda”.
5.
Sant Bernardo dize: “Mirad grande maravilla de los soberviosos, que no pueden
vivir entre las personas en el mundo ni pueden volar al cielo con los ángeles,
pues es necessario que stén baxo en las llamas del fuego con los demonios”.
6.
Platón dize que el vicio de la sobervia corrompe las personas, e quanto es
mayor la sobervia, menos la conoscen.
7.
Jesús, fijo de Sidrach, dize: “La sobervia es comienço de todo peccado”. Otrosí
dize: “Las locuras e las guerras apoqueçen los bienes temporales [g j] e la
sobervia desfaze las casas muy ricas”.
8.
E es grandíssimo peccado por tres razones: la primera, porque fue el mayor
peccado; la segunda, porque no hay cosa que tanto desplega a Dios como la
sobervia; la tercera, que es rahíz e d'ella nascen todos los peccados. E nota
que hay gran differencia entre sobervia e vanagloria, porque sobervia es creer
en su coraçón que vale hombre más que todos los otros, e vanagloria es mostrar
el valer de fuera.
9.
Job dize: “Si la sobervia anduviesse sobre las nubes e llegasse al cielo, a la
postre tornaría nublo”.
10.
Sant Isidoro dize: “Assí como la sobervia es rahíz e simiente de todos los
vicios, assí la homildad es reina de todas las virtudes; el vicio de la
intemperancia es señal de sobervia.”
11.
Juvenal dize: “No se deve acompañar con los amigos el que no tiene reverencia
ni amor consigo”.
12.
Sant Agostín dize que más es de temer la desobediencia que la muerte.
13.
Sant Bernardo dize: “Todas las creaturas del mundo han sido criadas para
obedecer a Dios, conviene a saber, el hombre e la mujer e el demonio”.
14.
Salomón dize: “El que no obedece al padre e a la madre, será diffamado e
maldito de Dios”.
15.
Séneca dize: “Quitar el servicio a los otros es vender su libertad”. Otrosí
dize: “No hay entre los vicios mayor, que ser desagradecido”.
16.
Sócrates dize: “No multiplicarán jamás los bienes del que no conosce el
beneficio recebido”.
17.
Salomón dize: / “No hay cosa que más conserve el amor entre las personas, que
tornar e remunerar los beneficios e recordarse d'ellos”. Otrosí dize: “Al que
torna e riende mal por bien, no se partirá jamás el mal de su casa”.
18.
Platón dize: “El que faze el beneficio, merece perderlo faziéndose rogar,
mayormente quando se faze con el rostro triste o murmurando e usando crueles
palabras, e quando lo ha fecho, repentirse o retraher el plazer”.
19.
Del vicio de la sobervia se lee en el Testamento Viejo que, haviendo fecho Dios
el más bello e el más fermoso ángel del cielo, él se ensoberveció tanto, que
pensó de egualarse con Dios. E viendo esto Nuestro Señor Dios, envió a Sant
Miguel Archángel e fízolo echar del cielo con todos sus sequaces, la qual
sobervia fue principio de todo mal.
Capí[tulo]
XXXVI: de [la] abstinencia
1.
Abstinencia es una virtud por la qual se costriñe la gula.
2.
Enxemplo. Esta virtud se puede comparar al asno salvaje, el qual no bevría
jamás agua sino que fuesse clara. E si va al río o a la fuente, e vee que el
agua está turbia, él estará dos o tres días sin bever, sperando que se
aclarezca.
3.
E en la Suma de los vicios se lee que, porque las personas
fuessen abstinentes de la gula, Dios nos fizo más pequeña la boca que a animal
del mundo.
4.
Salomón dize: “Al que es abstinente, la vida le será acrescentada e vivirá [g
ij] luengo tiempo”.
5.
El tal Sant Basilio dize: “Assí como al cavallo le ponen el freno, assí
conviene al hombre refrenar la voluntad de la gula con la abstinencia”.
6.
Varrón dize: “La abstinencia es guía e guarda de todas las virtudes”.
7.
De la virtud de abstinencia se lee en las Historias romanas que,
cavalgando Alexandre emperador por el desierto de Babilonia, falleciole la
provisión, e no fallando cosa que pudiesse comer e hoviéndose muerto muchos de
fambre, un cavallero suyo falló dos colmenas de miel con las abejas dentro; e
este cavallero las tomó e presentolas al emperador ante que comiesse. E quando
el emperador las tuvo delante, echolas en un río que le estava cerca, e dixo:
“No quiera Dios que yo viva ni muera sin los que están comigo”. E muchos de los
que stavan con él se echaron en el río por tomar alguna parte de aquel panar de
miel para comer, e muchos se affogaron por no poderse sostener por la flaqueza
de la fambre. E después, passando un poco más adelante, fallaron una habitación
en la qual él e toda su compaña, fallaron todo lo que havían menester para
comer e bever.
Capí[tulo]
XXXVII: de la gula
1.
Gula es vicio contrario de la abstinencia, según dize Tulio, e es una voluntad
desordenada en comer e bever.
2.
Enxemplo. E puédese comparar el vicio / de la gula al buitre, que es una ave
tan gulosa, que iría veinte leguas por comer de una bestia podrida. E por esso
se dize en las huestes de la gente de armas, que quando estas aves se muestran,
es señal de guerra.
3.
Del vicio de la gula se lee en la Suma de los vicios que todos
los males proceden de la gula, porque quita la memoria, e destruye el seso, e
consume el entendimiento, e corrompe la sangre, ciega los ojos, aflaquece el
spíritu, emborracha la lengua, trahe luxuria, gasta e faze adolecer el cuerpo,
apoquece la vida; e todas las dolencias del cuerpo e del alma proceden d'ella.
4.
Salomón dize: “El que ama los manjares es dicho glotón e goliardo, e siempre
stará en pobreza e miseria; e el que ama el vino, jamás será rico”. Otrosí
dize: “El vino e las mujeres fazen errar a los savios”.
5.
Otrosí dize el refrán: “No mires con dulces ojos al jarro del vino, ca sábete
que muerde más que sierpe”.
6.
Sant Isidoro dize: “En vano trabaja contra los otros vicios el que primero no
refrena la gula, porque donde está el vicio de la gula, ella señorea la luxuria
e muchos otros vicios”.
7.
Aristóteles dize: “Bestias son los que siguen la voluntad de la gula”.
8.
Del vicio de la gula se lee en el Testamento Viejo que, quando Dios hovo
formado a Adam e Eva, Él los puso en el parahíso terrenal de los deleites e
dioles libre alvedrío que comiessen de qualquiere [g iij] cosa que quisiessen,
salvo del fruto de aquel árbol que estava en medio del parahíso. E luego que se
apartó d'ellos Nuestro Señor, vino súbitamente el demonio a Eva, e tentola
tanto, que le fizo comer de la fruta de aquel árbol defendido. E considerando
ella que havía fecho mal en traspassar el mandamiento de Dios, pensó de tener
algún compañero en su pecado, e fizo tanto, que inclinó e traxo a Adam a que
comiesse d'él, por el qual peccado todos nosotros morimos. De donde es de creer
que el primer mandamiento que Dios fizo es el de la abstinencia, contra el qual
es el vicio de la gula, que es uno de los mayores vicios del mundo por los
males que d'él se siguen.
Capí[tulo]
XXXVIII: de la castidad
1.
Castidad, según Aristóteles, es una virtud por la qual razonablemente se
refrena el aguijón de la carne.
2.
Enxemplo. Esta virtud se puede comparar a la tórtola, que no faze jamás maldad
ni traición a su compañía, e si muere el uno d'ellos, el masclo o la fembra, el
que queda guarda siempre castidad, e jamás después se acompanya con las otras
aves, e siempre faze dende adelante su vida solitaria e no se assienta jamás en
árbol verde.
3.
Sant Hierónimo dize que la castidad ligeramente se pierde a los que no refrenan
la lengua, / el coraçón, los ojos.
4.
En la Suma de los vicios se lee que el que quiere haver
perfectamente la virtud de castidad se deve guardar de seis cosas. La primera
es guardarse de comer e bever demasiado, ca en la Vida de los sanctos
padres se lee que assí como es impossible tener la llama del fuego
quando está en la paja, assí es imposible refrenar el ardiente voluntad de la
luxuria quando el cuerpo está bien lleno; la segunda es guardarse de la
ociosidad, e por esso dize Ovidio: “Esquiva la oci[o]sidad e remediarás a la
luxuria”; la tercera es guardarse de conversar con mujer. Sant Bernardo dize
que conversar el hombre e la mujer, e no peccar, es mayor cosa que resuscitar
muertos; la quarta es guardarse de los rufianes e personas que vivan de
luxuria, e por esso dixo Sant Greogorio: “No hay vicio que tan vilmente corrompa
la carne, como la luxuria”. Esto prueva Jesuchristo en su Evangelio en aquella
figura de los tres convidados, que el uno fue a mercar una alquería, e el otro
fue a provar un yugo de bueyes, e el otro casose, e todos los otros se
excusaron, salvo el postrero, por lo qual dio a entender que más lo detenía e
corrompía la luxuria, que los otros vicios, e esto porque es vicio natural, e
por esso es menester haver d'él mayor cuidado que de los otros; la quinta es no
conversar ni estar en donde se fable de lu [g iiij] xuria o se obre, e por esso
dize Sant Silvestro que el vicio de la luxuria es de natura de simia, que
quiere fazer lo que vee fazer a otros; la sexta es guardarse del oír, cantar,
sonar e bailar. Pitágoras dize: “Las yerbas verdes salen e nascen cabe las
aguas”.
5.
De la virtud de castidad se lee en la Vida de los sanctos padres,
que fue un cavallero, señor de muchas villas, el qual se enamoró de una monja
de su tierra a la qual él havía fecho requerir de amores muchas vezes. E ella
defendíase d'él continuamente. E el dicho señor púsose un día con gran furia,
monstrando gana de bolver al monesterio, e fue allá e sacó por fuerça la monja
del monesterio. E levándola a su casa e viendo la pobre señora que el llorar le
valía poco, pidiole de gracia que le dixiesse por qué fazía su señoría más a
ella que a las otras aquel ultraje e fuerça. El cavallero le respuso: “Por
causa de vuestros ojos, que son tan graciosos”. La monja, considerando que sus
ojos le davan ocasión de perder esta noble virtud de castidad, deliberó de
contentarlo, e púsose de rodillas e rogole diziendo: “Señor, por el amor de
Dios e mío vos supplico, pues soy cierta de vuestro desseo e tengo muy gran
desseo por vuestro m[e]recer de contentar vuestra voluntad, sea merecedora que
recabe de vuestra nobleza que me dexe ir primero fasta mi celda, en presencia
vuestra, por algunas cosas que he menester para'l servicio de vuestra señoría,
e luego de buel / ta, estaré aparejada para serviros e iré adonde vuestra
merced mandare”. E el señor la dexó ir. E luego, la magnífica monja tomó un
cuchillo e sacose los ojos, e fizo llamar al señor, e díxole: “Pues vos estáis
tan enamorado de mis ojos, védeslos ahí, tomadlos e levádoslos e fartadvos
d'ellos a vuestro plazer”. E el senyor, viendo esto, fuese muy espantado e
triste. E la monja salvó su virginidad, queriendo ante perder los ojos que su
alma. Como dize Nuestro Señor en su Evangelio: “Si tu ojo te scandalizare,
sácatele”.
Capí[tulo]
XXXIX: de la luxuria
1.
Luxuria es vicio contrario a la castidad, según se lee en la Suma de
los vicios, e es en quatro maneras: la primera es en vestirse e bañarse e
tocarse; la segunda es en fornicio, conviene saber, quando el varón suelto con
la suelta se ayunta carnalmente; la tercera es adulterio, conviene saber, quando
el uno o ambos son casados; la quarta es incesto, que es quando son parientes,
o sacrilegio, que es con religiosos o por el contrario o en el iglesia. Hay
otra specie, que no es de nombrar, que se dize contra natura.
2.
E de aquestos vicios Sant Hierónimo dize que pocas vezes en los ricos se guarda
castidad.
3.
Sant Gregorio dize: “La luxuria consuma el cuerpo, ensuzia el alma, / quita la
virginidad, roba la fama, offende las personas e turba a Dios”.
4.
Del vicio de luxuria procede la mísera servidumbre.
5.
Tulio dize: “El que es siervo de luxuria, no puede señorear a otro, porque el
que la usa, es más esclavo que el comprado”.
6.
Enxemplo. Este vicio se puede comparar a un animal que se llama talarita, que
es uno de los más luxuriosos animales que haya en el mundo, tanto que por su
desordenada voluntad que tiene de aqueste vicio, no usa modo alguno que sea
natural como fazen los otros animales, porque macho con macho e fembra con
fembra se ayuntan assí como se fallan.
7.
E de aqueste vicio dize Sant Isidoro. “Si los luxuriosos fuessen piedras como
eran en el tiempo antiguo, las piedras fallecerían”.
8.
Oracio dize: “Las cosas prósperas acarrean luxuria e las adversas la consumen”.
9.
Ovidio dize: “No te muevas por lágrimas o llanto de mujer, porque todo quanto
faze es por engañar los hombres, e muestran de llorar a sus ojos quando
quieren”.
10.
Séneca dize: “Al que piensa el fin de la luxuria, le desplaze el principio”.
11.
Salomón dize: “Ninguno puede esconder el fuego sino que quemasse los vestidos,
ni andar sobre el fuego sin quemarse los pies; assí no puede estar el hombre
con las mujeres sin pecar con ellas”. Otrosí dize: “La luxuria de las personas
se conosce en el mirar e acatar de los ojos, e en la risa”. / Otrosí dize: “Pon
guarda a la mujer luxuriosa e valdrale poco”. Item dize que quatro cosas hay
que no se fartan jamás: la primera es el infierno; la segunda, la tierra, que
jamás se farta de agua; la tercera, el fuego, que nunca dize arto hay; la
quarta es el vaso natural de las mujeres, que nunca dize abasta”. Más dize:
“Tres cosas son trabajosas de conoscer, e la quarta, en ninguna manera la
entiendo: la carrera del águila en el aire, el camino de la culebra sobre la
piedra aguija, e la carrera de la nave en el agua, e la carrera del mancebo en su
mocedad, e assimismo es muy dudosa e incierta la carrera de la fembra
luxuriosa”.
12.
Sant Pablo dize: “Todos los deleites del mundo puso Dios en la luxuria”.
13.
Aristóteles dize: “Ten por cierto que la luxuria es destructión del cuerpo, e
apoquecimiento de la vida, e corruptión de la virtud, e torna al hombre como si
fuesse mujer”.
14.
Ovidio dize: “El mancebo luxurioso peca, mas el viejo torna loco”.
15.
Salomón dize e fabla de la servidumbre e subjectión: “¿Quieres tú ser grande e
haver señoría sobre la gente? No des señoría a fijo, ni a mujer, ni a ermano,
ni a amigo sobre tus bienes e cosas, ca mejor es que todos vengan a tu merced,
que si tú viniesses a las suyas”. Otrosí dize: “El que manlieva e toma dineros
prestados de otro, es siervo del que ge los presta”.
16.
La Ley dize que la servidumbre es / semejante a la muerte.
17.
Isopo dize: “El que tiene lo que le cumple, contentarse deve. E el que puede
ser suyo, no sea de otro”. Otrosí dize que la libertad no sería bien vendida
por todo el oro del mundo.
18.
Sócrates dize: “El que es de otro, conviene que sigua la voluntad e querer de
aquél”.
19.
Del vicio de la luxuria se lee en las Historias romanas, que el
emperador Theodosio tenía un fijo masclo, del qual dezían los phísicos que si
él vehía el aire fasta catorze años, él perdería la vista. E oyendo esto el
emperador, fízole súbitamente cerrar una cámara que estava en una torre, e
estuvo allí fasta aquel tiempo, que no vehía jamás sino los que lo servían. E
sacado fuera, el emperador fízole mostrar la sancta fe cathólica de Nuestro
Señor Jesuchristo, diziéndole qué cosa era el parahíso e el infierno, allá
donde los diablos levavan las almas que fazían mal en este mundo; e después
fízole mostrar, por orden, los hombres, e las mujeres, e los cavallos, e los
canes, e las aves, e todas las otras cosas, porque él hoviesse conocimiento de
toda cosa. E viendo el mancebo estas cosas, començó a demandar los nombres, e
propiedades e condiciones de las cosas susodichas; e quando vino a preguntar de
las mujeres, uno le respuso que havían nombre diablos, que lievan las almas al
infierno. E fecho esto, el emperador preguntó a su fijo qué es lo que le havía
más plazido de todas quantas cosas havía visto, e el / niño le respuso que los
demonios que levavan las almas al infierno le contentavan más que todas las
otras cosas del mundo, no ignorando qué gloria fuesse parahíso e qué pena
infierno, por quanto él era bien adoctrinado e instruido para que dixiesse
esto. E el emperador quiso saber de su fijo qué tales eran los demonios, e el
niño mostró con el dedo una donzella de la corte del emperador, e dixo:
“Aquéllos me han mostrado que son los diablos que lievan las almas al
infierno”.
Capí[tulo]
XL: de la temperancia
1.
Temperancia, según dize Andrónico, es querer haver medida e comedimiento en
todas las cosas, levando las cosas grandes e pequeñas honestamente.
2.
E esta temperancia se alcança por medio de dos virtudes, conviene saber,
vergüença e honestidad. Vergüença es temer e haver miedo e empacho de fazer
cosa alguna fea; honestad, según dize Macrobio, es fazer cosas honrosas e
buenas.
3.
E tal es la virtud de la temperancia como el naucher que rige la nave, ca assí
faze la temperança, que guía e adiestra todas las otras vi[rt]udes, como el
naucher e patrón que está en la popa de la nave para mandar e ordenar el
exercicio de la nave; e la vergüença es como el timón, que guarda la nave e la
aparta que no toque en alguna roca o penya o en alguna otra parte peligrosa;
assí la vergüença g[o]vierna la virtud / de la temperancia e modestia, e no la
dexa ir a cosa deshonesta e suzia. La honestidad es como los pilotos, que guían
la nave por la vía recta; assí la honestidad guía e rige e lieva la modestia e
temperancia en todas las cosas honestas e honorables.
4.
E de la virtud de la modestia nasce e procede la cortesía, la qual, según
Prisciano, consiste en solas tres cosas: la primera es en ser del todo leal e
liberal; la segunda es en tener buenos costumbres; la tercera es en ser cortés
en fablar.
5.
De la cortesía desciende e procede la gentileza, que es, según Alexandre,
buenos costumbres e virtuosos, e antigua riqueza.
6.
Enxemplo. Esta virtud se puede comparar al erminyo, que es un animal tan
cortés, tan comedido e gentil como sea en el mundo, de manera que por la su
grande temperancia e natural gentileza, no come jamás sino una vez al día, e no
comería ratones o cosa alguna que fuesse suzia; e mientre llueve, no saldría de
su casa e cueva por no se ensuziar de lodo, e esto faze por su gentileza; e
jamás habita ni mora en lugares humidos. E quando los caçadores lo quieren
tomar, ellos cercan de lodo toda su cueva, e quando el ermiño sale de fuera,
los caçadores atapan la boca del cado, porque no se pueda tornar allá. E quando
vee los caçadores, él fuye, e quando llega al lodo, él se dexa antes tomar que
se quería ensuziar. Tanto / es gentil.
7.
Andrónico dize: “En todas las cosas hay menester mesura e sin ella no tura cosa
alguna”.
8.
Varrón dize: “Assí como todas las cosas mesuradas turan, assí todas las cosas
sin temperancia pierden la virtud. E assí como el cavallo se retiene con el
freno, assí todos los vicios se refrenan con la temperancia”.
9.
El Decreto dize que el que mucho se rasca, saca sangre.
10.
Juvenal dize: “De todas las cosas, el medio es lo mejor”.
11.
Galieno dize: “Todas las cosas se gastan por lo mucho e por lo poco”.
12.
Séneca dize: “El que mucho corre, las más vezes entropieça e cahe”. Otrosí dize
que las cosas mesuradas turan mucho.
13.
Aristóteles dize: “Qualquiere cosa demasiada, torna en vastío, e qualquiere
cosa superflua, rompe el cuerpo”.
14.
Galfredo dize: “Poca fiel faze amargar mucha miel”. Assí, un poco de vicio
gasta muchas virtudes.
15.
Platón dize: “No hay cosa mala a quien usa d'ella con medida.”
16.
Avicenna dize: “El que quiere que todas las cosas le sepan e parezcan buenas,
úselas a tarde”.
17.
Séneca dize de la vergüença que ninguna cosa puede ser buena ni bella ni
honesta ni derecha, sin vergüença.
18.
Salomón dize: “En donde está la vergüença, es la fe, e por el contrario”.
Otrosí dize: “Buen señal es tener vergüença en mocedad e por el contrario”.
19.
Sant Isidoro dize: “Lieva siempre la vergüença delante del rostro”.
20.
Cassiodoro dize: “El que no tiene vergüença, será sepultado vivo”.
21.
Platón di / ze: “Mejor es la muerte, que ser desvergonçado, ca no puede tener
el hombre peor vicio”.
22.
Salomón dize que el que tiene vergüença, no puede ser vituperado, ni el homilde
abhorrecido, ni el libre puede vivir mal.
23.
Platón dize de la virtud de honestad que, al que no es honesto, no lo cale
entremeter de otra virtud alguna.
24.
Sócrates dize: “La honestidad encubre el adulterio”.
25.
Andrónico dize: “La honestidad da regla que se deve guardar en las otras
cosas”.
26.
Alberto dize que qualquier que dessea ser honesto en fablar, deve tomar
enxemplo del gallo, que siempre, ante que cante, bate las alas tres vezes. Por
ende, qualquier deve guardar en su fabla tres cosas principales.
27.
Primeramente, que si está sañoso, no deve fablar, porque la ira empacha e turba
el pensamiento, que no puede discernir la verdad. Por esso dize Sant Agustín:
“Assí como el vino emborracha las personas, assí la superflua voluntad el
entendimiento”. Otrosí deve pensar si es bien lo que quiere dezir. Por esso
dize Tulio, que ante que el hombre fable, deve pensar muchas vezes lo que
quiere dezir, e assí pocas vezes errará.
28.
La segunda es pensar e guardar con quién quiere fablar. Tholomeo dize: “Ante
que fables, faz que conoscas las condiciones e costumbres de las personas con
quien quieres fablar, porque con varones e nobles cavalleros e señores, deve el
hombre fablar de cosas altas, con / viene saber, de señorías, de honras, de
lealtad, e de seso, e de prudencia e fazañas, de cavallos, de falcones, de
canes e de qualquiere otra cosa de plazer; e con mujeres deve hombre fablar de
cortesías, de mancebos, de vestidos e de arreos; e con las donzellas deve el
hombre fablar de amores, e de alegría, e de caça, e de armas, e de honestidad e
castidad, de temperancia e de sanctidad; e con los populares deve el hombre fablar
de aquellas cosas que según sus artes han menester; e con los labradores deve
hombre fablar de lavrar e sembrar, e de ganado, e de semejantes cosas
necessarias para aquella arte; e con los locos deve el hombre fablar locuras,
empero, que no diga hombre otras cosas sino las que son al propósito de su
locura; e con las personas affligidas e atribuladas deve hombre fablar de
paciencia, de misericordia e de temperancia. E assí deve el hombre, según la
condición de la gente, fablar de cosas que les sean plazer”.
29.
La tercera es mirar lo que el hombre quiere dezir, si le conviene o no, porque
gran locura es dezir lo que no le conviene; e si le conviene, entonces la puede
dezir, guardándose de quinze cosas principales.
30.
La primera es de fablar demasiado. Salomón dize: “El hombre que no guarda su
lengua, es como el cavallo desenfrenado, e como la casa que no tiene techo, e
como la nave sin naucher e la viña sin cepas”. Otrosí dize: “Por el peccado de
la lengua todos los ma [h j] les se acuestan”. Ahún dixo: “El ánimo del loco
consiste solamente en la lengua, e la lengua del savio está en el coraçón”.
31.
Dize David: “El hombre escarnecedor no será amado en el mundo”.
32.
Sócrates dize: “Al que por sí mismo no calla, otro lo fará callar, e mucho
menos ne será estimado”.
33.
Aristóteles dize: “El que calla, conosce las palabras de los otros, e el que
mucho fabla, faze conoscer las suyas”.
34.
Salomón dize: “Adonde hay muchos savios, hay muchas vanidades e palabras
maravillosas”. Otrosí dize: “No sea tu coraçón muy aquexado a dezir la palabra,
ca los locos siguen muchos pensamientos e fállanse en su materia”. Otrosí dize:
“Sean tus palabras pocas e no des tu coraçón a todas las palabras que oyes, mas
fazte sordo e no pares mientes a todas”. Otrosí dize: “Fabla pocas palabras si
quieres complazer a muchos”. Ahún dize: “El que no sabe bien callar, dize que
no sabrá jamás bien fablar”. Otrosí dize: “Muchos pecan fablando, mas ninguno
callando”. Otrosí dize: “Sey más prompto a oír que a fablar”.
35.
Catón dize: “Jamás dañó a ninguno el callar, empero sí muchas vezes el mucho
fablar”. Otrosí dize: “Si quieres ser comedido e cortés, no gargantees mucho; e
si tienes entendimiento, responde al interrogado con brevedad. En otra manera,
ponte la mano a la boca porque no seas reprehendido en la prolixidad”.
36.
Sant Grego / rio dize que muchas palabras abundan en la boca de los locos, mas
el savio usa de pocas.
37.
Platón dize que savio es el que fabla quando deve, e sapientíssimo el que sirve
e complaze a cada uno en su fablar”.
38.
Santiago dize que la natura del hombre amansa e doma la natura de las bestias,
e de las aves, e sirpientes, e de todos los otros animales. Pues, por
consiguiente, mejor puede refrenar su lengua.
39.
El segundo vicio es guardarse de contender con otro. Salomón e Catón dizen que
el fablar es dado a muchos, mas el fablar con seso, a pocos. Otrosí dize:
“Déxate vencer en las palabras a tu amigo, ahunque tú puedas vencerle”. Otrosí
dize: “El que descubre el secreto de su coraçón, pierde la fe e jamás fallará
amigo a su voluntad”.
40.
Séneca dize: “Lo que quieres, sea secreto e no lo manifiestes a otro, ca assí
como a ti mismo no lo has podido celar, ¿cómo puedes creer que otro lo tenga
secreto?”
41.
Tulio dize: “Encierra tu secreto en la presión de tu coraçón, porque no te
tenga otro atado en su presión”.
42.
Salomón dize: “El que tiene encubierto el vicio de su amigo, confirma el
amistad, e el que lo descubre, la pierde”.
43.
Longino dize: “El que por alguna amistad descubre la voluntad de otro, no
fallará hombre que en él se fíe”. Por ende se dize: “Ten sepultado en tu
coraçón lo que te dize otro confiando de ti, ca no puede ser mayor trahición
que descubrir el secreto que [h ij] otro te ha encomendado”.
44.
El tercero vicio es dezir palabras contrarias unas de otras. Varrón dize: “El
que será contrario a sí mismo, fallará muchos contrastadores”.
45.
Platón dize que es señal de cabeça vana el que se contradize fablando.
46.
El quarto vicio es guardarse de dezir palabras vanas desaprovechadas, ociosas e
locas. San Sixto dize: “No sea tu palabra vana, mas sea siempre en aconsejar o
en adoctrinar e castigar”.
47.
El quinto vicio es ser de dos lenguas, conviene saber, dezir una buena palabra
delante e otra contraria detrás, o dezir una cosa a uno e el contrario a otro.
Sócrates dize: “No hay animal que tenga dos lenguas salvo el hombre”.
48.
Terencio dize: “La malicia del que tiene dos lenguas no se puede esconder mucho
tiempo”.
49.
El sexto vicio es ser sembrador de mal. Jesús, fijo de Sidrach, dize: “Atapad
vuestras orejas con spinas, si otro no podéis haver, ante que oyáis la lengua
mintrosa e que siembra discordias, e assí, los tales sembradores de scándalos,
serán confusos”. De los quales dize Tulio: “Todos los males vienen por los
reportes de las malas gentes”.
50.
El seteno vicio es jurar sin gran occasión. Sant Isidoro dize: “El que usara
dobles palabras no podrá engañar a Nuestro Señor, ca él todo lo sabe”.
51.
Salomón dize: “El que jura, será enchido de iniquidad”. E todos los sanctos
concuerdan que de la casa de aquél no saldrá jamás la llaga.
52.
El ocheno vicio es menazar a otro. Valerio dize: “El que menaza se faze tener
por más / loco de lo que es”.
53.
Isopo dize: “Muchas vezes los que menazan fazen menos que otros”.
54.
El noveno vicio es maldezir a otro. El savio dize: “Ante que se encienda el
fuego, sale el fumo, e ante que la sangre se derrame, se oyen las maldiciones e
las menazas”.
55.
El dezeno vicio es usar ásperas e crudas palabras. Salomón dize: “Las palabras
bien compuestas parecen miel”. Otrosí dize: “La palabra dulce rasga la saña,
mas la dura e áspera accrescienta la furia”.
56.
Jesús, fijo de Sidrach, dize: “El dulce fablar multiplica los amigos e amansa
los enemigos”. Otrosí dize: “La cíthola e el psalterio fazen el son asaz suave,
mas sobre todo es suavíssimo el son de la boca”.
57.
El onzeno vicio es dezir alguna fea palabra. San Paulo dize: “Las palabras
viles corrompen e estragan los buenos costumbres”.
58.
Homero dize: “La lengua muestra lo que está escondido en el coraçón”.
59.
El dozeno vicio es dezir villanías a otro. Salomón dize: “El que locamente
descubre los vicios ajenos, oirá los suyos más presto de lo que querrá”.
60.
Aristótiles dize que hay muchos que tienen una biga en su ojo e dizen a otros
que se quiten la buscaja del suyo.
61.
El trezeno vicio es sacar burla de los otros. Salomón dize: “A los burladores,
Dios los burla e a los mansos da Nuestro Señor Dios su gracia”.
62.
Catón dize: “No fagas burla de palabra o de obra a [h iij] otro, porque no te
reprendan de cosa semejante, ca suzia cosa es quando al castigador su misma
culpa le reprende”. Otrosí dize: “No te saques burla de otro, ca no hay hombre
en el mundo que no tenga algún vicio”. Otrosí dize: “No te saques burla de tu
amigo, ca él se ensañará e se enojará antes e más que el estraño”.
63.
Salustio dize que los escarnecedores son como la simia, que se burla de todos e
todos d'ella.
64.
El quatorzeno es fablar muy escuro, como fazen los motejadores. Sant Isidoro
dize: “Mejor es estar como mudo que dezir cosas que no se entiendan”.
65.
Sidrach dize: “El que fabla escuro quiere mostrar ser más savio de lo que es, e
por ende, el hombre deve guardarse de ocasión de mal fablar e escuramente,
guardando siempre el tiempo e el lugar e la manera”.
66.
Platón dize: “Lo que tú dizes sin ocasión, poco vale e es reputado a locura”.
67.
El quinzeno e postrero vicio es no saberse disponer por orden a lo que hombre
quiere dezir. Por ende, primero deve el hombre ordenar e disponer bien su
persona, conviene saber, que su rostro esté siempre derecho, e que sus beços no
se toquen, e que no tenga siempre firmes los ojos contra aquél a quien fabla,
ni muy inclinados e puestos en tierra, mas con alguna manera que tenga mesura
según conviene e que sea la más conforme que pueda ser a las palabras que dize,
e que no mueva la cabeça, ni las spal / das, ni las manos, ni los pies, ni otra
parte alguna de su persona, e guardarse de scupir e de sonarse las narizes
quanto pueda. Otrosí deve el hombre bien disponer e ordenar su lengua, que no
se enborrache e sea libre, e no fazer en la fabla grandes pausas de una palabra
a otra, e no fablar muy aprissa, e no redublar las palabras. Después deve el
hombre disponer su voz, porque las cosas de grande importancia dévense fablar
con voz alta, empero, no a gritos, e las cosas pequeñas dévense fablar con la
voz más baxa; la gracia e la misericordia con voz humilde se deve demandar, mas
el castigar a otro se deve fazer con alguna manera alçando la voz; las nuevas e
cosas de plazer se deven contar con llena cara e alegre rostro, e siempre,
según la qualidad de las personas, se deven dezir con la voz baxa o alçada si
fablamos con sordos.
68.
Después, a la fin, el hombre deve por orden disponer lo que quiere dezir,
porque qualquier razonam[ie]nto se deve partir en seis partes: la primera
parte, que es guía de todas las virtudes, consiste en el mirar. Sant Agustín
dize: “La honestidad de las personas consiste en el acatar de los ojos”.
69.
Platón dize de la virtud de la cortesía: “Assí como el agua amata el fuego,
assí la cortesía amata los defectos de las personas”.
70.
Homero dize: “El que quiere escapar de los defectos d'este mundo, acompáñe / se
con la cortesía”.
71.
Sócrates dize: “No hay cosa en las personas tan amada como la cortesía”.
72.
Salustio dize: “La yerba encubre la suzidad de la tierra e la cortesía encubre
los vicios de las personas”.
73.
Platón dize de la gentileza lo semejante, que no es ál salvo virtud e buena
qualidad e condición.
74.
Séneca dize: “La virtud sola faze las personas gentiles”.
75.
Sócrates dize: “La nobleza de las personas consiste en el ánimo valiente”.
Otrosí dize que la gentileza forçada es como el spejo, que muestra de fuera lo
que no está dentro.
76.
Aristóteles dize: “La verdadera gentileza es como el sol, que está sobre el
lodo e no se ensuzia”.
77.
De la gentileza no sende ha salvo el nombre. Señal de gentileza es ser liberal,
e reconoscer e remunerar los servicios, e ser valiente contra los vicios, e
tener vergüença e honra, haver misericordia de otro, ser manso e tener el
coraçon valiente e neto de vic[i]os.
78.
Enxemplo. Léese de la virtud de la temperança en la Biblia, que en
el principio Dios fizo el cielo e la tierra, e después ordenó todas las otras
cosas, e dividió el día de la noche; e esto fizo de la mañana a la noche en un
día. El segundo día dividió e apartó el cielo de las aguas, e partiolas por la
tierra. El tercero ordenó la mar, en donde se ayuntan todas las aguas, e que la
tierra produziesse los árboles e toda natura de simiente. El quarto fizo el
sol, para que alumbras / se el día, e la luna e las strellas para que
alumbrassen la noche. El quinto fizo todos los animales e las aves del mundo.
El sexto formó a Adam de tierra a su semejança; después formó a Eva de una
costilla de Adam, la qual le sacó durmiendo del costado, e después le dixo:
“Cresced, e multiplicad, e enchid la tierra, e señoread las aves del aire e los
pescados de la mar e todos los animales que están sobre la tierra”. El seteno
día reposó e cessó de las obras que havía fecho.
[Capítulo
XLI: Si tú vas por embaxador]
1.
Si tú vas por embaxador a alguna parte, tu embaxada se deve partir en seis
partes: la primera es declarar a aquél a quien es enviada la embaxada de parte
del que la envía; la segunda es encomendar la persona que es enviada por
embaxador; la tercera es explicar la embaxada; la quarta es rogar e inclinar al
que es enviada la embaxada con alguna gentil manera de fablar, por haver lo que
se contiene en la embaxada; la quinta es traher algún enxemplo que satisfaga al
propósito de la embaxada; la sexta es concluir sus razones, allegando razones
sufficientes por las quales se deve fazer lo que se demanda.
2.
Si quieres enviar cartas a alguna parte, la carta se deve partir en quatro
partes: la primera es la salutación; la segunda es el exordio e prohemio; la
tercera es traher algún enxemplo en la / narración de lo que scrives; la quarta
es concluir la salutación e nuevas e otras razones que se acostumbran en las
letras. E no seas muy prolixo de palabras, ca todas las cosas breves plazen a
los modernos, según dize Tulio, e en pocas palabras se contiene mucho bien.
Juvenal dize: “La breve palabra traspassa el cielo”. Deo gracias.
NOTAS
Las
notas siguen la ordenación en capítulos y párrafos empleada en el texto. Los
números romanos hacen referencia al capítulo y los arábigos al párrafo. Se
anotan en primer lugar todas las aclaraciones de tipo lingüístico y de estilo:
vocabulario, rasgos dialectales, sinonimias, comentarios del autor. En segundo
lugar se mencionan las variantes o correcciones observadas tras el cotejo con
otras ediciones. Y, por último, se citan las fuentes utilizadas por el autor,
identificadas en gran medida gracias a los trabajos de Frati y Corti, y en
algunos casos, cuando ha sido posible, se ha recurrido a la verificación
personal.
0. guirlanda:
‘guirnalda’; humilmente: ‘humildemente’; emendar:
‘enmendar’.
https://parnaseo.uv.es/memorabilia/memorabilia10/Flor/Flor.htm
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