Los primeros
neurocirujanos de América: Pre y postoperatorio en las
trepanaciones Incas
https://www.bbc.com/mundo/noticias-44491038
Las trepanaciones o craneotomías
encontradas en America latina, fueron realizadas por culturas preincaicas y
posteriormente por los Pueblos que fueron instruidos por ellos, durante su
expansión del Tahuantinsuyo.
En el presente trabajo se analizan aspectos del pre y postoperatorio, así como
también del entorno, materiales de craneoplastías, elementos de sutura, etc.
Se ensayan interpretaciones a la luz de nuevos hallazgos de la Neurocirugía y
mi renovado interés por el tema.
INTRODUCCIÓN*
No hay dudas de que las culturas
Mochica, Chimú y Paracas, preincaicas, son las que realizaron las primeras
trepanaciones, en América. Si bien se siguen encontrando en muchos pueblos pre
colombinos cráneos con las mismas características, son de tiempos posteriores a
las que pueden corresponder al Imperio Incaico.
La mayoría de las craneotomías realizadas y descubiertas en sus respectivas
tumbas o fardos funerarios, fueron realizadas 1.200 años a.C. mostrando un
conocimiento médico, lógicamente no exentos de supersticiones, magia y mística.
En muchos casos se llega a establecer sobrevida por el crecimiento de los
bordes óseos de la craneotomía, disminuyendo así su diámetro, con lo que se
puede demostrar incluso si trepanación fue realizada en vida o después de
muerto.
Un hallazgo interesante es que las trepanaciones son, en su gran mayoría, del
lado izquierdo, con trazos de fracturas satélites que acompañan a la
craneotomía principal, por lo que se deduce que fueron como consecuencia de un
traumatismo encéfalo craneano, más que por un ritual.
Si bien el Imperio Incaico fue conocido en el continente americano, como una
cultura muy desarrollada, no es menos cierto que fue de neto corte
expansionista e invasor, aportando todo su acerbo cultural, a los nuevos
poblados,
Esta característica expansionista generó una cierta uniformidad en las
construcciones y edificaciones de los pueblos anexados, similares a las que
existen en el Cusco (Machu Picchu, Ollantaytambo, Pisac, Canchis, etc.)
y las que vemos actualmente en diferentes lugares o regiones de América Latina,
hasta donde se extendió el Tahuantinsuyo; construcciones con estilo propio,
generalmente de piedra, con puertas trapezoidales, incluso las ventanas siempre
orientadas al naciente, para que pueda entrar el Sol (INTI = dios
de los incas), con el techo de palos, ramas y paja, como hay en Ciudacita aquí
en Tucumán, Shincal en Salta, Jujuy, Andalgalá, San Luis y hasta en Mendoza,
los famosos Baños del Inca, el bello puente del Inca y muchos otros restos de
construcción con el mismo estilo.
Además enseñaban que los alimentos se debían consumir cocidos en las ollas (manka)
con fuego y en las cocinas de barro (qoncha), luego servirlos en platos
(puku), comer con cucharas de madera (wislla) etc. pero estos
alimentos debían ser plantados, cultivados y cosechados en el lugar, como son
la papa, el maíz, la oca, ollucos, habas, etc.
El uso de la carne cocida, sea de llama, alpaca, guanaco, aves como la wallpa etc.
generó la domesticación de estos animales facilitando su consumo,
Debían vestirse y no simplemente cubrirse con taparrabos o similares, para ello
debían confeccionar sus atuendos, tejiéndolos con lana de los animales que
criaban, desde la vicuña, reservada sólo para los nobles, alpaca, guanaco, etc.
que mezclaron con el algodón (ampi) que cultivaban, tiñéndolos luego con
diferentes extractos vegetales.
La cama debía construirse sobre una superficie de palos y esterillas, para
evitar los enfriamientos, además cubriéndose con las colchas que enseñaron
también a tejer.
De este modo orientaron la organización de determinado poblado, a trabajar en
familia, en comunidad (Ayllu); los roles, tanto del varón como de la
mujer en la vida cotidiana, y las relaciones de la comunidad frente a otros
pueblos.
Todas estas campañas o expediciones constituyen la estrategia expansiva del
Imperio incaico, para lo cual fueron preparando contingentes o equipos de
trabajo que tenían como premisa dirigirse a determinados poblados donde vivían
en condiciones diferentes a las propias, presagiando que los podrían someter,
para luego incorporarlos al imperio incaico, con las nuevas adquisiciones, pero
respetando sus jefes o las costumbres de formación de familia, enseñando que
los descendientes debían ser protegidos por la nueva organización social,
pasando a ser educados por los Amautas, con las costumbres de los incas; así
fue como dejaron sus huellas en pueblos del noroeste Argentino.
Llegado un contingente de soldados, hombres con diferentes especialidades y mujeres
"docentes" que enseñaban la preparación de las alimentos, higiene
femenina, lactancia materna y otras actividades propias del genero, la próxima
incorporación eran los encargados de la salud (curacas) dentro de
los que había el curandero (Hampi runa), otro con grandes conocimientos
en cada una de sus actividades, pues unos solamente se dedican a la parte
clínica, mientras otro es el cirujano (sirkak), quien se encargaba de
las cirugías; éstos a su vez estarán enseñando a los lugareños, para ser aprendiz
(yachaquq).
Es de hacer notar que, los Incas no tuvieron escritura, la transmisión de los
conocimientos fue solamente oral, se calificaba la memoria retentiva (memoria
operativa), pues era el único modo de mantener las tradiciones, la cultura, en
suma el saber.
La legión que llegaba a trasmitir esos conocimientos que describimos, debía
estar precedida por unas cuantas familias que venían a ofrecer sus servicios,
para luego "amigarse" con las autoridades y ofrecer todo ese complejo
plan de enseñanza; pasado un año o más, se les planteaba la conveniencia de la
anexión al Imperio Inca, aportando un "impuesto" que provendría de
los productos cosechados por ellos; una suerte de actual impuesto a las
ganancias, que iría al Cusco, como aporte para la clase sacerdotal, como
también para la corte que rodea al Inca emperador, pero el resto quedaría
guardado en los Tambos, semejante a silos, quedando inclusive
preparado como chuño o papa seca, la carne salada como charqy,
el maíz seco, las habas, etc. para los momentos de mala cosecha, o de
necesidades extremas.
Estos Tambos se establecieron en sitios estratégicos donde
había un abundante manantial (puqio) de agua (yaku), que también
irrigaba algunas plantas medicinales, Payco (cleno podinesbro
sides), quina (cinchona pubes cens), ayahuasca (banista
riopsis capi), tomillo (thimus vulgaris). etc. Generalmente
había un horno comunitario, se disponía de habitaciones como albergue, para
los Chasquis y estaba integrado a la red caminera (caminos del
Inca) para así mantenerse comunicados con el Inca emperador, en el Cusco.
Hasta aquí todo en armonía, pero cuando estos pueblos culturalizados, debían
hacer los aportes (impuestos) y estar bajo la influencia del Credo, adoración
al Sol, las leyes o costumbres, el idioma, quechua o runa simi etc.
muchos se rebelaron a ser sojuzgados por el Imperio Inca presentando batalla,
con las armas muy precarias como los garrotes, cuchillos de piedra, hachas (chectana),
hondas (waraka), boleadoras, etc. La supremacía guerrera de
"profesionales" por lo general volcaba la balanza hacia los incas que
sin embargo no abandonaban a los heridos de uno u otro bando y los enviaban a
los tambos, previa selección (triagge) a cargo de los Curacas (hampi
runa); en el Tambo, donde eran tratados e incluso operados
según la patología correspondiente, para lo cual serían preparados previamente,
con los diferente elementos que se requerían.
Los traumatismos de cráneo, que presentaban fracturas con hundimiento eran los
prioritarios, por el riesgo de infecciones y secuelas que acarreaban. Eran
generalmente parietales izquierdas, menos frecuentemente occipitales y
excepcionalmente frontales y predominaban como ya dijimos del lado izquierdo.
Inicialmente eran lavadas con agua del manantial, para luego prepararlos
quirúrgicamente;
La anestesia
La anestesia
dependía de la región (costa o el altiplano) en que se practicaba la cirugía y
los elementos que tenían a su alcance; por lo que se utilizaba:
Como hemostáticos
El instrumental
quirúrgico (Figs. 1, 2 y 3)
Figura 1.
Figura 2. Otros modelos de Kuchuna. 1.
Cuchuna. 2. T!oqpina 3. Kuchuna con vástago, para friccionar los bordes óseos,
haciendo girar entre las manos, para regularizar los bordes y sellar el diploe
con el propio aserrín óseo 4, 5, 6, 8, 9,12. qirpanas de diferentes formatos.
7. Siray.
Figura 3.
1 y 2. Kuchuna kiruyoc. 3 y 4. Phaqic tullu.
Consistía
básicamente en:
• Tumy: bisturí, sólo es un símbolo figurativo de
la medicina del Perú
• Kuchuna: cuchillos, de diferentes formas y tamaños.
• Kuchuna Kiruyoc: cuchillo con dientes, que se usaba para cortar
huesos, actuaba por fricción, tanto en la calota craneal, como en otros huesos;
estos instrumentos eran de una aleación del cobre con oro que se conoce
como Champy. Que les da mayor dureza y son resistentes a la
oxidación, tienen una forma similar al tumy.
Las suturas
Eran de diferentes
formas, curvaturas y consistencia, diferenciadas tanto para la duramadre como
para músculo e inclusive para la piel:
• Siray: aguja de plata,
que llevará enhebrada un hilo de algodón, trenzado (ampi phuskasqa),
podía ser recta o curva; pero siempre cilíndrica.
• Kisca pita (agave amarillo o americano): era una espina distal
con algunos filamentos de cáñamo que se seleccionaban de esta abundante planta;
utilizándose para las suturas del cuero cabelludo y otras zonas de piel.
• Simpay (trenzar): en algunos casos se ataban los propios cabellos
de ambos bordes de la herida, sirviendo de aproximador de colgajos.
Las plantas medicinales
Tenían diferentes
usos de acuerdo a las necesidades, pudiendo ser utilizadas como emplastos
postquirúrgicos inmediatos, como para posteriores curaciones; de tal modo
describimos algunas;
Los vendajes
Hay dos tipos bien
definidos:
Anticonvulsivantes
Fueron usados después que aparecían
crisis convulsivas postquirúrgicas, o también de otros orígenes: convulsar (saqrayoq
o urmaschisqan).
Prótesis
Las prótesis o
tapa (qirpana), que utilizaron, fueron de diferentes materiales,
especialmente oro (Qori) y plata (kolke), que cubrían las
craneotomías que realizaron, preferentemente en los incas, de acuerdo a su
rango.
Estas piezas muchas veces acompañan a los hallazgos de fardos funerarios, pero
se las interpreta como otra variedad de adornos y no como prótesis; esta
situación genera confusiones así como también instrumental utilizado; por ello,
actualmente se están redefiniendo las funciones de los diferentes integrantes
del fardo funerario.
En algunos casos llegaron a usar el Poro o Karampa,
que es la cáscara dura de la calabaza o del zapallo. En pocos casos se advierte
que hubo supuración de la herida quirúrgica, porque no se encuentra la
osteólisis circundante al borde de la craneotomía (trepanación). Quirófano
Tambo (tambu)
Hoy conceptuamos como tal, al ámbito en el cual se realizaba el acto quirúrgico
propiamente dicho; por lo general era un lugar aislado dentro del propio tambo
(tambu), preparado con anterioridad a su uso, además era utilizado como
un hospital (hampi Wasi), con un conjunto de enfermería (kamaq),
dispensando una "farmacia" de yerbas medicinales, tanto como
emplastos, bebidas y hasta sahumerios, que servirían para ahuyentar los malos
espíritus.
El periodo de convalecencia (alliyay) transcurría en el mismo lugar,
hasta recuperarse o bien morir (wañuy), en cuyo caso eran trasladados
hasta el lugar de su preferencia o residencia original, previamente preparado
para su entierro.
El tambo cobra gran importancia por las múltiples funciones que cumplía, estaba
constituido por habitaciones contiguas, para las diferentes actividades, tan es
así que el personal que cumplía las diferente funciones, construía sus
habitaciones en el lugar, pasando luego a ser un pequeño poblado, que iba
creciendo hasta transformarse en albergue para los Incas o sus huestes al paso;
de esta nueva formación, se iba hacia un nuevo enclave, aledaño a la zona,
donde volverá a comenzar este mismo procedimiento, pero manteniendo siempre las
comunicaciones con las autoridades (¿auditores?) que visitaban periódicamente
el lugar.
La cirugía
El paciente era
anestesiado con chicha de maíz (aqa), haciéndole beber una buena
cantidad, hasta entrar en coma alcohólico, estado de conciencia que se
consideraba óptimo para iniciar el acto quirúrgico.
Se hacia el lavado de la zona lesionada con agua de lluvia que se tenía
almacenada, retirándose todo elemento extraño, incluso los fragmentos óseos
libres, generalmente se usaba la pinza (sikina) y el puntero o separador
(toqpina), para luego proseguir con la hemostasia de los diferentes
planos, con el uso de la ceniza (uspa); y en caso que hubiere un vaso
importante que esté sangrando, era anudado con ayuda de la sikina y
un hilo de algodón.
Por lo general las fracturas con hundimiento, eran regularizadas, en los bordes
óseos con ayuda del cuchillo con dientes (Kuchuna Kiruyoc), hasta
obtener una buena ventana que permita ver y abordar el espacio extradural y, si
era necesario, abrir en cruz la duramadre, con un Kuchuna delicado,
para continuar con la evacuación del hematoma subdural, con ayuda del elevador
decolador (Topquina).
Posteriormente se procedía con el lavado del espacio subdural, con agua de
lluvia, que se provee con los platos (pucos) con diferente formato,
incluso con pico vertedor.
Se continuaba con el cierre de los bordes de la duramadre, para lo cual se
hacia uso de la aguja de plata curva (Siray) enhebrada con hilo de
algodón, los puntos que fueran necesarios; para continuar con la colocación de
la prótesis o tapa (qirpana), sea de oro (qori) o bien
de plata (Kolke), sobre la craneotomía, coincidente con la
curvatura de los bordes y la concavidad de la superficie a cubrir; siendo ésta
solamente cubierta y sujetada por los planos de aponeurosis ósea y muscular; no
habiendo rechazo o supuraciones por la aplicación de estas placas, que muchas
veces se adherían al plano óseo y quedaban incorporadas al cráneo, por los
bordes de crecimiento de la craneotomía.
Luego se procedía a cerrar aponeurosis y músculo con el mismo Siray,
para terminar con la piel usando (Kisca pita) (agave amarillo o
americano), que tiene la punta de la espina con un filo extraordinario,
conteniendo los filamentos del cáñamo, que obran como sutura y su gran poder de
antisepsia. En otras oportunidades se usaron la Simpay (trenzar
o atar) los propios cabellos de los bordes del cuero cabelludo. Concluida la
cirugía se lavaba la zona y se procedía a utilizar los emplastos, que consisten
en triturados de algunas plantas de la zona, como por ejemplo Paico
(chenopodiun abrogioides) con gran poder antiséptico y antifebril, cubriéndose
la misma luego se vendaba con tiras de algodón (ampi), para continuar
con las de lana, que son más fuertes, y se fijaba la misma con un prendedor (Tipana).
El postoperatorio continuaba en el Tambo, cumpliendo la función de
casa de curación (Hampi Wasi), donde eran controlados por los médicos
clínicos (Hampi runa), ayudados por los cuidadores (Kamaq),
quienes eran también conocedores de las diferentes plantas medicinales que se
utilizaban durante su recuperación, tanto para las posteriores curaciones y
también el control clínico. Por lo general hacían uso de anticonvulsivantes,
como Valeriana, Ayahuasca, Culantro, etc.
Una vez dado de alta del lugar, serán trasladados a sus respectivos hogares,
como convalecientes (alliyay), exentos del trabajo por un
determinado tiempo, de acuerdo a su alta que será otorgada por el hampi
runa, quien hacía visitas domiciliarias, para luego reincorporarse a la
vida cotidiana.
Hubo casos de pacientes que se complicaron, incluso fueron reintervenidos
quirúrgicamente, por ello es que se encuentran cráneos con múltiples
craneotomías o trepanaciones aledañas que inclusive tuvieron una sobrevida muy
importante, dado que en algunos casos se ven que se cerraban o disminuían el
diámetro de la trepanación (Fig. 4).
Fig. 4. Craneotomías con crecimiento óseo
posterior.
Otros murieron por
daño cerebral severo, en tal caso eran trasladados a sus respectivos lugares de
origen, donde serán dispuestos para su inhumación. En los últimos años se ha
hecho repetidas alusiones al conocimiento quirúrgico de los Incas, por la
presencia de cráneos con huellas de la existencia de tumores cerebrales. Creo
que es bastante aventurado abrir un juicio definitivo pero es de hacer notar
que este hecho pudo ser inducido por la "investigación" de crisis
convulsivas (Saqrayoq o urmaschisqan) que pudieron
haber derivado en el hallazgo diagnóstico y la posterior cirugía.
Estas descripciones no son sólo "cosas del pasado" actualmente se
suscitan en algunos pueblos lejanos a la civilización, como acontece en el
poblado de Paucartambo, llamado Keros, en el
departamento del Cusco, donde existe descendencia de los
Incas, practicando todas sus tradiciones. Es precisamente allí donde pude
recabar datos e información al respecto de la medicina, tanto clínica como la
quirúrgica; la utilización de las plantas medicinales etc.
* Los términos escritos en negrita aparecen en el
diccionario quechua-español.
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