El judeoespañol
Tal
y como hemos señalado en diversas ocasiones (cf. García Moreno,
2004: 365; 2010: 3, y 2015: 149), el judeoespañol —lengua de los
descendientes de los judíos expulsados de la Península Ibérica (sefardíes) que
se asentaron en los territorios ribereños del Mediterráneo y especialmente en
los del antiguo Imperio Otomano— es una variedad lingüística hispánica surgida
de la koiné —o koinés,
según Quintana Rodríguez (2006: 302—309)— de los distintos
romances hispánicos existentes en la época de la expulsión. De base netamente
castellana y raigambre popular (Quintana Rodríguez, 2006: 298), se desarrolló
en contacto lingüístico con otras lenguas del entorno como el italiano, el
turco o el griego, y en contacto de superestrato cultural con el hebreo, en una
situación de baja presión normativa. Variedad de variedades, es un perfecto
ejemplo de diasistema lingüístico con continuum dialectal (Quintana
Rodríguez, 2006: 296) que no solo ha sufrido evolución a lo largo
de casi cinco siglos, sino que también presenta diferentes niveles de lengua de
tipo diafásico o diastrático (Bunis, 1982).
Como
no podía ser de otra manera, a su conformación y evolución han contribuido
numerosos hechos que, en principio, poco tienen que ver con el sistema interno
de la lengua y que, sin embargo, han determinado enormemente su desarrollo y
configuración. Por eso, en la presente contribución presentaremos un recorrido
histórico y geográfico por la lengua sefardí, en relación con las actividades
económicas y comerciales desarrolladas por sus hablantes y cómo estas —o su
falta, en momentos de crisis— han influido en aquella1.
Primeros
ejemplos: siglos xvi y xvii
Para
empezar, no puede faltar aquí la famosa cita de la Segunda Parte de la Historia
pontifical y catholica... (1.ª ed.: Dueñas, 1565), del
humanista Dr. Gonzalo de Illescas, en la que, al hablar «Del
destierro de los Indios, de España, y otras algunas cosas notables que
acontescieron hasta la muerte del Papa Inocencio viii», leemos: «Lleuaron de
aca nuestra lengua, y toda via la guiardã, y vsan della đ buena gana, y es
cierto «en las ciudades de Saloni» Cõstãtinopla, Alexãdria y en el Cayro, y en
otras ciudades de contrataciõ, y en Venecia, no comprã, ni vẽdẽ,
ni negociã en
otra lengua sino en español»2.
Más
allá de la constatación de que los sefardíes asentados en el Mediterráneo
tenían por lengua el español —o al menos así lo consideran Gonzalo de Illescas
y otros autores coetáneos—,3 por
cuanto afecta al presente volumen, me interesa destacar la relación triangular
que el cronista establece entre los sefardíes,
el comercio y el español.
Esta
relación con el comercio queda patente también en algunos de los escasos textos
sefardíes de los siglos xvi y xvii conservados, como son
aquellos contenidos en las colecciones de Responsa rabínicos; esto es, obras en
hebreo que reúnen los dictámenes emitidos por prestigiosos rabinos del momento
sobre los más diversos litigios, y en las que los testimonios de los testigos
se consignan con frecuencia en la lengua original en que fueron emitidos; por
lo que los de los sefardófonos aparecen en lo que podríamos denominar
(proto)—judeoespañol (cf. Benaim, 2012: 18-20).4 En
ellos encontramos no pocos ejemplos de la actividad económica de los judíos,
relativos a ventas, transferencia de deudas,
préstamos, etc. (vid. Benaim, 2012: 37-43), y así lo vemos, por
ejemplo, en el siguiente fragmento, en el que se reproduce el contenido de una
letra de cambio fechada en Venecia, el 15 de adar I de 5318, o sea, el 13 de
febrero de 1538:5
BeVeneçia
[hb. «en Venecia»] 5318, 15 adar rišón. Pagaréš por ésta de camio a Yosef
[«Zutano»] 100 ducados, de ašpros cincuenta por ducado, a trenta días de
llegada la ropa en Saloniqui; son por otros tantos haƀidos aquí de
Re‘uƀén [«Fulano»]
de liƀras 6, soldos 4 por
duc[a]do. Y dichos dineros corren risgo soƀre
vente y ocho balas de merzas [ct. «mercancías»] cargados en esquirazo
[vn. «esquiraza»], patrón Demo Barbare, fasta Aleso y non más; digo que de
Aleso para allá non corren dichos dineros risgo. Y al tienpo le faréš buen
pagamiento; y por ser ansí la verdad, fiće yo la preśente, Šim‘ón [«Mengano»].6
O en el siguiente texto —sin fecha ni
referencias geográficas—, en que dos exsocios se reclaman mutuamente sendas
deudas tras la disolución de la compañía comercial que tenían, por haberse
quemado accidentalmente la mercancía del uno que iba a vender el otro:
«Yo demando que Šim‘ón [«Mengano»], cuando
espartimos la conpañía, me_dio un escrito de su mano donde dećía en_él lo_que
haƀía
reciƀido de mí y la gan[a]ncia que haƀía y
un dinero de una esclava, y después escriḇía lo_que de todo lo dicho me haḇía
dado; y según aquella cuenta con
lo que después he recibido,
de_lo_que estonces quedaƀa
dicho que me queda a_deƀer
según aquella cuenta, como
5 mil y 500 aspros, que_me_los dé». ‘”k teḅi‘at Re‘uƀén
[hb. «Hasta aquí la demanda de Fulano»].
«Ħešiƀ Šim‘ón belašón źe [hb. «Replicó Mengano en esta lengua»]
que Re‘uƀén [«Fulano»] tenía
una cantidad de dinero en mi compañía
en_la botica, y cuando se quio
ap[a]rt[a]r de mí,
me demandó su cuenta y se_la
mandé por escrito; en_la
cual dećía lo_que haḇía recibido de él para la conpañía,
y de lo_que parecía
haḇer g[a]n[a]do, y de lo que haḇía
reciƀido como p[a]recía por aquella cuenta. Y digo agora que
entonces cuando fiće
cuenta y le di de aquella, fue pens[a]ndo que_no haḇía
de venir el fuego y se haḇía de perder cavdal y g[a]nancia, y entonces
el deḇer era que haḇía
de esperar a_que se vendiesen las ropas y que se co[ƀ]rasen las ditas. Y yo, por_le f[a]ćer pl[a]ćer,
le quiśe dar entonces su ħ[a]ćienda
de contado, y sienpre quedaƀa
a_su risco. Agora que se perdió
todo, no le quiero dar lo_que restó en
mi poder que quedaƀa a_su risco, más antes le demando que me torne lo_que le_he
dado. Y de_lo_que diće
de la esclava, tanbién
la puśe en aquella cuenta, y
lo primero que le p[a]gué es la esclava». ‘”k tešuƀat Šim‘ón [hb. «Hasta aquí la respuesta de
Mengano»].7
La
lengua de los sefardíes de textos como estos se caracteriza por una progresiva
promoción de rasgos propios de la norma popular (Minervini, 2008: 38) y,
en el ámbito particular del léxico, destaca —sin ir más lejos— la adopción de
un buen número de italianismos relativos al comercio; términos que en líneas
generales pertenecían al vocabulario comercial común en el Mediterráneo
oriental y que el judeoespañol pudo recibir a través del turco o el griego (Schmid, 2008: 64).8
En
esta época, pese a que en las primeras décadas del siglo xvi todavía
existe una relación bastante fluida entre la diáspora sefardí y la Península
con la salida de conversos que en muchos casos buscan volver abiertamente al
judaísmo, y aunque las relaciones entre la diáspora sefardí oriental y
occidental se mantendrán durante varios siglos con el intercambio de personas,
libros, cartas y mercancías, fomentando la permeabilidad cultural, comienza ya
el proceso de divergencia lingüística entre unos y otros sefardíes y, en el
Imperio Otomano, se produce un proceso de gradual aculturación y absorción
lingüística de otros grupos judíos (Minervini, 2008:32—33).
La Edad de Oro
de las letras sefardíes: siglos xviii y xix
El
siglo xviii y
las primeras décadas del xix constituyen la llamada Edad de Oro de la
literatura en lengua sefardí. Tras un siglo xvii que apenas alumbró
nuevas obras originales en judeoespañol y supuso el paulatino declive de las
letras hebreas, en el xviii se dieron tres importantes circunstancias
para la eclosión de las letras sefardíes: a) unos autores comprometidos con despertar
el interés por los valores tradicionales religiosos; b) el mecenazgo
editorial por parte de nuevas familias sefardíes enriquecidas con el comercio,
y c) el
perfeccionamiento de las técnicas editoriales (Romero, 1992: 81—82).
Como
queda apuntado, también en este momento de apogeo, la situación económica y la
relación de los sefardíes con el comercio fueron decisivas en la conformación
del llamado judeoespañol castizo
en que comenzaron a publicarse algunas de las obras más importantes de la
literatura sefardí. Así, el siglo xvii había estado marcado
por una profunda crisis de la industria textil en Salónica y los sefardíes del
Imperio Otomano habían perdido su ventajosa singularidad respecto a sus
competidores no musulmanes, siendo reemplazados por griegos y armenios en las
relaciones del Imperio con comerciantes y políticos europeos (Hassán, 1995: 120).
Este declive económico, de una parte, acabará con el mecenazgo a las escuelas
rabínicas y, de otra, supondrá el ascenso económico de grupos sociales de la
clase media y el florecimiento de comunidades (hasta entonces menores) como la
de Esmirna. Sin embargo, este hecho fue fundamental para el auge de la
producción literaria en la única lengua accesible al pueblo —el judeoespañol—,
suponiendo la estandarización de rasgos lingüísticos de tipo popular, propios
de los grupos que habían ascendido socialmente a consecuencia de la crisis y
que en muchos casos ni siquiera eran de origen sefardí (Quintana
Rodríguez, 2006: 122).
También
los textos de esta época nos ofrecerán jugosos ejemplos sobre las actividades
económicas y comerciales de los sefardíes. Así, por ejemplo, en el Me‘am
lo‘eź, magno comentario rabínico iniciado en Constantinopla en 1730 con la
publicación del volumen dedicado al Génesis,
obra de Ya‘acob Julí, se insertan numerosos relatos que corresponden a
litigios civiles y mercantiles como los que encontrábamos en los Responsa, arriba
citados. Tal es lo que leemos en el siguiente relato:
«[...]
Y topamos en Re‘uƀén y Šim‘ón que iƀan ĵuntos en una carroza y Re‘uƀén tenía
una bala de algodón;
o vido a Šim‘ón que estaƀa
beƀiendo una pipa de tabaco y cayeron algunas
centellas soƀre la carroza. Lo gritó Re‘uƀén
dićiendo que si quería beḇer tabaco que lo beƀiera afuera, y no hiźo cavśo
de su haƀla y se quedó adientro beƀiendo
tabaco. Después de una hora se
alevantó aire fuerte y asopló las centellas soƀre la bala del algodón y se quemó todo.
Y
lo oƀligaron a Šim‘ón
que pagara todo porque hiźo peši‘á [hb. «imprudencia»]
grande, que siendo vido que se alevantó aire deƀía de sacudirla y amatarla bien y no pensar en
beƀer tabaco; con—que aun—que
si no fuera el aire que asopló la
centella soƀre el algodón no se quemaƀa,
ma con todo él fue el ‘icar [hb. «la esencia»]
de la siḅá [hb. «raźon»],
bifrat [hb. «especialmente»]
que ya se lo haƀía hecho ħatraá [hb. «se
lo había advertido»] el patrón de la haćienda.9
Y
lo mismo se contiene en muchos de los textos relativos a picdonot [hb. ‘depósitos o
prendas’] que lo siguen, como los titulados «Ma‘asé de uno que iƀa por camino, le diǰo a su ḥaƀer [hb. ‘socio’]
“llévame con ti este par de zapaticos”» (fol. 250r), «Ma‘asé en Re‘uƀén
que lo mandó a Šim‘ón
con un šeliḥut hb. «encargo»]
que fuera a otra civdad» (fol. 250v), «Ma‘asé de uno que guadró el picadón
[hb. «depósito»]
debaǰo de una pared de cañas»
(fol. 250v), «Ma‘asé en uno que entregó el picadón a su madre y entendió
la madre que era de su hi‘o» (fol. 251r), «Ma‘asé de uno que dio un
picadón al ḥaƀer y aquel tenía de aquel modo»
(fol. 251r), «Ma‘asé de uno que metió picadón ande su ḥaƀer
y se perdió, y demanda que era
todo de ducados»
(fol. 252r), «Ma‘asé en uno que entregó a su ḥaƀer
una ĵoya a torna mano» (fol. 261v), «Ma‘asé en uno que le
mandó a Re‘uƀén una bala atada de mercancía con Leví su
cuñado y no le enmentó ningún ṿierƀo
de picadón» (fol. 262r), «Ma‘asé de uno que puśo un
picadón ande Leá y se fue Leá de la civdad y deǰó el picadón en poder de su madre y se perdió» (fol. 262v), «Ma‘asé en Re‘uƀén
que le dio a Šim‘ón ducados atados que se los diera a Leví, no estaƀa
Leví allí, los entregó a la madre»
(fol. 262v), «Ma‘asé en Re‘uƀén que le dio un goy [hb. ‘gentil’] suma
grande de moneda y lo asentó en botica [‘negocio’] y qui‘o ver el goy qué tal
está su trato y tomó las llaves de la botica todos los ocho diyas de Pésaḥ» (fol. 290v), etc.
Por
su parte, en la obra profana de carácter misceláneo de David Mošé Atías
titulada La güerta de
oro (Liorna, 1778), entre los motivos para escribir una obra de
contenido profano10 que
encontramos en uno de sus textos introductorios, titulado «El componedor
[‘autor’] al su amigo meldador [‘lector’]», leemos:
Onde
espero que a_vós y a_la ĝente saƀia
y honrada les gustará
a_meldar [‘leer’] esta mi fatiga y entenderán que lo_que la fiće fue más
por amor vueso y por el dicho gran celo [‘envidia’] que tomí en ver que todo modo [‘tipo’] de
umá [hb. ‘pueblo’]
estampa [‘imprime’] de muchos modos de liƀros
y ver que entre nosotros non se halla ninguno que estampe en nuesa lingua española levantina ningún modo de liƀro
ni de historias, ni antigas ni modernas, ni ningún liƀro de_ĝeografía o de otras cencias, ni tanpoco afilú [hb. ‘siquiera’]
algún liƀro que trate soƀre la
mercaderiya, que es la cosa la más aquerenciada [‘querida’]
para nosotros ĵidiós; amá [‘sino’] nada de nada: que todo lo_que hay es de Ley
y en lašón ħacodeš [hb. ‘hebreo’],
que son pocos los que lo entienden.11
Y,
efectivamente, la comercial era sin lugar a dudas una de las actividades
preferentemente desarrolladas por los judíos sefardíes. Así se recoge en las «Lettrespatentes du roi confirmatives des
privileges, dont les Juifs Portugais jouissent en France depuis 1550; données à
Versailles, au mois de Juin 1776. Enregistrées au Parlement de Bourdeauxs»
incluidas en la propia La
güerta de oro, tanto en su francés original (fols. 6r—8r) como
en traducción judeoespañola (fols. 8v-10r), en las que leemos —cito por la
traducción judeoespañola:
[...]las
ditas letras pasadas en_el nuestro Conse‘o —o seya, Diván [tc. ‘consejo
real’]— de Burdeos, que dan licencia, por las cosas que contienen, a_los ĵidiós portugueses y españoles
conocidos de_nos—otros con el nombre de mercaderes portugueses y de nuevos
cristianos, tanto a_aquellos que_ya moraƀan en la Francia, como por aquellos que con
el tienpo vendriyan a_retirarse a_morar y a_estar en_el nuestro reinado o
civdades o tierras y señorías que están debaǰo
el nueso comando y en cual—sequier
cazabá [tc. ‘aldea’] o
civdad de dito reinado que meor les agradará y_ les parecerá más colay [tc. ‘fácil’]
y más provechośo para haćer los sus negocios, tanto
de mercanciyas como de otras cośas, y para ṿivir asegún las usanzas o leis de_ellos, tanto sus mu‘eres como sus criaturas y famillas y re‘idores de caśa y de
magaćén y mozos, con tener el poder de comprar y de_vender y haćer el negocio,
con demás comprar y_comandar todo modo de_bien, tanto de_ropas [‘mercancías’] como de tierras y caśas y palacios,
y de poder faćer de ello asegún sus veluntades y asegún las leis y usanzas del
nuestro reinado [...]12
El
comercio y la actividad económica son uno de los contenidos recurrentes
de La güerta de oro.
Así, en la «Respuesta que manda un amigo de Şafón [hb. ‘Occidente’] a_un su amigo de
Miźraḥ [hb. ‘Oriente’] en
‘inián [hb. ‘asunto’]
de la Franquía[‘Europa’]. Y es el tarze [tc. ‘modo’]
de tratar con ellos...» (fols. 59r—63v), se incluyen numerosas referencias
a los diferentes usos en los negocios, junto con distintos consejos para
establecer con éxito relaciones comerciales con los europeos (francos). Veamos
algunas:
[...] por—que
los francos, como non ven provecho de alguno, ni menos en la cara lo miran; amá
si saƀrá algún
corredor —o sea, sansal [tc. ‘corredor’]—
que soš hombre de parás [tc. ‘dinero’]
y que haćéš ḥešbón [hb. ‘cuenta’] de
comprar alguna ropa o de vender, estonces veréš que luego vo_se irán refregando
a_darvos los buenos días con carica riendo y con haćervos el ḥanefut [hb. ‘hipocresía’]
de honrarvos con quitarvos el chapeo y dećirvos que vós soš su patrón y que él
es vuestro mozo [...].13
[...]
Y
ansí teniendo de haƀer
de ellos, o es en ropas o es en haćiendas,
faćer que vos den un
papel de reciƀida —como a_dećir, un temesuc [tc. ‘recibo’]—
que declare lo que vos deƀe;
y si es que le contáš
alguna moneda, haćervos
haćer la reciƀida en vueso liƀro,
porque lo mismo vos fará haćer también y
él, en dándovos algunas monedas; y si él non vo_lo faće, non deǰéš vós
por esto de faćerlo,
siendo esta es la buena regla del mercader franco y del negociar reglado en
Franquía, que_haćiendo ansí non vos podrán venir por la caƀeza ni belás [tc. ‘desgracias’]
ni ilacás [tc. ‘quejas’]
con ninguno.14
[...]
Y
ansí tener el cuidado de haćervos haćer luego el saldo de aquel año, y esto se
entiende en declarar debaǰo el
cuento que hasta aquel día
quedó pagado de_todo y que
non tiene cad [sc. ‘en
algún momento’] ilacá con vós, porque si non, deǰaréš rompimientos de caƀeza a_vuesas criaturas después de vós.15
[...]
Y
más vos diré que si quereréš tomar crédito en Franquía cale que seáš muy
puntual en la vuesa palaƀra
y en los pagamientos, por-que si non, aquistaréš [‘adquiriréis’]
la fama de ser mala persona o de ser un falido [‘quebrado’].16
Y
más allá de nociones prácticas como estas, que sin duda nos dan buena cuenta de
las actividades económicas de los sefardíes levantinos, destaca la inclusión,
en el «Tratado 5» de la obra, de una «Disputa gustośa y saƀiośa
que tuve con una persona, de la cual se viene a_saƀer muchas cośas, y son: 1) si es la tierra o la moneda lo que nos
mantiene. 2) Cuála
fue la cavśa de_las guerras entre
la ĝente. 3) La raźón que
antigamente ṿivían muchos años y agora son pocos. 4) Si fue la veluntad del Dio o la
veluntad de_la ĝente
a_que huƀiese la moneda en_el
mundo»;17 en
ella se plantea la contraposición entre la tierra y la moneda como fuente
de la riqueza de un pueblo, haciéndose eco de la confrontación entre las dos
escuelas económicas en boga en la primera mitad del siglo: la fisiocracia y
el mercantilismo,
respectivamente.
Si
las relaciones comerciales favorecieron la vertebración de las numerosas
comunidades sefardíes dispersas dentro (y fuera) del Imperio Otomano, el
diasistema lingüístico judeoespañol desempeñó un papel igualmente destacado en
dicha vertebración, con la difusión de la norma rabínica asociada a la
literatura sefardí del momento, que llegó a constituir lo más parecido al
estándar culto (Quintana Rodríguez, 2006: 107-109; García Moreno, 2011a: 10).
Ahora bien, también la difusión de formas lingüísticas —digamos— subestándares
—por cuanto aún no habían dado el salto a las obras impresas— vino determinada
por las distintas rutas comerciales existentes. Así se explica, por ejemplo,
que la zona comprendida entre Salónica, Belgrado y Ruse comparta una serie de
rasgos lingüísticos ausentes en el resto del judeoespañol, por haber
transcurrido por ella la ruta comercial más importante en la entrada y salida
de mercancías del interior de los Balcanes a través del puerto de Salónica;18 una
ruta que hasta finales del siglo xix estuvo controlada por
sefardíes, y en cuyo trazado (e inmediaciones) habían surgido numerosas
comunidades fundadas por sefardíes de Salónica dedicados al comercio o a las
manufacturas relacionadas con este (Quintana Rodríguez, 2006: 309-310).
La Edad de Plata de las letras sefardíes: siglos xix y xx
En
los casi tres cuartos de siglo que abarcan las últimas cuatro décadas del
siglo xix y
las tres primeras del xx, las letras sefardíes vivieron un nuevo florecer
merced a la adopción de nuevos géneros literarios de corte europeo occidental
—la prensa, la novela, el teatro o la poesía de autor—, que irán
progresivamente sustituyendo a la literatura rabínica cultivada hasta el
momento (Romero,
1992: 177—310).
En
lo lingüístico, asistiremos a la contienda de normas (García Moreno, en prensa
a) entre el modelo castizo que se resiste a desaparecer y los modelos
neorrománicos emergentes (con el francés y el italiano a la cabeza), incluidos
distintos intentos de rehispanización de la lengua sefardí —recastellanización según Quintana Rodríguez
(1999)—, de alcance relativamente reducido.
En
el ámbito socioeconómico, soplarán los aires de modernidad traídos por diversas
escuelas occidentales paulatinamente implantadas en Turquía y los Balcanes,
como las francesas de la Alliance Israélite Universelle, las italianas Dante
Alighieri y las vienesas Camondo, entre otras (cf. Bürki y García Moreno, 2016b: 220).
Este amplio proceso renovador, que —como
vemos— se dejó sentir en muy distintos ámbitos del mundo sefardí levantino,
dará origen a la aparición de nuevos textos en una lengua sefardí renovada,
donde la actividad económica de los sefardíes quedará reflejada y recibirá un
nuevo impulso.
Así,
entre los géneros importados y dentro de la producción literaria de carácter
pedagógico —que había sido inaugurada por los misioneros protestantes llegados
al Imperio Otomano a mediados del siglo xix— (Romero, 1992: 201),
encontraremos también textos dedicados al comercio, como los dos volúmenes obra
de Joseph Nehama, La
correspondencia. Liƀro
de cartas diversas y de comercho ... Parte prima y El comercho. Parte segunda.
Las leis: cuestiones diversas que se atan al comercho (s.
l., 1906).19 La
actividad comercial, tan ligada a los sefardíes de todos los tiempos, salta
ahora al currículo de los «elevos [fr./it. ‘alumnos’] de
las escolas ĵudías de Oriente» a quienes leemos en su portada que iba
dirigida la obra.
En
el primero de los volúmenes, las citadas «Cartas de comercho» ocupan las
páginas 37—60, seguidas (páginas 60—62) de una serie de modelos de documentos
firmados, tales como órdenes de pago, reconocimientos de deudas, letras de
cambio (denominadas ahora «cambialas», del it. sing. cambiale), así como
certificados diversos (cf. Díaz-Mas y Madrid
Álvarez-Piñer, 2014: 20). Reproducimos aquí uno de los modelos de
órdenes de pedido que contiene:
Otro orden
Salonico, (data [it. ‘fecha’])
Se. . . .
Trieste
Uno
de mis amigos me hiźo conocer vuestra caśa y me la recomendó de una manera
particolar. >Esto me enga‘a [fr. ‘induce’]
a rogarvos de espedirme los artícolos donde toparéš la lista indicativa incluśa
a la preśente. Yo renovelaré [fr. ‘renovaré’]
mis encomiendas [‘pedidos’] si me topo contento de la cualidad y de los precios
de la ropa [‘mercancía’] que me emṿiaréš.
Adresad
[fr. ‘enviad’]
el conočimento [‘factura’] a la banca de Salonico. Yo versaré [fr. ‘abonaré’] el
montante al arriƀo> [it. ‘llegada’] de
la ropa.
Esperando
aviśo de espedición, tengo el honor de saludarvos.
(firma)20
Como
puede apreciarse, la rerromanización del judeoespañol del texto es más que
patente, especialmente en el ámbito léxico: así, abundan los italianismos de
nueva incorporación (como arriƀo, artícolos, particolar) y
aún más los galicismos (donde [como pronombre relativo según el fr. dont], enga‘a, espedición, montante, renovelaré, versaré);
y si la ausencia de hebraísmos podría explicarse en parte por la temática no judaica del
texto, no podríamos hacer lo mismo para justificar la falta de turquismos.21
En
el segundo volumen, tal y como se señala en la «Prefación», se pretende «dar
una idea clara de_las diferentes cuestiones del comercho que se raportan [fr. ‘refieren’]
a_la ley. [...] En meldando [‘leyendo’] este chico liƀro, cađa
mercađer pueđrá
conocer las principales leis [‘leyes’] del comercho».
Para
ello, el volumen se divide en los siguientes diez capítulos: I. «El comercio» (pp. 3—5); II. «Las
societás» (pp. 5—8);
III. «Efetos de comercio» (pp. 8—18);
IV. «Las créƀitas [it. ‘quiebras’]» (pp. 19-25); V. «Las
seguritás» (pp. 26-36);
VI. «Doganas [it. ‘aduanas’],
posta [it. ‘correo’],
telégrafo» (pp. 36—48);
VII. «Transporto» (pp. 48-54);
VIII. «Ley soƀre el timbro» (pp. 54—56);
IX. «Borsa [it. ‘bolsa’]
y devdas públicas» (pp. 57—69),
y X. «Las bancas» (pp. 69—72).
Si
bien la composición y publicación de textos como estos muestran la buena salud
del matrimonio entre el comercio y la lengua sefardí en los albores del
siglo xx,
no es menos cierto que la pujanza de otras lenguas vendrá poco a poco a socavar
los cimientos, no solo de dicha unión, sino del propio judeoespañol y de la
percepción que de él tenían sus hablantes. Así, sin ir más lejos, en el propio
volumen de La correspondencia que
acabamos de presentar, resulta especialmente sintomática una breve nota del
autor colgada del encabezamiento «Chircolares [‘circulares’]» que abre la
citada sección de «Cartas de comercho», y en la que leemos: «Ordinariamente,
las circulares son redi‘idas [fr. ‘radactadas’]
en lingua franceśa para que ellas puedan ser entendidas de todos los mercaderes
de la plaza, ĵidiós o non ĵidiós».23
La
—por otro lado y hasta cierto punto lógica— asunción de que no todos los
vendedores del mercado eran sefardófonos como para entender textos en
judeoespañol que buscaran ser de conocimiento público, contrasta con los
testimonios de viajeros españoles de trescientos años antes que veíamos al
principio de estas páginas y ―lo que resulta más importante― constata la
supremacía del francés como lingua
franca global del momento, también en el ámbito de los
negocios.
Pero no solo el francés en el que se iban
educando las élites intelectuales sefardíes suponía una amenaza para el
judeoespañol dentro y fuera del ámbito comercial; también las lenguas
nacionales de los distintos estados surgidos de la desmembración del Imperio
Otomano desempeñarán un papel decisivo en su progresivo abandono. En lo que
respecta a la actividad económica de los sefardíes, la importancia del
conocimiento de alguna de estas lenguas se pone de manifiesto —por ejemplo— en
anuncios y otras ofertas y demandas de empleo publicadas en la recién estrenada
prensa en judeoespañol.
Así lo vemos en el siguiente anuncio de un
profesor famoso por la enseñanza de idiomas, que también recibe alumnos
internos:
AVISO
El onorado Sinior Profesor S. Polak lia es
konosido an todos moestros Ermanos de el Danubio por su boena metoda y su
Pedagogia, y koantos Elevos salieron adelantre que oi biven kon Onor. El
Afirmado abaşo [‘el abajo firmante’] da a saver que todo ken gusta de enbiar
asus kriaturas [‘hijos’] en esta Eskola onde que Ambezaran [‘aprenderán’] sinko
Linguas las koalas: Ebraiko, Şpaniol, Nemsesko [‘alemán’], Vlahesco [‘valaco’]
y Fransez.
Se aresiven sus kreaturas Internas kon un
pressio konvenivle que seran Boeno miradas.
Todo
el ken gusta se poede aderesar [‘dirigir’] ala Redacsion moestra;24 en
esta oferta de empleo, en la que se busca un secretario políglota:
Demandan un
empiegađo puđiendo haćer la correspondencia en francés y grego. La preferencia
seá dađa al que conoce el turco y español,25 y
en la siguiente demanda de empleo de un contable que hace valer su profundo
conocimiento de las lenguas de la región:
Contable conociendo
a fondo el búlgaro, el serbo, el español, y tuviendo nociones de francés, de italiano
y de grego, demanda empiego. Muy buenas referencias.26
También en el caso del trabajo de las mujeres
―por lo general alejado de la esfera pública de la empresa y principalmente
circunscrito a labores domésticas enfocadas muchas veces al ámbito de los
cuidados―, el conocimiento de algún idioma y la posibilidad de enseñarlo podían
ser una magnífica tarjeta de presentación. Así sucede en la demanda de empleo
de una joven costurera judía que leemos en:
Una
hia ĵudía capache [it. ‘hábil’] en diversos laƀoros
de agua [‘costura’], y pudiendo dar liciones de grego, demanda un lugar en
alguna familla ĵudía. Adresarsen al ĵornal [it. ‘periódico’].27
Aparte
de por la publicación de anuncios como estos, la prensa en judeoespañol estuvo
siempre muy ligada al mundo económico y comercial en el que se desenvolvía la
burguesía sefardí. De este modo, no son pocas las publicaciones periódicas que
―desde su título o (sobre todo) desde su subtítulo― manifiestan su interés por
la economía; así sucede, por ejemplo, con los periódicos La Época. Revista política,
comercial y literaria (Salónica, 1875-1911); El Avenir [fr. ‘futuro’]. Ĵornal político, comercial y
literario (Salónica, 1897-1916); El Comercial (Esmirna, 1906-1908); La Semana. Ĵurnal [ fr. ‘periódico’] político-comercial (Plovdiv, 1906-1907); El Paradiśo. Gaćeta política,
literaria y comerciala (Jerusalén, 1909), en el Imperio Otomano,
y La América. Ĵurnal
ĵudeo-español oriental [...] periódico nacional, literario, político y
comercial (Nueva York, 1911-1924), ya en las nuevas
comunidades de emigrantes en EE.
UU.
Pero
tanto si la presencia de contenidos económicos o comerciales venía advertida
desde la cabecera, como si no, la prensa sefardí informó puntualmente desde sus
primeros tiempos, por ejemplo, del cambio de divisas (denominados «Cursos
de_las valutas [‘valores’]»28 en El Correo de Viena [Viena,
1869-1884]) o de la evolución de precios de determinados artículos de
exportación-importación (como encontramos en el «Boletino comercial»28 de La Época).
Asimismo, la prensa acogió en su seno la
publicación de anuncios de distintos productos financieros, como el siguiente
de una ampliación de capital de la
Socieđađ anónima otomana de
navegación en ríos y de irrigación
del Sisurlú (vilayet de Ḥudavendiguiar)
Constituiđa
por firmán [tc. ‘decreto’]
imperial en data del 27 šaƀá 1320 (26 enero 1904) por un tiempo de 61 años.
Capital social: lir. tur. 110.000 o lir.
sterl. 100.000, repreśentađo por 20.000 acciones de capital al portađor, de li.
tur. 512, y de lir. ster. 5 cađa una, y 20.000 acciones de dividenda sin
deśiñación de valor.
Tođo suscriptor tiene derecho a una acción de
dividenda por cađa acción de capital que él suscriƀe.
Emisión
de 13.334 acciones, las 6.666 acciones sien[d]o son atribuiđas a_los asociađos
en repreśentación de sus capital metiđo en la masa [tc. ‘fondo’]. [...]29 o
el de esta ―entiendo que― emisión de deuda pública, tras el crédito obtenido
por el entonces ministro de Comercio otomano Mehmed Namık Paşa (1804-1892) de
los famosos banqueros Rothschild de Londres:
Empréstimo [pt. ‘préstamo’] otomano
No hay dinguno que no se guste de la buena
noticia que nos truǰeron
las gaćetas ingleśas: Namic Pašá contrató
con los señores Ročhild de Londra, un empréstimo de 2 miliones y sietecientas mil liras
esterlinas. Una partiđa de este empréstimo será metiđo soƀre la plaza de Paríś para cađa
uno que va reciƀir acciones a raźón de 6 por cien al año, empezando a contar del primo april, en
taxa de 85 por ciento, pagaƀle
asegún diremos:
15 por ciento |
en afirmando: |
10 ” |
al primo mayo |
20 ” |
al ” yunio |
20 ” |
al ” lulio |
20 ” |
20 ” |
Los
intereses son pagaƀles cađa 6 meśes,
que es al primo april y al primo octobre, sea a Paríś ande los señores hermanos Ročhild,
al cambio fisađo
de 25 francos la lira esterlina, sea a Londra ande los señores Ročhild
y hijo, en liras esterlinas. La paga de la soma [fr. ‘suma’] entera de dito empréstimo
será en tiempo de 15 años.30
Y, entre otras sociedades en acciones,
también las compañías de seguros se anunciarán en la prensa periódica local,
como vemos con la siguiente sociedad de servicios médicos de Sofía (Bulgaria)
que oferta una «Suscripción»:
Se haće saƀer
a todo pađre de familla que se
fondó en muestra civdađ una societađ
La
Hermandađ
Esta
societad dará a_sus miembros médico y hechuriyas [‘medicamentos’] sin ninguna
paga en tiempo de premura [‘necesidad’]. Esta societad traerá a sus miembros grandes
avantajes [fr. ‘ventajas’].
Todo aquel que quere goźar de ansí unos
avantaes se puede suscriƀir
onde los señores afirmados abaǰo, lo más
tadre hasta el 10 april.
Por
suscriƀirse en la societad
como miembro, prime [fr. ‘es
necesario’] que pague 5 levos (bg. ‘levas’),
los cualos servirán como fondo-capital de la societad.
De
el diya que se formará la societad, pagará el miembro 5 levos al mes o 60 levos
al año, y por este chico inporto [it. ‘importe’]
tenerá la derechedađ [‘el derecho’], después de 3 meśes que se suscriƀió,
de tener médico y hechuriyas
gratis de la societađ.
Sofia, 12 marzo 1901. [...]31
Claro
está que la publicación de prensa periódica era y es una actividad económica en
sí misma, aunque no siempre todo lo rentable y agradecida que los directores y
redactores de periódicos querrían (cf. Romero,
2007). Asimismo, la publicidad inserta en ella ―aparte de los ejemplos ya
vistos― buscaba y busca la promoción de toda índole de productos (desde
máquinas de coser hasta cigarrillos, pasando por medicamentos o cuchillas de
afeitar) y servicios (médicos, de transporte, de restauración, etc.),32 principalmente
con intención comercial, al tiempo que proporcionaba ingresos económicos a los
responsables de los propios periódicos (Gieszinger, 2001: 2, apud Bürki, 2012:
116).
Ahora
bien, en la medida en que dichos periódicos de finales del siglo xix y
principios del xx consistían
en una suerte de género contenedor de otros géneros, una especie de multitexto (Grosse y Seibold,
1996: 13, apud Bürki, 2006:
58) con contenidos no solo informativos, sino también literarios,
comerciales, etc. ―recordemos los títulos y subtítulos vistos más
arriba―, fueron activos responsables de los cambios en la norma culta del
judeoespañol y un inmejorable vehículo para su difusión junto con los nuevos
géneros literarios importados. En dicha difusión ―tanto de la propia prensa
como de la norma lingüística predominante en ella―, las rutas comerciales
desempeñarán nuevamente un papel fundamental y así, por ejemplo, el Danubio se convertirá
en un importante eje de propagación de innovaciones lingüísticas entre los
Balcanes y Centroeuropa, en ambos sentidos (Quintana Rodríguez, 2006: 309-310;
García Moreno, 2013c: 68 y 2013d: 219).
A
pesar de todo lo expuesto, la vida en los Balcanes desde fines del siglo xix se había vuelto cada vez más dura para
sus habitantes y las constantes guerras en la zona habían arruinado el
comercio, mayoritariamente en manos judías, como hemos señalado. Así las cosas,
en las últimas décadas del siglo xix y
primeras del xx se
produjo una emigración masiva de jóvenes sefardíes con destino a Europa ―en
especial a Francia―, África, las dos Américas y Palestina (Romero, 2008:
677-678).
Tal
y como se recoge ampliamente en Romero (2008: cap. 15), las manifestaciones
del momento del castizo género poético sefardí de las coplas ―que gozó de una
inmejorable e ininterrumpida vitalidad entre los siglos xviii y xx (Romero, 1992: 141-176)― tratan con frecuencia
de la emigración, así como de otras cuestiones de actualidad, incluida la sempiterna
crisis económica por culpa de la guerra, a la que, por ejemplo, dedicó
distintas composiciones el famoso coplero Yaacob Yoná (cf. Romero,
2008: 574-577).
Este
proceso migratorio tuvo importantes consecuencias de signo contrario para el
devenir de la lengua y la literatura sefardí en judeoespañol. Así, por ejemplo,
en el caso de EE.
UU. supuso inicialmente la creación de nuevas comunidades
sefardófonas en Nueva York, Seattle o Los Ángeles33 y
el inicio de la andadura de diversas publicaciones periódicas;34 pero
la supremacía del inglés y los deseos de asimilación significarán a la postre
la paulatina pérdida de hablantes de judeoespañol. Por su parte, en lo que se
refiere a América Latina, la cercanía lingüística entre el judeoespañol y el
español americano ―incluido el hablado en varios estados de La Unión―, aunque
ofrecía importantes posibilidades a los emigrados, y así se hace explícito en
diversos artículos de la prensa sefardí a ambos lados del Atlántico (cf. Romero,
2008: 702), como este aparecido en La América de Nueva
York:
Y
si estos ss. pensan haćermos bien a_cavśa de la lingua, les dećimos que
nuestros ĵudiós haƀlantes solo el español, si encontran dificultad en sus emigrar en
América a_cavśa de la lingua, ellos ya están topando el remedio de emigrar ande
se haƀla la lingua española como Cuba, Texas y otros estados unidos
ande se haƀla el español, ansí
que en Panamá, México, Perú, Chile, Braśil,
Argentina, etc. en la América del Sud,35 igualmente
acabó suponiendo la pérdida de la singularidad lingüística judeoespañola en un
ambiente hispanófono general (Hassán, 1995: 124 y 131).
La agonía del
judeoespañol en los siglos xx y xxi
Varios
son los factores que ―como en parte ya hemos apuntado― han determinado la
actual situación de agonía lingüística del judeoespañol.36 El
bilingüismo ―o, incluso, multilingüismo― de las élites culturales sefardíes que
hemos señalado más arriba, que sin duda constituyó en su momento una
herramienta para el progreso social y económico, devino finalmente en una
minusvaloración por sus propios hablantes de la lengua asociada
tradicionalmente a la identidad de la nación sefardí: el judeoespañol. A ello
contribuyó también la pujanza de las lenguas nacionales en los nuevos estados
surgidos tras las desmembraciones del Imperio Otomano, incluidas el turco en la
República turca, o el hebreo moderno en el Estado de Israel, tras su fundación
en 1948.
Ahora bien, la presión de otras lenguas no
explicaría en sí misma la ruina de la lengua sefardí; pues aunque no con la vitalidad
e instrumentos uniformadores modernos (ciudadanía, sistema educativo, servicio
militar obligatorio, etc.), dichas lenguas ―o muchas de ellas― siempre
habían estado ahí, modelando el judeoespañol en algunos ámbitos, pero sin
menoscabar su estatus de lengua de las comunidades sefardíes.
Como hemos señalado más arriba, el
judeoespañol supuso durante siglos un potente elemento vertebrador de la red de
comunidades sefardíes dispersas por el Levante mediterráneo y los Balcanes,
favoreciendo el intercambio cultural y comercial entre ellas; de manera que,
con la desaparición de muchas de dichas comunidades, el vínculo lingüístico,
determinante en el pasado, pasó —valga la redundancia— a ser innecesario. Dicha
desaparición se produjo de muy distintos modos. Especialmente dramático es el
caso de comunidades numerosas como la de Salónica, tristemente famosa por haber
sufrido ―junto a otras de Grecia, Rumanía y la ex Yugoslavia― el exterminio
nazi durante la Segunda Guerra Mundial, con la consiguiente drástica reducción
del número de hablantes de judeoespañol. Pero también la comentada asimilación
lingüística ―ya fuera en enclaves históricos de asentamiento sefardí (como
Bulgaria o Turquía) o en las nuevas tierras de promisión (como Europa
occidental, las dos Américas e Israel) de resultas de la emigración― significó
la progresiva desaparición de importantes comunidades de hablantes.
De todo ello ha de entenderse que ha sido
precisamente la falta de una utilidad clara (o una necesidad) para el
mantenimiento del judeoespañol lo que, en definitiva, ha determinado en las
últimas décadas el paulatino y casi total abandono como lengua viva, en el que
se encuentra en la actualidad.
Notas
·
(1) El presente trabajo se enmarca dentro de las labores del
Proyecto de Investigación del Plan Nacional «Sefarad, siglo xxi (2017—2020):
Edición y Estudio Filológico de Textos Sefardíes» (ref. n.º.
FFI2016—74864—P), financiado por el MINEICO.Volver
·
(2) En Gonzalo de Illescas, Segunda Parte de la Historia pontifical y católica...
Zaragoza, Domingo de Portonaris, 1583, fol. 137v. Volver
·
(3) Para otros testimonios similares sobre la pujanza del español
en el Mediterráneo, especialmente en el ámbito de las relaciones comerciales,
véase Minervini
(2008: 35).Volver
·
(4) Si no estrictamente en judeoespañol,
al menos sí en un especial español de judíos se han conservado abundantes
documentos del siglo xvii pertenecientes a la comunidad sefardí de
Pisa que incluyen —entre otros― numerosos inventarios de bienes: para una
descripción general de los documentos, véase Ariza (2012); cuatro de estos
inventarios han sido editados y estudiados en Cuadros (2016). Para la
caracterización de los usos lingüísticos de los judíos ibéricos asentados en
Italia, véase Minervini (1994).Volver
·
(5) Para la presentación de textos sefardíes originalmente
escritos en aljamía hebrea, sigo el sistema de transcripción del CORHIJE (2013-), detallado
en http://recursos.esefardic.es/corhije.
Incluyo entre corchetes la traducción de aquellas palabras de difícil
comprensión, con indicación de la lengua de la que están tomadas mediante las
siguientes abreviaturas: bg. =
búlgaro, ct. =
catalán, fr. =
francés, hb. =
hebreo, it. =
italiano, pt. =
portugués, sc. =
serbo-croata, tc. =
turco y vn. =
veneciano.Volver
·
(6) En Šemuel ben Mošé de Medina, Šeelot uTešubot. Tešubot
beTur «Ḥošen Mišpat», Salónica,
1595, n.º 33, fol. 23v—a; editado en Benaim (2012: 239) con
otro sistema de transcripción.Volver
·
(7) En Šemuel ben Mošé de Medina, Šeelot uTešubot. Tešubot
beTur «Ḥošen Mišpat» (Salónica, 1595), n.º
95, fol. 73v—b; publicado por Benaim (2012: 253) con otro sistema de
transcripción.Volver
·
(8) Sobre la llamada Lingua
Franca del Mediterráneo (también conocida como sabir), véase el clásico de Kahane y Tietze (1958).Volver
·
(9) En Ya‘acob Julí, Me‘am lo‘eź Šemot, Constantinopla,
1733, fol. 231r; editado en García Moreno (2004: 93) con otro sistema de
transcripción.Volver
·
(10) Tal es precisamente el epígrafe que se inserta en Berenguer Amador (2016: 36).Volver
·
(11) En David M. Atías, La
güerta de oro, Liorna, 1778, fol. 3r; apud Berenguer Amador (2016: 36), donde se edita
con otro sistema de transcripción, que modifico (passim). La cursiva es mía.Volver
·
(12) En Atías, La
güerta de oro, fols. 8v-9r; apud Berenguer Amador (2016: 46—47). También aquí
el subrayado es mío.Volver
·
(13) En Atías,La
güerta de oro, fol. 59v; apud Berenguer Amador (2016: 172).Volver
·
(14) En Atías, La
güerta de oro, fols. 59v-60r; apud Berenguer Amador (2016: 173).Volver
·
(15) En Atías, La
güerta de oro, fol. 60r; apud Berenguer Amador (2016: 174).Volver
·
(16) En Atías, La
güerta de oro, fol. 61v; apud Berenguer Amador (2016: 177).Volver
·
(17) En Atías, La
güerta de oro, fol. 34r; apud Berenguer Amador (2016: 109). La disputa se extiende
hasta el fol. 36v.Volver
·
(18) Así queda de manifiesto en varios de los hechos fonéticos
compartidos con el judeoespañol de Salónica que, ca. 1815, ofrece la copia
manuscrita del (Séfer)
Sipur maljé ha‘otmanŷic llevada a cabo en la ciudad búlgara de
Kazanlak, perteneciente a dicha área (vid. García Moreno y Orfali, 2018: 59—62 y 65—66).Volver
·
(19) Seguimos la datación propuesta en Díaz—Mas y Madrid
Álvarez—Piñer (2014: 11), aunque en la correspondiente ficha
catalográfica de la Bibliography
of the Hebrew Book, disponible en línea en: http://aleph.nli.org.il:80/F/?func=direct&doc_number=
000308735&local_base=MBI01 , se
señala: [Sofía, ca. 1910]; dato también recogido por las autoras (Díaz—Mas y Madrid
Álvarez—Piñer, 2014: 12, n. 4). Una copia digital de
los ejemplares de la Biblioteca Tomás Navarro Tomás del Centro de Ciencias
Humanas y Sociales del CSIC de cada uno de los volúmenes está
disponible en la colección Simurg, fondos digitalizados del CSIC,
disponible en: http:simurg.bibliotecas.csic.es.Volver
·
(20) En Joseph Nehama, La correspondencia. Liƀro de cartas diversas y de comercho ...
Parte prima, s. l., 1906, p. 52; cf. Díaz—Mas y Madrid
Álvarez—Piñer (2014: 122), donde se edita con otro sistema de
transcripción.Volver
·
(21) A pesar de lo dicho, en el propio «Léxico (šoréš)» incluido a dos columnas al
final del primer volumen (pp. 63—64), sí encontramos varios casos en que
un neologismo romance se explica recurriendo a turquismos o hebraísmos, como
en: «intentar — haćer davá [tc. dava ‘proceso’]»; «insistir —
meter inad [tc. inat ‘insistencia’]» y «dudar
— tener safec [hb. קפס
‘duda’]» (las tres en p. 63a); «novedad — ḥaber [tc. haber]» y «circuncisión —
berit [hb. תירב ‘pacto’]»
(en p. 63b), y «fatura – cuento, ḥešbón [hb. ןובשח ‘cuenta’]» y
«procheso – davá» (en p. 64a).Volver
·
(22) En Joseph Nehama, El
comercho. Parte segunda. Las leis: cuestiones diversas que se atan al comercho, p. [2].Volver
·
(23) En Joseph Nehama, La
Correspondencia, p. 37, n. 1; cf. Díaz—Mas y Madrid
Álvarez—Piñer, 2014: [105], n. 54).Volver
·
(24) En el Luzero
de la Pasensia, de Turnu-Severin (Rumanía), n.º I/2
(08/12/1885), p. 32. Mantengo la grafía latina original del
texto. Volver
·
(25) En La Época,
de Salónica, n.º XXIX/1428 (26/02/1904),p. 10c. Volver
·
(26) En La Época,
de Salónica, n.º XXXII/1594 (07/06/1907), p. 11c. Volver
·
(27) En La Época,
de Salónica, n.º XXVII/1340 (23/05/1902),p. 3c. En Bürki y
García Moreno (2016a: 164) se recogen dos anuncios más, en que los
conocimientos de costura e idiomas ―en este caso, francés― se exigen o alegan
como mérito para el empleo de sendas mujeres como institutriz y maestra,
respectivamente. Volver
·
(28) Algo parecido encontramos también en el anuario
titulado Almanac iśraelit 5683.
Recoļlo [‘recopilación’] de conocencias [‘conocimientos’] literarias, históricas, económicas, ĵudías y
ĝenerales (Salónica, 1922). Volver
·
(29) En El
Correo de Viena,n.º I/5 (01/03/1871),p. 8ab. Volver
·
(30) En la Gaćeta
de Costandina. Or Yisrael, de Constantinopla,n.º II/5
(27/04/1854)p. 1a-b. Volver
·
(31) En El Eco
ĵudaïco, de Sofía, n.º I/5
(15/03/1901), p. 40bc. El texto se completa con los nombres de los
seis miembros del llamado «Comité provisorio», que omito. Volver
·
(32) Para una visión general (con ejemplos) del impacto de la
publicidad en la modernización de los judíos sefardíes, véase Abrevaya Stein
(2003). Para sendos cuadros resumen de distintos productos y servicios
publicitados en la prensa sefardí como avisos o reclamos, véase Bürki (2012:
117-120 y 126-127, respectivamente). Para más ejemplos concretos de textos
publicitarios y para publicitarios ―pues no siempre la frontera está tan
clara―, véanse García Moreno (2011b; 2013a; 2013b: 52-54, y en prensa b);
Bürki (2012: 121-126 y 130-135); Bürki y Sánchez (2012); Díaz-Mas (2013);
Romero y García Moreno (2013: 130-134), Bürki y García Moreno (2016a y b) y
García Moreno y Mancheva (en prensa). Volver
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https://cvc.cervantes.es/lengua/iecibe/01_garcia.htm
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