miércoles, 12 de junio de 2024

 

El judeoespañol

https://cultura.cervantes.es/atenas/es/el-judeoespa%C3%B1ol-y-su-pervivencia-en-el-mundo-actual/143298

Tal y como hemos señalado en diversas ocasiones (cf. García Moreno, 2004: 365; 2010: 3, y 2015: 149), el judeoespañol —lengua de los descendientes de los judíos expulsados de la Península Ibérica (sefardíes) que se asentaron en los territorios ribereños del Mediterráneo y especialmente en los del antiguo Imperio Otomano— es una variedad lingüística hispánica surgida de la koiné o koinés, según Quintana Rodríguez (2006: 302—309)— de los distintos romances hispánicos existentes en la época de la expulsión. De base netamente castellana y raigambre popular (Quintana Rodríguez, 2006: 298), se desarrolló en contacto lingüístico con otras lenguas del entorno como el italiano, el turco o el griego, y en contacto de superestrato cultural con el hebreo, en una situación de baja presión normativa. Variedad de variedades, es un perfecto ejemplo de diasistema lingüístico con continuum dialectal (Quintana Rodríguez, 2006: 296) que no solo ha sufrido evolución a lo largo de casi cinco siglos, sino que también presenta diferentes niveles de lengua de tipo diafásico o diastrático (Bunis, 1982).

 

Como no podía ser de otra manera, a su conformación y evolución han contribuido numerosos hechos que, en principio, poco tienen que ver con el sistema interno de la lengua y que, sin embargo, han determinado enormemente su desarrollo y configuración. Por eso, en la presente contribución presentaremos un recorrido histórico y geográfico por la lengua sefardí, en relación con las actividades económicas y comerciales desarrolladas por sus hablantes y cómo estas —o su falta, en momentos de crisis— han influido en aquella1.

 

Primeros ejemplos: siglos xvi y xvii

 

Para empezar, no puede faltar aquí la famosa cita de la Segunda Parte de la Historia pontifical y catholica... (1.ª ed.: Dueñas, 1565), del humanista Dr. Gonzalo de Illescas, en la que, al hablar «Del destierro de los Indios, de España, y otras algunas cosas notables que acontescieron hasta la muerte del Papa Inocencio viii», leemos: «Lleuaron de aca nuestra lengua, y toda via la guiardã, y vsan della đ buena gana, y es cierto «en las ciudades de Saloni» Cõstãtinopla, Alexãdria y en el Cayro, y en otras ciudades de contrataciõ, y en Venecia, no comprã, ni vd, ni negociã en otra lengua sino en español»2.

 

Más allá de la constatación de que los sefardíes asentados en el Mediterráneo tenían por lengua el español —o al menos así lo consideran Gonzalo de Illescas y otros autores coetáneos—,3 por cuanto afecta al presente volumen, me interesa destacar la relación triangular que el cronista establece entre los sefardíes, el comercio y el español.

 

Esta relación con el comercio queda patente también en algunos de los escasos textos sefardíes de los siglos xvi y xvii conservados, como son aquellos contenidos en las colecciones de Responsa rabínicos; esto es, obras en hebreo que reúnen los dictámenes emitidos por prestigiosos rabinos del momento sobre los más diversos litigios, y en las que los testimonios de los testigos se consignan con frecuencia en la lengua original en que fueron emitidos; por lo que los de los sefardófonos aparecen en lo que podríamos denominar (proto)—judeoespañol (cf. Benaim, 2012: 18-20).4 En ellos encontramos no pocos ejemplos de la actividad económica de los judíos, relativos a ventas, transferencia de deudas, préstamos, etc. (vid. Benaim, 2012: 37-43), y así lo vemos, por ejemplo, en el siguiente fragmento, en el que se reproduce el contenido de una letra de cambio fechada en Venecia, el 15 de adar I de 5318, o sea, el 13 de febrero de 1538:5

 

BeVeneçia [hb. «en Venecia»] 5318, 15 adar rišón. Pagaréš por ésta de camio a Yosef [«Zutano»] 100 ducados, de ašpros cincuenta por ducado, a trenta días de llegada la ropa en Saloniqui; son por otros tantos haƀidos aquí de Reuƀén [«Fulano»] de liƀras 6, soldos 4 por duc[a]do. Y dichos dineros corren risgo soƀre vente y ocho balas de merzas [ct. «mercancías»] cargados en esquirazo [vn. «esquiraza»], patrón Demo Barbare, fasta Aleso y non más; digo que de Aleso para allá non corren dichos dineros risgo. Y al tienpo le faréš buen pagamiento; y por ser ansí la verdad, fiće yo la preśente, Šim‘ón [«Mengano»].6

 

O en el siguiente texto —sin fecha ni referencias geográficas—, en que dos exsocios se reclaman mutuamente sendas deudas tras la disolución de la compañía comercial que tenían, por haberse quemado accidentalmente la mercancía del uno que iba a vender el otro:

«Yo demando que Šim‘ón [«Mengano»], cuando espartimos la conpañía, me_dio un escrito de su mano donde dećía en_él lo_que haƀía reciƀido de mí y la gan[a]ncia que haƀía y un dinero de una esclava, y después escriía lo_que de todo lo dicho me haía dado; y según aquella cuenta con lo que después he recibido, de_lo_que estonces quedaƀa dicho que me queda a_deƀer según aquella cuenta, como 5 mil y 500 aspros, que_me_los dé». ‘”k teiat Reuƀén [hb. «Hasta aquí la demanda de Fulano»].

«Ħešiƀ Šim‘ón belašón źe [hb. «Replicó Mengano en esta lengua»] que Re‘uƀén [«Fulano»] tenía una cantidad de dinero en mi compañía en_la botica, y cuando se quio ap[a]rt[a]r de mí, me demandó su cuenta y se_la mandé por escrito; en_la cual dećía lo_que haía recibido de él para la conpañía, y de lo_que parecía haer g[a]n[a]do, y de lo que haía reciƀido como p[a]recía por aquella cuenta. Y digo agora que entonces cuando fiće cuenta y le di de aquella, fue pens[a]ndo que_no haía de venir el fuego y se haía de perder cavdal y g[a]nancia, y entonces el deer era que haía de esperar a_que se vendiesen las ropas y que se co[ƀ]rasen las ditas. Y yo, por_le f[a]ćer pl[a]ćer, le quiśe dar entonces su ħ[a]ćienda de contado, y sienpre quedaƀa a_su risco. Agora que se perdió todo, no le quiero dar lo_que restó en mi poder que quedaƀa a_su risco, más antes le demando que me torne lo_que le_he dado. Y de_lo_que diće de la esclava, tanbién la puśe en aquella cuenta, y lo primero que le p[a]gué es la esclava». ‘”k tešuƀat Šim‘ón [hb. «Hasta aquí la respuesta de Mengano»].7

 

La lengua de los sefardíes de textos como estos se caracteriza por una progresiva promoción de rasgos propios de la norma popular (Minervini, 2008: 38) y, en el ámbito particular del léxico, destaca —sin ir más lejos— la adopción de un buen número de italianismos relativos al comercio; términos que en líneas generales pertenecían al vocabulario comercial común en el Mediterráneo oriental y que el judeoespañol pudo recibir a través del turco o el griego (Schmid, 2008: 64).8

En esta época, pese a que en las primeras décadas del siglo xvi todavía existe una relación bastante fluida entre la diáspora sefardí y la Península con la salida de conversos que en muchos casos buscan volver abiertamente al judaísmo, y aunque las relaciones entre la diáspora sefardí oriental y occidental se mantendrán durante varios siglos con el intercambio de personas, libros, cartas y mercancías, fomentando la permeabilidad cultural, comienza ya el proceso de divergencia lingüística entre unos y otros sefardíes y, en el Imperio Otomano, se produce un proceso de gradual aculturación y absorción lingüística de otros grupos judíos (Minervini, 2008:32—33).

 

La Edad de Oro de las letras sefardíes: siglos xviii y xix

 

El siglo xviii y las primeras décadas del xix constituyen la llamada Edad de Oro de la literatura en lengua sefardí. Tras un siglo xvii que apenas alumbró nuevas obras originales en judeoespañol y supuso el paulatino declive de las letras hebreas, en el xviii se dieron tres importantes circunstancias para la eclosión de las letras sefardíes: a) unos autores comprometidos con despertar el interés por los valores tradicionales religiosos; b) el mecenazgo editorial por parte de nuevas familias sefardíes enriquecidas con el comercio, y c) el perfeccionamiento de las técnicas editoriales (Romero, 1992: 81—82).

 

Como queda apuntado, también en este momento de apogeo, la situación económica y la relación de los sefardíes con el comercio fueron decisivas en la conformación del llamado judeoespañol castizo en que comenzaron a publicarse algunas de las obras más importantes de la literatura sefardí. Así, el siglo xvii había estado marcado por una profunda crisis de la industria textil en Salónica y los sefardíes del Imperio Otomano habían perdido su ventajosa singularidad respecto a sus competidores no musulmanes, siendo reemplazados por griegos y armenios en las relaciones del Imperio con comerciantes y políticos europeos (Hassán, 1995: 120). Este declive económico, de una parte, acabará con el mecenazgo a las escuelas rabínicas y, de otra, supondrá el ascenso económico de grupos sociales de la clase media y el florecimiento de comunidades (hasta entonces menores) como la de Esmirna. Sin embargo, este hecho fue fundamental para el auge de la producción literaria en la única lengua accesible al pueblo —el judeoespañol—, suponiendo la estandarización de rasgos lingüísticos de tipo popular, propios de los grupos que habían ascendido socialmente a consecuencia de la crisis y que en muchos casos ni siquiera eran de origen sefardí (Quintana Rodríguez, 2006: 122).

 

También los textos de esta época nos ofrecerán jugosos ejemplos sobre las actividades económicas y comerciales de los sefardíes. Así, por ejemplo, en el Me‘am lo‘eź, magno comentario rabínico iniciado en Constantinopla en 1730 con la publicación del volumen dedicado al Génesis, obra de Ya‘acob Julí, se insertan numerosos relatos que corresponden a litigios civiles y mercantiles como los que encontrábamos en los Responsa, arriba citados. Tal es lo que leemos en el siguiente relato:

 

«[...] Y topamos en Re‘uƀén y Šim‘ón que iƀan ĵuntos en una carroza y Reuƀén tenía una bala de algodón; o vido a Šim‘ón que estaƀa beƀiendo una pipa de tabaco y cayeron algunas centellas soƀre la carroza. Lo gritó Reuƀén dićiendo que si quería beer tabaco que lo beƀiera afuera, y no hiźo cavśo de su haƀla y se quedó adientro beƀiendo tabaco. Después de una hora se alevantó aire fuerte y asopló las centellas soƀre la bala del algodón y se quemó todo.

 

Y lo oƀligaron a Šim‘ón que pagara todo porque hiźo peši‘á [hb. «imprudencia»] grande, que siendo vido que se alevantó aire deƀía de sacudirla y amatarla bien y no pensar en beƀer tabaco; conque aunque si no fuera el aire que asopló la centella soƀre el algodón no se quemaƀa, ma con todo él fue el ‘icar [hb. «la esencia»] de la siá [hb. «raźon»], bifrat [hb. «especialmente»] que ya se lo haƀía hecho ħatraá [hb. «se lo había advertido»] el patrón de la haćienda.9

 

Y lo mismo se contiene en muchos de los textos relativos a picdonot [hb. ‘depósitos o prendas’] que lo siguen, como los titulados «Ma‘asé de uno que iƀa por camino, le diǰo a su aƀer [hb. ‘socio’] “llévame con ti este par de zapaticos”» (fol. 250r), «Ma‘asé en Re‘uƀén que lo mandó a Šim‘ón con un šeliut hb. «encargo»] que fuera a otra civdad» (fol. 250v), «Ma‘asé de uno que guadró el picadón [hb. «depósito»] debaǰo de una pared de cañas» (fol. 250v), «Ma‘asé en uno que entregó el picadón a su madre y entendió la madre que era de su hi‘o» (fol. 251r), «Ma‘asé de uno que dio un picadón al aƀer y aquel tenía de aquel modo» (fol. 251r), «Ma‘asé de uno que metió picadón ande su aƀer y se perdió, y demanda que era todo de ducados» (fol. 252r), «Ma‘asé en uno que entregó a su aƀer una ĵoya a torna mano» (fol. 261v), «Ma‘asé en uno que le mandó a Re‘uƀén una bala atada de mercancía con Leví su cuñado y no le enmentó ningún ṿierƀo de picadón» (fol. 262r), «Ma‘asé de uno que puśo un picadón ande Leá y se fue Leá de la civdad y deǰó el picadón en poder de su madre y se perdió» (fol. 262v), «Ma‘asé en Re‘uƀén que le dio a Šim‘ón ducados atados que se los diera a Leví, no estaƀa Leví allí, los entregó a la madre» (fol. 262v), «Ma‘asé en Re‘uƀén que le dio un goy [hb. ‘gentil’] suma grande de moneda y lo asentó en botica [‘negocio’] y qui‘o ver el goy qué tal está su trato y tomó las llaves de la botica todos los ocho diyas de Pésa» (fol. 290v), etc.

 

Por su parte, en la obra profana de carácter misceláneo de David Mošé Atías titulada La güerta de oro (Liorna, 1778), entre los motivos para escribir una obra de contenido profano10 que encontramos en uno de sus textos introductorios, titulado «El componedor [‘autor’] al su amigo meldador [‘lector’]», leemos:

 

Onde espero que a_vós y a_la ĝente saƀia y honrada les gustará a_meldar [leer] esta mi fatiga y entenderán que lo_que la fiće fue más por amor vueso y por el dicho gran celo [envidia] que tomí en ver que todo modo [‘tipo’] de umá [hb. ‘pueblo’] estampa [‘imprime’] de muchos modos de liƀros y ver que entre nosotros non se halla ninguno que estampe en nuesa lingua española levantina ningún modo de liƀro ni de historias, ni antigas ni modernas, ni ningún liƀro de_ĝeografía o de otras cencias, ni tanpoco afilú [hb. ‘siquiera’] algún liƀro que trate soƀre la mercaderiya, que es la cosa la más aquerenciada [‘querida’] para nosotros ĵidiós; amá [‘sino’] nada de nada: que todo lo_que hay es de Ley y en lašón ħacodeš [hb. ‘hebreo’], que son pocos los que lo entienden.11

 

Y, efectivamente, la comercial era sin lugar a dudas una de las actividades preferentemente desarrolladas por los judíos sefardíes. Así se recoge en las «Lettrespatentes du roi confirmatives des privileges, dont les Juifs Portugais jouissent en France depuis 1550; données à Versailles, au mois de Juin 1776. Enregistrées au Parlement de Bourdeauxs» incluidas en la propia La güerta de oro, tanto en su francés original (fols. 6r—8r) como en traducción judeoespañola (fols. 8v-10r), en las que leemos —cito por la traducción judeoespañola:

 

[...]las ditas letras pasadas en_el nuestro Conse‘o —o seya, Diván [tc. ‘consejo real’]— de Burdeos, que dan licencia, por las cosas que contienen, a_los ĵidiós portugueses y españoles conocidos de_nos—otros con el nombre de mercaderes portugueses y de nuevos cristianos, tanto a_aquellos que_ya moraƀan en la Francia, como por aquellos que con el tienpo vendriyan a_retirarse a_morar y a_estar en_el nuestro reinado o civdades o tierras y señorías que están debaǰo el nueso comando y en cualsequier cazabá [tc. ‘aldea’] o civdad de dito reinado que meor les agradará y_ les parecerá más colay [tc. ‘fácil’] y más provechośo para haćer los sus negocios, tanto de mercanciyas como de otras cośas, y para ṿivir asegún las usanzas o leis de_ellos, tanto sus mueres como sus criaturas y famillas y re‘idores de caśa y de magaćén y mozos, con tener el poder de comprar y de_vender y haćer el negocio, con demás comprar y_comandar todo modo de_bien, tanto de_ropas [‘mercancías’] como de tierras y caśas y palacios, y de poder faćer de ello asegún sus veluntades y asegún las leis y usanzas del nuestro reinado [...]12

 

El comercio y la actividad económica son uno de los contenidos recurrentes de La güerta de oro. Así, en la «Respuesta que manda un amigo de Şafón [hb. ‘Occidente’] a_un su amigo de Miźra [hb. ‘Oriente’] en ‘inián [hb. ‘asunto’] de la Franquía[‘Europa’]. Y es el tarze [tc. ‘modo’] de tratar con ellos...» (fols. 59r—63v), se incluyen numerosas referencias a los diferentes usos en los negocios, junto con distintos consejos para establecer con éxito relaciones comerciales con los europeos (francos). Veamos algunas:

 

[...] por—que los francos, como non ven provecho de alguno, ni menos en la cara lo miran; amá si saƀrá algún corredor o sea, sansal [tc. ‘corredor’]— que soš hombre de parás [tc. ‘dinero’] y que haćéš ešbón [hb. ‘cuenta’] de comprar alguna ropa o de vender, estonces veréš que luego vo_se irán refregando a_darvos los buenos días con carica riendo y con haćervos el anefut [hb. ‘hipocresía’] de honrarvos con quitarvos el chapeo y dećirvos que vós soš su patrón y que él es vuestro mozo [...].13

[...]

Y ansí teniendo de haƀer de ellos, o es en ropas o es en haćiendas, faćer que vos den un papel de reciƀida como a_dećir, un temesuc [tc. ‘recibo’]— que declare lo que vos deƀe; y si es que le contáš alguna moneda, haćervos haćer la reciƀida en vueso liƀro, porque lo mismo vos fará haćer también y él, en dándovos algunas monedas; y si él non vo_lo faće, non deǰéš vós por esto de faćerlo, siendo esta es la buena regla del mercader franco y del negociar reglado en Franquía, que_haćiendo ansí non vos podrán venir por la caƀeza ni belás [tc. ‘desgracias’] ni ilacás [tc. ‘quejas’] con ninguno.14

[...]

Y ansí tener el cuidado de haćervos haćer luego el saldo de aquel año, y esto se entiende en declarar debaǰo el cuento que hasta aquel día quedó pagado de_todo y que non tiene cad [sc. ‘en algún momento’] ilacá con vós, porque si non, deǰaréš rompimientos de caƀeza a_vuesas criaturas después de vós.15

[...]

Y más vos diré que si quereréš tomar crédito en Franquía cale que seáš muy puntual en la vuesa palaƀra y en los pagamientos, por-que si non, aquistaréš [adquiriréis] la fama de ser mala persona o de ser un falido [‘quebrado’].16

 

Y más allá de nociones prácticas como estas, que sin duda nos dan buena cuenta de las actividades económicas de los sefardíes levantinos, destaca la inclusión, en el «Tratado 5» de la obra, de una «Disputa gustośa y saƀiośa que tuve con una persona, de la cual se viene a_saƀer muchas cośas, y son: 1) si es la tierra o la moneda lo que nos mantiene. 2) Cuála fue la cavśa de_las guerras entre la ĝente. 3) La raźón que antigamente ṿivían muchos años y agora son pocos. 4) Si fue la veluntad del Dio o la veluntad de_la ĝente a_que huƀiese la moneda en_el mundo»;17 en ella se plantea la contraposición entre la tierra y la moneda como fuente de la riqueza de un pueblo, haciéndose eco de la confrontación entre las dos escuelas económicas en boga en la primera mitad del siglo: la fisiocracia y el mercantilismo, respectivamente.

 

Si las relaciones comerciales favorecieron la vertebración de las numerosas comunidades sefardíes dispersas dentro (y fuera) del Imperio Otomano, el diasistema lingüístico judeoespañol desempeñó un papel igualmente destacado en dicha vertebración, con la difusión de la norma rabínica asociada a la literatura sefardí del momento, que llegó a constituir lo más parecido al estándar culto (Quintana Rodríguez, 2006: 107-109; García Moreno, 2011a: 10). Ahora bien, también la difusión de formas lingüísticas —digamos— subestándares —por cuanto aún no habían dado el salto a las obras impresas— vino determinada por las distintas rutas comerciales existentes. Así se explica, por ejemplo, que la zona comprendida entre Salónica, Belgrado y Ruse comparta una serie de rasgos lingüísticos ausentes en el resto del judeoespañol, por haber transcurrido por ella la ruta comercial más importante en la entrada y salida de mercancías del interior de los Balcanes a través del puerto de Salónica;18 una ruta que hasta finales del siglo xix estuvo controlada por sefardíes, y en cuyo trazado (e inmediaciones) habían surgido numerosas comunidades fundadas por sefardíes de Salónica dedicados al comercio o a las manufacturas relacionadas con este (Quintana Rodríguez, 2006: 309-310).

 

La Edad de Plata de las letras sefardíes: siglos xix y xx

 

En los casi tres cuartos de siglo que abarcan las últimas cuatro décadas del siglo xix y las tres primeras del xx, las letras sefardíes vivieron un nuevo florecer merced a la adopción de nuevos géneros literarios de corte europeo occidental —la prensa, la novela, el teatro o la poesía de autor—, que irán progresivamente sustituyendo a la literatura rabínica cultivada hasta el momento (Romero, 1992: 177—310).

 

En lo lingüístico, asistiremos a la contienda de normas (García Moreno, en prensa a) entre el modelo castizo que se resiste a desaparecer y los modelos neorrománicos emergentes (con el francés y el italiano a la cabeza), incluidos distintos intentos de rehispanización de la lengua sefardí —recastellanización según Quintana Rodríguez (1999)—, de alcance relativamente reducido.

 

En el ámbito socioeconómico, soplarán los aires de modernidad traídos por diversas escuelas occidentales paulatinamente implantadas en Turquía y los Balcanes, como las francesas de la Alliance Israélite Universelle, las italianas Dante Alighieri y las vienesas Camondo, entre otras (cf. Bürki y García Moreno, 2016b: 220).

 

Este amplio proceso renovador, que —como vemos— se dejó sentir en muy distintos ámbitos del mundo sefardí levantino, dará origen a la aparición de nuevos textos en una lengua sefardí renovada, donde la actividad económica de los sefardíes quedará reflejada y recibirá un nuevo impulso.

Así, entre los géneros importados y dentro de la producción literaria de carácter pedagógico —que había sido inaugurada por los misioneros protestantes llegados al Imperio Otomano a mediados del siglo xix— (Romero, 1992: 201), encontraremos también textos dedicados al comercio, como los dos volúmenes obra de Joseph Nehama, La correspondencia. Liƀro de cartas diversas y de comercho ... Parte prima y El comercho. Parte segunda. Las leis: cuestiones diversas que se atan al comercho (s. l., 1906).19 La actividad comercial, tan ligada a los sefardíes de todos los tiempos, salta ahora al currículo de los «elevos [fr./it. ‘alumnos’] de las escolas ĵudías de Oriente» a quienes leemos en su portada que iba dirigida la obra.

 

En el primero de los volúmenes, las citadas «Cartas de comercho» ocupan las páginas 37—60, seguidas (páginas 60—62) de una serie de modelos de documentos firmados, tales como órdenes de pago, reconocimientos de deudas, letras de cambio (denominadas ahora «cambialas», del it. sing. cambiale), así como certificados diversos (cf. Díaz-Mas y Madrid Álvarez-Piñer, 2014: 20). Reproducimos aquí uno de los modelos de órdenes de pedido que contiene:

 

Otro orden
Salonico, (data [it. ‘fecha’])
Se. . . .
                                                    Trieste

 

Uno de mis amigos me hiźo conocer vuestra caśa y me la recomendó de una manera particolar. >Esto me enga‘a [fr. ‘induce’] a rogarvos de espedirme los artícolos donde toparéš la lista indicativa incluśa a la preśente. Yo renovelaré [fr. ‘renovaré’] mis encomiendas [‘pedidos’] si me topo contento de la cualidad y de los precios de la ropa [‘mercancía’] que me emṿiaréš.

 

Adresad [fr. ‘enviad’] el conočimento [‘factura’] a la banca de Salonico. Yo versaré [fr. ‘abonaré’] el montante al arriƀo> [it. ‘llegada’] de la ropa.

 

Esperando aviśo de espedición, tengo el honor de saludarvos.

(firma)20

Como puede apreciarse, la rerromanización del judeoespañol del texto es más que patente, especialmente en el ámbito léxico: así, abundan los italianismos de nueva incorporación (como arriƀo, artícolos, particolar) y aún más los galicismos (donde [como pronombre relativo según el fr. dont], enga‘a, espedición, montante, renovelaré, versaré); y si la ausencia de hebraísmos podría explicarse en parte por la temática no judaica del texto, no podríamos hacer lo mismo para justificar la falta de turquismos.21

 

En el segundo volumen, tal y como se señala en la «Prefación», se pretende «dar una idea clara de_las diferentes cuestiones del comercho que se raportan [fr. ‘refieren’] a_la ley. [...] En meldando [‘leyendo’] este chico liƀro, cađa mercađer pueđrá conocer las principales leis [leyes] del comercho».

 

Para ello, el volumen se divide en los siguientes diez capítulos: I. «El comercio» (pp. 3—5); II. «Las societás» (pp. 5—8); III. «Efetos de comercio» (pp. 8—18); IV. «Las créƀitas [it. ‘quiebras’]» (pp. 19-25); V. «Las seguritás» (pp. 26-36); VI. «Doganas [it. ‘aduanas’], posta [it. ‘correo’], telégrafo» (pp. 36—48); VII. «Transporto» (pp. 48-54); VIII. «Ley soƀre el timbro» (pp. 54—56); IX. «Borsa [it. ‘bolsa’] y devdas públicas» (pp. 57—69), y X. «Las bancas» (pp. 69—72).

 

Si bien la composición y publicación de textos como estos muestran la buena salud del matrimonio entre el comercio y la lengua sefardí en los albores del siglo xx, no es menos cierto que la pujanza de otras lenguas vendrá poco a poco a socavar los cimientos, no solo de dicha unión, sino del propio judeoespañol y de la percepción que de él tenían sus hablantes. Así, sin ir más lejos, en el propio volumen de La correspondencia que acabamos de presentar, resulta especialmente sintomática una breve nota del autor colgada del encabezamiento «Chircolares [‘circulares’]» que abre la citada sección de «Cartas de comercho», y en la que leemos: «Ordinariamente, las circulares son redi‘idas [fr. ‘radactadas’] en lingua franceśa para que ellas puedan ser entendidas de todos los mercaderes de la plaza, ĵidiós o non ĵidiós».23

 

La —por otro lado y hasta cierto punto lógica— asunción de que no todos los vendedores del mercado eran sefardófonos como para entender textos en judeoespañol que buscaran ser de conocimiento público, contrasta con los testimonios de viajeros españoles de trescientos años antes que veíamos al principio de estas páginas y ―lo que resulta más importante― constata la supremacía del francés como lingua franca global del momento, también en el ámbito de los negocios.

 

Pero no solo el francés en el que se iban educando las élites intelectuales sefardíes suponía una amenaza para el judeoespañol dentro y fuera del ámbito comercial; también las lenguas nacionales de los distintos estados surgidos de la desmembración del Imperio Otomano desempeñarán un papel decisivo en su progresivo abandono. En lo que respecta a la actividad económica de los sefardíes, la importancia del conocimiento de alguna de estas lenguas se pone de manifiesto —por ejemplo— en anuncios y otras ofertas y demandas de empleo publicadas en la recién estrenada prensa en judeoespañol.

Así lo vemos en el siguiente anuncio de un profesor famoso por la enseñanza de idiomas, que también recibe alumnos internos:

AVISO

El onorado Sinior Profesor S. Polak lia es konosido an todos moestros Ermanos de el Danubio por su boena metoda y su Pedagogia, y koantos Elevos salieron adelantre que oi biven kon Onor. El Afirmado abaşo [‘el abajo firmante’] da a saver que todo ken gusta de enbiar asus kriaturas [‘hijos’] en esta Eskola onde que Ambezaran [‘aprenderán’] sinko Linguas las koalas: Ebraiko, Şpaniol, Nemsesko [‘alemán’], Vlahesco [‘valaco’] y Fransez.

Se aresiven sus kreaturas Internas kon un pressio konvenivle que seran Boeno miradas.

Todo el ken gusta se poede aderesar [‘dirigir’] ala Redacsion moestra;24 en esta oferta de empleo, en la que se busca un secretario políglota:

 

Demandan un empiegađo puđiendo haćer la correspondencia en francés y grego. La preferencia seá dađa al que conoce el turco y español,25 y en la siguiente demanda de empleo de un contable que hace valer su profundo conocimiento de las lenguas de la región:

 

Contable conociendo a fondo el búlgaro, el serbo, el español, y tuviendo nociones de francés, de italiano y de grego, demanda empiego. Muy buenas referencias.26

 

También en el caso del trabajo de las mujeres ―por lo general alejado de la esfera pública de la empresa y principalmente circunscrito a labores domésticas enfocadas muchas veces al ámbito de los cuidados―, el conocimiento de algún idioma y la posibilidad de enseñarlo podían ser una magnífica tarjeta de presentación. Así sucede en la demanda de empleo de una joven costurera judía que leemos en:

Una hia ĵudía capache [it. ‘hábil’] en diversos laƀoros de agua [‘costura’], y pudiendo dar liciones de grego, demanda un lugar en alguna familla ĵudía. Adresarsen al ĵornal [it. ‘periódico’].27

 

Aparte de por la publicación de anuncios como estos, la prensa en judeoespañol estuvo siempre muy ligada al mundo económico y comercial en el que se desenvolvía la burguesía sefardí. De este modo, no son pocas las publicaciones periódicas que ―desde su título o (sobre todo) desde su subtítulo― manifiestan su interés por la economía; así sucede, por ejemplo, con los periódicos La Época. Revista política, comercial y literaria (Salónica, 1875-1911); El Avenir [fr. ‘futuro’]. Ĵornal político, comercial y literario (Salónica, 1897-1916); El Comercial (Esmirna, 1906-1908); La Semana. Ĵurnal [ fr. ‘periódico’] político-comercial (Plovdiv, 1906-1907); El Paradiśo. Gaćeta política, literaria y comerciala (Jerusalén, 1909), en el Imperio Otomano, y La América. Ĵurnal ĵudeo-español oriental [...] periódico nacional, literario, político y comercial (Nueva York, 1911-1924), ya en las nuevas comunidades de emigrantes en EE. UU.

 

Pero tanto si la presencia de contenidos económicos o comerciales venía advertida desde la cabecera, como si no, la prensa sefardí informó puntualmente desde sus primeros tiempos, por ejemplo, del cambio de divisas (denominados «Cursos de_las valutas [‘valores’]»28 en El Correo de Viena [Viena, 1869-1884]) o de la evolución de precios de determinados artículos de exportación-importación (como encontramos en el «Boletino comercial»28 de La Época).

 

Asimismo, la prensa acogió en su seno la publicación de anuncios de distintos productos financieros, como el siguiente de una ampliación de capital de la

Socieđađ anónima otomana de
navegación en ríos y de irrigación
del Sisurlú (vilayet de
udavendiguiar)

 

Constituiđa por firmán [tc. ‘decreto’] imperial en data del 27 šaƀá 1320 (26 enero 1904) por un tiempo de 61 años.

 

Capital social: lir. tur. 110.000 o lir. sterl. 100.000, repreśentađo por 20.000 acciones de capital al portađor, de li. tur. 512, y de lir. ster. 5 cađa una, y 20.000 acciones de dividenda sin deśiñación de valor.

Tođo suscriptor tiene derecho a una acción de dividenda por cađa acción de capital que él suscriƀe.

Emisión de 13.334 acciones, las 6.666 acciones sien[d]o son atribuiđas a_los asociađos en repreśentación de sus capital metiđo en la masa [tc. ‘fondo’]. [...]29 o el de esta ―entiendo que― emisión de deuda pública, tras el crédito obtenido por el entonces ministro de Comercio otomano Mehmed Namık Paşa (1804-1892) de los famosos banqueros Rothschild de Londres:

 

Empréstimo [pt. ‘préstamo’] otomano

 

No hay dinguno que no se guste de la buena noticia que nos truǰeron las gaćetas ingleśas: Namic Pašá contrató con los señores Ročhild de Londra, un empréstimo de 2 miliones y sietecientas mil liras esterlinas. Una partiđa de este empréstimo será metiđo soƀre la plaza de Paríś para cađa uno que va reciƀir acciones a raźón de 6 por cien al año, empezando a contar del primo april, en taxa de 85 por ciento, pagaƀle asegún diremos:

15 por ciento

en afirmando:

10 ”

al primo mayo

20 ”

al ” yunio

20 ”

al ” lulio

20 ”

20 ”

Los intereses son pagaƀles cađa 6 meśes, que es al primo april y al primo octobre, sea a Paríś ande los señores hermanos Ročhild, al cambio fisađo de 25 francos la lira esterlina, sea a Londra ande los señores Ročhild y hijo, en liras esterlinas. La paga de la soma [fr. ‘suma’] entera de dito empréstimo será en tiempo de 15 años.30

 

Y, entre otras sociedades en acciones, también las compañías de seguros se anunciarán en la prensa periódica local, como vemos con la siguiente sociedad de servicios médicos de Sofía (Bulgaria) que oferta una «Suscripción»:

Se haće saƀer a todo pađre de familla que se fondó en muestra civdađ una societađ

La Hermandađ

 

Esta societad dará a_sus miembros médico y hechuriyas [‘medicamentos’] sin ninguna paga en tiempo de premura [‘necesidad’]. Esta societad traerá a sus miembros grandes avantajes [fr. ‘ventajas’].

 

Todo aquel que quere goźar de ansí unos avantaes se puede suscriƀir onde los señores afirmados abaǰo, lo más tadre hasta el 10 april.

Por suscriƀirse en la societad como miembro, prime [fr. ‘es necesario’] que pague 5 levos (bg. ‘levas’), los cualos servirán como fondo-capital de la societad.

 

De el diya que se formará la societad, pagará el miembro 5 levos al mes o 60 levos al año, y por este chico inporto [it. ‘importe’] tenerá la derechedađ [‘el derecho’], después de 3 meśes que se suscriƀió, de tener médico y hechuriyas gratis de la societađ.

Sofia, 12 marzo 1901. [...]31

 

Claro está que la publicación de prensa periódica era y es una actividad económica en sí misma, aunque no siempre todo lo rentable y agradecida que los directores y redactores de periódicos querrían (cf. Romero, 2007). Asimismo, la publicidad inserta en ella ―aparte de los ejemplos ya vistos― buscaba y busca la promoción de toda índole de productos (desde máquinas de coser hasta cigarrillos, pasando por medicamentos o cuchillas de afeitar) y servicios (médicos, de transporte, de restauración, etc.),32 principalmente con intención comercial, al tiempo que proporcionaba ingresos económicos a los responsables de los propios periódicos (Gieszinger, 2001: 2, apud Bürki, 2012: 116).

 

Ahora bien, en la medida en que dichos periódicos de finales del siglo xix y principios del xx consistían en una suerte de género contenedor de otros géneros, una especie de multitexto (Grosse y Seibold, 1996: 13, apud Bürki, 2006: 58) con contenidos no solo informativos, sino también literarios, comerciales, etc. ―recordemos los títulos y subtítulos vistos más arriba―, fueron activos responsables de los cambios en la norma culta del judeoespañol y un inmejorable vehículo para su difusión junto con los nuevos géneros literarios importados. En dicha difusión ―tanto de la propia prensa como de la norma lingüística predominante en ella―, las rutas comerciales desempeñarán nuevamente un papel fundamental y así, por ejemplo, el Danubio se convertirá en un importante eje de propagación de innovaciones lingüísticas entre los Balcanes y Centroeuropa, en ambos sentidos (Quintana Rodríguez, 2006: 309-310; García Moreno, 2013c: 68 y 2013d: 219).

 

A pesar de todo lo expuesto, la vida en los Balcanes desde fines del siglo xix se había vuelto cada vez más dura para sus habitantes y las constantes guerras en la zona habían arruinado el comercio, mayoritariamente en manos judías, como hemos señalado. Así las cosas, en las últimas décadas del siglo xix y primeras del xx se produjo una emigración masiva de jóvenes sefardíes con destino a Europa ―en especial a Francia―, África, las dos Américas y Palestina (Romero, 2008: 677-678).

Tal y como se recoge ampliamente en Romero (2008: cap. 15), las manifestaciones del momento del castizo género poético sefardí de las coplas ―que gozó de una inmejorable e ininterrumpida vitalidad entre los siglos xviii y xx (Romero, 1992: 141-176)― tratan con frecuencia de la emigración, así como de otras cuestiones de actualidad, incluida la sempiterna crisis económica por culpa de la guerra, a la que, por ejemplo, dedicó distintas composiciones el famoso coplero Yaacob Yoná (cf. Romero, 2008: 574-577).

 

Este proceso migratorio tuvo importantes consecuencias de signo contrario para el devenir de la lengua y la literatura sefardí en judeoespañol. Así, por ejemplo, en el caso de EE. UU. supuso inicialmente la creación de nuevas comunidades sefardófonas en Nueva York, Seattle o Los Ángeles33 y el inicio de la andadura de diversas publicaciones periódicas;34 pero la supremacía del inglés y los deseos de asimilación significarán a la postre la paulatina pérdida de hablantes de judeoespañol. Por su parte, en lo que se refiere a América Latina, la cercanía lingüística entre el judeoespañol y el español americano ―incluido el hablado en varios estados de La Unión―, aunque ofrecía importantes posibilidades a los emigrados, y así se hace explícito en diversos artículos de la prensa sefardí a ambos lados del Atlántico (cf. Romero, 2008: 702), como este aparecido en La América de Nueva York:

 

Y si estos ss. pensan haćermos bien a_cavśa de la lingua, les dećimos que nuestros ĵudiós haƀlantes solo el español, si encontran dificultad en sus emigrar en América a_cavśa de la lingua, ellos ya están topando el remedio de emigrar ande se haƀla la lingua española como Cuba, Texas y otros estados unidos ande se haƀla el español, ansí que en Panamá, México, Perú, Chile, Braśil, Argentina, etc. en la América del Sud,35 igualmente acabó suponiendo la pérdida de la singularidad lingüística judeoespañola en un ambiente hispanófono general (Hassán, 1995: 124 y 131).

 

La agonía del judeoespañol en los siglos xx y xxi

 

Varios son los factores que ―como en parte ya hemos apuntado― han determinado la actual situación de agonía lingüística del judeoespañol.36 El bilingüismo ―o, incluso, multilingüismo― de las élites culturales sefardíes que hemos señalado más arriba, que sin duda constituyó en su momento una herramienta para el progreso social y económico, devino finalmente en una minusvaloración por sus propios hablantes de la lengua asociada tradicionalmente a la identidad de la nación sefardí: el judeoespañol. A ello contribuyó también la pujanza de las lenguas nacionales en los nuevos estados surgidos tras las desmembraciones del Imperio Otomano, incluidas el turco en la República turca, o el hebreo moderno en el Estado de Israel, tras su fundación en 1948.

Ahora bien, la presión de otras lenguas no explicaría en sí misma la ruina de la lengua sefardí; pues aunque no con la vitalidad e instrumentos uniformadores modernos (ciudadanía, sistema educativo, servicio militar obligatorio, etc.), dichas lenguas ―o muchas de ellas― siempre habían estado ahí, modelando el judeoespañol en algunos ámbitos, pero sin menoscabar su estatus de lengua de las comunidades sefardíes.

Como hemos señalado más arriba, el judeoespañol supuso durante siglos un potente elemento vertebrador de la red de comunidades sefardíes dispersas por el Levante mediterráneo y los Balcanes, favoreciendo el intercambio cultural y comercial entre ellas; de manera que, con la desaparición de muchas de dichas comunidades, el vínculo lingüístico, determinante en el pasado, pasó —valga la redundancia— a ser innecesario. Dicha desaparición se produjo de muy distintos modos. Especialmente dramático es el caso de comunidades numerosas como la de Salónica, tristemente famosa por haber sufrido ―junto a otras de Grecia, Rumanía y la ex Yugoslavia― el exterminio nazi durante la Segunda Guerra Mundial, con la consiguiente drástica reducción del número de hablantes de judeoespañol. Pero también la comentada asimilación lingüística ―ya fuera en enclaves históricos de asentamiento sefardí (como Bulgaria o Turquía) o en las nuevas tierras de promisión (como Europa occidental, las dos Américas e Israel) de resultas de la emigración― significó la progresiva desaparición de importantes comunidades de hablantes.

De todo ello ha de entenderse que ha sido precisamente la falta de una utilidad clara (o una necesidad) para el mantenimiento del judeoespañol lo que, en definitiva, ha determinado en las últimas décadas el paulatino y casi total abandono como lengua viva, en el que se encuentra en la actualidad.

Notas

·         (1) El presente trabajo se enmarca dentro de las labores del Proyecto de Investigación del Plan Nacional «Sefarad, siglo xxi (2017—2020): Edición y Estudio Filológico de Textos Sefardíes» (ref. n.º. FFI2016—74864—P), financiado por el MINEICO.Volver

·         (2) En Gonzalo de Illescas, Segunda Parte de la Historia pontifical y católica... Zaragoza, Domingo de Portonaris, 1583, fol. 137v. Volver

·         (3) Para otros testimonios similares sobre la pujanza del español en el Mediterráneo, especialmente en el ámbito de las relaciones comerciales, véase Minervini (2008: 35).Volver

·         (4) Si no estrictamente en judeoespañol, al menos sí en un especial español de judíos se han conservado abundantes documentos del siglo xvii pertenecientes a la comunidad sefardí de Pisa que incluyen —entre otros― numerosos inventarios de bienes: para una descripción general de los documentos, véase Ariza (2012); cuatro de estos inventarios han sido editados y estudiados en Cuadros (2016). Para la caracterización de los usos lingüísticos de los judíos ibéricos asentados en Italia, véase Minervini (1994).Volver

·         (5) Para la presentación de textos sefardíes originalmente escritos en aljamía hebrea, sigo el sistema de transcripción del CORHIJE (2013-), detallado en http://recursos.esefardic.es/corhije. Incluyo entre corchetes la traducción de aquellas palabras de difícil comprensión, con indicación de la lengua de la que están tomadas mediante las siguientes abreviaturas: bg. = búlgaro, ct. = catalán, fr. = francés, hb. = hebreo, it. = italiano, pt. = portugués, sc. = serbo-croata, tc. = turco y vn. = veneciano.Volver

·         (6) En Šemuel ben Mošé de Medina, Šeelot uTešubot. Tešubot beTur «ošen Mišpat», Salónica, 1595, n.º 33, fol. 23v—a; editado en Benaim (2012: 239) con otro sistema de transcripción.Volver

·         (7) En Šemuel ben Mošé de Medina, Šeelot uTešubot. Tešubot beTur «ošen Mišpat» (Salónica, 1595), n.º 95, fol. 73v—b; publicado por Benaim (2012: 253) con otro sistema de transcripción.Volver

·         (8) Sobre la llamada Lingua Franca del Mediterráneo (también conocida como sabir), véase el clásico de Kahane y Tietze (1958).Volver

·         (9) En Ya‘acob Julí, Me‘am lo‘eź Šemot, Constantinopla, 1733, fol. 231r; editado en García Moreno (2004: 93) con otro sistema de transcripción.Volver

·         (10) Tal es precisamente el epígrafe que se inserta en Berenguer Amador (2016: 36).Volver

·         (11) En David M. Atías, La güerta de oro, Liorna, 1778, fol. 3r; apud Berenguer Amador (2016: 36), donde se edita con otro sistema de transcripción, que modifico (passim). La cursiva es mía.Volver

·         (12) En Atías, La güerta de oro, fols. 8v-9r; apud Berenguer Amador (2016: 46—47). También aquí el subrayado es mío.Volver

·         (13) En Atías,La güerta de oro, fol. 59v; apud Berenguer Amador (2016: 172).Volver

·         (14) En Atías, La güerta de oro, fols. 59v-60r; apud Berenguer Amador (2016: 173).Volver

·         (15) En Atías, La güerta de oro, fol. 60r; apud Berenguer Amador (2016: 174).Volver

·         (16) En Atías, La güerta de oro, fol. 61v; apud Berenguer Amador (2016: 177).Volver

·         (17) En Atías, La güerta de oro, fol. 34r; apud Berenguer Amador (2016: 109). La disputa se extiende hasta el fol. 36v.Volver

·         (18) Así queda de manifiesto en varios de los hechos fonéticos compartidos con el judeoespañol de Salónica que, ca. 1815, ofrece la copia manuscrita del (Séfer) Sipur maljé ha‘otmanŷic llevada a cabo en la ciudad búlgara de Kazanlak, perteneciente a dicha área (vid. García Moreno y Orfali, 2018: 59—62 y 65—66).Volver

·         (19) Seguimos la datación propuesta en Díaz—Mas y Madrid Álvarez—Piñer (2014: 11), aunque en la correspondiente ficha catalográfica de la Bibliography of the Hebrew Book, disponible en línea en: http://aleph.nli.org.il:80/F/?func=direct&doc_number=
000308735&local_base=MBI01 
, se señala: [Sofía, ca. 1910]; dato también recogido por las autoras (Díaz—Mas y Madrid Álvarez—Piñer, 2014: 12, n. 4). Una copia digital de los ejemplares de la Biblioteca Tomás Navarro Tomás del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC de cada uno de los volúmenes está disponible en la colección Simurg, fondos digitalizados del CSIC, disponible en: http:simurg.bibliotecas.csic.es.Volver

·         (20) En Joseph Nehama, La correspondencia. Liƀro de cartas diversas y de comercho ... Parte prima, s. l., 1906, p. 52; cf. Díaz—Mas y Madrid Álvarez—Piñer (2014: 122), donde se edita con otro sistema de transcripción.Volver

·         (21) A pesar de lo dicho, en el propio «Léxico (šoréš)» incluido a dos columnas al final del primer volumen (pp. 63—64), sí encontramos varios casos en que un neologismo romance se explica recurriendo a turquismos o hebraísmos, como en: «intentar — haćer davá [tc. dava ‘proceso’]»; «insistir — meter inad [tc. inat ‘insistencia’]» y «dudar — tener safec [hb. קפס ‘duda’]» (las tres en p. 63a); «novedad — aber [tc. haber]» y «circuncisión — berit [hb. תירב ‘pacto’]» (en p. 63b), y «fatura – cuento, ešbón [hb. ןובשח ‘cuenta’]» y «procheso – davá» (en p. 64a).Volver

·         (22) En Joseph Nehama, El comercho. Parte segunda. Las leis: cuestiones diversas que se atan al comercho, p. [2].Volver

·         (23) En Joseph Nehama, La Correspondencia, p. 37, n. 1; cf. Díaz—Mas y Madrid Álvarez—Piñer, 2014: [105], n. 54).Volver

·         (24) En el Luzero de la Pasensia, de Turnu-Severin (Rumanía), n.º I/2 (08/12/1885), p. 32. Mantengo la grafía latina original del texto. Volver

·         (25) En La Época, de Salónica, n.º XXIX/1428 (26/02/1904),p. 10c. Volver

·         (26) En La Época, de Salónica, n.º XXXII/1594 (07/06/1907), p. 11c. Volver

·         (27) En La Época, de Salónica, n.º XXVII/1340 (23/05/1902),p. 3c. En Bürki y García Moreno (2016a: 164) se recogen dos anuncios más, en que los conocimientos de costura e idiomas ―en este caso, francés― se exigen o alegan como mérito para el empleo de sendas mujeres como institutriz y maestra, respectivamente. Volver

·         (28) Algo parecido encontramos también en el anuario titulado Almanac iśraelit 5683. Recoļlo [‘recopilación’] de conocencias [‘conocimientos’] literarias, históricas, económicas, ĵudías y ĝenerales (Salónica, 1922). Volver

·         (29) En El Correo de Viena,n.º I/5 (01/03/1871),p. 8ab. Volver

·         (30) En la Gaćeta de Costandina. Or Yisrael, de Constantinopla,n.º II/5 (27/04/1854)p. 1a-b. Volver

·         (31) En El Eco ĵudaïco, de Sofía, n.º I/5 (15/03/1901), p. 40bc. El texto se completa con los nombres de los seis miembros del llamado «Comité provisorio», que omito. Volver

·         (32) Para una visión general (con ejemplos) del impacto de la publicidad en la modernización de los judíos sefardíes, véase Abrevaya Stein (2003). Para sendos cuadros resumen de distintos productos y servicios publicitados en la prensa sefardí como avisos o reclamos, véase Bürki (2012: 117-120 y 126-127, respectivamente). Para más ejemplos concretos de textos publicitarios y para publicitarios ―pues no siempre la frontera está tan clara―, véanse García Moreno (2011b; 2013a; 2013b: 52-54, y en prensa b); Bürki (2012: 121-126 y 130-135); Bürki y Sánchez (2012); Díaz-Mas (2013); Romero y García Moreno (2013: 130-134), Bürki y García Moreno (2016a y b) y García Moreno y Mancheva (en prensa)Volver

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