domingo, 3 de noviembre de 2024

 

La esclavitud en los imperios coloniales americanos: tráfico y mercados

http://joseantoniobru.blogspot.com/2010/03/espana-y-la-esclavitud-canovas-del.html

 

El presente trabajo trata de ofrecer una visión global del fenómeno de la esclavitud en la Edad Moderna y en particular referida al continente americano. Del mismo modo, explora el papel de la esclavitud en el desarrollo y consolidación del sistema económico capitalista en el mundo moderno y el papel que pudo haber jugado en el ámbito de la naciente ciencia económica.


Por otra parte se analiza el papel jugado por la introducción del modelo de explotación económico basado en la plantación, un sistema transversal en todos los territorios colonizados de América fueran españoles, portugueses, holandeses, franceses o británicos y clave en la producción en masa de los exportables tabaco, azúcar, y cacao .


Por último, analiza la posición de los intelectuales europeos ante la esclavitud y concluye que en ningún momento hubo una condena explícita y radical de este fenómeno, que desaparece posiblemente por su agotamiento económico y social.

Introducción

1La esclavitud es una institución muy antigua que está profundamente arraigada en la historia humana y que evoluciona adoptando diferentes formas y pervive mas allá de las proclamaciones sobre su extinción o desaparición que algunos organismos internacionales emiten. En el caso europeo, la aceptación de la esclavitud (bajo sus diferentes formas, de servidumbre, propiedad, o simplemente sometimiento forzado por la guerra) formaba y en cierta medida sigue formando parte de la tradición cultural y de la conformación del discurso religioso y social. La denominación de esclavos o siervos forma parte del lenguaje escatológico de todas las grandes religiones monoteístas (esclavos o siervos de Dios) y hasta fines del siglo XIX (incluida la Rusia Zarista) Europa mantuvo legalmente la esclavitud como forma de explotación del trabajo y ejercicio del derecho de propiedad sobre las personas. La Iglesia Católica condenó oficialmente la esclavitud en 1839, después de haberla avalado durante casi dos mil años. El Rey Católico (España) concedía asientos de negros desde 1515 y el Rey Cristianísimo (Francia) iba a la guerra para asegurarse el mercado africano, en tanto que el león inglés, desencadenaba una guerra sin cuartel para expulsar del tráfico a españoles, portugueses, holandeses, y franceses. Durante la segunda mitad del siglo XVII y a medida que España abandonaba las islas menores del Caribe, ingleses, holandeses y franceses las ocupaban para desarrollar una economía colonial basada en la explotación de los esclavos negros. España se limitó a mantener las grandes Antillas en las que continuó con una economía tradicional de cultivos forrajeros, cerealistas y de ganadería. Será necesario llegar al último tercio del siglo XVIII para que se inicie una economía de plantación en Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo1.

 

2Entre 1500 y 1750, la población indígena de la América Española cayó de 41 millones a 13. A partir del siglo XVII el promedio anual de esclavos introducidos en la América Española era de 15.000 individuos frente a los 4.000 inmigrantes de España. Hasta 1800 se introducen en América 8,3 millones de esclavos. A lo largo del siglo XVII se produce un incremento constante de la piratería, de la competencia comercial entre Francia, Inglaterra y Holanda y del riesgo de guerra, con una disminución de los beneficios extraídos de la economía colonial. Dado que la balanza de comercio en Asia era negativa para Europa, se hace un mayor esfuerzo en América y El Caribe, lo que provoca un aumento del precio de los esclavos. Pese a la superioridad tecnológica europea, la economía esclavista siguió progresando en los dominios coloniales europeos en América y El Caribe. En esta etapa la América Española y Brasil se integran en el Sistema Económico Mundial.

3La conquista y colonización provocó una destrucción dramática de la población americana. La recuperación demográfica se produce muy lentamente y además, los colonizadores se enfrentan a un problema insoluble, pues la población india, que inicialmente no podía ser esclavizada, no aportaba la fuerza de trabajo necesaria para llevar a cabo una transformación del sistema económico americano hacia una economía de corte mediterráneo. En México central la población indígena en 1500 se estima en 25 millones. En 1519 solo había 17 millones y en 1548 ya solo restaban 6 millones, en 1568 3 millones y a principios del siglo XVII ya solo quedaban 2 millones. En la segunda década del XVII quedaban 750.000 indios. En 100 años habían desaparecidos 24 millones de personas. En Perú se estiman en 9 millones la población indígena al tiempo de la conquista y en 1570 solo restaban 1,3 millones. La población india de Nicaragua fue sometida a esclavitud, unas 448.000 personas y conducidas a Perú para la explotación de las minas. Del mismo modo, en Yucatán y en Honduras la población india fue trasladada en masa a Cuba para la explotación de la caña en las plantaciones. Vázquez de Espinosa consigna en 1628 un mínimo de 75.000 españoles en una población de 450.000 habitantes en las Indias Occidentales. La guerra entre insumisos y población colonizada fue también un factor de contracción demográfica sobre todo en América Central (Guatemala y Nicaragua). El uso de la población india para el trabajo en las minas como esclavos forzados, contribuyó a su desaparición, aunque los gobernadores españoles pidieron al rey normas de protección para los indios que efectivamente se promulgaron. La minería aceleró el declive demográfico, pero no fue la causa que la desencadenó. Factores muy importantes fueron la reducción de la fecundidad y el aumento de los suicidios de la población indígena unidos a las epidemias de sarampión, fiebre amarilla y tifus que terminaron por devastar a la población y sobre todo, la llegada de la gripe en 1558, para la que los americanos no tenían defensas2.

4La inmigración española nunca pudo compensar el déficit demográfico provocado por la conquista. Castilla, como potencia titular de los derechos de colonización, prohibió la emigración de moros, judíos, gitanos y condenados por La Inquisición. Los extranjeros estaban también vetados y al comienzo los ciudadanos del Reino de Aragón (aragoneses, catalanes y valencianos) tampoco podían ir a América. P. Boyd-Bowman, trabajando con diferentes fuentes en el Archivo de Indias (Registro de viajeros, Despacho de barcos y censos) ha estimado que a lo largo del siglo XVI emigraron a Las Indias Occidentales 243.000 españoles y que hasta 1650, lo hicieron 195.000 más. Ambas cifras eran totalmente insuficientes para cubrir las necesidades demográficas.

La esclavitud en la Era Moderna

5Aunque no es una cuestión exclusivamente europea, si podemos afirmar que en la época moderna la esclavitud fue una política deliberada de Europa para satisfacer sus demandas de mano de obra de cara a la explotación de los territorios colonizados en América, aunque esto no excluye acciones esclavistas en Extremo Oriente (Malasia, Indonesia y Filipinas). La organización del comercio de esclavos es un fenómeno de gran complejidad que requería la movilización de importantes recursos de capital, barcos, marinos, bases en las zonas de compra y puntos de destino con mercados seguros. Por supuesto tiene que ser un buen negocio en un mundo que despierta al incipiente capitalismo comercial. Los esclavos eran bienes de capital si los observamos desde una perspectiva económica moderna aunque para los colonizadores eran pura y simplemente fuerza de trabajo, brazos para recolectar caña, trabajar en las minas o transportar ganado. Castilla, la principal potencia colonizadora a fines del siglo XV estableció un monopolio sobre la trata de esclavos con destino a América, aunque inicialmente ese tráfico se dirigió hacia las Islas Canarias donde comenzó a explotar la caña de azúcar a gran escala. Se trató del sistema de asientos que duró hasta finales del siglo XVIII, ya que desde que el Reino Unido prohíbe el tráfico desde África, no se podían importar. Las cifras iniciales son relativamente pequeñas; 75.000 personas a lo largo del siglo XVI y 125.000 entre 1600 y 1650. En 1501 los Reyes Católicos dieron la primera licencia para trasladar esclavos negros desde África a América; en 1510 dieron licencia para 50 esclavos; en 1518 crearon el sistema de asientos y en 16183 los ingleses crean la Royal Adventures Trading to África Co y establecen Fort James en la actual Gambia. En 1621 se crea la Dutch West India Co. Holandesa y en 1672 se le otorga el monopolio del comercio de esclavos a la Royal African Co. inglesa. En 1673 Francia constituye la Compagnie du Senegal. En 1676 se produce la primera rebelión antiesclavista en la Colonia de Virginia. En 1698 la Royal African Co. pierde el monopolio. A lo largo del siglo XVII es cuando se desarrolla el comercio de esclavos africanos con América y cuando las potencias europeas tratan de monopolizar este mercado que principalmente estaba en las colonias españolas y portuguesas de América4. Será a partir de la segunda mitad del siglo cuando las incipientes colonias inglesas y francesas van a demandar un número creciente de esclavos.

6La organización del tráfico exigía la disponibilidad de puertos seguros y permanentes en África desde donde proceder a embarcar los esclavos y desde el rio Senegal al Norte y Benguela al Suroeste, se establecieron fuertes e instalaciones de almacenaje en Senegambia, Sierra Leona, la Costa de los Esclavos, la Costa de Oro, el Golfo de Benin, el Golfo de Biafra y África Central y Occidental. Aprovechando las guerras tribales, e incluso estimulándolas, los europeos se aseguraban un número de esclavos importante. Aunque el tráfico existía desde el siglo XVI la realidad es que será en el siglo XVII cuando se va a desarrollar en gran escala. No creo que existan otras razones que no sean la búsqueda de beneficios entre unos capitalistas que habían sufrido las serias consecuencias de la acumulación de crisis económicas y políticas en Europa. Pero además suponía un nivel de organización y disciplina muy alto. Los buques negreros y sus capitanes y oficiales eran responsables ante los armadores del rendimiento de una importante inversión y por lo tanto estaban obligados a asegurar la llegada del mayor número de esclavos posibles a América. Hasta la aparición de los primeros movimientos antiesclavistas en Inglaterra a fines del siglo XVIII, la esclavitud es un negocio respetable y los estados se sirven de sus ventajas y aunque en algunos casos (Holanda por ejemplo) intentaron justificar sus actividades negreras en difusos argumentos racistas e incluso bíblicos, no tuvieron escrúpulos para llevar adelante este infame comercio, que está en el origen de la economía capitalista moderna.

7Así pues abordar este problema desde un enfoque de historia económica supone plantear los fundamentos de la economía europea entre los siglos XVI y XVIII y los problemas que encontraron a la hora de colonizar los nuevos territorios de América, Asia y África ocupados, cuando vivían de las ideas y de la práctica del mercantilismo. Una época de declinación de la industria, de malas cosechas y de emigración de la población urbana al campo; epidemias y hambrunas determinaron la emigración a las colonias de una parte sustancial de la población europea. Europa no permitió el desarrollo de la agricultura africana en detrimento de su agricultura colonial. Va a ser en la segunda mitad del siglo XVII cuando se, va a poner en marcha la economía colonial de plantación junto al resto de actividades productivas. Minas, ganadería, actividad forestal, pesquerías, caza etc. A partir de esa fecha la producción y exportación de azúcar, tabaco y posteriormente ron constituyen el grueso de las exportaciones americanas a las que se agregará el café y el cacao.

8La actividad de las plantaciones absorbió casi el 90% de los africanos llevados a América dedicando el resto a actividades domésticas, ganadería y actividades urbanas. Sin embargo en los comienzos de la economía esclavista en América se producía un exceso de mortalidad derivada de diferentes causas (suicidio, enfermedades epidémicas, alimentación deficiente y agotamiento), pese a lo cual la economía de plantación crecía con incremento de nuevas áreas. El cultivo de la caña de azúcar arrojaba el índice más alto de mortalidad de los esclavos. Brasil y El Caribe eran los puntos de llegada más importantes de llegada de esclavos5 representando respectivamente un 45,5% y un 37,3%. A los territorios españoles llegaron aproximadamente 1,5 millones de esclavos entre 1520 y 1867 y 566.000 esclavos fueron desembarcados procedentes de Jamaica (británica) y Brasil. No existía reserva moral para usar a los esclavos pues los Jesuitas empleaban en sus granjas a miles de esclavos. Durante el siglo XIX 750000 esclavos fueron desembarcados en Cuba y Puerto Rico, donde las plantaciones de caña, café y tabaco crecían al ritmo de la disponibilidad de mano de obra esclava. De igual modo, se utilizó a comienzos del siglo para la explotación de las minas en Bolivia y Perú y en los grandes ranchos ganaderos del Rio de la Plata.

9La organización del tráfico seguía una pauta triangular en el hemisferio Norte y bilateral en el sur. Los barcos transportaban mercancías que podían ser intercambiadas por esclavos en África (bebidas alcohólicas, tabaco, armas, telas y abalorios). Una vez cargados los esclavos eran transportados y vendidos en América y allí se cargaba azúcar, tabaco, cacao pieles, plata, oro, madera, etc. En la ruta del sur el tráfico era bilateral; los barcos navegaban desde América a África donde intercambiaban ron por esclavos y a veces también tabaco. El monopolio español representado por el sistema de asientos se mantiene hasta el año 1789 en que se acepta el libre comercio de esclavos.

10A medida que la situación económica empeoraba en Europa y se instalaba una fuerte inestabilidad política y social, se incrementaba la presión sobre las colonias americanas como posibles fuentes de rentas y de negocios con rentabilidad elevada ( se supone que la rentabilidad media del negocio esclavista fue de un 10% del capital invertido entre los siglos XVII y XVIII).La rentabilidad la medimos comparando el monto de la inversión en la adquisición de los esclavos, con los beneficios por viaje una vez vendidos los esclavos en los mercados de destino, que con frecuencia se beneficiaba del crédito concedido por banqueros. Para el comprador de esclavos estos eran considerados un bien de capital, que era necesario amortizar. Para el vendedor, su beneficio era la diferencia entre el coste de adquisición y el de venta.

11No existe una literatura antiesclavista que critique el comercio esclavista o contra la explotación de los esclavos africanos en América. Los frailes Tomás de Mercado (dominico) y Luis de Molina (jesuita) son las voces solitarias que critican esta situación, pero no la esclavitud, como tampoco lo habían hecho los juristas del siglo XVI tales como Suarez, Vitoria o Soto. Será necesario esperar al siglo XVIII para encontrar alguna referencia a los aspectos económicos de la esclavitud, tanto en los autores españoles como europeos. No se plantean cuestiones morales en relación con el tráfico de esclavos, solo se discute el mayor o menor coste de la mano de obra esclava respecto de los trabajadores libres. Estas consideraciones las realizan Adam Smith y Du Pont de Nemours en la segunda mitad del XVIII, cuando solo Campomanes en España es el único que se plantea la oportunidad del asiento de negros.

12La función del estado en la trata de esclavos se entiende como únicamente regulatoria y así entre 1641 y 1650 se suspendió el comercio en Europa como consecuencia de la guerra y la crisis económica. A partir del Tratado de Utrecht de 1713 el monopolio de la introducción de esclavos en la América española lo consigue Inglaterra que se lo entrega a la Compañía de los Mares del Sur que coloca factores en numerosos puertos coloniales (Campeche, Veracruz, La Habana, Cartagena, Portobelo, Panamá, Caracas y Buenos Aires) abriendo el mercado colonial al contrabando practicado por los barcos del asiento.

13Durante mucho tiempo existió un exceso de oferta de esclavos hasta que se empezaron a roturar y explotar los nuevos cultivos tropicales como la caña, cacao, café y tabaco, que equilibraron demanda y oferta en la segunda mitad del siglo XVIII. De acuerdo con el censo elaborado por De la Torre en 1774 el 44% de la población de la isla de Cuba era negra y en 1817 ese porcentaje había subido al 57% de la que los esclavos eran el 49%.

14Hacia 1800, Hispanoamérica contaba con una población de 13,5 millones de habitantes frente a los 10,5 de la España metropolitana. En Brasil se había exterminado a la población indígena (Tupinambá, y Caeté). La población esclava tenía tasas de fertilidad bajas y de mortalidad altas lo que explica que sobre una población total de 3.596.132 habitantes en 1819 de los que 1.107.389 eran esclavos (30,79%).

15Los esclavos fueron utilizados también en oficios urbanos y domésticos, convirtiéndose en habitantes de las ciudades coloniales y llegando a representar proporciones considerables de sus poblaciones. La magnitud del número de esclavos transportados a América y su integración en las sociedades coloniales ya hablemos de España, Portugal, Inglaterra o Francia, y por supuesto también Holanda, indica que la economía colonial y la explotación de los recursos coloniales habrían sido impensables sin el concurso de los esclavos. Desde este enfoque, el debate económico tanto desde un punto de vista teórico, como de política práctica pasa a un segundo plano, ya que para las metrópolis coloniales no existía una alternativa a la esclavitud de los africanos.

La esclavitud en la teoría y en la política económica del Antiguo Régimen

16Resulta cuanto menos sorprendente, que una actividad económica de la importancia de la esclavitud simplemente no exista para la historiografía española y para la mayor parte de la europea. Por ello no es extraño, que tampoco ocupe espacio en las obras económicas pioneras y en los tratados económicos clásicos. Tratándose de un problema de comercio, sobre todo de libertad de comercio, la cuestión de la esclavitud aparece vinculada a operaciones como el asiento de negros, o al conflicto con Portugal sobre su monopolio para obtener esclavos en la costa occidental de África.

17Resulta difícil imaginar cómo fue posible en el plazo de cincuenta años introducir masivamente una fuerza de trabajo en América sacada de su espacio vital en África, desconocedora del idioma, con hábitos de vida diferentes y con un desconocimiento absoluto de las formas de trabajo productivo de las sociedades coloniales. Porque la esclavitud de los africanos fue, ante todo un fenómeno de la historia colonial, en el que España tiene el dudoso honor de ser la potencia pionera en la regulación del régimen legal de los esclavos.

18La moderna esclavitud se desarrolla por espacio de trescientos años y convive con los cambios sociales y económicos de la era Moderna, los progresos de la Ciencia y la Tecnología y la formación de la economía capitalista a fines del siglo XVII en Holanda. Es ante todo un fenómeno capitalista, ya que los esclavos fueron considerados una inversión y como tal un activo amortizable con independencia de la literatura alrededor de la tragedia que comportó. Tal es así, que en 1833 Gran Bretaña pagó veinte millones de libras esterlinas a los 3000 empresarios esclavistas caribeños para compensarlos por la emancipación de sus esclavos. Hay que tener en cuenta que durante la Guerra Peninsular contra Francia de 1808 a 1814, Gran Bretaña presto una ayuda militar a España valorada en veinte millones de libras esterlinas. Sin embargo los Estados Unidos no pagaron compensaciones a los propietarios de esclavos después de la emancipación. Pero a fines del siglo XVIII todos los datos apuntan a que la esclavitud había iniciado una lenta decadencia en EE.UU. pues las zonas tabaqueras denotaban un fuerte agotamiento de la tierra, por lo que la explotación agrícola se reorientó hacia la producción de algodón. En 1790 se inventó la rueca algodonera y en la primera década del XIX se produce un desarrollo espectacular de la producción, alcanzando el precio de la tierra los mayores niveles de la historia.

19El algodón producido en el sur de Estados Unidos en más de un 85% se embarcaba para Gran Bretaña. Los bancos británicos anticipaban millones de libras a los propietarios de las plantaciones esclavistas, créditos con los que hacían frente a todas las necesidades anuales, a cambio de la venta exclusiva de la cosecha de algodón. La población esclava era de cuatro millones con un valor estimado de tres mil millones de dólares de 1860 una cifra mayor que toda la inversión en los ferrocarriles de los EE.UU.

20La disponibilidad de tierra fértil y mano de obra esclava eran los requisitos previos al desarrollo de la industria azucarera. Los canarios fueron los instructores de los responsables de los nuevos ingenios en Cuba, y Venezuela y además instruyeron a los esclavos traídos expresamente para este fin. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de la tierra tenía que ser ganada a pantanos, marjales y bosques, trabajos muy penosos y peligrosos para los que ningún trabajador estaba dispuesto6.

21¿Qué tipo de trabajo era más eficiente; el del esclavo, o el del hombre libre? Esta pregunta fue contestada por Adam Smith y Du Pont de Nemours de forma inequívoca; el hombre libre es más eficiente, pero el esclavo asume tareas que jamás asumiría el hombre libre.

22El otro problema que discutieron los clásicos, especialmente Adam Smith que lo combatió permanentemente era, la existencia del monopolio tanto en el tráfico esclavista como en el comercio de las colonias relativo al azúcar. Se daba una situación paradójica en las relaciones entre las colonias continentales y las insulares. Estas últimas eran más eficientes en la producción de azúcar a partir de la 2ª mitad del siglo XVII y eran además el principal mercado de consumo de la producción de alimentos y manufacturas de Nueva Inglaterra (Massachusetts, Nueva York, Maine, Virginia), compitiendo ventajosamente con los productos de la metrópoli, que tenía que comprar su azúcar más caro que el producido en las Antillas francesas y posteriormente en Cuba. Esta situación se mantendría hasta la independencia de las trece colonias en 1779 y a partir de la separación, las voces en Inglaterra en contra del monopolio de las Antillas inglesas sobre el azúcar fueron cada vez más poderosas consiguiendo que Pitt (el Joven) apoyase abiertamente la emancipación de los esclavos.

23Las diferencias de productividad de los esclavos de las plantaciones francesas de Sto. Domingo, y Martinica con los equivalentes de Jamaica, Barbados y Antigua a favor de los primeros era de 5 a 1. Las razones que lo explican no están claras y en la historiografía no se ha aportado una explicación concluyente, pero esa era la realidad. Esto determinaba enormes diferencias de las tasas de beneficios de unas y otras, La Guerra de los Siete años entre 1756 y 1763 por lo que se refiere al escenario del Caribe fue, ante todo, una guerra del azúcar. El comercio en el Caribe fue un argumento decisivo para el mantenimiento del tráfico de esclavos.

24“La independencia norteamericana destruyó el sistema mercantil y desacreditó el viejo régimen. Coincidiendo con las primeras etapas de la Revolución Industrial, estimuló ese sentimiento creciente de disgusto por el sistema colonial. Sentimiento que Adam Smith7 propagaba y que se elevó en un verdadero crescendo de denuncias en el momento culminante de la era del libre tráfico”.

25El Acta de Navegación inglesa era el principal obstáculo para aceptar el libre tráfico por lo que el nuevo estado, los Estados Unidos de América se convirtieron en el principal transportista naval.

26De lo expuesto hasta este momento se desprende que no existió un debate académico, intelectual o político sobre la esclavitud que cuestionara su existencia, o que simplemente se opusiera a tamaña iniquidad. Cuando los británicos se vieron desbordados por la independencia americana se plantearon producir el azúcar en la India aunque esto nunca fue una solución realista pues los costes de producción y transporte desde el subcontinente lo hacían inviable. Los clásicos trataron el problema dentro del esquema general de la economía tal como la entendía Adam Smith en la Riqueza de las Naciones y en buena medida, el movimiento abolicionista fue la consecuencia lógica de la pérdida de interés económico de la esclavitud como recurso productivo. Los estados que como Portugal y España mantuvieron el sistema esclavista con carácter endogámico, puesto que después de la abolición no había la posibilidad de mantener un tráfico de esclavos africanos, solo ponían de manifiesto su importante atraso tecnológico y su incapacidad para el desarrollo industrial de sus economías.

27La introducción del algodón y su cultivo en gran escala en el primer cuarto del siglo XIX, fue el soporte fundamental del mantenimiento del Sistema Esclavista en los EE.UU. y por supuesto el apoyo financiero que Gran Bretaña brindó a los propietarios de plantación a cambio del monopolio sobre el mercado del textil. Posiblemente la peor época de la esclavitud contemporánea coincide con este periodo y es la que ha dado lugar a la literatura antiesclavista más importante. Toda la evidencia empírica disponible, así como las fuentes de información estadística indican que no existía atraso tecnológico en la economía de plantación algodonera en los EE.UU. especialmente después de la introducción de máquinas como la desmotadora mecánica. El nivel de renta per cápita de los estados del Sur era superior al Norte. El movimiento abolicionista en América fue realmente una demanda de principios que no admitían en la tradición americana la existencia de la esclavitud.

28Existen algunas dudas sobre la situación real de los esclavos en el sur de los Estados Unidos, en los llamados estados esclavistas a partir de la afirmación hecha por North y Fogel8 sobre la mayor productividad de aquellos frente a los obreros libres europeos. Pero la realidad es diferente si hablamos de obreros ingleses, holandeses, alemanes o de la Europa del Este y Rusia, donde imperaba el analfabetismo y la explotación extrema.

La formación de los imperios americanos y el papel de la esclavitud negra

29En la historiografía general relativa a la formación de los imperios de la Edad Moderna en Europa no hay referencias a la esclavitud, ni se dedican páginas o capítulos a describir el desarrollo del fenómeno esclavista ni a su impacto en América, pese a la evidente importancia que el tráfico de esclavos tuvo para la economía del continente y su configuración como una economía esclavista. Parece como si a los historiadores y cronistas les rebotase el asunto o les produjese incomodidad. Con independencia de los debates teológicos a los que he hecho referencia más arriba, será necesario esperar al siglo XVIII para encontrar las primeras manifestaciones claramente contrarias a la esclavitud en general y a la de los africanos en particular, pese a lo cual, y habiéndose producido la emancipación de los Estados Unidos en el último tercio del siglo, convivieron con la esclavitud casi cien años más.

30El imperialismo europeo sobre América comienza en las postrimerías del periodo medieval de la mano del Reino de Castilla, que a partir de los viajes de Colón impone un monopolio total sobre el tráfico marítimo y los intercambios comerciales con América siguiendo un modelo bajomedieval, que tendrá que compartir con Portugal después del arbitraje Papa y de la firma del Tratado de Alcazobas y la ratificación de Tordesillas, fijando los meridianos de separación del dominio de ambas coronas. El resto de los estados nacionales en formación o ya consolidados de Europa no admitían este monopolio unilateral y desde el primer momento trataron de eludirlo, pues además el modelo de colonización que ensayaron nada tenía que ver con la guerra de conquista puesta en marcha por los castellanos siguiendo la pauta marcada por la Guerra de Granada y por la conquista de las Islas Canarias. Esta divergencia de modelos va a marcar todo el proceso de formación de los nuevos imperios, tanto en el caso español y portugués entre los siglos XV y XVIII, como en el del inglés y holandés a partir del siglo XVII y hasta el siglo XX. En el segundo caso, los imperios son de carácter mercantil de forma que la iniciativa colonizadora la tienen grandes compañías comerciales de tipo capitalista frente a la iniciativa pública de las Coronas de Castilla y Portugal. Sin embargo y pese a las diferencias de modelos, tienen un elemento común que va a ser una constante a lo largo de trescientos años; esta es la esclavitud de los negros y su traslado masivo a América hasta alcanzar a fines del siglo XVIII la enorme suma de 12,5 millones de individuos, sin tener en cuenta los miles que murieron en la travesía del Atlántico en condiciones terribles910.

31Montesquieu en su conocido tratado «Del Espíritu de las Leyes» en el Capitulo 5, del Libro XV escribe:

Si tuviera que defender el derecho que hemos tenido de esclavizar a los negros, diría lo siguiente: los pueblos de Europa, después de haber exterminado a los de América, tuvieron que esclavizar a los de África para emplearlos en la roturación de tan gran cantidad de tierras. El azúcar sería demasiado cara si no se emplearan esclavos en el trabajo que requiere el cultivo de la planta que lo produce.

32Su argumentación continúa por el camino de no considerar seres humanos a los negros y nos da una de las claves del crecimiento exponencial del negocio esclavista durante los siglos XVII y XVIII. Los holandeses recurrieron a la Biblia Calvinista para justificar que se esclavizara a los negros. Los españoles recurrieron al «deber» de cristianización y consideraron que era más fácil conseguirlo si eran esclavos y se les trataba compasivamente. Los ingleses no se complicaron la vida y los esclavizaron porque era un buen negocio y les permitía entrar en el mercado colonial español principal consumidor de la población africana para el trabajo en las plantaciones y en algunos casos en las minas.

33Son muchos los académicos que sostienen, sin por ello avalar la tesis de Marx de la acumulación primitiva, que la esclavitud moderna está en la base del nacimiento del capitalismo y que sin la esclavitud aquel sería imposible de explicar y ello pese al reconocimiento de que en la primera fase del desarrollo colonial y de monetización de la economía europea está la aplicación de la política mercantilista. Esta es una cuestión que se continúa debatiendo, pero en lo que existe un consenso general es, que sin la esclavitud no se podría haber llevado a cabo la colonización del continente americano y esta conclusión es válida tanto para el norte, como para el sur. La organización de la producción agraria mediante el sistema de plantaciones y la explotación de las materias primas originarias de América exigieron unas cantidades crecientes de fuerza de trabajo en condiciones de bajo coste de tal forma que, inicialmente la compra de los esclavos se asociaba a una inversión de capital amortizable11.

34En cualquier caso a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII el pensamiento o ideología mercantilista va a prevalecer y a dictar la política colonial de Europa respecto de América. Son los Países Bajos los primeros que se apartan de esta tendencia al poner en marcha las nuevas instituciones empresariales en forma de compañías anónimas por acciones. Pero todo el conjunto de transformaciones estructurales que se producen entre los siglos XVI y XVII son impulsadas por el comercio ultramarino, que después del largo cierre del Mediterráneo por los turcos, reaparece con fuerza en la época de la navegación trasatlántica. Como ha puesto de manifiesto John Elliot; existe un «Pacto Colonial Español» por el que América producía oro, plata y materias primas y España enviaba manufacturas, por lo que solo se permitieron los ingenios azucareros, pero el resto de actividades industriales estaban prohibidas. Frente al monopolio español y al modelo de economía cerrada que se practicaba, el resto de los países de Europa Occidental, con capacidad marítima y con una industria en crecimiento, forzaron la apertura de los mercados. Este statu quo fue alterado profundamente por el Tratado de Utrecht en 1713.

35El fenómeno más significativo de la época moderna fue, sin duda, la expansión del comercio ultramarino atlántico impulsado por la corriente de plata proveniente de los territorios españoles de América y además de ser un poderoso factor de crecimiento económico para los países de Europa Occidental, lo fue también de contribución a lo que se ha venido en llamar la primera globalización de la economía. El comercio ultramarino solo estaba al alcance de las economías con capacidad de inversión y de asunción del riesgo que caracteriza la acumulación primitiva capitalista. Aparte de la monarquía castellana y portuguesa, esa capacidad solo la tuvieron inicialmente, las Provincias Unidas holandesas y posteriormente Inglaterra. El dominio del comercio ultramarino era de las grandes compañías mercantiles desde mediado el siglo XVI hasta la Revolución Industrial. Las compañías de las Indias Orientales eran las más grandes y poderosas, ya que el comercio con Asia producía los mayores beneficios, la VOC holandesa fue la mayor y de mayor éxito. La East Indian Co. inglesa formada con aportaciones de sus socios de 30.000 libras para el primer viaje a la India. La transformación de las formas societarias fue una innovación holandesa, que inventaron las sociedades por acciones cuyo capital era una inversión a largo plazo. La segunda característica fundamental de estas nuevas instituciones mercantiles era su carácter de compañías internacionales, pues recogían capital de diferentes nacionalidades (alemanes, polacos, austriacos, daneses, etc). Del mismo modo la compañía danesa de las Indias Orientales se constituyó con capital holandés. Sin embargo, hasta la llegada de las compañías multinacionales, estas empresas continuaron siendo nacionales.

36La resistencia española a permitir el comercio americano a ingleses, holandeses y franceses por el riesgo que comportaba para el monopolio español y ello pese a la importante presencia del contrabando y de la corrupción de los funcionarios castellanos, ya desde la época de Cisneros y Las Casas, provocó que tanto unos como otros persiguieran la ocupación y establecimiento de colonias propias en el Caribe y en Tierra Firme, al igual de lo que había ocurrido en el Norte a partir del siglo XVII, ya que los españoles habían sido incapaces de ocupar y colonizar los territorios al norte del rio Grande y del Missouri. Franceses, ingleses y holandeses iniciaron la colonización de lo que hoy son los Estados Unidos y el Canadá.

37La historiografía académica viene apoyando la idea de que durante la era del Mercantilismo (siglos XVI al XVIII) y pese a que los objetivos económicos de españoles, portugueses, holandeses e ingleses eran prácticamente iguales, la acumulación de reservas de plata y oro, las consecuencias estructurales del comercio fueron muy diferentes (Schultz)12 para los imperios portugués13 y español, y para ingleses y holandeses. Francia, pese a aplicar una política mercantilista en su expansión colonial, tuvo resultados ambiguos según que hablemos del Caribe, o de América del Norte. Mientras que los imperios hispánicos se desarrollaron en base al sistema tardo medieval de la regalía y las colonias eran un patrimonio real sometido a un régimen de monopolio de explotación y de comercio. Para ingleses y holandeses la colonización y la actividad del comercio era una iniciativa privada de riesgo y la intervención del Estado en el caso inglés se producía a requerimiento de los interesados para obtener protección real, o en el caso holandés protección militar. Desde luego el tema era más complejo y determinó una actividad diplomática y militar cada vez más comprometida para ingleses y holandeses, pese a que el esfuerzo principal lo realizaba la incipiente burguesía capitalista, ausente de España y de Portugal. En este último país eran los judíos los que asumían los riesgos14.

38Inicialmente se extraen de América metales preciosos, gemas, madera y materias primas y se le envían manufacturas, teniendo que importarse las semillas y las plantas que no existían en América, para asegurar el abastecimiento de los colonos. La caña de azúcar se importa de Madeira15 y de Canarias, pero solo a partir de 1610 van a aparecer las primeras plantaciones en Sto. Domingo. Este es otro hecho importante del desarrollo colonial, la aparición de las plantaciones frente a las haciendas y las estancias que habían sido características de la zona continental. El crecimiento de la demanda de azúcar y tabaco en Europa disparó la necesidad de incrementar la producción para lo que no estaban preparados ni la población, ni el territorio americano. Por ello a partir del siglo XVII se desata una actividad militar intensa en el Caribe por cuenta de ingleses, holandeses y franceses a la búsqueda de islas, o territorios de Tierra Firme que España y Portugal no controlasen. Las ocupaciones se suceden continuamente y en virtud de la necesidad urgente de disposición de mano de obra, crece exponencialmente la actividad de los esclavistas.

39A lo largo del siglo XVII y principios del siglo XVIII, holandeses, ingleses y franceses van a ocupar islas del Caribe, en las que España no ejercía soberanía por un total de 46.000 kilómetros cuadrados, de los que los territorios mayores son Jamaica con 10.991 kilómetros cuadrados y Haití con 27.750 kilómetros cuadrados. Junto a esto, los holandeses ocupan el norte de Brasil, la zona de Bahía y la retienen durante 50 años y los ingleses se instalan en la Costa de los Mosquitos de Honduras de la que solo se irán después de la Paz de Utrecht. Lo importante de estos hechos es que ya no se trata de expediciones ocasionales o de piratería sino de establecimientos permanentes con colonos y un plan de explotación económica que va a ser decisivo en la creación de los imperios americanos de los tres países.

40El imperio español y el portugués tendrán que esperar al siglo XVIII, con Pombal y Carlos III, para tener algo parecido a la libertad de comercio y esta llega cuando el mal ya estaba hecho y las posibilidades de recuperación de la economía colonial eran bastante débiles.

41La ideología mercantilista y su secuela de regalismo colonial va a prevalecer a lo largo del periodo colonial, frente a la pujanza de las economías industriales de los Países Bajos e Inglaterra que expanden sus mercados, coloniales o sometidos militarmente a costa de españoles y portugueses, situándose en las áreas marginales que aquellos no ocupaban tales como las Guayanas, el territorio de Luisiana, la península de Florida, Terranova y por supuesto Norteamérica y Canadá, junto con las conquistas en el Caribe, que a lo largo del siglo XVII se van a consolidar definitivamente. Tal es el Caso de Jamaica que en 1655 pasa definitivamente al dominio inglés y se nombra a su primer gobernador; ¡¡¡el pirata Henri Morgan !!!.

42El mercantilismo fue un gran impulsor del esclavismo en función de las necesidades del comercio ultramarino asociado a la producción de azúcar y tabaco que son los dos productos de exportación de mayor valor añadido de América si excluimos a los metales preciosos.

43Durante los siglos XVII y XVIII los esclavos negros introducidos en Jamaica, 2.318.252, tenían un valor de 25 millones de libras, con unos beneficios en torno al 8 a 10% del capital invertido. Pero dado el mayor precio del azúcar jamaicano frente al producido en Haití (Saint Domingue francesa) y dado que tenían un monopolio de comercio con Inglaterra, se provocó un conflicto político entre la burguesía colonial y la naciente burguesía industrial metropolitana que se saldará a favor de esta última, impulsora del movimiento antiesclavista y finalmente, la que lleva adelante la abolición y la ilegalización de la trata.

44La independencia de los trece Estados que forman los EE.UU de América, alteró profundamente el statu quo americano que después de la Guerra de los Siete Años parecía que había entrado en una fase de paz y estabilidad aceptada por todos los imperios coloniales de América. Los británicos se habían asegurado el acceso al mercado colonial español y esta situación solo se verá perturbada por la independencia americana y la reclamación de ese derecho por las antiguas colonias.

NOTAS

1L. BETHEL. Historia de América Latina; Tomo IV, América Latina Colonial: población, sociedad y cultura. Cambridge University Press; Traducción de Editorial Crítica, Madrid 1972.

2A. VÁZQUEZ ESPINOSA; Compendio y Descripción de las Indias. Madrid 1628. Reedición de 1969

3K. MORGAN; Cuatro siglos de Esclavitud Trasatlántica. Editorial Crítica, Madrid 2017.

4Corcino Medeiros dos SANTOS, Negros e tabaco nas relações Hispano-Lusitanas do Rio da Prata, Actas do Congresso Internacional Atlântico de Antigo Regime: poderes e sociedades, Instituto Camões, 2005.

5Sobre Brasil vd. Luiz Felipe ALENCASTRO, O trato dos viventes: formação do Brasil no Atlântico Sul, São Paul, Companhia das Letras, 2000

6W. JOHNSON, River of Darkdreams: Slavery and Empire in the Cotton Kingdom. Esclavitud y Capitalismo: La alargada sombra de las plantaciones esclavistas del XIX sobre la economía capitalista contemporánea. Documento electrónico, 2014.

7A. SMITH, Sobre el Origen y las Causas de la Riqueza de las Naciones. Alianza Editorial. Madrid, 2000.

8E. WILLIAMS, Capitalismo y Esclavitud. Editorial Traficantes de Sueños. Madrid, 2011.

9R.W. FOGEL y S. L. ENGERMAN, Time on the Cross. The Economic of the American Negro Slavery. Editor Little Brown and Company. Boston 1974.

10K. MORGAN, op.cit.

11E. WILLIAM, op.cit.

12H. SCHULTZ, Historia Económica de Europa, 1500-1800. Editorial Siglo XXI. Madrid 2001.

13Stuart B. SCHWARTZ, Prata, açúcar e escravos: de como o império restaurou Portugal. Tempo [online]. 2008, vol.12, n.24, pp.201-223. ISSN 1413-7704. http://dx.doi.org/10.1590/S1413-77042008000100011 ; Gustavo Acioli LOPES, Negócio da Costa da Mina e comércio atlântico: tabaco, açúcar, ouro e tráfico de escravos, Pernambuco (1654-1760), tesis doctorado, Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas, São Paulo, 2008. http://www.teses.usp.br/teses/disponiveis/8/8137/tde-01122009-093954/pt-br.php 

14H.S. KLEIN, The Atlantic Slave Trade. Cambridge University Press, 2010. Además, los traficantes portugueses conversos fueron los señores absolutos del trato esclavista para el Nuevo Mundo, vd. Ricardo Escobar QUEVEDO. Inquisición y judaizantes en América Española (siglos XVI-XVII). Bogotá, Editorial Universidad del Rosario, 2008, p. 221.

15Leonor Freire COSTA, O Transporte no Atlântico. As Frotas do Açúcar (1580-1663), Lisboa, Instituto Superior de Economia e Gestão da Universidade Técnica de Lisboa, 2001. https://www.repository.utl.pt/handle/10400.5/8817 

https://books.openedition.org/cidehus/6404#:~:text=En%20la%20ruta%20del%20sur,el%20libre%20comercio%20de%20esclavos.

 

 



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