La esclavitud en los imperios coloniales
americanos: tráfico y mercados
http://joseantoniobru.blogspot.com/2010/03/espana-y-la-esclavitud-canovas-del.html
El presente trabajo
trata de ofrecer una visión global del fenómeno de la esclavitud en la Edad
Moderna y en particular referida al continente americano. Del mismo modo,
explora el papel de la esclavitud en el desarrollo y consolidación del sistema
económico capitalista en el mundo moderno y el papel que pudo haber jugado en
el ámbito de la naciente ciencia económica.
Por otra parte se analiza el papel jugado por la
introducción del modelo de explotación económico basado en la plantación, un
sistema transversal en todos los territorios colonizados de América fueran
españoles, portugueses, holandeses, franceses o británicos y clave en la
producción en masa de los exportables tabaco, azúcar, y cacao .
Por último, analiza la posición de los
intelectuales europeos ante la esclavitud y concluye que en ningún momento hubo
una condena explícita y radical de este fenómeno, que desaparece posiblemente
por su agotamiento económico y social.
Introducción
1La esclavitud es
una institución muy antigua que está profundamente arraigada en la historia
humana y que evoluciona adoptando diferentes formas y pervive mas allá de las
proclamaciones sobre su extinción o desaparición que algunos organismos
internacionales emiten. En el caso europeo, la aceptación de la esclavitud
(bajo sus diferentes formas, de servidumbre, propiedad, o simplemente sometimiento
forzado por la guerra) formaba y en cierta medida sigue formando parte de la
tradición cultural y de la conformación del discurso religioso y social. La
denominación de esclavos o siervos forma parte del lenguaje escatológico de
todas las grandes religiones monoteístas (esclavos o siervos de Dios) y hasta
fines del siglo XIX (incluida la Rusia Zarista) Europa mantuvo legalmente la
esclavitud como forma de explotación del trabajo y ejercicio del derecho de
propiedad sobre las personas. La Iglesia Católica condenó oficialmente la
esclavitud en 1839, después de haberla avalado durante casi dos mil años. El
Rey Católico (España) concedía asientos de negros desde 1515 y el Rey
Cristianísimo (Francia) iba a la guerra para asegurarse el mercado africano, en
tanto que el león inglés, desencadenaba una guerra sin cuartel para expulsar
del tráfico a españoles, portugueses, holandeses, y franceses. Durante la
segunda mitad del siglo XVII y a medida que España abandonaba las islas menores
del Caribe, ingleses, holandeses y franceses las ocupaban para desarrollar una
economía colonial basada en la explotación de los esclavos negros. España se
limitó a mantener las grandes Antillas en las que continuó con una economía
tradicional de cultivos forrajeros, cerealistas y de ganadería. Será necesario
llegar al último tercio del siglo XVIII para que se inicie una economía de
plantación en Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo1.
2Entre 1500 y 1750, la población indígena de la América Española cayó de 41
millones a 13. A partir del siglo XVII el promedio anual de esclavos
introducidos en la América Española era de 15.000 individuos frente a los 4.000
inmigrantes de España. Hasta 1800 se introducen en América 8,3 millones de
esclavos. A lo largo del siglo XVII se produce un incremento constante de la
piratería, de la competencia comercial entre Francia, Inglaterra y Holanda y
del riesgo de guerra, con una disminución de los beneficios extraídos de la
economía colonial. Dado que la balanza de comercio en Asia era negativa para
Europa, se hace un mayor esfuerzo en América y El Caribe, lo que provoca un
aumento del precio de los esclavos. Pese a la superioridad tecnológica europea,
la economía esclavista siguió progresando en los dominios coloniales europeos
en América y El Caribe. En esta etapa la América Española y Brasil se integran
en el Sistema Económico Mundial.
3La conquista y
colonización provocó una destrucción dramática de la población americana. La
recuperación demográfica se produce muy lentamente y además, los colonizadores
se enfrentan a un problema insoluble, pues la población india, que inicialmente
no podía ser esclavizada, no aportaba la fuerza de trabajo necesaria para
llevar a cabo una transformación del sistema económico americano hacia una
economía de corte mediterráneo. En México central la población indígena en 1500
se estima en 25 millones. En 1519 solo había 17 millones y en 1548 ya solo
restaban 6 millones, en 1568 3 millones y a principios del siglo XVII ya solo
quedaban 2 millones. En la segunda década del XVII quedaban 750.000 indios. En
100 años habían desaparecidos 24 millones de personas. En Perú se estiman en 9
millones la población indígena al tiempo de la conquista y en 1570 solo restaban
1,3 millones. La población india de Nicaragua fue sometida a esclavitud, unas
448.000 personas y conducidas a Perú para la explotación de las minas. Del
mismo modo, en Yucatán y en Honduras la población india fue trasladada en masa
a Cuba para la explotación de la caña en las plantaciones. Vázquez de Espinosa
consigna en 1628 un mínimo de 75.000 españoles en una población de 450.000
habitantes en las Indias Occidentales. La guerra entre insumisos y población
colonizada fue también un factor de contracción demográfica sobre todo en
América Central (Guatemala y Nicaragua). El uso de la población india para el
trabajo en las minas como esclavos forzados, contribuyó a su desaparición,
aunque los gobernadores españoles pidieron al rey normas de protección para los
indios que efectivamente se promulgaron. La minería aceleró el declive
demográfico, pero no fue la causa que la desencadenó. Factores muy importantes
fueron la reducción de la fecundidad y el aumento de los suicidios de la
población indígena unidos a las epidemias de sarampión, fiebre amarilla y tifus
que terminaron por devastar a la población y sobre todo, la llegada de la gripe
en 1558, para la que los americanos no tenían defensas2.
4La inmigración española nunca pudo compensar el déficit demográfico
provocado por la conquista. Castilla, como potencia titular de los derechos de
colonización, prohibió la emigración de moros, judíos, gitanos y condenados por
La Inquisición. Los extranjeros estaban también vetados y al comienzo los
ciudadanos del Reino de Aragón (aragoneses, catalanes y valencianos) tampoco
podían ir a América. P. Boyd-Bowman, trabajando con diferentes fuentes en el
Archivo de Indias (Registro de viajeros, Despacho de barcos y censos) ha
estimado que a lo largo del siglo XVI emigraron a Las Indias Occidentales
243.000 españoles y que hasta 1650, lo hicieron 195.000 más. Ambas cifras eran
totalmente insuficientes para cubrir las necesidades demográficas.
La esclavitud en la Era Moderna
5Aunque no es una
cuestión exclusivamente europea, si podemos afirmar que en la época moderna la
esclavitud fue una política deliberada de Europa para satisfacer sus demandas
de mano de obra de cara a la explotación de los territorios colonizados en
América, aunque esto no excluye acciones esclavistas en Extremo Oriente
(Malasia, Indonesia y Filipinas). La organización del comercio de esclavos es
un fenómeno de gran complejidad que requería la movilización de importantes
recursos de capital, barcos, marinos, bases en las zonas de compra y puntos de
destino con mercados seguros. Por supuesto tiene que ser un buen negocio en un
mundo que despierta al incipiente capitalismo comercial. Los esclavos eran
bienes de capital si los observamos desde una perspectiva económica moderna
aunque para los colonizadores eran pura y simplemente fuerza de trabajo, brazos
para recolectar caña, trabajar en las minas o transportar ganado. Castilla, la
principal potencia colonizadora a fines del siglo XV estableció un monopolio
sobre la trata de esclavos con destino a América, aunque inicialmente ese
tráfico se dirigió hacia las Islas Canarias donde comenzó a explotar la caña de
azúcar a gran escala. Se trató del sistema de asientos que duró hasta finales
del siglo XVIII, ya que desde que el Reino Unido prohíbe el tráfico desde
África, no se podían importar. Las cifras iniciales son relativamente pequeñas;
75.000 personas a lo largo del siglo XVI y 125.000 entre 1600 y 1650. En 1501
los Reyes Católicos dieron la primera licencia para trasladar esclavos negros
desde África a América; en 1510 dieron licencia para 50 esclavos; en 1518
crearon el sistema de asientos y en 16183 los ingleses
crean la Royal Adventures Trading to África Co y establecen Fort James en la
actual Gambia. En 1621 se crea la Dutch West India Co. Holandesa y en 1672 se
le otorga el monopolio del comercio de esclavos a la Royal African Co. inglesa.
En 1673 Francia constituye la Compagnie du Senegal. En 1676 se produce la
primera rebelión antiesclavista en la Colonia de Virginia. En 1698 la Royal
African Co. pierde el monopolio. A lo largo del siglo XVII es cuando se
desarrolla el comercio de esclavos africanos con América y cuando las potencias
europeas tratan de monopolizar este mercado que principalmente estaba en las
colonias españolas y portuguesas de América4. Será a partir de
la segunda mitad del siglo cuando las incipientes colonias inglesas y francesas
van a demandar un número creciente de esclavos.
6La organización del tráfico exigía la disponibilidad de puertos seguros y
permanentes en África desde donde proceder a embarcar los esclavos y desde el
rio Senegal al Norte y Benguela al Suroeste, se establecieron fuertes e
instalaciones de almacenaje en Senegambia, Sierra Leona, la Costa de los
Esclavos, la Costa de Oro, el Golfo de Benin, el Golfo de Biafra y África
Central y Occidental. Aprovechando las guerras tribales, e incluso
estimulándolas, los europeos se aseguraban un número de esclavos importante.
Aunque el tráfico existía desde el siglo XVI la realidad es que será en el
siglo XVII cuando se va a desarrollar en gran escala. No creo que existan otras
razones que no sean la búsqueda de beneficios entre unos capitalistas que
habían sufrido las serias consecuencias de la acumulación de crisis económicas
y políticas en Europa. Pero además suponía un nivel de organización y
disciplina muy alto. Los buques negreros y sus capitanes y oficiales eran
responsables ante los armadores del rendimiento de una importante inversión y
por lo tanto estaban obligados a asegurar la llegada del mayor número de
esclavos posibles a América. Hasta la aparición de los primeros movimientos
antiesclavistas en Inglaterra a fines del siglo XVIII, la esclavitud es un
negocio respetable y los estados se sirven de sus ventajas y aunque en algunos
casos (Holanda por ejemplo) intentaron justificar sus actividades negreras en
difusos argumentos racistas e incluso bíblicos, no tuvieron escrúpulos para
llevar adelante este infame comercio, que está en el origen de la economía
capitalista moderna.
7Así pues abordar este problema desde un enfoque de historia económica
supone plantear los fundamentos de la economía europea entre los siglos XVI y
XVIII y los problemas que encontraron a la hora de colonizar los nuevos
territorios de América, Asia y África ocupados, cuando vivían de las ideas y de
la práctica del mercantilismo. Una época de declinación de la industria, de
malas cosechas y de emigración de la población urbana al campo; epidemias y
hambrunas determinaron la emigración a las colonias de una parte sustancial de
la población europea. Europa no permitió el desarrollo de la agricultura africana
en detrimento de su agricultura colonial. Va a ser en la segunda mitad del
siglo XVII cuando se, va a poner en marcha la economía colonial de plantación
junto al resto de actividades productivas. Minas, ganadería, actividad
forestal, pesquerías, caza etc. A partir de esa fecha la producción y
exportación de azúcar, tabaco y posteriormente ron constituyen el grueso de las
exportaciones americanas a las que se agregará el café y el cacao.
8La actividad de las plantaciones absorbió
casi el 90% de los africanos llevados a América dedicando el resto a
actividades domésticas, ganadería y actividades urbanas. Sin embargo en los
comienzos de la economía esclavista en América se producía un exceso de
mortalidad derivada de diferentes causas (suicidio, enfermedades epidémicas,
alimentación deficiente y agotamiento), pese a lo cual la economía de
plantación crecía con incremento de nuevas áreas. El cultivo de la caña de
azúcar arrojaba el índice más alto de mortalidad de los esclavos. Brasil y El
Caribe eran los puntos de llegada más importantes de llegada de esclavos5 representando respectivamente un 45,5% y un 37,3%. A los
territorios españoles llegaron aproximadamente 1,5 millones de esclavos entre
1520 y 1867 y 566.000 esclavos fueron desembarcados procedentes de Jamaica
(británica) y Brasil. No existía reserva moral para usar a los esclavos pues
los Jesuitas empleaban en sus granjas a miles de esclavos. Durante el siglo XIX
750000 esclavos fueron desembarcados en Cuba y Puerto Rico, donde las
plantaciones de caña, café y tabaco crecían al ritmo de la disponibilidad de
mano de obra esclava. De igual modo, se utilizó a comienzos del siglo para la
explotación de las minas en Bolivia y Perú y en los grandes
ranchos ganaderos del Rio de la Plata.
9La organización del tráfico seguía una pauta triangular en el hemisferio
Norte y bilateral en el sur. Los barcos transportaban mercancías que podían ser
intercambiadas por esclavos en África (bebidas alcohólicas, tabaco, armas,
telas y abalorios). Una vez cargados los esclavos eran transportados y vendidos
en América y allí se cargaba azúcar, tabaco, cacao pieles, plata, oro, madera,
etc. En la ruta del sur el tráfico era bilateral; los barcos navegaban desde América
a África donde intercambiaban ron por esclavos y a veces también tabaco. El
monopolio español representado por el sistema de asientos se mantiene hasta el
año 1789 en que se acepta el libre comercio de esclavos.
10A medida que la situación económica empeoraba en Europa y se instalaba una
fuerte inestabilidad política y social, se incrementaba la presión sobre las
colonias americanas como posibles fuentes de rentas y de negocios con
rentabilidad elevada ( se supone que la rentabilidad media del negocio
esclavista fue de un 10% del capital invertido entre los siglos XVII y
XVIII).La rentabilidad la medimos comparando el monto de la inversión en la
adquisición de los esclavos, con los beneficios por viaje una vez vendidos los
esclavos en los mercados de destino, que con frecuencia se beneficiaba del
crédito concedido por banqueros. Para el comprador de esclavos estos eran
considerados un bien de capital, que era necesario amortizar. Para el vendedor,
su beneficio era la diferencia entre el coste de adquisición y el de venta.
11No existe una literatura antiesclavista que critique el comercio esclavista
o contra la explotación de los esclavos africanos en América. Los frailes Tomás
de Mercado (dominico) y Luis de Molina (jesuita) son las voces solitarias que
critican esta situación, pero no la esclavitud, como tampoco lo habían hecho
los juristas del siglo XVI tales como Suarez, Vitoria o Soto. Será necesario
esperar al siglo XVIII para encontrar alguna referencia a los aspectos
económicos de la esclavitud, tanto en los autores españoles como europeos. No
se plantean cuestiones morales en relación con el tráfico de esclavos, solo se
discute el mayor o menor coste de la mano de obra esclava respecto de los
trabajadores libres. Estas consideraciones las realizan Adam Smith y Du Pont de
Nemours en la segunda mitad del XVIII, cuando solo Campomanes en España es el
único que se plantea la oportunidad del asiento de negros.
12La función del estado en la trata de esclavos se entiende como únicamente
regulatoria y así entre 1641 y 1650 se suspendió el comercio en Europa como
consecuencia de la guerra y la crisis económica. A partir del Tratado de
Utrecht de 1713 el monopolio de la introducción de esclavos en la América
española lo consigue Inglaterra que se lo entrega a la Compañía de los Mares
del Sur que coloca factores en numerosos puertos coloniales (Campeche,
Veracruz, La Habana, Cartagena, Portobelo, Panamá, Caracas y Buenos Aires)
abriendo el mercado colonial al contrabando practicado por los barcos del
asiento.
13Durante mucho tiempo existió un exceso de oferta de esclavos hasta que se
empezaron a roturar y explotar los nuevos cultivos tropicales como la caña,
cacao, café y tabaco, que equilibraron demanda y oferta en la segunda mitad del
siglo XVIII. De acuerdo con el censo elaborado por De la Torre en 1774 el 44%
de la población de la isla de Cuba era negra y en 1817 ese porcentaje había
subido al 57% de la que los esclavos eran el 49%.
14Hacia 1800, Hispanoamérica contaba con una población de 13,5 millones de habitantes
frente a los 10,5 de la España metropolitana. En Brasil se había exterminado a
la población indígena (Tupinambá, y Caeté). La población esclava tenía tasas de
fertilidad bajas y de mortalidad altas lo que explica que sobre una población
total de 3.596.132 habitantes en 1819 de los que 1.107.389 eran esclavos
(30,79%).
15Los esclavos fueron utilizados también en oficios urbanos y domésticos,
convirtiéndose en habitantes de las ciudades coloniales y llegando a
representar proporciones considerables de sus poblaciones. La magnitud del
número de esclavos transportados a América y su integración en las sociedades
coloniales ya hablemos de España, Portugal, Inglaterra o Francia, y por
supuesto también Holanda, indica que la economía colonial y la explotación de
los recursos coloniales habrían sido impensables sin el concurso de los
esclavos. Desde este enfoque, el debate económico tanto desde un punto de vista
teórico, como de política práctica pasa a un segundo plano, ya que para las
metrópolis coloniales no existía una alternativa a la esclavitud de los
africanos.
La esclavitud en
la teoría y en la política económica del Antiguo Régimen
16Resulta cuanto menos sorprendente, que una actividad económica de la
importancia de la esclavitud simplemente no exista para la historiografía
española y para la mayor parte de la europea. Por ello no es extraño, que
tampoco ocupe espacio en las obras económicas pioneras y en los tratados
económicos clásicos. Tratándose de un problema de comercio, sobre todo de
libertad de comercio, la cuestión de la esclavitud aparece vinculada a
operaciones como el asiento de negros, o al conflicto con Portugal sobre su
monopolio para obtener esclavos en la costa occidental de África.
17Resulta difícil imaginar cómo fue posible en el plazo de cincuenta años
introducir masivamente una fuerza de trabajo en América sacada de su espacio
vital en África, desconocedora del idioma, con hábitos de vida diferentes y con
un desconocimiento absoluto de las formas de trabajo productivo de las sociedades
coloniales. Porque la esclavitud de los africanos fue, ante todo un fenómeno de
la historia colonial, en el que España tiene el dudoso honor de ser la potencia
pionera en la regulación del régimen legal de los esclavos.
18La moderna esclavitud se desarrolla por espacio de trescientos años y
convive con los cambios sociales y económicos de la era Moderna, los progresos
de la Ciencia y la Tecnología y la formación de la economía capitalista a fines
del siglo XVII en Holanda. Es ante todo un fenómeno capitalista, ya que los
esclavos fueron considerados una inversión y como tal un activo amortizable con
independencia de la literatura alrededor de la tragedia que comportó. Tal es
así, que en 1833 Gran Bretaña pagó veinte millones de libras esterlinas a los 3000
empresarios esclavistas caribeños para compensarlos por la emancipación de sus
esclavos. Hay que tener en cuenta que durante la Guerra Peninsular contra
Francia de 1808 a 1814, Gran Bretaña presto una ayuda militar a España valorada
en veinte millones de libras esterlinas. Sin embargo los Estados Unidos no
pagaron compensaciones a los propietarios de esclavos después de la
emancipación. Pero a fines del siglo XVIII todos los datos apuntan a que la
esclavitud había iniciado una lenta decadencia en EE.UU. pues las zonas
tabaqueras denotaban un fuerte agotamiento de la tierra, por lo que la
explotación agrícola se reorientó hacia la producción de algodón. En 1790 se
inventó la rueca algodonera y en la primera década del XIX se produce un
desarrollo espectacular de la producción, alcanzando el precio de la tierra los
mayores niveles de la historia.
19El algodón producido en el sur de Estados Unidos en más de un 85% se
embarcaba para Gran Bretaña. Los bancos británicos anticipaban millones de
libras a los propietarios de las plantaciones esclavistas, créditos con los que
hacían frente a todas las necesidades anuales, a cambio de la venta exclusiva
de la cosecha de algodón. La población esclava era de cuatro millones con un
valor estimado de tres mil millones de dólares de 1860 una cifra mayor que toda
la inversión en los ferrocarriles de los EE.UU.
20La disponibilidad
de tierra fértil y mano de obra esclava eran los requisitos previos al
desarrollo de la industria azucarera. Los canarios fueron los instructores de
los responsables de los nuevos ingenios en Cuba, y Venezuela y además
instruyeron a los esclavos traídos expresamente para este fin. Hay que tener en
cuenta que la mayor parte de la tierra tenía que ser ganada a pantanos,
marjales y bosques, trabajos muy penosos y peligrosos para los que ningún
trabajador estaba dispuesto6.
21¿Qué tipo de trabajo era más eficiente; el del esclavo, o el del hombre
libre? Esta pregunta fue contestada por Adam Smith y Du Pont de Nemours de
forma inequívoca; el hombre libre es más eficiente, pero el esclavo asume
tareas que jamás asumiría el hombre libre.
22El otro problema que discutieron los clásicos, especialmente Adam Smith que
lo combatió permanentemente era, la existencia del monopolio tanto en el
tráfico esclavista como en el comercio de las colonias relativo al azúcar. Se
daba una situación paradójica en las relaciones entre las colonias
continentales y las insulares. Estas últimas eran más eficientes en la
producción de azúcar a partir de la 2ª mitad del siglo XVII y eran además el
principal mercado de consumo de la producción de alimentos y manufacturas de
Nueva Inglaterra (Massachusetts, Nueva York, Maine, Virginia), compitiendo
ventajosamente con los productos de la metrópoli, que tenía que comprar su
azúcar más caro que el producido en las Antillas francesas y posteriormente en
Cuba. Esta situación se mantendría hasta la independencia de las trece colonias
en 1779 y a partir de la separación, las voces en Inglaterra en contra del
monopolio de las Antillas inglesas sobre el azúcar fueron cada vez más
poderosas consiguiendo que Pitt (el Joven) apoyase abiertamente la emancipación
de los esclavos.
23Las diferencias de productividad de los esclavos de las plantaciones
francesas de Sto. Domingo, y Martinica con los equivalentes de Jamaica,
Barbados y Antigua a favor de los primeros era de 5 a 1. Las razones que lo
explican no están claras y en la historiografía no se ha aportado una
explicación concluyente, pero esa era la realidad. Esto determinaba enormes
diferencias de las tasas de beneficios de unas y otras, La Guerra de los Siete
años entre 1756 y 1763 por lo que se refiere al escenario del Caribe fue, ante
todo, una guerra del azúcar. El comercio en el Caribe fue un argumento decisivo
para el mantenimiento del tráfico de esclavos.
24“La independencia
norteamericana destruyó el sistema mercantil y desacreditó el viejo régimen.
Coincidiendo con las primeras etapas de la Revolución Industrial, estimuló ese
sentimiento creciente de disgusto por el sistema colonial. Sentimiento que Adam
Smith7 propagaba y
que se elevó en un verdadero crescendo de denuncias en el momento culminante de
la era del libre tráfico”.
25El Acta de Navegación inglesa era el principal obstáculo para aceptar el
libre tráfico por lo que el nuevo estado, los Estados Unidos de América se
convirtieron en el principal transportista naval.
26De lo expuesto hasta este momento se desprende que no existió un debate
académico, intelectual o político sobre la esclavitud que cuestionara su
existencia, o que simplemente se opusiera a tamaña iniquidad. Cuando los
británicos se vieron desbordados por la independencia americana se plantearon
producir el azúcar en la India aunque esto nunca fue una solución realista pues
los costes de producción y transporte desde el subcontinente lo hacían
inviable. Los clásicos trataron el problema dentro del esquema general de la
economía tal como la entendía Adam Smith en la Riqueza de las Naciones y en
buena medida, el movimiento abolicionista fue la consecuencia lógica de la
pérdida de interés económico de la esclavitud como recurso productivo. Los
estados que como Portugal y España mantuvieron el sistema esclavista con
carácter endogámico, puesto que después de la abolición no había la posibilidad
de mantener un tráfico de esclavos africanos, solo ponían de manifiesto su
importante atraso tecnológico y su incapacidad para el desarrollo industrial de
sus economías.
27La introducción del algodón y su cultivo en gran escala en el primer cuarto
del siglo XIX, fue el soporte fundamental del mantenimiento del Sistema
Esclavista en los EE.UU. y por supuesto el apoyo financiero que Gran Bretaña
brindó a los propietarios de plantación a cambio del monopolio sobre el mercado
del textil. Posiblemente la peor época de la esclavitud contemporánea coincide
con este periodo y es la que ha dado lugar a la literatura antiesclavista más
importante. Toda la evidencia empírica disponible, así como las fuentes de
información estadística indican que no existía atraso tecnológico en la
economía de plantación algodonera en los EE.UU. especialmente después de la
introducción de máquinas como la desmotadora mecánica. El nivel de renta per
cápita de los estados del Sur era superior al Norte. El movimiento
abolicionista en América fue realmente una demanda de principios que no
admitían en la tradición americana la existencia de la esclavitud.
28Existen algunas
dudas sobre la situación real de los esclavos en el sur de los Estados Unidos,
en los llamados estados esclavistas a partir de la afirmación hecha por North y
Fogel8 sobre la mayor productividad de aquellos
frente a los obreros libres europeos. Pero la realidad es diferente si hablamos
de obreros ingleses, holandeses, alemanes o de la Europa del Este y Rusia,
donde imperaba el analfabetismo y la explotación extrema.
La formación de
los imperios americanos y el papel de la esclavitud negra
29En la historiografía general relativa a la formación de los imperios de la
Edad Moderna en Europa no hay referencias a la esclavitud, ni se dedican
páginas o capítulos a describir el desarrollo del fenómeno esclavista ni a su
impacto en América, pese a la evidente importancia que el tráfico de esclavos
tuvo para la economía del continente y su configuración como una economía
esclavista. Parece como si a los historiadores y cronistas les rebotase el
asunto o les produjese incomodidad. Con independencia de los debates teológicos
a los que he hecho referencia más arriba, será necesario esperar al siglo XVIII
para encontrar las primeras manifestaciones claramente contrarias a la
esclavitud en general y a la de los africanos en particular, pese a lo cual, y
habiéndose producido la emancipación de los Estados Unidos en el último tercio
del siglo, convivieron con la esclavitud casi cien años más.
30El imperialismo
europeo sobre América comienza en las postrimerías del periodo medieval de la
mano del Reino de Castilla, que a partir de los viajes de Colón impone un
monopolio total sobre el tráfico marítimo y los intercambios comerciales con
América siguiendo un modelo bajomedieval, que tendrá que compartir con Portugal
después del arbitraje Papa y de la firma del Tratado de Alcazobas y la
ratificación de Tordesillas, fijando los meridianos de separación del dominio
de ambas coronas. El resto de los estados nacionales en formación o ya
consolidados de Europa no admitían este monopolio unilateral y desde el primer
momento trataron de eludirlo, pues además el modelo de colonización que
ensayaron nada tenía que ver con la guerra de conquista puesta en marcha por
los castellanos siguiendo la pauta marcada por la Guerra de Granada y por la conquista
de las Islas Canarias. Esta divergencia de modelos va a marcar todo el proceso
de formación de los nuevos imperios, tanto en el caso español y portugués entre
los siglos XV y XVIII, como en el del inglés y holandés a partir del siglo XVII
y hasta el siglo XX. En el segundo caso, los imperios son de carácter mercantil
de forma que la iniciativa colonizadora la tienen grandes compañías comerciales
de tipo capitalista frente a la iniciativa pública de las Coronas de Castilla y
Portugal. Sin embargo y pese a las diferencias de modelos, tienen un elemento
común que va a ser una constante a lo largo de trescientos años; esta es la
esclavitud de los negros y su traslado masivo a América hasta alcanzar a fines
del siglo XVIII la enorme suma de 12,5 millones de individuos, sin tener en
cuenta los miles que murieron en la travesía del Atlántico en condiciones
terribles910.
31Montesquieu en su conocido tratado «Del Espíritu de las Leyes» en el
Capitulo 5, del Libro XV escribe:
Si tuviera que defender el derecho que hemos tenido de esclavizar a los
negros, diría lo siguiente: los pueblos de Europa, después de haber exterminado
a los de América, tuvieron que esclavizar a los de África para emplearlos en la
roturación de tan gran cantidad de tierras. El azúcar sería demasiado cara si
no se emplearan esclavos en el trabajo que requiere el cultivo de la planta que
lo produce.
32Su argumentación continúa por el camino de no considerar seres humanos a
los negros y nos da una de las claves del crecimiento exponencial del negocio
esclavista durante los siglos XVII y XVIII. Los holandeses recurrieron a la
Biblia Calvinista para justificar que se esclavizara a los negros. Los
españoles recurrieron al «deber» de cristianización y consideraron que era más
fácil conseguirlo si eran esclavos y se les trataba compasivamente. Los
ingleses no se complicaron la vida y los esclavizaron porque era un buen
negocio y les permitía entrar en el mercado colonial español principal
consumidor de la población africana para el trabajo en las plantaciones y en
algunos casos en las minas.
33Son muchos los
académicos que sostienen, sin por ello avalar la tesis de Marx de la
acumulación primitiva, que la esclavitud moderna está en la base del nacimiento
del capitalismo y que sin la esclavitud aquel sería imposible de explicar y
ello pese al reconocimiento de que en la primera fase del desarrollo colonial y
de monetización de la economía europea está la aplicación de la política
mercantilista. Esta es una cuestión que se continúa debatiendo, pero en lo que
existe un consenso general es, que sin la esclavitud no se podría haber llevado
a cabo la colonización del continente americano y esta conclusión es válida
tanto para el norte, como para el sur. La organización de la producción agraria
mediante el sistema de plantaciones y la explotación de las materias primas
originarias de América exigieron unas cantidades crecientes de fuerza de
trabajo en condiciones de bajo coste de tal forma que, inicialmente la compra
de los esclavos se asociaba a una inversión de capital amortizable11.
34En cualquier caso a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII el pensamiento
o ideología mercantilista va a prevalecer y a dictar la política colonial de
Europa respecto de América. Son los Países Bajos los primeros que se apartan de
esta tendencia al poner en marcha las nuevas instituciones empresariales en
forma de compañías anónimas por acciones. Pero todo el conjunto de
transformaciones estructurales que se producen entre los siglos XVI y XVII son
impulsadas por el comercio ultramarino, que después del largo cierre del Mediterráneo
por los turcos, reaparece con fuerza en la época de la navegación
trasatlántica. Como ha puesto de manifiesto John Elliot; existe un «Pacto
Colonial Español» por el que América producía oro, plata y materias primas y
España enviaba manufacturas, por lo que solo se permitieron los ingenios
azucareros, pero el resto de actividades industriales estaban prohibidas.
Frente al monopolio español y al modelo de economía cerrada que se practicaba,
el resto de los países de Europa Occidental, con capacidad marítima y con una
industria en crecimiento, forzaron la apertura de los mercados. Este statu quo
fue alterado profundamente por el Tratado de Utrecht en 1713.
35El fenómeno más significativo de la época moderna fue, sin duda, la
expansión del comercio ultramarino atlántico impulsado por la corriente de
plata proveniente de los territorios españoles de América y además de ser un
poderoso factor de crecimiento económico para los países de Europa Occidental,
lo fue también de contribución a lo que se ha venido en llamar la primera
globalización de la economía. El comercio ultramarino solo estaba al alcance de
las economías con capacidad de inversión y de asunción del riesgo que
caracteriza la acumulación primitiva capitalista. Aparte de la monarquía
castellana y portuguesa, esa capacidad solo la tuvieron inicialmente, las
Provincias Unidas holandesas y posteriormente Inglaterra. El dominio del
comercio ultramarino era de las grandes compañías mercantiles desde mediado el
siglo XVI hasta la Revolución Industrial. Las compañías de las Indias
Orientales eran las más grandes y poderosas, ya que el comercio con Asia
producía los mayores beneficios, la VOC holandesa fue la mayor y de mayor
éxito. La East Indian Co. inglesa formada con aportaciones de sus socios de 30.000
libras para el primer viaje a la India. La transformación de las formas
societarias fue una innovación holandesa, que inventaron las sociedades por
acciones cuyo capital era una inversión a largo plazo. La segunda
característica fundamental de estas nuevas instituciones mercantiles era su
carácter de compañías internacionales, pues recogían capital de diferentes
nacionalidades (alemanes, polacos, austriacos, daneses, etc). Del mismo modo la
compañía danesa de las Indias Orientales se constituyó con capital holandés.
Sin embargo, hasta la llegada de las compañías multinacionales, estas empresas
continuaron siendo nacionales.
36La resistencia española a permitir el comercio americano a ingleses,
holandeses y franceses por el riesgo que comportaba para el monopolio español y
ello pese a la importante presencia del contrabando y de la corrupción de los
funcionarios castellanos, ya desde la época de Cisneros y Las Casas, provocó
que tanto unos como otros persiguieran la ocupación y establecimiento de
colonias propias en el Caribe y en Tierra Firme, al igual de lo que había
ocurrido en el Norte a partir del siglo XVII, ya que los españoles habían sido
incapaces de ocupar y colonizar los territorios al norte del rio Grande y del
Missouri. Franceses, ingleses y holandeses iniciaron la colonización de lo que
hoy son los Estados Unidos y el Canadá.
37La historiografía
académica viene apoyando la idea de que durante la era del Mercantilismo
(siglos XVI al XVIII) y pese a que los objetivos económicos de españoles, portugueses,
holandeses e ingleses eran prácticamente iguales, la acumulación de reservas de
plata y oro, las consecuencias estructurales del comercio fueron muy diferentes
(Schultz)12 para los
imperios portugués13 y español, y
para ingleses y holandeses. Francia, pese a aplicar una política mercantilista
en su expansión colonial, tuvo resultados ambiguos según que hablemos del
Caribe, o de América del Norte. Mientras que los imperios hispánicos se
desarrollaron en base al sistema tardo medieval de la regalía y las colonias
eran un patrimonio real sometido a un régimen de monopolio de explotación y de
comercio. Para ingleses y holandeses la colonización y la actividad del
comercio era una iniciativa privada de riesgo y la intervención del Estado en
el caso inglés se producía a requerimiento de los interesados para obtener
protección real, o en el caso holandés protección militar. Desde luego el tema
era más complejo y determinó una actividad diplomática y militar cada vez más
comprometida para ingleses y holandeses, pese a que el esfuerzo principal lo
realizaba la incipiente burguesía capitalista, ausente de España y de Portugal.
En este último país eran los judíos los que asumían los riesgos14.
38Inicialmente se
extraen de América metales preciosos, gemas, madera y materias primas y se le
envían manufacturas, teniendo que importarse las semillas y las plantas que no
existían en América, para asegurar el abastecimiento de los colonos. La caña de
azúcar se importa de Madeira15 y de
Canarias, pero solo a partir de 1610 van a aparecer las primeras plantaciones
en Sto. Domingo. Este es otro hecho importante del desarrollo colonial, la
aparición de las plantaciones frente a las haciendas y las estancias que habían
sido características de la zona continental. El crecimiento de la demanda de
azúcar y tabaco en Europa disparó la necesidad de incrementar la producción
para lo que no estaban preparados ni la población, ni el territorio americano.
Por ello a partir del siglo XVII se desata una actividad militar intensa en el
Caribe por cuenta de ingleses, holandeses y franceses a la búsqueda de islas, o
territorios de Tierra Firme que España y Portugal no controlasen. Las
ocupaciones se suceden continuamente y en virtud de la necesidad urgente de
disposición de mano de obra, crece exponencialmente la actividad de los
esclavistas.
39A lo largo del siglo XVII y principios del siglo XVIII, holandeses,
ingleses y franceses van a ocupar islas del Caribe, en las que España no
ejercía soberanía por un total de 46.000 kilómetros cuadrados, de los que los
territorios mayores son Jamaica con 10.991 kilómetros cuadrados y Haití con
27.750 kilómetros cuadrados. Junto a esto, los holandeses ocupan el norte de
Brasil, la zona de Bahía y la retienen durante 50 años y los ingleses se
instalan en la Costa de los Mosquitos de Honduras de la que solo se irán
después de la Paz de Utrecht. Lo importante de estos hechos es que ya no se
trata de expediciones ocasionales o de piratería sino de establecimientos
permanentes con colonos y un plan de explotación económica que va a ser
decisivo en la creación de los imperios americanos de los tres países.
40El imperio español y el portugués tendrán que esperar al siglo XVIII, con
Pombal y Carlos III, para tener algo parecido a la libertad de comercio y esta
llega cuando el mal ya estaba hecho y las posibilidades de recuperación de la
economía colonial eran bastante débiles.
41La ideología mercantilista y su secuela de regalismo colonial va a
prevalecer a lo largo del periodo colonial, frente a la pujanza de las
economías industriales de los Países Bajos e Inglaterra que expanden sus
mercados, coloniales o sometidos militarmente a costa de españoles y
portugueses, situándose en las áreas marginales que aquellos no ocupaban tales
como las Guayanas, el territorio de Luisiana, la península de Florida,
Terranova y por supuesto Norteamérica y Canadá, junto con las conquistas en el
Caribe, que a lo largo del siglo XVII se van a consolidar definitivamente. Tal
es el Caso de Jamaica que en 1655 pasa definitivamente al dominio inglés y se
nombra a su primer gobernador; ¡¡¡el pirata Henri Morgan !!!.
42El mercantilismo fue un gran impulsor del esclavismo en función de las
necesidades del comercio ultramarino asociado a la producción de azúcar y
tabaco que son los dos productos de exportación de mayor valor añadido de
América si excluimos a los metales preciosos.
43Durante los siglos XVII y XVIII los esclavos negros introducidos en
Jamaica, 2.318.252, tenían un valor de 25 millones de libras, con unos beneficios
en torno al 8 a 10% del capital invertido. Pero dado el mayor precio del azúcar
jamaicano frente al producido en Haití (Saint Domingue francesa) y dado que
tenían un monopolio de comercio con Inglaterra, se provocó un conflicto
político entre la burguesía colonial y la naciente burguesía industrial
metropolitana que se saldará a favor de esta última, impulsora del movimiento
antiesclavista y finalmente, la que lleva adelante la abolición y la
ilegalización de la trata.
44La independencia de los trece Estados que forman los EE.UU de América,
alteró profundamente el statu quo americano que después de la Guerra de los
Siete Años parecía que había entrado en una fase de paz y estabilidad aceptada
por todos los imperios coloniales de América. Los británicos se habían
asegurado el acceso al mercado colonial español y esta situación solo se verá
perturbada por la independencia americana y la reclamación de ese derecho por
las antiguas colonias.
NOTAS
1L. BETHEL. Historia de América
Latina; Tomo IV, América Latina Colonial: población, sociedad y cultura.
Cambridge University Press; Traducción de Editorial Crítica, Madrid 1972.
2A. VÁZQUEZ ESPINOSA; Compendio y
Descripción de las Indias. Madrid 1628. Reedición de 1969
3K. MORGAN; Cuatro siglos de
Esclavitud Trasatlántica. Editorial Crítica, Madrid 2017.
4Corcino Medeiros dos SANTOS, Negros e
tabaco nas relações Hispano-Lusitanas do Rio da Prata, Actas do Congresso
Internacional Atlântico de Antigo Regime: poderes e sociedades, Instituto
Camões, 2005.
5Sobre Brasil vd. Luiz Felipe
ALENCASTRO, O trato dos viventes: formação do Brasil no Atlântico Sul, São
Paul, Companhia das Letras, 2000
6W. JOHNSON,
River of Darkdreams: Slavery and Empire in the Cotton Kingdom. Esclavitud y
Capitalismo: La alargada sombra de las plantaciones esclavistas del XIX sobre
la economía capitalista contemporánea. Documento electrónico, 2014.
7A. SMITH, Sobre el Origen y las
Causas de la Riqueza de las Naciones. Alianza Editorial. Madrid, 2000.
8E. WILLIAMS, Capitalismo y
Esclavitud. Editorial Traficantes de Sueños. Madrid, 2011.
9R.W. FOGEL y S.
L. ENGERMAN, Time on the Cross. The Economic of the American Negro Slavery.
Editor Little Brown and Company. Boston
1974.
10K. MORGAN, op.cit.
11E. WILLIAM, op.cit.
12H. SCHULTZ, Historia Económica de
Europa, 1500-1800. Editorial Siglo XXI. Madrid 2001.
13Stuart B. SCHWARTZ, Prata, açúcar e
escravos: de como o império restaurou Portugal. Tempo [online]. 2008, vol.12,
n.24, pp.201-223. ISSN 1413-7704. http://dx.doi.org/10.1590/S1413-77042008000100011 ; Gustavo Acioli
LOPES, Negócio da Costa da Mina e comércio atlântico: tabaco, açúcar, ouro e
tráfico de escravos, Pernambuco (1654-1760), tesis doctorado, Faculdade de
Filosofia, Letras e Ciências Humanas, São Paulo, 2008. http://www.teses.usp.br/teses/disponiveis/8/8137/tde-01122009-093954/pt-br.php
14H.S. KLEIN, The
Atlantic Slave Trade. Cambridge University Press, 2010. Además, los traficantes
portugueses conversos fueron los señores absolutos del trato esclavista para el
Nuevo Mundo, vd. Ricardo Escobar QUEVEDO. Inquisición y judaizantes en América
Española (siglos XVI-XVII). Bogotá, Editorial Universidad del Rosario, 2008, p. 221.
15Leonor Freire COSTA, O Transporte no
Atlântico. As Frotas do Açúcar (1580-1663), Lisboa, Instituto Superior de
Economia e Gestão da Universidade Técnica de Lisboa, 2001. https://www.repository.utl.pt/handle/10400.5/8817
No hay comentarios:
Publicar un comentario