ARTE CHINO ANTIGUO
En un camino de montaña en primavera (Detalle)
Ma Yuan (Public Domain)
La antigua China abarcaba un paisaje geopolítico vasto
y en constante cambio, y como es de esperarse, el arte que produjo durante tres
milenios es igual de variado. Aun así, a pesar de los continuos
desarrollos técnicos indígenas, los cambios en los materiales y en el gusto y
la influencia de ideas extranjeras, existen ciertas cualidades inherentes
al arte chino que hacen posible describirlo en términos generales y reconocerlo
sin importar dónde o cuándo se produjo o con qué fin. Estas cualidades
esenciales incluyen el amor por la naturaleza, la creencia en el poder moral y
educativo del arte, la admiración por la simplicidad, el reconocimiento de una
pincelada experta, un interés por considerar el tema de la obra desde
varias perspectivas y la lealtad a los motivos y diseños más utilizados, desde
las hojas de loto hasta los dragones. El arte chino influiría enormemente
en el arte de sus vecinos de Asia Oriental, y el reconocimiento mundial de su
talento, especialmente en cerámica, pintura y en el trabajo del jade continua
hasta el día de hoy.
El propósito del arte
Una diferencia importante entre China y
muchas otras culturas antiguas es que una gran proporción de los artistas
chinos no eran profesionales sino caballeros (y algunas damas) aficionados que
también eran eruditos. Estudiosos de Confucio y sus principios, que solían dedicarse
a la literatura y publicaban poesía. El arte era,
para ellos y para su audiencia, un medio de plasmar y presentar el enfoque filosófico hacia la vida
que les importaba. Por esta razón, el arte que producían suele ser
minimalista y sin artificios, incluso, quizás, un poco austero para los ojos
occidentales. El arte, a lo largo de la mayor parte de la historia de
China, estuvo destinado a expresar el buen carácter del artista y no solamente
a exhibir sus talentos artísticos prácticos. Muchas de las personas que
producían y consumían arte buscaban esos principios del confucianismo como la decencia o li.
Naturalmente, también había artistas
profesionales empleados por la corte Imperial o los mecenas acaudalados para
decorar las paredes e interiores de sus finos edificios o tumbas. Por
supuesto, también había miles de artesanos que convertían los materiales
preciosos en objetos de arte para algunos pocos que podían costearlo, pero no
se consideraban artistas en el sentido moderno de la palabra. Las
verdaderas artes de mérito en China eran la caligrafía y la pintura. Si el
mundo del arte actual se ve aquejado por cierto esnobismo, quizás China haya
sido, en aquel entonces, la primera en sucumbir a los cuestionamientos de qué
es, y qué no es, arte.
En China se desarrolló el concepto del
experto en arte, por lo que cada vez más personas se convirtieron en
coleccionistas. Se publicaban textos que guiaban a las personas a través
de la historia del arte chino con clasificaciones muy útiles sobre los
diferentes méritos de los artistas del pasado. En cierto modo, el arte se
estandarizó y existían convenciones a las que había que adherirse. Se
esperaba que los artistas estudiaran a los grandes maestros y que copiaran sus
trabajos como parte de su educación. Una de las fuentes de consulta más
famosa y duradera para juzgar el arte es la lista de seis puntos del crítico e
historiador del siglo VI a. C., Xie He, publicado originalmente en
el Antiguo registro de clasificación de pintores,
que, actualmente, se encuentra perdido. Al considerar los méritos de una
pintura, el espectador debe evaluar lo siguiente (considerando el punto uno
como el más importante y esencial):
- Resonancia de espíritu, lo que significa
vitalidad.
- Método de Hueso, que significa la manera en
que se usa el pincel.
- Correspondencia con el objeto, que significa
la descripción de las formas.
- Adecuación al tipo, que tiene que ver con la
aplicación de las capas de color.
- División y planeamiento, esto es, la ubicación
y la disposición.
- Transmisión por copia, esto es, la copia de
modelos. (Tregear, 94)
Estas reglas, relativamente rígidas, para la
creación y la apreciación del arte fueron provocadas, en ese entonces, más que
nada por la creencia de que el arte debía, de algún modo, beneficiar al
espectador. La idea, o mejor dicho, la aceptación de que el arte podía y
debía expresar los sentimientos del propio artista no llegaría hasta épocas más
modernas. Aun así, eso no quiere decir que no hubiera, al igual que en
cualquier otra parte del mundo, excéntricos que ignoraban las convenciones y
creaban obras de una forma propia e inimitable. Hay casos de artistas en
China que pintaban al son de la música sin ni siquiera mirar al cuadro, había
un artista que solo pintaba cuando estaba ebrio y utilizaba su gorra en lugar
de un pincel, estaban los que pintaban con los dedos de las manos o de los
pies, e incluso un artista de acción que derramaba tinta en una tela de seda
extendida en el piso de su estudio y después arrastraba a uno de sus asistentes
sobre ella. Lamentablemente, los resultados de esas innovaciones no
sobrevivieron para que las podamos disfrutar en los museos de arte asiático del
mundo actualmente.
Caligrafía de Li Po
Li Bai (Public Domain)
Caligrafía
El arte de la caligrafía, y para los antiguos
chinos sin duda era un arte, tenía como objetivo demostrar el mayor control y
habilidad en la utilización del pincel y la tinta. La caligrafía se
estableció como una de las principales formas de arte chinas durante la
dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C.) y durante los dos milenios siguientes se
esperaba que todos los hombres educados la dominaran. Algunas mujeres, al
menos algunas personalidades de la corte, fueron reconocidas por ser talentosas
calígrafas, especialmente la dama Wei (272-349 d.C.) que dijo que le había
enseñado al gran maestro Wang Xizhi (303-361 d.C.).
Mucho más allá de la mera escritura, este
arte utilizaba la variedad de espesores en la pincelada, los ángulos sutiles y
la conexión fluida entre las letras, todo perfectamente dispuesto en los
espacios imaginarios de la página, para crear un conjunto estéticamente
agradable. Rápidamente se desarrolló un conocimiento especializado y la
caligrafía se convirtió en una de las seis artes clásicas de la antigüedad
junto con el rito, la música, la arquería, las carreras de cuadrigas y los
números.
Las técnicas y convenciones de la escritura
influirían en la pintura, y los críticos buscaban en los artistas la fuerza de
la pincelada, la espontaneidad y las variaciones para producir la ilusión de
profundidad. Otra influencia de la caligrafía en la pintura fue la
importancia que se le dio a la composición y al uso del espacio en
blanco. Finalmente, la caligrafía fue tan importante que incluso apareció
en los cuadros para describir y explicar lo que se estaba viendo, para
indicar el título (aunque de ninguna manera eran los artistas originales los
que le ponían el título a todas las obras) o documentar el lugar donde había
sido creada o la persona a quien estaba dirigida. Al final, este tipo de
notas e incluso poemas se volvieron parte integral de la composición general y
una parte inseparable de la pintura en sí. Hubo, también, una tendencia en
la que los propietarios y coleccionistas posteriores agregaban más
inscripciones, incluso agregando partes extras de papel o seda para
acomodarlas. Por ejemplo, desde el siglo VII d.C., los propietarios de las
obras solían agregar sus propios sellos en tinta roja. Pareciera que las
pinturas chinas estaban destinadas a tocarse y decorarse con fina caligrafía
perpetuamente.
Pintura
Los pintores chinos pintaban en diferentes
materiales y en muchos formatos. Los formatos más conocidos eran los muros
(desde alrededor del 1100 a.C.), los ataúdes y cajas (desde alrededor del 800
a.C.), las pantallas (desde alrededor del 100 d.C.), los rollos de seda
que se diseñaban para apreciarse en la mano o colgados en las paredes (desde
alrededor del 100 d.C. en formato horizontal y desde alrededor del 600 d.C. en
vertical), los abanicos estáticos (desde alrededor del 1100 d.C.), las
tapas de libros (desde alrededor del 1100 d.C.) y los abanicos plegables (desde
alrededor del 1450 d.C.).
Eunucos chinos
Unknown Artist (Public Domain)
Los materiales más utilizados por los
primeros artistas fueron la madera y el bambú pero luego se adoptaron los
siguientes: muros de yeso (desde alrededor del 1200 a.C.), seda (desde
alrededor del 300 a.C.) y papel (desde alrededor del 100 a.C.). El lienzo
sería utilizado ampliamente recién a partir del siglo VIII d.C. Los pinceles se
hacían con pelos de animal cortados en punta que se ataban a una caña de bambú
o a un mango de madera. Es significativo que estos fueran precisamente los
mismos instrumentos que utilizaba el calígrafo. Las tintas que se
utilizaban se hacían frotando torta seca de materia animal o vegetal mezclada con
minerales y pegamento contra una piedra húmeda. Cada artista tenía que
trabajar laboriosamente para hacer sus tintas ya que no existía la producción
comercial.
Los dos temas más populares de la pintura
China fueron los retratos y los paisajes. Los retratos en el arte chino
comenzaron en el periodo de los Reinos
Combatientes (siglos V-III a.C.) y se realizaban
tradicionalmente con gran moderación, ya que solían representar a un
erudito, monje u oficial de la corte y, por lo tanto, debían, por
definición, tener un carácter moral que tenía que ser retratado por el
artista. Por esta razón, los rostros son en apariencia imperturbables con
apenas un rasgo de emoción o carácter expresado sutilmente. Habitualmente
el carácter del sujeto está expresado mucho más claramente en su actitud o en
su relación con otras personas en el cuadro, sobre todo en los retratos de los
emperadores y las figuras budistas.
Sin embargo, hubo instancias de retratos más
realistas que pueden verse especialmente en los murales de los
sepulcros. Una rama de la pintura de retratos fue representar figuras
históricas en ciertas escenas instructivas de su vida para mostrar los
beneficios del comportamiento moral. Naturalmente, también había pinturas
de personas que tenían objetivos menos nobles, que incluyen las populares
escenas familiares chinas que solían retratarse en un jardín.
Mujeres Han, Tumba Dahuting
Unknown Artist (Public Domain)
La pintura de paisajes existió desde que
existen los artistas pero el género verdaderamente despegó durante la dinastía Tang, en
la que los artistas comenzaron a interesarse mucho más por el lugar de la
humanidad en la naturaleza. Generalmente, figuras humanas pequeñas guían
al espectador a través de un paisaje panorámico de montañas y ríos en las
pinturas Tang. No es de extrañar que las montañas y el agua dominen la
pintura de paisaje ya que en China la palabra para paisaje se traduce
literalmente como «montaña y agua». También se representaban árboles y
rocas y la escena completa solía tener la intención de capturar una estación
del año en particular. El uso de los colores era limitado: o bien se
pintaba todo en varios tonos de un mismo color (cuyas raíces se encuentran en
la caligrafía) o se combinaban dos colores, habitualmente, azules y verdes.
Siguiendo la creencia Taoísta de que resulta
ventajoso contemplar la serenidad de la naturaleza, es raro encontrar algo que
perturbe la tranquilidad de las pinturas de paisajes, tales como personas
trabajando en el campo, así también la intención de la pintura es ilustrar
lugares generales. Aunque, en periodos posteriores se verían escenas de la
naturaleza más íntimas y abstractas concentradas en temas muy específicos como
los jardines de bambú. Las pinturas detalladas de un solo animal, flor o
pájaro fueron especialmente populares desde la dinastía Song (960-1279 d.C.) en
adelante, pero eran consideradas artísticamente inferiores a otras categorías
de la pintura china.
Aun así, algunos animales se convirtieron en
símbolo de ciertas ideas y aparecieron en las pinturas del mismo modo que ya
habían aparecido en otras formas artísticas como las obras en bronce. Por
ejemplo, una pareja de patos mandarines significaba un matrimonio feliz, un
ciervo representaba el dinero y los peces la fertilidad y la abundancia. De
igual modo, las plantas, flores y arboles tenían su propio significado. El
bambú crece derecho y centrado al igual que debe ser un buen académico, el pino
y el ciprés representan la resiliencia, los duraznos la vida longeva, y cada
estación tenía su propia flor: peonía, loto, crisantemo y ciruelo.
El viaje del emperador Ming Huang a Shu
Unknown Artist (Public Domain)
La profundidad en las pintura se lograba
introduciendo neblina o un lago en el medio del paisaje lo que daba la ilusión
de que las montañas se encontraban más atrás. Otras técnicas eran utilizar
tinta más clara y pinceladas más débiles para pintar objetos más distantes y
reproducir con tinta más oscura y con más detalles los objetos en primer
plano. Otra característica común de la pintura china era pintar la escena
desde diferentes puntos de vista y desde varias perspectivas. Una de las
pinturas más famosas de todas las pinturas de paisaje chinas es del siglo VIII,
está pintada sobre seda y es conocida como «El viaje del emperador Ming Huang a
Shu». Es una obra de arte expansiva y detallada de las escenas de montaña
típicas del estilo Tang, que utiliza solo azules y verdes. El original se
ha perdido pero se puede ver una copia tardía en el Museo del Palacio de
Taipei.
Escultura
Las figuras escultóricas a gran escala no
sobrevivieron bien pero se pueden ver algunos ejemplos monumentales como los
que se encuentran tallados en la ladera de la montaña de las Grutas de Longmen,
en el templo de
Fengxian, cerca de Luoyang. Las figuras que datan del año 675 y que miden
17.4 metros de altura representan al Rey Celestial Budista y a sus demonios
guardianes. Otro ejemplo famoso de escultura china en tamaño real son las
figuras del «Ejercito de Terracota» de Shi Huangdi. Más de 7000 figuras de
guerreros, 600 caballos y varias cuadrigas se dispusieron para guardar la tumba del
Emperador de la dinastía Qin del siglo III a.C. Se realizó un gran esfuerzo
para representar cada figura de manera única a pesar de que todas fueron
realizadas con un repertorio limitado de partes del cuerpo ensambladas hechas a
partir de moldes. Las caras y el pelo, en especial, se modificaron para
dar la ilusión de un ejército real compuesto por individuos únicos.
Con respecto a las obras de menor escala, la
dinastía Shang (alrededor del 1600-1046 a.C.) es famosa por sus trabajos en
bronce. Las formas comunes de las vasijas de bronce son los calderos de
tres pies, algunas veces los pies representan animales, pájaros o
dragones. Las vasijas pueden ser circulares o cuadradas y muchas tienen
tapas y asas. Las decoraciones en relieve incluyen patrones repetidos,
máscaras y motivos de volutas. Los artistas de la dinastía Shang también
produjeron vasijas en forma de animales en tres dimensiones como carneros, elefantes
y criaturas mitológicas.
Zun de bronce de la dinastía Shang
The British Museum (Copyright)
En el periodo Han, las esculturas de tamaño
pequeño tenían la forma de piedras o ladrillos estampados o esculpidos con
escenas en relieve y son especialmente comunes en tumbas. Hay ejemplos
admirables provenientes de la comarca de Wu Liang, en Jiaxiang. De los
años 151 d.C. o 168 d.C., hay alrededor de 70 losas en bajorrelieve con escenas
de batallas y figuras históricas famosas, como Confucio, todas
identificadas por tener textos que las acompañan y por abarcar una cronología
de la historia china en un registro pictórico similar al de un libro de
historia.
También en el periodo Han, fueron populares
las esculturas de caballos en bronce fundido. Generalmente, se
representaban a todo galope con un solo casco tocando la base por lo que casi
parecía que volaban. Las estatuillas de cerámica de una mujer, un hombre o
un sirviente de pie son comunes en el periodo Han. El bronce fundido se
utilizaba para realizar estatuillas pequeñas y quemadores de incienso
decorados. Solían tener incrustaciones de oro y plata o estar bañados en
oro. Una pieza magnifica es una lámpara de bronce bañada en oro con la
forma de una criada niña arrodillada, que data de finales del siglo II d.C.
Mientras que las tumbas de los emperadores y
las personas importantes a veces tenían estatuas de grandes figuras ubicadas
afuera, las últimas esculturas fueron de tema Budista. Durante la dinastía
Tang, la riqueza de los monasterios Budistas permitió una gran producción de
arte religioso. Los temas más populares, como siempre, fueron Buda y los
Bodhisattvas, e iban desde estatuillas en miniatura hasta estatuas de tamaño
real. Al contrario que en periodos anteriores, las figuras eran mucho
menos estática y su movimiento fluido y sugerente incluso provocó críticas de
algunos que decían que las figuras religiosas, en ocasiones, se parecían más a
bailarinas de la corte.
Jarrón esmaltado tricolor Tang
The British Museum (Copyright)
Cerámica
Los chinos eran maestros de la alfarería y la
cerámica. Produjeron de todo, desde pesadas y funcionales tinajas de
almacenamiento hechas en barro hasta cuencos exquisitamente decorados hechos
con la porcelana más fina, desde jarrones hasta taburetes de jardín, de teteras
a cojines. Produjeron el primer esmalte para cerámica, la primera cerámica
celadón verde y las primeras cerámicas con bajo esmalte pintadas con azul
cobalto. Los primeros desarrollos en las técnicas y en los hornos llevaron
a lograr tanto temperaturas de cocción más elevadas como la primera cerámica
vitrificada durante el periodo Han. La cerámica, especialmente las vasijas
pintadas con engobe gris que se encontraron en las tumbas del periodo Han,
solían imitar la forma y la decoración de las vasijas de bronce, lo que sería
un objetivo de muchos alfareros de periodos posteriores. La arcilla se
utilizaba para producir pequeños modelos en bajo esmalte de casas comunes que
se ubicaban en las tumbas para acompañar a los muertos y, probablemente, para
simbolizar la necesidad de encontrar un nuevo hogar. Muchos de estos
modelos se completaban con corrales adyacentes y estatuillas de sus ocupantes y
animales.
Los alfareros Tang alcanzaron un nivel de
especialización en la técnica mayor al de cualquier otro de sus
predecesores. En el periodo se desarrollaron nuevos colores de esmalte que
incluían azules, verdes, amarillos y marrones que se produjeron a partir del
cobalto, el hierro y el cobre. Los colores se mezclaban, también,
produciendo los objetos tricolores por los que el periodo Tang es
famoso. Algunas veces, también se utilizaban ricas incrustaciones de oro y
plata para decorar las cerámicas Tang. En los periodos Yuan (1271-1368
a.C.) y Ming (1368-1644 a.C.) se producirían cerámicas aún más famosas con la
decoración distintiva, y muy copiada para ideas de diseño, de azul sobre
blanco, que en si misma copiaba pinturas chinas anteriores.
Dragón de jade Hongshan
David Owsley Museum (Copyright)
Artes menores
Oro, plata, cobre, bronce, marfil, vidrio de
color, esmalte, piedras preciosas, piedras duras semipreciosas, seda, madera y
ámbar fueron todos materiales que se transformaron en objetos de arte
realizados por artesanos dotados, pero quizás los materiales chinos que
constituyeron la quintaesencia de las artes menores hayan sido el jade y la
laca. El jade era particularmente estimado en China por su rareza,
durabilidad, pureza y porque se asociaba con la inmortalidad. Utilizaban
taladros circulares de corte y herramientas de hierro para tallar los
materiales duros y convertirlos en todo tipo de joyas, objetos cotidianos y
estatuillas de animales, personas y criaturas míticas, especialmente
dragones. El jade se utilizaba especialmente para realizar objetos
rituales tales como el disco bi y los tubos cong,
ambos fueron hechos en gran cantidad pero su función es desconocida. Un
uso deslumbrante y único del jade fue la creación de “armaduras” para cubrir el
cuerpo de los muertos en las tumbas reales Han. Las “armaduras” cubrían
los contornos del cuerpo y estaban hechas de hasta dos mil piezas rectangulares
de jade talladas individualmente y cosidas entre sí con alambre de oro o plata.
La laca, un líquido de goma y resina, se
utilizaba en China para revestir objetos de madera y otros materiales desde el
periodo Neolítico. Se utilizaba para colorear y embellecer pantallas,
mobiliario, cuencos, copas, esculturas, instrumentos musicales y ataúdes, que
podían estar tallados, grabados o tener incrustaciones y representaban
escenas de la naturaleza, la mitología y la
literatura. El estado financiaba y supervisaba la producción de objetos
laqueados y había diferentes escuelas en el arte del laqueado que producían
formas comunes pero con diseños distintivos reconocibles. Los objetos
cotidianos laqueados se podían ver en platos, copas y jarrones. Al igual
que la cerámica, solían imitar a las vasijas de metal pero las decoraciones eran
más elaboradas, especialmente con escenas de criaturas míticas que
aparecían por detrás de las nubes y que probablemente representaban el mundo
espiritual de la vida después de la muerte.
Bibliografía
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